diumenge, 21 de juliol del 2013

No hay salida.

Los papeles del innombrable queman. La contabilidad del PP colgada en la red echa la gasolina a la pira en que se ha convertido el partido y en la que está dispuesto a inmolarse su presidente a quien ya todo el mundo tiene por el principal (y no el único) responsable de esta gigantesca estafa, este engaño permanente y universal, esta inmensa mentira. Cada día, esa información, que los conservadores no pueden ya mantener oculta ni negar, trae un dato escandaloso nuevo que pone a prueba la santa paciencia de la ciudadanía, atónita, suspensa, indignada, sin dar crédito a lo que se va conociendo.

Ahora resulta que el PP también es sospechoso de haber blanqueado dinero -dinero de Bárcenas, pastuqui a lo grande, a lo Gürtel- mediante la compra de sus dos sedes en Bilbao y en Logroño. ¿Hay algún delito que no se haya cometido presuntamente en el PP en los últimos 20 años, vale decir, en toda su historia? Si, en efecto, aún le quedan muchos; pero con los que parece llevar, empiezan a alzarse voces pidiendo la ilegalización del partido como presunta asociación ilícita.

¿Puede un partido político ser una asociación ilícita? Por supuesto. Y en este caso concreto, la acusación no está infundada. Según los papeles barcénigos, en estos veinte años el PP ha estado percibiendo sumas astronómicas de donaciones ilegales que "pagaba" con contratos a los donantes (y, por tanto, también ilegales), con las cuales ha hecho, al parecer de todo, pero, en lo esencial, financiar ilegalmente sus campañas electorales y repartir sobresueldos, a modo de "dividendos mafiosos" entre sus principales dirigentes, muchos de los cuales, además, han estado dándose el vidorro padre a costa de los españoles, empezando por el propio Rajoy a quien, al parecer, también se le pagaban los trajes y las corbatas, como se decía de Camps. Y, de paso, se ha cargado el Estado porque los resultados de unas elecciones fraudulentas no pueden ser legales.

Entre los escándalos del pasado reciente y los de más rabiosa actualidad, en verdad, la situación es caótica, e inexplicable que todavía no haya habido una sublevación interna entre las gentes del PP que piensen que así no cabe seguir. El bueno de De los Cobos actual controvertido presidente del Tribunal Constitucional, no es un mero "militante de base" del PP, sino un ideólogo, intenso colaborador de la Fundación FAES, en la que también vierte su saber otro magistrado del TC, Enrique López, quien consiguió serlo gracias al voto de De los Cobos, emitido sin mencionar la circunstancia de que los dos colaboran con la misma Fundación, presidida por Aznar.

A la vista de esto podría replantearse la legalidad de la situación del señor De los Cobos. La Constitución no prohíbe que los magistrados del TC sean militantes de un partido, pero sí quer ejerzan "funciones directivas" en él. Y ¿hay alguna función más directiva que la de ideólogo? ¿No está el gobierno aplicando la reforma laboral que ideó el ideólogo De los Cobos, habitual de la FAES?

Lo dicho, una catástrofe. Ayer un par de ministros hicieron el ridículo advirtiendo que Rajoy comparecerá "cuando lo estime conveniente". O sea, cuando le dé la gana. Y lo dicen sin sonrojarse, como no se sonrojaban los cortesanos de los reyes absolutos cuando estos los trataban como escoria. Y es el caso que Rajoy se ha puesto nervioso y anda cavilando cómo salir del atolladero en que se ha metido él solo por chulería, al negarse a comparecer en el parlamento. Diz que baraja la idea de comparecer en una entrevista de televisión. O sea, más plasma. Sin duda será un espectáculo por todos los conceptos y dará para que el país siga haciendo chistes y hablando pestes del presidente. Pues, teniendo en cuenta que el 83 por ciento de la ciudadanía piensa que en el PP son unos randas, no sé a quién pretenderá el presidente y primer sospechoso convencer.

Un presidente cuya única función es sobrevivir, buscar subterfugios, formas de burlar su obligación, que vive obsesionado con su situación personal y su "horizonte procesal". Un presidente que, es obvio, no tiene tiempo de acuparse de los asuntos de la gobernación del Reino.

A lo mejor, sí, se esconde detrás de la pantalla. Pero eso no le exime del deber de comparecencia en el parlamento, en donde no solamente habla él, sino en donde habla la oposición y la ciudadanía tiene acceso a un punto de vista distinto y opuesto al del gobierno. Es de esperar que, por mucho plasma que el presidente utilice, la oposición no ceje en su petición de comparecencia parlamentaria (e inmediata) o moción de censura. Palinuro, incluso, propone una fórmula mejorada: petición de comparecencia inmediata y moción de censura.

(NB: en esta entrada he incluido tres vínculos a El Plural. Es justo reconocer la mucha utilidad de este diario progresista.