El Mundo publicaba ayer una entrevista hecha por Esther Esteban al señor Aznar en la que éste dice las mentiras, impertinencias, bobadas y maldades que forman su repertorio habitual. Muchos columnistas y medios de orientación progresista se escandalizaron de que el hombre sea tan fiel a sí mismo. ¿Qué esperaban que dijera?
¿Que la decisión de las Azores fue un crimen en el que España fungía como palanganera de dos presuntos genocidas? ¿Que imputar el atentado del 11-M a ETA fue una maniobra tratando de engañar a la población a escasos días de las elecciones para no perderlas y en la confianza de que, si las ganaba, tiempo habría de reaccionar a las posibles críticas como ya ha hecho con el asunto de las fantásticas "armas de destrucción masiva" que él juraba que había en el Irak al tiempo que sabía perfectamente que eso era falso? ¿Que negoció todo lo que pudo con ETA a la que estaba dispuesto a hacer muchas concesiones (empezando por la de llamarle "Movimiento Vasco de Liberación") pero que no le sirvió de nada? ¿Que a cambio de formar gobierno estaba dispuesto a conceder a los nacionalistas lo que le pidiesen y que por eso lo quieren tanto?
El señor Aznar nunca se interesó por la política sino por servirse de ella para hacer negocios y elevar su nivel de vida cuando la dejara. Gobernó haciendo currículum para el señor Murdoch, su empleador a día de hoy y ha conseguido sus propósitos. Jamás reconocerá nada que pueda ir en menoscabo de su nómina.
(La imagen es una foto de Brocco Lee, bajo licencia de Creative Commons).