dissabte, 18 d’agost del 2012

Los españoles.

Se quejaba Rubert de Ventós hace unos años en un estupendo ensayo sobre España de que la mentalidad mesetaria y castellana diera por hecho que El caballero de la mano en el pecho es el símbolo de lo español. Llevaba razón. Justo por aquellas fechas (seguramente los ochenta del siglo pasado) se reeditaba una colección de ensayos de Julián Marías sobre el ser y el estar de los españoles y la ilustración de la cubierta era el famoso lienzo del Greco, pintado en una espléndida madurez del artista.
Pero es cierto. ¿Por qué el caballero de la mano en el pecho? Hay otros símbolos de España también muy usados y generalmente admitidos, por ejemplo, el flamenco, aunque este es más para entendidos y, en otro orden de cosas, las corridas de toros que son más bien para desentendidos. Supongo, no obstante, que ninguno de los dos agradará a Rubert, quizá el flamenco, a fuer de intelectual..
El problema parece ser que no hay un emblema de España que contente a todos los españoles, bastante de los cuales, por cierto, empiezan por avisar de que el empeño es inútil ya que ellos no son españoles. En realidad los españoles tenemos una conciencia de nosotros mismos que podríamos llamar por defecto. No habiendo sido capaces de elaborar un relato fundador de la nación aceptado por los demás, hemos dado no en hablar de lo que somos sino de lo que no somos o no hemos llegado a ser. Además, con el complejazo de inferioridad que arrastramos al compararnos con los otros pueblos europeos, acabamos enzarzándonos entre nosotros y culpándonos mutuamente del fracaso, cosa muy enojosa pero imposible de evitar, según se ve.
Todo el mundo dice que el éxito de la transición fue la incorporación de España a Europa. Es espléndido que podamos hablar impávidamente de la incorporación a Europa de un país europeo. Pero dejémoslo estar porque se arma.
La integración en Europa nos ha obligado a adaptar nuestras instituciones y bastantes mores a las pautas europeas. Pero el invento no pàrece funcionar, probablemente porque, además de adaptar las instituciones, haya que cambiar las mentalidades y eso, ¡oh dioses inmortales!, es una quimera. El ministro noruego del Interior ha dimitido porque se ha probado que la matanza de hace dos años en la isla de Utoya se pudo evitar. Aquí, en España, no dimite nadie nunca. Ni Prestiges, ni Yaks 42, ni metro de Valencia, ni incendios de decenas de miles de hectáreas, con pérdidas de vidas, nadie. El caso del ministro Arias es tan español como Rinconete y Cortadillo. Además, se les parece, con unos años más. El ministro se llama andana, como si los desastres no fueran de su incumbencia y, para mayor estupefacción general, se planta en Cádiz a ver una corrida de toros en compañía del Rey, gran amante de los animales, como se sabe.
Los toros.
Según el gobierno, son el símbolo típico de España, su élan vital. Pero eso no es cierto. En Finlandia hay renos, que son suficientemente extraños, pero los finlandeses no los tienen como el emblema del país y mucho menos los matan previa tortura en un coso. Ahí está la trampa: lo simbólico de España no son los toros sino el modo de matarlos, las corridas. Pero esa es mala base para vender la mercancía de que las corridas sean patrimonio cultural. En consecuencia, los aficionados a este espectáculo no emplean la palabra y hablan de fiesta y hasta Fiesta Nacional. Siempre que llueven mayúsculas la cosa empieza a ponerse fea. Por el mismo motivo esos aficionados a ver cómo se tortura a los animales se llaman a sí mismos taurinos y hasta taurófilos, que ya es retorcer las palabras.
¿No es esto español?
Se dice una cosa, se piensa otra y se hace una tercera. Pero no sucede nada. En Japón se convocan elecciones anticipadas porque el gobierno ha incumplido un compromiso programático. Aquí se pulveriza el programa íntegro, pero de elecciones el gobierno no quiere ni oír hablar.
Es prácticamente imposible calcular las consecuencias del propio comportamiento porque el del conjunto es imprevisible, con lo cual es frecuente que los individuos actúen de modo precipitado, impremeditado, haciendo así más imprevisible el comportamiento colectivo que tanto fastidia. Pregunte el amable lector a las gentes en torno suyo cuántos votaron al PP. Respuesta: nadie.
Todo es azaroso, nada es seguro, la palabra no vale nada, no hay certidumbre en cosa alguna. Es lo mismo que sucede con Julian Assange en Londres; solo que allí es excepcional y aquí, es la norma.
Tómese el caso del preso de ETA, enfermo terminal de cáncer. Ha sido necesaria una movilización social amplísima para que el gobierno, en el último instante y a regañadientes, conceda el tercer grado a un recluso que tiene derecho a él porque así lo previene la legislación vigente y lo ordena la humanidad. No hay derecho a dejar morir entre rejas a nadie. El hombre nace libre, decía Rousseau. Dejadlo morir libre haya hecho lo que haya hecho.
Sin embargo, la Asociación de Víctimas del Terrorismo ha reaccionado con virulencia, con acusaciones potentes como balas dum-dum: traición a las víctimas, a los muertos, a España. Expresiones que el hoy presidente del gobierno profería no hace mucho con gran indignación.
Ponerse a reñir sobre el cuerpo de un agonizante, pelear por principios huecos con ignorancia de los seres humanos concretos, ¿no es también muy español?
¿Y no es muy española la falta de sensibilidad de Cospedal al decir que el gobierno no dejará a ningún español en la cuneta? ¿No pudo decir "en la estacada"? ¿Tan corta de léxico es? ¿Tenía que ser cuneta en un país cuyas cunetas están erizadas de españoles asesinados y arrojados a fosas comunes por los antecesores ideológicos de Cospedal? Y esto no es una fantasía al estilo de las de la propia Cospedal, cuando dice que el PP es el partido de los trabajadores, no. El fundador del PP, el hoy difunto Fraga Iribarne, fue ministro de Información y Turismo (o sea, de Ideología) del Caudillo por la Gracia de Dios durante siete años, desde 1962 a 1969 y algo se le pegaría, aparte de lo mucho que traía ya de casa. Aquí la españolidad es doble. Muy español es perseverar en la identificación con la dictadura y no menos que pueda haber políticas como Cospedal.

divendres, 17 d’agost del 2012

Imágenes del verano. Soportar a Cospedal.

Una de las políticas mas agresiva, bronca, meapilas, reaccionaria y carcunda del PP, Cospedal, afirma que "el gobierno no va a dejar a nadie en la cuneta". En un país que, como todo el mundo sabe, incluida la precitada señora, tiene en las cunetas decenas de miles de republicanos asesinados por los franquistas en la lunga noite da pedra de la dictadura, esta inoportuna expresión podría atribuirse a la reconocida falta de tacto y sensibilidad de la política pepera, a sus escasas luces, a su débil memoria, todos defectos que la adornan de largo. Pero eso es poco creíble. Lo más seguro, dado su caracter hosco, amenazador y bronquista es que se trate de una retorcida amenaza o una especie de siniestra ironía.Téngase en cuenta que quienes perpetraron aquellos horrorosos crímenes, aún vivos en la memoria colectiva y el sufrimiento de los allegados fueron los antecesores ideológicos de Cospedal, en lo político y en lo religioso: el franquismo, que Cospedal no condena y el nacionalcatolicismo del que es ferviente seguidora con peineta y mantilla... y bien rechula que iba ella como si esto, en vez de ser el siglo XXI, fuera el XVI, el de Trento, el que verdaderamente le mola.
Cospedal es un prodigio de  dureza, mendacidad y belicosidad. Como buena reaccionaria al estilo tradicional, anterior a Concepción Arenal, cree que el mejor modo de combatir los incendios es metiendo más gente en la cárcel más tiempo. Como aguerrida embustera y demagoga al estilo de su maestra Aguirre, sostiene que el PP es el partido de...¡los trabajadores! Un partido en cuyas filas militan banqueros, empresarios, terratenientes, aristócratas y todos los millonarios del país que están en política, salvo alguna excepción, es el partido de los trabajadores. El descaro es tan patente que uno se pregunta si la mujer está en uso de razón.
Y si, sí, lo está, al menos en la porción de razón que los dioses le han otorgado. Sabe muy bien lo que dice, cuándo lo dice y a quién se lo dice. Su vida es una militancia permanente, no como la de Rajoy, en la que predominan los momentos en la inopia, cosa que se le ve en el gesto. Nunca habla sin disparar al adversario, a ser posible en juego sucio, y sin proteger a los suyos. Hace un par de años sostenía que la España del gobierno de Zapatero era un Estado policial. En este como en otros infundios y calumnias, citada en los tribunales a declarar por querellas de los agredidos, nunca acude a sostener sus palabras. Lógico, es difícil justificar tanta mendacidad y tanto veneno. La próxima vez que diga alguna de sus habituales barbaridades el juez debía ponerla en busca y captura, como está el marido de la delegada del gobierno en Madrid.
Soportar a Cospedal es algo que Castilla La Mancha lleva muy mal.
(La imagen es una foto de PP Madrid, bajo licencia Creative Commons).

Las afinidades electivas.

Magnífica imagen de Julian Assange; gran iconografía política. Corresponde a una pintura mural de Thomas Foucher en la Demeure du Chaos. Le Monde acababa de declarar a Assange "hombre del año". Sin duda se puede ser "hombre del año" por muy diversos motivos, unos mejores que otros. Cuando lo hizo Le Monde, uno de los diarios/revistas que Assange escogió para su gran filtración (los otros fueron el NYT, The Guardian, El País, Le Monde y Der Spiegel) era 2010 y WikiLeaks acababa de romper la barrera del sonido, como dice la citada Abode of Chaos con sus 500.000 cables sobre secretos de la política exterior de los Estados Unidos y todos los demás.
De golpe la política pasaba a ciberpolítica en una época en la que los Estados no pueden garantizar el secreto de sus secretos. Si los arcana imperii se exhiben en la red, al alcance de cualquier internauta, los Estados pierden mucha de su fuerza. WikiLeaks ha inaugurado una nueva época, una en la que la diplomacia y los gobiernos habrán de ser más transparentes pues la red lo ve todo, lo ve anónimamente si quiere, porque está en todas partes. Los propios Estados, los gobiernos, están también en la red, tienen sus páginas web, participan en las redes sociales, tuitean. Y no con el fin que cierta teoría ingenua supone de que trate de avanzar en el llamado e-government sino con el más realista de estar presente en el debate público, en parte para defender su posición y en parte para informarse a su vez del estado de la opinión. Dentro de poco los ministerios tendrán todos un departamento de seguimiento del ciberespacio.
El caso de WikiLeaks corrobora lo anterior y más. Está claro, Julian Assange es el enemigo público nº 1 para todos los Estados que han engañado a sus pueblos, entre ellos el español en su comportamiento respecto a los vuelos secretos de la CIA y el asesinato de José Souto.
Cualquiera puede ver cómo los Estados Unidos llevan adelante un a campaña de exterminio de WikiLeaks que corresponde a una mentalidad represiva anticuada pues, aunque consiguieran destruir WikiLeaks otras ciento emergerían de inmediato. Por supuesto en esta campaña no se invoca la intención de procesar a Assange por delitos como traición, espionaje, revelación de secretos, sino que se aducen supuestos delitos comunes y además de esos especialmente desagradables pues incluyen violencia de género. Claro, no van a decir que persiguen a Assange por razones políticas y por luchar en pro de las libertades de expresión e información.
Assange debía ser extraditado a Suecia una vez que fracasó su último recurso ante el Tribunal Supremo británico. La decisión de este no fue unánime y está fundamentada en una interpretación del derecho de extradición anómala pues otorga condición de "autoridad judicial" a un fiscal. Esta es la parte más débil del argumento de quienes creen que Assange debe entregarse a Suecia. Cuando, en lugar de hacerlo, el fundador de WikiLeaks se refugió en la embajada del Ecuador en demanda de asilo político, el gobierno de la república latinoamericana ofreció a la fiscalía sueca la posibilidad de interrogar a Assange en la sede de la embajada. Pero aquella rechazó la invitación sin que estén claras las causas de la negativa. Al parecer quiere a Assange en Suecia para decidir si lo imputa formalmente o no. Algo que tendría que haber sucedido hace mucho tiempo de forma que, iniciándose formalmente el proceso fuera un tribunal de justicia el que pidiera la extradición. No un fiscal.
El Ecuador ha dado por fin el paso de otorgar el asilo por las once convincentes razones que expone la cancillería ecuatoriana y que se reducen a una sola: Julian Assange no tiene garantizado un juicio justo y corre el serio peligro de ser luego extraditado a los Estados Unidos en donde tendrá que hacer frente a unas acusaciones que desconoce y que se han elaborado en un gran jurado secreto.
Políticamente el asunto está ardiendo, sobre todo después que el gobierno ecuatoriano dio a luz pública una comunicación del gobierno británico en la que se amenazaba con entrar por la fuerza en la embajada para detener a Assange. Es decir, el gobierno ecuatoriano hizo lo mismo que WikiLeaks, publicar una nota confidencial. El gobierno inglés, en aplicación de una mentalidad metropolitana tradicional avisaba al Ecuador de que tenía base legal para allanar los locales de la embajada, que pensaba saltarse la Convención sobre el derecho de los tratados y los tratados mismos, apoyado en una ley nacional.
Inglaterra aplica a las cuestiones de extradición criterios políticos, no jurídicos. Bien claro quedó cuando negó la extradición a España del dictador Pinochet, interesada por Garzón, hoy abogado defensor de Assange. Es decir, cuando Inglaterra hizo lo contrario de lo que pretende hacer ahora. Inglaterra que, en la hora de la verdad, se alinea tan claramente con los EEUU (como había predicho el general De Gaulle), lo hace frente a Europa, como ya lo hizo en la injusta guerra del Irak en 2003, con el peón español de ayudante. Son las afinidades electivas anglosajonas e imperiale, más fuertes que la lealtad e identidad europeas.
El PSOE no tuvo ayer su mejor día. Se entiende que esté escocido porque el gobierno cuyas vergüenzas aireó WikiLeaks en su momento era el de Rodríguez Zapatero. Pero hay un abismo de ahí a condenar la concesión de asilo político, negar que haya una persecución política de Assange que parte de los EEUU y apuntarse a la tesis de que se trata de una evasión de la justicia de un pavo que no quiere responder por presuntos delitos comunes.
(La imagen es una foto de Abode of Chaos, bajo licencia Creative Commons).

dijous, 16 d’agost del 2012

¿Que incita a la violencia?

En 1939, hace ahora 73 años, terminó la guerra civil que desencadenó un grupo de militares delincuentes y genocidas contra el gobierno legítimo de la IIª República española. Fue un acto de violencia fascista contra un régimen liberal, democrático y pacífico con ayuda de los países fascistas de la época, Alemania, Italia y Portugal. Al concluir las hostilidades, los militares delincuentes establecieron unas dictadura totalitaria y ejecutaron un minucioso plan de genocidio, consistente en asesinar a cientos de miles de personas desarmadas, torturar a muchas más y aterrorizar así a una población indefensa que había quedado a merced del vencedor después de la contienda solo para descubrir que el vencedor no conocía la piedad ni la clemencia que sus curas, sin embargo, predicaban en los púlpitos. Esta labor de exterminio de los rojos (esto es, todos quienes habían hecho algo por la República, fuera lo que fuera, desde combatir en su defensa hasta haber participado en las festividades del 14 de abril) siguió durante los años siguientes más o menos hasta finales de los cincuenta.
En un ejemplo paradigmático del trastorno psíquico que los psicólogos llaman "proyección", los militares genocidas y sus auxiliares (los curas, los falangistas, los banqueros, etc) "juzgaban" (puras farsas), condenaban y ejecutaban sumariamente o simplemente asesinaban en las cunetas de las carreteras a los rojos (y mucho cuidado porque, para los descendientes ideológicos de estos criminales que están hoy en el gobierno, seguimos siendo eso, rojos), acusándolos de sublevación militar, es decir, acusándolos de los crímenes que habían cometido ellos. Los soldados, civiles y milicianos que habían cumplido con su deber defendiendo el régimen legítimo y pacífico de España, sus instituciones y su bandera, frente al asalto de una banda de forajidos sangrientos, pasaron a ser los criminales, los sublevados, los violentos según, claro está, los medios de comunicación de la época, todos ellos sujetos al férreo mando militar y sometidos a la censura política previa o posterior, de la que se encargaba precisamente el falangista Fraga Iribarne, luego fundador del PP.
Esa proyección, ese dar la vuelta a las cosas propio de los criminales fascistas que gobernaron España durante 40 años en la época más tenebrosa de la historia patria es la que esgrime el actual gobierno de la derecha, del partido fundado por el ministro del genocida, de herederos ideológicos de los criminales del 36.,
¿Que la bandera tricolor incita a la violencia? Es igual que decir que los militares que mantuvieron su honra y honor defendiendo el régimen al que habían jurado lealtad frente al asalto de los criminales perjuros eran los delincuentes. Revela la misma mentalidad canalla en los gobernantes actuales.
Y hoy eso es tan falso como entonces. Los republicanos no se habían sublevado contra nadie y la bandera tricolor es símbolo de paz y legitimidad. La que es ilegítima e impuesta por la violencia es la roja y amarilla de los fascistas victoriosos en la guerra y que el Estado español la tenga por oficial no la hace legítima sino que plantea preguntas (de respuestas obvias) sobre la legitimidad de ese Estado.
Pero es que, además de legítima, la bandera republicana es legal, según sentencia del 15 de diciembre de 2003 del Tribunal Superior de Justicia de Madrid que anulaba una decisión del Ayuntamiento de Torrelodones (entonces del PP, claro) por la que se ordenaba retirar una bandera republicana de un chiringuito de IU porque ... ¡podía incitar a la violencia!
Como se ve, los franquistas reinciden y reinciden porque lo que quieren es suprimir la bandera tricolor misma y, como ya no pueden asesinar a los rojos, tratan de despojarnos ilegalmente de nuestros símbolos. En el fondo, la razón es clara: la bandera republicana no solo es legítima y legal sino símbolo de la justicia, la libertad y la igualdad y su ondear recuerda a estos neofranquistas del gobierno su procedencia ideológica: el crimen, el terror, el genocidio que tratan de ocultar como sea.
Pero ese abuso de los gobernantes no puede quedar impune. La izquierda tiene la obligación de defender el empleo de los símbolos republicanos todos ellos pacíficos. Esa multa es ilegal y hay que hacer que la retiren. Nuestros representantes están para eso, no para achantarse y bajar la cerviz frente a la chulería y el fascismo de los herederos de un genocida.
(La imagen es una captura del blog Unidad Cívica por la República, bajolicencia Creative Commons).

Van por WikiLeaks.

Pura ciberpolítica. El episodio de WikiLeaks ha ido creciendo con el tiempo y hoy representa la lucha en el orden mundial entre los partidarios de la libertad de expresión e información en el mundo y enemigos de los secretos de Estado y quienes pretenden finalidades opuestas. Es una lucha global, propia de nuestro tiempo, en la que están involucrados varios Estados (EEUU, Inglaterra, Suecia, Ecuador, Australia, etc), el ciberespacio planetario pues WikiLeaks es una empresa puramente digital, diversos movimientos antisistema, como Anonymous o Democracia Real Ya, muchos medios de comunicación y organizaciones en pro de derechos civiles. El. caso sentará precedente y, por eso, nadie quiere ceder.
En principio, el propósito último de WikiLeaks, esto es, la publicidad y transparencia de los Estados, la abolición de los secretos, goza de muy amplio apoyo, con la consabida excepción de aquellos secretos que afecten a la seguridad seguridad nacional. Pero ese apoyo no tiene correlato en el sistema político, en donde se entiende que el recurso al secreto puede y debe exceder las cuestiones de estricta defensa, ya que garantizan la eficacia del gobierno.
La reacción mundial contra Assange prueba que realmente los poderes de la tierra lo ven como enemigo. Quieren eliminarlo, asfixiarlo, destruirlo. Las grandes plataformas le han negado acogida y los portales de servicios financieros, como Visa o Pay Pal, le han bloqueado sus cuentas. En lo político se da la misma animadversión o peor. Todos los Estados hacen causa común por el temor a que la práctica de WikiLeaks los deje en descubierto. Hasta el de Ecuador, que se toma su tiempo para decidir si concede asilo político a Assange o no, lo cual demuestra lo complicado de la situación puesto que se supone que Correa simpatiza con los objetivos de WikiLeaks. Pero la situación para él debe de ser difícil por las presiones que estará recibiendo. Especialmente de los EEUU en donde un gran jurado secreto está deliberando en este momento qué delitos se imputan a Assange, algunos de los cuales pueden acarrear la pena de muerte.  Hay que dar un escarmiento. El mundo debe saber que no se juega con los secretos de los Estados Unidos.
En el momento de escribir esto la policía inglesa puede haber entrado en la embajada del Ecuador en Londres y arrestado al fundador de WikiLeaks por quebrantamiento de libertad condicional y con la intención de extraditarlo luego a Suecia a petición de un fiscal, que aquilatará si las acusaciones contra él por malos tratos y violación pueden sustanciarse en imputaciones. Cabe recordar en este momento que, a todos los efectos, Assange lleva dos años en una situación de indefensión y sin el amparo de los tribunales, pues los ha pasado detenido de hecho sin que medie una imputación formal en su contra sino solo la petición de la fiscalía sueca. Al conceder la extradición, el Tribunal Supremo de Inglaterra ha dado por bueno que la fiscalía es una "autoridad judicial", como exige la ley, lo cual es altamente opinable.
 Según revela el canciller ecuatoriano, el gobierno de Londres le ha comunicado por escrito que tiene fundamento jurídico para entrar en la embajada y detener a Assange. De suceder así, a partir de ese momento, el debate legal se centrará en las diferentes interpretaciones del principio de extraterritorialidad, recogido en la Convención de Viena de 1961 sobre relaciones diplomáticas, un debate que puede eternizarse. El aspecto político de la cuestión, en cambio, está suficientemente claro: mientras Inglaterra se negó a extraditar a España al dictador Pinochet al que reclamaba el juez Garzón, ahora, en el caso de WikiLeaks, está firmemente decidida a hacerlo a pesar de que, según las apariencias, no hay garantías de que después Suecia no lo extradite a los EEUU.
Curiosamente vuelven a estar frente a frente los dos protagonistas del caso Pinochet, Inglaterra y el juez Garzón que dirige la defensa de Assange por deseo de este, aunque ahora con los roles cambiados: Inglaterra quiere extraditar y Garzón quiere impedirlo.
La defensa de WikiLeaks consiste en presentar el asunto en términos políticos: persecución a quienes luchan por las libertades y contra la censura. Sus enemigos argumentan que las libertades tienen poco que ver pues se trata simplemente de que un ciudadano, al que se acusa de haber cometido unos delitos, tenga un juicio justo. Sin embargo, esta última posición se ha debilitado mucho cuando el fiscal sueco se ha negado a interrogar a Assange en la sede de la embajada del Ecuador. Lo quieren en Suecia pero no porque lo pida un juez o un tribunal de justicia sino un fisca,l. 
Dejémosnos de monsergas: claro que es una persecución política; claro que pretende acallar actividades que el poder político considera nocivas; claro que la represión está organizada y coordinada por los Estados Unidos que últimamente parecen haberse aficionado a esta táctica de singularizar el mal en un individuo, como Saddam Husein, o Bin Laden o Julian Assangue e ir por él ya en mitad de escarpadas montañas o en el centro de las grandes urbes.
(La imagen es una foto de R_SH, bajo licencia Creative Commons).

dimecres, 15 d’agost del 2012

La derecha o todo el monte es orégano

¿Se imagina alguien que Luis Roldán, el sinvergüenza que se apropió de ingentes cantidades de dineros públicos, incluidos los fondos de los huérfanos de la Guardia Civil, fundara un partido político para, digamos, mejorar la salud moral de España?
Quince segundos de silencio para que cale la idea.
Absurdo, ¿verdad? ¿Quién iba a votarlo? La gente no es tonta. ¿O sí?
La Gaceta de hoy, ese pasquín dedicado a envenenar la convivencia entre españoles, trae una entrevista en la que Mario Conde, condenado a veinte años por estafa y apropiación indebida, anuncia su nuevo partido, que presentará en unos días, Sociedad Civil y Democracia con la finalidad de regenerar España, para lo cual este antiguo delincuente proponer iniciar nada menos que un proceso constituyente.
Otros quince segundos de silencio para asimilar la noticia.
¡Eso no es posible! Brama un parroquiano en la barra de un bar. ¿Cómo va este ladrón a decidir qué se hace en España?
Tranquilo, hombre tranquilo. Otros delincuentes han hecho sus pinitos en política y no les ha ido del todo mal. Jesús Gil montó un grupo político liberal, la ideología de Esperanza Aguirre para esquilmar la Costa del Sol. Y José María Ruiz Mateos se hizo europarlamentario a fin ser aforado y rehuir la acción de la justicia.
¿Cuál parece ser la condicion para que los delincuentes, estafadores, ladrones y asaltacaminos consigan lo que se proponen en política? Que los partidos que dirijan sean bien de derechas.
Nuevos quince segundos para ver si la izquierda y la derecha son lo mismo.
Compárese la actitud de Ruiz Mateos, aforándose para escapar a la acción de la justicia con la de Juan Manuel Sánchez Gordillo desaforándose para denunciar cómo la justicia del capital es pura injusticia.
Es la derecha para quien, al ser el poder algo que considera propio por ley natural y divina, no hay obstáculo alguno en saltarse la ley, la moral, el decoro y lo que haga falta con tal de salirse con la suya.
Mutatis mutandi es lo que pasa con Andrés Ollero que, a pesar de ser un feroz militante antiabortista y haber sido diputado del partido que recurrió la ley del aborto al Constitucional, no ve razón para inhibirse a la hora de entender como magistrado de lo que defendió con uñas y dientes como político. Ollero no es un delincuente, no ha sido condenado por los tribunales. Solo es un sectario, un miembro de una secta, el Opus Dei que, como todas las sectas, no deja margen de acción a la autonomía moral del individuo. Así que cuando Ollero dice "no ver" razones para inhibirse, ni siquiera ve que esta excusa no pedida ya habla sobre la inmoralidad y posible ilegalidad de su decisión.
Será neceario recusarlo porque él carece de la integridad moral de inhibirse por manifiesta parcialidad.
Efectivamente, es la derecha que cree que todo el monte es orégano.
(La imagen es una foto de daniel.stark, bajo licencia Creative Commons).

Los 400€ y el aborto.

Hay claros indicios de polarización de la sociedad española. Lejos de apaciguarse, la vida pública se ha crispado más con el triunfo electoral de los conservadores. Apoyados en su mayoría absoluta por un lado y en la crítica situación del país por el otro, han creído que podían aplicar un programa de reformas profundas, radicales, impopulares, sin preocuparse de la oposición. Un error. Esta es una sociedad muy compleja, capaz de detectar cuándo la oposición parlamentaria es irrelevante y de articular otra sustitutoria en la calle.
La derecha insiste en que la oposición debe hacerse en el Parlamento. Sin embargo, aparte de que el propio gobierno lo ignora y actúa a base de decretos-leyes, se da el hecho, más que simbólico, de que la oposición real esté en la calle. Cada vez más. Y no por los manejos de las minorías parlamentarias, sino porque nace en ella de modo espontáneo, según los distintos sectores sociales articulan su respuesta ante los ataques que reciben por las políticas restrictivas del gobierno.
Un inciso respecto a las políticas restrictivas. Son más que eso. Son una verdadera contrarrevolución o, cuando menos, involución en materia de educación, derechos de las mujeres, de las minorías en general, laicismo, derechos de los trabajadores, justicia social, servicios públicos. Quieren una España más ignorante, más sumisa, más religiosa, pobre y obediente. Y a callar, o a ver TVE que viene a ser lo mismo.
La polarización se ha agudizado en los últimos días. El gobierno pretendía extremar la dureza de sus ajustes privando a los parados de larga duración del subsidio de 400€. Todo el mundo le avisó de la posibilidad de un estallido social y por fin lo hubo, de alcance limitado, pero como la chispa que puede prender el fuego. Como decía Sánchez Gordillo, Les hemos metido el miedo en el cuerpo. En efecto, así ha sido.
Y ¿por qué había de asustarse tanto el gobierno por una especie de pequeño motín mujy disciplinado, nada comparable a las banlieus francesas, ahora mismo en Amiens, por ejemplo? Porque trae información en la recámara. Sabe que, a partir del 1º de septiembre, cuando entre en vigor el alza del IVA, todo se encarecerá mucho y la gente tendrá que salir adelante pagando más con menos ingresos, cosa que no va a contribuir a la paz social.

Por otro lado, la derecha tampoco da cuartel en los otros aspectos de la vida, la educación (ya prácticamente sometida al Concilio de Trento), la sanidad, empobrecida y en vía de extinción, la igualdad de derechos con independencia de la opción sexual de cada cual (¡cómo se resiste a morir el viejo desorden!), el aborto.
El aborto, cómo no. La bestia negra de la iglesia católica, lo que fomenta el radicalismo de los grupos provida que, a veces, reivindican su objetivo a bombazos, la raya de lo tolerable, la condena eterna, la maldición divina.
De tal modo obnubila el juicio de la derecha el aborto que hasta personas ecuánimes pierden el oremus al enfrentársele. El magistrado Ollero, miembro del Opus Dei y ex-diputado del PP (el partido que presenta el recurso ahora pendiente de la decisión del Tribunal Constitucional) no cree que deba inhibirse de entender en la causa. A Palinuro los dos datos se le antojan causa bastante de inhibición si no a instancia de parte, de oficio. Cree Palinuro que la pertenencia a sectas religiosas no es compatible con la condición de magistrado. Naturalmente, el punto fuerte del argumento es si el Opus es o no una secta. Palinuro así lo cree pero, no queriendo derivar el asunto a una controversia colateral, se aferra a la idea de que el hecho de ser antiabortista militante en el seno del partido cuyo recurso está por resolverse es motivo de inhibición.
Ollero no puede aducir una sola razón en favor de seguir entendiendo en la causa, salvo el acto de fe de que un antiabortista militante va a mutar en un juez ecuánime e imparcial en asunto de aborto porque sí. Es más, que Ollero haya intentado curarse en salud afirmando que no ve razones para inhibirse demuestra a las claras que las hay y son muy poderosas; la primera de todas que eso no se hace por elegancia. Ollero falta a todas las normas de la cortesía procesal cuando, ante el surgimiento de la más mínima sombra de duda (y esto no es una sombra sino una tiniebla) debiera haber delegado en sus colegas de sala la decisión sobre si convenía que se inhibiera o no. No lo ha hecho lamentablemente. Pero, antes de embarcarnos en otra interminable cuestión llena de sofismas, hay un modo por el que Ollero puede fortalecer algo su muy debilitada posición: que consulte a los otros magistrados de la sala si creen que debe seguir o inhibirse. Si no lo hace, la sentencia del Tribunal, de producirse en estos términos será particularmente nociva, cuanto que no cabe recurso contra ella. Lo que salga del Constitucional será el aborto de ahora en adelante en España. Por eso debe inhibirse el magistrado Ollero. No puede juzgar como juez lo que defendió como político.
(La imagen es una foto de La Moncloa en el dominio público).

dimarts, 14 d’agost del 2012

Risas falsas.

Después de haber anunciado que se suprimía la magra prestación de 400€ a los parados de larga duración y haberse encontrado una cerrada oposición social que no esperaba; después de haberse mantenido en sus miserables trece mientras crecía la indignación; después de haber porfiado en el silencio, estirando depravadamente la angustia de decenas, centenares de miles de personas que no tienen nada más; después de haber agotado hasta el último minuto el plazo en lo que solo puede entenderse como un acto de estúpida crueldad, el gobierno de este individuo se ha visto obligado a ceder  y reconocer el derecho de los parados a los 400€ que pretendía arrebatarles.
No ha sido necesario recurrir a alguna de las habituales mixtificaciones y falsedades conceptuales que ya tenía preparada el meapilas ministro de Cultura, especialista en la materia. La cosa había llegado a tal grado de universal escándalo que estos correveidiles del capital en el gobierno, habiendo conseguido previamente el acuerdo de la patronal, el nihil obstat de la iglesia y el tun Sie's nur! alemán, sus tres amos, ha prorrogado la prestación amenazada por la codicia general de la derecha. 
Había un clamor social para que no se dejara en la cuneta a los más desfavorecidos. Hasta en su propio partido, los menos granujas, como Basagoiti  o Feijóo, estaban pidiendo que se prorrogara la subvención. Por supuesto, así lo reclamaban todas las fuerzas políticas y sociales, excepción hecho de la iglesia quien no se pronunció públicamente porque quizá esperaba alguna tajada de este nuevo expolio del gobierno carcunda a sus órdenes. El PSOE sacó algo más de cuerpo fuera de lo que acostumbra y pidió la renovación, aunque más en tono de súplica que de legítima exigencia. Por fin pareció haber recuperado más brío y amenazó con llevar un millón de firmas en pro de esa justa reclamación. IU estuvo ambigua y los únicos que pueden apuntarse legítimamente el tanto aquí son Sánchez Gordillo y el SAT que han metido tanto miedo en el cuerpo a los señoritos que el gobierno ha tenido que ceder.
Pero lo más decisivo han sido las redes. Twitter, FB, Menéame, etc., , la blogosfera, el ciberespacio en su conjunto estaban que ardían y, aunque todavía mucha gente no calibre su verdadero impacto, son los que marcan la pauta de la opinión a lo largo del día. Los gobernantes no tienen apenas presencia en estos terrenos virtuales porque ignoran cómo funcionan, pero sus segundos -que son quienes se baten el cobre en ellos- los mantienen al tanto y les dan una idea de cómo están los ánimos. Y así como el Borbón acabó pidiendo excusas por asesinar elefantes a causa del escandalazo de las redes sociales, este gobierno de neofranquistas neoliberales, ha tenido que tragarse el sapo de mantener una prestación social con la que quería acabar.
Sale de aquí una enseñanza provechosa. Las redes, la actividad en el ciberespacio, la ciberpolítica, son determinantes en la sociedad digital y condicionan los resultados. La rapidez en las respuestas, la viralidad de estas, la ausencia de tiempos muertos, la colaboración desde múltiples puntos, la circulación de la información en tiempo real son los datos del nuevo medio de la política al que ya nada escapa.
La izquierda tiene que aumentar su presencia en las redes, digitalizar su mensaje, interaccionar con la gente en el ciberespacio y trasladar a este más reivindicaciones. El éxito en toda línea respecto al derecho a los 400€ puede extenderse a más reivindicaciones.
NB. Estuve a puto de titular esta entrada Risas de hienas a la vista de la foto que la web de La Moncloa ha colgado en el dominio público pero luego lo pensé mejor y, comprendí que era un título injusto con las hienas. La risa de estos dos es la del necio al que acaban de propinar una bofetada y no sabe por dónde le ha venido. La del que se queda sin un juguete (los 400€) y tiene que poner esa cara de circunstancias.
(La imagen es una foto de La Moncloa en el dominio público).

Catástrofes humanas.

Palinuro sostiene que no hay "catástrofes naturales" sino que todas son humanas. Cuando no tienen repercusiones negativas para los hombres tampoco son catástrofes sino fenómenos de la naturaleza. Cuando las tienen, siempre es por causas humanas, por falta de prevención, lentitud en la respuesta, errores de evaluación, descoordinación, ineficacia y grandes desigualdades sociales. En efecto, el mismo terremoto no causa los mismos daños en toda la ciudad; lo más probable es que los barrios pobres salgan peor parados porque los materiales de construcción son de peor calidad. ¿Por qué las casas de los ricos están en zonas seguras mientras los pobres se hacinan en el cauce de una torrentera, por donde un buen día puede venir una riada?
Las catástrofes son humanas. Ese incendio de Alicante en el que han muerto dos brigadistas parece haberse producido de un modo fortuito, al abrir un conductor el capó del coche y salir de este una llamarada que prendió de inmediato en la vegetación. Supongo que podría haberle pasado a cualquiera, aunque siempre se podrá argumentar que hubo negligencia en el mantenimiento del vehículo. Si algún culpable hay que buscar, probablemente el responsable de la vegetación en la zona aunque en este secarral de España, con 44º, arden hasta las fuentes.
Estos incendios descomunales tienen algo de bíblico. Me extraña no haber leído hasta la fecha ninguna interpretación en el modelo de Sodoma y Gomorra o arrepentíos, pecadores. Todo se andará, supongo. El incendio de La Gomera es otro desastre que, aun sin víctimas mortales, es ya una tragedia para miles de personas, muchas de ellas evacuadas de sus casas y habiéndolo perdido todo. Hay en La Gomera un factor añadido, el carácter insular, y de ínsula pequeña, pues su diámetro es de unos 22 km, algo así como la distancia de Madrid a Alcalá de Henares. Tiene unos 20.000 habitantes. El fuego ha arrasado ya el 11% de la isla y obligado a evacuar el 10% de la población. Una investigación determinará los daños y los fallos humanos que parece haberlos habido, el primero de todos, la insuficiencia de medios técnicos contra incendios en la isla. Pero eso lo dirá el informe de la investigación.
Lo que no está libre de reproche ya mismo es el insultante comportamiento del ministro de Medio Ambiente. Verlo en los toros mientras el país ardía y sus hombres morían abrasados subleva el ánimo de cualquier persona de bien. Parece que Arias Cañete proyecta acudir al funeral de los dos brigadistas, a imponerles no sé qué medalla. Que vaya protegido porque los ánimos están más quemados que los cuerpos de las dos víctimas y alguien puede partirle la cara por figura. Palinuro iría a la imposición de medallas como ministro dimisionario, pero no todo el mundo piensa y actúa igual.
Tratando de justificarse, Arias Cañete achaca su presencia en el tendido real del coso al cumplimiento de una orden emanada de la vicepresidencia del gobierno. Al margen de que las órdenes deben desobedecerse por razones de conciencia cuando sean injustas, cabe preguntarse por las consideraciones en función de las cuales se impartió esta. ¿Advirtió Arias Cañete a la vicepresidenta de la situación en La Gomera? ¿La conocía él mismo? La vicepresidenta, ¿estaba informada de antemano? ¿Por qué se decidió por la corrida de toros, sabiendo además lo controvertido de este espectáculo? Si esto es así, si la vicepresidenta decidió dar prioridad a los toros (por razones ideológicas, me malicio) por delante del destrozo de la vida de miles de ciudadanos, podría aquella acompañar al ministro en dirección a la puerta de salida a la calle.
Pero, claro, los dos mencionados son meros alfiles de su jefe, el estratega Rajoy, que ayer envió un telegrama de condolencia por el fallecimiento de los dos brigadistas. Tienen que morir dos hombres para que el veraneante Rajoy envíe ¡un telegrama! Un texto probablemente a la altura de su categoría humana; algo así como: "Profundamente conmovido pérdida dos valiosas vidas humanas. Envío a Cañete con medalla".
La otra catástrofe humana de la portada de El País atañe al aborto. Que sea Ollero, exdiputado del PP, miembro de la prelatura personal del Opus Dei (según Palinuro, una secta) quien haya de redactar el fallo del Tribunal Constitucional en el recurso del PP contra la Ley del aborto hace temer lo peor. Ollero es antiabortista militante hace ya más de veinticinco años. Pero eso no lo lleva a inhibirse de la tarea, sino al contrario, lo cual demuestra el alto grado de militancia del ponente.
El ataque al concepto del aborto como un derecho de la mujer no ceja ni un instante, pues es fundamental en la dogmática católica. Que sea esta la que rija para el conjunto de la sociedad es un disparate propio de sectarios. El antiabortismo de la iglesia es absoluto: las mujeres no pueden abortar ni en caso de violación. Y ese es el espíritu del ponente. Así que la catástrofe que se cierne sobre las mujeres es humana, muy humana, demasiado humana.
Queda por preguntar el porqué de esa cerrada oposición eclesiástica al aborto. No se me ocurre otra respuesta que la misoginia. La mujer, la descendiente de Eva, es un ser inferior, dependiente, no enteramente racional, nada de fiar, proclive al yerro, al que hay que tutelar, sin dejarle adoptar decisión importante alguna ni siquiera la que afecte más directamente a su vida. Las logomaquias para cohonestar esta visión profundamente misógina con la moda contemporánea de la igualdad de géneros carecen de interés; son puro cuento cuya falsedad se descubre comparando dichos y hechos. Y por si alguien cree que de verdad la iglesia considera intocable el derecho a la vida del feto, piense en cuál sería su criterio sobre el aborto si fueran los hombres quienes parieran.
No obstante, esta actitud retrógrada se reviste de todo tipo de consideraciones metafísicas y pretendidamente científicas al mismo tiempo, para responder en todos los frentes. Y, sin embargo, el asunto es muy sencillo: se trata de saber qué prevalece en nuestra decisión, si el beneficio del aún nonacido en detrimento de la madre o el de la madre en detrimento del aún nonacido. La derecha argumenta que el feto tiene derechos y que estos prevalecen sobre los de la madre. En la izquierda argumentamos que, en efecto, el feto tiene derechos (por ejemplo, a que se le atienda correctamente a través de la gestante y se le cuide), pero no prevalecen sobre los de la madre. La derecha quiere proteger un bien futurible y, por tanto, hipotético. La izquierda quiere proteger un bien presente, real, supremo para su poseedora. Para la derecha todos los seres humanos tienen que acatar los designios de su dios. Para la izquierda los seres humanos son autónomos y ninguno tiene el derecho de imponer a los demás su fe y sus dogmas.
Añádase a esto que los partidarios del aborto no interfieren en la vida de los antiabortistas, no los obligan a abortar, mientras que la derecha sí interfiere en la vida privada de la gente, impidéndole el ejercicio de lo que para Palinuro es un derecho de la mujer: el de gestar o no.
En definitiva, ganas de perder el tiempo pues, en lo tocante al aborto, está todo dicho. 

dilluns, 13 d’agost del 2012

¿Son iguales todos los políticos?

Las dos sandeces que la derecha repite sin parar y sus mesnadas sueltan en las barras de los bares como si estuvieran enunciando verdades luminosas que explican la compleja realaidad son estos dos apotegmas que parecen dictados por una sabiduría ancestral y sólo ocultan mala fe, voluntad de engañar y regusto por el topicazo, a saber:
  • Todos los políticos son iguales: van a lo suyo.
  • Ya no hay diferencias entre la izquierda y la derecha.
Normalmente, quien suelta la primera estupidez, suelta también la segunda.
¿Todos los políticos iguales?  Cualquiera que esté medianamente informado sabe que esto es mentira, una forma de difamar a los políticos honrados, útiles, ingeniosos poniéndolos al nivel de los sinvergüenzas, holgazanes y estúpidos. Un recurso muy frecuente de la derecha, cuya falsedad evidente se prueba de muchas formas pero la mejor, sin duda, es acudir a un ejemplo concreto, palmario, tangible: ¿Son iguales Sánchez Gordillo y Arias Cañete? No, ¿verdad? ¿Hace falta decir por qué? Gordillo gana 1.200€ al mes; Arias Cañete diez, quince, veinte veces más. Gordillo está siempre junto a la gente a la que representa, ayudándola y dando la cara por ella; Arias Cañete está a cientos, miles de kilómetros de donde hay problemas que requerirían su atención, viendo los toros de juerga con el Borbón mientras arden los bosques, los parques naturales que tiene encomendados y muere la gente a sus órdenes. Sánchez Gordillo tiene su personalidad, que no todo el mundo encuentra grata, pero es un hombre responsable, dedicado a su tarea y querido por los habitantes de su pueblo. Arias Cañete dice que estaba viendo los toros en compañía del Rey (que, de acuerdo con la Constitución es un irresponsable, como se echa de ver cada vez que habla) por orden de la vicepresidenta del gobierno. ¿Pesa más una orden de la ratita hacendosa que su conciencia? ¿O no tiene conciencia? De ser así, ¿para qué queremos un ministro? Con poner un robot que hará lo que le ordenen sin preguntar nos ahorraremos una pasta en los sueldos, dietas, canonjías y privilegios de este menda que todavía no se ha dejado ver por las zonas de desastre de España.
En cuanto a la segunda estupidez, misma respuesta que a la primera. No conozco a nadie de izquierdas que diga semejante tontería; sí, en cambio, a muchos de derecha. La última, la alcaldesa de Madrid, Ana Botella, la de las manzanas y las peras, muy contenta de proferir la conocida estulticia. Gordillo es de izquierda y Cañete de derecha. ¿Podía ser de otro modo? ¿Podría Gordillo ser de derecha sin dejar de ser Gordillo o Cañete de izquierda sin dejar de ser Cañete? ¿Iría Gordillo a los toros mientras en su pueblo hay un desastre que pone en peligro la vida de su gente e, incluso, se ha cobrado ya alguna? ¿Estaría Cañete dispuesto a hurtar comida en un supermercado a plena luz del día para socorrer a los necesitados y hambrientos? Preguntas innecesarias, ¿a que sí? Gordillo y Cañete parecen gentes de planetas distintos. Desde el punto de vista de Palinuro (que, por lo demás, no coincide en muchas cosas con el alcalde dce Marinaleda) Gordillo es un hombre cabal; Arias Cañete, un lamentable sucedáneo.
(La primera imagen es una foto de Audiovisuales Acampadazgz, bajo licencia Creative Commons); la segunda una de La Moncloa en el dominio público).