dissabte, 10 de novembre del 2012

Fracaso colectivo.

No se trata de repartir alegremente responsabilidades entre toda la cofradía, de diluirlas en una acción colectiva acéfala, de la que nadie se responsabiliza. Ni hablar.
La mujer de Barakaldo que ayer cometió suicidio por el desahucio ha conmovido la conciencia nacional, ha provocado una oleada de indignación, ha echado a la calle a miles de ciudadanos en esa ciudad. El hecho se conoce el mismo día en que se hacen públicos los datos del último barómetro que reflejan la pobrísima opinión que los ciudadanos tienen de los políticos. Solo para comprender que, aun siendo baja, es demasiado alta, como se comprueba con el asunto de los desahucios. No, no es cosa de repartir alegremente las responsabilidades. Un@s son más responsables que otr@s.
Los primeros de todos, desde luego, los mismos bancos. Los principales responsables de este espantoso drama de los desahucios son los bancos, los que los mueven. 500 ejecuciones diarias; quince mil al mes. 400.000 en los últimos años. En ese aluvión de injusticia, de iniquidad, muchas voces han señalado la crueldad de que los bancos rescatados con dineros públicos sigan ejecutando los desahucios de aquellos de cuyos dineros se benefician. Muchos lanzamientos no son solamente injusticias; son verdaderos crímenes.
El segundo orden de responsabilidad lo comparten los cómplices, esto es, quienes por acción u omisión permiten que se cometan estas tropelías y hasta las amparan. Los políticos. Es sabido que el PP y el PSOE votaron en 2011 en contra de la dación en pago. Todavía en marzo de este año, el PP convalidó en el Congreso un decreto de dación en pago tremendamente restrictivo y el PSOE se abstuvo en la votación. Es verdadera complicidad que probablemente se explique por razones inconfesables que apunten a las condonaciones de créditos de los bancos/cajas a los partidos. En una palabra: estos no quieren incomodar a los acreedores. Y las consecuencias las pagan las gentes corrientes y molientes a las que antes se ha dejado sin trabajo, sin ingresos, sin prestaciones, ni ayudas, ni subvenciones, ni servicios. Nada. Y, después de nada, a la calle.
Traten de conciliar esta actuación o falta de actuación con los bonitos discursos sobre el humanismo por el que se desviven los dos principales partidos, el cristiano del PP y el racional, kantiano, del PSOE. El hecho es que no casan.
El tercer orden de responsabilidad recae sobre tod@s nosotr@s, el conjunto de l@s ciudadan@s a quienes nos es perfectamente aplicable el conocidísimo poema de Martin Niemöller, cambiando algunos conceptos: primero fueron por los trabajadores, luego por los dependientes, después por los jubilados, más tarde por los desahuciados. Somos el conjunto de los ciudadanos que, por no confiar en nuestras fuerzas o por no molestarnos, hemos permitido que las cosas lleguen a estos dramáticos extremos de suicidios y huelgas de hambre que son suicidios a término. Solo quedan excluidos, para honra propia y bochorno de los demás, los que han dedicado su tiempo y su trabajo a las plataformas contra los desahucios, quienes se han implicado personalmente y han conseguido, no solamente parar muchas ejecuciones sino, en último término, obligar a los políticos a que fuercen a los bancos a frenar los desahucios. Estos ciudadanos de las PAHs merecen el aplauso y el apoyo de tod@s.
Dos colectividades más merecen mención en este asunto: los jueces y la iglesia. Los jueces han tardado en tomar partido y lo han hecho hace poco por boca de sus principales asociaciones, pero lo han hecho. Han dicho de forma muy gráfica que los han convertido en agencias de cobros, en los hombres del frac de los bancos y que urge cambiar la ley no solo para librarlos de tan impropia posición sino para remediar una injusticia sangrante.
De cambiar la ley hablan también los obispos, pero no para poner coto a los atropellos con la vivienda sino para terminar con el matrimonio gay que debe de parecerles más peligroso que dejar a las familias sin techo. Lo importante no es que las familias se queden en la calle sino que estén compuestas por un hombre y una mujer, como dicen los curas que manda Dios. En cuanto a los desahucios, los obispos recomiendan rezar.
Los desahucios son un fracaso colectivo con distintos niveles de responsabilidad. Y hay que ponerle remedio porque las familias son más importantes que los bancos. Estén compuestas como estén compuestas.

divendres, 9 de novembre del 2012

Los obispos contra tod@s.

Con la decisión del Tribunal Constitucional (TC) de declarar constitucional el matrimonio homosexual los curas han echado mano a la pluma. Cómo cambian los tiempos. Antes se la hubieran echado a la espada, al hacha o la hoguera. En menos de 48 horas la Conferencia Episcopal ha sacado una nota de prensa tocando a rebato contra el maligno. 48 horas para responder a una decisión que l@s sesud@s magistrad@s llevan siete años rumiando. Los curas lo tienen todo siempre mucho más claro porque aplican la palabra de Dios, que no es moco de pavo.
De todas formas, no sé qué pasa. Está perdiéndose el nervio de la fe. En otro tiempo, la conferencia episcopal, en lugar de emitir notitas de prensa, habría excomulgado a l@s magistrad@s que hayan firmado ese horrible atentado contra la familia. Algunos siglos antes, es@s desgraciad@s estarían ardiendo en la hoguera, que es una forma rápida y segura de eliminar los miasmas de la herejía. Algun@s dicen que esto demuestra que la especie avanza porque ya no se ejecuta a las gentes por sus creencias y tampoco se las excomulga. Basta con mostrarles una nota de prensa, como si fuera una tarjeta roja. Habrá quien diga que eso no es un avance sino un retroceso (los mismos obispos, probablemente), una grave dejación en la voluntad de combatir el mal. La nuestra es una sociedad plural y el personal cree lo que le viene en gana. Conozco una secta de judíos cristianos, y otra de negros estadounidenses que sostienen que los primeros habitantes de América fueron negros, exterminados por una conjura de blancos y cobrizos; o algo así. Las creencias son libres. Es algo que entiende todo el mundo.
Todo el mundo menos los obispos. Estos quieren obligar a que su creencia sobre el matrimonio sea la de todos los demás. Ellos, a su vez, fundamentan su creencia no en la experiencia directa, única madre de la ciencia, ya que la tienen vedada por decisión propia, sino en la palabra de Dios que, en efecto, no es moco de pavo... para quien crea en su dios. Va de suyo que creer en el dios de los obispos también es obligatorio, al menos en cuanto a sus efectos.
Es todo bastante rudimentario y tiene mucho de alucinante. ¿Qué pintan unos señores que no pueden contraer matrimonio diciendo a los demás cómo deben ser los suyos? Y no solamente a quienes siguen sus enseñanzas, que sería lógico, sino a todo el mundo. No pintan nada y ellos lo saben. Por eso la redacción de la nota es confusa, contradictoria, revela un estado de nervios de sus eminencias cercano al histerismo. Dicen los obispos: No es de nuestra competencia hacer juicios sobre la pertinencia jurídica de las sentencias de los tribunales. Pero eso es falso porque un par de párrafos antes han dejado dicho que alzamos nuestra voz en pro del verdadero matrimonio y de su reconocimiento jurídico. Pues claro que su interés -su interés principal- es configurar el orden jurídico de acuerdo con sus dogmas porque no se resignan a regular la vida de sus fieles sino la de tod@s. Lo de a Dios lo que es de Dios y al César lo que es del César les suena a mongol. Que se lo digan al Cardenal Richelieu, a Mazarino, al Cardenal Cisneros, a Tomás Moro, al Papa Pío IX (y demás ocupantes del solio de San Pedro antes y después), al Cardenal Herrera Oria, a Monseñor Escrivá de Balaguer, todos príncipes de la iglesia y todos políticos de intriga y compló.
Al parecer, la indignación dogmática de los obispos cristaliza en su amarga queja de que los matrimoniados pierdan su derecho a ser consignados en la correspondientes registros como "esposo" y "esposa" para ser anotados como "cónyuge A" y "cónyuge B" o "consorte A" y "consorte B". Terrible pérdida, sollozan los obispos, que incide además en la del derecho de l@s hij@s a ser educad@s como futur@s esposos y esposas. No sé lo que prevé la norma al respecto pero, si es cierto lo que dicen los obispos, me parece lamentable. Los registros deben dejar la máxima libertad complatible con la racionalidad burocrática weberiana y no veo en qué afecta a esta reconocer el derecho de cada cual a registrarse como le dé la gana, como esposo/esposa, cónyuge A/cónyuge B, esposo/esposo, esposa/esposa, consorte A/consorte B, como quieran. Pero no es bastante. Los obispos quieren suprimir el derecho de los demás a registrarse de formas que ellos no aprueban. 
Ese es el verdadero problema. No que haya matrimonios homosexuales sino que haya quien pretenda imponer a la comunidad su concepción de matrimonio como pretende imponer el resto de sus dogmas.

dijous, 8 de novembre del 2012

¿Dimitir? ¡Por favor, alcaldesa, ni se te ocurra!

¿Dimitir tú? ¿Tú,la alcaldesa de Madrid por voluntad de tu marido y de tu amigo Gallardón? ¡Por favor! Y ¿qué tienes tú que ver con lo sucedido en esa noche de Halloween en donde un puñado de inconscientes se empeñó en organizar un quilombo? Tú estabas en Portugal, con tu marido, dedicada a tu vida privada y atendiendo a importantes asuntos de alcance planetario. Solo los enemigos de España pueden hallar relación alguna entre tus responsabilidades de alcaldesa y lo que pasa en las macrofiestas de los jóvenes.
Además, ¿dimitió alguien en el Prestige? Nadie. ¿Alguien en el Yak-42? Nadie, y hubo 62 muertos, o sea, 58 más que en Madrid Arena. ¿Alguien en el metro de Valencia? Nadie, y hubo 42 muertos, 38 más que ahora. ¿Dimitió tu marido cuando puso en marcha una guerra criminal en la que han muerto cientos de miles de personas? Así que ¿por qué tú, precisamente tú, cuando solo ha habido 4 fallecidas? ¿No será porque eres mujer? Claro que sí: quienes piden tu dimisión son machistas descarados que te la tienen jurada por tus grandes méritos como mujer, madre, esposa, política, recopiladora de cuentos, filósofa de andar por casa y alcaldesa; son envidiosos y potenciales delincuentes a quienes Cifuentes deberá incluir en alguna de sus listas de sospechosos habituales.
Ni se te pase por la cabeza, Alcaldesa. Como dices muy bien, tú has cumplido con tu obligación en todo momento, consistente en venir del hotel de lujo en que te encontrabas a decir que, de ahora en adelante, quedará prohibido hacer macrofiestas en donde la gente pueda morir. Solo los rojos, los masones y los mahometanos pueden pensar que sea obligación tuya asegurar que el Ayuntamiento que presides no permita hacer fiestas en locales sin licencia ni autorización o que, ¡habráse visto! lo sea garantizar que los locales no doblen el aforo permitido, que tengan seguridad o que no permitan la entrada a menores. Y menos para que alguien se forre. Ni tú ni nadie a tus órdenes tiene por qué dimitir por asuntos que escapan a vuestras competencias porque son designios del señor y responsabilidad de quienes participan ellos.
¿Dimitir porque, mientras tú cultivabas tu vida privada, hubiera una tragedia en ámbitos de tu responsabilidad? ¿Es que para salvar la vida a la gente vas a tener que renunciar a tu derecho a tener vida privada junto a tu marido en lujosos lugares que este frecuenta para inspirarse en su lucha por salvar la civilización occidental? ¡Por favor, por favor, que cada palo aguante su vela!
Además, ¿no has dicho ya con esa clarividencia y profundidad de concepto que te caracteriza, que ni un instante has dejado de pensar en la tragedia de Madrid-Arena a pesar de que estabas a cientos de kilómetros de ella! ¡Les parecerá poco a los impenitentes regelios y demás chusma que tuvieras que pensar! ¡Pensar! Como si eso fuera cosa que cualquiera pudiera hacer.
¿Dimitir? Ni de broma. Al contrario: alguien debe proponerte para recibir la medalla al trabajo y el premio Príncipe de Asturias a la Solidaridad.

Las desmesuras del Poder.

La irresponsabilidad..- Las alcaldadas de la alcaldesa no son alcaldadas puesto que vienen de antes; son botelladas. Oponerse al matrimonio gay con el ejemplo de las peras y las manzanas; bailar "Macarena" el día del homenaje a Miguel Ángel Blanco, asesinado por ETA; tomarla repetidamente con las prostitutas, los mendigos, los que buscan comida en la basura; interpretar La Cenicienta en clave de la Sección Femenina de Pilar Primo de Rivera. Botelladas. La dimensión auténtica del personaje la ha dado la desgracia del Madrid-Arena: un local de macrofiesta sin licencia ni autorización alguna en donde, al parecer, se amontonaban 23.000 personas según la policía, más del doble del aforo permitido y en el que han muerto cuatro muchachas aplastadas, una de ellas menor de edad.
Estamos acostumbrados a que estas catástrofes cojan a los gobernantes del PP entregados a alguna actividad lúdica que no interrumpen. Así, cuando el Prestige, Cascos estaba practicando el deporte preferido del caudillo, la caza. Cuando medio país ardía este verano, el ministro Arias Cañete estaba viendo los toros. El caso de Botella supera todo lo anterior: estaba disfrutando de unos días de descanso en un exclusivo y carísimo lugar de Portugal, frecuentado por los señores del dinero que son quienes en realidad gobiernan; interrumpió su solaz para volver a Madrid a prohibir las macrofiestas, igual que Jerjes mando azotar el Helesponto y, sobre los cadáveres de las tres jóvenes fallecidas en primer lugar, tomó de inmediato las de Villadiego, camino del esparcimiento y el relax, dejando detrás una situación explosiva. Si esto no es una causa más que suficiente para presentar una dimisión fulminante por insensibilidad e irresponsabilidad mayúsculas, no se sabe qué pueda serlo.
La arbitrariedad. Cospedal de la Mancha, lustrosa zagala que, como nueva Aldonza Lorenzo, igual ahecha la mies que apacienta unos gorrinos, lleva todos los meses a casa unos 20.000€. Justo salario a sus esfuerzos por economizar gastos en su predio a base cerrar urgencias sanitarias, suprimir cientos de empleos y dejar sin paga fija a los diputados de la oposición. No así a los mozos de su cuadrilla, a los que ha colocado, según parece, con sueldos de cine, de unos 70.000€ anuales, que ya los querría algún presidente (socialista) del gobierno. ¿Criterio de adopción de medidas? La pura discrecionalidad de la dama. Y los afectados pueden darse con un canto en los dientes de que no los obligue a rezar todos los días el Veni Creator.
El abuso. Estaban los estudiantes manifestándose con más o menos algarada cuando la policía cargó sin grandes contemplaciones. Además, se llevó detenido a un joven que estaba grabando en vídeo la escena. El director general correspondiente, Cosidó, había advertido de que iba a reformar la normativa pertinente para impedir que se grabe a la policía mientras hace su trabajo. La norma no se ha cambiado aún, pero ya se detiene a la gente por grabar. Es la llamada justicia de Peralvillo en donde primero se ejecutaba al reo y luego se le instruía el proceso. Prohibir la grabación de la policía en acción es presuponer que siempre actúa de acuerdo con la ley y jamás abusa, lo cual es falso, como todo el mundo sabe. La policía tiene una evidente tendencia a extralimitarse y hacerla opaca es decirle que puede extralimitarse más porque es impune. No sé si a Cosidó se le alcanza esto pero alguien debiera aconsejarle que considere la posibilidad de dimitir.
El fanatismo. A tono con la portada de La Gaceta que reza: será constitucional, pero no es matrimonio, el ministro del Interior declara:  "Sigo creyendo que el matrimonio es la unión de hombre y mujer". Es el alma autoritaria, totalitaria, al desnudo. Crea usted lo que plazca, buen hombre. Como si quiere usted creer que la tierra es plana o que los niños vienen de París. Una sentencia de un Tribunal, aunque sea especial, como este, no es un artículo de fe que diga lo que hay que creer o no creer; es un mandato que dice lo que hay que hacer o no hacer, que no es lo mismo. En concreto, lo que usted no puede hacer es obligar a los demás a creer lo que usted cree. Dado que los homosexuales tienen el mismo derecho que los heterosexuales a que usted respete sus decisiones, crea usted lo que crea, ¿por qué no nos ahorra su declaración de creencias? ¿O es que quiere usted ir en contra de la decisión del Tribunal Constitucional?
(La imagen es una foto de PP Madrid, bajo licencia Creative Commons).

dimecres, 7 de novembre del 2012

A better place to live

Al final de la larga y tensa noche en que se comete la injusticia de que solo 314 millones de estadounidenses elijan al presidente del mundo, cuando en esas elecciones debiéramos tener derecho de voto todos los habitantes del planeta, el claro ganador ha sido Obama.
O sea ha ganado el candidato de la mayoría aplastante del mundo (desde luego, de Europa), esto es el mulato demócrata, progre, de izquierda moderada, el candidato de la gente sencilla que quiere un orden político abierto, democrático, multicultural, de igualdad, justicia social y Estado del bienestar, lo más equivalente que hay en el mundo a la baqueteada socialdemocracia europea, la corriente política que supo traer a Europa largos años de estabilidad, progreso y democracia antes de que comenzaran la crisis y las estridencias del más obtuso e inhumano neoliberalismo.
Y ha ganado precisamente frente a eso, frente a las posiciones políticas radicales, extremistas de una derecha oligárquica, oscurantista, ignorante, orgullosa de sus estúpidos prejuicios religiosos y maestra en arte de la demagogia para inducir a engaño a masas enteras de votantes. Frente al capitalismo desaforado, la lucha por la existencia, el abandono y olvido de los más débiles, es decir, el inspirador de la derecha española, cuya brutalidad solo es comparable a su falta de escrúpulos a la hora de expoliar el común de España mediante una forma de gobierno en la que mezcla la corrupción, el caciquismo, el latrocinio y el autoritarismo.
De nada ha servido a la derecha yankee -como sí en cambio a la española- esa abrumadora mayoría de medios de comunicación con la que aquella trata de inducir a error a la mayoría a base de falsificar la realidad, insultar, calumniar al adversario y mentir sistemáticamente para favorecer su causa al precio que sea valiéndose para ello de una tropa de mercenarios de la palabra dispuesta a hacer y decir lo que haga falta para mantener los privilegios de quienes les dan (suntuosamente) de comer. Como en España, verdaderos esbirros del poder, prestos a justificar lo que haga falta con tal de que se  mantenga un orden en que los ricos puedan seguir enriqueciéndose (así, siempre pueden dar unas propinas a estos lacayos del ditirambo) a base explotar a la mayoría, dejarla sin derechos, sometida a salarios de hambre. Como sucede en España. Y con la bendición de unos curas de misa, olla y barragana (o efebo) que traen el consuelo a los humillados y ofendidos de esta tierra en la promesa de un más allá de consolación.
Ha ganado el candidato de los trabajadores, las mujeres, los negros, los latinos, los homosexuales, los inmigrantes, de la gente del común. ¡Ah! Por cierto, esos listos que dicen que, con la crisis, todos los gobiernos pierden las elecciones frente a la oposición ya pueden ir guardándose esta tontería para mejores momentos. Ganará o perderá según como lo haya hecho.
Así que, desde esta noche y por cuatro años más, el mundo será un lugar mejor para vivir

Un derecho.

Palinuro no da la enhorabuena a l@s homosexuales porque también se la da a l@s heterosexuales. Estamos tod@s de enhorabuena. Una colectividad de nuestr@s conciudadan@s es más libre, tod@s somos más libres; es más respetada, tod@s lo somos; se libera de un estigma injusto, tod@s lo hacemos; no tiene por qué esconderse, los demás tampoco. Tod@s estamos de enhorabuena porque un tribunal ha reconocido lo que la inmensa mayoría de l@s ciudadn@s encuentra legítimo: que cada cual organice su vida sentimental, sexual como le parezca bien. O para, decirlo en lenguaje llano, que cada cual se lo monte como le dé.
Tiene gracia que los neoliberales, que abominan de la afición del Estado a meter sus narices en los negocios privados, sean quienes insisten en que las meta en las camas ajenas. Así que algo no funciona aquí, bien sea la cama, bien el negocio bien los neoliberales. Y, en efecto, la paladina del neoliberalismo made in Spain, Esperanza Aguirre, ya dijo hace unos días que el Tribunal Constitucional, de tribunal solo tiene el nombre y que es un órgano político. Al margen de que la cosa del nombre tenga su telendengue -véase más abajo- ese TC está en la Constitución que Aguirre dice defender con uñas y dientes. Pero, en fin, eso son cosas suyas.
El TC ha llevado su audacia a permitir la adopción a los matrimonios homo. Y ahí ya ha pisado siete líneas rojas porque esa adopción despierta las iras de los prejuicios más oscuros del patriarcado, del machismo hoy todavía muy extendido en la sociedad. Así están respondiendo con suma virulencia las organizaciones en defensa de la familia (católica) que presentan este reconocimiento de derechos de tercer@s como un ataque a la familia. Eso carece de sentido. A la familia ni le va ni le viene que, en vez de tener una o dos formas tenga diecisiete, salvo si alguien cree que su idea de familia es la familia por antonomasia, como sucede a los católicos.
Pero la familia no es una institución religiosa (y aunque lo fuera) sino civil y no es racional que el poder político pretenda organizar la convivencia civil según las reglas de una religión, confesión o secta. Asi, guste o no guste a los pintorescos neoliberales españoles, lo diga o no el Tribunal Constitucional, sea este un órgano político o químico, el matrimonio es la unión de dos personas con independencia del sexo y quieran serlo libremente. El argumento de los más hipócritas (muy parecido al de los racistas, por cierto) es que no tienen nada contra la unión de personas del mismo sexo pero que no le llamen matrimonio. Al final, véase más arriba, las palabras importan sobre todo cuando de ellas se derivan consecuencias jurídicas. Así parece haberlo dicho la Reina, que será reina, pero no dueña de las palabras.  Nadie tiene el copyright de los términos y nadie puede obligar a l@s demás a llamar a lo que hacen como a él/ella le dé la gana.
El espaldarazo del TC lo es a una ley del vilipendiado Zapatero. A cada cual lo suyo, ¿no? Menudo avance que en este y en otros terrenos sensibles ha dejado el leonés. Lástima que lo que tuvo de acertado y valiente en lo social no lo tuviera también en lo económico, en donde no hizo más que meter la pata, probablemente con buena intención. El PP, en cambio, se tiró siete años torpedeando la ley, yendo del ganchete con los obispos en defensa de las familias que los obispos quieren imponer y llevando a declarar al Parlamento a gentes que, puestas a hablar de la homosexualidad, parecían de otro planeta. Ahora no hay más remedio que reconocer la justicia de unos derechos que jamás debieron reprimirse.
Enhorabuena a tod@s.

dimarts, 6 de novembre del 2012

Solidaridad con El País

Es decir, solidaridad con los trabajadores de El País, que son quienes personifican hoy los valores e ideales que el periódico representó durante años, en lucha con una dirección, tanto empresarial como periodística, que ha demostrado un comportamiento detestable no ya solamente en lo social y económico sino también en lo moral.
Las consideraciones empresariales y de cuenta de resultados están teñidas por los efectos de la crisis conjuntamente con las decisiones aparentemente erróneas que se han tomado en los últimos años y han llevado a la empresa Prisa a una situación límite. Pero es muy dificil desentrañarlas a causa de la actitud intransigente de la dirección que, probablememente por presiones de sus socios extranjeros, no admite alternativa alguna a su drástico plan de ajuste, hecho en las condiciones leoninas que permite la última reforma laboral del PP.
No obstante, lo más escandaloso de toda la peripecia quizá sea la actitud adoptada por la dirección y, en especial, su máximo responsable, Juan Luis Cebrián. Ninguna persona con un mínimo de decencia puede admitir las consideraciones que Cebrián, que tiene autoasignados unos ingresos de un millón de euros al mes, hace a la redacción. Afirmaciones como que los mayores de 50 años están viejos y sobran (cuando él tiene 64) o de que no podemos seguir viviendo tan bien, verdaderamente indican una sensibilidad moral similar a la de un guijarro, cuando no una prepotencia y un desprecio por la gente que supera lo decible.
La dirección actual de El País país, su cargos directivos (que, por cierto, parecen ser tantos como los trabajadores), unas gentes que no se atreven a declarar en público sus ingresos, han destrozado su espíritu originario y han hecho añicos la ilusion de una tradición. Entre los lectores esto caerá como un terremoto y en el suelo quedará la antorcha de un periódico democrático, liberal, progresista y de calidad. Salvo que los trabajadores consigan con su lucha que el diario enderece su rumbo. Ojalá.
El haberse planteado el conflicto en esos términos morales en los que la plantilla lucha contra la injusticia más obvia alimentada por la codicia, ha llamado a la conciencia de sus más ilustres colaboradores que han formado una especie de frente del "no", situándose del lado de los trabajadores, cosa que los honra y merece el aplauso de la gente de principios.
Y para aplauso, el que se merece Santos Juliá, quien ha causado baja como columnista en el diario con toda dignidad y gallardía. Hay cosas por las que una persona cabal no puede pasar. Y Santos ha demostrado ser una persona cabal.
Por último, en apoyo a la huelga de los trabajadores del periódico, se nos pide que tampoco visitemos su web. Palinuro no la visitará.

¿Cómo no va a haber desafección?

Y lo extraño es que no haya algo más. Las condiciones de vida de la gente llevan cinco años deteriorándose: reducciones de salarios, millones en el paro, aumento de los impuestos, tasas y todo tipo de gabelas, reducción de prestaciones, subvenciones y, en general todos los servicios públicos, merma de las pensiones. La justificación es la necesidad de luchar contra la crisis, una crisis que han desencadenado las entidades financieras y que tienen que pagar los que la sufren.
Uno de los efectos más visibles y más nocivos de esta situación es el hecho de que los bancos en práctica quiebra hayan de ser rescatados con dinero público en cantidades astronómicas sin que el Estado puede ejercer algún tipo de control sobre esas aportaciones que, en muchos casos, se han estado empleando en actividades especulativas. Ni siquiera puede (o quiere) el Estado evitar que los bancos sigan ejecutando hipotecas a decenas de miles sobre la población que aporta los fondos para los rescates.
Junto a esta realidad cotidiana llamada de austeridad en la que se cierran hospitales, urgencias, escuelas, programas, servicios de todo tipo, las gentes han de contemplar una casta de delincuentes y presuntos delincuentes, todos relacionados con las administraciones públicas dedicada al saqueo del erario público. La muestra más patente, la Comunidad Valenciana donde, durante años de construcciones suntuarias y despilfarro, se robó a mansalva en prácticamente todos los capítulos y ahora la Comunidad está en la ruina, sin farmacias y con todos los servicios públicos deteriorados mientras la clase política local presume del mayor número relativo de imputados por corrupción en el Reino.
Igualmente forma parte del paisaje otra casta de políticos de todos los niveles, instalados en unos privilegios escandalosos que no debieran tolerarse. Que el presidente del gobierno, la de la Comunidad de Castilla La Mancha y tutti quanti cobren dos sueldos en las circunstancias actuales es una inmoralidad. Que muchos diputados con residencia en Madrid cobren dietas también es una inmoralidad y como estas las hay a puñados.
Los españoles ven ahora también cómo la misma Merkel que ordena a Rajoy imponer medidas de ajuste es la que está levantándolas en Alemania porque es año electoral y quiere ganar. Se sigue de ello que en todas partes sucede lo mismo: es mentira que las políticas de ajuste vengan obligadas por la crisis; en realidad dependen de las oportunidades electorales. Por eso, Rajoy, que ganó las elecciones prometiendo lo contrario de lo que ha hecho, sabe que tiene tres años más hasta las siguientes elecciones y por eso impone el programa máximo en los dos primeros, con la esperanza que los dos últimos le permitan ir suavizando la situación para ganar también las elecciones de 2015.
Las explicaciones que se dan para justificar los recortes son falsas. Se trata de desmantelar el Estado del bienestar para hacer más ricos a los ricos (que ya reciben trato de favor descarado del gobierno) y más pobres a los pobres. Son medidas de carácter ideológico, reaccionarias, involucionistas que no solamente tratan de poner a los trabajadores literalmente a merced de los empresarios sino también recortar sus derechos en otros campos, singularmente las libertades políticas de reunión, manifestación, expresión etc. Y, por supuesto, restringir o incluso abolir si fuera posible, el aborto.
Los primeros en saber que las explicaciones de los recortes son falsas son quienes las fabulan. Por eso, el gobierno no pierde mucho tiempo en discutir y, sabedor de que su acción es injusta y provoca resistencia popular, ha decidido aumentar en un 1.780% el material antidisturbios. En un país en el que se recorta todo, desde el I + D a la dependencia, la partida que sube más escandalosamente es la del material para reprimir las protestas ciudadanas. 
Eso da la medida de todo. También de la desafección.

dilluns, 5 de novembre del 2012

¿No hay responsables?

La piel de las autoridades es de paquidermo. Y su moral, de mármol de Carrara. No recuerdo que nadie haya dimitido, nadie haya asumido responsabilidad alguna por casos tan graves como el Prestige, el Yak 42 o el metro de Valencia. Nadie. Y nadie parece que va ahora a sentirse aludido con esta desgracia de Madrid-Arena. Un "nadie" como el de Ulises. Un nadie que es alguien.
Porque hay cosas que claman al cielo. Han muerto cuatro personas, una de ellas, una menor. Está prohibida la presencia de menores en esos eventos. La organización dice que era la única menor, afirmación merecedora de un crédito regulín; sobre todo por cuanto parece que la empresa no tenía las necesarias licencias. Ya solo este hecho debiera dejar encarrilado el caso en la vía penal y en la política. Sin embargo, el asunto cada vez se lía más porque no se sabe qué licencias son o cómo se concedieron o a quién o por parte de quién. Esa fabulosa capacidad que tienen las empresas y la administración para liarlo todo y hacerlo incomprensible.
Como si fuera Alejandro Magno, Ana Botella ha cortado el nudo gordiano: prohibidas las macrofiestas, incluidas las que ya están autorizadas para las próximas fechas navideñas. Eso es algo tan absurdo y arbitrario que no se puede consentir. Que prohíba las corridas de toros cuando uno de estos empitone a un diestro, o las autopistas cuando haya un choque. El temperamento autoritario es así y resulta muy difícil hacer comprender a la alcaldesa que, antes de prohibir, el Ayuntamiento debe vigilar la seguridad de las instalaciones cuyo uso autoriza y debe proceder contra quienes atenten contra ella, incluido él mismo si ha sido negligente o, incluso algo peor, cómplice en alguna ilegalidad.
En lugar de prohibir, Botella debe colaborar activamente en el esclarecimiento de los hechos, pedir responsabilidades a quien las tenga, empezando por ella misma que es la responsable última de que el Ayuntamiento cumpla su propia normativa.
La fiesta continuó unas dos horas más después de que se produjera el desgraciado hecho. A primera vista parece una decisión muy reprobable por indicar falta de sensibilidad. Quizá pueda admitirse el argumento de que fue una decisión tomada de buena fe, en el intento de evitar una catástrofe mayor que podría haberse producido en el caso de interrumpir la fiesta abruptamente. Es algo que nunca se sabrá pues las cosas solo pasan una vez. A la hora, sin embargo, de pronunciar un juicio moral, conviene recordar que, al parecer, la inmensa mayoría de l@s asistentes (una cantidad, por lo demás, que tampoco está clara pues oscila entre l@s 10.000 y l@s 20.000) no se enteró de nada. Solo lo sabían la empresa, los que estaban presentes en los hechos y los servicios de evacuación, empezando por la policía. Estos tomaron la decisión de no interrumpir y es posible que no haya sido mala.
Pero la decisión de autorizar una macrofiesta en un lugar sin las correspondientes licencias es del Ayuntamiento, con la alcaldesa Botella al frente.

diumenge, 4 de novembre del 2012

Quedarse sin país

Dos escritos de abajofirmantes, uno catalán y otro madrileño, creo, toman posición frente al repentino independentismo catalán. Así lo celebra alborozado El País que, como todo el país, anda muy preocupado últimamente con ese avenate separatista de parte de la derecha catalana. De la izquierda, ya se sabe, puede esperarse todo. Así que, muy ufano, el diario titula: Intelectuales y profesionales salen al paso de la oleada soberanista de Mas. Eso es, a plantar cara a este dirigente que parece haber reorientado el rumbo a zonas fora portas.
Lo tiene muy crudo Mas con su apuesta. Porque aunque, al parecer, CiU no incluye el término independencia en su programa electoral (cosa que tampoco quiere decir mucho, visto cómo tratan los españoles los tales programas), está latente en todas las intervenciones de Mas y explícita, desde luego la fórmula de la consulta ciudadana. A la contra, el nacionalismo español ha movido Roma con Santiago y nunca mejor dicho. Sobre todo desde que los obispos catalanes decidieran y sin avisar considerarse más catalanes que obispos. Así no ha dejado palillo por tocar o amenaza por proferir. Ha sido un aluvión: la Guardia Civil pasará el Ebro, Cataluña no puede decidir por sí sola, para algo está el Tribunal Constitucional y, si los catalanes se van también lo harán de la Unión Europea. Rajoy, que empezó llamando algarabía al salto nacionalista habla ahora como el oráculo de Delfos: CiU plantea futuros imposibles; forma elegante de decir que no habrá independencia de ningún modo. Pérez Rubalcaba suscribe el fondo de la negación de Rajoy y por idénticos motivos aunque suaviza la actitud apuntando a un federalismo que acaba de retornar del reino de los muertos y en el que nadie cree mucho. Los empresarios echan las muelas porque diz que van a perder negocio y, por fin, para acumular los males, el propio socio de Mas, el caballero Durán i Lleida, le propina una refinada estocada democristiana en los ijares al avisar de que para la independencia que no cuenten con él. Lo ha vestido de sondeo de cocina casera afirmando que no hay mayoría suficiente para la independencia en Cataluña. Desde luego, Mas lo tiene crudo.
El nacionalismo español ha respondido con una celeridad, una agresividad y una desmesura que da que pensar. Obviamente no es una respuesta política. Tiene mucho de visceral, de irracional (como también lo tienen los discursos independentistas), de ex abrupto. Todas las propuestas parten del principio de que no es admisible la independencia de Cataluña. Una posibilidad negada de antemano en virtud de la historia, del estatus quo y de las generaciones futuras. Da la impresión de que lo que subyace en ese atropellado frente del "no" es el miedo. El miedo a quedarse sin país, sin patria, que es como quedarse sin madre pero en falso, aunque ampuloso.
Por eso El País saluda la llegada de los refuerzos de los dos manifiestos. Pero no puede ocultar que ambos textos, al menos según el mismo diario dice, reconocen que si, a pesar de que ellos estén contra la independencia, la mayoría de los catalanes la quiere, habrá que hacer algo, buscar una solución. Y hasta parece que ambos admiten la celebración de un referéndum.
Pero es que esta es precisamente la cuestión, señores míos, el derecho a celebrar esa consulta y en qué forma. Eso es lo que los independentistas quieren y lo que el nacionalismo español niega. La batalla no es sobre si independencia sí o no, aunque ese es el terreno en el que el nacionalismo español pretende que se dirima la cuestión; la batalla es si referéndum sí o no. Y, siendo esta la batalla, no está claro que los manifiestos respalden el nacionalismo español, sino que parecen respaldar los dos nacionalismos. Suele suceder con los intelectuales.