diumenge, 2 de desembre del 2007

Muerte de guardia civil.

Qué pena ese joven muchacho, Raúl Centeno, de veinticuatro años. Supongo que este asesinato es la respuesta en caliente a la reclamación de Batasuna de ayer o anteayer, cuando pidió algún tipo de reacción a lo que considera una provocación con atropello de que le metan a su gente y allegados en la cárcel por decisión judicial. Indudable atropello a las euskolibertades, indignante humillación a la legendaria raza vasca que está pidiendo venganza a gritos; por ejemplo, matar a alguien de un tiro en la cabeza. Sobre todo, si está desarmado. Un timbre de gloria más que añadir a la heorica leyenda de esa caterva de asesinos y psicópatas que es ETA. Viva la civilización. ¡Qué alto hemos llegado los seres humanos! ¡A qué nobles empeños entregamos nuestras vidas! Especialmente las de los demás.

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Dos elecciones interesantes.

Hoy hay dos votaciones muy importantes en lugares tan distintos como Rusia, donde se elige a los 450 escaños de la Duma y Venezuela, donde se celebra el referéndum acerca de la reforma constitucional que propugna el señor Chávez.

No quiero entretenerme mucho sobre esta votación en la república sudamericana, que luego dicen que la tengo tomada con el señor Chaves que, a su vez, la tiene tomada con el Rey. Si es cierto que el dicho atorrante ha amenazado con nacionalizar el Santander y el BBVA en Venezuela, puede verse la estameña de su liderazgo. Sí señor, puro estilo de caudillaje montaraz; el "socialismo del siglo XXI" y las leyes de la historia. ¿Que otro mandatario te ofende? Se nacionalizan los bienes de sus compatriotas al mejor estilo criollo y aquí paz y después Organización Mundial del Comercio y seguridad jurídica de las transacciones.

Por lo demás, acerca del contenido concreto del referéndum tengo poco que decir. Está prevista una reforma socialista de la Constitución que crea formas nuevas, colectivas, de propiedad, y que amplía los derechos laborales y sociales de los trabajadores. Me parece de perlas. Y tampoco me parece mal que se reforme la Constitución para suprimir la limitación de mandatos del Presidente de la República; creo que ese es un asunto que la gente debe decidir y si la gente, libremente, decide votar siempre al mismo baranda, bueno va.

Lo que me parece mal de la pretensión del señor Chávez es eso de cambiar las reglas del juego a su favor en mitad de la partida. Es un acto de prepotencia y una falta de elegancia propia de chusquero. Si la Constitución de 1999, que es la suya, prevé límite de dos mandatos al presidente, lo lógico es cumplirla y sólo luego pedir su reforma; no pedir su reforma cuando más pueda uno beneficiarse, en clara quiebra del fair play que, aunque a muchos no se lo parezca, es el alma viva de la democracia.

En el otro hemisferio aparece Rusia que hoy elige a los 450 diputados en la Duma para cuatro años con un sistema electoral proporcional puro pues ya no hay escaños de atribución directa en mayoría simple. En estas elecciones se discute si el partido del presidente Putin, Rusia Unida, alcanzará el setenta por ciento de los votos necesario para emprender a solas la reforma de la Constitución. Pero el antiguo funcionario del KGB parece tener las cosas más amarradas que el caudillo latinoamericano. Con más de trescientos escaños al día de hoy (obtuvo 224 en las elecciones de 2003; el resto le han venido de cambalaches y trasfuguismos) Rusia Unida es prácticamente un partido hegemónico. Los demás, caso de que consigan superar la barrera legal del siete por ciento, apenas cuentan, siendo el grupo más numeroso en la Duma actual el comunista, con 52 escaños. El conjunto de ellos, con muchos menos escaños por partido, es políticamente irrelevante pero alguno mediáticamente pintoresco. Por ejemplo, el Partido Liberal del ultranacionalista agresivo Jirinovski, al que todo el mundo toma por un payaso, pero que tiene quinientos mil afiliados, más del doble del Partido Comunista de Gnadi Ziudanov; éste ha de conformarse hoy con ciento ochenta mil afiliados, cuando el Partido Comunista de la Unión Soviética llego a tener veinte millones. Cosas veredes, tobarich Ulianov...

Rusia Unida, presumible ganador de los comicios, y al que Putin ni siquiera pertenece formalmente, es el partido de los nuevos ricos, los empresarios beneficiados por el desmantelamiento de la economía socialista en connivencia con los ex-funcionarios del "otro" partido (el "fetén", el PCUS) para llevar a cabo su fechoría; la oligarquía, en una palabra que, teniendo en abundancia lo que hoy se necesita en Rusia, esto es, dinero, puede prescindir de lo demás: plataforma, ideario, programa electoral. Con un millón setecientos mil afiliados, desde millonetis a nóminas enteras de las grandes empresas privatizadas a los amigos, Rusia Unida hace la campaña electoral a golpe de talonario, consignas breves y medios espectaculares: "¡Votad el plan de Putin!" se lee por doquier. ¡El "plan"! palabra mágica en la Rusia postcomunista. Y ¿cuál es el plan de Putin? Pues mucho más claramente que el de Chávez, perpetuarse en el poder y por medios ras-putinianos (get it?), es decir, sin que lo parezca.

Siendo irrepetible el mandato ¿en qué se notará el triunfo de Vladimir Vladimirovich teniendo en cuenta que en marzo de 2008 hay elecciones presidenciales a las que él no puede presentarse? Hay dos opiniones mayoritarias. Según la una, Putin, presidente cesante, se calzará el cargo de presidente del Gobierno, al que ya se verá si se atribuyen más competencias, incluso mediante una reforma de la Constitución pero, a partir de ahí el puesto importante será el del gobierno. La otra es que Putin accede al cargo de presidente del Gobierno y, luego, el presidente electo de la República dimite. En este caso, al no existir el puesto de Vicepresidente, el heredero es el presidente del Gobierno quien pasa a serlo de la República y aquí tenemos de nuevo a Vladimir Vladimirovich flamante presi por otros ocho añetes. Lo único que se requiere en ambos casos es encontrar un candidato Presidente lo suficientemente pendejo para aceptar ser un figurón al lado del que verdaderamente manda. Y eso es siempre un juego peligroso en el dédalo del poder.

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La belleza está en el aire.

La Fundación Juan March, de la capital, ha inaugurado una exposición de pintura temática con un bonito tema: la evolución del paisaje desde el romanticismo a la abstracción. Y tiene su punto. Se enfoca en el paisaje romántico británico, centroeuropeo y nórdico, buscando siempre la clave mística, como en el caso de los paisajes de Carl David Friedrich, de quien se exponen varias piezas, grabados y dibujos con sus paísajes de montaña en el ocaso presidido por algún crucero.

La idea es que ese espíritu romántico que sacraliza la naturaleza y vierte en ella un contenido mágico salta luego al expresionismo alemán; hay varios cuadros de Emil Nolde, de esas marinas atormentadas que parecen querer captar el furor de los elementos y enlazarlo con algún sentimiento religioso. En el canasto y por derecho propio entra Edvard Munch cuyos paisajes podrían llamarse psicopaisajes, si se me permite el neologismo. Mi discrepancia en cuanto a esta periodificación, sostenida más para variar el tema que por interés en la cuestión en sí, se da en el caso de los dos paisajistas románticos británicos presentes, Constable y William Turner.

Véase en el ejemplo de la derecha, un óleo de Turner titulado Luz y color: la mañana después del diluvio", de 1843, que no se exhibe en la exposición (aunque hay algún otro ejemplo de la época posveneciana del pintor) pero ayuda muy bien a hacerse una idea de lo que aquí está diciendo. Ese lienzo es puro expresionismo y es que es entre el paisajismo de Constable y el de Turner entre los que no hay mucho parecido.

Un detallazo de la exposición es seguir la evolución de la paisajística a través de la pintura estadounidense. Hay buena muestra de Thomas Cole (algunas de cuyas obras utilicé para los posts sobre "las edades de la vida", si bien yo empleé óleos y en la exposición hay básicamente grabados), Frederick Edwin Church y, sobre todo, Alfred Bierstadt; digo sobre todo porque el inmigrante alemán es el que más claramente se esforzó no por imponer en el paisaje atributos simbólicos venidos de fuera sino por sacar de este último, el paisaje, un valor sentimental que emana de la composición en sí misma, sin mayores aspavientos y de esa actitud germánica de divinización de la naturaleza.

En contra de la idea de que todo está en todo y que el paisajismo romántico ya es expresionista (la exposición pasa olímpicamente del paisajismo impresionista, al que trata con cierto desdén, admitiendo tan solo algunas muestras de Van Gogh) milita el hecho de que el expresionismo, a diferencia del impresionismo, ha evolucionado hacia lo abstracto, hasta acabar en las obras de Pollock y Rothko, presentes en la exposicón. Los eslabones intermedios son Mondrian, Klee y, sobre todo Kandinsky, el hombre que acaba excluyendo la figura de la composición y abre la era de lo abstracto.

Resultan especialmente interesantes dos contemporáneos alemanes con los que se cierra la exposición, Anselm Kiefer y Gerhardt Richter, como si se quisiera ilustrar la propuesta de que todo paisaje es, en realidad, paisaje interior, un modo de ver, el retrato de un sentimiento, pintura reflexiva, el itinerario del espíritu cuando se ve a sí mismo ahí fuera.

Gran exposición.

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dissabte, 1 de desembre del 2007

La reforma constitucional del PP.

La derecha española tenía que manifestarse en su prístina esencia. Ha llegado el momento de que lo que el señor Aznar calificaba in illo tempore de "charlotada", esto es, la organización territorial autonómica del Reino, retorne a sus tranquilas aguas centrales. Hay que "cerrar" el modelo autonómico. Casi treinta años de vigencia del orden constitucional han dejado la desagradable impresión (al menos en el espíritu conservador) de que el modelo territorial es inestable, de que a España le crujen las cuadernas, de que hay una permanente "subasta de competencias". No he visto que en este contexto el PP hable de las tensiones soberanistas que esas sí que son peliagudas. Entre otras cosas, probablemente, porque no pueden resolverse mediante una reforma de la Constitución.

La que propone con mucha fanfarria el señor Rajoy en la nueva conferencia de su partido me parece bastante inútil. Esa pretensión de enumerar una serie de competencias exclusivas del Gobierno central es lo que ya hace el artículo 149 de la CE que enumera treinta y dos exclusivas del Estado, siendo la trigésima segunda la autorización para la convocatoria de consultas populares por vía de referéndum, que no sé yo si conoce el señor Ibarretxe. A mi modesto entender lo único que hay que tocar en la CE es el artículo 150, 1) y 2), sobre todo el 2), el que permite que el Estado pueda transferir o delegar en las Comunidades Autónomas, mediante ley orgánica, facultades correspondientes a materia de titularidad estatal que por su propia naturaleza sean susceptibles de transferencia o delegación. Ese artículo es el responsable de que el modelo autonómico no esté cerrado. Mientras haya algo que, "por su propia naturaleza" se pueda transferir o delegar, alguien pedirá que se transfiera o delegue. Modificado ese artículo, el resto del Título VIII de la CE es correcto.

Otro cariz tiene la segunda pretensión del señor Rajoy de exigir mayoría de dos tercios cuando hayan de aprobarse normas de reforma constitucional. También está ya previsto en el Título X de la reforma constitucional . Por lo demás, cuando se pidan mayorías reforzadas hay que estar en situación de aprobarlas, al menos, con la mayoría reforzada. No sería admisible que una norma que pidiera una mayoría de dos tercios fuera aprobada por mayoría absoluta o incluso simple.

Resumiendo: la reforma "controlada" de la Constitución que propone el PP no es necesaria y la que en todo caso podría ser necesaria no la propone

(La imagen es un grabado chino anónimo que representa al emperador Qi Shihuang, el unificador de la China, gran reformador empeñado en acabar con el confucianismo, que enterró vivos a cientos de intelectuales e hizo destruir todos los libros, excepto los que consideraba de obligado cumplimiento).

Roma extra muros.

La Fundación del Canal tiene abierta una exposición sobre Roma (monarquía, república e imperio) que es una gran idea porque no son frecuentes las exhibiciones de piezas de arquitectura, escultura y artes menores romanas. Creo no haber visto otra igual. Al propio tiempo, la exposición deja mucho que desear porque apenas si contiene alguna pieza arquitectónica y pocas también escultóricas. Hay en cambio mayor cantidad de esas piezas menores (ánforas, fíbulas, lucernas, relieves funerarios) en las que uno no suele entretenerse en los museos; pero tampoco mucho, siendo así que el legado romano fue fundamentalmente la arquitectura y el derecho, que es otra forma de arquitectura. La exposición es modesta. Han traido casi todo el (poco relevante) material de los museos españoles y alguno otro extranjero como el Museo Capitolino en Roma o el de la "Civiltà romana", una construcción típicamente fascista.

La pieza que más me ha gustado es la cabeza de la estatua colosal de Constantino que se encuentra en el Museo Capitolino. Pero está ahí sola, en su ciclópeo aislamiento, en mitad de esa miriada de productos menores, imprescindibles para la vida cotidiana, desde escalpelos a una respetable ballesta (supongo que reconstruida), pasando por unos pendientes o una parrilla.

Los responsables de la exposición han suplido la escasez de piezas con elementos audiovisuales ingeniosos, en pequeñas pantallas diseminadas por la exposición o en una pantalla media una película de 16' sobre la evolución histórica de Roma, desde los tiempos legendarios de Rómulo y Remo muy original porque está hecha con trozos de pelis de "romanos", lo que pemite reconocer a unos jóvenes Charlton Heston, Stephen Boyd o Victor Mature haciendo de Aníbal

Merece la pena darse una vuelta por este lugar siempre que se rebajen suficientemente las expectativas. Probablemente sea imposible dar una idea de la abigarrada complejidad de la vida romana y así, ajustando lo que se quiere a lo que hay, se podrá admirar la réplica de la mítica loba amamantando a Rómulo y Remo.

Cariño leonino.

Para que luego digan. Si quieren ver una prueba de hasta dónde puede llegar el cariño y la fidelidad de los animales, hasta los más salvajes y fieros, echen una ojeada al video siguiente.

Sorprendente, ¿verdad?

divendres, 30 de novembre del 2007

No es posible.

El Corte inglés ha decretado que estamos en Navidades. Una luminaria gigantesca te saluda cuando sales de la M-30 para entrar en Pozuelo: Felicidades.O sea, dices, Navidad; porque ¿por qué iba a desearnos a todos felicidades el Corte inglés? por ser Navidad. Vaya por Dios, ya está aquí otra vez y, con ella, lo más odioso que tiene, que son los artículos periodísticos en contra de la Navidad. Y los que hablan del despilfarro se llevan la palma plúmbea. Todo el año pillados por la hipoteca y para una vez que te puedes dar el gustazo de gastar sin tino viene la miriada de catones los censores a afearte tu inocente vicio. Malhaya sus muertos.

No es la Navidad lo que no me parece posible, que bien posible es, sino otra cosa, algo que tiene que ver con la política, con los conflictos en este terreno o connivencias entre políticos y medios. Porque leo en Público que Rajoy aprobó la maniobra contra el TC en contra de dirigentes del Partido Popular. Tampoco tiene esto que ser motivo de asombro ya que los errores del señor Rajoy son comidilla de la corte.

Lo digno de reseñar sería que el señor Rajoy no hiciera disparates. Pero es más que un disparate ya que, si he entendido bien la información, lo que el artículo dice es que la prueba en que se iba a basar la recusación de tres magistrados progres se fabricó en una reunión, se le dio forma de noticia y se envió al diario El Mundo que la publicó sin rechistar, sin firmar, sin contrastar. Es que algo así es muy fuerte porque da a entender que hay una unidad de acción entre el periódico y el partido. Se dice (los de Abc, La Razón, etc, no hablan de otra cosa) que El País es el periódico del PSOE o, incluso, lo llaman "el B.O.E.", pero no es fácil imaginarse que las gentes del PSOE se reúnan, den como noticia su deseos y El País la publique sin más, sin citar fuentes ni nada. Ese proceder, por cierto, tiene más valor como literatura que como periodismo.

Moncho Borrajo se va

Que se jubila, que se retira. ¡Y yo, que pensaba que la profesión de showman no tiene jubilación! Bueno, de momento este año y el siguiente va de giras o bolos. En fin que puede que esta despedida dure toda una vida, como sucede con esos comercios que cuelgan carteles de "¡Liquidación por cierre de negocio! ¡Últimas existencias!" y se pasan así los siguientes veinte años.

Porque este Borrajo es un showman (y show woman) capaz de estar dos horas y media hablando sin parar, enlazando un número con otro. Supongo que, al ser la función de despedida, recogería una selección de lo que el mismo Borrajo piense que es lo mejor de su obra y que me he hecho una idea correcta ya que no lo había visto nunca antes. Es un humor muy rápido, trepidante, que se apoya en su portentosa retentiva y tremenda capacidad de improvisación, para dar un espectáculo de tipo rabelaisiano porque, aunque no se hable mucho del yantar y el beber si se hace y continuamente del follar y, además, en plan furibundamente homo. La verdad es que este gallego bajito, como él mismo dice, soltando palabrotas sin parar y dando saltos por el escenario mientras se toca el paquete es un espectáculo en sí mismo.

No me ha quedado claro por qué se retira porque este hombre está en el cenit de su creatividad. Pero, lo haga por lo que lo haga: suerte.

dijous, 29 de novembre del 2007

Los programas electorales.

Es frecuente oír que no merece la pena votar pues los partidos sólo van a lo suyo, no se interesan por los ciudadanos y, además, son todos iguales, dicen lo mismo y hacen lo mismo. Esta idea de la "mismidad" tiene variantes. Los muy de derecha suelen decir que carece de sentido seguir distinguiendo entre derecha e izquierda y los muy de izquierda dicen que la izquierda moderada, democrática y la derecha son iguales, el mismo perro con distintos collares. A su vez, mucha gente dice que todos los partidos, incluidos los muy de izquierda y muy de derecha, son el mismo partido y dicen y hacen lo mismo.

Sin embargo, una ojeada a cualquier escala de autoubicación ideológica muestra que los que son básicamente iguales somos los electores. Cuando se pide a la gente que se sitúe ideológicamente en una escala que va del 0 (extrema izquierda) al 10 (extrema derecha), la inmensa mayoría nos situamos en el centro, de forma que la imagen que se consigue es esa curva unimodal, la parábola que se ve a continuación. Prácticamente todo el mundo es de centro y la mayor cantidad se concentra entre el 3,5 y el 6,5 en la escala. Es decir, ahi es donde está la gran reserva de votos que es lo que los partidos razonablemente quieren captar; de ahí que adapten sus programas electorales y sus manifestaciones públicas a este caladero de votos, con lo que dichos programas acaban pareciéndose bastante. No son idénticos (salvo para quien quiera verlos como idénticos por sus orejeras dogmáticas) pero sí se parecen mucho. Pero no son los partidos los que se asemejan entre sí, sino los electores. Imaginémosnos que, preguntada la gente, el resultado diera una curva bimodal, como la que hay más abajo. Resultaría entonces que sí habría diferencias entre los programas de los partidos porque la había entre las opiniones de la gente. No siendo así, es lógico que los partidos presenten propuestas programáticas relativamente similares o que puedan parecerlo. Luego basta con no ser un zote para ver que, bajo la hojarasca de la similitud, hay diferencias muy importantes que conviene conservar. Ahora mismo, cuando los partidos preparan sus programas electorales para las próximas elecciones de marzo de 2008, estos tienden a convergir, pues otra cosa sería suicida a la vista de lo que el electorado piensa mayoritariamente.

El PP "radicaliza" su programa, lo hace más abierto, más adelantado, más progresista y más atractivo para la gente. Junto al Rajoy que prometió hace unos días subir el mínimo exento a 16.000 euros (lo que es el típico discurso de la derecha conservadora, dispuesta a bajar los impuestos directos pero subir los indirectos y recortar los servicios públicos) resulta sorprendente escuchar los propósitos de los populares: reforma del estatuto de los trabajadores, horarios más flexibles, conciliación de la vida familiar y laboral, amparo a las mujeres que trabajen fuera de casa, mayor control parlamentario del gobierno y política exterior basada en el consenso suprapartidista. Casi se diría que, buscando el centro, el señor Rajoy se hubiera hecho de izquierda.

Para compensar el PSOE se escora hacia la derecha con un programa electoral que trata de no asustar al electorado conservador, especialmente al católico. Así resulta que caen del programa para estas elecciones las propuestas de ampliación del aborto, la regulación de la eutanasia y, sobre todo, la renegociación de los acuerdos con la Santa Sede de 1979. Algunos de estos asuntos ya se han incumplido en esta legislatura de forma que sólo cabe pensar que el señor Rodríguez Zapatero se cura en salud ante un posible "¡Nos fallaste, ZP!", eliminando los compromisos más peligrosos. Igualmente cae la idea de la "ecotasa" para financiar la política del medio ambiente.

Lo del aborto me parece una pacatería; lo de la eutanasia, otra; pero renunciar a la renegociación de los acuerdos con la Santa Sede me parece una cobardía. Supongo que el embajador socialista ante el Vaticano, el beato señor Vázquez (quien más parece embajador del Vaticano en Madrid que de Madrid en el Vaticano) estará satisfecho; pero será el único o quizá lo acompañe en la euforia el señor Bono. Después de la legislatura que la Iglesia ha dado al Gobierno, cuando ya se está preparando un congreso sobre víctimas para enero con la participación de Monseñor Rouco, que más debiera llamarse Monseñor Bronco, donde pondrán al señor Zapatero de chupa de dómine, después de todo eso, digo, lo menos que podía hacer el Gobierno es replantear las bases de la convivencia con una institución tan beligerante. Pero le tienen miedo. Temen perder las elecciones si se enfrentan a la Iglesia cuando ya la Iglesia se ha enfrentado al Gobierno.

Fue sorprendente el altísimo rango de la representación española en la elevación al cardenalato de tres obispos españoles lo que se hará con mucha pompa pero no deja de ser una ceremonia interna de una asociación privada. Espero que cuando la Masonería española ascienda a alguno de sus miembros a particular jerarquía, la señora vicepresidenta del Gobierno se haga tantas mieles con el Gran Oriente como se hacía ayer con el Cardenal Camarlengo, Tarcisio Bertone. Es verdad que la señora Fernández de la Vega dijo a las autoridades vaticanas que "sin respeto no hay democracia" y que seguramente, entre bambalinas, su gente apretaría las clavijas al cardenalato a ver si la Iglesia pone un bozal a la COPE. En todo caso está claro que los católicos no pueden quejarse.

Los dos partidos quieren ganar las elecciones a toda costa y por eso liman sus programas y los aproximan. Pueden aproximarlos tanto que acaben formando una "gran coalición" como ya piden algunos, incluso en el PSOE. Esa sería la única posibilidad formal de reformar la Constitución para arrebatar fuerza y capacidad de presión a los partidos nacionalistas. Porque la dependencia de estos partidos, puesta cruelmente en evidencia en la recusación de la ministra de Fomento, señora Álvarez que salvó la cabeza cuando el gobierno literalmente se la compró a los nacionalistas vascos y los gallegos, es un calvario para los dos grandes.

Pero ahí ya se entra en territorio peligroso.

Cada cual en su sitio.

A propósito de la sarta de mentiras sobre mi modesta persona con que el señor José Luis Gutiérrez, director de la revista Leer, obsequiaba a sus inadvertidos lectores y a la que di cumplida contestación en un post anterior titulado Desmintiendo, decía que tenía pruebas de que era falso que el dicho señor Gutiérrez me hubiera nombrado nada en Diario 16. Aquí está una: es una foto del mes de noviembre de 1990 en la que se presenta el consejo editorial del periódico. Aparecemos de izquierda a derecha y en primera fila Carlos Dávila, Lourdes Ortiz, Justino Sinova, esto es, el director y el que me nombró, Álvaro Delgado-Gal, Juan Tomás de Salas (q.e.p.d.), propietario del diario, un servidor y Amando de Miguel. En segunda fila y siempre de izquierda a derecha Julio Rey, Miguel Ángel Gozalo, Antonio Alférez, Carlos Rodríguez Braun, Ignacio Amestoy, José Luis Gutiérrez, Antonio Alemany, Juan Pedro Aparicio, José Gallego y Javier Tusell (q.e.p.d.). El señor Gutiérrez no nombraba allí nada.

Por cierto, aquel sí que era un consejo editorial plural; el más plural que he visto nunca, con gente tan de derecha como Miguel Ángel Gozalo y Carlos Dávila y tan de izquierda como Lourdes Ortiz o yo mismo. Predominaba la derecha, desde luego, pero también había gente de centro y el equilibrio fue obra de Justino Sinova, probablemente una de las personas más moderadas y respetuosas que me he tropezado en la vida. Y llevo vivido un rato.

Pero no pretendo solamente aquí remachar el desmentido a los embustes del señor Gutiérrez, ya que no merece la pena. Lo que quiero es fijar la atención en un párrafo del artículo en que este señor responde a mi crítica al libelo de Pablo Lizcano que él ha editado y en el que dice lo siguiente:

"El resto, su crítica contra el libro de Lizcano editado por LEER, realizada desde ese engolamiento de ciertos profesores –que no soportan que su notoriedad e influencia intelectual haya desaparecido a favor de otros colectivos, como es el de los comunicadores– que denostan los libros por ser “muy periodísticos” y apartarse de “la historiografía”.

La sintaxis es suya, claro. Como siempre cuando se trata del señor Gutiérrez, la verdad está en otro lado: no somos los profesores quienes no soportamos... etc, etc, sino que son esos "comunicadores" los que no soportan que, gracias a internet, hayan perdido el monopolio que tenían para abusar de las buenas gentes sin darles posibilidad de defenderse. Eso se ha acabado y si el señor Gutiérrez publica un artículo repleto de mentiras y embustes con intención de agredir a un ciudadano, el ciudadano le contesta en su blog como hice yo y lo pone en su lugar.

Este es un caso bien claro, pero puedo poner otros. Ahí va uno: hacia 1994 (no recuerdo bien el año, pero conservo los artículos publicados) el señor Antonio Burgos, un columnista de la derecha más carca y presuntamente "graciosa", me insultó en su columna de El Mundo. Escribí una carta al director que, por supuesto, El Mundo, ese diario que publica noticias falsas, no sacó. A este abuso es al que me refiero y este es el privilegio que estos sujetos han perdido: insultar a los demás y no dejarlos hablar. Mi carta respondiendo como merecía al señor Burgos se publicó en El siglo (y está a disposición del respetable) pero, de no ser por esta revista, yo hubiera sido objeto de un atropello, impedido de responder.

Con internet, con los blogs, con la libertad de acceso a la red y a publicarlo todo de inmediato, esa situación de abuso de los "comunicadores" se ha acabado. Cada cual está en su sitio, el mentiroso queda como mentiroso y eso es lo que el señor Gutiérrez no soporta.