dilluns, 19 de maig del 2008

Animando la fiesta.

Hasta los mejores momentos tienen un lado oscuro. Estábamos todos felicitándonos por el éxito del segundo acto de homenaje a las víctimas del terrorismo convocado por el Parlamento de Vitoria en el Kursaal de San Sebastián en el que tomaron la palabra algunas víctimas, entre ellas un guardia civil, para reclamar a la sociedad una deslegitimación activa del terrorismo cuando, a la media noche, previo aviso al DYA, ETA hizo explosionar una bomba en Getxo, en pleno corazón de esparcimiento de la patronal vasca.

Parecía que Euskadi fuera humanizándose algo más al rendir tributo a las personas asesinadas por el fanatismo nacionalista vasco (y también a las asesinadas por el terrorismo parapolicial español), al hacer que las víctimas, tantos años olvidadas, menospreciadas, cuando no vituperadas, ocuparan el primer plano de la noticia, cuando los pistoleros habituales decidieron arrebatárselo de nuevo para ponerse ellos en su lugar. La estupidez carga contra el dolor y pretende infligir una segunda muerte a las víctimas.

Faltaron los de la Asociación de Víctimas del Terrorismo, siempre tan beligerantes con todo lo que no se les ocurra a ellos y su rama vasca, Covite y faltó asimismo el PP, en ruptura lamentable de la unidad democrática. Pero quienes no faltaron en su peculiar estilo, al amparo de la nocturnidad, fueron los terroristas a dar el zambombazo que pusiera digno colofón al acto en comentario.

Algunos oradores en el emotivo acto hicieron contundente balance de lo que la sociedad vasca ha avanzado en los últimos tres, cinco, diez años cuando, según dijo una oradora, aquella ceremonia se hubiera tildado de "provocación". Efectivamente, ¿quién dijo que así como hay un progreso material de la especia no lo hay moral? Bien claro está en este acto de homenaje que hace años no hubiera podido celebrarse y ahora se hace con solemnidad y a la luz pública. Pero como en todas partes hay excepciones, los terroristas se encargaron de mostrar que, además de progreso, hay también regreso moral. Regreso a la barbarie de la intimidación.

La bomba no fue solamente un epílogo al acto de homenaje a las víctimas (en especial al guardia civil Juan Manuel Piñuel, asesinado en Legutiano hace tres días) sino también un prólogo a la entrevista que mañana celebrarán en La Moncloa el lehendakari señor Ibarretxe y el presidente del Gobierno, señor Rodríguez Zapatero. Porque, aunque el señor Ibarretxe insista cuanto puede en que no acepta que sea ETA quien nos dé permiso a Zapatero y a mí para negociar, lo cierto es que se presenta en La Moncloa propulsado por la onda expansiva de la bomba de Getxo.

Y se presenta ¿a qué? Mucho me temo que a dejar constancia una vez más de que "Madrid" hace oídos sordos al sentir mayoritario de "este pueblo". Él afirma en la entrevista que trae hoy Público (citada también unos renglones más arriba) que viene abierto a todas las posibilidades. Pero eso es un decir. No hay más posibilidad que una consulta referendaria en los términos que él propone... En principio, como señaló hace unos días el señor Urkullu, un Choque de locomotoras, que ya es hipérbole comparar a los señores Rodríguez Zapatero e Ibarretxe con sendas locomotoras.

Y, sin embargo, si los dos mandatorios quisieran, podría conseguirse una vía de fácil consenso perfectamente ordinaria, normal y a la catalana: reforma del Estatuto de Gernika y consulta posterior en referéndum a la sociedad vasca. Se hace la consulta para que los vascos decidan, como quiere el señor Ibarretxe, y se hace en el marco de la Constitución.

Pero me temo que una solución así produciría un sarpullido al señor Egibar y sus amigos soberanistas.

(La imagen (el Parlamento vasco en el momento de aprobar el llamado "Plan Ibarretxe" en septiembre de 2007) es una foto de Digital Owl, bajo licencia de Creative Commons).

La salud de la teoría de la democracia.

Se me había pasado este interesante libro de Philip Resnick (La democracia del siglo XXI, Anthropos, Barcelona, 2007, 191 págs) que comento ahora, antes de que se me haga tarde.

Resnick se cuenta entre el plantel de importantes nombres en filosofía y teoría política que ha dado Canadá en los últimos años, a los que también se suman, aunque en otras perspectivas, gente como Will Kymlicka o Charles Taylor entre otros. Especializado en teoría de la democracia, con singular atención a sus raíces griegas, es la suya una visión normativa de centro izquierda como él mismo reconoce (p. 50), socialdemócrata, en permanente diálogo con las otras perspectivas actuales como la liberal o la comunitarista.

La obra en comentario es una recopilación de trabajos académicos publicados en la segunda mitad de los años noventa y primeros cinco del siglo XXI con lo que se hace justicia al título, y se divide en tres apartados: a) la democracia global; b) participación y sociedad civil; y c) nacionalismo, cosmopolitismo y retos de la teoría política democrática. Efectivamente, algunos de los puntos esenciales del debate teórico político sobre democracia en la actualidad.

En el primer apartado (tres capítulos), Resnick pasa revista a las cuestiones que se plantean a la teoría política de la democracia en la época de la globalización. Tiene aquí un primer contacto con las concepciones cosmopolitas de David Held a quien, sospecho, mira con cierto escepticismo por considerar sus propuestas en el campo de lo útópico (p. 55) si bien cuando le corresponde a él hacerlas respecto a lo que serían las estructuras institucionales de una hipotética democracia global no me parece que vaya más allá (p. 71). Sí tiene, desde luego, capacidad sintética cuando afirma que dos de los problemas esenciales al hacer una propuesta de democracia global son: los problemas de la definición étnica del demos, un cuestión peliaguda que abordará luego en la tercera parte al hablar del nacionalismo y el de las identidades religiosas, cuestión no menos peliaguda y que no aborda más tarde. En todo caso, me gusta su elegante formulación de los elementos griegos trasladados a la posible democracia global: la isonomía (o igualdad ante la ley), la isegoría (o igualdad de acceso al ágora) y la isomoiría (o igualdad de condiciones económicas) que se ajustan al tiempo en que vivimos siendo la manifestación de la tercera el Estado del bienestar cuya máxima formulación, piensa Resnick, se dio en el consenso socialdemócrata de la guerra fría en Europa.

La segunda parte tercia en la polémica sobre democracia participativa y sociedad civil hoy. Luego de reconocer el interés de la distinción ilustrada entre la libertad de los antiguos y la de los modernos, Resnick se aferra a la conveniencia de impulsar la participación democrática. Admite que la democracia directa tiene pocas posibilidades en el Estado moderno (no hace ni mención a las posibilidades del ciberespacio, lo que no deja de ser curioso) pero sostiene que no está muerta, como se comprueba con el activismo político social en los Estados Unidos y Europa desde los años setenta hasta hoy (P. 89). Detecta el autor una serie de consultas populares producida en los años noventa en Europa y Canadá (en Dinamarca contra Maastricht en 1992, en Francia en el mismo año, en Suiza en contra de la Unión Europea, en el Canadá en 1992 en contra del acuerdo de Charlottetown, en Italia en 1993 para cambiar el sistema político) a los que llama "plebiscitos antipolíticos" que le parecen llenos de promesas para la participación de la gente en el futuro en contra de la política tradicional (p. 95). Termina esta segunda parte con una consideración ambivalente de la reaparición del concepto de la "sociedad civil" en Europa. Fue decisivo en su opinión en el hundimiento del comunismo cuando lo invocaron gentes como Michnik o Havel (p. 104) pero entiende que los teóricos occidentales han acabado hipostasiándolo para predicarlo a los países del Tercer Mundo un poco en la línea del imperialismo conceptual que llevaba la famosa teoría de la modernización (p. 113), un ingenioso punto de vista que el autor reconoce honradamente que se le había ocurrido a otra persona que cita.

La tercera parte aborda los temas de la democracia, nacionalismo y cosmopolitismo con una última referencia a Hobbes. Su posición es ecléctica: así como hoy el nacionalismo y la democracia comparten el mismo supuesto (la soberanía popular) y van en buena medida de consuno, tanto si se trata del nacionalismo "político" a la francesa como del "cultural" a la alemana, también hay una complementariedad entre el nacionalismo y el cosmopolitismo: "Para decirlo de otro modo, es preservando nuestras identidades locales y nacionales como identidades primarias, más que borrándolas, como tendremos una modesta posibilidad de llegar a realizar algo del ideal cosmopolita." (p. 147). No dejo sin señalar que Resnick cita con aprobación la idea crítica de Pierre Bourdieu de que lo que llamamos "globalización" es un nombre para enmascarar en buena medida la política hegemónica de los Estados Unidos (p.141).

El último capítulo A la sombra de Hobbes hace una brillante síntesis del pensamiento del filósofo inglés y le contrapone una de cosecha propia que debe entenderse como una propuesta programática normativa. Según Resnick, la concepción hobbesiana se caracteriza por tres datos: a) el hombre es un lobo para el hombre; b) el valor político máximo es el orden; y c) demasiada democracia sólo podrá entorpecer el gobierno eficaz (p. 152). Frente a ello, sostiene, hay que reconocer que: a) las tendencias a la solidaridad son tan intensas como las contrarias; b) el valor máximo es el de la libertad y no por ello vivimos en el desorden en nuestras democracias; y c) hay una clara tendencia a incrementar los mecanismos de participación democrática en nuestras sociedades (p.158).

El libro de Resnick es una exposición de una teoría política democrática razonablemente participativa, igualitaria y adaptada a las necesidades y circunstancias de la globalización.

Paisajes que alimentan.

Mi amiga Gabriela Herrera me envía esta ingeniosa presentación pwp. Al margen de la prolijidad de la prosa, la verdad es que tiene gracia, sobre todo por el contrasentido que encierra: la contemplación del paisaje suele estar alejada de las consideraciones culinarias... Pero no siempre. Salvando todas las distancias, recuerdan bastante las pinturas de Arcimboldo.

Gracias, Gabriela.

Se accede también directamente a la presentación en Google docs. pinchando aquí.

diumenge, 18 de maig del 2008

Tortura.

Hace un par de días el Parlamento vasco aprobó por mayoría una moción no de ley que acusa al Gobierno español de "amparar" las torturas en los centros de detención y, más concretamente, al ministro del Interior, señor Rubalcaba, de "amparar" a los guardias civiles denunciados por tales hechos. La moción se aprueba a escasos días de la visita del lehendakari Ibarretxe al presidente del Gobierno y parece una especie de tarjeta de visita por adelantado, como para decir a éste que se prepare, que baja el indómito vascón.

De inmediato ha comparecido el señor Rubalcaba para decir que los hechos denunciados están bajo investigación judicial y que el Gobierno "no ampara nada y menos la tortura". Naturalmente. Estaría bueno que dijera que sí, que el Gobierno ampara la tortura como lo hace, por ejemplo, el de los EEUU, si bien es cierto que a lo que ampara no lo llama tortura sino con algún otro circunloquio que no tengo ganas de ir a buscar, algo así como "interrogatorios intensos" o cualquier otra canallada.

Hasta aquí la respuesta del Gobierno español es correcta. Pero me hubiera gustado más que no hubiera habido ni el menor pie a la aprobación de la moción del Parlamento vasco. Me hubiera gustado más que España no aparezca en los informes de Amnistía Internacional como país en el que aún se tortura. Que la práctica no sea tan sistemática como en tiempos de Franco sino sólo aislada, esporádica y casual no es obstáculo para que se sancione con toda dureza cuando se produzca y se trate de evitar a toda costa.

Y ello por un criterio moral obvio e indiscutible: no se tortura. El Estado de derecho no tortura. Para torturadores ya están los asesinos de ETA, capaces (entre otros muchos casos) de torturar durante más de quinientos días a un ser humano en un inmundo agujero o de tener a otro durante cuarenta y ocho horas maniatado, cegado y amenazado de muerte para descerrajarle luego dos tiros en la cabeza.

Dice el señor Rubalcaba que los etarras tienen instrucciones de denunciar torturas no bien les ponen la mano encima. Añado yo: los dos pilares fundamentales de la difusa solidaridad social de que aun goza la organización de criminales son los presos en las cárceles y las torturas cuando se dan. Lo de los presos no es evitable mientras los etarras sigan cometiendo delitos; lo de las torturas sí.

Toda tortura es inhumana e inaceptable.

(La imagen es una foto de Perdidoenlared, bajo licencia de Creative Commons).

El día de internet.

Tenía que pasarme: todo el día pegado a la red, que es donde en realidad trabajo, y me entero tarde de que ayer se celebró el "día de internet". En un primer momento me llevé un disgusto: vaya internauta y además bloguero que no se cosca de un acontecimiento que conoce cualquiera que mire la televisión, es decir, todos, hasta los ciegos. Y si todavía fuera un bloguero aficionado a la arqueología, por ejemplo, o a descifrar los manuscritos de Qunram, que los hay, tendría una explicación pues ya se sabe lo distraídos que son los sabios; pero tratándose de uno más bien ignorante y que se preocupa por los asuntos de actualidad, la cosa no tiene mucho perdón.

Rápidamente (todo cuanto tiene que ver con el ciberespacio es muy rápido), sin embargo, encontré una vía de escape: ¿para qué hay un día de internet? Esto de los días de recordatorio y celebración a lo que la ONU es tan aficionada que va a acabar con el calendario, está muy indicado para las causas olvidadas o con tendencia al olvido, las injusticias, las desigualdades que requieren movilizar la solidaridad internacional, cualidad de difícil manifestación. Pero ¿internet? ¿Para qué necesita internet un día de recordatorio? Está presente a todas horas del día en la vida ordinaria de cientos, miles de millones de personas en el mundo. No implica más injusticia que el hecho de que aún haya lugares del planeta en las que no ha llegado o donde circunstancias económicas (como en España) o políticas (como en China o Cuba) le ponen trabas e inconvenientes.

Internet, el ciberespacio, la blogosfera son realidades tan veloces que a más de uno/a habrá sorprendido el chiste que ilustra este post por lo anticuado. Está claro que pertenece a los comienzos de internet, cuando no había webcams. Desde que éstas han aparecido, me temo, los perros tendrán que resignarse a que les vean el morro.

(La imagen es una foto de Ben Lawson, bajo licencia de Creative Commons).

La madre de todos los conflictos.

Para conmemorar el sesenta aniversario de la creación del Estado de Israel, el señor Bush ha hecho una visita al país y se ha dirigido al Knesset israelí en solemne sesión. De este modo no sólo celebra el aniversario del Estado judío sino que también pone broche de oro a su segundo y último mandato al frente de la Casa Blanca con un balance del que seguramente estará orgulloso: ni hoja de ruta, ni proceso de paz, ni creación del Estado palestino, ni nada de nada. El conflicto está más enconado, la situación de los palestinos más desesperada y los israelíes más prepotentes y agresivos que nunca.

Una vez más se comprueba que las sugerencias y propuestas (cuando las hubo) del señor Bush para resolver el conflicto del Oriente Próximo eran puras mentiras para seguir ganando tiempo a ver si, en el ínterin, los israelíes acababan con los palestinos. Una vez más se comprueba que los EEUU no son un mediador sino parte beligerante del conflicto en contra de los palestinos y que esto es así esté quien esté en la Casa Blanca. Ningún presidente, republicano o demócrata, se atreverá jamás a enfrentarse al poderosísimo lobby judío en Washington. Ni el señor Obama, estoy convencido.

Por eso es tanto más oportuno este libro de José Luis Ferrando Lada (Palestina e Israel. El interminable laberinto de la paz, UNED, Valencia, 2008, 124 págs), buen conocedor de esta zona del mundo en la que vivió mucho tiempo mientras era franciscano y en el que ha continuado viajando luego de dejar el estado regular.

La obra se compone de dos partes bien diferenciadas: una primera, sistemática, que traza un cuadro del conjunto de Palestina (Israel más Palestina hoy día) histórico, político y geográfico que constituye una buena introducción para quien quiera familiarizarse con el trasfondo del actual conflicto. Éste hunde sus raíces en circunstancias milenarias en las tierras del Libro que las tres grandes religiones monoteístas, la mosaica, la cristiana y la musulmana, consideran sagrado. La historia actual del dicho conflicto se abarca aquí desde los orígenes del Estado de Israel (la resolución de las Naciones Unidas de 1947, la guerra de 1948, etc) hasta la muerte de Yasser Arafat en 2004.

La segunda parte es una serie de artículos aparecidos en la prensa diaria sobre el tema Israel/Palestina entre 2004 y 2008; el último, fechado en enero de 2008, con lo que está claro que el libro es de innegable actualidad en una zona del planeta en la que los sucesos se producen a un ritmo vertiginoso. Los artículos siguen el día a día de las conflictivas relaciones entre Israel y la Autoridad Nacional Palestina (el organismo paraestatal que surgió de los acuerdos de Oslo de 1993) deteniéndose en el análisis pormenorizado de la situación política interna en ambas partes.

Ferrando Lada trata de mantener una trabajosa imparcialidad entre las dos partes pero se le observan mayores simpatías hacia el lado palestino probablemente porque durante todo el tiempo que viene durando del conflicto ha sido el underdog. No obstante tengo la impresión de que es pesimista respecto a las posibilidades de solución definitiva en la zona. A estas alturas ya no tiene confianza alguna en la "hoja de ruta" estadounidense y parece confiar más en las posibilidades del famoso "cuarteto", un absurdo adefesio perfectamente asimétrico puesto en pie por los EEUU, la ONU, la Unión Europea y Rusia con el fin de legitimar la política de permanente interferencia de los estadounidenses. Cree el autor que el nombramiento del señor Tony Blair al frente del tal cuarteto es buen augurio. Mi opinión es la contraria. Si Blair está ahí es porque su supeditación lacayuna a los EEUU lo convierten en idóneo para lo que se persigue: seguir permitiendo que los israelís acaben con los palestinos por todos los medios a su alcance: agresiones directas, asfixia económica y sanitaria, asentamientos indebidos, separación mediante muros... un genocidio, en definitiva, por tierra, mar y aire, a cámara lenta y a la vista del mundo entero que, si acaso, a veces advierte a Israel de la conveniencia de no ser demasiado duro para no soliviantar a las buenas conciencias occidentales.

Por supuesto, los permanentes enfrentamientos internos en el campo palestino que Ferrando Lada sigue de cerca no ayudan en modo alguno a su causa, pero es difícil no entender que es una situación consecuencia del acoso israelí y el abandono a que se ven sometidos los palestinos cuyo verdadero enemigo son los Estados Unidos de América.

dissabte, 17 de maig del 2008

La izquierda y la corrupción.

Los dos asuntos que acabaron con el Gobierno socialista de Felipe González en 1996 fueron el terrorismo de Estado (los GAL) y la corrupción. Y no solamente acabaron con el Gobierno, sino que hicieron un daño inmenso al Partido Socialista y, por extensión, a la izquierda en general. Echaron una capa de ludibrio y escoria sobre la memoria de un partido centenario y sobre la conciencia que la izquierda ha tenido siempre de sí misma en punto a rectitud e integridad moral. Es cierto que era la primera vez que la izquierda gobernaba durante tanto tiempo en España y que no se había dado de bruces con el carácter corruptor del poder. De hecho, los escándalos tardaron unos diez años en emerger. Pero acabaron con el Gobierno en cuatro más.

Ahora sólo llevamos un cuatrienio pero ya han empezado a aparecer las sombras. Ese caso del señor David Taguas será todo lo legal que quiera no sé qué comisión gubernativa, pero apesta a tráfico de influencias e información privilegiada. Exactamente igual que el nombramiento de un primo suyo como asesor del Presidente también parece ajustarse a la letra de la ley. A la letra es posible, pero no al espíritu y mucho menos al espíritu de la izquierda. Los presidentes no deben contratar a sus parientes en nada. He leído algún reportaje por ahí que presenta al señor primo del Presidente como una persona íntegra, sin ambiciones personales, con una devoción casi perruna por su pariente presidencial. Todo eso será verdad, pero es el primo del Presidente y éste no debe contratarlo.

Ese oscuro mundo de los "asesores" y "fontaneros" es terreno propicio para todo tipo de trapacerías que, aunque sean legalmente aceptables, deben evitarse a toda costa si, como en los casos mencionados, son éticamente objetables. Es un terreno ambiguo y peligroso por la gran discrecionalidad que hay en él, el terreno en el que se dan casos de los que cabe esperarse lo peor, como el nombramiento del ministro de Industria, señor Sebastián, antiguo integrante de uno de esos equipos de fontaneros, cercanos al Presidente y que ejercen su influencia sobre él.

Sé que algún amigo me afeará lo que considera que es una manía personal con el tal señor Sebatián cuando de personal aquí no hay nada. Hay solamente que el Presidente tendría que haber explicado por qué premia con un ministerio a un hombre que acaba de perder estrepitosamente unas elecciones municipales para las que todo el mundo sabía, empezando por él mismo, que no valía en modo alguno. Esos procedimientos huelen a "soy el Presidente y hago lo que me da la gana; a ti te pongo de candidato a Alcalde aunque no hayas pisado un ayuntamiento en tu vida y, luego, para premiarte por tus buenos oficios de haber tenido un resultado electoral peor que el de cuatro años atrás y por haber dado la espantada, te hago ministro".

Y esos no son procedimientos.

Igual que los famosos "informes" con los que el Gobierno de izquierda de la Generalitat está repartiendo miles de euros entre afines y allegados como si esto fuera una tómbola. Que, al parecer, sea lo que hizo en su día la Generalitat de CiU no resta un ápice a la gravedad de los hechos. Salvo que se pueda demostrar su legalidad y pertinencia y conveniencia, esos pagos por "informes" inexistentes, irrelevantes o simplemente inventados son prácticas inaceptables.

Así que primos del señor Presidente, amigos del señor Presidente, informes de los amigos del tripartito puede que no sean aún corrupción en sentido estricto, pero abocan a ella fatalmente. Es el tipo de manejos que anidan en ambientes de enchufismo, amiguismo y favoritismo de los que este Gobiermo está dando abundantes pruebas. Luego, cuando se quiere poner remedio, suele ser demasiado tarde. El grito a Zapatero en las primeras elecciones era suficientemente claro: "¡No nos falles!" No es contratando primos o haciendo ministros a sus amigos como va a demostrar que no nos falla.

(La imagen es una foto de To2BoRnI, bajo licencia de Creative Commons).

La fuerza del desnudo.

Hace unos meses la Fundación Mapfre dedicaba una exposición a la obra de Camille Claudel, escultora, musa, modelo y amante de Auguste Rodin de la que di cuenta en un post titulado Genio y locura hasta la sepultura que, a su vez, remitía a otro, titulado Las edades de la vida XVII en el que comentaba el más famoso grupo escultórico de Claudel, L'âge mur. Ahora, la misma Fundación y en el mismo local presenta una exposición temática de Rodin, en concreto dedicada a los desnudos del gran escultor.

La exposición que trae las piezas del Museo Rodin, de París, se inicia con ese muchacho desnudo en bronce llamado La edad del bronce (un poco más abajo) que ya en su día, años ochenta del siglo XIX, provocó un escándalo en París por ser un desnudo que se consideraba "demasiado realista", fundido de la vida misma, esto es, poco academicista, en una palabra, "perturbador" para las conciencias de la época, como "perturbadores" tendrían que ser todos los demás desnudos que el artista fue dibujando y esculpiendo a lo largo de su vida como si fueran una auténtica obsesión. Sobre todo los de su madurez. Porque, al ser una de las primeras obras, este muchacho de bronce que tiene ese toque de sensualidad inmediata también muestra la huella del clasicismo (la estatua se da un aire al Apolo de Velvedere y la estatuística helenística) y el amaneramiento del academicismo.

La exposición contiene varias piezas ultrafamosas, como El beso y muchas otras de menor tamaño y celebridad, pero muy interesantes, yesos (patinado y sin patinar), mármoles y bronces. E incluye asimismo una respetable cantidad de apuntes y bocetos que Rodin tomaba continuamente de sus modelos no mientras posaban sino en cualquier momento, a lo largo del día pues el artista les decía que se movieran desnudas por el estudio, haciendo gestos naturales que en un instante dado él captaba a lapiz y a algunos, incluso, los coloreaba luego con acuarela. Reunió así una colección de desnudos sobre todo de mujeres, solas o en parejas (Rodin no sólo se interesaba por el desnudo sino también por la homosexualidad) en las más variadas posiciones que él estudiaba y trasladaba después al volumen.

Siguiendo una inspiración personal, Rodin concentraba su interés en el sexo de las mujeres que muestra de forma explícita en una época en que prácticamente había desaparecido de la pintura. Esa obsesión por el sexo femenino recuerda el famoso cuadro de Courbet, El origen del mundo. No sé si Rodin llegó a ver ese cuadro aunque supongo que sí porque, a semejanza de Courbet, focalizaba la atención en las partes eróticas, genitales, que mostraba abiertamente, suprimiendo todo aquello que pudiera distraer la atención, por ejemplo, la cabeza u otros atributos. Véase su Iris, de 1895 a la izquierda. Iris, se recordará, era la mensajera alada de los dioses. La de Rodin es acéfala, carece de alas, hasta le falta un brazo, pero es una figura decididamente ligera, liviana , con su feminidad anclada en una vulva prominente. ¿Cómo no iba a escandalizar este hombre? La gente debía de estar perpleja. Más o menos como hoy.

Entre la variedad de desnudos femeninos, en escultura o dibujo, hay alguno otro masculino, en concreto dos que sirvieron como preparativo o modelo para la estatua a Balzac que, como se sabe, está revestida de una especie de hopalanda. Parece ser que Rodin trabajaba así, esto es, esculpía la figura desnuda y luego la vestía. Una forma de proceder similar a la de Ingres en pintura que, a la hora de retratar a sus personajes, primero los pintaba desnudos y después los vestía. El desnudo es la forma medular de la representación artística del ser humano. Todo lo que no es desnudo son aditamentos y perifollos perecederos. Duradero no hay sino el cuerpo humano desnudo, como puede verse en esta Eterna primavera, de 1884, (a la derecha); sino ¡ay! el cuerpo humano de cada cual, sí el de la especie. Que el ser humano es un ser de especie.

Hay un elemento miguelangelesco en Rodin, una pasión por la fuerza, el músculo, la tensión que sólo pude expresarse a través del desnudo. Pero en el desnudo no sólo asoma la fuerza sino también la sexualidad y esta es la gran innovación de Rodin frente a Miguel Ángel (y a la que el genio de la Capilla Sixtina no pudo recurrir por las convenciones de la época), mostrar que parte de la fuerza es precisamente la sexualidad. En algunos casos ésta estalla en forma de erotismo que, si bien es un rasgo casi siempre presente en las obras simbolistas, no tiene con mucho la fuerza, la garra de las figuras de Rodin.

Como recuerda uno de los especialistas que escribe en el catálogo de la exposición, el desnudo acerca el arte a la verdad (pues ya se habla de la "verdad desnuda") pero en la medida en que el arte es vida, el que se la insufla a ese desnudo es precisamente el erotismo.

divendres, 16 de maig del 2008

El inefable señor Chávez.

Algo hay que reconocer al señor Chávez sin ambages: es un hombre pintoresco. La izquierda que, por definición, está más o menos en contra de los estereotipos, las convenciones, las tradiciones, las formas vacías, aprecia y aplaude con alegría los comportamientos espontáneos, sinceros, cuando se dan en los políticos. Valora que estos rompan los corsés de lo oficial para abrir nuevos cauces. Y de esto, el señor Chávez tiene un montón. Más de lo necesario. Los comportamientos no convencionales son de agradecer... salvo que se hagan excesivos, cargantes, permanentes. "De nada demasiado" decían los griegos y con mucha razón; ni de lo bueno que, cuando es demasiado, se hace malo.

El estilo del señor Chávez es demasiado estridente, histriónico, gárrulo y pretencioso. Ese insólito programa semanal que tiene en la televisión, Aló Presidente es un acto periódico de vanidad y egotismo difícil de superar. Y de impertinencia. Normalmente los perpetra en presencia de unas docenas de incondicionales tocados con la camisa roja que le aplauden las gracias y algunos otros, quizá miles, que se las ríen viéndolo en sus aparatos de televisión. Produce sonrojo por las cosas que dice y cómo las dice.

Esto tiene poco que ver con la cuestión de si, por sus políticas concretas, el gobierno del señor Chávez es o no de izquierda. Se trata únicamente de evaluar su comportamiento en asuntos de comunicación relacionados además con la política exterior. Su choque con el Rey de España en la cumbre de la Comunidad Hispánica de Naciones, sus vituperios hacia la señora Angela Merkel en vísperas de la cumbre de América Latina-Unión Europea pertenecen a lo estrambótico.

Y ahora llega lo de la subvención a las FARC. Ya imagino que el señor Chávez desautorizará el informe de la Interpol tildándola de lacayismo hacia los EEUU, igual que acusa al señor Uribe de títere y marioneta de los gringos. Y algo parecido hará el señor Correa del Ecuador a quien se acusa de haber financiado parte de su campaña electoral con dinero del narcotráfico, procedente de las FARC. También aquí se negará la acusación hablando de un montaje estadounidense con los consabidos apoyos.

No seré yo quien salga en defensa del señor Uribe, que me parece un Aznar latinoamericano. Pero las pruebas existen y ahora se trata de aquilatar su importancia; las pruebas de connivencia entre el gobierno venezolano y las FARC. Es posible que alguien diga que eso está bien y es lógico por cuanto el señor Chávez no acepta que las FARC sean una organización terrorista sino que las considera un movimiento armado de liberación nacional.

Este verboso presidente puede decir lo que quiera pero una organización que secuestra personas y las tiene en cautiverio durante años en condiciones inhumanas, sin proceso judicial alguno ni el más mínimo respeto por sus derechos humanos no solamente es una organización terrorista sino una organización terrorista de torturadores. Y por mucho que hable el señor Chávez en la televisión, colaborar con organizaciones de torturadores, ampararlas o financiarlas no tiene nada, pero nada que ver con la izquierda. Es otra cosa.

Dejo aquí un vídeo muy divertido del venezolano (residente en Miami) Orlando Urdaneta. Del señor Chávez se habla al final.






(La imagen es una foto de ¡Qué comunismo!, bajo licencia de Creative Commons).

El big bang de la nación española.

La exposición que sobre las jornadas del dos y el tres de mayo de 1808 alberga la Fundación del Canal de Isabel II y cuyo comisario es don Arturo Pérez Reverte es un canto al surgimiento de la nación española. Como puede verse, el prospecto habla de "un pueblo, una nación". La idea, compartida por buena parte de la historiografía española es que en la sublevación popular contra el francés se manifestó por primera vez la conciencia nacional española. Muy en el espíritu del señor Pérez Reverte está el subrayar que esa sublevación fue espontánea, civil, de gentes de todas las condiciones y al grito de "¡Viva España!".

Todo eso es cierto y queda suficientemente explicado a lo largo de la exposición que está concebida de una forma orientativa y pedagógica, a base de vídeos y proyecciones que reconstruyen lo que pasó en Madrid en aquellas dos jornadas. Imagino que gran parte del material que se exhibe procede de las pesquisas e indagaciones que el Comisario había hecho para escribir su última obra, Un día de cólera, esto es, cuántas partidas se formaron en Madrid el dos de mayo, quiénes las componían, de dónde procedían, cuál era su profesión, cuántos y dónde fueron luego fusilados en la represión sin piedad que ordenó Murat el día tres. Además de esto, que es meramente documental, se muestran grabados de la época, uniformes de soldados franceses (y también de los españoles, aunque se subraya varias veces que el ejército español se mantuvo acuartelado y sin munición en aquellas jornadas y sólo se batió un pequeño destacamento en el cuartel de Monteleón), armas y utensilios diversos que los sublevados utilizaron para atacar a los invasores.

El problema no es tanto de documentación como de interpretación. Sostener que la sublevación da origen a la conciencia nacional española presupone dos cosas: a) que antes no existía; b) que lo que los sublevados invocaban era la nación como nosotros la concebimos. No voy a entretenerme con el preupuesto a) porque me basta con objetar al b). Los valores que los sublevados del dos de mayo defendían eran los del antiguo régimen y el absolutismo en su mayoría. Valores contrarios a la idea de nación que, por aquel entonces, tenía un carácter eminentemente francés puesto que era lo que se había invocado para guillotinar al Capeto. Algunos afrancesados en España tomaron armas contra el invasor pero muchos de ellos colaboraron con él y se integraron en la corte de José I.

Es en las Cortes de Cádiz de 1812 donde, vencido el gabacho, se habla en serio de la "nación española" en la Constitución de aquel año, la Pepa... que duró dos años. Reinstalado en pompa y esplendor Fernando VII, el de las caenas suprimió la Constitución y, con ella, la nación española. Volvió la nación al proscenio de la mano de Rafael de Riego y esta vez duró tres años, hasta la invasión de los Cien Mil Hijos de San Luis que en 1823 restablecieron en el trono absoluto al Deseado. Véase a propósito el post de ayer sobre La duquesa coqueta. En verdad resulta incomprensible que se haga nacer la nación española en lucha contra el francés por valores como el absolutismo y la soberanía real y que sean luego los mismos franceses quienes invaden el país para imponer eses mismos valores con el aplauso de los que se supone son la nación española. Es absurdo, es un galimatías, salvo que se reconozca que eso de que el dos de mayo es el comienzo de la nación española es una forma de hablar y no muy afortunada.

Si un comienzo enunciativo ha tenido dicha nación es en la Constitución de Cádiz y ya se sabe que fue abolida en 1814 y 1823 sin que pudiera volver a hablarse de ella hasta el sexenio revolucionario de 1868 a 1874 con el restablecimiento de los Borbones que hubieron de convivir con una Constitución de 1876, la de la Restauración, que limitaba algo sus poderes y tenía una orientación parlamentaria como la de la vigente de 1978, casi cien años después. Durante estos dos siglos, hasta la Constitución de 1978, la nación española se ha manifestado de formas diversas en la historia, raramente como la concepción imperante, con frecuencia en medio de guerras civiles (tres carlistas y la fascista/republicana de 1936 a 1939) o como imposición de gobiernos autoritarios como los de los generales Primo de Rivera y Franco en el siglo XX.

Cuando se habla de la génesis de la conciencia de nación española el dos de mayo de 1808 ¿qué nombre se reserva se tiene preparado para lo que sucedió durante la dictadura de Franco? Un bando vencedor en una guerra civil y que jamás se reconcilió con el bando vencido al que negó todos los derechos durante cuarenta años ¿es una nación? En mi opinión, no porque doy crédito al punto de vista de Ernest Renan para quien, ya se sabe, la nación es "un plebiscito cotidiano" y, para que haya plebiscito, aunque sea simbólico, la población tiene que ser libre y no estar parte de ella en el exilio, otra parte encarcelada, otra fusilada, otra aterrorizada y el resto, viviendo como si nada. Y si eso es la nación española, que me borren.

dijous, 15 de maig del 2008

Los persas atacan de nuevo.

Pues sí, hay fuego graneado en el PP. Los tiros vienen del bando de los ultramontanos, ultrarreaccionarios o "persas", hoy finamente llamados neocons y tratan de impedir que el Presidente del partido consume lo que parece es su proyecto de situar a aquél en el centro político, sacarlo de esa actitud intransigente, agresiva y montaraz en que ha estado en la última legislatura y en la que también estuvo en las dos anteriores en que gobernó... con el señor Rajoy de pluriministro y vicepresidente del Gobierno. Es decir, tratan de impedir que el señor Rajoy marque un camino de derecha civilizada, moderada y demócrata, capaz de hacer oposición y, al tiempo, colaborar con el Gobierno en los asuntos de Estado.

Eso es lo que ha podido verse una vez que la señora San Gil convocara ayer una rueda de prensa para hablar de la crisis del PP, que ella ha contribuido decididamente a avivar y, sobre todo, una vez que la citada señora, en un encuentro con Rajoy y en presencia de otras personas, le reiteró su falta de confianza en él y lo amenazó con abandonar también la presidencia del PP en Vascongadas si no cambia el rumbo que está imprimiendo al partido. Es algo ridículo: hasta ahora son los superiores en cualquier tipo de organización (política, burocrática, económica, militar, religiosa, etc) quienes han de tener confianza en los subordinados porque es en ellos en quienes delegan poderes y funciones. Creo que es la primera vez que oigo a un subordinado decir que tiene o no tiene confianza en su jefe.

A este propósito, por cierto, muy buena la alocución inicial del señor Gabilondo en los informativos de La Cuatro La Opinión de Gabilondo y en la que se preguntaba qué hubiera dicho la señora San Gil si el señor Patxi López o el señor Odón Elorza, hubieran convocado una rueda de prensa en un día de atentado de ETA para hablar de los asuntos internos de su partido. Es muy típico de los políticos del PP: criticar en los demás lo que hacen ellos o hacer lo que critican en los demás. Es una actitud irritante por lo que tiene de desfachatez pero suele ser muy útil para sus fines sobre todo porque estos acontecimientos, atentados, crímenes, etc, tienen un fuerte impacto en los medios pero es breve y, a fuerza de repetirse, ya nadie repara en ellos. Pero lo dicho, dicho queda..

El "liderazgo" del señor Rajoy es endeble, si es que es, y está sometido a un virulento ataque persa en su propio partido. Dado que su intención -como quedó claro ayer- parece ser enmendar los yerros del pasado, hacer política de Estado, apoyar al Gobierno cuando sea necesario, en resumen constituir la derecha moderna y moderada española por la que tantos han clamado dentro y fuera del PP, es lógico que los demócratas lo apoyen. España necesita un partido de centro derecha que pueda ser alternativa al de centro izquierda. Pero ese apoyo debe ser medido y discreto so pena de que los frenéticos de los persas, cuya concepción de la política es de moros y cristianos, lo consideren la prueba irrefutable de que el señor Rajoy se ha hecho del PSOE y se ha vendido a Prisa. Ya están diciéndolo, así que conviene que se presente en el congreso de su partido en junio bien arropado de fieles y asesores porque allí le espera la de Dios es Cristo.

El fantasma de la escisión ronda por los pasillos del edificio de Génova como si en vez del PP se tratara del PCE.

(La imagen es una foto de jmendicute, bajo licencia de Creative Commons).

La duquesa coqueta.

Interesante la peli de Jacques Rivette, ese superviviente de la nouvelle vage, que se ha estrenado en España bajo el título de La duquesa de Langeais, que es el de la novela de Balzac de la que está tomada, si bien es cierto que el escritor había pensado llamarla en un principio como se llama en francés, Ne touchez pas la hache, una advertencia a los aristócratas para que no toquen el hacha que ha de segarles el cuello.

La peli es interesante sobre todo porque ilustra muy bien las relaciones entre el cine y la literatura ya que sigue la novela prácticamente al pie de la letra. Y como la novela, en realidad una novela corta dentro del ciclo de La comedia humana, tiene tanta fuerza y tanto encanto hay como un choque de géneros que llama la atención entre la narración literaria y la cinematográfica. Por ejemplo la historia en la peli aparece entrecortada con letreros en la pantalla, cual si fuera cino mudo, diciendo eso de "Diez minutos después" o "Cinco años antes". En la narración escrita esos cambios se integran en el relato mismo. De igual modo los diálogos en la peli se convierten en escenas de teatro (cámara fija con los personajes moviéndose, aunque no siempre) porque el director quiere conservarlos como en la novela.

La historia es completamente romántica: una historia de amor y de muerte cuyo trágico final tiene lugar en esa tierra misteriosa, exótica, semibárbara, iluminada: España. Balzac es, se dice, el fundador del realismo, lo que es estrictamente cierto. En esta novela, por ejemplo, se hace un sucinto estudio sociológico y psicosociológico de un barrio de París, el Faubourg St. Germain, al que se ha trasladado la nobleza de la Restauración, huyendo de las aglomeraciones de la cité, al otro lado del Sena. Pero luego, ese estudio realista es el fondo sobre el que se narra la historia retorcida y apasionada de dos seres excepcionales, la Duquesa de Langeais y el General Armand de Montriveau; ella, una señora noble, centro de la moda del todo París, semiabandonada por su marido, y él un general bonapartista del que se cuenta que atravesó el corazón del África para llegar a las fuentes del Nilo.

Hay una versión anterior de 1947, dirigida por Jean Giraudoux y protagonizada por Edwige Feuillère y un actor cuyo nombre no retengo. Parece como de otro planeta. Giraudoux se lo inventa todo y cambia los diálogos. Hace otra obra. Este Rivette, no, sino que se pega a Balzac como un velcro. Hace cambios en otras cosas. Por ejemplo, no recuerdo que Armand de Montriveau cojeara. Aquí la cojera es obligada porque a Guillaume Depardieu, el hijo de Gérard, le falta una pierna. Igualmente, Antoinette de Langeais no tiene cuarenta sino veintipocos años. La intérprete, Jeanne Balibar, tiene mucho talento y encanto pero está más cerca físicamente de su anciana tía que del personaje de Balzac. En todo caso, lo borda.

El tiempo de la historia es muy interesante: 1823. Un general que ha venido con las tropas del Duque de Angulema en nombre de la Santa Alianza a reponer a Fernando VII en el uso de su poder absoluto, derogando de nuevo la Constitución de 1812. Un general bonapartista. Ahí se ve el realismo de Balzac era legitimista, partidario de los Borbones. Porque ¿qué otra cosa iba a ser un general del ejército francés a menos de diez años de la caída del Imperio sino bonapartista? Por lo demás nadie me quita de la cabeza que en Francia hasta los legitimistas son bonapartistas Lo llamaban Buonaparte, para subrayar su condición de extranjero, de italiano; pero lo admiraban. La famosa nación española fracasaba por segunda vez en su intento de articularse como un cuerpo colectivo cívico y liberal y se sometía de nuevo al ancien régime que sólo empezó a ser desmontado con la Regencia, sentándose ya el precedente de las dos Españas, la liberal y la conservadora, tan enfrentadas entre sí que muchos creen que son dos naciones y de ahí la eterna y tan característica cuestión nacional española.

Un convento de clausura de carmelitas descalzas encaramado en lo alto de una roca en una isla balear y una bella monja que se llama Teresa. Este Balzac era un genio romántico.

Aquí dejo el tráiler en español. Suena mejor en francés pero no lo he encontrado subtitulado.

dimecres, 14 de maig del 2008

Actualización a media mañana día 14.



Otro paso de gigante en la liberación de Euskal Herria: un pikoleto, un gorrino, un maketo, un inferior, un africano, vaya, muerto a manos de los señoritos.

María y Mariano.

La trifulca en el seno del PP es de órdago, como corresponde al hecho de que su principal escenario se haya desplazado al País Vasco. Ayer cundía el desconcierto en los medios y mentideros políticos pues nadie se explicaba que, si los tres redactores de la ponencia habían llegado a un texto consensuado el domingo por la tarde (al decir de dos de ellos), la señora San Gil retirara su firma por la noche argumentando diferencias fundamentales con la línea política en relación con los nacionalismos pero sin especificar cuáles. En mi post de ayer, Principio y tente tieso, exponía mi sospecha de que no había tales diferencias de principio y que el desplante de doña María podía ser parte de la estrategia calculada del grupo de los "duros" del PP, los "persas", como diría un liberal décimonónico, para deshacerse del señor Rajoy y poner en su lugar a alguien más en la línea "neocon". Tal es asimismo la interpretación que da hoy El País, para quien El choque con San Gil refuerza al polo anti-Rajoy que amenaza al líder del PP.

Pero, después de haber escuchado las explicaciones de unos y otros me inclino a pensar que sí, que había algunas diferencias (seguramente no fundamentales y más de matiz), pero las había. Este es el punto de vista de Libertad Digital para quien está clarísimo que Génova intenta desacreditar a San Gil exhibiendo ahora como propia la ponencia que quiso censurar. En opinión del diario derechista, los "conciliadores" del señor Rajoy, los "centristas" intentan un golpe de mano en la dirección del partido y, a tal fin, encargaron al señor José María Lassalle que enmendara el texto de la ponencia política limándolo hasta hacerlo aceptable a El País. Estos medios no perdonan al señor Lassalle que tuviera la desvergüenza de publicar hace poco un artículo en el citado diario llamado, Liberalismo antipático. No debe olvidarse que, en buena medida, la pelea política en España es también una pelea entre medios a ver quién capta más audiencia, y escribir para la competencia es equivalente a alta traición. En el momento en que María la Brava se planta Lassalle y los otros blandengues marianistas recogen velas a todo trapo, pero ya es tarde pues han sido desenmascarados.

Mi interpretación va ahora más en esta línea: entiendo que sí, que hay discrepancias y que éstas no son graves; pero la situación está tan deteriorada, los ánimos tan enconados, las posiciones tan anfrentadas que cualquier desacuerdo, por pequeño que sea, tiende a magnificarse y convertirse en casus belli. La última decisión del señor Rajoy de pedir silencio al corral obedece a esta convicción: cuanto más hablen los militante del PP, los "persas" y los otros, peor irán las cosas porque parece haberse alcanzado ya ese punto de no retorno en las organizaciones en que, se haga lo que se haga en ellas, se quiebran. En su interior se ha perdido la confianza mutua y la confianza, como la virginidad, cuando se pierde, no se recupera.

Da la impresión de que, si el señor Rajoy quiere sobrevivir políticamente, tendrá que plegarse a los persas y, si se pliega a los persas, probablemente perderá las elecciones siguientes que es lo que están todos esperando para deshacerse de él. Amargo sino, que diría Goya.

(La imagen es una foto de Sagabardon, bajo licencia de Creative Commons).

Recta final en las primarias.

N.B. Antes de empezar, si alguien quiere ver qué oculta la bandera estadounidense que haga click sobre ella. De nada. Es un obsequio de mi amigo Tom Cahill.


Al grano: al momento de ir a dormir anoche, con el 47% del voto escrutado en las primarias de Virginia Occidental, la señora Clinton iba ganando por 65% contra 28% del señor Obama. Por supuesto, en el campo republicano, Mr. MacCain se ganaba a sí mismo con un 75% del voto. Pero la carrera republicana por la nominación hace ya dos meses que acabó con el triunfo del veterano de Vietnam. La cosa se concentra en los dos demócratas, la mujer y el afro-americano.

Con este triunfo tan abultado, la señora Clinton espera recuperar fuerzas para seguir en su empeño sin renunciar a la nominación. Eso es tesón y perseverancia, sí señor.

Pero para llegar a la nominación hace falta algo más que tesón y perserverancia. Hacen falta delegados. A estas alturas, el señor Obama cuenta con 1.875, esto es, el 92,6% de los 2.025 que se necesitan para obtener la nominación mientras que la señora Clinton sólo cuenta con 1.690, el 83,5% de los 2.025. Los delegados que quedan por atribuir, contando los de Virginia Occidental y sin contar los de Michigan y Florida, que están en globo, son 274. Aunque la señora Clinton ganara todas las primarias pendientes por el 100% de los votos contra cero del señor Obama y se adjudicara todos los delegados se quedaría en 1.964, a falta de 61 mientras que al señor Obama le bastará con 150 (de los 274) para llegar a los 2.025 que garantizan la nomonación. Como quiera que, a diferencia de lo que hacen los republicanos, que calculan las primarias por el sistema mayoritario, los demócratas van por el proporcional, hay bastantes posibilidades de que el señor Obama llegue a la convención demócrata con sus 2.025 delegados.

La señora Clinton lo tiene muy crudo.

El arte como provocación.

Siempre me gustaron mucho las obras de Robert Rauschenberg, quien falleció ayer en Florida, porque eran verdaderas provocaciones. El hombre es recordado sobre todo como una especie de "puente" o "transición" entre el expresionismo abstracto y el pop; entre Jackson Pollock y Andy Warhol, para entendernos. Pero eso es reducir excesivamente su importancia y su influencia en el arte occidental que se extiende a lo largo de buena parte del siglo XX.

Rauschenberg, que había estudiado en Francia en su primera juventud, completó su formación en los Estados Unidos de la mano de Josef Albers, un típico representante de la tendencia Bauhaus que, con todos mis respetos, encuentro insoportable. Por fortuna para él, Rauschenberg abandonó pronto el frío formalismo y el culto al diseño de la Bauhaus para abrirse a movimientos mucho más rupturistas y prometedores, como el dadaísmo y el surrealismo. Estoy convencido de que los artistas que más influyeron sobre él fueron Marcel Duchamp y Joseph Cornell. La ilustración más arriba, su famoso Monogram, que se encuentra en el Museum of Modern Art, en Nueva York, no hubiera sido posible sin los ready mades del artista francés y, por supuesto, sin las extrañas construcciones de Cornell. Igual que ambos, recurrió a los collages como la mejor vía para hacer realidad su propósito de mezclar el arte con la vida, de dinamitar esa concepción hierática, meramente contemplativa de la obra de arte como algo perteneciente a un mundo aparte, para involucrar al público en la obra artística a través de una concepción amplia que también recuerda lejanamente la idea wagneriana de la "obra de arte total". Otro buen ejemplo, pareja con Monogram, y en el mismo sitio es su famosa Odalisca, a la derecha. Por entonces (mediados y finales de los años 50 del pasado siglo), Rauschenberg predicaba -y practicaba- su doctrina de que el artista no puede limitarse a un único tipo de materiales ni a un único estilo. Precisamente lo mismo que pensaba Picasso. Pero él era más radical, más provocativo que el autor del Gernika y, en el espíritu de Duchamp, recogía objetos de la basura para integrarlos en sus obras a las que fue acoplando pintura, fotografías, grabados, materiales sólidos, etc. Él mismo fue un poco hombre orquesta, como lo fue Warhol, pintor, grabador, fotógrafo, escultor y hasta coreógrafo.

En definitiva, las obras de Rauschenberg, que hoy se encuentran en muchos museos de arte contemporáneo y también por las calles de las ciudades, son las más adecuadas para que su contemplación (especialmente sus cuadros) levanten las iras de los burgueses alguno de los cuales no puede evitarlo y acaba barbotando lo de "¿Y esto es arte? ¡Mi gato pinta mejor!". Lo curioso del caso es que, quienes tales cosas dicen, no saben hasta qué punto están en lo cierto. El único inconveniente es que aún no ha nacido el gato capaz de ver que sus obras son mejores que las de los expresionistas abstractos. Al fin y al cabo, la técnica de los happenings, que Rauschenberg incorporó a su producción, una especie de traducción plástica de la "escritura mecánica" de los surrealistas, viene a ser la consagración de lo irracional como manifestación estética.

La importancia de la teoría y la práctica de Rauschenberg de mezclarlo todo, de romper las fronteras entre los estilos artísticos, de provocar en definitiva, de convertir la vivencia artística en un sobresalto, de sacudir al espectador y arrancarle la modorra autocomplaciente se observa en sus aportaciones al paisaje de algunas ciudades. Véase la composición de la izquierda, titulada Riding Bikes (1998) que se encuentra en Berlín. Pasa con ella como sucede con muchas otras obras de arte que forman parte de lo que se llama con espantosa expresión "mobiliario urbano" en nuestras ciudades, esto es, que la mayoría del tiempo la mayor parte de la gente no las ve. Es tal la capacidad de absorción de las urbes contemporáneas que estas piezas únicas son invisibles. Piense el lector madrileño en dónde puede haber visto una estatua de Botero o una mole de Chillida en la capital. Lo más frecuente es que sea necesario ir a propósito a buscarlas con la guía en la mano y sólo entonces se lleva uno la sorpresa de que allí mismo, integrada en lo que llaman los cursis el palpitar de la ciudad, hay una pieza tan curiosa, elegante y divertida como esas Riding bikes. Ciertamente no será extraño oír a alguien que eso lo hace él también y, al igual que con la observación del gato, también será cierto: eso puede hacerlo cualquiera. Pero tiene que ocurrírsele y, de momento, tales ocurrencias sólo las tienen algunos, muy pocos y, con la muerte de Rauschenberg, cada vez menos. Los demás, cuando nos piden un adorno para una plaza, proponemos una estatua de un laureado poeta apoyado en una columna o un salvador de la Patria a caballo.

(Las dos primeras imágenes son combines de Rauschenberg, que se encuentran en el Museum of Modern Art, en Nueva York. La tercera es una foto de Hans Bug, bajo licencia de GNU Free Documentation License).

dimarts, 13 de maig del 2008

Principio y tente tieso.

Empieza a caerme simpático este voluntarioso rapaz al que le crecen los enanos. Con un par de iniciativas más se queda solo con su ayudante Sáez de Santamaría y el beatífico señor Pons, porque todos los demás lo están abandonando con las más variadas excusas. La última, la señora San Gil, gran referente moral de la derecha en el País Vasco y tan perdedora de elecciones allí como el señor Arenas lo es en Andalucía. ¡Ah pero lo que al andaluz no se le perdona, en el caso de la vasca ni se tiene en cuenta! Al fin y al cabo, enarbola principios, prin-ci-pios ¿queda claro? Lo mismo que la señora Aguirre, que ya ha salido a defender a la presidenta del PP en Vasconia; lo mismo que el señor Anguita. ¿Que el señor Anguita no es de esta cofradía? ¿En qué estaría yo pensando?

Discrepancia de principios, subraya la señora San Gil, nada personal; nada personal, cuestión de principios frente a los nacionalistas, truena la vieja guardia que hace guardia bajo los luceros, señores Acebes, Botella, Vidal-Quadras, De Aristegui, unos aznaríes y otros víctimas de los principios antinacionalistas de Aznar que, entre 1996 y 2000 fueron tan firmes como los de Groucho Marx.

Desde luego, al señor Rajoy le huele el trasero a pólvora. Este goteo de desafecciones está descuajaringándole el navío. Nadie lo aprecia, todos lo critican, ninguno lo apoya sino son sus nuevas y bisoñas adquisiciones. Y hay motivos para ello pues aunque él sea tan de la vieja guardia aznarí o no aznarí como los otros, le falta agresividad, redaños, rapidez y quizá malicia por más que él se crea un Maquiavelo.

No estoy muy seguro de que el plante de la señora San Gil realmente obedezca a una discrepancia de principios y no sea un pretexto acordado con el sector carpetovetónico del PP para zapar la posición del señor Rajoy de forma que, si no hubiera sido por los principios, la presidenta del PP en Vascongadas hubiera dado la espantado por los fines. Supongamos que, en efecto, hay un choque de principios. Lo curioso es que el señor Rajoy no haya tenido la sagacidad de no dejarse liar en la maraña. Si, como dice hoy El Imparcial, el señor Rajoy está cuestionado por su deseo de pactar con los nacionalistas, hay dos cosas que no encajan en esta explicación, una objetiva y otra subjetiva. La objetiva: más pactó con los nacionalistas el señor Aznar y no es difícil entender que a la fuerza ahorcan. La subjetiva: si tan exacerbada es la oposición a pactar con los nacionalistas en la citada vieja guardia, ¿qué le hubiera costado al señor Rajoy dejar que la ponencia política diga lo que quiera que ya hará él lo que le parezca bien llegado el momento?

Pero sí, parece que no hay liderazgo en las huestes peperas o, si lo hay, tendrá difícil sobrevivir a este ataque concertado de los pares en el partido, algunos centros institucionales de poder, los medios de comunicación de la derecha (que lo atacan sin piedad; les va en ello el crédito para que el hipotético futuro lider no tenga las veleidades autonomistas de éste) la militancia y hasta la blogosfera, en donde un grupo de internautas que dicen ser simpatizantes del PP piden que en el 2012 se vote al PSOE "por el bien del PP y de España", para que el señor Rajoy se vaya.

No obstante, una última observación: la experiencia dice que los seres humanos nos ponemos más rápidamente de acuerdo en contra que a favor de alguien. Esa fabulosa constelación de fuerzas puede acabar con un señor Rajoy que, tras perder dos elecciones, no tiene mucha moral de victoria, pero ¿a quién pondrá en su lugar llegado el momento? ¿A la señora Aguirre? ¿Al señor Camps? ¿A Gallardón? ¿A De Arístegui, a quien no faltan ganas? ¿Al "referente moral" de María San Gil? ¿Quizá vuelva el señor Aznar? ¿O se postula la señora Botella, siguiendo el ejemplo de Hillary Clinton?

Me cae simpático el rapaz, pero no creo que sea el próximo candidato del PP a la presidencia del Gobierno.

(La imagen es una foto de PP Santa Coloma de Gramenet, bajo licencia de Creative Commons).

Enviar este post a Menéame

Tres días que conmovieron a España.

Por acuerdo generalizado en la politología española las elecciones de 1982 se consideraron "cataclismáticas" pues el partido del Gobierno se hundió, el PSOE obtuvo su más abultada mayoría absoluta y el segundo partido de la derecha quedó a una enorme distancia de él. En las elecciones de 2004, veintidós años después, los resultados no fueron parecidos en modo alguno, ganó los comicios la oposición pero por estrecho margen y el partido del Gobierno, lejos de hundirse, obtuvo un muy apreciable resultado que le permitió hacer una oposición estruendosa y contundente a lo largo de la legislatura. Sin embargo, las elecciones se celebraron a los tres días del peor atentado en la historia de Europa, con un grado muy agudo de enfrentamiento entre las fuerzas políticas y con la esfera pública en estado de colapso como certeramente define la situación Víctor Sampedro en este libro (Victor Sampedro Blanco (Coordinador), Medios y elecciones 2004. La campaña electoral y las "otras campañas", Madrid, 2008, 278 págs, obra publicada por la Editorial Universitaria, la Universidad Rey Juan Carlos y la Universidad de Granada). Así que si no "cataclismáticas", las elecciones de 2004 fueron "trágicas".

Víctor Sampedro es un reputado estudioso e investigador en comunicación política desde una perspectiva que es a la vez crítica y empírica (dos facetas que no suelen aunarse con frecuencia) y que lleva una temporada concentrado en poner en claro las relaciones entre los medios de comunicación, los agentes políticos y la "esfera de lo público", aquí protagonizada por las multitud spinoziana en elaboración de Antonio Negri en las elecciones generales de 2004, como se prueba por un libro anterior (Sampedro (Coord.), Multitudes Online Madrid, los libros de la catarata, 2005)> que ya versaba sobre las movilizaciones populares de marzo de dicho año.

En la obra en comentario, que ha redactado conjuntamente con un brillante equipo de colaboradores, Sampedro somete a análisis la precampaña electoral de 2004 aplicando dos marcos teóricos muy productivos (agenda setting y teoría del framing, que reaparecerán en posteriores capítulos) a una recopilación de fuentes escritas tomadas de cinco diarios de referencia, El País, El Mundo, ABC, La vanguardia y El Periódico de Catalunya para examinar cómo el gobierno del PP controló la agenda mediática hasta el atentado del 11 de febrero creando un "pseudo evento mediático" con la filtración de la famosa entrevista de Carod Rovira con los terroristas de ETA. Dos o tres conclusiones son aquí relevantes: hubo diferencias entre la prensa de Madrid y la catalana; el Gobierno controló bastante bien la agenda mediática y, salvo excepciones, la prensa se plegó.

En el análisis de la campaña propiamente dicha, Sampedro (en colaboración con Óscar García Luengo y Ariel Jerez) toma de muestra 280 piezas de las cadenas de televisión TV1, Antena 3, Tele Cinco y Canal + y, garantizando la validez empírica de la codificación mediante un alto valor del coeficiente de fiabilidad, llega a la conclusión de que "El Partido Popular gestionó de modo eficaz su estrategia de agenda. Logró establecer como prioritarios en todas las televisiones los temas con mayor rentabilidad electoral. Consiguió redefinir la agenda de su principal adversario, el PSOE, y de las cadenas de televisión afines, obligándolas a tratar los temas más desfavorables." (p. 94).

El capítulo tres es un agudo ensayo de impecable factura empírica a cargo de Óscar García Luengo sobre "Negativismo y confrontación en televisión", también durante la campaña electoral y en las cadenas citadas más arriba. Su conclusión de que el negativismo no es tan acusado como creen los autores de la teoría de la videomalaise termina con un típico understatement: "el tono de las noticias en la televisión española durante el período de referencia se escora más hacia los parámetros de lo negativo" (p. 112)

El cuarto capítulo, a cargo de Andreu Casero Ripollés, analiza las estrategias políticas, la construcción mediática y la opinión pública en el 11 de marzo, considerado como un "caso excepcional". Se vale para ello de las concepciones de la Sociología fenomenológica de la "construcción social de la realidad", de Berger, Luckman, Schütz, et al. utilizadas a modo de framing. Establece unos rasgos característicos del "caso excepcional" entre los que extraigo, por parecerme el más explicativo fenomenológicamente, el de las estrategias políticas de las cadenas de televisión con su función de selección informativa en virtud del concepto de "beligerancia informativa con el terrorismo" que, "por un lado obliga a posicionarse haciendo imposible la asunción de neutralidad, la inhibición e incluso la discrepancia en temas relacionados con el terrorismo" y al mismo tiempo es una noción que "en el caso español se encuentra fuertemente vinculada a la banda terrorista ETA" (p. 123) lo que llevaba el agua al molino del Gobierno. Por cierto, me permito observar la fuerza de esta estrategia que hasta el autor utiliza la expresión convencional oficial y obligada de banda terrorista ETA. El resto del capítulo es igualmente interesante. Entiende el autor que en los días 12 y 13 se produjo una ruptura de la dependencia cognitiva de las masas/multitudes que llevó a las movilizaciones del día 13 (el "colapso de la esfera pública" de Sampedro) valiéndose fundamentalmente de los medios digitales (p. 128). Estos días fueron de "universos simbólicos enfrentados" lo que puso en marcha un proceso deliberativo, horizontal, periférico, autónomo y crítico, que cuestionó el papel y las funciones institucionales desempeñadas tanto por los medios convencionales españoles como por el sistema político-institucional." (p.136)

Esto es, con el Gobierno del PP controlando la agenda mediática, los medios absorbidos en su onda, la "esfera pública colapsada", si al final se produjo un vuelco electoral (que ya venía parcialmente predicho en los sondeos) fue gracias a la movilización espontánea de la "multitud" autoorganizándose a través de las nuevas tecnologías. Así es también como se razona en el capítulo cinco a cargo de Rafael Durán Muñoz, quien contrapone la teoría de la espiral del silencio a la de la espiral de la "mentira prudente" de Timur Kuran, llegando a la conclusión de que "un sector significativo de la ciudadanía rompió la espiral de la mentira prudente entre los partidos políticos (...) y forzó, si no el conocimiento de la verdad, sí el de la gran mentira que se había impuesto inicialmente." (p. 161).

Cierran el libro dos capítulos que me parecen menos logrados tanto por el interés en sí como por la relevancia de los resultados. Uno de ellos de Sampedro, Bruno Carriço Reis y Andrea Reis sobre las "otras campañas", toma pie en la expresión y la práctica zapatista de las últimas elecciones de México (muy dentro de este espíritu de las movilizaciones sociales autoorganizadas) para medir cómo se articuló la agenda social y ciudadana recogida en los medios durante las elecciones de 2004 (p. 166). Es ingeniosa la periodificación en "once días de campaña, tres de perplejidad y siete de movilizaciones postelectorales" (p. 175). De hecho abundan en la obra percepciones penetrantes muy notables. En este caso, por ejemplo, es curioso comprobar cómo los picos informativos de los tres diarios que aquí se analizan son el 12 de marzo para El País (que informa del atentado), el 13 de marzo para El Mundo (que habla del poder de convocatoria del PP en la manifa del 12) y el 14 de marzo para ABC (que informa del "acoso" a las sedes del PP) (p. 231). Pero los resultados del trabajo son entecos y los autores reconocen "...la preeminencia clara de los actores políticos sobre los sociales como promotores de la agenda ciudadana y, de modo notable, del partido del Gobierno que no sólo mantuvo la iniciativa durante la campaña, sino que la incrementó entre el 11-M y el 14-M." (p. 232)

A mi entender se echa de menos aquí una especie de recapitulación general de este libro con todo su importante trabajo que deje en claro cómo a pesar de tenerlo todo mediáticamente planeado al comienzo de la campaña (los "pseudoeventos" mediáticos), de controlar la agenda, de imponer los marcos interpretativos, de tener a la oposición uncida a su carro mediante los discursos estratégicos, etc, el resultado fue el vuelco electoral en situación de práctica ausencia de los agentes políticos tradicionales, sustituidos por una espontánea öffentlichkeit crítica armada de móviles e internet.

Finalmente, el último capítulo, de Sampedro et al. aun siendo un intento muy encomiable de abrir el analísis a los nuevos fenómenos del ciberespacio y la blogosfera y de haber hecho un gran trabajo de operacionalización, verdaderamente ingenioso, no da resultados relevantes por la incuria de los partidos políticos a la hora de gestionar y mantener vivas sus páginas web. Es de reseñar que sólo el PSOE contestó a las cuestiones planteadas por el equipo investigador y que los únicos foros activos fueron los de PP sin que el detectar en ellos un tipo de censura errática permita hacer comparaciones válidas porque las otras fuerzas políticas no tenían foros.

En conclusión una obra de investigación colectiva de interés sobre un tema de enormes posibilidades en el vasto campo de la comunicación política. Si tuviera que trasmitir algún ruego a los investigadores iría en el sentido de que la próxima vez incluyan un apartado para los medios radiofónicos, cuya importancia en el debate público en nada cede a la prensa escrita o a la televisión, cuenta habida de que la imbricación entre información y militancia política es aquí, en algunos casos, extremada. Por ello mismo tanto más interesante.


La obra en este ya largo comentario incluye un segundo volumen (Víctor Sampedro Blanco et al. (coordinadores) (2008) Televisión y urnas 2004. Políticos, periodistas y publicitarios 158 págs.) editado por las mismas entidades que el primero, de un notable interés por cuanto constituye una guía didáctica práctica para el estudio específico de algunas de las cuestiones tratadas en el primer volumen y otras nuevas. Está redactado como tal guía práctica, con baterías de preguntas y temas de reflexión y, lo que es más notable, viene con dos DVDs en los que se recogen los elementos gráficos y audiovisuales que sirven de apoyo a la investigación del primer volumen y abren vías nuevas en el segundo.

En concreto los temas tratados son: el "Caso Carod", correspondiente a la aguda y sutil reconstrucción que de este asunto hace Sampedro en el primer volumen.

El capítulo segundo, a cargo de Óscar García Luengo et al., versa sobre la encuestra preelectoral del CIS que, como es tradicional, se publicó con anterioridad a las elecciones y las interesantes y significativas divergencias en los sesgos con que las distintas cadenas de televisión la trataron.

El tercer capítulo (Sampedro/Vizcaíno-Laorga) analiza en profundidad un programa doble que hizo Telecinco, con una presentación de los dos candidatos principales, Rajoy y Rodríguez Zapatero, en De carne y hueso, doblado luego con otro llamado Cara a cara con el que se pretendía crear una especie de debate virtual entre ambos ya que, se recordará, en aquellas elecciones (como en las de 1996 y 2000) no hubo debates televisados reales. En este programa doble, la conclusión de los autores es que la imagen que se dio de los candidatos coincidía con la que ellos estaban interesados en proyectar (p. 92).

El capítulo 4 (mismos autores) analiza un programa especial de perfiles biográficos emitido por Canal + cuyas conclusiones (p. 106) son literalmente idénticas que las del programa de Telecinco en lo que juzgo que debe de ser una errata de paginación.

El capítulo 6 (mismos autores), sin duda el más divertido, es un estudio sobre un debate ficticio emitido por Canal + en el contexto de las noticias del guiñol. Al comienzo de este capítulo hay una afirmación de la que discrepo por parecerme injusta. Dicen quienes firman el capítulo: "Ante el rechazo de los candidatos a la Presidencia del Gobierno a mantener un debate, las televisiones intentaron suplir esa limitación." (p. 109) Eso no fue así. Tanto en 1996 como en 2000 y en 2004 los distintos candidatos socialistas pidieron debates televisados y fueron los candidatos del PP (Aznar primero, dada su amarga experiencia de 1993 y Rajoy después, que pensaba que tenía las elecciones ganadas) quienes se negaron. Un prurito de imparcialidad no puede llevarnos a tratar como iguales a los desiguales y no reconocer a cada cual su parte y su responsabilidad. A mayor prueba de lo que se dice más arriba, en las recientes elecciones de 2008, con el PP en la oposición (y, por tanto, interesado de nuevo) ha vuelto a haber debate.

Un último capítulo de Enrcanación Hidalgo, García Luengo y Manuel Trenzado hace un estudio minucioso y sistemático de los distintos estilos de vídeos de propaganda electoral de los partidos.

Este segundo volumen es, repito, una guía didáctica que carece de los vuelos teóricos y explicativos del primer volumen, pero su utilidad es enorme.

dilluns, 12 de maig del 2008

El keynesianismo sinvergüenza.

Imagine que es Vd. un fabricante de zapatos; imagine que gracias a diversas artes como ponerse de acuerdo con otros fabricantes, etc hace dos años consiguió Vd. vender 300.000 pares a un precio decuplicado como si en vez de zapatos fueran diamantes; imagine que animado por el éxito el año pasado decidió Vd. fabricar 600.000 pares y al tratar de venderlos en el mercado se ha encontrado Vd. que no se los compra nadie. Así que ahí está Vd. sentado sobre 600.000 pares de zapatos a precio de diamante tallado y sin vender ni uno. ¿Qué hace Vd.? De acuerdo con la teoría económica clásica basada en la ley de la oferta y la demanda si quiere Vd. vender un género que la gente no le compra por su excesivo precio tendrá Vd. que bajarlo hasta que las curvas de la demanda y la oferta vuelvan a cruzarse y si no quiere Vd. bajar los precios puede Vd. cerrar su negocio.

Pero eso es lo que pasa en teoría pues, a lo que se ve, la teoría económica es tan teoría como la de la novela ya que si reside Vd. en España puede Vd. echar mano de un recurso mucho más expeditivo: llama Vd. a la puerta del gobernante de turno y, pintándole el negro panorama que se avecina si su fábrica de zapatos/diamantes quiebra, si aumenta el paro y sobrevienen otras calamidades, puede Vd. conseguir que la autoridad intervenga en su favor comprándole el stock que tiene acumulado a los precios que Vd. ha fijado con la intención de revendérselos después a otro más bajo a los agradecidos ciudadanos que por fin podrán ir calzados a un precio asequible a sus bolsillos.

Cámbiense los zapatos por viviendas y se verá que eso es exactamente lo que pretenden conseguir los empresarios inmobiliarios que se encuentran con un stock de pisos no vendidos de más de 600.000 a precios astronómicos que ya nadie puede adquirir: que las administraciones públicas se los compren a esos precios con intención de ponerlos en el mercado como si fueran viviendas de protección oficial (VPO). Ya sé que es el tercer post que escribo sobre el mismo tema en breves días pero es que la indignación me sale por las orejas al ver este atropello que, según mis noticias, se aprestan a perpetrar las Comunidades de Andalucía, Castilla-La Mancha y Murcia (de momento), que en esto de la granujería no hay mucha diferencia entre partidos.

En principio se trata de medidas keynesianas ¿No amenaza la crisis económica? Pues lo que hay que hacer es recurrir al gasto público para mantener alta la demanda y además garantizar el derecho a la vivienda digna de los más desfavorecidos. ¿Acaso no es una solución brillantísima, digna de los privilegiados cerebros de los señores Chaves, Barreda y Valcárcel y los que se apunten? Los empresarios no van a la ruina, la gente accede a la vivienda y la economía se recupera. ¿Por qué se titula este post El keynesianismo sinvergüenza?

Está bien claro. Cualquiera que no sea estrictamente bobo se da cuenta de que el hecho de que los mismos empresarios que llevan diez años forrándose con el ladrillo y negándose cuando pueden a construir VPO sean los que propugnan esta medida es suficientemente revelador. Que quienes pagan a analistas y comentaristas neoliberales para que prediquen a los cuatro vientos la necesidad de que el Estado no intervenga en el mercado pidan ahora la intervención de ese mismo Estado deja el asunto claro como el agua clara. Como no quieren bajar unos precios inflados en más de un 40% y ya no consiguen compradores para sus viviendas pretenden endosárselas al Estado o las Comunidades Autónomas para no perder beneficios.

¿Y quién paga este atropello? Todos los demás, el conjunto de la población, a través de los impuestos. Tanto quienes necesitan como quienes no necesitan vivienda están costeando a la fuerza el sobreprecio que los empresarios del ladrillo se embolsan y, de prosperar estas medidas, sin ningún esfuerzo y sin tener que gastar un euro en publicidad para animar al mercado. Un negocio redondo y una estafa al conjunto de la ciudadanía. Como decía servidor en un post pasado y repetía un comentarista aquí ayer eso es lo mismo que pretendían (e imagino siguen pretendiendo) los damnificados de Afinsa y Forum Filatélico: que el conjunto de los ciudadanos pechemos con las pérdidas en que han incurrido por un mal cálculo económico del que por cierto algunos nos abstuvimos en su momento. Tendría gracia que quienes no hicimos las "lucrativas" inversiones de Afinsa y el tal Forum por no verlas claras tuviéramos ahora que compensar las pérdidas de quienes pensaban estar haciendo fabulosos negocios mientras los demás no nos enterábamos.

Pues lo mismo con el ladrillo. Si los inmobiliarios quieren vender sus pisos que bajen los precios hasta donde la gente pueda permitírselos. O que cierren. Lo demás es keynesianismo sinvergüenza.

(La imagen es una foto de La Niña Graphics, bajo licencia de Creative Commons).

Enviar este post a Menéame