El enlace formal se ofició en el Ayuntamiento de Pozuelo y lo presidió el concejal de Nuevas Tecnologías, señor Calvo-Sotelo, del PP. Me pareció estupendo que fuera el responsable municipal de las nuevas tecnologías el encargado de la ceremonia, lo consideré una especie de premonición o feliz coincidencia de aficiones. No me hubiera gustado nada que me casara el concejal responsable de clero y culto, por ejemplo, si al Ayuntamiento le diera por tenerlo.
Da fe la foto superior que quizá no sea de calidad excelente pero es la mejor que he encontrado por ahí se sigue que ambos somos conscientes de ls importancia del momento. Tenemos la más clara figura de contrayentes que quepa imaginar. Digo esto porque al día siguiente, mi amigo Ferri me preguntó si me había puesto nervioso. Y ¿por qué iba a ponerme nervioso? La gente, me dijo, se pone nerviosa cuando se casa. Francamente, no lo entiendo. Nerviosa ¿por qué?
Ayer celebramos el hecho con una fiesta para los amigos en el jardín de la casa del pueblo. Tampoco es una foto excelente la de la derecha, pero da una idea del ambiente. El fotógrafo se ha dejado fuera de campo otra mesa más a la izquierda. La verdad es que pensé que si no podía representar las bodas de Fígaro, que es el momento culminante de la subversión del antiguo régimen, basado en la más flagrante injusticia de la humanidad, que es la desigualdad, podría escenificar las bodas de Camacho el rico, que no consigue sin embargo ganar en ingenio a su rival Basilio el pobre, quien se alza con la mano de la bella Quiteria, prometida de Camacho y enamorada de Basilio. Un bello ejemplo de ómo el amor triunfa obre las asechanzas de la vida.
Creo que lo pasamos bien. Gracias a quienes vinísteis y a quienes no lo hicísteis por causa de fuerza mayor.