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dijous, 9 d’agost del 2018

El individuo contra el Estado

Ese es el lema de los caballeros neoliberales del Rey Arturo. El individuo contra la maquinaria, la burocracia; el que lucha por sus derechos y, al final..., vence porque la ley funciona y es la ley la que debe hablar porque ella, según Casado, marca la moral del momento. La moral del momento manda que no debe dimitir porque él no ha hecho nada ilegal.

Es convicción general que este obstinado mozo debiera haber dimitido hace unas fechas, quizá antes de presentarse a las primarias. Que se empecine en permanecer causa pasmo general y hasta algún demoledor ataque, como el artículo de Máximo Pradera en Público, titulado reptilianos. Y demoledor es poco.

Casado tiene que irse no por lo que haya hecho o dejado de hacer directamente y que será delito o no, sino por la contaminación que supone encontrarse en el mismo vagón de la imputada Cifuentes y por los mismos motivos. Si Cifuentes no puede ser presidenta de nada, tampoco su compañero de viaje, Casado. 

Es un código no escrito pero convencional de las sociedades democráticas: dimitir no solo por razones legales sino también políticas, cuya valoración queda a la moral del tiempo que de ningún modo se ajusta a la literalidad de la ley. Las evidencias contra Casado son tan abrumadoras que debiera marcharse ipso facto. De ese modo ahorraría a su partido el desgaste que sufre y, al propio tiempo, tendría más tiempo para defenderse en los tribunales en la esperanza, que todo el mundo le desea, de salir airoso de la prueba. 

diumenge, 22 de juliol del 2018

La realidad y la ilusión

Casi parece fabuloso lo sucedido en el XIX congreso del PP. Unas primarias en el partido del dedazo. Un congreso de autosatisfacción. Ni una palabra sobre corrupción. Ideas peregrinas sobre lo que había pasado: la moción de censura fue una puñalada trapera de una coalición de perdedores. Sánchez entró por la puerta de atrás. Rajoy, en cambió, entró por la principal, se atribuyó el fin de ETA, se glorió de expulsar a Catalunya, votó al revés y se fue. Se enfrentaban dos candidatos sin nada, absolutamente nada que decir, aunque no que morder. Con razón renunciaron al debate en la tele. Hubiera sido una hora de espantoso ridículo. Los dos envueltos en la rojigualda hasta la escena de Mata-Hari con abanico. No son gente de ideas y tampoco de palabras ordenadas en oraciones más largas que meras órdenes. Nadie tampoco espera razones; nadie estaba allí por ideología sino para elegir al baranda siguiente, ganar las elecciones y seguir con el trajín de viva España y su saqueo. Dos muñecos, en realidad, dos autómatas, como los que imaginaron los cartesianos. El momento culminante del congreso fue la exhibición de quietud robótica, todos los autómatas puestos solemnemente en pie mientras sonaba el himno español, cuyas notas a punto estuvieron de arrancar lágrimas de emoción de Cospedal, prueba de que hasta los mecanismos vivientes de La Mettrie tienen sentimientos, patrióticos sentimientos. Fue un acto de símbolos secuestrados: la bandera hasta en la sopa, el himno, la identificación con la nación o, mejor dicho, la imposición de una idea de nación, todo al servicio de un partido orgulloso de su pasado de servicio a España que incluye sentencias individuales y colectivas condenándolo por saquearla. Ha resultado elegido Pablo Casado, alter ego o clon de Albert Rivera. Se cierra la renovación generacional, pero no aumenta ni una gota el caudal del discurso de la derecha. Casado es tan huero, pretencioso y trivial como Rivera. Si lo han elegido es porque gana al catalán en anticatalanismo. Sáenz de Santamaría fracasó en Catalunya. Le pasan el mando a Casado que promete organizar mejor Tabarnia como quinta columna del nacionalismo español. Porque hasta los más despistados del reino se han enterado ya de que Catalunya es una cuestión de Estado, de Estado español. Y por serlo, debe resolverse por cualquier medio, con la ley, la Constitución, los tribunales, el ejército de Cospedal, la policía nacional, la guardia civil, las cloacas del Estado, los medios de comunicación, lo que haga falta para extirpar el separatismo.

Parece real, ¿verdad? Pues es una ilusión. Ningún partido español -y menos estos de la derecha- tiene proyecto alguno para España como Estado. Excuso decir nación. Son cuatro partidos, sin duda representativos de las opiniones de los españoles, mal avenidos y solo coincidentes en un "no" a Catalunya. Como base para construir un diálogo parece escasa. Ninguno de ellos muestra siquiera ser capaz de comprender qué significa orientar la acción legislativa en una sociedad compleja y llena de desequilibrios, desigualdades y conflictos.

Del otro lado, Marta Pascal se retiró ayer, dejando vía libre a la confluencia de la Crida con el PDeCat. Pero esa confluencia habrá de analizarse con cuidado porque afecta a la autodefinición de la Crida como organización suprapartidista. Las confluencias de Podemos, salvadas diferencias ideológicas son interesantes experiencias. Un partido político que se integra como tal en una organización suprapartidista suena raro y, además, obliga a definirse a los otros miembros que no pertenecen al partido a recordarlo permanentemente. La confluencia puede darse también de otras maneras, como confluencia electoral, dando libertad de voto a los votantes (ça va de soi) y también a los militantes, permitiendo la doble militancia o cualquier otra forma que no dañe la imagen de la Crida como organización ajena a los partidos u organización de los que no tienen partido. Resta recordar que la Crida es una organización a término, como se dice en la administración, y una incorporación del PDeCat a la Crida lo obligaría a desaparecer con esta, salva acusación de felonía. Para completar el cuadro, lo primero que debe aclararse a satisfacción general es la posición del presidente Puigdemont. En su caso, la doble militancia debe quedar excluida en pro de la presidencia de la Crida. Igual que el PP se identifica con la monarquía española y es un partido, La Crida se identifica con la República Catalana y no puede ser ningún partido sino un movimiento ciudadano por la República Catalana. La coexistencia de la Crida con otros partidos con un estatuto distinto es perfectamente posible siempre y cuando aquella no parezca ser la pantalla de uno de ellos. Eso solo puede garantizarlo Puigdemont. Con hechos. 

Parece ilusión, ¿verdad? Pues es una realidad. Puigdemont, con la legitimidad que todo el mundo le reconoce, en libertad en Europa gracias a Llarena, organizará en breve el Consejo de la República con representación de todo el bloque independentista. Será el gobierno en el exilio, presidido por el presidente de la Crida, que no es un partido sino un movimiento de carácter instrumental y transitorio para proclamar la República Catalana. Innecesario decir que esto apunta a elecciones anticipadas inmediatas con las que se pretende que emerja esa República Catalana a los ojos del mundo. 


dimarts, 12 de juny del 2018

El hundimiento del PP y la cuestión de España

Hace unos días, en otro contexto, hube de recordar La caída de la casa Usher. Me revolotea desde entonces como una forma de referirnos al prolongado, lento pero imparable hundimiento de ese inmenso aparato de poder, esa maquinaria delictiva, dicen los jueces, identificada con el Estado que es el PP. El partido de los 800.000 afiliados, según dicen y más de 800 imputados, según rezan las actas judiciales en medio país. Entre ellos rostros desconocidos, de alcaldes de pueblo y rutilantes estrellas del mundo político-mediático como Cifuentes, Bárcenas, González, Gallardón, Rato, etc. También valdría, me decía, el ocaso de los dioses. Pero de dioses no tienen nada; ni mayores ni menores, ni uno ni trino, ni siquiera dioses del mal, como ese que imaginan algunos gnósticos. Nada de dioses, ni semidioses: mortales indignos que robaban hasta los dineros de las huchas de niños, ancianos, parados, dependientes, etc. Verdaderos desalmados. Truhanes.

Las peripecias del PP para reconstruirse, no para refundarse, son pintorescas y darán mucho juego en los medios. Alguien ha dicho que se requiere un congreso extraordinario para hablar de ideología. Algo sorprendente. El PP jamas ha tenido ideología específica fuera de algunas simplezas inconcretas sobre el humanismo cristiano, los valores occidentales, el liberalismo, la familia y la importancia del individuo. Nada para masticar mucho rato. Y, en los últimos años, convertido el partido en una asociación mafiosa puesta a parasitar el Estado, la ideología había pasado a ser motivo de risa. Una asociación de malhechores solo puede tener la ideología del latrocinio. Pero no sé si esto es motivo para un congreso extraordinario o más bien para un seminario sobre prácticas de debida apropiación indebida.

El hundimiento de este retablo de las miserias vergonzantes se completa con la visión apocalíptica de la desintegración de la Patria. El mismo individuo que hace cuatro años proclamaba que, mientras él fuera presidente, no habría liquidación de la soberanía nacional se va dejando un panorama terrorífico después de la batalla: agresiones, gente en la cárcel, gente en el exilio y, no ya una, sino dos Comunidades Autónomas (Euskadi y CAT)  cuestionando la base misma de esa soberanía nacional, pidiendo autodeterminación, mientras una tercera, Navarra, exige referéndum sobre la eternamente aplazada cuestión de Monarquía/República. 


Este gobierno venía con la artillería anticatalana preparada. Y la primera andanada, la provocación de ayer del ministro Borrell, ha servido para hundir el escaso crédito que aquel pensaba ganarse hablando de diálogo y reformas de aquí y de allá. Nada de reformas; el gobierno quiere la guerra y, como no va a preocuparse mucho de cómo la lleve a cabo ni con qué medios, ha puesto al juez Marlaska de ministro del interior, el que no ve torturas en donde los demás sí. 

Un ridículo overkill cada vez más enloquecido. La armadura del PSOE mira toda a Catalunya. Pero la retarguardia, en la que no había pensado, se le ha vuelto en contra. Ya no es solo Catalunya. También es el País Vasco, sumado a la revolución catalana y Navarra que trae otro pleito, el de Monarquía/República.  Una comunidad política democrática de ciudadanos responsables no puede tragarse una Monarquía procedente de un golpe de Estado por malas artes de camarillas y militares. Que algo tan obvio no haya movilizado a la izquierda española muestra cómo están las cosas en este territorio. Nunca es el momento de la República y, además, ahora suena a catalán. 

Pensar que un problema de este calibre puede afrontarse con 85 diputados, 169 jabalíes en contra, los 71 inciertos de Podemos y los 17 independentistas también enfrente carece de todo sentido.

Piénsese bien: dos reclamaciones de referéndum de autodeterminación en sendas CCAA y otra de referéndum estatal sobre monarquía/república que, a no dudarlo, tendrá muchas adhesiones.

Eso no se puede tratar con un plan represivo policial y judicial. Hay que desmontarlo. Tampoco con presos y exiliados políticos. Hay que liberarlos y exonerarlos. ¿Cómo? Con la misma falta de inhibiciones con que se procedió a descabezar el movimiento. Ahora que los descabezadores han perdido sus cabezas, es bueno reconocer que el movimiento independentista jamás perdió las suyas. Y ahí están. No para embestir, pues no son españolas, sino para pensar. 

Si el nacionalismo español quiere ofrecer algo que no sea la represión, tiene que abrir un periodo constituyente en mitad del trayecto de este buque de la Constitución de 1978 que hace agua por todas partes. Algo parecido a una Convención sobre cuya composición y alcance habría que ponerse de acuerdo. Altamente improbable, desde luego y más si en el gobierno prevalece la catalanofobia en todos sus matices, desde el vociferante y agresivo de Borrell, al más ladino de Robles pasando por el autocomplaciente de Ábalos. 

No basta con que cambien su visión de Catalunya. Tienen que cambiar su visión de España. 



divendres, 25 de maig del 2018

La banda pepera de ladrones y su jefe el Sobresueldos

Después de la sentencia de la Audiencia Nacional sobre la Gürtel, ¿qué más hace falta para que esta banda de ladrones y delincuentes que lleva siete años esquilmando en país, se entregue a la policía, reconozca sus crímenes y pague su deuda con la sociedad? ¿Qué más se precisa para obligar a M. Rajoy (a) "El Sobresueldos" a dimitir tras quedar acreditada la caja B del partido que preside y con cargo a la cual cobraba sobresueldos o se hacía pagar los viajes, por mentir presuntamente en sede judicial, por llevar al país a la ruina mientras estos granujas se enriquecían, y por destrozar la convivencia en el Estado, encarcelando a personas inocentes por sus ideas?

¿Qué más se necesita para librar al país de esta pandilla de sinvergüenzas, de los 5 ministros investigados y los seis presidentes de CCAA procesados? Y eso sin contar las decenas, centenares de cargos públicos menores que llevan otros tantos años robando a manos llenas; sin contar la chulería de un Hernando, el renegrido fascismo de una Cospedal; la densa estupidez de un Zoido; el necio señoritismo de un Méndez de Vigo, etc. Y así hasta la saciedad.

Sí, ¿qué más se necesita para que esta colección de facinerosos, embusteros y mangantes finalmente desaparezca de la vida pública? ¿Qué más para que hagan lo que en cualquier país del mundo habrían hecho ya cien veces: dimitir? ¿Por qué han de seguir los españoles soportando los balbuceos de un truhán que no ha hecho más que daño a la ciudadanía?

Preguntas retóricas. En principio no haría falta nada más. Bastaría con lo visto hasta ahora, la reciente detención del malhechor ex-ministro Zaplana y sus ayudantes, los Cotino, para que esta pesadilla se acabara a través de una moción de censura que pusiera fin a esta vergüenza de un gobierno en minoría parlamentaria que gobierna como si tuviera la mayoría gracias a una oposición cuya incompetencia es aun superior a la granujería del gobierno.

Iglesias pide ahora una moción de censura con Sánchez de candidato. El mismo candidato contra el que el mismo Iglesias votó en diciembre de 2015 frustrando su esperanza porque el muy sobrado pensaba que le ganaría en unas elecciones o el alucinado Anguita, consumido por su odio al PSOE, lo convenció de que habría sorpasso. La situación en diciembre de 2015 era la misma que hoy. ¿Cuál es la diferencia? Ninguna, salvo que entonces Iglesias creía que podría salirse con la suya y a tal esperanza sacrificó un país entero. 

Y ¿Sánchez, qué hay de Sánchez, el posible flamante candidato de la moción? No hay nada, salvo la muy sólida sospecha de que, al final, no habrá moción de censura porque si, para ella, tiene que contar con los votos de los independentistas catalanes, Sánchez que es un nacionalista español antes que de izquierda, no hará nada y preferirá que el Sobresueldos siga burlando la justicia y esquilmando España a contar con los votos indepes. Los socialistas preferirían con mucho una moción de censura apoyada por el PSOE, Podemos y C's, una reproducción del gobierno que planteaba Sánchez en diciembre de 2015 e Iglesias boicoteó. Pero, si esta no sale porque, al fin y al cabo, C's no es otra cosa que un PP sin corbata, ¿cuánto va a que PSOE renuncia a la moción para no contar con los votos de los indepes?

No se olvide que Sánchez, a pesar de sus escasas luces, o quizá debido a ellas, es tan centralista, mesetario y franquista de "una, grande libre" como Rubalcaba, su maestro y un tiempo adversario cuando el de Torrelavega pensaba que Sánchez se inclinaba a la izquierda a la que él odia. No hay tal caso. Apenas confirmado secretario general, Sánchez se puso incondicionalmente al servicio del PP, probablemente por mandato expreso de Preparao. 

Y si, al final, gracias a sus esbirros en los medios, a sus intelectuales sumisos, a su oposición claudicante y a la violencia de sus bandas de cachorros nazis y/o fascistas, el partido de ladrones de la Gürtel, se mantiene en el poder, gracias a la incompetencia de la izquierda, ¿cómo se lo explicará esta a sus seguidores? ¿Les dirá que los votos de los catalanistas son peores que el robo y el crimen organizado de esta banda de delincuentes? ¿Que la augusta persona del rey vale más que el respeto a la ciudadanía y la necesidad de dejar de robarla? ¿Que la monarquía es mejor que la República? ¿Que el crimen, la opresión y el engaño son mejores que el recto actuar?

Estamos hartos de decir que una situación tan abusiva y escandalosa, con un puñado de ladrones expoliando el país no se toleraría ni un minuto en cualquier otro país de Europa.

Pero ¿qué sucede? ¿Que España no es Europa?

No.




divendres, 16 de març del 2018

La banda de ladrones y la violencia de su policía

Facturas falsas, elecciones financiadas ilegalmente, sobresueldos Gürtel, pagos en negro, dineros blanqueados, robo a mansalva de dineros públicos, sobrecostes de millones en las obras, malversación a raudales, despilfarro, embustes, mentiras, enchufes, obra pública otorgada como precio de la corrupción, atraco a los pensionistas, hospitales descapitalizados que se caen a trozos, manejo de dinero en negro. La labor de gobierno de la organización de malhechores llamada PP es la ruina de una España saqueada por una banda de ladrones bendecida por la iglesia católica, que se lleva un buen pellizco del saqueo.

Para ocultar todo este latrocinio generalizado la banda de sinvergüenzas que se hace llamar "gobierno", los gobernantes más corruptos de España desde la muerte del genocida, siguiendo su ejemplo, envían a la policía a aterrorizar a los ciudadanos y, a ser posible, detenerlos sin pruebas o con pruebas falsas.

Empezaron con los catalanes; siguieron con los murcianos; continúan con los madrileños de Lavapiés.

Cuando los de Podemos y los del PSOE quieran darse por enterados irán también por ellos.

Y se lo tendrán merecido por cómplices y cobardes

dimarts, 13 de febrer del 2018

La corrala madrileña

¡Ay los madriles! En Valencia, la asociación de presuntos malhechores (de ahora en adelante, PP), iba a lo grande material (Fórmula I, Museos de esto y aquello, aeropuertos para personas) y en lo espiritual (visita del PP y correspondiente cepillo en B, subvenciones oficiales de la Ayuda Exterior); en Madrid, Villa y Corte, va más al cotilleo, lo cutre y el cabildeo de las mafias (tambien presuntas, claro) locales. Pero afecta a todo el partido en todos los niveles. Los cuatro presidentes/as del PP de la Comunidad están pringados/as hasta las cejas en la Gürtel-Lezo-Púnica o cartaginense, por decirlo en exquisita terminología jurídica. 

A todos nos importa un rábano lo que Granados diga sobre la vida privada ajena. El asunto no es ese, aunque dé para la corrala madrileña. 

El asunto es que el PP de la Comunidad de Madrid ha funcionado como una trama mafiosa, esquilmando los recursos de esta, atropellando los derechos de los ciudadanos, conspirando en su perjuicio. Una trama delictiva que se ha asegurado la impunidad a base de comprar literalmente a la prensa y manipular el poder judicial en su beneficio, así como de financiar ilegalmente las elecciones.

La cuestión a la que estas damas y caballeros, tan altaneras y hasta soberbios antaño, deben hacer frente hoy es la de sus responsabilidades penales y/o políticas por los increíbles desmanes y fechorías que han estado cometiendo.

Recientemente se ha resuelto una de ellas tras intrincado periplo judicial en la que los tribunales ordenan derribar la horterada del campo de golf en los jardines de Chamberí (los del Canal) que Aguirre y González impusieron contra todo sentido común, en lugar de la zona ajardinada que estaba planeada en un principio. Gracias a la tenacidad de Hugo Martínez Abarca quien puso en marcha la asociación en contra de la tropelía de los peperos, los madrileños han recuperado lo suyo. Pero, además, esa acción ha servido también para dejar al descubierto los más innobles chanchullos de esta banda con el Canal. Lo de siempre: descapitalización (por restricción o saqueo directo), desmantelamiento y privatización prevista para los amigos y parientes. 

Sería razonable pedir al PP nacional que disuelva el de Madrid y lo refunde con una nueva comisión gestora; sería razonable de no ser porque eso es exactamente lo que habría que hacer con el PP nacional, previa ilegalización, por supuesto.

diumenge, 11 de febrer del 2018

Rajoy en amok

Rajoy parece haberse convencido ya de que en España no lo quiere nadie. Ni los suyos. Escasamente su familia y la fiel vicepresidenta. Pero esta ya no le sirve de nada, pues le han aconsejado que no recurra ante el Tribunal Constitucional los sondeos del CIS ni las encuestas de intención de voto, ni las valoraciones de los líderes. Mire hacia donde mire, todo el mundo le da la espalda. ¡Ingratitud humana! Con lo que él ha hecho por los ricos, los financieros, empresarios, delincuentes, curas y organizaciones fascistas, al tiempo que ha castigado, anulado o reprimido a "los del otro bando". ¡Y ahora quieren prescindir de él, como si fuera una zapatilla vieja!

Pues parece haber decidido dar también aquí la batalla. Si hay que luchar por la supervivencia se pasa al ataque sin contemplaciones y, después de robar el fondo de las pensiones, se le dice a la gente que ahorre si quiere tener alguna y también, de paso, para la educación de sus hijos, para la que tampoco hay dinero porque se lo han fundido en robarlo directamente, regalárselo a los bancos, invertirlo en obras faraónicas inútiles o comprar armas a los yankies y voluntades políticas en las cancillerías europeas en contra de Cataluña. Antes o después del presidente M punto Rajoy, los de su partido preparan el terreno. Villalobos quiere sisar dos eurillos al mes a los suculentos salarios de los trabajadores y no sé qué dama de las aseguradoras ya sugiere a los jubilados que les regalen sus casas a cambio de la pensión de la que el gobierno los ha despojado y sigue despojandolos.

No hay duda: esta unanimidad social en torno a la marcha de Rajoy apunta a una situación de emergencia. Unanimidad que se refleja en la ínfima valoración a lo largo de todo su mandato, siempre como el político peor valorado, aunque a veces décimas por encima de Iglesias. Un presidente del que todos quieren librarse, no solo por incompentente, sino por desvergonzado y aburrido. Y una situación de emergencia porque a la vista está que este hombre ha perdido todo control y corre en amok de un lugar a otro destrozando lo que encuentra. Vamos a ver cuánto tardamos en tener un conflicto diplomático con Bélgica a cuenta de Cataluña.

Catalunya es el nombre del episodio más catástrofico de la catastrófica gestión de Rajoy. Un desastre sin paliativos originado en el autoritarismo y la incapacidad política de un partido y un gobierno más dedicados a esquilmar el país por todas las vías, legales o ilegales, en provecho propio que a gobernar con algo de lo que Rajoy siempre presume porque no sabe lo que es, el "sentido común". Cuando por "sentido común" entiendes solo lo que te beneficia a ti, tu partido y tus amigos, sucede esto, que te quedas sin país.

Junqueras dice que el mejor regalo que puede hacérsele (por los 100 días encarcelados) es que haya un gobierno. Y en ello está el bloque independentista. Habrá govern y sus circunstancias dependerán de lo que decida el bloque indepe y de lo que las circunstancias más tarde vayan aconsejando. Lo primero será pedir la retirada del 155 y lo segundo, la cesación de todas las hostilidades represivas, con la consiguiente liberación de los presos políticos y el retorno de los exiliados. Son las condiciones ideales para iniciar una negociación entre el Estado español y la Generalitat de Catalunya.

Sí, ya sé que decir esto suena a música celestial y que es seguro que no se conseguirá o no se conseguirá todo. Pero eso no es una razón para no plantear la exigencia, pues es justa y debe quedar constancia de ella. Porque, en definitiva, mientras las cosas no cambien, la cuestión es hasta dónde desarrolla su mandato republicano la Generalitat sin entrar en nuevo conflicto constitucional con la Monarquía española, lo que queda de la Monarchia Hispanica. 

dimarts, 16 de gener del 2018

Los poderes del 155

Además de un jarrón chino, la Constitución es un jarrón chino roto.  Imposible de recomponer y menos en esta confusión en la que, quien debiera aclararla, es quien la aviva. 

El gobierno no acepta el resultado de las elecciones que él mismo convocó en virtud de la norma de plenos poderes del 155, según la interpreta el B155.  Acerca del propósito de restablecer la Constitución mediante un artículo que la suspende ya habrá tiempo de entretenerse.

El hecho es que no se acepta el resultado electoral y, por lo tanto, todo seguirá viciado. Recuerda Rajoy que el decreto del 155 prevé su levantamiento cuando el presidente de la Generalitat haya tomado posesión. Le dicen que la toma por vía telemática y voluntad del Parlamento y dice que no vale, que solo vale la presencial (sabedor, claro, del inmediato encarcelamiento del presidente; la foto que busca el B155) porque a él le da la gana, ya que no hay razón alguna para que no valga. Solo la fuerza bruta del 155.

Hay en contra el informe de los letrados del Parlament, pero es un dictamen consultivo, no vinculante. La decisión la toma el Parlament. Y es esta la que el gobierno pretende dejar sin efecto, aunque no se vea por qué motivo ni en función de qué. La amenaza de Rajoy es una clara previsión de que seguirá rigiendo un gobierno arbitrario, personal, dictatorial de M. Rajoy. 

La prueba de que esto no tiene ya nada que ver con un Estado de derecho es la celeridad con que los más espabilados del B155 tratan de encontrar una solución que dé apariencia de normalidad, al menos para evitar la prolongación de este espectáculo internacional que es la habitual mezcla de fanfarronería e inoperancia españolas. Un esperpento, en efecto, como machaca diariamente El País pero no a causa de Puigdemont, sino de un ministra de Defensa que lo toma como Cipollino y un presidente como M. Rajoy, que se envanece de haber destituido un gobierno democráticamente elegido y cerrado un Parlamento. Títulos de gloria en cualquier país civilizado.

Esa "normalidad" mendaz, aparente, falsa es además inútil. No es concebible un govern independentista, esté constituido como esté constituido, que no reviente por un lugar u otro las costuras no de la Constitución, sino de la falta de esta, de la anticonstitución, de la arbitrariedad y la dictadura que significa el hecho de que las decisiones políticas las tome un individuo. Sobre todo porque es imposible considerar "normal" una situación en que hay presos y exiliados políticos, por mucha logomaquia que el poder y sus secuaces echen a la cuestión. 

Y aquí entran los jueces. La evidente coordinación del frente gubernativo y el judicial en el conflicto España-Cataluña con la entusiasta colaboración de los medios ha disipado la última duda: en España no hay Estado derecho que ya empezó a tambalearse cuando el PP ganó las elecciones de 2011 por mayoría absoluta. 

De forma que el PP ha hecho gala de una piqueta excepcional: primero se cargó el Estado del bienestar; luego, el Estado de derecho; y ahora está cargándose el Estado a secas.




dilluns, 18 de desembre del 2017

Rodarán cabezas

Las declaraciones de Sáenz de Santamaría dan la pauta de la situación actual de España como Estado de derecho, basado en la división de poderes. Todo el mundo ha puesto el grito en el cielo y JxC piensa acudir a la Fiscalía con una acusación de prevaricación. Claro testimonio de general indignación. General e inútil porque, aun jactándose de la autoría del encarcelamiento, el gobierno dirá que la decisión la han tomado los jueces. De haber prevaricación será suya. 

La vicepresidenta atribuye el "descabezamiento" del independentismo directamente al presidente del gobierno y dice verdad. Es una de las consecuencias del 155: se procede con el independentismo como con las asociaciones criminales, esto es, "descabezándolas". De lado queda la ironía, hasta el sarcasmo, de quien procede a "descabezar" una asociación criminal siendo ella misma considerada una asociación de delincuentes por los jueces.

La indignación por el evidente atropello de puntos básicos del Estado de derecho como la división de poderes y la independencia del judicial no lleva muy lejos. El gobierno habla de Estado de derecho pero practica lo contrario mediante una ley de plenos poderes a sí mismo. No se le está descubriendo nada nuevo. Lo llama Estado de derecho pero es la tiranía de un partido en "unión sagrada" con los otros dos nacional-españoles que lo apoyan parlamentariamente.

Interesa observar que lo preocupante de esas declaraciones no es cuánto revelan de lo que ya sabíamos sino las intenciones que anuncian. Al jactarse del "descabezamiento" en sede política y electoral, la vicepresidenta está pidiendo el voto para seguir descabezando gente. Es la idea de "escarmiento" de la población que formula el señor García Albiol. 

Lo que hace la vicepresidenta no es confesar un atropello sino amenazar con otros.

dimarts, 14 de novembre del 2017

Plan B, no; caja B

Acostumbrado a negar, Rajoy niega también un plan B, siendo obvio que hay A, B, C y los que hagan falta. Y no solo para después de las elecciones sino también para antes y durante. El país está gobernado por un grupo de personas que, así como no tuvieron reparos en tejer una red de corrupción generalizada, tampoco los tienen para incumplir lo dicho o hacer lo contrario. Un grupo movido por una supuesta "brigada Aranzadi" a las órdenes de la vicepresidenta, capaz de incendiarlo con sus ocurrencias. 

El gobierno no tiene otro objetivo que mantenerse en el poder y aforado. Para ello aplica una política beligerante con Cataluña que le sirve de pantalla para ocultar su implicación en la trama Gürtel, no solo política, sino penal. Piensa, además, y con razón según parece, que esa política le hará ganar votos en España. Todo lo que sea ir contra Cataluña da votos en España. Y ese es, incidentalmente, el problemón que tiene la "verdadera" izquierda de Podemos, pues o se suma al griterío nacional español o se da el batacazo electoral que también tiene garantizado en Cataluña. 

Es posible, hasta probable, que unas elecciones den nueva mayoría a la derecha (PP y C's). Eso quizá sirva para paliar o resolver los problemas del PP. 

No así los de España. Todo lo contrario. 

dimecres, 8 de novembre del 2017

"La corrupción en estado puro"

Tremendo lo declarado por el inspector jefe de la UDEF, Manuel Morocho, ante la comisión del Congreso sobre la financiación oculta del PP. La corrupción en estado puro, dice. Se recordará con qué denuedo se opuso el PP a la constitución de esta comisión. Incluso amenazó con abrir otra en el Senado -en donde cuenta con mayoría absoluta- para fisgar en la financiación de los demás partidos. El llamado truco del ventilador. La forma peculiar del PP de luchar contra la corrupción.

El país lleva más de seis años gobernado por un ciudadano que cobraba sobresueldos en B. Incluso es posible que siendo no solo secretario general sino también ministro o archipámpano de las Indias, porque el registrador de la propiedad ha sido de todo en esta vida excepto registrador de la propiedad. Seis años gobernado por alguien que no hubiera podido hacerlo ni seis minutos en cualquiera de esas democracias a la que, según los ideólogos de la española, tanto se parece esta. 

Y lo bueno es que lo de los sobresueldos ya se sabía desde los tiempos de Bárcenas. Esos papeles cruzados de amarillo chillón con el infamante "M. Rajoy", llevan años circulando. Por cierto, muy apropiado el color amarillo, que es el del escándalo. Por eso se habla de la "prensa amarilla". El amarillo de Los escándalos de Crome, de Aldous Huxley, que se podría convertir en Los escándalos de Gürtel.

Era algo insólito. Nadie decía nada. Y los propios sobresoldados reputaban legítima y legal la práctica y señalaban que sí, que cobraban sobresueldos, pero que los declaraban a Hacienda. Y jugaban a distinguir entre legalidad y moralidad. Es lo que reconoció Rajoy en la famosa comparecencia del 1 de agosto de 2014 (la del SMS a Bárcenas) al llamarlos "pluses de productividad, como en cualquier empresa". 

Parecían considerarlos "normales", pero no era así. En aquellos años de los sobresueldos, con ingresos de unos 20.000 euros al mes, Rajoy se negaba ante las cámaras a decir a un ciudadano cuál era su sueldo y respondía que iba justo y tenía que mirar su cuenta todos los meses porque tenía "los problemas de todos los españoles". Hace falta tener papo. De normales, nada. Y lo sabía. Por esos lo ocultaba. Por supuesto, gobernaba Zapatero; desde que gobierna él, los españoles no tienen problemas. No tienen nada. Ni problemas.

La sospecha de haber cobrado sobresueldos en B era suficiente motivo de dimisión en 2012. Sigue siéndolo. Y más, porque la sospecha ha cristalizado en una acusación formal sostenida por los peritos. 

Pero no haya cuidado. No pasará nada. La preocupación por Cataluña ha relegado a tercer lugar la preocupación por la corrupción. Y eso que la autoridad de este gobierno y su partido para imponer legalidad alguna en Cataluña que no sea la de la Gürtel es 0.

dimarts, 19 de setembre del 2017

Entrevista en Vila Web

De nuevo una entrevista en Vila Web a raíz de la Diada y los acontecimientos posteriores. Como previsto, el gobierno estaba esperando el resultado del 11/09 para adaptar su táctica. Minimizó la asistencia. El delegado del gobierno, Millo, habló de 350.000, pero todos cifraban en torno al millón. Por eso, a continuación, se despliega la panoplia de actividades de carácter preventivo (registros, confiscaciones, cierres de webs, restricciones administrativas), se movilizan las policías, Guardia Civil, Mossos, Guardia Urbana, se involucra a la banca, se cursa todo tipo de órdenes en el interior y el exterior. En el interín, desde algún solemne despacho, el Fiscal General Maza, reprobado por el Parlamento, afirma con gesto solemne, que entra en lo posible detener a Puigdemont o inhabilitar a Junqueras. Tendrá que encontrar un hueco en su apretada agenda de tomar declaración a 712 alcaldes, lo que puede llevarle cinco o seis meses en jornadas a tiempo completo.

Vamos, una aplicación de hecho del art. 155, que se elevará a derecho cuando los socialistas decidan olvidar sus últimos escrúpulos y den vía libre a la intervención de la autonomía. Situación de excepción encubierta. Para salvar la democracia, se la cargan.

Inútilmente porque todo el mundo sabe que, con la represión, no se va a ninguna parte. Se mantiene la situación, pero mucho más crispada.

La entrevista, en catalán. Fácil de entender. Si no, ya se sabe, traductor de Google.

dilluns, 11 de setembre del 2017

La segunda vez

Recuérdese el célebre comienzo del Dieciocho Brumario de Luis Bonaparte en el que Marx, citando a Hegel (en la Filosofía de la historia), dice que los grandes acontecimientos en esta se producen dos veces y prosigue él de su cosecha que la primera como tragedia y la segunda, como farsa. Napoleón I (tragedia) y Napoleón III (farsa). Añadimos nosotros Franco (tragedia) y Rajoy (farsa). El presidente de los sobresueldos es una figura cómica, un personaje estrambótico y acomplejado, lleno de tics y manías, que provoca la irrisión, especialmente cuando se pone serio. Vulgar, ordinario, absurdo, no sabe ni moverse. Cuando camina parece un muñeco de trapo. Tampoco sabe hablar, apenas se le entiende y, cuando se le entiende, fuese mejor que no se le entendiera porque no dice más que sinsorgadas.

El intento de restauración del franquismo, fenómeno trágico en la historia de España del que esta no ha conseguido restablecerse, no es sino una farsa con elementos de la más pura astracanada hispana. El espectáculo de la guardia civil registrando imprentas o redacciones de revistas en busca de papeletas para votar en el referéndum del 1/10 en lugar de vigilar y perseguir terroristas no tiene parangón en el mundo civilizado. Les habían dicho que mantuvieran una actitud seria, responsable, tranquila, inmutable, como si fueran la guardia de Buckingham Palace, y no respondieran a las posibles provocaciones e insultos de la gente. Pero no les habían dicho que, en lugar de insultarlos, el público que se manifestaba contra el atentado a las libertades de prensa y expresión se burlaría de ellos, les regalarían claveles, los obligarían a presenciar simulaciones de votación en la calle y, cuando finalmente se retiraron en sus vehículos todo terreno, les cantarían la canción de "ustedes lo pasen bien". Venían muy serios y circunspectos, prevenidos contra la hostilidad, pero no contra la rechifla. Hicieron el ridículo y lo sabían, por lo cual se les notaba muy incómodos.

Pura farsa que nadie puede tomarse en serio. ¿Y qué decir del ignoto paradero de las 6.000 urnas que, a fuer de transparentes deben de ser invisibles? Estoy seguro de que el ministro Zoido y la vicepresidenta del gobierno tienen a docenas de agentes buscando las malditas urnas que, como las imágenes en la escena de los espejos de La Dama de Shangay tan pronto están como no están. Más farsa y tomadura de pelo de estos franquistas que ya no asustan ni a los conejos.

Cada vez que el de los sobresueldos habla, profiere amenazas que no está en situación de cumplir. Y en cuanto al papel de su vicepresidenta, lo más caritativo es no tomársela en serio nunca pero especialmente, cuando, como el otro día, se pilla un berrinche de bruja mala del guiñol y empieza a soltar exabruptos enfurecidos contra el referéndum y la posible independencia de Cataluña.

Farsa es un Tribunal Constitucional compuesto por magistrados que recuerdan las caricaturas de Daumier, más atentos a los deseos del poder que al sentido de la justicia. Y farsa unos medios de comunicación comprados a precio de oro de los dineros públicos para que tergiversen la realidad según el programa de una presunta asociación de malhechores que carece de programa.

Que el referéndum del 1º de octubre va a celebrarse se sigue indefectiblemente del hecho de que el Sobresueldos haya afirmado ya con toda su cómica y balbuceante contundencia que le caracteriza que no va a celebrarse. Como, al parecer, no se celebró la consulta del 9N, de la que, en cierto modo, trae causa el próximo 1/10.

Como farsa es la apelación a una legalidad más retorcida y arbitraria que el contrato de los hermanos Marx. Farsa el cerrado apoyo de una oposición socialista convertida por arte de birlibirloque en apoyo incondicional a una política de negación del derecho a decidir. Y farsa los distingos entre "soberanía" e independencia  de la otra oposición, la de la "verdadera" izquierda que, si no tiene mucho de esta, menos aun tiene de "verdadera" y que pide sumisamente perdón por retirar pacíficamente una bandera, la de los vencedores en una guerra, que estos impusieron a los vencidos por el terror.

Y farsa es, por último, la de un gobierno que desgobierna un país, lo maltrata, lo esquilma, lo arruina, lo fragmenta al tiempo que proclama que España es "una gran nación" cuando, como puede ver todo el mundo, no es grande y tampoco nación.

dissabte, 29 de juliol del 2017

Retrato de un presunto

La declaración de Rajoy en el proceso de la Gürtel fue una vergüenza universal. La parcialidad del presidente del tribunal añadió bochorno y dejó claro que en España no hay justicia. Un bochorno inútil porque el de los sobresueldos se mueve perfectamente entre las trampas y amaños judiciales. Le viene de familia. Su padre, Mariano Rajoy Sobredo, fue el presidente de la Audiencia de Pontevedra cuando se dirimió el escándalo del aceite de Redondela, una gigantesca estafa de los años setenta de la oligarquía franquista, en la que estaba implicado un hermano del dictador. La sentencia solo condenó a los muertos, de los que hubo varios en circunstancias sospechosas durante la instrucción. Más o menos como ahora. Los vivos, empezando por el hermanito, siguieron en el bollo. Al año siguiente, un jovencísimo Rajoy sacaba las oposiciones de registrador de la propiedad. Igual destino tuvieron sus tres hermanos, dos registradores y un notario. Realmente extraordinario.

No es de extrañar que el hijo del juez estuviera convencido de ser de una estirpe superior y escribiera algún articulejo en un periodiquillo local asegurando que está científicamente demostrado que los seres humanos no somos iguales pues los hijos de "buena estirpe" superan a los demás. El ejemplo era él, claro, un hombre que no solamente no sabe escribir sino que apenas sabe hablar. Bebía esta doctrina en sus grandes inspiradores morales e intelectuales, aparte de su padre, Franco, Fraga y González de la Mora, el que achacaba el ideal de la igualdad a la envidia igualitaria, el tósigo que corroe el espíritu contemporáneo.

Con este bagaje intelectual, apenas aprobadas las oposiciones de registrador, Rajoy pidió la excedencia en el cuerpo (aunque las circunstancias siguen sin estar claras) para dedicarse en cuerpo y alma al PP, partido en el que lleva militando y ocupando cargos sin parar desde 1981, hace 36 años y con 26 de edad. Un político profesional que no ha hecho otra cosa que mentir y no ha trabajado nunca fuera de la política.

No ha trabajado, pero sí cobrado por no trabajar. Según parece, entre 1990 y 2004 (es decir, siendo diputado, ministro, de todo) recibió más
de un millón y medio de euros de sobresueldos con cargo a la caja B del partido. Igual que varios de sus colegas y eso mientras predicaban a la gente que tragara recortes y restricciones porque estaba viviendo por encima de sus posibilidades. Sobresueldos que superaban con mucho en un año lo que un trabajador normal puede ganar en diez y con suerte. Obviamente estos cobros son pura corrupción y el intento del gobierno, amparado por los medios, de calificarlos de otro modo, algo inadmisible. Son tan corrupción como todo lo que tiene que ver con la Gürtel porque son parte de esta gigantesca estafa a la ciudadanía. ¿Alguien en su sano juicio pagaría 800.000 euros a Ana Mato por lo que fuese? ¿O tres millones a Bárcenas?

Solo por estos incalificables sobresueldos, que Rajoy ocultaba en su caso mintiendo repetidas veces en la televisión sobre sus emolumentos, tanto él como el resto de beneficiarios deberían de haber dimitido. En lugar de ello, se organizaron en forma de asociación con fines presuntamente delictivos -a la que llamaron "partido político"- y se dedicaron a saquear el país, a expoliarlo de todas las formas y en todos los lugares posibles: en Galicia, en Baleares, en Valencia, en Madrid, en las dos Castillas, en todas partes. Y en todas circunstancias: licitaciones, adjudicaciones, recalificaciones, malversaciones,  subvenciones, mordidas, todo servía para enriquecer a una banda de granujas por importes estratosféricos. A los sobresueldos se añadía tanto dinero sucio que la banda acabó estableciendo métodos propios de blanqueo, algunos muy divertidos como los que presuntamente funcionaban en el gobierno municipal de Rita Barberá.

Y el jefe de ese quilombo de ladrones era Rajoy. Repasen la galería de fotos de la corrupción en España. En todas ellas aparece algún sinvergüenza imputado, procesado, condenado y en todas ellas está también Rajoy cantando las alabanzas del ladrón de turno. Incluso asegurando estar dispuesto a hacer en España lo que el mangante tal o el ladrón cual estaban haciendo en sus respectivos cortijos.

Esto permite calibrar la cara dura del personaje que ayer compareció en La Moncloa para hacer balance triunfalista de un año más de desgobierno en España en el que se ha dado todo tipo de delitos, sin mencionar ni una vez la "corrupción" que es precisamente la que lo llevó a declarar ante los jueces o los que pasan por tales. ¿Cómo es esto posible? Porque el franquista Rajoy aplica más doctrinas de sus maestros. Una de las más acendradas de los tiempos de Franco: da igual lo que hagas y las mentiras que cuentes. Nadie va a protestar. Con Franco, no había libertad de expresión y los medios eran todos propaganda del régimen gracias a la represión y el miedo. O sea, todos callados. Hoy es algo parecido, aunque la represión a lo bestia ha sido sustituida por el soborno y la compra de los medios y la permanente injerencia del poder en la judicatura que ha convertido la administración de justicia en otra vergüenza.

La banda lleva seis años esquilmando el país: ha vaciado el fondo de las pensiones para entregárselo a los bancos a fin de que se resarzan de los latrocinios que sus gentes, Blesa, Rato, han cometido en ellos; ha empobrecido a los pensionistas, mientras ellos se han autoamnistiado en sus robos y fraudes; arrebatado los derechos laborales a los trabajadores y enchufado a sus amigos y allegados en condiciones de cine; eliminado los fondos de la memoria histórica (para impedir que se haga justicia con los más de cien mil asesinados por el franquismo); reducido las prestaciones por desempleo; suprimido los subsidios a la dependencia (excepto, al parecer, la de su padre, que pagamos todos los españoles a unos 3.000 euros al mes); empujado a los jóvenes a la emigración; desamparado a las víctimas de los malos tratos.

Aparte de tener a los medios comprados (menos algunos digitales) y cantando sus alabanzas diariamente sin ningún sentido del ridículo, el sobresueldos se sabe impune porque, si alguien osa protestar, se le aplica la Ley Mordaza, que sigue en vigor para escarnio de una izquierda tan inepta como cobarde. O se le persigue por medios ilegales, a través de operaciones de guerra sucia urdidas en las cloacas de un Estado que es todo él una inmensa cloaca.

La oposición de izquierda quiere obligarlo a comparecer de nuevo en sede parlamentaria en lo que ya empieza a ser una rutina que él mismo califica como tal: la rutina de la habitual sarta de mentiras tanto en sede judicial como en la parlamentaria. Ahora parece que lo han pillado mintiendo en firme en su declaración en la Gürtel porque sí conocía los detalles económicos de las campañas electorales que dirigía, a pesar de haberlo negado ante el juez. Queda por saber si alguien se atreverá a denunciarlo y si los jueces proceden como debieran o vuelven a echarle una mano para que se vaya de rositas. Me inclino por lo segundo. 

Este es el personaje que ha destrozado el Estado de derecho en España a base de extrapolar al conjunto del país los usos y abusos de un caciquismo provinciano y reaccionario, el que ha arruinado el país, empobrecido a la población y establecido un sistema general caracterizado por el autoritarismo y la corrupción a partes iguales. El que comparece ante los medios para cantar sus propias alabanzas en esa oratoria confusa y lamentable que se gasta.

Se apresta ahora a coronar su vergonzosa gestión con su actitud intolerante y represiva con Cataluña, que ha sido siempre y ahora mucho más, un acicate al independentismo. Cada vez está más claro que Rajoy no solo será el presidente que ha esquilmado un país sino también el que lo ha desmembrado. 

Entiendo perfectamente que la dinámica catalana se lleve a las últimas consecuencias de la independencia. La comparecencia de Rajoy es la enésima prueba de que España no tiene arreglo, que no hay diferencia entre este gobierno corrupto y el Estado, que este gobierno es todo lo que el Estado puede dar de sí, que no hay esperanza real de regeneración y menos de la mano de una izquierda española acobardada, impotente para proteger los derechos pisoteados de las personas, incapaz de imaginar una España distinta de la orgía de corrupción, delincuencia y beaterío que estos neofranquistas ha vuelto a poner en pie.

La vergüenza empieza ya a visitar a esa izquierda española sumisa a la derecha como se comprueba por el hecho de que nadie todavía (solo sus víctimas directas, los catalanes) haya denunciado las actividades aparentemente irregulares de la Guardia Civil en Cataluña. Están los guardias interrogando y hasta acusando a ciudadanos según parece sin la correspondiente autorización judicial. Es decir, la Guardia Civil está evidenciando un estado de excepción de hecho que Cataluña lleva tiempo viviendo.  Y la izquierda, callada.

divendres, 28 de juliol del 2017

Ocultar lo inocultable

El tratamiento de los medios de la inenarrable comparecencia del presidente ha sido sublime. Los principales diarios de la capital ignoraban la noticia en portada o la reducían a un miserable sueltecillo en un rincón. Las fotos eran para el Rey en Barcelona, hablando del espíritu de concordia olímpica junto al réprobo por antonomasia, Puigdemont. Una cortina de humo patriótica.

Supongo que, si se pregunta a los directores de estos diarios, darán una teórica sobre la responsabilidad de Estado y la necesidad de no añadir gasolina al fuego. Excusas de prensa partidista, al servicio del gobierno. No del Estado, como pretende, sino del gobierno; de este gobierno, obsesionado por parapetarse tras la figura del Rey que cada vez resulta más patético.

Incidentalmente, cuán agradecidos debemos estar a internet y la prensa digital. Gracias a ella y a las redes estamos informados. Los medios impresos, en general, ya no tienen el monopolio de inventarse la realidad y sus productos carecen de crédito. En su respaldo unánime a un gobierno sin perspectivas y sin apoyo social fracasan como empresas y los medios digitales sobreviven.

Puestos a ocultar, el que mejor lo ha hecho es ese jefe nacional de FET y de la TVE, José Antonio Sánchez, que decidió simplemente no dar la noticia de la declaración del de los sobresueldos, sustituyéndola (ya me he enterado) por una receta de bechamel. Sostiene el suprascrito que la decisión fue un acierto. Nadie, al parecer, le ha pedido que explique por qué dado que el hombre tiene cara de pocos (aunque poderosos) amigos. Y sería interesante saberlo ya que desde el punto de vista empresarial, comercial, es un desatino.

La razón está en el fondo de esta siniestra opereta de la agonía de un presidente que se obstina en no hacer lo único sensato que puede hacer: dimitir. Mientras la realidad sea esta, en efecto, la decisión de no emitir la declaración es un acierto. Lo más acertado que cabe hacer con el de los sobresueldos es ocultarlo. Pero la decisión es ridícula porque llega tarde. El presidente ya ha dado el espectáculo y, a pesar de las ayudas del tribunal, ha ido patinando y empeorando su situación.

Lo han pillado mintiendo sobre su conocimiento de los gastos electorales. Y es que no tenía escapatoria. Pero ¿cómo va a creer nadie que el director de la campaña electoral de un partido no sepa cuál es su presupuesto? ¿Cómo toma las decisiones? ¿A la carta más alta? Claro que tanto él como García Escudero conocían los pormenores económicos de la financiación electoral del PP. Lo que aporta Público es una prueba incontrovertible que puede servir para imputar al presidente en la vía penal.

Sería un poco el modelo Al Capone, pillado en un asunto aparentemente trivial. De todas formas, se le impute por esta mentira o por alguna otra, el gobierno de Rajoy no saldrá del pantano procesal. El fallo del sistema fue cuando no se pudo forzar la dimisión fulminante de un individuo que había estado embolsándose no sé cuántos cientos de miles de euros de sobresueldos de la caja B. 

A todo esto, es posible que haya, sí, cortina de humo. La que oculta que la Guardia Civil anda interrogando a distintos cargos públicos catalanes y hasta advirtiéndoles de una posible imputación por el delito de sedición, sin que esté claro si dispone de mandato judicial. Más bien parece que no, pues el juez ha negado providencia alguna en ese sentido. De ser así, ¿bajo qué autoridad actúa la Guardia Civil? Siquiendo órdenes ¿de quién?

Esa debiera ser noticia en los medios que, recuérdese, tienen como función controlar al poder.

dijous, 27 de juliol del 2017

Todas las mentiras del presidente de los sobresueldos

La vida de Rajoy gira en torno a la mentira. Todo cuanto hace y dice es falso. Él lo sabe. Todos lo sabemos. Él sabe que lo sabemos y nosotros, que él sabe que lo sabemos. Así, nadie puede llamarse a engaño. Todo previsible y de sentido común. Los estallidos de ira generalizados al comentar la comparecencia (excepto en el PP, en donde los estallidos han sido de júbilo) son muestra de impotencia ante el peso inmutable de la mentira institucionalizada, de la postverdad. La comparecencia del hombre de los sobresueldos ha sido la apoteosis de la postverdad.

Estoy contento de haber colaborado con la justicia, dice, muy ufano. Todo falso. No está contento sino irritado, altanero y con su punto de chulería. No ha colaborado sino todo lo contrario: ha entorpecido cuanto ha podido y no ha aportado nada al proceso. Y, por la vergonzosa sesión que se vivió ayer en la sala, con los privilegios del testigo y la complicidad del presidente, esto tampoco es justicia. Por no ser verdad quizá ni lo sea que esté. Esté, del verbo estar. Vivir en la nube de la más hilarante patraña no es propiamente "estar".

Que la declaración iba a ser procesalmente inútil era evidente desde la citación. Pero había que hacerla y el declarante la escenificó a entera satisfacción del nutrido equipo que se la había preparado y con la oportuna y obvia ayuda del presidente del tribunal cada vez que el interrogatorio apuntaba a asuntos de enjundia. En realidad, el hombre solo ha conseguido aplazar su confesión inculpatoria a la vista de la siguiente pieza de la Gürtel, la de Bárcenas, con quien parece haberse pactado una especie de omertá. En el ínterin, a seguir mintiendo.

La televisión pública, TV1, no dio la comparecencia. En el reino de la postverdad o la más descarada mentira, la declaración del presidente del gobierno no es noticiable. En su lugar, los contribuyentes financiamos la emisión de un documental sobre el cultivo de las setas o algo así. Todas las demás teles la dieron y los digitales y todos los medios extranjeros. ¿Qué decir de este escamoteo de TVE? Pues lo que se decía en España durante la Segunda Guerra Mundial: "menos viajar y más leer el 'Informaciones'". Aquí, lo mismo: menos preguntar y más hacerse un curso de micología en la tele.

Las repercusiones políticas internas y exteriores de la farsa de ayer tendrán largo recorrido. Un recorrido de walking dead. Porque, en realidad, de acuerdo con todos los cánones escritos y no escritos de la cultura democrática, este presidente debió dimitir en aquel ya lejano momento en que se descubrió que habían estado (él y sus amigos) cobrando sobresueldos de una caja B. 

Son los walking dead de la mentira y la postverdad que, al principio, pretendieron defender la legalidad de esos sobresueldos siempre que se declarasen a Hacienda. Es decir, tratando de convertir un asunto político en uno de legalidad. El   problema no radica en la legalidad del cobro, sino en su moralidad, si es admisible que unas personas perciban una gratificación por dedicarse a la política por encima de lo estipulado en la ley.

Cuando empezó a entender que el asunto era de responsabilidad política, el presidente de los sobresueldos reconoció en sede parlamentaria haberlos cobrado, pero los llamó "pluses de productividad", como sucede, decía, en todas las empresas. Porque, en efecto, el PP es para estos corruptos una especie de empresa a la que se va a hacerse con un capitalito. 

Ayer volvió a quedar claro que Rajoy y los suyos habían cobrado los famosos sobresueldos, aunque se los volvió a bautizar con otro embuste, como "complementos" o algo así. Y todos procedentes de la caja B, símbolo y santo grial de la corrupción del PP. No hace falta seguir el desarrollo de los procesos penales. El mero hecho de haber cobrado sobresueldos deslegitima al presidente y resto de gobernantes y debiera suponer su dimisión inmediata por puro sentido de la decencia.

Al no haberse producido en todo este tiempo, es poco probable que vaya a producirse ahora por una mentira más en esta situación en que el debate público es tóxico. Sánchez puede desgañitarse pidiendo la dimisión del de los sobresueldos armado con un decálogo de exigencias, como un nuevo Moisés. No va a conseguirla. Iglesias apremia con la moción de censura. Pero, para que esta triunfe, se precisan los votos de los indepes catalanes, condicionados a un referéndum del que el PSOE no quiere oír hablar.

Es decir, seguirá el alegre festival de la corrupción a cargo de los políticos de los sobresueldos que continuarán haciendo sus fechorías de privatizar, renacionalizar, volver a privatizar, especular, recalificar y, en general, esquilmar el país por todos sus poros.

La derecha gobierna por inhibición de la izquierda; de toda la izquierda, el PSOE, Podemos, los republicanos catalanes. Es un caso patético en el que la mentira se mantiene por deserción de las verdades alternativas, que se refugian en nichos de conveniencia: al PSOE le interesa que sea el PP el que blanda la porra en Cataluña; Podemos necesita tiempo muerto para recomponerse ante unas elecciones. Los Republicanos catalanes quizá tengan más opciones. En principio, prefieren un gobierno del PP porque simplifica los trámites y permite movilizar más apoyos. Pero también podría argumentarse -y siempre con criterio pragmático- que le interesa más un gobierno de izquierda que, si no admite pactar un referéndum se comprometa a convocar elecciones anticipadas. Quizá eso dejaría expedita la hoja de ruta.

Rajoy no dimitirá. Lo único que quizá lo moviera a disolver las cámaras y convocar elecciones anticipadas sería el anuncio de una moción de censura con los votos de los indepes. En cualquiera de los dos casos, las elecciones anticipadas -esas que querían evitarse incluso a costa de dar el gobierno al PP- parecen inevitables porque la alternativa son dos años más de gobierno  de mentiras y corrupción institucionalizadas. Dos años más de cercenar el futuro de unas generaciones que esperan tener alguna oportunidad.

Por supuesto, las elecciones anticipadas abrirán un periodo de incertidumbre en el que nadie sabe cómo se desarrollará la hoja de ruta catalana desde el punto de vista de la parte española. Justo en el momento de mayor confusión, los únicos que tienen un blueprint son los indepes catalanes. Los nacionalistas españoles no tienen nada que no sea defender el estatu quo y, aun en esto, con diferencias profundas.

dimecres, 26 de juliol del 2017

Una comparecencia "normal"

El presidente del gobierno -que lleva seis años riéndose de los gobernados- ha hecho cuanto ha podido por evitar la comparecencia. Su partido ha obstaculizado la acción de la justicia desde el comienzo; él mismo se ha negado siempre a dar cuentas; no quería comparecer en persona, sino a través de plasma. Pero, al final, no ha tenido otro remedio que ceder, a regañadientes, según se ve. Recuerda aquella otra comparecencia en un pleno del Congreso un 1º de agosto en la que se le pidieron cuentas por sus tratos con Bárcenas y a la que hubo que arrastrarlo con una amenaza de moción de censura. Al final la democracia se impone por encima de las maniobras para burlarla.

La declaración de Rajoy tiene dos aspectos, uno mediático y otro más concretamente procesal. La queja de quienes se oponen a la comparecencia se dirige a lo primero, a lo que se llama "pena de paseillo" o maltrato mediático, un castigo injusto debido solamente a la relevancia del personaje. Es cierto a la par que inevitable, pues la democracia requiere transparencia. Por lo demás, esa pena suplementaria no se daría si el presidente no estuviera involucrado de algún modo en el proceso penal. Este se refiere a las presuntas fechorías cometidas por un partido en el que él ha sido todo: tesorero, secretario general y presidente. Resulta razonable y nada exagerado pensar que algo sabrá, de algo se habrá enterado en diez años.

En el campo procesal, a la hora de calibrar la declaración de Rajoy que versará sin duda sobre lo que sabía y no sabía de los hechos enjuiciados, conviene rememorar otra declaración histórica del mismo personaje. El 11 de marzo de 2009, con motivo de las primeras detenciones en el caso Gürtel, Rajoy reunió a la Comisión Ejecutiva Nacional de su partido en la sede de Génova para hacer una solemne declaración institucional según la cual la Gürtel no era una trama del PP, sino una trama contra el PP y arremetía contra jueces y fiscales a alguno de los cuales le salió cara su implicación. Vista ocho años después, la foto impresiona. En ella aparecen muy cariacontecidos Arenas, Sáez de Santamaría, Ruiz Gallardón, Aguirre, Barberá, Mato, Monago, Camps, Botella, García Escudero, Trillo, Cospedal, el propio Rajoy. Todos directa o indirectamente relacionados con la Gürtel y todos sentando plaza de puros y escandalizados, cuando el que no se lo llevaba crudo por la cara, cobraba sobresueldos o repartía comisiones en el partido más corrupto de la historia. 

La afirmación de 2009 de la trama "contra el PP" era una patraña y así está demostrándose en los diversos procesos judiciales en curso. La cuestión es si ahora va a contar otra patraña sosteniendo que no sabía nada cuando hace ocho años lo sabía todo, hasta el punto de sostener que todo era falso. Y no lo era. La "trama contra el PP" lo ha llevado a él a declarar como testigo. La cuestión está en el crédito que merezca su declaración, cosa difícil porque se mueve entre los dos imprecisos extremos de negar lo que es y negar que se haya negado.

Resultará que la comparecencia será, como dice el portavoz del partido del gobierno, "normal". En efecto, muy normal: Rajoy leerá las respuestas para no decir nada. La única esperanza es que improvise en algo y se líe.

dilluns, 24 de juliol del 2017

Dirá la postverdad

Sánchez ejerce un liderazgo contundente, de reforma. Sin ser diputado controla el grupo parlamentario al tiempo que hace las fundaciones teresianas por los congresos de las agrupaciones y elabora un discurso más matizado y complejo, algo más atento a la realidad del Estado que las voces de mando del cuartel monclovita. Hay una muestra de nueva voluntad dialogante, frente a a la actitud de Rajoy de defender una España con Cataluña dentro, pero sin contar con Cataluña. A Sánchez corresponde explicar qué entiende él por contar con Cataluña cuando empieza por negarle la posibilidad de explicarse mediante un referéndum.

Al margen de estas incertidumbres que, en el fondo, son certidumbres veladas, el liderazgo de Sánchez es robusto y la hegemonía del PSOE está asegurada. Esas declaraciones pidiendo a Rajoy que por una vez en la vida diga la verdad son las que corresponden a un político con una idea de la dignidad de su quehacer y algún tipo de principios. Hablan mucho de la persona pero poco de su tino. A Rajoy la verdad le importa una higa. Ni sabe lo que es. Solo le interesa detentar el poder  por los medios que sean. La verdad y la mentira son aquí irrelevantes. Las dos valen lo mismo: nada. Rajoy vive en la postverdad. Lo que le importa es despertar sentimientos, levantar ánimos en favor de su seguimiento ciego. 

Él mismo lo aclaró al comienzo de su mandato en 2012: No he cumplido con mis promesas, pero he cumplido con mi deber. Y ¿cuál puede ser su deber si no es cumplir sus promesas? Saquear el país en beneficio de los pivilegiados.

dimecres, 19 de juliol del 2017

El Estado cloaca


Este documental sobre La cloacas de Interior, emitido anoche por la TV catalana, TV3, es definitivo para saber qué calaña de sujetos está al mando del gobierno y, por extensión, del Estado. No se ha podido ver en ninguna TV española y, en cuanto a la vasca, ETB, que anunció su emisión, finalmente no lo ha hecho por razones fáciles de imaginar. Es un documento tremendo. Desde el primer momento, los dos sujetos grabados mientras hablan, el ministro y el jefe de la oficina antifraude en Cataluña, Daniel de Alfonso, dejan claro que Rajoy está al corriente de lo que traman.


Merece la pena verlo. Esta versión está en castellano.

divendres, 7 de juliol del 2017

Contra reloj

Renqueante, la máquina del Estado se pone en marcha, no por mano del gobierno, cual sería lo esperable, sino de la oposición. Lo llaman "oposición de Estado" y está muy bien traído porque marca las distancias con el autoritarismo del gobierno.

Distancias siderales cuando habla la ministra de Defensa, recordando que las Fuerzas Armadas están para defender la integridad territorial y la soberanía. Sí, así es, pero no para decidir por su cuenta una intervención en ese sentido, ni siquiera bajo el mando de su capitán general, el Rey. Eso lo decide el gobierno, el gobierno al que ella pertenece. Su recordatorio es, por tanto, una amenaza. No una amenaza del gobierno como tal sino de una ministra especialmente belicosa y muy poco apropiada para el puesto que ocupa.

Así que rechazar expresamente la aplicación del artículo 155 implica oponerse con rotundidad a las amenazas de empleo de la fuerza militar. Bajen a esta señora del caballo de Espartero. Está en pleno delirio. ¿O imagina alguien a los turistas en Barcelona haciéndose selfies con el fondo de los carros de combate de alguna brigada mecanizada? 

Pero este mismo incidente muestra que la situación es muy complicada. Sánchez insta al gobierno a que gobierne, cosa que, por extraño que parezca, en España es toda una osadía. Propone a Rajoy hablar con Puigdemont y él mismo se declara dispuesto a hacerlo. Y por qué no los tres a la vez. Y cuatro con Iglesias y hasta cinco con Rivera y quien más quiera dialogar. Y ya hay una especie de mesa de diálogo y negociación que parece ser la razonable propuesta de Sánchez. Sin exclusiones.

Otro punto es la celeridad. Actuar antes de la confrontación, lo cual solo es útil si se presenta una propuesta aceptable para el bloque independentista, consistente en un tiempo muerto, un standby, una parada de reloj o calendario, como hacen a veces los diplomáticos, para tratar de encontrar una solución que satisficiera a todos, en el entendimiento de que, tanto si se consigue como si no, habrá referéndum en Cataluña. 

La opción es la más razonable y propicia para el nacionalismo español de izquierda. Otra cosa es respecto al independentismo donde, de aceptarse, se vería como la vieja táctica del divide et impera, pues habrá un sector independentista que insista en no entrar en acuerdo alguno con el Estado, ni siquiera el carácter pactado del referéndum. Pero la división se daría y plantearía un serio debate en el independentismo, cuyo resultado no me atrevo a prejuzgar.

La cuestión, como siempre, es qué haría la derecha y si volvería a echarse al monte. De momento ya ha demostrado en las legislaturas de Rajoy que respeto por las instituciones, ninguno.