dimecres, 13 de març del 2013

Rajoy habla francés.

Los sempiternos maledicentes del Reino hacen chirigota de las escasas habilidades de Rajoy para las lenguas extranjeras. Es imposible, se burlan los plumillas, que quien no habla ni pronuncia bien su propia lengua pronuncie o hable bien la del prójimo. Zapatero era un convidado de piedra en las reuniones al otro lado de los Pirineos, en cuanto se comenzaba a hablar en esa jerigonza incomprensible del inglés. Pero, al menos, en español se le entendía. Rajoy es otra cosa y a lo mejor es por lo que se niega a que le hagan preguntas. No porque no tenga nada que responder sino porque no sabe cómo hacerlo.

Todo eso son infundios movidos por la envidia. A ver si no se entiende a la maravilla al presidente cuando da por superada "la enorme crisis financiera y de deuda pública". Con los responsables de los sindicatos y el patrón de los patrones presentes, Rajoy inicia la senda de la recuperación en el marco de la Estrategia de Emprendimiento y Empleo Joven 2013-2016, una improvisación más en su carrera de fantasmadas, un caos sin financiación; nada. Se trata, en su opinión, sin embargo, de un hito que en el futuro permitirá ver cómo el primer trimestre de 2013 tuvo lugar el take off, el despegue de la economía, gracias a las acertadas, aunque dolorosas, medidas de su gobierno.

Justo en el mismo momento, Hollande, el presidente de la República francesa, proclamaba muy ufano que que lo peor de la crisis ha pasado, gracias a las políticas de su gobierno que "ha logrado más en diez meses que otros Gobiernos anteriores en diez años". Es el tradicional sentido francés de la modestia. Bueno, refunfuñan los españoles, pero el gabacho no ha cumplido el objetivo del déficit pues este está en el 3,7% del PIB y debería estar en el 3%.

Ya hablaremos de esto de que los franceses y alemanes incumplan los objetivos del déficit cuando les place pero aprieten a los demás y no les dejen hacer lo mismo. El caso es que, con estar mal, Francia tiene un déficit del 3,7% y una tasa de paro del 10,7%, algo con lo que los españoles ni sueñan. No importa, según Rajoy, estamos saliendo de la crisis, igual que los franceses. Nuestro déficit es del 10,2% del PIB antes de maquillarlo y del 6,7% después de hacerlo y es la cifra con la que el presidente pretende engañar a una opinión que está al cabo de la calle. Con un desempleo del 26% y prácticamente todas las magnitudes a la baja, incluido el crecimiento negativo del PIB, hablar de recuperación carece de todo fundamento. Ciertamente -y a ello se aferra el gobierno- pagamos menos intereses que los italianos. Pero se olvida que los italianos están sin gobierno, lo cual es una situación que los mercados suelen castigar. Entienden que no estar gobernados es peor que estarlo por Rajoy. Algo altamente cuestionable.

Vamos, que el gobierno ya no se atreve a hablar de brotes verdes pero sigue hablando de brotes verdes. De Bárcenas, ni pío. Bárcenas, el hombre de los mil papeles. Cospedal piensa haber sido rehabilitada por el espaldarazo de un Rajoy que huyó por la puerta trasera en enésima manifestación de su proverbial valentía. Pero está muy tocada por la famosa comparecencia del finiquito en diferido. Su carácter agresivo y el más que probable recrudecimiento del caso Bárcenas, le harán meterse en un nuevo lío.

Por más que pretendan distraer la opinión, el meollo de la política española hoy es la corrupción y el caso Bárcenas y la evidente responsabilidad política de Rajoy, como presidente del partido y del gobierno, no puede ocultarse tras un injustificado triunfalismo.

(La imagen es una captura del vídeo La Moncloa en el dominio público).