dissabte, 7 de gener del 2012

La ética es de otro planeta

La prima de riesgo se dispara en toda Europa de nuevo y llega a los 400 puntos en España. "Bueno", piensa Rajoy, "mientras la italiana esté en 530 hay margen". En Bruselas no confían en las medidas españolas en contra del fraude fiscal. "Y eso", sigue diciéndose Rajoy, "que no les hemos dicho que recaudaremos menos que los sociatas". Fabra tiene que renegociar la Fórmula 1 que Camps colgó del cuello de los valencianos a cambio de una pila de millones de euros. "¿Yo dije que haría con España lo que Camps con Valencia? También dije que no subiría los impuestos. ¿Y qué? Las palabras se las lleva el viento". Euskadi y Cataluña ya se han declarado en rebeldía preventiva frente a la intención expresa del gobierno de fiscalizarles los presupuestos. "Ya avisé a Montoro de que eso iba a levantar ronchas. ¡Menudos son los españoles! Sobre todo los que dicen que no son españoles".

Vistas las cuestiones con esta holgura y este distanciamiento, es lógico que el presidente del gobierno asista a la Pascua Militar. Vestido de chaqué, el atuendo que más aproxima al hombre a la figura del pingüino y le da la cómica solemnidad del pájaro bobo, presenció esa ceremonia de lustre castrense que parece sacada de un álbum de fotos sepia de otro mundo u otra era. Allí volvió a oírse hablar al Rey de principios éticos, con esta manía suya de mentar la soga en casa del ahorcado. El Rey decía "ética" y el auditorio escuchaba "Urdangarin".

Pero podía escuchar muchas otras cosas. La ética tiene indignada a gran parte del país. Nadie entiende cómo pueden cobrar millones de euros los directivos de las entidades financieras que las han llevado al desastre. Y tampoco cómo pueden hacerlo los que no las han llevado al desastre. El sueldo de 2,4 millones de euros de Rato en Bankia, teniendo en cuenta que el banco no es suyo y que está ahí por una decisión política, es también desmesurado y falto de ética.

Los miles de millones de euros que se lleva la iglesia católica merced a una serie de privilegios manifiestamente inconstitucionales son otras tantas bofetadas a la ética. En un tiempo de empobrecimiento y angustia generales en el que todo el mundo padece recortes, la iglesia está exenta y de ella no sale ni un mínimo gesto de solidaridad. Las obras de Cáritas están ya en su presupuesto.

Nadie entiende tampoco por qué los políticos siguen siendo una casta privilegiada, con la fabulosa capacidad de fijar ellos mismos sus ingresos, desde el último alcalde hasta los primeros parlamentarios. Y con el dinero de los contribuyentes a los que se les bajan los salarios y se les suben los impuestos. Es una falta de ética evidente.

Y no sólo hay un problema de ética en el país. Lo hay también de competencia. La idea de que en democracia cualquiera puede llegar a presidente del gobierno o de comunidad autónoma es encantadora pero no conviene ponerla en práctica. El caso de la Comunidad valenciana viene aquí a punto. Valencia ha estado gobernada en los últimos años por unas personas juzgadas y/o ya condenadas por delitos, con un pavoroso déficit ético. Pero también lo ha estado por gentes de una incumpetencia rayana en la estulticia, Según parece, Canal Nou, la televisión pública de la Comunidad, órgano de propaganda del gobierno autonómico y su partido, negoció los derechos de retransmisión del la Fórmula 1, según dice El Plural por 22 millones de euros de forma no exclusiva, en valenciano y para el territorio de la Comunidad. Es decir, 22 millones del ala por el derecho a retransmitir lo que otros podían retransmitir y para una audiencia bajísima. Eso no es negociar, sino hacer el primo. Aunque como lo hacen con dinero ajeno no duele. No dolerá, pero estas cosas debieran ir a los tribunales. Si uno no sabe hacer las cosas, pero las hace y causa un grave quebranto al bien común, debe responder por ello.

(La imagen es una foto de Gobierno de España. La Moncloa en el dominio público.

divendres, 6 de gener del 2012

Publicidad y propaganda.

La información de este post, así como la imagen, proceden de lainformación.com según la cual Facebook desvela el verdadero precio del metro de Madrid.

Comparar los precios de los billetes del metro de Madrid y otras capitales europeas en términos absolutos no quiere decir nada, como sabe todo el mundo, incluidos quienes difunden esta información claramente falsa que toma a los ciudadanos por imbéciles. Hay que comparar teniendo en cuenta el salario mínimo en dichas capitales. Si se hace así las cantidades resultantes son las siguietes:

Salario Mínimo Precio Billete (% PB/SM)
España 600 € 1,50 € 0,25
Francia 1.309 € 1,70 € 0,12.
Holanda 1.317 € 2,60 € 0,19.
Noruega 2000 € 3,61 € 0,18.

Es decir, en Madrid el metro cuesta el doble que en París y bastante más que en Copenhague u Oslo. ¿Cómo se puede tener tanto morro y mentir de esta forma?

Quien quiera protestar, puede hacerlo en la columna de la derecha. Es una campaña de Actuable pidiendo la retirada de publicidad por ser engañosa. En realidad, propagandística.

El presidente ausente.

Todos recuerdan a Rajoy omnipresente en los medios, dando ruedas de prensa sin preguntas pero con respuestas contundentes: él sabía qué había que hacer, estaba dispuesto, contaba con el equipo necesario, tenía la chuleta en el bolsillo (aunque no entendiera su letra) y conocía muy bien la fórmula. Bastaba con llamarlo al timón de la nave y ésta enderezaría el rumbo.

Ganadas las elecciones todo el mundo lo recuerda curándose en salud en ruedas de prensa tan animadas como las anteriores, diciendo que no tenía una varita mágica. Ni varita mágica ni magia sin varita. No ha hecho nada que no hicieran sus antecesores y lo único nuevo, la subida de impuestos, es lo que negó y no tres veces, como Pedro, sino incontables. Montoro prometió un episodio del apocalipsis para el jueves y el jueves se despachó anunciando una futura fiscalización central de los futuros presupuestos de las futuras Comunidades Autónomas. Algo así como hablar del tiempo.

Sumamente descontentos con la inopia como política de Estado, los mercados de Canterville se han puesto a arrastrar cadenas por los pasillos, la bolsa se ha dado el consabido batacazo y la prima de riesgo ha pegado un salto de vértigo. Es decir, Rajoy no inspira confianza sino desconfianza en los mercados; exactamente lo que, según él, pasaba con Zapatero. Y todo el mundo lo recuerda en conferencias de prensa sin preguntas exigiendo perentoriamente la presencia del precito Zapatero en el Congreso, dada la excepcionalidad de la situación y para acogotarlo con la agravación de una crisis de la que lo hacía único responsable.

Ahora la situación también es excepcional; lo reconoce Sáez de Santamaria. Pero Rajoy no cuenta comparecer antes del mes de febrero. No ya en comparecencias sin preguntas sino en ausencias sin respuestas es donde se sabe que el presidente no cree necesario acudir al Parlamento. Era su costumbre cuando en la oposición: tan pronto había tormenta, Rajoy se retiraba como Carlos V a Yuste, pero sólo para retornar cuando escampaba a pedir la comparecencia urgente del presidente del gobierno. Que es lo que puede acabar haciendo ahora: pedir la comparecencia urgente de Zapatero a explicar su herencia

Al parecer, El 58% de los españoles se siente “engañado” por Rajoy. ¡Almas del Señor!

dijous, 5 de gener del 2012

El affaire y los affaires del Duque.


Los monárquicos siguen diciendo que el asunto Urdangarin es privado y no afecta a la Corona. Pero la está triturando a ojos de la ciudadanía porque no es un asunto privado. De ser ciertas las imputaciones de malversación de caudales públicos, falsedad documental, fraude a la Administración y prevaricación, lo ponen en relación ilícita con cargos públicos en Baleares y Valencia, a su vez procesados por otras cuestiones. En el monumental lío que está saliendo a la luz acerca de cómo el Duque amasaba la pastuqui, siempre presuntamente por supuesto, una cosa queda clara: lo hacía en su condición de yerno del Rey y miembro de la Casa Real. Llamar a eso asunto privado es llamar charca al Océano Pacífico. La Corona tiene una responsabilidad en todo ello y así lo ha aceptado implícitamente con las atropelladas y confusas medidas que ha venido tomando.


En realidad, sin embargo, la responsabilidad de la Corona procede de algo distinto pero evidente: el Rey era conocedor de la situación prácticamente desde el principio. Y todo lo que hizo fue tratar de taparla, quizá de detenerla, desde luego de ocultarla. Eso puede ser comprensible humanamente. Pero no tiene defensa política. El comportamiento del Rey es reprochable. Quizá no jurídicamente por ser legal, pero si moralmente.


Probablemente también eran legales esas asesorías y consultorías de grandes firmas que, según El País, pagaban cientos de miles de euros al Duque por actividades de carácter etéreo. Pero resulta irritante y es inmoral cuando esas mismas empresas u otras similares están poniendo gente en la calle y rebajando los salarios ya exiguos de los que trabajan. El espectáculo de este paladín del balonmano apaleando cientos de miles de euros conseguidos de modo supuestamente fraudulento, comprando palacios con hipotecas alucinantes, llevando el dinero a paraísos fiscales mientras el gobierno suprime las ayudas a la juventud o deja sin cobertura a los dependientes enciende la sangre.


(La imagen es una foto de Antonio Zugaldia, bajo licencia de Creative Commons).


Renovación y apertura del PSOE.

La candidatura de Carme Chacón es ya segura. Ha empezado la renovación del PSOE. No porque se presente ella, sino porque hay dos candidatos y hasta es posible que aparezca alguno más. Hay donde elegir y la libertad de elección es la esencia misma de la democracia. Eso y el juego limpio que es de esperar observen tanto los órganos del partido como los candidatos pues tienen más puntos en común que de discrepancia. Es por la discrepancia por la que se presentan a elección, pero sin olvidar los puntos en común. No son las primeras primarias en el PSOE. Además se lo deben a la militancia y a los votantes que han dado pruebas de notable fidelidad no a un(a) dirigente sino al partido.

Las discrepancias son las que han de debatirse públicamente, las ideas diferentes, los puntos de vista distintos. Estas cuestiones afectan al futuro del partido y del país, a su presente y a su pasado y ninguna que merezca la pena debe soslayarse. La crítica no es deslealtad y todo puede criticarse pues es autocrítica. Nadie se llame a escándalo y no se personalice. Las medidas del último gobierno de Zapatero eran obligadas, bien claramente está viéndose ahora que la Comunidad Autónoma de Valencia está en quiebra con un gobierno del PP de veinte años. Pero hay otras cuestiones debatibles. Unas se hicieron bien; otras, no. Es preciso ver cómo van a mejorarse. Del futuro debe hablarse asimismo. Hay que preparar un programa socialdemócrata para España en Europa.

Y también ha de hablarse del presente, de lo más inmediato, es decir, las propias primarias. Una vez éstas aceptadas en congreso como cuestión de principio, hay que ponerlas en marcha, decidiendo los asuntos concretos. El primero es el del valor de los votos. La propuesta de Palinuro es todos el mismo: un militante o votante, un voto. El argumento en pro de la "ponderación" (es decir, desigualdad) del voto tiene más inconvenientes que ventajas. Lo siguiente es cómo se vota. Lo ideal sería hacerlo por internet, pero no hay garantías de que no se convierta en un pandemónium. Lo más práctico es depositar el tradicional voto en la tradicional urna. A continuación ha de determinarse día y lugar. El día habrá de ser un festivo nacional (o varios laborables seguidos a partir de las siete u ocho de la tarde) y para lugar, los que el PSOE establezca que no podrán ser muchos, lo cual implicará una molestia más para los votantes. Por último dejo a los especialistas del PSOE, que los habrá, la cuestión de cómo establecer el censo y controlarlo, que no es menuda.

Muy posiblemente la cantidad de votantes efectivos será bastante baja. La mayoría de los del PSOE es electorado de partido y aceptará el candidato que elijan los demás. Hasta puede haber votos en blanco de gente que se acercará a votar pero sin pronunciarse por ninguno de l@s aspirantes. Pero la mayoría de los electores votará por uno u otra candidat@. El PSOE comienza bien su renovación pues la comienza democráticamente.

dimecres, 4 de gener del 2012

Sobre Público.

Siempre que desaparece un periódico hay una pérdida; material para quienes dependen de él y espiritual para quienes lo leen. Ya sé que Público no ha desaparecido aún y que, habiendo pedido concurso voluntario de acreedores, hay alguna probabilidad, quizá lejana, pero alguna, de que remonte y se mantenga. Ojala, pero el panorama luce muy oscuro y el propio director, Jesús Maraña, en una carta que parece un obituario, Las razones de Público, viene a dar por supuesto el fin.

En estas circunstancias no es infrecuente escuchar peregrinas teorías por las que se echan las culpas del fracaso a los más extraños poderes del averno. Asistí al fin de Diario 16 y el fugaz intento de El Independiente en los años 90 y en ambos casos hubo gente que achacó el cierre a los malvados tejemanes del gobierno socialista de entonces, furibundo enemigo de la prensa crítica. Público, más realista o más sincero, culpa a la crisis económica y al impacto de internet en la prensa escrita. Ambos factores han tenido una gran influencia en el descenso abrupto de los ingresos por publicidad, que son una fuente nutricia de la prensa de papel.

Los periódicos pueden ser y son muchas cosas en nuestra sociedad; pero, sobre todo, son empresas y como tales deben generar beneficios o tendrán que cerrar, exactamente igual que todas las empresas en el mercado. Que a su vez es muy competitivo, como todos los mercados. De nada sirve a una empresa en apuros engañarse sobre su causa; de nada a la abocada al cierre creer que éste venga dado por algo distinto que las consecuencias de sus decisiones. Si una empresa cierra es porque sus responsables tomaron decisiones erróneas en determinadas circunstancias; las circunstancias obligan a la decisiones, pero no son la causa de que sean las equivocadas.

Por eso es de agradecer que Público no recurra a la teoría de la conspiración y señale las circunstancias y condiciones objetivas del mercado, que hacen inviable el proyecto emprendido. Pero no añade, como debiera, el proyecto emprendido en la forma en que se gestionaba. Es decir, no se cuestionan las decisiones, ni se examinan, con lo cual es imposible saber la causa real del fracaso. Eso es especialmente perceptible en la citada carta de Maraña, en la que no hay ni un atisbo de crítica a las decisiones adoptadas. Con ánimo constructivo y por si acaso la recuperación fuera posible, a mí se me ocurren dos, que no tienen por qué ser las únicas ni siquiera las verdaderas; pueden ser erróneas; pero si no se enuncia ninguna es imposible conocer las ciertas.

Las dos a que me refiero son de formato y de orientación política. Maraña sostiene que se intentó hacer un periódico para la izquierda. Es posible que sea un antiguo y esté equivocado pero me da la impresión de que la izquierda no se identifica con productos algo chillones o un punto chabacanos sino que prefiere presentaciones más austeras acompañando a contenidos de mayor valor y calado, tratados con mayor profundidad. Eso de la estética postmoderna está bien para los fanzines, pero no para un diario que la gente quiere leer. Público salía a competir con El País, no con el resto del kiosco y la comparación lo dejaba en mal lugar.

El aspecto de la orientación política también me parece esencial. Dice Maraña en su artículo que se intentaba hacer un periódico para la "izquierda plural", que es una expresión típica del discurso de IU, o sea, del Partido Comunista. Pero me temo que eso es discutible. Cierto que Público es un periódico de izquierda pero, sobre todo, del ámbito de IU que, insisto, es en realidad el Partido Comunista más o menos camuflado. Sin duda es crítico con la derecha, pero también lo ha sido y es con el PSOE y en el tono habitual en la izquierda comunista: el PSOE ha traicionado a su electorado, a sus ideales socialdemócratas; en realidad, no se diferencia del PP y es el segundo partido de la derecha. Y eso día tras día y en la mayoría de los columnistas. En principio, no hay nada en contra de esta decisión; el periódico es muy libre de dirigirse a quien estime pertinente, pero esa no es izquierda "plural", salvo que se parta de la idea de que los socialistas no son de izquierda, que es un hallazgo ya tradicional de los comunistas.

Maraña reconoce haber fracasado en la captación de lectores en la proporción que hubiera garantizado la supervivencia del diario. Parece muy probable. Ahora basta con un cálculo sencillo: IU tuvo aproximadamente 1.700.000 votos en las últimas elecciones; el PSOE casi siete millones. Está claro en dónde se encuentra la bolsa mayoritaria de lectores de izquierda. Pero es imposible convencerlos de que lean un producto en el que se los maltrata y viene a decirse casi continuamente que el PSOE es la derecha y que la "verdadera" izquierda está en otra parte. Insisto, es una decisión políticamente irreprochable (con independencia de que a mí me parezca falsa), pero empresarialmente desastrosa.

Esta es una crítica al modo en que se ha gestionado la empresa; no a la forma en que ha hecho su trabajo el personal que, me consta, ha sido espléndido. El error garrafal ha estado en la eleción del target del producto, como dicen los de marketing. Y era un error bien sencillo de detectar y de corregir. Bastaba con no emborracharse con los halagos de los amigos y no creer que los aplausos de los seguidores eran los de toda la posible audiencia; y bastaba, sobre todo, con leer la orientación general de los comentarios que daban una idea muy clara de quiénes consideraban que aquella era su casa y quiénes estaban ausentes. Participaban mucho los de la izquierda "verdadera" y se enzarzaban con los trolls de la extrema derecha; pero apenas había comentarios de socialistas. Y en los medios, como en la música, entender los silencios es vital.

dimarts, 3 de gener del 2012

El gobierno en la sombra y los paraísos fiscales.

Rajoy parece decidido a aplicar en el gobierno su táctica de la oposición: no está ni se le espera. Las agrias advertencias, las palabras gruesas, las admoniciones quedan para los segundos, que lo bordan. Cadenas de malas noticias presentes (estamos en la ruina) y futuras (el jueves volverá a tronar Júpiter) y más futuras (en marzo sube el IVA). La sensación es de alarma, de toque de generala. Cada cual a su puesto. Y eso en medio de llamadas a la responsabilidad y el sacrificio y de intensos rumores acerca de que las grandes fortunas están ahuecando el ala rumbo a los paraísos fiscales.

Por eso es imprescindible que Rajoy comparezca y explique lo que está haciendo y lo que está pasando. Para tranquilizar, que está la opinión muy soliviantada viendo cómo se aplica el torniquete a la gran mayoría mientras un puñado de privilegiados anda apaleando millones, más o menos legalmente. Políticos, empresarios, banqueros y arribistas de varios pelajes hacen mangas capirotes con auténticas fortunas mientras la gente lo pasa mal. Que el célebre Urdangarin también estuviera en el circuito de los paraisos fiscales, como afirma el fiscal de la causa, es muy lógico con el espíritu de este sistema, pero puede acabar provocando un estallido.

También es posible ver el asunto con ánimo sufrida y resignadamente español: ¿qué sucede? Que una minoría detentadora del capital y los medios de producción, incapaz de aumentar la productividad de las empreas ha decidido conseguirla reduciendo los ingresos de todos los asalariados hasta el límite del pauperismo; que vuelve a sonar el frufrú de las sotanas por los pasillos de los palacios orientando la acción del gobierno y la legislación para recristianizar esta díscola España en donde hasta los gays pueden casarse; que vuelve a haber un gobierno como Dios manda, capaz de congelar la tasa de reposición de todos los funcionarios excepto los de la polícia. Porque, para los neoliberales, gobernar es guardar el orden.

La Web del candidato.

Bien, bien; hay que estar en la red. La ciberpolítica es la política de hoy. Es inmediata, veloz, abierta, múltiple, directa. Los debates, las críticas, las propuestas y hasta las movilizaciones se dan en la red, que es el foro público por excelencia. Y ¡sin censura! No hay más restricciones que las que cada cual quiera imponer en su página, por ejemplo para quitarse de encima los trolls y los que insultan. Pero es en su página; no en la ajenas. La red está viva. Ha absorbido los medios de comunicación tradicionales que cada vez toman un aspecto más digital. Sus colaboradores fijos se han hecho blogueros. La edición en línea de todos los periódicos se actualiza al minuto, es continua y, a su lado, la impresa resulta anticuada y no sirve ya ni para las tertulias. La red lo conecta todo y los usuarios pueden escuchar el último discurso del presidente en su móvil o en una tableta y mandar acto seguido una opinión en tweet que puede convertirse en un trending topic y alterar la política nacional.

Desde que los árabes norteafricanos pusieron en marcha una revolución en varios países islámicos que, en substancia, es la misma pero diversificada por peculiariades lugareñas (también llamadas "nacionales"), se ha terminado el debate sobre la eficacia "real" de lo virtual. La ciberpolítica es real. Saca a la gente a la calle y se hace notar en unos lugares con más intensidad que en otros. El movimiento 15-M es ciberpolítica porque se hace a través de las redes sociales. Puede decirse que, hasta ahora, ha tenido un efecto muy moderado si lo comparamos con la primavera árabe aunque en modo alguno desdeñable. Pasada la primavera, llegado el invierno, ahí siguen unos y otros. Quizá el 15-M no haya encontrado aún una forma eficaz de transformar la realidad, aparte de las ocupaciones de espacios públicos, pero no por ello deja de reflejar un malestar muy generalizado en la sociedad, oscuro, profundo; una sensación de que el modelo en que vivimos ha fracasado y una urgencia por encontrar salidas que no pueden consistir en la vuelta a formas anteriores todas ellas también fracasadas pues nos han conducido a esta situación. Y ahí sigue.

Hace muy bien Rubalcaba en abrir su página web. Lo extraño es que no la tuviera. Y conviene que sea plenamente 2.0, interactiva, flexible y muy "currada", como dicen los internautas que detectan de inmediato si una página se actualiza y se renueva o no. El secreto de la red es la renovación y, si ese es el problema del PSOE, habrá unidad de miras entre la página y el propósito al que quiere servir. De momento parece un poco rígida, pero seguro que mejorará. Lo que no puede ser es que se abra una página o una cuenta en una red y no se atienda o, incluso se cierre, como hizo Gallardón con su cuenta de twiter, cerrada al pasar las elecciones.

Es más, sería recomendable que el candidato abriera un blog (que no lo tiene o yo no he sabido encontrarlo) y se diera de alta en twitter. De hecho no sé si ya lo estará. Lugares en los que la gente pueda consultar en tiempo real sus opiniones sin intermediarios en el momento. La confianza, que el PSOE dice querer recuperar de los españoles, se basa en el conocimiento; y el conocimiento gana con la inmediatez.


Por cierto, he puesto un gadget en la columna de la derecha que permite cambiar el tamaño de la letra del blog por si alguien tiene problemas para leerlo.

dilluns, 2 de gener del 2012

La corte de los negocios.

A ver si lo hemos entendido bien: durante los veraneos, cuando la familia real al pleno ocupaba el palacio de Marivent en Mallorca para pasar unas merecidas vacaciones, el yerno despachaba sus asuntillos, millón va, millón viene, debajo de las reales narices de don Juan Carlos I. Al menos, es lo que dice hoy El País, esto es, que Urdangarin negoció en el Palacio de Marivent contratos con el Gobierno balear.

Jaume Matas, ex ministro de Aznar, presidente entonces del Govern de Baleares y actual imputado en diversas causas penales, se paseaba por el palacio sin que el Rey lo supiera, como si fuera incognito o como si entrara al modo de Garu Garu, el atraviesamuros. Y, si el Monarca lo sabía, no preguntaba por el motivo de las visitas, suponiendo quizá, que Matas iba a jugar al Monopoly con el Duque de Palma. A lo mejor el Rey no se lo encontraba por los pasillos porque estaba dedicado a algún asunto de Estado, como las regatas de veleros. Y a su regreso nadie le decía que el señor Matas había venido de visita.

Saltó Matas, marchándose a los Estados Unidos, como haría luego también Urdagarin, de donde lo reclamó la justicia, como ahora ha hecho con el yerno. Vinieron otros gobernantes, pero Urdangarin siguió con sus actividades en Palacio hasta 2008, fecha en que ya la Corona tenía conocimiento de que esas tales no eran ejemplares. Y el Rey ¿no sabía nada? Es verdad que los palacios son muy espaciosos, tienen muchas puertas y no debe esperarse que el Rey conozca a todos los que al cabo del día se acercan a Marivent con los más diversos cuidados. Pero, caramba, el presidente del Govern no es el fontanero o el chico de la tintorería y no es en absoluto verosímil que el Monarca ignorara su presencia.

Sin contar con que, es de suponer, el propio Matas pediría ser recibido por el Rey para participarle con entusiasmo isleño que, gracias a los buenos oficios de su yerno, se correría en la isla una etapa del tour de France, noticia que tendría que haber levantado las suspicacias no ya del Rey sino de la mona Chita que en paz descanse.

La clase política, los medios de comunicación, el establishment en pleno, están en pie de guerra en defensa de su señor natural, en defensa de la Monarquía, que no se puede verse afectada por los negocios privados del yerno. Negocios privados que se despachaban en Palacio, pared con pared con el Monarca. Es imposible que no afecte a la Corona, cuyo prestigio está muy mermado sobre todo ahora que se sabe que las cuentas reales reveladas valen tanto por lo que muestran como por lo que no muestran. El Rey ha revelado su "salario", pero no ha contabilizado en él un montón de partidas procedentes de no sé cuántos ministerios cuya función es ayudarlo a llegar a fin de mes.

En estas circunstancias los republicanos debiéramos suscribir un manifiesto pidiendo que se conceda una oportunidad a la República, un referéndum para decidir la forma de Estado. Es una deuda que tenemos con el último sistema legítimo, destruido por las armas y, al mismo tiempo, una obligación de proponer para nuestro país una forma política que juzgamos menos absurda y más acorde con el espíritu de la época.

(La imagen es una foto de Antonio Zugaldia, bajo licencia de Creative Commons).

Lo que importa es ganar.

Interesante manual este (Ismael Crespo, Antonio Garrido, Ileana Carletta, Mario Riorda (2011) Manual de comunicación política y estrategias de campaña, Buenos Aires, Biblos, 265 pp), escrito al alimón por cuatro especialistas en comunicación política y campañas electorales. Tienen autoridad suficiente para abordar unos campos tan vastos, cambiantes, variopintos y bulliciosos como los del título. Y lo hacen con espíritu pedagógico, de modo sistemático, como un manual, un vademecum al que se supone puedan recurrir quienes trabajen en campos tan competitivos, en los que hay que estar a la última si se quiere permanecer en el mercado.

Con este finalidad, el libro cuenta con numerosas ilustraciones, gráficos, cuadros, recuadros, sinopsis que ayudan a la comprensión del texto, aunque es tal su profusión que, a veces, la dificultan. Pero está bien porque en la mayoría de los casos aportan datos o cuentan anécdotas que se pueden incrustar en otros discursos ya más dirigidos a fines prácticos, como conseguir que salga elegido un candidato o planificar una campaña electoral.

Porque esta es la finalidad de la obra, entender el estudio de las campañas electorales y la comunicación política como disciplinas prácticas aplicadas a un fin determinado. Es lo que llama Habermas comunicación estratégica y, de hecho, estrategia y estratégica son términos abundantemente empleados en la obra (están incluso en el título), aunque también en exceso pues muchas de las veces que se habla de "estrategia" fuera más adecuado hacerlo de "táctica".

La primera parte del libro está dedicada a las campañas electorales. Para los lectores europeos tiene el inconveniente de que está orientada a América, esto es, a elecciones presidenciales que, en el viejo continente, salvo contadas excepciones, no se dan. El tema se subdivide en cuatro grandes cuestiones: la eficacia de la estrategia de la campaña electoral, los contextos electorales y las tendencias de voto, las estrategias de lanzamiento de candidaturas y las elecciones primarias y un interesante capítulo sobre el liderazgo. No obstante, algunas de las cuestiones tratadas tienen relevancia para Europa; por ejemplo lo relativo a las segundas vueltas, lo de las elecciones primarias o lo referente a cómo y cuándo presentar una candidatura.

En todo caso, lo interesante de la obra es el análisis de las elecciones presidenciales en los distintos países latinoamericanos. Y lo primero que salta a la vista es la enorme importancia que tiene el modelo estadounidense, que es el que se estudia con mayor detenimiento y se analiza pormenorizadamente. Porque si en Europa algunos (sobre todo los franceses) se quejan de la "americanización de la política" (queriendo decir "yanquización"), en la misma América, el asunto va de soi. Las distintas estrategias o tácticas se estudian desde un punto de vista del marketing. De lo que se trata es de "vender" un candidato en unos contextos y circunstancias determinados. Y lo interesante de la obra es, precisamente, el análisis de los últimos. Se elige un presidente, con o sin vicepresidente, hay tendencia al bipartidismo, se esperan candidatos del "sistema", pero puede haber "afuereños" (outsiders los llaman los autores), como Fujimori en su día.

El tono de las campañas suele ser muy personal. Y aquí encaja el mencionado capítulo sobre el liderazgo. Una reflexión interesante sobre algo que es esencialmente inefable como es el carisma. El liderazgo se tiene o no se tiene pero no creo que se pueda adquirir. Lo que se puede hacer, como hace el capítulo, es analizar los rasgos, las condiciones de los líderes ya probados, algo al estilo de las crónicas De viris illustribus para ejemplo y emulación de generaciones posteriores. El hecho es, sin embargo, irrefutable: el liderazgo ayuda a ganar elecciones.

La segunda parte del libro, dedicada a la comunicación política toca a su vez diversos aspectos de distinto rango pero todos ellos muy actuales: los mensajes de la campaña, su carácter positivo o negativo, la retórica en la campaña, los debates electorales y las cibercampañas. El estudio de las campañas positivas y negativas nos ahorra consideraciones morales porque analiza fríamente las ventajas e inconvenientes de ambas. Suena un poco raro pero no tiene porqué. Así son las cosas. Si Pepsi-Cola pudiera demostrar que Coca-Cola está hecha con arsénico, lanzaría una campaña planetaria.

El capítulo de la retórica está muy bien traído. Poner nombre a los recursos que emplean los oradores es buena cosa para entender el lenguaje político y no sólo en elecciones sino siempre. Porque los políticos, en realidad, están siempre en elecciones. Algunos de los tropos, la metáfora, la sinécdoque, etc., no era necesario mencionarlos; otros, decididamente sí. De todos los que se valen los políticos el que encuentro más detestable es la anáfora.

El último capítulo, la cibercampaña, es un acierto. Las campañas electorales se libran cada vez más en el ciberespacio y en las redes sociales, todo el mundo lo sabe y es bueno que vayan extrayéndose conclusiones. Palinuro está además encantado de que los autores dediquen unas cuantas atinadas reflexiones a los blogs.