dissabte, 21 de novembre del 2009

Que nos unen...

Mientras algunos jóvenes de antaño andan homenajeando al Caudillo en Cuelgamuros, el partido de doña Rosa Díez ha iniciado su congreso, del que quiere salir fortalecido y, claro, más unido que nunca. No sé qué venturas electorales aguardan a UPyD porque está empezando su camino y quedan casi dos años hasta las elecciones. En el partido hay muchas caras conocidas de gente que se ha hecho un nombre en otros ámbitos y ahora quiere emplearlo en hablar en este cónclave. Son los señores Savater, Pombo, Sosa Wagner o Vargas Llosa. Dan empaque y tronío al partido; pero está por ver que le lleven votos .

Esa es tarea de la política profesional de la formación, la ex-eurodiputada y actual dirigente del partido Rosa Díez. Esta señora, que pasó treinta años de su vida en el PSOE, en el Partido Socialista de Euskadi; que, como socialista, fue consejera en gobiernos de coalición del PSE y el PNV, no suscita especiales simpatías entre sus antiguos compañeros de militancia que ahora la acusan de oportunista y resentida. Antes de abandonar el PSOE, la señora Díez intentó ser elegida secretaria general del PSE y secretaria general del PSOE, perdiendo frente al señor Zapatero por un puñado abrumador de votos. Visto lo cual, decidió marcharse del PSOE y fundar un partido nuevo que es el que ahora está de congreso en un gesto que ya se dirá cómo ha de entenderse si no es del modo siguiente: me quedo si soy la que manda; si no lo soy, me marcho a fundar otra morada, como santa Teresa. Hay gente que prefiere ser cabeza de ratón a cola de león; cualquier cosa siempre que no esté en su cuerpo.

Tampoco a mí me resulta simpática la figura de la señora Díez pero no por el asunto de su militancia sino por el de su significado simbólico. Durante meses, si no años, la señora Díez estuvo yendo de televisión en televisión en programas como el de Sáez de Buruaga en Telemadrid, una tele de combate, en los que, so capa de ocupar un espacio acotado al PSOE por razones de equilibrio, lo utilizaba para hablar mal de su propio partido. Luego, las crónicas hablaban acerca de la "verdadera" socialista Rosa Díez. Es algo que la derecha hace de maravilla: seducir al militante de la izquierda halagando su vanidad o su bolsillo y lanzar luego sus declaraciones o afirmaciones negativas como si fueran la revelación. Todavía me acuerdo de los artículos de Marcelino Camacho en el ABC de Anson los sábados o domingos de los años noventa, con un anuncio previo en las páginas de huecograbado en el que se avisaba de que en la página tal y tal el lector encontraría un artículo del señor Camacho, representante de la "verdadera" izquierda (frente al corrupto felipismo) poco más o menos como la señora Díez lo era del "verdadero" PSOE (frente al corrupto zapaterismo) en los programas del señor Sáez de Buruaga en los que invariablemente ponía al PSOE de chupa de dómine.

Pero no es solamente por estas pequeñas miserias humanas por las que las voces de UPyD no me suenan bien, especialmente la de su máxima dirigente, sino por lo que dicen. La primera jornada del congreso ha ido destinada a dar estopa al nacionalismo; al nacionalismo no español, se entiende. El español ni se menciona. Al contrario, si se pregunta a los intervinientes todos dicen no ser nacionalistas pues lo del nacionalismo es una antigualla, una enfermedad, incluso.

Caramba, eso mismo, esto es, que no son nacionalistas, es lo que dicen en el PSOE y en el PP. Si me apuran Vds. meteré en el saco de los "no nacionalistas" a las gentes de Izquierda Unida que estos días andan de ejercicios espirituales que comentaremos mañana. Aquí no hay más nacionalistas que los de la txapela, la gaita y la barretina. Y si todos cantan la misma canción, que no son nacionalistas, ¿en qué se diferencian? Está claro: en el modo de tratar a los nacionalistas y, de paso, a los hipotéticos votantes del sacrosanto territorio "no nacionalista" que se llama España: mientras que IU, PSOE y hasta, por increíble que parezca, PP, están rendidos al chantaje de los nacionalistas, el partido de doña Rosa Díez propone bajarles los humos, sentarles la mano, meterlos en vereda, si necesario es reformando la Constitución.

Supongo que no hace falta decir que sólo siendo muy nacionalista (español) puede uno ponerse así con los otros nacionalismos, pretendiendo retrotraerlos al estadio de lo que el señor Fraga en mejores tiempos para el nacionalismo español que no sólo no se ocultaba sino que brillaba más que el sol, llamaba el sano regionalismo. No tengo gran cosa en contra de esta pretensión, como no la tengo en contra de la de ningún otro nacionalismo excepción hecha de la criminal tendencia de alguno de ellos a contemporizar, auxiliar, bendecir, amparar y exonerar a repugnantes asesinos. Pero me molesta que quieran engañarme con el toco mocho del no-nacionalismo.

Insisto en que no sé qué tirón electoral tendrá el partido UPyD porque es pronto para calibrar cómo cala entre los electores ese discurso esencialmente insidioso. Pero las consecuencias pueden ser muy significativas: que venga doña Rosa Díez y nos una en la España una.

(La imagen es una foto de Multimaniaco, bajo licencia de Creative Commons).

divendres, 20 de novembre del 2009

Perfil bajo.

Pudieron escoger a un lider de proyección mundial como Felipe González o a uno rutilante, como Tony Blair, mas prefirieron apostar por la eficiente segunda línea de gente poco conocida pero competente en el desempeño de sus tareas. De eso no cabe duda. Si Vd. quiere encontrar a alguien capaz de mediar en el conflicto más enconado que quepa imaginar, si quiere contratar a alguien que componga una vajilla rota, elija a un primer ministro belga. Un hombre capaz de formar gobierno en Bélgica pude hacerlo todo en esta tierra y, siendo demócrata-cristiano, quizá también en el cielo.

La segunda persona del ticket elegido, Catherine Ashton, Baronesa Ashton de Upholland, es otra gris eminencia gris pero que tiene una cumplida ejecutoria como Comisaria de Comercio de la UE y, aunque carece de experiencia en relaciones internacionales, lleva toda su vida en puestos de grave responsabilidad habiendo sido, entre otras cosas, presidenta de la Cámara de los Lores, el lugar británico más cercano a un nido de víboras, y Lord President of the Council, cuarto cargo en jerarquía en el Reino Unido.

La doble candidatura triunfante para dirigir la UE en los próximos dos años y medio ha sido el precipitado del acuerdo franco-alemán, viejo tándem de la chapuza europea que más de una vez ha sacado el invento de una crisis mientras británicos e italianos se sienten preteridos. La pareja incorpora todos los equilibrios importantes en el mundo de hoy: está compuesta por un hombre y una mujer, un conservador y una socialdemócrata, un confesional y una librepensadora, un oriundo del corazón mismo del proyecto europeo y una nacida en la periferia, cuyo europeísmo, estando fuera de la eurozona y de Schengen, es más que dudoso, un sólido partidario de la profundización y una tibia partidaria de la ampliación.

Y probablemente, a pesar de su tufo a imposición caciquil, sea un decisión acertada. Hay que rodar el Tratado de Lisboa, de cuyas potencialidades nadie está cierto, y configurar el contenido de ambas magistraturas, cosa nada fácil por cuanto su regulación en los Tratados es muy imprecisa y tendrán que acoplarse a una compleja realidad institucional. Por no señalar sino uno de los muchos ejemplos: ¿cómo se armonizará la figura del presidente de la Unión con la de las presidencias semestrales? Habrá que hacer encaje de bolillos, mostrar paciencia y constancia y capacidad para controlar situaciones complejas. En todo eso puede destacar la actividad de Van Rompuy, un hombre que entretiene sus ocios componiendo haikus. Vamos a darles cien días, a ver si nos aprendemos sus nombres.

Los dos únicos perjudicados por esta decisión de la UE son Bélgica, que se queda sin primer ministro es decr, que vuelve por donde solía, y Turquía cuyas posibilidades de acceder al club europeo han pasado de cero a menos diez. Algo quizá no tan disparatado porque si todavía no está claro que la Unión procedió bien en sus dos últimas ampliaciones, meter ahora con calzador a un enorme país asiático y musulmán sería, entiendo, el tiro de gracia de la gloriosa chapuza europea.

(La imagen es una foto de Luc Van Braekel, bajo licencia de Creative Commons).

De ridículo en ridículo.

Este señor Rajoy que todo cuanto tiene de pomposo, bombástico, tonitronante y grandielocuente lo tiene de trapacero, esquinado, superficial y ambiguo parece destinado a interpretar un papel fijo en las operetas y melodramas que sus ínfimos autores le escriben sin parar, con tanta contumacia que el hombre parece haber llegado a la conclusión de que la realidad no es la que asoma por la ventana todos los días sino la que sus asesores le susurran al oído. El papel de antihéroe burlado con traca final de ridículo. Sus actuaciones parecen pensadas para mover la hilaridad del público por sus estrepitosos fracasos, tanto más hilarantes cuanto mayor es la máquina que los acompaña y las proféticas admoniciones de catástrofe con que las adorna.

Sus últimas escenificaciones merecen pasar a una antología del disparate escénico teniendo además en cuenta que en nuestra debordiana sociedad del espectáculo todo es hoy escenario gracias al ubicuo ojo de la cámara de TV. Como quiera, además, que en el reparto de papeles de su partido, la función de la segunda línea del mando (De Cospedal, Sáez de Santamaría, González Pons) es reproducir las insensateces del jefe o fabricarlas propias que luego aquel las hará suyas si son lo suficientemente disparatadas, el público tiene la diversión garantizada mañana, tarde y noche.

Armó un escándalo descomunal con un sistema de escuchas del ministerio que es el que él mismo implantó cuando gobernaba, si cabe llamar gobernar a lo que hizo. Para ocultar el patinazo tronó que no era al sistema al que objetaba sino a la falta de amparo judicial en su uso. Por tres veces seguidas advirtió el Tribual Supremo que esas escuchas están bendecidas por los jueces. Ya con todas las vergüenzas al aire dio ayer instrucciones a los más tontos de sus voceros en los medios para que fueran por las tertulias predicando que el problema no era el sistema, ni la cobertura judicial sino la falta de una ley orgánica general que regulara la actividad de espías, escuchas, policías y jueces. Por esta vía acabará cuestionando el fundamento legal del sistema que pretende gobernar.

Entre tanto vocerío los suyos consiguieron por fin exasperar al ministro del Interior quien se enfrentó a uno de sus diputados en los pasillos del Congreso diciéndole lo que todos ellos hubieran merecido escuchar; interpretaron mal las palabras del ministro y organizaron nueva alharaca pidiendo, cómo no, su dimisión, cosa tan a su alcance como la luna.

Con motivo del asunto del Alacrana, una vez liberada la nave y sin esperar a su llegada a puerto alguno, pusio en marcha la gran bambolla de fuegos de artificio para dejar al gobierno cual no digan dueñas y, antes de cerciorarse de si tendría apoyo parlamentario suficiente, se lanzó a pedir la dimisión de una vicepresidenta y dos ministros, como el que saluda al portero de la finca. Ante su insensata insistencia, la Cámara hubo de pronunciarse y lo dejó por enésima vez en el más solitario de los ridículos.

Entre tanto, mientras se escenificaba la nueva astracanada de una oposición que confunde el parlamento con un desfile de gigantes y cabezudos, la prensa independiente, es decir, la que no funciona como un gabinete de "ideas" del PP, se hartó de recordar al bíblico señor Rajoy que oscila entre Job y el profeta Elías, que el desastre del Prestige cayó sobre su directa responsabilidad, que el 11-m sucedió siendo él vicepresidente del Gobierno y que a él también le tocó gestionar otro secuestro que duró cuatro veces lo del Alacrana y se resolvió igual que éste, pagando rescate.

Es jaculatoria permanente entre los estamentos más amargados de la opinión reaccionaria del país que el Gobierno está constituido por un grupo de inexpertos e incompetentes como si el hipotético recambio fuera una escudería de ases de la gestión pública. Sin embargo lo que muestra la tozuda realidad día a día es que los problemas van resolviéndose sin grandes destrozos en una situación de crisis muy aguda que el país está salvando sin fracturas sociales apreciables y en un clima de libertad, seguridad y concordia que parece como de otra galaxia cuando se observa el gallinero de la oposición, una balumba general de siniestros agoreros, presuntos corruptos, supuestos apandadores de los públicos caudales, demagogos, pisaverdes, plebeyos con ínfulas de aristócratas, aristócratas con ínfulas de chulapas y espías de la T.I.A. todos ellos bajo el balbuciente mando de un personaje que parece salido de una farsa de su paisano Valle Inclán.

(La imagen es una foto de Chesi - Fotos CC, bajo licencia de Creative Commons).

dijous, 19 de novembre del 2009

El discurso del día después.

Si he de quedarme con algún discurso de los que ayer se cruzaron en el ágora acerca del Alakrana, entre los autocomplacientes del Gobierno, los vitriólicos del PP, los críticos de unos y hagiográficos de otros y sin ocultar que, en mi opinión, el gobierno lo hizo bastante bien (hacer cualquier cosa perfectamente, como se sabe, sólo está al alcance del señor Aznar), si he de quedarme, digo con algún discurso me quedo con el siguiente que encontré ayer en los comentarios a mi entrada de Alakrana, final feliz, firmado por el señor Harazem y que suscribo de la cruz a la fecha. Dice así el señor Harazem:

Bueno, parece que hay unanimidad en escamotear la verdadera realidad, que es que cientos de barcos (800 de media) de países ricos están esquilmando las aguas de uno de los países más pobres de la tierra después de esquilmar las propias y en muchos casos soltando clandestinamente residuos tóxicos, para enriquecimiento de unos pocos empresarios. Ya se sabe que es la lógica del capitalismo, y que la policía está para proteger la propiedad de los que son propietarios, sea legítima o no esa propiedad, pero la pregunta es cuántos de nosotros estamos dispuestos a clamar: NO EN MI NOMBRE. Como decía hace unos días Lansky (Lansky al habla: Los gángsteres no somos tan cabrones, no robamos los bolsos a las viejecitas. NO al Neoimperialismo ecológico militarizado.

Me sumo: tampoco en el mío y quizá sea un buen momento para que la prsidencia española de la UE acometa este asunto que no creo haya pactado con el PP.

(La imagen es una foto de txikita69, bajo licencia de Creative Commons).

In Memoriam.

Hace un par de días que ha fallecido en Alemania Hans Matthöfer, diputado que fue durante veinte años en el Bundestag por Frankfurt y varias veces ministro de los gobiernos del socialdemócrata Helmut Schmidt. Durante toda su vida pública Hans fue un denodado defensor de la causa de las libertades democráticas en la España de Franco, defendiendo a los trabajadores españoles en Alemania en aquellos años de emigración en masa, así como la lucha de los socialistas españoles en España y fuera de España. Fue, entre otras cosas, el alma de la revista Express Español que se editó en Frankfurt a comienzos de los años setenta con una visión de izquierda y socialista de la realidad y en la que tuve la honra de colaborar, al menos en sus primeros números.

Su compromiso con el restablecimiento de las libertades en la España de la Dictadura lo llevó a veces a enfrentarse decididamente con el gobierno del general Franco como cuando consiguió que este libertara a un conocido sindicalista español, Carlos Pardo, residente en Alemania pero que fue arrestado al entrar en España precisamente a cuenta del Express Español. Hans se empleó entonces a fondo, amenazando a los jerarcas del régimen con hacerles la vida imposible en Europa si no soltaban a Pardo, cosa que acabaron haciendo.

La vertiente española de Hans era tan pronunciada que es leyenda que, en cierta ocasión, un diputado de la Democracia Cristiana se dirigió a él en el Parlamento con la expresión: "El señor diputado por Barcelona, Herr Matthöfer...".

Hace un par de años me fue dado llevarle a Berlín la medalla de oro que la Universidad Complutense le otorgó justamente por su gran obra a favor de nuestro país a lo largo de toda su vida. Hans tenía a España en el corazón y dicen quienes estuvieron presentes en sus últimos momentos que las pocas palabras que pronunció en su agonía fueron en español.

Descanse en paz este amigo alemán de los demócratas españoles.

La democracia lo aguanta todo.

Pocos conceptos tan polisémicos en el campo de la filosofía política como el de democracia. Admite todos los epítetos: puede ser directa, representativa, deliberativa, participativa, socialista, liberal, popular, orgánica/inorgánica, procedimental, elitista, mínima, madisoniana, etc; con independencia de que algún erudito nos recuerde que varias de éstas o quizá todas, no sean "verdaderas" democracias. Así que por qué no iba a ser inmunitaria cuenta habida de que Brossat lleva hablando de ella cerca de diez años, profundizando en el concepto que primero expusiera Roberto Esposito (Communauté, inmunité, démocratie) como atestigua en este su último librillo sobre la materia (Alain Brossat, La democracia inmunitaria, Palinodia, 2008, 102 págs) escrito en ese estilo insouciant, algo alambicado, en un encadenamiento como de fogonazos que nos va llevando como una sucesión de fuegos de artificios y nos deja al final algo aturdidos y con un intenso olor a chamusquina. La chamusquina de que ya nos ha colocado otro panfleto audaz con rabieta de enfant gaté contra el establecimiento cultural de cuya deconstrucción viven ristras de intelectuales que han cambiado la pluma por la alcotana creyendo que hacen mejor trabajo con la segunda que con la primera, cosa harto dudosa.

Encuadra Brossat este ensayo en ese tumultuoso, alegre y poco común río de la biopolítica foucaultiana que tanto juego da a condición de que veamos los toros desde la barrera y no queramos sobarle el morro al morlaco. Porque, si es así, las tornas cambian y nos encontramos, la verdad, un poco desasistidos conceptualmente. Resulta que el librete arranca con una propuesta aparentemente comprometida: la democracia "entendida como régimen de la política, pero, más ampliamente, como régimen general de la vida de los hombres, es fundamentalmente un sistema de inmunidad" (p. 8). La biopolítica está aquí dada por supuesta y queda algo oscurecida por el fulgor de esa joya del "sistema de inmunidad". Pero si no nos dejamos cegar por el fulgor y nos obstinamos en que nos expliquen qué diantres significa la democracia "como régimen general de la vida de los hombres", aparece algún que otro problema que ataca el fluido discurso del viejo lobo de la izquierda francesa. No quiero exagerar pero, la verdad, la cosa me suena a la "revolución cultural" (nada extraño, por lo demás en alguien que lleva lustros predicando en contra de la "cultura" sea ésta lo que sea): ¿hay democracia en el ejército? ¿en la policía? ¿en los consejos de administración de las empresas? ¿en las iglesias, los hospitales, los tanatorios, los equipos de futbol, los concursos de bellezas, las oposiciones a la administración, los servicios de vigilantes jurados? Si no es así, ¿qué significa democracia "como régimen general de vida de los hombres"?

En fin, no siendo picajosos quedémosnos con la idea de democracia inmunitaria que es esa situación en que los hombres, provistos del munus nos hemos hecho inmunes a base de construirnos protecciones, derechos, titularidades, garantías. En fin, el mundo feraz de los Estados de derecho que vienen a dar contenido a las normas procedimentales que son la democracia pero con las que no se confunde aunque, como vemos, sí puede mezclarse un poquito.

Este conjunto de nuevos privilegiados, cómodos ocupantes de la "nación", en su afán por blindarse e intensificar esa inmunidad acaba produciendo una dualización en la sociedad entre los incluidos (un "nosotros" hecho de un crítico y continuo rechazo) y no ya sólo los ex-cluidos sino incluso los "no incluidos", aquellos que, como se dice en inglés, don't have much of a chance. Y para exponerlos en todo su grafismo no se le ocurre nada mejor que traer los pobre cinco fantasmas de los cinco hijos de Rousseau a quien éste reconoce en sus Confesiones haber depositado en la inclusa para darles mejor vida. Todavía puede uno ir a buscar "no incluidos" más conmovedores. Dejad que monseñor Martínez Camino se dé cuenta de la potencialidad del análisis biopolítico y en su próxima diatriba invoca a Negri o Zizek.

No me estoy inventando nada. Lo dice Brossat negro sobre blanco para que quien tiene oídos oiga: "La democracia inmunitaria se asemeja a la sociedad de corte en el sentido que su primera vocación es privar de su reserva de violencia a una categoría social (en un caso a la aristocracia feudal, en el otro al elemento popular) garantizándole, en cambio, condiciones de existencia segurizadas..." (pp. 36-37). Y así podemos elegir cómodamente entre la fronda y la barricada entiendo que sólo si hay que ponerse serios y reaccionar ante algún atropello. Esa "sociedad de corte" remite directamente a Norbert Elías y su proceso civilizatorio que Brossat cita mucho para gran contento mío que lo traduje al castellano en el Fondo de Cultura Económica hace ya unos años. Quede claro no obstante que lo que hay entre nobles y chusma privilegiada ambos por la inmunidad y su biopolítica ampliación es la distancia que media entre intangibles e intocables y de la que no sabemos mucho más.

La segunda parte del libro es como un pendant de la inmunidad en el terreno de las cosas reales, tangibles, palpables: la anestesia como técnica (¿puedo llamarla "general"?) del "derecho a no sufrir" que invocamos como quintaesencia de la democracia inmunitaria. Como en el caso de ésta, busca Brossat una apoyatura filosófica y la encuentra en las disquisiciones de Cicerón en las Tusculanas sobre el carácter del sufrimiento del que ni Hércules puede librarse... pero nosotros sí y las consecuencias de este nuevo Olimpo democrático son los jirones de miseria que vamos dejando por ahí: la tortura como negación del mundo vivido (p. 67) y afirmación del saber de Hannah Arendt; los espantosos sufrimientos que presenciamos diariamente por doquier, desde Somalia a Bosnia (p. 70). Así que buscamos con gran intensidad la anestesia para no dejarnos apabullar por el "desastre del mundo" (p. 74).

Un inciso. Brossat es verdaderamente brillante y siembra su escrito de hallazgos lingüísticos de todo género que compensan con creces del deslavazamiento general de la argumentación. Ese "desastre del mundo" que corre paralelo con el "dolor del mundo" viene acompañado de una "fatiga del presente" que mal que bien nos da "acceso al rol de espectador perpetuo y total sin que estemos destinados a sucumbir a la melancolía, al furor, al pavor o al agobio" para que podamos decir con Victor Hugo "Lloramos menos" (p. 76) y poco a poco nos vemos instalados en, para decirlo así como a lo bestia, la biopolítica de la "democracia médico-pastoral" (p. 89) de la que Brossat dice que es un oxímoron igual que el de los "monstruos de insensbilidad" de los que tanto hemos oído hablar hace poco a raíz del famosísimo "monstruo de Amstetten"

Termina Brossat su ensayo con unas conclusiones que son atractivas pero no gardan mucha relación con el texto, o sea que, salvo la última, si concluyen algo, es otro discurso, pronunciado en otra parte. Pero, en sí mismas, tienen interés: el episodio de la sangre infectada de SIDA que sacudió a Francia hace un par de años le da pie para señalar el peligro que se cierne sobre nosotros con uno de esos conjuros que suenan como a fórmula de Bram Stoker: "el Estado envenenador" (p. 96). No sé si los "neocons" leen este tipo de ensayos pero seguro que no se les ha ocurrido algo tan contundente. Parejo a esto, aunque en un campo más pragmático, una pequeña profecía, ya desmentida según se seca la tinta en que está formulada: el día que el Estado se atreva a procesar a un presidente de la República en ejercicio (Chirac, para entendernos), ese día "ya no hay más quinta República" (p. 98). (Mínima digresión: la traducción al castellano es infame). Bueno a un presidente en ejercicio, no; pero a un ex-presidente, sí y ahí está la Cinquième tan Mariana, tan oronda y tan biopolítica.

Al final de este relato-fleuve aparece un fantasma común al castillo europeo: la sociedad del riesgo beckiana, aunque sólo para asegurarnos que nuestra vocación inmunitaria nos lleva a hacer mamola al gran sociólogo alemán porque nuestro anhelo de privilegiados ahítos de todo es instalarnos en una sociedad de riesgo cero (p. 106). ¿Alguien da más?


dimecres, 18 de novembre del 2009

Alakrana: final feliz.

Por fin se produjo el anticlimax nacional: el Alakrana navegaba libre "hacia aguas seguras" decía sobrío el presidente del Gobierno mientras algún familiar, sin poder contener la exuberancia de la alegría, aseguraba que iba a "comerse a besos" a su marineiro. Gran jolgorio y contento porque la gente regrese a casa sana y salva, al reencuentro con unos parientes y una sociedad civil que, a diferencia de algunas instancias políticas, han sabido estar a la altura de las circunstancias. Y una vez que esto se ha conseguido llega el momento del ajuste de cuentas, de las recriminaciones y averiguaciones, de las confrontaciones e investigaciones. Ahora y no en los momentos tensos de la crisis, con la vida de los marineros secuestrados amenazada. Que es lo que hizo el PP: emplearse a fondo contra el gobierno confrontado a una crisis de Estado, torpedeando las posibilidades de una solución satisfactoria. Qué gente.

Ahora sí, ahora hay que empezar a averiguar:

  • por qué el Alakrana estaba faenando fuera de la zona de protección.
  • Por qué no llevaba pabellón español si es cierto que no lo llevaba.
  • Quién decidió detener a los dos prisioneros somalíes.
  • Quién dijo que había que traerlos a España.
  • Quién ha pagado el rescate.

En fin, un desastre del que es de esperar que se aprenda para futuras situaciones de crisis.

La corrupción clama al cielo.

El informe anual de 2009 de Transparency International es desolador para España. Nuestro país desciende cuatro puestos en el Índice de Percepción de la Corrupción (IPC) con respecto a 2008 desde el vigésimo octavo al trigésimo segundo. Lo ha señalado toda la prensa. Lo que no ha señalado la prensa es que esa pérdida es de siete puntos (del vigésimo quinto al trigésimo segundo) en 2007. Y que el descenso con respecto a 2002, en que ocupábamos el lugar vigésimo, compartido con Bélgica y Japón, es de doce puntos y que eso es una catástrofe.

Es decir, la corrupción "percibida" se ha multiplicado por 2,5 en los años de mandato socialista. Y eso es un hecho. Es verdad que, aunque parezca mentira, es un hecho subjetivo puesto que se trata de un índice elaborado con "percepciones" pero es un hecho en cualquier caso: bajo mandato socialista el IPC se ha multiplicado por 2,5. Y de aquí debe la izquierda extraer las conclusiones pertinentes. Es verdad que gran parte de esa corrupción afecta ante todo al partido de la oposición. Pero también lo es que las estadísticas reflejan una situación general de la que la gente tiende a culpar al Gobierno sin mayores miramientos. Y no sin cierta razón. Desde luego da la impresión de que, de un par de años para acá la fiscalía anticorrupción y el sistema preventivo general llevan actuando con más contundencia. Pero ¿por qué no se procedió así ya desde 2004? Por entonces era cosa sabida que, a raíz de la burbuja inmobiliaria y fenómenos concomitantes, España era un paraíso de prácticas corruptas. Hace unos años lo recordaba el entonces presidente ruso Vladimir Putin cuando, para rechazar una crítica que suele hacerse a los rasgos mafiosos de la política de su país, decía que España no podía dar lecciones a nadie cuando tenía un sistema municipal completamente corrupto.

Una vez que el país haya salido de la crisis económica entiendo que el grado en que el gobierno haya sabido poner coto a la corrupción generalizada en España será determinante en las elecciones generales de 2012.

dimarts, 17 de novembre del 2009

El pacto de la presidencia de la UE.

Pero ¿a quién se ha ocurrido esta melonada de un pacto por la presidencia española de la UE? Europa es un sistema político por derecho propio, no una catástrofe sideral ni la invasión de los bárbaros frente a la que el país haya de precaverse uniendo las fuerzas de sus hijos; no una competición en la que España como partícipe tenga que imponerse a Italia, Portugal, Rumania Alemania, etc. Europa es un sistema político por derecho propio con un parlamento en que la representación no es por países sino por opciones políticas siendo las mayoritarias la popular y la socialista, precisamente las dos que ha pactado aquí. Y menudo pacto en el que el PP queda con las manos libres para hacer todo el daño que quiera con los dos asuntos que ha dejado fuera de él, la política de la UE hacia Cuba y la querella contra Diego López Garrido. ¿Qué es, pues, lo que han pactado? Todo el resto de posibles medidas sobre las cuales (o la mayoría de las cuales) tendrá después que votar el Parlamento Europeo siguiendo criterios partidistas. ¿Qué harán entonces los eurodiputados españoles? ¿Romper la escasa disciplina de voto?

Es decir, el PSOE ha pactado la presidencia europea sin necesidad, incluso sin deber, poniendo su programa europeo a discreción del partido de la oposición que ha dado sobradas pruebas de que entiende todo, absolutamente todo, incluida por supuesto la política europea, como material para su política de oposición radical de derribo del Gobierno sin cuartel alguno.

El pacto de la presidencia de la UE, como el nombramiento del beato señor Carlos Dívar en el Supremo son dos muestras del complejo de ilegitimidad que tiene el PSOE frente al PP. El primero está en el gobierno porque ganó unas elecciones y lo hizo con su programa, no con el programa del PP. Los ciudadanos tenemos derecho a que la presidencia española de la UE aplique el programa del PSOE, incluido el del PSOE para las elecciones europeas en donde, por cierto, no se habla nada de un pacto posible con el PP que no es necesario ni conveniente.

Aminatu Haidar.

Da la impresión de que el caso de la activista no violenta saharaui Aminatu Haidar, en huelga de hambre en España porque, según dice, los españoles no le permiten regresar a El Aiun, acabará convirtiéndose en uno de esos líos de cuestiones exteriores (como el Alakrana, aunque en proporciones distintas) en que el Gobierno español tiene la rara habilidad de meterse sin saber luego cómo salir.

Nadie parece explicarse cómo pudo la señora Haidar entrar en España y nadie parece entender cuál es ahora su condición legal puesto que oficialmente tiene la nacionalidad de Marruecos, país que la expulsó a España, ella misma dice que su nacionalidad es la saharaui que no tiene efectos legales pero sí debiera tener alguno moral a oídos de los españoles y posee una tarjeta de residente que la faculta para estar en nuestro país pero no para entrar o salir de él. Por último y para complicar las cosas, habrá quien diga que, pues nació en 1967, cuando el Sahara pertenecía aún a España, país que lo abandonó vergonzosamente en 1975 sin atender a sus obligaciones con la población, sigue siendo española.

Sea marroquí, saharaui o española, desde el momento en que no está ilegalmente en España, según reconocen las autoridades, tendrá libertad de movimientos y uno de estos, el preferido por ella, parece ser retornar a El Aaiun. Pues no se hable más: las autoridades deben permitirle embarcar en un vuelo directo a la antigua capital de la colonia y vigilar porque desembarque con seguridad.

Otrosí, el ministerio de Asuntos Exteriores y el Gobierno deben explicar por qué han recibido sin más a una ciudadana teóricamente marroquí a quien las autoridades marroquíes, en violación de derechos humanos fundamentales, han privado de su nacionalidad y expulsado -y eso sí que es ilegal- de su propio país.

(La imagen es una foto de Saharauiak, bajo licencia de Creative Commons).