Por más que pretendan distraer la opinión, el meollo de la política española hoy es la corrupción y el caso Bárcenas y la evidente responsabilidad política de Rajoy, como presidente del partido y del gobierno, no puede ocultarse tras un injustificado triunfalismo.
dimecres, 13 de març del 2013
Rajoy habla francés.
Por más que pretendan distraer la opinión, el meollo de la política española hoy es la corrupción y el caso Bárcenas y la evidente responsabilidad política de Rajoy, como presidente del partido y del gobierno, no puede ocultarse tras un injustificado triunfalismo.
divendres, 24 d’agost del 2012
Estampas del verano. La ministra de empleo es de puro cachondeo.
(La imagen es una foto de La Moncloa en el dominio público).
dijous, 15 de desembre del 2011
Tirar de la Gürtel.
¡Qué gran error fue adelantar las elecciones! Si no se hubiera cometido, a estas alturas, a cuatro meses de la votación en su tiempo previsto, la gente conocería el auténtico alcance de la Gürtel, se enteraría de cosas que probablemente influirían en su voto. Y eso que lo que está sabiéndose del proceso de Valencia, deliberadamente circunscrito al asunto de los trajes, en beneficio de Camps, apenas es un adelanto de lo que vendrá a continuación. En los miles de páginas de lo que promete ser un juicio devastador para el PP, se encuentra la verdad de su supuesta implicación en la trama de expolio de los caudales públicos. Al rendirse a la presión de la prensa afín al PP, Zapatero privó a los electores de la posibilidad de acudir a las urnas con una información contrastada en sede judicial sobre la forma de gobierno de la derecha. Ese ha sido su gran error estratégico en alguna medida causante de la derrota electoral del PSOE.
Porque ese juicio de Valencia es un espectáculo bochornoso. Entre conversaciones telefónicas inenarrables, declaraciones falsas, silencios reveladores, mentiras, contradicciones, pruebas incontrovertibles y pruebas imaginarias se entrevé un mundo de corruptelas, compadreos, caciquismo, clientelismo, sobornos, etc., y todo a costa de los contribuyentes que, en algún momento, recordarían que también son votantes. Es tal la aparente ciénaga de la política conservadora en Valencia -que ya apunta en dirección a Madrid, calle Génova, 13- expuesta a la luz pública que alguno de los procesados puede dar la nota.
Con la tensión que se respira en el proceso la figura de el curita y su guardarropa de lance han pasado a segundo plano. Queda la impresión de que este peculiar personaje es en realidad un pardillo que se limitaba a vestir de pollo pera mientras otros se llenaban los bolsillos o es un redomado perillán que oculta su parte alícuota en este expolio generalizado de las arcas públicas en algún secreto lugar. Es de esperar que los valencianos estén tomando nota de la altura moral de sus gobernantes, en especial ahora que, al parecer, sintonizan canales de televisión libres y no ese Canal Nou al servicio del gobierno que cosecha un hercúleo 1,7 por ciento de la audiencia a un precio prohibitivo.
Y ¿qué decir del esperado debut judicial de don Vito Correone? Repeinado, elegante, trajeado aunque sin corbata (prenda que quizá no se permita a los reclusos por temor a que se ahorquen), se ha encerrado en un silencio total, lacónicamente justificado con consideraciones de estrategia procesal.
Correa es tan mudo como en su día fue sordo Iñaki Urdangarín. Según Libertad digital, el duque de Palma se libró de la mili en los noventa alegando sordera total. De ser cierta esta información y como antiguo soldado que pudo también librarse de la mili (y por razones reales) pero no lo hizo, Palinuro recupera su desprecio por quienes recurren a falsedades para librarse de un deber que descargan sobre los demás.
El alud de informaciones sobre el Duque de Palma, aterrorizado como tiene a su regio suegro, dibuja un presunto profesional de la estafa. Por si fuera poco también Libertad digital revela que Urdangarín se valió de de una ONG para niños con cáncer para evadir capitales a Belice. Ciertamente, si alguien es capaz de estafar a la colectividad, también lo hará con sus sectores más indefensos. Es un estilo profesional. Lo mismo hizo Roldán quien, entre otros desmanes, expolió una organización de huérfanos de la Guardia Civil.
La Gürtel es proteica. Camps parece haberse entendido con Iñaki Urdangarín en detrimento de los intereses generales que debiera proteger y el Duque, ya armado caballero de la orden de la Gürtel, según dice hoy El País, se llevó un buen pellizco por ayudar a Ruiz Gallardón a que fracasara la candidatura olímpica en Madrid. La Gürtel cada vez semeja más una de esas macabras danzas medievales en las que una hilera de ciegos cogidos de la mano camina hacia el abismo dirigida por otro ciego. Sólo que aquí el ciego es un mudo.
¡Qué gran error fue adelantar las elecciones!
divendres, 3 de juliol del 2009
La política nuclear.
La diferencia que hay entre ecología y ecologismo es la que hay entre la ecología y la política. Con la energía nuclear ocurre lo mismo, la diferencia existe, pero no es tan sencilla de visualizar. Salvo que a uno se lo pongan a punto de caramelo o como a Fernando VII (o a Felipe II, que hay discusión entre los especialistas en esto como en todo lo demás) diciendo, por ejemplo, como acaba de hacer el ejecutivo que se cerrará Garoña en 2013. Esto es lo que se llama encaje de bolillos presidenciales. El resultado de la medida es trino en potencia como corresponde a la potencia tridentina: a) Garoña se cierra, cumpliendo el programa electoral del PSOE (en 2013); b) Garoña no se cierra (de momento) porque no hay que aumentar el paro; c) la decisión final habrá de tomarla quien gane las elecciones de 2013, que puede ser el PP y también puede ser el PSOE con otro candidato. El Gobierno se ha quitado de encima la empanada de la energía nuclear sobre la cual no hay unanimidad ni en su propio partido como se ve escuchando al señor Felipe González, a quien se va a pasar de llamar "Mr. X" a llamar "Mr. Positrón".
Es de esperar que el resto de las actividades de Gobierno no se hagan tan pensando en el futuro y se atengan más a la realidad presente. Que, además, es de manual. Porque en los demás países, en los que la tasa de paro es la mitad que la española o la mitad de la mitad, cabe decir que el keynesianismo está muerto precisamente porque no hay paro sobre el que actuar. Pero en España nos sobra, y fue el paro, la necesidad de remediar el paro, lo que inspiró el corazón mismo del keynesianismo a través de la Teoría General del empleo, el interés y el dinero . ¿La categoría fundamental? El empleo. Suprimir el paro es aumentar la demanda agregada que es la que tira del crecimiento de la economía. En España no solamente es válido el keynesianismo sino que es lo único que es válido.
(La imagen es una foto de Tolao, bajo licencia de Creative Commons).
dissabte, 25 d’abril del 2009
Tengo un plan contra el paro.
Los datos del paro que se hicieron públicos ayer, más de cuatro millones de desempleados, son estremecedores y han dejado al país conmocionado. Dice el Gobierno que no hay que hacer vaticinios apocalípticos. Sin duda. Pero mucho menos quedarse tan panchos como si aquí no pasara nada. Y no es este Gobierno -que hace menos de ocho meses llamaba "ralentización" a la crisis más grave del capitalismo desde 1929 o antes- el indicado para hacer recomendaciones porque está claro que no sabe por dónde sopla el viento. Como todo el mundo, por otro lado, incluidos los más afamados analistas, economistas, pronosticadores, futurólogos, responsables de organismos internacionales y demás charlatanes. Escuchar ayer a la señora Salgado vicepresidenta segunda del Gobierno decir con cara de padecer úlcera sangrante que "en ningún caso se llegará a los cinco millones de parados" era para mesarse los cabellos, llorar o liarse a mamporros. ¿De dónde saca esta respetable dama esa seguridad? ¿Qué datos la avalan? Habló de datos, sí, pero ¿cuáles? Y si, dentro de algunos meses llegamos a los cinco millones, esta señora ¿se irá a su casa o pronosticará que en ningún caso llegaremos a los seis millones?
Y la oposición no está mejor. El inefable señor Aznar ya ha dicho que, con él, esto no hubiera pasado. ¿Por qué no? Porque es él, claro. Sin comentarios. Y su ungido, el señor Rajoy, asegura que el PP tiene las ideas y fórmulas para resolver este pavoroso problema con la misma base que el Tarzán de las Azores para decir lo que dice.
Nadie sabe nada. Todos los vaticinios han fallado y, a medida que se hacen los nuevos, vuelven a fallar. Nadie tiene una explicación aceptable para la crisis, como señalaba ayer mismo Justo Zambrana en un magnífico artículo en El País, titulado Crisis: ¿no será la distribución de la riqueza? y que es lo mejor que llevo leído sobre este tema en el último año. Zambrana señala que no hay explicaciones teóricas de la crisis, habiendo fallado las neoclásicas y las keynesianas y él propone una muy convincente, la que apunta en el título: el aumento bestial de las desigualdades entre salarios y beneficios de capital en las economías industriales y la desigualdad entre países ricos y países pobres. Pero la brillante explicación de Zambrana es eso, teórica, y no arbitra a medio alguno para remediar esa lamentable situación.
Eso es precisamente lo que me propongo hacer modestamente aquí: exponer un plan para remediar el desempleo y salir de la crisis. Un plan práctico, realizable si, como siempre, hay la voluntad política de ponerlo en marcha. No se trata de una reacción apocalíptica. Si se quiere, nos esperamos a los cinco millones de parados pero me parece que si lo fuéramos preparando ya, tendríamos tiempo ganado. El plan se basa en tres puntos esenciales: a) reconocer que la situación es de emergencia y que hay que hacer algo excepcional; que, sin ánimo de ofender, el Gobierno está desbordado por la situación; b) poner en marcha mecanismos excepcionales de solidaridad que es lo único que puede sacarnos del atolladero; c) entender que el drama que viven cuatro millones de trabajadores, quizá cinco a la vuelta del verano, no va a resolverse suprimiendo las prestaciones por desempleo, abaratando los despidos o aplicando otras fórmulas depredadoras ni tampoco adoptando medidas drásticas e injustas como expulsar inmigrantes u (cosa que aún no se ha oído esta vez pero en la última crisis del año noventa y dos sí se escuchó) obligar a las mujeres a regresar a los hogares y dejar el trabajo a los hombres. Tampoco va a resolverse con otra fórmula que también se barajó en la citada crisis pasada de repartir el trabajo que hay. Sólo se solucionará generando nuevos puestos de trabajo para los parados. Dando la caña para pescar; no regalando el pescado.
Parto del supuesto de que el Estado necesita más recursos para hacer frente a las prestaciones, los programas sociales, las políticas de rescate y las imprescindibles inversiones públicas. Esos recursos sólo pueden venir hoy de la población. Somos el conjunto de los ciudadanos quienes hemos de comprender que nuestra solidaridad con los cuatro millones de desempleados debe manifestarse a base de poner a disposición del Estado los recursos extraordinarios que éste precisa. ¿Cómo? Aceptando un impuesto extraordinario, progresivo y universal sobre la renta y los beneficios del capital. Quedarían exentas las rentas más bajas (mileuristas, familias a las que no les llega, etc) y podría empezar en cotas moderadas de un cinco por ciento, (o lo que se considere), para ir luego creciendo en relación proporcional a los ingresos; que paguen más, bastante más, los que más tienen. Esta exacción única, excepcional (de momento; si ha de prolongarse, habrá que hacerlo), que equivaldría en realidad a una reducción de los ingresos reales de todo el mundo, pondría en manos del Estado un volumen dinerario que éste usaría para generar puestos de trabajo, reinsertar a los parados en el mercado laboral y fortalecer la demanda. Es una manifestación de solidaridad práctica con esos compatriotas que están pasándolo mal; solidaridad activa; nada de caridad. Es que nos sacrifiquemos todos, cada cual en proporción a sus posibilidades, y arrimemos el hombro.
Aumentar los impuestos (con carácter único y excepcional, aunque luego, insisto, ya se valoraría) sí señor, digan lo que digan los neoliberales y los sociatas achantados ante ellos. Es la única medida realmente solidaria y de izquierda que se puede y se debe tomar porque, entre otras cosas, no podemos seguir sin hacer nada, esperando que un Gobierno a todas luces desbordado resuelva un problema que lo tiene acogotado y sería una grave irresponsabilidad abrir ahora un incierto periodo electoral que, en el mejor de los casos, duraría cinco o seis meses más, y eso si las cosas no se quedan como están. Es decir, no es el momento de hacer política de partido, sino de Estado. Por ello propongo asimismo que la medida se apruebe en el Parlamento, que es en donde hay que aprobarla, y sea respaldada por un Gobierno de unión nacional, también excepcional, en el que estén representados todos los partidos políticos y, desde luego, los dos mayoritarios. Tiempo habrá, una vez salidos de esta crisis atenazante, de volver a la batalla partidista y al tú más o tú menos, a ponerse medallas y quitárselas al adversario.
(La imagen es una foto de le Haricot, bajo licencia de Creative Commons).
dissabte, 24 de gener del 2009
El desempleo en españa.
Si alguna vez se hizo un cartel electoral que había de resultar inoportuno fue ésta. El señor Rodríguez Zapatero muere por la boca, como el pez. Su "pleno empleo" deja chiquita la baladronada de Felipe González de crear ochocientos mil puestos de trabajo cuando al final de la legislatura se habían destruido cuatrocientos mil. Algo parecido a lo que ha ocurrido esta vez con el señor Rodríguez Zapatero que empezó hablando del pleno empleo y puede terminar su mandato en pleno desempleo. Los socialistas parecen fallar en este punto tan delicado y peligroso.
Es verdad, cual no se cansa de repetir el señor Rodríguez Zapatero, que la crisis es general, es global. Ciertamente pero al mismo tiempo la tasa de paro española es la más alta de todas las de los países desarrollados; es el doble de la media europea y el doble de la de los Estados Unidos. Es verdad que esto tampoco es de hoy y que un diferencial positivo de la tasa de desempleo en España es fenómeno crónico. La cuestión radica en averiguar por qué pasa eso en España y la respuesta viene dada en lo que acabamos decir: porque es el menos desarrollado de los desarrollados y si es que se le puede considerar "desarrollado" en sentido estricto algo así como lo que sucede con Irlanda.
Da la impresión de que el presidente no acaba de comprender el problema. Se nota cuando dice muy orgulloso que somos la octava economía del mundo sólo porque nuestra renta por habitante ha superado a la italiana. Pero eso no quiere decir que nuestro país esté más desarrollado que Italia; quiere decir que ha crecido más. Crecimiento y desarrollo no son lo mismo. Así que como el país no es una sociedad desarrollada en el sentido del crecimiento armónico de todas sus partes, sino más como una sociedad que experimenta fuertes crecimientos en un modelo de producción muy especializado en dos sectores, construcción y turismo y cuando estos sectores se contraen los otros no pueden absorber el excedente porque están sin desarrollar. De ahí que, como se dice, España hace lo que los demás pero exagerando: cuando se crece, crece más que nadie y cuando se decrece, se contrae más que nadie.
De lo anterior se sigue que las políticas contra la crisis que elabore el Gobierno tienen que ir dirigidas a los sectores de la producción que están menos desarrollados y que, por lo tanto, tengan mayor potencial de crecimiento y puede además condicionarlas a que los gobiernos que las reciban las distribuyan bien y con hilo ecologista de oro cosa que no está nada garantizada.
divendres, 9 de gener del 2009
De Santa Bárbara cuando truena.
Ya tenemos aquí la temible secuela de toda crisis de subconsumo: el desempleo en masa. Más de tres millones de parados en España y subiendo. Más de diez en los Estados Unidos (un 6,7 % de la población activa) y subiendo. Las últimas previsiones anuncian veinte millones en Europa al finalizar 2009 y me parece un cálculo por lo bajo.
El paro es el problema económico más importante precisamente porque no es sólo económico sino político, social y psicológico; especialmente psicológico y, si no lo creen, salgan a la calle y pregúntenle a un hombre de cincuenta y cinco años que se ha quedado sin curro cómo ve la vida.
La estúpida balumba neoliberal de los últimos veinticinco años con las doctrinas desreguladoras, liberalizadoras y otros camelos repetidos hasta la náusea en los medios, las fundaciones, los sedicentes think tanks, las cátedras universitarias por gentes que se llamaban a sí mismas "ortodoxas", como si los demás fuéramos monofisitas, acabó consiguiendo que perdiéramos de vista el hecho elemental y básico de que la economía se hizo para el hombre-mujer y no al revés.
Cualquiera que escuche hoy a los principales mandatarios occidentales, los señores Obama, Brown, Sarkozy, Rodríguez Zapatero etc cómo hablan todos de bajar los tipos de interés, nacionalizar bancos, intervenir entidades financieras, rescatar empresas con dinero público, regular el crédito, multiplicar el gasto, bombear recursos al mercado de trabajo, recurrir al déficit, etc pensará que se han hecho todos de repente furibundos keynesianos. Bueno, si lo han hecho han hecho bien. Parece haberse olvidado que la famosa Teoría General keynesiana era una Teoría General del empleo, el interés y el dinero porque el economista de Bloomsbury sabía muy bien que sólo una economía en pleno empleo o cercana a él está a salvo de las crisis. De ahí que su teoría general lo sea del empleo ante todo, algo que para la escuela clásica no es un problema económico ya que, en términos ideales, su eliminación se producirá cuando se llegue al punto de equilibrio entre oferta y demanda; por ejemplo, con la gente trabajando a cambio del almuerzo y gracias.
¿Y cómo se va hacia el pleno empleo? Actuando sobre la demanda, que es lo que hacen todos los dirigentes políticos occidentales que saben en dónde están, utilizando la intervención del Estado y la inversión pública para generar puestos de trabajo. El señor Obama anda ya echando las bases de lo que en Gringolandia empieza a llamarse el New New Deal, que es lo que tendrán que hacer los dirigentes europeos sin quieren salir de la recesión y evitar la depresión. El viejo y denostado keynesianismo está de vuelta para sacar de nuevo las castañas del fuego a una economía en crisis.
Por cierto, no es superfluo recordar que esta idea de recurrir a los fondos públicos para dar trabajo a la gente tampoco era tan nueva en tiempos de Keynes. Ya se le había ocurrido a Louis Blanc durante la Revolución de 1848 con los "talleres nacionales", en los que se emplearía a los trabajadores a cargo del Estado hasta que estuviesen en situación de establecerse por su cuenta. El dinero para la operación pensaba sacarlo Blanc de la explotación de los ferrocarriles. El asunto terminó como el rosario de la aurora. Era demasiado pronto para algo tan maduro que sólo cuajó con brillantez y eficacia cien años después, en el Estado del bienestar, salido del desastre de la crisis de 1929.
Y menos mal que tenemos Estado del bienestar. Si los genios neoliberales, los reaganistas, thatcheristas y sus similares y asimilados se hubieran salido con la suya por entero de desmantelarlo acusándolo de ruinoso, incompetente, burocrático y contraprodecente para el crecimiento económico, ahora tendríamos un problema real, como el que hubo en 1929: decenas de millones de parados sin subsidios de desempleo ni redes de seguridad social. Gente abocada a reventar en la calle, recurrir a la beneficencia... o apuntarse a un partido revolucionario fascista o comunista para armarla, desde luego.
La crisis puede poner a prueba la capacidad de respuesta de los sistemas políticos democráticos pero, en todo caso, estos sistemas encajan hoy mejor las situaciones difíciles gracias al Estado de bienestar que sin duda seguirá porque se articula sobre los derechos de las personas, que es un argumento de validez universal.
Los neoliberales, que son como los bajos de los cuadros de Rubens, poblados de monstruos, salvajes y espantosas quimeras, siempre vencidos pero siempre ahí, amenazando con auténticos disparates, objetan al neokeynesianismo que el alegre recurso al déficit es algo que tendrán que pagar las generaciones futuras.
Eso es evidente y vale para todos los seres humanos en todos los tiempos. Las generaciones futuras siempre tienen que pechar con lo que les dejan las anteriores, unas veces mejor y otras peor. Lo que es absurdo es impedir que se arranque en el presente por temor al futuro que es, curiosamente, la actividad primera y más representativa del capitalismo. Quien no proceda así, con riesgo, no tendrá futuro con lo que las generaciones futuras tampoco tendrán presente. Cosas nada fáciles pero ¿quién dijo que la política fuera fácil? No lo será aquella que, como dice Foucault, es la "continuación de la guerra por otros medios".
(La imagen es un retrato de John Maynard Keynes en un número atrasado de la revista Time, de 1963.