dilluns, 2 de juny del 2008

So long, Mrs.Clinton

La señora Clinton propinó ayer una soberana paliza al señor Obama en las primarias de Puerto Rico (68% contra 32% del voto) como estaba cantado. El afroamericano no cae especialmente bien entre los latinos, lo que no es especial de este caso. En general, las relaciones entre negros y latinos en los EEUU no son buenas allí donde se dan pues compiten en el mismo segmento económico y ocupacional más o menos. En todo caso los 55 delegados puertorriqueños se repartirán, supongo, como sigue: 38 para la señora Clinton y 17 para el señor Obama. Como quiera que la comisión del Partido Demócrata que tuvo que decidir sobre el contencioso de Florida y Michigan ha acordado partir por la mitad los votos de los delegados de estos dos Estados y ha atribuido 87 a la señora Clinton y 63 al señor Obama las esperanzas de Mrs. Clinton han quedado hechas añicos. La victoria puertorriqueña es su canto del cisne.

En efecto, al contarse los delegados de Florida y Michigan la cantidad de delegados que debe tener un candidato para alzarse con la nominación ha subido de 2.025 a 2.118. Contando los que le correspondan de Puerto Rico, Mr.Obama llegará a 2.070 mientras que Mrs.Clinton se quedará en 1.915. Todavía faltan las primarias de mañana, martes, en Montana y Dakota del Sur pero entre los dos suman 47 delegados. Ninguno de los dos candidatos conseguiría alcanzar el número mágico; pero la señora Clinton se quedará mucho más lejos que el señor Obama. Será necesario recurrir a los superdelegados con lo que Mr. Obama tendrá la nominación prácticamente en el bolsillo.

A partir de mañana por la noche todas las miradas se volverán hacia la señora Clinton quien con la música de fondo de una famosa balada de la guerra civil (You fought all the way, Johnny Reb, Johnny Reb) tendrá tres opciones: a) conceder victoria y apoyar al señor Obama; b) conceder victoria y no apoyar al señor Obama; c) no conceder victoria y esperar al recuento de superdelegados, incluso a la convención partidista de agosto. La opción c) no es verosímil porque el Partido Demócrata y hasta los miembros de su equipo probablemente no se la permitirán a la señora Clinton. La opción b) no es elegante. Todo el mundo, pues, espera la oción a). Hace ya días que Mr.Obama no habla de Mrs. Clinton en sus alocuciones que ahora se dirigen al contendiente republicano Mr. McCain ya que está seguro de conseguir la nominación demócrata. Yo también lo creo. Así concluye una interesantísima y muy reñida campaña de primarias que ha durado seis meses y de la que Palinuro ha informado cumplidamente.

Habrá que esperar para ver la novedad de una mujer en la presidencia del país más poderoso de la tierra. Sin embargo se abre la posibilidad de ver que esa presidencia la ocupa un negro. Palinuro seguirá también la contienda presidencial propiamente dicha.

Los vampiros no existen.

Siempre he tenido gran respeto por los premios Nadal. El hecho de que no vayan acompañados de estruendo mediático ni muevan carretadas de dinero como sucede con los Planeta me los hace simpáticos, y que en su día lo ganaran gente como Carmen Laforet o Sánchez Ferlosio les da mucha prestancia a mis ojos. Con este ánimo me puse a leer el de este año (Francisco Casavella (2008), Lo que sé de los vampiros, Destino, Barcelona, 564 págs.) y ciertamente no me ha alentado mucho a seguir en mi buena consideración de los resultados del certamen literario.

La novela de Casavella tiene un arranque extraordinario en un episodio de la batalla de Leuthen (1757) durante la guerra de los Siete Años, cuando un ejército de Federico El Grande de Prusia derrotó a otro mucho más numeroso de los austríacos. Es un momento magistralmente descrito en que el Rey prusiano ordena una carga y tiene que recriminar un instante de vacilación y cobardía de uno de sus oficiales. Ignoro si el asunto es histórico o no pero sienta un admirable tono de partida a lo que, de mantenerse a esa altura, promete ser una estupenda historia. Poco después de dicha batalla y en un episodio menor que permite al autor hacer alguna ironía sobre la forma en que las naciones cuentan sus guerras, muere un soldado desconocido cuyo último nombre fue Jean Deville y, tomando pie en esta muerte pero retrotrayéndonos en el tiempo, se abre el cuerpo del relato en una historia de un mayorazgo gallego, el del señor de Viloalle, cuyo hijo menor, Martín de Viloalle, novicio de la Compañía de Jesús y hermano menor del muerto, será el protagonista de la novela.

Diez años después de la batalla de Leuthen, por la Pragmática Sanción de 1767, los jesuitas son expulsados de España y de todos los dominios de Carlos III. Martín de Viloalle sale de su país junto con otros jesuitas con ánimo de llegar a Roma, en donde esperan encontrar algún cobijo. Una vez en la ciudad eterna, objeto de un chantaje del oficial que manda el navío, es poco menos que entregado en manos de un charlatán y falsificador romano, bien conectado con la curia (una de sus hijas en barragana de un cardenal) y que vive de vender supuestas obras desconocidas de maestros italianos. Martín encuentra acomodo en la empresa gracias a su notable habilidad para el dibujo y la falsificación.

Circunstancias de su complicado destino obligan a abandonar Roma como ayudante esta vez de un misterioso personaje que se hace llamar Welldone (aunque usa igualmente otros nombres, como el de señor de Saint Germain), también charlatán, embaucador, arbitrista, dispuesto a vender proyectos alucinados de ciudades del futuro en todas las cortes europeas. Con él pasea en efecto por todas ellas, cubriendo el tiempo que va desde la Pragmática Sanción a la Revolución Francesa.

En buena parte de la historia Welldone arrebata la condición protagónica a Martín de Viloalle y embarca el relato en una dinámica confusa que hace que, hacia la mitad de él, la novela se haya desmadejado y sólo la inercia empuje al lector a llegar hasta el final, o quizá el deseo secreto de averiguar por qué el libro lleva el término "vampiros" en el título cuando no aparece ni uno.

En la corte de Hanover, Welldone sufre un castigo tremendo que deshace su relación con Martín de Viloalle. Éste, a su vez, termina de preceptor de dibujo de los hijos del Duque de Schleswig-Holstein y también él acaba de forma dolorosa su relación con la corte. Prácticamente el grueso de la novela trae una especie de mensaje, al hilo del ejemplo del apaleamiento de Voltaire por los esbirros del señor Rohan, acerca de la inhumanidad de los privilegios de la nobleza. El apaleamiento de Welldone reproduce en buena medida el de Voltaire y, cómo él, suscita simpatía por la causa de la dignidad de las personas frente a los privilegios nobiliarios. Colofón: le Revolución francesa era inevitable, dadas las circunstancias.

Durante las jornadas revolucionarias de 1789, Martín de Viloalle, que está en París empleado como dibujante en un librero-editor de la causa de Mirabeau, al tiempo que mantiene una relación adulterina con la esposa de su jefe, se encuentra por casualidad con el viejo falsificador romano, una hija de éste, a su vez madre ya de una joven que resulta ser hija del propio Viloalle y que forman un grupo de cómicos al servicio de la corte francesa. El español se ve obligado a ayudarlos a escapar de París como realistas que son y compartir su destino hasta llegar a América, en donde termina la novela ya en tiempos de Napoleón.

La obra está bien escrita y mantiene un truco narrativo por el cual las cosas no se dicen explícitamente, sino que se insinúan o se conocen por referencias "a toro pasado", lo que le da bastante gracia. Pero todo ello no es suficiente para congraciarlo a uno con un relato tan deslavazado y perdido a veces, que cuesta hilar cabos. Tiene aciertos en la descripción de la atmósfera de las pequeñas cortes alemanas del XVIII y bastante menos en la de las jornadas revolucionarias. Al escribir en tercera persona, el autor no consigue desaparecer detrás de sus personajes (que, en consecuencia, tampoco tienen la fuerza y el cuerpo que les corresponde) pero tampoco llega a imponerse del todo a través de la originalidad del estilo. El relato literario no consigue distanciarse de la crónica histórica ni la crónica histórica imponerse sobre la ficción literaria y, al final, el resultado no es lo uno ni lo otro y el conjunto se hace premioso.

Por cierto, magnífico el cuadro del pintor escocés Sir Henry Raeburn, El reverendo Robert Walker patinando en el lago de Duddingston, de 1795 y que tiene tan poco que ver con los vampiros como la novela que ilustra).

diumenge, 1 de juny del 2008

Aquí no pasa nada.

El suculento ágape a que los empresarios catalanes han invitado en días sucesivos a las más altas autoridades del Estado con el pretexto de unas jornadas del Círculo de Economía ha producido ya algún titular que otro. El primero fue el traspiés del Rey que estuvo a punto de medir el suelo con los morros, haciendo gala de esa rara habilidad suya, tan parecida a la del inspector Clouseau, de meter la pata en charcos, pillarse las manos en los quicios de las puertas y pretender atravesarlas como si fuera el Garú-Garú el atraviesamuros, de Marcel Aymé.

El segundo titular ha sido la participación del presidente del Gobierno. No es que me parezca mal ver al señor Zapatero comiendo opíparamente con los patrones con los que quiere dialogar mucho. Al contrario, me parece bien. Y aun me parecería mejor si también compartiera mesa y mantel con los trabajadores en algún figón de la capital o (¿por qué no?) se juntara con un grupo de mileuristas a pedir un double cheeseburger en un Burger King básicamente para que no se haga una idea equivocada de cómo está eso del "diálogo social".

Porque da la impresión de que tanto él como su ministro de Hacienda, el señor Solbes de cristalina voz, viven en una burbuja de autocomplacencia con lo que sus discursos empiezan a sonar a recochineo. Cierto que técnicamente no estamos en recesión y que es prematuro hablar de crisis. Pero sostener que hacerlo es una exageración y que estamos lejísimos de una de ellas parece en verdad rechifla. No estamos en crisis sino en camino hacia ella o, en todo caso, más cerca que lejos de una crisis.

Así lo evidencian todos los datos económicos desde principios de año. No se salva ni uno: aumenta el paro que se acerca ya al 10% de la población activa; aumenta la tasa de inflación que está en el 4,7%, casi dos puntos por encima de nuestros vecinos en la UE; aumenta el precio del dinero con el euríbor ya en el 4,99%; desciende el índice de crecimiento camino del 2%; desciende casi un 40% la compraventa de bienes inmuebles; aumentan los precios de los alimentos y los carburantes sin que nadie vislumbre un tope a la subida; sube el déficit exterior que llega ya al 11% del PIB y es el segundo mundial detrás del de los Estados Unidos.

No hay crisis pero es como si la hubiera ya. La gente cree (véase el último barómetro del CIS del que me hice eco en un post anterior titulado De mal en peor) que la situación económica es mala o muy mala y que va a peor. Y si la gente cree eso es porque es así. Frente a esta "no-crisis" que los gobernantes no sienten porque sus sueldos, como los de todos los políticos del país, son astronómicos, la gente normal, la de los salarios raspados, la inmensa mayoría, la que tiene que pagar hasta el 70% de su salario en hipoteca o ni siquiera tiene hipoteca porque los bancos no se la conceden, carece de toda protección.

En Barcelona, el señor Rodríguez Zapatero ha hablado de "medidas estructurales" y ha empleado otros términos igualmente sonoros. Pero las tales medidas estructurales son de corto calado: ahorrar costes administrativos a las empresas, mejorar la eficiencia del transporte ferroviario, mejorar el sector servicios al recibir en España la directiva comunitaria sobre la materia y crear una tarifa eléctrica doméstica. De todo eso lo único que va a beneficiar directamente a la gente, a los consumidores es lo de la tarifa eléctrica y se trata de un ardid para disimular el subidón del precio de la luz que está preparándose.

Con la teoría de que estamos mejor preparados que otros para encajar el impacto de la crisis cuando llegue, si es que llega, da la impresión de que el Gobierno se ha dormido sobre unos laureles rápidamente marchitos. En tres meses el superavit del Estado se ha reducido a la mitad; en otros tres meses será de cero, a partir del año que viene las cuentas públicas estarán en déficit y para entonces lo que se haga será tarde.

Siéntese, siéntese el presidente del Gobierno a comer con los inmigrantes, los mileuristas, los becarios, los trabajadores y dígales lo que dice a los empresarios en Cataluña.

(La imagen es una foto de Sporras, bajo licencia de Creative Commons).

Hiperrealismo crítico.

Pensaba hablar sobre la feria del libro que acaba de inaugurarse en Madrid pero tendré que dejarlo para más adelante ya que ayer no fui porque, al ser la inauguración, no era cómodo y hoy viajo a Burgos, a los exámenes de la UNED. Será para cuando vuelva. Total todavía no ha habido editor ni librero alguno con el arranque suficiente para abrir un puesto de internet donde los blogueros vayamos a dar la vara como hacen todos los escribas que publican sus libros en el mes de mayo sólo para estar en la feria.

En cambio, fuimos a ver la exposición de la Fundación Canal de Isabel II dedicada al artista Duane Hanson. Hanson (1925-1996) es un magnífico escultor estadounidense que en los años sesenta rompió con la tiranía del abstracto, coqueteó un poco con el pop-art de la época y se lanzó de lleno al hiperrealismo, dando forma a un estilo que ha influido decisivamente en gente como Tracey Emin o Damien Hirst (del grupo de Jóvenes artistas británicos), Ron Mueck o Maurizio Cattelan. Utilizando materiales nuevos como resina o fibra de vidrio y a través de un minucioso proceso de modelado muchas veces sobre los propios modelos vivos, vaciado y retocado posterior, con aditamentos de objetos reales, conseguía unas figuras humanas tan verídicas que una de las características de sus exposiciones es que frecuentemente se producen confusiones entre los visitantes y las piezas expuestas. Es una escultura que parece concebida exclusivamente con una afán de trompe l'oeil. Más tarde, por razones de salud, pasó a trabajar con bronce pero, como lo trata igual y lo cubre de policromado, apenas se pueden distinguir estas piezas de las hechas con otros materiales.

Pero ese hiperrealismo es solamente una parte de la obra de Hanson dado que es compatible con un acusado sentido de la interpretación y de la crítica. Sus figuras son archirreales, desde luego, pero no se limitan a ser una mera reproducción fotográfica de la realidad pues para eso ya está la realidad misma sino que están cargadas de intención. El subtítulo de la exposición (Esculturas del sueño americano) es muy acertado porque todas ellas son referencias críticas a tipos humanos que personifican las configuraciones ideológicas del discurso legitimatorio estadunidense: la sociedad de consumo, el culto al cuerpo, la falta de solidaridad, la superficialidad, el convencionalismo de la vida matrimonial, los prejuicios sociales, las diferencias de clase, el racismo, el beaterío, con todo se atreve Hanson que recuerda en escultura a la obra pictórica de Wood Grant, muy en su mismo espíritu satírico de la ideología y la cultura de los gringos.

La exposición (en total veintiuna piezas) presenta algunas de las obras más famosas de Hanson, como la del gordinflas subido en su cortacésped con su bebida enlatada en la mano, quintaesencia del ciudadano estadounidense un domingo por la mañana. No en balde la han puesto en la portada del folleto de la exposición. Igualmente puede admirarse Queenie II, la negra que vemos más arriba, empleada de la limpieza probablemente de una subcontrata con sus gafas de concha. Asimismo el policía de uniforme, con todo el ferraje al cinto. El prurito de realismo de Hanson es tan grande que, al parecer, según leo en el prospecto, el revólver que lleva es de verdad, aunque no esté cargado.

Merece la pena darse una vuelta por la exposición. Hay obras extraordinarias, con personajes que todos hemos encontrado en alguna parte del mundo: un niño con su bate de béisbol, una anciana derrengada en una silla, una fabulosa mujer vendiendo pingajos en una especie de rastrillo, un culturista, un fabuloso cowboy, un verdadero "duro"etc.

No es un museo de cera al estilo de esos espantosos de Mme. Tussaud, ni una galería de maniquíes. Es arte, arte delicado, pleno de sentido, con un mensaje social, de testimonio de un discurso insoportable y con un gran cariño por los seres humanos retratados en los que se subraya precisamente el impacto que en ellos hace dicho insoportable discurso que condiciona sus vidas. Es arte y es psicología y, sobre todo, es sociología. Arte sociológico o sociología artística.

dissabte, 31 de maig del 2008

Más que un alcalde.

Aunque sea de Madrid. Mucho más que un alcalde, prácticamente un presidente del Gobierno in pectore. El señor Ruiz Gallardón debe de haber considerado que éste es su momento y sabe aprovecharlo de modo magistral. Lo prueba la estupenda entrevista de ayer en la Cuatro con Iñaki Gabilondo en la que demostró ser un político consistente, de convicciones y con categoría. Su enfrentamiento en sede judicial con el señor Jiménez Losantos, su resistencia ante las presiones a que se vio sometido por los compinches del locutor para que desistiera de su muy justo empeño, su tranquila determinación para poner coto a las desmesuras de este lenguaraz insultón, lo tengo dicho y no me duelen prendas en repetirlo, es lo más eficaz que se ha hecho en España en pro de la democracia y en contra de esa detestable práctica de terrorismo mediático que practica el grupo de la Cope y El Mundo con el beneplácito de la Iglesia y la partida de la porra en el seno del PP. Y, de paso, lo más eficaz que se ha hecho también por devolver al partido de la derecha la necesaria autonomía y su capacidad para generar propuestas electorales ganadoras a la altura del siglo XXI.

Pero sobre esto más al final. De momento, liquidemos el asunto de la querella por injurias graves al locutor Jiménez Losantos. Siguen éste y sus compadres empeñados, con la mala fe que los caracteriza, en disfrazar su presunto delito con la galas de la defensa de la libertad de expresión (de lo que ya se habló aquí ayer) y de su sacrificio en pro de las víctimas (de lo que se hablará ahora), convenientemente representadas en el juicio por el señor Alcaraz que orientó su acción en la legislatura pasada al servicio de la partida de la porra en el PP, cosa que nada tiene que ver con los intereses de las víctimas; como nada tampoco todo lo que haya dicho el señor Jiménez Losantos cuyo interés por ellas se reduce al de hacerlas víctimas a su vez de una descarnada cuanto absurda fábula sobre la participación de ETA en la matanza del 11-m. De todas formas, ya produce risa ver al hombre que hasta hace poco se creía el rey de las ondas, con licencia para despreciar e insultar a quien quisiera, comportarse mansamente, como un sepulcro blanqueado para salvar el pellejo.

Porque de eso se trata, de salvar su pellejo. Si recae sentencia condenatoria en su momento, cual parece bastante probable, este debelador de progres y derechistas maricomplejines quedará muy tocado. Por cierto que la Iglesia que lo sostiene y sus amigos mediáticos y de la partida de la porra tratarán de desviar la atención, de atacar a los acusadores y de tergiversarlo todo. Pero habrá un hecho que nadie podrá obviar: cada vez que abra la boca en la Cope, cualquiera se la podrá cerrar diciendo que los delincuentes por injuriadores no debieran hablar. Y a ver qué dicen los curas.

Y todo eso habrá sido mérito exclusivo del señor Ruiz Gallardón que, con paciencia oriental, ha sabido sentarse a la puerta de su casa, tragando sapos y culebras, hasta que ve pasar el cadáver de su enemigo. Políticamente hablando, el señor Jiménez Losantos es un cadáver.

El otro aspecto de la entrevista versó sobre la situación en el interior del PP. Ahí el señor Ruiz Gallardón también hizo una faena completa porque, gracias a su habilidad y flexibilidad, ha conseguido una buena mano en esa partida de poker que ha sido la adaptación del PP a la derrota electoral del nueve de marzo. Que los críticos a Rajoy son una minoría ha quedado ya patente. Pero además también lo ha quedado que es una minoría mal avenida entre sí, sin apoyos serios y sin otro horizonte que no sea el de permanecer en los cargos orgánicos de los que el señor Rajoy los ha desplazado para dar paso a gente nueva. Todos los que han llamado a zafarrancho de combate últimamente eran meros cesantes: Zaplana, Acebes, San Gil, Mayor Oreja... políticos haciendo mutis que tratan de escenificar un retorno esgrimiendo cuestiones de principios y valores que, como la Patria para el doctor Johnson, son el último refugio de los canallas.

Queda la señora Aguirre, un zoon politikon en estado puro y en un sentido más maquiavélico que aristotélico. Ha sido muy inteligente de parte del señor Rajoy y el señor Ruiz Gallardón ofrecer a la presidenta de la CA de Madrid la posibilidad de integrarse en la dirección del PP "si quiere". El señor Ruiz Gallardón ha coronado su pieza de habilidad, hablando de su deseo de restablecer relaciones con la señora Aguirre. Ésta, a su vez, ha quedado fuera de juego y con un margen de maniobra muy reducido. No sé siquiera si se atreverá a rechazar la oferta del señor Rajoy dado que su posición es muy falsa: si la rechaza se alineará con los perdedores y si la acepta quedará anulada dentro del proyecto centrista de Rajoy/Gallardón, del que reniegan el señor Álvarez Cascos y otros dignos representantes de una idea de la política afin a las reyertas tabernarias.

El señor Ruiz Gallardón pretende reñir el centro y hasta el centro izquierda al PSOE. Y hace muy bien. Tiene crédito suficiente para ello. Y que el PSOE tiemble de tenerlo enfrente en unas elecciones porque, gracias a su flexibilidad y habilidad políticas, el alcalde de Madrid se configura como un Suárez II pero que, a diferencia del de Cebreros, cuenta con una poderosa y unificada maquinaria partidista detrás. Caeteris paribus, como suelen decir los representantes de la "ciencia triste", esa es una apuesta ganadora en 2012. De ahí que la partida de la porra y sus vociferantes aliados mediáticos quieran cargársela: en esa victoria no hay sitio para ellos ni para sus negocios.

Adelante con la operación del centro en el PP que, en un par de telediarios, los enemigos de esta opción quedarán como lo que son: la partida de la porra.

(La imagen es una foto de Dolors Nadal, bajo licencia de Creative Commons).

Otro inteligente comunicado.

Uno de los aspectos más tediosos de la acción de esta panda de idiotas morales que se llama ETA aparte, naturalmente, de su costumbre de asesinar y torturar a gentes indefensas, es su manía de infligir periódicamente a la ciudadanía unos textos de apelmazada prosa tan hueros como estólidos que suele publicar Gara. En el último, aparecido ayer en ese diario de la sumisa izquierda abertzale, reitera por enésima vez sus puntos de vista que, en lo esencial, se reducen a dos encadenados entre sí e inalterados desde hace medio siglo. Primo: el único modo de resolver el conflicto en Euskadi es haciendo lo que los idiotas morales armados ordenan. Secundo: los idiotas morales representan legítimamente las aspiraciones de libertad e independencia del pueblo vasco, al que defienden a base de asesinar a algunos de sus hijos que ellos deciden libérrimamente que son dignos de ser asesinados.

Lo curioso de esta situación es que haya gente en el País Vasco y fuera de él a quien le parece de perlas que unos individuos se arroguen derecho de vida y muerte sobre sus semejantes, incluidos muchas veces amigos y parientes suyos. Obviamente, los pistoleros son unos idiotas morales y quienes los toleran, defienden o aplauden, sus esclavos.

En cuanto al comunicado en cuestión, que el señor Ibarretxe lo estudie con detenimiento por si le parece que hay algo aprovechable para llevar adelante esa consulta a la sombra de las pistolas.

divendres, 30 de maig del 2008

De mal en peor.

Antes de comentar los datos del barómetro del CIS correspondiente al mes de abril es oportuno volver sobre algo que afloró en la vista oral del proceso que se sigue al señor Jiménez Losantos por presuntas injurias graves y no he visto reflejado en parte alguna. Dice el citado señor, que ya habla como si fuera el oráculo de Delfos, que en la radio "es difícil separar la información de la opinión". ¿Por qué? ¿Hay alguna razón para que se dé esa curiosa circunstancia fuera del hecho de que él no sepa separarlas? No es más difícil que en la televisión o en la prensa escrita. Basta con querer diferenciarlas y advertir antes de hablar de cuándo se hará como informante y cuándo como opinante. Supongo además que en el caso del señor Jiménez Losantos aun es más sencillo por cuanto la información le es tan ajena como la velocidad a las tortugas ya que, cada vez que abre la boca es para opinar y para hacerlo de modo agresivo e insultante. Razón por la cual está sentado en el banquillo de los acusados en un proceso por injurias graves.

Y ahora, al barómetro del CIS de abril. El PP baja en estimación de voto (37,6% frente al 40,11% que obtuvo el nueve de marzo; 2,5 puntos menos) por sus desavenencias internas muy probablemente. Los desajustes orgánicos de los partidos desalientan mucho a los electores. Es el único partido que desciende mientras que los demás, incluido el PSOE, se mantienen más o menos en donde estaban el nueve de marzo. Es demasiado pronto para que los electores piensen en cambiar de parecer. Esa baja intención de voto al PP vendrá a echar leña al fuego de la polémica interna porque seguramente cada bando culpará al otro por ello. Es interesante, sin embargo, que la valoración del señor Rajoy haya subido (de 3,95 puntos a a 4,24), aunque ya veo a sus enemigos desde Libertad Digital argumentando que se trata de una sucia maniobra del CIS a sueldo del Gobierno para aupar la figura del presidente del PP en detrimento de los intereses de la Verdadera España y a favor de Prisa. Hay gente que "razona" en blanco y negro.

Lo más interesante del barómetro se me hace el realismo de los españoles a la hora de aquilatar la situación actual en el país. Para un 46,1% la situación económica es "mala o muy mala", el 52,0% piensa que es peor que hace un año y un 44,5% cree que dentro de otro año será peor. Opinión pública que registra con sensibilidad de sismógrafo la situación real en que la inflación ha subido al 4,7%, el paro también y la tasa de crecimiento desciende. Es un dictamen que refleja a las claras cómo la gente habla de la feria según le va en ella, cosa muy razonable. Preguntados los encuestados cuáles sean los asuntos más graves del país, los graduan del modo siguiente: paro (52 %), situación económica (48,4%), terrorismo (31,4%) y vivienda (25,6%). Ahí los españoles hablan según su percepción y las informaciones que reciben. Pero preguntados acerca de cómo los afectan estas cuestiones a ellos personalmente, el orden cambia de modo perceptible: la mala situación económica pasa a primer lugar para el 46,9%, viene luego el paro (24,2%), sigue la vivienda (21,6%) y, como es lógico, el terrorismo se desploma a ultimo lugar (6,8%). Efectivamente, los datos reflejan el realismo de la gente que, en este caso, toma los colores ominosos del pesimismo.

La imagen es una foto de fenriquedice bajo licencia de Creative Commons).

Telefónica, cómo no.

Sé que cualquier cosa mala que se diga de Telefónica encontrará apoyo y simpatía en el 99 por ciento de los españoles que hemos de sufrir este monopolio de hecho, monumento a la incompetencia y el abuso como no se ha visto otro. El 1 por ciento restante lo dejo para quienes se beneficien del atropello que esta compañía comete de modo sistemático con sus clientes, así como los parientes y amigos.

El caso es que estoy sin conexión a la red en casa. El asunto se cuenta en dos instantes: una mañana cualquiera de la semana pasada llama un operario de la compañía contando que nos ofrecen una "promoción" exclusiva, bla, bla, bla para aumentar nuestra velocidad de conexión de 4 MB a 10 por un módico sobreprecio de cuatro euros mensuales. Se le dice que no. Cuelga. Cuatro días después, llega un router nuevo de telefónica a casa (lo de llega es un decir; lo trae una empresa de mensajería que nos está toreando dos días) que deposito con unción religiosa en una mesa para cuando haya que devolverlo; otros cuatro días después, no hay acceso a la red. Llamo a un 902 (sí, esos de pago donde te tienen esperando eones mientras soportas músicas indescriptibles, se repite un mensaje de que esperes y se llenan los bolsillos con tu dinero) y me explican que como he pedido la "promoción" a los 10 MB, se están haciendo los pertinentes arreglos. Digo que en su día rechazamos la tal promoción y la persona del 902 me pasa con un "técnico" de malos modos. El tal técnico se hace cargo de la incongruencia de que quieran meterme una "promoción" en contra de mi voluntad y añade de su cosecha que, además, aunque la quisiera, no la tendría porque la zona en la que vivo carece de cobertura para hacerla. O sea, no tengo "promoción" ni línea. Resultado: En cuarenta y ocho horas tendré, dicen, restablecida mi conexión anterior.

¿A que es genial? Por supuesto, todos los inconvenientes, gastos, costes ocasionados por esta pandilla de incompetentes y abusones tiene que pagarlos el cliente, en este caso, un servidor que está aporreando el teclado en un bendito work center en Madrid a donde he tenido que trasladarme a trabajar, mirar el correo, subir mis posts, preparar mis trabajos, etc.

Cuando se privatizaron estas compañías antes públicas se dijo que se beneficiarían los consumidores porque la libre competencia siempre tiene esos resultados. Fue una de las habituales mentiras del neoliberalismo: Telefónica sigue siendo un monopolio de hecho. Las compañías de la competencia tienen que lidiar con una situación de inferioridad y abuso pues aquella es propietaria de la red. En verdad esa sí que sería una labor necesaria del Parlamento: estudiar esta situación, recuperar por ley las instalaciones e infraestructuras para el Estado y hacer que Telefónica estuviera de verdad en igualdad de condiciones con sus competidores. Así sí se terminarían estos abusos de una vez por todas. En caso contrario la compañía seguirá aprovechándose de su situación de privilegio en detrimento de sus clientes.

dijous, 29 de maig del 2008

El alcalde y el locutor.

El señor Ruiz Gallardón ha hecho ya más por la democracia en nuestro país sentando en el banquillo por injurias graves al locutor señor Jiménez Losantos que todas las prédicas filosófico-morales que puedan largar los profesores de filosofía política en un año.

Porque si la democracia es algo, es forma y procedimiento, es libre y civilizado debate, intercambio de opiniones contrapuestas dentro del respeto entre adversarios. La democracia no es insultar o injuriar a quien no está de acuerdo con nosotros y lo manifiesta educadamente. Y mucho menos insultar e injuriar valiéndose de una posición de fuerza y predominio desde una tribuna pública como una radio o un periódico que llegan a millones de ciudadanos, hacen un daño inmenso al honor de los agredidos, y los ponen en una muy difícil situación para la defensa.

Se entiende qué pretenden los sujetos que recurren a estos detestables procedimientos: amedrentar a los injuriados, generar un clima de miedo en torno suyo, imponerse por la brava, mediante la agresividad y alzarse con la razón aunque no se tenga y también con una buena ganancia económica, como suele ser el caso. Porque si atacar el clima de civilizada convivencia en democracia ya es vituperable, hacerlo encima para lucrarse es inmundo.

En el juicio de ayer se pudo asistir a una buen episodio que podría grabarse para una clase de Educación para la Ciudadanía. El señor Ruiz Gallardón estuvo comedido y firme en defensa de su derecho, que es el de todos los ciudadanos de este país, el derecho a decir lo que pensamos sin que se nos insulte soezmente con evidente abuso de medios. El gesticulante señor Jiménez Losantos estuvo como lo que es, un hombre que lo pone todo al servicio de sus intereses, incluida la dignidad de terceros. Sin empacho alguno se escudó detrás de las víctimas para escurrir el bulto, se presentó a sí mismo como víctima estando allí como victimario y confundió, como hace siempre, la justicia con su política.

Los demás actuaron como tuvieron a bien. De los testigos de la defensa, sólo los señores Alcaraz, Ramírez y Herrero testificaron algo que pudiera ser de valor para el acusado. En concreto el señor Ramírez invocó la libertad de expresión, como si la libertad de expresión fuera compatible con la injuria y la calumnia y, cual suele, pronunció una especie de sentencia paralela anticipada: si los jueces condenan al señor Losantos por injurias graves habrán atentado contra la libertad de expresión. Es lo de siempre: el señor Ramírez hizo lo que pudo con anterioridad a la vista oral para que el señor Ruiz Gallardón retirara su querella y, al no conseguirlo, recurre a la habitual coacción moral sobre los jueces. Por cierto, este señor Ramírez también fue condenado en su día, en 1993, por injurias y calumnias por el Tribunal Supremo, condenada ratificada posteriormente por Tribunal Constitucional. Afinidades electivas.

Los otros testigos de la defensa, altos cargos del PP, atrapados en la disyuntiva entre atender al principio de la dignidad ofendida o auxiliar al presunto injuriador, se decantaron por lo primero. Todos ellos, incluido el señor Zaplana, que fue el más vacilante, se portaron como personas de bien a riesgo, supongo que consciente, de que ahora los insulten y arrastren su nombre por el lodo, como ya empezó a hacer el presunto injuriador ayer llamándolos caraduras.

Cuando sea pública la sentencia, si es condenatoria, si el señor Jiménez Losantos es condenado por injurias graves que, no se olvide, son delito, es decir, si el señor Jiménez Losantos es condenado como delincuente por un tribunal de justicia, ¿qué va a pasar en la COPE?

Supongo que el citado individuo recurrirá una sentencia condenatoria pero, en el ínterin, ¿va a seguir todo igual en La Cope? Los obispos ¿van a seguir permitiendo que un presunto delincuente continue hablando desde los micrófonos de una emisora de la Conferencia Episcopal Española?

En todo caso, repito, el señor Ruiz Gallardón ha hecho muchísimo por la democracia en nuestro país: poner coto a los desmanes y abusos de un matón de las ondas, sostenido por la Iglesia a la que, por cierto, pertenece el acusador, pero no el acusado.

Por lo demás, excelente momento para la celebración de la vista oral, en mitad de la crisis del PP. Una prueba más de que la política y la justicia marchan por sus sendas independientes y que la primera se beneficiará siempre de la acción de la segunda porque es seguro que los partidarios de los señores Ruiz Gallardón y Rajoy, ahora, tendrán que aguantar menos abusos, insultos e iniquidades.

(La imagen es una foto de Dolors Nadal, bajo licencia de Creative Commons).

El parto de los montes.

De no ser por el mal precedente que se sentaría, por el que cualquier presidente de Comunidad Autónoma acabaría consultando a la ciudadanía lo primero que se le pasara por la cabeza, habría que pedir al Gobierno que dejara vía libre a la consulta de Ibarretxe que, además, carece de fuerza vinculante, a ver qué pasaba.

Porque despues de años de dar la brasa con la famosa consulta hay que fastidiarse qué dos preguntas pretenden esos genios del Gobierno vasco espetar a sus sufridos ciudadanos. Pura delicia de ejercicio de hipocresía y retórica. Y todo por no condenar explícitamente a ETA y no llamar a las cosas por su nombre. La primera reza:

¿Está usted de acuerdo en apoyar un proceso de final dialogado de la violencia si previamente ETA manifiesta de forma inequívoca su voluntad de poner fin a la misma de una vez y para siempre?

Es una pregunta tan necia que parece de Alicia en el país de las maravillas. ¿Prueba? Formúlenla Vds. al revés y diríjasela a ETA:

¿Está usted de acuerdo en manifiestar de forma inequívoca su voluntad de poner fin a la violencia de una vez y para siempre si la ciudadanía vasca apoya un proceso de final dialogado de la violencia?

Pregunta capicúa.

¿Y qué me dicen de la segunda?

¿Está usted de acuerdo en que los partidos vascos, sin exclusiones, inicien un proceso de negociación para alcanzar un acuerdo democrático sobre el ejercicio del derecho a decidir del pueblo vasco, y que dicho acuerdo sea sometido a referéndum antes de que finalice el año 2010?

Tómese nota: "los partidos vascos"; no "los partidos legales" o "los partidos democráticos", sino "los partidos vascos". Eso comprende a los que son ilegales. ¿Y por qué no a la propia ETA? Es tan ilegal como Batasuna, tan vasca como ella y, sin duda, mucho más "partido".

Además: ¿y si no hay acuerdo, que no lo habrá, antes del año 2010? El Mad Hatter diría: se somete a consulta el no-acuerdo.

De verdad, este hombre y su equipo no tienen categoría para gobernar. Esta consulta es un insulto a la inteligencia media, sector inferior, de la colectividad española, vasca o de Amorebieta.

Que el Tribunal Constitucional detenga el dislate, que haya elecciones anticipadas en Euskadi y que el PNV, para salvar el ridículo, proponga otro candidato a lehendakari que sepa lo que hace.

(La imagen es una foto de Fotosmak, bajo licencia de Creative Commons).