divendres, 28 de desembre del 2012
El expolio o el gran pelotazo.
divendres, 21 de desembre del 2012
Retiren ese plan. Dimitan.
diumenge, 2 de desembre del 2012
La batalla de los hospitales y el socialismo zen.
dimarts, 27 de novembre del 2012
La sanidad pública no se vende. Se defiende.
dilluns, 25 de juny del 2012
Mato y Cospedal son lo natural.
(La primera imagen es una foto del PP de Madrid, y la segunda una de Chesi - Fotos CC, ambas bajo licencia Creative Commons).
dimecres, 21 de setembre del 2011
Una digna respuesta.
La educación, la sanidad, la vivienda, el seguro de desempleo y las pensiones son los pilares del Estado del bienestar, la conquista democrática del siglo XX en Europa basada en la idea de que esos servicios constituyen derechos de los ciudadanos. Como tales deben tener igual reconocimiento y garantía que los derechos clásicos civiles y políticos y los derechos fundamentales. Porque son derechos fundamentales, no mercedes graciables del poder ni actos de beneficencia de organizaciones privadas. Mucho menos negocios.
Esa conquista democrática es la que la derecha neoliberal quiere desmantelar y lleva camino de hacerlo si las sociedades bajo ataque no se defienden. Las pensiones están congeladas; el seguro de desempleo, reducido y acortado; el acceso a la vivienda es una quimera. Ahora el ataque es contra la educación y la sanidad que, privatizadas, son suculentos negocios. La novedad de la situación es que el neoliberalismo no niega ya (como sí lo hacía antes) que la educación y la sanidad sean derechos. Lo que dice ahora es que, por desgracia, no hay dinero para financiarlas y que, en época de crisis, hay que recortar. Pero esto es una excusa.
En primer lugar, no hay dinero porque hace años que está descapitalizándose el Estado a base de reducir los impuestos y renunciar a ingresos bajo la engañosa consigna de que "en donde mejor está el dinero es el bolsillo de los contribuyentes", sin especificar de qué bolsillos se habla. En segundo lugar si, con todo, hay que reducir partidas, habrá que pensárselo mucho, ser muy transparentes y justificar que no hay otro lugar del que reducir que no sean la educación o la sanidad. Si las exenciones fiscales y privilegios que la Comunidad Autónoma de Madrid concede a la enseñanza privada concertada alcanzan los ochenta millones de euros y esa es la cantidad que se ahorra con los recortes de la enseñanza pública, será preciso demostrar por qué es más justo privilegiar a la privada en detrimento de la pública. No blandir el hacha y asestar el tajo sin más explicaciones.
Esa es la política de la Comunidad de Madrid, la de los hechos consumados y las confrontaciones. Porque a Esperanza Aguirre no le interesa conservar la enseñanza pública sino desmantelarla en beneficio de la privada. Por eso no razona, sino que insulta. La historia de su mandato es de hostilidad a los servicios públicos. No da razones sino que va por la vía de hecho y, en lugar de, cuando menos, explicar las medidas tomadas, pues no las ha consensuado con nadie, trata de desprestigiar a los docentes (como intentó hacer en la legislatura anterior con la sanidad pública y las calumnias al doctor Montes) mintiendo sobre su jornada laboral, descalificando su labor y agrediendo a los sindicatos. Eso no es política democrática, de diálogo, sino política autocrática, de imposición. Y no es casual ni repentino sino algo calculado, planeado y ejecutado fríamente, es el desmantelamiento del Estado del bienestar.
La colectividad de enseñantes, padres y alumnos respondió ayer ejemplarmente por segundo día en la calle con una manifa multitudinaria que es en realidad una enmienda a la totalidad de la política educativa de Aguirre y de su consejera, Lucía Figar, esa pía dama que según ella misma dice, piensa entregar suelo público gratuito para que las sectas ultracatólicas que son de su agrado pueden adoctrinar a los niños de la región. Visto lo visto imagino que estas sectas edificarán en los terrenos públicos unos colegios de excelencia para los hijos de los ricos y, al lado, unas chabolas para enseñar el catecismo a los hijos de los pobres que, bien pensado, es lo único que necesitan aprender.
Y no acaba ahí el alcance político de la combatividad de Aguirre. No solamente desprestigia a los docentes y miente sobre su jornada sino que ataca la legitimidad de la huelga atribuyéndosela a los sindicatos, el PSOE, los indignados y "los de la ceja" y, en definitiva, al gobierno central. Es decir, todo el conflicto está provocado y planeado por la Comunidad de Madrid con el fin de plantear un problema más al gobierno central y como eso es absurdo porque éste carece de competencias en la enseñanza en Madrid, se lleva por el lado de la demagogia, asegurando que está alentando a los huelguistas y poco menos que sosteniendo que la huelga está organizada por Rubalcaba y que el ministro de Educación dimita por ello. Una actitud de tan disparatada frivolidad en un asunto de tal importancia muestra que a Esperanza Aguirre la enseñanza pública y los docentes le importan un comino. Y los alumnos, menos.
dijous, 17 de setembre del 2009
El color de la piel de Obama.
Dice el expresidente Carter, un hombre de convicciones, que buena medida de las agrias acusaciones y los insultos que está recibiendo el señor Obama se debe al color de su piel porque todavía queda un poso de racismo en la sociedad gringa. Responde, sin embargo, el interesado diciendo que no es así, que el Presidente está inmerso en la habitual batalla política y el racismo tiene poco que ver con ello.
En mi modesta opinión lleva la razón el Presidente. Sin duda la barbaridades, procacidades, denuestos e insultos que sufrió el pasado fin de semana tienen su origen en la concentración de ultraderechistas, supremacistas blancos y simples orates que se celebró en esa fecha como parte del programa de movilizaciones de la extrema derecha en contra de la reforma del sistema sanitario. Por supuesto el color de la piel de Obama es importante y racismo hay un rato largo en Gringolandia y no sólo un poso, pero el objeto esencial del odio de la derecha está en las políticas del Presidente y muy especialmente en la dotación de un sistema integral de atención sanitaria en los Estados Unidos.
Para la derecha estadounidense, cuya representante más acabada debe de ser la exgobernadora de Alaska, la señora Sandra Palin (a quien no conviene infravalorar pues puede llegar a su vez a presidenta del país), el señor Obama, además de negro, es un socialista, cuando no un furibundo bolchevique. Este tipo de exageraciones, similar al que hace la derecha española al tildar de "radicales" al señor Rodríguez Zapatero y sus colaboradores, es muy típico de las posiciones políticas simples y maniqueas, pero tiene mucha fuerza propagandística y en un país en el que hay millones de armas de fuego en manos de otros tantos ciudadanos, extraordinariamente peligroso.
El "socialismo" del señor Obama se reduce a la pretensión de que los estadounidenses disfruten de lo que para la inmensa mayoría de los europeos occidentales constituye uno de los pilares del Estado del bienestar que da por supuesta, esto es, una cobertura sanitaria universal, cosa que también la derecha europea está tratando de destruir, como se evidencia en las políticas privatizadoras de la sanidad del gobierno de la señora Aguirre en Madrid.
El mismo Mr. Obama subrayó hace poco que los EEUU son la única democracia avanzada que no tiene un sistema similar. Los dos programas en vigor, Medicaid, para los pobres de solemnidad y Medicare para la población anciana, siendo muy necesarios, apenas pueden pasar por algo parecido a los sistemas europeos y deja desprotegida, sin seguridad médica a más de la sexta parte de la población. Este proyecto de reformar la sanidad gringa haciéndola pública y, a ser posible, gratuita, ha sido la piedra en la que han tropezado algunos intentos, el último, el del señor Clinton, merced a la feroz oposición de la mencionada derecha, en buena medida sostenida y financiada por las poderosas empresas de seguros médicos y las farmacéuticas. El negocio sanitario mueve un porcentaje apreciable del PIB estadounidense y no es de esperar que quienes se benefician de él, faciliten la tarea de hacerlo accesible sin coste o con costes mínimos a los que más lo necesitan. Esa es la razón última de la feroz oposición al señor Obama y no su negritud, aunque su negritud pueda servir también para descalificarlo ante ciertos auditorios.
Finalmente, la Comisión de Asuntos Financieros del Senado ha presentado una proposición de ley que rebaja algo las pretensiones del Presidente (singularmente, la implantación de un sistema público de salud) pero atiende a su objetivo último de conseguir la universalización de la atención sanitaria con cargo a una nueva batería de impuestos (que gravarán sobre todo a las aseguradoras, compañías farmacéuticas, médicas, etc) y racionalización del gasto de forma que, aunque el coste sigue siendo elevado, no aumentará el abultado déficit estadounidense. La administración se hará facilitando la contratación de seguros privados a través de subvenciones y ayudas para las familias que no puedan permitírselos y poniendo en pie una red de cooperativas sin ánimo de lucro. Todas las familias estarán obligadas a suscribir cobertura médica por estas vías bajo amenaza de una importante penalización económica; sólo quedarán fuera los inmigrantes ilegales, calculados en unos doce millones de personas. La ley regula de modo más estricto a las aseguradoras privadas de forma que no puedan recurrir a prácticas perversas para maximizar beneficios como la de excluir a aquellos asegurados que contraen enfermedades caras y prolongadas.
En resumen, un sistema flexible que pretende conjugar universalidad con sistema privado, todavía muy alejado de los públicos europeos pero que la prensa gringa ya celebra como un eco de la revolucionaria ley que estableció la seguridad social en la era Roosevelt, en 1935. Y por esto, que es algo de justicia elemental, la derecha berrea que el señor Obama es un peligroso comunista. Un negro comunista o un comunista negro.
dijous, 30 d’abril del 2009
Contra la privatización de la sanidad pública.
Los de la Asociación en Defensa del Hospital Severo Ochoa (ADHSO) han puesto en marcha una campaña con el muy noble objetivo de sentar al señor Lamela, responsable de las calumnias al doctor Montes, el banquillo con el titulo de Lamela al banquillo. Quien quiera leer las muy sólidas razones de la Asociación que pinche en Lamela al banquillo
Por lo demás, los de la ADHSO nos piden una módica contribuición de 10 € para ayudar a esta causa que conlleva un proceso costoso en el que la otra parte no dudará en emplear los recursos públicos para defenderse:
Si no estás dispuesto a consentir que nuestra falta de medios económicos permita su impunidad…
Ingresa o transfiere 10 € a la cuenta corriente de
La Caixa: 2100 1745 56 0200090640
Indica en el concepto “Lamela al banquillo”
Igualmente, en el nombre de la cuenta hay que poner ADHSO..
dilluns, 27 d’abril del 2009
Toma globalización.
En menos tiempo del que nos hubiera gustado hemos recibido un par de clases prácticas acerca de qué significa la globalización a base de buenos mamporros. Primero fue la crisis financiera, convertida después en crisis de la economía real, que está dejando al mundo en cueros, a la gente en el paro, a los bancos tiritando, a las empresas en quiebra, a los gobiernos a bout de souffle. Comenzó con las famosas subprime en los Estados Unidos el verano pasado y en el otoño ya se había extendido por el mundo entero. Nadie está libre de la crisis que no respeta fronteras ni diferencias entre sistemas económicos. Hay tantos parados en China como en España, relativamente, claro es. Así hemos aprendido la lección amarga de la globalización: la internacionalización del capital, la universalización del comercio, todo apunta a la realidad de la famosa teoría del aleteo de la mariposa.
La globalización, ¿es buena o mala? La pregunta es hoy, como ayer y como lo será mañana, estúpida: la globalización, simplemente, es. Si, además de ser (y ser inevitable) resulta buena o mala, dependerá de muchos factores, circunstancias y situaciones. Dependerá incluso de los tiempos: a veces será buena y a veces, mala. Lo que es incomprensible es que todavía no se hayan elaborado los mecanismos internacionales para gestionarla. Gracias a la crisis global estamos asistiendo a una febril actividad de reuniones y cumbres que solamente ponen de manifiesto la dejadez con la que los Estados han actuado en los últimos veinte años, aproximadamente desde la caída del comunismo. Se acababa la guerra fría y, según decía el presidente Bush, padre del orate que ocupó la Casa Blanca los últimos ocho años, nos correspondería cobrar los dividendos de la paz. Y así ha sido: hemos cobrado dichos dividendos en forma de guerras y, ahora, la crisis más bestial del capitalismo desde 1929, merced a la aplicación irrestricta de los dogmas neoliberales.
Y ahora, la pandemia de la gripe porcina. Hay algo apocalíptico en este suceso. Como lo hay en el hecho de que haya empezado en México, D.F., la ciudad más populosa del mundo, con más de veinte millones de habitantes. Dicen que los chilangos y defeños en general están asustados. No me extraña. ¿Quién puede detener el contagio en una ciudad de veinte millones de habitantes, esto es, como dos veces Portugal?
Pero hay más: ¿quién puede detener el contagio del planeta entero en plena globalización? En tiempos de la peste negra que, como se recordará, se llevó por delante en el siglo XIV a un tercio de la población de Europa, la plaga se extendió con una lentitud que hoy daría verdadera envidia pues le llevó cuatro años para pasar de Turquía (en 1347) a Suecia (en 1351) a través de España, Francia, etc. Hoy, el virus de la gripe porcina ha tardado cuarenta y ocho horas en ir de México a España y a Nueva Zelanda. La pandemia está aquí. Ya veremos cómo se presenta la situación y qué cabe hacer. Pero es, obviamente, otro recordatorio de que hoy día los problemas son globales y sólo pueden resolverse con soluciones globales. Las medidas nacionales sólo debieran tener carácter subsidiario de las que se tomaran en el orden internacional mientras que ahora serán las únicas que se adopten y, en todo caso, tendrán que contar con la intervención decidida de las instancias públicas. Vamos a ver asimismo cómo funcionan los servicios de salud privatizados por estos nuevos piratas del siglo XXI llamados neoliberales y neoconservadores que se diferencian de los somalíes en que no se juegan la vida en sus actos de pillaje.
Además estoy seguro de que el señor Rajoy acabará acusando al gobierno socialista de haber traído la peste porcina.
(La imagen es una foto de 20 Minutos, bajo licencia de Creative Commons).
dissabte, 27 de setembre del 2008
Contra la privatización de la sanidad pública.
Cedo este post a la Coordinadora Antiprivatización de la Sanidad Pública de Madrid que hace una campaña pidiendo la
Quien quiera colaborar con la campaña, que firme aquí una petición dirigida al Gobierno de España. Más abajo, información cumplida sobre los siniestros planes de convertir la sanidad madrileña en un negocio de ese equipo de gentes sin escrúpulos en torno a la señora Aguirre.
Se habla de privatización de la sanidad en Madrid; han empezado con los laboratorios y ya han cerrado centros de especialidades casi de un día para otro sin avisar al personal de los centros.
¡La sanidad no se puede privatizar!
Sanidad Pública Comunidad de Madrid.
Lo que hay que saber:
1) Los nuevos hospitales de *gestión privada* han cubierto sus plazas con médicos de los hospitales públicos, que se han quedado sin buena parte de su personal. En el caso de La Paz se ha ido el 40% de los médicos.
2) A pesar de haberse ido, sus nóminas corren a cuenta de sus antiguos hospitales de origen. Es decir, esos médicos trabajan para un hospital privado pero *su sueldo sale del hospital público.*
3) De momento 3 de los hospitales privados no han abierto por falta de personal. No obstante *están cobrando de la Comunidad una cuota fija diaria* (a pesar de estar cerrados y sin estrenar).
4) A pesar de la clamorosa necesidad de médicos de los hospitales públicos para cubrir las bajas de los que se fueron a los privados, tienen *prohibido contratar nuevos médicos*, en tanto que no se cubran las plazas de todos los hospitales privados para que estos puedan empezar a funcionar.
5) Cada hospital privado cobra de la Comunidad *300 € por cada paciente* que atiende, independientemente de lo que le haga (diagnóstico, pruebas, consultas, etc). Esta cuota sigue siendo 300 € aunque lo que le hagan cueste mucho menos.
6) Cuando llega *un paciente cuya prueba cuesta más de 300 €, el paciente es desviado automáticamente a un hospital público*. Así el hospital nunca pierde dinero, y además no compensa en otros pacientes sus ganancias cuando ha atendido a otro paciente por menos de ese dinero (es decir que es como en el casino, siempre gana la banca).
7) Ninguno de estos hospitales tiene *laboratorios* para hacer sus propios análisis de sangre, de bioquímica, citología, etc. Estos servicios son contratados a* empresas privadas externas* que cobran sus servicios.
8) Como muchos médicos no se fían mucho de lo que hacen estas empresas externas, en la práctica es frecuente mandar las muestras para analizar por duplicado, por una parte a la empresa externa responsable de ese servicio, y por otra parte a un laboratorio amiguete de la pública del hospital de procedencia. *La sanidad pública está pagando cada análisis de hecho por duplicado.*
>En definitiva, dentro de unos años no sé qué tipo de médicos nos van a poder atender. Teníamos una sanidad pública que era de las mejores del mundo y no hace falta ser muy listo para sospechar cómo va a evolucionar esto. Afortunadamente para los que vivan fuera de Madrid, esto no está pasando en otras comunidades. No entiendo cómo, por muchas transferencias en sanidad que haya, cuando se comete en una comunidad un desaguisado de este tipo con la clara intención de desmantelar el sistema, el gobierno central no da un puñetazo en la mesa ni pone las cosas en su sitio.
El otoño se presenta caliente en la sanidad madrileña. Por favor informaos y contrastad éstas y otras informaciones. Nuestra pasividad es lo que más les conviene a los que quieren desprestigiar y desmantelar la sanidad pública. Buscad la verdad y reaccionad. Es realmente importante lo que nos estamos jugando.
Si alguien quiere dejar su salud en manos de una empresa, cuyo objetivo (como el de todas las empresas) es ganar dinero, allá él. No me parece ni medio lógico dejarse operar por alguien que, como primer objetivo, va a estar más pendiente de obtener beneficios económicos que de proporcionarnos la mejor atención posible.
dissabte, 9 de febrer del 2008
En favor del doctor Montes y de la sanidad pública.
La campaña que se ha iniciado en la blogosfera a favor del Doctor Montes y de los otros profesionales vilipendiados y perseguidos por el gobierno de la Señora Aguirre en la Comunidad de Madrid es más que un movimiento de solidaridad a favor de las víctimas de un manifiesto abuso de poder, que ya es bastante pues constituye un deber elemental de solidaridad alzar la voz cuando se cometen tales injusticias. Es más también que una acción en pro de la sanidad pública, en defensa de los intereses generales contra las maniobras privatizadoras de unos gobernantes que sólo atienden a los (sus) intereses privados, que también es mucho. Esa campaña es una cuestión de principios y en ella nos jugamos asuntos de enjundia. Hay que poner coto a los desmanes de un poder reaccionario y arrogante que no solamente recurre a la mentira y la demagogia sistemáticas y desobedece los fallos de los tribunales de justicia, considerándose por encima de la ley, sino que se niega a rendir cuentas a los ciudadanos, tratándonos no como a tales sino como a siervos. Esa campaña, por lo tanto, constituye un deber cívico y no debemos cejar en ella hasta alcanzar nuestros objetivos:
La campaña en marcha comprende en primer lugar una recogida de firmas, que irá seguida luego por otras movilizaciones y actividades. Quien quiera firmar ya que pinche aquí. Hay que acabar con la arrogancia y la impunidad de estos retrógrados.
(La foto es de Olmo González, bajo licencia de Creative Commons.