dimarts, 9 d’octubre del 2012

La secesión de Cataluña.

¡Qué pronto ha cambiado el tono de los españoles al referirse al propósito catalanista renovado de ir a la independencia! Lo que empezó siendo una algarabía catalana, según calificación de Rajoy, cuya capacidad para el análisis realista es inexistente, ha acabado siendo una algarabía española. Algunos de esos que siempre lo saben todo habían descubierto que, en el fondo, la petición independentista no era más que una cortina de humo para que la gente no se fijara en los asuntos verdaderamente importantes, los recortes, la crisis, etc. Esos mismos están hoy dispuestos a mandar la Guardia Civil o lo que haga falta para frenar a unos independentistas que cada vez hablan más claro.
La algarabía española está siendo atronadora. De Guindos dice que lo sucedido en el Camp Nou da "mala imagen" de España en el extranjero y en la red le contestan que peor la dan Cospedal y Sáez de Santamaría vestidas con el burka católico, poniendo la nota negra en el Vaticano. Gallardón, a quien gusta sentar plaza de avisado, sostiene que la secesión de Cataluña sacaría a España del euro, algo sorprendente porque, en primer lugar, no está claro que seguir en el euro sea bueno y, en segundo, tampoco lo está por qué España habría de salir de la eurozona si los catalanes se van.
Al final ya no hay ni razones. Así, Felipe González afirma en un mitín en Bilbao (creo) que ningún territorio de España va a ser independiente, lo que no se sabe si es una profecía o una amenaza, aunque suena más a lo segundo. Aquí nadie se independiza porque no nos da la gana.
¿Independencia de Cataluña? Por encima de mi cadáver, piensa Rajoy, quien también se muestra rotundo afirmando que no va a admitir separaciones de ninguna clase. Sí señor, alto y claro y bombardeo de Barcelona si necesario fuese. Con afán de modular algo su rotunda negativa, Rajoy echa mano de un argumento tan necio que ya nadie más se atreve a emplearlo: ¿a dónde van estos independentistas cuando el sentido de nuestro tiempo es, dice, la integración por arriba, cuando desaparecen las fronteras y los Estados? Siendo esto así, ¿qué más da a Rajoy y resto de integristas que Cataluña se sume al gran agujero negro de la Unión Europea, al Estado continental, como parte de España o fuera de España?
Resumen final: de independencia, nada, catalanes. No hay nada que hacer. Pero, por si acaso, el gobierno ha ido corriendo a Bruselas a chivarse y a pedir a las autoridades comunitarias que se opongan a la independencia de Cataluña, con lo cual ya la han fastidiado estos águilas porque han conseguido lo que han tratado siempre de evitar, esto es, la internacionalización del asunto.
Y, por otro lado, guste o no a los nacionalistas españoles va a debatirse en el Congreso la petición de ERC de que se autorice al Parlament la competencia para convocar un referéndum de autodeterminación.
Ahí está la palabra. Autodeterminación. El escollo de la convivencia.
En mitad de la algarabía española, ayer Rubio Llorente publicaba un artículo en El País, titulado Un referéndum para Cataluña en el que trata establecer algo de cordura en el tumultuoso y apasionado debate echando mano del célebre dictamen del Tribunal Supremo Federal canadiense de 1988 en relación a Quebec. La doctrina es clara: la autodeterminación no cabe en la Constitución del Canadá (de hecho, Rubio Llorente no la menciona en el artículo) pero si hay una mayoría de quebequeses partidarios de la independencia, habrá que hacer algo, en concreto un referéndum, negociando previamente las condiciones aceptables para todos. Lo mismo propone el autor para Cataluña.
A Palinuro, que lleva años defendiendo el derecho de autodeterminación de los pueblos de España lo del referéndum le parece muy bien, aunque desconfía de su carácter excepcional. Por eso es partidario de reformar la Constitución de 1978 para que, entre otras cosas, recoja el derecho de autodeterminación. Cree Palinuro que, si ese derecho se ejerce, tanto el País Vasco como Cataluña votarán mayoritariamente a favor de la conservación de España, aunque está convencido de que tal mayoría desaparecerá si el nacionalismo español se empeña en negar ese derecho a las naciones llamadas periféricas. Así que, cuando el referéndum se celebre, que habrá de celebrarse inevitablemente, quizá haya mayoría a favor de la independencia.
Si así fuera, España debe reconocerla.
Está claro el dilema. Las propuestas de federalización de España, probablemente tardías, también son bienvenidas, cómo no. Pero dan la impresión de no estar muy bien pensadas. En primer lugar España es ya de hecho en buena medida un Estado federal, a falta de un par de nombres y eso no ha mitigado en absoluto las pretensiones independentistas. En segundo lugar el cupo de los territorios vascos y la soberanía fiscal navarra rompen todos los moldes federales, incluidos los del federalismo asimétrico
No obstante, la situación puede ser la tensión entre un impreciso federalismo y la desintegración de un Estado que nunca consiguió estar integrado salvo a la fuerza.
(La imagen es una foto de Huhsunqu, bajo licencia Creative Commons).

dilluns, 8 d’octubre del 2012

Negros augurios en la corte de los recortes.

Hace un par de días el CIS pronosticaba a Feijóo la misma ajustada mayoría absoluta que tiene ahora. Sin más comentarios. El sondeo de Metroscopia para El País parece una corrala en un funeral. El PP tiene una caída de voto de más de 14 puntos y el PSOE, de más de 4, con lo que consigue el mérito del peor dato de su historia desde 1977. Los dos partidos dinásticos, sumados, andan en torno al 50% del voto. Su hegemonía se resquebraja, se desmorona desde lo fabulosos ochenta y pico por ciento de hace unos años. Con estos resultados seguramente no hubieran podido reformar la Constitución a la remanguillé, como hicieron.
¿Hace aguas el sistema político de la segunda restauración?
A lo mejor. IU pega un salto de 6 puntos en expectativa de voto y se va al 12% y UPyD aumenta 5,5 puntos. Más voces en el parlamento.
Y esos son los partidos. Miradas las personas, Metroscopia presenta un aquelarre. El 84% de la ciudadanía desconfía del presidente del gobierno al que el Economist, al parecer, llama mysterious. Su valoración está por debajo de la de todos y cada uno de sus ministros, que ya es decir porque salen todos suspensos. Rajoy, el porras. No veo datos sobre Rubalcaba pero vienen siendo similares a los de Rajoy o peores. La gente no se fía del gobierno porque miente y no se fía de la oposición porque ni miente.
Lo que se diga de Galicia puede decirse asimismo del País Vasco en lo que hace al batacazo de los dos partidos dinásticos; si bien aquí lo que tienen enfrente es un bloque nacionalista que se prevé apabullante. Aprovecho para sostener mi tesis: nunca ETA consiguió poner el País Vasco en una situación tan halagüeña para el independentismo.
Todo esto suena a fin de ciclo, de época, de etapa.
La Monarquía está en entredicho por los malos pasos cinegéticos (en todos los sentidos) del Rey y los todavía peores de su yerno y su hija, a la que los tribunales andan exonerando cada vez con mayores dificultades. Por si fuera poco y quede claro que los Borbones son los Borbones, el Rey ha presidido no sé qué ceremonia para honrar a los responsables del desastre de El Annual, lo que, andando el tiempo, acabaría costando el trono a su abuelo.
El gobierno carece de toda autoridad. Ya dijo Palinuro que la táctica de guerrilla de protesta se extiende. Primero fue De Guindos, a quien chafaron una conferencia en la London School of Economics; después fue Rajoy, recibido en Malta al grito de "¡Rajoy, tu pueblo pasa hambre!" y ayer le tocó el turno a Fernández Díaz, el de Interior, al que pitaron y silbaron los asistentes al homenaje a la Guardia Civil. Ya no se respeta nada. Pero, claro, para que te respeten has de ser respetable y el caso de Rajoy no reúne los requisitos. Aquí lo vemos hace unos días a su llegada a Roma, al palacio presidencial, sin saber qué hacer a lo largo de toda la ceremonia.


Genial. La pregunta obvia es: ¿cómo van los ciudadanos a confiar en alguien así?
Bueno, la verdad es que confían o, cuando menos, votan, a gentes aun más estrafalarias. La foto de ayer en la entrada también de ayer de Mensaje de Dios a Cospedal, esa foto impagable de Cospedal con peineta y mantilla en el Vaticano, abanderada de la contrarreforma tridentina, junto a una mínima Sáez de Santamaría, devotamente vestida de negro desde el pescuezo, la saqué del twitter de Nieves Concostrina. Impagable, cierto. Ese gesto agrio, duro, agresivo, refleja un espíritu.
Y ya no hablamos de la señora gobernadora Cifuentes cuyo marido está en ignorado paradero pero al que se puede ver fotografiado en la misma Delegación del Gobierno que tendría que buscarlo. La corte de los recortes es una corte de maravillas.
(La segunda imagen es un vídeo de You Tube, bajo
licencia Creative Commons).

diumenge, 7 d’octubre del 2012

Mensaje de Dios a Cospedal.

Mucho se congratuló mi corazón, hija mía, al verte hoy en la ceremonia dedicada a Juan, el poeta seráfico. Estabas resplandeciente con esa peineta y esa toca o mantilla que tanto realzan tu natural compostura y te hacen parecerte a la reina María Cristina, de religiosa memoria. Nada de falsas gracias femeninas, que inducen a los hombres al pecado. Un gesto avinagrado, adusto, estirado, como de cabo furriel, que ese lo bordas. Solo mirarte y Satán pone pies en polvorosa porque en verdad parece que vayas a ladrar. Tus enemigos -que son muchos, lo sé, pues es la carga que yo te envío para probarte- dicen que no ladras, sino que rebuznas. Pero, dilecta como me eres, lo tuyo es el ladrido, el ceño y, si acaso, algún rugido que otro. Con firmes puntales como tú, mi reino está garantizado en España hasta el fin de los tiempos y, al menos en Castilla-La Mancha, no será necesario reevangelizar España. Ya estáis Nacho Villa y tú ahí y al que se salga del camino de Dios, una buena colleja en la noche oscura del alma.
Me dicen que has restablecido el orden natural de las cosas en tus dominios, que gobiernan los ricos, los banqueros, los empresarios, los plurienchufados como tu marido y los corruptos que menuda cruz llevan con el ludibrio público. Y que has echado a los pobres a patadas del Parlamento autonómico igual que mi  Hijo hizo con los mercaderes en el templo. Muy bien, María Dolores, porque ¿qué pinta un pobre, un trabajador, aunque sea honrado, en el Parlamento? No saben gobernar; ni siquiera saben usar el tenedor en la mesa. Haces bien poniéndolos en su sitio y que no nos den la murga con sus nefandas doctrinas luteranas, sacadas de Rousseau, Voltaire y otros diablos sulfurosos. Si quieren leer (¿ves qué mal se hizo al acabar con el analfabetismo, fuente de vocaciones y milagros?), que lean al Padre Astete y, si quieren buena literatura, al Padre Coloma.
Ya sé que tú solo lees Camino, pero ese libro excelso no está pensado para tus administrados por lo mismo por lo que las margaritas no son para los cerdos.
Sí, hija amantísima. No cedas a las presiones del nefando progresismo. No escuches las venenosas propuestas de los Palinuros del siglo, no te dejes corromper, no des tantico así a la carne. Ya sé que tuviste un hijo por inseminación artificial. Los más bobos de la cofradía lo achacan a una mal entendida independencia por tu parte cuando yo sé que lo hiciste así por amor a mí, para cumplir mis mandatos sin conocer varón. Sigue así, hija mía, y alcanzarás la beatitud. Nada de concuspicencia. Ni en el matrimonio. La única forma de controlar cristianamente la natalidad como yo mando es la abstinencia. Y cuando se presente la tentación, resiste y coloca a tu marido en otro consejo de administración de otra gran empresa para que se enfríe, que los hombres son concupiscibles, pues yo los hice así para probaros.
Veo que te trajiste a tu amiga la devota menudica, a la que estás empujando hacia el bien y la devoción porque espezó su aventura política un tanto ligera de ropas y más de ideas. La verdad es que tiene un poco cara de torta y desmerece de la fiereza de tu mirada, de tu temple guerrero, de tu deseo de aplastar al maligno en cualquiera de sus nefandas formas, PSOE, IU, UGT, CCOO y ya no hablemos de los gays, las lesbianas o los aborrecidos abortistas. Espero que, con el tiempo y la dulce frecuentación de ese querubín que hay en el gobierno, la ministra Báñez, así como del sucesor de Torquemada, Wert, alcance a recuperar el sendero recto.
Sí. hija, pasa luego por el solio de San Pedro, que he iluminado a mi siervo Benedicto para que te aconseje acerca de cómo perseguir con más eficacia los males del siglo en tu tierra, la libertad, la igualdad, la justicia social y otras invenciones diabólicas, igual que se hacía en las gloriosas Hitlerjugend.
No hace falta que traigas a la pánfila de Soraya contigo. Que se quede viendo los museos vaticanos. Tú y yo solos por intermedio del Genosse Ratzinger, quien te dará mi bendición.
(La imagen es una foto tomada del Twitter de Nieves Concostrina)

Habla la mayoría silenciosa.

Nada menos que el 77% de la población comparte los motivos del 25S (el 50% motivos y procedimientos; el 27% restante solo los motivos). El 77% se parece a una mayoría, la mayoría silenciosa que le gusta a Rajoy. Pero ese gusto no tiene reciprocidad. Él no gusta a la mayoría. A la mayoría silenciosa le gusta el 25S.
Una mayoría silenciosa que apoya un golpe de Estado encubierto en la celebrada expresión de la gobernadora Cifuentes. Lo nunca visto. Por cierto, con el 77% de la población perrofláutica, esas listas que dice que tiene o no tiene son muy fáciles hacer. Se coge el censo y se da a todo el mundo por sospechoso. Hay un riesgo de fallar del 23%; pero como es fallar por exceso, es menos grave.
La encuesta de Metroscopia para El País revela no ya indiferencia o desafección hacia los políticos sino incluso hostilidad, franca animadversión. El periódico culpa de ello a la crisis, esa misma que lo ha llevado a él a un ERE que ha encrespado la profesión periodística. Pero la crisis no tiene la culpa de nada, como no la tiene una tormenta o una inundación. La culpa la tienen los que la gestionan. Y justo en el momento en que más necesarios son los políticos de altura por la situación de emergencia, en España contamos con dos ilustres medianías que ni siquiera consiguen ponerse de acuerdo. Y no ya en los asuntos de la gobernación del Reino sino incluso en el modo de reaccionar frente al nuevo actor político-social que se ha impuesto en el marco de la legalidad para cuestionarla, la acción de las multitudes que tienen continuidad en el tiempo y cada vez más marcan el debate público.
Para la derecha ese movimiento es una cuestión de orden público y reacciona muy en la línea de su autoritarismo intrínseco criminalizando comportamientos críticos, aumentando las penas, restringiendo derechos y libertades, imponiendo el estado de excepción de hecho. La autoridad policial española ha puesto además en práctica medidas represivas preventivas, identificaciones masivas de ciudadanos al azar por la calle. Ello no impide que el día de la aprobación de los presupuestos en el Parlamento ya esté convocada una nueva acción de rodear el Parlamento similar a la anterior, quizá con más gentes. Para detenciones preventivas propongo que se habilite un campo de fútbol. Será muy simbólico.
Para la izquierda, el movimiento 15M o 25S o sea cual sea su nombre es un problema. La izquierda socialdemócrata no puede aceptar la desobediencia civil, pero tampoco puede condenarla tajantemente porque es acción politica por razón de conciencia. Por eso viene diciendo la dirección del PSOE que hay que escuchar a la gente. Resulta paternalista porque no basta con escuchar condescendientemente como el sultán bondadoso sino que, además, hay que hacerse oír. Y esa parte de la función la tiene el PSOE aún muy verde.
La otra izquierda, IU, los anticapitalistas, los ecologistas, tienen muchos lazos con el movimiento 15M y aunque este esté emperrado en mantener una actitud ajena a los partidos no puede ignorar que hay acciones conjuntas. Esa denuncia contra tres políticos de IU por defender las manifestaciones del 25S es una de estas, una acción conjunta del 25S e IU. El propósito es que estas acciones conjuntas lleven a una estrategia conjunta. Si IU o Izquierda Anticapitalista o una sociedad de izquierdas se ofrece para canalizar en sede parlamentaria las peticiones del 15M este no perderá nada con servirse de ella sin que eso quiera decir que deba cejar en su forma ordinaria, extraparlamentaria, de producirse.
Hablar de mayoría silenciosa en una sociedad digital carece de sentido. Aquí no se calla nadie. La mayoría silenciosa recurre también a técnicas que podrían llamarse de "guerrilla de oposición". Allí donde aparece algún dirigente a la luz de los focos, se encuentra una contestación organizada ad hoc a través de las redes. Le pasó a De Guindos en la London School of Economics y le ha pasado a Rajoy en Malta. La mayoría silenciosa le ha dicho que su pueblo pasa hambre. Vaya usted a saber qué le dirá a Cospedal, a González, a Mas, etc la próxima vez que vayan a inaugurar algo.
De silenciosa la mayoría ya no tiene nada.

dissabte, 6 d’octubre del 2012

Barbaridades.

Por la boca de este Castelao habla la especie. Eso es lo que piensan muchos hombres. Muchos. Lo hacen, pero no lo dicen. Y hasta lo hacen pensando que no lo hacen porque las convenciones sociales lo ocultan. Y algunos hombres, los más hombres de todos, no solo piensan que las mujeres están para violarlas sino también para culparlas por la violación y asesinarlas, en lógica consecuencia.
Así que la especie se ha revuelto como un áspid contra el bocazas por decir lo que no se puede decir y lo ha hecho desaparecer tartamudeando excusas pintorescas. Por cierto, no he visto que nadie resalte hasta dónde llega la depravación moral e intelectual de esta derecha. Decir que las mujeres están para violarlas ya revela que se es un redomado imbécil. Pero ¿y qué decir de la propuesta de que las leyes estén también para violarlas? Pues eso, la derecha,.
Pero no es la única barbaridad reciente. El auto del Juez Pedraz archivando el caso del 25S ha desatado las iras de Rafael Hernando, portavoz del PP que, entre otras lindezas, ha llamado a Pedraz pijo ácrata o algo así. Insultar a los jueces por el contenido de sus decisiones es una muestra de barbarie, de absoluta barbarie. Se puede discrepar del contenido del auto, criticarlo acerbamente, recurrirlo. No se puede insultar al juez. Salvo que uno sea un bárbaro, de los que mandaban matar al mensajero.
En todo caso, a Pedraz se le avecina una garzona. Ya han aparecido las inevitables Manos Limpias denunciándolo por no sé qué. La Defensora del Pueblo, Soledad Becerril, no es seguro que sepa en dónde está el pueblo que defiende pero sí cree que cabe proceder contra Pedraz, judicialmente, es de suponer, aunque no se sepa en ejercicio de qué competencia. Los políticos, todos, sintiéndose insultados por lo de decadencia lanzan venablos dialécticos. Y los medios de la derecha ya están sacando historias de cómo en su infancia, Pedraz quitaba las canicas a los otros niños.
Y a todo esto ninguno de los furibundos atacantes parece haber leído el auto del juez Pedraz o, si lo ha leído, no sabe leer porque ahí no se dice que Pedraz califique a la clase política de decadente sino que esto es lo que hace el 25S.

La isla ¿de qué?

La Fundación Juan March tiene una actividad de exposiciones sumamente encomiable. Todos los años trae dos o tres de gran interés, con temas innovadores, muy cuidadas. Y eso en pintura y artes gráficas. También es excepcional su programación de música de cámara y en conferencias. En suma, una actividad de primer orden.
Pero a veces patina. Ayer se inauguró la exposición La isla del tesoro que promete ser un recorrido por el arte británico, desde Holbein (previa explicación de por qué se considera a Holbein británico) hasta Hockney. Este raro emparejamiento levanta una sospecha: ¿qué tienen que ver Holbein, Van Dyck (otro "adoptado"), Hogarth o Reynolds con La isla del tesoro? La visita, la triste visita a la exposición lo explica todo: la que no tiene nada que ver con La isla del tesoro es la exposición misma.
El título del evento es falso, induce a error, tiene algo de fraudulento. A cualquiera que le hablen de La isla del tesoro, preguntará por Long John Silver y la mota negra y saldrá corriendo a ver la exposición de la March solo para encontrarse que allí únicamente se habla de Stevenson en una retorcida explicación/justificación de la entrada.
¿Qué resulta? Que se pretende jugar a la metáfora. La isla del tesoro, buenas gentes, es la Gran Bretaña misma. Pero tampoco se crea que la exposición se orienta por la vía simbólica, especulativa, casi metafísica de la isla como representación de la humanidad. Se habla de Utopía, pero porque se trata de una obra "británica", no porque verse sobre la isla como ideal sublime de la humanidad o lugar de maravillas y portentos, la Atlántida, hundida para siempre, las islas de Rabelais, la ínsula Barataria, la isla de Tamoe del Marques de sade.
No, al final es una exposición patriótica basada en la idea de que Gran Bretaña es una isla que alberga un tesoro artístico. Sin duda. Pero si quiere uno verlo tiene que irse allí porque lo que han traído aquí, francamente, es muy pobre. Un repaso por cinco o seis siglos de arte "británico" concentrado en autores menores o de segunda y obras de segunda o menores de autores de primera. Lo que han traído de Gainsborough, de Stubbs, de Blake, los paisajes de Constable o Turner o las ñoñerías de Leighton y hasta el siglo XX, de Lowry, de Bacon, del propio Hockney, parecen retales.
Y eso si nos resignamos a reducir el arte a pintura y dos o tres tallas desangeladas. Sin escultura, ni literatura, ni música ni mucho menos las artes posteriores, como la fotografía y el cine, hablar de la "historia del arte británico" resulta un poco exagerado.
Bueno, de todas formas, merece la pena acercarse a contemplar la Perséfone de Rossetti o el Harlot's progress, de Hogarth.

Gómez Llorente. Por amor a Marx.

El fallecimiento de luis Gómez Llorente a los 73 años de edad ha traído a la memoria colectiva un episodio tan decisivo en la historia de España y del socialismo democrático como el XXVIII Congreso del PSOE. Felipe González dimitió de la Secretaría General en una jugada de farol cuando su partido se negó a abandonar la referencia al marxismo. Poco antes, en las elecciones de aquel año, 1979, que el PSOE perdió, Suárez, líder de la UCD, salió por la televisión avisando del peligro de que ganara los comicios un "partido marxista". Desde el punto de vista de González y los suyos era, pues, urgente sacar al PSOE de aquella hipoteca nominal del marxismo para aproximarlo a la socialdemocracia europea, en concreto la alemana que había hecho algo similar en su congreso de Bad Godesberg de 1959.
Pero en España no iba a resultar tan fácil. Hubo una reacción "antifelipista" en las filas y se constituyó una candidatura alternativa a la de González, con el marxismo como santo y seña. Aquella cadidatura reunió poco más del 6% de los votos mientras que la de González se alzó con el 85%. Fue una derrota épica de los "promarxistas" que, por entonces, eran Luis Gómez Llorente, Enrique Tierno Galván, Francisco Bustelo y Pablo Castellano.
Los destinos de estos cuatro hombres han sido muy distintos y su repaso da una buena imagen de Gómez Llorente. Este siguió en el PSOE, en la izquierda y fundó la corriente Izquierda Socialista, si bien él se apartó de la política práctica y llevó una vida más recogida. Tierno siguió en la brecha y llegó a alcalde de Madrid. Francisco Bustelo también continuó en la izquierda, llegó a Rector de la Universidad Complutense y, desde entonces, también retirado de la actividad política,  conserva su actitid crítica de juventud. Solo el abogado Pablo Castellano ha derivado hacia posiciones de derecha y, según me aseguran quienes ven los abundantísimos programas reaccionarios de televisión y radio en España, anda por las redacciones y los platós, cargando sistemáticamente contra su antiguo partido, contra la izquierda en general y haciéndole el juego a la derecha. Uno más de esa legión de conversos por la que Palinuro no siente la menor simpatía. Allá cada cual con su conciencia.
Pero, justamente, este contraste realza más la dignidad, la coherencia y la integridad de Gómez Llorente, probablemente el contemporáneo que más se acerca a la venerable figura propia de la izquierda tradicional del llamado santo laico.
No conocí a Gómez Llorente de nada, ni lo traté jamás. De estudiantes, él estaba en quinto cuando yo empezaba. Era, pues, de "los mayores". Pero lo tengo ligado a un recuerdo imborrable de mi juventud: mi primera participación en una acto en contra del régimen de Franco muy a primeros de los sesenta. Para mí fue emocionante. La policía había detenido a Gómez Llorente y un par de docenas de estudiantes nos congregamos espontáneamente en los pasillos de mi facultad en un sit in para exigir su liberación. Ni siquiera hubiera sabido identificar a Luis de habérmelo encontrado. Pero daba igual: era un estudiante de izquierda detenido por la Brigada Político-Social. Había que protestar. En aquel acto, en cambio, conocí a Alberto Méndez quien, muchos años después, ganaría justa (y, por desgracia, póstuma) fama con sus Los girasoles ciegos, y representaba para mí, entonces bisoño en las lides, un ejemplo de actitud. No recuerdo bien si fue el propio Alberto o algún otro quien, a la guitarra, interpretó una canción de Chicho Sánchez Ferlosio (quizá fuera el propio Chicho)  que yo oía entonces por primera vez, se me quedó grabada: "Gallo rojo, gallo negro" y es tan parte de nuestro cancionero colectivo que mucha gente cree que es anónima.
Pues eso, Luis, gallo rojo, que la tierra te sea leve.
(La imagen es una foto de gomezllorente en el dominio público. En ella se ve a José Luis Gutiérrez (creo), 2º por la izquierda, Pablo Castellano, 3º por la izquierda y Luis Gómez Llorente, 1º por la derecha en Ibiza en 1981. Ignoro quiénes sean las mujeres.)

divendres, 5 d’octubre del 2012

El programa de La Tuerka sobre la independencia de Cataluña y en el que he participado.



Con Miguel Urbán (Viento Sur), Pedro Zerolo (PSOE), Lali Vaquero (IU), Ramón Cotarelo (catedrático de Ciencia Política) y Jaime Pastor (profesor de Ciencia Política)

Palabras mayores



Hay perrofalutas por todas partes. A De Guindos le han montado un pollo en la London School of Economics. Se vive una especie de estado de insurrección social permanente frente a los gobernantes. También a Ignacio González lo increpaban los trabajadores de Telemadrid en los pasillos de ese ente o "entillo". Los perroflautas se multiplican. Es raro el desplazamiento de algún gobernante de cualquier nivel que no tropiece con uno u otro tipo de contestación o protesta de los colectivos bajo su jurisdicción. El foro público está agitado, como en abullición en un clima de oposición y crítica crecientes a un gobierno que no parece tener otro objetivo que empobrecer a la gente.
Mientras tanto el debate en los medios se ha llenado de grandes palabras: vuelve la reforma de la Constitución y trae añadida una coletilla más radical que pide un proceso constituyente; se replantea la independencia de Cataluña y regresa a la palestra el derecho de autodeterminación, cuestión sempiterna; se propone modular (esto es, restringir o suprimir) derechos fundamentales. Son términos que apuntan a controversias latentes que nunca se sabe si están zanjadas o no. Desde luego, la de la organización o planta territorial de España no lo está ni mucho menos. Esta conciencia es la que anima las nuevas propuestas de reformar la Constitución. Se quiere reformar la Constitución para encontrar ahora una vía nueva (la del federalismo tiene muchos partidarios al sur del Ebro) de encaje de las autonomías díscolas y que impida la secesión de Cataluña a la que, en poco tiempo, seguiría la del País Vasco.
Pero precisamente porque es un viejo problema español, el nuevo giro del nacionalismo periférico acabará encontrando algún tipo de arreglo con el nacionalismo español al menos por una temporada.
Lo interesante de las grandes palabras es lo referido a los derechos fundamentales y el funcionamiento de las instituciones democráticas. Hay aquí una deriva autoritaria muy preocupante. El gobierno se empeña en considerar que el movimiento de protesta ciudadana es un mero problema de orden público y, amparado en ese criterio, aplica una política de represión preventiva claramente ilegal y se enfrenta a las concentraciones y manifestaciones pacíficas con desmesurada violencia, conculcando derechos fundamentales de la ciudadanía.
Y todo eso, además, según explica el ministerio del Interior, en defensa del buen funcionamiento de la institución clave de la democracia española, el Parlamento. Ya la delegada Cifuentes había calificado el movimiento 25S de golpe de Estado encubierto, algo cuya gravedad (completamente imaginaria) justificaría una política represiva particularmente dura y una criminalización de la oposición extraparlamentaria.
Sin embargo, esta entronización del Parlamento no casa con el orden de prioridades del presidente del gobierno quien no tiene planeado asistir a él en todo el mes de octubre. Resulta irónico pretender encarcelar a la gente por protestar frente a un Parlamento que el propio presidente del gobierno desprecia hasta el punto de no pisarlo.
En realidad, con la mayoría absoluta del PP, el Parlamento toca la irrelevancia frente al gobierno. Y este no se para aquí sino que, cuando los jueces contradicen sus propósitos represivos, defienden la legalidad y se niegan a aplicar penas arbitrarias (lo que ha hecho el juez Pedraz, de la Audiencia Nacional) los partidarios del gobierno los insultan y someten a un verdadero linchamiento moral con una impudicia que avergonzaría a cualquiera con un respeto mínimo por la independencia judicial. La finalidad está clara: amedrentrar a los jueces para conseguir de estos la misma obsequiosidad que el gobierno tiene del parlamento.
No lo conseguirá. Si lo consiguiese sería ya la conversión de la demediada democracia española en una dictadura completa.
(La imagen es un vídeo de de You Tube, bajo licencia Creative Commons).

dijous, 4 d’octubre del 2012

Fascismo popular, fascismo modular.

Desde que la delegada del gobierno en Madrid, Cristina Cifuentes, una narcisista mitómana y autoritaria, ignorante de la legalidad y del alcance de sus competencias, dijera por la radio que había que "modular" el derecho de manifestación, ya a nadie se le escapa la deriva dictatorial antidemocrática y parafascista del gobierno. "Modular", obviamente, quiere decir reducir o suprimir el derecho de manifestación. Igual que, en la jerigonza de esta indescriptible señora, "racionalizar el espacio público" quiere decir prohibir que quienes protestan puedan a hacerlo en él y se limiten si acaso (y ya se verá) al recibidor de su casa. Siempre, claro, que sean protestas de izquierdistas, librepensadores y ateos. Si son manifas de meapilas, curas y beatas no solo son libres sino que la propia Cifuentes participa en ellas.
Cifuentes es el ejemplo más acabado de la tendencia fascista del gobierno a suprimir derechos y libertades y restablecer las formas dictatoriales que son las que gustan a los gobernantes, en su inmensa mayoría simpatizantes, herederos ideológicos, allegados y parientes del franquismo y los franquistas. Por si alguien tiene alguna duda respecto a lo dicho, que eche una ojeada a este enlace del Libro de la familia genovesa en el que se da cuenta de cómo los neofranquistas gobernantes tienen literalmente copada la administración pública y todos los cargos de nombramiento  con amigos y parentes enchufados. Hay casos de estirpes enteras, como los Fabra y los Baltar, muestras obvias de una forma de entender la política al estilo de la mafia.
Es el ejemplo más acabado, pero no es el único. Desde que llegó al poder el gobierno del PP ha puesto en marcha dos programas paralelos a cada cual más antipopular: el primero, el de los recortes, las socaliñas, las rebajas de salarios, las subidas de impuestos, el empobrecimiento general de la población a favor de los bancos. El segundo una verdadera involución moral, política, institucional de suprimir derechos y libertades para convertir nuestra endeble democracia en una robusta dictadura, que es donde la derecha se siente bien porque le resulta apacible
Que me vengan ahora a la memoria hay los casos siguientes: una de esas paniaguadas directora general a dedo o algo así que envió una circular a FACUA amenazándole con declararla ilegal si seguía criticando las políticas del gobierno. El ejemplo se generalizó y varios otros enchufados en altos puestos han hecho llegar otras circulares a los funcionarios augurándoles represalias si eran críticos con el gobierno. Este, el gobierno, cambió la Ley de la RTVE solo para poder nombrar como director a uno de sus apesebrados, encargado de convertir la televisión pública en lo que es hoy, un producto de bajísima calidad intelectual en el que se hace propaganda a favor del gobierno mientras pierde audiencia a chorros.
El ministro de Justicia, el neofranquista Gallardón, tiene una actitud perfectamente nacionalcatólica en asuntos de moralidad: no a las bodas gays y no al aborto. Es decir, supresión de derechos en función de criterios puramente ideológicos ultrarreaccionarios. Incidentalmente cabe señalar que este Gallardón debe de ser hábil pues consiguió engañar a una parte de la izquierda bienpensante del país haciéndose pasar por moderado, centrista y tolerante cuando es un ultramontano hipócrita. Claro que habría que ver si esa izquierda bienpensante, en efecto, había sido engañada o participaba del engaño.
Y si Cifuentes quiere suprimir el derecho de manifestación excepto para los curas, Mayor Oreja, probablemente el político más denso mentalmente del horizonte conservador, rayano en la estolidez, sugiere que la televisión censure la noticias y no dé las de manifiestaciones porque, dice, "incitan" a manifestarse y le rompen, supongo, su plácida siesta.
(La imagen es una captura de un vídeo de Libertad Digital en You Tube, bajo licencia Creative Commons).