dissabte, 27 de juliol del 2013

Sangre, sudor y rabia.


Finales de Julio en un Madrid achicharrado y nunca mejor dicho pues las chicharras no paran en los jardines. Se les une la algarabía de las cotorras; por eso lo de algarabía, que es el ruido de los árabes cuando invadían en algarada tierras de cristianos; que estas cotorras vienen en son de guerra, como plaga temible de depredadoras. Tanto que el Ayuntamiento ha decidido salir a cazarlas, como los tramperos iban a cazar osos. Y quizá con medios parecidos. La nota melodiosa la ponen las urracas, mientras los madrileños van a sus cosas con la lengua fuera y sudando la gota gorda. Muchos estaban de vacaciones y regresan sudando y sudando salen los que las comienzan hoy. De siempre ha sido julio el mes más sudoroso del año en Madrid. Agosto lleva la fama pero el bochorno, el aire tan caliente que sofoca, la luz cegadora de las calles con unas acacias raquíticas, eso es de julio; cuando el foro echa el bofe es en julio. El "poblachón manchego" de Ortega se manifiesta en su cegadora crudeza. Madrid, el rompeolas de las Españas, no ha visto jamás más olas que las que hagan los bañistas en la llamada "playa de Madrid", por otro nombre la charca del obrero, y las de los patos en el apacible discurrir del Manzanares, regato con ínfulas de riachuelo. Lo primero que llama la atención (luego hay muchas otras cosas, algunas enojosas) al comparar otras capitales europeas con la española, París, Londres, Roma, Viena, es la importancia que tienen sus respectivos ríos en la vida de la ciudad. Sin el Sena, no habría bateaux-mouches, ni gabarras que van y vienen, faltaría alguna película de Renoir y quizá no hubiera ni impresionismo. Sin el Támesis y su actividad portuaria, no habría East End, cockneys, ni Shaw habría escrito Pygmalion ni Wilde El retrato de Dorian Gray, ni hubiera existido Jack el destripador, ni las novelas de Sax Rohmer, llenas de chinos misteriosos y opio. Sin el Tíber, nada de puerto de Ostia, ni Testaccio, nada de romagnolo ni isola Tiberina, ni la mole adrianea. Y ya no se hable del Danubio, ese que solo ven azul los enamorados porque todos los demás lo vemos de un sospechoso marrón. Así que los madrileños viven de espaldas a su río. Que en verdad no es tal. Hay más agua -y salada- en el sudor de los madrileños en el mes de Julio que en el Manzanares.

Y de pronto la sangre ha estallado en un punto del noroeste y ha salpicado a un país en modorra. Con tanta violencia que, en los primeros momentos, se habló de atentado. Es mucho el destrozo, la mortandad, el desastre de vidas; mucho el golpe. Casi ochenta víctimas nos han caído encima, apenas cubiertos los cadáveres con mantas apresuradas y nos han dejado de piedra. Ha habido varios tipos de reacciones destacadas. Lo primero de todo, la laureada de honores, para esos bomberos que han interrumpido su huelga y se han puesto al tajo de salvar vidas humanas. La población en bloque a socorrer a las víctimas, a ayudar a los policías, los sanitarios, los médicos y a donar sangre. Tanta que hubo que organizarlo todo vía twitter para que los hospitales no se colapsaran. La sociedad es rápida, solidaria, eficaz. Las autoridades han respondido. Feijóo llegó en minutos, luego fue Rajoy, que parece ir aprendiendo. Los medios, en general, no tuvieron su mejor día. El 24h de RTVE ni se enteró de lo que estaba pasando y las cadenas privadas fueron incapaces de interrumpir la programación. Mucha prensa escrita derivó hacia lo morboso y sensacionalista, levantando la indignación de las redes. Son las redes las que han difundido la noticia, han colaborado en las medidas de socorro y han comentado la cobertura de los medios. Las redes son más rápidas, más flexibles a fuer de interactivas, están más capilarizadas y, por supuesto, son inteligentes.  También han albergado el debate de interpretaciones. ¿Cómo entender la catastrofe? Hay quien busca el lado politico: es el capitalismo, las privatizaciones, el afán de lucro, los recortes, la presión a la que están sometidos los trabajadores. Y hay quien reduce el asunto al factor humano puramente individual: el maquinista. Las dos empresas, RENFE y Adif, lo culpan directamente. Sospechoso. Pero precisamente circulan historias de comentarios suyos en su TL en Facebook que ponen los pelos de punta. Lo más probable es que haya de todo, incluida la negligencia culpable de alguien más y, como siempre, la indignante comprobación de que las empresas no invierten en seguridad por codicia. Como sea, la sangre ha estallado en Santiago y se ha mezclado con el sudor de julio.

Y todo lleva no a las lágrimas sino a la rabia. Esa tragedia de la gente normal se da en una sociedad gobernada por unos políticos consistentemente acusados de haber cometido todo tipo de delitos, faltas, trapacerías, arbitrariedades y corruptelas. Un presidente del gobierno de quien dice el ex-tesorero de su partido, al que él nombró y con quien estaba a partir un piñón hasta hace muy poco, que incumplía la ley de partidos. A quien el mismo personaje acusa de de haber cobrado sobresueldos hasta el ultimo momento en sobres . Un presidente que según el mismo Bárcenas, (a) el Innombrable, le había garantizado que cobraría su salario sine die. La rabia surge al ver que es todo así de sórdido, de ruin, de miserable. Y que están todos en ello: Arenas protegiendo a Bárcenas, Cospedal despidiéndolo en diferido antes de lanzarle demandas como quien tira venablos, Aznar, Álvarez Cascos, Mayor Oreja, Trillo, callados como difuntos. Y a este cortjo principal acompañan chirigotas, mojigangas y comparsas de lo más variado, Urdangarines, Matas, Lópeces Viejos, Albondiguillas, Sepúlvedas, Bigotes, Fabras, Baltares y me dejo docena y media del tablado de la pillería. Un cuadro de Gutiérrez Solana, una fiesta como el auge y caída de la ciudad de Mahagonny, en donde el robo estaba institucionalizado..

Está claro que la estrategia de Rajoy de no hablar, mandar callar, silenciar al extremo patológico de no nombrar a Bárcenas, ha fracasado. Gürtel y Bárcenas, Bárcenas y Gürtel son la ruidosa agenda española, tienen al gobierno contra las cuerdas, dedicado exclusivamente a escurrir el bulto e idear estrategias de salvación ante una convición cada vez más extendida: no hay otra salida que la dimisión. Total, el gobierno no gobierna; se defiende. Gobernar, gobierna Bárcenas, el delincuente, "ese señor", cuyo cuñado sigue siendo el jefe de algo importante en la sede de Génova. Gobiernan las cabeceras de los periódicos, con El Mundo por delante y los otros diarios de la derecha defendiendo trincheras. Gobierna Europa. Todos los barandas europeos tienen la nariz metida en España. Incluida su prensa que, por cierto, pone a Rajoy cual no digan dueñas. Ni siquiera la Dueña dolorida que, evidentemente, no lee The Economist. Gobiernan todos menos el gobierno.

A lo que no renuncia Rajoy es a la marrullería. Tiene que comparecer, según dice con su habitual sinceridad, "a petición propia" y tiene que hablar, tiene que explicar. Pero explicar ¿qué? ¿Nadie le ha leído sus derechos? ¿Nadie le ha dicho que todo cuanto diga podrá usarse contra él por la vía judicial? No hace falta. Ya lo sabe él muy bien. Por eso se propone desactivar la comparecencia. La ha puesto el 1º de agosto, quiere rellenarla de información no pedida sobre Europa, la crisis y las consabidas reformas y pretende obscurecerla anunciando la bajada de algún impuesto. Esto ultimo es llamativo: quiere mitigar la rabia y la indignación comprando a la gente. Es una forma de ver el mundo. No precisamente noble.

Bien. Y producida la comparecencia, dadas las no-explicaciones y ofrecida la no-dimisión, ¿qué más cabe hacer? Hay quien dice que basta con sentarse a esperar los desarrollos procesales del caso Bárcenas quien ya ha anunciado que tiene dinamita para volar el gobierno. Puede ser cierto, puede ser un farol pero, si el juez no se toma vacaciones, este agosto promete ser el más amargo de la vida de Rajoy. Y el de más rabia del reino.
 
También cabe ir adelante con la moción de censura. No cabe; se debe plantear. El presidente podrá asistir o no (doble contra sencillo a que no), pero el líder de la oposición mayoritaria podrá explicarse en la cámara y, a través de la cámara a todo el país. La opinion está deseosa de escuchar a un politico sobre el que no pese la acusación de ser un rufián.

(La imagen es una foto de La Moncloa en el dominio público).

divendres, 26 de juliol del 2013

La comparecencia no exime de la dimisión.


Leo que la Junta de Portovaces no ha admitido la solicitud de comparecencia de Rajoy presentada por el PSOE porque este pide que, además de comparecer, el presidente dimita. Normal. Un presidente de gobierno en un país parlamentario que se niega a comparecer en el Parlamento y solo lo hace arrastrado, porque no tiene más remedio y habiendo hecho todo lo posible durante siete meses para evitarlo, no merece seguir siendo presidente.


Leo asimismo que el PSOE mantiene la moción de censura a reserva de lo que salga de la comparecencia. Todavía me parece mejor. No sé de dónde había sacado yo que los socialistas habían ido raudos a retirar la moción de censura al anunciar Rajoy su presencia. Me felicito mucho de que no sea así y lamento haber tomado lo que quizá fuera un bulo malintencionado por una noticia.

En cuanto a lo que la comparecencia dé de sí, lamentablemente cabe esperar lo peor. La convocatoria para el 1º de agosto, fecha en que toda España está en la carretera, unos yendo y otros volviendo de las vacaciones, ya deja ver la habitual mala fe del gobierno. Dice que va a hacer algo y se dedica a torpedearlo sistemáticamente antes de empezar. La oposición quiere hablar de Bárcenas, quiere escuchar al presidente del gobierno explicando sus relaciones con Bárcenas. Rajoy, sin embargo, trata de ampliar la agenda a ser posible hasta el infinito, hablando de economía, de la crisis, de Europa; todo lo cual está muy bien pero no hace al caso porque la petición es de comparecer para hablar de Bárcenas. No de otra cosa. Justo lo que hará Rajoy que, con un poco de suerte y un mucho de desvergüenza acabará la intervención sin mencionar por el nombre al tal Bárcenas con quien estaba a partir un piñon y abrir un sobre hace dos años y con quien se whatasapeaba animadamente hace unos meses.

La moción de censura sigue siendo obligada. El presidente no va a dar explicación alguna de la fronda de corrupción que hay en su partido porque no puede. De un lado está su partido, del que él es presidente; de otro la corrupción que también es el partido y el gobierno, los dos presididos por él. El principal encausado es su fiel tesorero, por él nombrado y quien lo acusa directamente de haber conocido y participado en el expolio a que todos juntos han sometido el país. Debería ser suficiente para dimitir sin más y dedicar todo su tiempo a su defensa procesal. De ese modo, además, liberaría el país de una rémora. Es imposible que pueda dar buen resultado un presidente del gobierno obsesionado por su necesidad de supervivencia.

Hay se han convocado de nuevo en las redes manifestaciones y concentraciones para que Rajoy dimita.

Pero Rajoy no dimite

dijous, 25 de juliol del 2013

Una desgracia.







Sin palabras.

El minotauro picassiano.


La Fundación Juan March ha decidido pasar el verano con una miniexposición dedicada al minotauro picassiano. Se compone de la pieza central de la Minotauromaquia (1935), quince grabados de la Suite Vollard (1930-1936), mayoritariamente con tema minotáurico y los once ejemplares que se editaron de la revista surrealista Minotaure (1933-1939), cuyo número primero traía una portada de Picasso, habiéndole seguido, entre otros, Dalí, Miró, Ernst o Magritte. Muy agradecidos de que en este julio asfixiante nos den la posibilidad de apartarnos por unos minutos y pasarlos en otro mundo.


Es saber común que en el minotauro vierte Picasso su genio del momento, que se proyecta en él, lo representa de muchas formas, lo carga de mil simbolismos de sexualidad, violencia y muerte. Alguien aficionado a los toros tenía que sentirse atraído por la humanización de la fiesta que viene incorporada en la leyenda del monstruo de Creta, el hijo de Pasifae, con cuerpo de hombre y cabeza de toro. Recordando que los años treinta son muy agitados en las relaciones sentimentales de Picasso y también los de la República en su país (pero no la guerra civil que, si se menciona es por anacronismo), muchos hablan del laberinto en que se encontraba el pintor en aquellos años. Pero me parece que se trata de una proyección, un tropo. No veo laberinto alguno en estas imágenes. El arte es libre. Puede coger lo que quiera; retirarle sus atributos; darle otros; recrearlo. El laberinto es una obra de la razón humana. Dédalo es ingeniero. Es la razón misma. Y el minotauro es la pasión, la fuerza, a veces una figura báquica, el lado oscuro en relación con los humanos. Es en todo excesivo, se emborracha, goza la vida, sufre tribulaciones, muere, ama e incluso viola a las mujeres y recupera la vieja historia de la bella y la bestia.  El mismo Picasso reconocía que, si se unieran todos los puntos de su vida, saldría la imagen de un minotauro.

Todos los personajes de la leyenda del minotauro, Egeo, Teseo, Ariadna, Pasifae, Minos, Dédalo, Ícaro, han desaparecido. Solo queda la figura del monstruo y la sombra báquica al fondo. El artista lo ha aislado, estilizado, símbolo de esa fuerza incontenible que identifica con la creatividad. Pero luego le adosa otra leyenda que le es ajena pero obliga a reinterpretar la imagen: el minotauro ciego, conducido por una niña, funde el mito de Edipo con el otro. Pero también libremente. Mientras Edipo, que se ha sacado los ojo, huye, el minotauro, cegado por desconocidas razones, busca. Un minotauro todavía más humanizado, convertido en peregrino y guiado por la inocencia.

La Minotauromaquia, que se exhibe en la exposición como la pieza central, es un grabado alucinante. Una escena abigarrada llena de simbología misteriosa y de violencia, de inmensos contrastes que obligan a mirarlos una y otra vez, a saltar de una figura a otra, en busca de un sentido unitario que no tiene pues cada una cuenta una historia diferente. Las dos mujeres en la ventana con las dos palomas en el alfeizar, como si vivieran en otro mundo, contemplan el espectáculo del caballo desentrañado, con la mujer desmayada sobre el lomo, violencia y muerte iluminados por la vela de la escolar que el minotauro parece rechazar. El hombre barbado de la izquierda, que recuerda lejanamente una figura del incendio del borgo, de Rafael, parece estar escapando, pero sin perderse nada de lo que deja atrás. 

dimecres, 24 de juliol del 2013

Nivelón.


Las redes son laberintos demoníacos. No hay día en que alguien no la arme en Twitter. En el fin de semana, un subjefe de la marca España, un señor Fago, diplomático de profesión, era fulminantemente destituido por haberse dirigido a los catalanes como catalanes de mierda, algo que, por lo demás, se lee mucho, aunque no en tuits de personajes tan encumbrados. Ayer Toni Cantó, actor valenciano (creo) y diputado de UPyD se metía con los defectos de dicción de Rajoy y tuiteaba No queríaish comparecencia? Puesh osh la voy a poner el día uno d agoshto,a ver como osh lo montáish con vuestrash familiash. Unos tuits más adelante, el hombre, que tiene más de 130.000 seguidores, se disculpaba. Cualquiera que mire Twitter verá que esa burla está muy extendida. Es verdad que tiene un punto de crueldad meterse con la dicción del presidente, pero también lo es que los políticos debieran esforzarse algo más, dado que lo suyo es, básicamente, hablar. Debieran tomar clases de retórica, de oratoria, ¿por qué no, de dicción?

Se ha perdido la costumbre de hablar bien o, cuando menos, de intentarlo; eso se nota y no ayuda en nada a prestigiar a esta gente que no tiene la estima muy subida. Porque uno puede hacer caso omiso de los defectos de dicción que, al fin y al cabo, suelen venir de la infancia. Pero ¿cómo nos sentimos cuando otro con dicción normal nos abruma con sus posicionamientos, mireusté, sus poner en valor, sus crecimientos negativos, sus "le digo sinceramente", sus "razonablemente optimistas", sus "como no podía ser de otra manera", sus permanentes "apostar" o entrar a valorar y no digo nada de conquistar el futuro, pasar página, sumar y no restar (todavía no han llegado a la multiplicación y la división), sus no temblarles los pulsos y sus poner las manos en el fuego que generalmente se les queman. En esto Rajoy es un consumado maestro. No es cosa de dicción, es cosa del concepto. Cada vez que toma la palabra se despacha con una sarta de simplezas, perogrulladas y vaciedades del tipo de: el gobierno no perderá el rumbo, nadie me va a apartar de mi tarea, gobernaré como Dios manda, con sentido común, España es una gran nación, el gobierno respeta las decisiones de los tribunales (como si pudiera no hacerlo) o nadie puede gastar más de lo que tiene, lo cual es falso en una economía basada en el crédito.

En realidad es un nivel propositivo muy cercano al de las peras y las manzanas de la alcaldesa de Madrid, cuya capacidad mental es inversamente proporcional a la rapidez con que se enfurece cada vez que alguien la contradice. Probablemente por eso fueran tan amigos en el pasado, aunque el de Pontevedra es más pacífico y sosegado, más bovino. Con todo, en mitad de huracán Bárcenas, ya ni eso es seguro. La vida es un permanente desengaño. Lo sabe muy bien la Dueña Dolorida que jamás pudo sospechar el abismo de maldad en que operaba el "delincuente" Bárcenas. He aquí otra que también obraría con prudencia si fuera menos agresiva, sobre todo con el lenguaje. Es una máquina de soltar adverbios terminados en "mente". Y cuando digo "soltar", modero el verbo.

Con estos palos construye Rajoy su estrategia discursiva. Tiene poco donde elegir, pero lo que elige lo elige para embarullar, mixtificar , hacerlo todo más oscuro e incomprensible y, en definitiva, para escabullir el bulto. Comienza por afirmar que comparece "a petición propia". Lleva siete meses negándose a comparecer y ahora dice que lo hace a petición propia cuando obviamente lo han  arrastrado tirando del ronzal porque le da pánico escénico. 

Asegura ser consciente de que hay una "legítima" preocupación en la sociedad. También ha tardado siete meses en enterarse. Y en cuanto si la preocupación de la gente es legítima, él dice que sí pero su alter ego, la Dueña dolorida  dice que no,  que esa "preocupación" es innoble agitación ambiental de demagogos contra un PP que es cristalino y un presidente, dechado de acrisoladas virtudes. Es la agitación de la Antiespaña.

La estrategia de estos pillastres que hablan de política, la patria, la Nación, el empleo, España pero solo piensan en sus bolsillos y en cómo llevárselo crudo es siempre la misma: tú niégalo todo, rechaza la evidencia una y otra vez con rostro de piedra hasta que llegue el momento de ponerse al frente diciendo que eso que antes negabas es lo que llevas defendiendo toda tu vida.

Conceptos, prácticas sociales inveteradas como la verdad, la sinceridad, el compromiso, la integridad, la honradez, la palabra dada, la entereza carecen ya de valor en este magma de estupidez y granujería en que se ha convertido el gobierno de España de la mano de un hombre cuya dignidad está a la altura de su veracidad. 

En su permanente enredar y amañar las cosas, Rajoy pretende que en su comparecencia se hable de economía y, si le dejan, de toda las secciones de un diario, incluidas las recetas de cocina y el horóscopo. La oposición se niega a la intención subrepticia de diluir el asunto Bárcenas con el cuento de hablar de la economía y la labor del gobierno. Hace bien y le brindo un razonamiento para su actitud: ¿de qué economía y gobierno quiere hablar este señor si es evidente que no gobierna, que no tiene tiempo para gobernar, porque se pasa el día ideando estrategias para salvarse a sí mismo? Una estrategia al servicio de la cual ha puesto los intereses del país que no son otros sino que él y la gente como él se aparten de la vida política. Que ya está bien de mangantes y sinvergüenzas.

Bueno. Mañana hablo de Picasso.

dimarts, 23 de juliol del 2013

Moción de censura; sí pero no; no pero sí.


Vamos a hablar con la claridad que falta en la vida política española.

Palinuro lleva meses pidiendo una moción de censura (MC) a este gobierno de ineptos, embusteros y corruptos. Ahorrémosnos las habituales disquisiciones sobre si se puede ganar o no, etc., que solo sirven para que los todólogos y seudocultos de las tertulias se levanten una pasta por no saber lo que dicen y reírse de las audiencia. La MC puede ganarse perdiéndola y perderse ganándola.

Por fin, siendo ya el escándalo mayúsculo y estando Rajoy hasta el cuello en la pomada barcéniga, Rubalcaba anunció la siempre rehuida MC.

La reacción del PP, la habitual. Primero, el lenguaje tabernario a cargo del especialista Floriano, quien, al decir que "el PSOE no tiene lo que hay que tener para presentar una moción de censura", reducía el asunto a una cosa de gónadas, lo único que le cabe en la cabeza, entre adoquín y adoquín. Luego, claro, confusión y gritería. Por último, los doctores en desvergüenza, Rajoy, Cospedal y sus enanitos de la prensa, afirmando que la MC era innecesaria pues Rajoy comparecerá a petición propia. La verdad, prefiero a Floriano.

De la MC rubalcabina no hay que fiarse mucho. La presentó tan a regañadientes y a rastras como Rajoy irá al congreso. Tuvo que presentarla visto el empecinamiento del otro miembro del duunvirato, Rajoy, en cavar su sepultura. La de los dos, pues esta pareja -probablemente la más veterana de la política española- tiene muchos elementos en común y, en el fondo, sabe que el destino del uno será el del otro.

¿Por qué no quería comparecer Rajoy? Obvio: porque solo puede seguir contando mentiras y el repertorio se le ha acabado.

¿Por qué no quería presentar Rubalcaba la MC? Porque tendría que mostrar que el PSOE tiene una alternativa, que cuenta con la gente necesaria y el líder adecuado. Y no es así, se mire como se mire.

Así que, anunciar Rajoy que, por fin, irá al Parlamento a tratar de escurrir y bulto y seguir mintiendo (el lo llama "responder") y correr el PSOE a retirar la MC fue todo uno. Venga, ya está, pelillos a la mar: Rajoy larga sus habituales incongruencias y mentiras en sede parlamentaria, los suyos aplauden falangistamente, como suelen; los sociatas lo ponen a caldo, pero tampoco mucho y, cosa acabada, la vida sigue, nos vamos de vacaciones y, cuando empiece el curso, los dioses dirán.

Sospechoso, ¿verdad? Ninguno de los dos duunviros quería la MC. Ninguno.

Sin embargo, había y hay razones más que suficientes para presentarla no por la incomparecencia de Rajoy, sino por el conjunto de su política errática, absurda, antipopular y, sobre todo, por su presunta corrupción y el hecho de haber convertido el PP, según lo que se sabe por ahora a partir de los papeles de Bárcenas en una banda de mafiosos.

Tomás Gómez, siempre medio paso por delante (medio, ¿eh? no uno) insiste en que hay que presentar la MC vaya o no Rajoy, pues sobran razones para hacerlo. Desde luego, desde luego. Pero Rubalcaba hará como siempre, como si no oyera. En esto también tiene actitudes típicas de la derecha, hacer como si lo que le molesta, fastidia o contradice no se hubiera pronunciado, no se hubiera dicho, no existiera.

¡Presentar la MC cuando Rajoy ya ha picado y ha dicho que comparecerá! Este Gómez debe de ser medio bolchevique y, además, descreído, republicano y quién sabe si partidario del derecho de autodeterminación de los catalanes. Vamos, hombre. ¡Presentar él una moción de censura que le obligaría a contar a la ciudadanía cuáles son las alternativas a estos nacional-católicos de la carcunda y quién habría de aplicarla: nada menos que él, cuyos índices aprobación y confianza ciudadanas son inferiores a los de Rajoy! Venga ya, Tomás.

En realidad, a Rajoy le perdió el rumano, que le hizo saltarse su jugada. Él, que conoce a Rubalcaba como si lo hubiera parido pues los dos llevan calentando escaños desde fines de los 70s, cuando no había ni móviles, apostaría a que el cántabro iba de farol. Pero los nervios le fallaron y anunció la comparecencia y Rubalcaba respiró, viendo que el otro había picado como un pardillo, pues nunca tuvo verdadera intención de presentar la MC, por lo que dio inmediata orden de retirarla, no fuera a ser que él también tuviera que explicarse. Claro, así está el país. Y ya veremos qué pregunta esta oposición penosa al rey del sobresueldo.

No hay que dar ideas a estos pavos pero, si yo fuera Rajoy -los dioses no lo permitan- ahora, con la MC retirada, el 1º de agosto me ponía enfermo y no iba al Congreso. 

Una última observación. He leído por ahí que Cayo Lara no apoyaría una moción de censura que presentara el PSOE. Espero haberme equivocado. Pero, de no ser así, solo me queda decir una cosa a los comunistas, procomunistas, sotocomunistas, seudocomunistas, paracomunistas, pericomunistas y demás neocomunistas de la izquierda "verdadera", "transformadora", etc: no tenéis arreglo y los verdaderamente iguales al PP sois vosotros. Extremadura es lo vuestro y Andalucía (en tanto no gane Sánchez Gordillo), una excepción.

Contraataques.


Con razón odia Rajoy la ruedas de prensa, las preguntas y a los periodistas. No hay modo de meterlos en cintura, caramba. Cuando crees tenerlo todo bien atado, cuando menos te lo esperas, salta un Ciprian Baltoiu y te suelta la pregunta que llevas siete meses evitando. Y no solo la suelta en perfecto español de forma sino también de fondo. Le pregunta el rumano cuándo y dónde piensa responder a la cuestión de Bárcenas, si en el Parlamento, ante un juez o en un discurso en la tele. No es de extrañar que a Rajoy se le descompusiera el rostro. La foto de El País es muy buena. Pero merece la pena ver el vídeo, que está colgado en el portal de La Moncloa íntegro. Espero que los especialistas en lenguaje no verbal, gesticular, nos deleiten con sus interpretaciones porque la faz del presidente, según va primero oyendo y luego comprendiendo la pregunta, canta. Es un gesto de pasmo absoluto, seguido de otro de resignación ante lo inevitable: tiene que hablar; tiene que decir algo; tiene que improvisar. Improvisar, santo cielo, con lo mal que se le da. Y, en efecto, esto es lo que improvisa: que Baltoiu es un buen "seguidor de la política española" y que, comparecerá en el Parlamento a últimos de julio o primeros de agosto, cosa que, lo más seguro, improvisó en tan angustioso momento. Lo de haber presentado ya la solicitud de comparecencia suena a la habitual  ración de trola.

Resumen: Rubalcaba ha arrancado la comparecencia y Baltoiu ha fijado el día y el lugar. Rajoy es como un cardo arrastrado por el viento. Va a dónde le dicen. Prueba irrefutable de liderazgo. Sáez de Santamaría y Margallo estarán satisfech@s de su presciencia: Rajoy comparece cuando lo estiman oportuno y conveniente... Rubalcaba y Baltoiu. Y no haya equivoco: Baltoiu merece que le hagan socio de honor de la asociación de la prensa. Eso es solidaridad profesional, sí señor. Sus colegas le deben una. A lo mejor se la devuelven en Rumania, en donde quizá los periodistas rumanos tengan la misma libertad que aquí tienen los españoles, es decir, escasa. Todos los periodistas hubieran querido hacer esa pregunta y muchos en sus exactos términos, pero hay una serie de barreras que lo impiden, desde las institucionales de La Moncloa y los chanchullos y maniobras para emascular las ruedas de prensa potencialmente "peligrosas" hasta las relaciones contractuales con sus empresas en tiempos de precariedad y zozobra laboral. En España, la de periodista es profesión de riesgo. Que se lo digan al de ayer, apaleado mientras curraba en el escrache feminista.

Y más y más. Ya dicen los heraldos de la verdad que Rajoy comparece a petición propia. (Sí, es la misma petición propia que hace en urgencias el que acaba de abrirse la cabeza con una farola). Para calmar, añade Cospedal, ese clima de alarma social que ellos han creado. (Ellos son los "políticos y periodistas"; o sea, los judeomasones que no descansan). Y porque, corona el nuevo discurso Rajoy, él quiere aclarar dudas que legítimamente tiene mucha gente. Suena, en efecto, a contraataque que merecería algún crédito de no ser porque todas esas consideraciones y afirmaciones se hacen a los siete meses de estallar el escándalo. O, lo que es lo mismo, siete meses negándose en redondo a dar explicación alguna de nada, mintiendo como bellacos, diciendo lo contrario de lo que ahora aseguran con la misma falta de vergüenza que en ellos es endémica y pandémica.

Ahora, hay otro giro radical y falso, sembrado de los habituales embustes. Dice Rajoy que él va siempre al Parlamento (sic), que responde cuando le preguntan (sic) y que hasta ahora nadie le ha preguntado en el parlamento. Parece como si el que no siguiera la vida política española fuera Rajoy. O quizá piense que la gente es tonta, no se entera de lo que pasa y se le puede colocar cualquier trola.

Contraataca también la dueña dolorida, más dolorida y más amenazadora que nunca. Asegura que ya va a presentar la segunda denuncia contra Bárcenas, de la que lleva hablando un par de semanas. No va a dejarse pisotear. El señor Bárcenas no es el PP. Lo que hiciera es cosa suya y sus papeles son todos falsos en lo que respecta a los cobros de sobresueldos en "sobres marrones". Hasta ahí podíamos llegar. Pero ¡qué le vamos a hacer! Son los papeles de Bárcenas frente a su palabra que, la verdad, vale poco, después del contrato simulado liquidado en diferido. Y ahí ya la dueña pierde los estribos e, indignada de que se cuestione sistemáticamente su integridad, se apunta al expediente no-estoy-en-política-por-dinero. Por todos los dioses: otra que se sacrifica por la Patria, como Rajoy. Ya escama y avergüenza un tantico que tengan que decirlo. Sostiene Cospedal, descubriendo la luz de la verdad, que ganaría mucho más con su profesión de abogada del Estado. ¿Sí? ¿Cuántos abogados del Estado poseen un cigarral de 2,5 millones de euros a los cuarenta y tantos años de edad y con 1.200 euros de trienios?

La señora Cospedal se ha zafado con una triquiñuela de comparecer en el parlamento castellano-manchego, pero se despacha a gusto por la televisión, que para eso es suya, aunque la paguemos entre todos. Es el estilo caudillo, que esta temporada se lleva mucho.

dilluns, 22 de juliol del 2013

Es usted el hazmerreír del planeta, amigo.


Aplausos a ese periodista rumano con su magnífica pregunta que ha tumbado a Rajoy en la lona como un directo a la mandíbula. Y hay que ver qué cara de payaso se le ha quedado. Hasta el Huffington Post del que tomo la noticia y la imagen, titula así la información: La cara que se le ha quedado a Rajoy cuando un periodista rumano le ha preguntado por Bárcenas (VÍDEO). Porque ha sido así, bien directo y claro. Quería saber el periodista rumano -prez de su profesión- cuándo y cómo iba a contestar Rajoy las cuestiones sobre Bárcenas: en el Parlamento, ante un juez o en una conferencia, como la última vez. Mejor y más sucinto, imposible. El rumano ha hecho la pregunta que todos los periodistas españoles anhelaban hacer y no han podido porque sobre ellos pesan dos represiones de las que el rumano estaba libre:

Primera: las trampas, amaños, mentiras habituales de Rajoy y La Moncloa para evitar preguntas, falsearlo todo y conseguir que nadie hable, nadie pueda preguntar nada y el sobresueldos nos coloque su habitual sarta de trolas sin riesgo de que nadie lo inquiete.

Segunda: la represión de las empresas periodísticas. ¿Se imagina alguien a un periodista del ABC o La Razón haciendo esa misma pregunta que quema los labios a todos los periodistas? ¿Cuánto tardaría en ser fulminantemente despedido de su empresa? ¿Media hora? ¿Una? No más de una. Esto es España, señores. Aquí los periodistas no preguntan motu proprio sino según lo que les ordenan los directores que, previamente, han pactado la cuestión con el preguntado para que este pueda llevar la respuesta escrita y leerla con sus habituales balbuceos pero sin grandes errores. 

Es una situación, ridícula, humillante. Es usted objeto de la rechifla mundial. Lo llaman "chorizo" ya en todas partes. ¿Nos jugamos algo a que el término chorizo va a ser la nueva aportación española del siglo XXI al vocabulario político mundial, como "guerrilla", "golpe de Estado", "Junta", "Caudillo" y "liberal". Ya veo a un inglés del siglo XXII diciéndole a otro: I have been chorized o a los franceses cantar: "Nous chorizerons pour la Patrie" o a los alemanes: Fahren Sie im Urlaub zu Chorizenland. Marca España: ¿cantimpalos?

Resumen: Mariano Sobresueldos ha vuelto a escenificar un espectáculo a cuenta de Bárcenas, cuyo nombre continúa sin pronunciar y sigue haciendo el ridículo a ojos del mundo entero. Está claro que, con su amenaza de presentar una moción de censura, el PSOE ha logrado que este presunto corrupto se coma sus palabras, sus machadas y su firme propósito de no dar explicaciones. Por supuesto, tanto él, como el coro de pelotas que tiene repartidos a sueldo por los diarios, las radios y televisiones dirán que no, que comparece porque quiere, cuando "lo estima oportuno", como dice el tiralevitas de Margallo cuando la realidad es que va a rastras, a regañadientes, empujado y porque no le queda más remedio a raíz de las amenaza de la moción de censura.

Y con un miedo pánico. Porque le van a decir lo que no quiere oír: que es un inútil, un fracasado y, supuestamente, un mangante.

En realidad, los oposición lo tiene muy fácil. Son dos preguntas y solo dos preguntas. Y, salvo que se decrete que sea un pleno "sin preguntas" (pues todo es posible con estos neofranquistas) son las preguntas que Palinuro lleva meses haciendo:

Primera: ¿cuánto ha cobrado usted en los últimos diez años y por qué conceptos? Incluya, por favor, los pagos en especie: trajes, corbatas, viajes, etc.

Segunda: ¿cuántos sobresueldos se pagaron bajo su mandato, por cuánto y a quiénes?

Ni muerto ni vivo.

Viene el paisano de Vlad Drakul y Rajoy aprovecha la circunstancia para reaparecer procedente de... de ¿dónde? Pues quizá de la Transilvania. Reaparece en su naturaleza de muerto viviente o vivo muriente. El rito es, maldita sea, obligado: viene el afuereño y hay que hacerle los honores. Aprovechando que Van Helsing está en Moscú, explicando a los rusos lo que tienen que hacer para mitigar el paro en España, se mostrará en La Moncloa a responder a dos preguntas de periodistas españoles.

A propósito, ¿por qué dos preguntas? ¿Por qué no una y acabamos antes? O mejor, ¿por qué no ninguna? Que los periodistas le hagan todas al rumano quien, como buen hijo de la Dacia, será locuaz. De todas formas, nadie le mostrará una ristra de ajos o de crucifijos al presidente, que se las habrá amañado para pactar las preguntas con algún director fiel a la causa. Dada la notoriedad que se adquiere luego por cómo te ponen los colegas en las tertulias, sugiero que, para contribuir al desarrollo de las PYMEs, que tanto le preocupan, pacte la pregunta con el director de El berrido liberal de Pinganillo de Oreja. Seguro que le suben las ventas.

A lo mejor se le ha ocurrido al presidente que con una nueva comparecencia al compás del dos resolverá el lío en que se ha metido por ignorar una ley de hierro de la vida: cuanto más quieres evitar algo, más se te impone. Decretó toque de silencio en el campamento y la algarabía no cesa; quiso evitar el nombre de Bárcenas y se lo encuentra hasta en los semáforos; pretendió ocultarse y eso hace sus apariciones más espectaculares. Trataba de no comparecer y tiene que hacerlo varias veces, mal, arrastrado, sin elegancia, a regañadientes: una vez con el polaco, otra con el rumano, otra cuando finalmente decida a su libérrimo parecer si por plasma, en una rueda de prensa con guacamole o en una charla distendida a bordo de un avión; y otra, la cuarta, finalmente, cuando no consiga evitar la moción de censura.

Y dice este señor, con quien ya empiezan a sentirse incómodos en su partido, al menos los que no cobraron sobresueldos, que él no está para estas menudencias, sino para sacar a España de la crisis. Pero, en realidad, la crisis se llama Rajoy. Se lo han dicho ya en español, en inglés, en francés, en italiano y en las demás lenguas que no habla. El The Economist que, a veces, se parece al Private Eye;lo llamaba con elegancia británica chorizo. Está arreglando la marca España. Esa marca de la que han tenido que sacar a empujones a un señor que tuiteaba catalanes de mierda...no se merecen nada. Un señor diplomático de carrera. Si alguna vez es Cataluña independiente, sugiero que España mande como embajador a este genio. Seguro que los catalanes le dan el placet.

Una digresión. Es la segunda vez que nos insultan con eso de que Rajoy no está en política por dinero sino para arruinarse por su amor a España. Margallo lo expresó en los términos legionarios al uso entre los suyos: Rajoy pierde dinero por entregar su vida a España. Ya está bien con estos diplomáticos. En primer lugar, no es verdad. No se sabe cuánto dinero ganaría Rajoy de no dedicarse a la política porque eso no ha sucedido nunca. Lleva toda su vida en cargos públicos. Fue hacerse registrador de la propiedad, tomar posesión y calzarse su primer cargo público como presidente de la Diputación de Pontevedra y, desde ahí, con tesón, sin prisa, sin pausa, como el buey por el surco, ha llegado a presidente del gobierno. Y, en el camino, según los papeles de Bárcenas, fue cortando lorquianos limones redondos en sobres hasta que se puso de oro. Pero, en segundo lugar y aunque fuera verdad, que no lo es, ¿obligaba alguien a Rajoy a sacrificarse por España? ¿Se lo pidió alguien?  ¿Aznar es alguien? ¿Cuándo le dijo España a Rajoy que le consagrase su vida que, por lo demás, tampoco es tan apasionante? Si lo hizo fue porque quiso, porque le interesaba. ¿Por qué tenemos que estarle agradecidos? ¿Qué culpa tenemos los españoles de que no estuviera a la altura de la responsabilidad que, en su inconsciencia, se echó sobre los hombros? O, para decirlo en términos más llanos, estos ¿de qué van?

Haga lo que haga Rajoy, aparezca o desaparezca, los indignados le han preparado otro escrache para el día 26 en todo el país y tenga por seguro Rajoy que irá mucha gente. Más que a la vergüenza de las barbacoas de chorizos. Y ya han quedado todos y se han dado cita porque, en realidad, les da igual lo que pueda decir hoy este presidente zombie. Como le da igual a casi todo el país. En el fondo, lo que la ciudadanía está esperando escuchar es una sola palabra, dimito. Si no le gusta, si le amarga, si se le hace cuesta arriba, cámbiela por otra: Bárcenas.

Son la misma.

diumenge, 21 de juliol del 2013

No hay salida.

Los papeles del innombrable queman. La contabilidad del PP colgada en la red echa la gasolina a la pira en que se ha convertido el partido y en la que está dispuesto a inmolarse su presidente a quien ya todo el mundo tiene por el principal (y no el único) responsable de esta gigantesca estafa, este engaño permanente y universal, esta inmensa mentira. Cada día, esa información, que los conservadores no pueden ya mantener oculta ni negar, trae un dato escandaloso nuevo que pone a prueba la santa paciencia de la ciudadanía, atónita, suspensa, indignada, sin dar crédito a lo que se va conociendo.

Ahora resulta que el PP también es sospechoso de haber blanqueado dinero -dinero de Bárcenas, pastuqui a lo grande, a lo Gürtel- mediante la compra de sus dos sedes en Bilbao y en Logroño. ¿Hay algún delito que no se haya cometido presuntamente en el PP en los últimos 20 años, vale decir, en toda su historia? Si, en efecto, aún le quedan muchos; pero con los que parece llevar, empiezan a alzarse voces pidiendo la ilegalización del partido como presunta asociación ilícita.

¿Puede un partido político ser una asociación ilícita? Por supuesto. Y en este caso concreto, la acusación no está infundada. Según los papeles barcénigos, en estos veinte años el PP ha estado percibiendo sumas astronómicas de donaciones ilegales que "pagaba" con contratos a los donantes (y, por tanto, también ilegales), con las cuales ha hecho, al parecer de todo, pero, en lo esencial, financiar ilegalmente sus campañas electorales y repartir sobresueldos, a modo de "dividendos mafiosos" entre sus principales dirigentes, muchos de los cuales, además, han estado dándose el vidorro padre a costa de los españoles, empezando por el propio Rajoy a quien, al parecer, también se le pagaban los trajes y las corbatas, como se decía de Camps. Y, de paso, se ha cargado el Estado porque los resultados de unas elecciones fraudulentas no pueden ser legales.

Entre los escándalos del pasado reciente y los de más rabiosa actualidad, en verdad, la situación es caótica, e inexplicable que todavía no haya habido una sublevación interna entre las gentes del PP que piensen que así no cabe seguir. El bueno de De los Cobos actual controvertido presidente del Tribunal Constitucional, no es un mero "militante de base" del PP, sino un ideólogo, intenso colaborador de la Fundación FAES, en la que también vierte su saber otro magistrado del TC, Enrique López, quien consiguió serlo gracias al voto de De los Cobos, emitido sin mencionar la circunstancia de que los dos colaboran con la misma Fundación, presidida por Aznar.

A la vista de esto podría replantearse la legalidad de la situación del señor De los Cobos. La Constitución no prohíbe que los magistrados del TC sean militantes de un partido, pero sí quer ejerzan "funciones directivas" en él. Y ¿hay alguna función más directiva que la de ideólogo? ¿No está el gobierno aplicando la reforma laboral que ideó el ideólogo De los Cobos, habitual de la FAES?

Lo dicho, una catástrofe. Ayer un par de ministros hicieron el ridículo advirtiendo que Rajoy comparecerá "cuando lo estime conveniente". O sea, cuando le dé la gana. Y lo dicen sin sonrojarse, como no se sonrojaban los cortesanos de los reyes absolutos cuando estos los trataban como escoria. Y es el caso que Rajoy se ha puesto nervioso y anda cavilando cómo salir del atolladero en que se ha metido él solo por chulería, al negarse a comparecer en el parlamento. Diz que baraja la idea de comparecer en una entrevista de televisión. O sea, más plasma. Sin duda será un espectáculo por todos los conceptos y dará para que el país siga haciendo chistes y hablando pestes del presidente. Pues, teniendo en cuenta que el 83 por ciento de la ciudadanía piensa que en el PP son unos randas, no sé a quién pretenderá el presidente y primer sospechoso convencer.

Un presidente cuya única función es sobrevivir, buscar subterfugios, formas de burlar su obligación, que vive obsesionado con su situación personal y su "horizonte procesal". Un presidente que, es obvio, no tiene tiempo de acuparse de los asuntos de la gobernación del Reino.

A lo mejor, sí, se esconde detrás de la pantalla. Pero eso no le exime del deber de comparecencia en el parlamento, en donde no solamente habla él, sino en donde habla la oposición y la ciudadanía tiene acceso a un punto de vista distinto y opuesto al del gobierno. Es de esperar que, por mucho plasma que el presidente utilice, la oposición no ceje en su petición de comparecencia parlamentaria (e inmediata) o moción de censura. Palinuro, incluso, propone una fórmula mejorada: petición de comparecencia inmediata y moción de censura.

(NB: en esta entrada he incluido tres vínculos a El Plural. Es justo reconocer la mucha utilidad de este diario progresista.

dissabte, 20 de juliol del 2013

La destrucción del Estado de derecho.


Después de haber desmantelado prácticamente el Estado del bienestar, el gobierno parece decidido a destruir igualmente el Estado de derecho. Ya le ha asestado golpes de muerte. Ha suprimido de un tajo -y es lo primero que hizo- el pluralismo y la imparcialidad de los medios de comunicación públicos, convirtiéndolos en una máquina de agit-prop, a las órdenes de verdaderos comisarios políticos y se ha cargado, de paso, el derecho a la información y la libertad de expresión. Ha bloqueado toda actividad de control del Parlamento y ha relegado su función legislativa a la nada, gobernando por decreto y sin comparecer en sede parlamentaria. Impone sus proyectos legislativos retardatarios y recentralizadores por ordeno y mando, sin dialogar con las partes interesadas y mucho menos escuchar a la oposición.


Corona su actividad con la última astracanada del Tribunal Constitucional. Rajoy y el PP habían dado pruebas abundantes de no tener en ninguna consideración este órgano salvo que se pliegue bovinamente a sus designios, razón por la cual lo tuvieron actuando en manifiesta ilegalidad durante años al negarse a su renovación por entender que esta daría una composición que no le sería favorable. Con su mayoría absoluta lo han poblado de militantes del partido y han acabado por destruir el poco prestigio que le quedaba. El episodio del señor Pérez de los Cobos ha sido, como dice el profesor Sánchez Muñoz, la puntilla para el Tribunal Constitucional.

El caso de Pérez de los Cobos es paradigmático del modo en que la derecha vacía de contenido las instituciones del Estado de derecho y las pone al servicio de su política de partido. Es una muestra clarísima de la mala fe de los conservadores. Palinuro tituló así la entrada correspondiente al día en que se descubrió que De los Cobos es militante del PP, la mala fe de la derecha y a ella se remite. Desde el principio estaba claro que la condición de militante del PP del presidente del Constitucional no era ilegal. Pero, al mismo tiempo, era y es inmoral y políticamente inaceptable, y la prueba es que el interesado la ocultó tanto en el Senado como a sus compañeros de tribunal. Es decir, De los Cobos está obligado a dimitir, no por ser militante del PP, sino por haberlo ocultado, porque de esa ocultación van a derivarse consecuencias desastrosas para el TC y para el conjunto del Estado de derecho en España.

En efecto, la cuestión planteada no es una de ley positiva estricta, sino de equidad. El señor De los Cobos ha intervenido y su voto ha sido decvisivo en cuestiones que afectaban a su partido, del que era oculto militante. Fue juez y parte, algo que nadie puede aceptar en ningún caso y bajo ningún supuesto porque vulnera un principio elemental de toda justicia. Y en efecto, por más que De Los Cobos y sus compañeros de partido se obstinen en negar la obligación de dimitir, las personas físicas o jurídicas que hayan sido perjudicadas por las decisiones torticeras de un magistrado que se pronunciaba en cuestiones en las que tenía un interés directo sin hacer este explícito están en su derecho de pedir la anulación de todo lo actuado de este modo. El primero ha sido Garzón, cuyos abogados han pedido ya la nulidad absoluta de actuaciones en el caso de la providencia del TC que rechazaba el recurso de aquel contra su inhabilitación porque lleva la firma de Pérez de los Cobos. Y detrás de este, vendrán los demás: siempre que en una decisión pasada del TC aparezca la fima de De los Cobos en asuntos de interés para su partido, la nulidad es patente, digan lo que digan la Ley Orgánica del Poder Judicial, la del Tribunal Constitucional y el sursum corda. Todas esas resoluciones están viciadas por la mala fe del magistrado y deben anularse. Luego, él, que no dimita si no quiere y siga presidiendo lo que quede del TC y con la legitimidad que cabe colegir.

Pues bien, esto mismo es lo que puede pasar en el conjunto del sistema político español. El partido del gobierno que, a tenor de lo descubierto en los papeles de Bárcenas y la contabilidad colgada en la red, podría considerarse como una asociación delictiva y, por lo tanto, ilegalizable, lleva veinte años recaudando fondos presuntamente ilegales, pagando substanciosos sobresueldos a sus dirigentes y financiando ilegalmente sus campañas electorales. Esa financiación ilegal, oculta hasta la fecha, como la militancia de De los Cobos, convierte en nulos todos los triunfos electorales obtenidos desde los años noventa y en nulas todas las actuaciones de unos gobiernos ilegítimos de origen por ser este fraudulento. España no está gobernada por un partido político como otro cualquiera sino por uno que supuestamente ha venido actuando con criterios mafiosos. Los delitos, de haberlos, habrán prescrito penalmente; pero no políticamente.

Si esto no es destruir el Estado de derecho, no se sabe qué lo será.

La dimisión de Rajoy, quien se niega a presentarla de un modo cerril que empieza a ser patético, es inexcusable. El país no puede estar gobernado por una persona sospechosa haber estado cobrando y haber permitido que muchos más cobren durante años sobresueldos de dinero ilegal y que, presuntamente, ha ganado las elecciones porque, al financiarlas ilegalmente, hizo trampa. La financiación ilegal de elecciones es como del dopaje en el deporte. Y si a Armstrong se le pueden quitar no sé cuántos maillots amarillos, a Rajoy y al PP hay que anularles unos resultados electorales obtenidos con juego sucio.

divendres, 19 de juliol del 2013

El PP y el crimen organizado.


Vaya. En el Uruguay llaman a las cosas por su nombre. Justo lo que Rajoy dijo que haría en España, llamar al pan, pan y al vino, vino. Una más de sus desvergonzadas mentiras. No llama pan al pan ni vino al vino y mucho menos Bárcenas a Bárcenas. También dijo que sería un presidente "que daría la cara" y lleva dos años escondiéndola y solo asomando a través del plasma. Asimismo dijo que, cuando él gobernara, bajaría el paro y ha subido; que no subiría los impuestos y lo ha hecho, que no tocaría sanidad y educación y las ha destrozado, etc., etc.

Pero ya es irrelevante señalar la mendacidad del hombre que detenta (en el sentido estricto del término) el poder en España y ocupa indebidamente La Moncloa. Es, además, redundante. Todo el mundo -excepto, al parecer, algunos votantes- sabía que la palabra de Rajoy no vale nada, que es un embustero redomado, capaz de decir cualquier cosa por obtener sus fines, sin ética, sin honradez, sin moral. Alguien lo puso ahí porque sabía que haría lo que fuera preciso porque la derecha ganara las elecciones.

¿Quién? El Uruguay nos da la pista: los beneficiarios de esta estructura organizada de expolio, de robo en masa, de fraude y enriquecimiento fraudulento que presidía Rajoy, habiéndolo hecho antes Aznar y gestionaba Bárcenas, a quien investigan en aquel país por crimen organizado. Ese es el nombre que debiera estar empleándose en España. Es posible que el PP sea un partido político, aunque tengo mis dudas, pero cada vez se revela con mayor claridad como una asociación de malhechores y como tal debiera ser tratado por los tribunales. No puede tener otro nombre una organización que lleva veinte años recaudando millones en donaciones y fondos ilícitos de empresas a cambio de conceder a estas todo tipo de contratos públicos de modo fraudulento con evidente quebranto para los intereses generales; veinte años financiando sus campañas electorales ilegalmente cuyos resultados, obviamente, son nulos y así debieran ser declarados por los tribunales; veinte años repartiendo presuntamente dinero negro entre sus principales dirigentes, con Aznar y Rajoy, sobre todo Rajoy, a la cabeza, una jarcia de políticos profesionales que jamás han trabajado en nada útil pero se han forrado, se han llenado los bolsillos con dinero ajeno. Una vergüenza cuya ilegalización como asociación ya debiera haber sido instada en vía judicial. No creo que el PSOE, víctima del síndrome de Estocolmo, lo haga, pero a lo mejor se anima IU o algún grupo independentista vasco, de esos que han sufrido ilegalización tras ilegalización a instancias, precisamente, de esta misma organización de presuntos mangantes. Si se puede en el Uruguay, también se podrá en España.

Tiene gracia que sean dos países latinoamericanos, la Argentina y el Uruguay los que amparen dos elementales peticiones de justicia que en España no prosperan: condenar el regimen del genocida Francisco Franco en el primero e ilegalizar la organización criminal cuyo extesorero se llama Bárcenas. La dignidad de España ha ido a refugiarse allende el océano. Palinuro se declara argentino y uruguayo de corazón. 

Una chispa de indignación.


Rajoy se niega a dimitir. Mato se niega a dimitir. Cospedal se niega a dimitir. Pérez de los Cobos se niega a dimitir. A pesar de que en todos los casos hay razones más que sobradas de acuerdo con las pautas de cualquier democracia, por ramplona que sea. Rajoy, además de no dimitir, se niega a dar cuenta de sus actos, a comparecer en el Parlamento, a asumir responsabilidad alguna.

Ya se sabe. La derecha española no es democrática. Puede parecerlo en las formas, pero no lo es el fondo. En eso se diferencia de su lejano patrón y modelo, Franco, que no era demócrata en la forma ni en el fondo y se cargó la democracia a bombazo limpio para instaurar una dictadura. Estos lo hacen de forma menos brutal, más taimada, pero con los mismos resultados. Han abolido el pluralismo de los audiovisuales públicos, poniéndolos en manos de unas comisarios políticos con la misión de ser su aparato de propaganda, misión que aquellos cumplen con la eficacia de un Goebbels. Han bloqueado todo control parlamentario del gobierno y reducido a la nada la función legislativa del Parlamento que, como las Cortes de Franco, se limita a sancionar lo que el poder le manda, a aplaudir al Jefe e insultar a la oposición. Han colonizado con hombres de su partido el Tribunal Constitucional por medios torticeros y engañadores que avergonzarían a cualquiera excepto, claro, a sus beneficiarios, más interesados en los cargos que en la dignidad.

En definitiva, una dictadura de hecho. Han desvirtuado el juego democrático de los poderes e instituciones del Estado poniéndolos todos al servicio de la política del gobierno que hace literalmente lo que le da la gana, sin rendir cuentas a nadie. Impone un programa máximo de involución democrática, retroceso y pérdida de derechos y lo acopla con otro de drásticos recortes y medidas de expolio (que el gobierno llama "austeridad" y "reformas") de modo que son los sectores más desfavorecidos quienen pagan el coste de la crisis.

Y todo eso se hace en mitad del peor escándalo de corrupción de la política española desde la muerte de Franco. Un escándalo de sobresueldos, comisiones, dinero negro, mamandurrias, bicocas, gastos suntuarios, de todo lo cual vamos teniendo cumplida noticia por los papeles de Bárcenas corroborados ahora por la contabilidad del PP, subida a la red por Anonymous. La imagen es la de un partido que funcionó supuestamente desde el principio como una red de captación de fondos a través de la corrupción administrativa y el expolio de las arcas públicas. Y están pringados todos los dirigentes del PP. Unos más y otros menos, pero todos. Han arruinado el país a través de una corrupción generalizada. Se han cargado los servicios públicos de salud y educación y están destruyendo la administración pública para llevarla a los tiempos de la sumisión política de los "cesantes".

Es la destrucción de la democracia desde dentro. Y frente a ello, bien poco es lo que se puede hacer pues el gobierno controla todos los poderes, tiene a su servicio los medios públicos y no vacila en el empleo de la violencia que, en verdad, no es su último recurso, sino el único.

Ayer hubo un estallido de indignación popular contra tanta infamia en bastantes ciudades españolas. Unas manifestaciones espontáneas, convocadas a través de las redes sociales, sin otro tipo de publicidad, ni padrinazgo. IU decidió unirse a la barbacoa de chorizos frente a Génova, en Madrid. Pero la iniciativa era ajena, era de las redes. El gobierno dirá que fueron cuatro y que él tiene detrás millones de votos. Sin embargo todos sabemos que esos manifestantes reflejan un estado de (des)ánimo generalizado en el país. La situación se describe simplemente: al gobierno no sabe qué hacer y por eso no hace nada salvo esconderse frente a las acusaciones de corrupción. La ciudadanía, indignada, tampoco sabe qué hacer pues su única reclamación lógica, la dimisión del gobierno no es atendida por este.

Con todo, la ciudadanía muestra el camino a la oposición. Esta debe exigir la dimisión de Rajoy, que no se encuentra en condiciones de gobernar (como tampoco lo está de reinar el Rey, aunque ese da igual lo que haga) sino, si acaso, de defenderse en los tribunales. La moción de censura es inexcusable. Que el país oiga el punto de vista de la oposición sobre el desastre en el que vive. Y, como nada cambiará, pues la moción se perderá ante la guardia pretoriana del PP, la oposición debe estar preparada para llevar su protesta más allá. Tendrá que pensarse si sigue legitimando con su presencia una farsa parlamentaria para un gobierno autocrático, si continúa avalando con su presencia un foro en el que se escuchan auténticas atrocidades antidemocráticas, desde el "¡que se jodan!", de Andrea Fabra, hasta el "¡toma democracia!" de Mariano Rajoy. 

dijous, 18 de juliol del 2013

La mala fe de la derecha.


El mundo entero está perplejo de la desfachatez del presidente del gobierno español que, encontrándose bajo fundada sospecha de comportamientos corruptos durante años, no dimite, no rinde cuentas, no da explicaciones, no comparece en sede parlamentaria. Es comprensible. Se trata de un mundo en el que lo habitual, lo digno, lo democrático es dimitir a la sombra de una duda o la certidumbre de un comportamiento impropio, por insignificante que sea. El último ejemplo, un ministro japonés dimisionario por haber aceptado el equivalente a unos cuatrocientos euros indebidos. Cuatrocientos euros son la cuarta parte de lo que todos los meses se embolsan muchos diputados españoles que, teniendo casa en Madrid, cobran 1.600 euros para alquiler de piso en la capital; la 850ª parte de los 340.000 euros que, según los papeles de Bárcenas, ha cobrado en sobresueldos Rajoy. No es de extrañar que la negativa a dimitir de este sea portada de todos los periódicos, incluso los de Nueva Zelanda.

También en España cunde la perplejidad y hasta la indignación por la insolencia de un gobierno deslegitimado por la corrupción que se niega a aceptar sus responsabilidades. Ese es el motivo de la moción de censura que anuncia Rubalcaba quien está consensuandola con el resto de la oposición. Ya se ha hecho un ensayo general con el compromiso por escrito de todos los grupos (excepto UPyD) de derogar la regresiva ley de Wert en cuanto ganen las elecciones. Será fácil con esto consensuar un sentido a la moción de censura que, en el fondo, asusta bastante al gobierno. Parece que el PSOE y la oposición en general caen por fin en la cuenta de que la actitud de la derecha con las instituciones democráticas y los poderes del Estado no es de recibo. Que no cabe acordar nada con ella porque solo es posible si se acepta sin rechistar su política autoritaria de imposición, de ordeno y mando y desprecio por la democracia.

Hubieran podido darse cuenta mucho antes de no haber aceptado crédulamente el discurso camaleónico del PP y sostenido por sus medios de ser el partido del centro derecha. No lo es ni lo ha sido nunca. No solo no es de centro sino que tampoco es de derecha si por tal se entiende la mayoría de las fuerzas conservadoras europeas, como el partido conservador británico, las democracias cristianas alemanas o las dos corrientes de la derecha francesa. Nada que ver con ellos. La derecha española es nacionacatólica y franquista hasta la médula. Es posible que en su seno haya una derecha homologable a la europea, pero no pinta nada. Hasta las corrientes neoliberales son nacionalcatólicas.

Los neofranquistas, como los franquistas, no son demócratas, no creen en la democracia, no hacen nada por protegerla y no les importa cargársela. Al fin y al cabo, para ellos era una época de "extraordinaria placidez". La expresión es estúpida, pero muy significativa. La derecha española gobierna en democracia porque no le queda otro remedio, pero no la respeta y no le importa nada que fracase y dé lugar a una nueva dictadura porque sabe que, en tal caso, nadie la perseguirá (como sucedería con la izquierda y hasta el verdadero centro) y, al contrario, seguirá en el gobierno. Así que su respeto por las instituciones democráticas -de las que suelta ditirambos mientras las dinamita- es inexistente.

En ese contexto general hay que enmarcar este nuevo episodio del presidente de Tribunal Constitucional, hombre de partido, del partido del gobierno. El País sale a voz en grito y dice que expertos juristas consultados lo dan como caso de clarísima incompatibilidad. Ignoro quién de ellos, si los juristas o el diario, invoca el artículo 395 de la vigente Ley Orgánica del Poder Judicial que, dícese, es taxativo en la prohibición a jueces y magistrados de pertenecer a partidos políticos. Sí, es taxativo, pero no se aplica aquí. El Tribunal Constitucional no está sometido a la Ley Orgánica del Poder Judicial, sino solo a su propia Ley Orgánica y a la Constitución que únicamente impide a los magistrados del Constitucional tener "funciones directivas" en un partido, pero no ser militantes de él. A más inri, que dicen los castizos, el señor de los Cobos no es juez ni magistrado, sino catedrático de derecho del trabajo y de la seguridad social y, por tanto, puede pertenecer a lo que le dé la gana. Su situación no es ilegal. El problema no es jurídico, es político.

Aquí es donde está el meollo de la actitud antidemocrática de la derecha española, en esta forma de vaciar de contenido las instituciones democráticas respetando su andamiaje externo. En la mala fe, en el permanente fraude de ley, en su inmoralidad. El Tribunal Constitucional no forma parte del Poder Judicial. Pero no, obviamente, porque sea algo absolutamente ajeno, de naturaleza intrínsecamente distinta a él, sino porque lo contiene en sí, siendo algo en cierto modo "superior". Argumentar esta "superioridad" es harto difícil y muchos dicen que imposible. Para un norteamericano es incomprensible que haya un Tribunal Constitucional ajeno al poder judicial. El Tribunal Supremo es tribunal constitucional. En España (y en otros lugares, como Italia, Alemania o Austria, países que han padecido dictaduras terribles) no es el caso. El Tribunal Constitucional no es el Tribunal Supremo. Pero, al menos formalmente, como si lo fuera. De hecho se llama tribunal y sus miembros, magistrados. Su jurisdicción es el llamado "bloque de constitucionalidad". La Constitución, su eje central, según doctrina al uso, es un texto de consenso, que incorpora y sintetiza visiones distintas del Estado español, tanto en lo ideológico como en lo orgánico. ¿Puede su intérprete único estar presidido por un hombre de partido y de un partido con opiniones y política tan extremas, tan radicales que sostiene puntos de vista que muchos, Palinuro incluido, consideran retrógrados, inhumanos, incluso atroces? Teniendo en cuenta, además, que la presidencia le otorga el voto de calidad en caso de empate. Legalmente, sí. Políticamente, no.

Ignoro qué dirá hoy el gobierno, si es que dice algo. Probablemente que el señor de los Cobos puede pertenecer a lo que quiera y sea legal y que, de todos modos, el hecho de estar al corriente en las cuotas del partido no significa gran cosa pues no hace de él un militante en sentido pleno. Es el punto de vista que sostenía Lenin, para quien el buen bolchevique no era solo el que pagaba las cuotas, sino el que trabajaba para el partido. Eso es, probablemente lo que se aprestaba a hacer De los Cobos cuando El País metió sus narices en donde no debía. ¿Por qué suponemos que se aprestaba a hacerlo? Porque ocultó el dato en la audiencia pública. Es su derecho, por cierto, reputarlo insignificante por cuanto esté convencido de que su militancia no condicionará su magistratura. Pero cualquiera en su sano juicio (él incluido) pensará que no todo el mundo será de la misma opinión y algunos habrían podido cambiar su voto de haber sabido de dicha militancia, ya sea en grado menchevique o bolchevique.

El caso es uno entre muchos. Rajoy tuvo paralizada durante años la renovación del Tribunal Constitucional porque no quería aceptar una composición política del órgano que no le fuera sumisa. Para ello se sirvió de una condición inaceptable: el nombramiento como magistrado del señor Enrique López, entusiasta colaborador de la FAES y activista político de la derecha extrema. El Tribunal Constitucional entró en barrena de desprestigio y acabó coronándose de gloria con la sentencia sobre el Estatut que ha tenido la virtud de poner a Cataluña en pie de guerra. Finalmente, habiendo ganado las elecciones, Rajoy ha impuesto a López. De nuevo legal; de nuevo políticamente lamentable. La alternativa ha quedado clara: si el Tribunal Constitucional no es un Consejo para sancionar las políticas del gobierno (algo parecido al Consejo Nacional del Movimiento, diría un guasón), que no sea nada.

Y no es solo el TC. Son todas las instituciones, distorsionadas, ninguneadas, aniquiladas. Rajoy gobierna de espaldas al Parlamento en el que su mayoría aplastante funciona como una guardia pretoriana que lo protege y lo libera de la enojosa obligación de comparecer a dar cuentas. Aparte, por supuesto de aprobar con aplauso todo lo que el gobierno envía a la cámara, sin variar ni una coma. Muy legal, ciertamente, pero inaceptable desde el punto de vista de los usos y costumbres democráticos, pero no hablar de la llamada "corrección parlamentaria" que la derecha ignora de arriba abajo. Ahí nace esa moción de censura que la oposición ya está tardando en presentar. Y Palinuro insiste en que no será suficiente y la oposición se verá forzada a actitudes de desobediencia, a votar con los pies, lo único con lo que la dejan ya votar.

Lo mismo con la Radiotelevisión pública. Ni un escrúpulo, ni una vacilación. En cuanto Rajoy tomó posesión, lo primero que hizo fue reformar la ley de RTVE vigente para nombrar al director que le diera la gana. Y es lo que hizo. Ese director nombró un equipo acorde con el mandato recibido: acabar con el pluralismo informativo y convertir lo audiovisual público en un aparato de propaganda del gobierno y su partido. Y los nombrados han cumplido. Se nota en las audiencias.

Y así en todo. ¿Qué tiene esto que ver con la democracia? Claramente, nada. Es una mala fe continua, un  permanente fraude de ley, una democracia en la forma y una dictadura en el fondo. La dictadura de un incompetente, embustero y presuntamente corrupto hasta la saciedad. España.

dimecres, 17 de juliol del 2013

Apuntes barcénigos.

Pedro J. está otra vz en guerra con el gobierno. Ha convertido la dubitativa moción de censura de Rubalcaba, quien ni siquiera le ha puesto fecha, en fulminante. Ya veremos, Júpiter, ya veremos.

La moción de censura está pensada para que no se interponga y, si se interpone, fracase. Por eso se llama constructiva. Tiene que incluir el nombre del candidato de reemplazo. Y ahí está el truco: en que, como siempre fracasa, da igual el nombre del candidato. Podría ser Rubalcaba. Claro que si los diputados del PP tuvieran sentido del humor, igual votaban a favor, la moción triunfaba y, bueno...

Rajoy habla a los empresarios con la decisión y claridad que niega a la opinión. Y se reúne con ellos dos horas, diez veces más tiempo del que ha dedicado a comparecencias públicas. Ahora ya sabemos que todo ese "cumpliré el mandato" y tal es que no piensa dimitir y que seguirá gobernando y haciendo reformas, entre las que los empresarios, siempre a lo suyo, le han pedido que meta mano a las pensiones.

Que la estabilidad política enamore a los empresarios españoles es posible y probable. Que los empresarios españoles enamoren a la estabilidad política es más dudoso.

¡8,4 millones de euros en dinero negro! 1.400 millones de pesetas. De los que 1.000, según parece, se los llevó en persona Correa, según vocifera en alguna cinta telefónica el maduro galán de la Gürtel. En todo caso, una pasta en dinero negro. Tanta que algún medio se ha permitido un chiste al afirmar que Barcenas (o el PP, vaya uno a saber) pagó con dinero negro la campaña de Severo Moto en Guinea. Los demás medios han sido más políticamente correctos y han hablado de dinero de la caja B.

El responsable de la difusión viral de la contabilidad B del PP es Anonymous y el PP se ha querellado contra él o ello o lo que sea Anonymous. No se ha querellado contra Bárcenas que, a pesar de ser también anónimo, pues carece de nombre, es res extensa que en este momento reposa en Soto del Real.

¡Qué estafa tan bien montada y pensada para durar muchos años, como así ha sido! Veinte. El PP se montó desde el principio como una doble estructura paralela, un partido político y una máquina de extraer y repartir rentas por prácticas corruptas y clientelares basadas en el principio de Io ti do una cosa a te, tu mi dai una cosa a me. Tu me das un donativo y yo te doy un contrato. El dinero de los donativos (8,4 millones de uracos) iba a pagar las campañas electorales del partido y a llenar los bolsillos de los capitostes en forma de sobres.

Esos sobres, esos sobres de ubicua presencia que nadie reconoce haber visto pero todos anhelaban. Eran como el santo grial, que nadie sabía que forma tenía. Igual que los sobres. Podían ser de estraza, blancos, de papel reciclado o tomar forma de cajas de puros. ¡Qué más da la forma! Lo que importa es la substancia.

Rajoy promete seguir observando el pacto de silencio, aunque Bárcenas parece decidido a romperlo, quizá aconsejado por su nuevo defensor, el ex-juez Gómez de Liaño, cuya primera recomendación parece haber sido que su cliente no tire de la manta. El lenguaje suena poco de letrado. ¿O quizá es un farol, para amenazar con una manta inexistente? En este juego, ¿alguien dice la verdad alguna vez? Hablan todos; pero decir, solo dicen los papeles.

Aznar está callado como una tumba. Y no hablemos ya de Arenas. Ese está en la tumba y recordando los fastuosos días del Palace y las comilonas a 2.000 euros, una especie de remedo andaluz de aquel palyboy al que se parece físicamente, Tony Franciosa. En cambio vuelve Trillo de las sombras, como un fantasma de un fondo de tragedia shakesperiana, en una noche desapacible con el campo sembrado de cadáveres. Trillo a quien, supuestamente, hubo que "compensar" por el lucro cesante al dejar de ser presidente del Congreso. Y menos mal que solo llegó a presidente del Congreso, si lo hubiera sido del Chase Manhattan, el PP tendría que salir a buscar la "compensación" con un trabuco por los caminos.

Lejos de callar, María Dolores de Cospedal habla por los codos. Contraviene así las expresas órdenes de la jefatura. Vuelve al gesto adusto y la amenaza, aunque no a un verbo más claro. Ella bien quisiera ser la doncella Placerdemivida pero no pasa de Condesa Trifaldi, por otro nombre, la Dueña Dolorida. En cuanto a las barbas, como siga así, todo se andará.

El caso Palau, los EREs andaluces tienen también su aquel y terminan por demostrar que, en donde los partidos se instalan continuadamente en el poder, lo corrompen o se dejan corromper por él. Pero son dos casos más de corrupción al uso, especializados, por así decirlo, el caso Ferrovial y los sinvergüenzas de los EREs. La historia Bárcenas-Gürtel, pues es una misma historia, trasciende lo específico y se convierte en leyenda, en institución. Aquí no hay uno, dos, tres delitos concretos. Aquí hay una forma de vida delictiva mantenida a lo largo de tantos años que, quienes disfrutaban de esa existencia de ensueño, se creían impunes, intocables, dioses. Cobraban lo que querían y cuando querían. Viajaban gratis total con la familia a los lugares más exóticos, iban en yates, de safari en el África, cazaban renos en Laponia. Y, al tiempo, enchufaban a sus parientes y amigos a cientos en las diputaciones, construían aeropuertos sin aviones, autopistas sin coches, museos sin obras. Todo por las comisiones. Se llevaban la pasta de las cajas de ahorros concediéndose créditos a sí mismos y jubilaciones fabulosas y, cuando no quedó dinero, saquearon el de la pobre gente a base de preferentes. Una historia de gobernantes, caciques, nobles ladrones, ladrones plebeyos, curas codiciosos, logreros y corruptos. Una historia de España.

No es una crisis. Es una estafa. Y está claro quiénes han estafado a quiénes.

dimarts, 16 de juliol del 2013

Ya era hora.

Moción de censura, sí señor. Es lo menos -lo menos- que se merece este gobierno impresentable, presidido por un presunto corrupto que se cree Dios, se niega a dar cuenta de sus actos, explicaciones de ninguna clase, no admite ninguna responsabilidad, escabulle el bulto, miente como avezado farsante, manipula los acuerdos, engaña a los periodistas, ningunea el Parlamento, se ríe de los diputados (incluidos los suyos) y desprecia a la gente, incluida la que le ha votado. Y todo para ocultar que, según consta en los papeles de Bárcenas debe de ser el presidente más corrupto de la historia de España, el que ha organizado una asociación de malhechores con el fin de ganar elecciones fraudulentas y valerse del poder político para expoliar a sus conciudadanos, por la vía legal (aunque abusiva, del decreto) y la ilegal del trinque, el mangoneo, la pastuqui y los sobresueldos.

Ya se sabe que la moción no prosperará pero el debate debe ser exhaustivo y exponer ante la opinión pública el cúmulo de atropellos, infamias, estafas, malversaciones y delitos que llevan años cometiéndose presuntamente  en ese partido más parecido a una asociación de delincuentes. Deberá aclarar las maniobras, zancadillas, embustes, mentiras, censuras y manipulaciones a que Rajoy y los suyos llevan meses recurriendo con el fin de encubrir este fétido asunto, desviar la atención, ocultar sus fechorías y endosarle el mochuelo al PSOE, según último venenoso disparate de Alfonso Alonso, el mancebo de botica del PP que ejerce de portavoz parlamentario.

El debate debe servir para informar a los españoles de quién es Bárcenas, quién Rajoy y cómo entre los dos urdieron presuntamente una compleja trama para forrarse con dineros públicos que, además, distribuían generosamente en sobres a los más obedientes en un partido en el que, desde luego, ser militante es un chollo: pasta en sobres, pasta en viajes, trajes, bolsos (Rajoy parece haberse beneficiado de todo), coches, mamandurrias, enchufes, comisiones, noches de ensueño en el Palace, comilonas. Y todo sin saber hacer la "o" con un canuto, como es obvio en casi todos los casos. Debe quedar claro cómo estos mangantes a las órdenes de Rajoy, llevan años expoliando el país mientras imponen los más duros sacrificios a los jóvenes, las mujeres, los parados, los trabajadores, los dependientes, los jubilados. Cómo una asociación de malhechores es la principal causante de la ruina de España.

Es de esperar que la atención se concentre en esta podredumbre y que los dirigentes de la oposición no se peguen entre sí. Sobre todo, sería muy de agradecer que Cayo Lara no hiciera el juego al PP tirando contra el PSOE, como acostumbra, con el rollo, patentemente falso, de que los dos "son iguales". No se falten al respeto entre ustedes, que merecen mucho, al contrario de aquel a quien censuran, que no merece ninguno. Y aprovechen el momento para preguntar al censurado cuánto cobra al mes, que lleva años ocultándolo. Que mienta más aun en sede parlamentaria. Está acostumbrado.

Terminado el debate y fracasada la moción, ¿qué? No se termina aquí el deber de la oposición. Al contrario, aquí empieza, como lleva tiempo insistiendo Palinuro. No siendo de esperar que Tancredo Rajoy se dé por aludido, la oposición debe hacer algo más.

¿Qué?

Está todo inventado: o el gobierno rectifica y el pájaro que lo preside se va o la oposición deja de legitimar esta burla a la democracia y el Estado de derecho, deja de ser cómplice en la degradación de las instituciones democráticas y se retira del Parlamento. Que en él se queden los del PP y (quizá) los de UPyD y algún nacionalista desnortado. Si la presencia de la oposición en el hemiciclo es inútil, su ausencia puede ser muy útil para la causa de la libertad, la democracia y la honradez.

No todos los políticos son iguales a Rajoy.

Análisis de la comparecencia de Rajoy: atado y bien atado.

Redoblar de escándalo ayer en las redes y medios periodísticos. ¡Rajoy ha amañado la rueda de prensa! Dos preguntas pactadas y se salta una. El escándalo se torna indignación al ver que lo hace a través de un medio parte del enjuague. Periodismo bajuno, de lacayos. Pero, ¿a qué tanto aspaviento? Se lo tienen merecido por admitir las condiciones previas censoras y humillantes: solo dos preguntas y se acepta que sea Rajoy quién decida qué medios las plantean. Rajoy. Parece que hayan nacido ayer.

La indignación nacional tuvo el eco de la perplejidad internacional. Todos los medios extranjeros subrayaban que Rajoy está hasta las cejas en el pringue de la corrupción, pero que se niega a dimitir. ¡Ah, España, tierra de toreadores! Con muestra de típico dry humour, el Economist llamaba a Rajoy "chorizo" y explicaba a sus lectores que un "chorizo" es una "salchicha con mucha especie" típica de España.

Lo que los nacionales y extranjeros no vieron, en su incredulidad ante lo que presenciaban, era el carácter reciamente franquista de toda la comparecencia. Si Franco hubiera tenido alguna vez que dar una rueda de prensa lo hubiera hecho así. Desde luego, antes hubiera tratado de fusilar y detener a todos los posibles asistentes para que la rueda no se produjera. Exactamente igual que Rajoy las ha suprimido por completo de su agenda, excepto cuando las circunstancias internacionales le obligan a ello. Y va arrastrado, como iría Franco, de quien, el actual presidente ha aprendido lo poco que sabe de política y lo mucho de imposición, autoritarismo, ordeno y mando.

(¿Descubro algo a alguien cuando digo que la irritación general responde en parte a una sórdida sensación de impotencia? La opinión pública de millones de personas, que valoran bajísimo a Rajoy, no creen nada de lo que dice y quieren verlo dimisionario, no puede nada ante la arbitrariedad de un dirigente que se cree por encima de todo. Como Franco.)

Su concepto de sí mismo en tanto que gobernante es tan antidemocrático como el del Caudillo. Cargadísimo de razón argumenta que un presidente del gobierno "no puede estar dando explicaciones cada vez que sale una información". ¿Por qué no? Eso es lo democrático, sobre todo si se tiene en cuenta que no son informaciones triviales sino que la última, de ayer, por ejemplo, revela que él y Cospedal se embolsaron en 2011 miles y miles de euros en sobresueldos de lo más dudoso. Y aunque así fuera, la declaración es falsa. Rajoy todavía no ha dado una sola explicación de este repugnante asunto, salvo una negativa genérica a través de una pantalla de plasma hace cinco meses cuando negaba algo de lo que hay abundantes pruebas y como contraprueba ofrecía... su palabra. ¿No equivale esto a negarse a toda responsabilidad y toda obligación de explicación? A Rajoy no puede juzgarlo la opinión pública, manipulada, censurada, suprimida, ignorada. A Rajoy lo juzgará la historia. Como a Franco. Y ojo con la historia, por cierto.

"El Estado de derecho no cederá al chantaje". El Estado de derecho no cede al chantaje, desde luego. Están demostrándolo los jueces que luchan a brazo partido contra los obstáculos y amenazas del PP. Pero es que el chantaje no es al Estado de derecho; es a usted, Mariano Rajoy Brey. Y explique a la ciudadanía cómo pagar el abogado de Bárcenas, haberlo tenido contratado y cobrando una pasta hasta ayer, haberle dado una indemnización y animarlo por SMS hace cuatro meses no es ceder al chantaje. Nadie ataca el Estado de derecho al acusarlo a usted de corrupto igual que nadie atacaba a España al acusar a Franco de dictador. Franco no era España ni usted es el Estado de derecho, aunque los dos los instrumentalicen para justificarse.

"Cumpliré el mandato de los españoles". Esto es, no dimitiré porque tengo una misión que cumplir: salvar España. Igual que Franco. Y con la misma base de legitimidad más o menos. El militar ganó una guerra inicua y con ella justificó su dictadura. Rajoy ganó unas elecciones doblemente fraudulentas: a) porque, según los papeles de Bárcenas, se financiaron ilegalmente (como, presuntamente, todas las anteriores) y b) porque en ellas prometió lo contrario de lo que pensaba hacer y en efecto hizo. El mandato que Rajoy se dice obligado a cumplir no es el que le dieron los españoles sino el que él dictó después. Por eso, unas elecciones fraudulentas, como la guerra del otro, sirven para justificar análogo despotismo. Los dos juzgan tener las manos libres.

"La estabilidad política" es un medio imprescindible para sacar a España de la crisis. Faltaban los Veinticinco años de paz de Franco. Ya están aquí y con la misma base que esta cacareada "estabilidad política". La misma, no piensen ustedes que me lo invento. La paz de Franco descansaba en la bayonetas; la estabilidad política de Rajoy en las porras y las pelotas de goma: Aumenta un 1.780% el gasto en material antidisturbios y protección.   Vamos a tocar a un pelotazo por ciudadano.

Terminado el análisis del texto verbal de la comparecencia, vamos al gestual.

Un Rajoy descompuesto, taciturno, con la mirada perdida a veces (probablemente pensando en el innombrable y lo que estaría diciendo), no ocultaba su mal humor: "comprenderán ustedes que un presidente de gobierno...". ¿Qué hubiera hecho Franco con la canallesca? Sin duda alguna, prohibirla y poner a los periodistas en su sitio, normalmente, la cárcel si se empeñan en ejercer. Rajoy acabará consiguiéndolo. De momento todavía se le cuela una pregunta al mes en circunstancias extraordinarias y eso lo pone a cien y el tic del ojo izquierdo cada vez que larga una trola se hace especialmente llamativo.

Hubo amaño de la primera pregunta pactada (insisto, ¿tan ingenuos son los periodistas que se fían de la palabra de Rajoy?), cosa que todo el mundo pudo apreciar pues el presidente leyó la respuesta. Ciertamente eso es escandaloso. Pero ¿no lo es más que ni siquiera sea capaz de memorizar la respuesta a un a pregunta que sabe de antemano?

¿De verdad cree alguien que está en situación de gobernar un país un hombre que vive pendiente de lo que otro declara ante el juez y es tan miserable como para amañar las preguntas en las ruedas de prensa? De la comparecencia de la dueña Cospedal por la tarde no es preciso decir nada. Lo dice ella todo.

Es obvio que tiene que haber una concentración de fuerzas políticas parlamentarias, incluido un sector del PP cada vez más numeroso y más explícito, para forzar una dimisión de Rajoy. No solo por salud sino también por higiene nacional. Un país no puede caer tan bajo que esté gobernado por un pillastre.