dilluns, 15 de juliol del 2013

El sobresueldos sigue sin contestar y The Economist lo llama "chorizo".

Como era de esperar y Palinuro adelantaba hoy, el sobresueldos de La Moncloa, más pendiente de Bárcenas que de sí mismo, ha seguido sin responder a las preguntas de las que, por cierto, solo se han permitido dos. No sé cuánto más están los periodistas dispuestos a tragar, pero la escenificación de la rueda de prensa ha estado en la línea de estos mendas: decir una cosa y hacer otra al mismo tiempo, decir que se colabora con la justicia y destruir pruebas; decir que se responde a las preguntas y no hacerlo; decir que se es transparente y no serlo. Lo de siempre para que los ciudadanos vayamos viendo la diferencia entre un gobierno y un manojo de sinvergüenzas. Aunque esta vez se han superado pues tenían una de las dos preguntas amañada ya que el periodista que la hizo, del ABC, claro, reconoce que se ladictó por teléfono su director por la mañana. Dos preguntas y una pactada con los lacayos. No se dirá que no es literalmente repugnante.

El guión, el habitual. La única pregunta decente ha quedado sin responder por dos vías que Rajoy debe considerar muy inteligentes y que solo evidencian su falta de honradez y su marrullería. Otra ocasión perdida de recuperar la dignidad y de frenar esta caída en el descrédito general, en la befa y mofa de la ciudadanía que, con razón, ha perdido todo respeto a estos mangantes, encabezados por el responsable de haber montado una organización para llenarse los bolsillos a cuenta de la Hacienda pública. Porque la pregunta era muy sencilla de responder: usted y Cospedal, ¿cobraron los sobresueldos que dice Bárcenas que cobraron? ¿Piensa dimitir?

La respuesta ha sido patética: sudoroso, aparentemente firme, pero con el tic del ojo izquierdo delator cada vez que mentía como un destello rojo, ha repetido como un loro su balbuceo negatorio basado en dos afirmaciones/negaciones que son ambas falsas y, además, no tienen nada que ver con lo que se le pregunta:

 1ª) el presidente del gobierno no puede estar respondiendo todos los días a cada afirmación, acusación o insinuación que se haga en la prensa. Verdad es, pero mentira en su caso porque, hasta ahora, no ha respondido a nada, no ha contestado nada, no ha desmentido nada, no ha dicho nada. Lleva seis meses diciendo que no puede contestar todos los días pero el hecho es que todavía no ha contestado ni uno. Últimamente esta mentira la comparte con su vicepresidenta .

2ª) El Estado de derecho no se somete a chantaje. Cierto, pero mentira en su caso. No tire por elevación, que su vuelo es gallináceo. No es el Estado de derecho el sometido a extorsión, sino usted, amigo, por su presunto comportamiento corrupto y extorsionado por su cómplice, que está cumpliendo algunas de sus amenazas Y que usted está sometido a chantaje y cede a él lo demuestran los vergonzosos SMS y la necedad de su vicepresidenta cuando dice que la prueba de que no ha habido negociación entre el gobierno y Bárcenas es que este está en la cárcel. ¿Si hubieran negociado no estaría en la cárcel? Obviamente, no. Ese es el Estado de derecho de estos pillasobres.

En su bochornosa comparecencia, Rajoy ha invocado la garantía que, piensa él, lo sacará de este lío: la estabilidad política. O sea: señores, ya pueden ustedes demostrar que soy mangante, embustero, estafador y ladrón. No pienso dimitir... porque España necesita estabilidad política.

Cualquiera entiende que un país con un gobernante acusado de corrupto que se aferra al cargo no es un país estable. Pero ¿qué va a decir el sobresueldos? Y lo remacha con sus habituales falsedades. Dice que piensa cumplir el mandato que le dieron los españoles. ¿Qué mandato? ¿El programa? ¿El mandato que lleva dos años incumpliendo? Hace falta ser imbécil para tragarse el discurso de que uno gana elecciones mintiendo, gobierna en contra de lo que prometió hacer y le asiste el derecho a seguir haciéndolo pues para eso lo votaron. Eso es como lo de que ya ha respondido a las preguntas: después de seis meses de silencio, ahora dice que lleva seis meses contestando.

Este sujeto es indigno de estar en el gobierno y la oposición tiene la obligación de echarlo como sea. Los pasos son dos: una moción de censura obligada que ya se sabe que se perderá pero permitirá airear el grado de enfangamiento y corrupción del gobierno, su partido y, sobre todo, el principal responsable, Rajoy. Pasada la moción de censura, la oposición debe practicar la política de la retirada al Aventino, esto es, dejar de legitimar esta burla a la ciudadanía y no asistir a las sesiones parlamentarias quer son literalmente una farsa, como todo cuanto toca este payo. Dejar solos a los corruptos hasta que se vayan.

Inlcuso podría hablarse con los políticos del PP que ya empiezan a manifestar su desacuerdo con el rumbo del gobierno y que, de modo menos claro (caso de esperanza Aguirre) o más claro (Alejo Vidal Quadras), ya presionan para que el PP prescinda de un Rajoy desprestigiado y hundido en la corrupción hasta las cejas.

Porque la situación no puede seguir así. Debido a las necesidades de Rajoy de salvar su pellejo, el país no puede ser el hazmerreír del mundo. En la portada del Economist de hoy, la redacción explica a sus lectores qué sea un chorizo y la ilustra con una foto de Rajoy.

¿No es una vergüenza para España?

Un día como otro cualquiera

Como un Vulcano enfurecido, como uno de los gigantes que los dioses sepultaron bajo el Etna, Bárcenas escupe cenizas, lava y piedras como templos capaces de dejar La Moncloa arrasada. Hoy, cuando Mariano Rajoy, SMS, tenga que hablar en vivo y directo a la impaciente canallesca, sus pensamientos volarán a lo que esté largando el innombrable ante el juez. Así que, demediado el pensamiento, nuestro hombre puede meter la pata más de lo que acostumbra. Seguramente se negará en redondo a responder aduciendo que el asunto está sub iúdice. Y seguirá sin pronunciar el nombre maldito. Por cierto, bien que lo tuiteaba en los SMS. Luis hacemos lo que podemos. Ya que no Bárcenas, podía intentar llamarlo Luis. Suena más familiar y lo aproxima al apodo que le daban sus compinches de la Gürtel, "El cabrón". Con él lo está siendo.

El País dedica hoy un editorial muy duro, muy comedido en la forma y muy duro en el fondo, a este inenarrable episodio, titulado Los malhechores y Rajoy. No intrigue nada el plural. Hablando de lo que le concierne, el diario menciona que se haga cargo de la defensa otro malhechor, el ex-juez Gómez de Liaño, condenado en su dia por prevaricación. Sí, en verdad es chocante. No desde el punto de vista ideológico, pues la prevaricación de Gómez de Liaño iba en favor del PP. Pero sí desde el judicial. No es buena defensa ponerse en manos de alguien condenado en firme por prevaricación. Quizá se trate de un juego de sentido y sensibilidad. Quién sabe. También puede darse el caso de que Gómez de Liaño sirva de correa de transmisión entre Rajoy y Bárcenas. Si algo enseña la experiencia es que nunca deben romperse todos los puentes con el enemigo. En política, además, los enemigos suelen convertirse en amigos.

La oposición socialista, que acaba de pactar no sé qué nadería europea con el gobierno, rompe ahora relaciones con él y exige la inmediata dimisión de Rajoy por "connivencia" con Bárcenas. Vamos, que se acaba de enterar. Y, por cierto, eso de romper relaciones con el gobierno, según anuncia Rubalcaba, exactamente, ¿qué significa? ¿Se acabó la "oposición responsable"? ¿Ya no más pactos? Reclamar la dimisión de Rajoy está bien. En las circunstancias, es lo menos que cabe hacer. Ciertamente, Rubalcaba ya la había pedido el primero hace tiempo. Pero no insistió. Ahora parece ir la cosa en serio. Normal. ¿De qué puede hablarse con Rajoy en serio cuando mañana pueden pedir su imputación en el asunto Bárcenas?

Una explicación en sede parlamentaria de Rajoy exige El País, justo dos días después de que la mayoría del PP en el Congreso se niegue a toda comparecencia de Rajoy hasta después de las vacaciones. La cosa no parece ir por la vía explicativa. Y con razon. Rajoy no puede dar explicación alguna salvo que sea una confesión y eso es imposible. Rajoy no puede explicar por qué ha estado durante años cobrando sobresueldos y otras bicocas con cargo a unos fondos probablemente ilegales, al menos en cuanto a su uso. Y menos puede explicar por qué se negaba sistemáticamente en público a decir cuánto cobraba al mes y hasta engañaba a la buena gente, afirmando compungido que tenía los problemas de todo el mundo y eso el año en que cobró presuntamente 200.000 uracos solo en sobresueldos.. 

Y es que no hace falta que lo explique pues está más claro que el agua. En el fondo, quien pide una explicación a Rajoy, pide su dimisión. Efectivamente, la pregunta es siempre la misma: ¿puede un hombre en estas circunstancias presidir el gobierno de un país? Y no de un país cualquiera, normal, tranquilo, sino de uno en situación catastrófica y con una crisis de identidad como nunca. 

Con la prima de riesgo volviendo a escalar las alturas, pasando de 500, y la prima de soberanía catalana en niveles nunca vistos, ¿puede España permitirse tener un presidente del gobierno básicamente dedicado a salvar su pellejo? 

Petición de ayuda.

La columna de la derecha de Palinuro, con toda la información sobre el blog y el autor, se ha ido al final del texto sin avisar. No tengo ni idea de por qué. Creo haber hecho todo lo que sé para recuperarla, que es bien poco. La pestaña de "ajustar anchos" en el lay-out permite variar el del cuerpo, pero no el de la columnna. Y no veo más acceso al ancho en el lay-out. En cuanto al html, blogger lo ha cambiado sin previo aviso, creo, y ahora no me deja trastear en el blog. Me he ido a la ayuda de blogger y, como siempre, no ayuda nada. Despacha la cuestión concreta del desplazamiento de la columna de la derecha diciendo que puede haber una imagen o un link excesivamente grandes, pero no es el caso porque tiene las imágenes y links que tenía la semana pasada, cuando la columna estaba en su sitio y la tricolor ondeaba alegremente. También avisa blogger de que el culpable puede ser el navegador y recomienda pasarse a Firefox o Chrome. He ido a Firefox y la columna no se ve. Lo intentaré con Chrome, pero el asunto es que se vea igual con todos los navegadores.

Juro que, en cuanto pueda, me largo de blogger. Entre tanto, si algún alma caritativa me echa una mano para restablecer la columna, lo agradeceré mucho. Alguna indicación de por dónde abordo el problema. Para ello, vaya hasta el Contactr. de la columna que ahora está al final, si es tan amable, y comuníquemela. Responderé al contacto.

Gracias de antemano.
 
(La imagen es una foto de JJ Merelo, bajo licencia Creative Commons).

diumenge, 14 de juliol del 2013

Ni una mentira más. Dimisión y a la cárcel por chorizo.

Hace meses, años, que se conoce el punto débil de este menda: la codicia. Que se negara a aclarar cuánto ganaba ya era significativo. Que contestara cualquier cosa a las preguntas directas o que mintiera sin más era muy revelador. Que dijera que no estaba en política por dinero venía a ser la confirmación indirecta de que llevaba años trincando la pastuqui en complicidad con su íntimo Bárcenas, a quien nombró tesorero, obviamente, para hacerse una fortuna a sobresueldos y repartir prebendas en torno suyo.

Solo la oposición no se enteraba del asunto y, aunque Palinuro llevaba meses insistiendo en que se preguntara a Rajoy en sede parlamentaria cuánto cobraba y por qué conceptos, jamás lo hizo. ¿Por qué? No lo sé y no quiero pensar mal. Atribuyámoslo a mera incompetencia.

A Palinuro también le critican a veces que no temple más sus comentarios y le piden moderación. A lo mejor son los demás los que, a fuer de lentos, no se ganan el sueldo. Por escrito dejó el autor de este blog la convicción hoy patente de que estamos gobernados por ladrones, por gentes que en su diario comparecer, hablar, explicarse, criticar a los demás dan asco y que lo único que podía hacer el jefe de esta manga de chorizos que llevan años mintiendo a la gente, estafándola y expoliándola era atender a una vieja consigna, ahora sí dicha con razón de ¡Váyase, señor Rajoy! Chorizos, mangantes, embusteros, robaperas, corruptos, sinvergüenzas, asociación de malhechores... ahora son términos que reverberan en unas redes indignadas por el abismo de degradación moral en que ha caído esta "gran nación", de la mano de un mentiroso compulsivo, presidente de un partido corrupto hasta la raíz. Pero hace días, meses, estos ciudadanos que hoy se indignan, trataban a Palinuro de exagerado por decir exactamente eso mismo que la calle gritaba ayer y volverá a gritar hoy: 

¡Presidente, delincuente!

Como siempre, comunicado exculpatorio al canto, normalmente un texto que mezcla la mentira más descarada con una chulería propia de esta derecha de señoritos y saqueadores. Ayer, el PP. Hoy, La Moncloa. El texto dado a conocer, según el cual los SMS demuestran que Bárcenas no consiguió lo que pretendía de Rajoy, es una prueba más no solo de que este encarga tales tareas a los más sinvergüenzas de su partido de sinvergüenzas sino también a los más imbéciles porque, con esta “aclaración” es obvio que La Moncloa da por buenos los SMS.

En los próximos días, además de la contabilidad de la corrupción pepera que los internautas están ya auditando en la red, debiera constituirse otra plataforma que recopilara todas las declaraciones, mentiras, falsedades, amenazas, chulerías, provocaciones que, con motivo de Bárcenas, lleva diciendo esta cuadrilla de malhechores. Todo lo que la ciudadanía ha tenido que aguantar de un atajo de sinvergüenzas que fingían ser un partido político. ¿O nadie se acuerda de Trillo diciendo hace unos años que un sobreseimiento judicial de alguna querella contra Bárcenas, demostraba que todo era una maniobra del PSOE, la fiscalía y la policía y que Rubalcaba debiera dar explicaciones?

Explicaciones las que debe Trillo y no solo por el infame asunto del Yak 42, con el que algunos se forraron a costa de la vida de otros, sino por toda su vergonzosa trayectoria de rábula, contra qujien justo sería que se qujerellase la policía y todos a los que ha agraviado en su sórdida vida. Y no solo Trillo. Todos. Aznar, Rajoy, Cospedal, Arenas, García Escudero, González Pons, Aguirre, Barberá, Sánchez Camacho, Álvarez Cascos: cobradores de sobresueldos, receptores de regalos, corruptos, financiadores ilegales, malversadores, intrigantes, espías.

Todos a la cárcel.

(La imagen es una foto de La Moncloa en el dominio público).

dissabte, 13 de juliol del 2013

No, no ha contestado.

No señora, su jefe no ha contestado. No lleva seis meses contestando. Lleva seis meses callado y tan oculto como el Dios escondido de los agnósticos. Que yo sepa solo en dos ocasiones ha negado Rajoy las acusaciones de haberse forrado a sobresueldos y lo ha hecho a su peculiar modo, sin que quede nada claro. La primera vez aseguró a través del plasma que él nunca había recibido ni repartido dinero negro. Lo del color del dinero es asunto subjetivo. No es lo mismo decir que no se ha cobrado dinero negro (pudiendo ser marrón) que decir que uno solo ha cobrado lo que le corresponde por ley. La segunda negativa es aun más estrambótica: Todo es falso, salvo alguna cosa, dijo el hombre. Obviamente eso no es negar. Y tampoco es hablar, ni contestar, diga lo que diga Sáenz de Santamaría. Y lo de contestar tiene su miga tratándose de un presidente que no admite preguntas.

La situación es cada vez más de sainete. Un gobierno que debiera haber dimitido hace meses se apresta a marcharse de vacaciones dejando para la rentrée la cuestión candente de si el juez cita a declarar al presidente por el asunto de los papeles de un sujeto cuyo nombre Rajoy es incapaz de pronunciar, como si fuera víctima de un hechizo. El partido, en plan de guerra a la defensa de la honradez del presidente, bloquea toda comparecencia de este en sede parlamentaria. Rajoy no es honrado porque él lo demuestre con sus actos sino porque lo dice Cospedal. La vicepresidenta cree zanjar la cuestión, dándola por contestada cuando lo contrario es lo evidente. Y la prueba es que los medios siguen preguntando. Y se lo seguirán preguntando a Rajoy cada vez que a este no le quede otra que asomar la nariz en compañía de algún extranjero, poniéndose a tiro de los indiscretos periodistas. Cada vez que, no pudiendo imponer el silencio, tenga obligación de responder preguntas.

Pero todo esto son comidillas. Ya se sabe que Rajoy no profesa una moral caballeresca de pundonor. No dimite por la misma razón por la que no aceptaría un duelo ni siquiera a primera sangre. No se cree obligado a cumplir su palabra. No es la moral del caballero, sino la del truhán la que prueba este oportunista sin principios, dispuesto a lo que sea con tal de enriquecerse por cualesquiera medios. Pero esto solo lo afecta a él y su inexistente sentido de la dignidad.

Lo gordo está en otra parte. En concreto en saber si, con todo lo que está sucediendo, Rajoy tiene capacidad para gobernar el país en un momento especialmente delicado que va a requerir eso que llaman "dotes de estadista". Una reciente teoría de la conspiración quiere que esté en marcha un proyecto para romper España por la marca catalana y acabar con la dinastía substituyéndola por una República. Suena algo histérico pero el aviso señala los dos puntos complicados del momento: el soberanismo catalán y el desprestigio de la Corona. Hasta hay quien dice que se vislumbra un acuerdo a tres bandas, entre el PSOE, el PP y la Corona para tapar los respectivos escándalos, EREs, Bárcenas/Gürtel, Urdangarin. A lo mejor esta era la idea del Rey cuando, hace unas fechas, medió para que Rajoy y Rubalcaba pactaran algo.

En fin, este asunto de la Monarquía puede considerarse de familia (en lo que no tenga trascendencia penal) y, como cosa de familia, que la familia se las componga. Es claro que la Monarquía no encaja. Su última justificación, la de haber traído la democracia a España a través de la transición nunca ha sido cierta pero ahora, cuando todo el mundo maldice la transición, lo es menos que nunca.
La cuestión está en Cataluña. El nacionalismo español no acaba de entender la singularidad de la situación. El nacionalismo catalán nunca había sido tan pujante, tan independentista, tan integral o interclasista. Y nunca tampoco se había proyectado internacionalmente con tanta insistencia, ni había encontrado tanta comprensión allende las fronteras. De hecho la situación internacional, con el referéndum de autodeterminación de Escocia el año que viene, le es muy favorable.

Enfrente tiene un nacionalismo español desvencijado con un pasado que no se atreve a condenar pero del que no puede enorgullecerse y un presente sin perspectivas. Un nacionalismo que, a derecha e izquierda, se aferra al modelo territorial consagrado en la Constitución de 1978 y que ya ha demostrado suficientemente su pésima concepción. Todo lo más se apunta como tímida apertura hacia el mundo nacionalista una propuesta federal que no parece tener sino un alcance semántico.

A esta falta de discurso y proyecto nacional español que no sea pura negación, se añade el lamentable espectáculo de un gobierno cuyo presidente está bajo sospecha de comportamientos corruptos prolongados en el tiempo. Un gobierno sin legitimidad de origen (pues mintió para ganar unas elecciones que financió fraudulentamente), ni de ejercicio. Un gobiern sin autoridad que dedica todos sus esfuerzos a acallar las protestas de la calle y defenderse de las muy fundadas sospechas y acusaciones de corrupción.

divendres, 12 de juliol del 2013

El cerco se estrecha.


Cospedal es la primera política de relieve arrastrada ante el juez. En calidad de testigo; pero ante el juez. Los siguientes hacia arriba pueden ser Aznar o Rajoy. Dice la interesada que está deseando colaborar con la justicia. Ya lo había apreciado la ciudadanía viendo cómo no comparece en los actos de conciliación cuando se querellan contra ella por injurias y calumnia o contemplando cómo autoriza triquiñuelas legales para defender a Bárcenas con la excusa de acusarlo (antes, claro de convertirlo en objeto de todo tipo de querellas a su vez), o asistiendo a la destrucción de pruebas como el registro de entradas en la sede de Génova que reclama el juez. Si esa es su idea de colaborar con la justicia, ya puede el juez ir preparándose.

El silencio, el mutismo, el ignominioso escaqueo del presidente para no dar explicaciones de un asunto que compromete su dignidad, tiene de los nervios a sus colaboradores, obligados a hacer de tripas corazón, defender lo indefendible y mostrarse como verdaderos filibusteros parlamentarios, bloqueando cualquier intento de las cámaras de obtener explicaciones de Rajoy en sede parlamentaria. Tan de los nervios que los pierden. El portavoz del PP, Alonso, llegó a acusar a los de la oposición de ser "rehenes de un delincuente", de servirle de abogados y voceros. Dos sesiones más de la diputación permanente y Bárcenas resulta ser un submarino del PSOE en el PP. Por qué haya pasado el ex-tesorero de ser una persona intachable de la que, según Rajoy nadie podría probar que no fuera inocente a ser un delincuente tendrá algo que ver con las conciencias de sus ahora ex-compañeros de partido. Bárcenas no es hoy más delincuente que hace uno o diez años, pues aún no media sentencia judicial. Son los mismos miembros del PP, quienes antes lo tenían por persona honrada, los que ahora lo tachan de delincuente. ¿Los ha engañado a todos? ¿Durante veinte años? ¿Ha engañado a Rajoy, que lo nombró y depositó en él toda su confianza? ¿Nadie sabía nada? Cobraban substanciosos sobresueldos y, al parecer, recibían bicocas en especie, regalos, viajes ¿y no sabían de dónde procedían aquellos al parecer inagotables caudales?

¡Cómo no van a estar de los nervios con la gestión que están haciendo de un caso cuyas profundidades desconocen! Atacan al hombre que puede causar la ruina política (y quién sabe si penal) de muchos de ellos. No es algo muy inteligente sino que parece dictado por la desesperación. Evidentemente, aunque la táctica sea minimizar la importancia del asunto, el asunto tiene una importancia mayúscula y, quiera o no, el presidente tendrá que afrontarlo. En realidad, ya lo ha hecho y ha optado por lo que le parece más sabio. Tenía dos opciones: a) dimitir de un cargo que obtuvo mintiendo, conservó haciendo lo contrario de lo que había prometido y al final ha conducido a un estado próximo al colapso por la gigantesca corrupción que, presuntamente, ha tolerado, fomentado y aprovechado para su peculio; b) mantenerse a toda costa, como si el desbarajuste no fuera con él, impertérrito aunque le llamen delincuente, sin responder a las preguntas, sin dar explicaciones ni en sede parlamentaria. Es la vía escogida. ¿Su coste? A la vista está: la degradación de las instituciones, puestas al servicio de la supervivencia política de un hombre sospechoso de comportamientos corruptos. Algo que ningún sistema democrático puede aguantar.
 
En el Congreso de los diputados, el PP ejerce una sistemática tiranía de la mayoría. Las minorías son irrelevantes y solo tienen alguna posibilidad si apoyan al gobierno. La oposición existe en el orden verbal y no siempre pues se le niega la posibilidad de preguntar al presidente. Incluso se niega la presencia del presidente. La oposición hace notar su malestar y acusa a Rajoy de despreciar a la cámara y de esconderse. La evidencia misma. Por eso ya no es suficiente. Si el gobierno es malo, la oposición es peor.  Es absurdo formular ahora acusaciones que debieron hacerse meses antes, pues ya era evidente la forma autocrática del gobierno y su desprecio al Parlamento. En el caso de Rajoy es un desprecio que viene teñido también de cierta chulería.
 
Por eso, viviendo la actividad parlamentaria como un trágala continuo de la mayoría a las minorías, estas debieran considerar seriamente la posibilidad de abandonarla. Carece de sentido seguir legitimando un gobierno cuya política autocrática, arbitraria, impositiva convierte los controles democráticos en una farsa.
 
Todo el mundo en España (incluida la mayoría de votantes del PP) cree que Rajoy debe dar explicaciones, cosa que aún no ha hecho. Por no saber y aunque parezca mentira, el país sigue sin saber cuánto dinero ha cobrado en total Mariano Rajoy, por qué conceptos y con qué justificaciones. Es obvio que el presidente está obligado a rendir cuentas a la opinión pública. ¿Qué pintan, pues, sus huestes usando su mayoría para impedir que comparezca en el Congreso a hacerlo? ¿Ês compatible esa arbitrariedad con el propósito de aprobar una Ley de Transparencia? Parece un chiste. Una farsa.
 
La oposición no debe seguir prestándose a esa farsa de un poder legislativo y de control del gobierno que no legisla ni controla sino que aplaude. Cómo lo haga es asunto de su creatividad. Palinuro propone una retirada al Aventino o huelga de escaños vacíos, pero seguro que hay otras formas mejores.

dijous, 11 de juliol del 2013

Sordo, ciego y mudo.


Rajoy se niega a hablar de Bárcenas y dice en Figueruelas que contamos las cosas que no son las mejores, pero no las importantes y buenas. Pues no sé. Ayer salieron tres ministros a poner la mano en el fuego por él y hacerse lenguas de cuán probo y honrado es y qué entregado está a la causa de España. Cospedal, Floriano añadían venablos envenenados contra Bárcenas, un fementido villano traidor que arderá eternamente en los fuegos del averno. Muy listos no son, pues no se dan cuenta de que, cuanto más aspavientos hagan, más notoria será esta imposible situación. Pero esto no es lo esencial. Lo esencial es averiguar si este asunto es o no importante.

Hay una medición bien sencilla: las noticias de la Gürtel, las de Urdangarin, Matas, Castedo, Munar, han pasado a segundo plano. Bárcenas se las ha comido todas. Importancia tiene. Toda. No es admisible que el presidente del gobierno esté bajo sospecha de comportamientos corruptos y él se niegue no ya a dar explicaciones sino a hablar de ello. No oye que la gente lo llama delincuente a gritos en la calle; no ve que lo ridiculizan en los medios -incluidos los extranjeros- y en las redes sociales. No habla de Bárcenas. Es célebre: ni pronuncia el nombre. Sordo, ciego y mudo en una situación límite.

Las vacaciones de verano han comenzado. Con el bajón noticioso, el caso Bárcenas y la contabilidad del PP en pelota picada en todas las redes sociales prometen ser auténticos filones.  Con el añadido de que el curso del proceso deparará sorpresas. En algún momento el juez puede atender a la reiterada petición de la acusación particular de que se tome declaración a Aznar como testigo; incluso, por qué no, al propio Rajoy. Sería apoteósico ver al presidente del gobierno obligado a declarar si cobró esas cantidades que tiene apuntadas Bárcenas y de qué fondos.

La última línea de defensa del PP, tras haber negado los papeles, su autoría, la relación con Bárcenas y hasta la existencia física de este, consiste en afirmar que los cobros son legales (los de Rajoy y el resto de su cuadrilla) y se declaraban a Hacienda. El valor taumatúrgico atribuido a la declaración a Hacienda es pintoresco por dos razones: la 1ª porque es una obligación y cumplir con ella carece de mérito especial; es lo que hacen todos; la 2ª porque la declaración a Hacienda no demuestra que el dinero sea de procedencia legal; demuestra que es. Por eso se afirma en primer lugar que son unos cobros legales. Palinuro cree que no pueden ser legales unos cobros que infringen la vigente ley de incompatibilidades. Pero eso lo decidirán los tribunales. Lo que es evidente, sin embargo, es que son profundamente inmorales y lo saben. Por eso los mantenían ocultos y, al descubrirse, empezaron por negarlos. De hecho, la última vez que Rajoy se refirió a ellos fue para negar que los hubiera cobrado. Pero sí parece que los cobró. Y, siendo así, es bien claro que ha mentido. La cuestión es si una mentira más puede forzarlo a dimitir.

La única forma de salir de este marasmo es que las gentes de su partido pongan en marcha una conspiración palaciega para apear al presidente de un cargo que no está capacitado para ejercer.

(La imagen es una foto de La Moncloa en el dominio público).

dimecres, 10 de juliol del 2013

¿En dónde está el enemigo?


Las tribulaciones de los héroes legendarios, los Ulises o Jasones, son tortitas y pan pintado comparadas con la singladura del celta Rajoy y su mesnada. Desde que el temible Polifemo Ufer fue a dar con sus huesos en el trullo, no ha parado de llover fuego sobre el gobierno y, en especial el piloto, en forma de nuevas revelaciones sobre un comportamiento escandaloso en el pasado y hasta tiempos muy recientes. Sobresueldos, mamandurrias, mordidas, regalos; a tenor de lo que Bárcenas relata, y la contabilidad muestra, su antiguo jefe concentra en sí todas las formas posibles de las corruptelas que salpican las tierras de las Españas.

La sufrida tripulación rezonga y amenaza con amotinarse, harta de que la gente en los puertos la tome por una banda de piratas y la trate como tal. "Los que la hayan hecho que la paguen", murmuran muchos para el cuello de su camisa. "No hay derecho a que paguen justos por pecadores". Sobre todo cuando los pecadores siguen campando en sus pecados. Y, si la tripulación está así, no se diga nada de los pueblos en la costa. Ayer había una concentración de lestrigones antropófagos manifestándose a las puertas de Génova 13, sede del PP en Madrid y otras sedes del partido al grito de Presidente, delincuente. La voz del pueblo, sabio, conciso, gracianesco.

Y no solo empieza a sublevarse la clase de tropa, la marinería. También la oficialidad se encrespa. Esperanza Aguirre quien, como Circe, puede convertir a los hombres en cerdos, retorna al escenario con uno de sus mensajes tajantes, lleno de implicaciones: si ha habido casos de corrupción, deben reconocerse. Hay que depurar responsabilidades. La mala fe brilla aquí en especial. Dice Aguirre que el "y tú más" no le vale en los casos de corrupción pero no deja de recordar los EREs, de decir que la cantidad defraudada es mucho mayor y de responsabilizar a socialistas y comunistas. Lo de los comunistas, según entiendo, es como lo del Pisuerga. Pero lo esencial es que le ha faltado decir que se depuren las responsabilidades caiga quien caiga, aunque todo el mundo lo ha entendido, incluso Rajoy, silente, supuesto, esquivo, recluido en La Moncloa como Luis II de Baviera en su fantástico palacio de Neuschwanstein como en espera de que vengan a declararlo incapaz por el bien del reino.

La oposición carece de fuerza para obligar al gobierno a dimitir y/o disolver las cámaras en vista de la excepcionalidad judicial en que se halla el país. La aplastante mayoría gubernamental en las Cortes tiene reducida a toda la oposición a la irrelevancia. Tanto es así que Palinuro ya recomendó en su día a los diputados de la izquierda seguir el tradicional plante de la retirada al Aventino. Si la mayoría recurre a la tiranía, la minoría puede negarse a colaborar.

A su vez, el propio interesado parece haber emprendido una huida hacia su propio interior, con síntomas preocupantes, como esa extraña manía de no pronunciar en público el nombre de Barcenas. Sus intenciones manifiestas hasta la fecha son numantinas: resistir, que ya escampará. Por supuesto, nada de dimitir, según parecen ordenar la dignidad y la decencia. Esas son debilidades.

Así las cosas, parece obvio que alguien dentro de su propio partido ha de tomar la iniciativa y pedir el relevo de Rajoy en el gobierno. El problema es quién. Aguirre se lanza en lo que los expertos consideran una operación a tres bandas, con Aznar en el fondo y Pedro J. aportando los fuegos de artificio. Sin embargo, Aznar y Aguirre son más de la vieja guardia y están también muy tocados por sobresueldos o la corrupción gürteliana.
 
 Mírese por dónde, a lo mejor la cazurrería de Rajoy le da frutos y aguanta el resto de la legislatura merced a la circunstancia -escasamente consoladora- de que los posibles relevos son peores que él.

dimarts, 9 de juliol del 2013

Sueldos, sobresueldos , mentiras y cinismo.


Todavía recuerdo la escena hace varios años. En el programa de TV Tengo una pregunta para usted, una ciudadana de aspecto modesto pregunta a Rajoy cuánto gana al mes. El entonces candidato se queda atónito, no responde, balbucea algo y le obliga a repetir la pregunta, contestando luego un evasivo: Bastante más que usted.

Las antenas de Palinuro se erizaron: "Este hombre miente. ¿Por qué no quiere decir cuánto gana?" Lagarto, lagarto.

Tiempo después, aún en la oposición, a otra pregunta ingenua de otro ciudadano, Rajoy contaba la siguiente trola para obstaculizar la respuesta: "Tengo dificultades. Miro la cuenta a fin de mes. Tengo los problemas de todos los españoles."

Según hemos sabido después, ese año, Rajoy se embolsó 200.000 euros solo en sobresueldos. Más el salario de diputado y otras bicocas, como puros, trajes, corbatas. En total, unos 400.000 euros, o sea, unos 33.333 € al mes o 650 veces el salario mínimo. Palinuro tuvo entonces la certidumbre de que el menda no solo mentía como un bellaco, sino que era un hipócrita y un falsario redomado. Comprendió que en este asunto estaba el punto débil de toda la estrategia del PP y de su presidente quien, como es manifiesto hoy ya, no pudo contener su codicia y, al parecer, estuvo arramblando con cuanto dinero público veía. Un verdadero granuja con aspecto de noble de provincias venido a menos y bastante farfollas.

Por eso Palinuro insistió una y otra vez en que la oposición preguntara a Rajoy en Parlamento cuánto cobraba al mes y por qué conceptos. Llegó a saberse mejor o peor lo que cobraban todos los diputados, pero no Rajoy. Sus ingresos siempre fueron un misterio y, en parte, siguen siéndolo pues, aunque las acusaciones de ser un corrupto sin parangón en la historia son muy consistentes, el personaje sigue sin decir cuánto ha cobrado. Es un mutismo muy en línea con su neurótico silencio sobre el nombre de Bárcenas. Solo Miguel Ángel Aguilar en El País (preguntando insistentemente si Rajoy cobraba algo por su condición de registrador de la propiedad) y Palinuro (insistiendo en que Rajoy revelara cuánto cobraba al mes por todos los conceptos) mantuvieron viva la llama de la sospecha no ya de que el presidente no fuera trigo limpio sino de que podía ser un granuja, un chorizo y un trinca-cuartos..

Pero la oposición flojeaba. Cayo Lara lo atacaba, sí, pero en asuntos de otra índole en donde Rajoy salía victorioso con su capacidad para balbucear el español y no decir nada. Y Rubalcaba proponía pactos y más pactos sin atreverse a preguntarle algo tan simple como cuánto pillaba al mes. Una situación que levantaba la sospecha de si Rubalcaba no estaría temiendo que en el PSOE hubiera otros sinvergüenzas y ladrones.

Finalmente está ya todo (presuntamente) claro. Los papeles de Bárcenas y la contabilidad del PP permiten pensar que, mientras no se demuestre lo contrario, el PP es una asociación de malhechores que lleva veinte años enriqueciéndose mientras saquea la Hacienda Pública. Una asociación de mangantes y corruptos, presidida por el que parece el más mangante y corrupto de todos ellos. Sin excusa alguna.

Era, en efecto, el punto débil de la estrategia del PP y se ha roto, no porque la oposición (que da vergüenza por su inoperancia y quién sabe si su complicidad, al menos la socialista) lo haya conseguido, sino porque la Justicia ha empezado a actuar, por supuesto, luchando a brazo partido contra todos los obstáculos, las zancadillas, las trampas y las insidias (estas sí son insidias y no las que menciona Rajoy, quien desconoce el significado de la palabra) de que se vale el PP para obstaculizar el proceso judicial, con la anuencia del mismo Rajoy quien, sin embargo, anuncia a bombo y platillo que su partido colaborará con la justicia mientras destruye pruebas (como el libro de visitas de Génova) que pide el juez.

Esta es la verdadera dimensión de este vergonzoso asunto: dirigentes corruptos, encabezados por Rajoy -el más corrupto de todos ellos- cobrando sobresueldos ilícitos, trinque, hurtos, mamandurrias, enchufes, cohechos, apropiaciones indebidas... un rosario de delitos presuntamente cometidos por estos payos, aleccionados por Rajoy cuya única obsesión ahora es que nadie dimita (para no quedar él con el trasero al aire) y que nadie hable, pues solo el silencio puede conseguir que el asunto pase sin pena ni gloria, al tiempo que se engaña, se miente o, como hace Cospedal, se dice con todo el morro lo contrario de lo que el mundo tiene ante las narices, incluida ella misma.
 
En efecto, tiene tardía razón la oposición: dimita ya, Rajoy. Su situación de presunto corrupto, pillasobres es insostenible. Y llévese de paso a ese puñado de supuestos mangantes, neofranquistas, monaguillos de los curas, beatas descerebradas y simples imbéciles que se creen ingeniosos.
 
Ya está bien.
 
(La imagen es un foto encontrada en la red, en el twitter de @marianorajoy No consta licencia. Palinuro asume que esté en CC. Si no fuera el caso, una simple advertencia y se retira)
 

Bárcenas y el cadáver de Ionesco.


A comienzos de 2011, convocadas elecciones autonómicas en la Comunidad de Valencia entre otros lugares, en plena borrasca de los tres trajes de Camps, Palinuro auguraba que el escándalo Gürtel pasaría factura a los implicados, que iría creciendo con el paso de los días hasta hacer insostenible la situación. Incluso buscó una analogía en la célebre pieza de Ionesco, Amadeo o cómo salir del paso, en la que hay un cadáver que no cesa de crecer y que, al final, acaba ocupando toda la casa. La Gürtel era ese cadáver. Sin embargo, para perplejidad general, el presidente Camps, por entonces imputado en la trama, revalidó su cargo con una mayoría absoluta superior a la que obtuvo cuatro años antes. La corrupción no pasaba factura y Palinuro quedaba de mediano profeta.


Así comenzaba un contrito Palinuro su entrada de 25 de marzo de este año, titulada El estado Gürtel. Bueno, pues no iba tan desorientado. A tenor de los acontecimientos en los últimos meses, de "mediano profeta" ha pasado a "profeta entero" o "profeta semientero", pues faltan dos años. Porque el cadáver ha seguido creciendo y creciendo y ya ocupa todo el escenario, el patio de butacas, la platea, los palcos y hasta el gallinero. Solo que no es el mismo cadáver, sino otro o quizá el mismo trasmutado. Gürtel es ahora Bárcenas que, por seguir la costumbre de poner en clave alemana, podría llamarse Ufer. O lo que es lo mismo, la corrupción, el fantasma, el cadáver maloliente de la corrupción que todo lo invade.

Al final, fue cierto. El cadáver ionesquiano es ubicuo y no puede ignorarse, por más que Rajoy siga agarrado a esa superstición primitiva de que, no nombrando el origen del mal, el mal desaparecerá. Pero no desaparece. Crece y crece. Hasta el sufrido pueblo español, resignado a niveles alucinantes de corrupción política desde siempre, está escandalizado y tiene la corrupción como segundo problema colectivo. Segundo, voto a tal. El primero es el paro. Y ahí es donde ancla el consejo que sus expertos en comunicación dan a Rajoy: se puede aguantar en silencio. Si, llegadas las elecciones, se ha acabado la crisis o se vislumbra su fin, la corrupción no pasará factura electoral. El modelo/ejemplo que se invoca es el de Camps en Valencia: dame pan y llámame tonto.

Y el cadáver sigue creciendo, monopolizando la atención de la vida pública en la que se dan episodios chuscos. WikiLeaks ha colgado en la red en abierto la contabilidad completa del PP desde 1990 a 2011. Sí, esa misma contabilidad que el PP le negó al juez sosteniendo que no la tenía, con lo cual, la comparecencia de Cospedal ensalzando la transparencia del PP es otra estrella en un cielo tachonado de stripteases y diferidos. Todo por no dimitir y dejar de hacer el ridículo.

Los internautas han organizado una plataforma para clarificar esa contabilidad, que promete ser una fuente inagotable de sorpresas, algunas para reír, otras para llorar y las más para morder. ¡Sobresueldos fabulosos a Rajoy cuando era ministro! Y ahí sigue el buen hombre, impertérrito, como si tan vergonzoso trance no fuera con él. Las malas lenguas dicen que también cobraba sobresueldos siendo presidente, pero nadie ha aportado la más mínima prueba, aunque la posibilidad exista. Según cierta lógica más bien materialista, si un ministro cobra sobresueldo, un presidente, más.

La pedrea de acusaciones personalizadas alcanza a la vieja guardia del PP, Rajoy, Rato, Arenas, Álvarez Cascos, todos cobrando sobresueldos frenéticamente, como si el mundo fuera a acabarse. Menudo barniz. En alguna parte creo haber visto también el nombre del pío Mayor Oreja, pero no estoy seguro. Con todos estos apuntes contables a merced del público, los periodistas, los "amigos", al PP le espera un vía crucis de aquí a las elecciones. En realidad, ya ha comenzado. Rajoy parece un ecce homo. Encerrado en obstinado mutismo sufre sucesivas afrentas, injurias, ridículos: cobraba sobresueldos, nombró a Bárcenas y le dio plenos poderes, algunos viajecillos fueron cómodos y gratuitos. Pueden aparecer hasta facturas de trajes al modo Camps. Un pozo sin fondo es la contabilidad esa que no existía.

Por cierto, de querellarse contra El Mundo, nada. Ni mú. Ni de querellarse contra Bárcenas, diga lo que diga Cospedal, cuya nueva embarullada explicación de la acción judicial que dice haber movido contra el extesorero vuelve al territorio del diferido.

¿Cree Rajoy que puede aguantar dos años este chorreo continuo, este bochorno permanente, sin dimitir? Sus comunicólogos de cabecera se lo aseguran. A él le interesa creerlo. O hacer como que lo cree. Sus hombres del agitprop en la radiotelevisión pública se encargan del Potemkin, esto es, de erigir y comunicar una realidad que nada tiene que ver con la realidad. Así han conseguido la audiencia más baja en toda la historia de los informativos de TVE tras la muerte del Invicto. Somoano, sin embargo, el responsable del desaguisado, lo atribuye a la imparcialidad de los informativos. Cómo se ve que no juega con su dinero sino con el de todos, según inmarcesible sabiduría neoliberal.

dilluns, 8 de juliol del 2013

La vergüenza nacional.


Como suponía Palinuro, celebrada la Ejecutiva del PP, nadie del gobierno dio la cara para rebatir las acusaciones de Bárcenas. Según estas, el PP parece un partido de chorizos y sus presidentes, el de antes (Aznar) y el de ahora (Rajoy) una pareja de granujas que llevan años trincando dineros públicos procedentes de la corrupción que su partido ha organizado presuntamente y de la que se ha beneficiado como si fuera una mafia. Nadie. Rajoy sigue escondido, escabulléndose por los rincones. Y los habitualmente gárrulos y chocarreros, Floriano o Pons, quedan por ahora en reserva. El momento es dramático. No hay lugar para payasos.

Así que el mando decidió que diera la cara la experta suma en embustes, Cospedal. La habilidad de esta para hilvanar mentiras con rostro de hormigón es célebre y, aunque, a veces, superada por el tamaño de sus embustes, se líe y suelte una sarta de necedades -como lo del simulado diferido- al hablar con el cinismo, la prepotencia y la soberbia de quien se cree impune, suele evitar males mayores. Como que la gente se obstine en saber cuánto lleva trincado en estos años Rajoy, el que no estaba en política por dinero, pero, según Bárcenas, se ha forrado a sobresueldos corruptos. Así que Cospedal ha salido a hacer lo que mejor sabe, tratar de engañar. Notable habilidad por la que, al parecer, llegó a cobrar tres sueldos simultáneos, sin contar los posibles sobresueldos en negro. Por algo la gente, que es redicha, la llama la bien pagá.

La bien pagá ha dicho que las afirmaciones de Bárcenas son mentiras y que las "mentiras no se documentan". Otra mentira, pues las de Rajoy ("cuando yo gobierne, bajará el Paro", "no tocaré la sanidad y las pensiones", etc, etc) están perfectamente documentadas y las de la propia Cospedal no solo documentadas sino, además, ahora refutadas y dejadas por lo que son: trolas, embustes, engaños, mentiras con los que esta señora llena las ondas de España. Sostiene la bien pagá que el PP es un partido transparente, con sus cuentas claras, auditadas públicamente y conformes con la legalidad. Olvidémosnos de la afirmación de que el PP haya hecho un striptease como ningún otro, expresión que suena a pitorreo dicha por una beata gazmoña, portacirios en las procesiones. Incluso es posible que no sepa qué es un striptease. A estos les pones un micrófono delante y, por no callarse, dicen cualquier cosa, como Floriano o Pons.

Vamos a la verdad: el PP lleva meses obstaculizando la acción de la justicia, negándole auxilio y ocultando pruebas. El juez Ruz -quien parece tomarse en serio a Bárcenas- pidió en febrero los papeles de la contabilidad del PP desde 1990. El partido respondió que no tenía obligación más que de entregar la de cinco años; luego que, además, no tenía papel alguno anterior a 2004 y por fin solo entregó la de ese año. Después ha resultado que la había desde 1995 y ahora se sabe que la hay desde 1990. Y no solo eso: un hacker anónimo de WikiLeaks la ha colgado toda en la red ¡desde 1990! El PP mentía; mintió al juez; a la opinión; a todos. Esa es la trasparencia de que habla Cospedal. El mismo juez pidió el libro de visitas dela sede nacional de ese partido -al que muchos consideran una cueva de ladrones- y se le respondió que las destruían todos los meses. O sea, se lo negaron. Más trasparencia, legalidad y auxilio a la justicia que, sin embargo parecen opacidad, ilegalidad y obstrucción de la justicia. Y es lo que es la bien pagá, por tanto, una embustera redomada.

También dice que tiene acciones judiciales personales contra Bárcenas. Sin duda otra mentira; quizá haya alguna demanda civil y erróneamente planteada a propósito para que no prospere. Pero ninguno de estos presuntos mangantes ha interpuesto querella alguna contra Bárcenas por injurias y calumnias. Ni el pretencioso y rimbombante Aznar; ni, por supuesto, Rajoy. Saben que si el juez tira de la exceptio veritatis quedan todos como presuntos chorizos, con fuertes visos de serlo. Es mucho mejor, piensa Rajoy, callarse como un cuco, dejar que pase el tiempo, que otros den la cara y a ver si se consigue salir de esta sin pasar por la cárcel.

Todo pura mentira, puro engaño, puro embuste de pillastres y mangantes. Con la contabilidad íntegra del PP en la red, todo este enorme artificio hecho de cinismo, latrocinio y abuso se ha venido abajo. Rajoy seguirá mudo y sin balbucear (como acostumbra con el resto de la lengua) el nombre de Bárcenas. La bien pagá es muy libre de no creer a Bárcenas ni sus propios papeles contables. Con el mismo derecho yo soy libre de creer a Bárcenas y esos papeles y de concluir que, mientras estos mendas no puedan demostrar fehacientemente lo contrario, su partido es muy parecido a una asociación de malhechores con el fin de delinquir, robando al pueblo español y enriqueciendo a sus dirigentes.

Pero voy más allá. Espero, porque es de justicia, que se revelen también los nombres de los periodistas comprados por el PP para defenderlo en las tertulias, los de los "intelectuales" que cobraban por ejercer de lacayos y esbirros de un poder corrupto. Es nuestro derecho conocer la realidad de esos granujas que salían en la tele y en la radio defendiendo lo que les ordenaban quienes los pagaban... con nuestro dinero.

Porque ese el quid de la cuestión y el que no puede pasarse por alto. Si el PP no fuera un partido político sino una asociación privada típica, si sus criados ideológicos hablaran desde medios estrictamente privados y no públicos, podrían decir todas las mentiras, estupideces y canalladas que quisieran. Pero el PP es un partido político que se financia sobre todo con fondos públicos y muchos de los medios en los que ladran los opinadores a sueldo del PP son públicos. Es decir, estos presuntos chorizos, mangan nuestro dinero, con él se forran personalmente y pagan a los menestrales.

Cualquiera animaría a Rajoy y resto de compinches a dimitir ipso facto. En los demás países europeos esas dimisiones serían firmes hace meses. Palinuro, no. Palinuro anima a Rajoy a seguir en el búnker, luchando por su pellejo político, a Cospedal a continuar mintiendo (y, de paso, pidiendo un aumento de sueldo pues los tiempos son duros), a los demás implicados a seguir llamándose andanas. Sigan así emperrados. La justicia continúa su curso y, cuando quieran darse cuenta, tendrán que cambiar la poltrona por el banquillo.

Se lo han ganado a pulso.

(La imagen es una foto de PP de Madrid, bajo licencia Creative Commons).

El innombrable ha hablado.


La bomba de Bárcenas es como un desesperado con un mechero en la santabárbara del buque. Ayer toda España fue una corrala con las primeras explicaciones-aclaraciones-acusaciones del ex-tesorero sobre sus antiguos cofrades. A tenor de lo dicho y transcrito en El Mundo, el PP lleva veinte años gestionando al modo más puramente mafioso sus ingentes caudales procedentes de donaciones millonarias de empresarios que luego recibían contratos suculentos de las administraciones públicas, con claro quebranto para la Hacienda pública. Los donativos se troceaban. Una parte iba a pagar los sobrecostes de las campañas electorales con el fin de burlar el Tribunal de Cuentas; y otra desaparecía en forma de sobresueldos o mordidas permanentes de la cúpula dirigente de la organización: presidente, secretario general, vicesecretarios y otros mandarines. De ser esto cierto, cabría considerar al PP como una asociación de malhechores. Porque de lo afirmado por Bárcenas hay dos conclusiones:

Primera: las elecciones han sido todas fraudulentas, viciadas de ventajismo. Las victorias electorales son ilegales y, en el fondo, todas las medidas de los gobiernos emanados de esas elecciones tramposas, nulas. Esa práctica corrompe de raíz el sistema democrático en lo que le quedare de tal.

Segunda: gran parte de los dirigentes del PP, gobernantes incluidos, el propio Rajoy incluido, han estado supuestamente cobrando sobresueldos altísimos de procedencia ilegal, mientras predicaban austeridad a sus compatriotas y les obligaban a practicarla con medidas restrictivas. Sobresueldos que se financian con los dineros que se sisa a esos compatriotas, al igual que cuantiosos y espléndidos regalos.

Hoy se reúne la ejecutiva nacional del PP. ¿No tiene nada que decir al respecto? ¿Nada que decir el gobierno? ¿Nada el presidente Rajoy?

No se sabe si habrá rueda de prensa. Pero, conociendo el percal de estos "servidores públicos" ya puede adelantarse que no dimitirá nadie (cuando debían hacerlo todos en bloque) y tampoco habrá explicaciones con el argumento de que el gobierno no interfiere en la justicia y las declaraciones lo son de un señor sin nombre como otro cualquiera. En verdad, no se sabe cuánto tiempo más podrá mantenerse una actitud tan cínica.

Bárcenas no es un señor cualquiera. Tiene nombre. Fue tesorero del PP nombrado y apoyado por Rajoy, está en la cárcel acusado de varios delitos, sabe de lo que habla y lo que dice deja a Aznar, Rajoy y demás dirigentes en una posición vergonzosa. Y no se hable de Cospedal, a la que atribuye el declarante haber ingresado en nombre propio o del partido una comisionceja de 200.000 € por una contratación ilegal. Si sus declaraciones se convierten en acusaciones, tendrán uno u otro valor probatorio. Pero alguno tendrán. ¿Puede seguir siendo presidente del gobierno una persona bajo sospecha de haber incurrido en una corrupción sistemática y prolongada en el tiempo? Por muy prescritos que estén los supuestos delitos, la respuesta es "no".

Por lo demás, tremendamente revelador, ¿cómo están las querellas contra Bárcenas de los dirigentes del PP? Se pusieron tremebundos, amenazaron con torva faz, pero ¿me equivoco si digo que no hay una sola querella del PP contra Bárcenas en los juzgados?

Y, asunto que apenas se trata pero es de gran interés público dilucidar: ¿quiénes son esos periodistas y comunicadores a sueldo directo del PP? Todo el mundo imagina sus nombres, apenas haya visto o escuchado unos minutos las intervenciones de algunos miembros de esta fiel infantería en los medios audiovisuales. Pero interesa conocerlos de cierto, así cómo cuánta era su mordida de fondos ilegales. Mas que nada para diferenciarlos de aquellos otros honrados que defendieran al PP por convicción y desinteresadamente. Que alguno habría y no hay derecho a pensar de él (o ella) que sea igual de mercenario y esbirro que los que trincaban los sobres.

El gobierno tiene que explicarse o dimitir.

La oposición tiene que exigir la dimisión del gobierno o dimitir ella misma.
 
Y las gentes tenemos que decir basta a este expolio y esta burla sistemáticos.

(La imagen es una foto de La Moncloa en el dominio público).

En defensa de lo propio.

Alain-G- Gagnon (2013) Época de incertidumbres. Ensayo sobre el federalismo y la diversidad nacional. Presentación de José María Sauca Cano. Traducción de Luis Gómez Romero. Valencia: Tirant lo Blanch (239 págs.).

Habitualmente los comentaristas de libros, una tribu multinacional, concentramos nuestro quehacer en el contenido de las obras y, excepción hecha de los de arte, raramente atendemos a otros factores formales, como el título o su presentación. En este caso, sin embargo, es obligado, como se verá de seguido. El título trae inevitablemente a la memoria la célebre obra de 1979, de John Kenneth Galbraith, La era de la incertidumbre, como si quisiera enganchar con aquel estupendo fresco del siglo XX del economista gringo. El autor lo precisa con un subtítulo, "Ensayo sobre el federalismo y la diversidad nacional" que induce a cierto error porque no es un ensayo; son seis, independientes entre sí, escritos en momentos distintos y para audiencias muy diferentes. Cabe, sí, hablar de ensayo en singular porque, siendo el autor el mismo y los temas coincidentes (aunque con notables cambios de perspectiva y de escala), hay una unidad. La unidad del mosaico, cuyas teselas armonizan. El mismo autor que tampoco está tan seguro del título de forma que en su página de agradecimientos dice: "Hubiese podido titular este libro Regreso de España (Retour de l'Espagne), (p. 21) a su vez título de un cuadro que le impresionó mucho en una visita a Madrid. Queda claro, la incertidumbre empieza con el título y apunta de inmediato a otro elemento peculiar que hace de esta obra algo muy interesante: el autor.

Regreso de España. No Regreso de Catalunya, como hubiera sido de esperar, dado el carácter fuertemente nacionalista de la obra. Nacionalista quebequés pero con tantos lazos con Cataluña que cabría considerar al autor casi también nacionalista catalán. Y escocés; pero con menos bríos. El nacionalismo es muy internacionalista. Prueba de esta proximidad es la edición de la obra con un particular esmero. Trae una atinada presentación con semblanza del autor de un ilustre catedrático de la Universidad Carlos III, José María Sauca, quien también ha revisado la traducción del francés, a cargo de Luis Gómez Romero. Este mantiene una relación personal con el autor. El sueño de todo traductor: poder interrogar al texto traducido en su misma fuente. En verdad, la traducción es muy pulcra y está en lo que en internet se llama "español internacional standard", salvo por el par de simpáticos mexicanismos, que certifican la identidad nacional del traductor. Es obvia la intención de publicar un texto cuidado que sirva de presentación de la interesante doctrina de Gagnon en los temas que tanto apasionan en España y especialmente en el ámbito catalán puesto que la idea general (secundaria, pero siempre presente) es que hay paralelismos obvios entre la situación de Quebec en el Canadá y la de Cataluña en España. Tanto que, aunque se dice que se trata de una "edición española", no parece que haya una francesa. Es decir quizá sea una recopilación de artículos con tema unitario, recogidos aquí por primera vez y editados en español con el apoyo de la Generalitat de Cataluña.

En cuanto al autor, Gagnon es un académico muy activo en la vertiente práctica de aquello sobre lo que investiga y teoriza. Lo cual plantea la siempre apasionante cuestión de la relación entre teoría y praxis en las ciencias sociales. Esta dualidad epistemológica viene adobada con una adscripción ideológica de muy compleja naturaleza, el nacionalismo. Gagnon es un brillante politólogo canadiense, nacionalista quebequés. La complejidad del nacionalismo se echa de ver en que, aun siendo nacionalista el autor, si no ando errado, la palabra "nacionalismo" no suele aparecer en el texto. Es como si quisieran soslayarse las habituales disquisiciones teóricas sobre el concepto, dando por supuesta su validez. De lo que se trata es de ver cómo se puede conseguir que una comunidad nacional alcance su plenitud en un contexto democrático y federal. Es decir, se trata de un nacionalismo pragmático. Quienes consideren el pragmatismo inherentemente conservador deben recordar que el nacionalismo quebequés tiene ya cosechadas dos derrotas en sendos referéndums de independencia en 1980 y 1995 y, además, se mueve ahora, quiera o no, en el contexto de la Ley de claridad del Parlamento federal de 2000, basada en el dictamen del Tribunal Supremo de 1998.

Y no es solamente esta una poderosa diferencia entre el nacionalismo quebequés y el catalán que aún está por conseguir que España le permita hacer un referéndum de autodeterminación. Hay otra menos mencionada pero esencial dado el carácter comunitario, orgánico que late siempre en el fondo de todo nacionalismo: el nacionalismo catalán (y el escocés) carecen de contexto, de hinterland cultural. Sin duda, los catalanes pueden hablar de los països catalans, pero es un ámbito restringido, inmediato y todo él sometido. Igual con Escocia. El idioma gaélico, emparentado con el irlandés, no permite hablar de comunidad alguna. En cambio, el nacionalismo quebequés se sabe miembro de una comunidad supranacional, de una koiné, de la Francophonie. Y eso cuenta. ¿Cómo olvidar el repentino acicate que supuso el inesperado grito de De Gaulle en Montreal en 1967: Vive le Quebec libre!?

Que el nacionalismo, una ideología con fuerte componente sentimental, de pertenencia, raíces, comunidad e identidad, se hace presente en la prosa de Gagnon se observa cuando personaliza la acción institucional/nacional y afirma cosas como que Quebec quiere o pretende, obviamente refiriéndose a la nación. Pero, al tratarse de "atajos" en un discurso rigurosamente académico, dan a este mayor atractivo, pues lo sacan de lo meramente especulativo y lo relacionan con el contexto de conflicto en que se produce toda política. Los fundamentos son sólidos. Por la obra desfilan los comunitaristas como Walzer o Taylor, los filósofos políticos de la identidad colectiva, como Kymlicka y los patriarcas del pensamiento liberal, al estilo de Isaiah Berlin, cuya celebérrima distinción sirve a Gagnon para fundamentar su interesante disyuntiva integración/habilitación (pp. 116/130). Por tanto, puede desplegarse el espíritu práctico. Es el que lleva al autor a reproducir el texto del editorial conjunto de doce periódicos catalanes publicado el 26 de noviembre de 2009 en defensa del Estatuto de Autonomía (con la mención de Cataluña como nación), titulado La dignidad de Cataluña. Gagnon obviamente opina, al igual que Palinuro, que el compromiso político concreto del autor no tiene por qué dañar su discurso si este es riguroso y refleja una genuina búsqueda de la verdad desinteresada. El nacionalismo a veces ciega en este segundo aspecto; pero no es el caso con nuestro autor. Al contrario.

Los trabajos reunidos en el libro son muy interesantes porque mezclan la especificidad quebequesa en el Canadá (naciones minoritarias vs. naciones mayoritarias) con conceptos universales lo cual da mejor perspectiva. Así se trata la diversidad lingüística en los contextos pluralistas, con una referencia concreta negativa a la sentencia del Tribunal Constitucional español sobre el estatuto en materia lingüística (p, 72). El capítulo sobre globalización y regímenes de ciudadanía es especialmente ilustrativo. En concreto, al relacionar la globalización con la multinacionalidad se abren posibilidades nuevas, como esa "ciudadanía concurrente" que el autor propone (p. 83). Hay aquí una búsqueda del concurrir quebequés que fluye en meandros. Lo ideal es el modelo intercultural, que el gobierno canadiense rechaza (p. 96); la única vía es el federalismo multinacional (p. 97), para lo cual es preciso profundizar en la constitución informal (p. 98)y contar con una ciudadanía activa (p. 106). Puedo pasar la constitución informal, que suena a constitución material, pero lo de la "ciudadanía activa", lo confieso, me produce algún temor por atisbarse detrás una actitud de movilización política de carácter ideológico que puede ir por cualquier lugar.

Lo esencial del objetivo de Gagnon para Quebec y, también Cataluña, es la habilitación, eso que otros menos pulcros, traducen como "empoderamiento". La autonomía no es suficiente; se precisa la habilitación (p. 158). Habilitación ¿para qué? Sospecho que la respuesta a esta pregunta es: "para todo". Resulta lógico con la aspiración de toda nación a ocupar un sitio de igual en un mundo de iguales. Resulta asimismo lógico que se proponga la vía pactista para articular la federación (p. 174) y que, esta, a su vez, sea una Federación de Tratados (p. 192), aunque cueste distinguir esta federación de una confederación; incluso de un órgano de problemática definición, como la UE, a la que Gagnon dedica una interesante referencia.

Es época de grandes incertidumbres, concluye el autor (p. 199), y por eso hay que articular una política de la dignidad y de la hospitalidad.

Sí, señor: la hospitalidad general kantiana, primer rasgo de la República mundial basada en la ciudadanía universal, seguramente la más concurrente.

diumenge, 7 de juliol del 2013

Gobernados por ladrones.


Disparando con munición dum-dum, Pedro J. publica hoy en El Mundo una conversación con Bárcenas en la que este presunto delincuente larga soga suficiente para ahorcar a sus antiguos compinches, Aznar, Rajoy, Cospedal, etc. Su pasaje más notorio es:

"Parte del dinero entregado se ingresaba en las cuentas bancarias del partido, parte se destinaba a pagar en negro el sobrecoste de las campañas electorales para eludir la fiscalización del Tribunal de Cuentas y otra parte se quedaba en la caja fuerte y era utilizado para otros fines. Según Bárcenas, el principal y más recurrente era el pago trimestral de sobresueldos en metálico al presidente, el secretario general y vicesecretarios del partido".

A tenor de este inenarrable panorama, ¿puede decirse que el PP es una asociación de malhechores? ¿Que España está gobernada por un manojo de sinvergüenzas, de trincadores profesionales de pastuqui, presididos por un mangante? ¿Por un grupo de granujas a cuyo lado Al Capone era una hermanita de los pobres? ¿Puede decirse que el rimbombante Aznar, el marrullero Rajoy, la ríspida Cospedal, el mamarracho Floriano, el charlatán Pons y el señoritingo Arenas no son más que vulgares estafadores? 

El país entero contiene la respiración por ver cómo el dios de la justicia fulmina con una querella jupiterina al locuaz Bárcenas y su altavoz Ramírez. Hay que recordar cómo las gastan estas honradas personas cuando se duda de su honorabilidad: Aznar lanzó querellas contra El País por la centésima parte de lo que larga Bárcenas. Rajoy balbució algo sobre acciones judiciales, aunque, como siempre, nadie entendió qué quería decir. Pero Cospedal, Floriano, etc, fueron duros y contundentes: se querellarían con los cien brazos de Briareo contra todos, todos lo que pusieran en duda que el PP fuera un partido transparente y sus dirigentes, la honradez personificada. No iban a tolerar que se manchara su buen nombre. Iban a perseguir en los tribunales a todo dios que se hiciera eco de las calumnias barcénigas, iban a... y a... y a... Menudos son ellos cuando se ponen.

Pues, nada, gente, adelante. Ahí hay alguien diciendo en público que sois una asociación de ladrones que lleváis veinte años robando mediante una estructura de crimen organizado, una mafia, una camorra, cosa que todo el mundo barruntaba y muchos ya sabían de sobra.

¿Qué? ¿No hay querella? ¿No hay explicaciones? ¿No hay declaraciones? ¿No hay dimisiones?

Rajoy ha abandonado esa ridícula reunión seudoacadémica de la FAES por la puerta de atrás, huyendo con el valor que lo caracteriza para no enfrentarse a los periodistas. No sin antes haber vendido sus fracasos como logros ante un Aznar más ceñudo que de costumbre y de soltar una de esas pruebas inmarcesibles de su estupidez. "De España, dice Rajoy, no puede decirse aún que vaya bien, pero sí que va mejor que antes y ha conseguido ya dar la vuelta al reloj de arena." Así, como suena: España ha dado la vuelta a la clepsidra y, por lo tanto, se queda como estaba. ¿Ven como este hombre tiene un grado insondable de estupidez?

Pero no es la estupidez de Rajoy, que ya se da por descontada, lo que aquí viene cuento, sino sus presuntas corrupciones, sus supuestos delitos y mangancias de todo tipo. Esa es la cuestión: ¿puede seguir al frente del gobierno un individuo que lleva presuntamente veinte años beneficiándose de una red de corrupción que ha convertido la política española un corral de sinvergüenzas? ¿Puede continuar un gobierno en el que se sientan ministros supuestamente corruptos hasta el tuétano, acostumbrados a financiar sus viajes, sus jolgorios, sus bolsos y trajes -incluido de nuevo el amigo Rajoy que en esto al parecer amulaba a Camps- con cargo a comisiones de cobros  presuntamente ilegales de dinero negro que se empleaba para cohechos, apropiaciones indebidas, quizá para blanqueo de dinero o para algo peor? ¿Por qué no? Si no hay respuesta a las acusaciones ya vertidas, ¿la habría si estas incluyeran trata de blancas, tráfico de drogas o contratación de matones? ¿En dónde está la raya entre un delito y otro?

Dos preguntas y dos (casi seguras) respuestas:

Pregunta 1ª: ¿No les da a ustedes vergüenza? Respuesta 1ª: No.

Pregunta 2ª: ¿Piensan ustedes dimitir ipso facto? Respuesta 2ª: No.

Perplejidad de Palinuro: ¿estamos obligados, no digo a obedecer, sino a escuchar siquiera y tomarnos en serio a este hatajo de presuntos ladrones?

¿No es demasiado que, además de engañarnos, insultarnos, despojarnos de nuestros derechos, robarnos nuestros salarios, subsidios, pensiones, expoliarnos de los servicios públicos, criminalizar nuestras protestas, abusar de nosotros en la calle, reprimirnos, manipular los medios, además, digo, se rían de nosotros mientras se forran y se llenan los bolsillos con dineros procedentes de sus saqueos?

¿A qué esperamos?

P.S.Ya sabemos los nombres de los presuntos chorizos en esta gigantesca estafa organizada. Pero faltan los de los periodistas e intelectuales a sueldo de estos sinvergüenzas. Además de lo que trincan quienes todos sabemos a sueldo de radios, televisiones públicas y "comisiones de expertos" por alabar a sus jefes, decir lo que quieren oír e insultar a los demás, ¿cuánto cobraban bajo cuerda de Luis El cabrón y quienes son?

(La imagen es una foto de La Moncloa en el dominio público).

Las horas bajas del duunvirato.


Las horas, los días, los meses y los años porque los dos dirigentes políticos más importantes del país llevan casi dos años en caída libre en el aprecio de sus conciudadanos. El barómetro de hoy de Metroscopia para El País pinta un panorama desolador para el fementido bipartidismo que últimamente carga con las culpas de todo, de la corrupción, de la ineptitud y la mala gobernanza en general. Y no se trata de una explosión repentina momentánea de pesimismo nacional, sino de una tendencia sostenida en el tiempo desde las últimas elecciones de noviembre de 2011. Basta con echar una ojeada a los gráficos. En veinte meses el PSOE ha perdido un tercio de sus votantes y el PP casi la mitad. Una hazaña conseguida gracias a la paciencia y la perseverancia en el error, porque las pérdidas han sido paulatinas, no de golpe y han dado tiempo suficiente para reaccionar. ¿Reaccionar? ¡Ca, hombre! Eso es de flojos. El gobierno se ha empecinado en esa política que él afirma tener muy madurada y el 74 % de los ciudadanos piensa que va improvisando sobre la marcha y a ello añade la cómica gestión que está haciendo de la corrupción barcéniga el presidente, una especie de autócrata escondido que se limita a repetir jaculatorias cuando no tiene más remedio que decir algo en público

La oposición supera al gobierno en descrédito, cosa verdaderamente singular cuenta habida de que suele desconfiarse más de quien tiene el poder que de quien aspira a él. Y como él, persevera en esa propuesta de oposición responsable que sus propios electores rechazan. Con razón porque es ambigua y con poco carácter de oposición en el sentido de crítica a la política del gobierno y propuesta de alternativa. Durante un año el PSOE solo habló de pactos y se lamentó amargamente de que el gobierno los despreciara; y hace unos meses, quizá alertado por el descenso en la intención de voto, ha empezado a tomarse en serio la oposición a las medidas concretas de aquel contraponiendo otras claras y realizables con el fin de recuperar el voto perdido. Pero el voto no vuelve. A lo mejor tiene el PSOE que radicalizar a la par que aclarar su posición. En concreto en dos asuntos: de un lado, la cuestión catalana y, del otro, la unidad de la izquierda y la forma de articulación de esta con los movimientos espontáneos de la ciudadanía que no se siente representada en las instituciones.

De haber elecciones ahora no se rompería el bipartidismo sino que se convertiría en otro de cuatro partidos; sería una división del Parlamento no en partidos sino en bloques. Tanto IU como UPyD multiplican sus votos, IU por 2,5 aprox. y UPyD por 2,8 aprox. La distancia entre IU y el PSOE que en noviembre de 2011 fue de casi 22 puntos ha quedado reducida a cinco. Nunca ha estado tan próxima la posibilidad del sorpasso, la hegemonía de IU, la izquierda transformadora, en el seno de la izquierda. En IU algunos lo tienen clarísimo, por ejemplo Enrique Santiago, secretario de Convergencia Política y Social de IU quien habla de modo claro, oportuno e inteligente de constituir un "bloque político y social" para que IU sea una fuerza determinante y mayoritaria.

En esa tarea de bloques, frentes, plataformas unitarias, imbricación con los movimientos y protestas extraparlamentarias, el PSOE anda poco. Varios factores de peso lo han mantenido alejado de las corrientes de opinión y las acciones sociales. Estos son: su estructura, fuertemente institucionalizada, con un montón de "cesantes" producto típico de la administración pública de la segunda restauración borbónica, que debiera llamarse la tercera porque la primera fue la del Deseado; la desmovilización de la derrota y la demostración de que, en punto a corrupción, el PSOE se acerca al PP, al menos en la emblemática Andalucía, en donde, guste o no guste al PSA se ha verificado la ley de hierro de la política de que el poder corrompe y el poder absoluto (en este caso no absoluto pero sí permanente) corrompe absolutamente. Por supuesto sin olvidar que la reacción del partido al caso de los EREs está a años luz de la del PP con respecto a Gürtel/Bárcenas.

Todo eso tiene al PSOE absorto y entregado a un ejercicio de renovación teórica fijado en su momento estelar en octubre de 2013. Conferencia Política coordinada, creo, por Ramón Jáuregui y nuevo programa del socialismo español. Sin duda será muy razonable. Algunas propuestas que se filtran suenan muy bien. Por ejemplo esa de constitucionalizar las garantías del Estado del bienestar. Algo que el constituyente de 1978 se abstuvo exprofeso de hacer al negar a los derechos económicos y sociales el mismo rango y protección que los fundamentales, cíviles y políticos. Sin olvidar que, para abrir boca, hay que empezar por derogar toda la legislación por la que el PP está desmantelando esa forma de Estado.

Pero, al mismo tiempo, es dudoso que el nuevo programa aborde cuestiones de mayor calado en un espíritu de reforma y renovación. Hay una propuesta de federalismo que no entusiasma a nadie y solo sirve para que el PP arme un guirigay, pero no para que los nacionalistas cejen en su empeño. Del derecho de autodeterminación ni se habla. Como tampoco se hablará de la conveniencia de un referéndum para dilucidar de una vez la cuestión Monarquía/ República. En cuanto a la separación entre la Iglesia y el Estado, probablemente habrá bellas palabras pero serán de escaso crédito dichas por un partido que no hizo nada por avanzar en ella en siete años de gobierno sino todo lo contrario.

Una última observación sobre la triste opinión que la ciudadanía tiene de sus políticos. En el caso de los dos del duunvirato su valoración es tan baja y tan sostenida en el tiempo que cualquiera se sentiría acomplejado solo saliendo a la calle y estaría pensando en dimitir a la primera ocasión. Pero no es el caso. Son dos perros viejos, políticos profesionales que llevan toda la vida en el quehacer público; lo han sido todo, han ocupado todos los cargos, han visto pasar generaciones, promesas deshechas como pompas de jabón; y tienden a pensar que, como todo pasa, también los sinsabores que, además, son menos cuando se llevan en comandita.

En cuanto al gobierno, caritativo velo. Wert sigue escalando puestos hacia abajo con un índice de desaprobación del 80 % de la ciudadanía. Y es que es inelegante y antiexcelente que el gobierno de la mayoría esté al servicio de la mayoría. Eso es una vulgaridad. Tiene que estar al servicio de los mejores, de los curas.

dissabte, 6 de juliol del 2013

A la nación por la palabra


Es muy de celebrar el acuerdo entre el PSOE y el PSC. Sobre todo por ellos mismos. Nadie les arrendaría la ganancia si se enfrentaran. Por eso han hecho bien poniéndose de acuerdo. Los pactos suelen ser buenos; indican maneras civilizadas, voluntad de diálogo y entendimiento, aunque no todo el mundo esté conforme. Siempre hay integristas prestos a tachar de traición todo pacto.

En el caso de los socialistas, el acuerdo parece haber llegado tras algunos episodios de tensión y abarca una decisión unánime (la federalización del Estado), otra a regañadientes de la parte mayoritaria (el principio de ordinalidad) y escudándose tras las togas de los magistrados de ¡dos tribunales constitucionales, el alemán y el español! y una concesión a regañadientes (la definición de Cataluña como nación) hecha por la parte minoritaria.

La cuestión del federalismo es un típico tigre de papel. España es ya materialmente federal. Hacerla formalmente requiere llamarla por su nombre, perder al miedo a la palabra, dotar de contenido algún órgano que ahora no lo tiene como el Senado y reconfigurar algún otro, como el Tribunal Constitucional y la propia Constitución. Y ya está la flamante monarquía federal borbónica. Suena un poco raro pero la Jefa del Estado de la federación canadiense es la reina Isabel. Los británicos suelen ir por delante en esto de las libertades, como se prueba por el hecho de que el Parlamento de Westminster acabe de aprobar la ley que autoriza la celebración del referéndum de independencia de Escocia el año que viene. En España ni los federalistas más pimargallianos quieren oír hablar de semejante ley para Cataluña. Así que el parto de los montes del acuerdo es el federalismo que probablemente tenga también la anuencia de la derecha o, cuando menos, su no beligerancia, cuenta habida de que no cambia las relaciones de poder reales. Otra cosa es que empiece a hablarse de federalismo asimétrico y los gestos comiencen a torcerse solo por no pararse a pensar que las CCAA ya son asimétricas de hecho. Pero ese otro debate, aunque también sobre palabras.

El principio de ordinalidad pasa sin mayores traumas porque lo aceptan los jueces y el PSOE actúa aquí por imperativo judicial, algo parecido al imperativo legal de los independentistas vascos. Una declaración que se hace cruzando los dedos. Pero, cuando menos, se hace. Se pretende así evitar que se hable del "expolio fiscal" y de que "Espanya ens roba". Reaparece el fantasma de la balanza fiscal y ya hay para entretenerse discutiendo un quinquenio.

Pero el punto crucial del acuerdo PSOE/PSC es la renuncia del segundo al reconocimiento de Cataluña como nación. Como están las cosas, eso va a costar un disgusto a los socialistas catalanes, que se han dejado llevar al huerto por los jacobinos del PSOE. Al huerto de los olivos, el del amargo cáliz, porque ese acuerdo PSOE/PSC que ignora la realidad nacional catalana es anterior al vigente Estatuto de Autonomía que recoge el sentir mayoritario de los catalanes de ser una nación y enmendado por el Tribunal Constitucional que, en su sentencia, dejó la referencia a la nación y a la realidad nacional de Cataluña en el preámbulo si bien precisó en el fallo que ambos términos carecen de valor jurídico, para tranquilidad de los recios patriotas, abundantes en el socialismo español. Ni siquiera esa demediada nación sin efectos jurídicos pasó el tamiz del integrismo territorial. Precisamente por acercarse a los populares en este campo, los socialistas no van a ser muy populares en Cataluña en lor próximos meses.

Lo curioso del caso es esa inquina a la mera palabra que, al carecer de eficacia jurídica, podría sustituirse por "el reino de los cielos". Con el término nación se han designado tantísimas cosas a lo largo de la historia que parece manía negar a los catalanes el derecho a llamárselo. Ha habido naciones bárbaras, hay naciones a orillas del Amazonas, naciones eran Salamanca o Vasconia en la Universidad de Bolonia, naciones las que se unieron en la II Guerra Mundial bajo el nombre de Naciones Unidas como frente de guerra cristalizado después en frente paz o algo así. Pero algo tienen las naciones que las hace distintas de los Estados (otra cosa es que los Estados se llamen nacionales) y es que, al designar un sentimiento basado en costumbres, tradiciones, cultura, religión, lengua, memorias, folklore, su origen proviene del pasado más o menos remoto. El ejemplo más típico es la nación judía, que remonta sus orígenes a una declaración de Dios a Abraham que lo constituye en patriarca del pueblo elegido, algo permanente, perpetuo, que está por encima de las contingencias históricas. En cambio el Estado sí que es siempre producto de esa contingencias, a veces en los campos de batalla y a veces en las batallas de las alcobas y, de nuevo, el caso más típico es el del Estado de Israel, a raíz de la partición de Palestina por la ONU en 1947, que emergió vencedor de la subsiguiente guerra contra los árabes en 1948.

Las naciones también pueden ser producto de contingencias, como el caso de los Estados Unidos, surgidos de una declaración de independencia de la metrópoli. Pero eso no quita que los Estados lo sean siempre y las naciones, no. Al negar a un grupo humano de siete millones y medio de personas el derecho a llamarse nación a partir de un sentimiento compartido por una mayoría cada vez mayor de la población, ¿qué se quiere decir? ¿Que no se reconoce la existencia de un sentimiento? ¿Por qué? Porque en el Estado español solo puede haber una nación española, se dice. Pero ¿por qué? ¿Por qué no pueden convivir dentro del Estado español dos o más naciones? ¿Acaso no tiene la nación catalana el mismo origen que la española, esto es, un sentimiento compartido? Los sentimientos de unos ¿son superiores o mejores a los de otro? ¿En virtud de qué?

Los catalanes habían conquistado el derecho a usar la palabra nación, aunque fuera sin efectos jurídicos y los socialistas retrotraen este espinoso asunto de principios a tiempos preestatutarios. ¿Por qué? Por una consideración estratégica. Saben que la próxima batalla será sobre sin Cataluña es o no una nación y quieren escoger el terreno del debate lo más cerca posible de sus trincheras. Si empiezan por reconocer la realidad nacional catalana tendrán luego más dificil parar los pies a los soberanistas dentro de su propio partido y convencerlos de que se olviden de "delirios" autodeterministas y drets a decidir. Pero ¿han calibrado el riesgo de que sean los soberanistas los que causen baja en el partido?