El último número de la revista Sistema (Fundación Sistema, Madrid, julio de 2009, 143 págs) viene casi monográfico con asuntos directa o indirectamente relacionados con el bienestar y la influencia de la crisis. El único que se aparta de ese territorio es el primer artículo, Pedro Castón y María del Mar Ramos, Modelos de implantación de las sectas en la Unión Europea que se ocupa de las distintas formas que hay en la UE de resolver los problemas que plantean las sectas siendo estos el temor al adoctrinamiento, los suicidios colectivos y los problemas que acarrea el control que ejercen sobre sus miembros. Ciertamente, dada la dificultad de encontrar una definición de acuerdo general de este fenómeno, proceder por enumeración de sus patologías es perfectamente viable. Aquella dificultad de definición, por otro lado, hace referencia a una cuestión que los autores no plantean (imagino que ni se les pasa por la cabeza) pero que siempre he tenido presente y sobre el que tengo una actitud definida: no creo que haya diferencia entre las así llamadas "sectas" y las grandes religiones. El cristianismo, el catolicismo en concreto, son sectas: si es por el adoctrinamiento y el control que ejercen sobre sus fieles, el asunto no deja lugar a dudas; lo del suicidio colectivo es más problemático, aunque no se ve por qué no pueda darse también en las religiones más acendradas. Muchos de los martirios que relata la historia de la Iglesia fueron colectivos y voluntarios, es decir, en el fondo, suicidios, por ejemplo, el de la Legión Tebana o el de Santa Úrsula y las once mil vírgenes. En algunos países, como Bélgica, se distingue entre sectas "destructivas" y sectas "respetables", pero las religiones no aparecen ni entre las respetables. Hay una especie de acuerdo general en que las religiones no son sectas. Sin embargo, si por una secta se entiende una organización en la que los individuos ponen voluntariamente en manos de otro (un gurú, un Papa, un hechicero) su juicio moral y dependen de lo que ese otro diga para saber qué está bien y qué mal, un otro, por lo demás, que interfiere en la forma de vivir su vida de los fieles, las religiones son todas tan sectas como la de los fanáticos de la diosa Kahli. Pero, en fin, entiendo que este es asunto secundario para el tema del artículo. Los autores sostienen que el criterio clasificatorio más adecuado de las sectas es el de si respetan o no los derechos fundamentales. En el primer caso serán constitucionales y en el segundo, no. Sostienen igualmente que en Europa hay tres modos de enfrentarse a las sectas: a) el modelo intervencionista que interviene normativamente y regula el sector en Francia, Bélgica o Alemania (en donde se habla de "psicogrupos"): b) el modelo de investigación/divulgación en donde se hacen estudios y se adoptan luego medidas de iustración y prevención (Austria, Reino Unido); y c) el modelo no intervencionista (Grecia, España) en el que puede elaborarse algún informe pero no se toman medidas. En resumen, un artículo muy interesante. Es lástima que esté tan mal redactado y contenga tantos errores. Por ejemplo, los autores se empeñan en quitar a la Cienciología el artículo determinado, lo que convierte la lectura en un suplicio, ignoran el régimen del número en el término alemán Bundesland, sostienen que el Estado en Inglaterra (en el que la Reina es la cabeza de la Iglesia anglicana y hay 26 lores espirituales en la Cámara de los Lores) es secular y se da separación entre él y la religión (por lo demás llamada established Church), hablan de una "Constitución" inglesa y traducen "courts" por cortes en lugar de tribunales.
Manuel Sánchez de Dios (El trade off eficiencia-equidad y la cohesión social en Alemania, Suecia y el Reino Unido con los gobiernos socialdemócratas) publica un estupendo artículo sobre los modelos de cohesión social en tres tipos de Estado del bienestar en las condiciones de la globalización que para algunos requieren el desmantelamiento (retrenchement) del Estado del bienestar y para otros su adaptación. El examen se aborda viendo cómo se plantea el trade off entre eficiencia y equidad en los tres tipos de Estados del bienestar de la ya clásica distinción de Esping-Andersen, en concreto el modelo liberal británico (el autor examina los años de Thatcher y el Nuevo Laborismo), el conservador alemán (aquí el repaso abarca a Kohl, Schröder y Merkel) y el socialdemócrata sueco (con la permanencia de la socialdemocracia salvo en dos ocasiones). Aporta luego unas útiles comparaciones con datos de la OCDE y el Eurostat en concreto en materia de crecimiento económico, renta por habitante, tasa de paro y precimiento de la productividad laboral de las que se sigue que el peor parado es el caso alemán y el mejor el sueco. Y lo mismo sucede con otros indicadores de redistribución y equidad ya más específicos, como el gasto social, el gasto en pensiones, en educación, en desempleo, en políticas activas o el gasto familiar, así como la cuantía de los salarios de sustitución, la desigualdad de la renta, el riesgo de pobreza familiar, la presión fiscal y el impuesto sobre salarios. En conclusión cabe decir que no se ha dado un retrenchement del estado del bienestar y que las medidas más eficaces de que disponen los Estados en la lucha contra la crisis son las políticas activas de empleo. Iosune Goñi Urrutia (Relaciones intergeneracionales en la dependencia de la población mayor: solidaridad ambivalente y despotismo ilustrado familiar) aborda un asunto de indudable actualidad como es la atención a la dependencia que en España aún es incipiente. Analiza con perspicacia las relaciones de dependencia, precisa la relación con la autonomía que a veces se confunden. En la actualidad estas relaciones se dan en un contexto de solidaridad, ambivalencia y gap generacional que normalmente descansa sobre la familia. Hoy, gracias a la prolongación de la esperanza de vida pueden llegar a convivir varias generaciones bajo el mismo techo y no hay gap alguno ni conflicto generacional sino, al contrario, una especie de contrato generacional. Hace un análisis muy detallado y convincente sobre el conflicto y la influencia del mayor dependiente (p. 84) y se detiene en la curiosa disfunción que llama "despotismo ilustrado familiar", esto es, la costumbre de actuar bajo el criterio de todo para el dependiente pero sin el dependiente. Pau Miret Gamundi (Transformación histórica de los modelos de emancipación familiar y de escolarización en España durante el siglo XX) combina los datos de la Encuesta Sociodemográfica de 1991 (que es una fuente de información retrospectiva) y la Encuesta de Población Activa (EPA) de 1976 a 2003 para determinar las pautas temporales de emancipación de las distintas generaciones y el cuadro final es una curva que va desde la emancipación temprana en las épocas pasadas a una época de juventud cada vez más dilatada hoy día.Hay varios datos que definenla emancipación, como la vivienda independiente, un trabajo que permita la autonomía económica, la constitución de una familia de reproducción y la independencia de la familia de procedencia, pero el autor los deja reducidos a la autonomía residencial respecto a los padres y la convivencia de pareja debido a la ausencia de datos. En cuanto a los resultados: la edad media de emancipación descendió desde los 24 años (mujeres) y 26 años (hombres) en los nacidos entre 1924 y 1933, a los 22,5 y 24,5 respectivamente en los nacidos entre 1944 y 1953 y vuelve a syubir hasta los 25,5 y 27,7 en los nacidos a fines de los años sesenta y sigue subiendo. Entre los nacidos en los años setenta, uno de cada cuatro seguirá en casa de los padres a a los 35 años de edad (p. 99). Presta igualmente gran atención a las pautas de escolarización que tienen una incidencia directa sobre la de emancipación. Bárbara Contreras Moreno (Las personas "sin hogar" en una gran metrópoli: el caso de Madrid) aborda un tema interesante e infrecuente, el de los sin techo en Madrid en donde el 13,3 por ciento de la población está por debajo del nivel de pobreza. Analiza los distintos casos que se dan según la clasificación aceptada de: a) sin techo; b) sin vivienda; c) vivienda insegura; d) vivienda inadecuada, ya que no son lo mismo. De cuatro recuentos nocturnos que se han hecho en Madrid se sigue que en la capital hay entre 550 y 650 personas que pernoctan a la intemperie, normalmente en los distritos del centro que son los más seguros frente a las agresiones que suelen sufrir. Cerca del 60 por ciento de ellos son extranjeros, sobre todo varones. Las nacionalidades mayoritarias son: rumanos, marroquíes, polacos, senegaleses y portugueses. El cincuenta por ciento son solteros. En conclusión se observan los procesos siguientes: 1) juvenalización (cada vez son más jóvenes); 2) feminización (cada vez, más mujeres), 3) familización (familias enteras sin techo); 4) desistitucionalización (antiguos internos en centros que quedan al albur en la calle); 5) internacionalización (cada vez más inmigrantes); y 6) mesacratización (empieza a haber personas con estudios universitarios).