dilluns, 4 d’abril del 2011

Se va pero no se va.

Si la talla de los hombres en general y de los dirigentes políticos en particular se midiera en proporción a la de sus enemigos o adversarios, la de Zapatero sería de Pulgarcito. Por fortuna es al revés y la pequeñez de sus antagonistas hace resaltar la figura del Presidente. Y no es mérito exclusivo del interesado sino, sobre todo demérito de sus contradictores que dicen unas cosas tan pobres, toscas y ruines que parecen pagados por la campaña de imagen del PSOE, si es que existe.

Tras lucirse pidiendo elecciones anticipadas a un gobierno al que no puede echar en modo alguno, la derecha vuelve a la carga con un argumento debido al inefable González Pons, según el cual España se merece un presidente y no un pato cojo". Dejando de lado esa servil imitación subconsciente a Rubalcaba de "España se merece, los españoles se merecen..." y el supuesto de que Rajoy sería ese presidente, cosa que está por ver, la pregunta inmediata es si Pons calibra qué es un "pato cojo". Por tal se entiende el cargo electo en su último periodo cuando ya se sabe que no repetirá mandato por la causa que sea. En esta situación el lame duck tiene menos poder político porque no puede renovar relaciones clientelares o compromisos. Pero, por otro lado, como ya no tendrá que convalidar su gestión en unas elecciones, tiene las manos libres para tomar las decisiones que estime, por impopulares que sean. O sea que el pato cojo resulta no ser cojo. Basta con ver la cantidad de "decretos presidenciales" (executive orders) que firman los presidentes de los EEUU al final de su segundo mandato. La fuerza de Zapatero reside en su apoyo parlamentario y, mientras éste no varíe, el pato será igual de acerado que el Bambi original, por cierto, otra apreciación que se ajustaba tanto al modelo como una flor a un rascacielos.

¿Y qué decir de Rosa Díez? La amarga comprobación de la realidad de que UPyD no llega a la mitad del aforo de Vistalegre no parece reconciliarla con ella en ninguno de sus otros complicados matices. Así dice Díez que Zapatero ha dejado tirados a los socialistas. Asombroso, porque están todos encantados de haberse conocido y convencidos de que dan un ejemplo de comunidad, democracia y juego limpio que es lo que, dicen, caracteriza a Zapatero, a quien apoyan cerradamente. En realidad esta ocurrencia, como llamar "espantada" a la renuncia de Zapatero, sólo puede entenderse si se parte de una idea carismática del liderazgo político, caudillista, para entendernos. Que probablemente es como Díez se ve a sí misma. En el PSOE, me parece, reina el criterio de que, siendo todos muy valiosos, nadie es imprescindible y, por tanto, nadie deja tirado a nadie. Claro que quizá lo importante en el discurso de Díez no sean sus juicios sino sus pretensiones. En línea con el PP, viene a pedir elecciones anticipadas, basándose en el vaticinio de que el país no podrá permitirse un año más de gobierno de Zapatero, lo cual es tan cierto como lo contrario.

En el caso de IU, el tono lo da Cayo Lara con la enésima formulación de la doctrina de las dos orillas al advertir que a IU le es indiferente quién vaya a ser el recambio de Zapatero. La justificación de tan altanero desinterés es que todos los socialistas han mutado en neoliberales. La política es básicamente cuestión de distingos y matices. Cuando estos desaparecen suele darse paso a la guerra o a la revolución. El recurso al "todos son iguales", es tan absurdo aquí como cuando se dice que todos los políticos, todos los hombres, todos los catalanes, andaluces, ejecutivos, obreros o mujeres son iguales. Además, la hirsuta realidad acaba siempre imponiéndose: por regla general, en donde han podido, el PSOE e IU han formado coaliciones de gobierno. La posibilidad de una de estas es la que rompió la derecha con el Tamayazo. Entonces, ¿por qué insistir en la política de confrontación en lugar de colaboración? Por desgracia esta pregunta suscita reacciones de fuerte carga ideológica y en donde entra la ideología cabe poco debate. Pero la pregunta queda en el aire.

En fin, quizá la reacción más reveladora a la decisión de Zapatero haya sido la del siempre reflexivo Durán y Lleida que ha dicho que aquel ha equivocado el momento. Efectivamente, da en el clavo sin saberlo porque la cuestión es que no existe el momento "no equivocado". Todo el mundo sabe que, haga lo que haga Zapatero, van a caerle chuzos de punta. Si no hace porque tiene el país en la incertidumbre, imposibilitado de recuperarse. Si hace porque, haya hecho lo que haya hecho, lo habrá hecho mal. ¡Cómo no va a estar equivocado el momento!

Es el odio, el odio más visceral, el que anima estas expresiones malevolentes. Es el odio que respira esa turbamulta de señoras bien y jayanes de reyerta el otro día en Ferraz frente a la sede del PSOE. El odio que emite la montaña de vituperios que le han echado encima en sus mandatos. En un artículo en El País titulado El enigma Zapatero, Juanjo Millás ha contabilizado treinta y cinco insultos diferentes que se han dirigido a Zapatero, incluido ese "cobarde" con que Rosa Díez le regalaba el otro día en Vistalegre y que revela mucho más de las frustraciones de esta socialista revenida que del insultado. Un odio alimentado por esa irritante elegancia democrática que suele mostrar Zapatero. Irritante para quienes, como Gozález Pons y Rosa Díez, creen que hacer política es machacar al adversario.

En el odio (muy parecido al que profesaron a González y, mucho antes, a Azaña) hay aquí sin embargo, una pizca de miedo. Lo que la petición de elecciones anticipadas en verdad pretende es impedir, tanto en el caso del PP como de UPyD, que se produzca el desestimiento definitivo de ETA en pleno mandato del PSOE y que se lo apunte éste. Es duro, pero es así. De otro modo la oposición apoyaría cerradamente un gobierno que tiene una expectativa razonable de acabar con ETA en beneficio de todos.

(La imagen es una foto de Ricardo Stuckert/PR (Agência Brasil ) vía Creative Commons).

diumenge, 3 d’abril del 2011

Compañeras y compañeros.

Ayer se hicieron visibles una vez más las dos Españas que tan malavenidamente conviven en esta tierra. De un lado, el presidente del Gobierno anuncia su renuncia ante un Comité Federal de su partido y, como Secretario General, propone que sea el Comité Federal subsiguiente a las elecciones el que fije la fecha de las primarias. El nuevo dirigente ha de salir por mayoría y no por el dedo del anterior ungido porque eso es lo que manda la Constitución en su artículo 6º, que la estructura interna y el funcionamiento de los partidos deben ser democráticos.

Del otro, una panda de energúmenos se dio cita ante la sede del PSOE en la calle de Ferraz, a insultar a Zapatero, bramar, pedir el paredón para Rubalcaba y otras exigencias no menos dialogantes y civilizadas. Al parecer animaba el asunto por twitter Enrique de Diego, uno de esos periodistas agit-prop de Intereconomía que se presentó en la manifa y consiguió que la policía de Rubalcaba lo detuviera. Salir a dar gritos a la calle y a montar la bronca porque un presidente del Gobierno anuncie que no volverá a ser candidato revela la desmesura de una de las facetas de esta derecha que tan desagradable la hacen: el odio.

Porque el anuncio de Zapatero es un triunfo político y moral, sin contar lo que tenga de alivio personal para un hombre que ha trabajado denodadamente para salvar la política socialdemócrata de la cohesión social en medio del maremoto neoliberal de la peor crisis económica desde 1929. Es un triunfo moral porque renuncia alguien que tiene el apoyo cerrado de su partido. Y sobre todo es un triunfo político porque, tras el anuncio queda tan garantizada la estabilidad parlamentaria, económica y social como antes. Zapatero cuenta con mayoría parlamentaria segura hasta las elecciones; cuenta asimismo con el apoyo de la patronal, la banca y, con menos entusiasmo, los sindicatos; cuenta también con el respaldo de los organismos internacionales económicos y financieros así como de las agencias de calificación; y cuenta por último con el apoyo de los demás países de la Unión Europea. Ahí es donde la política vuelve a dejar paso a la moral: otro, probablemente, hubiera cedido a la tentación de presentarse para cosechar los laureles de la victoria o, por lo menos, a tentar la suerte. Que el poder ciega casi tanto como el odio.

Frente a este panorama tan escasamente prometedor para la oposición conservadora ésta ha reaccionado minutos después del anuncio de Zapatero pidiendo... elecciones anticipadas; lo que lleva pidiendo desde el día siguiente a perder las anteriores, cosechando siempre no ya la negativa de los otros grupos sino su indiferencia. Porque, ¿a quién se le ocurre que deba dimitir y convocar elecciones anticipadas un gobierno que cuenta con mayoría parlamentaria estable y un respaldo universal (se exceptúan los terroristas y la oposición conservadora) para su política económica? ¿No es patente el efecto pernicioso que esta situación crearía para el aún lento proceso de recuperación económica? ¿Por qué las piden, sin embargo, sabiendo que no van a conseguirlas? Para impedir que el PSOE tenga tiempo de perfilar un candidato y éste de perfilar su campaña y para que el gobierno deje de gobernar de facto y la situación económica empeore. Eso es lo que se llama proyectar una mala imagen.

Enfrente de la cual, Rodríguez Zapatero ha dado una inmejorable, cediendo el paso a un dirigente que tendrá que gestionar su herencia, con lo que queda con las manos libres para hacer que esa herencia sea positiva. Positiva para el país en el sentido de que se esté creciendo y generando empleo. Porque no parece arriesgado vaticinar que si para marzo de 2012 se ha iniciado tangiblemente la recuperación económica, ETA ha depuesto definitivamente las armas y la trama Gürtel sigue atenazando a docenas de altos cargos y militantes del PP éste tendrá tan ganadas las elecciones como el Rayo Vallecano, que no se presenta.

De las dos Españas Valencia y Camps en concreto se llevan la palma de la más esperpéntica. Tengo para mí que hace tiempo que Camps no está enteramente en sus cabales. Ha hecho y dicho cosas tan fuera de tino que no son racionalmente comprensibles. Y la última consiste en proclamar a gritos que han conseguido echar a Zapatero y que él ha hecho todo lo democráticamente posible por echarlo porque es una mala persona. Parecer del imputado Camps que a quienes "quiere un huevo" es a los otros imputados de la Gürtel. Lógicamente. En el esperpento hay mucho odio también Y, en este caso, lo que Freud llamaría una fantasía de omnipotencia infantil. Con estas declaraciones Camps se retrata: concibe el gobierno de la Comunidad valenciana a la contra del Gobierno central. Y presa de un delirio de impúber dice que lo ha echado él. Debiera crecer y hacer frente a sus responsabilidades en la Gürtel como un hombre y no como un curita.

(La imagen es una foto de isafmedia, bajo licencia de Creative Commons).

dissabte, 2 d’abril del 2011

Zapatero se va.

(Actualización, 02/04/2011.)


Zapatero se va como vino, sin estridencias ni alharacas. Su ejecutoria son ocho años de gobierno efectivo: cuatro dedicados a avances sociales que pusieron España a la vanguardia en extensión de derechos de las minorías, de las mujeres y en políticas redistributivas. Y otros cuatro dedicados a frenar y revertir la peor crisis del capitalismo desde 1929, cosa que ha conseguido con tanto éxito que España se ha mantenido incólume mientras otros en torno suyo, como Grecia, Portugal e Irlanda, caían. Como colofón es bastante probable que ETA deponga definitivamente la armas. Discrepancias aparte en unos u otros momentos, Palinuro cree que es un balance brillante.

Enfrente Zapatero ha tenido la oposición conservadora más beligerante, montaraz, deslenguada, injuriosa e histérica que quepa imaginar. Incapaz de encajar el hecho de que perdió las elecciones de 2004 por su estúpido intento de engañar a todo el mundo, pasó los primeros cuatro años insultando sin freno y dando pábulo a los disparates más alucinantes que sus periodistas le fabricaban, y los cuatro siguientes boicoteando todas las iniciativas del Gobierno, obstaculizando la tarea de reencaminar España por la senda de la recuperación, denigrándola en el exterior y saboteando sus posibilidades. Y, finalmente, convirtiéndose en el mensajero de ETA para evitar su colapso definitivo. Todavía ayer ese sueño de la razón que se llama Aznar recuperaba el catón que le hizo aprender en su día el director de El Mundo y sacaba a relucir el agusanado espantajo de los GAL en una de sus habituales felonías.

Tiempo habrá para valoraciones más sosegadas. ¿Cuál cabe aquí en un primer momento? Que Zapatero es un político europeo que cuenta con un partido europeo para hacer frente a una cábila de nacionalcatólicos frenéticos, de franquistas irredentos que tienen tanto respeto por la democracia como por la verdad y que, en un porcentaje apreciable, acabarán en el trullo por corruptos del caso Gürtel.

(La imagen es una foto de Daquella Manera, bajo licencia de Creative Commons).

Tirant lo Gürtel.

El cadáver, el cadáver ionesquiano lo ocupa ya todo en Valencia y se extiende al resto de España. Dentro de poco ascenderá a cadáver exquisito. ¡Vaya escrito el de las peticiones de la Fiscalía Anticorrupción! Quiere se impute a Camps y el núcleo de su gobierno y del partido la comisión de una serie de delitos que pone los pelos de punta, delitos electorales, en 2007 y 2008, contra la Hacienda Pública, falsedad documental, prevaricación y cohecho. Ya nadie habla de tres tristes trajes. Y eso a menos de veinticuatro horas de que Maria Dolores de Cospedal, con ese don de la oportunidad que le caracteriza, dijera que "es injusto el asedio indigno" que ha sufrido Francisco Camps. Echando imaginación cabe calificar de "asedio indigno" una petición formal de la Fiscalía Anticorrupción, pero hay que echarle mucha imaginación y tener algo de rostro.

A medida que pasan los días pueden los estrategas del PP medir cómo la Gürtel va a comerse su campaña si Francisco Camps sigue siendo candidato. No obstante, da la impresión de que aquellos (los estrategas) confían en contrarrestar el efecto Gürtel con algún escándalo mayor, obviamente el llamado caso Faisán. Aquí han cargado las tintas: negociación con ETA, como venía diciendo Mayor Oreja, engaño y embuste a los españoles, traición a la Patria, colaboración con banda armada, Faisán como ave Fénix de los GAL, en feliz invención de Aznar, siempre dado a la metáfora mística. Resumen de resúmenes: ¿a qué espera el gobierno para dimitir y convocar elecciones anticipadas?

Este ataque en todo el frente al grito de dimisión y procesamiento se da en dos terrenos de pelea, el político y el judicial. En el político, el PP tiene la baza perdida desde el inicio pues nadie secunda su posición de derribar el gobierno al precio que sea y menos en mitad de una crisis como la actual; ni siquiera los patronos y banqueros, que ya es decir. Además, en el campo político hay un lance meridiano que resuelve el conflicto en un periquete: la moción de censura. Es patente que, con las ganas que tiene Rajoy de ser Presidente, si no la presenta es porque sabe que no cuenta con el apoyo parlamentario preciso para ganarla. Ningún otro grupo lo apoyaría salvo, quizá, UPyD.

Por ese motivo es tan proclive el PP a embarrancar los asuntos en la vía judicial, acompañando luego a ésta de la correspondiente matraca parlamentaria que sirve para armar ruido gratuito. En esta ocasión, sin embargo, para respaldar sus acusaciones el PP tendrá que valerse de las llamadas actas de ETA y las interpretaciones, generalmente rocambolescas, que hacen los medios conservadores. No consigo imaginar juez sobre la tierra que pueda dar crédito a alguna de estas pruebas.

Pero es que, además, el cadáver de la Gürtel sigue creciendo. A raíz de ese inenarrable episodio en que Camps y Fabra inauguraron un aeropuerto sin aviones que es como de película de Buster Keaton (de hecho, Fabra se le da un aire), estos dos lumbreras dieron en decir que era mejor que no hubiera aviones porque así se podía pasear por las pistas. Lo que equivale a sostener que es mejor que las puertas no se abran porque así nadie se acatarra. Estos episodios no desmerecen en nada las andanzas de la viuda Reposada y la doncella Plazerdemivida, dos de los muchos personajes inolvidables de Tirant lo Blanc.

Visto lo cual, uno de esos grupos espontáneos que surgen en Facebook, capaces de derribar tiranías árabes a docenas, ha decidido aprovechar la invitación y ha convocado una fiesta rave en las tales pistas para los días 24 y 25 de abril próximos. Aunque esté garantizado que los valencianos no se enterarán de esa fiesta a través de la TV valenciana del PP pagada con el dinero de todos los españoles, no sé cómo va a resistir Camps que las demás cadenas nacionales y autonómicas den en directo 48 horas de cachondeo general sobre su persona.

De modo que lo más probable es que ahora empiece una batalla legal para prohibir esa fiesta raven. Prohibir, prohibir, negarse a hablar, salir por peteneras, ocultarse es lo único que puede hacer ya Camps. Y no lo consigue, como no consiguió prohibir la manifa en que hace unos días 60.000 ciudadanos pedían su dimisión. De momento, según se ve, al hacer esta captura más de 12.000 ciudadanos piensan asistir. A lo mejor montan un Woodstock 2.0. Y el cadáver crece.

(La primera imagen es una foto de Partido Popular Comunitat Valenciana, bajo licencia de Creative Commons). En ella están Cospedal, Camps, González Pons y Rajoy. Son dignos de análisis los gestos de los cuatro.

divendres, 1 d’abril del 2011

Gallego, gallego.

Leo que hay algunos gallegos indignados con las gracietas de Aznar sobre gallegos. Tanto que lo tienen por un "cretino". Es para indignarse. Y es bueno que el personaje se dé cuenta de que quienes se indignan contra él no son necesariamente los izquierdistas, islamistas, antisonistas, negros, homosexuales, mujeres, catalanes y titiriteros entre otros sino también los gallegos.

Da la impresión de que el hombre es así, con escaso control sobre sí mismo y sobre lo que dice y hace. Es un temperamento autoritario y monocorde, cuando no repetitivo en sus gustos y aficiones. Las alusiones impertinentes a los gallegos pertenecen al rico mundo mental de quien dice con aplomo que le gusta la mujer-mujer y no la mujer con mezcla de hombre, supongo, igual que el famoso café-café de la postguerra no podía traer mezcla de achicoria.

(La imagen es una foto de Pontificia Universidad Católica de Chile de Santiago, Chile, vía de Wikimedia Commons).

La gran estafa.

Menuda película ha hecho Charles Ferguson. Una hora y tres cuartos de tensión a un ritmo trepidante (y no sólo por la banda musical), con un montaje velocísimo y un gran virtuosismo de cámara. Y no es ficción, aunque en su contenido es la ficción más alucinante que se haya podido concebir: es un documental. Un documental a la altura de los clásicos del género, los Robert Flaherty o Dziga Vertov, mejor a mi juicio, que los de Michael Moore. Un documental que se propone explicar cómo se gestó la actual crisis mundial, cómo se gestionó y cómo se ha resuelto hasta el momento.

Y lo consigue de forma aplastante narrando los hechos con una concatenación de sentido a base de entrevistas directas a los principales responsables financieros y políticos (en la medida en cabe distinguirlos), también a los críticos, comparecencias en las comisiones de investigación posteriores, ruedas de prensa en momentos calientes, declaraciones presidenciales de urgencia, abundantes gráficos y estadísticas y estupendas fotografías alusivas o alegóricas. Todos los ingredientes de una historia de suspense, salvo que no se trata de una ficción sino de la más cruda realidad para millones de personas en todo el mundo que, de resultas de los manejos criminales de un grupo unido por una ideología estúpida, han perdido su trabajo, sus ahorros, o sus casas. Una realidad que ha costado, siempre a los más pobres, veinte billones de dólares. Y digo a los más pobres porque los más ricos han seguido ganando con la crisis, según ellos mismos reconocen.

Inside job documenta la realidad interpretándola de modo convincente para mí. Todo empieza con la idea reaganiana de la desregulación, el meollo de la ofensiva neoliberal, que se ha impuesto en el mundo en los últimos treinta años y que básicamente consiste en eliminar las normas externas al funcionamiento de los mercados financieros, dejarlos a un criterio de autorregulación. Por eso esa ideología es estúpida (o perversa), porque piensa que las pasiones humanas, especialmente la codicia por lo que ahora nos incumbe, van a regularse y moderarse por voluntad propia.

El frente neoliberal está compuesto por financieros, políticos al servicio de los financieros, cuando no financieros ellos mismos y académicos igualmente al servicio de los financieros, muchas veces desde puestos políticos. Los servicios de los académicos (encargados de propagar la doctrina económica dominante) y los políticos (encargados de hacerla ley) suelen pagarse luego con puestos suculentos en consejos de administración. Los financieros se pagan a su vez los suyos en forma de inmensas primas: el clima de la burbuja inmobiliaria de las hipotecas subprime, hecha de enriquecimiento sin límites, un fraude de alcance mundial, prostitución y mucha cocaína.

La película está rodada en un clima de auténtica confrontación. Muchos de los responsables de la catástrofe, (Hank Paulson, Alan Greenspan, Bern Bernanke, Timothy Geithner, etc) no se han dejado entrevistar y sus imágenes proceden de filmaciones públicas en comparecencias, etc. Los que se han dejado entrevistar lo han hecho de muy mala gana y las conversaciones transpiran tensión.

Este Greenspan tiene gracia: casi veinte años al frente de la Reserva Federal que es lo más parecido a un banco central que haya en los EEUU, de 1987 a 2006, y pertenenciente al círculo íntimo del objetivismo, la doctrina de la novelista y pensadora rusa nacionalizada gringa Ayn Rand que, en lo esencial, preconiza la abolición de todos los bancos centrales. En todo caso, su mandato coincide con la gestación y la explosión de la burbuja inmobiliaria y, diga lo que diga ahora, es uno de los principales responsables de esta crisis.

Como lo es un puñado de directivos de grandes bancos con apalancamientos desmesurados, gigantes del crédito hipotecario que habían arriesgado sus activos en especulaciones con fondos fraudulentos y, desde luego, las agencias de calificación tan pringadas en el gigantesco fraude como todos los demás. Y esa es la idea de la peli: la crisis es el resultado de unas actividades criminales de una casta de codiciosos a los que se había eximido de todo control o coacción exteriores con el cuento de que funcionaría la mano invisible.

Pero va más allá la historia. Lo que cuenta Matt Damon, que es el narrador en off, es que la manga de sinvergüenzas, ladrones y estafadores, que entran y salen de la política en todas las administraciones, republicanas o demócratas en los EEUU como del cuarto de baño en su casa, son quienes han gestionado la crisis que ellos mismos provocaron y lo han hecho con los criterios que la provocaron. Lo que quiere decir que, como Botín del Santander, algunos han salido gananciosos de esta crisis que ha significado un empobrecimiento general del planeta. De hecho, han vuelto a repartirse jugosos dividendos y substanciosas primas, mientras la administración de Obama recoge sus últimos estandartes socialdemócratas o reformistas al poner al frente de la solución de la crisis a los que le han dicho que ponga. En realidad, desde el lado del capital la crisis no es otra cosa que una reorganización del propio campo, con unos que compran a otros.

Una película extraordinaria porque deja al descubierto qué sucede con un sistema injusto cuando se lo libera de toda atadura normativa y moral bajo la excusa de que lo que se llama "injusticia" no es más que el resultado natural de la libre competencia en un mercado no intervenido; y a quien Dios se la dé, San Pedro se la bendiga. Es verdad que estos neoliberales que abominan del Estado lo controlan siempre estrechamente y ocupan todos sus puestos decisivos. Para el director de Inside Job esto quiere decir que el mundo de los negocios ha corrompido la política.

Pero es que Ferguson es un radical.

dijous, 31 de març del 2011

Aznar dice que el Gobierno miente. Aznar.

"Aznar es un cretino"


Este reencuentro de los dos viejos amigos de conspiración de los años 90 tiene algo de Sunset Boulevard o el ocaso de los dioses. Está, al parecer, en alguna de esas emisoras de TDT cuyas licencias distribuyó Esperanza Aguirre entre sus incondicionales. Uno de ellos, El Mundo. El empeño de este diario, megáfono de su director, por derribar el gobierno socialista con una especie de recrudescencia de los GAL es una muestra patente del espíritu contumaz y de lo arraigado de las creencias en la receta de la abuela.

No obstante, el asunto puede pasar. El Mundo es una empresa, tiene que vender su producto y la sabiduría convencional desaconseja cambiar algo de lo que está vendiéndose bien. Lo que ya no es tan comprensible es que la mímesis de la situación aconseje repetir los personajes porque ya no son ellos. Igual que Norma Desmond no conseguirá ser la Norma Desmond de sus días de gloria en Sunset Boulevard, el Aznar de hoy ya no es aquel relativamente joven político que venía con las "manos limpias", que era el "hombre normal". Ahora tiene una historia detrás. No solamente un gesto, tiene una trayectoria. De acuerdo con ella, ¿a quién se le ocurre que Aznar pueda acusar al Gobierno de mentir? ¿Qué valor puede tener eso en boca de un hombre que mintió dos veces y además lo hizo de forma pública y las dos, soberbia infinita, pretendiendo engañar al mundo entero? En la primera afirmó que en el Irak había armas de destrucción masiva sabiendo que era falso o cuando menos a él no le constaba. En la segunda sostuvo contra viento y marea la autoría de ETA en el atentado del 11-M no solamente sabiendo que era falsa sino intentando imponer la falsedad por medios oficiales. ¿Por qué acusa a los demás de mentir este mendaz sujeto? Por eso, porque es un mentiroso compulsivo y no puede dejar de mentir.

La única justificación que se me ocurre para prestar atención a Aznar hablando de mentir es invocar la competencia técnica. Este mancebo de mentir sabe un montón. Es su especialidad. No ha hecho otra cosa en su vida. No concibe abrir la boca si no es para mentir. Por lo demás, esta murga de El Mundo en contra del gobierno de Zapatero no alcanza el grado flamígero que tuvo la del Felipismo. ¡Aquellos sí que fueron tiempos! Este gobierno, en cambio, resiste todo. Tiene garantizada la mayoría parlamentaria hasta el fin de la legislatura y, además para inmensa irritación de la derecha, goza del respaldo empresarial y financiero, como se ve escuchando a Botín y Rosell.

Dado que el Gobierno cuenta también con el apoyo reticente de los sindicatos, una hoja de servicios impresionante en materia de reformas llamadas "impopulares" y el respaldo de los demás gobiernos de la UE, el intento de derribarlo antes de tiempo está condenado al fracaso y deja al descubierto la finalidad de la oposición, que no es resolver los problemas sino instalarse en el poder. Y que para hacerlo se recurra a unos GAL zombies casi parece un chiste. Que en el momento en que ETA está en sus horas más bajas, quizá en trance de agonía, se quiera procesar al ministro del Interior que lo ha conseguido, igual que con los GAL cosecha vieja se encarceló a Barrionuevo, revela a las claras en dónde tiene cada cual puestos sus intereses. No se está diciendo que si, en el curso de una guerra, se cometen delitos no hayan de perseguirse judicialmente. De hecho, el caso Faisán está en los tribunales. Se trata de no valerse de las circunstancias de la lucha antiterrorista para beneficiarse electoralmente.

Para mayor encono, estos GAL fantasmagóricos tiene que convivir en atención mediática con la reaparición de la Gestapillo, del espionaje en la Comunidad de Madrid, presidida por la señora de los licencias. Un asunto que restará mucha visibilidad mediática a la resurrección de los GAL, si no por su importancia intrínseca, sí por la vía de su fondo de astracanada. La Gestapillo es presunta delincuencia de Mortadelo y Filemón. Pero es, y la señora Aguirre de las entretelas de El Mundo tendrá que explicar el motivo por el que espía a sus adversarios políticos con cargo a los fondos públicos, aparte de su maternal solicitud porque no anden en compañías peligrosas, como Pinocho.

No sé si El Mundo traerá información sobre el caso Gestapillo digna de tal nombre. Si lo hiciera a lo mejor parececía menos un tebeo de lo que parece.

dimecres, 30 de març del 2011

Duke vs. Wal Mart.

Los Estados Unidos son un foco de civilización. El mayor hoy día. Eso de la civilización, sin embargo, hay que matizarlo porque sabido es que se han cometido crímenes monstruosos y genocidios en su nombre; pero también gestas inmortales en beneficio de la humanidad. Dado que por lo general van mezclados es necesario pararse a discernir. Por ejemplo, los EEUU han creado, consentido y glorificado uno de los movimientos más odiosos del mundo, el Ku Klux Klan. Pero lo han hecho a través, entre otros medios, de una de las películas más fascinantes de todos los tiempos, la epopeya del cine, el origen de esta arte contemporánea, el Nacimiento de una nación (1915), de David W. Griffith que lo hace, además, con esa intención explícita de vincular el Klan con el nacimiento de la nación gringa.

Así que la actitud razonable hacia los EEUU no puede ser una elección maniquea de totalmente a favor o totalmente en contra. Tendrá que ser mestiza, como todo en la vida. De los EEUU vienen y han venido noticias e influencias nefastas y también otras benéficas. Así como las matanzas de indios en el Oeste fueron un horror, la revolución que llevó a la independencia ha sido el faro que ha guiado muchas aventuras posteriores, como se visualiza al llegar a Nueva York y ver la estatua de la Libertad, regalo/tributo de Francia que también hizo una revolución que, como la gringa, es patrimonio de la humanidad.

Algunas de las mayores barbaridades imperialistas en los últimos cincuenta años han venido de los EEUU; pero también las mayores oleadas de luchas por los derechos civiles, contra la discriminación de los mujeres, los negros o los homosexuales. La sentencia en el famoso caso Roe vs. Wade, recaída en 1973, definía el aborto como un derecho fundamental de las mujeres al amparo del derecho a la intimidad de la cuarta y la novena enmiendas y según el cual, la decisión sobre la interrupción del embarazo es cosa que compete a la propia mujer. Esa sentencia influyó en el mundo entero, abrió esperanzas a millones de mujeres y, de paso, una polémica a veces violenta con los "pro vida" en el interior del país que reclaman que se revierta Roe, igual que en España el PP quiere derogar o, al menos, recortar la ley del aborto.

Pues bien, la demanda que han presentado Betty Duke y otras cinco mujeres en representación de un millón y medio más contra Wal Mart por discriminación es también también un asunto histórico que va a influir en todas partes. Por un lado el carácter masivo del hecho, muy gringo, como las producciones de Cecil B. de Mille. Los mismos gringos se ríen de esto cuando dicen que todo lo americano es grande, ruidoso y no funciona. Y, por otro, la importancia del fondo de la cuestión. El Tribunal Supremo tiene ahora que decidir si admite a trámite una demanda por discriminación una de cuyas pruebas es la diferencia salarial sistemática y persistente en el tiempo entre hombres y mujeres en contra de estas. Es claro que el gigante Wal Mart, uno de los símbolos de EEUU, va a movilizarse a tope para evitar una decisión del Tribunal porque supondrá indemnizaciones siderales pero que no son otra cosa que la contabilización a precios de hoy de la sobretasa de explotación a que están sometidas las mujeres. El valor del ejemplo para los europeos es que estos comprendan que la discriminación salarial a que están sometidas las mujeres en Europa y en todas partes es denunciable en los tribunales; al menos en el viejo continente. Y que ya es hora de que se empiece a hacer.

Por eso hay que ser cauto en el juicio sobre los EEUU, país del que proviene mucha propaganda nacionalista pero también las películas de Michael Moore, dedicadas a denunciar el funcionamiento no democrático de la democracia. Lo que Duke vs. Wal Mart va a dirimir, igual que antaño lo hizo Roe vs. Wade es una cuestión que afecta a toda la sociedad porque se plantea en el campo de los derechos fundamentales. Y se plantea también para todas las mujeres que trabajan en Europa y en el resto del mundo, aunque aquí las necesidades puedan ser más apremiantes. Exactamente, ¿con qué razonamiento puede justificarse que a trabajo igual no haya salario igual? ¿Con el de la intrínseca superioridad de los hombres? ¿El de sus más sublimes necesidades?

No en balde los países occidentales, a pesar del antiamericanismo que hay en ellos, copian cuanto pueden de los EEUU. Entre ellos España que les copió la Constitución de la Iª República, aquella que era federal, cosa a la que la vigente ni se ha atrevido.

(La imagen es una foto de sashafatcat, bajo licencia de Creative Commons).

dimarts, 29 de març del 2011

Cómo desmantelar el Estado del bienestar en doce sencillas lecciones.

Primera. Convénzase de que el Estado no es la solución sino parte del problema y pida que se jibarice o desaparezca por entero.

Segunda. Reduzca o elimine la progresividad en el impuesto sobre la renta argumentando que es injusto desde el punto de vista de Hayek.

Tercera. Elimine todos los impuestos especiales, reduzca el tipo general e incremente los impuestos indirectos porque así cada cual paga por lo que consume y no por lo que consumen otros.

Cuarta. Desregule la actividad de las empresas y otórgueles todo tipo de incentivos fiscales, incluso la exención, con el argumento de que son las que crean riqueza y generan puestos de trabajo

Quinta. Liquide el sector público rentable a precio de saldo para dinamizar el tejido productivo y lo que no sea rentable, sanéelo con dineros públicos.

Sexta. En tanto desaparece el Estado, imponga por ley del máximo rango el principio del presupuesto equilibrado con el generoso fin de no endeudar a las generaciones venideras y limite también el gasto público por ley, vinculándolo a la productividad, no a los beneficios.

Séptima. Vivimos en una mundo global, por tanto, permita la libre circulación de capitales que, de todas formas, tampoco puede impedir.

Octava. No ponga inconvenientes a los paraísos fiscales. Son puertos de descanso de la excesiva fiscalidad del capital. Si el capital no tributara y su color no importara, ¿a que se acababan los paraísos fiscales? Una prueba más de que la culpa de los paraísos fiscales es de los Estados.

Novena. Derogue los restos del antaño tremendo edificio del ordenamiento jurídico del trabajo, elimine el derecho del trabajo incluso como asignatura y reduzca los sindicatos a la mínima expresión porque sólo así se conseguirá flexibilizar el mercado de trabajo, la jornada laboral y hasta los propios trabajadores.

Décima. Socialice las pérdidas y mantenga privados los beneficios que ya ellos se encargarán de redistribuirse por la sociedad en forma de caridad, beneficencia o maná.

Undécima. Emplee los recursos públicos que queden después de las diez primeras medidas en garantizar la tasa de beneficio del capital, salvando las financieras de las crisis o subvencionando directa o indirectamente unos u otros sectores industriales.

Duodécima. Como es evidente que con las once medidas anteriores el Estado se ha empobrecido y descapitalizado hasta el borde de la quiebra, la población debe empezar a pagar si quiere seguir teniendo servicios sociales como la educación o la sanidad. El Estado ya no tiene dinero porque, como hemos visto, ha renunciado a él para transferirlo al bolsillo de la gente. De alguna gente.

(La imagen es una foto de Bettysnake, bajo licencia de Creative Commons).

dilluns, 28 de març del 2011

Por alusiones

El sábado pasado, y porque participaba en él mi amigo Pablo Iglesias, vi íntegro el programa "La noria" de Tele 5 por primera y última vez en mi vida. No sé qué pretendan los hacedores de esta basura pero, sea lo que sea, es eso, basura con un nivel intelectual ínfimo en un ambiente de verduleros. El caso es que, en el curso de esa bazofia, el periodista Alfonso Rojo dijo que yo era responsable o inspirador o algo así de la movilización de los estudiantes de la Complutense por el asunto de la capilla. No es cierto. ¡Qué más quisiera yo que haber inspirado un acto con el que estoy de acuerdo por su ejemplaridad!

Ahora bien, supongo que, en justa reciprocidad y por alusiones que él cree vejatorias y a mí me enorgullecen, podré decir a mi vez algo de Rojo y de sus contertulios: todos ellos periodistas que se embolsan una pasta por ir a decir siempre lo mismo y a ver quién grita más y quién tiene peor gusto. Lo importante aquí es la pasta y, si estos mendas tuvieran un decoro mínimo, dirían cuánto pillan cada vez que salen en pantalla, a defender su cuadra. Para que la gente sepa de qué va esto.

En fin, que la derecha esté representada y defendida por alguien como Alfonso Rojo me parece normal. Que haya representación de la izquierda en ese espectáculo incalificable es menos normal y que la ostente un engolado sectario como Sopena da risa.

El dinero hace maravillas.

(La imagen es una foto de Adrián Pérez, bajo licencia de Creative Commons).