divendres, 15 d’abril del 2011

Gürtel quiere listas secretas

Media España pide listas abiertas pero el candidato Camps, sospechoso de haber cometido un puñado de delitos, quiere que sean no ya cerradas sino secretas, que la canallesca no informe sobre los que las integran, esto es, que la gente vote sin saber a quién vota. Y para ello pide censurar cuatro cadenas de televisión, TVE, la Cuatro, Tele5 y la Sexta para que no hablen de lo que le incomoda. En realidad, dicen sus amigos, sólo pretende que las cadenas no relacionen el término corrupción con las listas del PP valenciano. Es decir, entiendo, que las cadenas pueden nombrar a los imputados en las listas del PP pero no decir qué se les imputa. Posición poco perspicaz porque, con la guasa que se gasta el personal, puede acabar diciendo que no están imputados por corrupción sino por trata de blancas, tráfico de órganos o asesinato. El primer derecho que tiene todo acusado es a que se le diga de qué se le acusa. Un derecho que los acusados comparten con el público en general porque el ámbito penal es esencialmente público.

La dirección del PP ha reaccionado con la celeridad del alacrán amenazado y ha desautorizado la desaforada y disparatada pretensión de Camps recordando con toda razón por boca de Ana Mato y de González Pons que la libertad de expresión está por encima de todo. Dan ganas de aplaudir. Camps parece haber captado el extraño mensaje y ha enviado a un propio a retirar su reclamación ante la Junta Electoral Provincial. Más que nada para que no siga haciendo el ridículo, que el cadáver de la Gürtel ya no le deja vivir. Porque, ¿cuál podría ser la respuesta de la Junta, aunque estuviera llena de amiguitos del alma del curita? ¿Decir a las citadas cadenas, que representan algo así como un setenta u ochenta por ciento de la audiencia total que se callen para no molestar a un candidato multiimputado? Tengo que insistir: aquí alguien no está en sus cabales. Se admiten apuestas a que en algún momento pretende cerrar Facebook en la Comunitat valenciana. Como Gadafi en Libia.

Así que eso tan venerable de la libertad de expresión suena un tanto a beneficio de inventario. ¿O la libertad de expresión no reza con las dos cadenas, Telemadrid y Canal Nou, controladas por el PP? Porque en ellas sí que puede Camps conseguir que no se hable de lo que no le interese. Y a rajatabla. ¿Corrupción en Valencia? ¿En Madrid? ¿Qué corrupción? dicen unos periodistas que monopolizan estos medios para repetir en ellos las consignas de Camps y Aguirre y no precisamente gratis. ¿O no fue Aguirre quien despidió fulminantemente a Germán Yanke tras acusarle en directo de haber comprado el discurso del enemigo? Porque Aguirre lo tiene tan claro como Camps: las televisiones son lugares que sirven para colocar el discurso propio y callar el del enemigo. Es decir, para entendernos, que la libertad de expresión "está por encima de todo" salvo cuando podemos ponerla por debajo de todo.

Por último, no parezca exagerada la hipótesis del cierre de las redes sociales. Facebook ya ha dado más de un disgusto al hombre de los tres ternos a cuenta del famoso aeropuerto de Castellón que, en realidad, era una pista de baile pues no había aviones y, sin embargo, fue inaugurado a bombo y platillo. Pues eso puede ser nada con la próxima inauguración de una biblioteca sin libros, lo que quizá sea una idea para que los usuarios, al no poder leerlos, se animen a escribirlos. A ver qué se le ocurre al personal en Facebook pero que se ande con cuidado, que puede encontrarse con una querella de Camps por herir, por ejemplo, sus sentimientos religiosos que últimamente están en carne viva.

(La imagen es una foto de ppcv, bajo licencia de Creative Commons).

dijous, 14 d’abril del 2011

¡Viva la República!

80º aniversario de la proclamación del último régimen de libertad y soberanía popular que ha habido en España desde la efímera Iª República de 1873. Dejo la cuestión de si cuenta o no la Monarquía parlamentaria actual que dice también haber devuelto la soberanía al pueblo. Sea lo que sea lo de hoy, la IIª República fue un estallido de emancipación popular en un sentido muy profundo. Podía haber traído aquí alguna otra foto pero creo que ésta de las misiones pedagógicas es muy ilustrativa. Misiones es término de uso religioso. Los españoles seguían siendo mitad monjes pero no ya también mitad soldados sino maestros. Tal fue la IIª República. La República de los maestros. Y su efecto es el de la maravilla que reflejan esos rostros campesinos, curtidos que acceden a lo que ni habían podido intuir en los años de la monarquía de estúpidos parásitos que, por no saber, ni sabían hacer aquello para lo que se preparaban: la guerra. La única guerra que el ejército español ha ganado en serio, de modo definitivo y total, ha sido contra su propio pueblo y necesitó la ayuda de alemanes, italianos y moros. A las clases que nutrían y mandaban ese ejército les producía ira ver los rostros de la foto de la derecha. Eso era lo que les sacaba de quicio y lo que las empujó a dar un golpe de Estado con una guerra de tres años y una postguerra de treinta y cinco. Con el ejército empezó la cosa y con el ejército terminó. Casi nadie recuerda que, en buena medida, la proclamación de la República viene precedida del fusilamiento de los capitanes Galán y García Hernández en diciembre de 1930 por haberse sublevado en Jaca en favor de la República. Militares republicanos, por cierto, de los que había muchos pero no suficientes.

Así que aquel régimen, que se basaba en la soberanía popular, sucumbió al asalto militar de la derecha nacionalcatólica que estableció una dictadura genocida. Pero después vino la transición y la transición devolvió la soberanía al pueblo. Mas esto no es estrictamente cierto. La IIª República surgió como un acto del Poder Constituyente que es siempre originario y muchas veces revolucionario. La Monarquía parlamentaria emanada de la transición no es el producto de un Poder Constituyente soberano y originario sino de un poder constituido dentro de un marco más amplio que son las instituciones del 18 de julio, empezando por la propia Corona. La Comisión constitucional que ni siquiera se llamó constituyente por miedo tenía territorios vedados, el más señalado el de la Monarquía. Ésta en la persona de Juan Carlos no era producto de la legitimidad dinástica, puesto que su padre tenía mejor derecho, ni de la popular pues nadie la había votado en referéndum. Su legitimidad era, y sigue siendo, la del nombramiento de Franco.

El pueblo es ahora soberano, se dice, puesto que la Constitución prevé la posibilidad de un cambio en la forma de gobierno de la Monaquía por la República. Con muchas dificultades pero la prevé. Lo que sucede es que, a su vez, hay una especie de acuerdo fundamental entre los dos partidos mayoritarios en el sentido de que la Monarquía no se toca. Como eso no se puede decir en público, cada vez que alguien plantea la necesidad de acabar con el franquismo definitivamente sometiendo la forma de gobierno a referéndum se dice que no es el momento, que no es oportuno. Y eso que pedir un referéndum ya es hacer concesiones dado que la única forma de gobierno totalmente legítima en España al día de hoy es la República, que perdió la guerra pero no el mandato popular.

Así que, efectivamente, los republicanos somos unos plastas que llevamos setenta años pidiendo que nos devuelvan lo que nos arrebataron manu militari, nuestra República, sea o no sea el momento o la conveniencia. Hay quien, aparentemente ingenioso, amenaza con la pesadilla de un República presidida por Aznar. La mayoría de los no momentáneos dice que la Monarquía se ha legitimado por la intervención del Rey en contra de la intentona del 23-F que viene a ser algo así como el razonamiento de los comerciantes de Chicago que pagaban por conseguir la protección de quienes les destruirían los establecimientos si no pagaban. Es un argumento de conveniencia.

Tiene gracia ese discipulaje que profesaba el primer Zapatero en relación con el teórico político Philip Pettit y su teoría del republicanismo cívico, que es compatible con la Monarquía. En el fondo bien puede ser un asunto de palabras y que Pettit tenga razón en que lo importante es lo cívico, el ser ciudadanos y no súbditos. Hoy los reyes no tienen súbditos. Y ¿sobre quién reinan entonces? Claro, reinar o no reinar es tambien cosa de palabras. Pero, si es cosa de palabras, ¿por qué no cambiar unas por otras, súbdito por ciudadano y rey por presidente de la República?

No se trata de mirar la conveniencia ni de envolverlo todo en malabarismos semánticos sino de valores y principios. Por eso seguiremos pidiéndola. Yo, de momento, voy a hacerlo en Arenas de San Pedro.

dimecres, 13 d’abril del 2011

Al Luna de Valencia.

Es una alegría que Ángel Luna, el portavoz del PSOE, haya sido absuelto por un tribunal que, además de hacer justicia, se ha mostrado sensible a la indignidad de que se estuviera juzgando antes a quien denunció los hechos que a quienes los perpetraron. Era una erosión muy fuerte del prestigio de la justicia. Como el que está sufriendo con el caso de Garzón. En fin, que Luna no cometió delito mostrando unos papeles incriminatorios que eran públicos, que no era un delincuente, que los delincuentes, según parece, son otros.

Porque hay papeles y papeles. Los de Luna eran legales pero qué sucede con los que salgan, si es que no han salido ya, del asalto al despacho del hijo de Chaves? ¿Y qué hay del asalto en sí mismo? Ese asunto debe quedar claro cuanto antes y ha de conocerse a los que lo hicieron. Recuérdese que el celebérrimo caso Watergate comenzó con el allanamiento de unos locales del Partido Demócrata por gente que resultó estar a sueldo de los republicanos.

Con este hecho y con el del montaje de un pseudopartido para hacer daño al PSOE y facilitar transfuguismos no puede caber mucha duda acerca de que la vida política española, especialmente en su derecha, necesita un proceso de regeneración. Porque en ese montaje está involucrada, presuntamente, la trama Gürtel y los caballeros del famoso Tamayazo, otra rutilante perla de cómo entiende la política la derecha.

Luna simboliza lo contrario.


(La imagen es una foto de Oquendo, bajo licencia de Creative Commons).

La dinamita y los locos.

Unos presuntos etarras tratan de abrirse camino en Francia a tiros. Ahora deben estar cantándolo todo porque poco después, a otros tales presuntos se les ha requisado un almacen de explosivos de magnitudes colosales. Con esos 850 kilos se podría volar, ¡qué se yo! ¿Cuelgamuros? ¿La plaza de toros de Las Ventas? No tengo ni idea pero supongo que mucho. ETA debe de estar en las últimas y estos quizá sean estertores de agonía. Aun así son muy peligrosos.

La situación tiene pinta de ser extrema. La izquierda abertzale va a acabar condenando a ETA si teme que ésta haga una barbaridad cuando menos se espere. Es verdad que está en alto el fuego. Pero todo el mundo sabe que ETA respeta tanto sus altos el fuego como al Rey Borbón al que ha querido asesinar. En estas condiciones no es de rechazar la idea de que quiera reventar la integración de la izquiera abertzale en las instituciones con algún atentado. Y eso ya dejaría sin margen de maniobra a la tal izquierda que tendría, por fin, que declararse contraria a la violencia etarra pasada, presenta y futura.

El fin de ETA quizá sea una de las más importantes noticias en España, si no la más importante, aplaudida por casi todos los españoles y la gran mayoría de los vascos. Y ese fin de ETA se producirá por la sola acción policial y judicial, sin negociación política alguna. Pero, mientras esto no suceda, ETA sigue siendo un peligro público y todo cuanto se haga por combatirlo será poco. En estas circunstancias resulta cosa de locos que la oposición obstaculice la labor del Gobierno de múltiples maneras que evidencian una ruptura de hecho del pacto antiterrorista, justo lo que más puede beneficiar al terrorismo. Esas manifestaciones acusando a grito pelado al Gobierno de hacer lo contrario de lo que está haciendo (esto es, combatir a ETA) valen tanto como la mala fe de mantener imputados a policías de la lucha antiterrorista con triquiñuelas de rábula. Con todo, eso es sólo una parte del cerco de la derecha al Gobierno. Por ejemplo, Mayor Oreja lleva años deslegitimando la acción de las autoridades con una afirmación en cuyo apoyo jamás ha presentado una prueba: que el Gobierno está negociando con ETA. Por cierto que lo más divertido de este infundio es el bovino aplomo con que Mayor lo repite una y otra vez, casi siempre con las mismas palabras. Una especie de jaculatoria cuyo contacto con la realidad es imaginario. Porque si el resultado por ahora de la negociación es el decomiso de casi una tonelada de explosivo y la detención de cuatro presuntos asesinos es patente que lo más caritativo que puede decirse de Mayor Oreja es que no sabe lo que dice.

La imagen de unos fanáticos, unos locos, manejando casi una tonelada de explosivo mete miedo. Pero también lo mete la de otros locos no menos fanáticos que el sábado pasado pedían que se encarcelara al ministro del Interior que ha puesto a ETA contra las cuerdas y al que sus otros enemigos, los de la izquierda transformadora llaman RuGALcaba. Hay mucha dinamita y mucho loco suelto.

(La primera imagen está en el dominio público, la otra es una foto de europeanpeoplesparty, bajo licencia de Creative Commons).




dimarts, 12 d’abril del 2011

La Justicia frente a la Justicia.

Hoy mi periódico Público me ahorra la grata tarea de pensarme un post. Sólo con comentar la portada, que es un prodigio de composición periodística, a extremos casi metafísicos, habrá más que suficiente.

El titular es expresivo y realista. Suena como un restallido. Nada de faramalla judicial. Las cosas claritas: es la Gürtel la que ha sentado en el banquillo al juez Garzón ya que la acusación son los propios implicados en el macromegaproceso por corrupción que levantó este juececillo que no puede estar quieto. Al parecer, el abogado de uno de los implicados en la Gürtel, un constructor castellano, es un antiguo fiscal de la Audiencia Nacional, en donde actuaba Garzón. Todo queda en casa. Pasar de fiscal a abogado es una opción personal perfectamente legítima y, si se toma, será porque el interesado lo encuentre beneficioso.

El titular plantea con toda audacia el asunto en el terreno que interesa a la colectividad, el político. Es verdad que habrá sectores importantes de la población que se interesarán por los aspectos jurídicos de la peripecia de Garzón; pero serán muchos menos que los que entienden el asunto en clave del interés general de qué sucede con los casos que este juez, acusado de prevaricación, ha levantado, el de la Gürtel y el de la memoria histórica. No están conectados procesalmente, pero sí lo están a través de la persona imputada en los dos casos. Éste va a ser un proceso muy sonado. En él será muy difícil deslindar lo político de lo jurídico. Incluso habrá quien diga que es imposible. ¿O no están los magistrados del Supremo interesados en que se haga justicia y no solamente en este proceso sino en todos? Porque si la justicia (de cuya escrupulosa administración no tengo duda) consiste en condenar al juez y esta condena se usa luego para invalidar el procedimiento de la Gürtel, quién sabe si para anularlo, ¿no es obvio que el efecto de una justicia puede haber sido una injusticia? Ya se sabe que la respuesta a esta pregunta es el famoso Fiat iustitia, pereat mundus que invocan siempre los que están interesados en que el mundo perezca.

Pero la portada tiene otra parte que establece una sutil relación con la noticia de titular. A propósito de lo que pasa en Costa de Marfil se dice que Gbagbo cae en manos de la justicia. Por cierto, menuda foto. En manos de la justicia. Más parece que haya caído en manos de su enemigo, Ouattara, quien quiere que se le abra proceso en el país. Si esto es justicia o no se verá en poco tiempo. Este Ouattara tiene el apoyo de las Naciones Unidas y de Francia. ¡Qué bien se da a Francia esto de actuar de potencia colonial a la antigua usanza! Y ahora con el amparo de la ONU, que va allí para ahorrar costes de intendencia y logística a los franceses. Los de la ONU vigilan y recogen refugiados; los franceses disparan. Puede que Ouattara sea un querubín democrático y el testarudo de Gbagbo, un tirano sin escrúpulos. Puede. Ya veremos qué justicia se le hace.

El empleo del término justicia en el caso de Costa de Marfil y ausente en el del Tribunal Supremo español puede ser una forma sutil de calificar lo que está sucediendo en España, algo que parece evidente desde el momento en que Costa de Marfil hace sombra en punto a eso tan abstracto y tan concreto, tan eterno y actual como la Justicia. Una crítica al estilo de las Cartas persas, en las que quedaba claro como la atrasadísima Persia tenía instituciones y procedimientos más beneficiosos, humanos, racionales, que la adelantadísima Francia de Montesquieu.

Porque si, con toda justicia, desde luego, se condena al juez que instruyó el caso Gürtel antes que a los implicados en él a los que, incluso, cabe que no se juzgue si la condena al juez invalida el procedimiento, se habrá cometido una enorme injusticia en nombre de la Justicia y ésta, en realidad, está mejor representada en Costa de Marfil que en España.

dilluns, 11 d’abril del 2011

El juego sucio y la mala fe.

Son los rasgos característicos de la acción política de la derecha. Es muy difícil encontrar un ejemplo más patente de juego sucio que el episodio de espionaje en el PP de la Comunidad de Madrid. La gestapillo, que ya tiene gracia la expresión, destinada a procurarse informes comprometedores sobre compañeros incómodos con el probable fin de chantajearlos posteriormente. El espionaje camina a la par con el más sonado episodio de corrupción de la democracia, el caso Gürtel, un presunto emporio del delito en el que andan pringados puñados de dirigentes y cargos públicos del PP en las más variadas hazañas.

Lo sucio, no obstante, y la mala fe, no están en los presuntos delitos en sí sino en el modo en que el partido los aborda. En lugar de ponerse plena y abiertamente a disposición de la justicia, utiliza todo tipo de argucias, recursos y contrarrecursos, personificaciones fraudulentas, lo que sea para obstaculizar la marcha de los procesos. Mala fe procesal por todos los costados, cosa que se echa de ver en que la estrategia no está pensada para demostrar la inocencia de los acusados, sino para hacer que los procedimientos se eternicen y conseguir, si posible, le prescripción.

¿Y qué más juego sucio se quiere que montar partidos pelele para minar el terreno del adversario? ¿Qué nombre cabe dar a eso? Partidos que además sirven para posibilitar transfuguismos, el colmo del juego sucio en política, el chaqueteo. Partidos a las órdenes de otro partido. Más o menos como el mismo PP está a las órdenes de su derecha extrema y los medios de comunicación que le hacen de caja de resonancia. Una coyunda, partido/medios, que lleva a basar la labor de oposición política en la persecución personal de unos u otros adversarios, Bono, Chaves, sometidos a verdaderas cacerías mediáticas con asegurada resonancia parlamentaria posterior. La fórmula es simple y eficaz: un periódico dice algo, un político lo plantea en el Congreso y el periódico monta después la tremolina con la contestación del Gobierno. Mala fe de arriba abajo.

En esa fiebre de oposición mediática el juego sucio consiste en romper los consensos básicos, de interés del Estado. En política antiterrorista, por ejemplo. Las maniobras del caso Faisán son la punta de lanza de una política destinada a impedir que el Gobierno socialista pueda capitalizar el fin de ETA, como las manifestaciones callejeras contra el Gobierno so pretexto de las víctimas tratan de lo mismo, de obstaculizar la política antiterrorista. Típico juego sucio es la ruptura del consenso en política exterior según el cual, fuera de las fronteras, no se habla mal del país para no debilitarlo. Ese consenso no lo ha respetado Aznar jamás. Todas sus intervenciones han ido siempre en detrimento de la imagen de España. Y cuando se dice que no se habla mal de España sino del Gobierno español sólo cabe decir que al juego sucio se le añade la mala fe pues el Gobierno democrático de España representa España.

Juego sucio hacia fuera y juego sucio hacia dentro. La instrumentalización de los símbolos y las instituciones del Estado. Esos jueces que son militantes de corazón (ya que no pueden serlo de carné) del PP y que aplican a rajatabla sus intereses en el Consejo General del Poder Judicial o donde se tercie dejan a la judicatura al nivel del betún. Que sea Enrique López, el hombre del PP en el CGPJ, y candidato permanente para el Supremo, quien haya decidido mantener su competencia en el caso Faisán aun sabiendo, al parecer, que no hay delito de de colaboración con banda armada es, en verdad, un escarnio. Un escarnio a la justicia.

Las instituciones que no se pueden instrumentalizar se bloquean, como estuvo bloqueado el Tribunal Constitucional durante unos dos años, imposibilitado de hacer nada. Y las que no se pueden bloquear, se deslegitiman. No hay decisión que tomen las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado y la administración de justicia que, en tocando al PP, no se lancen sus dirigentes a cuestionar las motivaciones de los servidores del Estado, a calificarlos de "camarillas" o de agentes del Gobierno que, a su vez, según dictamen del principal imputado político en la Gürtel, Camps, pretende establecer en España un régimen de terror.

Si a esto se añade que se trata de un partido que no informa de sus decisiones, que no ha hecho aportación alguna a la lucha contra la crisis, de cuyo líder, esto es, de lo que piensa, tampoco se sabe nada salvo que tiene una puntuación bajísima entre los ciudadanos, sólo queda preguntarse qué valor tienen esos catorce puntos porcentuales de ventaja electoral y qué sucederá el año que viene, que no está claro.

Dice Almunia que en Europa no dan por segura la victoria de Rajoy. Por supuesto que no. Eso viene diciéndolo Palinuro hace meses: que están vendiendo la piel del oso antes de matarlo. Y cargando como carga con el cadáver de la Gürtel el PP está en un tris de ser un cadáver él mismo.

(La imagen es una foto de Partido Popular Comunitat Valenciana, bajo licencia de Creative Commons). En ella están Cospedal, Camps, González Pons y Rajoy. Son dignos de análisis los gestos de los cuatro.

diumenge, 10 d’abril del 2011

Las fotografías de Juan Rulfo.

Con motivo del 25º aniversario de la muerte de Rulfo se ha publicado un libro (Juan Rulfo, 100 fotografías de Juan Rulfo. Editorial RM, 2010, al cuidado de Andrew Dempsey y Daniele De Luigi), con una selección de 100 fotos suyas, y la FNAC de Madrid exhibe una selección de 25 de esa selección de 100. Exhibir es un verbo impropio dado que el comercio expone las 25 piezas en una salita habilitada también para lectura de libros, revistas, comics, etc y los abundantes lectores no dejan ver las fotos.

De todas formas es una buena ocasión para dar un repaso a ese extraño genio quedo que fue Rulfo, el breve autor de una sola novela y un solo libro de relatos, traducidos a muchos idiomas y de quien todo el mundo se hace lenguas como uno de los grandes de la literatura mundial. Y con razón.

Rulfo parece haber dedicado la mayor parte de su vida a la fotografía. Dejó un legado de unos 6.500 negativos aún por clasificar. Estudió el arte, la practicó, intento establecerse profesionalmente en relación al mundo del cine y la fotografía. Seguramente se consideraba fotógrafo. Tenía amistad con Cartier Bresson, que anduvo mucho por México, y muestra una gran influencia de los maestros estadounidenses de la generación anterior, Paul Stieglitz, Paul Strand, Charles Sheeler o Edward Steichen. Una fotografía seria, realista y, al mismo tiempo, trascendental, simbólica en la que las imágenes no se quedan en sí mismas sino que hablan, son la congelación de un relato que sigue fuera de ellas mismas. Edificios, retratos, paisajes, costumbres son los temas más repetidos. No hay escenarios. Es la realidad por la que pasamos y de la que retenemos retazos visuales que pertenecen a otras historias.

El resultado de tanto afán no va muy allá. Las fotos de Rulfo son muy buenas pero ni por la calidad técnica ni por su contenido alcanzan los niveles de su obra narrativa. Entonces ¿por qué obstinarse en ser aquello para lo que se vale menos? No es infrecuente que la gente equivoque su vocación. En realidad es una queja habitual. No obstante, tengo la impresión de que, en el fondo, Rulfo siempre se vio como un literato, como un novelista que se valía de la fotografía para ambientar sus relatos. O sea, un novelista fotógrafo antes que un fotógrafo novelista. Porque sus fotos se entienden mirándolas con los ojos de quien ha escrito El llano en llamas o cualquiera de las otras historias, que son igual de buenas, algunas incluso mejores que aquella, pues eso ya es cosa de variantes en los gustos. Mi cuento preferido es ¡Diles que no me maten!.

No las fotos, no, sino su literatura, muestra la mano de un genio. Para los que confían más en el principio de autoridad, recuérdese que Jorge Luis Borges o Gabriel García Márquez, hablan de él con veneración rayana en la idolatría. Con fundado motivo porque su influencia está patente en ellos. Como lo está en todo el llamado realismo mágico. En Cien años de soledad está presente el espíritu de Pedro Páramo o sea, el de Juan Rulfo porque en la literatura de éste la perspectiva es cambiante. Los relatos pueden estar en la de las distintas personas del verbo y dentro de un mismo relato. El cambio más frecuente, de la tercera a la primera, lo que hace que Páramo sea tan Rulfo como Rulfo Páramo. Esa alternancia junto a la habilidad para mezclar pasado, presente y futuro a través de la memoria de los personajes que van y vienen por sus vidas situándose, por ejemplo, en un futuro del que el presente en el que estamos es un remoto pasado, son rasgos distintivos de una forma de escribir que es literatura en estado puro.

Rulfo escribe como el que llueve. Todo lo que toca su palabra, como todo lo que moja la lluvia, cambia de color, de tacto, de aroma, se hace suyo, de Rulfo. Hay un México de Rulfo de raíces agrarias e indias revestidas de mundo moderno. Y en ese México está muy presente la muerte, vista como un avatar de la vida, muchas veces descontada, muerte por encargo, sobrevenida o largo tiempo esperada. Eso es narración de lo indecible. Y ese es el genio de Rulfo. Sólo Bolaño, me parece, otro escueto, ha dado similar sacudida a la literatura. No son nombres de relumbrón, pero su savia nutre el inmenso jacarandá de la literatura de un continente.

(Las imágenes, sacadas del libro son: la 1ª, Plantación de magüeyes y la segunda Barda tirada en un campo verde)

Para variar: contra el Gobierno.

Estas broncas manifas de la derecha contra el gobierno de Zapatero y contra el mismo Zapatero forman parte periódica del guión de actividades del PP y sus circos mediáticos y sociales. Sabedor de que todo en nuestro mundo es espectáculo, el PP los monta valiéndose de los más diversos motivos (hoy las víctimas, mañana la familia, pasado el honor de los Prizzi o de España, tanto da) para calentar el ambiente, salir en los medios, muchos de ellos suyos, y animar a su tropa insultando al Gobierno. Si de aquí al verano no hay otra por el mismo motivo o una en contra del aborto, que suele tener idéntica finalidad, el vacío se compensará con esa jornada internacional de la juventud, magna jamboree que tiene preparada la escuadra eclesiástica de los conservadores. Con ella piensa Rouco, hombre más del PP que de la Iglesia, recibir a SS el Papa de Roma, quien raro será si no viene mascullando algo en contra del Gobierno y la ola de materialismo, sensualismo, relativismo y ateísmo que invade la sociedad española, antaño tan hija de Cristo.

De lo que menos se habla -y berrea- en las manifestaciones por las víctimas del terrorismo es de las víctimas. En la de ayer, apenas unos gritos en contra de ETA y en cambio un vocinglerío en contra del Gobierno, de Zapatero -cuya dimisión se pidió en todos los tonos de la España nacional- y de Rubalcaba a quien se quiere ver en comisaría detenido por traidor.

En ese clima el señor González Pons, devoto asistente al tumulto sabatino, junto a los dirigentes del PP, dice que echa de menos la presencia de Zapatero, Rubalcaba y Chacón al lado de las víctimas. En verdad que este hombre es un caso clínico, una tan insólita mezcla de cinismo y estupidez no es frecuente entre los políticos de la derecha española; ni siquiera de la valenciana. Tan ausente estaba Zapatero como Rajoy o Aznar, quien no suele perder una ocasión de soltar algún desprecio, alguna maldad, pero sólo echa de menos a Zapatero cuando debía hacerlo con Rajoy que es con quien más trata. Pero, sobre todo, ¿realmente cree que Zapatero debe ir a una manifa convocada contra él, a que lo insulten y, seguramente, intenten agredirle como hicieron con Bono hace unos años y siendo éste ministro? Es imposible que tanta majadería sea inocente. Tiene su punto de provocación.

La derecha se apodera de las víctimas que, en el fondo, no le importan nada si no puede instrumentalizarlas (como se ve en el caso de las que representa Pilar Manjón), igual que se apodera de la bandera española, de la actual y de la de Franco -que es la más suya- pues las dos estaban ayer presentes. Se apodera de todo lo que pueda venirle bien a su fin que es conseguir que el Gobierno se vaya para auparse a su vez. Lástima que haya de haber unas elecciones por medio y a ellas vaya a llegar la derecha en una situación muy distinta a la de ahora, embriagada como está de victoria. Por eso altera lo que puede la vida cotidiana, instrumentaliza a los muertos, a los vivos, a los por nacer, organiza alborotos callejeros y trata de dar la impresión de inestabilidad, debilidad gubernamental, incluso a costa de los intereses de España. Cree justificar su desesperado intento de adelantar las elecciones siendo así que su único fin es impedir que se produzca el fin definitivo de ETA y el comienzo de la recuperación de la crisis económica bajo mandato socialista.

El PP es un partido muy patriótico.

dissabte, 9 d’abril del 2011

El macho normal.

Hay una cuestión que me inquieta en estos casos en que periodistas o políticos de la derecha (casi siempre son de la derecha) dicen barbaridades de corte machista. Puede tratarse de ese Sostres que excusa un asesinato de género, el alcalde de Valladolid que se pone bravo con los morritos de una ministra o el otro de la televisión que no sabe si un transexual es chico, chica o chique. Tales propósitos basura, de los que es faro y guía el bolígrafo de Aznar por el escote de una reportera, dan por supuesto que quienes los formulan tienen sobrada experiencia en lances galantes. ¿Por qué, sin embargo, suenan a baladronadas de machos ibéricos de sobremesa, hartos de vino y ganas?

Sobre todo, ganas. La pregunta es si estos tres citados, que no son los únicos ni mucho menos, se han mirado en un espejo. Y qué han visto. Porque aquí puede estar la clave de la cuestión que mencionaba al principio. Con esas pintas, por favor, y aunque haya gente para todo, está claro que hablan de lo que oyen y lo que imaginan. Así dicen lo que dicen y en lo que dicen hay tal fondo de odio a las mujeres que se entiende que lo dicen porque no hacen.

Tirant lo Gürtel III,

No sé si estas listas electorales encontrarían un hueco en el Guiness: la lista electoral con más implicados en casos de corrupción. No creo se hayan dado ejemplos parecidos, ni siquiera en Italia en los mejores tiempos de Tangentopoli o en los de la renovada República de Berlusconia. Por fortuna los procesos judiciales están a salvo de la lógica electoral porque tal parece que la intención de quienes han confeccionado y aprobado las candidaturas valencianas es influir en las decisiones judiciales mediante plebiscitos políticos, con lo que la condición de ciudadano honrado y hasta ejemplar o la de delincuente no la otorgan los jueces sino la voluntad del electorado.

Cualquiera que recuerde lo popular que llegó a ser el Dioni a quien Joaquín Sabina dedicó la canción Con un par de contenido fácilmente imaginable supondrá que algo parecido puede pasar con estos por ahora imputados. Quienes a su vez quizá repitan para su coleto y refiriéndose a sí mismos, con un par. Hay que provocar. También se viene al recuerdo aquella costumbre de Batasuna de meter en sus listas electorales no ya a imputados sino a gente condenada cumpliendo condena por ser de ETA. Con otro par, imagino. No estoy comparando, líbreme el cielo, a los etarras con los gurtelianos. Tampoco se me ocurriría comparar a un asesino con un caco. Son cosas distintas.

En el fondo, estas listas valencianas repletas de presuntos mangantes parecen la recuperación del antiguo recurso del santuario mediante el que los perseguidos de la justicia encontraban refugio al acogerse a sagrado, normalmente una iglesia. Hoy día, con nuestra secularización galopante, las iglesias ya no protegen de nada, pero las listas electorales, sí. Otorgan inmunidades lo que, tratándose de gente perseguida y procesada por sus actividades presuntamente delictivas y empezando por el Presidente de la Comunidad, no es cosa despreciable. No es lo mismo sentarse en el banquillo como simple ciudadano Camps, farmacéutico consorte y curita, que hacerlo como Molt Honorable presidente de la Comunitat. Quizá piense el afectado que, así como él no puede resistir la presión de los otros mendas para refugiarse en las listas porque le falta fuerza moral, a lo mejor los jueces se dejan intimidar por la pompa y boato del poder y no son tan tiquismiquis con los trajes, las comisiones, los millones de euros, la visita del Papa, las contratas de la basura, las de las fiestas y actos del PP, la de FITUR, la financiación del partido, las adjudicaciones fraudulentas, los apaños de la televisión, el saqueo de las arcas de todos, la repetición de los premios de la loteria o el supuesto empleo de caudales públicos para montar partidos de esbirros con los que fastidiar al PSOE.

Bien, el caso es que se pide a los ciudadanos de Valencia que voten por otros ciudadanos por debajo de toda sospecha. Dado que los presuntos delitos se refieren a caudales públicos que han sido sustraídos de sus empleos legales, es decir, al patrimonio de todos los ciudadanos, lo que se pide es que estos voten como representantes suyos a quienes están acusados de esquilmarlos. Realmente si los ciudadanos los votan no será porque no estaban informados.