dijous, 12 de febrer del 2009

Haciendo el ridículo.

Aquí tienes, oh amable lector/a, la foto que inmortaliza el momento en que el PP salió unido como una piña a apoyar a su lider con cara de ir a su sepelio y que ya ha sido objeto de algún agudo comentario. No es para menos dado que, como siempre, el partido se ha precipitado y el líder ha patinado haciendo otra vez el ridículo en el campanudo y calderoniano estilo que lo caracteriza. Seguramente lo asesoran sus peores enemigos que, por si aún no se ha enterado (ya que no parece enterarse de mucho) moran en su propio partido y, pues están tan bien avenidos, se la pasan espiándose entre sí con cargo a los fondos públicos.

Ese fue el momento, señor Rajoy, en que la madre tierra, la Mamma Chicha, le hubiera hecho un favor tragándoselo. Pues ¿cómo quiere ser reconocido líder un hombre al que cuatro descerebrados/as calientan los cascos y se lanza contra el muro sin reflexión previa, sin contrastar la información, sin distanciamiento ni cálculo de consecuencias? Porque al final ha resultado que esa tenebrosa conchabanza, ese siniestro conciliábulo de los poderes satánicos en contra de un PP inocente y angelical, esa cacería, presuntamente montada contra el PP, no era más que una azarosa y fortuita coincidencia ¡organizada por un hombre del mismo PP! Tierra: sé caritativa y trágatelo.

Porque si alguna queja pudiera suscitar ese episodio cinegético en el que coincidieron de pura chiripa el juez Garzón y el ministro Bermejo en el finde no vendría de la derecha sino de la izquierda. Sabido es: lo de la caza no es cosa baladí y que tenga un pase sin más. Al menos no en este blog radicalmente antitaurino y anticinegético. Como Palinuro no quiere perder el tiempo escuchando por enésima vez las razones que aducen los partidarios de las corridas de toros y la caza, reconoce sin ambages estar movido sólo por dogmas y prejuicios que le hacen pensar que todos esos Reyes, chulos, señoritos y demás bazofia que asesina o contempla como se asesina a animales que no les han hecho nada por mera diversión es mierda. ¿Está claro? Mierda cruel, inmunda y cobarde, ya sean ministros, jueces o simples psicópatas.

Volviendo a lo nuestro, lo que motiva este comentario es que la coincidencia del juez y el ministro en esa vergüenza finisemanal fue totalmente fortuita, casual cien por cien y carece de significado jurídico o político. Tampoco lo tendría aunque no fuera fortuito, pero el hecho es que lo fue. Lo que no impidió que esta derecha alborotada y su atolondrado líder escenificaran esa comparecencia risible en la que volvió a mostrar su intemperancia, su intolerancia y su convicción de estar por encima de la ley, de no querer que se le aplique, y su incapacidad para aceptar la realidad.

La realidad es: que en la Comunidad Autónoma de Madrid unos del PP han espiado a otros del PP con cargo a todos los ciudadanos pero sin que estos lo sepan; que el cabeza de lista por una provincia gallega en las próximas elecciones cobra comisiones de cientos de miles de euros en paraísos fiscales que no declara a Hacienda; que hay una trama de corrupción cercana al PP, que ha vivido de contratas y adjudicaciones del PP, cuyos principales dirigentes están ya en prisión incondicional, en la que también están imputados dos cargos del PP y seguramente habrá más cuando termine la instrucción, según inteligente análisis de Nacho Escolar.

Pero la reacción del PP y de su lider tan en agraz ha sido la acostumbrada desmesura, la abroncada exageración de quienes aún no han comprendido que los aspavientos de la derecha ya no asustan a nadie. Han contestado con un típico overkilling, como lo llaman los ingleses, una sobrerreacción a la que suele recurrir el señor Rajoy cuando se indigna y se pone engolado, que viene a ser casi siempre: ¡ruptura con el ministerio de Justicia! O sea, en términos prácticos, ruptura del pacto por la Justicia. Algo que recuerda la ristra de grandielocuentes rupturas del presidente del PP que luego quedan siempre en una sensación de lamentable ridículo. El señor Rajoy ya ha llevado a su partido a la ruptura con Cataluña, con 59 segundos y con el grupo Prisa. El señor Bermejo, esa Artemisa de cuatro pelos, ya sabe a que atenerse: los del PP y su lider el señor Rajoy no le ajuntarán hasta dentro de dos o tres meses.

(La imagen es una foto de 20 Minutos, con licencia de Creative Commons).

Glu, glu, glu.

Palinuro me ha confesado hoy que, cuando deje la nave de Eneas por haber llegado a destino, quiere ser como Zygmunt Bauman, al que publican un librete como el presente (Múltiples culturas, una sola humanidad, Barcelona, Katz - CCCB, 2008, 62 págs) con un título casi más largo que el texto y compuesto a base de una conferencia impartida en el Centro de Cultura Contemporánea de Barcelona (CCCB) y una entrevista concedida a Daniel Gamper Sachse con tan grato motivo. Lo que no sabe el pobre Palinuro es que, para que eso suceda, tienes que ser un célebre sociólogo octogenario polaco y haberte distinguido en el campo de la teoría sociológica contemporánea con, entre otras, la aportación de la teoría de la posmodernidad líquida. O quizá sí lo sepa, dado que no es la primera obra de Bauman que reseña, pues ya lo hizo con Arte ¿líquido? (Es lo líquido lo que se desvanece) y Archipiélago de excepciones (El miedo al desorden) de donde deduzco que quizá anide en él, en Palinuro, cierta animadversión hacia el autor polaco residente en Inglaterra.

La tesis de Bauman en esta obrita es que las múltiples culturas son lo que hemos heredado del pasado y la humanidad única lo que nos proyecta hacia el futuro. En el centro, como pivotando, el concepto de frontera, concepto que quiere analizar señalando que en él anida una paradoja: la de que las fronteras pierden relevancia en el mundo global pero la ganan en nuestro fuero interno, psicológicamente, en cuanto muestran nuestra necesidad de resguardarnos y sentirnos seguros. Las fronteras sirven en el marco de los Estados nacionales pero estos a su vez pierden importancia de modo que "en nuestro mundo cada vez más globalizado, hay política local sin poder y poder global sin política (o sea, un poder sin limitaciones políticas)" (p. 18). Esta conclusión me parece brillante, pero no así su supuesto, ese de que los Estados nacionales están hoy obsoletos en el mundo globalizado que Bauman da por cierto y prácticamente todos aceptan siendo así que no lo es ni lo ha sido y ya veremos si alguna vez lo será. Tal superficial idea se predica siempre como si todos los Estados nacionales fueran iguales; pero no lo son. Hoy hay más de 190 de estas entidades en la tierra. Estado nacional es Zimbabwe y Estado nacional son los EEUU y sus respectivas fronteras no tienen nada que ver. Es posible (casi seguro) que las de Zimbabwe no tengan valor alguno, pero las de los EEUU o las de la Unión Europea son una realidad contundente. Que se lo pregunten si no a los mexicanos en Gringolandia y a los africanos en Europa. No quiero parecer tremendista pero esa teoría de la globalización está aún lejos de ser convincente y no un mero nombre-tapadera de la nueva forma de dominación mundial de las potencias occidentales. .

Hoy, dice Bauman, vivimos en la Unsicherheit. Utiliza el término alemán porque dice que no tiene buena traducción a otras lenguas ya que es un compuesto de incertidumbre, inseguridad y ausencia de protección. Me parece una manía pero no es cosa de discutírselo todo. Más graves se me antojan otras afirmaciones que repite siempre y son parte esencial de su teoría de la realidad líquida: que vivimos en la fragilidad y la indefinible duración de nuestras condiciones (p. 19). Eso, obviamente, no lo dirá por él que lleva sesenta años casado con la misma mujer y de ellos treinta y siete en la misma casa. Palinuro sostiene que quienes predican lo que no hacen o hacen lo que no predican no le merecen crédito. Yo, que soy un conformista burgués, lo tengo por menos grave. Sí puede llegar a molestarme, en cambio, que el señor Bauman se desplace a Barcelona a anunciar a los señores del CCCB como rasgo característico de la posmodernidad líquida que "todo cambia" (p. 21), cosa que ya dijo Heráclito de Éfeso, indebidamente llamado "el oscuro" hace veintiséis siglos sin que, por cierto, las cosas hayan dejado de cambiar ni un solo segundo desde entonces.

Me parece que a Bauman le ocurre lo que a Marx, que acabó proyectando sobre la totalidad de la historia humana las condiciones de lo que él llamaba el "modo de producción burgués". Podría ser verdad, si le echamos buena voluntad, que en los tiempos de la juventud del sociólogo polaco cada cual debía hacerse lo que Sartre llamaba un projet de vie y que eso servía para toda la vie, cosa que hoy no sucede pero sí (insisto), si le echamos buena voluntad, en el siglo XIX. Pero ¿qué sentido tenía, digamos, que alguien hiciera un projet de vie en la Francia de la Guerra de los Cien Años, cuando la vida humana -como, por lo demás, prácticamente a lo largo de toda la historia- pendía de un hilo que podía cortar cualquier cosa, una peste, una invasión, una guerra de religión, un terremoto, una sequía, el capricho del señor, la orden del Rey que, por ejemplo, te convertía en galeote de por vida cuando tú habías querido ser un honrado patán?

Entiendo que éste es el principal problema de la teoría de Bauman, esto es, el presupuesto de que la contingencia de la humana condición es rasgo distintivo de nuestra época cuando lo ha sido de toda la historia. De eso habla Hesiodo; de eso habla hasta el poema de Gilgamesh en el origen de los tiempos. Salvando este pequeño escollo, la verdad es que la teoría de la realidad líquida encaja bastante bien con la realidad contemporánea. Recoge Bauman una idea de Alain Peyrefitte de que los avances "sólidos" anteriores a nuestra época "líquida" se debían a que teníamos tres confianzas (en nosotros mismos, en los demás y en las instituciones) que ahora hemos perdido. Señala igualmente que nuestras ciudades condensan tres tipos de problemas: los globales (cambio climático, inmigración, etc), la contradicción entre libertad y seguridad y el hecho de que son laboratorios de soluciones locales a problemas globales. Es posible. Termina su exposición, por lo demás brillante, se ve que la tiene muy preparada, con la oposición contemporánea entre la proteofilia y la proteofobia, entre la mixofilia y la mixofobia.

Insisto en que la teoría de la realidad líquida puede aceptarse siempre que se le rebane la pretensión de aportar novedad alguna y como prueba final aduzco que precisamente el ejemplo que el autor pone remite al mito griego de Proteo. Se me dirá que si no es nueva para qué sirve y me atrevería a decir que para satisfacer nuestro ego de ser únicos en el universo. En ese sentido Bauman es una buena inversión.

La entrevista concedida a Daniel Samper Sachse tiene el interés de ser una especie de caldo concentrado de la teoría baumaniana de lo líquido. Está bien su precisión de que su idea de lo líquido viene a llenar la penosa laguna conceptual que habían dejado los partidarios de la posmodernidad dado que este concepto no significa nada al margen de algo distinto a la modernidad. La teoría de lo líquido especifica que, a diferencia de la modernidad (que fundía lo sólido para hacer otro sólido) la posmodernidad funde lo sólido para hacer lo líquido, lo que llevado al terreno de la acción social (que es el campo de pruebas de las ciencias sociales) quiere decir que ya nadie va por ahí diciendo que se resuelven los problemas para siempre sino solo a trozos y transitoriamente, en tanto surgen otros. Esto viene a ser la famosa piecemeal social engineering de Popper el venerable.

Por último, encuentro tierno que nuestro autor tenga tan alto concepto de nosotros mismos que nos haga únicos en territorios en que me malicio que somos del puro montón: en mayor grado que en otras épocas necesitamos que alguien nos ayude, alguien nos insufle seguridad entre tanta inseguridad (p. 44). Me parece que la caída del Imperio Romano de Occidente, la del de Oriente mil años después, la peste negra en Europa, la invasión sarracena, etc, etc, no debieron de ser epocas plácidas como el franquismo para el señor Mayor Oreja. Y eso por hablar de Occidente. El tiempo de los reinos combatientes en China, por ejemplo, tampoco.

En fin, hay una conclusión de la entrevista que los editores consideran tan importante que la llevan a la cubierta del libro y reza: "Si perdemos la esperanza será el fin, pero Dios nos libre de perder la esperanza" (p. 60). Dan ganas de tranquilizar a todos, al autor, al editor, al librero y hasta al lector. No cunda el pánico baumaniano: la esperanza, sabido es, es lo último que se pierde. Por volver a Grecia, recuérdese que es lo que quedó y sin escaparse en el fondo de la caja (que era una vasija) que Pandora abrió tan imprudentemente lo que permitió que un filósofo contemporáneo edificase su interpretación del marxismo sobre el Principio esperanza, elemento inherente a la naturaleza humana.

dimecres, 11 de febrer del 2009

ZP, la crisis y un par de propuestas.

Da la impresión de que el señor Rodríguez Zapatero sea ciclotímico. En quince días hemos pasado del exultante optimismo del Tengo una pregunta para usted, cuando era seguro y cierto que saldríamos de la crisis como el barón de Münchhausen salió del pantano, al sombrío pesimismo de la comparecencia de ayer, cuando oímos que aún no hemos tocado fondo y que no se puede prever cuándo se verá la luz al final del túnel. Si añadimos a eso la aciaga confesión del señor Solbes de que ya nos hemos comido el margen de maniobra, se reconocerá que la autoridad no está precisamente animada y que el futuro a corto, medio y largo plazo pinta oscurito. El señor Rodríguez Zapatero tarda en tomar conciencia de las cosas y, cuando lo hace, esa conciencia lo doblega.

No se venga abajo, presidente. Lo que está usted haciendo es parte de lo que hay que hacer. Desde luego mucho mejor que si estuviera en el Gobierno alguno de esos talibanes neoliberales dispuestos a arrasar con lo que queda. Pero no es todo lo que puede hacer. Con ánimo constructivo me permito un par de sugerencias y pido disculpas por mi atrevimiento:

- Concluya ese gran acuerdo nacional con todas las fuerzas políticas, sindicales y empresariales. Y con el PP si se puede y, si no se puede, déjelo al margen. Aproveche para cambiar a los/as ministros/as más quemados/as de su gobierno, empezando por la ministra de la Vivienda por las razones que diré más abajo. Las medidas que hay que tomar requieren un ejecutivo ágil con el mayor respaldo posible.

- No se deje torear más por los bancos que son los responsables secundarios de la crisis (el primario en España es el ladrillo) y oblígueles a abrir el crédito. Si no lo hacen, intervéngalos por ley. Es insultante que unos individuos que han tenido miles de millones de beneficios, reciban decenas de miles de millones de auxilio y sigan restringiendo el crédito.

- Negocie con las pymes medidas de agilización directa del crédito a través del ICO y no toque la regulación actual del despido.

- Recorte el gasto público militar; déjelo prácticamente en cero, empezando por retirar las tropas de Afganistán y otros lugares en donde no sea verdad que estamos en misión de paz.

- Meta en cintura al sector del ladrillo, que es el responsable primero de la crisis en España y sigue siéndolo. Es intolerable que estos pícaros, tras haberse forrado en los años de la burbuja, quieran ahora engañarnos de nuevo y pidan que el Gobierno subvencione los alquileres como fórmula para salir del atasco. Están mintiendo pues se trata de alquileres con opción a compra y lo que quieren es que el Gobierno (o sea, todos los contribuyentes) subvencione la compra de las viviendas a los precios inflados y abusivos a que han estado vendiéndolas hasta ahora. Imagínese usted la injusticia de que un ciudadano que no puede pagar la hipotecaza que le echaron encima los del ladrillo tenga que subvencionar con sus impuestos la compra de la vivienda de otro. Si los constructores quieren vender el millón y medio de viviendas que tienen paradas que bajen los precios. Verá usted cómo si se bajan los precios se animará la demanda, volverá el crédito y empezaremos a ver la luz esa que no ve usted al final del túnel.

- Pero mande a su casa a la ministra de la Vivienda a la que ya no le queda más margen para hacer el ridículo. Ahora quiere animar el crédito apelando a los sentimientos de la banca. Lleva un año haciendo el juego al sector del ladrillo y tratando de engañar a la gente para que compre aun sabiendo que los precios son prohibitivos. Pero esto de los sentimientos de la banca es definitivo. Añade la inefable señora que las cajas "miren con cariño" a quienes van a pedir una hipoteca porque en su mayoría son solventes. ¿De dónde ha sacado usted esta joya?

(La imagen es una foto de Público, con licencia de Creative Commons).

Sueños de juventud.

Estupenda la peli de Sam Mendes, que ya está especializándose en coger el tranquillo a las neurosis colectivas de los gringos, desde que hizo aquella divertídisima American beauty. Ésta, en cambio, no es especialmente alegre sino bastante dramática, incluso con tintes melodramáticos que a veces bordean lo insufrible. Demasiado grito, demasiada tensión, demasiadas bronca y crispación. Menos mal que la pareja protagonista borda sus respectivos papeles y, gracias a la hondura de sus interpretaciones, las aguas turbulentas tienden a serenarse. Kate Winslet y Leonardo DiCaprio de nuevo juntos desde aquel inolvidable Titanic en el que lo más memorable eran ellos dos; más o menos como ahora. Han pasado unos diez años, son más maduros y, desde luego, no han perdido el tiempo. Espero que sigan actuando juntos de vez en cuando. Mendes podía hacer con ellos lo que hizo Truffaut con Jean- Pierre Leaud, siguiendo la trayectoria vital del personaje Antoine Doinel cuya primera aparición fue en Los cuatrocientos golpes. Tendría interés.

El guión de la peli es sobre la famosa novela de igual título (Revolutionary Road) de Richard Yates, publicada en los primeros sesenta en los Estados Unidos y es una historia que rezuma el espíritu delos cincuenta, tratado sin embargo con un descarnado realismo y una crudeza que deja un poso de amargura. Una joven pareja (Frank y April Wheeler) cree que porque ella tiene alguna indefinida dote para la interpretación teatral y en él anida una confusa vocación creadora son algo distinto, diferente del mundo pequeño-burgués, convencional, ramplón, miserable de la vida en la zona residencial (suburbs en inglés, que no son nuestros "suburbios") de Connecticut, EEUU. En poco tiempo descubren que no es así y ello produce una primera crisis de pareja.

Para rescatar su matrimonio y sus ilusiones juveniles ella concibe un plan de ruptura con su anodina existencia y que les permitirá probarse a sí mismos que, efectivamente, pueden llevar otra más auténtica, verdadera, apasionante: dejarán todo en los EEUU (la casita en la zona residencial, el rutinario empleo de Frank en una empresa de computadoras o algo así, su aburrida y mezquina vida social) y se instalarán en París. París como faro de la utopía generacional de los años cincuenta. Se despiden de los vecinos que, por supuesto se mueren de envidia, ponen fin -sobre todo él- a una vida de falsedad y doble moral y deciden asimismo que se despedirá de la empresa y en donde, por cierto, para retenerlo le hacen una proposición de ascenso, más y mejor de lo mismo, que recuerda mucho a las propuestas de empleo que hace un ricachón a la joven promesa de Dustin Hoffman en El graduado, de Mike Nichols, una peli de los sesenta con una temática similar pero, a diferencia de ésta, más optimista y menos amarga.

Lo tienen todo planeado: en París April trabajará en un organismo internacional y Frank podrá, por fin, dar rienda suelta a su creatividad, mientras sus dos hijos crecerán en un clima de genuina libertad, sin ridículos convencionalismos. Lo que sucede después forma parte del interés de la peli y no seré yo quien lo destripe.

La dirección es extraordinaria y la ambientación, muy buena. El estudio psicológico de los personajes del vecindario y los compañeros del trabajo de Frank magníficos. El título, claro, no es inocente. La pareja se encamina a vivir una revolución.

dimarts, 10 de febrer del 2009

La resaca de la borrachera neoliberal.

Los últimos veinte años de turbocapitalismo o capitalismo desregulado, de libre mercado sin cortapisas, de privatizaciones sin límites, de flexibilización, desmantelamiento del Estado del bienestar, vía libre al capital especulativo y a todo tipo de combinaciones financieras oscilando de lo ilegal a lo claramente delictivo han producido la mayor crisis económica que recuerdan los tiempos: recesión, depresión, caída del PIB mundial, desempleo en millones, contracción del comercio, de la actividad industrial, avance de la pobreza y del hambre en el mundo. Todo ello producto directo de las políticas neoliberales que han dominado el planeta sin discusión. El momento del capitalismo es asimilable al del hundimiento del comunismo hace ya veinte años. E, igual que sucedió con el comunismo, los partidarios del capitalismo han desaparecido por ensalmo. Todos los que ayer cantaban las promesas de la mano invisible han enmudecido. Por supuesto, siempre queda algún partidario que, por necedad o interés, sigue proclamando la vieja fe, pero se trata de la llamada "franja lunática" en la discusión: el señor Aznar, sus acólitos en pintorescas instituciones dedicadas a la difusión de la ideología neoliberal y algún columnista de piñón fijo y columna perpetuamente idéntica a sí misma. En el resto del planeta y para la inmensa mayoría de los ciudadanos del mundo el prestigio del capitalismo está por los suelos. Ahora ya no hay duda de que, como sistema, es un fracaso y de lo que se trata es de averiguar con qué será sustituido.

Un buen ejemplo del descomunal desastre que ha provocado el neoliberalismo se encuentra en el país europeo que tiene el triste honor de ser el primero en dar en bancarrota: Islandia. Esta isla de poco más de 320.000 habitantes, era hasta hace seis meses el escaparate junto a Irlanda (probablemente el segundo país en declararse en quiebra en las próximas semanas) del éxito de las políticas neoliberales, de triunfo del turbocapitalismo, capaz de multiplicar la riqueza por arte de birlibirloque y de transformar una sociedad pobre de base agraria en un próspero país de ejecutivos triunfantes que se desplazaban en jets privados. Hoy ha visto que su riqueza se ha volatilizado, sus tres bancos están en quiebra, su moneda se ha hundido, el paro se ha extendido, a la par que la necesidad y la pobreza. Tanto ha sido así que la antaño feliz y despreocupada población islandesa se movilizó hace unos días y consiguió tumbar al gobierno de coalición en favor de otro presidido por una socialdemócrata, Jóhanna Sigurðardóttir, gobierno interino hasta las próximas elecciones del 9 de mayo, a partir de las cuales puede pasar cualquier cosa en Islandia, desde que se promulgue una Constitución nueva hasta que el país se integre en la Unión Europea. Quien quiera información más en profundidad sobre la crisis islandesa puede ir al interesante trabajo de Rebecca Solnit para Znet (en inglés) The Icelandic Volcano Erupts, en el que se basa esta entrada.


¿Y en España?

Además de la secuela de ruina, paro, recesión y miseria, los años de la borrachera neoliberal han dejado un panorama aterrador de actividades delictivas, de ilegalidades, estafas y fraudes, como era de esperar en un mercado desregulado que quedaba confiado a sus mecanismos morales internos, como si hubiera mercado alguno en el mundo que conociera tal cosa ni de lejos: los hedge funds, les MBSs y otros ingeniosos inventos de los especuladores se daban la mano con las estafas clásicas al estilo de Madoff y, claro está que España no iba a ser menos. La fabulosa red de presuntos corruptos, ladrones y sinvergüenzas que han estado parasitando las arcas públicas desde hace años con la no menos presunta connivencia de los cargos electos del PP en las administraciones locales son la versión carpetovetónica del desastre neoliberal mundial, son la secuela de los años locos de los Gobiernos de Aznar, los años de los fabulosos negocios al amparo de la legislación permisiva en materia de suelo, de los pelotazos urbanísticos, el asalto a las costas, las fortunas de un día para otro a buen recaudo en los paraísos fiscales. Son el resultado de las políticas de privatización, de la relación fraudulenta entre lo público y lo privado, los chanchullos, los enjuagues, las recalificaciones, la información privilegiada que han caracterizado con todo descaro a las administraciones del PP entre 1996 y 2004. Es lamentable que el vituperio haya de caer ahora sobre quienes, precisamente, pusieron coto a los desmanes de la corrupción en el PP a partir de 2004, pero es el resultado políticamente inevitable de una ideología y una gestión administrativa en aquel gobierno de mayoría absoluta de Aznar que creyó que sólo el cielo era el límite y, además de meter al país en una guerra criminal de rapiña, permitió (y ahora veremos si se benefició y cuánto) que a su sombra prosperara todo tipo de corruptelas, fraudes y expolios de bienes y caudales públicos.

La señora Aguirre que hace poco decía poner la mano al fuego por sus consejeros y ahora está despidiéndolos por presunta corrupción, antaño tan segura de sí misma y de la superioridad moral del gobierno de presuntos implicados que presidía, lucha denodadamente por conservar su puesto. Pero cada vez está más claro que ese Gobierno, que ya nació en un acto de corrupción, mediante la compra del voto de dos desaprensivos, debe dimitir en pleno y el PP tiene que nombrar una comisión gestora hasta las próximas elecciones.

Porque Madrid hiede.

(La primera imagen es una foto de Alina. La dos siguientes son una de 20 Minutos, y la otra de Público, todas ellas con licencia de Creative Commons).

Eluana.

¡Cuánto camino queda a la humanidad por recorrer hasta verse libre de estos buitres carroñeros, miserables sayones del dolor y del sufrimiento, empeñados en imponer a los demás sus odiosas creencias y en obligarlos a vivir sus vidas como a ellos les parece! Ese Papa nazi ayer y nazi hoy ¿no tiene nada que mejor que hacer que tratar de perpetuar el sufrimiento de una familia con un sadismo tan repugnante como característico de su función, de su religión y de sus dioses?

Piden perdón por los crímenes que cometieron hace cientos de años, pero tratan de seguir cometiéndolos hoy. Dicen preocuparse por el derecho a la vida de cada ser humano individualmente considerado pero los someten a todos a la cuchilla procusteana de sus rígidos dogmas acuñados en su odio enfermizo a la vida, a la belleza, a la alegría y al libre albedrío.

Afirman que la familia es una institución fundada por Dios pero sólo si se organiza y comporta como ellos ordenan; ellos, que no la conocen porque la tienen prohibida, lo que no quiere decir que no reproduzcan algunas de sus ocasionales disfuncionalidades como el vergonzoso abuso de menores que han venido practicando hace siglos y siguen.

Sostienen que su reino no es de este mundo y que no participan en política pero están siempre al lado del poder cuando éste es tiránico, ilegítimo y criminal, como trata de serlo el gobierno de ese siniestro payaso llamado Berlusconi. Su apoyo a los abusos de poder sólo es comparable a su abyecta sumisión a los poderes arbitrarios y entre los dos tratan de formar una coyunda que atenta contra la autonomía y la dignidad de las personas a las que consideran meros objetos para satisfacer sus ansias de poder, su sed de mal, su afición por el maltrato y la tortura.

Feliz Eluana que has conseguido por fin, después de diecisiete años, liberarte de las garras de estas hienas inhumanas. Todo mi apoyo a tu familia que también ha conseguido liberarse del infame estigma de tener que vivir una vida de sufrimiento sólo por dar satisfacción a unos canallas en lo más profundo de su odio a la humanidad; apoyo que se prolongará en los días que vienen, cuando la jauría civil y eclesiástica se le eche encima tratando de culparla, de no dejarla en paz, de convertirla en nueva víctima de su neurosis de esclavos aterrorizados por sus propias creencias.

(La imagen es una foto de 20 Minutos, con licencia de Creative Commons).

dilluns, 9 de febrer del 2009

Acoso y derribo.

Esta claro: los altos cargos del PP -De Cospedal, González Pons, Aguirre- no es que no sepan qué decir: es que no saben lo que dicen. Han perdido la minerva y andan soltando puros disparates en un estado rayano en la histeria. La señora de Cospedal y el señor González Pons afirman que la última trama descubierta de presuntos mangantes, parásitos, sinvergüenzas que saquean las arcas públicas y roban a los ciudadanos (todo presunto, por supuesto) con la complicidad de los cargos del PP es una invención de la policía y los jueces incitados por el PSOE para que el partido conservador pierda las elecciones. Aparte de que esta mera insinuación roza lo delictivo (y, dicho sea de paso, también lo majadero) ¿cómo explican estos atribulados edecanes el hecho de que, según cuenta hoy El País, la trama haya sido denunciada por militantes y cargos del PP? ¿Son del PSOE los cargos del PP? ¿Tienen doble militancia los conservadores? A estas alturas y tras haber escuchado a la insoportable señora Aguirre negando la existencia de la realidad material, como si fuera el obispo Berkeley puesto que lo que no se ve no existe y ella, bien se ve, no ve nada que le incomode, uno está dispuesto a dar crédito a cualquier fábula. Pero esta parece excesiva.

Y además demuestra que la situación del PP está al borde del colapso cuando son sus propios militantes quienes tienen que acudir de tapadillo a la policía y a la justicia porque no pueden utilizar los cauces internos del partido. ¿Y por qué no pueden utilizar esos cauces ordinarios? Porque al PP le ocurre lo que a los bancos, lo cual es lógico pues tiende a ser su partido, esto es que en su interior nadie se fía de nadie, que reina un ambiente de amenaza y temor producido por las interferencias permanentes entre los cauces ordinarios y las amistades peligrosas de los cargos con estos delincuentes surgidos al socaire de unos municipios administrados con los criterios privatizadores propios de la derecha.

Así las cosas, ¿quién lleva a cabo el acoso y derribo del PP si no es él mismo por los más variados medios? El señor Rajoy repite como un loro que el señor Rodríguez Zapatero es un incompetente, pero él, el prodigio de la competencia, preside un partido en el que los que no se espían entre sí es porque se denuncian; en el que nadie es leal a nada; no existe proyecto identificable ni opinión común en prácticamente nada y en el que cada cual ambiciona el puesto del otro y todos el de un jefe al que ensalzan en público e insultan en privado, en espera del momento de darle la patada definitiva. El competente señor Rajoy es incapaz de mantener en funcionamiento mínimamente aceptable a su partido con lo que no hace falta ser adivino para suponer que el resultado de las próximas elecciones va a ser catastrófico. La cuestión ya es si va a sacar más o menos votos que su rival en su terreno ideológico, UPD.

¿Quién es aquí el incompetente?

(La imagen es una foto de www ukberri net, con licencia de Creative Commons).

Los amigos de ETA, fuera.

Todo según lo previsto. Por enésima vez los tribunales han declarado ilegales a un par de organizaciones-tapadera con las que, también por enésima vez, la izquierda abertzale pretendía perpetrar el fraude de ley acostumbrado en periodo electoral. Es sorprendente la contumacia de esta gente en ir a darse con la testuz contra el muro aunque, ciertamente, también es posible interpretar una actitud tan absurda en clave patriótica. Cabe decir, por ejemplo, que el heroísmo de los abertzales se muestra en su irreductible afición a ir por lana y salir trasquilados. El patriotismo y la imbecilidad, ya se sabe, suelen ir de consuno.

Sólo consigo entrever un punto de racionalidad en esta cerrada obcecación y es que, al fin y al cabo, quienes arman esos seudopartidos saben que, si no pueden presentarse a las elecciones, los votos irán a los partidos nacionalistas que no jalean a los asesinos pero que también se benefician -lo confiesen o no- del imperio de las pistolas en el País Vasco.

Eso puede ser y estamos en un territorio en el que, si no tomamos muy en cuenta el cinismo de quienes recurren a estos procedimientos, podemos entendernos. Lo que ya no merece la pena es responder a las falsificaciones a que recurren los apologetas de los terroristas porque no atienden a los argumentos sino sólo a los disparos de las pistolas:

Nadie en España ilegaliza opción ideológica alguna, como se prueba con la presencia en las instituciones de ERC, un partido tan independentista como los vascos.

Concurrir a las elecciones al amparo del tiro en la nuca no es un derecho.

Nadie en España prohíbe votar a las opciones ideológicas que se quiera como se demuestra por la misma razón ut supra.

Votar a cómplices de terroristas no es un derecho.


Actualización a las 12:00 del 9 de febrero: por si había alguna duda respecto a las conexiones terroristas de las dos formaciones ilegalizadas, los cretinos de las pistolas han respondido a la decisión del Tribunal Supremo con un bombazo.

El ingenio filosófico.

¿Qué es un bufón? En el sentido más tradicional del término un gracioso que hacía reír a los reyes ya sólo con su contrahecha apariencia física pero, sobre todo, con su ingenio que muchas veces rayaba en la insolencia. Un bufón es el que puede decir las verdades más incómodas a los poderosos amparado en la inmunidad de que va revestida su situación. Eso es algo que, según ha descubierto González Calero (La sonrisa de Voltaire. Más filosofía para bufones Ariel, Madrid, 2008, con ilustraciones de Anthony Garner, 175 págs) pueden hacer también los filósofos y con mayor competencia pues no en balde tienen más profundo saber. Así que éste es el segundo libro que el autor dedica a presentar la filosofía en esta, por así decirlo, bufonesca forma, como un torrente de chispas e impertinencias muy ingeniosas.

Como viene pasando con los últimos libros de filosofía que se han reseñado en Palinuro, La sonrisa de Voltaire tampoco es una historia de la filosofía sino una especie de antología de ocurrencias, frases, anécdotas simpáticas, respuestas perspicaces; algo así como la vieja recopilación a cargo de Bertoldo, Bertoldino y Cacaseno, pero atribuida a los filósofos en las más diversas circunstancias a lo largo de los tiempos y ordenadas, sí, en sentido cronológico. El autor las agrupa en cuatro grandes órdenes: la filosofía antigua, la oriental, la cristiana, la moderna y la contemporánea. El jardín es muy variado y hay muestras de gran diversidad. Unas son más conocidas (algunas son célebres) que otras pero de casi todas ellas pueden extraerse enseñanzas provechosas.

Se entiende por lo demás que es casi imposible reseñar una antología como no sea proporcionando a su vez una muestra de lo que el reseñante, Palinuro en este caso, considera más digno de guardar en la memoria.

Así por ejemplo, es oportuno el conocidísimo apotegma de Gorgias: "Nada existe; si algo existiera no podría ser conocido; y si pudiera ser conocido no podría ser comunicado" (p. 14), el origen mismo de aquella obra radical del español Francisco Sánchez, Que nada se sabe.

En otro punto ilumina la doctrina platónica del conocimiento como reminiscencia con una leyenda hasídica según la cual los niños vienen al mundo sabiéndolo todo pero, en el momento de nacer, un ángel los invita a guardar silencio. (p. 23).

Muy en la línea de Onfray Calero defiende a Lucrecio, objeto de la maledicencia y el desprestigio de San Jerónimo, quien fabuló la leyenda de que el romano epicúreo había tomado un bebedizo que lo hizo enloquecer de amor hasta la muerte (p. 42).

Del capítulo de la filosofía oriental me quedo con la idea confuciana de que las normas de conducta que rigen en el seno de la familia han de tomarse como modelo para el ámbito de la convivencia social y política (p. 53) porque demuestra que la humanidad comparte dos o tres ideas fundamentales en todo tiempo y lugar. Está de la traslación de la familia al orden político o, si se quiere, de la fundación del orden político en el familiar es tópica en Occidente como se puede ver, entre muchos otros ejemplos, en la obra de Sir Robert Filmer (el punching ball de Locke) y la Ciudad antigua de Fustel de Coulanges.

Del capítulo de la filosofía cristiana, resalto la convicción de Tertuliano de que la filosofía es la cuna de la herejía, lo que es una verdad como un templo o, por lo menos, como una hoguera para quemar filósofos.

Igualmente de reseñar la idea gnóstica de que el mundo es la obra de un dios maligno, cosa que siempre me ha parecido una idea sorprendente y, según cuándo y dónde, francamente peligrosa pero que no se me alcanza qué resuelve. Un dios maligno no deja de ser un dios y en Oriente cuentan con varios de esos.

Tiene mucha gracia la crítica de Roger Bacon a los grandes escolásticos, San Alberto Magno y Santo Tomás, de los que decía que querían enseñar "antes de haber aprendido" (p. 72). No sé, por lo demás, si esa no es una idea que tienen todos los profesores a poco pundonorosos que sean. Y en todo caso está claro que este primer Bacon hizo bien en andarse con tiento.

Según parece, atraído por la fama del místico y filósofo Jakob Böhme, Carlos I de Inglaterra envió a un sabio de su corte a conocerlo a Görliz y dice Heine con su habitual elegancia que si bien Carlos I perdió la cabeza en Whitehall, su sabio sólo perdió el entendimiento en Görliz (p.78).

Muy curioso el anagrama de Renatus Cartesius que publicó Chauvin en 1692: Tu scis res naturae; sorprendente el malévolo de Leibniz: Cartesius = Sectarius (p. 84).

Hablando de cómo Kant había despertado de su "sueño dogmático" al leer a Hume pero viendo que siguió postulando la existencia de Dios y la inmortalidad del alma, Bertrand Russell decía que debió de tomar otro somnífero (p. 110).

Schopenhauer pensaba que la filosofía de Hegel no es más que una sarta de disparates propia de un chiflado. Hay muchos positivistas que piensan lo mismo hoy día. Pero Schopenhauer no tiene razón del todo cuando dice que quien sostiene que "el ser es la nada" debiera estar en un manicomio (p. 124) pues eso sólo es admisible si hacemos al manicomio coincidente con el ser. Y por supuesto que éste es la nada como puede probarse hoy perfectamente preguntando en dónde esté Schopenhauer.

Por último es un consuelo la opinión de Nietzsche de que "hay pensadores que necesitan que nadie los refute. Ellos mismos, sin darse cuenta, se encargan de hacerlo" (p. 136). A poco que hayan vivido y escrito, casi todos.

diumenge, 8 de febrer del 2009

La corrupción está en dónde está.

Es curiosa la unidad de acción de la prensa de la derecha. Ninguno de sus periódicos impresos o digitales concedió ayer titulares a la supuesta trama de corrupción que implica al PP prácticamente a todos los niveles de gobierno. Algunos omitieron la noticia por entero y otros la redujeron a unas líneas perdidas en relaciones de "otras noticias". Hay que ver cómo prevalece la ideología y el partidismo hasta sobre los intereses comerciales. Porque la noticia es un bombazo que tiene un potencial destructivo incalculable.

Pues bien hasta El Mundo, un diario muy atento a las cifras de difusión, se perdía este bocato di cardinale, relegaba la noticia a un lugar poco destacado y, además, la presentaba desmereciéndola y afirmando que alguno de los detenidos por la tal trama de corrupción ya aparecían en informes y dossiers de hace dos años, como si esto restara un ápice de importancia a un asunto que por fin permitirá dilucidar ante los tribunales unos comportamientos y hechos que son de conocimiento general en el país y objeto de todo tipo de habladurías, referentes a las relaciones de los políticos del PP con cargos en las administraciones locales con el mundo de la empresa. Se trata de una tangentopolis gigantesca que afecta a muchos lugares de España y uno de cuyos símbolos es el llamado "caso Fabra" que todavía no ha podido ventilarse judicialmente debido a las maniobras dilatorias de las autoridades conservadoras y en el cual se ha dado el chusco intento de chantajear a un abogado de la acusación protagonizado por unos falsos empresarios que, al parecer, eran empleados de Intereconomía el grupo de comunicación de la derecha extrema que hace unos días patinaba majestuosamente con el vídeo del Gran Wyoming. Todo un portentoso lío.

Luego de un día de silencio, Libertad Digital llevó la noticia a portada, pero para presentarla dando la palabra al inefable señor González Pons para quien dicha supuesta trama se encuadra en una estrategia de eliminación del PP, lo que debe de querer decir que no hay tal trama y que, por lo tanto, la seis personas en los calabozos a disposición judicial deben de ser objeto de una especie de secuestro ilegal perpetrado por la policía y los jueces. No se crea que exagero. El mismo señor González Pons afirma que estos asuntos se mueven por intereses electorales del PSOE que se vale para ello de la justicia y la policía. Por supuesto, afirmaciones que no están respaldadas por prueba alguna, puros disparates.

En esto de valerse (o intentar valerse) de los jueces y la policía para obtener sus objetivos políticos el PP podría dar un máster, como se ha podido comprobar abundantemente en los últimos años, muy en especial durante el proceso por el 11-M en Madrid. A propósito, permítaseme una breve digresión sobre esta socorrida táctica de la derecha de acusar a los demás de hacer lo que ella hace que siempre me ha llamado la atención y que es una mezcla curiosa de comportamientos en la que entran a partes iguales la desvergüenza, la demagogia y la neurosis pero, que yo sepa, carece de nombre. Y habría que ponérselo porque es un recurso muy característico: se crispa la vida política cuanto se puede (por ejemplo en la legislatura anterior, aunque hay muchos más casos) y se acusa a los oponentes de crispar; se manipulan los medios de comunicación hasta convertirlos en oficinas de agitprop (por ejemplo, Telemadrid) y se acusa a los demás (que no han hecho ni la décima parte) de manipular; se instrumentaliza la lucha antiterrorista con fines electorales (por ejemplo, el señor Aznar con motivo del asesinato de Tomás y Valiente) y se acusa al adversario de hacerlo él y así de modo permanente y continuo. Es una táctica inveterada de la derecha y es curioso que no tenga un nombre. Cuando menos no lo conozco. Podría llamarse "el argumento boomerang" que capta la idea, pero no me parece satisfactorio. A ver si a alguien se le ocurre alguno porque es un recurso muy evidente. No es el socorrido "y tú más" que la señora Aguirre borda con su chulapería proverbial sino que consiste en acusar a los otros de hacer lo que uno hace al tiempo que se niega airadamente estar haciéndolo.

En todo caso, por más que se recurra a este y otros procedimientos ya nadie podrá detener la catástrofe del PP al que a dos semanas del comienzo de la campaña electoral le ha estallado en los morros un feísimo asunto de corrupción que viene a agravar el de espionaje en la Comunidad de Madrid que la señora Aguirre trata de ocultar tras la triquiñuela de una comisión amañada sin darse cuenta de que, al haber una investigación judicial paralela, el resultado será demoledor para ella, cuando los tribunales condenen a quienes ella absuelve.

Entiendo los argumentos del señor González Pons al decir, algo angustiado, que su partido es un partido honrado y sus militantes gente honrada. No lo dudo y simpatizo con su queja. El PSOE pasó por una experiencia similar hace unos años, cuando le brotaron docena y media de Rubios, Roldanes, Urralburus y Otanos y ahí se pudo ver que su condición de partido honrado con militantes honrados no era obstáculo para que, si no se da la debida vigilancia, proliferen los ladrones, randas y sinvergüenzas. Pero en el caso del PP hay otro elemento concomitante que no puede ignorarse. ¿A dónde hemos de pensar que dirigirán sus pasos los mangantes y corruptos preferentemente, a un partido que da más valor a lo público que a lo privado o a otro que hace al revés y que, además, tiene como norte y guía privatizar todos los bienes y servicios públicos que pueda? ¿En dónde hay mejores perspectivas de hacer negocios dentro o fuera de la ley? ¿No es obvio? Siempre he encontrado muy significativo que el término inglés para designar a los piratas sea privateers. Efectivamente, la piratería es privatización y en toda privatización hay mucho de piratería.