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dimarts, 18 d’agost del 2015

Consideración sobre la violencia machista.

Dicen algunas almas sensibles a la par que escépticas que no debemos ponernos nerviosos ni exagerar pues violencia machista ha habido siempre. Lo que sucede es que ahora, gracias a los medios de comunicación y la mayor publicidad de nuestras sociedades es más notoria. Pero no es cierto. Sí lo es que siempre ha habido violencia machista, pero también que se ha sabido. La sociedad patriarcal está basada en la violencia contra las mujeres de modo público y notorio, a título de amenaza latente, a veces manifiesta  y de escarmiento. Forma parte de la sabiduría tradicional ("la mujer, en casa y con la pata quebrada"), del refranero de todos los pueblos, está admitida y hasta glorificada en la literatura ("la doma de la bravía") en todas las artes, hasta en la filosofía. Basta con leer desde Aristóteles hasta Schopenhauer la miríada de estupideces que los sabios han escrito sobre las mujeres. Está enaltecida y hasta glorificada. La figura del llamado crimen pasional, a la que se recurre a veces para hablar de los asesinatos de mujeres, tiene carta de naturaleza. Mírense algunos cuadros de Romero de Torres si se quiere algún ejemplo, o recuérdense Otelo o Rojo y negro, aunque sea en grado de tentativa
 
La violencia machista es estructural en la sociedad patriarcal. Esta se basa en ella, se originó en ella, se mantiene y se ha desarrollado con ella y ella es una de sus características. Su núcleo esencial es la convicción de que las mujeres son inferiores; deseables, pero inferiores y, por eso mismo, peligrosas. La identificación de la mujer con la hechicera, la bruja, es también una constante de la historia occidental. Es conveniente recordarles de vez en cuando su posición de subalternidad porque esta es fundamento mismo de la sociedad y rasgo esencial de la seguridad de los hombres. La violación es un recurso frecuente en todas las sociedades y, llegado el caso, en situaciones de conflicto o guerra, una política pública de los bandos contendientes.
 
Esa condición de subalternidad está imbricada en el lenguaje y en todos los momentos del proceso de socialización tanto de los hombres como de las mujeres. Todos la reproducen,  salvo excepciones muy señaladas que han de soportar todo tipo de ataques, empezando por el típico de los majader@s que hacen demagogia con la "corrección política", una de las pocas vías de remediar la condición de las mujeres.
 
Y solo las mujeres. Cuando las primeras feministas plantearon la necesidad de la emancipación y el derecho de sufragio femeninos, a comienzos del siglo XIX, vieron que su movimiento tenía muchos elementos en común con el de los abolicionistas que luchaban contra la esclavitud. Y tendieron puentes con él. Ser sufragista significaba ser abolicionista al mismo tiempo. La ironía quiso que se produjera la emancipación de las esclavos mucho antes que la de las mujeres y estas comprobaron en sus propias carnes que los negros ex-esclavos no les devolvían el favor. Eran negros, eran ex-esclavos pero, sobre todo, eran hombres, y participaban de las ventajas de oprimir a las mujeres.
 
La lucha contra la violencia machista es muy difícil, no se limita únicamente a revisar los programas de las escuelas, pues obliga a replantear los fundamentos de la sociedad patriarcal en todos los órdenes y todos los momentos y no solamente cuando, como consecuencia de la progresiva emancipación femenina en nuestras sociedades, se produce un asesinato de género. Se trata de una revolución de los hábitos de la vida cotidiana, del lenguaje, de nuestras costumbres. Una revoluciòn en la que no hay tiempos de descanso ya que obliga a vigilar todo lo que se hace y dice, cómo y cuándo se dice y se hace.
 
Los hombres que se sienten amenazados en su privilegios de sexo dominante asesinan por envidia, celos,  despecho y, sobre todo, miedo a perder su posición de macho. Y  en la medida en que avance el proceso de igualdad de género, aumentará la violencia contra las mujeres. Su erradicación no va a ser fácil, pero es imprescindible si queremos llamar civilizada a la sociedad en la que vivimos. 

diumenge, 12 d’abril del 2015

El aborto como pretexto.


El aborto ha sido un Leitmotiv de esta zarzuela de la Xª legislatura, su tema central, la obsesión de un gobierno a las órdenes de la Iglesia católica. Esta creyó llegado el momento de hacer realidad su sueño: meterse en los asuntos íntimos de los demás, especialmente de las mujeres, con las que mantiene una secular y enfermiza relación de odio y lascivia, propia de almas enfermas.
 
Prácticamente toda la legislatura  transcurrió en una denodada batalla del ministro de Justicia por despojar a las mujeres del derecho al aborto y  retrotraerlas al siglo XIX. No bastándole con su mayoría absoluta el hombre se cubrió de ridículo en sede parlamentaria, tratando de argumentar que el engendro represivo que estaba cocinando por orden de los curas era la última prueba del feminismo militante y la emancipación de la mujer. Debía de pensar que los demás diputados y el resto del país son tan cerriles y estúpidos como él. Claro que ese ridículo era nada comparado con el que hacían las diputadas de la derecha puestas de pie, aplaudiendo que un integrista católico les dejara sin derechos y las tratara como menores de edad.
 
En su ceguera nacionalcatólica el ministro ni se había leído el programa de su partido en el que se pasaba por el asunto del aborto como sobre ascuas y en absoluto se decía que la intención fuera suprimirlo. O lo había leído y no lo había entendido, cosa bastante probable. O, vista su simpleza mental, sus jefes lo habían engañado, cosa todavía más probable. Durante su etapa de oposición, el PP había utilizado el aborto como arma contra el gobierno, como había utilizado a las víctimas del terrorismo, sin escrúpulos. Apoyó las manifas de los curas en contra de la legislación abortista y la recurrió ente el Tribunal Constitucional. Mucho gesto. Lo suficiente para engañar a un bobo como Ruiz-Gallardón. Pero, en el fondo, solo gesto. Ninguna intención de suprimir el derecho del aborto porque se trata de una reclamación generalizada en la sociedad. Ponerse en contra haría perder votos y en el PP tienen muy claro que primero son lo votos y luego los principios y si, para ganar elecciones hace falta declarar obligatoria la interrupción voluntaria del embarazo, se hace. Lo primero es llegar al poder para robar; lo de los principios es secundario.
 
Así que, cuando ya no fue posible calmar el furor ultracatólico del ministro, Rajoy lo dejó caer y estrellarse contra la realidad de un país en el que la mayoría, incluida la mayoría de católicos, quiere el aborto. La Iglesia, como siempre, se adaptó sabiamente a la situación, no intentó siquiera defender a su monaguillo, y se conformó con una reforma casi simbólica de la ley del aborto socialista (cuestión del permiso paterno), a cambio, claro, de una sustancial mejora de sus privilegios económicos porque si el PP sabe que primero son los votos y luego la moral, la iglesia sabe que primero son los cuartos y luego la fe.
 
Esta "traición" ha soliviantado a los sectores ultras del partido, dispuestos a dar la batalla contra este horrible asesinato de no nacidos, cuyos "derechos" quería proteger aquel ministro tan engolado como majadero. Los furibundos antiabortistas arman mucho más ruido del que les corresponde por su importancia cuantitativa y cualitativa y amenazan con votar en contra el proyecto de ley de reforma de la del aborto. Cuando calculen el importe de las multas que les impondrán aun serán menos. Como siempre, los principios supeditados al bolsillo. En realidad, la única persona de relevancia que agita el fantasma del aborto en la derecha es Aguirre. Y también en este caso es un puro pretexto. Al ser la candidata a la Alcaldía de Madrid que más tiene que ver con la corrupción del PP en la Comunidad, toda ella responsabilidad suya, está claro que no le interesa que se hable de la corrupción. Al contrario, cuanto más se hable del aborto (que le importa una higa), mejor.
 
Amenazan los del PP con incluir un artículo en la ley negando explícitamente que el aborto sea un derecho. Lo dice el ministro Alonso y lo reitera el ministro de Justicia, Catalá, quien, además, aporta una prueba contundente al decir que en la vigente Ley del aborto socialista ( Ley Orgánica 2/2010, de 3 de marzo, de salud sexual y reproductiva y de la interrupción voluntaria del embarazo) no se dice que el aborto sea un derecho. Otro que tampoco ha leído aquello de que habla. La ley no dice, obviamente, que el aborto sea un derecho, porque lo da por supuesto tanto en el Preámbulo como en el artículado. La Ley es una ley de derechos reproductivos. Ignoro qué entenderá este ministro tan pizpireto por "derechos reproductivos" pero, por si no lo sabe, incluyen el derecho a no reproducirse.
 
Pero da igual. Como da igual esa idea tan absurda de que una ley proclame que aquello que regula no sea un derecho. En el fondo son puros pretextos para no perder votos, que es lo único que importa a esta gente. Considérese la no-respuesta de Sáenz de Santamaría, mujer, a la pregunta explícita de si cree que el aborto sea un derecho de las mujeres. No responde. No es algo tan vergonzoso como esas lacayas compañeras suyas de partido que aplauden el machismo que las deja sin derechos pero es mucho más lamentable porque, si su partido afirma que el aborto no es derecho, al negar la respuesta, lo que la vicepresidenta está diciendo es que ella cree que sí es un derecho, pero no se atreve a reconocerlo. Es hipócrita, cobarde y miserable.
 
Es típico de la derecha, acostumbrada a comerciar con los principios como con las acciones en bolsa. La interrupción voluntaria del embarazo es un crimen, salvo que, si luchamos contra él, perdamos las elecciones. En ese caso, entérese, señor Ruiz-Gallardón, que es usted un poco adoquín, en ese caso, no es un crimen sino que está protegido por la ley aunque, para disimular, se diga que no es un derecho.

dimarts, 7 d’abril del 2015

Los incuestionables.


Llámeme la lectora "radical". No será la primera vez, ni la última. De l@s 13 candidat@s a las Comunidades Autónomas elegid@s en primarias en Podemos, dos son mujeres. Solo con este dato dan ganas de decir: "con su pan se lo coman caballeros y vayan a engañar a otra parte". Enhorabuena a l@s feministas de la organización. Han conseguido estar muy por debajo del PSOE y del PP en punto a igualdad de género. No lo han hecho tan bien como sus amigos de Syriza que, como se sabe, compusieron un gobierno solo de machos, aunque, si se esfuerzan, pueden llegar a conseguirlo. Bastante cerca le andan en la composición de otros órdenes, orgánicos, locales, etc.

Pero nadie critique esta ni ninguna otra cuestión. Ojo con caer en la trampa de la campaña anti-Podemos, movida por la canalla socialdemócrata y los turiferarios del Régimen del 78. Es verdad que casi no hay mujeres entre los candidatos a las CCAA, pero eso es un hecho anecdótico y fijarse en ello, pura cortina de humo para ocultar zorrunas intenciones o envidias tiñosas. Bien claro está, sin embargo: no hay que tomar en cuenta lo que hacen los de Podemos, sino lo que dicen. Eso es lo importante.

Cuando dicen algo, que no es siempre, no vayan a pillarse los dedos y perder votos por explicarse acerca de cuestiones comprometidas, por definirse, por determinarse. ¿Acaso toda determinación no es una negación, según Espinoza? Por ejemplo, ¿qué hay de la eterna confrontación de izquierda y derecha? Nada, no hay nada. Cosa de trileros, sépanlo bien las almas de cántaro que se dejan engañar. Aquí lo que importa es el arriba y el abajo, como en los ascensores. Luego, hay que estar a lo que dicen en casa, entre los suyos, con un guiño: ellos son de izquierdas. Pero como el que juega al badmington y comprende que, siendo una afición personal, no debe darla por supuesta en los demás.

¿Y de Cataluña y el derecho de autodeterminación de los catalanes? Nada tampoco. Un silencio envuelto en una promesa tan redundante como absurda. La cuestión queda aplazada a un hipotético proceso constituyente en el que "podrá discutirse de todo". ¿Por qué no ahora? Porque no toca. Y es de esperar que no vengan los aguafiestas antipodemos a criticar como siempre y preguntar por qué no toca. No toca porque no toca. En el futuro sí, cuando pueda "discutirse de todo". Aprovechemos y añadamos que en ese "todo" futuro se incluye asimismo la cuestión de la República y la de la Iglesia y el Estado. De ahí que en el presente no pueda discutirse de nada. El círculo se cierra: si no hay que mirar lo que hacen los guajes sino lo que dicen y lo que dicen es que ya se verá en el futuro, lo más sensato que cabe hacer ahora es callarse. El que no se calle está haciendo el juego a "los de arriba". Está poniendo en cuestión lo incuestionable por razones inconfesables.

Eso de discutir es asunto espinoso. Podemos acude a las elecciones municipales en coalición con otras formaciones. En algunos casos con Ganemos; en otros, con IU, pero no siempre. La alianza con IU en unos casos sí y en otros no tampoco puede explicarse en términos racionales. Es así y ya está. Que votar a Podemos en Peñas de Arriba sea votar a IU pero hacerlo en Peñas de Abajo sea votar en contra de IU no tiene explicación alguna. Pero si alguien lo dice le cae encima un chorreo denso de quejas, ataques, recriminaciones de todo tipo, procedente casi siempre de los mutantes de IU cada vez más desesperados al ver que ni en la mutación consiguen ponerse de acuerdo: unos se metamorfosean en Podemos y otros se quedan como estaban; pero muy enfadados unos con otros y todos con los críticos. Especialmente con los que señalan que para cambiar una IU por otra no hacía falta armar tanto alboroto. Total, van a perder igual...

divendres, 3 d’abril del 2015

Otra mujer asesinada.

Con otra mujer sobre la mesa de autopsias, víctima de "unos cuantos piquetitos", por citar el título del célebre cuadro de Frida Kahlo, los medios y el foro público se llenan de sesudas y horrorizadas reflexiones sobre lo insondable del alma humana, lo incomprensible de la violencia, lo enigmático de las relaciones de pareja, las contradicciones del amor, etc. En su post de ayer, El Patriarcado, bien, gracias, Palinuro ya largaba su parte de doctrina, insistiendo en la necesidad de tomarse en serio el asunto, no rutinizarlo, no trivilializarlo así como en que por "el asunto" no hay que entender solo los asesinatos, sino muchos otros aspectos y circunstancias sociales concomitantes, a veces aparentemente tan alejadas del crimen que, se dice, no son relevantes. Para eso, además, ya están las medidas legislativas y administrativas que se toman en todos los órdenes, los campos, los ámbitos. Si y no, porque faltan muchas cosas. Hay preocupación por proteger a las mujeres en todos los órdenes porque está claro que son más vulnerables. Pero ni esto es cierto. Es poco lo que cabe esperar en este terreno de una organización como el PP, cuya secretaria general dice muy ufana que las mujeres de su partido no precisan cuotas. Bueno, cierto, la afirmación es una tontería propia de quien la dice, pero también es cierto que esto de las cuotas queda lejos de la violencia de género y de lo que se llama feminicidio.

Sí, esta es la batalla más reciente. El término "feminicidio" no quiere decir nada y, además, no existe. Si no existe, se crea. Y sobre si quiere decir o no, júzguese: es feminicidio el asesinato de mujeres por ser mujeres. Es decir, es una forma de genocidio porque es un asesinato de una colectividad por un motivo específico. Se diferencia del genocidio en que se da en todos los continentes, países, razas, culturas y religiones y que no se sabe cuándo empezó y tampoco se sabe cuándo acabará, pues el exterminio del género, la solución final, tampoco será posible esta vez. El feminicidio es un genocidio permanente, desparramado, oculto, negado a la par que fomentado y combatido al unísono.

Su origen está en la educación, seguro. Pero no solo. Una educación no patriarcal no sirve de mucho en una sociedad patriarcal. Y, aunque fuera posible una educación no patriarcal en un mundo en el que, ya lo dijimos ayer, todas las religiones, las historias, las filosofías, las artes, las letras, son patriarcales, luego queda el ejemplo de los adultos. Una sociedad en la que una enorme cantidad de mujeres tienen asumidos los roles del patriarcado (basta con recordar a las cipayas del PP aplaudiendo a rabiar al ministro que proponía cercenar sus derechos) y los hombres, prácticamente todos, la tarea es ingente. Empieza por verse en la comprensión correcta del concepto de feminicidio.
 
Un cuerpo en una mesa de autopsias no es el comienzo de una historia de feminicidio sino, al contrario, su final. El final de una historia que quizá empezara en los años escolares de los protagonistas. Es muy duro, pero es así. El problema no es solo un tipo de educación u otro. El problema es comprender que el feminicidio empieza precisamente en donde debiera cortarse, en la educación y sigue a lo largo de la vida en los aspectos aparentemente más inocuos y distantes, costumbres populares, refranes, comentarios, usos matrimoniales, (no es preciso mencionar los países en los que la edad núbil de las mujeres está en la infancia), leyes, cuotas, vida profesional, trabajo, competitividad, abortos, divorcios, juzgados, presión social, opinión pública. Hasta que un cuchillo que a lo mejor viene dirigido desde una acampada en la adolescencia, encuentra el camino hacia el corazón de la víctima.

dijous, 2 d’abril del 2015

El patriarcado, bien, gracias.


El mundo occidental está gobernado por hombres blancos desde tiempos inmemoriales y desde hace menos, pero también mucho, cristianos, más tarde subdivididos en protestantes y católicos. En otros lugares tendrán otros colores y otras religiones. Aquí, hombres blancos protestantes/católicos. Se parece a lo que quería sintetizarse en la fórmula WASP - White Anglo-Saxon Protestant como clase dominante en los Estados Unidos. Para extenderlo, habría que ampliar el Anglo-Saxon a German, French y, con menos verosimilitud, Italian o Spanish. Y, desde luego, el Protestant se cambiará por Catholic en donde proceda. Pero lo que falta en todas las fórmulas es otro término en el que nadie repara: blancos, protestantes, católicos, pero hombres. Desde tiempo inmemorial. Hombres que llevan milenios pensando que las mujeres son seres inferiores con los que se puede hacer lo que se quiera. Hay, claro, variantes, aquí y allá. Se las puede vilipendiar y reducir a menos que nada, quemar por brujas o divinizar en el pensamiento del poeta, como la Beatriz de Dante. Pero siempre son el objeto del hacer o deshacer de los hombres, aquello sobre lo que estos se proyectan y sobre lo que se construyen. Sobre el vilipendio de las mujeres se edifica la identidad colectiva masculina, el patriarcado. Está en su religión, en su filosofía, en su arte y literatura, en sus leyes y hasta en su habla a lo largo de siglos.

Dios es macho. Esa transgresión de hacerlo mujer procede de la nostalgia ilusoria del matriarcado o del afán contemporáneo del feminismo por sacudir la complacencia contemporánea. Cuando la Filosofía habla del hombre se entiende que incluye a la mujer; cuando quiere referirse a esta, lo hace singularizándola como sexo. No abundan los tratados filosóficos del hombre como sexo. El llamado crimen pasional, ya desde antes de Otelo, goza de buena fama y es motivo de creación artística sin que nadie plantee el asunto desde el punto de vista de la víctima que, en el 99% de los casos, es mujer. Hasta hace bien poco las mujeres han tenido un estado jurídico de segunda clase o ninguna por estar sometidas a tutela. En Homero, cuando un viejo o una mujer toman la palabra en público, empiezan por disculparse por hacerlo, ya que lo público, el mundo, es de los hombres en la flor de la virilidad.

Es el patriarcado al que casi todo el mundo nos sometemos por dejadez y egoísmo. Hasta las mujeres. Incluso bastantes que se han afirmado como mujeres y simbolizan mucho en el imaginario feminista. Han sido mujeres excepcionales que han triunfado adaptándose a las pautas masculinas. También las ha habido que no lo han hecho y lo han pagado muy caro. Ha habido triunfadoras adaptándose a las reglas masculinas, como Hildegard von Bingen y mártires por la libertad de las mujeres, como Olympe de Gouges.

El Patriarcado prevalece porque, además de sus profundísimas raíces, impregna nuestra vida cotidiana. Porque quienes más podemos hacer por combatirlo, los hombres, no lo hacemos pues nos beneficiamos de él. Sin duda, en momentos críticos, como el del otro día, con tres mujeres y dos niños muertos a manos de tres energúmenos, alguno de los cuales se suicidó, aunque demasiado tarde, se organiza un (pequeño) escándalo, se barajan unas estadísticas, se recuerda que el machismo mata (ya que culpar al patriarcado no está bien visto), el gobierno dice alguna perogrullada y la vida sigue. Seguimos viviendo impregnados de machismo, escuchando y quizá propalando chistes denigratorios, admitiendo y quizá practicando esa costumbre mediterránea tan celebrada (incluso por mujeres) de los piropos. Estamos tan seguros de no ser machistas, es tan evidente que somos feministas, que podemos permitirnos la gracia de una gracia que vilipendie a las mujeres.

Y así, por dejadez, abandono y egoísmo, se mantiene el patriarcado. Porque nadie lo denuncia ni lo combate cuando se produce habitualmente en la vida cotidiana y, cuando se hace es tal chapuza que más valdría que no se hiciera. Por ejemplo, ese cartel de la guardia civil que es como un díptico. En una hoja, un retrato de un hombre con una leyenda como "cuando maltratas a una mujer, dejas de ser un hombre". En la otra, la simetría, un rostro de mujer con la leyenda "cuando maltratas a un hombre, dejas de ser una mujer." A cualquiera se le alcanza que tratar ambos maltratos por igual es un dislate; a cualquiera menos a la guardia civil, al parecer.

Es lo que sucede con el racismo. Está tan claro que no somos racistas que nos permitimos un chiste, un comentario, una reflexión racistas. La gente lo ha captado perfectamente en ese "yo no soy racista pero...". "Yo no soy machista, pero..." alguna se merece una tunda. Y todos asienten. Y ¿cómo no? Estamos por la causa, claro, pero no hay que perder el sentido del humor ni ser más papistas que el Papa. No hay que ser "políticamente correcto".

Es muy curiosa la mala fama de esa expresión. Al margen de los cavernícolas que barbotan disparates sobre la "corrección política" porque entienden que lo bueno en la vida y lo sano es mostrar quién manda en casa, las gentes normales también evitan emplear el término. Tampoco hay que ser tan "políticamente correctos", suelen decir a modo de explicación para ocultar que, en el fondo, no están dispuestos a llevar sus convicciones igualitarias a sus últimas consecuencias. 

En parte, Palinuro coincide con este juicio negativo general, aunque por otro motivo. La expresión "políticamente correcto" es inadecuada e innecesaria. Basta con hacer "lo correcto".

Y ¿qué es lo correcto? Lo sabemos tod@s: no hacer a nadie lo que no queramos que nos hagan.

dimecres, 11 de març del 2015

Sobran las mujeres.

Ayer murieron tres mujeres supuestamente a manos de sus parejas masculinas. Dos españolas y una inglesa. Una, asesinada ayer mismo; otra fallecida ayer pero atacada hace ocho días; el cadáver de la tercera, muerta a raíz del ataque en septiembre, también apareció ayer. Dos jóvenes; una anciana. Uno de los detenidos está siendo interrogado; los otros, han confesado.

Si un grupo terrorista hiciera algo parecido, tendría a todas las policías del mundo tratando de identificarlo y persiguiéndolo. Estos otros terroristas están perfectamente identificados: son, somos, los hombres. Todos. Los asesinatos machistas vienen normalmente precedidos de violencia de género, incluso aunque no haya denuncia previa. Y la violencia de género está extendida en la sociedad, toda la sociedad, arriba, abajo, ricos, pobres, curas, seglares, analfabetos, letrados,  profesores o comerciantes. Está legitimada por siglos de literatura,  de códigos legales, religiones, sagradas tradiciones. A las mujeres hay que maltratarlas, violarlas, enseñarles su lugar en la vida y, si se empeñan en ignorarlo o cambiarlo, se las mata. Son crímenes cometidos por individuos, desde luego, o grupos de ellos, pero instigados, fomentados, justificados, tolerados y encubiertos por la colectividad, siendo cómplices, para mayor ignominia, muchas potenciales víctimas.

Bueno, ya se sabe, el machismo es un un vicio atávico, producto del patriarcado, que se irá corrigiendo con el paso del tiempo, con paciencia, con mucha paciencia. Los viejos y condenables hábitos (¡oh, sí, muy condenables!), no se cambian de la noche a la mañana, no es tan fácil, no hay que aburrir ni ser tan políticamente correcto, hombre. En el PP, por ejemplo, según Cospedal, no necesitan cuotas, porque ahí se muere y se mata al ritmo habitual.

Tres asesinatos de mujeres culpables de ser mujeres. Y no es noticia de primera. Las portadas se las llevan l@s polític@s, l@s banquer@s,  l@s corrupt@s y otr@s delincuentes. Y ningun@ ha encontrado un hueco, ni dos minutos, para condenar los tres nuevos casos de feminicidio. Están tod@s absorbid@s en otros menesteres que suponen, erróneamente, más importantes. Vamos bien.

¿Es exagerado resaltar el reciente ocho de marzo, el último terrible y magnífico Salvados y este triple crimen para pedir un momento de reflexión, un compromiso de tod@s por hacer algo en serio?

diumenge, 8 de març del 2015

El día de la no-mujer.


Sale la Dueña avinagrada del cigarral de mítines andaluces como siempre, con tacto y tino. "El PP no tiene cuotas de mujeres ni falta que nos hace". Y ¿por qué no les hace falta? ¿Tienen igual cantidad de mujeres que de hombres en puestos de responsabilidad? ¿Tienen acaso más? ¿O es que no les importa que la proporción de mujeres sea muy baja? Y, si es así, ¿por qué no? Echando rápidas y aproximadas cuentas en algunas instancias del PP me salen las siguientes proporciones: diputadas del PP en el Congreso, 40% del grupo parlamentario. Presidentas de CCAA, 28,9%. Miembros del gobierno, 23,07%. En los órganos más importantes del Comité Ejecutivo Nacional (desde la presidencia a las secretarías sectoriales), 13%. Cualquiera diría que hacen falta cuotas.

Claro que Dolores de Cospedal no dice esas machadas tomando en cuenta los datos de la realidad, sino el modo de defender lo indefendible y atacar al adversario al tiempo. Las mujeres relevantes en el PP lo son por méritos, no por cuota de género, como hacen los demás. La prueba no puede ser ella porque eso no es verdad. Lo son por la cuota de género contrario que siempre se reserva para sí la mayoría por un sistema de selección patriarcal. No es que no necesiten cuotas; es que se conforman con los restos de las cuotas masculinas y sirven muy bien al amo porque combaten las femeninas.

Hace unos días escuché a Bea Talegón una expresión feliz: "creeré que se ha alcanzado la igualdad el día que una imbécil sea presidenta del gobierno". Ahórrese los tiempos. Vote por Dolores de Cospedal.

dimecres, 18 de febrer del 2015

El arte, las mujeres y los gorilas.


Las Guerrilla Girls, un grupo de artistas feministas, fundado en 1985, lleva desde entonces agitando conciencias, de una forma combativa, agresiva, aunque no violenta, más en el estilo escrache, en pro del adelantamiento de las mujeres y en contra de la disciminación dominante. De ahí el nombre de "guerrilla", ese tipo de guerra inventado, al parecer, por los españoles para combatir a un enemigo mucho más poderoso, ayer las tropas napoleónicas y hoy el patriarcado mercantil. Son feministas y son artistas. Su protesta es estética, pero muy contundente, acuñada en frases, fórmulas que resumen la situación de injusticia y hacen visibles en lugares representativos. Algunas son ya historia: Menos del 5% de los artistas aquí presentes son mujeres; más del 85% de las mujeres representadas están desnudas, reza uno de los más famosos que a veces puede verse a la entrada del Museo de Arte Moderno de Nueva York.

El Matadero de Madrid muestra una retrospectiva con toda la obra gráfica de este grupo (carteles, imágenes, libros, ilustraciones, montajes y un par de vídeos) comisariada por Xabier Arakistain, concentrada en la protesta contra la discriminación de las mujeres en el mundo del arte como empresa y negocio: galerías, marchantes, museos, exposiciones, críticos de arte, medios de comunicación. Un mercado patriarcal controlado por hombres blancos, generalmente millonarios, que se reproduce con exclusion de todas las mujeres y los hombres de raza no caucásica. La protesta y la denuncia se hace en términos artísticos radicales. El mundo del arte no es la vanguardia; es la retaguardia, decían allá por 1988. Su arte, en cambio, hecho de performances o escenificaciones, a base de denuncias, de estadísticas, tiene impacto sobre la realidad social y política en un sentido vanguardista, abriendo paso a la emancipación de las mujeres como un logro pendiente y hasta difícil de imaginar. Solo por contemplar el sencillísimo, minimalista, cartel con el que prueban que vemos menos de la mitad del mundo merece la pena visitar la exposición.

El feminismo de las guerrilleras se considera inserto en la línea del movimiento tradicional, especialmente del más radical de los años 60 y 70 del siglo XX y su sentido se ve en esa otra fórmula de que "Hasta que el feminismo no haya alcanzado sus objetivos, no podrá hablarse de postfeminismo". Su actividad se ha extendido a ámbitos sociales y políticos no artísticos siempre en lucha contra la discriminación y se mantienen al día. Dos de las miembros históricas del grupo, que se hacen llamar Frida Kahlo y Kathe Kollwitz, estuvieron en Madrid, ocultas bajo sus máscaras de gorilas y escenificaron una conferencia sobre su movimiento, compuesto por una cantidad indeterminada de artistas estadounidenses presumiblemente de todas condiciones y digo presumiblemente porque son todas anónimas, con un sentido de anonimato colectivo de activistas precursor de los Anonymous con la máscara de Guy Fawkes. Luego largaron mucho por los medios, hablando de lo encantadas que están de que Beyoncé se declarara feminista en el escenario, ante millones de personas o de lo mucho que admiran a las Pussy Riot y a Femen. Eso está bien. Muestra solidaridad y unidad.

El grueso de la crítica va dirigido al machismo dominante, tanto en el medio cultural ("Si te violan, relájate, de todas formas, cuando denuncies, no van a creerte") como en el específicamente artístico ("¿Es necesario que una mujer tenga que estar desnuda para entrar en un Museo de arte?"). Es curioso que ese machismo de la cosificación de la mujer a través del desnudo, el erotismo, se combata en la publicidad comercial pero no en el arte. A lo mejor no se puede porque el arte es libre, mientras que la publicidad, no, porque es una actividad mercantil. Al margen de si, por ser mercantil se deja de ser libre, la cuestión es que tampoco es seguro que el arte no padezca tal condición. De hecho, la actividad de las Guerrilla Girls va contra el arte como negocio y, por tanto, la obra de arte como mercancía. Asunto complicado, sobre todo si se tiene en cuenta que toda protesta por contenidos e imágenes artísticos bordea peligrosamente la censura.

En conjunto, una actividad de arte comprometida, militante, muy digna de aplauso. Esa interpretación de la Venus de Ingres (que, a su vez, contenía una referencia a la Fornarina de Rafael), muy celebrada y conocida, tiene fuerza. La otra, menos conocida, de la Venus del espejo, de Velázquez no tiene tanta porque el tema es manido. Poca gente se resiste a imprimir sus rasgos y repintar un rostro que cree difuso.

Una sugerencia. No recuerdo que las Guerrilla Girls se hayan propuesto alguna vez aprovechar la máscara que han escogido. Han contado por qué la escogieron, les divierte la experiencia de las reacciones de la gente y explican por qué siguen usándola. Pero no sé si alguna vez han pensado sacarle partido. La primera imagen que se le viene a uno al recuerdo al ver la máscara es King Kong, que contiene una crítica al mercantilismo feroz de la época (y de todas), con un hilo conductor de un machismo apabullante, interpretación estadounidense de la leyenda la Bella y la bestia. No se me ocurre qué se podría hacer para sacar punta al hecho, pero el recurso a la máscara del gorila puede tener su mensaje.

dimecres, 28 de gener del 2015

Más sobre el machismo de Syriza.


Al conocerse ayer la composición del nuevo gobierno griego solo de hombres, Palinuro, que hoy se ha rebautizado como Palinura en solidaridad, subió un post denunciándolo, los trileros de Syriza, y explicando por qué este es un asunto de principios, innegociable, en el que no caben concesiones. La decisión griega levantó polémica en las redes. Pude detectar los "argumentos" siguientes y sus defensores:

I.- Los fascistas de toda la vida sosteniendo que las críticas eran "mangutadas de lo políticamente correcto".
 
II.- Los machistas patriarcales diciendo que no se trata de cuestión de sexos sino de capacidad y, si no hay mujeres capaces...
 
III.- Los progres machistas afirmando que Tsipras se comprometió a nombrar a "los mejores" y que, mira por dónde, son todos hombres.
 
IV.- Los progres "comprensivos" recuerdan que no hay una sola mujer entre los 10 ministros pero, en cambio hay seis o siete en los segundos rangos, entre viceministros y secretarios de Estado. Sin duda hay muchas más entre las señoras de la limpieza.

V.- Los progres "informados", estilo Garzón, para quien en el gobierno de Tsipras no hay mujeres a causa del conservadurismo de la sociedad griega. Un conservadurismo que no le ha impedido votar a Syriza que a Garzón le parece muy de izquierdas. Júzguese el valor del razonamiento.
 
VI.- Los progres "de la sospecha" según los cuales, quienes critican que el gobierno de Syriza no tenga mujeres, en el fondo, lo que quieren es obstaculizar el gobierno de la izquierda, ponerle la zancadilla, que no gobierne.
 
VII.- El propio Tsipras, preguntado por el asunto, sostuvo que habrá mujeres en el gobierno griego cuando la condición de ministro no sea un asunto de género sino de capacidad. Esto de la capacidad es un argumento predilecto de los fascistas, los machistas de derechas, las cipayas y muchos progres de esos de "yo no soy machista, pero...,". No perderemos tiempo debatiendo el asunto porque no hay por donde cogerlo.

Vamos al pronunciamiento de Tsipras. Dice que ha nombrado a los mejores y más capaces. ¿Responde Panos Kammenos, el líder de ANEL, los nacionalistas de derecha extrema, nombrado ministro de Defensa, a su idea de los "mejores" y "más capaces"? Esta claro que no. Lo ha nombrado por razones políticas y probablemente ha hecho bien. Pero eso quiere decir que su argumento sobre "los mejores y más capaces" para estar en el gobierno es falso.

Quizá extrañen a los lectores las pasiones, diatribas y agresiones que esta crítica al machismo de Syriza suscitó en las redes. Pero es algo fácilmente explicable: en cuanto les cuestionan sus privilegios, los hombres cierran filas, griegos, judíos, fascistas, conservadores, progres y ultraprogres. Y todavía hay gente que dice no explicarse de dónde viene la violencia de género. 
 
Así que Palinuro, hoy Palinura, se reafirma en sus reclamaciones del post de ayer.  Ese gobierno es una vergüenza.


dimarts, 27 de gener del 2015

Los trileros de Syriza.

El juego de "izquierda/derecha", decía hace unos días Pablo Iglesias, es de trileros. Pensando luego un poco más en este dulce encanto que tiene el pragmatismo y relativismo moral para los livianos de espíritu y pocas luces, Palinuro recordó la famosa anécdota del color de los gatos con que un presidente chino fascinó en los 90 a Felipe González, otro político español a quien importaban más los resultados que las convicciones, como si hubiera resultados duraderos sin conviciones. Hasta estuvo a punto de escribir un paralelismo irónico. Pero desistió. El asunto carece de sustancia.

Ahora resulta que los primos hermanos, de Podemos, los Podemos griegos, tras haberse puesto de acuerdo con unos nacionalistas más o menos fascistizados pudiendo haberlo hecho con otras gentes, nombran un gobierno sin una sola mujer ministra, en primera línea.

Sin una sola mujer. En 2015.

Lo de los nacionalistas fascistizantes o fascistizados es atribuible a la nota patriótica que Tsipras viene tocando desde hace tiempo, similar en sonido a la de la soberanía nacional que suena siempre en los discursos de Podemos. No tiene mayor importancia siempre que no olvidemos el aviso del gran Samuel Johnson acerca de que "el patriotismo es el último refugio de un canalla", muy acertadamente perfeccionado por Ambrose Bierce cuando precisaba que no era el último refugio de un canalla, sino el primero.
 
Exactamente, el primero, como ha demostrado Alexis Tsipras.
 
¿Se puede ser de izquierdas hoy, y no nombrar una sola mujer en un gobierno?
 
¡Ah! que estos son primos de los que dicen que los de izquierdas somos trileros.
 
Bien. Llamemos a las cosas por su nombre: estos son unos misóginos, machistas malnacidos y nunca mejor  dicho. Más de las mitad de sus votantes son mujeres ¿y no hay una sola mujer ministra?
 
Ya sé que son muy progres, que han subido el salario mínimo y que probablemente dirán que eso de la igualdad de género no es "una prioridad en este momento", como decía la genio Carolina Bescansa hablando del aborto.
 
La igualdad de género nunca es prioridad, ni el aborto, ni nada que sea justicia para las mujeres. Siempre hay asuntos más urgentes, según estos machos que se quitan las corbatas para enseñar el vello del pecho. Vale. Palinuro cree, por el contrario, que no hay nada más urgente que la igualdad de género, que es una prioridad absoluta y solo tiene desprecio por quien no la respete y no la aplique a rajatabla siempre, en todo momento y circunstancia y sin excusa alguna.
 
Por eso emplaza a l@s amig@s de Podemos a pronunciarse inequívocamente en tres pasos:
 
1º) Exijan al machista Tsipras la disolución de su gobierno y la formación de uno paritario.
 
2º) Si no lo consiguen, denúncienlo sin tapujos y rompan relaciones con él.
 
3º) Si los jefes no lo hacen los feministas debemos abstenernos de participar en la manifestación del 31. Que vayan los trileros, los de verdad, los machos progres que invisibilizan a las mujeres como han hecho durante siglos.
 

dilluns, 3 de novembre del 2014

Tres mujeres


La corrupción, como la pesca de altura, la minería, el transporte por carretera y algunos otros trabajos muy esforzados, parece cosa de hombres. Y aun en esos oficios se cuelan algunas mujeres. En el de la corrupción, ni una. Casi se diría una actividad patriarcal y, por ende, machista. Todos los grandes corruptos y presuntos corruptos son hombres. Viene siendo un delito viril; más que la pederastia, que ya es decir. Los empresarios, financieros, políticos corruptos más notorios e importantes son hombres; algunos, prohombres con títulos honoríficos. Las primeras mujeres que aparecen en este nivel lo hacen en calidad de adorno, como cónyuges o parejas pero casi como mascotas: no sabían nada, no veían nada, ni recordaban, ni conocían, ni hablaban, ni sabían lo que firmaban. Perfectas imbéciles. Con alguna excepción, como la señora de Pujol, en cuyo caso quien parece no haberse enterado de nada es el marido. Pero ya se sabe que los catalanes van siempre más adelantados.

Es en el segundo nivel de la corrupción en donde comienzan a aparecer mujeres por derecho propio, con protagonismo, que saben lo que hacen o eso dicen. Las tres más notorias son Sánez de Santamaría, vicepresidenta del gobierno, Esperanza Aguirre, presidenta del PP de Madrid y María Dolores Cospedal, secretaria general del PP y presidenta de Castilla La Mancha. Son las tres mujeres más relevantes de la política española.

La vicepresidenta, a la que los medios leales o sea, casi todos, presentan como la factótum del gobierno, la verdadera presidenta en la sombra, la que toma las decisiones y a la que animan a ser presidenta tiene una convicción saintsimoniana en el gobierno a cargo de tecnócratas, limpio de pasiones políticas. En su idea, los tecnócratas son los abogados del Estado, cuerpo al que ella pertenece y al que juzga capaz no solo de enderezar la torcida senda de España sino también de establecer una democracia recta, transparente y eficaz en el país. Además de vicepresidenta es portavoz del gobierno pero esa voz se apaga cuando se le pregunta por la corrupción. Esos asuntos son de partido y deben tratarse en sede partidaria. Es su doctrina para no verse pringada con el unto corrupto.  El hecho de que tanto ella como su jefe, Rajoy, estén acusados de haberse embolsado buenos sobresueldos en B no le resulta contradictorio con sus planes regeneracionistas, aunque obviamente lo es.

El otro escudo de Rajoy, Cospedal, está hecho jirones. Son muchos los venenos que ha tenido que preparar esta nueva Locusta. Han sido muchas comparecencias a explicar y justificar lo inexplicable e injustificable; han quedado muchos elementos de chirigota para tiempos venideros, como ese del finiquito en diferido. Y a todo ello se han añadido las peripecias locales de Castilla La Mancha, que no son menudas, con una forma de gobierno abrupta, autoritaria, ideológica que es justo lo contrario del esclarecido proceder tecnocrático de la vicepresidenta. Lo que no quita, sin embargo, para que sean grandes amigas en Cristo. Ambas compartieron un evento pontificio en Roma vestidas de riguroso negro con mantilla, velo y peineta.
 
Pero Cospedal está ya atrapada en el vértigo de lo que ha armado en tres años y medio en Castilla La Mancha: comisiones, mordidas, sobrecostres, adjudicaciones, enchufes, más sobresueldos. Su imagen es literalmente espantosa y no puede mejorarla ni ese fiel director general de televisión y propaganda que parece sacado de una película de los estudios Hammer. La corrupción amenaza con llevarse por delante a Cospedal y ya queda la vía expedita para llegar al responsable último de este desastre, encerrado en el búnker de La Moncloa sin darse cuenta de que en realidad es la casa Usher, que se le viene encima en llamas.
 
La tercera dama ha sido la política dominante de la Comunidad de Madrid y una de las más importantes de España durante un decenio más o menos. Lejos de ser un escudo de Rajoy, a quien siempre ha tenido por un pusilánime, un ambiguo, incapaz de una política de convicción, ha competido con él más o menos abiertamente e incluso amagó con reñirle el puesto en 2008. Iba en esto apoyada por algunos periodistas, como Pedro J. Ramírez, que luego ha pagado muy caro a manos de Rajoy ese padrinazgo de la levantisca marquesa.
 
Pero las horas de esta dan la impresión de estar contadas. Será muy difícil que sobreviva a la presión en contra dentro de su mismo partido. No es fácil salir indemne de un abigarrado y denso mundo de corrupción que caracterizaba la administración pública autonómica y local en Madrid, cuando tus consejeros están imputados o presos, tú misma debes tu cargo a un asunto tan hediondo como el Tamayazo, luego has montado tu gobierno en connivencia con los presuntos delincuentes de la Gürtel y mediante unos hombres de tu confianza a los que los jueces han metido entre rejas por ser supuestos malhechores. No es fácil. Es muy difícil. Probablemente, imposible.
 
 
(La imagen es una foto de Wikimedia Commons, con licencia Creative Commons).