Los jueces están actuando de hecho como brazos ejecutores de la política del gobierno. Sin duda lo harán con exquisito tacto jurídico aunque, por lo que se lee y escucha a muchos y competentes profesionales parece todo lo contrario. El hecho es que aplican la doctrina del gobierno. O al revés. O es mera coincidencia. Pero es. La intención, obvia: oponer toda suerte de obstáculos al cumplimiento del resultado electoral del 21 de diciembre. Al extremo de contravenir principios fundamentales del Estado de derecho con el riesgo de ser después desautorizados, jueces y gobernantes, por las instancias europeas. Largo creen tenerlo fiado. En el futuro, ya se verá. De momento, se ve quién manda y la situación se normaliza al gusto autoritario del B155.
Es una visión tan corta que maravilla. No sé si los eurodiputados de JxC serán profetas. Tampoco sé a qué llama el periódico "diputados de Junts per Catalunya" pues, si no yerro, de JxC solo hay uno; los otros dos son de ERC. La foto induce a engaño, es casi un trampantojo, pues los retratados son los pertenecientes al eurogrupo en el que están integrados los indepes catalanes. En todo caso, la profecía se verá en cosa de días. Cuatro, respecto a la toma de posesión de actas de los presos y exiliados políticos. Si no hay inconveniente a que los hagan por delegación de voto los presos, tampoco lo habrá a que lo hagan los exiliados. Algo más de dos semanas para la presidencia. Y esto es un juego de nervios.
M. Rajoy advierte hoscamente que bloqueará el intento de la investidura telemática por considerarla absurda, apoyado por su heraldo El País que, más culto, la llama "esperpéntica". Para amenazar con más consistencia, como Dios manda, advierte el gobierno que, si se da la investidura telemática, seguirá aplicándose el 155. Con todos mis respetos, es lo más estúpido que he leído en días. En primer lugar, la prolongación del 155 se daba por descontada unas horas después del resultado electoral del 21 de diciembre, innecesario buscar excusas. En segundo término, carece de sentido amenazar con nada si se da una investidura telemática que antes se ha bloqueado. ¿O no se ha bloqueado? Fuera de menospreciar la fórmula telemática, los contrarios no aducen razón alguna seria para desecharla y mucho menos para justificar una situación de excepcionalidad y arbitrariedad que, lejos de resolver el problema, está agravándolo a ojos vista y es la que obliga a unas situaciones cada vez más problemáticas.
Lo lógico es que la profecía se cumpla por entero. Hasta ahora, el movimiento indepe ha cubierto sus objetivos y cumplido sus promesas, asumiendo costes colectivos y personales muy altos. Es de lamentar que las autoridades y sus poco sensibles terminales mediáticas no entiendan que en Cataluña se ha pasado un punto de no retorno y se enfrentan a un proceso constituyente con muy fuerte apoyo social transversal, movilizado y cohesionado. Podrán obtener alguna victoria pírrica, algún adelanto transitorio pero, a medio plazo, por este camino de represión, intervención y ocupación de hecho, tienen la guerra perdida.