dimecres, 15 d’octubre del 2008

La utopía y las medias tintas.

Siguiendo el ejemplo de Gran Bretaña, el Gobierno gringo ha nacionalizado la banca de golpe. Visto lo que había pasado el finde en Europa, Mr. Paulson llamó a su despacho el lunes a los principales banqueros, puso sobre la mesa 250.000 millones de dólares (unos 170.000 millones de euros) y les obligó a vender al Gobierno acciones por diferentes valores: 25.000 millones para Citigroup, Bank of America, Wells Fargo y JP Morgan Chase cada uno, 10.000 millones para Goldman Sachs (por cierto, el suyo, que no es tonto del todo el mancebo) y Morgan Stanley, 2.000 a 3.000 millones para Bank State Street y Bank of New York y la pedrea para el resto. Claro, esto no es lo que él pretendía en un primer momento con su famoso plan de los 700.000 millones para comprar los activos "tóxicos" que primero le rechazó el Congreso y luego, aprobado por éste, provocó el batacazo de la semana pasada que estuvo a punto de colapsar el sistema financiero mundial. Es algo distinto: una compra de acciones con participación real del Estado, intereses para los contribuyentes (5% en los primeros cinco años y 9% en adelante) y una serie de condiciones entre las que destacan supervisión de los salarios de los altos ejecutivos y prohibición de los "paracaídas de oro". O sea una intervención en toda regla que era lo que Paulson había intentado evitar.

Una intervención como la que se ha dado en Inglaterra y está prevista en Alemania y otros países. Una situación tan contraria a los postulados teóricos del capitalismo que muchos piensan que estamos ante un cambio de era, de alteración de los viejos postulados. Ahí estaba ayer el señor Rajoy, después de haber hablado con el señor Rodríguez Zapatero insistiendo en que los dineros que este último ha aprestado tan diligentemente no vayan a los insaciables bancos sino que lleguen a las pymes y a las familias y que se gestión sea supervisada por el Parlamento, todas ellas reclamaciones que también había hecho Palinuro. Puesto que sé que Palinuro, al que conozco muy bien, no es derecha, sólo puedo deducir que, como se decía en el post de ayer, el señor Rajoy se ha hecho de izquierda.

Portentosas transformaciones. Esta crisis está siendo como un huracán de las Antillas y no está dejando edificios ni convicciones en pie. Todo se deshace y se lo lleva el viento. Por ejemplo, la señora Fernández de la Vega, de sobria expresión, augura que, cuando la crisis se acabe, el capitalismo sufrirá cambios. En verdad, ya han cambiado bastante las cosas; tanto que los socialistas recuperan un vocabulario abandonado hace mucho tiempo. ¿Desde cuándo no hablaba en público un político socialista de "capitalismo"? Da la impresión de que estuvieran viendo renacer la vieja utopía juvenil a los cárdenos reflejos de esta tremenda crisis.

Por su parte, el señor Bush que también asiste atónito al derrumbarse del templo del capital en el que tanto ha rezado, niega que las medidas nacionalizadoras de su gobierno, que darían envidia a Hugo Chávez y Fidel Castro juntos, supongan cambio drástico alguno del sistema económico imperante. Que nadie se engañe: estas medidas no están pensadas para acabar con el libre mercado (como Mr. Bush no es socialista no lo llama "capitalismo") sino para preservarlo. Para preservar el capitalismo, se entiende.

¿Cuál de las dos previsiones, la de la señora De la Vega o la del señor Bush, se hará realidad? Por supuesto, no hay modo de saberlo. Hasta es posible que la realidad acabe siendo una mezcla de ambas quien sabe si para traer lo nuevo bajo el manto de lo viejo al modo en que la violencia es la partera de la historia, o para conseguir que se haga realidad el viejo adagio de Plus ça change plus c'est la même chose.

Lo que sí me atrevo a aventurar es que, con todo lo vistosas que son estas drásticas medidas de los gobiernos europeos y gringo, con lo llamativa que fue la semana pasada de los pánicos encadenados y lo contundente de los planes de rescate, si todo se queda aquí, nos habremos quedado en las consabidas medias tintas. Me da igual cómo queramos llamarlo a largo plazo, si conservación o sustitución del capitalismo; lo que me importa es el corto y medio plazo. Y en este terreno está muy claro que, de momento, se ha conseguido capear una crisis global aplicando medidas estrictamente nacionales. Es cierto que los gobernantes han entendido que deben coordinarlas y hasta hubo un día de feliz memoria en que todos los bancos centrales se pusieron de acuerdo para bajar medio punto los tipos de interés. Pero eso ha sido todo. Y, por lo tanto, resulta a todas luces insuficiente. La crisis ha sido, está siendo, global y demanda soluciones globales. Este finde se reunen M. Sarkozy, el señor Durao Barroso (o sea, la Unión Europea) con Mr. Matorral en Gringolandia. Aparte de hacerse fotos y contarse chistes, sería muy conveniente que de esa reunión surgiera una convocatoria de una conferencia internacional para regular el nuevo sistema financiero mundial, un Bretton Woods II; porque esto no puede seguir así.

(La imagen es un detalle del panel central del tríptico de 1487 de Hyeronimus Bosch, El carro de heno que se guarda en El Escorial.)

Aguirresividad.

No hay duda; es todo un carácter. A su lado, el señor Rajoy es flojo, blando, untoso y no tiene media galleta. La señora Aguirre está en todos los frentes, no da tregua al adversario (del partido de la oposición o del propio), ni pierde ocasión de arremeter contra él; hasta cuando se defiende, ataca y no deja territorio por ocupar, ya se trate de las rencillas intrapartidistas como de las campañas sindicales, el boicoteo al Gobierno del Estado o las cuestiones de vuelos teóricos, como esa fijación que tiene por demostrar que la derecha es moralmente superior a la izquierda. Nada le parece demasiado pequeño, irrelevante o baladí; no descuida fisura alguna. No descansa.

Hace unos días, a raíz de la campaña de los sindicatos contra la política de privatización de la sanidad pública de la Comunidad de Madrid, la señora Aguirre permitía que se difundiera un video en el que se identificaba a algunos de los trabajadores que interpelaban en los actos al consejero de Sanidad, esa inenarrable joven promesa de nombre Güemes. Comisiones Obreras ha llevado el video a los tribunales porque en él pueden estar conculcándose tres o cuatro derechos fundamentales. A ver qué dicen los jueces pero tengo poca duda de que, digan lo que digan, el Gobierno de doña Esperanza Aguirre no cambiará de rumbo. Su inquina a todo lo que sea público no conoce límites. Hace un par de años que inició un ataque insidioso y malintencionado contra un equipo médico del Hospital Severo Ochoa, encabezado por el doctor Montes, con la intención de desprestigiarlo a él, a su gente y, de paso, a toda la sanidad pública. Los tribunales acabaron dando la razón al referido doctor Montes, pero el Gobierno de la CA de Madrid no ha rectificado en su odiosa campaña ni ha reintegrado al doctor Montes al puesto que por derecho le corresponde antes de que la arbitrariedad del tal Gobierno de extrema derecha lo apartara de él.

Ahora la ha tomado con las Universidades públicas de la Comunidad, a las que pretende asfixiar recortándoles de golpe el 30 por ciento del presupuesto en gastos corrientes. Y eso al tiempo que acusa al Gobierno de España de no pagarle una deuda de más de 1.000 millones de euros que debe de precisar como agua de mayo para seguir financiando campos de golf en Chamberí, zona muy necesitada de tan popular deporte. La táctica es conocida: se da un hachazo, se pone a las Universidades de rodillas y luego se les da la mitad o un tercio de lo que reclaman y se las tiene a plena disposición, sin poder financiarse.

Entre tanto, probablemente para recaudar fondos, la señora Aguirre pretende privatizar un 49 % del Canal de Isabel II, al tiempo que provilegia a la eseñanza privada concertada en detrimento de la escuela pública, abandonada y masificada mientras ella se entretiene viendo cómo puede saltarse la ley en materia de Educación para la Ciudadanía. Confieso que no entiendo cómo mis paisanos madrileños votan a esta señora si no es porque la oferta que suele presentar el PSOE en las elecciones autonómicas es aun peor.

Ahora, la señora de armas tomar ha decidido que, como está siendo objeto de injustas campañas, sus huestes salgan la calle a explicar a los ciudadanos las excelencias de sus políticas. O sea, no le basta con tener a su disposición un periódico (El Mundo), una cadena de radio (La Cope) y una de televisión (TeleMadrid) sino que recurre asimismo a la movilización partidista, dejando chiquito una vez más al pobre Presidente de su partido ya que ha tenido la desfachatez de instalar la oficina desde la que centralizará está movida propagandística en la sede de la calle de Génova.

Aquí no manda el señor Rajoy ni el señor Ruiz Gallardón sino la lideresa, señora Aguirre a quien están preparando los suyos para que sea la próxima candidata a la presidencia del Gobierno, una vez que el interino haya sido desplazado por los malos resultados de las próximas elecciones autonómicas y europeas.

(La imagen es una foto de Chesi Fotos, bajo licencia de Creative Commons).

Día de acción de los blogs.

Hoy celebramos el Día de Acción de los blogs y va dedicado a la erradicación de la pobreza. Quede claro. Puede seguirse la campaña en Blog Action Day 2008 Poverty.


dimarts, 14 d’octubre del 2008

La derecha se ha hecho de izquierda.

Que el Reino Unido nacionalizara la banca era relativamente previsible por cuanto el país tiene una clara querencia socialista; basta recordar el Informe Beveridge y el Welfare State a que dio lugar a partir de 1945. La drástica corrección de curso que impuso la señora Thatcher, como se ve, no sirvió de mucho. Ahora Mr. Gordon Brown, un laborista, o sea un comunista encubierto, ha puesto en marcha un plan para nacionalizar los bancos. Dice que parcialmente pero ya veremos cómo el Estado, al final, en su voracidad, se queda con todo y nosotros acabamos echando de menos a aquel simpático Tory Blair, sobre todo ahora que se ha convertido a la verdadera religión.

Las nacionalizaciones británicas eran inevitables tratándose de socialdemócratas. Como lo será que en poco tiempo hagan lo mismo los taimados socialistas españoles. Es cierto que el señor Solbes anda diciendo que en España no será necesario acudir a expedientes de nacionalización dado que la banca patria goza de inmejorable salud. Ya veremos. No me fío nada y estoy seguro de que encontrarán una excusa para meter la mano en la caja de los bancos privados. Ocurre siempre igual con los progres y los izquierdistas en general, que parecen haberse civilizado y, apenas te das media vuelta, les sale el Lenin que todos llevan dentro. La cabra leninista tira al monte soviético.

Mas ¿qué me dicen Vds. del señor Bush, antaño esperanza de Occidente y hoy dispuesto a nacionalizar los bancos que hicieron la grandeza de su país?, ¿qué de Frau Merkel, más de derechas que Otto von Bismarck y, además, devota cristiana temerosa de Dios que pretende hacer lo mismo con la banca alemana? ¿qué de M. Sarkozy, bastión del orden tradicional y de la propiedad privada, quien no solamente pretende nacionalizar la banca francesa sino que anda diciendo que piensa "refundar el capitalismo" para que se note que tiene ideas? Vade retro. Menos mal que nadie sabe qué quiera decir eso salvo que, a la salida de esta crisis, será preciso tomar medidas para que no se repita.

Pero ¿qué capitalismo va a refundarse si, como se ve, todos los líderes de los países capitalistas se han convertido en una manga de nacionalizadores peores que los comunistas? Qué ironía de la historia que a casi veinte años del estrepitoso hundimiento del comunismo su fantasma vuelva a recorrer Europa pero esta vez las "potencias de la vieja Europa (...) los radicales franceses y los polizontes alemanes" en vez de conjurarse contra él, lo amparen y alienten.

¿Y qué les parece a Vds. el señor González Pons, portavoz del PP, partido de la derecha, fundado por el señor Fraga, exministro de Franco, centinela de Occidente, diciendo que Zapatero es el presidente de los banqueros? Como si a) los banqueros no pudieran o debieran tener partido; b) el PP fuera el partido de los proletarios y campesinos y no hubiera contado entre sus filas a los Ratos o los Matutes, banqueros. Si alguien piensa que se trata de una ocurrencia de pata de banco del señor González Pons como si no supiera lo que decía, el señor Rajoy corroboró su posición un día después afirmando que las medidas del Gobierno son buenas para los bancos pero que hacen falta más para garantizar los ahorros de los españoles.

En fin, estos giros, mudanzas, cambios radicales y bruscos de opinión que hacen que los de derecha de toda la vida se hayan hecho de izquierda, forman parte de la voluble vida política. A quien hay que interrogar ahora, exigir explicaciones, escuchar a ver qué dicen es a los intelectuales orgánicos del pensamiento neocon y neoliberal. Veamos: decían que el Estado no es la solución sino parte del problema; decían que el mercado se auterregula si el estado no mete sus sucias narices en él; decían que toda intervención en el mercado era contraproducente; decían que las nacionalizaciones no son más que confiscaciones de las propiedades de los honrados y afanosos industriales a manos de una caterva de envidiosos arrastraculos; decían que el Estado es despilfarrador y el mercado ahorrador (sí, sí, lo decían); decían que el Estado es ineficiente y el mercado eficiente (que sí, que sí, que lo decían); decían que el Estado es el núcleo de la corrupción y el mercado el centro de la honradez; decían que el Estado es burocrático e inmoral mientras que el mercado es ágil y moral; decían que el Estado asigna recursos por criterios de favoritismo, clientelismo y enchufismo mientras que el mercado los asigna según la lógica racional de la competencia y el coste-beneficio; decían que el Estado es lento y el mercado rápido; que el estado es monopolio y el mercado libre competencia; que con el Estado perdemos y con el mercado ganamos.

¿Y ahora qué dicen? ¿Cómo explica el "pensamiento" neoconservador esta crisis y cómo propone salir de ella? Porque sus huestes políticas ya lo hemos visto: nacionalizando o sea, desprivatizando. No creo que los variadísimos think tanks que la derecha tiene a suculento sueldo por todo el planeta estén en situación de dar una respuesta en un tiempo razonable porque son tanks o sea, pesados y lentos. Por eso quizá corresponda apuntar alguna sugerencia a quienes no estamos en ningún think tank, tampoco de izquierda, que los hay y también en plan de sabrosas canonjías. Palinuro ya propuso la nacionalización de la banca hace días, ¿qué tal si aprovechamos ahora, revisamos todas las privatizaciones y renacionalizamos, es decir, devolvemos a sus legítimos propietarios las que no han funcionado, en concreto todos los servicios públicos? Porque si no se hace esto no sé qué querrá decir el señor Sarkozy cuando habla de "refundar el capitalismo".

(La imagen es una foto de Liquid Lucidity, bajo licencia de Creative Commons).

El niño con el pijama a rayas.

¡Qué gran película la de Mark Herman que acaba de estrenarse! Está basada en una novela del mismo título del irlandés John Boyne que no he leído pero pienso leer. Y no porque crea que sea necesario para el mejor entendimiento del film. En absoluto. El film está muy bien como está y no le falta nada. La leeré solamente para revivir una historia tan sorprendente, tan original, tan bella, tan terrible y tan triste. Porque eso es lo esencial de la peli, la historia que cuenta cuya fuerza es tan arrolladora que puede con todo, con la ambientación, la dirección, la interpretación, la banda sonora, el guión y todo. Y conste que la película es muy buena como película; pero es porque la historia que cuenta es extraordinaria. Y ha salido directamente de la cabeza del novelista John Boyne al que han visitado felizmente las musas y le han inspirado eso, una historia magnífica que él ha sabido contar de modo sobrio y sin concesiones, como de modo sobrio y sin concesiones, sin cursilerías, con toda la sencillez, la belleza y la brutalidad de la vida la ha contado el director Herman.

Un alto oficial del ejército alemán, casado con dos hijos (un niño de ocho años, Bruno, el protagonista de la historia y una niña de doce, Gretel) es nombrado comandante del campo de exterminio de Auschwitz en los últimos tiempos de la guerra y tiene que trasladarse allí con su familia. Alemanes, nazis, Berlín, militares, guerra, vida de familia, campo de exterminio, judíos, brutalidades, crímenes, canalladas, etc. No falta nada. Parece mentira que en una historia en la que ya nos conocemos tan de memoria los ingredientes que basta con insinuarlos para que el público nos hagamos perfectamente cargo de lo que se trata, se pueda introducir todavía un punto de vista, una perspectiva tan nuevos y originales que tiñan con otro tinte moral nuestra experiencia de lo que fue la "solución final", la Shoah.

Ese es el ingenio del novelista, el logro magnífico del arte, que nos abruma con un cúmulo de sensaciones nuevas, de experiencias insólitas prácticamente sin decir nada. ¿Creíamos saber mucho de los campos de exterminio porque hemos visto, leído y oído de todo sobre ellos? ¿Pensábamos habernos situado en todas las perspectivas, la de las víctimas, los victimarios, los liberadores, los enemigos, los combatientes...? Siempre hay alguna novedosa, alguna que se despliega antes nuestros ojos atónitos en un paisaje que podríamos dibujar con los ojos cerrados y nos obliga a verlo como si fuera la primera vez que lo hiciéramos, donde todo adquiere dimensiones insospechadas. El punto de vista de un niño. Pero no de una víctima, sino de un niño hijo de victimario en una situación sorprendente y terrible.

Ese golpe de ingenio del novelista nos obliga a rebobinar nuestro discurso más o menos asentado sobre este siniestro periodo de la historia de Europa y a replantearnos muchas cosas: cómo veían el mundo que los rodeaba los niños de ocho años, qué les enseñaban, qué les decían, cómo reaccionaban ellos, como se hacía para vivir una vida de engaños y mentiras con niños que no entienden de los unos ni de las otras. Pero, sobre todo, lo que nos anonada con la fuerza del destino y la fatalidad es el terrible efecto que tiene la fantasía del autor que al final ha jugado con la idea de qué pueda suceder cuando se transgrede la regla de oro de la moral. Y no digo más para no fastidiar a nadie una película tan emocionante.

(La imagen, la cubierta de un DVD, procede de Wikipedia, y está acogida a la declaración de Wikipedia: non-free content por no haber ninguna alternativa libre disponible, servir para ilustrar el comentario y tratarse de una imagen de baja resolución).

dilluns, 13 d’octubre del 2008

Cruzando los dedos.

Las frenéticas reuniones del G7 el viernes/sábado en Washington y del Eurogrupo el domingo en París con los planes de acción que en ambas se han adoptado han sido prueba de que hay una voluntad política clara en los países desarrollados de impedir que la crisis de confianza y liquidez acabe en el colapso del sistema financiero internacional. Di cuenta del programa de acción del G7 en el post del sábado pasado, titulado Finde de cumbres. En cuanto al aprobado en París, muy parecido al de Washington pero más concreto, contiene tres propósitos básicos: a) los Estados se comprometen a garantizar la liquidez en el sistema financiero asegurando o suscribiendo los préstamos en este mercado hasta un plazo de cinco años y jugando siempre con activos "sanos", nada de "tóxicos"; b) los Estados se comprometen a entrar en el capital de los bancos a precios de mercado, lo que equivale a una forma de nacionalización parcial o total, como ya propuso Palinuro en un post del dos de octubre titulado ¿Y si nacionalizamos la banca?; c) los Estados se comprometen a impedir que ningún banco importante quiebre, cosa que sólo puede hacerse mediante más nacionalizaciones.

En el fondo lo que ha hecho el Eurogrupo ha sido aprobar el plan de salvamento/nacionalización de la banca elaborado por el Gobierno de Mr. Gordon Brown que, por cierto, no pertenece al eurogrupo pero estaba ayer en París impartiendo sus sabias doctrinas. Éstas no eran otra cosa que una especie de aggiornamento y adaptación del plan de salvamento de la banca sueca en los años noventa del siglo pasado.

Elaborados dichos planes (que ahora hará suyos el Ecofin), los dirigentes europeos regresaron a sus países a esperar llenos de inquietud la reacción de las bolsas hoy, pues nadie olvida que el desastre de la semana pasada se debió a que los mercados no creyeron en la viabilidad del plan de rescate de los señores Bush y Paulson. De momento las perspectivas son buenas: los mercados asiáticos (excepto Japón, que no abre el lunes) han abierto al alza. Hong Kong subía un 2,4% mientras que un índice de las empresas chinas, el Chine Enterprises Index, subía un 3,1% en tanto que Australia, que empezó con fuerza (aumento del 6 %) se estabilizaba en ganancias en torno al 3%. Si, como parece lógico, ese ánimo sigue rigiendo en los demás mercados, tanto Europa como los Estados Unidos comenzarán la semana subiendo en lo que todos esperan que sea el final de las turbulencias de la semana pasada.

Pero no el final de la crisis ni mucho menos. Si los planes de las cumbres finisemanales tienen éxito, éste consistirá en estabilizar el sistema financiero, ponerlo en condiciones de volver a funcionar. Y a partir de aquí habrá que empezar a tomar medidas para resolver la crisis de la economía real que parece abocada a la recesión en el primer semestre de 2009. Es decir, si sale bien la jugada de Washington/París, la caída se habrá detenido en, más o menos, el veinte o el veinticinco por ciento de pérdidas. Ahora queda una tarea ímproba: revertir el curso, comenzar a crecer de nuevo, cosa nada fácil.

(La imagen es del tríptico de Hieronimus Bosch El carro de heno en la versión que se exhibe en San Lorenzo del Escorial. Es el motivo de las puertas que cierran el retablo).

Cuba a golpe de diario.

En la primera parte de la reseña del libro de Vila-Coia (Diario No Velado de La Habana, Madrid, Lapinga ediciones, 2008, 564 págs.), la previa a la presentación en el FNAC de Madrid, expuse lo que se puede llamar los aspectos más subjetivos del diario que recoge la estancia de Vila-Coia en La Habana durante unos ocho meses entre 2002 y 2003. Para esta segunda entrega he reservado los aspectos "objetivos", la imagen que de la situación política, económica y social de la isla da nuestro autor. Recuérdese que no se trata de un estudio sistemático, sino de un diario, alimentado con impresiones día a día y, por lo tanto, desordenado y algo caótico. Pero lo que el escrito pierde en estructura lo gana en espontaneidad e inmediatez. Recuérdese asimismo que Vila-Coia no paró en su estancia, que habló con todo tipo de personas, recogió muchísima información detallada, lo fotografió todo, anduvo en todas partes y, en consecuencia, la imagen que ofrece no está mediada por la propaganda del régimen, ni siquiera inducida por éste como solía suceder con los sistemas socialistas, que invertían muchos recursos en publicitarse pero sólo dejaban ver de así mismos lo que les interesaba enseñar.

En opinión de Vila-Coia los pilares de la legitimidad cubana son: a) carisma de Fidel; b) la fe en la Revolución; y c) la amenaza del imperialismo yanqui (p. 73). El sistema político, sin embargo, se caracteriza por la ausencia de libertades políticas (p. 82), la inexistencia de la libertad de prensa. Ésta es clamorosa, al extremo de que los medios simplemente no publican los sucesos que incomodan al régimen (p. 242) y ejerce una cerrada censura, como se prueba a través de una experiencia propia del autor al que la policía requisó unas fotos que había tomado el primero de mayo (p. 504). La falta de respeto a los derechos humanos y libertad de expresión alcanzó un punto culminante en el que Vila-Coia se extiende con bastante razón: el fusilamiento de tres ciudadanos condenados a muerte por haber secuestrado una embarcación con intención de huir de la isla. Es el hecho que, al parecer, la prensa cubana no dio noticia de las ejecuciones hasta pasados tres días (p. 476) lo que impulsa a Vila-Coia a equiparar a Castro con Franco (p. 477). El sistema electoral es una farsa porque las elecciones no son competitivas (p. 293). Tampoco hay justicia propiamente hablando en Cuba (p. 110) donde lo único que funciona es la seguridad (p. 142), lo que equivale a decir, la policía y un complejo sistema de vigilancia de la población, de coacción, amenaza y sistemática denuncia a través de las redes de los Comités de Defensa de la Revolución (CDR) (p. 269).

En los aspectos económicos la crítica es aun más demoledora. El sistema económico es un desastre, una mezcolanza sincrética de capitalismo y socialismo (p. 201) en la que se da una aguda explotación de los trabajadores que vienen a ganar unos ciento treinta pesos al mes por jornadas de cuarenta y cuatro horas semanales (p. 231) de forma que, en realidad, el país es "capitalismo de Estado" en donde se esquilma a los trabajadores (p. 280), a los que se permite que ganen unas míseras cantidades para ir tirando en situación de absoluta penuria (p. 291). Considera el autor que con ello el Estado cubano se configura como "el mayor ladrón" del país (p. 369) que mantiene una economía "dolarizada" (p. 29) lo quiere decir que para quienes tienen dólares (que son aquí como los ricos) no hay bloqueo (p. 235), esa sempiterna excusa que emplean las autoridades para justificar el desastre en que vive la isla.

Niega el autor el habitual argumento/excusa según el cual esta situación de miseria e injusticia queda compensada por el hecho de que la atención sanitaria y la educación sean gratuitas porque, dice, lo mismo pasa en los países capitalistas sin que tengan que sufrir los otros fenómenos concomitantes (p. 101), lo que no me parece un argumento muy convincente. Tampoco es necesario encontrarlo: esa situación de bajísimas condiciones de vida y buenos sistemas educativos y de salud era lo que sucedía en los países "socialistas" de Europa central y oriental de los que la gente huía como de la peste y a los que no quieren volver ni locos, lo mismo que sucederá en Cuba, supongo, cuando los cubanos puedan hablar libremente, situación que no se sabe cuándo llegará cuenta habida de que, como recuerda el autor, la vigente Constitución afirma que Cuba jamás volverá al capitalismo (p. 358). En verdad estas cláusulas de eternidad en política (como el Imperio de los mil años, de Hitler, que duró doce) son enternecedoras. En todo caso, vuelva o no el capitalismo a Cuba, coincido con el autor en que el propósito oficial de construir una sociedad habitada por un "hombre nuevo" ha resultado un fracaso por entero (pp. 360, 410)

No debe concluirse de esta reseña que nuestro autor esté movido por lo que los comunistas de catecismo suelen llamar un "anticomunismo visceral" (truco que utilizan para desactivar cualquier crítica) sino que, antes al contrario, cuando formula críticas a Cuba suele acompañarlas con otras paralelas a España en donde tampoco le parece que haya verdadera libertad de expresión, libertades a secas (p. 48), derecho de manifestación y crítica (p. 429). Es más, cada vez que topa con algún cubano ajeno al conformismo, cinismo y corrupción dominantes en la sociedad y que parece creer de buena fe en los ideales de la revolución, suele animarse y confirmar que también son los suyos (pp. 26, 95. 147), hasta el extremo de que le subleva que la gente se haya adaptado al sistema político tiránico y económico de explotación y llega a decir que los verdaderos gusanos no son los cubanos que se han ido a Miami sino los que se han quedado en la isla pero no hacen nada por cambiar el orden dominante (p. 339).

En resumen una visión crítica, minuciosa, fresca y bastante demoledora de la isla.

Por último, el libro se cierra con un apotegma que, al no estar atribuido a nadie, juzgo sea cosecha de Vila-Coia y dice así: "La feminización de las sociedades es el principio de su decadencia", expresión con la que no puedo estar más en desacuerdo tanto por lo que dice como por lo que presupone porque ¿qué quiere decir "feminización de las sociedades"? O se refiere al hecho de que las mujeres están en claro proceso de emancipación o "feminización" es el equivalente de "afeminamiento". Si se trata de lo primero, el juicio es una profecía tan caprichosa como la de Fátima ya que, al no haberse dado dicha emancipación jamás antes en la historia, nada nos autoriza a decir cuál será su consecuencia. Si se trata de lo segundo es una afirmación moralizante, arbitraria y bastante reaccionaria, de esas que atribuían el hundimiento del Imperio Romano al "afeminamiento" de sus costumbres. Una broma, vamos.

diumenge, 12 d’octubre del 2008

De la dignidad del ser humano.

El Ayuntamiento que preside el señor Ruiz Gallardón ha aprobado o está a punto de hacerlo una ordenanza municipal por la que se prohíbe la publicidad callejera por medio de los "hombres-sandwich" al considerar que atenta "contra la dignidad de la persona humana". Hay que fastidiarse con estos liberales de pacotilla que se pasan la vida aburriendo al patio con sus dogmas de abstencionismo en la sociedad civil, no injerencia de los poderes públicos en los ámbitos privados, libertad en las relaciones de negocios y, en cuanto pueden se arman de boletín o gaceta oficial para regular a golpe de norma hasta la forma que tiene la gente de ganarse la vida en la calle y con criterios de moralina de sacristía y colegio de monjitas.

Porque esta memez ha de habérsele ocurrido a la piadosa señora Ana Botella, la que también se la tiene jurada a las putas en las calles de Madrid con no sé qué otro argumento de esos de hipocresía de retrasada moral tan típicos suyos y de su señor marido, el que prefiere que la mujer sea "mujer-mujer", como el café-café, el tonto-tonto y las balas dum-dum. Nada encandila más a un pobre de espíritu (y le da una razón de vivir) que la idea de estar salvando al género humano.

¿Qué sabrá esta señora de la dignidad humana? ¿Qué diantres tendrá que ver la dignidad humana con la forma en que te ganes la vida siempre que sea honradamente? ¿Por qué no va a haber hombres-anuncio? "Hay muchas cosas maravillosas en la tierra", decía Eurípides, "y la más maravillosa de todas es el hombre". El hombre anuncio o el hombre sin atributos, ¿qué más da? Lea la señora Botella el Discurso sobre la dignidad del hombre de Pico della Mirandola para ver que ésta descansa en el lugar excepcional que el Creador le ha asignado en el conjunto de su obra y no sobre el hecho perfectamente baladí de si va por ahí anunciando una cosa u otra mientras esa actividad sea voluntaria y no perjudique a nadie. Es más hasta cabría pensar que el hombre alcanza la condición de "hombre sandwich" precisamente porque ha culminado ese proceso de su dignidad que Ernst Bloch define como "el erguido andar del ser humano"; es hombre anuncio porque anda erguido. Si anduviéramos a cuatro patas no haría falta la censura de la señora Botella. Porque censura es, como casi todo lo que se le ocurre a la dama: censurar, prohibir, reprimir... por el bien de nuestras almas, claro es.

Sólo cabría aceptar este argumento de lesa dignidad del hombre si se partiera de una interpretación pedestre de la idea kantiana de dignidad de la persona que ha de ser concebida como un fin en sí mismo y no como un medio. Pedestre quiere decir aquí entender lo de "medio" al pie de la letra, sin matiz alguno. Pero si esta idea se puede aplicar a quienes llevan anuncios, también se puede aplicar a todos quienes lleven un atavío que implique un significado que los trascienda como personas: militares, curas, jueces, médicos, profesores, alcaldes, concejales, etc.

No, señora Botella, ¿sabe Vd. qué es indigno? Indigno es convocar un homenaje a Miguel Ángel Blanco, asesinado por ETA y, al dar la bienvenida a los artistas que iban a actuar en tal homenaje, ponerse a cantar y bailar Macarena a las puertas de La Moncloa; indigno y hortera.

(La imagen es una foto de D'akota, bajo licencia de Creative Commons).

Sólo aciertan cuando se equivocan.

Sí, señor Rajoy, tiene Vd. razón, el desfile del Día Nacional de España es un coñazo, aunque quizá no sea Vd. la persona más adecuada para decirlo después del que dio Vd. el año pasado con eso del "orgullo de ser español" y semejantes sinsorgadas. Sinsorgadas que, dichas con su acento gallego, suenan no a coñazo sino a pura coña. Porque, como sabe Vd. , eso del "orgullo de ser español", como el de ser finlandés, congoleño, judío o mellizo es una bobada porque nadie puede estar orgulloso de lo que no depende de uno. Uno podrá estar orgulloso de ser un buen pintor, un buen cirujano, un buen albañil, condiciones en fin que se deben al tesón y al propio esfuerzo. Pero estar orgulloso de haber nacido aquí o acullá cuando uno no nace sino que "lo nacen" es una muestra de lamentable cortedad mental. Y no quiero señalar. La condición de español en sí misma no es mejor ni peor que la de filipino, estadounidense o miskito. Otra cosa es el "kit" que acompaña a cada una de ellas; el de estadounidense, un momio; el de miskito, pues en fin... ¿Ser europeo? Una suerte. ¿Ser somalí? Una desgracia. Pero deje Vd. el orgullo aparte, buen hombre, que no tiene nada que ver con esto.

Y hay más. Ese "Día Nacional de España", doce de octubre, acumula tanta hojarasca patriótico-simbólica que el "coñazo" suyo, señor Rajoy alcanza el orden del "cojonazo", aunque no estoy seguro de que conceda Vd. a mi hallazgo lingüístico la equivalencia con el primero. El Doce de octubre era en tiempos pasados, los de Franco por ejemplo, también el día de la Raza, asunto del que el general ferrolano creía saber un montón que para eso escribió una inenarrable novela con ese título que luego fue también film no menos inenarrable. Raza. Orgullo de raza, supongo, que pretende ser la vertiente "científica" del concepto más altanero y moral de "casta", pocedente del latín castus y del que a su vez se deriva "castizo" que es muy simpático. Porque eso de "raza", además, en el caso del pueblo español, mezcla y mestizaje de todo lo que ha pasado por aquí, celtas, iberos, griegos, fenicios, romanos, cartagineses, judíos, godos, suena aun más a coña que lo del orgullo.

También se celebra este día el de la "Hispanidad", término acuñado por el cura Zacarías de Vizcarra como pendant del de "cristiandad" y popularizado por Ramiro de Maeztu para celebrar el espíritu del imperio pero al que, debidamente despojado de su retórica de dominación y destino, se puede utilizar razonablemente como un ámbito cultural caracterizado por aquel en el que se hablan las dos lenguas ibéricas mayoritarias, español y portugués. Por supuesto, sin olvidar las otras minoritarias. Porque eso es lo que da la verdadera proyección intercontinental a lo hispánico ya que el español es una lengua casi exclusivamente iberoamericana, mientras que el portugués tiene una presencia poderosa en África y más importante que el español en Asia.

Pero le confieso que lo que más coñazo/cojonazo encuentro en la festividad (al parecer como Vd.) es el desfile militar que sólo puedo entender como una concesión más de los "padres transicionantes", tan acojonados con los militares que respetaron el "Día de las Fuerzas Armadas" cuyo punto culminante era el Defile de la Victoria. Subrayado: de la Victoria. De la victoria de unos españoles sobre otros y que se estuvo celebrando hasta el último año de la vida del dictador. Ya no se llama "de la Victoria", pero sigue siendo un desfile, esto es, una exaltación del poder de matar de un Estado, una escenificación de la neurosis falócrata de nuestra sociedad con tanto cañón, tanto reactor, tanto paso firme, virilidad, corneta y decisión de matar. En nada afecta a esto el hecho de que los ejércitos dernier cri estén todos en "misiones de paz" por el mundo, impidiendo que los "salvajes" o "autóctonos" se entrematen y repartiendo leche en polvo. Si toca desfilar, desfilan siempre los mismos en un alarde de glorificación del ser humano-autómata, de la obediencia ciega, de la igualación, la uniformación y la desindividualización. Eso sí que atenta contra la dignidad humana. Lo dicho, señor Rajoy, un coñazo y un cojonazo.

Si por algo me merece respeto el doce de octubre es porque también es el día de la Virgen del Pilar, que era el nombre de mi madre.

Todo lo demás, señor Rajoy, tiene Vd. razón, un coñazo y un cojonazo. Y no le dé vergüenza decirlo, no espere a que lo traicione un micrófono.


(La imagen es una foto de Inmigrante a media jornada, bajo licencia de Creative Commons).

dissabte, 11 d’octubre del 2008

Finde de cumbres.

Balance de la semana, del mes, del año: una crisis de la magnitud de la de 1929 que puso en tela de juicio la supervivencia del capitalismo. Unos batacazos bursátiles que carecen de precedentes. Próximo crecimiento negativo (insisto en que ésta debe de ser una de las expresiones más estúpidas que cabe encontrar por ahi y todo por no decir "decrecimiento"), recesión en puertas. La ruina. La Biblia en pasta. Es tanto el pánico, la conciencia de catástrofe, la desconfianza de la gente (esa cosa que se define como espiritual, según el Gobernador del Banco de España, don Miguel Ángel Fernández Ordóñez, más conocido como MAFO) que ya no sirven de nada las medidas más drásticas que puedan tomar las autoridades que no consiguen tranquilizar a los mercados. Estos no parecen valorar el plan de rescate de los 700.000 millones de dólares de los señores Bush y Paulson, ni las decisiones de diversos países europeos de acudir al rescate de sus entidades financieras en situación más crítica, ni las de otros de aumentar hasta el ciento por ciento la garantía de los depósitos bancarios o hasta 100.000 euros, como ha hecho España o hasta 50.000 euros, en la Unión Europea. Al contrario, según ha señalado Palinuro en varias ocasiones, parecen ser contraproducentes. Cuanto más aseguran los políticos que los ahorros no corren peligro y que el sistema financiero es sólido más desconfía el personal. Cosa explicable, aunque parezca mentira: todos reconocen en esta crisis un fenómeno de globalización. El carrusel de las bolsas lo ilustra a la perfección: cuando Tokio cierra abre Europa (Frankfurt, París, Madrid, Londres, Milán); cuando Europa está a punto de cerrar abre Nueva York; cuando Nueva York cierra abre Tokio, etc, etc. El sistema se retroalimenta teniendo datos veinticuatro horas sobre veinticuatro; está siempre activo; no duerme, no descansa, no se sienta a almorzar, no se va de vacaciones ni se pone enfermo ni hace huelga. Y o bien el mecanismo de retroalimentación ha petado o el sistema está aventurando un gambito que vaya uno a saber cómo acabará.

Parece que la panoplia de medidas posibles se ha agotado, que ya no quedan recetas fuera, naturalemte, de la muy razonable idea de nacionalizar la banca. Algunos países están considerando esta posibilidad, como los Estados Unidos, o ya lo están haciendo como en el caso del Reino Unido. ¡Quién iba a decirlo! ¡Las patrias de la señora Thatcher y el señor Reagan, los artífices de la "revolución neoconservadora" nacionalizando la banca! Menudo sarcasmo de la historia

Enfrentados a un finde de forzosa inactividad en las bolsas, los dirigentes políticos han decidido dar la apariencia de que están dispuestos a poner en marcha medidas drásticas, a afrontar el problema o, como se dice en español, idioma lleno de tauricismos, "coger el toro por los cuernos". Están decididos a ser eficientes o, cuando menos, a hacer ver que les preocupa la eficiencia, a tomar decisiones y decisiones duras. Como dicen los comunicólogos, quieren enviar un mensaje de confianza, de que aquí están ellos. Para lo cual han convocado dos cumbres: una ayer, en Washington, de los ministros de finanzas y gobernadores de bancos centrales del G7 y otra mañana en París del Eurogrupo, los quince países que formamos parte del "territorio euro". La idea es demostrar que todos, el G7 y el eurogrupo (el Reino Unido, por ejemplo, está en el G7 pero no en el territorio euro) estamos dispuestos a "tomar todas las medidas necesarias" para que los bancos y otras instituciones financieras dispongan de más liquidez. En Washington el G7 ha elaborado un un programa de cinco puntos, los siguientes:

1º) En caso de necesidad los bancos dispondrán de capital de fuentes públicas y privadas.

2º) Se garantizarán los depósitos corrientes.

3º) Habrá provisión suficiente de capital privado y público.

4º) Los contribuyentes han de quedar protegidos y deben evitarse las consecuencias perjudiciales para terceros países.

5º) Los países del G7 se comprometen a cooperar más estrechamente.

La verdad es que, en la medida en que no son confusos o reiterativos estos cinco puntos no trasmiten idea nueva alguna, ninguna innovación. Cosa comprensible porque ya se han hecho todas las innovaciones que caben en el momento. Y lo mismo pasará probablemente con la reunión del Eurogrupo que el señor Rodríguez Zapatero ha sacado a M. Sarkozy para mañana domingo. Porque después del fracaso del G4 el domingo pasado y de la reunión del Ecofin este jueves en Bruselas no se ve qué puedan decidir los jefes de Estado o de Gobierno este domingo que tenga alguna relevancia para la crisis financiera. Porque si los mercados han decidido desoír al G4 y al Ecofin, ¿de dónde sale que harán caso al Eurogrupo? ¿Porque ahora está el señor Rordríguez Zapatero?

Francamente es extraño que no se vea que la novedad de esta crisis es que la banca no está jugando con lealtad al interés público y que hay que tomar las medidas necesarias para impedir el sacrificio del interés general al particular bancario. En estas condiciones lo único verdaderamente efectivo como sabe todo el mundo de sobra, es la nacionalización, esto es, poner a la banca al servicio del interés general y no como ahora que está al revés.

(Las ilustraciones son detalles del panel central del tríptico El carro de heno (h. 1487) de Hyeronimus Bosch, de la versión que se guarda en El Escorial.)