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dimecres, 10 d’octubre del 2018

Aquella transición y estos lodos

Pendás, Benigno (dir.), Esther González y Rafael Rubio (coords.) España cconstitucional (1978-2018). Madrid: Centro de Estudios Políticos y Constitucionales. 5 vols.
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Con motivo del 40º aniversario de la Constitución, el Centro de Estudios Políticos y Contitucionales ha publicado una obra magna, una extensa recopilación de artículos de trescientos especialistas escritos para la ocasión. Un homenaje, casi un monumento de la academia a la Constitución en todos sus aspectos, muy sigularmente, como Constitución formal y material del país ya que se ha pretendido asimismo considerar la evolución del régimen constitucional en estos cuarenta años. Gran obra que durará como referencia. 

Palinuro tiene una modesta aportación titulada De la democracia convencional a la digital (entre las páginas 1687 y 1698 del segundo volumen. El contenido es sencillo de imaginar y está dividido en cuatro partes que aportan más luz sobre aquel: 1) Acta de nacimiento de la Transición. 2) Auge y caída del bipartidismo. 3) ¿Crisis de la democracia o crisis de la IIIª restauración? 4) Conclusión: mercado de futuros. En esta última parte se aborda la cuestión viva del independentismo catalán.

Porque tal es el problema más grave que afecta al Estado español desde hace años y que este ha ignorado irresponsablemente hasta que finalmente ha devenido en una crisis constitucional insospechada. No deja de tener su ironía que se celebren los 40º años de Constitución en una situación de anomalía constitucional insólita (aún no hace mucho que se ha levantado el art. 155) y cuando el 63,8% de la ciudadanía ve necesaria su reforma profunda o total. Por cierto, una reforma total quiere decir, en realidad, otra Constitución. Como se ve, todo un éxito.

Pero de la constitución material. Como suele pasar en España, las ideas son mucho mejores que las realidades. Este gran estudio demuestra que la constitución ideal, teórica es mucho mejor que la real; que la doctrina es mucho mejor que la práctica. 

Enhorabuena al equipo realizador. 

diumenge, 24 de juny del 2018

El martes, Palinuro en Barbastro

En un curso de verano de la UNED sobre España: retos y oportunidades. 40 años de Constitución, bajo la ilustrada dirección de David Lafuente Duran e Irene Delgado Sotillos. Por mi parte disertaré sobre "40 años de travesía" de 12:00 a 13:30 del martes, 26 de junio.

Tiene su valor que hayan invitado a un "enemigo de la Constitución" a celebrar su cuadragésimo aniversario. Sobre todo porque recientemente, mi departamento en la Universidad, decidió expulsarme a partir de octubre próximo por no ser leal a la Constitución, el Jefe del Estado, los tribunales de justicia, los profesores  enchufados de plumillas en El País y los grandes expresos europeus. Como si tuvieran autoridad para hacerlo y no estuvieran cometiendo una vergonzosa arbitrariedad perfectamente denunciable. No obstante, debo decir en honor de mi Universidad, que otro departamento, Sociología I, que se rige por criterios académicos y no de persecución macartista, me ha acogido en su seno. 

Hay algo curioso en la coincidencia: un curso en celebración de los 40 años de una Constitución que hasta ayer estaba en suspenso por el artículo 155 y un conferenciante víctima de los abusos de los típicos representantes del constitucionalismo. Este es el secreto de la operación: "que parezca una democracia" lo que ha sido y sigue siendo un régimen oligárquico y corrupto donde siguen mandando los mismos franquistas que ahora hablan de Estado de derecho. 

Mi mensaje en la intervención será muy sencillo: los 40 años de franquismo destruyeron España; los 40 años de posfranquismo "constitucional" la han enterrado. 

Esto no es un aniversario. Es un akelarre. Allí nos vemos.

dissabte, 12 de maig del 2018

¿Qué esperaban?

Sí, ¿qué esperaban? Esperaban, decían, un candidato "limpio". Lo tienen. Limpio como una patena. Sin un miserable presunto delito. Y, sin embargo, están que bufan. Prueba de que, además de limpio de delitos lo querían limpio de ideas, planes, proyectos independentistas, a pesar de ser miembro del bloque independentista. Un candidato independentista no independentista. Para ellos gobernar es fingir y mentir y lo suponen para los demás por lo de "cree el ladrón..."

Así que, visto el compromiso independentista de Torra, suenan tambores de guerra y hasta algunas salvas que anuncian el ataque. No solo no se respetan los cien días de cortesía sino que ni a la toma de posesión se aguarda. La reacción ha sido unánimente negativa.

 ¿Qué esperaban?

Un cariacontecido PSOE no descarta reactivar el 155 si el govern se salta la ley. Admirable hipocresía, pues el 155 no ha estado inactivo jamás y el PSOE es tan responsable de él como el PP. A su vez, C’s, más temperamental, no pudiendo esperar a que Torra se salte la ley, la da por saltada y pide a sus socios del bloque del 155, PSOE y PP que este se mantenga. Los de El Plural, como son de izquierda, atacan al candidato por plutócrata; ya se sabe, la corrupta burguesía, etc. El PP está tan entusiasmado con el espíritu patriótico de los otros dos, que ha reverdecido el nacionalcatolicismo más inquisitorial. Es increíble escuchar al atildado ministro portavoz advirtiendo al "vendedor de seguros" con aristocrático porte que tenga cuidado con lo que hace y lo que dice. Sí, han leído ustedes bien: cuidado con lo que dice. Bien por la libertad de pensamiento, pero ojo con expresarlo; cuidadito con lo que se dice.

Así estamos. Contemplando cómo unos incompetentes conducen a todo un país a una crisis constitucional que amenaza convertirse en un problema europeo, si no lo es ya. Habrá que ver cómo responden las justicias alemana y belga al torrente de fabulaciones judiciales del juez Llarena. Nada de extraño que unos estudiosos de la materia  sitúen a España entre las democracias que están rompiéndose, como Turquía, y lo publiquen en  el todavía venerable New York Times . 

No entienden la naturaleza del conflicto. No la han entendido nunca. Pero ahora menos que nunca, cegados como están por profundos prejuicios que le es impiden ver la naturaleza de un movimiento social. Dicen seguir creyendo que es un problema de orden público, de unos cuantos presuntos delincuentes a los que se juzga, condena y santas pascuas. No entienden la naturaleza del mandato del 1º O y del 27 de octubre y el 21 de diciembre. Porque nunca han creído en él. Ni en el del 21 de diciembre. Pero el independentismo, sí y en función de ellos actúa. Si encarcelan a unos dirigentes, vendrán otros en la misma línea. El ejemplo: Quim Torra.

¿Qué esperaban?

Torra propone un proceso constituyente. Nada hombre, algo inadmisible de raíz para el Estado. Procédase en consecuencia. ¿Cómo? Aplicando el 155 “reactivado”. Otro govern a la cárcel, vaya usted a saber bajo qué acusaciones. Quizá alguno se incorpore al exilio, para reforzar el frente exterior con otra zarabanda de euroórdenes. La judicialización del procés no es una solución. A largo plazo es inviable y a corto, conduce a unas nuevas elecciones que, con una lista de país, serán la tumba del nacionalismo español. 

Realmente ¿qué esperaban? ¿Qué los catalanes iban a resignarse como han hecho los españoles?

Pues se los han encontrado dempeus, En peu de pau.

dilluns, 19 de març del 2018

El constitucionalismo aquí y allí

En ningún aspecto es más claro el enfrentamiento entre España/Castilla y Cataluña que en el de la prensa, avanzada de las ideologías. 

Tratamiento de la manifestación por la unidad de España de ayer domingo por la unidad de España en dos medios uno digital català digital y el otro El País. 

El digital incluye una panorámica del conjunto de la manifestación en toda su extensión. El País un interesante, animado y colorido vídeo de 1'29''.

El titular del digital es una referencia burlona a la cifra de asistencia aportada por la Societat Civil Catalana (SCC). El de El País, una interpretación ideológica del acto y sus excelsas cualidades: el Constitucionalismo se manifiesta unido. Y, en efecto, muy unido; está hasta el tabarnés. Quizá no sea muy numeroso. Cita la cifra de la Guardia Urbana (7.000) y la de la SCC (200.000). Pero el vídeo es muy entretenido: imágenes de la cabecera de lejos y de cerca y las banderas al viento, incluso las de Tabarnia que dan al conjunto un aire como de torneo medieval; entrevistas a la gente, a las líderes y lideresos; tomas de los discursos de las personalidades de la vida civil, la cultura, etc.; pero ningún plano general. Aunque la noticia viene a reconocer resignadamente la cifra más baja insinuando que el bendito 155 y la acción de la justicia (sic) han apagado las movilizaciones anteriores, mucho más numerosas. 

Pues no ya los 200.000 de la SCC; ni los 7.000 de la Guardia Urbana. Según el tuitero Jesús Rodríguez, que aplica un procedimiento prácticamente exacto, 5.317. Y eso contando los viandantes, transeúntes, espectadores, comerciantes, personal de la SCC y policías. O sea, que tampoco es tanto el mérito de que el constitucionalismo esté unido ya que es algo escaso.

Por cierto, a El País, cegado por el brillo de los discursos constitucionalistas, se le olvida mencionar que el día anterior, sábado, la misma SCC hubo de desconvocar otra manifestación igual en la Plaza de Colón de Madrid bajo el lema "dos colores, un sentimiento". La justificación, el mal tiempo. La razón: no fue casi nadie. El medio digital, en cambio, no se priva de hacer malévola referencia al hecho o, mejor dicho, no hecho.

No es de extrañar que esté enfrentado un país cuyos medios lo ven tan incompatible. El constitucionalismo español no parece dispuesto a bajar de las banderas en los balcones a la calle en la capital y en Barcelona, aun sumando los sectores frikies, carece de fuerza de movilización, aunque habrá quien diga que carece de fuerza por incluir a los frikies. El independentismo catalán, en cambio, inunda las calles de Catalunya. De color amarillo pero también de muchos otros colores y formas de una sociedad en movimiento que está planteando el conflicto en todo tipo de foros internacionales.

dijous, 7 de desembre del 2017

On the Road again. Camino de libertad

Ya hemos cruzado la frontera de Francia con Bélgica. Nos quedan dos horas de viaje hasta Bruselas y la Grote Platz está así según se ve en tuiter. Desde antes de París hemos empezado a encontrar gente con prendas amarillas en las áreas de servicio. "Hola, hola". "Qué, ¿a Bruselas?" "Sí, ¿vosaltres també?" "Clar" "Diu que será la mès grand manifestació a la ciutat en molt temps""Si, encara que els feixistes van boicotear i putear molta gent a aeroports, a l'AVE, a les fronteres per tal que no puguessin sortir d'Espanya" "De la presó d'Espanya vols dir" "Si, vull dir" "Ens toca manifestar-nos també per els que no van poder sortir de la presó" "I tant, els de Estremera i Soto del Real..." "Tota Espanya és una presó, però nosaltres ens sortirem" "Si. Ens veiem a la Grote Platz. Visca la Repùblica Catalana!" "Visca!"

Ayer fue un día curioso en la esquizofrenia del Estado español. De un lado, decenas de miles de personas, casi todas catalanas pero con algunas demócratas españolas añadidas, nos echamos a la carretera, llenamos trenes, fletamos aviones, autobuses para llegar a Bruselas a pedir en el corazón de Europa libertad para los presos políticos (Jordis, Oriol, Joaquim us estimem i volem a casa), la libertad para Catalunya sencera, la Repùblica Catalana.

Algunas precisiones para información general. Todos/as quienes vamos a Bruselas y nos hacemos 3.000 kms (ida y vuelta) en mitad de la niebla y un frío polar, nos pagamos nuestros viajes. Aquí no hay autobuses a cuenta de los partidos (como en el PSOE), ni de la caja B, como el PP; tampoco hay bocatas pagados y, además, no llevamos porras ni cadenas ni el fascismo en el alma, como en las manifas de franquistas unionistas  en las que participan los Borrell y los Iceta, sino la ilusión de la libertad y la república en nuestros corazones.

La policía y la guardia civil, a las órdenes del Sobresueldos y su banda de chorizos han hecho lo que han podido por boicotear la asistencia: han provocado grandes colas en los puestos fronterizos de las carreteras con los más nimios (e ilegales) pretextos; han paralizado el AVE para que los viajeros perdieran la conexión de Lyon (no hay problema: las indemnizaciones las pagará RENFE, o sea, siguen robándonos a todos); han retrasado dos vuelos charter en Reus. Es su estilo. Estos viajeros que no han podidos viajar equivalen a los 700.000 ciudadanos que votaron el 1/10 pero no pudieron contar porque la policía y la Guardia Civil secuestraron las urnas ilegalmente y a lo bestia. Nos manifestaremos por aquellos también.

La policía de Bruselas espera una gran manifestación para hoy y avisa de que habrá algún caos circulatorio. Pero nada más. Res mès. Porque nosotros no destrozamos mobiliario urbano, ni aporreamos a la gente, ni rebuznamos por las calles, ni vomitamos en los portales como los patriotas franquistas. Hoy habrá también muchos niños porque en Bélgica, además, la policía no apalea vandálicamente a los ciudadanos pacíficos ni siquiera cuando reclaman algo que moleste a los gobernantes.

Hoy será un día grande, inolvidable, único, un hito en el camino de Catalunya hacia la libertad, la independencia, la República, previo al 21D en el que, como sabemos todos, hasta los mercaderes de los sondeos que venden sus mentiras demoscópicas a sus amos en los medios siguen inventándose resultados estrambóticos por si aun fuera posible engañar a la gente a ver si vota a las Arrimadas cargadas de odio, los Albioles cargados de brutalidad y los Icetas, cargados de cobardía. El frente del 155 de la llamada Constitución española, un texto que nació muerto y lleva 40 años hediendo.

Del otro lado acto solemne y protocolario de la clase política hispana en la Carrera de San Jerónimo, con asistencia de toda la purrela de políticos. Faltaron los de Podemos, pero no porque se hayan negado a este aquelarre de cortesanos y reaccionarios zombies sinbo porque, habiendo perdido el trasero para formar parte de la comisión de celebración del 40º aniversario, los demás los han rechazad.7 ¡A ellos! Nada menos que a ellos, cuyo concepto de sí mismos es tan alto que solo ellos lo vislumbran.

Los cortesanos en los corrillos fingían ignorar su falta de dignidad y entereza y hacían como si se tomaran en serio una reforma de la Constitución en la que ni ellos creen. Los más tontos han echado cuentas y visto que otras Constituciones de otros Estados se han reformado muchas veces. ¿Por qué no la española? Ni se les ocurre la respuesta evidente: porque son Estados de verdad y Constituciones de verdad y no estos remedos franquistas que solo se tienen de pie porque nadie se atreve a cuestionarlos ya que, cuando sucede, como se ve en Cataluña, el fascismo inherente al sistema de la III Restauración se hace presente por la vía de la dictadura, el abuso y la represión sostenido directamente por el PSOE e indirectamente por Podemos.

Como si no supieran que la Constitución y el Estado que dice regular son irreformables, cuando lo saben de sobra. Y la prueba es que ya barajan la posibilidad de nuevas elecciones en el Estado en las que todos estos inútiles, los Sobresueldos, los Sánchez, los Iglesias, los Riveras, quieren seguir presentándose porque, entre otras cosas, no tienen nada mejor ni más útil ni menos regalado que hacer.

Y así es. Hasta el Sobresueldos dice que volverá a presentarse sin que nadie rechiste, nadie tenga el valor de decir que no, que no es de recibo que un tipo cobrador de sobresueldos ilegales durante años, al frente de una banda de ladrones que ha esquilmado el país y lo ha destruido debe abandonar la política y presentarse ante el juez (a ser posible uno que no le deba algún favor) junto a sus cómplices.Y menos que nadie un pueblo sumiso y servil al que ha robado, dejado sin empleos, sin pensiones, sin subsidios de desempleo, sin sanidad ni educación públicas, sin ayudas a los dependientes. Un pueblo que ya le dio una mayoría absoluta y podría volver a dársela.

Un país esquizofrénico, desde luego: una parte lucha por la libertad y la dignidad y se va a celebrarlas al extranjero para no ser reprimida y la otra celebra la tiranía, la represión y la dictadura en el corazón mismo de unas instituciones podridas.

divendres, 16 de juny del 2017

Los otros cuarenta años


Dejo aquí el vídeo del programa de HispanTV sobre el tema del día por la efeméride: 40 años de las primeras elecciones democráticas después de 40 años de una dictadura que quizá sea el episodio más humillante de la historia de este país. Y las llamamos "democráticas" por generosidad léxica porque se celebraron en condiciones muy problemáticas e importantes para el principio de igualdad de oportunidades; y con unas restricciones que socavaban su legitimidad democrática, al no poder presentarse una serie de opciones de la izquierda. Con todo, las hubo y tal fue el tema de la tertulia política con Victor Arrogante, Ángeles Villacastín y Willy Meyer. Debate interesante en el que se contrastaron opiniones sobre una base de acuerdo crítico generalizado. Descubrí una metáfora de la transición que pienso seguir utilizando y someto a consideración del(a) lector(a): la transición es el periodo entre dos amnistías: aquella por la que los asesinos se amnistiaron a sí mismos en 1977 y aquella otra por la que los ladrones también se amnistiaron a sí mismos en 2012.

dijous, 16 de març del 2017

Los dos frentes

El analista político español, si quiere atender a su oficio, acaba esquizofrénico. Vive en un país que, en realidad, es dos y mal avenidos. En cada uno de ellos, la dinámica política es distinta, los objetivos, los intereses, los partidos, hasta las palabras tienen diferentes significados: nación, soberanía, pueblo, democracia, ley, etc, términos esenciales en la política. Así son las cosas: dos realidades, dos países y menos mal que explícita o implícitamente se reconoce pues, hasta hace poco, el gobierno de España consideraba que el movimiento independentista catalán era una algarabía. 

Dos realidades, dos países que, además, en buena medida, se ignoran entre sí, al menos por la parte española. No estoy nada seguro de haber visto esta noticia de elMón.cat en ningún periódico español. Y tiene su importancia. El presidente saliente del Tribunal Constitucional reconoce que el conflicto catalán no puede resolverse en el marco de la Constitución que él estaba hasta hace poco encargado de interpretar. Hay que acudir, añade, al diálogo político, vulgo, negociación, eso de lo que Rajoy no quiere oír hablar. 

Por cierto, esta lúcida doctrina podría haber orientado sus decisiones en el Tribunal, en lugar de prestarse a servir de brazo ejecutor de la política del gobierno sabiendo, además, que era contraproducente. Y tanto más lamentable cuanto que descarga su conciencia en su alocución de despedida.

diumenge, 18 de desembre del 2016

Vuelve la trampa saducea

Prefiero esta expresión antes que la manida referencia al lampedusismo de esta propuesta de reforma. Sí, la expresión que revitalizó Torcuato Fernández Miranda al inicio de la Transición. Porque esta iniciativa de poner en marcha una reforma de la Constitución vigente es como una máquina del tiempo. Nos lleva hacia atrás. Y a cometer los mismos errores que en la Transición.

En efecto, el primero de todos fue aceptar que unas Cortes elegidas como ordinarias, se autodesignaran constituyentes, sin un mandato popular expreso en ese sentido. La Constitución fue obra de un cuerpo legislativo no constituyente sino constituido y de acuerdo, parcialmente, con una legislación que él mismo derogaría. El poder constituyente de aquellas Cortes era el franquismo y así puede verse en la edición príncipe de la Constitución, que luce el escudo franquista. La situación es muy parecida. Unas cortes elegidas el pasado 26 de junio en unas elecciones generales ordinarias se autodeclaran constituyentes por cuanto encaran la reforma de una Constitución que, según ella misma admite y regula, puede ser total sin que ninguno de los partidos llevara este propósito en su programa. Es decir, como las Cortes de la transición, abordan una acción para la que están legitimadas, desde luego, pero para la que no tienen un mandato expreso del pueblo. Ese en el que, según se dice, reside la soberanía.

El debate puede iniciarse, máxime si, como según parece, ya han acordado sus límites los dos partidos dinásticos. No servirá para gran cosa, salvo para tener entretenidos a los medios y los auditorios con cuestiones bizantinas y soslayar los problemas reales e inmediatos, el primero de los cuales es la llamada cuestión catalana. Desde el momento en que el referéndum y la autodeterminación quedarán excluidos, los independentistas perderán interés en la quisicosa y proseguirán con su hoja de ruta, cuya realización hará saltar por los aires la reforma por irrelevante. También fuera, según parece, queda la conservación de la Monarquía frente a la reivindicación republicana. Otra exclusión que también afecta a Cataluña porque el independentismo es republicano. Y de tocar el estado de privilegio de la Iglesia católica, de Estado dentro del Estado, ni se mencionará.

La reforma de la Constitución es hoy necesidad sentida por todos los partidos, incluido el PP, cuya respuesta a la iniciativa reformista fue siempre negativa, a pesar de tratarse de un texto que un buen puñado de sus fundadores rechazó en la votación originaria. Se quiere una reforma cosmética, que no afecte a los cimientos de la Constitución, que se limite a tocar aspectos parciales como el Senado, el régimen autonómico, quizá el sistema electoral, el título relativo a derechos y algunas cosas más.

Sin embargo, la actual crisis institucional parece exigir una reforma de mayor calado porque lo que está en cuestión, precisamente, son los fundamentos de la Constitución. Sería mucho más práctico y honrado con los ciudadanos disolver estas Cortes y convocar elecciones constituyentes, a las cuales los partidos presentaran sus programas específicos de reforma constitucional. De modo que ningún partido ni propuesta se vea sometida a la trampa saducea de rechazar una reforma por la que sin embargo aboga.

Esa convocatoria cogería al PSOE en el marasmo. Pero podría recomponerse rápidamente si la izquierda fuera capaz de ponerse de acuerdo en un programa electoral que incluyera la plurinacionalidad del Estado y la forma de ponerla en práctica, empezando por la realización de un referéndum contra la cual no hay razones válidas. Si, además, vamos al referéndum sobre República/Monarquía y la situación de la Iglesia, miel sobre hojuelas.

dimecres, 7 de desembre del 2016

Reforma o revolución

Aquí, mi artículo de hoy en elMón.cat, titulado "Café pa tós" una altra vegada. Versa sobre cómo se ha celebrado el aniversario de la Constitución de 1978 de una forma peculiar: en Cataluña, más de 300 municipios han considerado que no había nada que celebrar y un par de cientos de patriotas españoles, con la bicolor a cuestas, se han paseado por alguna céntrica calle de Barcelona. En España todos los que la celebran piden su reforma y algunos hasta su derogación. Incluso Rajoy y el PP admiten la posibilidad de que este texto sacrosanto (en contra del cual votaron sus predecesores ideológicos franquistas) se revise siempre y cuando sea por la mínima y sin abrir expectativas peligrosas que, para la derecha, son todas. Así pues, la reforma de la Constitución que ayer se celebró es deseo generalizado. Mi artículo sostiene que esa repentina fiebre reformista, azuzada en buena medida por el inesperado renacimiento de una conciencia nacional andaluza que, como el Guadiana, aparece de vez en cuando, lo que busca es enredar otra vez a los independentistas catalanes con una actualización del bonito cuento de federalismo. Desde el momento en que la Constitución blinda el Concierto vasco y el Convenio navarro pero deja la financiación de Cataluña al régimen común, hay dos conclusiones evidentes: a) fiscalmente hablando, Cataluña está fuera de la Constitución porque: b) es evidente que la pretendida igualdad de las personas y las tierras de España es una falsedad mientras existan los dos regímenes de privilegio vasco y navarro. A Cataluña no le interesa una reforma de la Constitución española, sino realizar un referéndum de autodeterminación y, si sale independencia, proceder en consecuencia. Porque eso es una revolución.

La versión castellana del artículo:

Café pa tós otra vez

El fallo más grave del llamado “Estado de las Autonomías” de la Constitución de 1978, cuyo aniversario se celebró ayer en España fue la generalización del régimen autonómico en condiciones de igualdad en todo el territorio español. La justificación, formulada por el entonces ministro adjunto para las Regiones, el andaluz Clavero Arévalo, fue que hubiera “café para todos”. La Constitución preveía un régimen extraordinario para Cataluña, el País Vasco y Galicia y un régimen común para el resto de los territorios, en la línea de la Constitución de 1931 y a semejanza de la vigente Constitución italiana de 1947. Pero la insistencia de Andalucía en ser tratada en igualdad de rango con las “nacionalidades históricas” (perífrasis de “nación” en el ánimo del legislador), movida por el PSOE y tácitamente aceptada por la UCD, la derecha de entonces, dio al traste con la intención del texto. Fue entonces cuando se impuso la idea de un régimen uniforme de autonomía para toda España, el “café para todos”.

De ese modo, al convertirlo en un problema de “todo el Estado”, se frustraba la pretensión original de las naciones catalana, vasca y, en menor medida, gallega de conseguir un tratamiento diferenciado en el seno del Estado español. Era una política de uniformación que todavía se quiso endurecer más con la extinta LOAPA (Ley Orgánica de Armonización de los Procesos Autonómicos), de 1982. “Armonización” era un término menos violento que la Gleichschaltung que aplicaron los nazis en Alemania pero compartía su espíritu: poner a todos al mismo nivel.

A esa doctrina igualadora, uniformadora, llamaban los glosistas, comentaristas y panegiristas de la Constitución de 1978, el “carácter federal” del Estado Autonómico. Según ellos, al haberse conseguido que las autonomías pudieran alcanzar todas el mismo máximo techo competencial, España había pasado a convertirse en una federación de hecho. No se usaba la palabra porque tenía mala fama, pero se daba la realidad.

Se trataba de una falsedad ideológica típica, como se ha demostrado posteriormente. Tanto el País Vasco como Cataluña han dado pruebas abundantes de querer mantener y agudizar su singularidad. Sobre todo Cataluña que es donde más ha avanzado la conciencia y voluntad nacionales, hasta el punto de plantear directamente la opción de la independencia. Frente a esa voluntad secesionista, parte del nacionalismo español, especialmente el PSOE y la izquierda en general, vuelve a agitar el señuelo federal.

Prueba evidente de que aquel federalismo que se decía condición material de hecho del Estado de las Autonomías era falso. El llamado “federalismo material” del Estado autonómico no lo era porque no consistía en una alianza y conjunción de territorios que estos hubieran acordado soberanamente por separado, sino de una imposición desde arriba por obra de un Estado que había decidido descentralizarse hasta cierto punto como podía y puede, y así lo hace cuando le viene en gana,, recentralizarse sin que las Comunidades Autónomas apenas puedan casi opinar.

El actual avance del independentismo catalán está generando reacciones similares a las de aquellos intentos “armonizadores” de los años ochenta. Tanto la moderación del nacionalismo vasco como la exacerbación del nacionalismo andaluz, ambos repentinos, en el fondo van dirigidos a remansar el independentismo catalán, unos por defecto y otros por exceso. Para los nacionalistas vascos carece de sentido la independencia frente a España, dado que ellos ya cuentan con un concierto que equivale a la independencia fiscal. Para los andaluces se trata de una nacionalismo “reactivo” cuyo único horizonte, como en los años ochenta, es no quedarse atrás en relación a Cataluña por más que ellos no hayan movido un dedo en estos treinta años por aumentar su autogobierno.

El terreno de la vuelta al café para todos está ya preparado: se trata de arbitrar una reforma de la Constitución que busque un nuevo “encaje de Cataluña en España”, en el entendimiento, ya claramente expuesto de nuevo en Andalucía de que ese “nuevo encaje” será también igual para todos. Porque, como dice el gobierno machaconamente: la reforma no puede romper la igualdad de las personas y las tierras de España, como si no fuera obvio que, con el Concierto vasco y el convenio navarro, esa igualdad no existe.

Cataluña no tiene nada que esperar de una reforma de la Constitución de 1978 y menos si es en un acuerdo con las demás comunidades del Estado. Cataluña solo puede llegar a un acuerdo bilateral con el Estado para la realización de un referéndum de autodeterminación en el que quede claro cuál sea el mandato de las autoridades catalanas y qué forma adoptará.

dimarts, 6 de desembre del 2016

La Constitución

Hoy se celebra el aniversario de la Constitución de 1978 que hace la número ocho del país, según el autorizado criterio del Congreso de los Diputados. Faltan en la enumeración, la non nata liberal de 1856 y la republicana de 1873. La explicación es que el Congreso solo reseña las constituciones que han estado en vigor y aquellas dos, la una por el golpe de Estado del general O'Donnell y la otra por el general Manuel Pavía y su famoso caballo, no llegaron a estarlo. No pasaron de proyectos. No obstante, algunas historias del constitucionalismo las consideran. Pero dejar en ocho las constituciones que han estado en vigor en España plantea otro problema: en vigor también estuvieron la Constitución de 1808 o Estatuto de Bayona y las Leyes Fundamentales de Franco, ninguna de las cuales aparece en la relación del Congreso.

La "ideología" constitucional española ignora la Constitución de 1808, sin duda por considerarla un texto extranjero impuesto por la fuerza del ocupante, y las Leyes Fundamentales de Franco por no ser democráticas. Ambos argumentos, sin embargo, son más que dudosos. El Estatuto de Bayona fue una carta otorgada por quien tenía autoridad para hacerlo, José I, nombrado Rey de las Españas y las Américas por su hermano Napoleon, en cuyas manos habían puesto la corona los dos reyezuelos felones, Carlos IV y su hijo Fernando VII voluntariamente. Que la conciencia generalizada ignore el texto de Bayona, no quiere decir que no estuviera en vigor. Lo estuvo desde 1808 a 1813, fecha de la abdicación de José I, tanto en España como en América. Las Leyes Fundamentales franquistas lo estuvieron entre 1937 y 1978 y generaron unos efectos que llegan al día de hoy, razón por la cual se sigue discutiendo sobre la memoria histórica.

Total, según el punto de vista que se adopte España ha tenido ocho, diez o doce Constituciones, siendo la de 1978 la octava, décima o duodécima, según nos dé.

No es la única paradoja del constitucionalismo español. Hay otras también curiosas. Y lo mismo pasa con la vigente, que llega a su 38º aniversario en mitad de un clamor casi general pidiendo su reforma, cuando no su derogación sin más. Prácticamente todos los partidos piden revisar su texto. Hasta el PP, adalid férreo de la intangibilidad constitucional, se muestra abierto a sugerencias reformistas siempre que no vayan muy allá. Lo curioso es que el PP es el heredero de Alianza Popular, el partido de la derecha franquista de entonces bajo la dirección de Fraga Iribarne cuyos diputados se dividieron en tres grupos a la hora de la votación parlamentaria de la Constitución: unos votaron sí, otros votaron no y otros se abstuvieron. Los sucesores de estos "noes" son los partidarios de la intangibilidad de la Constitución. No deja de ser gracioso y significativo.

El alcance de las reformas que los demás piden es muy variado y oscila entre asuntos de mayor y de menor calado. Pero, a su vez, el procedimiento de reforma constitucional previsto en la misma Constitución es tan complicado y difícil, impone tales requisitos y diferentes mayorías (según sea la entidad de lo que se quiera reformar) que en el fondo, dada la orientación política del electorado español y la composición de las cámaras, toda reforma suena a quimera.

La reforma que debiera considerarse más urgente es la de la organización territorial del Estado, porque es donde se concentra la iniciativa política independentista catalana. Pero esta es probablemente la revisión que menos posibilidades tiene de salir en el Parlamento español. A no ser que se negocie un referéndum de común acuerdo, cosa harto improbable, el independentismo no tiene más remedio que actuar a través de la unilateralidad. Y ello porque, lejos de reconocer su actitud intransigente, el Estado se limita a responder a las peticiones catalanas que hay que cumplir la ley. La ley que él mismo no cumple.

Siguiendo inveteradas prácticas, el PP está tratando de resolver el problema a su manera, esto es, pactando al margen de la Constitución con el PNV, cuyo apoyo necesita para los presupuestos. A cambio de conseguir nuevos favores y dádivas del gobierno de central, los nacionalistas vascos acabarán apuntalando el gobierno de Rajoy.

Eso deja el independentismo catalán como estaba porque ya el domingo Urkullu venía negando posibilidad de materializarse a la independencia. No es nuevo y confirma un entendimiento tácito del juego de la transición constitucionalmente consagrado. El País Vasco y Navarra tienen su soberanía fiscal reconocida en la Constitución. Cataluña, no. A estos efectos prácticos, Cataluña se halla fuera de la Constitución y así lo vienen entendiendo las instituciones catalanas que consideran a Cataluña fuera de la jurisdicción del Tribunal Constitucional. Nada de extraño, por tanto, que en Cataluña muchos, por no decir casi todos, piensen que el seis de diciembre no hay nada que celebrar.

divendres, 2 de desembre del 2016

Querencia por la dictadura

La relativa ventaja de los tontos es que no saben que son tontos. Cuanto más tonto es alguien, menos se da cuenta de lo tonto que es. Es el caso de la vicepresidenta del gobierno. La cantidad de tonterías que lleva dichas y hechas esta ratita hacendosa en su interminable mandato daría para llenar bibliotecas enteras. Y ahí sigue, tan ufana, pensando que asombra al mundo con sus profundas ocurrencias. La última, anunciada ayer, es la intención de "regular" (léase suprimir) la libertad de expresión en la red porque, afirma esta lumbrera de la ciencia jurídica, "estamos absolutamente desprotegidos en digital".

Ni en digital ni en femoral o intestinal. No estamos "absolutamente" desprotegidos. Ni siquiera "relativamente". Si lo que esta pedante quiere decir es que en el ámbito digital hay más libertad para difamar, calumniar, atentar contra el honor, el buen nombre, etc, es falso de toda falsedad. Para eso está el Código Penal, tan vigente en lo digital como en lo no digital. Si esta señora cree que se mancilla su buen nombre (a la hora de reprimir y censurar los franquistas siempre están a vueltas con el honor y el buen nombre) solo tiene que acudir a los tribunales.

La desprotección frente al infundio, la calumnia, etc en relación al derecho al honor es mentira. Lo que estos franquistas quieren -como siempre- es censurar la esfera pública, impedir la libertad de expresión, criminalizar las opiniones políticas que no les gustan y que son todas excepto la de "Una, grande, libre", "Arriba España" y "Viva Franco", lo que llevan en el corazón. Quieren suprimir la libertad de expresión no en asuntos privados y particulares sino en el ámbito general: que nadie pueda criticar el gobierno o al rey o disentir de sus habituales monsergas. Quieren eliminar la discrepancia, la objeción, la crítica.

Quieren legislar el silencio.

Dice la enmienda 1ª de la Constitución de los Estados Unidos (ese país que los carcundas del PP tanto dicen admirar) que "El Congreso no aprobará ley alguna que establezca una religión, ni prohibirá la libre práctica de la misma; ni limitará la libertad de expresión, ni de prensa; ni el derecho a la asamblea pacífica de las personas, ni el de solicitar al gobierno una compensación de agravios". Si los tribunales españoles aplicaran esta sabia doctrina, todos los gobernantes del PP estarían en la cárcel, empezando por la ratita hacendosa, siguiendo por la señora Cifuentes y terminando en ese prodigio de veneranda tiranía callejera que es Fernández Díaz.

"Ninguna ley que limite la libertad de expresión y de prensa" quiere decir exactamente eso: ninguna ley que limite la libertad de expresión y de prensa. Ninguna. Y esa Constitución lleva casi dos siglos y medio en vigor sin necesidad de otra, sin que el país, "absolutamente desprotegido",  haya padecido jamás dictadura alguna como las que han soportado repetidas veces los "protegidos" españoles y la última, si Prometeo no lo evita, la que quiere implantar el PP, considerado por algún juez como una asociación de delincuentes.

De ahí se sigue que, como tantas veces se ha dicho, la mejor ley de prensa es la que no existe.

Ni en lo virtual, en lo digital o en lo celestial. La libertad de expresión no se puede limitar bajo ningún concepto salvo en los casos de conflictos de derechos entre personas privadas. Pero no es esto lo que estos franquistas quieren, sino que pretenden reprimir la libre expresión de las ideas, como han hecho siempre, como hicieron sus antecesores desde la Inquisición, organismo por el que sienten verdadera pasión.

No se conforman con la protección jurídica ordinaria que con tino y eficacia brinda el Código Penal. Quieren que se prohiban todas las manifestaciones públicas no solo los infundios, injurias y calumnias a los particulares, sino aquellas otras que los "ofendan" en sus convicciones políticas y religiosas. Quieren volver a condenar a la gente por faltar al "respeto a la autoridad" o por "blasfemar" o por burlarse de los sacrosantos símbolos de la Patria, la bandera o el chundarata ese que llaman himno nacional.  

Es decir, como siempre, quieren restablecer la dictadura que es lo que les mola.

Porque la cabra tira siempre al monte. Sobre todo, la de la legión.

dissabte, 26 de novembre del 2016

Hoy, Palinuro en Palma


El PSOE/PSIB ha invitado a Palinuro a su Escola de Tardor que se celebra ayer y hoy sábado en el Casal de Barri des Jonquet, c/ del Terrer, 10, a partir de las 10:30. Es una muestra de confianza y apertura del PSIB al invitar a hablar a un humilde analista político independiente que tiene, desde luego, en muy alta estima a la socialdemocracia -sobre la que ha escrito un par de obras- pero no pertenece a ningún partido. Es mucho más de lo que todas las demás fuerzas políticas hacen, pues solo invitan a sus militantes... y si son obedientes al mando. Solo los socialistas se atreven a invitar a gente de fuera, crítica e independiente para contrastar ideas. Es algo que favorece al partido, sin duda el de más democracia interna hoy, y sirve de reto y acicate al invitado. En este caso, Palinuro.

El tema que se le ha asignado es El futuro de la socialdemocracia, una asignatura difícil e importante porque algo ha quedado claro en el último siglo en política: con la socialdemocracia es posible que no se alcance plena emancipación ni justicia social ni redistribución de la riqueza ni igualdad. Pero sin ella es seguro que ni uno solo de esos objetivos puede plantearse. La socialdemocracia tiene muchos defectos pero es la mejor opción con mucho a ojos de Palinuro. Una socialdemocracia de izquierda reformista, radical y moderada al mismo tiempo. Esto no es una contradición sino algo muy sencillo: moderada en las reformas sociales y económicas para no alterar el mercado con ilusiones irrealizables. Radical en los aspectos políticos y morales y audaz e imaginativa en los territoriales.

Como dado la apretado de la agenda del evento, me han asignado un tiempo relativamente breve para exponer mis conclusiones, incluyo aquí la sinopsis de lo que mañana expondré con más detalle en la Escola de Tardor y eso que llevamos ganado. La exposición se divide en cuatro bloques:

1.- La reivindicación crítica del pasado. La socialdemocracia tiene una historia y debe reivindicarla sin ocultar o disimular los errores que se han cometido, que no son tantos como los aciertos, pero sí demasiados y deben corregirse.

2.- Propuestas de presente

  • Ámbito institucional: reforma constitucional sobre las cuestiones que mañana se expondrán.



  • Ámbito económicoConstitución económica nueva o reforma Título VII CE.



  • Ámbito social: nuevo pacto social entre capital y trabajo, perspectivas de género y ecológica.



  • Ámbito territorial: Negociación de una referéndum de autodeterminación en Cataluña.



  • 3.- Reconstitución del partido.

  • Formulación del programa de la izquierda socialdemócrata.



  • Recuperación del voto sectorial perdido.



  • Recuperación del voto generacional perdido.



  • 4.- Nuevas formas de comunicación

  • Política de medios de comunicación.



  • Ciberespacio, internet, redes.



  • Participación colectiva.



  • Alli nos vemos.

    dimecres, 18 de maig del 2016

    Los franquistas explicando la Constitución

    Aquí mi artículo de hoy en elMón.cat, titulado La Didàctica de l'unionisme. En dos días, los dos partidos dinásticos del nacionalismo español, PP y PSOE, han dado pasos para acercarse a lo que llaman "la cuestión catalana" que no es otra cosa que la "cuestión española" y la incapacidad de los nacionalistas españoles de ver lo que está pasando. El gobierno (en realidad, el PP) ha formado una task force, compuesta por dos mujeres para explicar su punto de vista (o sea, el del PP) sobre el independentismo catalán en las cancillerías extranjeras. Una de las mujeres es una diplomática con experiencia y una carrera anodina; la otra responde al sonoro nombre de Cristina Ysasi-Ysasmendi Pemán, es asesora directa de Rajoy en La Moncloa y nieta de un militar golpista del 36 y de un vate reaccionario y fascista. Y ella, una franquista convencida. Que esta gente mande una franquista al extranjero a explicar la Constitución a la que unos franquistas se opusieron mientras otros franquistas la redactaban, dice todo sobre la transición y sobre las neuronas de esta banda de corruptos que hay en el gobierno central.

    Por otro lado, el PSOE ha delegado en Margarita Robles, reciente incorporación, la tarea de formular algo con sentido para Cataluña que no sean las habituales tarascada españolistas de Sánchez. Y, en efecto, Robles se esmera... en liar las cosas demostrando que no solo no entiende nada sino que cree que puede quedarse con el personal. Promete una reforma de la Constitución que sabe que no podrá hacer y, al amparo de esa no-reforma, un referéndum en Cataluña, pero sin explicar su alcance. El tercer partido, Podemos, que suspira por ser también dinástico promete igualmente un "referéndum pactado con el Estado". O sea, nada. ¿Cuál habrá de ser la actitud de los indepenentistas?

    Traigo la versión castellana del artículo por si alguien siente curiosidad.

    La didáctica del unionismo

    A trancas y barrancas, a regañadientes, porque no les queda otro remedio, los dos partidos dinásticos, PP y PSOE y el que aspira a serlo, Podemos, empiezan a percatarse de que lo de Cataluña va en serio y que el independentismo no se frena. Por eso han decidido moverse. Quieren demostrar que ellos también tienen ideas y que la iniciativa política no es monopolio de estos insufribles catalanes. Cada uno en su inimitable estilo por supuesto.

    Reconfortado con el homenaje a Rajoy de una alcaldesa del PP en Toledo, que ha proyectado una imagen de Franco y otra de Himmler sobre las torres de un castillo, el gobierno ha movido ficha. Con ese mismo recio espíritu imperial, envía a una franquista a explicar la Constitución española. La señora Cristina Ysasi-Ysasmendi Pemán, nieta de un militar golpista y un insoportable vate fascista, tiene la misión de contraprogramar la labor exterior de la Generalitat. La pregunta de cómo entenderá la Constitución una franquista tiene fácil respuesta: muy bien. En parte, la redactaron los propios franquistas y la que no lo hicieron, no la aplican, salvo para asfixiar a los catalanes.

    Que la mensajera sea una franquista y, probablemente, por ello mismo, una incompetente, es aquí accesorio. Lo increíble es que el gobierno mande funcionarios (como si no bastara con los diplomáticos de carrera destinados en el exterior) a explicar su versión de partido (pues doña Cristina es, antes que nada, una funcionaria del PP) de la Constitución española. Y, así, caiga en la trampa de internacionalizar el conflicto que es precisamente lo que los independentistas quieren. Sin darse cuenta, además, de que los auditorios, por regla general, hacen más caso a las visiones críticas de los problemas que a las oficialistas. A fuer de franquistas, unos verdaderos negados.

    A su vez, el PSOE ha sacado a su reciente reincorporación, Margarita Robles que, por haber vivido y trabajado en Cataluña, tiene una sensibilidad mayor y quizá sea capaz de enderezar las barbaridades imperiales del muy madrileño Pedro Sánchez. Como jurista experimentada también se supone que sabrá hilar fino y hacer digerible la posición unionista a ultranza del PSOE. Propone Robles reformar primero la Constitución en un sentido federal y hacer luego un referéndum

    Oculta Robles –pues no creo que lo ignore- que es imposible que pueda hacerse esa reforma constitucional con las mayorías que hay y seguramente habrá en las cámaras. Sigue ocultando Robles cuál sería el contenido de ese referéndum catalán, si de autodeterminación o sobre otro estatuto. De esta forma su posición es menos cuartelaria que la del PP; incluso menos que la del secretario general del PSOE, pero sigue siendo lastimosamente alejada de la situación actual en Cataluña.

    Por último, los llamados “emergentes” de Podemos, esto es, los aspirantes a dinásticos españoles en sustitución del PSOE, vienen a decir lo mismo que Robles: referéndum pactado con el Estado. De momento, dicen con Robles, según la legalidad vigente, no puede hacerse, pero dejad que cambien las cosas, que nosotros pintemos algo y ya veréis cómo lo hacemos. Vuelve a ser tan falso como el discurso de Robles por dos razones: 1ª) no es verdad que la legalidad vigente impida el referéndum. La legalidad vigente no impide nada. Lo que lo impide es la voluntad política contraria del gobierno y de la oposición. 2ª) no hace falta esperar a más elecciones. Si de verdad Robles y Podemos apoyan un referéndum en Cataluña, que lo reclamen ya.

    Una vez más, los unionistas no parecen entender el fondo de la cuestión. Este es que ni los indepes catalanes ni nadie en su sano juicio en estas circunstancias, admitiría una situación en la que Cataluña, sus derechos y libertades, sigan estando al albur de que otra mayoría absoluta parlamentaria vuelva a llevar al gobierno central a una banda de corruptos empeñados en hacer que Cataluña involucione. Decididos a someterla y seguir esquilmándola como hacen con el resto de los territorios del Estado.

    La transición fue muchas cosas, según quien hable de ella, pero algo sí parecía claro: se trataba de liquidar el franquismo. Ese franquismo que ha renacido más oscurantista, centralista y corrupto que nunca en 2011. Ahora ya no es tiempo de más reformas cosméticas. Es tiempo de que esa posibilidad no pueda volver a darse.

    Los unionistas españoles harían bien en entender de una vez que el problema no está en Cataluña, sino en España; que el problema no lo tienen los catalanes, sino los españoles que, mientras no sean capaces de acabar con este cadáver insepulto, no saldrán del agujero.
    Y la cosa es bien sencilla. Se empieza por reivindicar la República, cosa que hacen los indepes catalanes pero que ninguno de los tres partidos españoles mencionados se atreve siquiera a insinuar.

    dimecres, 20 d’abril del 2016

    Hoy, Palinuro hablando sobre la República en Valladolid

    Hoy, en el salón de grados de la Facultad de derecho de la Universidad de Valladolid, convocado por el Ateneo Republicano, me cabe el honor de pronunciar una conferencia sobre "La organización territorial y las instituciones regionales". En nuestra época casi ningún partido admite que la disyuntiva Monarquía/República sea una cuestión de actualidad. No lo hacen los partidos de la derecha porque, entre otras cosas, sus militantes y votantes son en buena proporción gentes que se beneficiaron de la sublevación facciosa, la guerra civil que siguió y los cuarenta años de dictadura posterior. Se entiende muy bien que los descendientes biológicos o ideológicos de los franquistas no quieran ni oír hablar de la República. Tenía razón Jaime Mayor cuando decía que por qué iba él a condenar el franquismo, con lo bien que había vivido. Añado yo: que había vivido bien sobre las fosas comunes en donde los suyos habían enterrado a 130.000 compatriotas tras haberlos asesinado y, en ocasiones, sin haberlos rematado. 

    Mucho menos clara es la razón por la que tampoco los partidos y organizaciones de izquierda quieren plantear la cuestión. Al contrario, siempre que se les pregunta contestan que "no es el momento", que es un asunto inoportuno. Hace más cuarenta años que el criminal Francisco Franco nombró sucesor suyo "a título de Rey" al padre del actual monarca, que había jurado fidelidad a los Principios del Movimiento Nacional o sea, a la legislación fascista, y que se saltó el principio dinástico, elemento esencial de la legitimidad de toda monarquía, pues accedió al trono dejando sin reinar a don Juan que, al parecer, era demasiado liberal para la mentalidad de Franco. Pero, según el PSOE y Podemos, no es el momento. Nunca es el momento de defender el último régimen democrático y legítimo que ha habido en España. Pero siempre es el momento para bailar el agua al Borbón, para defender esta Monarquía impresentable, para ocultar las fechorías de la familia real, para ejercer de cortesano y lacayo "simpático " con el rollo ese de "juego de tronos".

    En cuanto al tema, haré una referencia al concepto de "Estado integral" de la II República, revisaré de pasada el fracasado Estado de las autonomías de la Constitución de 1978 y me explayaré en cómo veo la futura organización territorial de una hipotética IIIª República, teniendo en cuenta, como es obvio, que antes habrá que ver qué sucede con Cataluña y si no será más probable que, antes de la IIIª República española, haya una República catalana.

    Y, si tal cosa sucede, esa será la mía, pues no quiero morir siendo súbdito de nadie, sino ciudadano libre.

    Por cierto, el acto es a las 19:30 y la entrada, gratuita.

    dijous, 11 de febrer del 2016

    Cataluña según Cebrián

    Para celebrar un aniversario de El País y que, con motivo de la imparable ruina de la empresa, él se ha metido otro millón y algo en el bosillo, Cebrián adoctrinó al otro país desde su diario. Según la crónica del correspondiente plumilla, el prócer diagnosticó que España ha de emplearse a fondo en tres graves cuestiones: mantener la recuperación económica, reducir la desigualdad con un plan d choque y hacer frente al "desafío independentista catalán" (sic). Por lo que se ve, la corrupción no es problema, aunque medio PP esté en la cárcel y parte de la Casa Real se apreste a hacerle compañía.

    El problema es Cataluña. Cebrián no es tonto y tiene algo más de vuelo que los nacionalistas españoles de DENAES, la cabra de la legión, la Societat Civil Catalana o el círculo "Español cazi ná". Pero, a la hora de articular una propuesta inteligible sobre Cataluña, la Minerva le abandona y lo deja dando vueltas al atajo, como decía Machado. Cree que la voluntad mayoritaria de los catalanes de reclamar el derecho de autodeterminación es un "reto independentista", como una plusmarca de cien metros vallas. Opina que será preciso reformar la Constitución, como si los políticos españoles pudieran hacerlo, cuando ignoran por dónde empezar;  y espera que la reforma sirva para implantar un federalismo del que sabe tan poco que hasta le parece una terrible audacia llamarlo por su nombre. Por supuesto no parece haberse enterado de que quienes recurren a este conjuro mágico de federalismo dominan tanto la pócima como el bálsamo de Fierabrás.

    Su evidente intención es la de siempre: Eadem sed aliter, como decían los escolásticos: que todo cambie para que siga todo igual; principio que Lampedusa ha elevado a ley universal del cambio sociológico. Dad unos abalorios federales a los catalanes y veréis cómo se tranquilizan. Ese es el nivel de la elite oligárquica española.

    dijous, 4 de febrer del 2016

    Los catalanes, a lo suyo: desconexión

    Ayer, mientras Junts pel Sí y la CUP presentaban tres proposiciones de ley en el Parlament para iniciar el camino a la desconexión de España o sea, la independencia, el juez de la Audiencia Nacional mandaba, al parecer, orden a los alguaciles para que investiguen si diversas asociaciones civiles independentistas pudieran estar incursas en los delitos de rebelión y sedición con una intención fácil de imaginar. Empieza el baile.

    Para que haya rebelión, el código penal exige que se recurra a la violencia y, para que haya sedición que se recurra a la fuerza. Es decir, los alguaciles pueden volverse por donde vinieron porque ninguna de las entidades ha recurrido jamás a la una ni a la otra. Son asociaciones compuestas por gentes muy pacíficas. Así que, nada de nada. Aunque es un signo de por donde vienen los vientos porque el juez actúa a instancias de la fiscalía y la fiscalía tiene que haber recibido las órdenes pertinentes del gobierno de empezar ya a incordiar. 

    A su vez, el Parlament debatirá las tres proposiciones de ley de desconexión: Hacienda, régimen jurídico de la administración y seguridad social catalanas. Es una propuesta de Constitución catalana in nuce. Cuando los tecnócratas franquistas (el catalán López Rodó y sus secuaces del Opus) pusieron en marcha la Ley de Régimen Jurídico de la Administración del Estado y la Ley de Procedimiento administrativo, allá por 1957 y 1958, proclamaron que, en realidad, se trataba de una Constitución para un verdadero Estado de derecho administrativo. López Rodó había aprendido esta pintoresca doctrina del portugués también catedrático de derecho administrativo, Marcelo Caetano, luego presidente de la República.

    Obviamente, no es el caso de Cataluña hoy por entero; pero sí en parte ya que los catalanes, de momento, no pueden dotarse de una Constitución. La Ley de Régimen Jurídico cumple esa función transitoria y no se expone a impugnación al no llamarse -ni, en el fondo, ser- Constitución.

    Pero lo más inteligente, a mi entender de este primer paso legal en busca de la desconexión es que se presenten como proposiciones y no como proyectos de ley, es decir, emanados del propio parlamento y no del gobierno de la Generalitat. Es una sobreabundancia de precaución: siempre será más difícil para el gobierno español impugnar un acto del Parlament que del gobierno.

    Y, políticamente, bien claro está: los catalanes siguen con su hoja de ruta o, como dicen ellos, per feina mientras que los españoles aún no saben si tendrán o no gobierno porque están discutiendo sobre el precio del desayuno en la cafetería del Congreso.

    diumenge, 25 d’octubre del 2015

    Hablar claro es bueno, II.

    En el post de ayer anunciaba mi intención de matizar algunas de las nuevas propuestas reformistas de Podemos. Lo hago ahora con ánimo constructivo y de modo sucinto:

    Reforma del sistema electoral. Si de verdad se busca la máxima proporcionalidad, no hay que ir muy lejos. Basta con copiar el sistema alemán que mezcla el criterio proporcional y el mayoritario y en todas las clasificaciones del mundo aparece en el primer o segundo puesto de proporcionalidad, mientras que el sistema español actual es el último, con menos proporcionalidad que muchos sistemas mayoritarios, lo que es francamente ridículo.

    Independencia de la justicia. Dejar la composición del órgano disciplinario de la magistratura en manos de los propios jueces. La composición actual viene del temor que suscitaba el predominio de jueces franquistas. Ha pasado el tiempo y, aunque los jueces siguen siendo un estamento conservador, ya son mayoría los de generaciones posteriores. Supresión de la Audiencia Nacional. Supresión del Tribunal Constitucional y atribución de la jurisdicción constitucional con formulación nueva al Tribunal Supremo en una sala cuya composición quizá pueda fiscalizar el Parlamento.

    Blindaje de derechos de la ciudadanía. Reforzar la protección de los derechos económicos y sociales. Especial atención a los medioambientales. Recuperación, desarrollo y protección del derecho del trabajo, desmantelado por la derecha. En este campo de derechos, singular atención a la perspectiva de género que debe hacerse siempre eficaz dejando expedito el recurso a los tribunales de justicia para su aplicación.

    Lucha contra la corrupción. Aplicación de la legislación penal a los corruptos. Obligación de declaración de bienes al iniciar todos los cargos públicos, rendición pública de cuentas y auditorías en los relevos. Aumento substancial del plazo de prescripción. Obligación de todas las administraciones de publicar en la red todas sus transacciones económicas. Revisión de la financiación pública de los partidos.

    Cataluña. Referéndum vinculante de autodeterminación. Es posible, como decíamos ayer, que esta propuesta llegue tarde, pero debe formularse. Es posible también que, si la situación catalana se enquista en una espiral de acción independentista/reacción unionista, sean los otros Estados quienes obliguen al español a celebrar ese referéndum que debió de haberse convocado hace muchos años.

    A estas cinco propuestas reformistas, Palinuro añade dos sustantivas más y una de procedimiento que considera imprescindibles:

    Separación real de la Iglesia y el Estado y supresión de la financiación pública de aquella. Se entiende que ello implica supresión de las transferencias directas así como del lucro cesante de sus privilegios de todo tipo.

    Celebración de un referéndum para decidir la forma del Estado. Si república o monarquía.

    La cuestión de procedimiento: convocatoria de una convención general extraordinaria por si todavía existe alguna posibilidad de acordar una organización territorial española de consenso.

    divendres, 25 de setembre del 2015

    Un artículo inútil.

    Hace unos días Felipe González publicaba una desafortunada Carta a los catalanes también en El País en la que sugería semejanzas entre el fascismo y el nazismo y el independentismo catalán. Hoy, el secretario general del PSOE escribe en el mismo medio una breve "Tribuna" más contenida de trato pero igualmente vacua. No obstante, es muy de agradecer el último intento de Pedro Sánchez de encontrar alguna forma de acomodo a cuarenta y ocho horas de unas elecciones que son decisivas para España, aunque los dos partidos dinásticos se hayan obstinado en ignorarlo sistemáticamente. Es de agradecer pero no resulta convincente.

    Es claro, como dice el autor que, "sin Cataluña, España ya no sería España". Pues sí, es cierto. De pronto, los políticos españoles tienen la revelación de que se encuentran ante una crisis descomunal, de Estado, de nación, de país, para la que no están preparados. Porque nunca se habían tomado en serio la cuestión catalana. Entendían que el Estado autonómico, al garantizar a Cataluña las "mayores cuotas de autogobierno de su historia" (como suelen decir), aceleraría el proceso por el cual la Comunidad autónoma querría configurarse como nación y, eventualmente, como Estado. Pero nunca consideraron seriamente que tal cosa sucediera y por dejación o por falta de información, no prepararon nada y confiaron en que la situación sería llevadera. Insisto, no hicieron nada.

    En su tribuna, Sánchez no se ajusta a la verdad. Sostiene que los socialistas españoles venimos diciendo, desde hace años, que deberíamos reformar la Constitución, pero no es cierto. Tuvieron casi catorce años de mandato en tiempos de González con tres legislaturas con mayorías absolutas y no hicieron nada en ese sentido. De la autodeterminación dejó de hablarse y del federalismo también. En el fondo, González era un jacobino sevillano, como se prueba ahora y de Guerra no hace falta hablar. Volvieron luego al gobierno en condiciones más precarias, con Zapatero y tampoco hicieron nada. O hicieron lo que quizá no debían: reformar la Constitución por mandato de una UE neoliberal y con acuerdo de la derecha.

    Empezaron a acordarse de la reforma constitucional territorial en el congreso de 2013, cuando estaban en la oposición y con unos propósitos tan inseguros e inciertos que aun no se sabe en qué consisten. Eso no es "desde hace años". Ni hablar. La preocupación es de ahora mismo, cuando han visto en dónde se han metido y presas de los nervios porque, a pesar de los bailes de Iceta, se temen un bajón en Cataluña, tradicional granero de votos del PSOE en España. O sea, como suele pasar en España, improvisan forzados por la necesidad. Porque se quedan sin país.

    Pero, como viene a decir el título, nunca es tarde, "si hay voluntad". O sea, nunca es tarde si la dicha es buena. Pero tiene que ser buena. ¿Qué propone Sánchez?

    Una vía que cree ancha entre las dos extremas que juzga minorías, la "separatista" y la "inmovilista". Y, ¿en qué consiste esa vía? En una reforma de la Constitución en sentido federal que acomode a los catalanes. Por supuesto, queda en el aire cómo se les preguntará sobre esa vía federal y es de sospechar que de ninguna manera. 

    Las expectativas electorales del PSOE, aun las más halagüeñas, no auguran una mayoría parlamentaria para hacer dicha reforma en absoluto. En el mejor de los casos, tendría que contar con el PP y este ya ha dicho que no colaborará. Es decir, el contenido de la tribuna de Sánchez es pedir a los independentistas que depongan su actitud ante una promesa que es obvio que no puede cumplir. 

    Y ese el punto más débil de este apreciable intento que lo afecta a él y, en general, a todos los intentos de equidistancia en este proceso. Lo más llamativo de la tribuna no es lo que dice sino lo que no dice. Igualando "separatistas" e "inmovilistas" se olvida que ninguno de los dos lo ha sido siempre. Los "separatistas" antes no lo eran tanto, sino que han ido creciendo exponencialmente en los últimos años; y los "inmovilistas", en realidad no han dejado de moverse pero siempre en contra de Cataluña. 

    La importancia de los diez últimos años, desde la peripecia del Estatuto de 2006, es inmensa para explicar una situación como la actual. Pasarlos por alto es un grave error. Pero aun es peor no mencionar los últimos cuatro años, la legislatura del PP, un gobierno con mayoría absoluta que, además de corrupto, ha sido agresivo contra la mayoría de la población y, muy especialmente, contra Cataluña. Un régimen de involución que, vaciando de contenido la democracia, la ha sustituido por uno autoritario y represivo de clara inspiración franquista. 

    Durante este tiempo el PSOE ha estado prácticamente desaparecido, cuando no ha prestado su colaboración a las mayores demasías del gobierno. La oposición socialista, obsesionada con los pactos de Estado, que remiten a una mentalidad conservadora de esa que se nutre con la idea de la "seguridad nacional", ha sido cómplice de la destrucción de la democracia y el Estado de derecho en España. Y ahora, cuando le caen encima los cascotes del Estado del bienestar y la cohesión territorial del país, quiere encauzar los acontecimientos con unas fórmulas cuyo contenido desconoce y acerca de cuya factibilidad no posee certidumbre alguna. 

    No puede extrañar al secretario general del PSOE que los catalanistas, que ven la posibilidad de iniciar un camino nuevo ahora, no quieran esperarse a ese dudoso futuro. ¿Que ese camino tiene dificultades y no está exento de conflicto? Por supuesto, pero dígase: ¿acaso el presente no lo está igualmente? Pero, sobre todo, esa esperanza en un futuro incierto lleva en su seno la posibilidad cierta (y bastante verosímil) de que el PP vuelva a ganar las elecciones en España. No puede extrañar a Pedro Sánchez, por muy en la luna que se encuentre, que los independentistas no quieran aguantar otra legislatura como la que ha vivido este desgraciado país. Sobre todo porque el mismo Sánchez ya ha dicho que no admitirá referéndum de autodeterminación en Cataluña. Como el PP.

    Realmente, el interés por esperarse es cero. El artículo de Sánchez es inútil.

    dimarts, 1 de setembre del 2015

    La contrarrevolución en marcha.


    Empezaron enviando a la Guardia Civil, a ver si podían hundir a Convèrgencia y, con Convergència, la lista conjunta y con la lista conjunta, el movimiento independentista catalán acusándolos de corrupción, algo en lo que el gobierno, su partido y el sobresueldos que los dirige tienen máxima nota y muchos trienios.

    Muy mal han de venir los sondeos que el PP encarga en secreto con nuestro dinero para que no se haya "filtrado" en agosto ninguno de esos que augura la derrota del Sí. El paso siguiente fue encargar a Felipe González una carta comparando a los independentistas con los nazis y los fascistas. No con los franquistas, claro, pues se podría descubrir el sucio truco de condenar a las víctimas llamándolas victimarias. Una carta vergonzosa que El País, otro pecio de indignidad de lo que antaño fue un periódico decente, trompeteó a los cuatro vientos, ganándose de paso la subvención de la cuadrilla de facinerosos y más desprecio (si cabe) de la gente libre de este país.

    La vicepresidenta del gobierno gorgojeó a continuación su gran aprecio por la carta de González. En otro tiempo, el espaldarazo de esta ratita hacendosa, cobradora presunta de sobresueldos dudosos, hubiera sido un desdoro. En otro tiempo. No tardó en salir Aznar, símbolo del encanallamiento político español más hondo, a dar unas palmaditas satisfechas en el lomo de González por la carta y, de paso, una colleja, al recordarle que con la epístola se limitaba a enmendar yerros pasados. Y Felipe González, el gran líder de la renovación española, depositario de una tradición de la izquierda, callado y con los ojos bajos. Una humillación mucho mayor de la que puedan haber sentido los independentistas catalanes a quienes el presidente de honor del PP trata con el desprecio y la chulería de cuarto de banderas que acostumbra. Mucho mayor porque estos independentistas se han enfrentado a este rancio franquista amenazador con una gallardía de la que González carece.

    A su vez, el presidente de los sobresueldos decidió, con su perspicacia habitual, internacionalizar la cuestión catalana, metiendo la pata, como acostumbra, según señaló ayer Palinuro en su post sobre la revolución catalana. Para arreglarlo ha convencido hoy a Frau Merkel para que le eche una teutónica mano, advirtiendo al personal de la perogrullada de que los tratados y la ley han de cumplirse. Lo que no le ha dicho a su amiga (y, por tanto, la ha engañado, como siempre que habla con alguien) es que esa ley que hay que cumplir, el primero que no la cumple es él. Y no solo que no la cumple sino que, cuando le molesta, simplemente la cambia de un plumazo por medio del rodillo parlamentario de que dispone compuesto por diputad@s ovin@s a l@s que basta con despertar de un codazo para que voten lo que se les diga. Que para eso se les paga. Y se les repaga. Y se les sobrepaga. Y se les deja hacer asesorías verbales cuando los pagos, repagos y sobrepagos no les parecen suficientes.

    El atropello viene ahora por vía de una reforma exprés del Tribunal Constitucional, apañado por los miembros más franquistas y catalanófobos del PP con el fin de proceder contra Mas y yugular el proceso catalán con una apariencia de legalidad. En realidad, un berrido de jayanes de taberna, lo que son los Albioles y Hernandos y otros finos juristas, perfectamente inútil por tres razones: 1ª) porque, por motivo de forma y contenido, la propuesta es inconstitucional; 2ª) porque es ociosa pues el ordenamiento jurídico ya pone a disposición del gobierno -incluso uno tan incompetente y corrupto como este- los medios precisos para conservar la legalidad; y 3ª) porque nada puede conseguir que un Tribunal Constitucional, presidido por un militante del PP y enchufado directo del presidente, adquiera una autoridad y prestigio de los que carece y menos que nada este último atropello.

    Pero, claro, el atropello no pretende justificarse jurídicamente, sino que es una argucia política. Al presidente de los sobresueldos le importa una higa lo que pase en Cataluña en donde ya sabe que nadie va a votarlo. Lo que le importa es ganar votos en España a base de mostrarse duro, recio, íntegro, español, con los catalanes. Eso, calcula él, paga en votos y, al tiempo, deja hecha unos zorros a la oposición de izquierda, que ya no sabe que hacer.

    Y no le falta razón. ¿De qué le sirvieron sus jeremiadas a González? ¿De qué el españolismo impostado de Iceta en Cataluña? ¿De qué las patochadas e inmoralidades de Sánchez gritando "¡más España!", como si fuera Millán Astray, o envolviéndose en la rojigualda o, vergüenza inmunda, yendo a manchar el monumento a Lázaro Cárdenas con la bandera contra la que el expresidente mexicano luchó toda su vida? De nada. Enésima lección de que el acobardamiento, el apaciguamiento, la miseria moral frente a la oligarquía española y otras especies de chulos mesetarios no paga.

    Ya es tarde. En medio del griterío bravucón de estos franquistas neoliberales o nacionalcatólicos, el PSOE no tiene tiempo (ni su gente categoría intelectual) para tratar de explicar al electorado español las posibilidades de un enfoque distinto, dialogante, negociador que, con buena voluntad y respeto a los derechos de los pueblos, apunte a una posibilidad de solución que no sea un trágala perro. Y para su bochorno tendrá que uncirse al carro de la derecha más bestial y beber todas las cicutas de lo que vaya a pasar porque, como es de suponer, los independentistas no cederán (ni tienen por qué) y la confrontación entrará en una vía de "fuera terceros".

    Y a la llamada izquierda transformadora, en su versión tradicionalmente anguitesca o en la nueva de los rollos podémicos, ya ni merece la pena referirse. Muda de terror y espanto ante un conflicto que ha demostrado su vacío estratégico y su perfecta inutilidad, solo aspira a que el viento de la historia pase y no le desmantele el chiringuito seudo-radical.

    El duende del proceso seguirá informando.

    divendres, 7 d’agost del 2015

    Quieren reformar la Constitución.

    Sobre las razones reales de las propuestas de reforma constitucional. Vídeo y texto a continuación.

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    Todos quieren ahora reformar una Constitución que hasta ayer era intangible. Cómo se nota la preocupación que la cuestión catalana causa en España. Cómo se ven los nervios al comprobar que hay un riesgo real de partición del país, que los soberanistas catalanes tienen mucho más respaldo del que los españoles creen y que es necesario hacer algo, hacer como que se hace algo, para contener este movimiento social independentista que es lo más importante que ha sucedido en España desde 1975. 

    El PSOE promete una reforma constitucional para convertir el país en un Estado federal. No saben los socialistas a ciencia cierta de qué federalismo hablan pues nunca les ha preocupado; tampoco si los soberanistas catalanes aceptarían, cosa poco verosimil; y, por último, tampoco si podrán hacer esa reforma federal porque necesitarán el apoyo del PP y ese está ya descartado. Tampoco les importa gran cosa. Ya desde los tiempos del submarino de la derecha, Rubalcaba, quedó claro que en las llamadas cuestiones de Estado, el PSOE reconocería siempre su subalternidad respecto al PP.

    Los demás partidos, a toque de silbato, andan pensando qué reformas apadrinarán.

    El único que parece tenerlo claro es Podemos. Una claridad envuelta en tinieblas, como siempre: desprecia el reformismo constitucional, argucias del régimen del 78 porque lo suyo es más profundo, radical y verdadero: un proceso constituyente en el que se podrá debater todo. Perspectiva halagüeña. Solo que poco viable si, como parece, Podemos se queda en un 15% del voto o menos. La Constitución no se tocará y los asaltacielos se quedarán calentando el escaño y cobrando las dietas castizas.

    La preocupación es absoluta. Asustado por lo que se cuece en Cataluña, el ministro Catalá habla de reformar la Constitución en tres aspectos muy tasados: 1) reparto de competencias entre Estado y CCAA para fortalecer al Estado; 2) modificación de la línea sucesoria, asunto de capital importancia; 3) modificar el régimen de aforamientos para reducir la cantidad de sinvergüenzas que se valen de él para sus fechorías. Algunos añaden una reforma del Senado, cámara inútil pero muy conveniente para premiar lealtades perrunas de excedentes de cupo que no sirven para otra cosa. O sea, que no sirven para nada, pero los pagamos todos.

    Loables propósitos, pero, en lo que hace al PP, sería bueno que dejaran de hablar de lo que no les compete. Cada día aparece un caso nuevo de latrocinio a cargo de algún pepero relevante. No es momento de reformar la Constitución (que tampoco va a servir para nada porque en Cataluña, ya no los escuchan) ni de hablar de política ni de nada. No son un verdadero partido sino, digámoslo por enésima vez, una supuesta asociación de malhechores que ni entienden de política ni de democracia ni de nada y a los que lo único que importa es forrarse.

    No se molesten en reformar la Constitución: dimitan en bloque, devuelvan lo trincado y pónganse todos a diposición del juez.

    ¡Ah! Y saquen sus garras de Cataluña, como tienen que sacarlas de la caja común.