Pero ¿a quién se ha ocurrido esta melonada de un pacto por la presidencia española de la UE? Europa es un sistema político por derecho propio, no una catástrofe sideral ni la invasión de los bárbaros frente a la que el país haya de precaverse uniendo las fuerzas de sus hijos; no una competición en la que España como partícipe tenga que imponerse a Italia, Portugal, Rumania Alemania, etc. Europa es un sistema político por derecho propio con un parlamento en que la representación no es por países sino por opciones políticas siendo las mayoritarias la popular y la socialista, precisamente las dos que ha pactado aquí. Y menudo pacto en el que el PP queda con las manos libres para hacer todo el daño que quiera con los dos asuntos que ha dejado fuera de él, la política de la UE hacia Cuba y la querella contra Diego López Garrido. ¿Qué es, pues, lo que han pactado? Todo el resto de posibles medidas sobre las cuales (o la mayoría de las cuales) tendrá después que votar el Parlamento Europeo siguiendo criterios partidistas. ¿Qué harán entonces los eurodiputados españoles? ¿Romper la escasa disciplina de voto?
Es decir, el PSOE ha pactado la presidencia europea sin necesidad, incluso sin deber, poniendo su programa europeo a discreción del partido de la oposición que ha dado sobradas pruebas de que entiende todo, absolutamente todo, incluida por supuesto la política europea, como material para su política de oposición radical de derribo del Gobierno sin cuartel alguno.
El pacto de la presidencia de la UE, como el nombramiento del beato señor Carlos Dívar en el Supremo son dos muestras del complejo de ilegitimidad que tiene el PSOE frente al PP. El primero está en el gobierno porque ganó unas elecciones y lo hizo con su programa, no con el programa del PP. Los ciudadanos tenemos derecho a que la presidencia española de la UE aplique el programa del PSOE, incluido el del PSOE para las elecciones europeas en donde, por cierto, no se habla nada de un pacto posible con el PP que no es necesario ni conveniente.