dilluns, 16 de gener del 2012

La segunda muerte del caudillo.

Fraga es parte de la historia de España. Su biografía refleja algunos modos y aspectos de nuestro país, casi todos ellos desdichados, a juicio de Palinuro. Pero son los datos de su vida, la vida que él eligió vivir libremente, al servicio de la dictadura en su primera mitad, aunque él diría "al servicio de España". Otros eligieron no menos libremente dedicar su vida al servicio de la República o de la democracia o de la revolución y, sin duda, también podrán decir que "al servicio de España". Esta expresión, pues, no dice nada porque no existe España como entidad "servible", sino distintas ideas de España, algunas de ellas antagónicas y hasta irreconciliables entre sí.

Empezó Fraga su carrera política como joven entusiasta, como ciclón falangista, perfectamente identificado con la dictadura y con Franco en persona. Era un hombre con temperamento y pronto descolló entre aquellas grises y tristes medianías a quienes el Caudillo nombraba ministros. Pero ese descollar no lo llevó nunca a cuestionar la dictadura; al contrario, fue su leal servidor. Su famosa Ley de Prensa, que sus admiradores consideran un primer paso hacia la libertad de prensa por eliminar la censura previa, en realidad no mejoró en nada la supeditación política de los medios, pero sí trataba de embellecer el régimen, "modernizándolo". Fraga formaba parte del gobierno que dio el visto bueno al asesinato de Julián Grimau. Fraga fue el ministro de Información y Turismo encargado de montar la farsa del reférendum de 1966 para aprobar la Ley Orgánica del Estado por la que Franco ordenaba su sucesión en la persona de Juan Carlos.

Muchos hagiógrafos de Fraga, incluso de izquierda, afirman que hay que agradecerle el servicio prestado a la democracia cuando, a raíz de la transición, "civilizó" a la derecha. Es una observación tan falsa como estúpida. Es falsa pues Fraga no "civilizó" a la derecha porque quisiera sino porque no le quedó más remedio. También es estúpida pues parte del supuesto de que el hecho de ser "civilizado" no es una obligación sino un favor que se nos hace, lo cual es un punto de vista servil que Palinuro ha encontrado siempre especialmente repulsivo.

El ministro acabó fuera del gobierno en 1969 a raíz del escándalo Matesa, pero mantuvo su fidelidad incondicional al régimen. Aunque se preocupó por hacerlo más presentable. La teoría de la "modernización" (que Fraga tomó de los politólogos estadounidenses de los años 60) le permitió proponer reformas que no parecieran tales sino "modernizaciones". Ya antes de la muerte de Franco, Fraga pensaba en la sucesión, dentro de los límites del Movimiento Nacional, tarea a la que se dedicó cuando fundó GODSA que es, en definitiva, el antepasado paleolítico del PP, una empresa de estudios. Al morir Franco, su exministro propugnó una reforma del régimen que, manteniendo su espíritu autoritario y hasta dictatorial, tuviera algunos rasgos representativos, siempre bajo los supuestos franquistas de que el Jefe del Estado seguiría teniendo todos los poderes (incluido el legislativo) y que el Partido Comunista no se legalizaría.

Su relevancia política lo convirtió en ministro del Interior con el primer gobierno del Rey (el presidido por el ministro franquista de la Gobernación, Arias Navarro) entre 1975 y 1976, cuando se produjeron los sucesos de Vitoria, de los que fue responsable político. Por entonces ambicionaba ser presidente del gobierno y el hecho de que el Rey no lo nombrara y sí lo hiciera con Suárez, le provocó una gran frustración. Pero, inasequible al desaliento, decidió jugar el juego democrático para llegar a ese puesto por vía electoral. Por eso fundó Alianza Popular y se alió con seis notorios franquistas, cinco de ellos exministros, porque creía que el neofranquismo daría votos por entonces, lo cual demuestra en qué limbo de ilusiones vivían los franquistas. En AP hubo gente que se abstuvo ante la Constitución de 1978 (que el propio Fraga ayudó a redactar y lleva su impronta) e incluso votó en contra. Eran partidarios de la dictadura; quizá tecnócratas, quizá demócrata-cristianos, quizá liberales, pero todos ellos franquistas.

Los sucesivos fracasos de AP, Coalición Democrática (CD) y PP demostraron al exministro y a las fuerzas que lo apoyaban que no era una alternativa viable y debía dejar paso a nuevos liderazgos. Fraga, que siguió siendo tan franquista y autoritario como siempre, era asimismo pragmático, y acabó cediendo el testigo de la presidencia de la derecha española, primero a una non entity, llamada Hernández Mancha y luego, al hombre que llevaría, por fin, a la derecha franquista al gobierno, el también reciclado falangista José María Aznar.

No pudiendo pasar a la reserva por su carácter, Fraga se mantuvo como presidente de honor del PP, ejerciendo su incontestada autoridad en su partido, y se retiró a su Galicia natal, que presidió entre 1990 y 2005 con mayorías absolutas y el estilo autoritario, caciquil y populista que siempre lo caracterizó. Su partido finalmente lo presentó como senador y el de senador fue el último cargó que ostentó, antes de retirarse hace unos meses.

Con él muere el penúltimo vínculo entre la democracia y la dictadura. El último es el Rey. Nos guste o no nos guste, es una fiel imagen de la historia del país, de la miseria de la dictadura y las deficiencias de la democracia. El principal representante de aquella ensoñación de los últimos del Movimiento, de instaurar en España un franquismo sin Franco, en la que todos ellos se veían como el caudillo sucesor del caudillo. Fraga el primero. Se va sin que los tribunales españoles hayan dicho nada sobre el carácter criminal de la dictadura a la que tan lealmente sirvió y antes de que los trámites que se han iniciado en la Argentina puedan desembocar en el calificativo que sus servicios a aquella dictadura merecen.

Desde luego, la derecha le debe mucho. España, la España de los demócratas, nada, porque hizo cuanto pudo por impedirla.

Descanse en paz.

(La imagen es una foto de FDV, bajo licencia de GNU Free Documentation).

diumenge, 15 de gener del 2012

¿Quién gobierna?

El último tajo propinado por Standard and Poor's a la calificación de la deuda de varios países europeos, entre ellos España, ha provocado las indignadas reacciones habituales. ¿Quiénes son esas agencias? ¿Qué pretenden? ¿Por qué torpedean sistemáticamente los esfuerzos que se hacen en Europa por estabilizar la situacion y salir de la crisis? ¿Cuándo vamos a crear nuestra propia agencia de calificación, no sospechosa de estar en connivencia con los yanquies? Es la misma reacción que han provocado las otras ya incontables veces en que las decisiones de las famosas agencias han empujado a unos u otros países a la ruina. Al no convertirse nunca en realidades, estas reacciones en realidad fortalecen la impresión de que se trata de pataletas sin resultados concretos frente al hecho ineluctable de que el gobierno económico de Europa no depende de ella sino de los mercados que se rigen por los criterios de unas empresas privadas no europeas.

Los mandatarios afectados hacen como si las rebajas de las agencias no tuvieran repercusión en sus decisiones que se toman autónomamente, pero mirando a Alemania que, junto a Holanda, Luxemburgo y Finlandia, no ha sufrido merma en su calificación. Por eso en parte actúa como gobernante de facto de la comunidad a la que deben someterse los demás, empezando por Francia. Sospecho que el sorprendente auge de la extrema derecha en este país responde a la conciencia creciente de que ha perdido soberanía y se mueve cada vez más al Diktat alemán. La extrema derecha cabalga siempre a lomos de un nacionalismo encendido y el nacionalismo se enciende con facilidad cuando parece que otro atropella a la Patria.

En España, la desagradable noticia se ha anotado, como de costumbre, al debe de la herencia recibida. Según Montoro, la rebaja se le ha hecho a Zapatero. Aquí hay un problema de veracidad y crédito evidente. Dos días antes, España había colocado varios miles de millones de euros a un interés más bajo que en casos precdentes. El gobierno interpretó que se trataba de la perspicacia de los mercados, ya conocedores de la inmensa confianza que inspira Rajoy, no de la herencia recibida. Es tan pueril esta actitud, según la cual la culpa de lo malo la tienen otros mientras que lo bueno es siempre tarea propia, es tan evidentemente mendaz, que no es comprensible que alguien le preste atención.

Muy en su estilo, Rajoy relativiza el golpe de las agencias de calificación (que unas veces te suben y otras te bajan) y afirma con contundencia que sabe lo que hay que hacer y el gobierno se apresta a hacerlo. Sigue razonando como durante la campaña electoral, cuando decía tener las claves para sacar a España del atolladero pero no las revelaba por no dar armas al adversario. La campaña electoral pasó, Rajoy ganó las elecciones y la cosa no consiste en seguir sabiendo lo que hay que hacer, sino en hacerlo.

El respetable está escamado pues tiene pruebas de cómo siempre que Rajoy afirma saber lo que hay que hacer y lo formula, luego hace lo contrario. El ejemplo, ya en los anales de la propaganda y la manipulación políticas, es la subida de impuestos decretada por un gobierno cuyo presidente sabía a ciencia cierta que no se deben subir los impuestos y, desde luego, él no lo haría. Sus auxiliares se encargaron después de explicar que, si no los subían ellos, los obligarían a hacerlo desde el exterior. Seguramente será cierta pero la explicación deja sin valor alguno la afirmación de Rajoy de que sabe algo, lo que hay que hacer o lo que no hay que hacer. La cuestión real es si puede o puede no hacerlo; si le dejan, vaya.

Anuncia asimismo Rajoy que habrá reforma laboral. Tendrá que hacerla él, a pesar de su reticencia caracteriológica a adoptar medidas porque la patronal ha boicoteado las conversaciones con los sindicatos para alcanzar un consenso. ¿Para qué hacer concesiones si tienen a su gente en el gobierno, dispuesta a obrar como ella mande? Resulta claro que en lo exterior, a España la gobierna Alemania y, en el interior, la patronal.

(La imagen es una foto de Gobierno de España, La Moncloa y está en el dominio público).

Diatriba

(Félix Rodrigo Mora, Prado Esteban y Frank G. Rubio (2011) Pensar el 15 M y otros textos, Madrid: Editorial Manuscritos, 150 págs).

Se ha ecrito mucho sobre el 15-M y probablemente se escribirá mucho más. El tono de lo que se publica suele ser laudatorio cuando no encomiástico. No podía faltar algún texto contrario y no escrito desde una perspectiva reaccionaria sino surgido del seno del propio 15-M o de sus aledaños. Y no falta. El que comento aquí lo es. Y no precisamente suave, sino una verdadera diatriba, una andanada contra el conjunto del movimiento desde posiciones anarquistas y salvando en él únicamente una especie de vagaroso principio motor basado en la idea asamblearia que, en su forma genuina, según parece, ha sido minoritaria entre los indignados, pero lo suficientemente representativa para tener con él esta especie de relación de amor-odio que impregna las páginas de esta obra.

El libro, muy breve, se compone de tres escritos de diversa longitud, enjundia y objetivo. Se añaden algunas entrevistas a participantes en las acampadas cuya función es reforzar las conclusiones de los autores. Estas, expuestas con mayor concreción en el escrito más extenso de todos, el de Rodrigo Mora, consisten en lo esencial en ver el moviento del 15-M como una reacción popular y espontánea manipulada y desnaturalizada por sus mismos organizadores. Hay un núcleo impreciso de indignados a los que el autor llama "el sector popular" del movimiento que es sano, pero nada puede contra las poderosas fuerzas de la manipulación, representadas por los partidos de izquierda y la parte estatolátrica y hasta reaccionaria del 15-M. De qué forma puedan distinguirse estas partes antagónicas, en qué consistan, cuáles sean sus atributos conceptuales no queda claro en modo alguno en el escrito, salvo por la seguridad del autor de que las cosas son como él dice. En último término y casi por reducción al absurdo, no solo el 15-M sino el mundo entero se divide en dos bloques antagónicos: el propio autor de un lado, poseedor de una sabiduría, unos conocimientos y una clarividencia que le permiten descubrir el lado oculto de las cosas sin necesidad de explicar método alguno, excepto los muy firmes propósitos de buscar la verdad y atender ante todo al espíritu y todos los demás que son engañados, están equivocados o son simplemente unos granujas.

Rodrigo Mora es extraordinariamente agresivo con todos los autores y organizaciones que han tenido algo que ver con el movimiento indignado. Carga con virulencia contra Carlos Taibo, Stéphane Heller (de quien no deja hueso sano), José Luis Sampedro, Joseph Stiglitz y el movimiento Democracia Real Ya (DRY) y contra otros autores no directamente relacionados con estos, como Fernando Savater en una especie de ajuste de cuentas que parece una venganza o un mal disimulado deseo de que le filósofo entre al trapo y le conteste. A todos reprocha algo, bien sea su afán por manipular, su carácter reaccionario, su pasado o el hecho de que ganen dinero con sus obras, cosa que la parece especialmente nefanda. En consecuencia critica acerbamente las obras y manifestaciones de estos y se ceba muy en especial con el opúsculo de Hessel y el Manifiesto de los Indignados en 25 propuestas al que somete a un minucioso refrito en el cual pretende demostrar que se trata de un texto reaccionario y manipulador que solo tiene que ver con el genuino movimiento (en su sector popular, se entiende) con el fin de desarmarlo o, incluso, de ponerlo al servicio de estrategias mas poderosas y oscuras, como las grandes empresas o sus fundaciones.

El criterio del auténtico movimiento revolucionario, que nada tiene que ver con la burda manipulación del 15-m, es la existencia de un movimiento asambleario. Los antecedentes se encuentran en la tradición de los concejos abiertos medievales, a los que el autor idealiza, dando por supuesto que son la única forma de hacer avanzar la revolución, la auténtica, la verdadera, la que se ocupa de la verdad, a través de su cristalización moderna en la forma de asambleas. Una vez más los revolucionarios de hoy prometen la felicidad a quienes encuentren la forma de volver a una edad de oro, a cualquiera, aunque sea la medieval. Las asambleas han quedado reducidas a la nada en el 15-M merced a las tácticas desviacionistas del sector reaccionario, encabezado por el movimiento Democracia Real Ya (DRY) y por los partidos de izquierda, PSOE, IU, etc que, en el fondo, están al servicio del capital y del Estado.

La idea de que las asambleas, a las que el autor otorga prácticamente el monopolio de los tres poderes del Estado, el ejecutivo, el legislativo y el judicial, puedan ser la forma que tome la revolución en algún momento es, afortunadamente, harto improbable. El autor no solamente las convierte en los órganos decisorios revolucionarios por excelencia sino también, en un sentido más filosófico, en el único contexto de emancipación humana real. El siguiente párrafo, original en su redacción, como destilado de las experiencias de las acampadas en la Puerta del Sol, mete miedo, al tiempo que constituye la quintaesencia de la concepción del autor: "Estar juntos, vivir juntos, debatir juntos, pensar juntos, trabajar juntos, comer juntos, superar juntos las dificultades, dormir juntos, escribir juntos, luchar juntos, imaginar juntos, atreverse juntos, investigar juntos, ser reprimidos juntos, permitió practicar el colectivismo integral que es la forma natural de la existencia humana (lo que no significa ignorar la responsabilidad y el esfuerzo personal), a la que tendemos en cuanto la la presión espeluznante del Estado y la clase empresarial para hacernos individualistas y egoístas, solipsistas e insociables, flaquea, por poco que sea" (p. 36) . Colectivismo integral y concebido por vía de derecho natural. En algún otro lugar de la obra el autor remacha el valor del individuo pero, sea cual sea éste, la imagen de ese quehacer gregario, similar al de una colmena, es tan organicista que hay que frotarse los ojos para darle crédito.

En conjunto, el opúsculo de Rodrigo Mora es un ataque y una critica radical expresada con mucha virulencia al movimiento real del 15-M en todas sus manifestaciones pero hecho desde posiciones teóricas no explicitadas, ya que la perspectiva anarquista que esgrime no implica propuesta contrastable alguna. El libro es tan arbitrario en sus juicios y tan agresivo que a veces se llega a dudar de si está escrito en serio.

Completa la obra un par de breves ensayos de Prado Esteban para quien el planteamiento de la emancipación de la mujer solo puede hacerse en lucha contra el feminismo (p. 96) cosa verdaderamente sorprendente, pero no más que otras afirmaciones de la autora sobre el 15-M en la misma línea de Rodrigo Mora. El último texto, de unas tres páginas, de Frank G. Rubio es el único que plantea alguna objeción crítica al modelo asambleario al empezar por reconocer que, por su carácter, las decisiones de las asambleas solo pueden obligar a quienes participen en ellas.

En resumen, el libro es una diatriba en contra del movimiento 15-M, basada en una confusa acumulación de observaciones y críticas inconexas y articulado en torno un narcisismo doctrinal tan rotundo que maravilla.

dissabte, 14 de gener del 2012

Crónica de las primarias del PSOE, II.

Once-cuatro. Así está el marcador de barones en la partida entre Rubalcaba y Chacón. Si estos barones ejercen un liderazgo efectivo sobre sus huestes, el destino de la catalana está sellado. Pero no tiene por qué ser así. El voto es secreto y los barones pueden llevarse una sorpresa. Al anunciar públicamente sus preferencias actúan como grupos de presión o, todavía peor, como los "cuerpos intermedios" de los monarcómacos en las guerras de religión en Francia, órganos e individuos situados entre el rey y el pueblo, que se oponían al primero y adoctrinaban al segundo al que sometían a una especie de tutela por no considerarlo maduro. En las democracias, sin embargo, el pueblo es maduro por definicion, al igual que en las empresas el cliente siempre tiene razón. Aunque no la tenga. El pueblo siempre es maduro, aunque no lo sea. Razón y madurez son términos relativos.

Los pronunciamientos de los barones, además, son poco inteligentes, sobre todo los de la mayoría. Aparte de la evidencia de que en ésta se da una motivación de proximidad generacional con el candidato, hay otra razón de más peso. Los dos candidatos elaboran su discurso sobre un eje común: renovación. Los barones son una especie de "vieja guardia", ente poético-político que suele identificarse con principios inmutables, esencias puras, inmovilismo. También se lo conoce como "el aparato", un término en el que nadie quiere verse encuadrado. Por tanto, once barones obstaculizan más los propósitos renovadores que cuatro. Es decir, su apoyo resta crédito al discurso del candidato.

En todo caso, el contador de delegados, que actúan en el congreso como compromisarios también es de momento favorable a Rubalcaba. Éste insistió en que él no tenía nada en contra del debate, propuesto por Chacón y que el aparato ha vetado, con bastante sentido común, por cierto. ¿Qué otra cosa están haciendo ambos candidatos sino debatir desde el primer día? Da la impresión de que, cuando se pide debate, lo que se quiere es espectáculo porque debate ya hay.

Otra cosa es que tenga la categoría que debiera tener. Los dos aspirantes sostienen que les interesa el debate de ideas. Rubalcaba se propone preguntar a quienes se acercan a su partido si tiene ideas y Chacón promete que en unos días hará propuestas concretas en el campo de las ideas. Pero éstas siguen si aparecer, son tan difíciles de encontrar como el unicornio, bicho que solo se sometía en manos de una doncella.

Sin embargo hay muchos aspectos en los que surgen ideas casi por sí solas. Por ejemplo, se debe tratar el asunto de la corrupción dándole la importancia que tiene. La corrupción lleva la semilla de la destrucción del sistema. Ese asunto de los EREs irregulares de la Junta de Andalucía es durísimo para el PSOE. Por eso, ¿por qué no obligar por ley a que todas las administraciones cuelguen en la red en abierto todas sus transacciones económicas? Todas, subvenciones, licitaciones, gasto corriente, todas. Habría mucha menos corrupción.

En cuanto a la profundización de la democracia podría pensarse en la conveniencia de establecer un mecanismo de revocación de todos los cargos públicos. De ese modo, sabiendo estos cargos que su continuidad depende de la voluntad renovada de los electores, ya nadie repetiría esa queja tan habitual de que los políticos sólo se ocupan de la gente cada cuatro años y también habría mucha menos corrupción.

Otra idea consiste en revisar la política de privatizaciones. No es cierto que la gestión privada funcione mejor, como sostiene Esperanza Aguirre, que se maneja en un terreno de un neoliberalismo tosco. ¿No debe el PSOE reconducir las privatizaciones y defender sin ambages la superioridad de lo público? La salud, la educación, la vivienda no son anhelos de la gente sin mayor concreción y dependiendo de la caridad ajena sino que son derechos. Y el único de protege los derechos es el Estado. Por eso los neoliberales lo odian tanto y quieren suprimirlo para que en la sociedad no rija el derecho de todos sino el del más fuerte.

(La primera imagen es una foto de Rastrojo, bajo licencia de Creative Commons). La segunda, una foto del US Department of Defense, en el dominio público.

El filo de la navaja.

El funcionamiento del capitalismo es un misterio sobre todo cuando muestra su cara caníbal, cuando vive de devorarse a sí mismo. El gran descubrimiento keynesiano consistió en garantizar que el hombre pudiera explotar al hombre procurando que hubiera algo que explotar. Si esa precaución se pierde y al final no queda nada por explotar, el sistema, sostenido en una lógica autodestructiva, colapsa. los medios por los que que hasta ahora se ha contenido el colapso consisten en entregarse a él a través de la revolución o de la guerra, formas del reino de la violencia y ambas difíciles de pensar, si bien en diferente grado.

La revolución es improbable, aunque hubiera gente que, además de invocarla como se invoca el santo advenimiento, la preparara concienzudamente. La guerra es más probable incluso aunque nadie reconozca estar preparándola.

Nada está escrito y habrá quien diga que esta crisis puede hacerse crónica pues, como si fuera una guerra con un arma "inteligente" que aniquilara valores pero respetara a las personas, éstas permanecen. Sin duda pero, llevadas a la desesperación, pueden hacer cualquier cosa.

divendres, 13 de gener del 2012

Crónica de las primarias del PSOE, I.

Palinuro ha decidido nombrarse cronista oficioso de las primarias del PSOE. No todo han de ser declaraciones de barones y cargos del partido apostando por una u otro candidato. También interesa escuchar a quienes, no estando personalmente interesados en la contienda dialéctica, si lo están en que ésta sea ejemplar y termine consiguiendo la recuperación y reorientación del PSOE.

Ayer los dos candidatos ahondaron en los temas y estilos que les son propios en un clima de civilizada pugna. Chacón reiteró su voluntad de rejuvenecer el partido, de que tenga una direccion intergeneracional y que está más abierto a la gente y gane afiliados y simpatizantes. Al encontrarse en Sevilla, prestó especial atención a las elecciones andaluzas en la idea de que la victoria en éstas será el inicio del camino hacia la victoria en las generales y recriminó al gobierno que sus primeras medidas sean contrarias sus promesas electorales, lo que indica que pretende repetir el engaño en las elecciones en Andalucía. Todo lo cual está muy bien y arranca aplausos pero es menester empezar a concretar sobre todo en el ámbito de las propuestas y las ideas que la plataforma sobre la que se erigió su candidatura empezó por pedir en Mucho PSOE por hacer.

A las ideas, a reclamarlas, dedicó parte de su intervención en Valencia Rubalcaba quien, a falta de otras, prometió dar más voz en el partido a los alcaldes y las mujeres. Al estar en Valencia habló, claro, de la corrupción e insistió en que se trata de recomponer el PSOE como partido de gobierno, lo que debe de querer decir que es preciso no comprometerse mucho y asustar al electorado. Es prudente pero no indica un firme propósito aportar nuevas propuestas ya que, como bien se sabe las novedadess no suelen tener buena prensa en el electorado más huidizo. En cuanto a las ideas no van a aparecer llovidas del cielo sino que han de referirse a las realidades de la tierra. Por ejemplo, ¿cómo se piensa resolver la insostenible situación de excepcionalidad presupuestaria y constitucional de la iglesia? Esa es una idea. ¿Cómo se van a articular las políticas keynesianas de estímulo para salir de una crisis mientras se embrida el déficit? Esa es otra. ¿Hay una idea para resolver los sempiternos contenciosos territoriales españoles que tan alto coste tienen para el país o la idea consiste en dejar las cosas como están por entender que es más práctico. Esa es otra también.

La candidata Chacón ha inaugurado una nueva página web, ahorachacon.es que está bastante bien, es más dinámica que la de Rubalcaba y está conectada con todas las redes sociales en las que debe volcar su contenido.

Por último, tengo entendido que a los actos de los candidatos solo asisten los dirigentes que los apoyan en cada caso y dejan de acudir a los seguidores del otro. Me parece una falta de respeto y de elegancia. Los dirigentes del partido deben presenciar también los actos del candidato que no apoyan, aunque solo sea para informarse de primera mano de sus propuestas.

No solo los bonos son basura.

Mientras el soldado Manning se enfrenta a un consejo de guerra por filtrar documentos de interés general, la soldadesca del país que dice "confiar en Dios" mea sobre los cadáveres de los taliban abatidos en combate.

Al tiempo que un cura católico alemán admite haber cometido cientos de abusos sexuales, el obispo de Córdoba, Fernández, acusa sin pruebas a la escuelas de su diócesis de fomentar el fornicio que, según parece, está reservado al clero.

En tanto el expresidente de Baleares afanaba presuntamente la pastuqui de los contribuyentes y se la repartía con el yerno del Rey, una Infanta de España se beneficiaba supuestamente de esos ingresos para no verse obligada a vivir por encima de sus posibilidades, como como hacen los plebeyos, cuya codicia no tiene límites.

A medida que la citada Infanta iba redondeando sus magros ingresos de unos 150.000 euros al año, la Coronal, al estar tan alta, no se enteraba de lo que sucedía debajo de sus reales narices.

Así como Tele K tiene que sobrevivir de la solidaridad del auditorio para pagar un emisor con dos km. de radio, Canal Nou, cuantiosamente subvencionada por un gobierno en práctica quiebra, se dispone a echar a la mitad de la plantilla.

En el momento en que las escuelas de Valencia se ven abocadas al cierre por falta de recursos, las autoridades financian la erección de un gigantesco adefesio en honor al único hombre en el mundo capaz de construir un aeropuerto para los no-aviones.

Mientras los ciudadanos pechan con la mordida que les ha dado su gobierno, el presidente de éste da la cara como prometió, no en España sino en Berlín, en donde se le impartirán las órdenes posteriores.

No, no solo los bonos son basura.

(La imagen es una foto de mermadon 1967, bajo licencia de Creative Commons).

dijous, 12 de gener del 2012

Una sola voz pero dos registros.

Rubalcaba señalaba el otro día que el PSOE debe hablar con una sola voz en toda España. Muy cierto. Yo añadiría: y fuera de España, también. Es preocupante esa intención del PSC, aprobada en un reciente congreso, de tener voz propia en Europa, más que nada porque el momento para anunciarla es el peor posible. En este proceso de recuperación el PSOE necesita unidad de voluntad y de acción y una división de este tipo contribuiría a debilitarlo.

Por fortuna, Carme Chacón, que parecía inclinarse en un principio del lado catalanista, ha reafirmado asimismo el criterio de la única voz, reconociendo que primar el discurso territorial sobre el social fue un error del pasado. En efecto, el PSOE es un partido español y no debe fragmentarse en nacionalismos. De hecho ya tiene uno, el nacionalismo español. Más adelante, en circunstancias de normalidad, será prudente que abra un debate sobre él. En un mundo en el que hasta un conservador como Cameron admite el derecho de autodeterminación de Escocia, carece de sentido que el nacionalismo del PSOE sea como el del PP, cerrado y excluyente. El nacionalismo no tiene por qué ser contrario al derecho de autodeterminación. Las naciones (y, por ende, sus nacionalismos) son fuertes cuando quienes las integran lo hacen voluntariamente y no a la fuerza y sin que estos asuntos puedan siquiera debatirse. Pero eso será más adelante, salvada esta situación de emergencia. De momento es vital que el PSOE tenga una única voluntad y una sola voz para manifestarla.

Pero a la voluntad única de los organismos colectivos sólo puede llegarse mediante la imposición dictatorial o el libre y abierto debate interno. Obviamente descartada la primera, corresponde fomentar el segundo. El debate debe ser a fondo, sin límites; nada debe reputarse "indiscutible". Pero, una vez concluido, y formulada la voluntad única, todos deben hacerla suya con independencia de la actitud que hubieran mantenido anteriormente. La decisión de la mayoría es la decisión de la colectividad. Es el abecé del comportamiento democrático.

¿Ayuda a tal finalidad la propuesta, al parecer planteada por Chacón, de que haya un debate entre ella y Rubalcaba? Es dudoso y la prueba es que los dos candidatos se han apresurado a aceptar la decisión de los órganos directivos de que no lo haya. Es dudoso por prematuro y precipitado. Las reformas deben hacerse a su ritmo. Bastante es que se hagan primarias y sean abiertas. No es cosa de introducir un nuevo factor de consecuencias no suficientemente aquilatadas. Los discursos de los candidatos deben ser paralelos porque, teniendo ambos la misma voz, ésta posee registros distintos y en función de ellos decidirá luego el electorado. Los discursos no pueden ser antagónicos, cosa que serán indefectiblemente si se formulan en un contexto de debate. Porque, a los efectos de singularizar la propia posición, los candidatos corren el peligro de inventarse las discrepancias. La discusión no puede hacerse al modo de un duelo personal entre los dos candidatos que pretenden imponerse cada uno por su lado, sino al de dos litigantes que tratan de convencer a un tercero, en este caso su auditorio, los electores, que han de funcionar como un jurado encargado de decidir entre dos opciones distintas. Lo primero es, por tanto, definir esas opciones y ver en qué son distintas objetivamente.

Los abusos de MRW y la censura en FB

Según opinión muy extendida, de la que participa Palinuro, internet es un ámbito de libertad de expresión. Pero eso no quiere decir que no se den intentos de censurarla y reprimirla. Sería ingenuo pensar así. La libertad de expresión, el más excelso de los derechos del hombre, sólo se consigue luchando por ella contra los reiterados intentos de coartarla y suprimirla, de convertir a las personas en siervas atemorizadas y silenciosas.

En la entrada de ayer de Palinuro, titulada El timo de las empresas de mensajería se exponían las prácticas abusivas de estas empresas y se denunciaba una caso concreto que afectaba a MRW. Habiéndola subido a Facebook, LinkedIn y Twitter, Palinuro se encontró con que desaparecía misteriosamente de la primera red y que ya no era posible restablecerla en estado original porque estaba bloqueada mediante un artilugio técnico y sin razón alguna. Dado que dicha entrada no era delictiva, ni inmoral, ni pornográfica, ni atentaba contra derechos de terceros, ¿cómo se puede justificar su censura?

¿Cómo es posible que FB, una de las redes más libres, en la que a diario aparecen criticas muy duras contra todos los poderes terrenales y celestiales y que sirve de cauce y catalizador contra las más diversas tiranías del mundo, censure una entrada en la que se denuncian prácticas de unas empresas contrarias a los intereses de los usuarios? La única explicación es por una solidaridad corporativa mal entendida. En otros términos, alguien en MRW debió de presionar a los administradores de FB para que suprimieran una entrada que le desagradaba. Ahora bien, esto no solamente es un desdoro para el espíritu libre de que se enorgullece FB, sino también una muestra más de cómo, si no se lucha contra él, el capitalismo tiende a la maquinación, la censura y la represión de los derechos de aquellos en cuyo interés dice actuar, los usuarios, los clientes, los ciudadanos en definitiva, a los que se quiere de silenciar para que no protesten cuando se los maltrata.

En el citado post se sostenía que los organismos públicos de correos son muy superiores en todos los sentidos a estas empresas privadas de mensajería cuya finalidad es el lucro y no el servicio a los ciudadanos. (Incidentalmente, esto vale para todas las actividades que se han privatizado. Los servicios públicos son mejores, más baratos y eficientes que los privados). Dado que esto es obvio para cualquiera con un mínimo de objetividad, ¿cómo se explica que las empresas que hacen los envíos contraten a estas mensajerías privadas en detrimento del servicio postal oficial y, de paso, de los intereses de sus propios usuarios? En el caso que nos ocupa, ¿por qué Amazon contrata los envíos con MRW y no con correos, mucho más barato y seguro que el otro? Obviamente por la razón que ya señalaba Adam Smith en su Riqueza de las naciones, vol. 1º, capítulo 10: "Rara vez se reúnen los empresarios del mismo negocio, aunque sea para entretenerse y divertirse, sin que el resultado sea una conspiración contra el público o una manipulación para subir los precios" (pág. 117 de la edición de Everyman's de 1910, reimpresa en 1970). Favorcillos que se hacen entre empresarios a costa del público.

Hay censura por razones morales, políticas y económicas. Al suprimir una denuncia de una práctica abusiva, FB, al fin y al cabo una empresa, se alinea con el abusador en contra del abusado. Ignoro si en FB hay un comité de ética empresarial que evalúe las razones por las que se censura la libertad de expresión. Si no lo hay, debe crearse. Y, si lo hay, debe justificar porqué se censuró la entrada de Palinuro.

(La imagen es una foto de Durova, en el dominio público.)

dimecres, 11 de gener del 2012

Carta de Palinuro a Rodríguez Zapatero

Querido presidente: me gustó mucho y me emocionó el escrito de autocrítica que me hiciste llegar con permiso para difundirlo en mi blog (Autocrítica de Rodríguez Zapatero). Es un texto ecuánime, objetivo, sin autocomplacencias ni jeremiadas, rebosante de respeto hacia tu auditorio y por ende de respeto hacia ti mismo pues nadie que no se respete personalmente puede respetar a los demás. Sales de la tarea que desempeñaste con dedicacion y entereza como entraste en ella, mirándonos a todos de frente, con la vista bien alta, honrado y apreciado hasta por tus adversarios, que ya es decir. No dejas detrás nada de lo que debas avergonzarte o arrepentirte y has hecho una aportación a la dignidad de la izquierda en momentos de extraordinaria dificultad que pocos pueden igualar y nadie, en mi opinión, superar. Tu autoridad moral como demócrata al servicio de tu país es enorme.

Permíteme que, en respuesta, te dirija esta carta en nombre propio y de cuant@s quieran adherirse a ella. Mi intención no es reiterar o repetir los aciertos y los fallos de tu gestión pues ya lo haces tú de modo certero, sabedor de que tu obra, como toda humana, no podía ser perfecta. Antes bien, pretendo considerar las circunstancias en que desarrollaste tu labor sólo porque veas que, aunque a veces hayas podido intuir decepción y hostilidad en tu entorno, las gentes que la hemos seguido como ciudadan@s, sabemos compaginar el espíritu crítico con el sentido de la justicia que obliga a todos, no lo ignoras, a dar a cada cual lo que le corresponde.

Pero antes de empezar quisiera romper el protocolo habitual trayendo a primer plano lo que siempre se deja para el último, esto es, la felicitación a tu esposa, Sonsoles Espinosa, mujer de gran valía personal que ha sabido estar estos casi ocho años en una posición de independencia e implicación en el compromiso común también sin parangón en la historia reciente. No es cierto que detrás de todo gran hombre haya siempre una gran mujer porque, a veces, ésta no está detrás sino al lado, hombro con hombro. Las felicitaciones a ti son felicitaciones a ella por igual y todo lo que aquí se diga, se dirá de los dos. Formais una gran pareja.

Tus aciertos y tus errores son ya historia y de ellos se ha hablado abundantemente. No tanto sin embargo de las circunstancias en las que se produjeron y que también serán historia. Esas circunstancias en tu primera y segunda legislatura se resumen en un solo dato. Tuviste enfrente formidables adversarios, verdaderos enemigos que trataron de aniquilarte desde el principio para evitar que llevaras adelante tu proyecto de ampliación de derechos y libertades de l@s ciudadan@s, las mujeres, l@s homosexuales, l@s jóvenes, l@s mayores, l@s pensionistas y l@s dependientes; los sectores más desfavorecidos de la sociedad, que son la mayoría. Querían impedir que mejoraras la vida colectiva. Los banqueros, los grandes capos de la patronal, la iglesia católica, (para la que eras el Anticristo como se leía en las pancartas de algun@s de sus fieles seguidor@s), una oposición ultramontana y agresiva y unos medios sensacionalistas, mendaces, amarillos; todos querían destruir la legitimidad de tu acción. La oposición te trató de modo injurioso y acumuló insultos sobre ti de los que hoy debiera sentirse avergonzada (y no es el caso) sobre todo porque tú jamás le pagaste en la misma moneda y demostraste con ello ser un señor. Entre el señor y el patán media un abismo que ninguna componenda podrá salvar jamás, pues radica en el espíritu. La prensa elevó el maltrato con frecuencia hasta la grosería y el linchamiento y no vale la pena comentar nada sobre ella salvo que no merece tal nombre.

En resumen, tu primera legislatura fue una lucha titánica contra una coalición de reaccionarios, demagogos, matones y machistas. Aquellas injurias a tus ministras producen verdadero bochorno. Tan cerrada fue la acción en tu contra, tan incansable y despiadada, que puede compararse con la que se hizo contra Felipe en su día y, antes, contra Azaña. Enhorabuena. Enhorabuena porque saliste airoso, no nos fallaste y pusiste a España en vanguardia de un proyecto socialdemócrata de reforma social que fue la envidia de toda la izquierda europea.

Luego llegaron los años aciagos, los de una crisis estructural del capitalismo que se ha llevado por delante países enteros y supuso un chantaje sobre España como el país no había vivido jamás. Nadie me quita de la cabeza que, en la dureza, la soberbia, la perentoridad conque los líderes europeos te forzaron a dar un giro de 180º contrario a tus convicciones hay un elemento siniestro, un afán de hacerte pagar por tus éxitos anteriores, de aniquilar tus conquistas sociales, una venganza de clase. Lo que la derecha española no pudo lograr creyó lograrlo la derecha europea: que te desdijeras, que mordieras el polvo, que renunciaras al proyecto socialdemócrata, que reconocieras que la política económica neoliberal no es solamente un parche coyuntural sino una verdad incontrovertible. Y no lo hiciste.

Cuando la tempestad ruge hay dos posibles comportamientos: el poste seco se quiebra pero no se dobla; la caña de bambú se dobla pero no se quiebra. Yo prefiero el bambú porque, pasada la tempestad un poste roto no sirve para nada mientras que el bambú recupera su forma y tú adoptaste las medidas que la prepotencia ajena y la necesidad propia hacían obligatorias, evitaste al país un destino a lo griego pero lo conseguiste salvaguardando en la medida de lo posible los intereses de los más perjudicados. Es decir, te enderezaste.

Como tú mismo dices en tu escrito, tus dos mandatos han sido globalmente positivos. Añado yo, para la causa del socialismo democrático, de la socialdemocracia por la que han votado casi siete millones de personas. Enhorabuena de nuevo, y hasta siempre, presidente.

(La imagen es una foto de Agência Brasil, bajo licencia de Creative Commons).

El timo de las empresas de mensajería.

Cuando se privatizaron algunos servicios de correos, en concreto los más lucrativos, esto es, la mensajería y la paquetería, la propaganda de las empresas privadas que querían quedarse con el negocio ya había acuñado una imagen destructiva, demoledora, del servicio postal: caro, lento, ineficiente, descuidado, las cartas se perdían, los paquetes se devolvían, etc., etc. Todo era mentira, como las demás "críticas" que se han estado haciendo a otros servicios públicos que el capital privado codicia. Porque en algo es realmente maestro este capital: en el arte de la publicidad engañosa y la propaganda. Frente a él, Correos no tenía nada que hacer porque, siendo público, no hacía publicidad de sí mismo.

Sin embargo, el servicio de correos, aquí y en todas partes en el mundo civilizado es mil veces mejor y más eficiente, que esos chiringuitos de mensajería que han proliferado como las setas en las ciudades. En las ciudades, claro es, no en los campos en los que el servicio ruinoso de llevar una carta al año al abuelo que vive en un pueblo perdido de la sierra recae sobre Correos. Y aun así, éste, el servicio postal, además de esta función encomiable, es más eficiente que las empresas privadas por no otra razón que éstas no están para prestar un servicio sino para lucrar a sus propietarios, darles cuantiosos beneficios. Y ¿de dónde saldrán estos sino de hacer que los clientes paguen el servicio de mil maneras además de la dineraria?

Veamos un ejemplo de cómo funciona una cualquiera de estas empresas: estás esperando un paquete importante; la empresa, sin consultarte, te lo lleva a domicilio cuando le peta. ¿Que estás? Tienes tu paquete. ¿Que no estás? Te has metido en un lío. Algunas de estas empresas te dejan un aviso escrito y te piden que vayas a recoger el paquete en persona a su sede, sita en las Chimbambas, con lo cual, ya me dirás qué has ganado con relación a correos, cuya estafeta suele estar a una distancia próxima de tu casa.

En la ausencia, otras empresas te dicen que llames a un número de teléfono en el que te espera un buen rato de audición de cualquier detestable musicanga repetida sin parar así como la gangosería habitual de "nuestros agentes están todos ocupados; por favor, espere" (y pague). Cuando alguno de esos ocupados se desocupa, te dice que pasaron a dejarte el paquete, que no estabas y que van a volver, si te viene bien, mañana por la mañana. Pides que sea por la tarde; por la tarde no trabajan. Fuerza es por la mañana. ¿A qué hora? No te lo pueden decir porque depende de sus trayectos; "a lo largo de la mañana". Lo cual significa que te quedas de guardia en casa, dejas de ir al trabajo y todo con el riesgo de que tampoco vengan. Es decir, tienes que regalarles tu tiempo porque sí, porque les da la gana y quieren hacer negocio a costa tuya.

Finalmente, otros te llaman ellos mismos y se produce un diálogo similar al anterior. Como gracia generosa te dirán que el repartidor te llamará una hora antes. Por supuesto, desde un "número privado", para que no puedas saber quién es ni puedas devolver la llamada ni llamar al repartidor por tu cuenta con algún cambio de planes. Lo tuyo es esperarte en casa hasta que a estos mendas se les canten las narices ir a entregarte un paquete que es tuyo, que has pagado o te has comprometido a pagar y que llevas días esperando.

¿A que le ha pasado a todo el mundo? Mi último caso son unos envíos urgentes pedidos el día 1º de enero, entregados por el proveedor, Amazon, el dos de enero a la empresa MRW, supuestamente especializada en esas urgencias, con una previsión de tres a cinco días de plazo y que, a día 10 de enero aún no me han sido entregados, ni lo serán porque tienen que hacer un trayecto de Madrid a... Madrid, nada menos. Sí me han estado volviendo loco en cambio con llamadas contradictorias y promesas falsas.

Mi anhelo más ferviente es que Amazon vuelva a confiar en Correos entre otras cosas porque, de seguir haciéndolo en la gente de MRW, no volveré a comprar uno solo de sus productos y contaré a todo el mundo, como lo hago ahora, el trato sufrido por unas empresas que presumen de lo que no son ni tienen.

(La imagen es una foto de robin.elaine, bajo licencia de Creative Commons).

dimarts, 10 de gener del 2012

La pasarela de los modelos políticos.

Los dos presidentes "modélicos", según Mariano Rajoy, se sientan en el banquillo de los acusados para responder por diversos presuntos delitos de corrupción. En sí mismo esto es ya una lección de un modo de entender la política despilfarrador, caciquil, clientelar y, en definitiva, delictivo. Una forma, no de servir a los ciudadanos sino de estafarlos y esquilmarlos, algo que afecta directamente al Partido Popular (Matas fue ministro con Aznar y Camps, un punto de referencia esencial en el PP) y frente a lo cual éste guarda un silencio denso, sentado sobre su flamante código de buenas prácticas que, obviamente, no ha aplicado ni, según se ve, piensa aplicar. También es una lección de la independencia de la Justicia en España que es lenta, tiene defectos, pero al final funciona con la seguridad y la inmutabilidad de un antiguo batán.

Hay quien dice que el caso de Camps es "de cuantía menor", clasificándolo como los delitos y, en efecto, en concreto se trata de unos cuantos trajes y unos miles de euros. Pero ese argumento tiene dos respuestas: 1ª) aunque fueran cientos de euros y unos calcetines, tratándose de un político, no es un asunto menor; 2ª) no se trata sólo de los trajes sino que, detrás de los trajes hay un increíble gatuperio en que unos sinvergüenzas, en connivencia con cargos del PP de la Comunidad valenciana, se han apropiado presuntamente de cientos de miles, millones de euros a base de prácticas corruptas, para enriquecerse personalmente y/o financiar ilegalmente al PP, mientras se esquilman las arcas públicas.

Para darse cuenta de algo tan elemental basta conectar dos hechos: el sistemático y supuesto saqueo de los caudales públicos en Valencia a través de la trama Gürtel cuyos señuelos eran los trajecitos y la ruina de la Comunidad que ha obligado a su presidente actual a subir el IRPF y la gasolina para salir del paso como sea. Y ese es el comienzo. Cuando los valencianos echen gasolina en el depósito o paguen sus impuestos sabrán que están sufragando la estatua de Fabra (el de Castellón) su aeropuerto fantasma, las inexistentes torres de Calatrava, la visita del Papa y... los trajes de Camps. Un consuelo.

Por cierto, el comportamiento de Camps en el juicio está siendo tan típico, histriónico y estrambótico, en compañía de la claque que lo jalea, gesticulando y haciendo caretas que Palinuro se afirma en su suposición de que este hombre tiene trastornado el juicio. Ayer, por ejemplo, creyó ver agentes de la Stasi, de la policia comunista alemana, en dos funcionarios del cuerpo nacional de polícía. ¿No convendría que lo examinara un psiquiatra?

Al lado del caso Matas, la Gürtel valenciana es un tejemaneje de quinquis. Siempre hay clases. Matas parece ser el acorazado de la corrupción. Los millones de euros de su fianza lo sitúan entre los olímpicos de guante blanco y todo lo que de él depende adquiere la misma tonalidad titánica. Según las noticias, la fianza que el juez puede imponer a Urdangarin, el presunto socio de Matas en Marivent será de otros tres millones de euros porque parece que los dos iban a lo grande. "Del Rey abajo", debía de pensar Matas, "yo mismo". Quizá pueda decirse de él, como del duque de Villamediana, que "picaba bien, pero picaba muy alto".

Pero tampoco el asunto Matas es únicamente él solo. Comparece el ex-presidente a responder por un presunto delito de contratación ilegal de un plumilla, cargado de años y de experiencias quien, al parecer le escribía los discursos con ígnea oratoria ciceroniana y luego se los alababa en sus columnas periodísticas haciendo, en consecuencia, un lucrativo doblete. ¿Creíamos pasados los tiempos en los que los plumíferos mendigaban las mercedes de los señores a los que dedicaban sus ditirambos a cambio de un plato caliente y una yacija? Pues no es así. Claro que ahora parece que el plato cuesta medio millón de euros que salen del bolsillo de los contribuyentes, incluidos aquellos a los que el plumífero insulta. Hasta en la corrupción hay burbujas.

Pura nada.

Uno de los momentos típicos de la propaganda de la derecha es cuando el candidato a la presidencia del gobierno publica un libro en el que da a conocer su ideario, generalmente editado por potentes editoriales conservadoras, como Planeta o Espasa-Calpe. A Fraga no le hacía falta porque los tenía publicados por docenas, ensayos, libros académicos, generalmente con bastante fondo, memorias, etc. A los dos siguientes candidatos hubo que ponerlos a escribir. Aznar llegó a publicar tres obras antes de ser elegido presidente, siempre con esa finalidad propagandista: Libertad y solidaridad, Planeta, 1991; España. La Segunda Transición, Espasa-Calpe, 1994, que no tiene desperdicio, empezando por el título; y La España en que yo creo, Noesis, 1995. Luego de su salida del gobierno, el político del PP ha seguido escribiendo libros todos ya en Planeta, en los que alaba su gestión, Ocho años de Gobierno, 2004; amonesta a la juventud y ataca al gobierno socialista, Cartas a un joven español, 2007; o propone sus fórmulas miríficas para sacar a España de la crisis en la que la han hundido el radicalismo y la incompetencia de los socialistas, España puede salir de le crisis, 2009. Aznar es casi por sí solo un think tank. Quizá no tenga mucho think, pero sí mucho tank.

Al lado del prolífico Aznar, Rajoy parece el hombre de un solo libro, pero no al modo de aquel sabio al que Tomás de Aquino decía temer porque, conociendo un solo libro pero conociéndolo a fondo era temible, sino al modo de quien no es capaz de escribir otro y aun este a muy duras penas. Es evidente que Rajoy no es hombre de escritura. Si se le añade que, en el torbellino de la vida de un candidato a la presidencia del gobierno, apenas queda tiempo de leer la prensa, mucho menos de sentarse con el sosiego necesario para escribir algo con sentido, únicamente puede esperarse un resultado como éste que de libro tiene el hecho de constar de 256 páginas impresas entre dos cubiertas de cartoné (Mariano Rajoy, En confianza. Mi vida y mi proyecto de cambio para España, Barcelona: Planeta, 2011). El autor dijo que destinaría los beneficios de las ventas a alguna causa justa o noble. Pero no sé si esos beneficios habrán sido muy altos, salvo que su partido haya comprado la edición entera para regalársela por Reyes a los militantes... que hayan sido malos.

No obstante, los analistas estamos obligados a leer estos productos porque, aunque sólo tratan de embellecer la posición propia, denigrar la del adversario en un maniqueísmo realmente aburrido, de ocultar, enmarañar y no decir nada en medio de un fárrago que suele hacerse interminable, también tienen su lado provechoso. Es la magia de la escritura, de la que no son muy conscientes quienes a ella se arrojan como espontáneos. Al escribir nos delatamos, por mucho cuidado que se ponga en no asomar demasiado. "Los libros", decía Jean Paul, "son cartas largas a los amigos". Pero si un amigo es un psicoanalista, la carta larga se convierte en una larga sesión de diván en la que el autor acaba revelándose quiera o no.

El libro de Rajoy es un increíble desorden. Mezcla los contenidos de los capítulos, altera el tiempo de los relatos, mete largas morcillas que no vienen al caso, incluye párrafos enteros de discursos que ha pronunciado en algún otro lugar, elucubraciones, disquisiciones y comentarios que no encajan en la narración o la hacen repetitiva y tediosa. Carece de toda estructura salvo un vago hilo cronológico que va de su nacimiento al presente. Trata de dibujar el sentido en el subtítulo hablando de su vida y su proyecto para España. Uno podría creer que asistirá al desarrollo de ese proyecto imbricado en una intensa vida de experiencias. Pero no es así. No hay proyecto sino un conjunto de creencias conservadoras, autoritarias (las palabras "disciplina" y "sacrificio" aparecen mucho), clericales, tradicionalistas, patrióticas, al estilo del pensamiento reaccionario español de siempre. Él mismo dice que su modelo de España es la restauración de Cánovas y Sagasta (p. 49), es decir, la España del caciquismo más duro. Eso no es un proyecto, sino una nostalgia. Y su vida es una biografía anodina, de hijo de burguesía de provincias, ñoño y pacato, educado en parte en los jesuitas y que jamás, ni en sus años de mocedad y juventud tuvo un solo arranque. Relata como una especie de rebeldía un viaje en auto-stop a sus 16 años ¡a Baleares!, al parecer, su única aventura juvenil antes de retornar a la vida "normal" de misa del domingo, aperitivo del mediodía en el bar de toda la vida, almuerzo en familia y partido de fútbol. Así tal parece que el hecho de haber sido algo tan poco romántico como registrador de la propiedad a los 22 años pudiera considerarse una liberación.

Después de la parte dedicada sucintamente a la infancia, adolescencia y primera juventud vienen otras tres que, a duras penas pueden clasificarse como su carrera política en el PP, su etapa en diferentes ministerios de los gobiernos de Aznar y sus ocho años como candidato, todo tan enmarañado, confuso y maniqueo como la primera parte. Relata a trompicones algunas anécdotas, predica las virtudes del sacrificio, interrumpe para lanzar diatribas contra los gobiernos de Zapatero, y predica sus consabidos principios sin orden alguno, sin ningún afán de veracidad, pura propaganda; o sea, nada. Este libro es un largo mitin a los seguidores.

Algunos momentos interesantes generalmente no por lo que dice porque, como buen alumno de los jesuitas, procura no decir nada, sino por lo que deja ver a su pesar. Siendo ministro de Cultura comenta: "Suelo decir con cierta sorna que en realidad, lo que yo aprendí en el ministerio más que de cultura fue de números..." (p. 123). El subrayado es mío porque lo de la sorna tiene su miga pero nada comparado con el hecho de ir a un ministerio de Cultura como ministro a aprender. La burbuja inmobiliaria le preocupa mucho porque, obviamente, cuestiona su permanente elegía al milagro económico de España con el PP entre 1996 y 2004, pero se las ingenia para culpar de ella al Tribunal Constitucional que reconoció competencias sobre el suelo a las Comunidades Autónomas (p. 113) y... al PSOE, que cabalgó sobre ella (pp. 219 y 241). De todo lo desagradable tienen la culpa los demás. Por ejemplo, se vio obligado a recurrir al Tribunal Constitucional el Estatuto de Cataluña porque los socialistas habían suprimido en 1984 el recurso previo de inconstitucionalidad (p. 61), tema machacón en los escritos de la derecha más agresiva en los años 80. Lo agradable y acertado es obra suya incluso cuando fue al revés. Probablemente el párrafo más sinuoso y desvergonzado de la obra sea el que dice: "En el plano nacional nos propusimos iniciar una política de acuerdos con el partido socialista, cuyos resultados fueron el Pacto por las Libertades y contra el Terrorismo, que se firmó a finales de ese año -recuerdo que fue el día de la Inmaculada concepción..." (p. 169). Jesuitismo mariano, porque ese pacto lo propuso Rodríguez Zapatero y él, Rajoy, dijo entonces que era un "conejo que Zapatero se sacaba de la chistera".

El resto del libro tiene este grado de verosimilitud. Cuando la presidencia española de la UE sostiene Rajoy que intentó cooperar con el gobierno socialista (p. 185), lo cual contrasta con la habitual percepción de los españoles, que siempre han visto al PP en la oposición torpedeando todas las acciones del gobierno socialista interiores o exteriores. Al final de la segunda legislatura de Aznar reconoce tres crisis : el islote Perejil, el Prestige y la guerra del Iraq; cada una de ellas despachada en dos caras, sin crítica alguna; al contrario, sostiene la versión de Aznar de la justicia de aquella guerra ilegal, aunque, muy Rajoy, no lo dice claramente. Por supuesto, en el atentado del 11-M, los socialistas lanzaron las hordas contra las sedes del PP y el malvado Rubalcaba hizo unas declaraciones explosivas en la jornada de reflexión (p. 214). De su entrevista en El Mundo en esa jornada de reflexión en la que decía que tenía "la convicción moral" de que había sido ETA, ni una palabra. Y en esa convicción debe de seguir porque su versión del juicio del 11-M es la variante moderada de la llamada conspiranoia: los autores intelectuales se han ido de rositas.

La oposición del PP, dirigido por él a los gobiernos de Zapatero ha sido bronca, intolerante, insultante y agresiva, como puede verse en las hemerotecas. Pero según el autor esa "confrontación" se debió a que Rodríguez Zapatero había roto todos los consensos de la transición: el de las comunidades autónomas, el del terrorismo, el de la cuestión religiosa, etc. En una ocasión se le escapa un "solemne" que recuerda mucho uno de sus insultos preferidos al presidente socialista, al que llamaba bobo solemne.

Un dato simpático de la confesión de Rajoy que un psicoanalista llamaría el de las pulsiones reprimidas: ni una mención al caso Yak 44, ni una mención, ni de pasada, a la corrupción o a la Gürtel. Son silencios extraordinariamente reveladores. Aunque ninguno tanto sobre la estructura mental del personaje como el de que en las 256 páginas en las que se habla de progreso, modernidad, globalización, cambio, futuro, etc, no aparece ni una vez la palabra internet. Sólo hay una referencia al ciberdelito. Ese es el proyecto.

¿Alguna duda? El hombre que, al mes de su toma de posesión aún no ha expuesto programa alguno ni concretado ningún detalle y que ha aplazado su primera comparecencia en el Parlamento a primeros de febrero, deja escrito: "Considero necesario presentar un plan completo, coherente, entendible por todos, y que se pueda desarrollar durante cuatro años. Y que esto debe hacerlo un gobierno que desde el mismo instante de la sesión de investidura deje claros sus objetivos esenciales". (p. 242) Pura nada solemne.

dilluns, 9 de gener del 2012

Ojo a los medios, chicos.

Los medios necesitan noticias. Viven de ellas. Cuanto más llamativas, truculentas, catastróficas, mejor. Si no las tienen, pueden caer en la tentación de crearlas o inventárselas o darlas de tal modo que acaben siendo lo que buscan. ¡Qué más quisiera El País y, con él, los demás, que en el PSOE anduvieran a tortazos, expulsándose mutuamente o escindiéndose, como si fuera IU! Sobre todo cuando el gobierno no es noticia pues su presidente ha decidido que las inaplazables urgencias de ayer pueden ahora esperar por si acaso los asuntos tuvieran la gentileza de resolverse solos, los mercados dejaran la deuda en paz, las agencias de calificación olvidaran el abecedario, la Gürtel fuera una invención de los tribunales y el amigo Urdangarin tuviera los millones supuestamente distraídos depositados en el Instituto para las Obras de Religión, para la conversión de los infieles.

Todo el mundo insiste en que los partidos deben ser democráticos en su funcionamiento interno, que sus órganos de dirección y sus liderazgos deben seleccionarse mediante elecciones y que la práctica de la unción o la designación es autoritaria y no deseable. Pero cuando un partido da ejemplo e inaugura un proceso democrático, muchos piensan que va a fragmentarse y, por falta evidente de cultura política, esperan (y, en el fondo, desean) que las elecciones se conviertan en un guirigay, en una pelea de gallos. Así se venden más periódicos.

El PSOE no debe caer en esa trampa. Ha de mantener un debate a fondo sin personalismos y sin agresividad. El hecho de pronunciarse por primarias abiertas indica voluntad de incorporar a la ciudadanía al proceso decisorio. Y la ciudadanía no quiere broncas.

Autocrítica de Rodríguez Zapatero.

En el Comité Federal de ayer, Zapatero pidió un debate ejemplar a los candidatos y autocrítica al partido. Él mismo había preparado un escrito con la suya pero, no queriendo restar protagonismo a los dos candidatos, renunció a leerlo en público y se lo envió a Palinuro, autorizándolo a darlo a la luz pública. Este es el texto literal del expresidente:

Compañeras y compañeros: en líneas generales el balance de las dos legislaturas de nuestro gobierno ha sido positivo a pesar de las circunstancias sumamente adversas. Aunque yo fui el presidente, el mérito es colectivo y debemos felicitarnos. Pero hemos tenido fallos; nos han costado las elecciones y es el momento de de considerarlos y hacer la oportuna autocrítica.

El talante. Trajimos un espíritu nuevo a la política española, bronca y crispada, animado de las concepciones del republicanismo cívico. Quedó patente nuestro compromiso con la democracia en medidas pensadas con ánimo de Estado antes que de partido. Lo más notorio fue la regulación de la RTVE con la cual ésta dejó de ser un aparato de propaganda del gobierno para convertirse en un medio público neutral y de alta calidad. También se vio en la política de nombramientos, en la que atendimos ante todo a la competencia y el interés general en vez del partidismo. Gracias a ese criterio fue presidente del Tribunal Supremo un católico a machamartillo como Carlos Dívar. Quizá nos pasamos un poco, como cuando indultamos a un banquero condenado por los tribunales de justicia. Lo atribuyo a ese prurito de la izquierda de no ser clientelistas como la derecha. Pero una cosa es que no nos confundan y otra pecar de excesivamente generosos o ingenuos. Admitido. No se debe imitar a la derecha pero tampoco darle más cancha de la merecida. Y mucho menos atizar estopa a los nuestros. Muchos de estos que han protestado por el trato recibido, en realidad, están escocidos por no haber sido nombrados nada. Desde luego la política de nombramientos no fue mi punto fuerte. Quizá fui demasiado presidencialista a fuer de seguro en mí mismo. Debe tenderse más al espíritu de equipo y a contar con tod@s; no sólo con l@s amig@s.

Los derechos civiles. Son mi mejor recuerdo. Lo hicimos de cine. Animados por el republicanismo avanzamos mucho en la igualdad de género, luchamos contra la violencia machista, profundizamos en las garantías del aborto, igualamos a l@s homosexuales en materia de derechos civiles, protegimos a los dependientes, consolidamos la educación para la ciudadanía y aprobamos la así llamada Ley de la Memoria Histórica. La sociedad española se puso a la vanguardia de las europeas en cuanto a la igualdad de derechos de los ciudadanos. No obstante, fallamos en el asunto de la Memoria Histórica pues la ambigüedad y falta de audacia de nuestra norma ha hecho que el asunto esté paralizado, que el único juez con valor para aplicarla en un sentido progresista se vea hoy ante los tribunales, y que sea la Argentina quien, para nuestra vergüenza, haya empezado a investigar los crímenes del franquismo. Algo parecido nos sucedió con la basílica de Cuelgamuros. Encomendamos el asunto a una comisión de expertos (ya he comprendido que esto no funciona nunca) que, al final, hace depender la solución de una decisión de la iglesia católica.

Autonomías. Conseguimos la reforma satisfactoria de los estatutos de muchas de ellas, pero tropezamos en Cataluña. Probablemente me precipité al afirmar que en Madrid se aprobaría el texto que enviara el Parlament, pero lo hice de buena fe, tratando de llegar a un acuerdo. No calculé el obstrucionismo del PP al embarrancarlo en el Tribunal Constitucional y no supimos desactivar el chantaje de la derecha al negarse a la renovación durante años, aunque me gustaría saber quién hubiera sido capaz de hacerlo, cuando Rajoy recorría España pidiendo firmas en contra del Estatuto que muchos consideraban en contra de Cataluña.

El terrorismo. Bien está lo que bien acaba y el terrorismo etarra se ha acabado en España. No reconozco error alguno en las negociaciones iniciadas en 2004 y abruptamente rotas por culpa de ETA en 2006. Si acaso otro exceso de buena fe. Pero no me arrepiento de él. El Estado jugó limpio; los terroristas, sucio. Por eso se desprestigiaron incluso a ojos de los suyos. Luego, nuestra acción antiterrorista fue decisiva y la lacra del terrorismo se ha acabado.

Crisis económica. Oigo a menudo que tardé demasiado en reconocer la gravedad de la crisis. Palinuro me lo ha dicho muchas veces. Es verdad, pero comprensible: me resistía a creer que la tormenta financiera alcanzara caracteres tan destructivos. Nos pilló, además, embarcados en políticas neopopulistas, con la inercia de la anterior coyuntura alcista, de bajar los impuestos, otorgar subvenciones como el cheque-bebé o los 400 euros de devolución a todo el mundo. No se debe ceder nunca a las tentaciones populistas. La izquierda lucha y conquista derechos, no dádivas, y menos debe otorgarlas cuando está en el gobierno. Una vez lamentablemente clara la situación de peligro excepcional de España adopté las medidas que eran obligadas para el interés del país. Tampoco me arrepiento. Esas medidas no significaron un giro neoliberal del PSOE, como dijeron quienes dicen situarse a nuestra izquierda, sino que venían impuestas por la necesidad. Fui libre de adoptarlas y las adopté en libertad porque ya Hegel dice que ésta, la libertad, es el conocimiento de la necesidad. Con ello sabía que perderíamos las elecciones. Así queda desmentida esa afirmación en un cable secreto del embajador de los Estados Unidos que filtró WikiLeaks en su día según el cual soy un político "cortoplacista" que sólo pienso en términos electorales. Sin embargo he de reconocer que las medidas de recortes atacaban a los más débiles y no hicimos lo suficiente por compensarlas exigiendo sacrificios a los más ricos: no tocamos las grandes fortunas, no aumentamos en el IRPF (ese que ahora sube el PP), no aligeramos sustancialmente la situación de los asfixiados por las hipotecas y no perseguimos suficientemente el fraude fiscal ni sus paraísos.

Política exterior. De nuevo balance positivo. Sacamos nuestras tropas del Irak, de una guerra injusta, ilegal, criminal, de rapiña. Hubimos de soportar la grosería y la falta de educación de un presidente Bush, acostumbrado a que sus "aliados" le laman las botas, y que sólo es capaz de entenderse con gente tan tosca como él. Pero afianzamos el principio de autonomía e independencia de nuestra política exterior que luego hemos ejercido con sujeción estricta a los mandatos de las Naciones Unidas. Mi propuesta de la Alianza de las civilizaciones sigue siendo válida. Es más, es la única forma razonable de administrar la multiculturalidad de nuestras sociedades. Pero no está el tiempo maduro para ella.

La iglesia católica. En este campo de la religión no hemos estado muy afortunados, si bien tampoco hemos sido tan catastróficos como sostiene Palinuro. Hay que tener en cuenta no solamente la inmensa fuerza de la organización eclesiástica y sus apoyos en la sociedad sino también la gran cantidad de beatos y meapilas que pululan entre nosotros. No me gusta citar nombres, pero todos los conocen. En cualquier caso, es verdad que no nos atrevimos a denunciar el Concordato de 1953, claramente inconstitucional, ni los ignominiosos Acuerdos con el Vaticano de 1979. No tocamos ninguno de los privilegios del clero y, de hecho, incrementamos al 0,7 la casilla de la iglesia en el IRPF, verdadero expolio a todos los ciudadanos, al tiempo que jamás llegamos a ese mismo 0,7 del PIB en Ayuda Oficial al Desarrollo, a pesar de ser un compromiso de hace veinte años. Por último es asimismo cierto que dejamos morir nuestro proyecto de Ley de Libertad Religiosa. Las vociferantes y multitudinarias manifas de la jerarquía católica nos acobardaron. En este campo Palinuro exagera pero, en verdad, cedimos ante la iglesia. Sugiero a las compañeras y compañeros que no cometan nuestro error.

He hecho una autocrítica justa; no complaciente pero tampoco masoquista. Espero sirva de base para parte del debate de ideas que habrán de llevar adelante los dos candidatos.

(La imagen es una foto de Luis Jáspez, bajo licencia de GNU Free Documentation).

diumenge, 8 de gener del 2012

¿Saben lo que hacen?

La encuesta de Metroscopia de hoy en El País da una idea inquietante de lo que piensan los ciudadanos sobre las primeras medidas del gobierno de Rajoy. No es un pensamiento muy solidario ni tampoco muy coherente. La mayoría aprueba los recortes pero rechaza la subida del IBI y del IRPF. La conclusión es de un egoísmo casi infantil: se apoyan los recortes porque, hasta ahora, están circunscritos a sectores concretos de la población (los jóvenes, los dependientes, los jubilados) con los que la mayoría no se identifica. Pero rechaza las subidas de impuestos porque esas sí le afectan.

No obstante las medidas en su conjunto no merman el apoyo al gobierno. Un 60 por ciento de la población piensa que Rajoy sabe lo que hace, frente a un 80 por ciento que, como señala el mismo diario, pensaba que Zapatero improvisaba. Rajoy haría bien en consultar a ese 60 por ciento de la población sabedor de que él sabe lo que hace, por lo menos para enterarse a su vez. Porque la subida de impuestos, que coloca a España en tercer lugar en la Unión Europea en presión fiscal, sólo tiene dos explicaciones: o bien estaba preparada de largo tiempo y el gobierno queda como un mentiroso redomado puesto que tanto Rajoy como sus gentes se hartaron de decir que no habría subida de impuestos, o bien esa subida es una improvisación, mayor y más grave de las que haya podido poner Zapatero en práctica.

Esta cuestión viene a demostrar una injusticia clásica: si la izquierda improvisa, paga por ello; si lo hace la derecha, gana puntos en el apoyo popular. Quizá sea una muestra del estilo churchiliano de los conservadores que siempre los ha empujado a preparar muy concienzudamente sus improvisaciones. Sucede con otros fenómenos, por ejemplo, la corrupción, que aniquila a la izquierda pero no pasa factura a la derecha.

Con todo, de lo que nadie parece dudar es de que las medidas ya adoptadas llevarán al país a la recesión en 2012, a una mayor destrucción de empleo, a más recortes y más desmantelamiento del Estado del bienestar. Pero nada que no esté sucediendo en Europa. El predominio de la derecha en la Unión, ese Jano bifronte o Hermafrodita francoalemán, con su rígido, dogmático neoliberalismo encuentra terreno abonado en España con un gobierno dispuesto a comportarse como le ordenen, un poco como el anterior, pero más a la brava.

El recetario neoliberal es una verdadera catástrofe en la que, cuanto más decisivas son las medidas, menos tardan en fracasar a la vista de todos, sobre todo de los vigilantes mercados y sus temibles killers, las agencias de calificación. Los economistas más señalados advierten hace tiempo que las políticas restrictivas son contraproducentes. Pero nadie parece escucharlos, ni siquiera esos políticos que, de vez en cuando hablan de "refundar el capitalismo" o instaurar una tasa sobre las transacciones financieras.

En estas circunstancias, con cuatro años de mayoría absoluta conservadora por delante, la esperanza para la izquierda es que en las próximas elecciones presidenciales francesas gane el Partido Socialista. Las elecciones alemanas serán a fines de 2013, pero la actitud del gobierno podría variar si, además de cambiar la orientación política de Francia, la Democracia Cristiana sigue perdiendo terreno en los estados federados.

La esperanza en el interior reside en la recomposición del PSOE tras el batacazo de noviembre. Parece que va por buena vía. La socialdemocracia cuenta con dos buenos candidatos. Los dos discursos, el de Rubalcaba y el de Chacón, suenan bien y de momento no difieren en nada. Lo presumible es que el candidato triunfador(a) lo sea por un margen pequeño de votos. Desde ahora debe estar claro que el perdedor(a) cerrará filas en torno al ganador(a) para dedicarse tod@s a construir una buena alternativa socialdemócrata. Entre otras cosas porque es muy probable que el candidato del PP contra el que haya de batirse dentro de cuatro años el/la del PSOE no sea Rajoy sino Ruiz Gallardón.

(La imagen es una foto de Gobierno de España, La Moncloa y está en el dominio público).

Este Sherlock no es Holmes.

No sé por qué me perdí la primera versión de Sherlock Holmes que hizo Guy Ritchie en 2009. Hice muy mal porque, seguramente, de haberla visto, me habría ahorrado ver esta secuela que es verdaderamente aburrida. Retiro en parte lo dicho en un post anterior sobre la 3D. Sin duda se impondrá pero sería muy de agradecer que los directores dejaran de abusar de los efectos especiales que acaban convirtiendo todas las películas en series de Chuck Norris. O bien, que hagan dos versiones de cada peli, una para los amantes del 3D y otra para el común de los mortales.

Esta versión cuenta con los personajes de Conan Doyle, Sherlock, el doctor Watson, el malvado Moriarty, su ayudante el coronel Sebastian Moran y el hermano de Sherlock, Mycroft, que se comportan de un modo muy distinto a los originales de las novelas. En realidad, todo el espíritu de la obra es ajeno al de las historias del famoso detective. Éste es un hombre eminentemente cerebral, dotado, como todo el mundo sabe, de un poderoso intelecto deductivo y una extraordinaria clarividencia, a la que ayuda su consumo de cocaína a veces hasta por vía intravenosa. No es un hombre de acción, aunque sí es buen boxeador, pero suele estar metido en aventuras extrañas. De hecho hay un caso que Sherlock resuelve sin moverse de su habitación en Baker Street, solamente atando cabos con las historias que le cuenta Watson. Ritchie, en cambio, teje un relato trepidante, de violencia que no cesa, explosiones, bombazos, tiroteos, cañoneos, palizas, torturas, precipicios, trenes a toda velocidad (¡ay la maldita 3D!) en el que los diálogos son fulgurantes y no hay tiempo para labor alguna de metódica deducción.

Nada que ver con la tranquilidad de Sherlock que, además, es de familia. Sabemos que Mycroft es aun mejor que su hermano menor (según él mismo reconoce el alguna ocasión), pero es tan indolente e incapaz de esfuerzo físico alguno que, pudiendo ser mejor detective que Sherlock, no ejerce y dedica su vida a su misteriosoo quehacer de alto funcionario del gobierno británico. Aquí lo interpreta el gran Stephen Fry que probablmente sea lo mejor de toda la película.

Lo más llamativo es la presentación de un Sherlock Holmes, interpretado por Robert Downey, que no recuerda en nada al detective; ni siquiera en la edad y mira que es fácil de resolver esta cuestión. Era mucho más convincente Peter Cushing. La ambientación está sobrecargada, un poco al estilo de Sweeney Todd. Pero lo peor es la trama. Tomando pie en que Moriarty, ese Napoleón del crimen, según Sherlock, dirige una organización internacional, Ritchie monta un relato en el que se mezclan los anarquistas, los espías y el peligro de una guerra europea para contar una historia que tiene elementos de Batman y de 007.

Sólo el final es verdadero aunque no en la escenificación. En La solución final, Sherlock y Moriarty mueren al caer por la cascada de Reichenbah, en los Alpes suizos. Y está bien que haga reaparecer a Sherlock para poner un signo de interrogación en la palabra "Fin" del relato de Watson. Es lo que le pasó a Conan Doyle: el público no aceptó que matara al héroe y presionó para que lo resucitara, cosa que el novelista se vio obligado a hacer. Siempre me ha llamado la atención que nadie quisera que también resucitara Moriarty. Es un caso en que no se cumple el principio de Barrabás.

La banda sonora es notable y, en la medida en que, entre el estruendo de los bombazos, pueden escucharse un par de arias de Don Giovanni y La trucha, de Schubert, resultan deliciosos.

dissabte, 7 de gener del 2012

La ética es de otro planeta

La prima de riesgo se dispara en toda Europa de nuevo y llega a los 400 puntos en España. "Bueno", piensa Rajoy, "mientras la italiana esté en 530 hay margen". En Bruselas no confían en las medidas españolas en contra del fraude fiscal. "Y eso", sigue diciéndose Rajoy, "que no les hemos dicho que recaudaremos menos que los sociatas". Fabra tiene que renegociar la Fórmula 1 que Camps colgó del cuello de los valencianos a cambio de una pila de millones de euros. "¿Yo dije que haría con España lo que Camps con Valencia? También dije que no subiría los impuestos. ¿Y qué? Las palabras se las lleva el viento". Euskadi y Cataluña ya se han declarado en rebeldía preventiva frente a la intención expresa del gobierno de fiscalizarles los presupuestos. "Ya avisé a Montoro de que eso iba a levantar ronchas. ¡Menudos son los españoles! Sobre todo los que dicen que no son españoles".

Vistas las cuestiones con esta holgura y este distanciamiento, es lógico que el presidente del gobierno asista a la Pascua Militar. Vestido de chaqué, el atuendo que más aproxima al hombre a la figura del pingüino y le da la cómica solemnidad del pájaro bobo, presenció esa ceremonia de lustre castrense que parece sacada de un álbum de fotos sepia de otro mundo u otra era. Allí volvió a oírse hablar al Rey de principios éticos, con esta manía suya de mentar la soga en casa del ahorcado. El Rey decía "ética" y el auditorio escuchaba "Urdangarin".

Pero podía escuchar muchas otras cosas. La ética tiene indignada a gran parte del país. Nadie entiende cómo pueden cobrar millones de euros los directivos de las entidades financieras que las han llevado al desastre. Y tampoco cómo pueden hacerlo los que no las han llevado al desastre. El sueldo de 2,4 millones de euros de Rato en Bankia, teniendo en cuenta que el banco no es suyo y que está ahí por una decisión política, es también desmesurado y falto de ética.

Los miles de millones de euros que se lleva la iglesia católica merced a una serie de privilegios manifiestamente inconstitucionales son otras tantas bofetadas a la ética. En un tiempo de empobrecimiento y angustia generales en el que todo el mundo padece recortes, la iglesia está exenta y de ella no sale ni un mínimo gesto de solidaridad. Las obras de Cáritas están ya en su presupuesto.

Nadie entiende tampoco por qué los políticos siguen siendo una casta privilegiada, con la fabulosa capacidad de fijar ellos mismos sus ingresos, desde el último alcalde hasta los primeros parlamentarios. Y con el dinero de los contribuyentes a los que se les bajan los salarios y se les suben los impuestos. Es una falta de ética evidente.

Y no sólo hay un problema de ética en el país. Lo hay también de competencia. La idea de que en democracia cualquiera puede llegar a presidente del gobierno o de comunidad autónoma es encantadora pero no conviene ponerla en práctica. El caso de la Comunidad valenciana viene aquí a punto. Valencia ha estado gobernada en los últimos años por unas personas juzgadas y/o ya condenadas por delitos, con un pavoroso déficit ético. Pero también lo ha estado por gentes de una incumpetencia rayana en la estulticia, Según parece, Canal Nou, la televisión pública de la Comunidad, órgano de propaganda del gobierno autonómico y su partido, negoció los derechos de retransmisión del la Fórmula 1, según dice El Plural por 22 millones de euros de forma no exclusiva, en valenciano y para el territorio de la Comunidad. Es decir, 22 millones del ala por el derecho a retransmitir lo que otros podían retransmitir y para una audiencia bajísima. Eso no es negociar, sino hacer el primo. Aunque como lo hacen con dinero ajeno no duele. No dolerá, pero estas cosas debieran ir a los tribunales. Si uno no sabe hacer las cosas, pero las hace y causa un grave quebranto al bien común, debe responder por ello.

(La imagen es una foto de Gobierno de España. La Moncloa en el dominio público.

divendres, 6 de gener del 2012

Publicidad y propaganda.

La información de este post, así como la imagen, proceden de lainformación.com según la cual Facebook desvela el verdadero precio del metro de Madrid.

Comparar los precios de los billetes del metro de Madrid y otras capitales europeas en términos absolutos no quiere decir nada, como sabe todo el mundo, incluidos quienes difunden esta información claramente falsa que toma a los ciudadanos por imbéciles. Hay que comparar teniendo en cuenta el salario mínimo en dichas capitales. Si se hace así las cantidades resultantes son las siguietes:

Salario Mínimo Precio Billete (% PB/SM)
España 600 € 1,50 € 0,25
Francia 1.309 € 1,70 € 0,12.
Holanda 1.317 € 2,60 € 0,19.
Noruega 2000 € 3,61 € 0,18.

Es decir, en Madrid el metro cuesta el doble que en París y bastante más que en Copenhague u Oslo. ¿Cómo se puede tener tanto morro y mentir de esta forma?

Quien quiera protestar, puede hacerlo en la columna de la derecha. Es una campaña de Actuable pidiendo la retirada de publicidad por ser engañosa. En realidad, propagandística.