dijous, 4 de setembre del 2008

El peregrino intermitente.

Julio Llamazares ha emprendido un largo y peculiar viaje a través de los años y de la vida, uno que tiene un destino pero no fijo en un punto en el horizonte sino diseminado por la geografía nacional: el de visitar todas las catedrales de España, un viaje que ha iniciado bajo la doble advocación de Fulcanelli y Georges Duby ya que empieza su periplo con sendas citas de ambos como una mezcla premonitoria entre el espíritu científico y el místico que viene a ser como un programa del itinerario. Es un viaje que se irá completando con los años. Empezó en 2000, cuando los cálculos monetarios se hacían en pesetas (p. 46) pero ya en Zamora, ochenta y cuatro páginas más adelante, se calcula en euros (p.130). El viajero pasa por el tiempo igual que el tiempo pasa por su viaje en el que también hacen su aparición las nuevas tecnologías casi como introduciéndose sin avisar ya que el autor no parece gran amigo de ellas; escribe con pluma en un cuaderno y en un par de ocasiones dice, parece que con orgullo, que no tiene máquina de fotos lo que no empece para que el lector encuentre algunas reproducciones de bajísima calidad desperdigadas por el libro pero que dan una idea bastante certera de los ambientes que gustan al autor para sus fines. No obstante las nuevas tecnologías aparecen de pronto en la página 558 y en la catedral de San Feliu de Guixols cuando Llamazares se hace con un modesto folleto explicativo no pidiéndoselo a un encargado más o menos agradable cual tiene por costumbre sino, dice, bajándoselo de internet", notable evolución desde luego si bien se nota que a regañadientes pues escribe internet con mayúscula, signo indubitable de que sigue siendo algo extraño para él.

El propio autor declara el sentido profundo de la obra: "viajar y contar su viaje, aunque a nadie interese salvo a él" (p. 145). Típica modestia porque un viaje de Llamazares, que es un gran escritor, interesa a mucha gente y la prueba es que esta obra Las rosas de piedra, Alfaguara, Madrid, 598 págs) a pesar de su considerable extensión, va por su segunda edición en un año. Es un libro curioso, impregnado de una especie de misticismo laico. El autor no es religioso, me parece que ni siquiera creyente, pero se siente atraído y espiritualmente movido por el sentido trascendental que emana de las catedrales románicas, góticas (ambas sus preferidas) y renacentistas. No tanto por el estilo neoclásico, al que odia sin que me quede claro el porqué, aunque lo intuya: escaso misterio.

El libro está formado por dos tipos de narrativas: de un lado la descripción de las catedrales y de otro los percances del recorrido por las tierras de España. Éste es al mismo tiempo un libro sobre catedrales y un libro de viajes. Por lo que hace al primer relato, la descripción de los templos es liviana y no muy técnica, cosa de agradecer aunque a veces se le vea algo la estameña de los resúmenes de las guías. A este respecto hay de todo.Una de las conclusiones que se obtienen de este peregrinar de Llamazares es que el régimen general de las catedrales en España es como la casa de Tócame Roque: los horarios son irregulares; unas tienen guías (a su vez de muy distinta calidad); otras, no; otras, simples fotocopias. Las instalaciones dependientes de los edificios (criptas, claustros, museos) están sometidas al mismo principio caprichoso y aleatorio. Salvo que se tenga la suerte de dar con algún canónigo amable (cosa rara) o algún lugareño aficionado a mostrar el templo, como le sucede a veces a Llamazares, las catedrales carecen de personal capacitado para mostrarlas a los visitantes con conocimiento de causa.

En este terreno de las cuestiones propias de las catedrales, sus estilos, arquitecturas y tesoros artísticos el libro es una mina; muy subjetiva, como debe ser todo criterio artístico pero una mina. Resalto de él lo que más me ha interesado con una idea tan subjetiva como los juicios del autor: la exaltada valoración de la catedral de León, la suya, hecha con un ánimo contenido pero emocionado; la admiración ante la rica pintura acumulada en el museo de la de Palencia (el Greco, Berruguete, Zurbarán, Mateo Cerezo) (p. 206); la apreciación del gótico tardío de las de Valladolid y Segovia, ambas obras de Juan Gil de Hontañón (p. 240); el asombro ante la de Burgo de Osma, la quinta de España en tamaño tras las de Santiago, León, Burgos y Toledo y depósito de las ilustraciones de Beato de Liébana (255); la comprobación de que la de Gerona es la única catedral de España cuya nave central carece de columnas y se asienta solamente sobre las paredes (p. 520); la sorpresa ante los frescos de José María Sert en la de Vic (p. 538).

En un terreno no artístico sino de organización eclesiástica es interesante reseñar la distinta dignidad de los templos. Aragón constituye un verdadero galimatías: Barbastro es catedral junto a una concatedral en Monzón y una excatedral en Roda de Isábena. Calahorra y La Calzada constituyen una catedral con dos sedes y en Zaragoza conviven dos catedrales, la Seo propiamente dicha y la basílica delPilar (p. 403).

No me resisto a consignar una respuesta a un interrogante que plantea el autor en relación al cimborrio de la catedral de Zamora de clara influencia bizantina vía Francia. Se pregunta Llamazares: "Pero ¿cómo llegaría hasta Zamora? ¿Por qué caminos? ¿En qué momento?" (p. 129). Si hacemos caso a mi amigo el abogado y escritor Javier Sáinz Moreno, el único que ha propuesto una teoría alternativa a la de don Ramón Menéndez Pidal sobre la autoría del Poema del Mío Cid en un libro titulado Jerónimo Visqué de Périgord, autor del Mío Cid, esas preguntas están contestadas: viene de la mano del obispo Visqué de Périgord que anduvo con las mesnadas del Cid y llegó a obispo de Toledo. Por cierto, el propio Llamazares se encontró después con Visqué al pasar por Salamanca en donde había una exposición sobre él (p.155).

Respecto al segundo tipo de narrativa el libro es más que nada un libro de viajes, ya se ha dicho, aunque se trata de un viaje entrecortado ya que el viajero lo interrumpe y lo reanuda cuando lo tiene a bien, acometiendo su empeño por grupos de diócesis territoriales: Galicia, Castilla la Vieja, el reino astur-leonés, Vascos/navarros y riojanos, Aragón y Cataluña. Se lee de corrido o saltando de una parte a otra porque está escrito en una prosa sencilla, tersa, escueta, que recuerda la de Cela en el Viaje a la Alcarria y lleno de observaciones pertinentes, muchas veces implícitas, en forma de understatements sobre las gentes y tierras de España por las que Llamazares profesa una devoción prudentemente oculta. Es pintoresco el personaje de Merlín, un hombre que no está muy en sus cabales en la catedral de Mondoñedo (p. 74). No creo que sea extraño que a la sombra de estos grandes templos cristianos abunden gentes de peculiar compostura. Así tampoco será raro que, al visitar la catedral de Teruel, un borracho se le presente como "fabricante de ojos", mereciendo la muy sobria pregunta de Llamazares de "¿Qué habrá querido decir?" (p. 478). A mí, menos sobrio y más dado a la ensoñación romántica que el autor, me sonó como aquel inquietante personaje de E.T.A.Hoffmann en Elhombre del saco y su expresión "¡bellos okos!" ("schöne Öken!"). Algo parecido a ese curioso y extraño episodio del grupo de turistas ciegos que visitan la catedral de Ciudad Rodrigo (p.70).

¿Quién no ha tenido alguna vez la impresión al visitar alguna catedral, algún claustro silencioso, de que el tiempo se hubiera quedado colgado de los capiteles de las columnas, venerables piedras, y de que a la vuelta de algún pilar, de alguna columna podría uno toparse con el arcediano de Nôtre Dame o el magistral de Vetusta? Y, hablando de Vetusta, Llamazares recala en Oviedo, ciudad a la que iban a estudiar los leoneses de su generación, toma un café en la cafetería Logos, enfrente de la facultad de Derecho, en donde también lo stomaba yo cuando daba clases allí más o menos en el tiempo en el él estudiaba (p.89) y me hizo gracia.

Llamazares es un escitor de ánimo leonés. No estoy seguro de saber expresar lo que a mi entender se encierra en esta determinación intuitiva, quizá una fe laica (ya lo he dicho) que lo lleva a respetar a los demás de una forma tan obsesiva que no parece española a pesar de que el hombre es radicalmente español, que lo lleva a luchar contra su forma de ser, como se prueba por el hecho de que, padeciendo claustrofobia, se encierra en las criptas y sufriendo de vértigo, sube a las torres y los campanarios. No menos significativa me parece su acendradísima circunscepcción que nos habla mucho de su carácter amable y tímido. Por ejemplo, en la catedral de Valladolid se queda dormido en un banco (una experiencia que hemos tenido todos los que hemos visitado templos a veces en jornadas agotadoras), hasta que se despierta con un sobresalto y, muy preocupado, se dice: "Menos mal que nadie me ha visto" (p. 225) Y¿cómo sabe él que nadie lo ha visto si estaba dormido? Su reflexión, pues, no es decir que el asunto sea baladí sino el bochorno de que lo vean durmiendo, es decir, de no poder escenificarse, como los viejos hidalgos castellanos.

Lo que hace más español al autor y lo integra de modo casi esencial, civilizatorio, con los ámbitos en los que circula y deambula casi como si fuera un marciano, el momento en que se descubre su identidad de raíz con el paisaje cultural y los usos y costumbres patrios es el del almuerzo a mediodía. Jamás cuestiona el hecho de que los templos, siguiendo inveterada costumbre hispánica en el terreno religioso (como si Dios también se retirara a almorzar) y en el del siglo cierren a mediodía para cumplir con la sacrosanta costumbre de la copiosa mesa, quizá la amada sobremesa y puede que hasta la muy hispánica siesta. De todo ello participa nuestro autor sin cuestionarlo ni una sola miserable vez, como el que se adapta a un movimiento telúrico. En ningún momento se le ocurre que los templos podían estar abiertos a mediodía (cosa que ya va calando en el comercio, siempre el más adelantado, sobre todo las "grandes superficies", que pueden permitírselo) en beneficio de quienes, como quien esto suscribe hace años que se ha declarado en rebeldía de mesa, sobremesa y siesta, se ha desnacionalizado y emplea el tiempo entre las 14:00 y las 16:00/17:00 horas en algo distinto que llenar la andorga. Llegado a esas horas Llamazares se funde con el paisaje, inquiere en dónde se puede comer "bien" y, de serle posible, se sienta ante una bien provista mesa que lo sirvan y a llenar bien el estómago con independencia del tiempo del año al extremo de que, a veces le cuesta levantarse de la mesa y hasta, ya se ha visto, se queda traspuesto en algún crucero.

Cuídese señorLlamazares que aún le queda seguir con este interesante viaje para dar cuenta de la otra mitad más o menos de las catedrales de España, esos refugios del alma de piedra y silencio.

dimecres, 3 de setembre del 2008

Nueve hurras por el juez Garzón.

Basta con ver cómo se pusieron ayer todas las derechas del país para comprender que el juez Garzón ha dado en el blanco que es también donde más les duele. Voto a tal qué griterío organizaron, cómo se pusieron, qué cantidad de denuestos, descalificaciones, falacias e insultos pudieron oírse a propósito de la providencia del señor Garzón para recabar información antes de decidir qué hará en un asunto para el que ha sido requerido en debido tiempo y forma, esto es, si abre o no diligencias para averiguar si hubo delito en la sanguinaria, bestial, inhumana represión que organizaron los fascistas en España durante la guerra civil y los primeros años de la posguerra y, habiendo habido delito, a qué tipo responde y qué cabe hacer al respecto. Para muchos de los que ayer participaron en la diatriba contra Garzón éste sólo tenía que haber escuchado al fiscal que pedía el archivo del caso. Eso es lo que se llama respeto por la autonomía del juez de instrucción.

En el ámbito político el señor Rajoy dijo eso tan original de que no hay que reabrir viejas heridas sin plantearse siquiera si se habían cerrado alguna vez. El señor Mayor Oreja, un franquista confeso, calificó la decisión garzoniana de "disparate" porque volvía a poner a las dos Españas frente a frente. Habría mucho que hablar sobre esto y se hará en su momento ahora que el señor Garzón con una decisión encomiable ha planteado el asunto de fondo que envenena la política española: la represión franquista, ¿fue un delito de genocidio?

En este territorio político el que cargó con mayor contundencia contra el magistrado con insultos incluidos fue El Mundo que en esto de vilipendiar es consumado maestro. Calificó la decisión del señor Garzón de una truculenta garzonada y provocó que los otros jueces en la Audiencia Nacional pidieran la defensa de su compañero frente a la hostilidad y virulencia de los ataques. En lo que no eran insultos, el editorial de El Mundo utilizaba tres razones para oponerse a la decisión del juez Garzón alguna de los cuales era compartida por otras instancias, a saber: 1º) la decisión del señor Garzón es algo parecido a la "causa general" durante el franquism0 (argumento que comparte el diario con las asociaciones de la magistratura) o con el agravante de que dicha "causa general" no fue sino un asunto meramente propagandístico; 2º) los posibles delitos han prescrito a causa de la Ley de Amnistía de 1977; 3º) de hacerse caso al señor Garzón, ello obligaría a disponer de recursos que la Justicia española no posee.

De los insultos de este periódico especialista en la materia que se defienda el señor Garzón; de las falacias puede hablarse aquí: 1º) la "Causa General" fue una orden del poder político al Ministerio Fiscal para que realizara una acumulación de información mientras que ahora es al revés, una solicitud de información de la justicia a los poderes políticos. Además lo de meramente propagandístico no es cierto ya que muchos procedimientos penales se sustanciaron con pruebas de la "causa general"; 2º) en cuanto a la prescripción en virtud de una ley (de autoamnistía), aparte de que el genocidio no prescribe por decisión de los tratados internacionales, una ley posterior derogaría tranquilamente una ley anterior; 3º) lo de los recursos es una bobada por si cuela.

Pero la parte más divertida del guirigay antigarzoniano vino precisamente de los colegas jueces del señor Garzón en sus tres asociaciones de la magistratura, la de la derecha, la de la extrema derecha y la de la extremísima derecha pues la judicatura que, como decíamos ayer, apenas ha cambiado desde los tiempos de Franco, desconoce el centro y la izquierda y bien claro ha quedado. Su evidente coincidencia con El Mundo procede probablemente del espíritu corporativo porque, como nadie ignora, muchos jueces (o lo que pasaba por tales) fueron un puntal de la estrategia represiva de la dictadura. Si los criminales que componían la Brigada Político Social de Franco eran unos delincuentes, ¿qué fueron los jueces que condenaron a decenas, cientos de personas en el siniestro Tribunal de Orden Público, antecesor de la actual Audiencia Nacional? Los jueces de las asociaciones que pasan por ser la derecha y el "centro derecha" repiten los argumentos de la prensa reaccionaria sobre la nueva "causa general", la no competencia del juez Garzón, la inexistencia del delito y, en todo caso, su prescripción.

Los más refinados son los de la asociación"progresista" de jueces que parecen acusar al señor Garzón de activismo judicial y no ven justificación a una posible acción penal en lugar o substitución de la política que es la que corresponde. En el colmo de la incongruencia el portavoz de esta asociación "progresista" reconoció que asiste a las víctimas el derecho a saber donde se encuentran sus muertos pero no parece ocurrírsele que la garantía de que eso se cumpla sean precisamente los jueces y no ya solamente frente a la posible desidia de los poderes públicos sino contra su expresa oposición.

No se me alcanza cómo puedan decir unos jueces que no sea competencia de un juez de instrucción indagar para descubrir al autor de un delito al que, antes de acusar formalmente, es preciso definir con exactitud y sin titubeos. Tampoco entiendo cómo pueda un juez negarse a indagar un delito porque suponga que haya prescrito. Los jueces están obligados a investigar la presunta comisión de delitos, luego ya se verá si hay o no prescripción. Dicho con otras palabras: Franco es responsable de un delito de genocidio y es un genocida. Si el delito ha prescrito, no habrá condena, cuestión tanto más irrelevante cuanto que el autor lleva ya más de treinta años muerto. Y si no ha prescrito pero se debe tener en cuenta el principio de irretroactividad de las normas penales, como se han apresurado a señalar los magistrados "progresistas" (más muertos de miedo que de vergüenza, me parece), queda la cuestión del ejemplo moral de nuestras acciones. En función de éste y en virtud del sentido de la justicia que siempre estará por encima de los subterfugios de los leguleyos, es importante que un tribunal de justicia declare que Francisco Franco fue un genocida. Y que quede claro que quienes honran su memoria honran la memoria de un genocida.

(La imagen es una foto de Carolonline, bajo licencia de Creative Commons).

dimarts, 2 de setembre del 2008

Tres hurras por el juez Garzón.

Ya era hora. Resultaba ridículo que España se erigiera en juez universal, precisamente a través de una iniciativa del señor Garzón en relación con el señor Pinochet y tuviese su casa sin barrer en asuntos como el genocidio y las violaciones de derechos humanos. Porque si Pinochet fue un criminal el máster se lo dio el general Francisco Franco, otro criminal que se adelantó a su tiempo en materia de persecuciones haciendo palidecer las de la junta militar argentina y otros dictadores latinoamericanos. A su lado todos estos eran honrados gobernantes que se desvivían por su amado pueblo.

A su vez, lo que la oposición derechista va a hacer de inmediato ya no será cuestionar la competencia del señor Garzón sino insistir en el principio de irretroactividad de las normas penales en la esperanza de que el nombre del delincuente Francisco Franco no incurra en el ludibrio y su alambicado sistema de iniquidades y maldades no surja a la luz pública y sea, por fin, condenado treinta, cuarenta, setenta años despúés.

¡Un censo de los desaparecidos, masacrados, asesinados y enterrados de cualquier forma en cualquier parte! Desde luego,lo mejor es que se sepa la identidad de todas esas víctimas y qué sucedio con ellas y si, de paso, se conoce la de los victimarios, mejor que mejor. Será un acto de justicia.

En los años de la transición esto no fue posible ni en broma. Los franquistas seguían en el poder, sobre todo en el militar y el judicial. Los militares hubieran impedido por la violencia que sucediera algo así. No se había hecho nada y ya hicieron una intentona... ¡Cuántas veces escuchamos en aquellos años que lo que los de izquierda pretendíamos era ganar en la paz lo que habíamos perdido en la guerra!

Ahora el ejército ha cambiado mucho, sobre todo desde el ingreso de España en la OTAN y gracias a dicho ingreso, guste o no a quienes pusieron en marcha Izquierda Unida desde la plataforma del OTAN NO. Ya no se puede contar con él para un golpe de Estado. Por eso la derecha se ha concentrado en instrumentalizar el Poder Judicial, que ha cambiado mucho menos que el ejército, si es que ha cambiado algo. Sin embargo, las iniciativas del juez Garzón, inscriben en este ámbito y logran el palmarés de lo más avanzado y progresista. El juez Garzón hace historia y contará con el apoyo entusiasta de toda la gente ecuánime y justa del país. Su decisión traslada la polémica al interior del Poder Judicial, que ya va siendo hora también de que se enfrente a sus responsabilidades durante la Dictadura.

Pero los jueces aplican las leyes, en este caso la llamada Ley de la Memoria Histórica Cuando ésta se aprobó en el Senado con el apretado resultado que se aprecia en la imagen, muchos en la izquierda la saludamos criticándola y pensando que menos daba una piedra. La idea era -y así lo expusimos- dar un primer paso que posibilitara otros posteriores que abrieran por fin ese lóbrego tugurio del miedo y la memoria histórica de los españoles a los aires frescos de la justicia y la reparación. La decisión de zancada hacia este fin. Pero ha sido posible gracias a aquella Ley tan timorata e insuficiente para muchos perfeccionistas del momento.

¡Tres hurras por eljuez Garzón y también por aquellos legisladores!

(La primera imagen es una foto de Carolonline. La segunda, de Jaume d'Urgell, ambas bajo licencia de Creative Commons).

Las pirámides de Teotihuacán.

Son una de las atracciones rabiosamente turísticas de México que más me gustan. Desde la primera vez que las visité, allá por 1984, en mi primer viaje al país, creo haber estado en el lugar unas cuatro veces y siempre hago lo mismo: subo a la dos, la del Sol y la de la Luna, oteo el paisaje desde arriba junto a tropecientos turistas más, todos fotografíandose, me extasio ante la calle de los muertos que indefectiblemente me recuerda los Campos Elíseos o la Luitpoldarena en Nürnberg y procedo luego al descenso, más problemático que la subida, como saben todos los que han estado aquí y han visto a alguien bajando de nalgas. Ramoncete se portó. Subió y bajó, cierto que ayudado por sus padres, entre grandes risas y disfrutó muchísimo. Arriba corría una agradable brisa y el tiempo ayudó. Es verdad que Teotihuacán ya no es lo que fue. Hay pocos turistas, a los que ya no importunan tan densos grupos de vendedores de ponchos o puñales de obsidiana, bastantes tiendecitas de recuerdos están cerradas, ya no se celebran espectáculos de luz y sonido. Entre la crisis y la escalada de México en el índice de sociedades violentas a la colombiana el negocio turístico anda muy desangelado.

Contraté la excursión en una oferta de grupo, cosa que no hago nunca pero en estos tiempos de "freno económico" no está el horno para dispendios de taxi. La oferta incluía una visita a la inevitable basílica de Nuestra Señora de Guadalupe, hace unos años elevada a la extraña categoría de "Emperatriz de América". En cuanto al edificio lo tengo por uno de los más feos del planeta, pero es el centro de una devoción firmísima y multitudinaria del pueblo que lleva a algunos de sus hijos a cruzar el enorme atrio de rodillas o, incluso, a venir ya arrodillados desde mucho antes, quien sabe si desde su pueblo, y a otros a rellenar de exvotos las paredes de las capillas o los pies de los altares. Nos concentramos en las otras iglesias que hay en el complejo guadalupano que no son tampoco maravillas pero muestran un barroco colonial la mar de atractivo frente a la pretenciosidad universalista de la basílica moderna y allí pudimos comprobar que, en la polémica sobre el aborto no es solo que el obispo de Guanajuato amenace con la excomunión ipso facto a toda aquella que proceda a una interrupción voluntaria del embarazo sino que la Iglesia está poniendo a los curas en pie de guerra en contra de la nefanda práctica, como se prueba con esa foto de la horrible vitrina que nos encontramos a la entrada de la antigua basílica y que por cierto no se puede visitar porque, como siempre, está en obras para rescatarla del hundimiento a causa del carácter pantanoso del terreno en el que está construida, lo mismo que le sucede a la catedral de la Plaza del Zócalo.

La excursión comprendía, además de nosotros, dos chicas argentinas muy jóvenes, un matrimonio gringo ya talludito y un japonés acompañado de un señor de unos cuarenta años y nacionalidad para mí indescifrable. Pronto se estableció la dinámica de grupo en estos casos sólo rota por nosotros que no estábamos interesados en las explicaciones ramplonas y fabulosas del guía, ni en la visita a un taller de platería y otro de obsidiana sólo pensada para que la gente pique y se lleve a casa objetos perfectamente inútiles a precios fabulosos y mucho menos en un almuerzo típico "amenizado" por algún mariachi, y solamente queríamos saber en qué lugar era preciso quedar para que nos recogiera la furgoneta chevrolet hasta la siguiente parada.

Fue inevitable asistir a algunos intercambios de grupo en el interior del vehículo especialmente animados después de un almuerzo que debió de estar bien regado de alcohol. De ellos sólo quiero reseñar algo que tengo por una de mis experiencias más acrisoladas: creo que sólo conozco algo más estúpido e ignorante que un gringo diciendo a un argentino, chileno u otro latinoameriacno eso de "nosotros en América hacemos tal y cual", y es que esos interlocutores no pregunten al gringo en dónde diantres piensa él que esté la Argentina o Chile o cualquier otro país latinoamericano.

dilluns, 1 de setembre del 2008

México.

Acabamos de llegar a México, a donde me ha tocado venir a examinar por la UNED. Ha sido un trayecto agradable dentro de lo que cabe. Digo esto porque, aunque son más de doce horas de vuelo, para mi sorpresa el airbus era relativamente espacioso en clase turista y se podía estirar las piernas, cosa imposible en otros tipos de airbuses, verdaderas fábricas de tromboflebitis. Y un vuelo apacible a pesar de Gustav. En los trayectos Madrid-México D.F. normalmente los aviones entran en Norteamérica a la altura de Nueva York y luego tuercen al sur a través de Tennessee, Alabama y Louisiana, cruzan el golfo de México y llegan al Distrito Federal. En Louisiana pasan entre Baton Rouge y Nueva Orleans, muy pegados a ésta pero hoy se ha desviado como cosa de seiscientos kilómetros, pasando muy al oeste de Baton Rouge, supongo que evitando el huracán, aunque a once mil metros no sé yo si el fenómeno se hará sentir mucho. Ramón se portó ejemplarmente.

El aeropuerto Benito Juárez sigue siendo el escaparate de la eficiencia caótica. En la recogida de equipajes, había un perro amaestrado husmeando entre las maletas; pero no buscaba drogas sino comida. Nos requisaron un bocadillo de tortilla. Luego de pasar por el scaner de salida, una máquina de inspección aleatoria decidió que nos tocaba abrir todas nuestras pertenencias para que nos las revisaran por enésima vez.

El servicio de "taxi autorizado" con el que en teoría se combate el expolio a que el servicio libre era tan proclive se fundamenta en una racionalización de ese mismo expolio. Si dos visitantes que van a hoteles muy cercanos en el centro pretenden que un solo taxi pase primero por uno y luego por el otro con el consiguiente ahorro descubren que eso no es posible. El taxi hace en efecto el recorrido de los dos hoteles pero hay que pagar como si fueran dos trayectos completos y distintos desde el aeropuerto al centro.

La capital nos recibió con un cielo de plomo. Nos alojamos en un hotel residencia con un aire colonial, en régimen de apartohotel muy cómodo en Chapultepec, a tiro de piedra del Museo Antropológico y la Alameda Central. Y tiene un servicio de wi-fi en abierto fenomenal. No como en España donde el Meliá-Coruña cobra por la conexión algo así como cuatro euros la hora. Otro expolio.

Como mañana (hoy en España) tengo libre, he planeado una excursión a Teotihuacán, a ver cómo se porta Ramoncete.

(Las imágenes son sendas reproducciones del famoso grabador hidrocálido José Guadalupe Posada, primera la magnífica calavera catrina y la segunda el famosísimo Fandango y francachela de todas las calaveras.)

Los girasoles ciegos.

El viernes se estrenó la peli de José Luis Cuerda Los girasoles ciegos con guión del propio Cuerda y de Rafael Azcona e interpretación brillantísima por cierto de Maribel Verdú entre otros buenos actores. Es una adaptación del renombrado libro de relatos homónimo publicado por Alberto Méndez en 2004, unos meses antes de morir (Los girasoles ciegos, Barcelona, Anagrama, 153 págs). Corresponde pues decir algo sobre el libro por dos razones: la primera porque conocí al autor en mis tiempos de estudiante aunque no lo traté porque era un par de años mayor que yo y esa diferencia en la Universidad es un mundo si bien considero que somos de eso que llamamos misma generación; la segunda porque cuando se publicó el libro aún no tenía yo blog y dada la escasa simpatía que despierto en el corral publicístico hispánico no me hubieran publicado la reseña razón por la que lo hago ahora antes de la crítica de la peli. No es preciso que reitere lo contento que estoy con internet que ha venido a librarnos a algunos de la necesidad de cabildear y compadrear con la manga de enchufados que controlan los medios para publicar nuestros escritos.

Comparto muchas cosas con Méndez: unas experiencias similares en un país y un tiempo marcado por la sórdida posguerra e, imagino, el hecho de proceder de familia de vencidos en la contienda que nos hizo crecer escuchando historias terribles de represión, persecución, torturas, fusilamientos pero también de entereza, entrega, resistencia. Un mundo hecho de cruda realidad y fantástica idealización que ha pesado sobre nuestra formación, al menos sobre la mía, como una losa de granito. Méndez pertenecía a la izquierda universitaria como yo. Militó en el Partido Comunista unos veinte años hasta 1982 en tanto que yo abandoné toda militancia comunista ("revisionista" o "pro-china") en menos de seis meses. Pero mantuvimos siempre nuestras convicciones izquierdistas. Su vida ya se ha acabado (que la tierra le sea leve); la mía sigue y las convicciones, también. Lo que no es poco decir en un país en que un porcentaje asombroso de quienes fueron de izquierda en los años de la dictadura se ha pasado a la derecha; a esta derecha heredera de aquella.

Mirado desde el ángulo de las propias biografías el libro de Méndez puede entenderse como un ajuste de cuentas pero es más que eso: es un intento de narrar, de exteriorizar, de dar algún sentido a aquel magma de impresiones y recuerdos propios y ajenos que fue nuestra experiencia de infancia y adolescencia. Méndez se atrevió con lo que otros no hemos osado aún y está por ver que lo hagamos. A veces tengo la impresión de que la veintena de libros que he publicado es un intento de cubrir el vacío de ese otro que todavía no he escrito. Méndez, sí. Por eso quizá su destino haya sido el de libro único porque el autor estuvo escribiéndolo y reescribiéndolo a lo largo de su vida; porque era su vida. Algo así como lo que la pasó a Goethe con el Fausto que le llevó sesenta años.

Los girasoles ciegos es un conjunto de cuatro relatos breves entreverados dos a dos que aparecen como jalones de un mismo aciago hecho y a los que el propio autor llama "derrotas", dos de ellas, relatos autónomos, reemergen luego como episodios de los otros dos lo que forma una especie de mosaico literario de extraños efectos. Relatos que se terminan como relatos en otros relatos y todos reflejan el mismo tiempo y la misma circunstancia: la espantosa, despiadada, bárbara represión de la posguerra. El tiempo que le importa a nuestra generación que no vivió la guerra pero sí ¡y cómo! la posguerra.

Casos como los que en ellos se relatan los hemos vivido o conocido de referencia directa o indirecta los hijos de los vencidos en aquella guerra porque quien no tuvo un padre (o los dos o algún otro familiar directo o toda la familia) preso, fusilado o exiliado era porque lo tenía escondido en alguna cueva, cámara, escondrijo donde bastantes pasaron años. No hubo piedad para los vencidos y ese es el rasgo que define a los vencedores hasta hoy: que no dieron cuartel ni tregua a los derrotados a los que persiguieron con saña durante toda la dictadura intentado exterminarlos, al tiempo que sembraban el terror entre la población. En aquella España y durante cuareta años sólo hubo odio y miedo. Esa ferocidad, esa falta de límites morales, esa crueldad desenfrenada y desprecio por la dignidad humana de los asesinos (y fueron muchos, cientos, miles: muchísimos falangistas, carlistas, los curas, los militares, los jueces, los funcionarios de prisiones, los guardias civiles, la policía política, el somatén) que llevaron a cabo la represión es lo que hace imposible respetarlos a día de hoy, a ellos y a quienes, sabiendo lo que pasó, los aplauden. De los izquierdistas de los sesenta y setenta pasados a esta derecha no quiero ni hablar.

Es posible que como sostienen los llamados historiadores "revisionistas" y sus acólitos de haber ganado la guerra los que la perdieron las cosas hubieran sido iguales o peores. Es posible. Pero eso no pasó y toda especulación al respecto es inane. Lo que sí pasó y lo que hay que decir es que los vencedores se ensañaron con los vencidos inermes durante meses, años, decenios; que los persiguieron, expoliaron, humillaron, torturaron y asesinaron a mansalva; que trataron al país como territorio conquistado y a los habitantes como enemigos derrotados para los que no hubo cuartel.

El extraodinario mérito de Alberto Méndez es haber reflejado esa angustiosa situación en un escueto cuarteto de relatos literarios. Es poner nombres y rostros, acercarnos a tantas víctimas de la cruel vesania de los vencedores. Es haber abierto un ventanal a la memoria colectiva, haber dado un paso más en la devolución de la dignidad a las víctimas y en subrayar la indignidad de los victimarios. Y todo con una eficacia que mueve las entrañas porque los cuatro relatos, no tengo duda, responden a cuatro episodios que operaban en la memoria personal del autor como lo hacen en la mía y en la de todos quienes estuvimos en circunstancias parecidas porque todos oímos hablar en casa del caos de los últimos días de la Junta de Casado en Madrid que es el hilo del primer relato; todos también de los huidos por el monte, muchas veces cazados como fieras, motivo de la segunda historia; todos del siniestro coronel Eymar y su Tribunal de Represión de la Masonería y el Comunismo, tema de la tercera; y todos de algún topo, asunto del cuarto relato que da título al conjunto y es el argumento central de la peli de Cuerda.

Si he hacer alguna crítica a la obra es más por el lado literario. Los relatos tienen una estructura rebuscada, a veces artificiosa, como si el autor no quisiera contárnoslos de forma sencilla y directa y pretendiera proteger nuestra sensibilidad a base de recursos narrativos mejor o peor traídos, a base de relatos fragmentarios, manuscritos encontrados por casualidad, epístolas o dislocación de los tiempos. Por último, el título me desconcierta. He sido incapaz de encontrar en la Biblia referencia alguna a los girasoles ciegos. Desde luego ninguna a los girasoles que son plantas oriundas de América y por tanto desconocidas en el lugar y tiempo en que se escribió la Biblia y tampoco a ningún ciego de cualquier otra naturaleza que ande dando tumbos por no ver la luz del sol, y creo haber repasado todas las referencias neo y veterotestamentarias sobre la ceguera que hay muchas. Habrá que creer que es una invención del cura fascista, lascivo y criminal del relato y que el autor lo toma como una licencia literaria.

En cuanto a la peli lo primero que debe agradecerse es el magnífico trabajo de guión que han hecho José Luis Cuerda y Rafael Azcona quien falleció antes del estreno. Cuerda ya tiene experiencia en este tipo de historias pues rodó en su día la magnífica La lengua de las mariposas y en la calidad de Azcona como guionista no es preciso detenerse. Porque ha sido una verdadera proeza convertir en un relato lineal, sencillo, comprensible, la complicada armazón literaria de la historia, contada a tres voces y en tres tiempos: uno pasado en forma de carta del cura fascista a su superior, otro futuro en forma de recuerdos narrados por el hijo ya crecido años después y otro intemporal como tercera persona omnisciente. Por supuesto hubo que cambiar muchas cosas sobre todo el emplazamiento del relato pero ello ha redundado en beneficio del carácter cinematográfico de la historia que es cine en la estela de La lengua de las mariposas, otro trozo vivo de la memoria colectiva que se nos presenta gracias a la imaginación y la creatividad de Méndez y la maestría cinematográfica de Cuerda.


Digresión: Quienes tenemos más o menos la edad que podría tener Méndez hoy vimos bastantes películas de ínfima calidad glorificando los crímenes de los sublevados como "Glorioso Alzamiento", "Santa Cruzada" y semejantes mamarrachadas, empezando por una sobre guión del propio Franco que se llamó, cómo no, Raza y es un producto literalmente para cretinos. Tiene gracia que quienes estaban de acuerdo con semejante basura digan hoy que el cine español no tiene categoría y pidan que no se hagan más películas sobre la guerra civil. ¿Por qué no hacen ellos una desde su punto de vista a ver qué exito tiene? Resucitar a sus galanes no será posible pero siempre podrán encontrar media docena de chulos para protagonistas.


La ambientación está muy bien y en efecto es un acierto llevar la acción a Ourense en 1940 porque así es posible reflejar mejor el atosigante clima represivo de la dictadura y resulta más verosímil la historia secundaria del intento de fuga de los dos adolescentes por la raya de Portugal. En la historia original ese empeño de Madrid a Santander con el ánimo de cruzar a Francia era muy improbable. Sin embargo lo que es un aumento de verosimilitud por un lado es una disminución por otro. No es creíble que en una diminuta ciudad de provincias como Ourense una familia pueda mantener durante meses una situación de un huido viviendo como un topo al menos tomando en cuenta el conjunto de la historia sobre todo por la situación del niño en la escuela que no es sostenible mientras que sí lo es en Madrid.

Algunas aportaciones de los guionistas son muy oportunas y contribuyen a dar solidez a la historia. Por ejemplo la presencia del superior del seminario que no se limita a ser el invisible receptor de la carta del cura sino que conversa con éste y lo amonesta de forma muy realista. Como también lo es la aparición de la sobrina de la casera que viene a cobrar un alquiler en atraso. O las escenas del colegio con los curas vociferando el Cara al sol brazo en alto y obligando a hacer lo mismo a los chavales. Quién más quién menos los de la generación de Méndez hemos vivido esto a manos de los mismos que ahora invocan la "objeción de conciencia" frente a la Educación para la Ciudadanía que sigue siendo el mismo género de pajarracos. En cambio resulta poco verosímil y es bastante tópica la escena del chulo falangista de brillantina y bigotito acompañado por los matones de la policía. No porque esas cosas no pasaran sino porque resulta descabalgado del resto de la peli y se nota demasiado que es un añadido.

No estoy muy seguro de que la versión cinematográfica haya traducido el carácter del diácono/alférez provisional porque da la impresión de estar como desdoblado sin que sus dos aparente facetas contradictorias, el religioso con problemas de conciencia y el asesino fascista se concilien bien. Es más creo que el plano en el que folla con una almohada a la vista de un grabado sensual de una mártir es una exageración.

La banda sonora es muy buena y hay muchos otros detalles cuidados con esmero como el leve acento galaico de los curas frente al español estentóreamente castellano de los fascistas. Repito Maribel Verdú borda el papel y el niño no se queda atrás. Cuerda sabe manejarlos muy bien porque los deja actuar con naturalidad, con la inocente sosería y atonalidad de la infancia.

Ojalá la vea mucha gente. Es una gran película.

diumenge, 31 d’agost del 2008

Otegi, negociator.

El señor Otegi ya está en libertad tras haber cumplido sus quince meses de condena en la cárcel de Martutene a cuyas puertas han ido a recibirlo sus familiares y algunos amigos muy alborozados. Me sumo al alborozo y felicito al ya expresidiario por su recuperada libertad que espero emplee en algo mejor que en volver a delinquir puesto que ya ha visto que estar en la cárcel no conduce a nada a él ni a las ideas que propugna, que el personal va a recibirlo con escuálida presencia y eso siendo ayer sábado, jornada de holganza, aunque sea posible que hoy u otro día le hagan un homenaje algo más nutrido en su pueblo. Pero nada más. Nadie se movilizó por tener un mártir en la cárcel, el País Vasco (PV) no ardió, como tampoco lo hizo cuando los jueces enchironaron a la mesa nacional de su formación política. Otra temporada más en la cárcel y el señor Otegi tiene que salir presentando el curriculum vitae para que se sepa quién es. Que la sociedad es muy dura y respecto a los ideales patrióticos que el señor Otegi profesa, anómica.

Sale el señor Otegi diciendo que la única solución posible al problema que vive el PV es la negociación. Muy bien; es un hombre realista, pero eso ya lo sabíamos muchos sin necesidad de estar quince meses estudiando en la cárcel. Sabíamos que de las cuatro salidas imaginables en el PV sólo una es deseable y posible. Las cuatro son: a) victoria absoluta de ETA: imposible; b) victoria absoluta del Estado: también imposible; c) prolongación sine die de la situación actual, con una cantidad "llevadera" de muertos y atentados: posible pero indeseable; d) negociación: posible y deseable.

Ahora bien para que la opción d) se materialice el señor Otegi tiene que convencer a los etarras que son quienes en su locura criminal (y su evidente estolidez, añado) se cargaron la última posibilidad de negociar algo. Bien claro está y bien claro lo dicen los gobernantes: si ha de haber algún tipo de negociación sólo puede ser con un cese previo y definitivo de la violencia etarra. Previo, definitivo... y verificable. Que no tomen más el pelo a la gente pues muchos creímos de buena fe que la última vez iba en serio y nos llevamos un chasco. Entre estos sus propios correligionarios refugiados en México según informa hoy El País en una magnífica crónica de Luis R. Aizpeolea que no están de acuerdo con la ruptura de la tregua ni con el asesinato del concejal Isaías Carrasco al tiempo que piden que se acabe la violencia, que no conduce a nada y que "se respeten los derechos humanos" (textual) lo que demuestra una vez más que el nacionalismo asesino se cura viajando.

Si el supuesto que los etarras in partibus y el señor Otegi piden se produce se podrá volver a hablar en términos políticos y quienes defendemos el derecho de autodeterminación volveremos a argumentar a su favor con las debidas garantías. Supongo que el señor Otegi y sus amigos dirán que la petición de negociación se dirige a las dos partes. Pero estarán de acuerdo en que al Gobierno le ha faltado tiempo para especificar las condiciones, que son las enunciadas más arriba: cese previo, total, verificable de la violencia. Falta por saber qué dice el cogollo de descerebrados que dirige ETA, rompió la última tregua y lleva desde entonces tratando de asesinar y secuestrar sin gran éxito.

En cuanto al segundo factor que el señor Otegi esgrime, de liberación de los presos políticos vascos me temo que volvemos al sempiterno territorio del choque simbólico en el que es tan difícil entenderse. Así que más vale dejarlo claro desde el inicio: aquí no hay presos políticos porque esto es una democracia y un Estado de derecho. Ya veremos qué será lo que establezca el señor Otegi en su tierra si alguna vez consigue establecer algo. En España ahora no hay presos políticos; hay delincuentes y muchos de ellos asesinos, gentes que han matado a ciudadanos indefensos con premeditación y alevosía. Esto no quiere decir que si se da una negociación previo cese definitivo y comprobable de la violencia no puedan arbitrarse medidas de generosidad con estos delincuentes. Pero mal empezamos si damos en pedir imposibles como que se libere a unos "presos políticos" que no existen.

En fin a día de hoy enhorabuena al señor Otegi por su liberación. Ojalá redunde en beneficio del pueblo vasco y del conjunto de España.

(La imagen es una foto de Álvaro Herraiz, bajo licencia de Creative Commons).

Apostillas a una entrevista.

El País de hoy trae una interesante entrevista con el señor Rajoy que firman V. Jiménez y J. M. Romero, en la que el dirigente del principal partido de la oposición pasa revista a los asuntos de la actualidad nacional diciendo cosas muy dignas de comentario.

Para salir de la crisis pide una rebaja de cinco puntos porcentuales en el tipo del impuesto de sociedades para pequeñas y medianas empresas y una subida de diez en las desgravaciones fiscales de quienes tienen hipotecas de viviendas. Ambas cosas parecen bastante razonables pero no se ve que vayan a ser suficientes ni de lejos. El problema a mi entender es que no diagnostica bien la crisis; habla de ella, pero no la entiende. Claro que peor es el Gobierno que no la entiende y además se niega a hablar de ella. Los dos, Gobierno y oposición, toman otros países europeos como referencia cuando eso es absurdo. Ningún país europeo de la zona del euro dispone de política monetaria y así no es posible abordar medidas contra la crisis sino que éstas han de ser colectivas, europeas, situación de la que estamos muy lejos puesto que impera una "doctrina Sinatra" en toda la UE: cada uno "a su manera".

Ahora bien, dentro de lo que sí cabe hacer, el señor Rajoy no quiere ser explícito porque no le interesa. Insiste en que hay que reducir el gasto público manteniendo el social por supuesto. Reducir el gasto público quiere decir básicamente congelar los sueldos de los funcionarios que es lo que el señor Rajoy sabe hacer de cine, reducir la inversión en obras públicas e infraestructuras; esa es la "austeridad" que predica, políticas antikeynesianas que son aquí perfectamente contrapoducentes como contraproducente es la insistencia del señor Trichet, gobernador del Banco Central Europeo, de mantener altos los tipos de interés. Políticas conservadoras todas ellas.

En cuanto a la financiación de las Comunidades Autónomas (CCAA) el señor Rajoy no quiere reconocer que el PP tiene los mismos problemas que el PSOE, esto es que a la hora de defender los intereses de cada terruño, las organizaciones autonómicas de los dos partidos se rigen por criterios territoriales lo que plantea un problema de concepción básica de la financiación que a lo mejor sería bueno tratar en un debate multilateral con ánimo de encontrar una solución. La bilateralidad que exigen los catalanes no es generalizable y no debería de imponerse.

En los asuntos referentes a su partido el señor Rajoy razona con una adorable inconsecuencia. Basa toda su legitimidad en el resultado del Congreso de Valencia y anuncia que los resultados de las otras elecciones (autonómicas gallegas y vascas, europeas) no tienen por qué afectar a su liderazgo. Pero eso es puro wishful thinking. En todos los países del mundo las elecciones parciales o secundarias se usan como termómetros para valorar cuestiones de liderazgo en los partidos, posibilidades de articulación de alternativas, etc. Negarlo no lleva a nada. Si los resultados electorales del PP en estas elecciones que se aproximan son malos habrá movida en el Partido y es lógico que así sea. En esto de contestar "por peteneras", por así decirlo, el señor Rajoy es único. Véase el siguiente intercambio:

P. Esperanza Aguirre echó del Gobierno de Madrid a dos consejeros, Alfredo Prada y Manuel Lamela, a los que usted había elegido para su comité ejecutivo nacional. ¿Fue una venganza?

R. Respeto las decisiones que toma todo el mundo. Confío en Esperanza Aguirre, somos del mismo partido y vamos a mirar hacia el futuro..

My taylor is rich.

Las respuestas a las preguntas sobre el boicot del PP a la renovación de los órganos supremos de la Justicia, el Consejo General del Poder Judicial y el Tribunal Supremo son dignas de Lewis Carroll. Insiste en que su partido pretendía reformar la normativa en favor de una mayoría de 3/5 para la regulación de la composición de estas instancias y cuando le preguntan por qué votó entonces en contra de la propuesta de 3/5 del PSOE dice que porque no se pactó antes con ellos, lo que equivale a decir que viste de azul porque hay focas en el polo.

Las grandes cuestiones de derechos como la ampliación del aborto, la eutanasia y el derecho a una muerte digna, dice, "no son temas prioritarios de los ciudadanos". Todo cuanto no le gusta no es tema prioritario de los ciudadanos, entendiendo por tales los que más preocupan a la mayoría de los ciudadanos y ocultando (o ignorando, que resulta más probable ya que el hombre no parece malo sino simplemente ignorante) que su perentoriedad no es por su extensión sino por la radicalidad de las decisiones a que obliga a sectores minoritarios pero que tienen tanto derecho a regulación como los deseos de las mayorías. Todo el mundo padece las consecuencias de una mala gestión de la inmigración pero sólo una pequeña parte de los ciudadanos está agonizando en este momento pero eso no quiere decir que no sea urgente regular el derecho a una muerte digna; sólo una pequeña fracción de mujeres está necesitada de abortar pero eso no quiere decir que su caso no deba ser regulado con justicia. Esta idea de que sólo lo mayoritario es atendible es la primera parte de la famosa tiranía de la mayoría.

Aun aceptando que las respuestas del señor Rajoy sean de buena fe (pues algunas, ya se ve, son cómicas) el problema que parece tener es que no puede reconocer como categoría la práctica de su partido y de él mismo lo que le obliga a adoptar posiciones no ya incómodas sino directamente ridículas. Por ejemplo sostiene que hay cosas en las que coincide y cosas en las que no coincide con la Iglesia católica. Lo malo es que nadie sabe en qué cosas no coincide ni él parece dispuesto a aclararlas tras haber pasado cuatro años de monago de los obispos.

Y en materia de la guerra del Irak su posición es de chiste. El señor Aznar afirma estar orgulloso de haber declarado esa guerra criminal, pirata y absolutamente impopular y él no se atreve a contradecirlo siendo así que el señor Aznar ya no depende de los votos de la gente y él sí. Su respuesta es abyecta:

P. ¿Qué le parece la afirmación de Aznar de que la foto de las Azores es el momento más importante en la historia de España de los últimos 200 años?

R. Que no, oiga, mire... punto. No quiero opinar. Creo que es su legítima opinión sobre un asunto que ocurrió hace cinco años y creo que a nadie puede sorprenderle.

Ni siquiera se atreve a cuestionar una guerra con la que fuera del señor Aznar no simpatiza nadie ni el señor Bush. La entrevista está muy bien. El señor Rajoy se retrata como lo que es, un hombre conservador que no se atreve a declarar su programa y no entiende en muchos casos la complejidad de las cuestiones que han de acometer los gobernantes. Carece de ideas y de iniciativa. Tiene espíritu de vicepresidente, no de presidente. No creo que llegue ni a ser candidato en las elecciones de 2012.

(La imagen es una foto de Sagabardón, bajo licencia de Creative Commons).

dissabte, 30 d’agost del 2008

Prohibido cantar.

Exactamente, muy bien: prohibido cantar letras de música rock metiéndose con Raúl Castro y faltando al respeto al Comandante en Jefe. Prohibido bajo pena de cárcel de hasta cuatro años, de momento. Luego, ya se verá. Porque parece que así como Mr. Bush se sacó del magín (con ayuda de un par de lucidos catedráticos) la doctrina del ataque preventivo como mecanismo de defensa, el compañero Castro ha inventado la detención y condena preventivas como medio de guardar el orden público frente a individuos que acabarían delinquiendo indefectiblemente; que los dejas solos y te componen un cantar burlándose de los logros de la Revolución. Porque mira que es peligroso este Gorki Águila con sus letritas contrarrevolucionarias al frente de un grupo que se llama Porno para Ricardo.

¡Habráse visto mayor degeneración burguesa! Si no fuera porque tiene que estar en la cárcel ya que la legalidad socialista es la legalidad socialista bien podía largarse el tal Gorki a cantar a la gusanera de Miami. Claro que entonces no le haría caso nadie. Estos mequetrefes hacen su agosto enfrentándose al gobierno revolucionario dentro de la isla y al amparo de la magnanimidad de los compañeros Castro & Castro. Fuera, ni Dios los escucharía. Porque lo suyo no tiene nada que ver con la sana crítica que la revolución socialista acepta encantada, sino que es una pura provocación. Quieren ir a la cárcel para hacerse famosos y ganar dinero. Puro espíritu del capitalismo.

Es lo mismo que sucede con esa otra mírameynometoques bloguera enemiga del pueblo cubano Yoani Sánchez con su blog Generación Y que, si no fuera porque es basura contrarrevolucionaria, no lo leería nadie y como lo es y sigue en el aire gracias a la tolerancia y el respeto a la libertad de expresión en Cuba, ahí está con cientos de miles de visitas diarias. Propaganda al servicio de los gringos y probablemente pagada por intermediarios, como el grupo Prisa español, que añora la época en que esta indómita isla era colonia de España.

Gracias a la campaña orquestada del extranjero por los enemigos de la patria socialista estos gusanos internos ahora se atreven a lo que, estando Fidel al timón, jamás se hubieran atrevido: a manifestarse en público, a defender ideas contrarias a las que manda el Partido y boicotear actos populares, genuinamente revolucionarios. Así, en un concierto del compañero Pablo Milanés, que ese sí que es un artista surgido del venero del pueblo, la tal Yoani Sánchez y cuatro más desplegaron un escrito subversivo en el que se leía el nombre de Gorki, el esbirro del capitalismo gringo. Hubo que repartir algunos palos hasta que esta facción fanática y sectaria depuso su actitud. Ya lo saben: jamás permitiremos que una exigua minoría de agitadores al servicio del capital internacional y de la CIA ponga en peligro los logros inmarcesibles de la Revolución.

Y la tal Yoani que se ande con cuidado.

(La imagen es una foto de GC Comix, bajo licencia de Creative Commons).

Steichen: el fracaso del éxito.

Nada más empezar el verano se abrieron dos exposiciones simultáneas y complementarias del fotógrafo Edward Steichen, una en el Museo Reina Sofía que lleva por título Una epopeya fotográfica y la otra en el Museo del Traje, llamada Los años de Condé-Nast, (1923-1937). Ambas están organizadas por la Foundation for the Exhibition of Photography de Minneapolis y el Musée de l'Elysée, en Lausanne y la segunda también por las revistas Vogue y Vanity Fair. No había acudido a visitarlas antes porque tenía a Steichen demasiado relacionado con la fotografía publicitaria y la de moda en revistas del género. Pero luego de ver a mediados de julio la magnífica exposición sobre Paul Strand en la Fundación Barrié de la Maza en A Coruña (véase el post titulado Paul Strand: el ojo del siglo XX) me he animado con éstas de Steichen que tuvo mucha relación con Strand. Las dos de Steichen duran hasta el veintiuno de septiembre, o sea que pueden ser un buen comienzo al retorno de las vacaciones para quienes no las hayan visitado.

Edward Steichen, como Strand, es un fotógrafo muy representativo del siglo XX, tan bueno como él (hay quien dice que fue el mejor del siglo XX), pero con una orientación muy distinta: así como Strand jamás cedió en sus posiciones políticas de izquierda, revolucionarias, Steichen, que nunca las tuvo -si bien comenzó su carrera apuntándose a todas las vanguardias artísticas del momento- alcanzó el éxito como retratista de la alta sociedad y fotógrafo comercial y de modas en las dos revistas citadas. Un inadaptado frente a un adaptado, un rebelde frente a un acomodado. Por eso es tan interesante comparar los dos estilos y ver si hay diferencias. Que las hay, vaya si las hay.

Edward Steichen, nacido luxemburgués y nacionalizado estadounidense, era un hombre con un toque de genialidad, gran fibra artística, mucha versatilidad y una noble ambición de imponerse allí a donde fuera. Empezó su carrera indeciso entre la pintura y la fotografía. En parte por eso se asoció con Alfred Stieglitz en la su Galería 291 y en la publicación Camera Work, siendo el autor que más obra publicó en ella. Coincidía plenamente con Stieglitz cuando éste manifestaba que su intención era demostrar que la fotografía era un arte como la pintura o cualquiera otra. Y por eso ambos fueron dos puntales del pictorialismo al tiempo que hacían juntos la photosecession, cuyo nombre remite de inmediato a la secession vienesa de principios de siglo.

Pintura y fotografía (así como el cultivo de flores y el diseño) se alternaron en el espíritu de Steichen durante la primera mitad de su vida. Se dice que fue el introductor de las vanguardias pictóricas en los EEUU puesto que facilitó exposiciones de Cézanne, Picasso, etc en la galería 291 entre 1910 y 1920. Él mismo cuenta en alguna parte cuán impresionado quedó al contemplar los famosos girasoles de Van Gogh, cosa que se aprecia, a su vez en algunas de sus fotografías de estas plantas. Pero la influencia más profunda que tuvo le vino del simbolismo y no solamente del pictórico sino tambien del literario, a través de la obra de Maurice Maeterlinck, de quien nos dejaría un memorable retrato.

Pero toda esa inquietud, esa búsqueda artística se rompen a su regreso a los EEUU en 1922, cuando acepta la oferta de convertirse en el fotógrafo de Vogue y Vanity Fair. Por entonces ya había roto con Stieglitz, pero esta decisión comercial le valió las críticas de sus amigos, empezando por Strand. Lo que Steichen había hecho fue poner su genio al servicio de la sociedad burguesa. La renuncia a la creatividad absoluta, al arte por el arte, le trajo fama, dinero, posición social. Se convirtió en el hombre de moda y, en los años veinte y treinta, fotografió modelos y más modelos, hizo muchísima fotografía publicitaria y también retrató a gran cantidad de hombres y mujeres famosos, actores y actrices, escritores, deportistas, cineastas, cantantes, bailarines, etc. En el Nueva York de la época se llegó a acuñar un verbo: alguien alcanzaba el pináculo social cuando había sido steichenized, o sea retratado por Steichen. Y estos retratos que pueden admirarse en ambas exposiciones son realmente muy buenos, uno diría casi perfectos y algunos son muy famosos, como los que hizo a Gloria Swanson o Greta Garbo, sin olvidar el de Paul Robenson interpretando el Emperador Jones de Eugene O'Neil. Son la parte mejor de su obra en la época.

Las fotos de moda también son muy apreciadas pero es obvio que, aunque él se obstinaba en firmarlas, en contestación que dio a la propuesta de su jefe de que no lo hiciera para salvaguardar su reputación artística, son género menor. Realmente muy menor. Están animadas de un espíritu modernista, son perfectas técnicamente hablando y se consideran clásicas en el campo de la fotografía de moda pero es inevitable que sean triviales y carezcan de fuerza, de espíritu, de genio. Porque el arte no puede estar al servicio de ninguna causa, por noble que sea ni, por consiguiente, al servicio de una finalidad comercial. Pierde su carácter esencial; traiciona su razón de ser que es transmitir sentimiento en pro de un mero cálculo. Ahí es donde, con el éxito social, Steichen enterró sus últimas aspiraciones a una obra de creación. Justo lo contrario que Strand.

Después de la guerra (había colaborado haciendo fotografía de reconocimiento y, luego, organizando una exposición con producción ajena titulada Road to Victory) aceptó el puesto de conservador de fotografía del Museo de Arte Contemporáneo de Nueva York, en la que organizó la famosísima exposición The Family of Man hoy en exposición permanente en Luxemburgo y de la que puede verse un vídeo en esta del Museo Reina Sofía. Ambas series son impresionantes y la segunda es toda una hazaña; pero las fotos ya no son suyas. Steichen se había convertido en un organizador o, si se quiere, un administrador.

Merece la pena visitar ambas exposiciones para ver la obra técnicamente perfecta de un hombre que renunció a sus ambiciones artísticas a cambio del éxito mundano. Fascinante evolución. Es muy significativo que, así como Strand murió, por decirlo de forma vulgar "con las botas puestas", Steichen se retirara a consagrarse a la afición de su vida: el cultivo de flores y en concreto de delphinium, llamada en español "espuela de caballero".

(Las fotos de los folletos son retratos de, por este orden, Anna May Wong, Marlene Dietrich y Clara Bow. La útima imagen es una foto de Malavoda, bajo licencia de Creative Commons).

divendres, 29 d’agost del 2008

Una entrevista.

El Mundo publicaba ayer una entrevista hecha por Esther Esteban al señor Aznar en la que éste dice las mentiras, impertinencias, bobadas y maldades que forman su repertorio habitual. Muchos columnistas y medios de orientación progresista se escandalizaron de que el hombre sea tan fiel a sí mismo. ¿Qué esperaban que dijera?

¿Que la decisión de las Azores fue un crimen en el que España fungía como palanganera de dos presuntos genocidas? ¿Que imputar el atentado del 11-M a ETA fue una maniobra tratando de engañar a la población a escasos días de las elecciones para no perderlas y en la confianza de que, si las ganaba, tiempo habría de reaccionar a las posibles críticas como ya ha hecho con el asunto de las fantásticas "armas de destrucción masiva" que él juraba que había en el Irak al tiempo que sabía perfectamente que eso era falso? ¿Que negoció todo lo que pudo con ETA a la que estaba dispuesto a hacer muchas concesiones (empezando por la de llamarle "Movimiento Vasco de Liberación") pero que no le sirvió de nada? ¿Que a cambio de formar gobierno estaba dispuesto a conceder a los nacionalistas lo que le pidiesen y que por eso lo quieren tanto?

El señor Aznar nunca se interesó por la política sino por servirse de ella para hacer negocios y elevar su nivel de vida cuando la dejara. Gobernó haciendo currículum para el señor Murdoch, su empleador a día de hoy y ha conseguido sus propósitos. Jamás reconocerá nada que pueda ir en menoscabo de su nómina.

(La imagen es una foto de Brocco Lee, bajo licencia de Creative Commons).

Un discurso.

Mr. Obama es ya oficialmente el candidato demócrata a la presidencia de los EEUU en las próximas elecciones de noviembre que prometen ser emocionantes. Su discurso de aceptación en un estadio ante ochenta mil personas en directo y unos treinta millones por televisión, estuvo cortado en el estilo de retórica tradicional en los EEUU ("somos la tierra de la promesa", "el sueño americano", "Dios bendiga a América", "todos somos americanos", "nuestro país ante todo", etc, etc) y con el cuadro de enemigos asentado por hoy en el país (terrorismo, talibanes, agresión rusa, Irán) pero también fue directo al adversario y dibujó un programa de reformas económicas y sociales de carácter socialdemócrata. Lo hizo con un lenguaje simbólico pero lo hizo.

Se preocupó por dejar clara la unidad fundamental del Partido Demócrata, reconociendo expresamente las aportaciones de los Clinton y poniendo a estos y a él mismo en la estela de Roosevelt y Kennedy. Pero supo también ser suprapartidsta siempre que la ocasión lo reclamaba (soldados demócratas y republicanos luchando por un mismo país, etc) y hablar a un electorado sin partido.

Fue contundente en contra de la administración Bush (del que no es necesario recordar que pasa ya por ser el peor presidente en la historia del país) y tuvo buen cuidado en vincularlo en todo momento con su rival, Mr. McCain. Lo hizo con elegancia y caballerosidad, sin regatearle méritos patrióticos pero lo hizo presentándolo no como una mala persona de aviesas intenciones sino como un ignorante presa de los compromisos de su partido con las grandes empresas.

Consiguió ser específico y genérico al mismo tiempo, escueto y sentimental, lo que no es fácil. Concretó en qué se gastaría el dinero y cómo lo recaudaría y afirmó que bajaría los impuestos al 95% de la población. La economía, la política social y la exterior fueron los ejes de su discurso que tuvo momentos emotivos de narrativa biográfica personal pero en el que no se mencionó ni una vez la palabra raza ni apareció la cuestión de color.

Sólo hubo algo que todavía brilló más que la raza por su ausencia en el discurso del ya candidato: Europa, lo cual es tanto más sorprendente cuanto que hace poco estuvo de gira por Francia, Inglaterra y Alemania, en donde recibió un apoyo entusiasta y multitudinario. Dice estar preparado para un debate con Mr. McCain sobre política extrior pero es evidente que tendrá que prepararlo bien.

La imagen es una foto de tsevis, bajo licencia de Creative Commons).

Problemas de hoy.

El último número de Sistema (Fundación Sistema, nº 205, julio de 2008, Madrid, 143 págs.) aborda algunas de las cuestiones más importantes de nuestro tiempo como la globalización, el cambio climático y la sociedad de la información desde perspectivas distintas y con un nivel razonable de rigor y documentación. El primer trabajo, de Josep Borrell, ¿Hay otras alternativas a la globalización liberal? tiene un arranque prometedor al sostener que la "globalización no es un proceso ideológicamente neutro sino el resultado de una forma de entender las relaciones sociales y económicas" (p. 3) y al enumerar las críticas que pueden hacerse a la globalización liberal: a) no hay tal globalización sino una integración regional; b) es dudoso que se haya reducido la pobreza; c) hay un aumento significativo de la desigualdad en todos los niveles (entre regiones, entre países y dentro de los países mismos); d) hay señales de que aumenta la economía informal y el tráfico de personas; e) no se están tomando suficientes medidas para atajar el cambio climático (pp. 4/5). Tras este acertado diagnóstico Borrell sostiene que la izquierda tiene que buscar sus propuestas propias cuenta habida de que las "terceras vías" no han sido más que adaptaciones al modelo neoliberal dominante (p. 11). Por desgracia ya no está tan claro qué es lo que el autor propone en concreto para dar satisfacción a esa necesidad. Afirma que hay que tender a una cohesión social a nivel mundial pero no cómo pueda lograrse fuera de partir de la Agenda del Trabajo Decente propuesta por la Organización Internacional del Trabajo y que tiene ya sus añitos pues es de 2000. Del mismo modo cabe suscribir que sea necesario regular y hacer más transparente la liberalización financiera así como conseguir que la liberalización del comercio internacional lleve a un comercio más justo. El problema es cómo.

Rafael Caparrós Valderrama, en La esterilidad de la 'soft-governance' neoliberal en las políticas económica y de I+D+i europeo-comunitarias parte de que Europa presenta un retraso de veinte años en relación con los EEUU y el Japón en innovación tecnológica (p. 20). Sostiene que la globalización neoliberal (o "el golpe de Estado neoliberal", como la llama Bauman) en los términos en que la defienden sus partidarios (por ejemplo Guillermo de la Dehesa) no es satisfactoria y que en cambio las políticas socialdemócratas clásicas siguen siendo válidas como sostienen entre otros Gough, Turner, Navarro o Castells (p. 29), igual que es válido el "principio de la diferencia" de Rawls. Si no se avanza en ese sentido en la Unión Europea se debe, a su juicio, a la sistemática negativa de los Estados miembros de aumentar la integración política del continente (p. 31). Únicamente una mayor integración política (que es altamente problemática a mi modesto entender) permitirá una política más dinámica de I+D+i en el continente (p.45). En el caso específico de España que el autor considera singularizadamente cree que, aunque ha habido avances notables con la más reciente normativa, en especial la creación de la Agencia Estatal de Evaluación de las Políticas Públicas y la Calidad de los Servicios en 2006 (p. 48), todavía queda mucho por hacer. Uno de los puntos que propone es difundir la práctica de lo que Román del Río llama zaraísmo (del éxito de la empresa Zara) (p. 47) que en lo esencial consiste en adaptarse al concepto de Castells de la "sociedad red" y operar en consecuencia (p. 52). Se me ocurre que estas recomendaciones son una prueba más de la dificultad intrínseca de pensar los problemas de políticas públicas (o cualesquiera otros) en términos comunitarios ya que se hacen siempre en la escala nacional.

Eguzki Urteaga publica un interesante trabajo sobre Los electorados políticos en Francia que es una especie de balance de la situación del mapa electoral francés desde las ultimas elecciones presidenciales de mayo de 2007. Singulariza los seis bloques distintivos: 1) extrema izquierda; 2) comunistas; 3) socialistas; 4) verdes; 5) derecha; 6) extrema derecha y hace unas breves y generalmente atinadas observaciones sobre su situación actual y perspectivas, bien basadas en los datos electorales y no sólo los de las elecciones presidenciales. Contiene acertadas observaciones sobre la consolidación de la extrema izquierda, la irremediable decadencia del voto comunista, la inconstancia del socialista, la veleidosidad del verde, la congruencia ideológica de la derecha y el derrumbe de la extrema derecha. Todo ello en un panorama de alta participación y voto concentrado (pp. 66/67).

Óscar Diego Bautista en Los valores en el servicio público hace un Estudio comparativo sobre los códigos de Gobierno de Estados Unidos, Reino Unido, España y México que en realidad tiene poco de comparativo ya que es un análisis de los distintos códigos de normas éticas de las diferentes administraciones públicas pero consecutivo. El de los EEUU fue una respuesta al escándalo de Watergate y el del Reino Unido, resultado de los trabajos de la famosa comisión Nolan contiene un código ético basado en siete principios: desinterés, integridad, objetividad, responsabilidad, transparencia, humildad y liderazgo (p. 78). En el caso de España el Código de Buen Gobierno de los miembros del Gobierno y Altos Cargos de la Administración General del Estado, de 2005 y el Estatuto Básico del Empleado Público (2007) recogen los postulados que en su día presentara la filósofa Victoria Camps en unas Jornadas sobre Ética Pública de 1997: 1) servicio al interés general; 2) imparcialidad y transparencia; 3) uso adecuado de los bienes públicos; 4) responsabilidad profesional; 5) lealtad a la Administarción (p. 83). México a su vez dispone también de un Código de Ética de los Servidores Públicos de la Administración Pública Federal (p. 87). Uno tiene la sospecha de que tan abigarrada profusión de normas, dictadas al rebufo de los escándalos de corrupción detectados en la década anterior estén en relación inversamente proporcional a su eficacia real. No es disparatado pensar así. El propio autor reconoce que los países en los que menor es la incidencia de la corrupción, los países escandinavos, carecen de estos códigos de ética (p. 91).

Rosario Solà, Christian Oltra, Roser Sala y Nuria Gamero, en Cambio climático y opinión pública en España: percepción del problema y política energética, presentan una encuesta dentro de un proyecto del Massachussets Institute of Technology administrada en España mediante quinientos cuestionarios telefónicos de la que se deduce que el cambio climático es el primer problema medioambiental para los españoles si bien estos consideran que hay otros problemas sociales y personales más graves. Hay un grado alto de desconocimiento sobre las causas y consecuencias del cambio climático y cierta confusión con otros problemas medioambientales, como la capa de ozono. Los jóvenes aparecen con mayor conciencia que los adultos y todos en general piensan que los gobiernos debieran hacer más por contrarrestarlo, si bien la predisposición a implicarse personalmente en la lucha contra el problema es reducida. Por último no hay acuerdo respecto a las distintas alternativas para hacer frente al cambio climático: un 26% cree que "se desarrollarán nuevas tecnologías", otro 26% piensa que "cambiaremos nuestro estilo de vida para reducir el consumo energético", un 20% sostiene que "nos adaptaremos a un clima más cálido" y un 21% piensa que"el cambio climático es un problema pero España no hará nada" (que no está mal como índice de fatalismo del personal); únicamente un 1% sostiene que no hay que hacer nada ya que "el cambio climático no es un problema" (p. 102), lo que da una idea del apoyo electoral que pueden tener los neocons enfrentados a las políticas de lucha contra este problema.

Por último, casi como fuera de programa, Gaetano Pecora, en Las virtudes del laicismo que es una especie de nota con motivo de la traducción al italiano del libro de Henri Pena-Ruiz Qu'est-ce que la laicité? hace una interesantísima síntesis de las objeciones de los laicistas al punto de vista de los Papas sobre la libertad de conciencia y los derechos de los individuos. Tras coincidir con Gaetano Salvemini en su sólido dictamen de que "una democracia que anula la igualdad de derechos y deberes entre los ciudadanos y reconoce jurídicamente a una parte de ellos el deber de obedecer a una autoridad extraña (se refiere a los casos de Concordatos entre los Estados y el Vaticano) y el privilegio de ser representados y estar protegidos por una autoridad extraña, ya no es democracia" (p. 109) que suscribo de la cruz a la fecha, aborda el problema en su línea filosófica más clara. El Papa Ratzinger se hace lenguas del respeto a la libertad de conciencia y el valor fundamental de los derechoas del individuo. Sigue en ello la doctrina de Juan Pablo II que también exalta la libertad, aunque la vincula "a la aceptación de la verdad". En Centesimus annus, Juan Pablo II decía que "la obediencia a la verdad sobre Dios y sobre el hombre es la condición previa a la libertad" (p. 114). Celebraba así el Papa polaco, maestro del actual, el centenario del Papa León XIII quien en su encíclica Libertas praestantissimum decía que: "la cosas verdaderas y honestas tienen derecho (...) Los errores, peste de la mente, los vicios, contagio de los corazones y de las costumbres, es justo que sean reprimidos diligentemente por la autoridad pública para impedir que se extiendan como daño común" (p. 116). ¿Se ve cuánta razón tenía el gran Salvemini? Un Estado que tiene un Concordato con quien cree que los que no comulguen con sus ideas y se aferren a la "peste de la mente" deben ser reprimidos jurídicamente por la "autoridad pública" no es una democracia porque o incumple este mandato o persigue a los ciudadanos cuyas creencias no coincidan con las de los católicos.

dijous, 28 d’agost del 2008

Siguen sin llamarla crisis.

De nuevo los datos económicos indican que la economía va mal. El reventón de las subprimes estadounidenses en agosto pasado fue el comienzo de este ciclo depresivo que se expande por metástasis a otros países, el nuestro entre ellos, como es inevitable en tiempos de globalización. Ya a comienzos de este año los indicadores españoles iban todos a la baja y apuntaban a la posibilidad de una recesión. Pero estábamos por entonces en puertas de las elecciones de marzo por lo que el Gobierno abordaba esta cuestión con aparente optimismo, quitando importancia a la gravedad de la situación, no queriendo utilizar términos comprometidos como crisis y prometiendo que era un frenazo coyuntural y pasajero y que para los meses de este verano de 2008 estaríamos en ruta hacia la recuperación completa.

También afirmaba el Gobierno que no era de temer un contagio por las subprime en España dado que nuestro banco central ha estado vigilante controlando las prácticas crediticias de las entidades financiera que están en muy sólida situación porque no han corrido riesgos y, además, han provisionado fondos abundantes. Al contrario, en principio estábamos en mejor situación que los demás para hacer frente a los momentos chungos. Y ello a la vista de un proceso de deterioro muy acelerado. Hace un año el país tenía un superávit del dos por ciento del PIB y el Gobierno se lo fundió en un par de medidas que él llama "sociales" y otros pueden considerar populistas, como los 2.500 euros por cada niño nacido a partir de junio de 2007 y los 400 euros de devolución del IRPF que iban a contribuir al relanzamiento de la economía y bien claro está que han tenido un efecto nulo o incluso, vaya por Dios, puede que contraproducente pues el mal dato de este mes viene precisamente movido por las restricción del consumo de las familias.

En este momento, a la espera de los datos sobre empleo y precios al consumo de agosto, la economía está en crecimiento 0,1, es decir, plano. Pero el Gobierno, que ya admitió hace un mes por boca del vicepresidente y ministro de Hacienda, señor Solbes, que las cosas iban peor de lo que habían calculado, sigue diciendo que aguantamos mejor que nuestros vecinos europeos y que, aunque no de inmediato, el país remontará lo que sus componentes, desde el presidente a los ministros llaman "frenazo", "estancamiento", etc en los próximos meses. No sé si el señor Rodríguez Zapatero y sus colaboradores perciben o no que en este terreno nadie les concede crédito alguno, que la gente no se fía y la prueba obvia es que, efectivamente, todo el mundo ha cortado el grifo de compras, nadie consume porque nadie está seguro de lo que pueda pasar. Una actitud muy prudente (aunque a corto plazo redunde en mayor perjuicio de la economía que no puede remontar por la flojera de la demanda) y contraria a la que observó el Gobierno en su día cuando tiró la casa por la ventana con las citadas dádivas y sin parar mientes en la acreditada cuenta de la vieja de que, cuando hay crisis en Europa, España la padece más intensamente que los demás países igual que, cuando hay recuperación es España también quien suele beneficiarse más de la coyuntura.

Ahora es la consultora Standard and Poor la que prevé que España entre en recesión en los próximos meses en esos en los que, según el Gobierno, no tienen por qué darse tasas negativas de crecimiento. ¿A quién juzgaremos más veraz a la vista de lo sucedido hasta hoy, a Standard and Poor o al Gobierno de España? Es verdad que, como dice el señor Rodríguez Zapatero, el pesimismo no crea puestos de trabajo. Basta con escuchar al agorero señor Montoro, del PP, diciendo que este verano ha sido angustioso pero sin ofrecer ni un atisbo de solución alternativa. Efectivamente, el pesimismo no genera puestos de trabajo; y el optimismo tampoco.

Ese mismo presidente del Gobierno anda ya anunciando nuevas medidas para salir del "frenazo"; prueba clara de que las anteriores, anunciadas a mediados de agosto no funcionan. ¿Y qué tal la muy revolucionaria de dejar que el mercado decida por su cuenta? ¿Qué pasaría si, en lugar de pedir planes de ayuda, subvenciones y protección con cargo a los dineros públicos, las empresas del ladrillo ajustasen la oferta a la demanda y rebajaran los precios hasta el cuarenta por ciento que es en lo que están sobrevalorados según analistas independientes o sea redujeran sus escandalosos márgenes de beneficios?

Qué pregunta tan ingenua, ¿verdad?

(La imagen es una foto de jonaycp, bajo licencia de Creative Commons).

La altanería europea.

¿Qué mosca ha picado a los europeos en el conflicto entre Georgia y Rusia? ¿Por qué están empeñados en imitar a los gringos pretendiendo que los demás no puedan hacer lo que ellos hacen? ¿A dónde quieren llegar los gallitos Sarkozy, Merkel y Brown que andan lanzando advertencias a Rusia como si fueran alguien en el mundo?

La doble moral de la OTAN clama al cielo. Los georgianos lanzan un ataque sin previo aviso sobre la población civil de Osetia del Sur en connivencia con los estadounidenses y sin que esté aún claro el objetivo que parece ser pulsar las ganas de bronca de los rusos antes de acometer acciones de hostigamiento más fuertes. Nadie dice nada. Los rusos contraatacan en defensa de los osetios del sur e inmediatamente se moviliza toda la diplomacia occidental para tratar de detener esa respuesta con tono y maneras propios de la guerra fría.

Rusia y sus empresas pueden caerle a uno mejor o peor pero está claro que no lanzó el ataque sino que ha respondido a él. Fracasado el de los georgianos, todo Occidente se mueve para que los rusos no saquen ventaja alguna de su victoria y las cosas se retrotraigan al status quo ante. Y pretende conseguirlo de forma altanera, despreciando a Rusia y dándole órdenes, como si fuera una colonia suya. Los rusos no son libres de reconocer a quien quieran, sino que, al parecer, tienen que pedir permiso a la OTAN. Es decir los europeos que han reconocido lo que les ha dado la gana en los Balcanes hasta reventar la antigua Yugoslavia como parte de su lucha contra el comunismo (y su última hazaña ha sido el reconocimiento de la independencia de Kosovo) quieren decir ahora a los demás a quién pueden o no pueden reconocer.

Es una vieja e irritante costumbre colonial de los europeos. En los años cincuenta y sesenta del siglo pasado Alemania Federal impuso la llamada doctrina Hallstein consistente en romper relaciones diplomáticas con aquellos países que reconocieran a la República Democrática Alemana, el otro Estado alemán. En síntesis, ¿que era la doctrina Hallstein? Una doctrina típicamente colonial consistente en determinar a quién reconocen o no reconocen terceros países y que ahora pretenden aplicar a Rusia, seguramente contagiados del matonismo exterior de los gringos o por orden de estos. Porque tal parece ser la condición para que Europa pueda tener algo parecido a autonomía en su territorio: que haga lo que ordenan los Estados Unidos.

(El mapa procede de la United Nations Cartographic Section y está en el dominio público).