dilluns, 13 d’octubre del 2008

Cruzando los dedos.

Las frenéticas reuniones del G7 el viernes/sábado en Washington y del Eurogrupo el domingo en París con los planes de acción que en ambas se han adoptado han sido prueba de que hay una voluntad política clara en los países desarrollados de impedir que la crisis de confianza y liquidez acabe en el colapso del sistema financiero internacional. Di cuenta del programa de acción del G7 en el post del sábado pasado, titulado Finde de cumbres. En cuanto al aprobado en París, muy parecido al de Washington pero más concreto, contiene tres propósitos básicos: a) los Estados se comprometen a garantizar la liquidez en el sistema financiero asegurando o suscribiendo los préstamos en este mercado hasta un plazo de cinco años y jugando siempre con activos "sanos", nada de "tóxicos"; b) los Estados se comprometen a entrar en el capital de los bancos a precios de mercado, lo que equivale a una forma de nacionalización parcial o total, como ya propuso Palinuro en un post del dos de octubre titulado ¿Y si nacionalizamos la banca?; c) los Estados se comprometen a impedir que ningún banco importante quiebre, cosa que sólo puede hacerse mediante más nacionalizaciones.

En el fondo lo que ha hecho el Eurogrupo ha sido aprobar el plan de salvamento/nacionalización de la banca elaborado por el Gobierno de Mr. Gordon Brown que, por cierto, no pertenece al eurogrupo pero estaba ayer en París impartiendo sus sabias doctrinas. Éstas no eran otra cosa que una especie de aggiornamento y adaptación del plan de salvamento de la banca sueca en los años noventa del siglo pasado.

Elaborados dichos planes (que ahora hará suyos el Ecofin), los dirigentes europeos regresaron a sus países a esperar llenos de inquietud la reacción de las bolsas hoy, pues nadie olvida que el desastre de la semana pasada se debió a que los mercados no creyeron en la viabilidad del plan de rescate de los señores Bush y Paulson. De momento las perspectivas son buenas: los mercados asiáticos (excepto Japón, que no abre el lunes) han abierto al alza. Hong Kong subía un 2,4% mientras que un índice de las empresas chinas, el Chine Enterprises Index, subía un 3,1% en tanto que Australia, que empezó con fuerza (aumento del 6 %) se estabilizaba en ganancias en torno al 3%. Si, como parece lógico, ese ánimo sigue rigiendo en los demás mercados, tanto Europa como los Estados Unidos comenzarán la semana subiendo en lo que todos esperan que sea el final de las turbulencias de la semana pasada.

Pero no el final de la crisis ni mucho menos. Si los planes de las cumbres finisemanales tienen éxito, éste consistirá en estabilizar el sistema financiero, ponerlo en condiciones de volver a funcionar. Y a partir de aquí habrá que empezar a tomar medidas para resolver la crisis de la economía real que parece abocada a la recesión en el primer semestre de 2009. Es decir, si sale bien la jugada de Washington/París, la caída se habrá detenido en, más o menos, el veinte o el veinticinco por ciento de pérdidas. Ahora queda una tarea ímproba: revertir el curso, comenzar a crecer de nuevo, cosa nada fácil.

(La imagen es del tríptico de Hieronimus Bosch El carro de heno en la versión que se exhibe en San Lorenzo del Escorial. Es el motivo de las puertas que cierran el retablo).