El País de hoy trae una interesante entrevista con el señor Rajoy que firman V. Jiménez y J. M. Romero, en la que el dirigente del principal partido de la oposición pasa revista a los asuntos de la actualidad nacional diciendo cosas muy dignas de comentario.
Para salir de la crisis pide una rebaja de cinco puntos porcentuales en el tipo del impuesto de sociedades para pequeñas y medianas empresas y una subida de diez en las desgravaciones fiscales de quienes tienen hipotecas de viviendas. Ambas cosas parecen bastante razonables pero no se ve que vayan a ser suficientes ni de lejos. El problema a mi entender es que no diagnostica bien la crisis; habla de ella, pero no la entiende. Claro que peor es el Gobierno que no la entiende y además se niega a hablar de ella. Los dos, Gobierno y oposición, toman otros países europeos como referencia cuando eso es absurdo. Ningún país europeo de la zona del euro dispone de política monetaria y así no es posible abordar medidas contra la crisis sino que éstas han de ser colectivas, europeas, situación de la que estamos muy lejos puesto que impera una "doctrina Sinatra" en toda la UE: cada uno "a su manera".
Ahora bien, dentro de lo que sí cabe hacer, el señor Rajoy no quiere ser explícito porque no le interesa. Insiste en que hay que reducir el gasto público manteniendo el social por supuesto. Reducir el gasto público quiere decir básicamente congelar los sueldos de los funcionarios que es lo que el señor Rajoy sabe hacer de cine, reducir la inversión en obras públicas e infraestructuras; esa es la "austeridad" que predica, políticas antikeynesianas que son aquí perfectamente contrapoducentes como contraproducente es la insistencia del señor Trichet, gobernador del Banco Central Europeo, de mantener altos los tipos de interés. Políticas conservadoras todas ellas.
En cuanto a la financiación de las Comunidades Autónomas (CCAA) el señor Rajoy no quiere reconocer que el PP tiene los mismos problemas que el PSOE, esto es que a la hora de defender los intereses de cada terruño, las organizaciones autonómicas de los dos partidos se rigen por criterios territoriales lo que plantea un problema de concepción básica de la financiación que a lo mejor sería bueno tratar en un debate multilateral con ánimo de encontrar una solución. La bilateralidad que exigen los catalanes no es generalizable y no debería de imponerse.
En los asuntos referentes a su partido el señor Rajoy razona con una adorable inconsecuencia. Basa toda su legitimidad en el resultado del Congreso de Valencia y anuncia que los resultados de las otras elecciones (autonómicas gallegas y vascas, europeas) no tienen por qué afectar a su liderazgo. Pero eso es puro wishful thinking. En todos los países del mundo las elecciones parciales o secundarias se usan como termómetros para valorar cuestiones de liderazgo en los partidos, posibilidades de articulación de alternativas, etc. Negarlo no lleva a nada. Si los resultados electorales del PP en estas elecciones que se aproximan son malos habrá movida en el Partido y es lógico que así sea. En esto de contestar "por peteneras", por así decirlo, el señor Rajoy es único. Véase el siguiente intercambio:
P. Esperanza Aguirre echó del Gobierno de Madrid a dos consejeros, Alfredo Prada y Manuel Lamela, a los que usted había elegido para su comité ejecutivo nacional. ¿Fue una venganza?R. Respeto las decisiones que toma todo el mundo. Confío en Esperanza Aguirre, somos del mismo partido y vamos a mirar hacia el futuro..
My taylor is rich.
Las respuestas a las preguntas sobre el boicot del PP a la renovación de los órganos supremos de la Justicia, el Consejo General del Poder Judicial y el Tribunal Supremo son dignas de Lewis Carroll. Insiste en que su partido pretendía reformar la normativa en favor de una mayoría de 3/5 para la regulación de la composición de estas instancias y cuando le preguntan por qué votó entonces en contra de la propuesta de 3/5 del PSOE dice que porque no se pactó antes con ellos, lo que equivale a decir que viste de azul porque hay focas en el polo.
Las grandes cuestiones de derechos como la ampliación del aborto, la eutanasia y el derecho a una muerte digna, dice, "no son temas prioritarios de los ciudadanos". Todo cuanto no le gusta no es tema prioritario de los ciudadanos, entendiendo por tales los que más preocupan a la mayoría de los ciudadanos y ocultando (o ignorando, que resulta más probable ya que el hombre no parece malo sino simplemente ignorante) que su perentoriedad no es por su extensión sino por la radicalidad de las decisiones a que obliga a sectores minoritarios pero que tienen tanto derecho a regulación como los deseos de las mayorías. Todo el mundo padece las consecuencias de una mala gestión de la inmigración pero sólo una pequeña parte de los ciudadanos está agonizando en este momento pero eso no quiere decir que no sea urgente regular el derecho a una muerte digna; sólo una pequeña fracción de mujeres está necesitada de abortar pero eso no quiere decir que su caso no deba ser regulado con justicia. Esta idea de que sólo lo mayoritario es atendible es la primera parte de la famosa tiranía de la mayoría.
Aun aceptando que las respuestas del señor Rajoy sean de buena fe (pues algunas, ya se ve, son cómicas) el problema que parece tener es que no puede reconocer como categoría la práctica de su partido y de él mismo lo que le obliga a adoptar posiciones no ya incómodas sino directamente ridículas. Por ejemplo sostiene que hay cosas en las que coincide y cosas en las que no coincide con la Iglesia católica. Lo malo es que nadie sabe en qué cosas no coincide ni él parece dispuesto a aclararlas tras haber pasado cuatro años de monago de los obispos.
Y en materia de la guerra del Irak su posición es de chiste. El señor Aznar afirma estar orgulloso de haber declarado esa guerra criminal, pirata y absolutamente impopular y él no se atreve a contradecirlo siendo así que el señor Aznar ya no depende de los votos de la gente y él sí. Su respuesta es abyecta:
P. ¿Qué le parece la afirmación de Aznar de que la foto de las Azores es el momento más importante en la historia de España de los últimos 200 años?R. Que no, oiga, mire... punto. No quiero opinar. Creo que es su legítima opinión sobre un asunto que ocurrió hace cinco años y creo que a nadie puede sorprenderle.
Ni siquiera se atreve a cuestionar una guerra con la que fuera del señor Aznar no simpatiza nadie ni el señor Bush. La entrevista está muy bien. El señor Rajoy se retrata como lo que es, un hombre conservador que no se atreve a declarar su programa y no entiende en muchos casos la complejidad de las cuestiones que han de acometer los gobernantes. Carece de ideas y de iniciativa. Tiene espíritu de vicepresidente, no de presidente. No creo que llegue ni a ser candidato en las elecciones de 2012.
(La imagen es una foto de Sagabardón, bajo licencia de Creative Commons).