dilluns, 1 de setembre del 2008

Los girasoles ciegos.

El viernes se estrenó la peli de José Luis Cuerda Los girasoles ciegos con guión del propio Cuerda y de Rafael Azcona e interpretación brillantísima por cierto de Maribel Verdú entre otros buenos actores. Es una adaptación del renombrado libro de relatos homónimo publicado por Alberto Méndez en 2004, unos meses antes de morir (Los girasoles ciegos, Barcelona, Anagrama, 153 págs). Corresponde pues decir algo sobre el libro por dos razones: la primera porque conocí al autor en mis tiempos de estudiante aunque no lo traté porque era un par de años mayor que yo y esa diferencia en la Universidad es un mundo si bien considero que somos de eso que llamamos misma generación; la segunda porque cuando se publicó el libro aún no tenía yo blog y dada la escasa simpatía que despierto en el corral publicístico hispánico no me hubieran publicado la reseña razón por la que lo hago ahora antes de la crítica de la peli. No es preciso que reitere lo contento que estoy con internet que ha venido a librarnos a algunos de la necesidad de cabildear y compadrear con la manga de enchufados que controlan los medios para publicar nuestros escritos.

Comparto muchas cosas con Méndez: unas experiencias similares en un país y un tiempo marcado por la sórdida posguerra e, imagino, el hecho de proceder de familia de vencidos en la contienda que nos hizo crecer escuchando historias terribles de represión, persecución, torturas, fusilamientos pero también de entereza, entrega, resistencia. Un mundo hecho de cruda realidad y fantástica idealización que ha pesado sobre nuestra formación, al menos sobre la mía, como una losa de granito. Méndez pertenecía a la izquierda universitaria como yo. Militó en el Partido Comunista unos veinte años hasta 1982 en tanto que yo abandoné toda militancia comunista ("revisionista" o "pro-china") en menos de seis meses. Pero mantuvimos siempre nuestras convicciones izquierdistas. Su vida ya se ha acabado (que la tierra le sea leve); la mía sigue y las convicciones, también. Lo que no es poco decir en un país en que un porcentaje asombroso de quienes fueron de izquierda en los años de la dictadura se ha pasado a la derecha; a esta derecha heredera de aquella.

Mirado desde el ángulo de las propias biografías el libro de Méndez puede entenderse como un ajuste de cuentas pero es más que eso: es un intento de narrar, de exteriorizar, de dar algún sentido a aquel magma de impresiones y recuerdos propios y ajenos que fue nuestra experiencia de infancia y adolescencia. Méndez se atrevió con lo que otros no hemos osado aún y está por ver que lo hagamos. A veces tengo la impresión de que la veintena de libros que he publicado es un intento de cubrir el vacío de ese otro que todavía no he escrito. Méndez, sí. Por eso quizá su destino haya sido el de libro único porque el autor estuvo escribiéndolo y reescribiéndolo a lo largo de su vida; porque era su vida. Algo así como lo que la pasó a Goethe con el Fausto que le llevó sesenta años.

Los girasoles ciegos es un conjunto de cuatro relatos breves entreverados dos a dos que aparecen como jalones de un mismo aciago hecho y a los que el propio autor llama "derrotas", dos de ellas, relatos autónomos, reemergen luego como episodios de los otros dos lo que forma una especie de mosaico literario de extraños efectos. Relatos que se terminan como relatos en otros relatos y todos reflejan el mismo tiempo y la misma circunstancia: la espantosa, despiadada, bárbara represión de la posguerra. El tiempo que le importa a nuestra generación que no vivió la guerra pero sí ¡y cómo! la posguerra.

Casos como los que en ellos se relatan los hemos vivido o conocido de referencia directa o indirecta los hijos de los vencidos en aquella guerra porque quien no tuvo un padre (o los dos o algún otro familiar directo o toda la familia) preso, fusilado o exiliado era porque lo tenía escondido en alguna cueva, cámara, escondrijo donde bastantes pasaron años. No hubo piedad para los vencidos y ese es el rasgo que define a los vencedores hasta hoy: que no dieron cuartel ni tregua a los derrotados a los que persiguieron con saña durante toda la dictadura intentado exterminarlos, al tiempo que sembraban el terror entre la población. En aquella España y durante cuareta años sólo hubo odio y miedo. Esa ferocidad, esa falta de límites morales, esa crueldad desenfrenada y desprecio por la dignidad humana de los asesinos (y fueron muchos, cientos, miles: muchísimos falangistas, carlistas, los curas, los militares, los jueces, los funcionarios de prisiones, los guardias civiles, la policía política, el somatén) que llevaron a cabo la represión es lo que hace imposible respetarlos a día de hoy, a ellos y a quienes, sabiendo lo que pasó, los aplauden. De los izquierdistas de los sesenta y setenta pasados a esta derecha no quiero ni hablar.

Es posible que como sostienen los llamados historiadores "revisionistas" y sus acólitos de haber ganado la guerra los que la perdieron las cosas hubieran sido iguales o peores. Es posible. Pero eso no pasó y toda especulación al respecto es inane. Lo que sí pasó y lo que hay que decir es que los vencedores se ensañaron con los vencidos inermes durante meses, años, decenios; que los persiguieron, expoliaron, humillaron, torturaron y asesinaron a mansalva; que trataron al país como territorio conquistado y a los habitantes como enemigos derrotados para los que no hubo cuartel.

El extraodinario mérito de Alberto Méndez es haber reflejado esa angustiosa situación en un escueto cuarteto de relatos literarios. Es poner nombres y rostros, acercarnos a tantas víctimas de la cruel vesania de los vencedores. Es haber abierto un ventanal a la memoria colectiva, haber dado un paso más en la devolución de la dignidad a las víctimas y en subrayar la indignidad de los victimarios. Y todo con una eficacia que mueve las entrañas porque los cuatro relatos, no tengo duda, responden a cuatro episodios que operaban en la memoria personal del autor como lo hacen en la mía y en la de todos quienes estuvimos en circunstancias parecidas porque todos oímos hablar en casa del caos de los últimos días de la Junta de Casado en Madrid que es el hilo del primer relato; todos también de los huidos por el monte, muchas veces cazados como fieras, motivo de la segunda historia; todos del siniestro coronel Eymar y su Tribunal de Represión de la Masonería y el Comunismo, tema de la tercera; y todos de algún topo, asunto del cuarto relato que da título al conjunto y es el argumento central de la peli de Cuerda.

Si he hacer alguna crítica a la obra es más por el lado literario. Los relatos tienen una estructura rebuscada, a veces artificiosa, como si el autor no quisiera contárnoslos de forma sencilla y directa y pretendiera proteger nuestra sensibilidad a base de recursos narrativos mejor o peor traídos, a base de relatos fragmentarios, manuscritos encontrados por casualidad, epístolas o dislocación de los tiempos. Por último, el título me desconcierta. He sido incapaz de encontrar en la Biblia referencia alguna a los girasoles ciegos. Desde luego ninguna a los girasoles que son plantas oriundas de América y por tanto desconocidas en el lugar y tiempo en que se escribió la Biblia y tampoco a ningún ciego de cualquier otra naturaleza que ande dando tumbos por no ver la luz del sol, y creo haber repasado todas las referencias neo y veterotestamentarias sobre la ceguera que hay muchas. Habrá que creer que es una invención del cura fascista, lascivo y criminal del relato y que el autor lo toma como una licencia literaria.

En cuanto a la peli lo primero que debe agradecerse es el magnífico trabajo de guión que han hecho José Luis Cuerda y Rafael Azcona quien falleció antes del estreno. Cuerda ya tiene experiencia en este tipo de historias pues rodó en su día la magnífica La lengua de las mariposas y en la calidad de Azcona como guionista no es preciso detenerse. Porque ha sido una verdadera proeza convertir en un relato lineal, sencillo, comprensible, la complicada armazón literaria de la historia, contada a tres voces y en tres tiempos: uno pasado en forma de carta del cura fascista a su superior, otro futuro en forma de recuerdos narrados por el hijo ya crecido años después y otro intemporal como tercera persona omnisciente. Por supuesto hubo que cambiar muchas cosas sobre todo el emplazamiento del relato pero ello ha redundado en beneficio del carácter cinematográfico de la historia que es cine en la estela de La lengua de las mariposas, otro trozo vivo de la memoria colectiva que se nos presenta gracias a la imaginación y la creatividad de Méndez y la maestría cinematográfica de Cuerda.


Digresión: Quienes tenemos más o menos la edad que podría tener Méndez hoy vimos bastantes películas de ínfima calidad glorificando los crímenes de los sublevados como "Glorioso Alzamiento", "Santa Cruzada" y semejantes mamarrachadas, empezando por una sobre guión del propio Franco que se llamó, cómo no, Raza y es un producto literalmente para cretinos. Tiene gracia que quienes estaban de acuerdo con semejante basura digan hoy que el cine español no tiene categoría y pidan que no se hagan más películas sobre la guerra civil. ¿Por qué no hacen ellos una desde su punto de vista a ver qué exito tiene? Resucitar a sus galanes no será posible pero siempre podrán encontrar media docena de chulos para protagonistas.


La ambientación está muy bien y en efecto es un acierto llevar la acción a Ourense en 1940 porque así es posible reflejar mejor el atosigante clima represivo de la dictadura y resulta más verosímil la historia secundaria del intento de fuga de los dos adolescentes por la raya de Portugal. En la historia original ese empeño de Madrid a Santander con el ánimo de cruzar a Francia era muy improbable. Sin embargo lo que es un aumento de verosimilitud por un lado es una disminución por otro. No es creíble que en una diminuta ciudad de provincias como Ourense una familia pueda mantener durante meses una situación de un huido viviendo como un topo al menos tomando en cuenta el conjunto de la historia sobre todo por la situación del niño en la escuela que no es sostenible mientras que sí lo es en Madrid.

Algunas aportaciones de los guionistas son muy oportunas y contribuyen a dar solidez a la historia. Por ejemplo la presencia del superior del seminario que no se limita a ser el invisible receptor de la carta del cura sino que conversa con éste y lo amonesta de forma muy realista. Como también lo es la aparición de la sobrina de la casera que viene a cobrar un alquiler en atraso. O las escenas del colegio con los curas vociferando el Cara al sol brazo en alto y obligando a hacer lo mismo a los chavales. Quién más quién menos los de la generación de Méndez hemos vivido esto a manos de los mismos que ahora invocan la "objeción de conciencia" frente a la Educación para la Ciudadanía que sigue siendo el mismo género de pajarracos. En cambio resulta poco verosímil y es bastante tópica la escena del chulo falangista de brillantina y bigotito acompañado por los matones de la policía. No porque esas cosas no pasaran sino porque resulta descabalgado del resto de la peli y se nota demasiado que es un añadido.

No estoy muy seguro de que la versión cinematográfica haya traducido el carácter del diácono/alférez provisional porque da la impresión de estar como desdoblado sin que sus dos aparente facetas contradictorias, el religioso con problemas de conciencia y el asesino fascista se concilien bien. Es más creo que el plano en el que folla con una almohada a la vista de un grabado sensual de una mártir es una exageración.

La banda sonora es muy buena y hay muchos otros detalles cuidados con esmero como el leve acento galaico de los curas frente al español estentóreamente castellano de los fascistas. Repito Maribel Verdú borda el papel y el niño no se queda atrás. Cuerda sabe manejarlos muy bien porque los deja actuar con naturalidad, con la inocente sosería y atonalidad de la infancia.

Ojalá la vea mucha gente. Es una gran película.

diumenge, 31 d’agost del 2008

Otegi, negociator.

El señor Otegi ya está en libertad tras haber cumplido sus quince meses de condena en la cárcel de Martutene a cuyas puertas han ido a recibirlo sus familiares y algunos amigos muy alborozados. Me sumo al alborozo y felicito al ya expresidiario por su recuperada libertad que espero emplee en algo mejor que en volver a delinquir puesto que ya ha visto que estar en la cárcel no conduce a nada a él ni a las ideas que propugna, que el personal va a recibirlo con escuálida presencia y eso siendo ayer sábado, jornada de holganza, aunque sea posible que hoy u otro día le hagan un homenaje algo más nutrido en su pueblo. Pero nada más. Nadie se movilizó por tener un mártir en la cárcel, el País Vasco (PV) no ardió, como tampoco lo hizo cuando los jueces enchironaron a la mesa nacional de su formación política. Otra temporada más en la cárcel y el señor Otegi tiene que salir presentando el curriculum vitae para que se sepa quién es. Que la sociedad es muy dura y respecto a los ideales patrióticos que el señor Otegi profesa, anómica.

Sale el señor Otegi diciendo que la única solución posible al problema que vive el PV es la negociación. Muy bien; es un hombre realista, pero eso ya lo sabíamos muchos sin necesidad de estar quince meses estudiando en la cárcel. Sabíamos que de las cuatro salidas imaginables en el PV sólo una es deseable y posible. Las cuatro son: a) victoria absoluta de ETA: imposible; b) victoria absoluta del Estado: también imposible; c) prolongación sine die de la situación actual, con una cantidad "llevadera" de muertos y atentados: posible pero indeseable; d) negociación: posible y deseable.

Ahora bien para que la opción d) se materialice el señor Otegi tiene que convencer a los etarras que son quienes en su locura criminal (y su evidente estolidez, añado) se cargaron la última posibilidad de negociar algo. Bien claro está y bien claro lo dicen los gobernantes: si ha de haber algún tipo de negociación sólo puede ser con un cese previo y definitivo de la violencia etarra. Previo, definitivo... y verificable. Que no tomen más el pelo a la gente pues muchos creímos de buena fe que la última vez iba en serio y nos llevamos un chasco. Entre estos sus propios correligionarios refugiados en México según informa hoy El País en una magnífica crónica de Luis R. Aizpeolea que no están de acuerdo con la ruptura de la tregua ni con el asesinato del concejal Isaías Carrasco al tiempo que piden que se acabe la violencia, que no conduce a nada y que "se respeten los derechos humanos" (textual) lo que demuestra una vez más que el nacionalismo asesino se cura viajando.

Si el supuesto que los etarras in partibus y el señor Otegi piden se produce se podrá volver a hablar en términos políticos y quienes defendemos el derecho de autodeterminación volveremos a argumentar a su favor con las debidas garantías. Supongo que el señor Otegi y sus amigos dirán que la petición de negociación se dirige a las dos partes. Pero estarán de acuerdo en que al Gobierno le ha faltado tiempo para especificar las condiciones, que son las enunciadas más arriba: cese previo, total, verificable de la violencia. Falta por saber qué dice el cogollo de descerebrados que dirige ETA, rompió la última tregua y lleva desde entonces tratando de asesinar y secuestrar sin gran éxito.

En cuanto al segundo factor que el señor Otegi esgrime, de liberación de los presos políticos vascos me temo que volvemos al sempiterno territorio del choque simbólico en el que es tan difícil entenderse. Así que más vale dejarlo claro desde el inicio: aquí no hay presos políticos porque esto es una democracia y un Estado de derecho. Ya veremos qué será lo que establezca el señor Otegi en su tierra si alguna vez consigue establecer algo. En España ahora no hay presos políticos; hay delincuentes y muchos de ellos asesinos, gentes que han matado a ciudadanos indefensos con premeditación y alevosía. Esto no quiere decir que si se da una negociación previo cese definitivo y comprobable de la violencia no puedan arbitrarse medidas de generosidad con estos delincuentes. Pero mal empezamos si damos en pedir imposibles como que se libere a unos "presos políticos" que no existen.

En fin a día de hoy enhorabuena al señor Otegi por su liberación. Ojalá redunde en beneficio del pueblo vasco y del conjunto de España.

(La imagen es una foto de Álvaro Herraiz, bajo licencia de Creative Commons).

Apostillas a una entrevista.

El País de hoy trae una interesante entrevista con el señor Rajoy que firman V. Jiménez y J. M. Romero, en la que el dirigente del principal partido de la oposición pasa revista a los asuntos de la actualidad nacional diciendo cosas muy dignas de comentario.

Para salir de la crisis pide una rebaja de cinco puntos porcentuales en el tipo del impuesto de sociedades para pequeñas y medianas empresas y una subida de diez en las desgravaciones fiscales de quienes tienen hipotecas de viviendas. Ambas cosas parecen bastante razonables pero no se ve que vayan a ser suficientes ni de lejos. El problema a mi entender es que no diagnostica bien la crisis; habla de ella, pero no la entiende. Claro que peor es el Gobierno que no la entiende y además se niega a hablar de ella. Los dos, Gobierno y oposición, toman otros países europeos como referencia cuando eso es absurdo. Ningún país europeo de la zona del euro dispone de política monetaria y así no es posible abordar medidas contra la crisis sino que éstas han de ser colectivas, europeas, situación de la que estamos muy lejos puesto que impera una "doctrina Sinatra" en toda la UE: cada uno "a su manera".

Ahora bien, dentro de lo que sí cabe hacer, el señor Rajoy no quiere ser explícito porque no le interesa. Insiste en que hay que reducir el gasto público manteniendo el social por supuesto. Reducir el gasto público quiere decir básicamente congelar los sueldos de los funcionarios que es lo que el señor Rajoy sabe hacer de cine, reducir la inversión en obras públicas e infraestructuras; esa es la "austeridad" que predica, políticas antikeynesianas que son aquí perfectamente contrapoducentes como contraproducente es la insistencia del señor Trichet, gobernador del Banco Central Europeo, de mantener altos los tipos de interés. Políticas conservadoras todas ellas.

En cuanto a la financiación de las Comunidades Autónomas (CCAA) el señor Rajoy no quiere reconocer que el PP tiene los mismos problemas que el PSOE, esto es que a la hora de defender los intereses de cada terruño, las organizaciones autonómicas de los dos partidos se rigen por criterios territoriales lo que plantea un problema de concepción básica de la financiación que a lo mejor sería bueno tratar en un debate multilateral con ánimo de encontrar una solución. La bilateralidad que exigen los catalanes no es generalizable y no debería de imponerse.

En los asuntos referentes a su partido el señor Rajoy razona con una adorable inconsecuencia. Basa toda su legitimidad en el resultado del Congreso de Valencia y anuncia que los resultados de las otras elecciones (autonómicas gallegas y vascas, europeas) no tienen por qué afectar a su liderazgo. Pero eso es puro wishful thinking. En todos los países del mundo las elecciones parciales o secundarias se usan como termómetros para valorar cuestiones de liderazgo en los partidos, posibilidades de articulación de alternativas, etc. Negarlo no lleva a nada. Si los resultados electorales del PP en estas elecciones que se aproximan son malos habrá movida en el Partido y es lógico que así sea. En esto de contestar "por peteneras", por así decirlo, el señor Rajoy es único. Véase el siguiente intercambio:

P. Esperanza Aguirre echó del Gobierno de Madrid a dos consejeros, Alfredo Prada y Manuel Lamela, a los que usted había elegido para su comité ejecutivo nacional. ¿Fue una venganza?

R. Respeto las decisiones que toma todo el mundo. Confío en Esperanza Aguirre, somos del mismo partido y vamos a mirar hacia el futuro..

My taylor is rich.

Las respuestas a las preguntas sobre el boicot del PP a la renovación de los órganos supremos de la Justicia, el Consejo General del Poder Judicial y el Tribunal Supremo son dignas de Lewis Carroll. Insiste en que su partido pretendía reformar la normativa en favor de una mayoría de 3/5 para la regulación de la composición de estas instancias y cuando le preguntan por qué votó entonces en contra de la propuesta de 3/5 del PSOE dice que porque no se pactó antes con ellos, lo que equivale a decir que viste de azul porque hay focas en el polo.

Las grandes cuestiones de derechos como la ampliación del aborto, la eutanasia y el derecho a una muerte digna, dice, "no son temas prioritarios de los ciudadanos". Todo cuanto no le gusta no es tema prioritario de los ciudadanos, entendiendo por tales los que más preocupan a la mayoría de los ciudadanos y ocultando (o ignorando, que resulta más probable ya que el hombre no parece malo sino simplemente ignorante) que su perentoriedad no es por su extensión sino por la radicalidad de las decisiones a que obliga a sectores minoritarios pero que tienen tanto derecho a regulación como los deseos de las mayorías. Todo el mundo padece las consecuencias de una mala gestión de la inmigración pero sólo una pequeña parte de los ciudadanos está agonizando en este momento pero eso no quiere decir que no sea urgente regular el derecho a una muerte digna; sólo una pequeña fracción de mujeres está necesitada de abortar pero eso no quiere decir que su caso no deba ser regulado con justicia. Esta idea de que sólo lo mayoritario es atendible es la primera parte de la famosa tiranía de la mayoría.

Aun aceptando que las respuestas del señor Rajoy sean de buena fe (pues algunas, ya se ve, son cómicas) el problema que parece tener es que no puede reconocer como categoría la práctica de su partido y de él mismo lo que le obliga a adoptar posiciones no ya incómodas sino directamente ridículas. Por ejemplo sostiene que hay cosas en las que coincide y cosas en las que no coincide con la Iglesia católica. Lo malo es que nadie sabe en qué cosas no coincide ni él parece dispuesto a aclararlas tras haber pasado cuatro años de monago de los obispos.

Y en materia de la guerra del Irak su posición es de chiste. El señor Aznar afirma estar orgulloso de haber declarado esa guerra criminal, pirata y absolutamente impopular y él no se atreve a contradecirlo siendo así que el señor Aznar ya no depende de los votos de la gente y él sí. Su respuesta es abyecta:

P. ¿Qué le parece la afirmación de Aznar de que la foto de las Azores es el momento más importante en la historia de España de los últimos 200 años?

R. Que no, oiga, mire... punto. No quiero opinar. Creo que es su legítima opinión sobre un asunto que ocurrió hace cinco años y creo que a nadie puede sorprenderle.

Ni siquiera se atreve a cuestionar una guerra con la que fuera del señor Aznar no simpatiza nadie ni el señor Bush. La entrevista está muy bien. El señor Rajoy se retrata como lo que es, un hombre conservador que no se atreve a declarar su programa y no entiende en muchos casos la complejidad de las cuestiones que han de acometer los gobernantes. Carece de ideas y de iniciativa. Tiene espíritu de vicepresidente, no de presidente. No creo que llegue ni a ser candidato en las elecciones de 2012.

(La imagen es una foto de Sagabardón, bajo licencia de Creative Commons).

dissabte, 30 d’agost del 2008

Prohibido cantar.

Exactamente, muy bien: prohibido cantar letras de música rock metiéndose con Raúl Castro y faltando al respeto al Comandante en Jefe. Prohibido bajo pena de cárcel de hasta cuatro años, de momento. Luego, ya se verá. Porque parece que así como Mr. Bush se sacó del magín (con ayuda de un par de lucidos catedráticos) la doctrina del ataque preventivo como mecanismo de defensa, el compañero Castro ha inventado la detención y condena preventivas como medio de guardar el orden público frente a individuos que acabarían delinquiendo indefectiblemente; que los dejas solos y te componen un cantar burlándose de los logros de la Revolución. Porque mira que es peligroso este Gorki Águila con sus letritas contrarrevolucionarias al frente de un grupo que se llama Porno para Ricardo.

¡Habráse visto mayor degeneración burguesa! Si no fuera porque tiene que estar en la cárcel ya que la legalidad socialista es la legalidad socialista bien podía largarse el tal Gorki a cantar a la gusanera de Miami. Claro que entonces no le haría caso nadie. Estos mequetrefes hacen su agosto enfrentándose al gobierno revolucionario dentro de la isla y al amparo de la magnanimidad de los compañeros Castro & Castro. Fuera, ni Dios los escucharía. Porque lo suyo no tiene nada que ver con la sana crítica que la revolución socialista acepta encantada, sino que es una pura provocación. Quieren ir a la cárcel para hacerse famosos y ganar dinero. Puro espíritu del capitalismo.

Es lo mismo que sucede con esa otra mírameynometoques bloguera enemiga del pueblo cubano Yoani Sánchez con su blog Generación Y que, si no fuera porque es basura contrarrevolucionaria, no lo leería nadie y como lo es y sigue en el aire gracias a la tolerancia y el respeto a la libertad de expresión en Cuba, ahí está con cientos de miles de visitas diarias. Propaganda al servicio de los gringos y probablemente pagada por intermediarios, como el grupo Prisa español, que añora la época en que esta indómita isla era colonia de España.

Gracias a la campaña orquestada del extranjero por los enemigos de la patria socialista estos gusanos internos ahora se atreven a lo que, estando Fidel al timón, jamás se hubieran atrevido: a manifestarse en público, a defender ideas contrarias a las que manda el Partido y boicotear actos populares, genuinamente revolucionarios. Así, en un concierto del compañero Pablo Milanés, que ese sí que es un artista surgido del venero del pueblo, la tal Yoani Sánchez y cuatro más desplegaron un escrito subversivo en el que se leía el nombre de Gorki, el esbirro del capitalismo gringo. Hubo que repartir algunos palos hasta que esta facción fanática y sectaria depuso su actitud. Ya lo saben: jamás permitiremos que una exigua minoría de agitadores al servicio del capital internacional y de la CIA ponga en peligro los logros inmarcesibles de la Revolución.

Y la tal Yoani que se ande con cuidado.

(La imagen es una foto de GC Comix, bajo licencia de Creative Commons).

Steichen: el fracaso del éxito.

Nada más empezar el verano se abrieron dos exposiciones simultáneas y complementarias del fotógrafo Edward Steichen, una en el Museo Reina Sofía que lleva por título Una epopeya fotográfica y la otra en el Museo del Traje, llamada Los años de Condé-Nast, (1923-1937). Ambas están organizadas por la Foundation for the Exhibition of Photography de Minneapolis y el Musée de l'Elysée, en Lausanne y la segunda también por las revistas Vogue y Vanity Fair. No había acudido a visitarlas antes porque tenía a Steichen demasiado relacionado con la fotografía publicitaria y la de moda en revistas del género. Pero luego de ver a mediados de julio la magnífica exposición sobre Paul Strand en la Fundación Barrié de la Maza en A Coruña (véase el post titulado Paul Strand: el ojo del siglo XX) me he animado con éstas de Steichen que tuvo mucha relación con Strand. Las dos de Steichen duran hasta el veintiuno de septiembre, o sea que pueden ser un buen comienzo al retorno de las vacaciones para quienes no las hayan visitado.

Edward Steichen, como Strand, es un fotógrafo muy representativo del siglo XX, tan bueno como él (hay quien dice que fue el mejor del siglo XX), pero con una orientación muy distinta: así como Strand jamás cedió en sus posiciones políticas de izquierda, revolucionarias, Steichen, que nunca las tuvo -si bien comenzó su carrera apuntándose a todas las vanguardias artísticas del momento- alcanzó el éxito como retratista de la alta sociedad y fotógrafo comercial y de modas en las dos revistas citadas. Un inadaptado frente a un adaptado, un rebelde frente a un acomodado. Por eso es tan interesante comparar los dos estilos y ver si hay diferencias. Que las hay, vaya si las hay.

Edward Steichen, nacido luxemburgués y nacionalizado estadounidense, era un hombre con un toque de genialidad, gran fibra artística, mucha versatilidad y una noble ambición de imponerse allí a donde fuera. Empezó su carrera indeciso entre la pintura y la fotografía. En parte por eso se asoció con Alfred Stieglitz en la su Galería 291 y en la publicación Camera Work, siendo el autor que más obra publicó en ella. Coincidía plenamente con Stieglitz cuando éste manifestaba que su intención era demostrar que la fotografía era un arte como la pintura o cualquiera otra. Y por eso ambos fueron dos puntales del pictorialismo al tiempo que hacían juntos la photosecession, cuyo nombre remite de inmediato a la secession vienesa de principios de siglo.

Pintura y fotografía (así como el cultivo de flores y el diseño) se alternaron en el espíritu de Steichen durante la primera mitad de su vida. Se dice que fue el introductor de las vanguardias pictóricas en los EEUU puesto que facilitó exposiciones de Cézanne, Picasso, etc en la galería 291 entre 1910 y 1920. Él mismo cuenta en alguna parte cuán impresionado quedó al contemplar los famosos girasoles de Van Gogh, cosa que se aprecia, a su vez en algunas de sus fotografías de estas plantas. Pero la influencia más profunda que tuvo le vino del simbolismo y no solamente del pictórico sino tambien del literario, a través de la obra de Maurice Maeterlinck, de quien nos dejaría un memorable retrato.

Pero toda esa inquietud, esa búsqueda artística se rompen a su regreso a los EEUU en 1922, cuando acepta la oferta de convertirse en el fotógrafo de Vogue y Vanity Fair. Por entonces ya había roto con Stieglitz, pero esta decisión comercial le valió las críticas de sus amigos, empezando por Strand. Lo que Steichen había hecho fue poner su genio al servicio de la sociedad burguesa. La renuncia a la creatividad absoluta, al arte por el arte, le trajo fama, dinero, posición social. Se convirtió en el hombre de moda y, en los años veinte y treinta, fotografió modelos y más modelos, hizo muchísima fotografía publicitaria y también retrató a gran cantidad de hombres y mujeres famosos, actores y actrices, escritores, deportistas, cineastas, cantantes, bailarines, etc. En el Nueva York de la época se llegó a acuñar un verbo: alguien alcanzaba el pináculo social cuando había sido steichenized, o sea retratado por Steichen. Y estos retratos que pueden admirarse en ambas exposiciones son realmente muy buenos, uno diría casi perfectos y algunos son muy famosos, como los que hizo a Gloria Swanson o Greta Garbo, sin olvidar el de Paul Robenson interpretando el Emperador Jones de Eugene O'Neil. Son la parte mejor de su obra en la época.

Las fotos de moda también son muy apreciadas pero es obvio que, aunque él se obstinaba en firmarlas, en contestación que dio a la propuesta de su jefe de que no lo hiciera para salvaguardar su reputación artística, son género menor. Realmente muy menor. Están animadas de un espíritu modernista, son perfectas técnicamente hablando y se consideran clásicas en el campo de la fotografía de moda pero es inevitable que sean triviales y carezcan de fuerza, de espíritu, de genio. Porque el arte no puede estar al servicio de ninguna causa, por noble que sea ni, por consiguiente, al servicio de una finalidad comercial. Pierde su carácter esencial; traiciona su razón de ser que es transmitir sentimiento en pro de un mero cálculo. Ahí es donde, con el éxito social, Steichen enterró sus últimas aspiraciones a una obra de creación. Justo lo contrario que Strand.

Después de la guerra (había colaborado haciendo fotografía de reconocimiento y, luego, organizando una exposición con producción ajena titulada Road to Victory) aceptó el puesto de conservador de fotografía del Museo de Arte Contemporáneo de Nueva York, en la que organizó la famosísima exposición The Family of Man hoy en exposición permanente en Luxemburgo y de la que puede verse un vídeo en esta del Museo Reina Sofía. Ambas series son impresionantes y la segunda es toda una hazaña; pero las fotos ya no son suyas. Steichen se había convertido en un organizador o, si se quiere, un administrador.

Merece la pena visitar ambas exposiciones para ver la obra técnicamente perfecta de un hombre que renunció a sus ambiciones artísticas a cambio del éxito mundano. Fascinante evolución. Es muy significativo que, así como Strand murió, por decirlo de forma vulgar "con las botas puestas", Steichen se retirara a consagrarse a la afición de su vida: el cultivo de flores y en concreto de delphinium, llamada en español "espuela de caballero".

(Las fotos de los folletos son retratos de, por este orden, Anna May Wong, Marlene Dietrich y Clara Bow. La útima imagen es una foto de Malavoda, bajo licencia de Creative Commons).

divendres, 29 d’agost del 2008

Una entrevista.

El Mundo publicaba ayer una entrevista hecha por Esther Esteban al señor Aznar en la que éste dice las mentiras, impertinencias, bobadas y maldades que forman su repertorio habitual. Muchos columnistas y medios de orientación progresista se escandalizaron de que el hombre sea tan fiel a sí mismo. ¿Qué esperaban que dijera?

¿Que la decisión de las Azores fue un crimen en el que España fungía como palanganera de dos presuntos genocidas? ¿Que imputar el atentado del 11-M a ETA fue una maniobra tratando de engañar a la población a escasos días de las elecciones para no perderlas y en la confianza de que, si las ganaba, tiempo habría de reaccionar a las posibles críticas como ya ha hecho con el asunto de las fantásticas "armas de destrucción masiva" que él juraba que había en el Irak al tiempo que sabía perfectamente que eso era falso? ¿Que negoció todo lo que pudo con ETA a la que estaba dispuesto a hacer muchas concesiones (empezando por la de llamarle "Movimiento Vasco de Liberación") pero que no le sirvió de nada? ¿Que a cambio de formar gobierno estaba dispuesto a conceder a los nacionalistas lo que le pidiesen y que por eso lo quieren tanto?

El señor Aznar nunca se interesó por la política sino por servirse de ella para hacer negocios y elevar su nivel de vida cuando la dejara. Gobernó haciendo currículum para el señor Murdoch, su empleador a día de hoy y ha conseguido sus propósitos. Jamás reconocerá nada que pueda ir en menoscabo de su nómina.

(La imagen es una foto de Brocco Lee, bajo licencia de Creative Commons).

Un discurso.

Mr. Obama es ya oficialmente el candidato demócrata a la presidencia de los EEUU en las próximas elecciones de noviembre que prometen ser emocionantes. Su discurso de aceptación en un estadio ante ochenta mil personas en directo y unos treinta millones por televisión, estuvo cortado en el estilo de retórica tradicional en los EEUU ("somos la tierra de la promesa", "el sueño americano", "Dios bendiga a América", "todos somos americanos", "nuestro país ante todo", etc, etc) y con el cuadro de enemigos asentado por hoy en el país (terrorismo, talibanes, agresión rusa, Irán) pero también fue directo al adversario y dibujó un programa de reformas económicas y sociales de carácter socialdemócrata. Lo hizo con un lenguaje simbólico pero lo hizo.

Se preocupó por dejar clara la unidad fundamental del Partido Demócrata, reconociendo expresamente las aportaciones de los Clinton y poniendo a estos y a él mismo en la estela de Roosevelt y Kennedy. Pero supo también ser suprapartidsta siempre que la ocasión lo reclamaba (soldados demócratas y republicanos luchando por un mismo país, etc) y hablar a un electorado sin partido.

Fue contundente en contra de la administración Bush (del que no es necesario recordar que pasa ya por ser el peor presidente en la historia del país) y tuvo buen cuidado en vincularlo en todo momento con su rival, Mr. McCain. Lo hizo con elegancia y caballerosidad, sin regatearle méritos patrióticos pero lo hizo presentándolo no como una mala persona de aviesas intenciones sino como un ignorante presa de los compromisos de su partido con las grandes empresas.

Consiguió ser específico y genérico al mismo tiempo, escueto y sentimental, lo que no es fácil. Concretó en qué se gastaría el dinero y cómo lo recaudaría y afirmó que bajaría los impuestos al 95% de la población. La economía, la política social y la exterior fueron los ejes de su discurso que tuvo momentos emotivos de narrativa biográfica personal pero en el que no se mencionó ni una vez la palabra raza ni apareció la cuestión de color.

Sólo hubo algo que todavía brilló más que la raza por su ausencia en el discurso del ya candidato: Europa, lo cual es tanto más sorprendente cuanto que hace poco estuvo de gira por Francia, Inglaterra y Alemania, en donde recibió un apoyo entusiasta y multitudinario. Dice estar preparado para un debate con Mr. McCain sobre política extrior pero es evidente que tendrá que prepararlo bien.

La imagen es una foto de tsevis, bajo licencia de Creative Commons).

Problemas de hoy.

El último número de Sistema (Fundación Sistema, nº 205, julio de 2008, Madrid, 143 págs.) aborda algunas de las cuestiones más importantes de nuestro tiempo como la globalización, el cambio climático y la sociedad de la información desde perspectivas distintas y con un nivel razonable de rigor y documentación. El primer trabajo, de Josep Borrell, ¿Hay otras alternativas a la globalización liberal? tiene un arranque prometedor al sostener que la "globalización no es un proceso ideológicamente neutro sino el resultado de una forma de entender las relaciones sociales y económicas" (p. 3) y al enumerar las críticas que pueden hacerse a la globalización liberal: a) no hay tal globalización sino una integración regional; b) es dudoso que se haya reducido la pobreza; c) hay un aumento significativo de la desigualdad en todos los niveles (entre regiones, entre países y dentro de los países mismos); d) hay señales de que aumenta la economía informal y el tráfico de personas; e) no se están tomando suficientes medidas para atajar el cambio climático (pp. 4/5). Tras este acertado diagnóstico Borrell sostiene que la izquierda tiene que buscar sus propuestas propias cuenta habida de que las "terceras vías" no han sido más que adaptaciones al modelo neoliberal dominante (p. 11). Por desgracia ya no está tan claro qué es lo que el autor propone en concreto para dar satisfacción a esa necesidad. Afirma que hay que tender a una cohesión social a nivel mundial pero no cómo pueda lograrse fuera de partir de la Agenda del Trabajo Decente propuesta por la Organización Internacional del Trabajo y que tiene ya sus añitos pues es de 2000. Del mismo modo cabe suscribir que sea necesario regular y hacer más transparente la liberalización financiera así como conseguir que la liberalización del comercio internacional lleve a un comercio más justo. El problema es cómo.

Rafael Caparrós Valderrama, en La esterilidad de la 'soft-governance' neoliberal en las políticas económica y de I+D+i europeo-comunitarias parte de que Europa presenta un retraso de veinte años en relación con los EEUU y el Japón en innovación tecnológica (p. 20). Sostiene que la globalización neoliberal (o "el golpe de Estado neoliberal", como la llama Bauman) en los términos en que la defienden sus partidarios (por ejemplo Guillermo de la Dehesa) no es satisfactoria y que en cambio las políticas socialdemócratas clásicas siguen siendo válidas como sostienen entre otros Gough, Turner, Navarro o Castells (p. 29), igual que es válido el "principio de la diferencia" de Rawls. Si no se avanza en ese sentido en la Unión Europea se debe, a su juicio, a la sistemática negativa de los Estados miembros de aumentar la integración política del continente (p. 31). Únicamente una mayor integración política (que es altamente problemática a mi modesto entender) permitirá una política más dinámica de I+D+i en el continente (p.45). En el caso específico de España que el autor considera singularizadamente cree que, aunque ha habido avances notables con la más reciente normativa, en especial la creación de la Agencia Estatal de Evaluación de las Políticas Públicas y la Calidad de los Servicios en 2006 (p. 48), todavía queda mucho por hacer. Uno de los puntos que propone es difundir la práctica de lo que Román del Río llama zaraísmo (del éxito de la empresa Zara) (p. 47) que en lo esencial consiste en adaptarse al concepto de Castells de la "sociedad red" y operar en consecuencia (p. 52). Se me ocurre que estas recomendaciones son una prueba más de la dificultad intrínseca de pensar los problemas de políticas públicas (o cualesquiera otros) en términos comunitarios ya que se hacen siempre en la escala nacional.

Eguzki Urteaga publica un interesante trabajo sobre Los electorados políticos en Francia que es una especie de balance de la situación del mapa electoral francés desde las ultimas elecciones presidenciales de mayo de 2007. Singulariza los seis bloques distintivos: 1) extrema izquierda; 2) comunistas; 3) socialistas; 4) verdes; 5) derecha; 6) extrema derecha y hace unas breves y generalmente atinadas observaciones sobre su situación actual y perspectivas, bien basadas en los datos electorales y no sólo los de las elecciones presidenciales. Contiene acertadas observaciones sobre la consolidación de la extrema izquierda, la irremediable decadencia del voto comunista, la inconstancia del socialista, la veleidosidad del verde, la congruencia ideológica de la derecha y el derrumbe de la extrema derecha. Todo ello en un panorama de alta participación y voto concentrado (pp. 66/67).

Óscar Diego Bautista en Los valores en el servicio público hace un Estudio comparativo sobre los códigos de Gobierno de Estados Unidos, Reino Unido, España y México que en realidad tiene poco de comparativo ya que es un análisis de los distintos códigos de normas éticas de las diferentes administraciones públicas pero consecutivo. El de los EEUU fue una respuesta al escándalo de Watergate y el del Reino Unido, resultado de los trabajos de la famosa comisión Nolan contiene un código ético basado en siete principios: desinterés, integridad, objetividad, responsabilidad, transparencia, humildad y liderazgo (p. 78). En el caso de España el Código de Buen Gobierno de los miembros del Gobierno y Altos Cargos de la Administración General del Estado, de 2005 y el Estatuto Básico del Empleado Público (2007) recogen los postulados que en su día presentara la filósofa Victoria Camps en unas Jornadas sobre Ética Pública de 1997: 1) servicio al interés general; 2) imparcialidad y transparencia; 3) uso adecuado de los bienes públicos; 4) responsabilidad profesional; 5) lealtad a la Administarción (p. 83). México a su vez dispone también de un Código de Ética de los Servidores Públicos de la Administración Pública Federal (p. 87). Uno tiene la sospecha de que tan abigarrada profusión de normas, dictadas al rebufo de los escándalos de corrupción detectados en la década anterior estén en relación inversamente proporcional a su eficacia real. No es disparatado pensar así. El propio autor reconoce que los países en los que menor es la incidencia de la corrupción, los países escandinavos, carecen de estos códigos de ética (p. 91).

Rosario Solà, Christian Oltra, Roser Sala y Nuria Gamero, en Cambio climático y opinión pública en España: percepción del problema y política energética, presentan una encuesta dentro de un proyecto del Massachussets Institute of Technology administrada en España mediante quinientos cuestionarios telefónicos de la que se deduce que el cambio climático es el primer problema medioambiental para los españoles si bien estos consideran que hay otros problemas sociales y personales más graves. Hay un grado alto de desconocimiento sobre las causas y consecuencias del cambio climático y cierta confusión con otros problemas medioambientales, como la capa de ozono. Los jóvenes aparecen con mayor conciencia que los adultos y todos en general piensan que los gobiernos debieran hacer más por contrarrestarlo, si bien la predisposición a implicarse personalmente en la lucha contra el problema es reducida. Por último no hay acuerdo respecto a las distintas alternativas para hacer frente al cambio climático: un 26% cree que "se desarrollarán nuevas tecnologías", otro 26% piensa que "cambiaremos nuestro estilo de vida para reducir el consumo energético", un 20% sostiene que "nos adaptaremos a un clima más cálido" y un 21% piensa que"el cambio climático es un problema pero España no hará nada" (que no está mal como índice de fatalismo del personal); únicamente un 1% sostiene que no hay que hacer nada ya que "el cambio climático no es un problema" (p. 102), lo que da una idea del apoyo electoral que pueden tener los neocons enfrentados a las políticas de lucha contra este problema.

Por último, casi como fuera de programa, Gaetano Pecora, en Las virtudes del laicismo que es una especie de nota con motivo de la traducción al italiano del libro de Henri Pena-Ruiz Qu'est-ce que la laicité? hace una interesantísima síntesis de las objeciones de los laicistas al punto de vista de los Papas sobre la libertad de conciencia y los derechos de los individuos. Tras coincidir con Gaetano Salvemini en su sólido dictamen de que "una democracia que anula la igualdad de derechos y deberes entre los ciudadanos y reconoce jurídicamente a una parte de ellos el deber de obedecer a una autoridad extraña (se refiere a los casos de Concordatos entre los Estados y el Vaticano) y el privilegio de ser representados y estar protegidos por una autoridad extraña, ya no es democracia" (p. 109) que suscribo de la cruz a la fecha, aborda el problema en su línea filosófica más clara. El Papa Ratzinger se hace lenguas del respeto a la libertad de conciencia y el valor fundamental de los derechoas del individuo. Sigue en ello la doctrina de Juan Pablo II que también exalta la libertad, aunque la vincula "a la aceptación de la verdad". En Centesimus annus, Juan Pablo II decía que "la obediencia a la verdad sobre Dios y sobre el hombre es la condición previa a la libertad" (p. 114). Celebraba así el Papa polaco, maestro del actual, el centenario del Papa León XIII quien en su encíclica Libertas praestantissimum decía que: "la cosas verdaderas y honestas tienen derecho (...) Los errores, peste de la mente, los vicios, contagio de los corazones y de las costumbres, es justo que sean reprimidos diligentemente por la autoridad pública para impedir que se extiendan como daño común" (p. 116). ¿Se ve cuánta razón tenía el gran Salvemini? Un Estado que tiene un Concordato con quien cree que los que no comulguen con sus ideas y se aferren a la "peste de la mente" deben ser reprimidos jurídicamente por la "autoridad pública" no es una democracia porque o incumple este mandato o persigue a los ciudadanos cuyas creencias no coincidan con las de los católicos.

dijous, 28 d’agost del 2008

Siguen sin llamarla crisis.

De nuevo los datos económicos indican que la economía va mal. El reventón de las subprimes estadounidenses en agosto pasado fue el comienzo de este ciclo depresivo que se expande por metástasis a otros países, el nuestro entre ellos, como es inevitable en tiempos de globalización. Ya a comienzos de este año los indicadores españoles iban todos a la baja y apuntaban a la posibilidad de una recesión. Pero estábamos por entonces en puertas de las elecciones de marzo por lo que el Gobierno abordaba esta cuestión con aparente optimismo, quitando importancia a la gravedad de la situación, no queriendo utilizar términos comprometidos como crisis y prometiendo que era un frenazo coyuntural y pasajero y que para los meses de este verano de 2008 estaríamos en ruta hacia la recuperación completa.

También afirmaba el Gobierno que no era de temer un contagio por las subprime en España dado que nuestro banco central ha estado vigilante controlando las prácticas crediticias de las entidades financiera que están en muy sólida situación porque no han corrido riesgos y, además, han provisionado fondos abundantes. Al contrario, en principio estábamos en mejor situación que los demás para hacer frente a los momentos chungos. Y ello a la vista de un proceso de deterioro muy acelerado. Hace un año el país tenía un superávit del dos por ciento del PIB y el Gobierno se lo fundió en un par de medidas que él llama "sociales" y otros pueden considerar populistas, como los 2.500 euros por cada niño nacido a partir de junio de 2007 y los 400 euros de devolución del IRPF que iban a contribuir al relanzamiento de la economía y bien claro está que han tenido un efecto nulo o incluso, vaya por Dios, puede que contraproducente pues el mal dato de este mes viene precisamente movido por las restricción del consumo de las familias.

En este momento, a la espera de los datos sobre empleo y precios al consumo de agosto, la economía está en crecimiento 0,1, es decir, plano. Pero el Gobierno, que ya admitió hace un mes por boca del vicepresidente y ministro de Hacienda, señor Solbes, que las cosas iban peor de lo que habían calculado, sigue diciendo que aguantamos mejor que nuestros vecinos europeos y que, aunque no de inmediato, el país remontará lo que sus componentes, desde el presidente a los ministros llaman "frenazo", "estancamiento", etc en los próximos meses. No sé si el señor Rodríguez Zapatero y sus colaboradores perciben o no que en este terreno nadie les concede crédito alguno, que la gente no se fía y la prueba obvia es que, efectivamente, todo el mundo ha cortado el grifo de compras, nadie consume porque nadie está seguro de lo que pueda pasar. Una actitud muy prudente (aunque a corto plazo redunde en mayor perjuicio de la economía que no puede remontar por la flojera de la demanda) y contraria a la que observó el Gobierno en su día cuando tiró la casa por la ventana con las citadas dádivas y sin parar mientes en la acreditada cuenta de la vieja de que, cuando hay crisis en Europa, España la padece más intensamente que los demás países igual que, cuando hay recuperación es España también quien suele beneficiarse más de la coyuntura.

Ahora es la consultora Standard and Poor la que prevé que España entre en recesión en los próximos meses en esos en los que, según el Gobierno, no tienen por qué darse tasas negativas de crecimiento. ¿A quién juzgaremos más veraz a la vista de lo sucedido hasta hoy, a Standard and Poor o al Gobierno de España? Es verdad que, como dice el señor Rodríguez Zapatero, el pesimismo no crea puestos de trabajo. Basta con escuchar al agorero señor Montoro, del PP, diciendo que este verano ha sido angustioso pero sin ofrecer ni un atisbo de solución alternativa. Efectivamente, el pesimismo no genera puestos de trabajo; y el optimismo tampoco.

Ese mismo presidente del Gobierno anda ya anunciando nuevas medidas para salir del "frenazo"; prueba clara de que las anteriores, anunciadas a mediados de agosto no funcionan. ¿Y qué tal la muy revolucionaria de dejar que el mercado decida por su cuenta? ¿Qué pasaría si, en lugar de pedir planes de ayuda, subvenciones y protección con cargo a los dineros públicos, las empresas del ladrillo ajustasen la oferta a la demanda y rebajaran los precios hasta el cuarenta por ciento que es en lo que están sobrevalorados según analistas independientes o sea redujeran sus escandalosos márgenes de beneficios?

Qué pregunta tan ingenua, ¿verdad?

(La imagen es una foto de jonaycp, bajo licencia de Creative Commons).

La altanería europea.

¿Qué mosca ha picado a los europeos en el conflicto entre Georgia y Rusia? ¿Por qué están empeñados en imitar a los gringos pretendiendo que los demás no puedan hacer lo que ellos hacen? ¿A dónde quieren llegar los gallitos Sarkozy, Merkel y Brown que andan lanzando advertencias a Rusia como si fueran alguien en el mundo?

La doble moral de la OTAN clama al cielo. Los georgianos lanzan un ataque sin previo aviso sobre la población civil de Osetia del Sur en connivencia con los estadounidenses y sin que esté aún claro el objetivo que parece ser pulsar las ganas de bronca de los rusos antes de acometer acciones de hostigamiento más fuertes. Nadie dice nada. Los rusos contraatacan en defensa de los osetios del sur e inmediatamente se moviliza toda la diplomacia occidental para tratar de detener esa respuesta con tono y maneras propios de la guerra fría.

Rusia y sus empresas pueden caerle a uno mejor o peor pero está claro que no lanzó el ataque sino que ha respondido a él. Fracasado el de los georgianos, todo Occidente se mueve para que los rusos no saquen ventaja alguna de su victoria y las cosas se retrotraigan al status quo ante. Y pretende conseguirlo de forma altanera, despreciando a Rusia y dándole órdenes, como si fuera una colonia suya. Los rusos no son libres de reconocer a quien quieran, sino que, al parecer, tienen que pedir permiso a la OTAN. Es decir los europeos que han reconocido lo que les ha dado la gana en los Balcanes hasta reventar la antigua Yugoslavia como parte de su lucha contra el comunismo (y su última hazaña ha sido el reconocimiento de la independencia de Kosovo) quieren decir ahora a los demás a quién pueden o no pueden reconocer.

Es una vieja e irritante costumbre colonial de los europeos. En los años cincuenta y sesenta del siglo pasado Alemania Federal impuso la llamada doctrina Hallstein consistente en romper relaciones diplomáticas con aquellos países que reconocieran a la República Democrática Alemana, el otro Estado alemán. En síntesis, ¿que era la doctrina Hallstein? Una doctrina típicamente colonial consistente en determinar a quién reconocen o no reconocen terceros países y que ahora pretenden aplicar a Rusia, seguramente contagiados del matonismo exterior de los gringos o por orden de estos. Porque tal parece ser la condición para que Europa pueda tener algo parecido a autonomía en su territorio: que haga lo que ordenan los Estados Unidos.

(El mapa procede de la United Nations Cartographic Section y está en el dominio público).

dimecres, 27 d’agost del 2008

Don Mariano Rajoy no lee Palinuro.

No, no lo lee. Y es una lástima porque si lo leyera evitaría dar espectáculos bochornosos como el que ofreció ayer en Vigo ante sus incondicionales, una mezcla de ruindad, insensibilidad y soberbia como he visto pocas veces. Este hombre no solamente no sirve como presidente del Gobierno de España sino que ya es inexplicable que consiguiera ser presidente de la Diputación de Pontevedra.

Decía Palinuro en el post de hace dos días, titulado Vuelo JK 5022. Identificación de las víctimas: "Espero que el principal partido de la oposición no caiga a su vez en el (error) de seguir el ejemplo de estos azuzadores y no plantee urgencias impertinentes al Gobierno. Más que nada para que no quepa decirle que para hacer las cosas mal, con inmoral falta de respeto a las víctimas y atribuir a éstas identidades falsas, meterlas de cualquier forma en sendas cajas y repartirlas a voleo entre los familiares ya estuvo él en el desgraciado caso del Yakovlev -42 y de lo que se trata es de que no se repita semejante canallada."

Pues tal cual; es lo que hizo el señor Rajoy: empezó exigiendo celeridad al Gobierno del PSOE en la identificación de las víctimas, esto es, a un Gobierno que está yendo a la máxima velocidad posible compatible con la certidumbre en las identificaciones y lo hace él que vicepresidía un Gobierno que identificó mal por incuria, incompetencia y puro desprecio a otras víctimas de otro accidente aéreo, algunas de las cuales siguen sin estar identificadas cinco años después y no lo estarán jamás puesto que fueron entregadas a los familiares bajo identidades erróneas y ya han sido incineradas.

De igual modo el señor Rajoy tuvo la desfachatez de relacionar este accidente del vuelo JK 5022 con el del avión Yakovlev 42 siendo así que, mientras el vuelo de Spanair no tiene nada que ver con el Gobierno porque estaba dentro del normal funcionamiento de una línea aérea privada, el Yakovlev 42 que se estrelló estaba bajo directa responsabilidad del que era vicepresidente el señor Rajoy dentro del cual alguna gente sin escrúpulos cuya identidad desvelarán las investigaciones judiciales en curso, contrató, subcontrató y requetesubcontrató aquella defectuosa máquina quizás por afán de lucro personal ocasionando la muerte de sesenta y dos militares.

Cuando el señor Rajoy dice que no va "a pagar al PSOE con la misma moneda" haciéndolo precisamente en el mismo acto de decirlo, típica muestra de hipocresía, prueba igualmente su incapacidad para entender la sabiduría del refrán de no mentar la soga en casa del ahorcado.

Porque esto que digo yo no lo digo solo yo sino que lo dice la Asociación de Familiares de Víctimas del Accidente del Yak-42 que, según parte de Europa Press en un comunicado hecho público ayer, dice: ""Señor Rajoy, ni usted ni ningún miembro de su ejecutiva tiene autoridad hoy para mendigar votos a cuenta de un accidente tan atroz como el de Barajas. Ellos tendrán a sus muertos. Seguro. Y las familias están siendo atendidas, como pudimos ver el día que fuimos a darles nuestro más sincero pésame. ¡Qué cruel diferencia en el trato a las familias de los militares muertos!" Y añade: "Queremos recordar a Rajoy que en el momento del accidente del Yak él era vicepresidente y que nunca pidió que se investigara la identificación de 32 cadáveres en 24 horas. ¿Aún siguen pensando que se pueden identificar víctimas en 24 horas?. Tampoco dijo nada cuando, tras 613 días de larga espera pudimos exhumar y conseguir que cada familia tuviera su muerto... Le recordamos que aún hoy once familias no han podido recuperar a su fallecido porque éste había sido incinerado por otra familia".

Es fuerte, ¿verdad? El contraste entre la dignidad de los familiares de las víctimas y la granujería de quienes los atropellaron y escarnecieron es tan enorme que las declaraciones del señor Rajoy sólo pueden entenderse como una explosiva mezcla de incompetencia y soberbia que, efectivamente, suelen ir juntas.

La próxima vez señor Rajoy lea Vd. Palinuro antes de retratarse en público.

(La imagen es una foto de Contando estrelas, bajo licencia de Creative Commons).

Hijo de puta.

Eso es lo que, al parecer, llamó el presidente de la Diputación de Castellón, señor Carlos Fabra, al portavoz de la oposición socialista, señor Francesc Colomer, que estaba preguntando por los procedimientos judiciales penales en los que aparece el señor Fabra como imputado. Aquí está el vídeo del plenario de la Diputación en el que puede oírse con claridad el insulto al final de la cinta.

En 1986 el presidente de la Junta de Castilla y León, el socialista Demetrio Madrid ,fue procesado por un delito presuntamente cometido en una empresa que había sido de su propiedad años antes y ya no lo era y nada tenía que ver con su cargo político. El entonces jefe de la oposición, un tal señor Aznar, pidió su dimisión en veinticuatro horas; Demetrio Madrid dimitió y eso permitió al citado señor Aznar calzarse la presidencia de la Junta. Tres años después, en 1989, la justicia absolvía al señor Madrid. Por supuesto ni entonces ni después reconoció el señor Aznar haberse alzado con el cargo castellano-leonés por medios torticeros ni pidió disculpas. Al contrario, siguió en sus trece con su famoso "¡váyase señor González!" porque es su estilo de hacer política.

En la época del llamado "felipismo" era teoría de la derecha que cuando un cargo público era procesado debía dimitir porque, decía aquella, una cosa es la responsabilidad política y otra la penal. Justo lo contrario de lo que sostiene ahora por boca del señor Fabra, parte interesada como imputado en estos procedimientos judiciales.

Todo eso es más o menos admisible pues forma parte de la brega política el contradecirse cuando conviene como la forma el subrayar esas contradicciones para tratar que quienes incurren en ellas pierdan las elecciones. Lo que no es admisible es la agresión verbal, el insulto grosero, la vejación personal. Ya sólo por eso el señor Fabra, si es él quien ha proferido el insulto, debiera dimitir y matricularse en una academia de buenas maneras.

Cumple de Ramón.

Ayer cumplió tres años mi hijo Ramón, a quien vemos a la izquierda muy satisfecho de haber apagado sus tres velas, en compañía de su madre y de su hermano Andrés. La fiesta estuvo muy bien y a Ramón la cayó tal cantidad de regalos y juguetes que estaba abrumado y no sabía por dónde empezar. A juzgar por lo que sus parientes, madrinas (pues tiene dos) y amigos en general le trajeron le queda trabajo para los próximos tiempos pues habrá de aprender a montar en bicicleta, armar y desarmar tiendas de campaña, pintar, dibujar, dirigir coches a distancia y organizar complicados rompecabezas. Muchas exigencias para tan corta edad. Supongo que con los tiempos de incertidumbre y mayor competitividad que se avecinan es conveniente que vaya acostumbrándose desde muy chico y eso a lo mejor lo afirma también en su autoestima y personalidad. La verdad es que no lo sé. Cuanto más observo crecer a mis hijos ahora me sucede lo que ya me sucedió con los anteriores, que hoy están enfocando la treintena, que no entiendo cómo evolucionan. Ya solamente observar cómo van ampliando su competencia lingüística me llena de admiración.

Tampoco debe ignorarse que la mezcla de adultos y niños con juguetes que es necesario entender, armar, poner en funcionamiento da como resultado que sean los adultos quienes acaben disfrutando de los juguetes, muy curiosos y refinados. Como ya lo hicieron el día anterior, preparando la escenografía, colgando globos de colorines y adecentando el jardín. Cuando buceo en mi memoria recordando los que me regalaban a mí de pequeño en aquellos años de miseria general en el país tengo una sensación agridulce de ternura y desconsuelo. En fin, que todos lo pasamos muy bien, especialmente los pequeños. O sea, todos.

dimarts, 26 d’agost del 2008

¡Que vienen los rusos!

El lío del Cáucaso es un caso de esos supuestos de gestión de conflictos. A ver cómo se resuelve. "Occidente", o sea la Unión Europea (UE) y la organización militar a la que pertenece, la OTAN, está escandalizado de que Rusia incumpla tan flagrantemente los acuerdos internacionales que firma no retirándose ipso facto de Georgia. ¡Por Dios! Y eso de que quieran reconocer la independencia de Abjasia y Osetia del Sur va en contra de los tratados internacionales, gimotea Frau Merkel. Ya puestos, los gringos hablan como los duros del Far West: la independencia de Abjasia y Osetia del Sur es "inaceptable", dice Mr. Bush desde su rancho. ¿Qué quiere decir "inaceptable"? ¿Van a bombardear estas repúblicas si se declaran independientes? Bueno, los EEUU bombardean países enteros por menos de eso. Pero ¿lo harían aquí? Soplan vientos de guerra fría y conviene que en la Casa Blanca no haya un necio que dice que Dios le dice cosas.

Ya permitir (si no alentar) que los georgianos lanzaran el ataque sobre Tshinkvali el día de la tregua olímpica fue suficientemente estúpido. Como se ha visto era la excusa que los rusos querían para invadir Georgia y plantear la separación de las dos regiones autónomas. Rusia regresa al estatus de gran potencia, lo que plantea una crisis. Los europeos y los gringos creen pueden forzarle la mano en política internacional como cuando estaba en situación de debilidad a comienzos de los noventa, tras la caída del comunismo. Pero eso ya no es así. Rusia se ha estabilizado políticamente con una forma de régimen que habrá que definir porque basándose en el sufragio universal (más o menos bien llevado), su estructura institucional es original y puede llamarse presidencialismo parlamentario que significa que tan pronto el poder reside en el presidente de la República como en el primer ministro, según quiera el señor Putin, que es el que manda. Hay incluso quien dice que es comunista.

También se ha recuperado económicamente. Hoy es Europa la que depende del suministro de gas ruso y Rusia quiere hacer valer esa recuperación volviendo a su papel de gran potencia, como heredera universal de la Unión Soviética. ¿Y cuál es el rasgo esencial de la gran potencia? Que puede hacer lo que le dé la real gana y nadie le pedirá cuentas mientras que todos están obligados a rendírselas a ella. Rusia vuelve y quiere hacerlo como gran potencia. Nadie dice a una gran potencia lo que puede o no hacer. La cuestión es si eso se puede impedir. Y la siguiente cuestión habría de ser "impedir" ¿por qué?

En todo caso hay aquí una confrontación clara y que todos creen que es muy peligrosa: los EEUU no reconocen a los rusos los derechos que ellos se arrogan y pretenden dictarles su política exterior, haciéndolo por la brava, al estilo cow boy: el matón que entra en el saloon pegando tiros al aire. Pero las cosas no son tan sencillas; hay que razonar y argumentar antes de ponerse a dar gritos y mucho menos, tiros.

El problema es que en este campo las razones suelen tener un valor relativo en función de ls intereses de cada cual. Por ejemplo, para fundamentar esta actitud negativa hay que aportar argumentos. Estos pueden provenir de la historia o del humilde sentido común. Los que vienen de la historia no sirven para nada porque la historia demuestra una cosa y la contraria incluso actualmente. Remontarse al pasado es perderse en la noche de los tiempos para no encontrarse más. Habrá quien recuerde que Georgia se independizó de la URSS en 1991, aunque, como su presidente fue el tovarich Shevernadze, ministro de Asuntos Exteriores de la extinta URSS, no pasaba gran cosa.

Pero vendrán otros y recordarán que los rusos invadieron Georgia manu militari en 1924 y se la anexionaron. Y saldrá alguien diciendo que, antes, los georgianos se habían declarado independientes en 1918 a raíz de la revolución bolchevique de 1917. Y habrá quien diga que las regiones que hoy aspiran a la independencia son las que se quedaron al margen de la dominación mongola allá por el siglo XIV. En fin, la historia muestra Georgias independientes y Georgias dependientes, lo cual no nos sirve para nada salvo que alguien demuestre que ser independiente es mejor que ser dependiente y, caso de que algo así sucediera, lógicamente Georgia tendría que aplicar a Osetia del Sur y Abjasia el mismo derecho que ella reclama frente a Rusia.

Si la historia no sirve, ¿sirve el sentido común? Pues tampoco. El sentido común dice que lo que los occidentales (europeos incluidos) invocan en Kosovo debe ser lo que invoquen en Abjasia y Osetia del Sur. Otra cosa distinta sería, por lo menos, hipocresía. Porque los rusos dicen que ellos hacen lo mismo en Abjasia y Osetia del sur que en el Transdniester, entre Ucrania y la República Moldova. Lo de los occidentales es típico "doble lenguaje". Pero es costumbre en la corrala. Un ejemplo: cuando se trata de la devolución de Gibraltar a España, los ingleses invocan siempre el derecho de autodeterminación de los gibraltareños que ya han hecho saber en popular referéndum que no quieren ser españoles ni por el forro. ¡Sacrosanto principio! Sacrosanto principio que no invocaron los mismos ingleses cuando firmaron el tratado de retrocesión de Hong Kong a la República Popular China en 1997 en contra de la voluntad de casi todos los honkongueños. Y de Portugal y Macao no hablo por sentido del ridículo. Así que en Europa, en Occidente, el doble lenguaje es cosa corriente.

La cuestión es si puede imponerlo porque una cosa es hablar y otra llevar las palabras a hechos. ¿Qué quiere decir Mr. Bush con "inaceptable"? Por ahora que quiere excluir a Rusia del G-8, de la Organización Mundial del Comercio (OMC) y de alguna otra organización igualmente irrelevante para Rusia. Porque ¿puede preocupar al segundo productor de petróleo del mundo no estar en la OMC? ¿O está dispuesto Mr. Bush a defender la integridad territorial de Georgia (que le importa un bledo) con la bomba atómica? Hay quien dice que esta crisis es tan grave como la de los cohetes de Cuba en 1962. Ya le vale...

¿Por qué no confesamos que no estamos en condiciones de dictar términos a los rusos y que, de ahora en adelante, el mundo vuelve a ser por lo menos bipolar? Si hay algún responsable de esto es ese majadero que cree que hostigando a Rusia, metiéndole los misiles bajo las narices, rodeándola de amenazas, aumentando su sensación de peligro, se gana algo distinto de que Rusia entienda que la mejor defensa es un buen ataque. Es decir el señor Bush no solamente deja una herencia espantosa a su sucesor en el Irak sino que pretende también dejarle otro lío con Rusia.

¿Y qué me dicen de nuestros neocons que ya están viendo que, ¡por fin! llegamos a las manos con los rusos. Hay que quitarse de encima la derrota de la División Azul.

N.B.Por supuesto que hay aquí intereses geopolíticos en juego, oleoductos, gasoductos, etc. Pero eso es obvio.

(El mapa procede de la United Nations Cartographic Section y está en el dominio público).

TINSTAAFL.

Parece que la Dama de hierro sufre demencia senil según informa su hija. Es lamentable. Con ella se apaga una época que dejó leyenda y doctrina, el "thatcherismo", más fuerte que la influencia de su coetáneo y conmilitón ideológico, Mr. Reagan. Porque hubo "reaganomics", pero no "reaganismo". La dama era la que llevaba la antorcha de la lucha contra el comunismo, a través de las privatizaciones. Eso fue lo simbólico. y lo que hizo que por primera vez en mucho tiempo una primera ministra inglesa eclipsara a un presidente de los EEUU. Claro Mr. Reagan no privatizó nada porque en su país prácticamente todo es privado.

Quedan flecos y hay quien quiere acabar con ellos. La idea de privatizar la administración de justicia no es nueva; como tampoco lo es suprimir la Hacienda Fiscal y substituirla por una financiación pública a base de loterías; ni la de suprimir la moneda única y privatizarla de forma que cada cual (bancos, mayormente) saque su papel con el valor que tenga en el mercado. Son los libertarios, esos que adoptaron una fórmula que se encuentra en una novela de ciencia ficción de Robert Heinlein, There Is Not Such A Thing As A Free Lunch (TINSTAAFL), fundamento mismo del orden económico e incluso moral según el cual No Existen Almuerzos Gratis (NEAG en castellano). Algo en lo que la señora Thatcher, que era química, creía más a pie juntillas que en la tabla de elementos periódicos. Hacia 1987 concedió una entrevista a la revista Women's Own en la que, entre otras cosas dijo:

"Creo que hemos pasado ena época en que se ha hecho creer a demasiada gente que si tiene un problema, el Estado tiene el deber de resolvérselo. 'Tengo un problema; que me den una subvención'. 'Soy un sin techo; el gobierno tiene que conseguirme una vivienda'. Eso es cargar a la sociedad con su problema. Pero, ya ve Vd., No existe la sociedad (NELS) (negritas, mías). Existen hombres y mujeres individuales y familias. Ningún gobierno puede hacer nada sino es a través de la gente. Pero la gente tiene que cuidar de sí misma en primer lugar. Nuestro deber es cuidar de nosotros mismos y, luego cuidarnos de los demás. La gente piensa demasiado en los derechos sin pensar en los deberes. No existen derechos si antes no se ha cumplido con el deber."

Este razonamiento, el puro sentido común del ama de casa, que decían muy irritados los elitistas (y machistas) diputados laboristas, triunfó en Inglaterra elección tras elección, haciendo de Mrs. Thatcher la primera ministra que más tiempo ha estado en el poder (1979 a 1990). Y si no es porque metió la pata en el intento de privatización del Servicio Nacional de Salud y la creación de un impuesto de capitación, lo que propició una sublevación en su propio partido, hubiera seguido ganando a los desconcertados laboristas.

Una señora tremenda esta Iron Lady: descuajaringó a los sindicatos ingleses; privatizó el entero sector público de la economía, British Telecom, British Rail, minas, puertos, aeropuertos... todo; derrotó a los payasos de la junta militar argentina e causa de las Malvinas; instaló armas atómicas estadounidenses en Graham Common, propiciando un movimiento pacifista que le importó una higa; estuvo tiesa con el independentismo irlandés (desde no ceder en una huelga de hambre de los presos en la que murieron once (creo) hasta dejar que los mataran a balazos en mitad de la calle en Gibraltar); renegoció la aportación de Inglaterra a la Comunidad Europea; y se las tuvo tiesas a los soviéticos hasta que tropezó con el tovarich Gorbachov, de quien dijo de inmediato que era un hombre "con el que cabía hacer negocios".

Un torbellino en la política práctica y en la teórica. Creyente firmísima en la necesidad de desmantelar el Estado del Bienestar, por eso dice que "no existe la sociedad"; sólo lo hacen los individuos. Principio básico de la corriente metodológica dominante desde hace decenios en las ciencias sociales, llamada el individualismo metodológico, que comparte con los libertarios del TINSTAAFL. Su intervención fue decisiva para que los ingleses dejaran escapar al genocida Pinochet, salvándolo de las garras justicieras del juez Garzón y demostrando así una vez más que la razón de Estado prevalece sobre las consideraciones ético-jurídicas que luego se pregonan a los cuatro vientos cuando se trata de hacérselas tragar a un tercero.

¿Qué quieren que les diga? La señora me gustaba porque era valiente, clara e inteligente y uno prefiere que los adversarios tengan estas cualidades y no que sean cobardes, confusos y estúpidos. Tenía un espíritu de afirmación y orgullo muy inglés, muy de clase media conservadora, imbuida de la doctrina del libre mercado que, como se sabe, se aplica cuando conviene; nada más. La foto que ilustra el post no tiene desperdicio. Obsérvense la escenografía, el atuendo de las señoras, el gesto de los caballeros y la actitud de los cadetes. Es como el símbolo de la "relación especial" anglosajona que repateaba al general De Gaulle, el que consagra la superioridad de lo que Churchill llamaba the English speaking peoples, los pueblos de habla inglesa, la "anglicidad", que diría Ramiro de Maeztu.

La hija dice que la demencia senil de su madre efecta ante todo a los recuerdos recientes; los del pasado sigue teniéndolos íntegros. Encuentro que es un apagarse poético el de la señora que no se molesta en registrar el corto plazo, lo que sucede a su alrededor. ¿Para qué? Ella ya es una figura en la historia.

La imagen es una foto de los Reagan y los Thatcher en una cena en la Casa Blanca el dieciséis de noviembre de 1988 que se encuentra en el cominio público por gentileza de la Ronald Reagan Presidential Library

dilluns, 25 d’agost del 2008

Vuelo JK 5022. Identificación de las víctimas.

La lenta identificación de las víctimas deja en evidencia las previsiones de Rubalcaba

Indignación por el retraso en la identificación de las víctimas

Estos son dos titulares de periódicos digitales de ayer. No hace falta decir que de los más derechistas. Tratan de culpar al Gobierno del retraso en la identificación de los cadáveres. Uno de ellos habla de "indignación" así, en abstracto, sin atreverse a decir en dónde porque no la hay en ninguna parte salvo en las ganas que él muestra de que tal cosa suceda.

No son los parientes y allegados de las víctimas, que tienen todo el derecho a protestar o a plantarse si quieren. No son los partidos políticos, en principio, no. Son los periódicos, este tipo de periódicos, los que tratan de encizañar, malmeter, enturbiar la convivencia, ver si pueden provocar un problema en donde no lo hay para cargar contra el gobierno incluso al precio de la paz civil si es necesario. Cierto los gobernantes se precipitaron al señalar una fecha de término de las identificaciones probablemente por su deseo de aliviar el dolor de los familiares. Pero los especialistas que están trabajando contrarreloj en un esfuerzo que debería contar con mayor reconocimiento y menos inquina y mezquindad no se dejan empujar y aquellos ya han reconocido su error y están siendo más realistas dado que lo que importa no es quedar bien y liquidar el trámite sino hacer las cosas de forma correcta e irreprochable.

Espero que el principal partido de la oposición no caiga a su vez en el de seguir el ejemplo de estos azuzadores y no plantee urgencias impertinentes al Gobierno. Más que nada para que no quepa decirle que para hacer las cosas mal, con inmoral falta de respeto a las víctimas y atribuir a éstas identidades falsas, meterlas de cualquier forma en sendas cajas y repartirlas a voleo entre los familiares ya estuvo él en el desgraciado caso del Yakovlev y de lo que se trata es de que no se repita semejante canallada.

(La imagen es una foto de Rickydavid, bajo licencia de Creative Commons).

Cultura de guerra.

El último número de la revista Historia social vol II, nº 61, 2008, FIHS, UNED de Alzira-Valencia, 174 págs.) es semimonográfico dedicado a la cuestión de la cultura de guerra, un territorio relativamente nuevo de la historiografía consagrado al estudio de las pautas culturales en tiempo de guerra o, por decirlo con términos más definitorios de Annete Becker y Stéphane Audoin-Rouzeau, citados por Eduardo González Calleja en su trabajo introductorio, La cultura de guerra como propuesta historiográfica: una reflexión general desde el contemporaneísmo español, "el modo en que los contemporáneos del conflicto han representado y se han representado la guerra, como conjunto de prácticas, actitudes, expectativas, creaciones artísticas y literarias" (p. 71). Está claro, la forma en que la gente habla y se habla de la guerra; o sea el viejo concepto de cultura en sentido antropológico aplicado a los conflictos armados. Para el caso de los países europeos el asunto es extraordinariamente relevante en las dos guerras de 1914/1918 y 1939/1945. Basta con recordar su impacto en la producción literaria, artística, cinematográfica. Es abrumador. El caso de España, sin embargo, por su neutralidad en ambas (más clara en la primera, menos en la segunda) presenta perfiles propios. No obstante, González Calleja echa mano de la propuesta de José Álvarez Junco para señalar la importancia de cuatro períodos bélicos en la historia de España para ver nada menos que el proceso de construcción de la identidad española: la guerra de la independencia, el expansionismo militar de la Unión LIberal a mediados del XIX, la derrota de 1898 y la guerra civil de 1936/39 (p. 75), aunque no sé yo si tomada así, en un arco de ciento cincuenta años, no se desdibuja la propuesta del impacto de la "cultura de guerra" para pasar a hablar simplemente de la "historia de España" que, como la de todos los países, tiene sus guerras y sus paces. Me parece más interesante -y es lo que hace el número de la revista- centrarse en la cultura de la guerra civil del 36/39, a la que González Calleja propone aplicar el concepto de brutalización, prestado de la obra del alemám George Mosse acerca de las dos guerras europeas y que da cuenta de los fenómenos de diabolización y deshumanización del enemigo y de agresión sin límites a la población civil (p. 81), todo para dar cuenta de la extraordinaria crueldad de la contienda que Sebastian Balfour, por su lado, atribuye a la herencia de la tradición de las guerras coloniales de Marruecos (p. 83).

A este terreno concreto se orienta el muy interesante trabajo de Maud Joly Las violencias sexuadas de la guerra civil española: paradigma para una lectura cultural del conflicto, en el que se aborda un asunto que apenas está empezando a despuntar incluso en la crónica de los conflictos armados de ahora mismo: el empleo del cuerpo de la mujer como territorio de combate para humillar y doblegar al adversario mediante la mutilación, la violación y el escarnio. La práctica del rapado de mujeres (que luego reaparecería después de la liberación en Francia con las acusadas de colaboracionistas), la administración de aceite de ricino, la exposición pública, el desnudo, la marcación de los cuerpos (también practicada en ambos sexos en los campos nazis) y las violaciones, todo lo considerado como "arma falangista" (p. 95) fue moneda corriente durante la guerra y en la inmediata posguerra. Cierto que hubo casos de brutalización de mujeres en la zona republicana pero en la facciosa este recurso tuvo (como lo tiene hoy en muchos conflictos en los Balcanes, en África, etc) carácter de táctica deliberada de combate. Tiene su importacia que Joly mencione, aunque no se extienda sobre ello, cosa que podemos hacer los lectores, el hecho de que la práctica del rapado de las mujeres reapareciera en los primeros años sesenta en tiempos de las huelgas de mineros asturianos como represalia contra estos.

De mucho interés también el estudio de Mercedes Yusta Rodrigo, Una guerra que no dice su nombre: los usos de la violencia en el contexto de la guerrilla antifranquista (1939-1953), un enfoque novedoso en la aproximación al fenómeno guerrillero en el que se hace hincapié en la heterogeneidad de las guerrillas, su mezcla de combatientes venidos del extranjero y "huidos" de la represión en España, las complejas relaciones con la población civil que las apoyaba y la espiral de represión-respuesta guerrillera-represión incrementada. Revelador el último párrafo de Yuste: la guerrilla antifranquista "es un fenómeno violento surgido de una sociedad "brutalizada" desde la guerra civil, inmersa en una guerra de las fuerzas represivas contra un sector importante de la población civil, víctima de una cultura de la represión que impregnaba insidiosamente todos los aspectos de la vida cotidiana" (p. 126). Lo suscribo en principio porque refleja lo que para mí ha sido siempre el aspecto más imperdonable del régimen franquista en toda su existencia, esto es, el hecho de que tratara al país entero como territorio ocupado y no mostrara jamás no ya clemencia hacia los vencidos, a los que tuvo siempre a su (falta de) merced, sino el menor atisbo de reconciliación. Mi única salvedad a la cita de Yuste es que no se trataba de "un sector importante de la población civil" sino de toda ella; de toda. Incluso la que apoyó siempre al franquismo porque, si no lo hizo por miedo, fue cómplice del crimen general, permanente y obvio del genocidio y la represión; es decir, se encenagó en la miseria moral en la que sigue. Porque si malo es asesinar y torturar, no menos lo es beneficiarse de ello, aplaudirlo o condonarlo. Y eso es lo que explica que en buena medida la derecha española actual no pueda saldar su responsabilidad con ese infame pasado.

El último trabajo del semimonográfico es el de Francisco Sevilla Calero, Cultura de guerra y políticas conmemorativas en España del Franquismo a la transición, en el que hace un buen análisis de la administración política del calendario y las festividades, mostrando cómo el franquismo barrió el republicano e impuso sus festividades, las religiosas, las propias suyas y las mezclas: el "año triunfal", la "Fiesta nacional del Caudillo" el primero de octubre, el "Día de la Raza", (que ya venía de antes) el doce del mismo mes, el día de Santiago como día de la "santa cruzada" (una cruzada, por cierto, en la que los moros luchaban con los cristianos contra otros cristianos) el veinticinco de julio, el día del "Alzamiento Nacional", el dieciocho de julio, el "día de la unificación" (de FET y de las JONS) el diecinueve de abril, entre los más señalados. Frente a esta política de festividades y recuerdos avasalladora Sevilla sostiene que la transición y subsiguiente democracia ha sido olvidadiza y poco contundente. Bueno, se ha restaurado el primero de mayo, se ha suprimido el dieciocho de julio, el veinticinco de ese mes tiene un estatuto algo vergonzante, se mantiene el 12 de octubre como "Fiesta Nacional de España" por aquello de América, se conserva casi todo el calendario religioso y se ha añadido un día de la Constitución. No está del todo mal. Yo restauraría la fiesta del dos de mayo, después de que tanto se habla de la nación española vinculándola a esta insurrección, pero sólo por razones biográficas personales: de mozo viví enfrente de la calle de Daoíz, cabe la plaza del Dos de mayo y lo pasaba muy bien en las festividades.

Los otros artículos de este número de Historia social son más desparejos, pero tienen mucho interés. Especialmente el primero de Antonio Gil Ambrona, La violencia contra las mujeres: discursos normativos y realidad, que centra su investigación en los procesos de divorcio entablados ante los tribunales eclesiásticos en algunas partes de España (como Barcelona) en los siglos XVI y XVII. No es que fueran muy copiosos (entre 1565 y 1654 el tribunal diocesano de Barcelona entendió de 191 procesos de este tipo, 177 entablados por mujeres y 14 por hombres) (p. 11), pero sí muy interesantes porque se prueba que las mujeres acudían a los tribunales en busca de protección acusando a los maridos de malos tratos y aquella se dispensaba en dos momentos: en el primero procediendo al "secuestro" de la esposa en casa de algún familiar o en un convento (lo que equivalía a una separación de facto o alejamiento) y en segundo lugar pero en contadas ocasiones anulando el contrato y concediendo el divorcio. Para examinar estas circunstancias, el autor se basa en los trabajos del jurista de la época Tomás Sánchez y contrapone estos hechos a la doctrina acrisolada entonces acerca del ideal de la mujer casada y cómo ésta debía sobrellevar los malos tratos maritales que se encuentra entre otras en la obra de Luis Vives De institutione feminae christianae. No me parece que haya extraído todas las consecuencias posibles de esta contraposición pero ello no empece el gran interés que tiene el trabajo en cuanto documentación acerca de la longevidad de una detestable práctica que muchos creen sea reciente. De hecho, ¿acaso no es violencia doméstica, de sexo, de género, machista o como quiera llamársela la que se glorifica en un subgénero de literatura occidental habitualmente muy celebrado hasta el día de hoy con nombres como La doma de la bravía o La fierecilla domada?

Miguel Cabo Villaverde publica un interesante trabajo Leyendo entre líneas las elecciones de la restauración: la aplicación de la la ley electoral de 1907 en Galicia, en el que sostiene la muy innovadora tesis de que el famoso artículo veintinueve de esta ley, generalmente considerado como el epítome de las prácticas electorales corruptas, caciquiles y de consagración del dominio de los dos partidos dinásticos también tuvo la funcionalidad contraria: "...si bien en la mayor parte de los casos el 29 venía a sellar efectivamente un dominio claro sobre el distrito o un pacto entre notables dinásticos, en un porcentaje difícil de precisar pero en todo caso significativo representa exactamente lo contrario de lo que se asume automáticamente, es decir, la debilidad del grupo de poder dominante hasta el punto de reconocer a los opositores (en el caso gallego siempre de matiz agrarista) como interlocutores legítimos y firmar un acuerdo sobre la base del reparto de esferas de influencia." (p. 41) En su justa medida. No se sabe cuánto de significativo fue pero no conviene olvidar que no hay regla sin excepción.

Carlos Arenas Posadas publica un estudio sobre Concepto y teoría del capital social: una aplicación a la sociedad sevillana del primer tercio del siglo XX. El "capital social" es, efectivamente, un concepto muy útil y prometedor de las ciencias sociales, aunque de compleja cuantificación y el autor hace una presentación satisfactoria de él en su escisión entre una perspectiva "micro" (las relaciones sociales, las influencias que tienen los agentes sociales individualmente considerados) y la "macro" (la densidad del asociacionismo, las redes existentes en una sociedad y su funcionamiento) que, a su vez, son complementarias. La aplica después en concreto al caso de Sevilla en los treinta primeros años del siglo y aceptando la idea de que el capital social es el "eslabón perdido" en la teoría del desarrollo, especialmente el económico, diagnostica que la pérdida de posiciones de Sevilla en la ordenación de riqueza de las ciudades españolas se debe a la endeblez de su capital social y al hecho de que éste estuviera monopolizado por la oligarquía terrateniente que no permitía que se abriera a sectores sociales más dinámicos y emprendedores.

Finalmente el número de la revista trae un último trabajo de Roberto Ceamanos, De la ruptura a la convergencia. La historiografía social obrera española y francesa (1939-1982) que es como una especie de estado comparativo de la cuestión. Útil para quienes pretendemos orientarnos en un campo que no es estrictamente el nuestro. Ceamano divide el periodo en dos subperiodos: en el primero, después del erial en que quedó la investigación historiográfica española tras el triunfo de los sublevados en 1939, el intento de recuperación en los años sesenta y setenta del terreno perdido frente a los avances muy notorios de la historiografía francesa que, a su vez se había renovado notablemente. Es decir, una especie de reelaboración del sempiterno atraso español, pieza fundamental de nuestro "excepcionalismo"; el segundo cuando, una vez, por así decirlo, homologados nuestros estudios, nos encontramos con que vuelve a haber un décalage (la expresión es suya) con la producción foránea, que ha vuelto a pegar un salto incorporando nuevos enfoques y una perspectiva multidisciplinar que obligan a la historiografia patria a seguir tratando de recuperar el terreno perdido. Mientras no se trate de un ejemplo de la aporía de Aquiles y la tortuga...

Las imágenes son: la primera de Alfonso Daniel Rodríguez Castelao, Portada de Atila en Galicia (1937) (Museo de Pontevedra, Pontevedra); la segunda, José Gutiérrez Solana, Recogiendo a los muertos (1937) (Blog Urban Idade); la tercera, Eduardo de Vicente, Pasaron los fascistas (1937) (Dibujos de guerra, Ciudad de la Pintura).