dimecres, 6 de febrer del 2013

Esta sí me representa.


Y no me representa solo por el fondo de lo que dice sino por la forma en que lo hace. Natural, espontánea, directa, clara, contundente. Sin maquillajes, sin circunloquios, sin ditirambos, fórmulas hechas o falsas retóricas. Al criminal se le llama criminal y el tonto de turno se escandaliza y empieza a farfullar tonterías sobre la educación y no sé qué más. Educación no es hablar como los lacayos, los doctrinos, los oblatos o los monaguillos al estilo Wert. Educación es plantear los problemas como son, decir la verdad, no hacernos perder el tiempo a los demás, respetar a quien lo merece y no a quien no lo merece; es ser sincera y diáfana como Ada Colau.

Es una pena que Ada no se presente a elecciones. Yo la votaría. Y si el partido al que voto tuviera la valentía y la honradez de tomar a Ada -y otros/otras Adas que hay en el país, como Gordillo, Alfon, etc- perdería muchos votos por un lado pero ganaría muchos más por el otro y, desde luego, aseguraría el mío, que empieza a vacilar.

Ada ennoblece el Parlamento con su presencia y no esa caterva de vividor@s, profesionales de la política, obedientes rebaños de esos que hacen como decía un célebre y cínico diputado británico: "señor, yo no voto de acuerdo con mi conciencia, como si fuera un patán. Voto según las órdenes de mi partido, como hacemos los caballeros".

Adiós, señor Rajoy.

El poder político es una pasión. Hay mucha gente dispuesta a luchar a la desesperada por ejercerlo. ¿Con qué finalidad? Tener el mando, conseguir que los demás hagan o dejen de hacer lo que uno quiere, salvar a la Patria, enriquecerse, permanecer en la posteridad, impresionar a los del casino del pueblo de uno, traer la justicia, la paz, la libertad a la tierra, rendirlo a los pies de un amado, hacer la voluntad de Dios y exterminar a los impíos, vencer un complejo de inferioridad. Miles de razones, suficientes una a una o a puñados para zambullirse en un combate a cualquier coste. La política es una forma de guerra, generalmente incruenta, pero regida por las consideraciones bélicas.

Hay momentos más y menos duros. En los primeros es en donde se prueba el temple del político/guerrero. Este se enfrenta directamente a un problema que pone en peligro su poder, lo neutraliza y, si es hábil, lo convierte en aliado suyo, táctica que han aplicado los grandes generales, Alejandro, César, Napoleon. Confrontado de pronto con su primer problema de envergadura, el terremoto Bárcenas, Rajoy no ha estado a la altura de las circunstancias en ningún momento. Tardó más de dos días en reaccionar, mientras su segundona salía en absurdo plan overkilling y, cuando compareció, lo hizo leyendo un texto escrito tras una pantalla y sin preguntas de los periodistas, una ceremonia ridícula, hazmerreír mundial. Añado un detalle. Rajoy leía unas cuartillas pero pretendía no estar haciendolo. Es absurdo. Si lees unas cuartillas, lees unas cuartillas y, si quieres que parezca que no lees, un teleprompter, hombre. No son caros.
Al día siguiente, el lamentable espectáculo de la rueda de prensa en el Bundeskanzlerinamt con preguntas monográficas sobre la corrupción. En ella se ha comprobado ya la teoría de los famosos tics del ojo izquierdo de Rajoy que, según parece, hace un guiño cada vez que su dueño dice una mentira. En You Tube hay vídeos con recopilación de guiños de Mariano Rajoy. Curiosamente, en ninguna de las comparecencias ha aclarado este la cuestión de si ha cobrado o no sobresueldos de su partido en negro, en blanco o en violeta, pero se ha deshecho en guiños. Hasta sus trajes están en entredicho. No solo no ha aclarado nada sino que ha enturbiado más al afirmar que todo cuanto se dice es falso, salvo alguna cosa publicada en los medios. ¿Se puede ser más bobo?

Esta penosa situación viene de antiguo. Nadie sabe en este momento a ciencia cierta cuánto cobra el presidente del gobierno y por qué conceptos y él no lo ha aclarado ni se ha referido a ello. Nadie sabe cómo ha sido posible esa red delictiva tentacular de la Gürtel y nadie tampoco se explica por qué si Bárcenas dimitió de todo hace dos años, ha continuado teniendo tienda abierta en la sede del PP. Nadie sabe nada pero todos se imaginan lo peor: Bárcenas los tiene agarrados. ¿La prueba? Todo el mundo anuncia querellas con El País y no todos las interponen. Solo Aznar. Rajoy y Cospedal siguen rezongando. Y nadie se atreve con Bárcenas, excepto, al parecer, Ana Palacio.

Se añade que en más de un año de gobierno Rajoy no tiene triunfo alguno para mostrar sino todo lo contrario: fracasos, derrotas y empeoramiento general de la situación sin perspectivas de mejora a corto y, posiblemente, medio plazo. En esas condiciones, tiene razón Rubalcaba, Rajoy no puede gobernar el país. Claro que tampoco él puede sustituirlo, ni siquiera mediante unas elecciones anticipadas. Pero ese es otro asunto. Rajoy no puede gobernar el país porque ni siquiera puede gobernar su partido en donde parece estar incubándose un conflicto interno, una guerra dentro de la guerra, una lucha cainita en la derecha. De momento se da una cacofonía de voces tratando de imponer su mensaje sobre los otros: González Pons, Floriano, Aguirre, Ana Palacio. Los medios de la derecha se han convertido en baterías que machacan el búnker de La Moncloa, en donde resiste un gobierno compuesto por badulaques, presunt@s corrupt@s, meapilas altaneros y arbitristas autoritarios que pueden hacer y decir cualquier cosa pues el gobierno carece de lo que su presidente presume, rumbo.

Si atisban dos movimientos internos para sustituir a Rajoy: quienes postulan a Esperanza Aguirre para regenerar la política y quienes prefieren ir a los valores seguros del pasado y abanderan el retorno de Aznar. Son algunos frondeurs que esperan la vuelta del depositario de la legitimidad dinástica del largo exilio para alzarse en armas. También habrá en el PSOE quien suspire por el regreso de González, década de oro del socialismo. Ya tendría gracia ver a Aznar y Felipe enfrentarse de nuevo para ventilar aquella dulce derrota de 1996. Pero es altamente improbable.

Vayan por donde vayan los acontecimientos, todo el mundo ve en Rajoy un muerto viviente. Palinuro también.

(La primera imagen es una foto de La Moncloa en el dominio público).

dimarts, 5 de febrer del 2013

La rueda de la vergüenza.

Tómese el lector unos minutos para contemplar la foto de El País. Ampliéla en ventana nueva. Calibre la mirada de Merkel a Rajoy. Dígase si esa es la mirada de alguien que te respalda como dicen algunos. Esa mirada es la de la hija del pastor evangélico, ella misma de profundas convicciones religiosas, que no entiende el comportamiento de su huesped. Este aguanta la penetrante mirada a pie firme bajo el paraguas, pasando, probablemente, un mal rato.

Y peor habría de pasarlo en la rueda de prensa posterior, a donde los periodistas se desplazaron a freírlo a preguntas, todas sobre la corrupción, Bárcenas, los sobresueldos. Hubo cuestiones de ese tipo hasta para Frau Merkel, quien las contestó con la adusta seriedad que se usa en Hamburgo y Pomerania, las dos zonas en las que nació y creció. En cambio, casi no hubo preguntas sobre el aspecto sustantivo de la reunión bilateral con un puñado de ministros, esto es, las medidas para salir de la crisis. En este aspecto, Rajoy vuelve de Alemania avergonzado y con las manos vacías. Los alemanes aplauden a los españoles, les animan a seguir ahorrando (o sea, recortando) y prometen venir de vacaciones con mayor intensidad. Es duro oír eso, pero es lo que hay. De tomar medidas de reactivación que favorezcan a España, nada. Un éxito diplomático sin precedentes.

¿Y las respuestas a las preguntas barcénigas? Intento de repetición de la melopea televisiva del día anterior. Pero, al tratarse de una rueda abierta, con preguntas, es imposible atenerse al guión, no se pueden llevar escritas las respuestas a preguntas inesperadas. Es preciso improvisar y ahí se patina, se mete la pata. La melopea era “Todo lo referido a mí y mis compañeros no es cierto". Pero su falta de luces le aconsejó matizar: salvo alguna cosa publicada. Eso no lo puede decir el presidente del gobierno sin obligarse de inmediato a explicar qué cosa sea esa y por qué solo es esa. ¿O no entiende que la distinción entre lo lícito y lo ilícito corresponde a los jueces y no a él?

Entre tanto, en el foro, los pretorianos del PP, González Pons y Floriano, salieron en son de guerra, descalificando y amenazando a la concurrencia con todo tipo de acciones judiciales si no se calla. Y la policía hostigando e identificando arbitrariamente a los cientos de manifestantes que parecen haberse instalado en la calle día tras día. Hay en este momento en marcha dos rebeliones contra este gobierno sospechoso de corrupción, manifiestamente incompetente, agresivo, arbitrario y despótico. De un lado, la creciente rebelión de la calle, de momento pacífica pero con un grado de tensión creciente. De otro lado una incipiente rebelión interna en el PP. Cada vez hay más militantes, cuadros, dirigentes disconformes con la táctica de Rajoy de parapetarse en el partido para salvar su pellejo. La actitud tibia del ABC y la repentina hostilidad de El Mundo y La Gaceta son signos claros de un corrimiento de fuerzas en favor de una alternativa dentro del PP al desastre de Rajoy. Aguirre y Feijóo ya han tomado distancias pidiéndole que se querelle contra Bárcenas. Aguirre, se dice, sería la tapada en una jugada de substitución de un Rajoy achicharrado.

Podría ser. Pero Aguirre también está en proceso de achicharramiento. Es el inconveniente de los prolongados ejercicios del poder: se pierde el mundo de vista. Cualquier día de estos se reaviva ese nido de zombies de FUNDESCAM y le sacan los colores por la hipotética financiación ilegal de las elecciones. Eso sin contar el otro zombie de la llamada Gestapillo, más al estilo de las películas de Pepe Isbert, fiel exponente de la raza hispánica.

En esta situación de coincidencia de una crisis sistémica con otra política y moral que ha absorbido en su vorágine a la misma Corona, no hay más salida que disolver las Cortes y convocar elecciones anticipadas a las cuales la izquierda, toda, debe concurrir unida con una propuesta de proceso constituyente o revisión total de la Constitución. Conociendo el rostro berroqueño de nuestros gobernantes, la hipótesis es remota. Corresponde en tal caso presentar una moción de censura cuyas ventajas e inconvenientes analizamos ayer.

La moción de censura tiene un valor político y moral. Carece de toda posibilidad de triunfar a no ser que hubiera una escisión en el PP y una cantidad de diputados rompiera la disciplina de voto. Parece altamente improbable pero no debiera serlo por cuanto, aun estando en juego los intereses del partido, también lo están, y son más importantes, los de España. Así, pues, la actitud testimonial parlamentaria debe complementarse con la resistencia pacífica en la calle. Cada vez hay más motivos para recurrir a la desobediencia civil. ¿Y qué pasará si un día la policía se niega a seguir reprimiendo permanentemente a la población para proteger a un gobierno bajo sospecha?

Ya nadie duda de que el gobierno está deslegitimado de origen y de ejercicio. De origen por cuanto ganó las elecciones de forma fraudulenta, prometiendo hacer lo contrario de lo que hizo después. De ejercicio porque su talante autoritario, represivo, arbitrario, le ha enajenado el apoyo de la opinión, como prueban todos los sondeos. Pero no solo el de la opinión, también parece estar a punto de convertirse en objeto de la acción de la justicia penal por la abundancia de indicios de comportamientos ilegales que ha ido dejando tras de sí.

Mucha gente no entiende por qué la corrupción parece ser cosa exclusivamente del PP. Entre ella, mucha gente del PP. No han reparado en el hecho evidente de que sus políticas públicas están pensadas en favor de sus políticas privadas de grupo, sector, clan, pandilla o familia y ambas son causa y efecto de la corrupción. Lo lleva en la sangre ese neoliberalismo intervencionista y aprovechategi  de nuestra sin par derecha política y económica.

dilluns, 4 de febrer del 2013

Moción de censura.

Rajoy sigue sin responder, sin dar explicaciones, sin disipar dudas, sin ser convincente. Al contrario, cabe suponer que continúa acumulando mentiras, como se prueba por el  acusado tic del guiño del ojo izquierdo cada vez que suelta un embuste. Véase al respecto la foto.

En Alemania no ha podido imponer su censura ni amordazar a los periodistas, lo cual prueba a qué distancia está la democracia alemana de la española. Y, en consecuencia, le han llovido más preguntas sobre Bárcenas y su propia supuesta corrupción que sobre la crisis económica. Otra evidencia de que un hombre sometido a intensa sospecha y al posible chantaje de un delincuente no puede gobernar un país. Los indicios de extorsión aumentan cuando se comprueba que Rajoy no pronuncia el nombre de Bárcenas ni se refiere a él directamente. Puro miedo.

Contesta las preguntas en Alemania, pero sigue sin ser de recibo, sigue siendo una actitud intolerable. Todo es falso, excepto "algunas cosas". ¿Qué cosas? ¿Cómo son de graves? No responde. Ni siquiera responde a cuáles en concreto sean las falsas. Seguimos sin saber si cobró sobresueldos. Aunque sí sabemos que los cobra hoy día, al duplicar su paga como presidente del gobierno y como presidente del partido (igual que hace Cospedal) en una transgresión de la Ley vigente de Incompatibilidades que, al parecer, nadie encuentra escandalosa excepto Palinuro. Es decir: frente a las pruebas contundentes, su palabra, que ya se sabe lo que vale: nada. Los ciudadanos hemos de tener fe en él y, aunque más del 80% no lo quiera, hay que tragarlo por narices y resignarnos a ser gobernados por un presunto ladrón que empleará todo su tiempo, como Berlusconi, en salvar su pellejo procesalmente hablando.

No contesta y cuando contesta es de una arrogancia rayana en la chulería. Algo muy desagradable y que la ciudadanía no tiene por qué aguantar. Igual que no tiene por qué aguantar las amenazas de los maestros ciruelos del PP, Cospedal, Pons, Florianos, casi todos ellos igualmente presuntos corruptos, con llevar a todo el mundo a los tribunales. Como el menda dispone de una mayoría absoluta ovina en el Parlamento, no hay peligro de que su gobierno -en el que no faltan otros ejemplos de presunt@s choriz@s, como la ministra Ana Mato- se tambalee, con lo cual hay que pasar a una forma de acción mayor por la que la oposición traslade al parlamento la protesta sostenida y masiva de la ciudadanía.

Para ello, hay que presentar una moción de censura. Ya se sabe que, quien la presente, la perderá, pues necesita mayoría aboluta de diputados. Pero el debate a que dará lugar servirá para informar cumplidamente a la opinión pública de la presunta corrupción del PP. Al menos de los niveles alcanzados hasta ahora porque hay una sospechosa laguna en los papeles de Bárcenas. Faltan los de 1993 a 1997, justo los años en que se produjo una conspiración de peperos, anguitianos, periodistas de derecha y delincuentes para tumbar el gobierno socialista. Y, en esos años, probablemente cobró en negro mucha otra gente. Es una de las armas que guarda Bárcenas.

Perder una moción de censura no es malo si, con ella, se da cuenta al país de la situación inaceptable del gobierno y se presenta una alternativa presta para gobernar. En el caso de que el PSOE -el único que puede hacerlo en solitario- no quiera presentarla por su cuenta, puede buscar una alianza con otras fuerzas parlamentarias. A estas alturas es bastante probable que se sumaran todas. Y, si no quiere conprometerse a ofrecer una alternativa que quizá no tenga preparada, puede presentar un candidato con un único compromiso si gana (cuestión descartada): disolver las cortes y convocar elecciones anticipadas que es lo que tendría que haber hecho el gobierno tras dimitir si tuviera un ápice de decoro. El candidato propuesto tampoco tiene por qué ser Rubalcaba. Puede ser cualquier otro que tenga la fuerza, la valentía y la claridad de ideas ncesarias para exponer al país el abismo de degradación a que lo han conducido Rajoy y el PP..

Piénsenlo y decídanlo ya. España no puede permitirse estar gobernada por un hombre sin palabra, sin principios, embustero, cobarde, desacreditado en todos los foros, sospechoso de corrupto, presunta presa de un chantaje delictivo y desprestigiado en el extranjero en donde es el hazmerreír de todas las cancillerías.

En 2004, según Rubalcaba, los españoles merecíamos un gobierno que no nos mintiera. Hoy, en 2013, gobernados por quienes entonces mintieron y, al parecer, siguen haciéndolo, merecemos un gobierno que no nos robe

(La imagen es una captura del vídeo de Público, de hoy, en la que se aprecia claramente cómo el tic compulsivo traiciona a Rajoy..

Made in Spain: la marca España.

Rajoy ha creado un personaje de guiñol: él mismo. Su rueda de prensa sin preguntas, a través de una pantalla, es una especie de Gran Hermano orwelliano en alpargatas, de control social de la aldea por medio de las nuevas tecnologías. Está al nivel de la famosa gestapillo madrileña o los espías de la T.I.A. Aunque parece más propio del Mago de Oz, detrás de una bambalina. El homo videns de Sartori ha terminado su ciclo. Lo real no es el hombre sino su simulacro.

Este episodio se incorporará a todos los manuales de comunicación audiovisual y será objeto de sesudos estudios. De cómo la tecnología sirve para connecting people, como dice la publicidad de una marca japonesa o para disconnecting them, como es el caso. La alocución televisada en circuito cerrado tenía tres auditorios: el inmediato, allí, al alcance de su mano, como los apóstoles en la última cena; el mediato, los periodistas, como los catecúmenos; y el difuso o universal de la ciudadanía.

Se analizará el contenido de su trémulo mensaje, lo que se llama la "comunicación verbal", lo que dijo y cómo lo dijo (sin soslayar el hecho deplorable de que lo llevara escrito) y la "no verbal", los gestos, los tics, la escenografía. En cuanto al verbal, lineal, como una alocución de Academia militar: todo es falso, una conjura, una conspiración contra el presidente, el gobierno, España. Punto. Pero si creen que conseguirán variar el rumbo del pulso firme, están equivocados. Contrapunto. Rubalcaba es un felón. Coda.

En cuanto al no verbal, ya sabe todo el país que cuando Rajoy miente, guiña el ojo izquierdo. Es un tic delator. En la red hay cortes de vídeos comparando momentos similares, cuando Rajoy dice algo que luego se revela falso.

Pero la catástrofe es el impacto en el extranjero. La marca España se ha ido al garete con el conjunto del episodio: el presidente del gobierno de España salpicado en un asunto de corrupción, se niega a dar explicaciones en directo y convoca a la prensa a una sesión de cineclub. La marca España no está allí donde nosotros queremos que la gente mire sino allí donde la gente mira por decisión propia. Y la gente tiene tendencia a mirar lo extraño, lo estrafalario, lo estrambótico. Por esa razón tenían tanto éxito los gabinetes de monstruos o los fenómenos de feria. Si una tarde coincidían en una aldea un juglar de la trova y una mujer barbuda en exhibición, la gente se iba a ver la femenina barba. Es la misma razón por la que, si bien se mira, la televisión está llena de auténticos fenómenos.

Pues lo mismo con Rajoy. Por decisión propia y sin razón física o material que lo justifique, el presidente se ha convertido en un busto parlante. La escena tiene algo freaky. Por eso lo saca la prensa mundial. La marca España es un presidente balbuceante, salpicado en un caso de corrupción que no se atreve a dar la cara.

(La primera imagen es una foto tomada del twitter de javiprietoviedo Javi Prieto).

Sísifo y la ceremonia de la nación.

Jaime Pastor (2012) Los nacionalismos, el Estado español y la izquierda. Madrid: La oveja roja. Colección Viento Sur. 197 pp.

Llamar problemático al concepto de nación es decir una vulgaridad. No hay tratado de filosofía, teoría o ciencia políticas que no comience señalando la inexistencia de una definición generalmente aceptada de aquel. Con sobrado motivo, porque es un concepto derivado de un sentimiento y los sentimientos son imposibles de definir. Le ocurre como al amor. No hay una definición única de él, sino múltiples, todas erróneas o todas ciertas, según los momentos, las circunstancias y los sujetos que las invoquen. Los conceptos designan realidades porque el universal no existe. Las gentes aman por los más diferentes motivos y se juntan en naciones por las más diversas causas. La nación significa cosas distintas para cada ser humano aunque a veces puñados de estos se pongan de vociferante acuerdo para agredir a los demás en nombre de una idea de nación que dicen compartir.

Tal resignación teórica, doctrinal, no es bien venida en la práctica. El bueno de Zapatero formuló al comienzo de su mandato ese escepticismo académico y hubo una reacción violenta. Aseguró que el concepto de nación es discutido y discutible, lo obvio. Al instante le saltó a la yugular Mariano Rajoy quien parece pensar que hay algo indicutido e indiscutible: España. Su idea de España. Por supuesto, Zapatero se tragó sus palabras y no volvió a mostrar debilidad crítica alguna en punto a patriotismo nacionalespañol. La nación es un concepto indefinible pero tiene consecuencias prácticas contundentes bajo la forma de los nacionalismos, poderosísimas ideologías políticas de gran tendencia agresiva.

O sea, el problema es el nacionalismo. Sobre todo es problema para aquellas otras ideologías políticas que se precien de cosmopolitas, universales, internacionalistas. Y, dentro de ellas, muy en especial, el marxismo, cuyo presupuesto fundamental es que el sujeto de la historia, el proletariado, es universal. De hecho, sin embargo, la historia del marxismo es en buena medida una controversia sobre el nacionalismo. Por eso es de agradecer la última aportación de Jaime Pastor a este concurrido foro. Pastor es un notorio investigador desde una perspectiva marxista. Para los enterados en la materia sirve aclarar que su marxismo es de vertiente trotskista, lo cual es relevante en el tema nacional ya que uno de los puntos de conflicto entre Trotsky y Stalin fue el choque entre el internacionalismo del primero y el nacionalismo patriótico del segundo. Ambos, por supuesto, presumiendo de marxistas y hasta de leninistas. Ello da al libro un interés especial pues en él se mezcla el espíritu y método académico, en busca de la objetividad, con una posición militante que, al ser marxista, sostiene implícitamente estar en una situación de superioridad epistemológica o, cuando menos, heurística.

El libro no es una obra sistemática, pues acoge ensayos y textos publicados en otros lugares, si bien el autor los ha reelaborado para integrarlos en un discurso único y en gran medida lo consigue. Son cuatro capítulos que tienen un vago orden cronológico aunque son autónomos.

El primero, una persectiva histórica y teoríca es un repaso a la idea de nación y el nacionalismo en la historia de la izquierda, especialmente la marxista. Previamente paga el obligado tributo a la complejidad del concepto y deja sentada una definición del derecho de autodeterminación (p. 27) con la que coincido, así como su propuesta de articulación territorial como el federalismo plurinacional (p. 39) que recomienda especialmente para España (p. 179) y con la que no coincido. No porque tenga otro alternativo sino porque me parece ocioso y un pelín utópico adelantar configuraciones futuras en función de criterios ideológicos.

El repaso por los pensadores marxistas está muy bien, muy documentado, pues el autor es reconocido experto en la materia. Marx y Engels dejaron el asunto en el aire porque, internacionalistas como eran, daban a la nación un significado modesto. La distinción de Engels entre "naciones con historia y naciones sin historia" (p. 42), aunque tiene orígenes hegelianos, no es muy penetrante ni justa. A mi modesto entender oculta un prejuicio racial germánico contra los pueblos eslavos. Pastor dedica bastante atención a la polémica entre Luxemburg y Lenin acerca del nacionalismo. La primera, polaca de origen pero máxima representante del grupo rígidamente internacionalista al que pertenecían el también polaco Strasser y el holandés Pannekoek, rechazaba el derecho de autodeterminación en lo que a Pastor le parece que es "una concepción eonomicista del problema nacional" (p. 55).

Lenin, en cambio, defendía ese derecho a mi entender por motivos puramente tácticos, aunque en esto no sé si Pastor estaría de acuerdo, pues sostiene que era una defensa no instrumental sino finalista (p. 56). En mi opinión, Lenin trata el problema de un modo que luego han imitado casi todos los comunistas de tradición que Pastor llamaría estalinista, esto es: se defiende el derecho de autodeterminación para debilitar las estructuras imperiales porque, al fin y al cabo, la batalla es contra el capitalismo, pero luego no hará falta autodeterminarse o independizarse porque todos los pueblos del imperio volverán a abrazarse en fraternal unión. Algo así es lo que muchos proponen hoy para España.

Es interesante la referencia al austromarxismo pues este fue otro momento crucial en las tormentosas relaciones entre marxismo y nacionalismo al verse aquel repentinamente enfrentado al principio de autodeterminación de los pueblos de cuño wilsoniano después de la primera guerra mundial. Oportunísimo el recurso a Otto Bauer quien había publicado en 1907 su famosa La cuestión de las nacionalidades y la socialdemocracia de donde surge su también célebre definición de nación como comunidad de carácter surgida de una comunidad de destino, lo que plantea la diferencia entre la concepción personal y la territorial de nación, una distinción muy propia del nacionalismo pangermánico y que se aparta del también germánico pero más tradicional de Blut und Boden. Andando el tiempo, esta idea configuraría la muy penetrante y utilizada distinción de Meinecke entre naciones culturales y naciones políticas. Por cierto, tengo la impresión de que donde más influyó la doctrina de Bauer/Meinecke del principio personal/cultural fue en la articulación del nacionalismo judío.

El resto del repaso por el marxismo contiene acertadas observaciones sobre Jaurés y, por supuesto, Antonio Gramsci, el paladín moderno del maridaje entre los opuestos de nacionalismo y marxismo a través de su concepción de lo "nacional popular". Connolly y Mariátegui serán dos nuevas versiones de la controversia con toques étnicos, irlandés el uno e indigenista americano el otro.

El segundo capítulo, Estado, nacion y capitalismo en la España contemporánea trae el problema nacional a la piel de toro. Arranca la España moderna de la Guerra de Sucesión, con su final de apoteosis centralista y Decretos de Nueva Planta y traza luego la historia del siglo XIX siempre con el hilo de Ariadna (porque esto del nacionalismo es un laberinto, basta con pensar en los carlistas) del nacionalismo para llegar a la conclusión pesimista clásica del fracaso del esfuerzo nacionalizador español (p. 92) que, en aquella época sería el acicate del regeneracionismo y de los atribulados intentos de reacomodo de la IIª República (luego de la fragmentación de la Iª), abruptamente interrumpida con la Dictadura de Franco (p. 102). Pastor dedica particular atención, supongo que por afinidades electivas, a las elaboraciones de los trotskistas catalanes del POUM y del Bloque Obrero y Campesino, singularmente, claro, Nin y Maurín. De este último destaca, creo que con simpatía, esa configuración deseada de la UIRS o Unión Ibérica de Repúblicas Socialistas (p. 115). El iberismo asoma siempre la oreja en este tipo de proyectos.

El tercer capítulo, Transición política, nacionalismo español y las izquierdas de ámbito estatal. parte del sólito juicio crítico sobre el alcance de la transición, considera de corta mira el reconocimiento de la plurinacionalidad de España en la Constitución (p. 123), detecta la pronta deriva neocentralizadora de la LOAPA (P. 125), expone el cierre en banda del parlamento y el Tribunal Constitucional tanto al Plan Ibarretxe como al nuevo estatuto de Cataluña (p. 129) y acaba señalando la ironía de que sea el PP quien acoja la idea de Sternberger del patriotismo constitucional en su programa en 2002 (p. 133). Tuve la precaución de asomarme al texto y, la verdad sea dicha, no han entendido el concepto, por tanto este no queda mancillado y sigue siendo tan difícil de implementar como siempre. Viene luego un examen de la izquierda de ámbito estatal en relación al nacionalismo en el cual se resalta la deriva neocentralizadora del PSOE cuyo punto simbólicamente dominante le parece a Pastor es la proclamación del doce de octubre como Fiesta Nacional española en 1987 (p.145); igualmente se subraya la ambigüedad de IU (p. 152) y que yo atribuiría a la vieja herencia del tacticismo leninista. Queda claro que la plurinacionalidad es el problema irresuelto del Estado español (p. 163). Hoy más que nunca.

La cuarta parte, Identidades, derechos e intereses. Mirando al futuro es un texto más circunstancial. Hay un dictamen rotundo que habla de "fracaso nacional español" (p. 178), una expresión que parece encajar perfectamente con la experiencia de una búsqueda bicentenaria de la esencia nacional española, un trabajo similar al de Sísifo. Cuando creemos haber llegado a la cúspide de una planta territorial, se nos derrumba bajo los pies como si fuera de galleta. Sospecho, no obstante, que ese dictamen no revela toda la verdad. No por ser falso, sino por ignorar la posibilidad de una perspectiva refleja. Si se habla de "fracaso" es porque no se ha alcanzado un objetivo. Muy bien. ¿Cuál? ¿Y si la esencia de la nación española fuera la angustia de un replanteamiento permanente de su sentido a partir de la conciencia de un fracaso? No es retórica. Es una realidad. Pocos pueblos se ven obligados a plantearse cotidianamente su razón de ser. Es una situación que acicatea el debate político e ideológico. Otra cosa son los resultados.

Entre estos, pide Pastor, si no ando equivocado, una "segunda transicion" (p. 179). No es fórmula feliz. Todo el mundo habla de "segunda transición". Hasta Aznar y no creo que con el mismo significado. Pero es igual, Pastor formula su propuesta de una unión libre de los pueblos del estado español en torno a un proyecto federal plurinacional, plurirregional y pluricultural que a su vez contribuyera a ir forjando otra Europa de los pueblos" (p. 179). En subjuntivo y como unión "en torno a un proyecto" es una determinación tan amplia que es imposible no estar de acuerdo con ella.

diumenge, 3 de febrer del 2013

¿Por qué no despega el PSOE?

El sondeo de Metroscopia en El País de hoy es un mazazo para los dos partidos dinásticos, en caída libre hace meses. El PP pierde más de veinte puntos (de 44,6% en noviembre de 2011 a 23,9% en febrero 2013) y aun parece poco a la vista del cúmulo de escándalos, embustes, abusos, torpezas, estupideces y latrocinios que ha protagonizado en el último año. Y eso que la encuesta está hecha, supongo, antes de que los los papeles de Bárcenas señalaran que el político más veterano en pillar sobres en negro fue Rajoy, pero que tod@s ell@s están en la pomada. Incluso la virago de Castilla La Mancha y su señor marido hombre de procelosas actividades empresariales.

Pero eso era de esperar. Si robas y te pillan es poco probable que subas en el aprecio popular. Lo extraño es que, a pesar del desastre sin paliativos de un gobierno sospechoso de corrupción desvergonzada y comprobada inutilidad para nada que no sea amargar la vida a todo el mundo excepto los ricos y los curas, los socialistas no levanten cabeza. Al contrario, siguen perdiendo, (desde el 28,7% en noviembre de 2011 al 23,5% de hoy), cinco puntos. En otro momento hablaremos de IU y de UPyD, ahora, al parecer también pringada en los papeles barcénigos y con la peor de las sospechas. En cuanto al PSOE, ¿por qué no sube? ¿Por qué no se beneficia no ya de la desafección de los ciudadanos sino de su claro rechazo y desprecio a un gobierno de prepotentes? ¿Por qué no adelanta a un partido que lleva más de un año imponiendo austeridad y recortes a golpe de decreto mientras, según parece, su presidente y altos cargos roban, expolian hace años el erario público y han tejido una red de enchufes, corruptelas, caciquismo y despilfarro de proporciones bíblicas? Analizando el asunto con la objetividad y prudencia que la situación requiere, se me ocurren seis razones:

Primera. La herencia recibida. Este PSOE está lastrado por el peso muerto del derrumbe zapateril en la legislatura pasada y no ha sido capaz de transmitir una imagen de cambio y renovación. Sus promesas de tomar tales o cuales medidas se han estrellado siempre con la sorna popular cuando se les dice que tuvieron siete años para llevarlas a la práctica y no lo hicieron. Y es verdad. El PSOE dice ahora que quiere ir a una verdadera separación de la Iglesia y el Estado, por ejemplo. ¿Cómo creerlo cuando fue él -no otro, sino él mismo- quien subió la asignación anual que la Iglesia parasita a los ciudadanos a través del IRPF y quien aparcó sine die la Ley de Libertad Religiosa? ¿Por qué hemos de creerle ahora que no puede si cuando pudo no lo hizo? ¿Qué ha cambiado fuera del hecho de haber perdido unas elecciones por goleada? Solo la acuciante necesidad que los sociatas suelen formular de, dicen, recuperar la confianza de los ciudadanos. Catorce meses después siguen sin saber cómo hacerlo.

Segunda. El estilo de la oposición. Desde el principio de la derrota Rubalcaba se obstinó en aplicar las fórmulas zapateriles que llevaron al PSOE a la victoria en 2004 y 2008, de forma mecánica, sin variantes, sin darse cuenta de que el discurso, entonces acertado y muy eficaz, de la calma, la serenidad, la responsabilidad, la visión de Estado, la cortesía, etc era invención de otro y a él le tocaba aportar su impronta propia. Pero no la tiene y lleva catorce meses de inactividad, sin relevancia, casi sin visibilidad, repitiendo melopeas sin interés, ofreciendo pactos hasta para jugar a las tres en raya y desanimando y desmovilizando a su propia gente mucha de la cual, como se ve en el sondeo citado, se refugia en la abstención. La oposición responsable es un rotundo fracaso no porque el nombre sea inadecuado, pues es muy oportuno, sino porque no contiene nada. Por oposición responsable hasta ahora se entiende una oposición fundada en una oferta de pactos permanentemente ignorados por este gobierno de badulaques ensoberbecidos y sospechoso de corrupción y mangoneo hasta las cejas.

Tercera. La personalidad de Rubalcaba. El secretario general -que fue buen ministro y es buen segundón- no tiene fibra de líder. Carece de arranque, de impacto, de ideas. Su respuesta a los imprevistos es siempre atona, gris, previsible. Nunca responde con rapidez y contundencia y sus reacciones son un penoso zigzag de vuelo bajo, cuando no meteduras de pata. Veinticuatro horas antes del estallido del caso Bárcenas, estaba ofreciendo el enésimo pacto al PP en contra de la corrupción; es decir, un partido al que el PP machacó literalmente a cuenta de la corrupción se ofrece ahora a salvarlo de la suya propia en obvio detrimento del derecho a la información y otros de este jaez. Estallado el caso Bárcenas y cuando está claro que Rajoy no contesta a la pregunta de si él cobraba dinero negro en sobres o no, Rubalcaba no se la plantea en sede parlamentaria durante la sesión de control del gobierno, obligándolo a responder ante todos los españoles; lo hizo veinticuatro horas más tarde y desde el cobijo de la sede del PSOE, lo cual permitió a Rajoy seguir haciendo como que no lo oía. Por último, Rubalcaba ha tardado más en pedir la dimisión de Rajoy por su indigno y vergonzoso comportamiento que este en dar algún tipo de seudoexplicación. Este hombre será muy corredor de fondo pero, en el sprint es tan ágil como una yunta de bueyes.

Cuarta. Las complicidades impuestas. Rubalcaba lleva más tiempo compartiendo penas y alegrías con Rajoy que con la mayoría de los miembros de los órganos superiores de su partido. Conoce más al gallego que a Carme Chacón y, claro, eso deja un poso de comprensión y de tolerancia mutua que, por supuesto, Rajoy -cuya fibra moral es bajísima- no respeta, pero Rubalcaba sí porque está bien educado y no es un granuja. ¿Por qué se resistía el secretario general a pedir la dimisión de Rajoy? Sencillo porque no quiere arriesgarse a que alguien le diga que se vayan los dos pues, si uno lleva mucho, demasiado, tiempo en política, el otro también; si uno fue segundón largos años, el otro también; y si el otro perdió una elección, el uno perdió dos. Así es imposible hacer oposición.

Quinta. La propuesta de renovación. Para acallar rumores, debates, eventuales protestas, actividad fraccionalista en el PSOE, Rubalcaba ha convocado a la militancia a una especie de bouleversement teórico de hondo calado a largo plazo, entreteniendo a cientos de posibles voces críticas en la elaboración de un macroproyecto de búsqueda de la piedra filosofal política hasta octubre. Se trata, además, de postergar cuanto pueda la celebración de elecciones primarias arguyendo que no es el momento. (¿Conoce el lector muchos políticos que consideren llegado el momento oportuno de quitarse del medio, fuera de Cincinato, Carlos V o DeGaulle?). El gran programa teórico del socialismo del futuro, encomendado a Ramón Jáuregui, convoca a varios cientos de jóvenes promesas que, en octubre, parirán un ratón pero muchos de ellos habrán conseguido su objetivo de situarse bien para hacer carrera en el partido, con buenos apoyos e influencias en una organización oligárquica con estructura clientelar típica.

Sexta. Las malas prácticas. Porque ese es también un problema crucial que el PSOE no quiere reconocer. Su funcionamiento interno es solo parcialmente democrático (como manda la Constitución) y está embebido de enchufismo y criterios clientelares. No al extremo del PP, pero en un grado muy superior a lo que una conciencia de izquierda puede tolerar. Un ejemplo bien reciente es la bochornosa, ridícula (y cursi) peripecia de la Fundación Ideas. Se ha actuado con contundencia contra el responsable de la estafa y la dirección ha querido reducir el asunto a las dimensiones de un caso personal, particular. Pero no es así. Las corruptelas de amiguismo, enchufe, nepotismo abundan en el partido y, sobre todo, en sus órganos de mando en donde siempre hay un grupo mayoritario compuesto por incondicionales de la jefatura y dos o tres sensibilidades más que se mueven con criterios muy parecidos. ¿Quieren una prueba? A raíz de la estafa de la Fundación Ideas, ¿se atrevería el PSOE a hacer una investigación de sus otras fundaciones, la Pablo Iglesias, la Jaime Vera, etc? Una investigación no solamente contable sino de funcionamiento y transparencia democráticos: cómo se contrata a los colaboradores, quién lo decide, cómo se relacionan entre ellas, etc.

¿Cómo va a despegar un partido que acaba de perder unas elecciones por hundimiento, es incapaz de articular una oposición eficaz y creíble, aparece dirigido por un veterano segundón sin madera de líder, está acomodado a unas prácticas parlamentarias que lo acercan al adversario pero lo alejan de la calle, propone una refundación teórica no como un fin en sí mismo sino como un instrumento, una añagaza para impedir la crítica interna y está literalmente invadido por la carcoma enchufista y clientelar como plataforma para la carrera política de algunos y no como medio para transformar la sociedad en un sentido progresista?

La noche de la iguana.


Actualización a las 06:00 de la mañana del tres de febrero.


El País acaba de soltar la bomba. Es un cuaderno, el cuaderno de Bárcenas. Me lo he mirado bien. No veo la necesidad de cambiar una palabra en el artículo que había colgado antes de conocer la noticia. Era lo que se esperaba. La única diferencia es que los papeles de Bárcenas contestan a algunas preguntas del artículo.

Cuando a media tarde de ayer, El País tuvo el rasgo de humor de anunciar la publicación de todos los papeles de Bárcenas condenaba a la mayor parte de los personajes del actual esperpento hispánico a una noche de insomnio. Probablemente la noche más larga de sus vidas. Porque la portada del periódico está embargada, como hace de vez en cuando Pedro J. con El Mundo, si bien él lo trompetea a los cuatro vientos.

Noche aciaga, noche de tensa espera, de morderse los nudillos, noche de lobos para Rajoy, Cospedal, Arenas y demás caballeretes y damiselas que no hace muchas lunas se pavoneaban dando órdenes a la servidumbre, o sea, a todos nosotros. ¿Qué contendrán esos otros papeles barcénigos? ¿Habrá recibís? ¿Nuevos nombres? La constelación Gürtel Bárcenas, que suena como Alfa Centauro, ¿tendrá alguna supernova? ¿Nos iremos todos por el agujero negro de la corrupcion? La jornada fue de un ajetreo mediático y callejero elevadísimo. De un lado, el teatro (en el peor sentido del término); del otro, la gente en la calle en Barcelona, Madrid, Valladolid, etc. Lo del teatro es literal. Después de dos días silente en mitad de la más grave crisis política española de los últimos tiempos, Rajoy no se atrevió a dar la cara y se apareció a los periodistas tras una pantalla, como si fuera un guiñol, a leerles con voz trémula que quería ser firme y rostro desencajado que quería mostrar determinación, unos folios llenos de simplezas, circunloquios, gimoteos y trolas. Rajoy interpretaba a Rajoy. Jamás ha recibido dinero negro y se apresta a probarlo mostrando su declaración del dinero blanco. No ha venido, dice, a la política para enriquecerse ni para engañar a nadie. Lo segundo es falso, como sabe ya todo el mundo porque el propio Rajoy así lo ha reconocido. En entredicho está ahora también lo primero. Por cuanto parece, ha venido a enriquecerse y a que le paguen los trajes. ¡Qué ironías literarias tiene el destino! Camps podía dedicar unas coplas a su antiguo protector.

Después de eso el país fue manifa y chirigota frente a un gobierno sin crédito alguno, al que desprecia ya todo el mundo, dentro y fuera de nuestras fronteras. Las redes se incendiaron y produjeron obras del calibre de la foto para ilustrar la rueda de prensa de mañana en Berlín. Es tan genial que la publica El País en primera. Porque es lo que Palinuro viene preguntándose hace tres días: ¿cómo va a evitar Rajoy las preguntas en Alemania, preguntas que se traducirán a todas las lenguas europeas, cuando menos. Sr. presidente: como no nos dejó preguntarle nada en España, ¿podría usted decir si cobró sobres con dinero "blanco", en concepto, por ejemplo, de dietas? ¿Está usted seguro de haberse pagado todos sus trajes? ¿Cómo puede sonar eso en Washington, París, Berlín o Londres?

La noche de la iguana. La décima plaga. Todos esperando el paso del Ángel Exterminador.

(La imagen es una foto de MarinoCarlos, bajo
licencia Creative Commons).

Las siervas de Satán.

Mi universidad ha organizado una interesantísima exposición en el Ateneo de Madrid, titulada Mujeres bajo sospecha. Memoria y sexualidad (1930 - 1980). Es un conjunto de piezas, carteles, objetos, modelos, fotografías, cartas, postales, tebeos, libros, etc., acompañadas de abundantes explicaciones ilustrativas, gratas de leer y bien documentadas. Se ve la mano cuidadosa de Raquel Osborne, profesora de la UNED y comisaria de la exposición, que también es la editora del libro de igual título (Madrid: Fundamentos, 2012) en el que se recogen diversos trabajos de especialistas sobre los asuntos tratados en la exhibición y he incorporado a mis próximas lecturas.

No es una exposición espectacular al uso sino más recogida, modesta, de la vida cotidiana, del oscuro y normal trajín de la existencia. Es como una metáfora del mensaje trasmitido, esto es, en España (1930 - 1980) la mujer es un ser de segunda, destinado a los aspectos menores de la existencia, descanso del guerrero, apoyo en la sombra del hombre como madre, como esposa, como hija. Manda Dios mantenerla en esa condición, sofrenando sus internos impulsos a la perversión, el pecado, la lascivia. En el empeño colaboran la cultura tradicional, las convenciones, las ideologías, la educación, el Estado y, por supuesto, en primerísimo lugar, la Iglesia católica. Esta lo hace con especial refinamiento pues, habiendo elevado a aquella a la condición de madre de Dios, le rinde culto. Por supuesto, de hiperdulía, inferior al de latría (el de Dios), aunque, supongo, superior al de dulía, el de los santos. La Iglesia venera a la Virgen y la ha subido a los cielos. ¿Alguna duda sobre su respeto y reconocimiento a la mujer? La Virgen está en el cielo, como su hijo, Cristo, Dios. Pero Cristo ascendió por sí mismo en tanto su madre fue asunta pues ella sola, carne del mundo, no hubiera llegado muy arriba. ¿Dudas? Ninguna. La Iglesia católica es una institución radicalmente misógina.

La exposición tiene dos momentos: el breve lapso emancipador de la República y la larga noche del franquismo. La primera subraya la aportación de las mujeres a la nueva sociedad española, en paz y en guerra. Se hace referencia al origen y desarrollo del feminismo español y se habla y se muestra a Pardo Bazán, Victoria Kent, Clara Campoamor. Y también se valora lo que la República hizo por las mujeres, el derecho de sufragio, el acceso a las profesiones tradicionales feudos masculinos, la ley de divorcio, la extensión de la educación sexual, etc. También una referencia a la aportación de las mujeres al esfuerzo de guerra no solo en la retaguardia, sino en las formaciones milicianas. Habrá quien diga que fue esta disposición de las mujeres a defender sus recién adquiridos derechos con las armas en la mano la que explica la especial saña de los vencedores de la guerra contra ellas. No es ni siquiera necesario. Las mujeres iban a ser objeto de una represión específica, propia, particularmente injusta y brutal, doble en cualquier caso. Es su suerte en todos los conflictos armados de la humanidad. Las mujeres son objetivo estrategico en las guerras normalmente declaradas por hombres y a través de prácticas odiosas, como las violaciones, el ridículo público o la prostitución forzosa. No hay grandes diferencias entre las violaciones y vejaciones infligidas por los franquistas a las mujeres republicanas y las que practicaban los serbios en las recientes guerras de los Balcanes o las de los hutus a las mujeres tutsis en el conflicto de Ruanda. El ataque a las mujeres forma parte de toda estrategia militar desde tiempo inmemorial del Patriarcado.

Por eso el franquismo se cebó especialmente con ellas durante la guerra y en los primeros años después: represión, tortura, violación, asesinato, por ser madres, esposas, hijas de perseguidos; es decir, por ser eso que el nacionalcatolicismo considera la triple excelsa misión de las mujeres. Después de la especial brutalidad de la primera postguerra vino la represión en la paz, la dominación doctrinal a cargo de la Iglesia y la política y social a cargo de la Sección Femenina, dirigida por la hermana del Ausente, Pilar Primo de Rivera. Por cierto, creo haber advertido en la exposición una sugerencia, como al desgaire, de que las mandos falangistas, casi todas solteras y lo que los machistas llaman marimachos, venían a ser una especie de sublimación de unas tendencias lésbicas quizá inconscientes y, en todo caso, reprimidas. Es una observación interesante. Forma parte de un hilo sutil que informa el espíritu de toda la exposición: entender el lesbianismo (y otras formas de sexualidad no conformista) como una tendencia que pugna siempre por burlar el poder patriarcal y manifestarse de mil formas. Tiene mucho valor una vitrina que contiene pruebas de la constitución de un grupo marginal de homosexuales hombres y mujeres quienes, en los años setenta, habían creado una especie de red clandestina en la Barceloneta con un complicado sistema de señales para realizar actividades colectivas en donde no tuvieran que disimular, esconderse o temer la represión.

Porque esta siguió siendo muy dura para las mujeres (y, por supuesto l@s homosexuales) hasta el final mismo de la Dictadura. En su apogeo, la vida de las mujeres fue la de un sector subalterno, en minoría de edad civil permanente, práctica esclava del macho de turno, marido, padre, hijo y hasta chulo para aquellas que, por una razón u otra, hubieran acabado en el grupo de las llamadas mujeres caídas. Para quienes vivimos buena parte del franquismo, la muestra trae piezas con un valor de memoria incalculable. Hay unos minutos del No-Do de los años cincuenta, con una demostración de la Sección Femenina en la explanada del Monasterio del Escorial ante el Caudillo Franco, bajito, regordete, ataviado con una chaqueta blanca de gala falangista y una boina roja, inolvidable. A much@s se les encenderán los recuerdos al ver las ediciones de los libros de Celia, por Elena Fortún, que leyeron siendo niñ@s. Y no hablemos de un spot televisivo de "OMO lava más blanco" entre dos marujas de los sesenta que es para troncharse de risa. De risa sardónica.

En fin, películas, Marisol, Isabel la Católica, España imperial, todo entre acericos, canesús y hasta Mariquita Pérez, la Barbie del franquismo, las novelas de Corín Tellado, el desarrollo, el turismo. Las mujeres son tontas en general y perversas y si, además, son comunistas, entonces, amigo, hay que aislarlas porque padecen una enfermedad terrible, transmisible, como científicamente demostraba el psiquiatra del régimen, el doctor Vallejo-Nágera, quien aún tiene una calle en Madrid. El franquismo reprimió a todo el mundo. Pero a las mujeres las reprimió el doble.

Desde entonces hemos progresado mucho. Las mujeres han conquistado una posición social en todos los órdenes jamás antes igualada. Pero el Patriarcado es un sistema tenaz, duro de pelar. Todavía les (nos) queda mucho trecho por recorrer. La prueba la proporciona inconscientemente el folleto de la exposición en cinco columnas en orden cronológico. La primera (años treinta) se titula afirmativa Las modernas. La quinta (años setenta) se titula dubitativa ¿Las liberadas?