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dimecres, 21 de febrer del 2018

La dictadura del B155 va por todas

Salvando todas las distancias.

En noviembre de 1931, Louis Aragon, poeta surrealista y comunista publicaba un largo poema titulado Front Rouge (Frente Rojo) en la revista Littérature de la Révolution mondiale, editada en Moscú. Entre otras cosas de diverso calado, en él se decía: "Feu sur Léon Blum/Feu sur Boncour Frossard Déat/Feu sur les ours savants de la social-démocratie/Feu feu j’entends passer/la mort sur Gachery Feu vous -dis-je/Sous la conduite du parti communiste/SFIC/vous attendez le doigt sur la gâchette/que ce se ne soit plus moi qui vous crie/Feu/mais Lénine/le Lénine du juste moment"

"Fuego sobre Léon Blum/Fuego sobre Boncour Frossard Déat/Fuego sobre los osos sabios de la socialdemocracia/Fuego fuego oigo pasar/la muerte por Gachery Fuego os digo/bajo la dirección del Partido Comunista/SFIC/esperáis con el dedo en el gatillo/que no sea yo quien os grite/Fuego/sino Lenin/el Lenin del momento exacto".

Dos meses y medio después, el poeta es procesado por "incitación a la desobediencia a los militares y al asesinato con fines anarquistas" con una petición de cinco años de prisión. De inmediato, protestas masivas de intelectuales con actos y manifiestos, encabezados por André Breton quien, con este motivo, escribió algunos de sus mejores textos sobre la relación entre la poesía y el arte en general con la política. Un interesante debate dentro del surrealismo en torno al arte comprometido. La consigna que todos suscribían era (y sigue siendo) el arte, la poesía, no delinquen.

La causa fue sobreseída. Justamente. La poesía no delinque. Innecesario discutir la cuestión a la que tan aficionados son los espiritus más lerdos, los que cuentan los pelos del rabo de la esfinge, como decía Unamuno, de qué clase de poesía, si la más excelsa o la más arrastrada. Poesía es todo. Poetas son todos, los aedas, los trovadores, los bardos, los juglares, los raperos. La poesía no delinque.

Hay, sin embargo, tipificados unos delitos, siguen aquellos espíritus, antes de dictar sus sentencias, que encajan en los contenidos de unas u otras poesías y, mientras esos delitos existan, por manifiestamente injustos que sean (injurias a la corona, blasfemia, enaltecimiento de esto o aquello), los jueces están obligados a actuar. Si no se quiere que alguien vaya a la cárcel por estos motivos, lo lógico es reformar el Código Penal, pero no pedir a los jueces que inapliquen la ley. 

No es así. No se trata de inaplicar la ley, dejando sin castigo unas conductas delictivas, sino de interpretarla con sentido común que es lo mínimo que puede pedirse a los jueces. Se trata de que no hay delito en los raps de Valtonyc o Pablo Hasel. La poesía no delinque. 

Aun admitiendo que hayan de invocarse unos delitos que se consideran absurdos, la cuestión es que la aplicación sin más de la ley puede ser y es injusta. Los jueces podrían atender a la equidad ya que la consideración de qué sea y qué no sea "injuria", "incitación" y "enaltecimiento" es altamente subjetiva, cosa obvia, lo que permitiría dejar en libertad a los acusados por razón de, digamos, menor gravedad del hecho. 

Podrían, pero no es necesario porque no hay delito alguno. Ni injurias, ni enaltecimiento, ni nada. La poesía no delinque porque, no saliendo del terreno del habla, carece de carácter performativo. Ni Aragon era un jefe de pelotón de fusilamiento que ordenara abrir fuego sobre Léon Blum ni Valtonyc es un jefe terrorista que ordene un atentado. La poesía no delinque. Si queda alguna duda a los señores jueces, que vuelvan a leer las letras del rapero teniendo en cuenta no solamente el Código Penal sino el rap en sí como composición. Si lo que ahí se dice lleva al autor a la cárcel, en la cárcel debieron dar los futuristas, los surrealistas, De Sade (que, de hecho, estuvo), Quevedo (que también), Vian, que iría a "escupir sobre vuestras tumbas". Habría que reescribir la historia de la literatura como la historia del crimen.

Venga ya. 

dissabte, 17 de febrer del 2018

Los confines del imperio

Ha comenzado el ataque a los medios públicos de comunicación, especialmente TV3, y el modelo educativo anunciado por M punto Rajoy hace unas fechas como efectos benéficos del 155. Aprovechaba al tiempo para avisar a los súbditos de la monarquía de que se han quedado sin pensiones y se quedarán sin educación, gracias a su eficacia. En realidad, ¿para qué querrá intervenir en la educación en Cataluña si, con un mandato suyo más, los catalanes, como buenos súbditos, tampoco tendrán educación en catalán ni en tagalo?

Es la lucha por el mantenimiento del imperio, al que llaman nación española, en contra de la expresa voluntad de más de dos millones de forzosos compatriotas. Detrás de la imposición de la lengua en la educación (en la administración virreinal ya lo han hecho)  viene la de contenidos. La censura de un lado y el adoctrinamiento en el Espíritu Nacional por otro. España, el imperio, el himno, la bandera, el rey, las gloriosas fuerzas armadas y la cabra de la legión. 

Para los medios públicos (nidos de ratas separatistas) similar doctrina. Es difícil, pero TV3 debe alcanzar el nivel de calidad, imparcialidad y profesionalidad periodística de RTVE. Es verdad que el instituto Reuters de la Uni de Oxford, sitúa los medios españoles en el fondo de la charca en cuanto a credibilidad. No hay cuidado. Los protestantes han tratado siempre de hundir a España, una, grande, libre. Arriba España.

El gobierno y la oposición siguen una política nacionalcatólica de aplastamiento de la singularidad catalana. Y lo que trae en las alforjas de los rucios y en las mochilas de los publicistas nacionales es la España imperial que lleva 400 años contemplando los luceros. Una homologación en la unidad de destino. Una Gleichschaltung hitleriana, si pudieran. La españolización no solo de los niños catalanes sino de todos los catalanes, hasta la edad de una cada vez más tardía jubilación sin pensión. 

Lo conseguirán si el bloque indepe se divide. Por eso, todo lo que el B155 hace es para dividirlo. Si se divide, perece. Y si no se divide, se dice, también. Es posible; lo otro, seguro. Así que, a supuesta igualdad de resultados, lo mejor es no dividirse. Catalunya necesita un govern. Nómbrese, en el entendimiento de que será al unísono desde Barcelona y Bruselas, las dos capitales transitorias de la República Catalana.

dijous, 14 de desembre del 2017

Indultos y amenazas

Ayer hubo una interesante controversia; y muy significativa para entender la pendiente de inseguridad jurídica en que está hundiéndose el Estado español. En su espíritu de bonhomía reconciliadora, Iceta sugirió que, llegado el momento, como gesto de buena voluntad, se indulte a los "secesionistas", incluso, aunque hayan cometido algún delito. De inmediato hubo una reacción oficial del PSOE desmarcándose de esta petición, al sostener que era "una idea" del socialista catalán. Lógica, teniendo en cuenta que el PSOE es más partidario del artículo 155 con todas sus consecuencias que el mismo PP.

Pero, a lo largo del día, los socialistas debieron de ver la ventaja de la propuesta de indulto y cambiaron su negativa inicial por una aprobación. Y ¿en qué consistía la ventaja que, seguramente Iceta les hizo ver? En que, sentando plaza de conciliador, reparador, moderado, su petición es perfectamente inútil y es probable que lo sepa.

En primer lugar, el indulto es competencia exclusiva del gobierno central y lo firma el Rey. No es competencia de la Generalitat. Iceta puede solicitar el indulto, pero no concederlo.

En segundo lugar, y ello es más grave, el indulto presupone que se haya cometido algún delito y que el culpable haya sido juzgado y condenado. Mientras esto no se dé, no cabe indulto alguno. El indulto procede solo al delincuente cumpliendo condena. Pero ello requiere que el posible indultado reconozca haber cometido el delito y, si yo no entiendo mal la doctrina de los independentistas, estos no reconocen haber cometido delito alguno. Con el señuelo de un indulto imposible, Iceta trata de conseguir de los independentistas el abandono de sus reivindicaciones. Es más o menos, lo mismo que tratan de conseguir los jueces forzando el acatamiento de la Constitución de los presuntos rebeldes y que tanto acerca la justicia española a un proceso inquisitorial.

La solicitud de indulto es más ladina que la del acatamiento para librarse de la prisión. Pero no más eficaz. No veo a la mayoría de los independentistas -que se han pasado meses afirmando no estar sometidos a la jurisdicción española- reconociendo haber delinquido según una legalidad que consideran opresora. Esto será más o menos realista pero es una posición argumentada. 

Las indeterminaciones del indulto y su significado político apuntan en la dirección señalada de la creciente inseguridad jurídica de los justiciables españoles bajo la égida del 155 que, según Rajoy, "no tiene fecha de caducidad". Una ley de plenos poderes ilimitada en el tiempo y en el espacio. Y lo llaman Estado democrático de derecho. El primero, Iceta.

Esa inseguridad se expande a velocidad de vértigo en las redes con las amenazas de todo tipo que las autoridades solo sancionan si proceden (y son las menos) de la izquierda, pero olvidan perseguir cuando proceden de la derecha, incluso cuando lo hacen desde cuentas oficiales o chats de las fuerzas de orden público. Catorce años han tenido que pasar para que se vea condenado un delito de amenazas e injurias a Pilar Manjón a la que le han llegado a miles. Ayer también, Bea Talegón recibió unas odiosas amenazas que debieran haberse investigado y sancionado ipso facto y no dejarse para dentro de otros catorce años. Eso es lo que hace un Estado de derecho, que protege los de todos los ciudadanos, sin distinción de color político. La catarata de muestras de solidaridad con Bea, de apoyo a su persona, están muy bien y son de agradecer. Incluso las de Rajoy y Zoido. Pero estos, además de solidarizarse, tienen que poner a los responsables a disposición de la justicia. 

Sí, en efecto, las innumerables muestras de simpatía hacia Bea son encomiables, pero no pueden ocultar que contienen un fondo de hipocresía. Entre las gentes públicas y colegas de la amenazada que expresaban su desolación, los hay que son responsables de fomentar un clima de enfrentamiento y crispación que dispara a los elementos más alucinados. E incluso que, en sus ratos libres, también amenazan : ¿o no hay un comunicador que anunció su ánimo de disparar a los de Podemos a la sola condición de tener una pistola en la mano?

Y ello por no mencionar los casos en que los responsables de agresiones están directa o indirectamente relacionados con las autoridades o tienen vínculos de parentesco con ellas, como es el caso de los asaltantes de la librería Blanquerna.