dimarts, 17 de juliol del 2012

Derecho de resistencia contra la tiranía.

Parece que la idea de Palinuro de ejercer el derecho de resistencia a la tiranía va siendo recogida por otras gentes. Por ello es bueno traer aquí la entrada del pasado día 15 de julio en la que se demostraba que el gobierno de Rajoy es un tiranía, titulada La radical ilegitimidad del gobierno de Rajoy, en la que se demostraba que el gobierno actual del PP constituye una tiranía de origen y de ejercicio al mismo tiempo, como requiere la doctrina clásica del derecho de resistencia y, por tanto, nos asiste a los ciudadanos ese derecho, ya que no tenemos otra vía de defendernos de los ataques ilegales e inconstitucionales del poder político.
Entre sus muchos defectos, la Constitución española de 1978 tiene el de no recoger expresamente el derecho de resistencia. No importa mucho porque, siendo este un derecho fundamental, inseparable de la idea liberal del gobierno por consentimiento, base del orden constitucional, asiste al pueblo español, diga la Constitución lo que diga, y le asistiría incluso aunque la Constitución dijera lo contrario.
No obstante, como siempre hay almas cándidas que quieren ver algún ejemplo tangible de lo que se mueve en el terreno de las ideas, traemos a colación la vigente Constitución alemana de 1949, a la que la española de 1978 quizo imitar sin conseguirlo ni por el forro, cuyo artículo 20,4 dice: "Contra quien pretenda subvertir dicho orden (el constitucional) asiste a todos los alemanes el derecho a la resistencia cuando no exista otra vía". Es obvio que el legislador alemán considera que entre los "quienes" que puedan destruir el orden constitucional cabe contar el gobierno federal; es más, esa fue precisamente su experiencia con el nazismo: el régimen hitleriano destruyó las Constitución de Weimar desde dentro. Igual que pretende hacer el gobierno de Rajoy con la española.
El legislador alemán exige además dos requisitos expresos para el ejercicio del derecho de resistencia: a) que alguien trate de destruir el orden constitucional; b) que no haya ninguna otra posibilidad de impedirlo. Corresponde ahora ver si estos requisitos se cumplen en el caso español.
Y se cumplen. El primero: casi todas las medidas adoptadas por el gobierno del PP son más o menos claramente contrarias a numerosos preceptos constitucionales que fundamentan el Estado de del bienestar, desde los derechos sociales y económicos hasta la progresividad de la tributación, la prohibición de la arbitrariedad, el carácter público de la sanidad y la educación, pasando por el principio mismo de igualdad ante la ley, como se ve de la última rectificación, apresuradamente anunciada por los gobernantes, asustados ante el empuje de la movilización social permanente de que los sueldos más bajos de la función pública sí tengan paga de Navidad, flagrante ruptura de dicho principio, aparentemente fundamentada en un falso principio de progresividad que el gobierno niega en donde debiera imponerlo e impone en donde pudiera ignorarlo.
El segundo: el gobierno, apoyado en una amplia mayoría absoluta en el Parlamento, no permite oposición parlamentaria alguna. Controla además ilegalmente los medios públicos de comunicación, para que no puedan manifestarse opiniones discrepantes y cuenta con casi todos los medios privados. Criminaliza y persigue también ilegalmente toda crítica y oposición extraparlamentaria en la calle mediante la represión policial y la imposición de arbitrarias sanciones gubernativas y administrativas que tratan de meter el miedo en el cuerpo a la ciudadanía. Es decir, esta no tiene otra vía que el derecho a la resistencia.
Tal derecho está ejerciéndose ya en forma de lo que Palinuro llamó en otra entrada anterior La revolución pacífica, pero que los de Attac han bautizado con mucho mayor tino como movilización social permanente, razón por la cual adoptamos también esta designación que, además recuerda la idea trotskista de la revolución permanente. Lo que hay que hacer es que siga, que se amplie, que se extienda, que acabe poniendo al gobierno tiránico contra las cuerdas y lo obligue a dimitir.
Y así está sucediendo. En el día de hoy continúan las manifestaciones de diversos colectivos en distintos puntos de España. Destaca una de policías nacionales sumados a la protesta y, por supuesto, el hecho de que los militares, tras el comunicado de hace dos días y su buena recepción, anuncien acciones concretas de protesta. Es vital para el triunfo de la resistencia que la tiranía no pueda contar con sus aparatos represivos. Con los ideológicos (esto es, la legión de periodistas y comunicadores a sueldo) seguirá contando mientras pueda seguir repartiendo suculentas prebendas que previamente ha robado del erario público. Pero ya nadie se impresiona con los rebuznos de estos. Desde que existe internet y el recurso a la información libre y en abierto, nadie escucha a los esbirros de Villa, turiferario de Cospedal en la TV de Castilla La Mancha, una ruina de audiencia. Por no hablar de la cuadra de Telemadrid o del triste destino de RTVE.
En los próximos días hay un calendario de actividades en las que coincidiremos todos los agraviados por la actitud chulesca, prepotente, radicalmente injusta e ilegítima del gobierno y ahí es donde se verá que somos el 99% y que lo tenemos ganado. Si queremos, el gobierno cae. Y la rapiña de la Unión Europea tendrá que avenirse a las condiciones que se renegocien porque será eso o... nada.
En el ínterin a los tiranos no les llega la camisa al cuerpo. Empiezan a comprender que se han pasado varios pueblos no solo en la injusticia de los ajustes, sino en la prepotencia con que se han inferido y en la burla que han pretendido hacer ante las protestas. A trancas y a barrancas tratan de enmendar sus desaguisados: los Borbones se bajan el sueldo un 7% ahora, cuando ya no pueden hacer otra cosa, pero eso no tiene ya impacto, anulado como está por la mofa de que Telefónica vaya a contratar por 1,4 millones de euros al amigo Urdangarin, nadie sabe por qué capacidades profesionales y técnicas que hasta ahora no ha demostrado. La presidencia del Congreso fuerza a la bocazas de la diputada Fabra a disculparse por carta, cosa que esta hace de modo rastrero, como es ella en el fondo, pero sin dejar de mentir, al asegurar en su misiva que insultaba a los sociatas y no a los parados. Y no, es falso: insultaba a los parados.
En las próximas 48 horas veremos más concesiones y Rajoy nos obsequiará con alguno de sus ininteligibles balbuceos; pero todo eso es producto del miedo. Tienen la conciencia sucia, saben que han abusado, que han intentado coronar la obra de expolio y saqueo del país a la que llevan entregados más de diez años y tratan de hacerlo olvidar. Por eso no debemos cejar ni un minuto y hay que conseguir que los actos del próximo 19 sea la manifestación mayor y más combativa de rechazo a las triquiñuelas y los desmanes de un gobierno tiránico ilegítimo de origen y de ejercicio.
(La imagen es una foto de Partido Popular de Melilla, bajo licencia Creative Commons).

El susto en el cuerpo.

Si he entendido bien la teoría de Naomi Klein, éxito de ventas universalmente aclamado, La doctrina del shock, el truco de las clases dominantes consiste en tenernos como normalmente se dice con el susto en el cuerpo. Para ello basta con echar una ojeada a los titulares de prensa: en recesión también en 2013, por quinto o sexto año consecutivo. En otro lugar he leído que España no recuperará su nivel de vida de 2008 hasta 2025. Preparan a la gente para lo peor en la idea de así aceptará lo malo. Todas las noticias son negativas e invitan al pesimismo. En esa situación, las medidas restrictivas del gobierno, todas ellas orientadas a sacrificar las clases medias y bajas sin una sola referencia a las altas, sin un solo gesto de obligar o, cuando menos perseguir a los defraudadores, son vistas como una agresión que esta vez se ha cebado en los funcionarios y mañana lo hará en los jubilados.
La movilización social creciente desde la llegada de los mineros a Madrid se ha acelerado debido sin duda a diversas anédoctas que dan en revelar a ojos de la opinión que quienes toman tales medidas en contra de los sectores más vulnerables de la sociedad son los mismos que, bien por corrupción, bien por incompetencia, han causado el desastre en que nos encontramos. La comprobación de que el rescate impone sacrificios a una población a la que los responsables bancarios llevan años estafando de modo descarado (como se prueba con el increíble asunto de Bankia) aumenta la indignación; como lo hace que los millones que ven desaparecer su  paga extraordinaria se desayunen con la noticia de que Telefónica (antaño empresa pública) renueve su contrato con Urdangarin por 1,4 millones de euros; y como lo hace asimismo que quienes, a consecuencia de estas componendas, se ven en el paro, sean insultados públicamente por una descerebrada diputada del PP, descendiente de familia de caciques de toda la vida con un "¡Que se jodan!". La gente lleva mal que le sisen, rebajen o destruyan sus medios de vida, pero lo lleva peor cuando, además, percibe que, quienes lo hacen, se ríen de ella. 
Pero en ese ataque indiscriminado, ese atraco a las rentas más modestas, a los ahorros familares, el gobierno puede acabar soliviantando al conjunto de la población en su contra. De hecho es lo que viene fraguándose desde el famoso consejo de ministros del último viernes. Y hay un calendario de actividades que va a hacer mucho para que el movimiento popular contra el rescate se consolide y, quizá, se convierta en colaborador o socio del 15.M. La cuestión es si de ahí puede arrancar un movimiento que imponga la celebración de un referéndum sobre el rescate o, en su defecto, una crisis de gobierno.
Las movilizaciones que vienen dándose en Madrid responden a este clima de zozobra e incertidumbre y es de desear que se conviertan en focos de acción ciudadana integradas en redes más amplias a través de las cuales coordinar su acción. A falta de un referéndum sobre el rescate, que es poco probable, una huelga general convocada por los sindicatos para septiembre puede ser un momento decisivo para que la movilización haga sentir su fuerza.

dilluns, 16 de juliol del 2012

Madrid resiste.

Es posible que haya sido el "¡Que se jodan!" de la imbécil de Fabra o la noticia de que Telefónica renueva contrato con el presunto Urdangarin por 1,5 millones de euros o la de que los Aznar acaban de enchufar a su enémiso pariente en una de esas empresas públicas que parasitan y de las que hablan tan mal. Cualquiera de estas noticias o cualquier otra de este jaez puede haber sido la gota que haya colmado el vaso de la paciencia popular.
Hace ya mucho tiempo que, confiados en la hegemonía ideológica de la derecha, los privilegiados, los caciques, los enchufados, los mercenarios, los especuladores, los intermediarios, los banqueros ladrones y demás gentuza, han perdido el decoro elemental y pasean sus lujos, fastos, privilegios desmesurados a la vista del todo el mundo, mientras el conjunto de la sociedad pasa estrecheces y miseria. Y nada hay más lacerante que el sentimiento de estar siendo víctima de una injusticia y, encima, con recochineo.
O puede que el detonante haya sido el brutal ataque perpetrado el pasado viernes al Estado del bienestar por un gobierno carente de toda legitimidad y encabezado por un embustero compulsivo, un cobarde y, en espera que se aclare lo de sus ingresos en el registro de la propiedad de Santa Pola, quizá un corrupto. En todo caso, parece que la gente se ha plantado y la protesta se está generalizando en Madrid y en todo el país. En Madrid discurren varias manifestaciones que interrumpen de nuevo la circulación en varios puntos, pero las protestas se dan también en otros lugares, en Asturias, en Valencia, en Barcelona.
El gobierno no ha dicho nada aún, salvo una vergonzosa rueda de prensa de Cospedal en la que esta ha pedido el apoyo de todos para que España no sea intervenida y, como es una mujer tan mala y tan venenosa, ha añadido que algún partido (el PSOE, claro) quiere que haya intervención de España, siendo así que el único que quiso e hizo todo lo posible porque esa intervención se produjera en tiempos del PSOE fue el PP quien, por boca del hoy ministro Montoro, soltó la canallada de "que se hunda España, que ya la levantará el PP." Este canalla es hoy ministro de Hacienda.
En cuanto a la izquierda y los sindicatos, el asunto pinta muy raro. Los sindicatos no se dan por enterados de que tienen un revuelta, quizá una revolución, ante sus narices y siguen haciendo planes para septiembre. El PSOE todavía no ha reaccionado y, por lo que parece, no lo hará, confiado en que el movimiento se apague y muera por sí solo. Un grave error que le costará muy caro. Todavía está a tiempo de romper esa imagen tan dañina e injusta del PPPSOE o las dos patas del régimen bipartidista de la transición, de desligarse del atropello neoliberal y retornar a su posición socialdemócrata de izquierda, hoy más necesaria que nunca. Pero la actual dirección no se hace cargo de la gravedad del momento, encerrada como está en la política de exclusivo horizonte parlamentario.
La otra izquierda, IU y otros grupos sí están con el movimiento, identificados con él y apoyándolo. Si, como es de desear, el movimiento se consolida y triunfa, si consigue la convocatoria de un referéndum sobre los recortes o la caída del gobierno de Rajoy, esta izquierda sabrá sacar partido de su actitud con toda lógica y motivo.

La insurrección cobra cuerpo.

Siempre se ha dicho despectivamente que Madrid es una ciudad de funcionarios. Pues los funcionarios tomaron ayer y toman hoy las calles de modo permanente y pacífico y la habitualmente caótica circulación madrileña está convirtiéndose en un infierno. Por cierto, cada vez se les suman más personas y la protesta, que carece de organización, de jefatura, de respaldo y de objetivos reconocidos, no ceja. Ya dijimos ayer que los funcionarios pueden ser la manifestación más clara de las llamadas multitudes inteligentes y que, además, comiencen a servir de guía para otras protestas. Por cierto he aqui el manifiesto de la policia municipal de Madrid sumándose a las movilizaciones. 
Es claro que estamos viviendo los prolegómenos de un movimiento en línea con las manifas organizadas en el ciberespacio y no sabemos cómo va a desarrollarse. Los mineros encendieron la chispa que hoy arde en las calles madrileñas. Los funcionarios aplican el saber acumulado en las experiencias del 15-M, DRY y diversas acampadas. Muchos de los manifestantes de ayer y hoy son veteranos de estas luchas
¿Y la izquierda? Al PSOE lo ha pillado con el paso totalmente cambiado. Ni una declaración, ni un gesto, ni un símbolo. No se da por enterado. Como están haciendo los medios. Como hacen las televisiones. No tenían prevista la movilización de los funcionarios (que también tiene desconcertada a la autoridad), por lo tanto, la movilización de funcionarios no existe. La ignoran y la ocultan. Que lo hagan lo medios (excepto maspublico.com que ha estado informando cumplidamente) tiene un pasar por su tendencia a la manipulación. Que lo haga el PSOE es más difícil de entender.
Pero sí existe, está en las calles de Madrid, igual que la de los mineros se ha recrudecido en Gijón. Y esta tarde se extenderá a otras ciudades. Porque existe en la red, que es en donde se coordina. Los medios comerciales, igual que el PSOE, están en la inopia. Y el movimiento, en el que se han visto banderas rojigualdas, puede tener una deriva populista, al estilo argentino del "¡Que se vayan tod@s!" que aquí podía formularse como un "¡Que se jodan tod@s!", según notable inspiración de la musa fabril, hija de ese Fabra, ciudadano ejemplar del PP y presunto chorizo de las cuentas públicas. La imagen habitual. Pero en ese "¡que se jodan todos!" el PSOE puede verse barrido si sigue mostrando la misma falta se sensibilidad, de flexibilidad y de audacia que hasta ahora.
¿Y el resto de la izquierda? IU y más allá en las zonas del anticapitalismo, la actitud es una mezcla de apoyo y recelo. La izquierda desconfía de los funcionarios, de su corporativismo y les reprocha su anterior falta de solidaridad con otras movilizaciones. No es el momento de ajustar cuentas. Es el de sumarse a los funcionarios, fusionarlos con el movimiento más amplio de forma que este adquiera esa masa crítica, esa presencia ciudadana, ese volumen social que, como hemos visto en los países árabes, sea capaz de dar la vuelta a la situación.
Para eso es imprescindible que el poder pierda la lealtad de su aparato represivo. La del ejército, muy probablemente, ya no la tiene. Y eso es decisivo. Queda por ver si se rompe la sumisión de los antidisturbios a este gobierno neofranquista. Será difícil, pero también será el punto decisivo. Ayer circularon rumores en la red de que se respetaba la paga de Navidad de los antidisturbios. Si esto fuera cierto (y es fuerza investigarlo), el gobierno debería caer ipso facto.
(La imagen es una foto de maspublico.com, bajo licencia Creative Commons).

La respuesta está en marcha.

El día de ayer fue extraordinario. Palinuro colgó una entrada titulada Estado de insurrección latente en la que se daba cuenta del ánimo que prevalecía en las redes, de indignación, compartida por mucha gente. Los funcionarios, el sector más castigado no ya por la crisis sino por las medidas de los sucesivos gobiernos para luchar contra ella, se estaban movilizando de modo espontáneo, horizontal, viral, al estilo de las redes. Si hay un grupo que encaje en la definición de la multitud inteligente, es el de los funcionarios. Un porcentaje muy elevado de ellos está en las redes, comparten información con otros colectivos y pueden organizarse reticularmente. A ellos se fueron uniendo de un modo u otro a lo largo del día los bomberos y algunos policías y la cosa se puso muy prometedora cuando se difundió un comunicado de una Asociación de militares solidarizándose con las protestas contra la agresión del gobierno.
La acción de protesta, no organizada por nadie, sin permiso de la Delegación del Gobierno, se mantuvo todo el día en diferentes puntos y aguantó hasta bien entrada la noche en la plaza de Neptuno pues la policía había cortado el paso al Congreso a la entrada de la Carrera de San Jerónimo. La imagen era simbólica: el Congreso de representantes de un país en un bunker, protegido por la policía contra sus representados. Algo está cambiando en España a toda velocidad, desde el anuncio del paquete de medidas del gobierno, todas ellas de sacrificio a las clases medias y bajas y ninguna para las clases altas o el clero. Actualización del antiguo régimen: gobierno de la aristocracia y el clero contra el estado llano o del 1% contra el 99%.
Ayudó mucho a encender la mecha de la indignación popular el "¡Que se jodan!" de la diputada Andrea Fabra. Esta majadera, hija, nieta y biznieta de caciques casi le monta una revolución al gobierno. Y más con sus "explicaciones", al decir que, en realidad, insultaba a los socialistas, como si eso que, además es falso, fuera aceptable. El gobierno no supo obligarla a dimitir y ahora tiene ya la canción del verano bajo la forma de un videoclip de Diego Escusol,


que, a día de hoy, había tenido 152.337 visitas en 48 horas.
Esos 152.337 no son los millones que ven la tele pero, aparte de que llegarán a serlo, hoy son los que tiran de los demás. Con esto se está diciendo, incluso en las sociedades mediáticas, el control absoluto de los medios no garantiza la eficaz manipulación de la opinión pública porque internet lo impide. Ya hace tiempo que la ciberpolítica está imponiendo sus reglas en las redes e incluso cuando hay actividad material, real, callejera, está en relación con las redes.
La multitud inteligente se ha manifestado ya y procede, como era de esperar, aplicando las enseñanzas de la experiencia, esto es, la del 15-M que, por cierto, está muy presente en todas estas movilizaciones y sobre todo la principal: las concentraciones pacíficas en lugares públicos. Si esas concentraciones acaban arrastrando a otros sectores de funcionarios, los médicos, los profesores, los jueces (ya le hicieron estos una huelga a Zapatero) y hasta los policías, el gobierno tendrá que dar marcha atrás.
Lo que suceda a continuación no se puede prever. Dependerá de quién recupere la iniciativa y cómo la ejerza.
(La imagen es una foto de Popicinio_01, bajo
licencia Creative Commons).

Comienza la revolución pacífica

En este momento, pasada la medianoche del 15 al 16 de julio, en Madrid está pasando algo muy importante. Ha habido manifas de funcionarios todo el día por el centro. Se les han unido -como anunciaba ayer Palinuro- policías municipales, bomberos y policías nacionales de paisano. No hay violencia. Los antidisturbios se reprimen. Probablemente tienen orden de no provocar y no crear una situación irreversible. Las autoridades están asustadas.
Esta noche va a ser decisiva. Si la protesta aguanta, mañana se le unirá todo el mundo: profesores, médicos, estudiantes, etc. Los militares ya han dicho que se solidarizan. Puede ser el comienzo del fin. Puede ser una nueva revolución de los claveles. Puede ser el plante que se necesita para acabar con este suplicio interminable de la deuda y la tiranía del PP. Y también el fin del PSOE si sigue por la senda de Rubalcaba y no sabe encontrar su sitio en esta situación claramente prerrevolucionaria.
Ahora me voy a ver cómo están las cosas. Mañana, más en Palinuro.

diumenge, 15 de juliol del 2012

La radical ilegitimidad del gobierno de Rajoy.

¿Qué es una dictadura? Es una forma de gobierno que reúne los siguientes caracteres:
  • Está por encima de la ley.
  • Se rige por la arbitrariedad del gobernante.
  • El gobernante no responde ante nadie, sino ante sí mismo.
  • Se reprime toda disidencia y discrepancia.
  • La informacíón se censura y manipula para silenciar críticos y analtecer el poder.
  • En España, el gobierno se cree por encima de la ley pues, cuando esta lo incomoda, la cambia, como sucedió con la ley que regulaba la forma de elección del presidente de RTVE. El gobierno cambió la ley y eligió a uno de sus secuaces para controlar los medios.
  • España se gobierna por las arbitrariedades, las mentiras, los embustes sistemáticos de Rajoy. Ganó las elecciones con un programa en el que prometía lo contrario de lo que ha hecho. En cualquier país civilizado del mundo, incluida Uganda, quien haga lo anterior, dimitirá ipso facto. Aquí, no; aquí se sigue mintiendo hasta el día de hoy al decir, por ejemplo, que el rescate europeo no es un rescate igual que se dijo en su día que el atentado islámico del 11-M fue obra de ETA.
  • El gobierno español no es responsable de nada. Su presidente no da cuenta de sus actos ante nadie. No comparece en sede parlamentaria. No explica nada ni responde a las preguntas de los periodistas. Oculta información a su país pero se la brinda a los extranjeros y, para huir de su propio pueblo, entra y sale de los congresos de su partido, como los delincuentes, por la puerta falsa.
  • No es posible manifestar discrepancia alguna con las imposiciones y los juicios del gobierno. Toda discrepancia, toda disidencia, es brutalmente reprimida por la policía en cargas desmedidas, con uso de violencia exagerada y utlizando técnicas ilegales y extensas de represión, como multar indiscriminadamente a quienes se encuentren en los puntos de conflictos, participen o no en ellos con el fin de sembrar el miedo entre la población.
  • El gobierno controla todos los medios de comunicación públicos (y más del 75% de los privados) de modo férreo y, habiendo reemplazado a los profesionales independientes de categoría por esbirros, comisarios políticos y sicarios al servicio del poder, toda la información está censurada, manipulada a mayor gloria del tirano.
España es formalmente una democracia pero, en realidad, es una dictadura que no permite más oposición que la extraparlamentaria y en la que debemos estar todos los demócratas a quienes un redomado embustero que ha ganado las elecciones mintiendo, según su propia confesión, ha devuelto de golpe a los tiempos de la dictadura de Franco.
Es decir, el gobierno del PP está incurso en los dos tipos de ilegitimidad que la doctrina clásica exige para calificar un régimen de tiranía y justificar la resistencia en su contra: a) de origen y b) de ejercicio. El gobierno de Rajoy es ilegítimo de origen porque ganó las elecciones mintiendo, diciendo que haría lo contrario de lo que ha hecho. b) Es ilegítimo de ejercicio porque no es responsable ante nadie, ni da cuenta de sus actos, ni tolera discrepancia y manipula y censura la información. Es innecesario decir que parte de esta dictadura del gobierno del PP consiste en contar con intelectuales mercenarios, dispuestos a hablar bien del tirano. Y hay un buen puñado de estos, muchos de ellos procedentes de la izquierda a la que abandonaron porque la izquierda tiene muchas menos prebendas que repartir. 
 (La imagen es una foto de La Moncloa en el dominio público).

Estado de insurrección latente.

En España cunde hoy la indignación. Por doquiera. En todo momento. En privado y en público. Hay un ambiente casi eléctrico. Viene este de una experiencia inmediata que ha superado todos los límites de la paciencia.
Son hasta la fecha siete meses de un gobierno de una incompetencia mayúscula: ha hecho lo contrario de lo que prometió en las elecciones. No ha dado explicaciones. Ha ignorado el parlamento y ha gobernado por decreto-ley. Ha tomado medidas de neto corte ideológico también por decreto. No ha dejado de mentir desde el primer momento. Se ha postrado ante los poderes exteriores y ha seguido mintiendo en España al asegurar que el rescate no es un rescate sino una línea de crédito muy ventajosa que no tenía condiciones macroeconómicas cuando las tiene.
Con esa ejecutoria a la espalda, Rajoy anuncia en el Parlamento y el consejo de ministros perpetra de inmediato el mayor asalto al sistema de derechos del Estado del bienestar, incluso al mismo Estado de derecho. Ante los recortes más extremos sufridos por las clases populares en la democracia hubo primero cierta sensación de estupor pero luego estalló la indignación. Las redes, Facebook y Twitter, las que sigue Palinuro, así como Menéame, crepitaban con fuego graneado. El "¡que se jodan!" fue trending topic y por ahí andará, cosechando triunfos.
Así está el ambiente caldeado y bastará una chispa del tipo que sea (otro "¡que se jodan!" por ejemplo) para que se arme un lío. Y chispas está habiendo muchas. La marcha minera lo fue evidentemente y prendió un pequeño incendio por las calles de Madrid al día siguiente. El 15-M se hizo presente, los funcionarios se pusieron en marcha de modo espontáneo y parece que ahora pretenden acampar delante del Congreso. Junto a los mineros han aparecido también los bomberos, solidarizándose como corporación. Ha habido algunos choques violentos y en todos es demostrable, gracias a las redes, que la actuación de los antidisturbios ha sido desmesurada y brutal.
A pesar de todo, a medida que van sabiéndose las características concretas de los recortes, el movimiento espontáneo de resistencia a este expolio del gobierno va cobrando mayor legitimidad. La red está llena de noticias acerca de cómo diversos cuerpos de seguridad simpatizan con el proceso y el modo pacífico en que se lleva a cabo. Pueden ser rumores sin fundamento pero también con fundamento. Creo haber leído una declaración de la policía municipal de Madrid simpatizando con el movimiento. En algún momento, con los manifestantes había policías de paisano también protestando frente a sus compañeros los antidisturbios. Y, por último, lo que me quedaba por ver, una Asociación Unificada de Militares Españoles, AUME emite un comunicado en el que hace causa común con los funcionarios y comparte la indignación general por el trato recibido del gobierno.
Si lo miramos desde el punto de vista del marxismo estructural, resulta que el Estado ya no puede confiar ciegamente en sus aparatos represivos. Por este motivo, tiene que echar mano de los ideológicos. Pero estos están hechos unos zorros: la hegemonía del pensamiento neoliberal ha causado la mayor crisis del capitalismo desde la del 29 y, exceptuados los neolibs más recalcitrantes, todo el mundo coincide en establecer una relación de causalidad entre el neoliberalismo y la crisis
De ahí que la acción del Gobierno y su partido haya sido fulminante en dirección a los medios de comunicación. No han perdido ni un minuto en poner los públicos a su servicio cambiando para ello la ley y haciendo unos nombramientos perfectamente sectarios. Según mis noticias -pues no veo la tele- Somoano ha conseguido convertir ya la TV1 en un remedo de Telemadrid.
La cuestión es si en la época de internet el control absoluto y sin contemplaciones de los medios tradicionales tiene la misma eficacia que antes. La televisión censurará muchas imágenes y la radio muchas expresiones habladas, pero los particulares las colgarán en las redes, estarán en You Tube y todo el mundo podrá verlas y oírlas. Internet es el arma de la ciudadanía frente a un poder que quiere ser totalitario. Es la ciberpolítica.
(La imagen es una foto de La Moncloa en el dominio público).

dissabte, 14 de juliol del 2012

Los dinamiteros



Que España está intervenida y, en lo que nos dejan, gobernada por un necio incompetente, embustero, presuntuoso y cobarde es la evidencia misma a estas alturas, no lo ignora nadie y menos que nadie quienes lo pusieron en donde está para que les haga el trabajo y mientras se lo haga. De momento no ven razones para quitarlo pues, aunque todas sus decisiones son monumentos a la estupidez, en líneas generales va cumpliendo el programa que le dictan los empresarios y los banqueros a cuyo servicio está: desmantelar el Estado del bienestar a toda velocidad. En cuanto al resto, ya se verá. Su última ocurrencia de estratega de pacotilla es endosarle al Borbón la autoría de la mayor agresión de la historia a la justicia social, llevándolo a presidir el consejo de ministros, cosa a la que el rey se ha prestado bien porque ya no sale en las fotos si no hay elefantes, bien porque -y es lo más probable- no calibra las consecuencias de sus actos. La humillación del monarca es patente en la foto. Que dos botarates que han arruinado un país tengan esperando al rey, muestra la situación a las claras. Pero allá el rey si, como su abuelo, quiere ligar el trono a la suerte de unos políticos corruptos y antipopulares. Es extraño que no lo haya visto el siempre servil ABC salvo que, como quiere el rumor que se extendió ayer por la capital, esté preparándose un golpe de Estado militar que acabaría por hundir España.
Al margen de hispánicas neurosis y tremendismos, en efecto, los recortes del gobierno suponen la destrucción del Estado del bienestar y la involución de España a los años de la pobreza, la injusticia y la emigración.El nombramiento del que da fe la foto de la derecha de Carlos Espinosa de los Monteros como administrador exterior de la marca España abona lo que se viene diciendo y, por cierto, prueba la consideración en que estos aprovechategis tienen al rey, del que dicen que es el primer embajador de España pero ignoran cuando les conviene. El tal Espinosa de los Monteros es un franquista prototípico (fue uno de los últimos nombramientos de Franco), que jamás ha hecho nada productivo en la vida, salvo ocupar cargos de nombramiento político con la tarea de destruir lo público, desprestigiarlo y abogar por lo privado. El pavo es un modelo de la casta de políticos neoliberales, todos ellos funcionarios públicos (como Fraga, como Rajoy, como los Aznar, etc) con la misión de arruinar y dinamitar el Estado desde dentro, al servicio del capital y la gran empresa que posteriormente sabe recompensar sus servicios con puestos rentabilísimos en las grandes compañías que se beneficiaron de sus actividades privatizadoras, expoliadoras y antipopulares cuando eran políticos. 
Es la doctrina neoliberal en estado puro: primero se montan fundaciones con dinero público (estilo FAES; los ladrones jamás arriesgan su peculio) con el fin de desacreditar lo colectivo, criticar el bienestar social como despilfarro y montar seudoteorías económicas más falsas que un maravedí de chocolate como que, si aumentan las rentas de los ricos también aumentan las de los pobres por el efecto trickle down y otras memeces para mentecatos. Con estas teorías montan programas electorales en los que piden rebajar impuestos, suprimir lo público, privatizar, reducir, adelgazar, el Estado, en definitiva, descapitalizarlo y arruinarlo. Ganan elecciones -normalmente haciendo todo tipo de chapuzas y engaños- y destinan a los gobiernos a sus políticos de élite, funcionarios públicos (abogados del Estado, economistas al servicio de Hacienda, inspectores de trabajo, etc) cuya misión es destruir el Estado del bienestar. Cuando, como es inevitable, sobreviene una crisis como la actual, sostienen que el Estado está en quiebra (son ellos los que lo han llevado ahí) y, por lo tanto, hay que expoliar a la población para resolver la deuda que acogota el crecimiento. Por supuesto, la iglesia católica, la grandes empresas y las mayores fortunas no forman parte de "la población". Los paganos son los trabajadores, los parados, los funcionarios (sobre quienes han vertido toneladas de descrédito, ellos, que lo son también), los dependientes, los inmigrantes, los jubilados.
En España la situación es explosiva y, francamente, debiera explotar.
(La segunda imagen es una foto de La Moncloa en el dominio público).

Rompeolas de las Españas.





En su respuesta a la reciente intervención parlamentaria de Rajoy, Cayo Lara lo acusó de "echar gasolina a las calles", mientras Rubalcaba le ofrecía un pacto de Estado. En la metáfora el de IU se quedó corto: Rajoy echó gasolina y le prendió fuego. Mientras sus señorías debatían, en la calle los mineros se manifestaban entre la simpatía y el apoyo de la población y la policía cargaba con violencia contra los manifestantes ante el ministerio de Industria.
Los mineros llegaron y se fueron, pero dejaron tras de sí un reguero de descontento, de indignación que afecta al conjunto de la sociedad, no ya una clase o un sector sino a todos. Los médicos, los funcionarios, los bomberos, los mismos policías, los profesores, los parados, los mineros, el 15-M, DRY, los jubilados, los autónomos, todo el mundo. Parece haberse encendido la chispa de la multitud, que es el sujeto peculiar de la ciberpolítica, compuesta por ciudadanos que se relacionan a través de las redes sociales, no de los partidos, sindicatos u otras asociaciones. Ciudadanos perfectamente informados de lo que está pasando tanto en su ciudad como en el resto de España. Para esa información ya no dependen de los medios de comunicación. Estos son muy sesgados y escasamente de fiar en cuanto a la exactitud de lo que informan. No tienen nada que hacer frente a Twitter o WhatsApp, que son velocísimas. Están actuando las multitudes que han aprendido mucho (son "multitudes inteligentes", smart mobs) que tienen muy en cuenta las experiencias anteriores. Ya saben qué sucedió con el 15-M y la primavera árabe; saben que la táctica es la perserverancia en la ocupación de la calle, un día tras otro, pacíficamente, resistiendo y denunciando la brutalidad policial. Esta tiene que disimularse cuando menos porque el ojo de Europa no descansa.
Ayer Madrid estuvo tomado por varias manifestaciones, concentraciones de protesta, cargas policiales y mucho sobresalto. El vídeo del encabezamiento muestra un caso de brutalidad policial injustificada en la concentración de la calle Ferraz, cerca de la sede del PSOE. Luego de los hechos, los manifestantes se los cuentan en las redes y toman decisiones. Habrá que ver si hoy, sábado, decaen las manifestaciones o, por el contrario, aumentan. Si aumentan será solo gracias a las redes pues los medios de comunicación no sirven como convocantes y será señal de que en España puede darse un movimiento social al estilo de los de la primavera árabe.
Que una de las manifas fuera ante la sede del PSOE  nos lleva a considerar la desafortunada actitud del partido de la oposición en todo este conflicto. No parece estar entendiéndolo. La intervención de Rubalcaba en el Congreso carecía de sentido y la línea clara de oposición ha pasado a Izquierda Unida, la única que plantea exigencias al gobierno. La que aparece solidarizándose con los mineros y se mezcla luego en las manifestaciones en contra del último atraco a la sociedad. Del PSOE, en cambio, no se sabe nada. En una situación tan complicada, tan crítica como la actual, carece de discurso y no sirve de orientación a nadie. 
Empeñarse en hacer solo política parlamentaria con un gobierno que desprecia el Parlamento, que cancela el debate sobre el estado de la Nación y cuyo presidente no suele comparecer, carece de sentido. Junto a la parlamentaria, hay que hacer la extraparlamentaria, la que la gente siente como más propia y en la que le va la vida cotidiana. No ser visible en estos momentos de turbulencia y conflicto es muy grave. El secretario general del PSOE fue ministro del Interior, tiene experiencia en estas cosas. Está obligado a manifestar su opinión sobre la actuación de la policía y sobre la forma en que las autoridades de orden público están encarando el asunto.
La jornada de ayer trajo también dos episodios aislados pero muy deprimentes del clima de deterioro en la esfera pública y de la convivencia civica. De un lado, la diputada del PP, Andrea Fabra, hija de Carlos Fabra, el del aeropuerto de Castellón, espetó un "¡que se jodan!" a los parados. Luego, cuando alguien le hizo ver la inmoralidad de la cosa, se explicó arreglándolo y diciendo que se refería a la bancada socialista, no a los parados por quienes ella siente "el máximo respeto". Estaba además muy indignada porque el PSOE hubiera manipulado sus palabras. Pero el PSOE no manipuló nada. La diputada dijo "¡que se jodan!" y se refería a los parados. Si fuera a los sociatas tendría que haber dicho "¡jodeos!" o, más probablemente, "¡joderos!". Pero dijo "¡que se jodan!", esto es, además de mal hablada, mentirosa.
El otro lamentable episodio afectó a Cristina Cifuentes, a quien reconoció por la calle un grupo de matones que la tomó con ella, la increpó y escupió. Y eso, obviamente, no se hace. Es un comportamiento delictivo e intolerable.