dimarts, 27 de setembre del 2011

Hipócritas y demagogos.

La hipocresía y la demagogia son primas hermanas. La primera consiste en decir que se hace lo contrario de lo que de verdad se hace y se piensa. La segunda en lo mismo pero con el fin de incitar a los demás a la acción en defensa de aquello que se dice pero no se piensa ni se hace. La hipocresía es a la demagogia lo que la vida contemplativa a la vida activa. El hipócrita es contemplativo, trata de justificarse ante los demás; el demagogo es activo, los llama a la lucha en defensa de lo que él mismo no hace ni piensa.

Esperanza Aguirre es un ejemplo claro de hipocresía; Mariano Rajoy de demagogia; María Dolores de Cospedal, alumna aventajada de ambos, de las dos. La presidenta de la Comunidad de Madrid dice predicar con el ejemplo a la hora de pedir al personal bajo su responsabilidad que acepte mermas en sus ingresos, condiciones más duras de trabajo, sacrificios y asegura que ella se ha bajado el sueldo un 15 por ciento, pero no dice que, además de su rebajado sueldo, percibe -al igual que los demás gobernantes de la Comunidad- un complemento que, sí, figura en los presupuestos, pero en otro lugar, sin que se especifique qué cantidad corresponde a qué cargo, aunque no debe de ser parva ya que el total anual asciende a casi 600.000 euros. En definitiva, El País acusa a Aguirre de "ocultar" parte de sus ingresos. La presidenta dice que no se oculta nada puesto que la partida figura en los Presupuestos y la Comunidad añade que se trata de una percepción legal. Estaría bueno que, además de añadir una cantidad apreciable al salario de la Presidenta, con lo que éste es mayor que el que figuraba como tal antes de la rebaja, fuera ilegal. El hecho crudo es que Aguirre percibe un salario superior al del presidente del Gobierno procedente de dos conceptos presupuestarios distintos el segundo de los cuales nunca aparece cuando su consejería de Hacienda da cuenta del salario de su jefa, lo que equivale a ocultarlo. Pedir a los demás que acepten mermas salariales cuando una misma está cobrando un sustancioso incremento desde 2008, ya en plena crisis y a la chita callando, como diría ella misma, es pura hipocresía. Es peor, entra en un terreno de abuso de la buena fe de la gente. Si se recuerda que es el mismo personaje que sostiene en una biografía suya que no llega a fin de mesa, el abuso se torna befa.

En el caso de Rajoy la hipocresía desemboca en una demagogia desenfrenada. Pide el voto de los ciudadanos y, entre otras cosas, anuncia una ley de transparencia que él mismo no cumple porque si la cumpliera, los ciudadanos sabríamos a cuánto en concreto ascienden sus ingresos, dado que los pagamos con nuestros impuestos. Pero eso no sucede. Sabemos lo que gana por parlamentario, pero no el sueldo que le paga su partido y que puede ser el doble o el triple de lo que le paga el parlamento. Y tampoco sabemos de cierto si son sus únicos ingresos. Pedir el voto porque uno va a promulgar una ley que no cumple ¿es otra cosa que demagogia? Y demagogia , en efecto, desenfrenada.

Lo mismo, pero al cuadrado, sucede con Cospedal. No paga a nadie, recorta sueldos y subvenciones a ancianos pero sube en un pico el salario de sus altos cargos y tampoco está claro, de momento, cuáles son sus ingresos personales, si son tres sueldos (senadora, secretaria general del PP y presidenta de la Comunidad Autónoma) o dos o uno. Sin contar con que sólo con uno vivirían cinco familias tan ricamente. En realidad, por todo lo que sabemos y mientras no esté clara la cantidad exacta que cada uno cobra, tenemos derecho a pensar que los tres sonrientes de la foto están costando al erario público un millón de euros al mes. ¿Por qué no van a sonreír si la vida les sonríe en forma de opíparos y opacos ingresos?

Llaman a esto transparencia. Forma parte del ritual demagógico de los códigos éticos en cuya redacción e inaplicación inmediata es especialista la derecha. El primero fue el de Aznar en 1993 que jamás se aplicó; el segundo y más reciente, el de Rajoy en 2009 que tampoco se ha aplicado ni se aplicará. Porque si se aplicara, Camps, quien no tiene nada que envidiar a Cospedal en hipocresía y demagogia, no hubiera podido ocultar a las Corts valencianas información sobre las contratas de su administración incluso en contravención de las órdenes de los tribunales y él mismo no hubiera aguantado en el cargo hasta que los jueces lo arrastraron literalmente al banquillo de los acusados. Y mucho menos podría decir ahora que el asunto de los trajes no puede ser delito porque se trata de fruslerías y bagatelas, muy por debajo de su habitual tren de vida . Además de hipócritas y demagogos, van de sobrados por la vida.

Porque esto es lo más asombroso de la historia: que a pesar de su hipocresía, de su opacidad, su negativa a informar y aclarar asuntos que son públicos por naturaleza, sus privilegios, sus episodios de corrupción, sus sermones de prensa sin aceptar preguntas y su desprecio por la opinión pública, la intención expresa de voto de los ciudadanos los lleva a esperar una mayoría absoluta.

(La imagen es una foto de Chesi - Fotos CC, bajo licencia de Creative Commons).

dilluns, 26 de setembre del 2011

Por qué Palinuro votará PSOE.

Corren malos tiempos para el PSOE. Conozco a más de un socialista de toda la vida que no se atreve a decir a los encuestadores que votará a su partido por si alguien lo oye y le da en la cabeza con algún argumento de Intereconomía. Puede estar operando la ley de la espiral del silencio. Hay tal desánimo entre los votantes socialistas que muchos no declaran su intención. Y, sin embargo, el voto al PSOE es tan legítimo (por supuesto) y tan racional como cualquier otro.

En primer lugar es el único partido que puede impedir un triunfo de la derecha o, por lo menos, uno por mayoría absoluta. En sí mismo este es un argumento negativo, aunque nada desdeñable. No porque no asista al PP un derecho a ganar y por mayoría absoluta sino porque no ha hecho nada por merecerlo. En esta legislatura el partido de la derecha no ha contribuido a la recta gobernación del Estado o a sacarlo de la crisis. Al contrario, se ha opuesto a todo y ha dificultado la solución de ésta cuanto ha podido. Es verdad que eso es lo que ha de hacer la oposición. Pero hasta un límite, el del funcionamiento de las instituciones y el interés colectivo. Límites que el PP ha roto en numerosas ocasiones, bloqueando aquel o utilizando la lucha antiterrorista con fines partidistas.

Al PSOE se le reprocha que en su segunda legislatura se haya plegado a los dictados neoliberales europeos y haya abandonado su programa socialdemócrata. No es fácil saber si cabía hacer otra cosa, pero sí es cierto que el desarbolado socialista de la segunda legislatura ha incluido el resto de sus políticas en los ámbitos asistenciales, de igualdad, religioso o de lucha contra la corrupción. Para algunos sectores el PSOE en realidad carece de política y se limita a sobrevivir. Eso probaría que es racional votar al PP sólo para impedir que continúe este desaguisado. Lo que sucede es que, presentándose el PP como se presenta, también es racional votar al PSOE para impedir su triunfo.

Aparte de esa racionalidad, el PSOE viene avalado por una tradición de izquierda democrática con experiencia de gobierno y experiencia que, salvas las excepcionales circunstancias del momento, es positiva. Entre la izquierda que no es el PSOE hay una verdadera competición por ver quién lo identifica más con el PP al grito de ¡PSOE y PP la misma mierda es! y le niega la condición de izquierda. Es una afirmación muy típica de estos grupos que suspiran por la unidad y son una exhibición de autoridades mayores y menores dedicadas a dogmatizar sobre qué es y qué no es de izquierda, careciendo por lo demás prácticamente de toda experiencia de gobierno. Y este es un asunto de importancia porque del PSOE pueden decirse muchas cosas, pero su ejecutoria de gobierno en las legislaturas de González y la primera de Zapatero es un buen aval de izquierda reformista, democrática, socialdemócrata.

La polémica es también un lamentable error, a juicio de Palinuro, quien sostiene que el concepto de izquierda es muy elástico y no corresponde a una fórmula única. La verdadera izquierda, en sus múltiples manifestaciones, está en su derecho de reprochar al PSOE haber dejado de ser de la familia, socialista y obrero. Lo que Palinuro se pregunta con cierta perplejidad es por qué las baterías dialécticas de esa izquierda parecen dirigidas únicamente contra el PSOE y no contra la derecha. Hay publicaciones y grupos cuyos ataques a aquel son tan constantes y exclusivos que parecen del PP. Consideran que el enemigo principal no es el más distante sino el más próximo porque es el que hay que eliminar para ponerse en su lugar y quedarse con sus votos. Una pretensión inútil porque los votos no se trasvasan como el vino y la experiencia demuestra que la base social de la izquierda democrática es muchísimo mayor que la de la izquierda autodesignada trasformadora.

Claro está que la baja intención de voto al PSOE en comparación con el PP indica una desafección mayoritaria de la ciudadanía hacia los socialistas. Dado que la desafección se ha producido en esta última legislatura parece lógico concluir que la responsable es la derechización del Gobierno con independencia, insisto, de que fuera o no inevitable. Así es de entender que la única posibilidad de recuperar el electorado desafecto es presentarse a las elecciones con un programa regeneracionista de izquierda: el PSOE debe salir garante del Estado del bienestar, postular políticas económicas socialdemócratas, democratizar el sistema político (desde la forma del Estado hasta el sistema electoral), imponer la aconfesionalidad del Estado y organizar la lucha contra la corrupción que abarca múltiples aspectos, desde evitar el fraude fiscal hasta terminar con los privilegios de la clase política de la que forma parte.

Es racional pensar que, dado su pasado y su propia conciencia como partido, el PSOE debe estar en situación de elaborar un programa electoral que contenga estas y otras medidas de similar jaez. Un programa reformista, social y democrático a tono con el giro que está ya produciéndose en Europa hacia la izquierda. El mayor inconveniente es el crédito de que goza el PSOE puesto que el voto es siempre una delegación de confianza. Y a estas alturas es bajísimo. Palinuro cree que sigue teniéndolo y por eso votará al PSOE, igual que los demás votarán a quien estimen conveniente o no votarán. El voto es libre.

La ilustración es un grabado de Georg Grosz de 1919 que se titula Dependencia de las clases dominantes.

diumenge, 25 de setembre del 2011

¿Qué les han hecho los homosexuales?

Otra vez machacando el hierro en frío. La derecha vuelve al ataque contra los matrimonios homosexuales. En los últimos días Rajoy por un lado y el Papa Benedicto XVI por otro han negado el derecho de los homosexuales masculinos o femeninos a formar familias mediante el matrimonio.

En el caso de Rajoy, como era de esperar, no se aducen cuestiones de fondo o doctrinales. Siendo la igualdad ante la ley un derecho que no admite excepciones negativas (excluyentes) aunque las tenga positivas (incluyentes) y que es reconocido, al menos formalmente, por la derecha, no cabe no respetarlo. La negativa de Rajoy se alimenta sólo de consideraciones electorales. El candidato cree que la mayoría de sus votantes se opone a los matrimonios homo y por eso se opone él. Pero, al no poder invocar razones de fondo, su oposición es confusa, incomprensible y cree rebajarla asegurando que es solo una cuestión de nombre. Es como si Rajoy fuera nominalista en la polémica de los universales: que los homosexuales no se asusten pues el nombre no tiene importancia. Sin embargo sí la tiene y es decisiva, como explica muy bien Beatriz Gimeno en un artículo en El Plural, titulado Rajoy es un antiguo. Y eso lo sabe Rajoy, como sabe que cambiar la ley de matrimonios homosexuales es actuar injustamente con un sector de la sociedad, privarle de un derecho, excluirlo por ley. En el fondo se trata del prejuicio de la derecha contra la homosexualidad que no se mueve en el terreno racional sino en otro pasional, sentimental, arbitrario. La homosexualidad cuestiona el fundamento de una cultura patriarcal y machista y eso no puede consentirse.

La cosa está más clara con el Papa que, como no tiene que ganar más elección que la del colegio cardenalicio y sólo una vez, se pronuncia con contundencia no contra el nombre sino contra la cosa en sí. Por eso, en su visita a Alemania ha recordado lo que sostiene es doctrina divina, esto es que la familia es la unión del hombre y la mujer. Nada de fórmulas híbridas o de terceros géneros. Hombre y mujer y sanseacabó. Es la homofobia cristiana en estado puro.

Esa homofobia viene de lejos, está en el Antiguo Testamento, en el Pentateuco, en la historia de Abraham, como testifican bien las cenizas de Sodoma y Gomorra. Eso explica la dureza con que los pueblos del Libro procedían y proceden contra los homosexuales. El más salvaje en la actualidad el de los islamistas en algunos de cuyos países se los ejecuta en público. En algunos cristianos hasta hace poco se los encarcelaba y, en general, en todos los pueblos de tradición judeo-cristiana la condición de homosexual está socialmente estigmatizada.

La cuestión fundamental es cómo se justifica tanta animadversión, tanta hostilidad y tan nulo espíritu de justicia e igualdad. No cabe aducir la universalidad de la prohibición (al margen de que aunque fuera universal no por ello sería justa) ya que hay culturas en las que la homosexualidad no está mal vista. Sin ir más lejos, la griega clásica, cuya valoración del amor incluía el homosexual aunque, por ser patriarcal, era mayoritariamente (pero no únicamente) masculino. Tampoco el supuesto carácter antinatural de la práctica pues la naturaleza da ejemplos para todo, incluido el hermafroditismo.

Así que la pregunta se mantiene: ¿qué razón hay para la homofobia? Ninguna. Son puros prejuicios, convenciones, topicazos, alimentados desde luego por una tupida red de referencias literarias, artísticas, filosóficas que han acuñado una mentalidad homófoba muy arraigada, como se hace patente en el uso cotidiano de la lengua.

No puede haber argumentos racionales en contra de la homosexualidad, como no puede haberlos en contra de una raza o de un sexo. Pero igual que, a pesar de todo, hay racistas y sexistas, hay homófobos, como Rajoy y el Papa. La mejor prueba de esta imposibilidad es que los homófobos más inteligentes aducen que su oposición a la homosexualidad no se fundamenta en consideraciones racionales sino médicas desde el momento en que la homosexualidad es una enfermedad. Es un caso de manual de la biopolítica de Foucault por cuanto muestra cómo el poder se vale de todo para reprimir y castigar, incluida la Medicina.

Lo malo de esta homofobia es que pretende convertir en ley, esto es, en norma racional y universal (entre otras cosas) un prejuicio que va contra los derechos y la dignidad de un elevado porcentaje de la sociedad y digo elevado porque, aparte de los homosexuales, muchos otros también nos sentimos injustamente tratados por tener que vivir en una sociedad en la que se niegan sus derechos a unos grupos de ciudadanos por razón de su orientación sexual.

(La imagen es una foto de Guillaume Paumier, bajo licencia de Creative Commons).

dissabte, 24 de setembre del 2011

Vivir en otros tiempos.

La prensa viene exultante. Los presos etarras renuncian a la violencia y suscriben por abrumadora mayoría el Acuerdo de Gernika, de 25 de septiembre de 2010, que supone pronunciarse por el uso exclusivo de métodos pacíficos para alcanzar objetivos políticos. El tal acuerdo trata de conseguir un escenario democrático y pacífico, que permita resolver el llamado conflicto político.

Excepto los del PP, casi todos los políticos han celebrado el documento del colectivo de presos y presas de ETA como un gran paso, una buena medida, la dirección correcta, etc. Los del PP creen que el comunicado no significa nada y que ETA no se ha movido ni piensa moverse. Sin que sirva de precedente, Palinuro cree que ambas interpretaciones son correctas, que no se contradicen. Porque la declaración es un buen paso, desde luego, pero ETA no se ha movido. Es un buen paso porque los presos vivían en otro tiempo, en la creencia de que quedaban esperanzas para la lucha armada (vulgo terrorismo). Es un buen paso para los presos porque empiezan a ver la realidad como es y no como quisieran que fuera. Los demás ya estábamos en ello.

Pero ETA no se ha movido y aquí lo que importa para el resultado final no es lo que digan los presos sino lo que haga ETA. Aparte de que los presos no dicen nada que no diga la propia ETA. Para comprobarlo, léase atentamente el acuerdo de Gernika. En él no se pide a ETA que se disuelva o que deponga las armas. Se parte del supuesto de que el alto el fuego unilateral y permanente de ETA es todo lo que ésta tiene que hacer y, a continuación los gobiernos español y francés, sobre todo el primero, tienen que tomar una serie de medidas penitenciarias y políticas abriendo poco menos que un proceso constituyente en Euskadi sobre el "derecho a decidir".

Firmar esto no es firmar mucho. Después del atentado de la T4, probablemente ningún Gobierno español aceptará negociar nada que no implique como condición previa indispensable la disolución de ETA. No hay capitulaciones. Las posiciones son antagónicas porque ETA no solamente insiste en que ha de haber negociaciones sino que cree que puede dictar el protocolo. Ese es el sentido de la tregua permanente y unilateral.

La firma de los/as presos/as es un paso en la buena dirección en la medida en que aumenta la presión sobre ETA para que ésta deje las armas de una vez. Pero si ETA no deja las armas, si no se disuelve, aquí no hay nada que hacer. Los presos seguirán presos y la izquierda abertzale se mantendrá en esa situación de precariedad jurídico-política, ilegalizada en cuanto dé un paso en falso, y vuelta a empezar.

(La imagen es una foto de Libertinus, bajo licencia de Creative Commons).

divendres, 23 de setembre del 2011

Los maestros censores.

Estábamos los españoles sobrellevando con nuestro tradicional estoicismo la crisis que la codicia y la incompetencia de los genios de las finanzas nos han echado encima cuando nos enteramos de repente de la existencia de otro organismo, otro más, alimentado con fondos públicos y dedicado a hacernos la vida imposible. El Consejo de Administración de la Corporación RTVE es un órgano elegido por las Cortes Generales, compuesto por 12 miembros, cada uno de los cuales cobra unos 120.000 euros al año, excepto su presidente que, al parecer se embolsa 240.000. O sea, sólo él, veinte mileuristas. Añaden asesor, secretaria y coche oficial. Ni que fueran banqueros rescatados ¿verdad?

Y ¿qué hace esta docena de ilustres desconocidos aparte de saltarse alegremente la normativa que rige el organismo en materia de paridad de sexos, descaradamente en favor de los varones? Nada que haya merecido la atención de los medios de comunicación en cuatro años que llevan de mandato. Éste es de seis años. No me extraña; si Palinuro cobrara diez mil euros al mes querría un mandato vitalicio. Bueno, nada no; el miércoles tomó una decisión que sin duda salió a la mayoría del fondo mismo de sus entretelas partidistas: hartos de que los telediarios fueran plurales y dieran noticias positivas o negativas, para unos u otros, los consejeros decidieron atribuirse la competencia para censurarlos previamente. La medida la propusieron, se dice, los consejeros del PP, sin duda molestos de que la RTVE no alcanzara las cotas de objetividad, neutralidad, calidad y, desde luego share de las televisiones de Esperanza Aguirre y Francisco Camps, hoy Alberto Fabra.

Votaron a favor los cuatro consejeros del PP y el de CiU, se abstuvieron los del PSOE, ERC y CCOO y votaron en contra (en todas partes hay gente decente) los de IU y UGT. De inmediato hubo una reacción universal en contra hasta de sus propios partidos y los malaconsejados consejeros, sin duda preocupados por sus emolumentos, decidieron desdecirse bravamente antes de que la noticia hubiera terminado de ser leída por los locutores. Si hay que perder la dignidad, se pierde, pero no los 120.000 euríviris ni los demás chollos y privilegios que convierten unas nulidades en verdaderos potentados a costa del trabajo de un pueblo al que querían birlar la información.

Por no pensar, ardua tarea a la que estos lumbreras no deben de estar acostumbrados ya que la de llenarse los bolsillos no les deja tiempo libre, ni han pensado en cuál podría ser el resultado final de un producto en el que metieran las tijeras todos los partidos. Si cuando la tijera es sólo cosa de un partido salen los engendros sectarios que salen en TeleMadrid y Canal Nou en Valencia, cuando sea cosa de todos no saldrá nada. Los telediarios darán información sobre la vida de los pingüinos australianos o la canonización de Fruela.

Esto de la democracia no hay quien lo aguante. Al fin y al cabo, la censura previa tiene sólidas raíces españolas. En tiempos de Franco estaba en vigor, hasta que llegó el liberal Fraga y la abolió sustituyéndola por la censura a posteriori. Podías publicar lo que quisieras; pero si lo publicado no gustaba a Franco, Fraga, el obispo, el alcalde, el jefe provincial del Movimiento y una retahila de enchufados, te la cargabas. Te ponían una multa que te baldaban, o te cerraban el periódico o te metían en la cárcel. Y todo eso en defensa de la civilización cristiana. ¡Y ahora no se puede ni defender el pluralismo ni la imparcialidad informativa de los medios públicos como corresponde a la democracia que el Glorioso Movimiento Nacional trajo providencialmente a España! Una vergüenza, mi general.

Uno entiende que propongan esta medida los consejeros del PP. Al fin y al cabo, Fraga es el fundador del partido y aportan la experiencia que tienen en la manipulación de los telediarios de sus comunidades, verdaderas máquinas de agit-prop de la derecha. Que vote a favor el consejero de CiU ya es incomprensible. Pero no tanto como que se abstengan el PSOE, ERC y CCOO. La izquierda propiciando con su abstención la censura previa en los medios públicos. Eso no tiene nombre, los representantes de estos grupos no merecen más que desprecio y todos, los votantes a favor y los abstencionistas, deben abandonar ipso facto unos cargos que no debieron ocupar jamás. Los únicos que se han ganado seguir (en el supuesto de que continúe un órgano cuya supresión ahorraría un puñado de millones al erario público) son los consejeros de UGT e IU, así como el agradecimiento de una ciudadanía que no quiere que la traten como menor de edad.

dijous, 22 de setembre del 2011

El caso FAESAN.

Es una gran noticia que el pleno de lo penal de la Audiencia Nacional (AN), por unanimidad, haya revocado el procesamiento de los tres mandos policiales por el presunto chivatazo del bar Faisán. Hubiera sido mejor que la sala hubiera decretado que, en realidad, no hay caso y que el procesamiento de los tres funcionarios más parece una causa política por asuntos muy ajenos a ellos y que, en el fondo, trata de atacar la candidatura de Pérez Rubalcaba a la presidencia del Gobierno pues era ministro del Interior cuando los hechos supuestamente se produjeron. Pero, hasta donde llega, es un alivio y, si sostiene que parece hubo delito, dice también que no hay pruebas suficientes contra los policías, con lo que estos tienen un merecido respiro en la campaña mediática y las continuas interpelaciones parlamentarias del PP que son un verdadero juicio paralelo que dura ya años y ha tenido que causarles mucho quebranto psicológico. Algo de lo que Palinuro, al menos, se siente avergonzado en nombre de la sociedad española que no ha sabido devolver bien por bien ni proteger de la infamia por infames intereses políticos a quienes han sido instrumentalizados en una estrategia innoble.

Al lado personal y humano del hecho hay que añadir el colectivo e institucional de que, al plantearse como un ataque al Gobierno, esta acción judicial ha hecho mucho daño a la lucha antiterrorista que, como es obvio, debe ser una asunto de Estado, por encima de los intereses de los partidos. Al acusar a la policía del delito de colaboración con banda armada y dar a entender que es instigado por el ministro del Interior, el efecto, objetivamente hablando, es debilitar la lucha del gobierno contra el terrorismo. Que esto además se haga en contra del gobierno que ha conseguido de hecho derrotar a ETA que ahora sólo mide los plazos para anunciar su disolución es notoriamente injusto.

Pero es la estrategia del PP, que se ha personado en el proceso en calidad de acusación popular, esa figura que permite a un partido político acusar a otro en sede judicial de forma seguramente temeraria. Una estrategia que, al parecer, está pensada por Federico Trillo, exministro de Justicia y responsable de esta materia en el PP. Es curioso; el señor Trillo, especialista en Shakespeare, debe sentirse como Hamlet, al que perseguía la sombra de su padre, vilmente asesinado. En el caso del exministro las sombras son las de 62 y militares españoles muertos en circunstancias que los tribunales encontraron delictivas y por las que condenaron a penas de prisión a otros mandos militares de los cuales Trillo era el responsable político. Es posible que Trillo no sienta esas sombras porque la conciencia es una mar abierta; Palinuro viviría angustiado.

Federico Trillo es patrono de la fundación FAES en cuya página web se dice que: vinculada al Partido Popular desde su creación, en 1989, la Fundación FAES está presidida por José María Aznar. Muchos otros patronos de la FAES (Aguirre y otros) han reiterado en público la idea de que el caso Faisán revela colaboración con banda armada y Rubalcaba está inhabilitado como candidato a la presidencia del Gobierno. Por descontado, siendo el responsable de Justicia del PP y coordinador de su estrategia judicial al tiempo que patrono de la FAES, Trillo está en inmejorable posición para llevar a buen puerto esa estrategia.

Pero no sólo él. También podría colaborar en la tarea el inefable magistrado Enrique López, de la citada sala de la AN y principal adalid de la idea de la colaboración con banda armada, al tiempo que estrecho colaborador de la FAES, en la que ha impartido 63 seminarios y, al parecer, retribuidos, si bien no sabemos en cuánto, lo cual no está bien pues la financiación de la FAES es básicamente pública. Aun así, el magistrado López no tiene intención de inhibirse en la causa. Es asombrosa la falta de sensibilidad de la derecha política o judicial frente a estos asuntos morales. Los mismos que pidieron y consiguieron apartar al magistrado Pérez Tremps del Constitucional porque había redactado antaño un informe para la Generalitat o que pidieron y obtuvieron la dimisiòn del ministro Bermejo por haberse ido de cacería con el juez Garzón, son los que ahora se niegan a dimitir por asuntos más clamorosos. Y tanto como que la cacería ahora no sería de animales sino de personas. Tampoco hay que extrañarse mucho a la vista de lo que tardó Camps en hacer lo que no tenía otro remedio que hacer.

Por eso el caso Faisán es en realidad el caso FAESAN en el que se sacan las cosas de quicio quizá con la intención de atropellar a tres funcionarios con una gran hoja de servicios en la lucha contra ETA, de involucrar al gobierno en una inverosímil colaboración con banda armada cuyo resultado sólo podría ser que descarrilara el actual proceso de normalización en el País Vasco, la primera esperanza sólida de paz en más de treinta y cinco años.

Aplausos del respetable.

dimecres, 21 de setembre del 2011

Una digna respuesta.

La educación, la sanidad, la vivienda, el seguro de desempleo y las pensiones son los pilares del Estado del bienestar, la conquista democrática del siglo XX en Europa basada en la idea de que esos servicios constituyen derechos de los ciudadanos. Como tales deben tener igual reconocimiento y garantía que los derechos clásicos civiles y políticos y los derechos fundamentales. Porque son derechos fundamentales, no mercedes graciables del poder ni actos de beneficencia de organizaciones privadas. Mucho menos negocios.

Esa conquista democrática es la que la derecha neoliberal quiere desmantelar y lleva camino de hacerlo si las sociedades bajo ataque no se defienden. Las pensiones están congeladas; el seguro de desempleo, reducido y acortado; el acceso a la vivienda es una quimera. Ahora el ataque es contra la educación y la sanidad que, privatizadas, son suculentos negocios. La novedad de la situación es que el neoliberalismo no niega ya (como sí lo hacía antes) que la educación y la sanidad sean derechos. Lo que dice ahora es que, por desgracia, no hay dinero para financiarlas y que, en época de crisis, hay que recortar. Pero esto es una excusa.

En primer lugar, no hay dinero porque hace años que está descapitalizándose el Estado a base de reducir los impuestos y renunciar a ingresos bajo la engañosa consigna de que "en donde mejor está el dinero es el bolsillo de los contribuyentes", sin especificar de qué bolsillos se habla. En segundo lugar si, con todo, hay que reducir partidas, habrá que pensárselo mucho, ser muy transparentes y justificar que no hay otro lugar del que reducir que no sean la educación o la sanidad. Si las exenciones fiscales y privilegios que la Comunidad Autónoma de Madrid concede a la enseñanza privada concertada alcanzan los ochenta millones de euros y esa es la cantidad que se ahorra con los recortes de la enseñanza pública, será preciso demostrar por qué es más justo privilegiar a la privada en detrimento de la pública. No blandir el hacha y asestar el tajo sin más explicaciones.

Esa es la política de la Comunidad de Madrid, la de los hechos consumados y las confrontaciones. Porque a Esperanza Aguirre no le interesa conservar la enseñanza pública sino desmantelarla en beneficio de la privada. Por eso no razona, sino que insulta. La historia de su mandato es de hostilidad a los servicios públicos. No da razones sino que va por la vía de hecho y, en lugar de, cuando menos, explicar las medidas tomadas, pues no las ha consensuado con nadie, trata de desprestigiar a los docentes (como intentó hacer en la legislatura anterior con la sanidad pública y las calumnias al doctor Montes) mintiendo sobre su jornada laboral, descalificando su labor y agrediendo a los sindicatos. Eso no es política democrática, de diálogo, sino política autocrática, de imposición. Y no es casual ni repentino sino algo calculado, planeado y ejecutado fríamente, es el desmantelamiento del Estado del bienestar.

La colectividad de enseñantes, padres y alumnos respondió ayer ejemplarmente por segundo día en la calle con una manifa multitudinaria que es en realidad una enmienda a la totalidad de la política educativa de Aguirre y de su consejera, Lucía Figar, esa pía dama que según ella misma dice, piensa entregar suelo público gratuito para que las sectas ultracatólicas que son de su agrado pueden adoctrinar a los niños de la región. Visto lo visto imagino que estas sectas edificarán en los terrenos públicos unos colegios de excelencia para los hijos de los ricos y, al lado, unas chabolas para enseñar el catecismo a los hijos de los pobres que, bien pensado, es lo único que necesitan aprender.

Y no acaba ahí el alcance político de la combatividad de Aguirre. No solamente desprestigia a los docentes y miente sobre su jornada sino que ataca la legitimidad de la huelga atribuyéndosela a los sindicatos, el PSOE, los indignados y "los de la ceja" y, en definitiva, al gobierno central. Es decir, todo el conflicto está provocado y planeado por la Comunidad de Madrid con el fin de plantear un problema más al gobierno central y como eso es absurdo porque éste carece de competencias en la enseñanza en Madrid, se lleva por el lado de la demagogia, asegurando que está alentando a los huelguistas y poco menos que sosteniendo que la huelga está organizada por Rubalcaba y que el ministro de Educación dimita por ello. Una actitud de tan disparatada frivolidad en un asunto de tal importancia muestra que a Esperanza Aguirre la enseñanza pública y los docentes le importan un comino. Y los alumnos, menos.

dimarts, 20 de setembre del 2011

Por qué la izquierda.

En la historia de Occidente ha habido tres momentos de especial importancia en los que se han opuesto dos concepciones del mundo, la de la ciencia y la de la religión, la que va en busca de la verdad, avanza en el conocimiento de la naturaleza y contribuye a la emancipación de los seres humanos y la que se atiene al dogma, obstaculiza el avance del conocimiento y no quiere la emancipación sino la sumisión de los seres humanos. Es la lucha sempiterna entre la razón y la fe que el Papa Benedicto quiere resolver dando primacía a la segunda sobre la primera y la izquierda, como la ve Palinuro, procediendo al revés, dando primacía a la razón sobre la fe.

Los tres momentos citados son el redescubrimiento del cuerpo filosófico aristotélico en el siglo XII; el giro copernicano del triunfo del heliocentrismo sobre el geocentrismo en los siglos XVI y XVII; y la formulación de la teoría darwinista de la evolución de las especies en el siglo XIX. En las tres ocasiones la Iglesia se opuso al descubrimiento, a la novedad, a las teorías científicas. En el caso del aristotelismo, un sistema filosófico completo que ignoraba la idea de Dios, lo que hizo la Iglesia fue casarlo con ese mismo Dios a través de la obra de Santo Tomás, gracias a la cual Aristóteles pasó a ser objeto él mismo de dogma, algo que no casa nada con el estagirita, pero permitió perseguir las discrepancias filosóficas como herejías y actuar en contundente consecuencia. El tomismo sigue siendo la filosofía oficial de la Iglesia, sea en vertientes "progresivas" o "tradicionales".

Frente a la teoría copernicana, la Iglesia reaccionó con mayor virulencia, si cabe, y menos contemplaciones. Censuró, persiguió, encarceló, torturó y asesinó gente por sostener ideas que hoy nadie cuestiona, ni los curas. Porque respecto a la metafísica aristotélica se puede debatir, pero no del hecho de que la tierra sea redonda y gire en torno al sol. La Iglesia ha pedido perdón por algunas de las barbaridades más escandalosa, como los asesinatos de Savonarola y Bruno. Pero la cuestión no es pedir perdón por los excesos sino reconocer que estos son producto de una teoría perversa que consiste en arrogarse el derecho a decidir lo que los demás pueden pensar. Una monstruosidad.

La polémica del darwinismo llega a nuestros días pues la Iglesia no acepta la teoría del origen de las especies por evolución y sigue aferrada a la concepción creacionista, entendiendo la fábula bíblica en sentido metafórico pero como esencialmente cierta. Hoy el creacionismo renace y cobra fuerza en las llamadas teorías del diseño inteligente, ampliamente favorecidas por la derecha y la extrema derecha de carácter confesional sobre todo en los Estados Unidos y cada vez en más países en los que se intenta sustituir en la enseñanza la concepción darwinista por la creacionista.

Este último es un dato esencial porque apunta al hecho de la alianza permanente de la Iglesia (sobre todo la católica) con la derecha y con sus regímenes políticos, incluso cuando son dictaduras. No hace falta recordar aquí que se habla de la Iglesia, no de los cristianos. Nadie ignora que hay muchos cristianos que se oponen a la Iglesia por una serie variada de razones. Es la Iglesia la que normalmente forma alianza con la derecha y sus formas políticas. Lo cual explica por qué la izquierda tiene que estar enfrentada a ella, no a los cristianos.

El maridaje Iglesia-poder político favorece un discurso basado en la idea de la división de los seres humanos que tiene diversas formas a lo largo de la historia pero siempre acaban en lo mismo: los que mandan y los que obedecen. La idea de que todos los seres humanos tenemos el mismo valor y, por lo tanto, somos iguales y merecemos vivir en libertad es la izquierda. La igualdad en libertad, sin que sea prudente favorecer a la una sobre la otra.

Aparentemente todo el mundo está de acuerdo en la propuesta. Es más, basta con mirar en torno nuestro: vivimos en sociedades básicamente libres y tratamos de que sean igualitarias. Para la izquierda, sin embargo, la libertad e igualdad existentes dejan mucho que desear. No hay libertad si no hay igualdad. Y no hay igualdad si ésta se limita a ser igualdad ante la ley, condición necesaria, pero no suficiente, entre otras cosas porque las leyes se cambian ya que son producto de la razón.

Es verdad que la desigualdad presente parece no ser tal pues encaja en la igualdad ante la ley y ya no hay privilegios nobiliarios o de otros tipos. Nadie habla de señores y siervos, nobles y villanos, ni siquiera burgueses y proletarios. Pero eso no quiere decir que no siga habiendo la dicotomía entre los que mandan y los que obedecen, los de arriba y los de abajo. Lo que sucede es que, en la sociedad neoliberal, que marcha a toda máquina al restablecimiento de condiciones materiales del capitalismo primitivo y la moral victoriana con toques calvinistas, la división es entre los justos, que son los triunfadores, y los injustos, que son los fracasdos. Y mientras eso siga siendo así, la izquierda será necesaria.

(La imagen es una reproducción de un cuadro de Jacques Réattu, titulado El triunfo de la libertad (1794/95) que está en el dominio público).

dilluns, 19 de setembre del 2011

El peligro somos los hombres.

Durante el fin de semana ha habido tres mujeres asesinadas por sus parejas. Tres más. Tres casos más de violencia machista. Se discute mucho sobre el nombre. Antes se llamaba a esto "crimen pasional" y, luego, se han ido empleando otros términos, como "violencia doméstica", "violencia de género" o "violencia sexual". Todas las expresiones tienen algún sentido, pero no son enteramente satisfactorias. Si por "pasional" se entiende irreflexivo, impremeditado, repentino, súbito, muchos de estos asesinatos son premeditados, planeados, alevosos. No siempre son crímenes domésticos. Desde que hay divorcio, separación, denuncias, órdenes de alejamiento, casi nunca son domésticos. Son sexuales, sí, de género; pero siempre del mismo sexo y del mismo género; del masculino. Son crímenes de hombres, viriles, machistas.

Es un terreno escabroso por lo que tiene de íntimo y lo que hace a las autoimágenes que los hombres tenemos. De inmediato se forma un coro de ultrajados varones prestos a recordar que por dos o tres casos aislados no cabe criminalizar el género. Dejando aparte el hecho de cierto peso de que no son dos o tres casos aislados (como se verá más abajo) se da la circunstancia de que el género no necesita que lo criminalicen ya que es criminal por sí. Es cierto que no todos los hombres asesinan a sus parejas. Pero también lo es que casi todos los que asesinan a sus parejas son hombres. Siempre hay algún caso, ese sí excepcional, de mujeres.

Igualmente casi todos los que abusan de los niños son hombres. Lo cual explica por qué está tan extendida la pederastia en la iglesia católica: porque es una organización exclusivamente varonil. Casi todos los componentes de las redes de pederastia en internet que, se supone, reflejan en cierto modo las del mundo real, son hombres.

Asimismo hombres son casi todos los que torturan animales hasta la muerte. Entre los individuos que alancearon a Afligido en Tordesillas no había una mujer. En el post que Palinuro dedicó al toro de Tordesillas con el título de los toros no votan se decía que el problema de la crueldad es que es atributo de la especie y atributo racional. Ahora corresponde precisar que no es de la especie, sino de parte de ella, la masculina. Quizá sea por esto por lo que los más misóginos de los varones ilustres proclaman que la mujer es una animal irracional. Porque no mata o mata poco.

Hombres son los que llevan a cabo las violaciones generalizadas y sistemáticas en los conflictos armados que se han dado o se dan en Yugoslavia, el África o algún país musulmán. Serán o no expresamente ordenadas por el mando militar, pero están siempre presentes como un acto más de guerra expresamente dirigido contra las mujeres que casi nunca son combatientes. Hombres también los que recurren a lo que ya se conoce como feminicidio.

No son dos o tres casos aislados. Y no cuenta si son ricos o pobres, jóvenes o viejos, nacionales o extranjeros, católicos o confucianos. Cuenta que son hombres.

Es decir, es violencia viril o violencia machista porque parece ser inherente al género masculino hacer violencia a los más débiles. Someterlos, torturarlos, asesinarlos. El peligro somos los hombres. El debate sobre si esta condición criminal tiene raíz natural o cultural, si es genética, por ejemplo, o aprendida en la socialización, es inútil porque, aunque fuera lo primero, genética, no se puede admitir. La especie no puede tolerar que parte de ella sea criminal por instinto. Hay que empeñarse en que es cosa de la socialización.

Pero ¡es que aquí está todo por hacer! No basta con las leyes, con ser éstas necesarias, sino que hay que entrar a saco en el lenguaje, en la educación, en veinte siglos de filosofía, literatura y arte. Y no digo nada de las religiones. En la judeo-cristiana, que tiene a la mujer como la causa de la pérdida del paraíso terrenal, anida una concepción de ésta que, se quiera o no, incita a su asesinato. Por eso, porque la tarea es ciclópea, pues consiste en cambiar la vida, no se puede perder ni un segundo, no se puede perdonar ni una broma, ni una complacencia, ni un paso atrás y en todos los asuntos hay que plantear siempre la perspectiva de género. Del otro.

(La imagen es una foto de Paul Lowry, bajo licencia de Creative Commons).

diumenge, 18 de setembre del 2011

Clamar contra la crisis

Esta crisis viene de largo y va para más largo. Las comparaciones al uso con la de 1929 quedan más y más desfasadas. Quizá sea ya peor, más destructiva, que la Gran Depresión. Los cientos de personas que ayer se manifestaron en Wall Street y delante de la Bolsa de Madrid, así como en otras ciudades, tienen una gran valor simbólico pues señalan el ámbito financiero y el especulativo como responsables directos de esta catástrofe. Pero su valor es ese, simbólico. El movimiento 15-M es cada vez más como Juan Bautista, que predicaba en el desierto, aunque había muchos que lo oían. También ahora, por la tele, por los periódicos. Pero no se mueven. Pasará del todo el verano, llegará el invierno y, si los indignados siguen de acampada y debatiendo bizantinismos, muy contentos con su clarividencia, saldrán de las noticias políticas para entrar en las de servicios sanitarios. Pero este es otro asunto que los compete a ellos, si se dan o no otras formas de actuar de mayor impacto social.

Aquí vamos de la crisis que tiene unas proporciones descomunales, de esas que se producen de vez en cuando en el capitalismo, sin que nadie sepa cómo (aunque algunos dicen que pueden predecirse) ni cómo hacerles frente y menos cómo salir de ellas. Casi todas arrancaron con el estallido de una burbuja, desde la primera de la compañía británica de los Mares del Sur (hacia 1720), que arruinó a miles de personas en las islas, hasta la penúltina de las empresas puntocom en los años noventa del siglo XX, pasando por la del Canal de Panamá en 1891 o la de los roaring twenties que desencadenó la de 1929. Ahora la burbuja ha sido inmobiliaria, de los Estados Unidos, Inglaterra y España principalmente.

El problema es que la burbuja inmobiliaria ya ha estallado, con las habituales consecuencias destructivas e imprevisibles pero, lejos de reencauzarse las economías por la senda del crecimiento, tras haber hecho sacrificios sin cuento y tomado medidas tan amargas como el ajenjo, amenaza en el horizonte una segunda recesión que pone los pelos de punta a los analistas y los gobiernos. Con razón porque -dicen- ya no hay recursos con que hacerle frente. Sin embargo, esta amenazante recaída en la crisis se origina en otra burbuja: la de los Estados. Es lo que se llama la "crisis de la deuda soberana". ¿Quién dijo que los Estados no podían quebrar? Lo han hecho más veces, no es nuevo.

Esta burbuja de los Estados se debe a que, a juicio de los "mercados neoliberales" (por encontrar algún nombre), se han extendido temerariamente en la sociedad, se han hecho cargo de aventuras que no pueden financiar, sobre todo cuando son fiscalmente esqueléticos. Los Estados garantizan la enseñanza, la salud, el subsidio de paro y las pensiones. Sus títulos se sobrevaloraron en la época del crecimiento sostenido y ahora se han desplomado y ya no inspiran confianza salvo que esos Estados prescindan del gasto innecesario para su mantemiento (esto es, el gasto social) y se concentren en el ejército, la policía y el sistema penitenciario.

En definitiva, lo que puede estallar es la burbuja del Estado del bienestar al que muchos consideran insostenible. Esta insostenibilidad se predica en dos terrenos interrelacionados, el económico y el ecológico. La idea es que el sistema no puede seguir como va y, si lo hace, la catástrofe será mayor. Va siendo hora de entender que todos los vaticinios (invoquen la competencia técnica que invoquen) son formulaciones de deseos. Es propio de los seres humanos creer que las cosas serán como queremos que sean y eso sólo pasa por casualidad. Al fin y al cabo esta crisis, burbuja sí o no, puede entenderse como una manifestación de la ley de la tendencia al descenso de la tasa de ganancia que, según Marx, permitía predecir la crisis general del capitalismo, si bien con muchos elementos que tendían a su vez a impedirla. Lo que está claro es que la tasa de ganancia ha bajado y los capitalistas pretenden resarcirse despedazando un competidor ya que, desde el punto de vista del capital, el Estado del bienestar no es más que un competidor molesto en los mercados de educativo, sanitario, de seguros. Un competidor que, hasta ahora, se aprovechaba de su capacidad de influencia en los gobiernos tirando los precios. Pero la situación ha cambiado; los gobiernos tienden a favorecer al capital y este aprovecha la ocasión para desmantelar al rival y aumentar su beneficio a costa de los derechos de los ciudadanos.

Es, por tanto, una crisis que afecta y perjudica al conjunto de la población, a la ciudadanía en general y es ésta la que debe dar una contestación. Cosa que no se hace clamando. Hay que organizarse. Es difícil, dadas las experiencias, pero hay que hacerlo. El aparente ultrademocratismo de Equo muestra que es posible conjugar organización y práctica democrática. Es un buen ejemplo de política de principio que probablemente arrastre bastante voto de la izquierda.

(La imagen es una foto de Mike Light - NotionsCapital.com, bajo licencia de Creative Commons).