diumenge, 2 de juny del 2013

Tempestad sobre Europa.


Serán más, serán menos; aquí es pacífico, allá, violento; hoy salen miles a la calle en Frankfurt y Madrid, pero cientos en Lisboa; mañana puede ser al revés; se manifiestan ante organismos nacionales o internacionales. Hay movimiento europeo de indignación y protesta, difuso y masivo, alimentado en las redes sociales, sin estructura orgánica definida pero que refleja una oposición decidida a las políticas de austeridad impuestas por el consenso neoliberal entre la UE, el Banco Central Europeo y el FMI, aquí estilizado como la troika y bajo el lema Que se lixe a troika (Que se joda la troika), bastante contundente aunque algo procaz. En algunos sitios, como España, la jornada ha sido multitudinaria y pacífica; en otros ha habido violencia policial desmesurada. No es exagerado decir que la calle rechaza de modo reiterado las políticas de sus gobiernos y las de la UE.


Es un caso más para alimentar el debate acerca de la eficacia política de las redes sociales. Parece bastante claro que son estas las dominantes en la organización de la protesta europea. Ochenta ciudades del continente protestaron ayer en contra de la Troika. Una crítica frecuente a internet es que las redes sociales se mueven en el mundo digital, virtual, pero en política los cambios solo pueden producirse por acciones reales, materiales. De acuerdo. Resulta que quienes sacan a la gente a la calle son las redes sociales; quienes organizan y posibilitan la acción real, material, son las redes sociales. Ningún sistema democrático puede ignorar sin más este estado de opinión contraria, manifestada tan permanente como conflictivamente. Se trata de un asunto de sensibilidad política, no de un problema de legalidad. Los gobiernos europeos están obligados a proteger el derecho de la gente a manifestarse como quiera, pero no a ceder ante las manifestaciones. Su legitimidad dimana de las urnas, no de las pancartas.

Ese es el argumento del PP: el gobierno tiene el mandato del electorado, superior al de los manifestantes (o alborotadores, como muchos gobernantes los consideran), legítimo. ¿Seguro? Eso será cierto allí donde el gobierno, en efecto, realiza el mandato de sus votantes. Pero no allí donde realiza lo contrario. En este caso, el de España en concreto, con un gobierno que aplica un programa opuesto a aquel con el que ganó las elecciones, se quiere pasar el fraude como principio de legitimidad. Lo demás son los farfulleos del presidente Rajoy cada vez que se ve obligado a salir de su escondite y hacer declaraciones o responder a las malditas preguntas de los malditos periodistas.

¿Y los partidos? A remolque de la situación. La protesta europea es producto de una convocatoria de redes que nada tiene que ver con ellos. En algunos casos, por ejemplo, de nuevo España, IU, más sensible al espíritu indignado, ha encabezado la manifestación. Pero no la ha convocado. Entre otros problemas que arrastran, los partidos están encerrados en las fronteras nacionales. Una mera coordinación parlamentaria europea, al estilo del Partido Socialista Europeo en el caso del PSOE o del Partido de la Izquierda Europea en el de IU, es todo su horizonte. Pero el interés primordial de estos partidos es su respectiva situación política nacional. Conclusión: no es solamente que las redes sociales organicen acciones políticas europeas sino que son las únicas en hacerlo pues los partidos ni lo intentan.

En el caso de España, además de la oposición a las políticas restrictivas del gobierno, se da el rechazo a una situación de corrupción generalizada en la que aparecen como beneficiarios directos y quizá cómplices, importantes dirigentes del PP (incluido Rajoy y el anterior presidente, Aznar), gobernantes en todos los niveles, estatal, regional, municipal, militantes de todo pelaje del partido. El gobierno que defraudó con el programa electoral perdió su legitimidad de origen, pero el descubrimiento de esa gigantesca trama de corrupción del PP le ha hecho perder cualquier atisbo de autoridad. Es imposible hacerse respetar cuando los gobernantes y altos cargos del partido del gobierno llevan años cobrando sobresueldos, duplicándose y triplicándose los sueldos cuando les viene en gana, viajando por medio mundo a gastos pagados por la trama Gürtel, es decir, con el dinero de todos los españoles, recibiendo todo tipo de regalos y prebendas a cambio de garantizar que la trama esquilmara el erario público. Es imposible respetar a gentes que, cuando se ven forzadas a explicar sus comportamientos hacen declaraciones cantinflescas (como Cospedal y sus contratos simulados en diferido), estúpidas (como Ana Mato que paga siempre sus gastos domésticos pero no sabe quién paga sus gastos domésticos) o ilegales (como Alicia Sánchez Camacho que no declara 92.000 euros a Hacienda porque "es un pago del partido") pero en ningún caso se les pasa por la cabeza hacer lo único digno que cabe en estos casos: dimitir.

Al parecer, Rajoy cobró unos 200.000 euros de sobresueldo en 2011, el mismo año en que decía a un ciudadano que él tenía que mirar su cuenta a fin de mes porque lo necesitaba, igual que Aguirre sostuvo en cierta ocasión que no llegaba a fin de mes. Eso es lo que los castizos llaman morro. Tan justo iba Rajoy que era la trama Gürtel quien presuntamente pagaba sus viajes a las Canarias igual que pagaba parte de la boda de la hija de Aznar. Así que lo asombroso no es solamente cómo la población no explota frente a un gobierno que la oprime sistemáticamente y la reprime sin miramientos pero carece de toda autoridad moral. Lo asombroso es que un gobierno y un partido compuestos por tal cantidad de presuntos corruptos, se mantengan en el poder.

dissabte, 1 de juny del 2013

Hemeroteca. A favor del sí a la OTAN.

Un artículo publicado por el autor en El País el día de reflexión del referéndum sobre la OTAN.





Hemeroteca. Una de las primeras denuncias de los GAL.


Parte de guerra social.


Las formas más odiosas de tiranía son aquellas en las que los gobernantes creen estar hechos de una pasta especial, distinta -y, por supuesto, mejor- que la de los gobernados. Bien por la raza, la religión, la nacionalidad, la lengua, la riqueza, la educación, lo que sea, aquellos creen -o dicen creer- que son superiores a estos. Los gobernados deben darse por contentos con que los expriman, los opriman y los repriman por su propio bien y aceptarlo todo en aras del ideal supremo, el orden público. Es decir, deben resignarse a no responder a la agresiva campaña del capital contra el conjunto de la ciudadanía. Y, por supuesto, ni se les ocurra pedir explicaciones. Los gobernantes, seres superiores, no tienen por qué dar explicaciones de sus actos y mucho menos admitir responsabilidad por ellos.

Solo así, porque se considere integrante de una estirpe superior, puede entenderse que Ana Mato no haya dimitido media docena de veces. Ningún ministro en Europa estaría en el cargo veinticuatro horas después de saberse que una trama de presuntos delincuentes pagaba desde los cumpleaños y las comuniones de sus hijos hasta sus viajes de placer al extranjero. Qué digo veinticuatro horas; ni veinticuatro minutos. Pero Ana Mato ahí sigue, hilvanando declaraciones carentes no ya de veracidad sino de todo sentido lógico, como cuando asegura no saber quién pagaba las facturas de sus festejos y, al mismo tiempo, afirma que ella siempre ha pagado todas sus facturas.

Es una actitud generalizada de las personas en el gobierno. El modelo lo representa un presidente bajo sospecha y acusación de haber cobrado durante años sobresueldos procedentes de fuentes de dudosa legalidad. De momento Rajoy no ha considerado necesario dimitir, ni siquiera dar explicaciones públicas. Anunció en su día algún tipo de acción judicial en defensa de su buen nombre pero, bien porque el nombre no tuviera defensa o porque no fuera bueno, nunca se materializó. Rajoy es un presidente callado que no se cree obligado a dar explicaciones al pueblo que gobierna, sin duda porque piensa que no las merece. ¡Ahí es nada una explicación de Rajoy!

Es una guerra social típica de los ricos contra los demás. Los empresarios, los capitalistas, han estado financiando el PP a espuertas obviamente con la intención de utilizarlo como grupo de presión en el parlamento a favor de sus intereses y como instrumento para prácticas corruptas de negocios ilegales con las administraciones públicas gobernadas por el partido. Parte nada desdeñable de esa lluvia de dinero parece haber ido a parar directamente a los bolsillos de una cierta cantidad de dirigentes del PP bajo diversas denominaciones contables, como sueldos, sobresueldos, compensaciones, gastos de representación, etc. Otra parte se ha ido supuestamente en regalos en especie, trajes, bolsos, relojes, viajes, confeti, etc. a los mismos beneficiados. Otra, quizá, en financiación ilegal del partido. El PP ha sido una tómbola para sus dirigentes y muchos militantes. Es donde se concentran los defensores de los intereses del capital, a los que este cree justo y conveniente remunerar con un extra sobre las por lo demás aceptables retribuciones de los cargos públicos. 

Esto es lo que explica que en España no dimita nadie. El ejemplo único de Camps es un caso sin antecedentes ni consecuentes y del que el interesado aun está arrepintiéndose. Precisamente por esto, sin duda, la alcaldesa Barberá, acusada por el juez de haber cometido varios delitos, no muestra la menor intención de dejar el cargo. Todo lo contrario, en el mejor estilo valenciano, anuncia que se presentará candidata otra vez. En España la puerta giratoria es entre la política y los negocios y también entre la delincuencia y la política, como puede observarse en el caso de Mario Conde. 

La ciudadanía lleva varios años sufriendo derrota tras derrota. Es una pena el destrozo en la sociedad que está ocasionando el gobierno de los ricos. La destrucción del tejido de solidaridad social, las desigualdades crecientes, las injusticias flagrantes. En estas circunstancias, Palinuro reitera que la responsabilidad de la izquierda es inmensa. Si no es capaz de dar una respuesta masiva que restablezca algo de justicia y equidad en la sociedad, será cómplice de la degradación de esta a niveles de servidumbre.  

divendres, 31 de maig del 2013

Tres escenarios.


Gobierno oposición.

Sin la menor duda es bueno que España vaya a Bruselas con una posición común, la más común posible, de todas las fuerzas políticas. Es ahí en donde se ventilan nuestros intereses como país. Los pactos son imprescindibles. Cuestión de Estado, como señala Rubalcaba hace meses. Es bueno, desde luego, que, en lugar de ir por el mundo poniendo verde al gobierno, como hacía Aznar con el de Zapatero, Zapatero se mantenga en silencio y Rubalcaba pugne por reforzar la posición internacional de España. Es parte de lo que llama la oposición responsable, algo muy conveniente.

En el extranjero, en la UE. En casa, la oposición responsable, además de responsable, debe ser oposición. Aquí no puede haber punto común en absoluto. Hay que rechazar de plano la involución ideológica del gobierno en educación, aborto, administración de justicia, derechos de las minorías. Y hay que rechazar las erróneas medidas de austeridad económica cargadas sobre los sectores más desfavorecidos: el aumento del desempleo, los recortes salariales, de subsidios, de prestaciones, la liquidación de las pensiones, la privatización de la sanidad pública, el desmantelamiento del Estado del bienestar.

A las conversaciones de Rajoy y Rubalcacaba en pro de la posición bruselense común se añade la entrevista de González y Rajoy. Parecería como si se abriera paso la idea de la gravedad de la situación y la necesidad de aunar esfuerzos. Buen asunto, ¿quién lo negará? Pero ¿se trata de revertir las medidas económicas injustas del gobierno o es otra la preocupación y lo que lleva a los líderes españoles a ese repentino y frenético cabildeo? No tanto el paro, la crisis, como...

Cataluña.

Esos abucheos a los Príncipes de Asturias y de Girona, por cierto, en el Liceu son muy significativos. ¡El Liceu, emblema de la burguesía catalana más empingorotada! Bueno está que la chusma silbe al Rey, a la bandera, al himno en los encuentros de fútbol. Pero ver al distinguido público del coliseo abuchear, silbar y abroncar a personajes de la realeza, al futuro Rey de España tiene un matiz distinto. Si Santiago Salvador levantara su agarrotada cabeza a los 120 años de su atentado con bomba se quedaría pasmado. El Liceu, templo de las musas, rechazando en la persona de los príncipes, cuyo semblante era un poema, exactamente ¿qué? ¿La monarquía? ¿España?

Con motivo de la Diada de 2011, Rajoy habló de algaradas con un desprecio parecido al que pudiera sentir un emperador romano ante una sedición de los partos. Aquellas algaradas han dado lugar a una explosión de soberanismo que camina hacia una convocatoria de un referéndum de autodeterminación que el gobierno central dice no estar dispuesto a tolerar. La situación es absurda y sería conveniente que alguien se planteara cómo se ha llegado a una situación absurda. Pero se ha llegado. Y, por cierto, de nada sirve acusar de oportunismo a Mas. El oportunismo es un típico rasgo político. Pero aunque se admitiese que Mas es demasiado oportunista, eso es indiferente porque, en este momento, Mas y CiU no están dirigiendo el proceso soberanista. Lo están siguiendo. Un proceso que se considera además legitimado por hacerse frente a un...

Escenario de corrupción.

El caso de Ana Mato es emblemático de la situación en el PP. Esa confusa lluvia jaguares, confetis, viajes y otras bicocas y prebendas es la parte pozueleña de la vida alegre en el partido conservador, en donde ser militante es literalmente un chollo: sobresueldos, gastos de representación, regalos, viajes, dos, tres, cuatro pagas, cargazos a dedo, asesorías de pilla la pastuqui y remolonea, mamandurrias, cargos de confianza aun sin tener el graduado escolar y, con un poco de suerte, toda la familia colocada. Es la España como Dios manda.

Esa pareja de Barberá y Camps -que recuerdan un poco a Abott y Costello- es de sainete. El señor de los tres trajes y la señora del bolso de Vuitton codeándose con la nobleza, con la aristocracia. Advenediza, consorte, cierto es, pero eso no obsta para que los dos mentecatos abran su corazón y la bolsa del común al guante blanco del titulado que, al parecer, arrambló con unos milloncejos de euros.

La marca España está muy dañada, muy deteriorada y no es capaz de suscitar la lealtad de los pueblos que se dice la componen. Le falta lustre, vigor, prestigio, dignidad y le sobra corrupción. Según parece, el gobierno está buscando una fórmula para eximir a los clientes de Eurovegas del cumplimiento de la ley. O sea, pretende asentar un privilegio. Quiere hacerlo por razones económicas y, sostiene, estas prevalecen sobre cualesquiera otras en tiempos de crisis. Pero eso no es verdad. Ni en tiempos de crisis puede el Estado de derecho aceptar la quiebra de su principio esencial: que nadie está por encima de la ley. Ni el magnate Adelson. Salvo que la ley no sea ley o el Estado no sea un Estado sino una colonia.

(Las imágenes son dos caricaturas mías sobre una foto de Wikimedia Commons y otra también de Wikimedia Commons, ambas bajo licencia Creative Commons).

dijous, 30 de maig del 2013

Los oráculos.


Los oráculos de la antigüedad nunca fueron muy claros. Había que interpretarlos. A veces parecían decir una cosa pero significaban la contraria. Otras, inducían a confusión. Y, por supuesto, también acertaban. O sea un lío. No había modo de estar seguro.

Lo mismo hoy con las declaraciones de los políticos, los economistas, los financieros. Es difícil creerlos a la vista de la experiencia. Rajoy debe tener la palma de profecías, vaticinios, promesas incumplidas. No porque sea el más inepto, sino porque lleva más años haciéndolos. Y haciéndolos en tiempos cortos. Los políticos tienen algo de profetas, o sea de visionarios y el común les exige que expongan esas sus visiones de futuro. Pero no para la venida del Mesias o la próxima glaciación, sino para el otoño que viene. No es que en la corta se yerre más (se yerra igual en la larga) pero el yerro se comprueba antes. De forma que, aplicando la regla, ya se sabe qué sucederá cuando Rajoy dice que este año tocamos fondo. Al auditorio se le ponen los pelos como escarpias. Presumimos saber qué quiere decir "tocar fondo", pero no podemos estar seguros. Cuando un navío toca fondo, ahí se queda. Como la idea parece ser que, tocado fondo, comienza el ascenso, se supone que el navío es un submarino. Pero los submarinos pueden revertir el sentido de su marcha a voluntad; no necesitan tocar fondo y botar como si fueran una pelota. Y, siendo así, ¿por qué esperar a tocar fondo? Ascendamos de nuevo sin más. Pero eso es imposible, ¿verdad?

La cuestión está en la fórmula en sí misma, en el oráculo, "tocar fondo" cuando el propio Rajoy sabe y, si no lo sabe, el periodista se lo recuerda porque lo sabe todo el mundo que, si tocamos fondo este año, el que viene tocaremos subfondo porque las previsiones son negativas. Pero eso da la impresión de serle indiferente a Rajoy y al resto de políticos, banqueros, economistas, directores de organismos financieros que inundan a diario los medios con previsiones arriba, abajo, en medio, para el año que viene no coincidentes por supuesto y que, además, se revisan un par de vueltas antes de su hipotético cumplimiento de forma que a veces no se sabe si se habla de la previsión del FMI, de la corrección posterior o de la corrección de la corrección. El resultado suele sur muy parecido en cuanto a cumplimiento al que se consigue decidiéndolo a los dados.

Como profetas los políticos son iguales a los viandantes o los contables. Pero los contables y los viandantes no van contando a la gente que tienen la fórmula para salir de la crisis y que esta consiste en aplicar sus medidas, cual se verá en seis, ocho, doce meses. Y, si no se ve, paciencia, ya se verá en otros seis, ocho, doce meses. Y ahí es donde el oráculo manifiesta su capacidad de confusión, cuando no de mixtificación. Después de años de asegurar todos que tenían la fórmula definitiva, resulta que personalidades del mundo político y económico no ven salida fácil a la crisis. Es verdad que se trata de un acto de entrega de un premio de periodismo de El País, que ha recaído en Víctor de la Serna y las personalidades son de un círculo cerrado y nacional pero, en el fondo, trasmiten claramente el estado de ánimo de las personalidades de mayor proyección internacional: que no saben por dónde andan.

dimecres, 29 de maig del 2013

No son expertos; son agentes del capital.


La comisión de “expertos” sobre pensiones que ha reunido el gobierno para tomar una decisión que será trascendental sobre el futuro de las jubilaciones cuenta con doce miembros de los que ocho están o han estado a sueldo de aseguradoras privadas, cajas y bancos, algunos de los cuales pueden haber cometido las mayores estafas de los últimos tiempos y arruinado a miles de cuentacorrentistas, depositantes y preferentistas. Obviamente, esos ocho expertos pagados por las entidades financieras no tienen el menor interés en adoptar decisión alguna que favorezca a los jubilados sino a las entidades que los pagan cuya finalidad es acabar con el sistema público de pensiones y quedarse con un suculento negocio de miles de millones de euros sin duda incrementados por la serie de estafas posteriores que se les ocurrirán para arruinar más a sus clientes.

En estas condiciones los tales expertos, seguramente serán muy expertos pero, sobre todo, son unos inmorales, sin escrúpulo alguno y sin empacho en destruir la vida de millones de jubilados cuyo último recurso son esas pensiones que la ministra de Trabajo quiere poner en manos de los buitres del capital. Una ministra de Trabajo, por cierto, que solo conoce este de verlo escrito en la cartera de su ministerio.

Lo llaman “factor de sostenibilidad” por darle algún nombre que vista. Podían llamarlo “primicia metafísica”. En el fondo, de lo que se trata es de encontrar alguna justificación medianamente plausible para robar a la gente el producto de una vida entera de trabajo y consiste en dos elementos, a cada cual más canallesco:

a) desvincular el aumento de las pensiones del IPC. b) recalcular la cuantía de las pensiones según la esperanza de vida del momento y otras cuentas que echará el Estado en cada caso.

Con ello se consiguen dos finalidades: rebajar año tras año las pensiones hasta que desaparezcan, cosa que también puede suceder fulminantemente. Imaginemos varios años seguidos con una inflación del 20 %, algo nada extraño en Europa. En tiempos de los Pactos de La Moncloa, la inflación en España estaba en el 18 %.  Al final la pensión de los jubilados será del cero por ciento . No se olvide que, según la ideología neoliberal que estos servidores del amo llaman ciencia, la inflación es la típica arma con la que el poder político roba sus ahorros y fortunas a la gente del común. Máxime a los jubilados, que no pueden incrementarlos. Es una propuesta tan repugnante e injusta que disgusta hasta escribir sobre ella. Pero los sedicentes "expertos" no se detienen ahí. Por si no les saliera bien la treta del expolio mediante la inflación, quieren asegurarse de que en ningún caso puedan subir las pensiones por encima del IPC. Es en estos detalles en los que se aprecia la vileza de esta gente.

Igualmente se consigue –y este es un objetivo que la derecha y sus intelectuales a sueldo buscan sistemáticamente-  hacer depender la cuantía de las pensiones de factores imponderables, el capricho del mandatario de turno, su buena voluntad, lo que le dé la gana. Los pensionistas pierden así un derecho y caen en la dependencia de la arbitrariedad o la caridad de sujetos como Báñez. Exactamente lo que quiere la derecha para todo el mundo: para los trabajadores, los parados, las mujeres, los jóvenes y, por supuesto, los jubilados. Que la gente viva en la incertidumbre, no pueda hacer planes ni reaccionar ante cualquier agresión. Eliminar la fiabilidad en el cálculo de las pensiones es lo mismo que suprimir la seguridad en el empleo o terminar con la condición de funcionarios: poner a los trabajadores a merced de los caprichos de los capitalistas.

Resulta patente: la derecha odia la idea misma de derechos porque, al dar seguridad a la ciudadanía, la hacen fuerte, independiente y crítica y eso no se puede tolerar. Quiere asimismo acabar con las pensiones sobre las que, sin embargo, ha hecho recaer en muchísimos casos la última posibilidad de supervivencia de las familias que tengan a todos sus miembros en paro, habiéndoles arrebatado las prestaciones. Y quieren hacerlo ya, de forma que toda la población quede sumida en la pobreza. En nombre de cuanto hay decente en la vida solo cabe calificar a quienes maquinan estos planes inhumanos como canallas para quienes las personas solo son recursos. 

Todo esto lo saben a la perfección los “expertos”, pero lo hacen porque su función en la comisión del gobierno no es resolver el problema de las pensiones –por lo demás inexistente-, sino destruir el sistema, entregar a los viejos en manos de la codicia del capital y, probablemente, hacer ellos su agosto pues así como los banqueros y los estafadores (en la medida en que haya alguna distinción entre ellos) se aseguran pensiones millonarias y se las blindan, también apartan jugosos premios para quienes les hacen el trabajo sucio en nombre de teorías falsas.

Este es el verdadero rostro de estos “expertos” e “intelectuales”, presididos por Víctor Pérez Díaz,  vocal de FUNCAS, la Fundación de las Cajas de Ahorros y cuya misión obvia es llevar adelante el expolio de las pensiones en beneficio de sus pagadores. Dado que estos individuos se sienten fuertemente respaldados por un gobierno que, con su mayoría absoluta, lleva año y medio agrediendo al conjunto de la sociedad, empobreciéndola y expoliando el erario público y una UE al servicio de las ideas más reaccionarias del neoliberalismo y en favor de los bancos, piensan que lo más oportuno es pisar el acelerador y aplicar su programa máximo. "Ahora o nunca”, se dicen. Y así proponen aplicar de inmediato su programa de expolio del sector más vulnerable de la sociedad. El año que viene. No esperar pues se pueden perder las elecciones y el que las gane puede no aplicar este plan de destrucción de gente.

Si el plan sale adelante en el Pacto de Toledo, la izquierda tendrá la ocasión de cambiar las cosas en las elecciones con bastante claridad. Con nueve millones de votos, los jubilados son una fuerza electoral temible. Lo único que tiene que hacer la izquierda para ganarlas es prometer que devolverá a los jubilados lo que ahora estos pseudointelectuales carentes de todo sentido moral les arrebaten.

Porque las pensiones no son una dádiva graciosa del Estado que cuatro tecnócratas puedan variar a su antojo. Las pensiones son un derecho de los trabajadores por el que han cotizado toda su vida. Si se les niega, se comete una arbitrariedad, una injusticia que los tribunales tendrán que combatir y, si no los tribunales, la gente en la calle. La situación es explosiva y este atropello de las pensiones, la yesca que encienda el fuego de la revuelta popular que ya está tardando.

(La imagen es una foto de ANSESGOB, bajo licencia Creative Commons).

Sobre la desobediencia civil.


La magnífica revista Yorokobu publica un artículo sobre la desobediencia civil, de Mar Abad, basado en una entrevista que me hizo el otro día. Mar estuvo hace un par de meses en Sol, en la jornada de la Universidad en la calle, asistió a mi exposición y, no pareciéndole muy aburrida, decidió pedirme que la ampliara en su publicación. Dado que la revista, como se habrá observado, es exquisita, y presta una gran atención a la estética y el buen gusto, encuentro lógico que Mar no la estropeara poniendo alguna foto del entrevistado. Hace bien. Una cosa es la desobediencia civil, noble empeño moral, y otra ponerse a cultivar el feísmo a las primeras de cambio. Quien mire el artículo verá que está ilustrado con unos dibujos preciosos estilo Corto Maltés que hacen más grata la lectura del texto que si viniera ensombrecido con la imagen del hablante. Felicidades, Mar. Te agradezco, además, que me dejaras largar a destajo. Decía Tierno que las personas, hasta los treinta años, estudian; de los treinta a los cuarenta, escriben; y a partir de los cincuenta, hablan. Pues eso.

Ahora bien, como ya se sabe que Palinuro tiene escaso o ningún respeto mundano, aprovecha una estupenda foto que nos hizo Celia, presente en la entrevista, para que los lectores se forjen una idea del clima distendido de  esta y, de paso, para hacer un poco de publicidad de las jornadas de Ciberpolítica que entonces estaba terminando de organizar y hoy entran en su tercera, última y muy interesante sesión, ya saben, en el Centro de Estudios Políticos y Constitucionales, plaza de la Marina Española, 9, justo pegando al edificio del Senado. Sí, ahí en donde, entre otras cosas, nuestros representantes, según parece, se ponen ciegos a gin-tonics subvencionados mientras los representados, como se verá si se examina la foto, nos arreglamos con un café exprés de máquina a 0,50 cts. y sin subvencionar. 

Hoy por la tarde intervendremos, entre otros, Luis Arroyo, Óscar G. Luengo, Víctor Sampedro y un servidor, que hablará sobre Ciberorganizaciones y Ciberpartidos. Tod@s invitad@s.

dimarts, 28 de maig del 2013

La responsabilidad de la izquierda.


Dice Alfonso Guerra en la presentación de la tercera entrega de sus memorias que Rajoy es bastante dormilón y el día en que ganó las elecciones se quedó dormido y nadie se lo ha dicho. Pues menos mal porque, si llega a despertarse, no deja de España ni la eñe que tanto le gusta. Dudo de que haya otro gobierno en Europa que haya hecho más desaguisados y tropelías (él los llama "reformas" y "sacrificios") en menos tiempo. El arma del Decreto-ley con mayoría parlamentaria absoluta tiene la fuerza de un bull-dozer, que todo lo tritura. En un año y medio ha dejado a los trabajadores sin derechos, a los parados sin subsidios, a los dependientes sin atención, a los jóvenes e inmigrantes sin cobertura sanitaria, a los estudiantes de todos los niveles sin educación pública gratuita, a los usuarios sin sanidad pública, a los justiciables sin justicia y ahora se apresta a dejar a los jubilados sin pensiones. No es exagerado decir que en un año y medio el PP ha desmantelado el enteco Estado del bienestar que tenían los españoles. En un año y medio ha dado cumplimiento a su programa, el de verdad, el que tenía oculto mientras prometía aplicar el contrario. Si eso es estar dormido...

Me pregunto si quienes hicieron lo posible por perder las elecciones al grito de PSOE y PP la misma mierda es siguen diciéndolo. Sospecho que muchos lo harán, argumentando que, sin duda, el PSOE hubiera aplicado las mismas medidas, como lo prueba el infausto acuerdo de mayo de 2010 de reformar la Constitución. Me parece un punto de vista alicorto. No obstante, concedo que en su última legislatura el PSOE y Zapatero especialmente lo hicieron tan mal que parecían dar la razón al mentado dicho y quizá se merecieran el palo que recibieron. Lo malo es que ese palo castigó la espalda de todo el pueblo.

Tiempo habrá de hablar de esto. Pero ahora es el pasado y vivimos en un presente que exige nuevas ideas, nuevas propuestas. Nuestro mundo, el mundo de ayer, el de hace diez años, el de veinte, ha saltado en pedazos ante el ataque de esta derecha que, aprovechando la tremenda crisis/estafa del capital, la postración de España, el fracaso de anterior gobierno socialista y lo rotundo de su victoria en las urnas, no solo está aplicando el programa máximo neoliberal sino también el neoconservador que en España son lo mismo. Además de empobrecer a la sociedad, el gobierno trata de manipularla mediáticamente, sojuzgarla en lo moral, centralizarla en lo territorial, arrebatarle sus derechos y reprimirla autoritariamente cuando quiere ejercerlos. No es que haya roto los "consensos básicos" de la transición, como denuncia Rubalcaba. Es que ha puesto en marcha un verdadera revolución, una revolución involucionista.

Y a esto, a esta situación de alarma, a esta agresión debe hacer frente la izquierda. Es su responsabilidad. No es aceptable proyecto alguno que admita perder las próximas elecciones generales porque, si eso sucede, la izquierda desaparecerá por largo tiempo. Debe aprender de la derecha, que centra todos sus esfuerzos en ganar las elecciones para lo cual sabe que lo decisivo es mantener la unidad. La unidad. El talón de Aquiles de la izquierda. La situación es insostenible. La izquierda no puede perder, pero solo la unidad garantiza el triunfo. La unidad es hoy un inexcusable mandato racional y, por tanto, moral.

Pero hay que ser realistas. Unidad ¿cuándo y cómo? No necesariamente en las próximas elecciones europeas. Al contrario, estas pueden ser una buena ocasión para calibrar el apoyo popular real a cada una de las opciones que se presenten por separado. Pero, a partir de ese momento, con esos datos firmes, es preciso sentarse a formular una oferta unitaria de la izquierda que a) frene el ataque de la derecha y b) restaure los amplios sectores sociales perjudicados en la situación ex ante.

En el fondo, el propósito es bien simple. Al margen de otras consideraciones -que puedan ser objeto de acuerdos de diversos tipos- ese programa común de la izquierda debe tener un punto primero consistente en la promesa firme de devolver a los trabajador@s sus derechos, a l@s pensionistas sus pensiones y a toda la población lo que se le ha arrebatado en este aciago año y medio. La justificación es muy sencilla y debe explicarse con claridad señalando cómo, igual que quienes declaran las guerras no van a ellas, quienes recortan los ingresos de los demás no reducen los suyos sino que los aumentan; quienes merman los ahorros ajenos no reducen los propios; quienes escamotean las pensiones del prójimo, blindan y engordan las suyas.

Hay dos vías para la unidad: el programa común de los dos partidos mayoritarios (y los que quieran sumarse) y el frente amplio que englobe a la mayor cantidad de formaciones de izquierda, los dos partidos grandes, los más pequeños, los movimientos reivindicativos, las iniciativas sociales, los foros, las plataformas, etc. Ambas tienen ventajas e inconvenientes: el programa común es más concreto y factible, pero quizá menos ambicioso y más proclive a los parches, acuerdos y cesiones institucionales. El frente amplio tendrá más alcance, será más radical, afectará más a cuestiones de reforma constitucional, pero será más difícil de gestionar y más sensible a la acusación de ser un confuso batiburrillo.

Son los políticos, los dirigentes, los militantes, los que deben debatir este asunto y pronunciarse por la forma que sea más eficaz. Me atrevo a decir que, en las circunstancias actuales, ante el ataque de la derecha, con lo que nos estamos jugando, nadie entenderá que no haya ni siquiera un intento de ofrecer un programa común a un electorado de izquierda que quizá sea mucho menos sectario que sus representantes.

(La imagen es una reproducción de la obra de Giusseppe Pellizza da Volpedo, titulada el cuarto estado,  (1920), que se encuentra en  Wikimedia Commons, en el dominio público).

dilluns, 27 de maig del 2013

Vencedores y vencidos.


Leo dos noticias en Público que me interesan, me afectan personalmente, me conmueven y me llevan a reflejarlas en la entrada de hoy. Una es la de que las víctimas de la dictadura, las asociaciones de la memoria histórica, juristas, defensores de los derechos humanos, periodistas y personajes del mundo de la cultura ponen en marcha la Plataforma por la Comisión de la Verdad para hacer justicia a las víctimas del genocidio franquista. La otra: la plataforma Date cuenta, que ha elaborado un documental Vencidxs, ha lanzado una campaña de crowdfunding para financiar la conversión del documental en un libro en el que se recojan las voces de los vencidos en la guerra civil antes de que desaparezcan. Las dos noticias, muy buenas, son complementarias.

La constitución de la plataforma en pro de una Comisión de la verdad que acabe con la impunidad del franquismo es un paso decisivo en el logro de un objetivo de justicia que hubo de darse hace muchos años, al comienzo de la transición. No se hizo entonces por razones sobre las que seguiremos discutiendo largos años, sin duda. Una plataforma similar a las que han actuado en otros países salidos de dictaduras terroristas como la española. Su tarea, a la que en nada afecta que hayan pasado casi cuarenta años desde el fin de la dictadura, ya que los presuntos crímenes de esta, siendo de genocidio, no prescriben, es  derogar la Ley de Amnistía de 1977, ampliar la memoria histórica, hacer justicia a las víctimas del franquismo, compensar a sus allegados y herederos de todas las formas posibles pero muy especialmente entregándoles los restos de sus familiares asesinados y que aún yacen en las cunetas y las fosas comunes, rehabilitar sus nombres y echar por fin las bases de una reconciliación asentada no sobre la mentira y el olvido, sino sobre el recuerdo y la verdad. Esa comisión se personará en todos los foros nacionales e internacionales y en todos los procesos en que se reclame la memoria histórica y el derecho de las víctimas a la justicia.

La Ley de la Memoria histórica socialista ha sido insuficiente, ha quedado pronto arrinconada por la falta de voluntad de las autoridades de ponerla en práctica y su único resultado es la condena e inhabilitación del único juez que se atrevió a ponerla en práctica. Por ello esa comisión recoge el testigo en donde la demediada ley socialista lo dejó y lo llevará hasta el final, impidiendo que triunfe la deliberada política del olvido propugnada por la derecha y una parte de la izquierda sumisa, que equivale a infligir un nuevo castigo a las víctimas de aquel horror. No dudo de que habrá razones de mucho peso, pero todas son livianas como plumas ante el incontestable, imperecedero, derecho de toda víctima a que se le haga justicia. En nuestro caso reside esta en exhumar los restos de los asesinados, paseados, ejecutados sumariamente, entregárselos a sus allegados y rehabilitar su memoria, en un país en el que una parte importante de la opinión sigue empeñada en silenciar los hechos, ocultarlos, embellecerlos o mentir descaradamente sobre ellos.

La Comisión tendrá que actuar fundamentalmente en los organismos internacionales, gubernamentales o no gubernamentales, en todos los foros mediante los cuales pueda hacerse presión sobre el Estado español para que este acepte poner en marcha las medidas legislativas que hagan posible el restablecimiento de la verdad. Su tarea no será menuda en un momento en el que el país está gobernado por mayoría absoluta por un partido que incluso se niega a condenar el franquismo. Pero que haya de ser prolongada no quiere decir que sea imposible sobre todo si recordamos que su fuerza moral radica en que ni quienes se oponen a su logro se atreven a decirlo claramente en público.

La segunda noticia tiene una carga humana explosiva. El documental Vencidxs, de Aitor Fernández recoge en vivo y directo los recuerdos de los hijos y familiares de las víctimas (luego, víctimas ellos también), hombres y mujeres ya octogenarios, muchas veces represaliados a su vez, que buscan los restos de sus allegados asesinados. Son 104 testimonios valiosísimos de una memoria oral a punto de desaparecer, la de l@s vencid@s en la guerra, silenciada durante estos decenios, que no podido materializarse en forma alguna, sin monumentos, efigies, recordatorios, privada, incluso del conocimiento del lugar en que yacían los suyos. O, lo que quizá sea peor, sabiéndolo pero no pudiendo hacer nada, ni siquiera darse por enterada porque quienes los habían asesinado y enterrado, estaban presentes, eran vecinos, autoridades incluso, civiles, militares, eclesiásticas. Ese documento tiene el valor de una shoah hispánica, salvando todas las distancias.

Ahora los autores se proponen plasmar el documental en un libro de igual título para lo cual han puesto en marcha una iniciativa de Crowdfundig con el objetivo de sufragar los costes de edición. En el momento de redactar esto llevaban recaudados 6708 euros, equivalentes al 86 % del total presupuestado y aún les quedan veinte días. Me parece que lo van a conseguir y eso es para felicitarse sobremanera. El papel impreso está, sí, condenado a la práctica desaparición pero, de momento, sigue siendo irrefutable y actuando como un fedatario poderoso. Lo que consta en él, permanece.

Es muy importante que estas historias permanezcan, que no se las lleven las aguas del Leteo. Es muy importante que la víctima nos cuente en primera persona cómo entre los seis y los dieciséis años fue vejada, humillada, maltratada, purgada con aceite de ricino y guindilla. Es muy importante comprobar que no se trató de casos aislados, incontrolados, sino de una política deliberada de represión, castigo, humillación, un plan rigurosamente seguido a lo largo de los años. Un plan de exterminio en unos casos y sujuzgamiento sin contemplaciones en todos los demás. Porque, nos dice Aitor Fernández "En España no hubo una Guerra Civil. Aquí hubo una de guerra de los ricos contra los pobres para conservar sus privilegios".

Y ese es el misterio de esta insensata ocultación de decenas de miles de cuerpos, el hecho de que los herederos físicos e ideológicos de quienes perpetraron aquel crimen no puedan mirar de frente el pasado porque saben que tendrían que pedir perdón y no quieren. Ganaron la guerra, ganaron la paz, los vencidos no tienen derechos. La cuestión es, sin embargo, que esto no se puede sostener en ningún foro internacional civilizado. Resulta sarcástico que España, quien tanto ha hecho por los procesos de pacificación y de restablecimiento de la verdad en tantos otros paises, sea incapaz de hacerlo consigo misma.

Así como parece imposible hacer comprender a la jerarquía católica que su religión no puede gobernar la sociedad, lo parece que la derecha entienda que la verdadera reconciliación de los españoles solo puede darse sobre la base de la justicia y la verdad y, por tanto, sobre la aceptación de sus responsabilidades.

diumenge, 26 de maig del 2013

El pueblo del Señor


A estos de Metroscopia cualquier día les cierran el chiringuito. Pero, hombre, ¿a quién se le ocurre ir a preguntar a la gente lo que quiere? ¡Si es la última en saberlo! Para eso está el magisterio de la Iglesia que conoce mejor que los creyentes lo que les interesa para la salvación de sus almas. No se entiende cómo, cuando está en juego algo tan trascendental, se pretende acudir a técnicas demoscópicas, en el fondo populistas, que ennoblecen el vano sentir de las muchedumbres, siempre atolondradas, cuando no desquiciadas. Hace muy bien el legislador imponiendo una norma contra el sentir mayoritario del gentío. El príncipe cristiano atiende siempre a la salud espiritual de sus súbditos, aunque ellos no quieran.

Desde luego, es llamativo. Un gobierno con mayoría parlamentaria sólida tiene en contra de una de sus principales medidas una enorme mayoría social. Y luego hay quien se extraña cuando los del M15M dicen que no nos representan. Desde luego que no. Hasta los votantes del PP no quieren implantar la religión como asignatura evaluable en los planes de estudio. Los electores están más en el mundo que los elegidos y los elegidos, a su vez, seguramente más que los gobernantes. El gobierno es de tal clericalismo que a veces España parece una teocracia: el ministro de Justicia quiere eliminar el aborto, el del Interior se la tiene jurada al matrimonio homosexual y el de Educación impone la religión en la enseñanza. Por supuesto, el de Hacienda no toca los privilegios fiscales de la Iglesia y el de Defensa sigue pechando con el clero castrense.

Este parasitismo del Estado por la Iglesia arranca de la posición cerrada del clero español, que sigue con la mentalidad de la Contrarreforma. Cuando Rouco quiere reevangelizar el país, lo que quiere es acabar con las formas civiles de vida, con las corrientes de pensamiento no ya socialistas o democráticas sino liberales, volver al Syllabus, de ser posible, a Trento. Se ve claramente en la convencida indignación con que la jerarquía niega que la religión, la enseñanza y el culto religiosos hayan de reducirse a la esfera privada de los ciudadanos, de forma que estos no tengan que encontrársela en la escuelas, los hospitales, los cuarteles o el registro civil. Eso es el pernicioso relativismo que nos corroe, claman los obispos. Al contrario, la religión, el culto, son públicos, forman parte de la esencia cultural nacional española. El Concordato de 1953, cuya situación es típicamente ambigua, pues sobrevive en los Acuerdos con la Santa Sede de 1979, sigue fijando la religión católica, apostólica y romana como la oficial de España. Contradice la Constitución, pero eso es irrelevante pues está inspirado en la Ley de Dios, que prevalece, como se ve. Es, pues, justo y conveniente que la iglesia decida cómo se casa la gente, cómo se reproduce, lo que estudia, lo que lee y lo que ve. ¿No dice la TVE que rezar ayuda a sobrellevar la crisis y no sostiene la ministra de Empleo que este es cosa de la Virgen del Rocío? ¿Por qué no imponerlo, ahora que su partido ha ganado las elecciones?

Hacer comprender al clero español que la Iglesia será tanto más fuerte y auténtica cuanto más separada esté del Estado y de las cosas del siglo es inútil. El catolicismo español sigue siendo el nacionalcatolicismo de la Cruzada.

Los que no pueden morir.


La leyenda de Drácula está tan extendida y tiene tanta fuerza que invita a asimilarla a la del judío errante o la del holandés errante. Comparte con ellas la circunstancia de ser alguien que no puede morir si no sucede algo especial, la vuelta del Mesías en el judío errante, el amor hasta la muerte de una mujer en el holandés, y una estaca en el corazón de Drácula. Las tres son viejas leyendas pero su forma predominante la toman el holandés de la ópera de Wagner (inspirada en un relato de Heine en donde, por cierto, se llama al holandés, "judío errante de los océanos") y Drácula de la novela de Bram Stoker, publicada en Londres en 1897. Pero esta última se ha impuesto en la imaginación colectiva mucho más que las otras dos.

A propósito de Drácula el Club del Lector, sito en el Matadero de Madrid, tiene una exposición interesantísima sobre vampiros, titulada Drácula: un monstruo sin reflejo, aprovechando que 2012 fue el centenario del fallecimiento del autor irlandés. El Matadero es uno de los espacios culturales más originales e interesantes de Madrid, ya sin contar con que las propias construcciones son un espectáculo en sí mismas. Es un foco de teatro de primer orden ("Las naves del Español"), tiene cinemateca, biblioteca, un estupendo invernadero y hace frecuentes exposiciones. En este momento hay una sobre la representación gráfica del infierno en torno a la Divina Comedia, el Paraíso perdido y el Progreso del peregrino, muy bien pensada y otra, algo enteca pero curiosa de ver, de fotos de Kapuscinski con motivo de su viaje de años por el Imperio.

Pero sin duda la exposición estelar es la de Drácula, magníficamente montada, con mucho gusto y completa. 

Viene acompañada de un catálogo de gran calidad que ilustra  sobre la exposición, a cargo de Jesús Egido y Eduardo Riestra, el primero de los cuales ha hecho también el diseño y la maquetación, además de aportar un estudio erudito sobre las leyendas de vampiros, la versión de Stoker y su expansión posterior al extremo de que la criatura ha eclipsado a su creador. Siguen otros dos de no menos calidad de Óscar Palmer (sobre la peculiar biografía de Stoker) y Luis Alberto de Cuenca, sobre el destino de la novela y sus ediciones españolas. Los tres coinciden en situar Dracula entre las novelas más importantes del mundo.

El resto del catálogo y de la exposición da cumplida cuenta del universo del vampiro: Jesús Palacios sobre las versiones españolas, desde Emilia Pardo Bazán hasta las interpretaciones actuales. Javier Alcázar sobre el proceloso mundo de los comics de vampiros y José Luis Castro y Emma Cohen sobre las versiones cinematográficas. El tema del vampiro salta de la literatura clásica y seria, de Goethe, Byron, Polidori, Hoffmann, a la cultura popular a través de autores de novelas de misterio, como Sheridan Le Fanu y pronto aparece en viñetas para consumo masivo. Lo del cine y los comics estaba cantado en el siglo XX. Hollywood, con esa afición por los digests de los yanquies llegó a formar una especie de escuadra de monstruos que, a veces, aparecían juntos, incluso en películas de humor: el hombre lobo, Frankenstein, la momia y Drácula. De todos solo el monstruo de Frankenstein ha tenido cierta popularidad; pero nada comparado con el conde de Transilvania, que se ha adueñado de la imaginación popular.

Esa preeminencia debe de radicar en las connotaciones sexuales de la historia. Las dulces preferidas del siniestro personaje y la sangre, que apunta a las zonas más oscuras de las fantasías eróticas, la desfloración, incluso la violación, la tradición de los súcubos, el símbolo fálico de la estaca, los elementos homosexuales, incluso lésbicos, como se apunta en la historia de Sheridan Le Fanu, Carmilla. Así se aprecia en películas como La novias de Drácula o en uno de los comics más célebres, Vampirella. Todo esto, cocido en los moldes de la literatura gótica, es suficiente para explicar la extensión de la leyenda. Pero si se quiere echar la vista atrás y recordar el modelo remoto del que el vampiro de Stoker toma el nombre, deberá mencionarse que el conde católico Vlad Drakul pasó a la historia por haber hecho empalar a 40.000 enemigos otomanos, suplicio este en línea con lo comentado. La sangre humana como alimento y rito de tránsito vincula igualmente a Drácula con Gilles de Rais.

La cinematografía de Drácula es inmensa. Siempre, probablemente, por las mismas razones. No obstante, la imagen de Drácula la acuñó Bela Lugosi en la película de Tod Browning (1931), de la que hay abundante testimonio en la exposición. Nosferatu, de Murnau (1922) seguía la novela de Stoker pero acuñó una imagen del conde tan extremada, exquisita e infrecuente que no gozaría de popularidad. Esta estaba reservada al elegante Lugosi. El único que llegó a hacerle algo de sombra fue el Drácula de Terence Fischer para la Hammer, Drácula, príncipe de las tinieblas (1966), con Christopher Lee de intérprete. 

Merece la pena visitar la exposición para escuchar el aullido lejano del lobo en la noche de Walpurgis en la exquisita escenificación de la Casa del Lector del Matadero.

dissabte, 25 de maig del 2013

De la ceca a la Meca.


Está muy bien puesto el nombre de la crisis actual: crisis financiera; no mera crisis económica, sino específicamente financiera, de finanzas, presupuestos, déficit, cotizaciones, tipos, crédito; en definitiva, de dinero. El dinero se ha soliviantado y como los tornados del desierto o los tifones de la mar, volatiliza lo que encuentra en su camino. El dinero se ha alzado como déspota universal de comportamiento imprevisible. El dinero que se cuenta en varias monedas existentes o inexistentes (euros, dólares, pesetas); que toma todos los colores, blanco, negro; que se consigna en A, en B y en todas las letras del alfabeto; que se presenta en sobres, en maletines, en cuentas opacas; que viaja a la velocidad de la luz, se ingresa, se transfiere, se malversa, se declara, se oculta, se evade. De cada diez noticias, ocho tienen que ver con el dinero.

En una sociedad que ha perdido de vista otros valores, religiosos, culturales, sociales, ecológicos, el dinero se ha erguido como faro único y justificación de todos los anhelos, capaces de llevar a los seres humanos a verdaderos extravíos. El dinero impera absoluto, y no por delegación de derecho divino, ya que él mismo es Dios, el becerro de oro, Mamón. Y lo es en su característica esencial: la cantidad. Hay una contradicción siniestra entre la persistente escasez de dinero real, la sequía de crédito y liquidez que está ahogando la economía y la sobreabundancia de dinero nominal, las cifras astronómicas que se manejan al hablar de pérdidas bancarias, rescates a la banca, ahorros por los recortes, subvenciones en favor de instituciones privilegiadas, como la Iglesia. La cantidad desata la codicia, cuyo carácter irrefrenable es en parte culpable de la crisis. Basta con recordar las pensiones y compensaciones que se autoasignan los gestores de las cajas en quiebra.

Por supuesto todo ello  en un clima de corrupción generalizada que, por fin, ha escalado un segundo puesto en las preocupaciones de los españoles. Ha tardado porque el país está acostumbrado a la corrupción desde tiempo inmemorial. Prácticamente toda la dinastía de los Borbones ha convivido con ella: Fernando VII, Isabel II, la Restauración y la regencia del turnismo, la dictadura de Primo. En cuanto al franquismo, la época apacible, pura corrupción. Esa noticia de que el MI6 británico, que era un nido de espías soviéticos, tenía sobornados a los generales de Franco para que España no entrara en la guerra del lado del Eje prueba que el franquismo estuvo corrompido desde el inicio.

La corrupción es endémica y tradicional en España, de acuerdo. Y está bien señalar cómo la sociedad que la padece también incurre en ella. El tema del con IVA o sin IVA, para simplificar. Está bien, pero no es enteramente justo. La sociedad recurre a las corruptelas en muchos casos para sobrevivir y, en otros, porque carece de aliciente para comportarse otro modo y, por supuesto, de capacidad material para cambiar las cosas. Ese aliciente tiene que venir dado por la autoridad y los medios que, sin embargo, suelen ostentar comportamientos corruptos.

Por paradójico que pueda parecer, el gobierno de una democracia debe ser siempre una aristocracia, en el sentido etimológico del término. Debe ser el gobierno de los mejores, los que dan ejemplo de integridad, clarividencia y altura intelectual. ¿Sobre qué, si no, va a fundamentarse la función de liderazgo? Una sociedad no puede estar gobernada por unos pícaros, en cuya palabra y honradez no cree nadie, rehuyendo las explicaciones a la ciudadanía, abroncándola cuando las cosas se ponen feas y haciendo juegos malabares con sus declaraciones de la renta, -ahora la muestro; ahora, no- en medio de confusas pero muy engoladas declaraciones sobre la licitud de sus ingresos.

Y lo mismo sucede con los medios. En principio, al ser estos empresas privadas, no tienen por qué ajustarse a ningún código ético que no sea el marco legal. En este sentido no hay nada que decir de la decisión de Cebrián de autoasignarse un salario de un millón de euros al mes en PRISA. Es obvio que se encuentra en la franja alta del escalafón de codiciosos del país, pero ese es un asunto suyo de él con su conciencia. Al mismo tiempo, no puede olvidarse que los medios y especialmente El País, se ven en buena medida como censores, conciencias críticas de la sociedad y vigilantes del gobierno. Su función ejemplificadora es aquí bien clara. Sin embargo, también ellos se han plegado al predominio de dinero.

Recordatorio de las jornadas de ciberpolítica.


Mi departamento y mi Universidad organizamos las segundas jornadas de ciberpolítica del 27 al 29 de mayo de este año. Colaboran con nosotros el Centro de Estudios Políticos y Constitucionales (CEPC) y el Colegio Nacional de Politólogos y Sociólogos. Las jornadas, en cinco sesiones de mañana y tarde, se celebrarán en la sede del citado CEPC, el bellísimo palacio Grimaldi (también llamado Palacio Godoy) sito en la Plaza de la Marina Española, nº 9, contiguo al Senado. Supercéntrico, frente a los Jardines de Sabatini y cerca del Palacio Real.

La inscripción es gratuita pero, dado que el CEPC es un organismo oficial, está sometido a medidas de seguridad. Por tanto se requiere de tod@s aquell@s que quieran asistir, que se inscriban previamente para el control de entrada. Pueden hacerlo en cualquiera de los dos correos siguientes:

Sebastián Zambelli: sebastianzambelli@gmail.com
Juan Pizarro Miranda: jpizarromiranda@gmail.com

En ellos pueden igualmente recabar información. Se recuerda que la primera sesión se celebrará el 27 de mayo a las 16:00 en el CEPC (conviene estar un poco antes para pasar la seguridad y coger buen sitio) y en ella se facilitará un tríptico a los asistentes sobre los horarios e intervenciones. Esta misma información consta  a continuación. No me parece exagerado decir que, si se me excluye a mí, en esta reunión presentan su trabajo l@s estudios@s (y práctic@s) mejores y más vanguardistas del momento en ciberpolítica. Es, por tanto, una ocasión única. Los debates prometen ser muy animados.

PROGRAMA


Panel 1.- Campañas electorales. Ismael Crespo. (27/05: 16:00)
Ismael Crespo (Universidad de Murcia) Tendencias de la comunicación de campaña en América Latina.
Ana Belén Campillo. (Universidad de Murcia) La propaganda electoral tradicional en la era de las nuevas tecnologías.
Cristina Moreno. (Universidad de Murcia) La comunicación de políticas públicas en el marco de las campañas electorales. La política de inmigración en el caso de España.
Alberto Mora. (Fundación Ortega y Gasset) La influencia de los factores económicos en la popularidad del gobierno de José María Aznar (año 2000) y José Luis Rodríguez Zapatero (año 2011).
Antonio Garrido. (Universidad de Murcia) Networking y crowdsourcing en las modernas campañas digitales.
Antonia González. (Universidad de Murcia) El clima político preelectoral. La satisfacción con las instituciones y actores democráticos. El caso de España.  

Panel 2.- Gobierno y democracia electrónica. José Antonio Olmeda (28/05: 10:00)
Josep Reniu. (Universitat de Barcelona). Demasiados talones para un solo Aquiles. Los riesgos del voto electrónico.
Manuel Pedro Rodríguez Bolívar. (UGR). Accountability y transparencia de información financiera pública en la Web.
Ignacio Criado. (UAM). eGobierno en perspectiva comparada.
José A. Olmeda. (UNED). Mitología digital y democracia.


Panel 3.- Redes sociales.-Mari Luz Congosto  (28/05: 16:00) 
Ismael Peña-López (UOC) Clictivismo en positivo: la política como reconocimiento de patrones y movimientos emergentes. 
Montse Fernández (Fundación Ortega y Gasset) Análisis de redes en campaña electoral: técnicas, herramientas y métodos
Esteban Moro (UC3M) Evolución de las campañas electorales en Twitter: elecciones catalanas a los 2020 y 2012.
Pablo Aragón (Barna Media) Datanalysis 15M: Evolución del sistema-red 15m a través de topología de redes.


Panel 4.- Movilización Social. Ramón Adell Argilés. (29/05: 10:00)

Ramon Adell Argilés (UNED): Interacción de los espacios físicos y virtuales en la participación sociopolítica.
José Manuel Robles Morales (Universidad Complutense de Madrid): Movilización social a través de las  redes sociales. La política con Internet y la política en Internet.
Rosa Borge Bravo (Universitat Oberta de Catalunya) y Marc Esteve del Valle (IN-3): Partidos ‘alterados’: Cambios organizativos, NTICs para la participación y entorno de protesta en los partidos socialistas europeos.  
Carmen Haro Barba (Universidad Rey Juan Carlos), José Manuel Sánchez Duarte (URJC) y Víctor. F. Sampedro Blanco (URJC): Activismo digital en campaña. De V de Vivienda al 15-M.


Panel 5.- Comunicación política y opinión pública. Ramón Cotarelo (29/05: 16:00)
Luis Arroyo (Consultores de comunicación pública) ¿La ciberutopía era esto? Sofactivismo, pandillerismo, nueva censura y privatización del espacio público .
Ramón Cotarelo (UNED) Ciberorganizaciones, ciberpartidos.
Óscar G. Luengo (Universidad de Granada) Twitter Vs Medios Tradicionales: la cobertura de la muerte de Hugo Chavez.
Víctor Sampedro (URJC), Perfiles y tipología de cibernautas en campaña electoral.

divendres, 24 de maig del 2013

El responsable político del gran saqueo.


Si había alguna duda acerca de quién fuera el último responsable político de este gigantesco pillaje a que el PP ha sometido al parecer el país en los últimos 20 años, la comparecencia televisada pero no pedida de Aznar hace un par de días la ha disipado. Él, José María Aznar López, es el principal responsable político ( digo "político", no penal; eso ya se verá en los tribunales) de esta corrupción generalizada, de la rapiña y el saqueo sistemático de los fondos públicos en todas las administraciones. Una vez más, excusatio non petita.... Siempre que un presunto quiere contrarrestar las acusaciones y pruebas que hay contra él, trata de comparecer en público en un discurso sin preguntas ni incomodidades (suponer que los tres contertulios que lo jaleaban actuaban como periodistas es comparar la pirámide de Gizeh con una caca de pato) a colocar su rollo, su historia. No es la primera vez.

Con lo que no contaba el interesado era con que El País le iba a destrozar la mise en scène sin avisar revelando ese mismo día que Correa, el jefe de la trama Gürtel, pagó parte del coste (32.000 euros) de la inenarrable boda escurialense de su hija. Esto lo desconcertó de tal modo que pasó parte de la entrevista haciendo muecas e insultando y amenazando al periódico y al grupo PRISA con un rencor y un odio llamativos. No era para menos. El diario le había fastidiado su estudiado lucimiento ante los tres pelotas para lavar su nombre.

Así que su nombre quedó mas manchado que nunca. En su desesperado afán por posar como la persona integérrima que pretende representar, ni siquiera se daba cuenta de que daba por buenas las acusaciones. Sostuvo muy serio y rotundo no haber cobrado cantidad alguna en sus mandatos distinta de sus sueldos como presidente del gobierno y presidente del PP. Pero es que justamente esa es la cuestión en litigio, el núcleo del problema de si los llamados sobresueldos son o no ilegales. Aznar da a entender que solo serían sobresueldos los que se cobrasen además del doble sueldo de presidente del PP y del gobierno. Por supuesto que lo serían pero es que Palinuro sostiene que, con la Ley de Incompatibilidades de 1984 en la mano, también es sobresueldo -e ilegal- el del presidente del PP cuando se está cobrando el de presidente del gobierno. Aznar ni se lo plantea y el PP sostiene que los sobresueldos (dobles o triples) que llevan años cobrando los principales capitostes de la organización son legales. No le queda otro remedio porque, aunque lo negó al principio, está ya claro que todos llevan años pillando una pasta, tanta que hace añicos esa ridícula historia de que no están en política por el dinero cuando la evidencia muestra que están para forrarse en sincera, si no elegante, expresión de uno de ellos. Una pasta no solo en sí misma ilegal, sino de muy dudoso origen.

¿Dudoso origen? Sí, exactamente. Procedente de donativos presuntamente ilegales de los empresarios al PP. Y aquí emerge de nuevo nuestro personaje Aznar quien, al parecer, escribía misivas como lider de la oposición, pidiendo dinero a los empresarios para ganar las elecciones, una especie de impuesto reaccionario, para entendernos. Si esa financiación fue o no legal será algo que decidirán los jueces.

Aznar niega rotunda, engoladamente, tener nada que ver con la corrupción que anega su partido. Pero los datos y los hechos son incontrovertibles y parecen presentarlo no solo como su principal valedor sino como su beneficiario. Sostiene que los 32.000 euros de Correa, que admite tras tenerlo oculto diez años, son de un regalo personal de este a su amigo Agag, el yerno del jefe, que no tiene nada que ver con la trama Gürtel (lo mismo que sostiene el tal Agag, muy bravucón, amenazando con querellarse contra quien diga algo distinto), como si esta separación metafísica entre la persona y sus actos fuera posible. Lo mismo dice la señora de Aznar con su habitual inteligencia al sostener que solo la sospecha, la duda de que los 32.000 pavos tuvieran contraprestaciones la ofende. Se ofenderá lo que quiera, como suele pasar siempre con los presuntos, muy fáciles de ofender, pero el amigo Correa estaba al parecer haciendo por entonces fabulosos negocios (y siguió después) a base de esquilmar el erario público con la supuesta colaboración del PP, dirigido por Aznar. Y eso de por sí ya es una contraprestación antes, durante y después de los regalos.

No acaba el asunto en esta vergüenza del pago de un presunto mafioso. Por cierto, será interesante averiguar por qué estos papeles de los 32.000 machacantes y otras inmundicias llevan dos años en poder de la policía sin que hayan surtido los efectos judiciales oportunos, quién los ha guardado y por qué no los ha hecho públicos. Además de abonar parte de la boda de su hija, parece que la Gürtel, según revelaba de nuevo El País al día siguiente, también montaba los actos al PP, incluso los de Ana Botella, pagaba los viajes de Aznar, después de la boda y se resarcía luego inflando las facturas de los contratos que obtenía, presuntamente de forma ilegal del PP. Es decir, corrupción a todo trapo, trinque, mangoneo, la feria del choriceo bajo la sombra de Aznar y su señora.

Para terminar la tarta, resulta que, según parece, el PP también pagaba la casa de Aznar antes de que llegara a La Moncloa, lo cual ya es el colmo y suscita la pregunta: este hombre, ¿se pagaba algo de su bolsillo o todo se lo sufragaban los españoles y algunas cosas por partida doble? Camps sostenía que se costeaba sus trajes. ¿Pagaba los suyos Aznar? Desde luego, está claro que las clases de golf por valor de un millón y medio de pesetas, tampoco le costaron nada ya que se las pagamos todos los madrileños sin saberlo por decisión del Ayuntamiento de tiralevitas. En efecto, ¿abonó algo de su bolsillo este ejemplar azote de la corrupción? Parece que ni la medalla del Congreso de los EEUU  la pagó él, sino que la costeamos todos los españoles -también sin saberlo- por 275 millones de pesetas. Y encima, no se la dieron.

No puede negarse que, por mucha amenaza y bronca que este personaje suelte por la TV, su acción es la de un supuesto responsable político del gran saqueo a que el PP parece haber sometido España en los últimos veinte años, así como presunto beneficiario. Y no solo él. También sus amigos y recomendados. De Rajoy -también acusado de trincar sobresueldos- no merece la pena hablar. Pero el caso Blesa es paradigmático: el recomendado de Aznar, su amigo, según él mismo dice, hoy procesado por tremendos delitos, supuesto apropiador de cantidades ingentes que han dejado en la ruina a muchas personas mientras trincaba como presidente de la entidad, también cobraba una pastuqui de sobresueldo del partido que presidía el amigo Aznar.

En resumen: ¿puede decirse que el PP lleva veinte años saqueando el país con todo tipo de trinques, mangoneos, corrupciones, etc. y recordar que durante gran parte de esos años el responsable político de este desaguisado (y es de temer que principal beneficiado) fuera el señor Aznar? Si alguien tiene aún alguna duda, que eche una ojeada a este magnífico reportaje de El País en el que se desgranan todos los supuestos latrocinios y corruptelas de este personaje, presidente de un partido que, según él, era "incompatible con la corrupción".

(La imagen es una caricatura mía sobre una foto de la Pontificia Universidad Católica de Chile, bajo
licencia Creative Commons).

Las dos Españas otra vez.


Julián Casanova (2013) España partida en dos. Breve historia de la guerra civil española. Barcelona: Crítica (240 págs.)


Los dioses son juguetones y tienen golpes de humor, aunque sea negro. Les atribuyo la coincidencia de que en el día en que me dispongo a escribir una reseña de este interesante libro de Casanova la prensa anuncie que se han desclasificado en el Reino Unido los documentos que prueban cómo el MI6 había sobornado a los generales de Franco para que España no entrara en la segunda guerra mundial del lado de Alemania como, al parecer, quería el caudillo. Y no solo a los generales; también a armadores y otro personal civil. Al parecer, gestionaba los pagos Juan March. Quienes hayan leído a Preston ya lo sabían. Pero ahora están los papeles a la luz del día. La primera reacción que esto suscita es de vergüenza. Pero tampoco muy profunda. Los españoles estamos acostumbrados a que los gobernantes hagan lo contrario de lo que predican. Hablar de dar todo por la Patria y coger sobornos por trabajar por los intereses de otra es más o menos lo mismo que forrarse a sobresueldos mientras se predica e impone todo tipo de sacrificios sobre el común. Moralmente detestable.

Pero la gracia de la coincidencia no reside en algo tan obvio. Hay un nivel algo más profundo relacionado con un asunto que Casanova trata en su libro con gran acierto, el de la política de No Intervención en la guerra civil española patrocinada por el Reino Unido y Francia. La hipocresía de los británicos y los franceses en esa ocasión bien podría estar motivada, al menos la de los primeros, por su mayor proximidad y conocimiento del generalato franquista al que tenía por más venal que los imponderables del mando del ejército republicano. Y ¿cómo era así? Pues, entre otras cosas, porque aquellos poseían información de primera mano sobre Franco gracias a un agente del MI6 que habían colado en el bando fascista como periodista: Kim Philby. Después, ese mismo Philby sería el alma del MI6, el que sobornaba a los generales franquistas. Lo gracioso era que Kim Philby era, en realidad, un agente soviético, uno de los famosos cinco de Cambridge, los espías soviéticos que tenían infiltrados el MI5 y el MI6. O tal cosa es lo que generalmente se acepta. Me extraña que los británicos se dejaran engañar por unas gentes que habían militado en el partido comunista en sus años de la universidad. A uno siempre le queda la sospecha de si los cinco espías no serían triples más que dobles agentes. Un desmedido amor por la patria inglesa los llevaría a morir en Rusia. Esto de los espías del MI6 es siempre novelesco.

Julián Casanova es un reconocido historiador de contemporánea. Este libro se publicó primero en inglés, por encargo de una editorial que quería una breve historia de la guerra civil española para un amplio público, no para eruditos. Y es lo que ahora aparece en español. Una obra divulgativa, sintética, pero académica, rigurosa y concienzuda. Y no es solamente una mera obra de historia que se limite a un relato cronológico de los hechos sino que, además de esto, realiza una labor interpretativa por temas. De este modo es, si, una historia, pero sincopada, por así decirlo en distintos temas de tratamiento ensayístico (la Iglesia, el extranjero, la polémica guerra/revolución en el lado republicano, etc) en los que el enfoque es siempre muy objetivo, sin ser neutral ni imparcial. Al contrario, hay una confesión de parte reiterada a lo largo de la obra que podría sintetizarse así: la responsabilidad de la guerra recae sin duda sobre los sublevados, cuya acción inicial y posteriores se critican y condenan sin paliativos. Subsiguiente condena merecen los excesos de las milicias al principio y también las arbitrariedades de la hegemonía comunista posteriormente (aunque sobre estas últimas me da la impresión de que el autor no habla tanto) si bien con el atenuante de que se trató de delitos y atrocidades en respuesta a la agresión y, muchas veces, en manos de incontrolados. Por último, la República en sí misma, un régimen sin aliados, abandonado de todos, enfrentado a sus fuerzas armadas, casi sin autoridad efectiva en el interior; un régimen desgraciado que, sin embargo, es el único depositario de la legitimidad, si no he entendido mal al autor. En el fondo es una interpretación similar a la famosa teoría de Madariaga de "los tres Franciscos": Franco, Largo Caballero y Giner de los Ríos.

Casanova, quien ha dedicado mucho tiempo e investigación a la iglesia española en la historia hace especial hincapié en la importancia de la coyunda entre los militares y la iglesia a través de la santificación de la guerra como cruzada. El término tiene una gran fuerza propagandística y sirvió para legitimar el golpe de Estado y la subsiguiente guerra (en principio, no prevista por el mando) a ojos de los católicos del mundo entero, no solo de los españoles. Casos como el de Bernanos serían excepcionales. Surgió así el nacionalcatolicismo. Fue el espíritu de cruzada el que permitió satanizar a los enemigos como hijos de Caín (p. 65). En verdad, ese hallazgo propagandístico presentaba una mancha indeleble y tanto el hecho de que se diera como el de que sus partidarios lo ignorasen dice mucho sobre la integridad moral de la derecha nacionalcatólica. Se trató de una "cruzada" de cristianos y moros contra otros cristianos que, por mucho que los anatematizaran, seguirían siendo más cristianos que los moros de las tropas de Franco.

En las otras cuestiones, el libro sigue el mainstream de la historiografía más solvente sobre la guerra civil, en la que hay una parte importante de estudiosos británicos y trata de explicar de modo generalmente convincente algunas de las cuestiones más señaladas y aun discutidas de este episodio histórico. Y lo hace pensando sobre todo en un público inglés. Eso da a la obra un aliciente añadido. Es bueno vernos con los ojos de los de fuera. Adquirimos más perspectiva.

El capítulo sobre los aspectos internacionales del conflicto explica los meandros de la política de No Intervención y da cuenta de la debilidad estratégica de la República. Con referencia asimismo a la clara conciencia en la época de que la guerra de España era el preludio de la batalla ideológica del fascismo contra la democracia. Esto de la ideología tuvo mucha más importancia en el lado republicano, en donde convivían y hasta se entrepeleaban proyectos políticos muy distintos, que en el franquista en donde pronto se impuso la unidad de mando en lo militar, lo político y lo ideológico. Visto el asunto en retrospectiva era claro que la República estaba perdida en cualquier caso pero parece cierto que la guerra civil dentro de la guerra civil de mayo de 1937 aseguró, si no adelantó, la derrota. Así se resolvió la polémica citada revolución/guerra (p. 106).

La guerra se prolongó en contra de las previsiones iniciales debido a una serie de hechos más o menos fortuitos, desde los errores militares de Franco al predominio del 5º Regimiento o la llegada de las Brigadas Internacionales. A partir de cierto momento, el militar sublevado, pronto reconocido por Alemania e Italia y seguro de su superioridad material, cambia de planes y decide prolongar el conflicto hasta el final, hasta la rendición incondicional de la República, asunto en el que Casanova se detiene con toda razón porque ello serviría para justificar la posterior represión inmisericorde. Pero sin olvidar, como oportunamente señala también el autor, que los planes de escarmiento, de terror generalizado, de lo que hoy llamamos genocidio eran los de los generales desde un principio, el general Queipo de Llano, el teniente coronel Yagüe y, desde luego, el general Mola, quien los dejó por escrito.

Lo que vino después, el horror de dejar una población civil a merced del ejército que la había conquistado a sangre y fuego y no tuvo ninguna, es lo que Casanova denomina una paz incivil.