El sábado pasado, el Gobierno de los EEUU intervenía el Indymac Bank, la segunda compañía hipotecaria privada del país, para evitar que se hundiera; el domingo, el mismo Gobierno anunciaba que intervenía otras dos gigantescas entidades financieras con nombres como los de la ovejita Dolly, Fannie Mae y Freddie Mac, ambas con deudas por valor de un billón y medio de dólares. El lunes, ayer, la bolsa neoyorquina seguía en caída por ese efecto piscológico que más de una vez se ha señalado en Palinuro, según el cual, las medidas de salvamento in extremis que toman los gobiernos suelen poner aun más nerviosos a los mercados. Un buen puñado de valores bancarios daban batacazos cuando hace seis meses eran considerados tan inconmovibles como el famoso Northern Rock, que acabó en el desastre. No es para menos si se piensa que, después de todas las diatribas anticomunistas de los barandas estadounidenses y de la hostilidad hacia el Estado que han venido mostrando en los últimos treinta años, ahora resulta que es el Estado el que tiene que rescatar, con dinero de todos, a los bancos a pique de suspender pagos o en suspensión de pagos. Vivir para ver; para ver cómo diecisiete años después del hundimiento de la Unión Sovietica los EEUU están gobernados por unos bolcheviques vcapaces de nacionalizar la banca claro que en interés del capital. "Es transitorio", dicen, "el tiempo de que se recuperen". Será transitorio pero lo que está claro para todo el mundo, excepto para los neoconservores y la manga de idiotas que repiten como papagayos sus sofismas aquí en España u otros países europeos, es que el Estado no es el problema (como decía el señor Reagan que no sabía de lo que hablaba) sino la solución, como se prueba mirando simplemente lo que está pasando allí y que se resumen en dos patadas: si el Estado no interviene con el dinero de todos los ciudadanos, el sistema financiero estadounidense puede colapsarse. Y si interviene quizá también porque lo haya hecho muy tarde o con muy poca convicción.
Y como todo lo que pasa en yanquilandia sucede algo más tarde en el secarral de Bienvenido Mr. Marshall, ya tenemos por aquí otro batacazo de un gigante del ladrillo que ayer suspendió pagos... pagos ¿a quién? A sus acreedores, por supuesto, entre los que se cuentan un par de bancos y alguna caja de ahorros. Si esto sigue así, en determinado momento alguna de estas entidades puede tener problemas lo que quiere decir que los tendrá la población. Añádase a estos datos que el paro sube, que también lo hace la inflación, que los negocios están prácticamente parados, el consumo bajo mínimos y el ahorro inexistente y se tendrá el cuadro para hablar de una crisis y una crisis gorda.
Salvo que sea Vd. ministro/a del Gobierno de España o alto cargo del PSOE en cuyo caso esa palabra de "crisis" no formará parte de su vocabulario. Todavía ayer, el día en que El País publicaba los datos de su encuesta, según la cual el 90% de los españoles piensa que el país está en crisis, la señora Leire Pajín, valor emergente del PSOE, en entrevista en Cuatro en que repitió como una doctrina -pero con mucha voluntad- todos los lugares comunes acerca de la voluntad del Gobierno, etc, etc, evitó escrupulosamente pronunciar la palabra maldita que la entrevistadora no se privó de usar: "crisis". Era una situación tan ridícula que daban ganas de reír. Esto ya no es prudencia, cortedad, apocamiento sino simplemente estulticia.
Sin embargo, debe reconocerse que el Gobierno no está solo en el error o la contumacia; le han acompañado en ellos analistas, economistas, banqueros o simples bocazas que llevan años afirmando que no hay una burbuja inmobiliaria o una amenaza para la economía española. Otro reportaje de El País, titulado ¿Burbuja? ¿Qué burbuja? hace una relación inmisericorde de todas las "autoridades" que en los últimos seis años han venido negando riesgos para la economía española o la existencia de la famosa burbuja y que van desde el señor Botín, presidente del Banco Santander, al señor Caruana, Gobernador que fue del Central, desde el señor Rodríguez Zapatero al señor Solbes. En definitiva una relación que deja bien en claro que los destinos económicos del país están en manos de una pandilla de necios llenos de prosopopeya doctoral.
(La imagen es una foto de Jonaycp, bajo licencia de Creative Commons).