Media España pide listas abiertas pero el candidato Camps, sospechoso de haber cometido un puñado de delitos, quiere que sean no ya cerradas sino secretas, que la canallesca no informe sobre los que las integran, esto es, que la gente vote sin saber a quién vota. Y para ello pide censurar cuatro cadenas de televisión, TVE, la Cuatro, Tele5 y la Sexta para que no hablen de lo que le incomoda. En realidad, dicen sus amigos, sólo pretende que las cadenas no relacionen el término corrupción con las listas del PP valenciano. Es decir, entiendo, que las cadenas pueden nombrar a los imputados en las listas del PP pero no decir qué se les imputa. Posición poco perspicaz porque, con la guasa que se gasta el personal, puede acabar diciendo que no están imputados por corrupción sino por trata de blancas, tráfico de órganos o asesinato. El primer derecho que tiene todo acusado es a que se le diga de qué se le acusa. Un derecho que los acusados comparten con el público en general porque el ámbito penal es esencialmente público.
La dirección del PP ha reaccionado con la celeridad del alacrán amenazado y ha desautorizado la desaforada y disparatada pretensión de Camps recordando con toda razón por boca de Ana Mato y de González Pons que la libertad de expresión está por encima de todo. Dan ganas de aplaudir. Camps parece haber captado el extraño mensaje y ha enviado a un propio a retirar su reclamación ante la Junta Electoral Provincial. Más que nada para que no siga haciendo el ridículo, que el cadáver de la Gürtel ya no le deja vivir. Porque, ¿cuál podría ser la respuesta de la Junta, aunque estuviera llena de amiguitos del alma del curita? ¿Decir a las citadas cadenas, que representan algo así como un setenta u ochenta por ciento de la audiencia total que se callen para no molestar a un candidato multiimputado? Tengo que insistir: aquí alguien no está en sus cabales. Se admiten apuestas a que en algún momento pretende cerrar Facebook en la Comunitat valenciana. Como Gadafi en Libia.
Así que eso tan venerable de la libertad de expresión suena un tanto a beneficio de inventario. ¿O la libertad de expresión no reza con las dos cadenas, Telemadrid y Canal Nou, controladas por el PP? Porque en ellas sí que puede Camps conseguir que no se hable de lo que no le interese. Y a rajatabla. ¿Corrupción en Valencia? ¿En Madrid? ¿Qué corrupción? dicen unos periodistas que monopolizan estos medios para repetir en ellos las consignas de Camps y Aguirre y no precisamente gratis. ¿O no fue Aguirre quien despidió fulminantemente a Germán Yanke tras acusarle en directo de haber comprado el discurso del enemigo? Porque Aguirre lo tiene tan claro como Camps: las televisiones son lugares que sirven para colocar el discurso propio y callar el del enemigo. Es decir, para entendernos, que la libertad de expresión "está por encima de todo" salvo cuando podemos ponerla por debajo de todo.
Por último, no parezca exagerada la hipótesis del cierre de las redes sociales. Facebook ya ha dado más de un disgusto al hombre de los tres ternos a cuenta del famoso aeropuerto de Castellón que, en realidad, era una pista de baile pues no había aviones y, sin embargo, fue inaugurado a bombo y platillo. Pues eso puede ser nada con la próxima inauguración de una biblioteca sin libros, lo que quizá sea una idea para que los usuarios, al no poder leerlos, se animen a escribirlos. A ver qué se le ocurre al personal en Facebook pero que se ande con cuidado, que puede encontrarse con una querella de Camps por herir, por ejemplo, sus sentimientos religiosos que últimamente están en carne viva.
(La imagen es una foto de ppcv, bajo licencia de Creative Commons).