dissabte, 29 de desembre del 2007

Haciendo balance.

Días de balance de fin de año y de fin de legislatura. En su explicación final, a modo de resumen, el señor Rodríguez Zapatero reconoce haber cometido dos errores en estos cuatro años: un error de visión sobre las expectativas del proceso de paz y un error de cálculo al adelantar una fecha concreta para la llegada del AVE a Cataluña. Si sólo hay dos errores en este tiempo es que lo demás son aciertos y esto es algo difícil de creer. Se apunta incluso como aciertos las cosas que no ha hecho, dado que no son errores. No obstante, siempre se puede decir que el error estuvo en no haber hecho nada. Por ejemplo, ha sido un error no denunciar los acuerdos en materia económica con el Vaticano.

Aunque, por otro lado, tampoco estuvo mal la explicación del señor Rodríguez Zapatero. El señor Rajoy no ha reconocido un solo error en el trabajo de la oposición. Una pretensión que no tiene verosimilitud alguna a la vista de la sentencia en el proceso por el 11-M que he desbaratado más de tres años de fábulas y patrañas para conseguir que las cosas fueran de modo distinto a como eran. Eso no solo ha sido un error sino que ha sido un desastre para quienes esperaban de ese modo quedar eximidos o cuando menos redimidos de no haber sabido evitar el mayor atentado de la historia de España y menos aun reaccionar frente a él.

El barómetro de noviembre del CIS deja claro que a la gente vuelve a preocuparle el asunto económico más que nada. El paro es la primera preocupación, la vivienda la segunda y los problemas económicos van en tercer lugar. El terrorismo ha caído al cuarto puesto.

En verdad, el paro es una forma de terrorismo y la vivienda, otra. Lo que ha sucedido y sigue sucediendo en España con la vivienda, que ha llegado a extremos insólitos no es enteramente comprensible. De ahí que estemos todos esperando a ver cómo afecta al sector inmobiliario la crisis hipotecaria etadounidencse antes de que la vivienda retorne a un mayor realismo de precios en el mercado. En este frente antiterrorista el juicio que merece el Gobierno es mixto. Frente al paro parece haber sido eficaz; frente a la carestía de la vivienda, no. Eso tampoco es un error, desde luego; es un fracaso rotundo.

En el resto de los asuntos (excluidos terrorismo y política de infraestructuras) la acción del Gobierno parece haber sido provechosa. Y en lo referente al terrorismo, las muchas y muy variadas críticas al Gobierno por haber actuado mal durante el proceso de paz, quedan desactivadas desde el momento en que ETA rompe la tregua unilateral quedando como única responsable. La ruptura del proceso de paz no ha restado tirón electoral al PSOE.

divendres, 28 de desembre del 2007

Ocho años.

Dice el señor Rajoy: "votadme que sólo estaré ocho años en el Gobierno". Válgame Dios, qué modo de razonar! Este es un argumento puerco espín, lleno de pinchos. Veamos algunos:

Pincho nº 1: presupone que si lo votamos una vez, lo votaremos la segunda, pues no creo que pretenda reelegirse como lo nombraron presidente del PP, esto es, con un dedazo, según se decía en México en tiempos del PRI. No está claro que salga elegido ahora y se postula para dos mandatos. Eso es optimismo.

Pincho nº 2: supongo que la oferta puede entenderse como "votadme, que estaré poco tiempo". Si estar poco tiempo debe considerarse ventajoso, lo mejor será maximizar la ventaja y, como el máximo de "poco" es nada, no votarlo de entrada.

Pincho nº 3: eso de los ocho años fue una ocurrencia del señor Aznar a la desesperada en 1994, tras la cuarta derrota electoral seguida del PP y su cumplimiento no ha sido especialmente beneficioso para el partido. La acusación más frecuente que se hace al señor Rajoy es el ser sombra o epígono del señor Aznar y esto de repetir su promesa no va a forjarle repentina fama de independiente. Lo que sí puede conseguir es que se generalice la idea de que su situación es tan desesperada como la del señor Aznar en 1994.

Pincho nº 4: ¿Por qué no hizo la promesa cuando fue candidato en las elecciones de 2004, que perdió, y tenía aún cercana la figura providente del guía inmarcesible? Clarísimo, ¿no? Porque pensaba que iba a ganarlas y lo de los ocho años parecíale, pobriño, poco.

Pincho nº 5: ¿De dónde saca este buen hombre que limitar la cantidad de mandatos de un mandatario libremente elegido por la gente sea más democrático que dejar a la gente elegir libremente y cuantas veces quiera al mandatario que le pete? Siempre que haya eleccione verdaderas cada cierto tiempo y no sean un fraude. Pues lo saca, como casi todo lo que propone, de una imitación servil de lo que llega de los EEUU que, en el caso de su mentor, señor Aznar, se convierte en adoración ciega. Fue allí donde, por la enmienda vigésima segunda de la Constitución, se limitaron a dos los mandatos del Presidente, a raíz de que Franklin D. Roosevelt hubiera roto lo que venía siendo la convención de dos al ser electo cuatro veces seguidas.

Y no está claro que lo de los dos mandatos sea ventajoso. Por regla general, unas veces por una cosa, otras por otra, el segundo mandato es un desastre. Tómese el del señor Bush jr. (a quien habría que llamar Baby Bush:), ¿ha sido o no ha sido un segundo mandato embarrancado en el lodazal sanguinolento del Irak? Supongo que hasta el señor Aznar admitirá que, aunque su estólida decisión de meternos a todos en la guerra del Irak hubiera sido clarividente, las consecuencias fueron, están siendo y, según se ve, aún seguirán siendo un desastre. Claro que, ya puestos, imagino que el señor Aznar podría decir que en el Irak algunos viven más seguros que el señor José Luis Moreno en su casa de Las Rozas. Es lo que viene entendiéndose como buenas formas en política.

Monseñor, Monseñor...

Que os perdéis, voto a tal. Esa puñetera manía de meteros en las alcobas de las gentes, a fisgar qué, con quién, cómo se lo monta el personal muestra que vivís obsesionados con el sexo. Prescrito celibato al clero, estando prohibida la homosexualidad y siendo grave pecado el onanismo, ya me contaréis, Monseñor, cómo vive el pastor en las noches en que el lobo aúlla. De no hundirse el pecho a peñazos como San Jerónimo, o dejarse desollar como San Bartolomé, sólo puede conseguirlo machacándosela, en grave atentado a la castidad. Además, de la práctica frenética del vicio solitario se derivan en poco tiempo, según docta enseñanza de la misma Iglesia, brotes alucinacinatorios con lo que algún onanista impenitente acabará abusando de menores.

De esos que "te provocan", Monseñor. Lo de la provocación en cosas eróticas es asunto muy resbaladizo. Hay quien se siente provocado sólo con que lo miren. Todo muy subjetivo.

Pero, Monseñor, lo que más me puede es oír a Su Ilustrísima y a su colegas razonando sobre la homosexualidad, el pecado nefando. En eso de equipararla con el abuso de menores corréis peligro, Monseñor, de que os reciten lo de que "cree el ladrón que son todos de su condición". Porque es una equiparación carente de base empírica. No parece que entre los abusadores de menores haya más homosexuales que heterosexuales. En cambio hay muchos hombres (lo del abuso de menores, creo, es un delito típicamente masculino) casados, incluso padres y, desde luego, muchos padres espirituales o curas católicos. Realmente muchos. Tantos que la Iglesia no tiene gran autoridad para opinar sobre estos asuntos.

Y vuestras doctrinas sobre el divorcio son en verdad pintorescas, Monseñor. El record nacional en divorcios que ostenta la isla de Tenerife se debe, según decís, a la inmadurez de los tinerfeños. Claro, al fin y al cabo, son chicharreros, pensará el Obispo palmero.

En cuanto a vuestras opiniones sobre la COPE, Santidad, ¿sabéis a quién recordáis mucho, mucho? A Poncio Pilatos. Ahora que lo pienso, es toda la declaración la que es ponciopilatesca.

(La imagen, "El dinero", es una ilustración de Frantisek Kupka, un artista checo afincado en París, para una publicación anarquista de principios de siglo XX llamada L'assiette au beurre. Sugiero se repare en el horizonte fabril de la estampa).

dijous, 27 de desembre del 2007

Si la envidia fuera tiña...

Este viaje del presidente de la República Francesa, señor Sarkozy (cincuenta y dos años), con la señora Carla Bruni Tedeschi (treinta y nueve) a extasiarse ante los templos de Luxor y pasear, imagino, cerca de la esfinge de Gizeh, contiene todos los ingredientes para ser un escandalazo, comidilla de fin de año y gran debate teológico-político sobre los atributos de la Jefatura del Estado de la République o, por lo menos, una redefinición de qué quiera decir cada cual cuando habla de las "virtudes republicanas". Aunque quizá no sea necesario esto último. Supongo que sólo en España y por el beaterío general del terruño se habrá entendido por "virtud republicana" una disposición moral y religiosa según quiere el catolicismo. Allende las fronteras se atenderá más al significado real del término que tiene que ver con el sentido renacentista, como actividad, eficacia para conseguir algo, fuerza de ánimo; y de esto se admitirá que el señor Sarkozy ha dado muestras probadas. Aun más, si vamos a la acepción prístina, la etimológica, esto es, virtud como la fuerza del espíritu viril, también parece que el señor Sarkozy da nota alta.

Porque la señora Bruni Tedeschi, además de rica de familia, distinguida, exitosa como modelo y cantante, es una belleza. Así que la relación de ambos levanta todo tipo de bajas pasiones, empezando por la envidia. Además la señora no solamente es una belleza sino que no oculta gran cosa, como podrán comprobar quienes vayan a Google "imágenes" y tecleen Carla Bruni: hay algunas fotografías de la dama muy ligera de ropa o incluso algún desnudo, todo lo cual empezará a circular ahora por la red. ¿Qué más se quiere para provocar rugidos de primate en la caverna machista, reservorio de la civilización occidental?

No sabían por dónde meterle el diente y han decidido armarla con el vuelo en el jet privado de un millonetis amigo del señor Sarkozy, el que también le dejó un barco o una casa o una isla o el Taj Mahal, que no ando muy informado de los pormenores de estos cotilleos. No estoy muy seguro de que esta crítica sea justa. La alternativa ¿cuál hubiera sido? ¿Emplear un avión de las fuerzas aéreas gabachas? Ahí si que lo crucifican: si este pillastre quiere correrla con la manceba, que se lo pague de su bolsillo.Alguien dirá que ni tanto ni tan calvo, que podían ir en un avión de línea, "Air France", por ejemplo o "Air Egypt". No sé qué dirán las normas de protocolo al efecto, ni siquiera si dicen algo, pero supongo que M. le Président mueve un séquito, aunque sólo sea en escoltas, que haría difícil tramitar los billetes. En cualquier caso, cabe admitir que el señor Sarkozy pudo haberselo gestionado privadamente: se pone un peluquín y va incognito; aunque cuando se lleva al lado a la señora Bruni es difícil guardar el incognito.

En todo caso esto se me antoja cuestión menor. Es más, se entiende muy bien cuando se adopta una visión crítica/marxista de la sociedad al estilo Wright Mills. Con el señor Sarkozy los franceses han elegido a un hombre de la élite del poder. Y eso se nota. De haber elegido a la señora Royal (que era mi opción, ¡ay!) habrían puesto en el Elíseo a una dama con fibra y coraje, típica representante de la clase media pero de la que los círculos del poder económico no se fían. Prefieren a uno más claramente a su servicio. Por eso le dejan barcos, aviones y lo que haga falta. Lo que sucede es que luego, él, se liga a la señora Bruni (o al revés) y muestra tener su propia personalidad e iniciativa. Pero eso es algo que dicha élite del poder, básicamente compuesta por empresarios, aplaude.

A su vez la señora Bruni lleva adelante asimismo una vida, una carrera, despampanantes: retoño de un magnate, mujer de mundo, elegante, admirada, modelo, cantante de éxito (ya se ha dicho) y compositora de casi todos sus temas que interpreta en italiano, francés o inglés, imagino (pues no sé nada de su vida personal) que habrá tenido algunos amores conocidos y sonoros. Acostumbrada a ocupar el proscenio, ha escalado un lugar realmente alto en la pirámide social y política. Resta por ver si el señor Sarkozy la lleva a actos oficiales en condición de "primera dama in pectore".

La verdad es que es difícil saber cómo reaccionará la opinión pública ante este comportamiento pero resulta evidente que el señor Sarkozy ha puesto patas arriba la tradición de la República gaullista, desde el cambio en política exterior hasta el desmantelamiento de la hipocresía y l gazmoñería con que el Elíseo ha tratado siempre los asuntos sentimentales de M. le Président de la République cartesienne . Supongo que las revistas del corazón estarán encantadas. Menudo negocio.

Los peligros de la red.

Entre el habitual spam de abogados negros que quieren liquidar una fortuna de un cliente fallecido, viagra, chicas incandescentes, equipos del futuro a precios del pasado, otros solteros salidos del vecindario y viajes a Honolulu lleva un par de semanas apareciendo éste que reproduzco, que se llama (toma ya) Renovacion de cuentas para evitar frecuentes transacciones de fraude.

Huele a estafa que se mata. Hace falta estar mal de la azotea para pinchar en el enlace. ¿Y qué me dicen del letrerito This message contains blocked images ? O sea, además de una estafa, debe de tratarse de un correo con virus.

Pero lo más gracioso es la apostilla del fondo, que es para dar mayor sensación de cosa fetén, algo que haga referencia a la seguridad de la propiedad: Todos los Derechos Reversados 2007@ Iber Caja. Reversados, es genial.

dimecres, 26 de desembre del 2007

Una buena empanada.

La política, disciplina en la que uno apenas llega a graduarse tras dedicarle la vida como estudioso, ciencia la más difícil que hay al tener que dar cuenta de aquella característica específicamente humana, que es la capacidad para mentir es, con todo, una actividad fascinante. Tiene mucho de guerra en países en los que se aspira a prescindir de las guerras de verdad y en buena medida lo han conseguido. La política es la continuación de la guerra por otros medios, según dice Foucault, dando la vuelta al conocido y sobado apotegma de Clausewitz de que la guerra es la continuación de la política por otros medios. Ambas observaciones son verdad porque se trata de un círculo, de la guerra a la política y de la política a la guerra. A veces se oye a las almas cándidas decir eso de que la guerra es consecuencia del fracaso de la política. O también de su éxito. El caso es que es consecuencia. Como la política es después consecuencia de la guerra.

Hay quien dice que se dan diferencias cualitativas entre la guerra y la política. En la guerra a los desertores los fusilan; en la política, no. Pero no será por falta de ganas. El caso es que la política tiene mucho de guerra y en la guerra vale todo. Se dice que no, que en la guerra se respetan las Convenciones de Ginebra. Pero eso no es estrictamente cierto. Los vencedores aplican siempre las Convenciones de Ginebra a los vencidos pero no a sí mismos. Por ejemplo, los EEUU sostienen que no incumplen las Convenciones porque los prisioneros de guerra que tienen en Guantánamo no son "prisioneros de guerra" sino "enemigos combatientes", con lo cual no le son de aplicación las convenciones. Y nadie dice nada, al menos ningún gobierno de los "fieles aliados" pone de manifiesto que eso es un fraude como un castillo. Habiendo los EEUU declarado la guerra al terrorismo internacional en todo el mundo bajo la doctrina de que ésta no es una guerra convencional sino nueva, contra un enemigo que no puede localizarse geográficamente (salvo casos excepcionales, como el Irak), que no se sabe en dónde está y que puede (y suele) estar entre nosotros, todos sus enemigos combatientes son prisioneros de guerra y los EEUU están infringiendo sistemáticamente las Convenciones de Ginebra.

En realidad quería hablar de dos entrevistas que leí ayer y anteayer en Público, una al señor Oskar Lafontaine y la otra al señor Carod Rovira. Hay que ver, me decía yo, a la conclusión de mis lecturas, qué personas tan distintas y tan parecidas. Las dos son de izquierda. Lafontaine abandonó el SPD (del que había llegado a ser Presidente, así como candidato a la Cancillería) en 2005 acusándolo de haberse escorado a la derecha a favor de los vientos neoliberales en los que la izquierda de toda la vida lleva perdiendo perfil. De izquierda sin duda. Y ha venido a España a apoyar a Izquierda Unida porque, al parecer, se lleva bien con el señor Llamazares. Ese abrazo del oso germánico puede costarle caro a Llamazares porque los del Partido Comunista ya tienen las baterías preparadas para el desembarco de la "socialdemocracia", de nefasta memoria en el comunismo. En todo caso, aquí está el izquierdista alemán, señor Lafontaine apoyando a un grupo de izquierda español y en una perspectiva europea.

Un día después, el que se asoma al periódico es el señor Carod Rovira, también de izquierda. De izquierda posibilista (el señor Carod Rovira afirma que en Esquerra Republicana de Catalunya sólo consideran la posibilidad de pactar con el Partit dels socialistes de Catalunya, no con el PP) pero izquierda. Su discurso es esencialmente nacionalista e independentista, es un discurso no a unos u otros catalanes sino a los nacionalistas catalanes, expresión por lo demás redundante a su parecer. Lo que hace a ambas partes iguales es su radicalismo. El señor Lafontaine quiere un giro a la izquierda de los viejos partidos europeos socialistas con políticas más sociales y más redistributivas y el señor Carod Rovira quiere una Cataluña independiente. Las dos visiones son perfectamente legítimas, ambas, según ellos mismos, los distinguen como izquierdistas y sin embargo no tienen nada que ver entre sí.

Lo del señor Lafontaine me interesa en la medida en que me interesan las formas de articulación de la izquierda en nuestras sociedades, que no lo tiene fácil. Si quiere gobernar (ganar elecciones) tiene que moderar su discurso político; si modera su discurso político, deja de ser de izquierda. Lo del señor Carod Rovira, como es lógico, me interesa bastante menos. De su continuo monotema de la inequidad entre Cataluña y un ente impreciso que se denomina "España" o "Madrid" sólo me quedo con una propuesta, la de que se celebre un referéndum de autodeterminación en Cataluña en 2014. Lo único que no me gusta es que lo fije tan tarde. Cuanto antes, mejor. Cataluña es una sociedad civilizada, avanzada y democrática en la que, a diferencia de lo que sucede en el País Vasco hay una situación de paz civil, por lo tanto, puede procederse al referéndum ya. Sería de desear que igual que si sale que sí los "españolistas" acatarán la decisión, si sale que no lo independentistas prometan no convocar otro referéndum al día siguiente; fundamentalmente, para no aburrir... más.

Las entrañables fiestas.

Si el Rey felicita las Navidades con una postal con la foto de los abuelos y los nietos, por qué no voy a felicitarla yo con foto de padres e hijo Héctor, que tiene ya nueve meses y está que parece el niño Hércules, el que estranguló con sus manitas a las dos serpientes que mandó la celosa Hera a matarlos a él y a su hermano Ificles.

Detrás hay un belén que he montado este año desempolvando las viejas figuras de hace treinta. De ese modo, mi otro hijo, Ramón, ya va asociando la Navidad con las figuras de los belenes, que es donde los niños españoles penetran por primera vez en un mundo que pueden manejar de complejas relaciones sociales: los pastores, los agricultores, los animales, los Reyes Magos, los molinos, las fraguas, los comerciantes y los dos focos del conflicto, esto es, el portal con el pesebre propiamente dicho y el terrible castillo, en el otro extremo del belén, el castillo desde el que todo se vigila y al que un buen día subirá el agrimensor K.

Por lo demás, mi belén no tiene portal ni pesebre porque, entre otras cosas, no sé a dónde fue a parar la figura de San José que es, en verdad, la más desdichada de la leyenda cristiana. Hay quien me dice que eso carece de lógica porque si no se es cristiano no hay por qué celebrar las fiestas cristianas y, por otro lado, si se sigue la tradición, hay que hacerlo con todas las consecuencias. Todo eso está muy bien pero, a los efectos de la educación de los niños, la lógica empieza a ser importante mucho más tarde. Ahora lo que importa es lo maravilloso. Y lo maravilloso es que, en tu casa, una vez al año les dé la locura de poner un complicado belén y armar dos árboles de Navidad, uno tradicional (aunque artificial) y otro de fibra de vidrio de esos que tienen un programa de colores. Y que te hagan regalos.

dimarts, 25 de desembre del 2007

El Rey y el reyezuelo.

No soy monárquico. Ni siquiera "juancarlista" que es lo que muchos de mis compatriotas dicen ser para no encarar la disyuntiva Monarquía-República. La dinastía de los Borbones ha sido tradicionalmente, al menos a lo largo de siglo XIX y primer tercio del XX, una catástrofe para el país. Casi tanto como los Austrias del XVII. O tanto.

Bueno, dicen los conservadores, olvidemos el pasado; de lo que se trata es del juicio que nos merece esta monarquía ahora; aquí y ahora. (Es curioso estos conservadores españoles. Suenan como peligrosos comunistas, de los de Del pasado hay que hacer añicos. Son los únicos conservadores que no quieren conservar el pasado).

Con todo, aquí y ahora tampoco veo porqué haya que admitir la Monarquía en lugar de la República. La Monarquía, dicen los conservadores, ha posibilitado la transición de la dictadura a la democracia. ¿Y qué? ¿Por qué hay que agradecerle como favor regio el hecho de que haya cumplido con su deber? ¿Es que podía hacer algo distinto? ¿Qué, en concreto? ¿Convertirse en Juan Franco I? En último término, siguen diciendo los conservadores, la Monarquía funciona mejor que la República porque, si pensamos en las dos concretas que hubo, recordaremos que fueron regímenes muy inestables que acabaron suscitando enfrentamientos. Claro, inestabilidad y enfrentamientos provocados por aquellos que no admiten para el país otra forma de gobierno que la suya: la Monarquía. Y los demás tragan Monarquía sino quieren tragar Dictadura que vive Dios que es mucho peor.

Pues eso. Ninguna razón que haga simpática la figura de este Rey. Y conste que no tengo nada personal contra él, salvo cosas como la de Mitrofán, si es cierto. Y si encima larga una sarta de vaciedades rimbombantes en plan Príncipe amante de su pueblo que recita como estadista el programa del Gobierno de turno ya la cosa se pone cargante. Y aun más si el hombre escoge la misma fecha que el Caudillo por la gracia de Dios para soltar su arenga. La de éste es mansa; pero es arenga. Y en ella se observa lo que preocupa por debajo de lo que dice. La palabra e idea que más se repite en el discurso es unidad. Dos tercios del mensaje/charleta van destinados a pedir unidad, a hablarnos de todos, de que somos una "gran nación" y que formamos una "gran familia", bendito sea el Señor. Una gran familia cada vez peor avenida.

Esa manía de mantener los lazos simbólicos con el pasado y origen de esta Monarquía son irritantes. El discursito del veinticuatro de diciembre lo liga a Franco y al nacionalcatolicismo, el de la sotana mancillada. Si el Rey quiere hablar porque siente la necesidad íntima de sincerarse con su amado pueblo, ¿por qué no escoge la noche de San Juan que es, además, su onomástica? Así los ciudadanos podrían quemar efigies reales en la noche de San Juan, mediando, claro, la gracia regia para no acabar todos en la trena.

Es fiesta pagana, por el solsticio de verano, dicen los conservadores que van de cultos. Y aquí somos cristianos. Ciertamente, nadie olvide que el veinticinco de julio, pegandito a San Juan, S.M. se planta en Santiago de Compostela a hacer la ofrenda a Santiago Matamoros, patrón de España. Viva la Alianza de las Civilizaciones, que predica el Premier con patente conocimiento de la complejidad de su desideratum. Imagino que si Sieur Juan Carlos de Borbón quiere hacer una proclamación de la nación española, podía poner una corona a los pies de la estatua de los capitanes Daoíz y Velarde que está en la plaza del Dos de Mayo (el dosde para los del barrio) para conmemorar la gesta de la guarnición del cuartel de artillería de Monteleón, allí al lado. Ahí es donde muchos ponen el nacimiento de la conciencia de nación española en un sentido moderno, como liberal. Muy bien escogido el momento porque si Velarde era cántabro, Luis Daoíz era un sevillano hijo de padre navarro, nacido en Aoiz. Y salga el sol por Antequera, que no me meteré en el berenjenal de la obsesión nacional sobre la identidad obsesiva de la nación.

En fin que el Rey ha perdido otra vez la oportunidad de hacer un gesto que verdaderamente lo hubiera dejado en la historia con la huella grabada en oro. Decir algo así como: "Para celebrar el trigésimo aniversario de la Constitución de 1978, que Dios guarde muchos años, propongo pagar una deuda histórica de la casa real con los españoles, esto es, poner a refrendo popular la forma de Estado de España." Todo lo que no sea eso, Majestad, será vivir del cuento.

Eso en cuanto al Rey de España. Y ¿qué me dicen del Reyezuelo de Euskadi o Euskalherria sur menos Nafarroa? Y digo Reyezuelo porque supongo que si lo llamo Virrey igual se mosquea porque se considera capitidisminuido. Él no es menos que el Rey. Por eso, en la misma sacrosanta fecha que Franco y don Juan Carlos, el Lehendakari escribe un carta, que queda más pastoral, más cercano a la Iglesia católica, principio lumínico de la conciencia euskalduna que, sin embargo, remite su origen a oscuros tiempos precristianos. Es el espíritu de Nuestra Señora de Arantzazu. ¡Oh, raza primordial! Esta sí que es raza cósmica y no la que cantaba José Vasconcelos. Por eso el señor Patxi López, que no entiende estos abismos telúricos abertzales, manifiesta sentirse atónito de que el señor Ibarretxe pueda equiparar los crímenes de ETA con las sentencias de los tribunales en un Estado de Derecho. El señor López no entiende la garra desgarrada de esa raíz racial que hace a la madre patria vasca ver a sus hijos, aunque sean asesinos de ETA, cercanos a su corazón, y los demás, aunque sean las víctimas, afuereños, étnica o sentimentalmente.

Porque es cierto, ese párrafo es la monda:

Toda esta violencia nos devuelve al pasado. Amenazas, extorsiones, ilegalización de fuerzas políticas, sentencias judiciales que de jurídicas tienen poco y de impulso político tienen mucho, dispersión de presos, muerte de sus familiares en accidentes cuando van a visitarlos a las cárceles. Negación del diálogo como fórmula para resolver los problemas? Nuevamente la espiral sin fin.
Un representante de un poder del Estado que acusa a unos jueces de prevaricar, pues eso es lo que quiere decir. Representante por lo demás que a los independentistas radicales y a los armados les parece un miserable "cipayo". Un "cipayo" que se apresta a provocar una crisis constitucional de avío en España.

Confieso que siento simpatía por el Reyezuelo bravío que está ya hasta las mismísimas de que nadie se lo tome en serio. Y ahora va y pega el tajo en el nudo gordiano. Porque, a ver qué hace el Estado español con la famosa "consulta" y qué con el señor Ibarretxe. ¿Lo depone? ¿Lo suspende? ¿Lo encarcela? Yo lo entiendo y me gusta porque aplico el principio napoleónico D'abord on s'engage; puis, on voit. Eso es sentido de la aventura. Pero toda aventura tiene una nota moral: ¿es de recibo abrir una consulta en el País Vasco sabiendo que hay un montón de gente que tiene miedo a ETA y a sus matones de la "vida civil"? No, no lo es y si el señor Ibarretxe sigue adelante con su plan sin que ETA haya cesado en su actividad terrorista es porque es un inmoral. Un Reyezuelo inmoral.

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dilluns, 24 de desembre del 2007

El problema es ETA, o más sobre el 18/98.

Este finde he terminado de revisar la traducción del libro de Jürgen Habermas, Conciencia moral y acción comunicativa, que realicé hace más veinticinco años y que la editorial Trotta, bajo la dirección de Alejandro Sierra, va a publicar de nuevo. En él y en concreto en el capítulo sobre "Ética del discurso", el filósofo alemán sintetiza muy bien sus ideas sobre la acción comunicativa al sostener que:

"En el campo de procesos de entendimiento lingüísticamente explícitos, los actores plantean pretensiones de validez con sus acciones de habla, en la medida en que se ponen recíprocamente de acuerdo y se trata, además, de pretensiones de verdad, de rectitud, de veracidad....(La cursiva es mía).

Es decir, como yo lo interpreto, para que las gentes podamos entendernos es preciso que estemos de acuerdo en que vamos a debatir sobre si a) algo ha sucedido; b) ha sucedido correctamente, de acuerdo con las normas de corrección que le sean aplicables en cada caso; c) cuando decimos algo somos sinceros. Si algo de eso falla, la comunicación falla. Y suele fallar el c).

Con motivo del primer post sobre el "macroproceso" 18/98 he tenido algo de discusión. Poca, porque gran parte de lo que se me argumentó fue argumentación, para variar, ad hominem: que si lacayo, sumiso, genuflexo, ignorante y falto de competencia por no ser jurista, cosas que, obviamente, carecen del menor interés.

Algún lector tuvo el detalle de "copipastear" en la columna de comentarios el artículo de Amalia Alejandre Casado y José Manuel Hernández de la Fuente (Abogados y observadores en el sumario 18/98 por E.H. Watch) en Gara, como si no lo hubiera leído ya, para ilustrarme. Bien, el artículo de los señores Alejandre y Hernández de la Fuente se limita a repetir algunas de las quejas y reproches de las defensas durante la vista, seguramente las más importantes. Pero a esas contestaba largo y tendido la sala en la sentencia explicando por qué las rechazaba. Lo procedente, por tanto, hubiera sido explicar, a su vez, por qué la argumentación de la sala era insatisfactoria, no repetir los reproches ya contestados, digo yo.

Se dice que todo el proceso es político; la sala contesta que no y lo explica; se dice que se condena por ideas, por motivos políticos; la sala contesta que no, que lo hace por motivos jurídicos y que no condena ideas sino delitos del código penal. Lo procedente, imagino, es rebatir esas explicaciones, no repetir las acusaciones.

La sentencia será, seguramente, recurrida en casación ante el Supremo y entonces se verá. Si el Supremo casa, quienes decimos que la sentencia de la Audiencia tiene, cuando menos, la presunción de ser justa, acataremos la decisión y aceptaremos que estábamos equivocados. Y lo mismo sucederá si hay un posterior recurso a Estrasburgo. Si sucede al contrario, ¿yerro si digo que la otra parte no sólo no acatará la decisión adversa sino que ni la respetará? Para botón, aquí está la muestra: una instrucción que ha durado años, un proceso que también ha durado años, cuatro jueces en danza, así como fiscales, todo eso es un "dislate" o algo peor y la razón la tiene... ¿quién? ¿El Gobierno vasco? ¿Los expertos? ¿El sursum corda? Y conste que no digo que no. Sólo pido, a lo efectos de que podamos entendernos al estilo habermasiano, que se admita que puede ser al revés. Pero es difícil porque, como se ve, también falla la pretensión b).

Ha salido a relucir Esquerra Republicana de Catalunya, y se ha dicho que con esa sentencia se yugula la posibilidad de una ERC en el País Vasco, que se le ha hecho el juego a ETA, vamos. En mi opinión, es al revés. Lo que la Audiencia dice es que muchos de los encausados estaban integrados en banda armada, o sea que eran de ETA y otros colaboraban con ella, o sea eran cómplices. Cómplices de una banda de asesinos o integrados en ella. Nada que ver con ERC porque los de ERC no son ni sospechosos de tales comportamientos, sino demócratas respetuosos del Estado de Derecho, aunque muchos de ellos sostengan que el español no lo es. Porque, en principio, algún crédito han de merecer los tribunales de justicia en una sociedad civilizada. Se me dirá que no puedo saltarme el principio de presunción de inocencia de los acusados; y no lo haré porque, si hay recurso, la sentencia no será firme, pero habrá de reconocerse que es una presunción de inocencia algo debilitada.

Y es que, para concluir, el problema de esta historia, como de todo lo que pasa en el País Vasco, se llama ETA. El encanallamiento moral que significa vivir en una sociedad en la que unos están amenazados de muerte por una banda por sus opiniones políticas y otros no lo arrasa todo y convierte el territorio en un wasteland moral, en un erial. Porque, buenas gentes, la moral, que siempre va algo por delante del derecho, manda no solamente que sea imprescindible condenar la violencia terrorista de ETA sino hacer ver a ésta que es tal la deslegitimación que a la causa de la independencia hace su comportamiento, que los independentistas dejarán de serlo mientras no callen las bombas y las pistolas.

Soy de izquierda, pero dejo de serlo para quien comete crímenes en nombre de la izquierda. Y no me ciega la pasión: vaya si hay criminales de izquierda.

Pica bien, pero pica muy alto.

El que avisa no es traidor. Ya advertí de que me proponía comentar los libros de mi bisabuelo, Emilio Cotarelo y Mori, que se han ido reeditando este año de 2007, alguno con más de cien años, como éste, de ediciones Visor, Madrid, cuya primera edición es de 1886. No es mucha la gente a la que reeditan los libros con más de ciento veinte años de edad (los libros) y a los más de setenta del fallecimiento del autor.

Éste del Conde de Villamediana debe de ser una de sus primeras obras y ello se echa de ver precisamente en el personaje que eligió de tema, don Juan de Tassis y Peralta, segundo Conde de Villamediana (1582-1622), erudito, poeta, satírico, jugador, pendenciero, libertino, mujeriego, deportista, temible espadachín y jinete. Una figura menor de las letras españolas del Siglo de Oro, pero muy interesante desde el punto de vista humano. Supongo que no me dejo llevar por la admiración de descendiente si digo que era una especie de Cyrano de Bergerac español o, para ser más preciso, español en la corte de los milagros de los Austrias.

Don Emilio escribió un trabajo rigurosamente científico, con numerosas aportaciones a una biografía de la que, hasta él, se sabía poco y mucho de lo poco que hoy se sabe es gracias a él. Y lo hizo por simpatía con un hombre capaz de escarnecer a los Grandes de España y los Títulos de Castilla de aquella corte comida por la corrupción y la más pavorosa ineptitud, la Corte del país más poderoso de la tierra entonces. Un hombre capaz de dedicar al Duque de Lerma, que había conseguido el capelo cardenalicio para mayor seguridad propia, el famoso epigrama: El mayor ladrón del mundo/por no morir ahorcado/se vistió de colorado."

De la agitada vida del de Tassis, el episodio que centra la atención de don Emilio es el de la loca pasión, la suicida pasión que nuestro poeta concibió por la reina, Isabel de Borbón, esposa de Felipe IV. Suicida porque le costó la vida al atrevido enamorado, asesinado por esbirros a plena luz del día en Madrid presuntamente por órdenes de su cristiana majestad.

Digno hubiera sido el episodio de un eco de la leyenda artúrica con los amores de Genoveva y Lanzarote, de no ser porque a los españoles (y lo de españoles es un decir, ya que Isabel era francesa y Felipe, en definitiva, alemán) les faltaba bastante categoría para llegar a igualar la de la historia bretona y la flema del rey Arturo. Aunque quizá no sea extraño dado que, cuando se produce el percance, Villamediana tiene cuarenta años, el Rey diecisiete y la Reina, diecinueve. Unos críos, incapaces de entender el alma atormentada del ilustre poeta, amigo y seguidor del culterano Góngora. Unos críos, por cierto, que estaban casados desde los diez (Felipe) y los doce (Isabel) años respectivamente.

Cuéntase, y don Emilio así lo registra con su puntillosidad habitual, que en cierta justa en que el de Tassis actuaba de rejoneador, que lo era y muy bueno, la Reina, volviéndose a su marido le dijo "Pica muy bien don Juan". Y Felipe contestó ominoso: "Sí, pica bien, pero pica muy alto." Mirá tú de dónde viene lo de "picar alto".

Relata asimismo don Emilio la famosa anécdota en que don Juan apareció ante los Reyes en un baile (¡ah, el ceremonial de los Austrias, heredado de los borgoñones!) con el cuerpo cubierto de monedas de real y una leyenda que rezaba: "Mis amores son reales." O la muy célebre en que estando representándose una obra suya, La gloria de Niquea, sacada del Amadís de Grecia, en la que participaba la Reina, el de Villamediana prendió fuego al teatro para tener una excusa y sacarla en brazos.

Se refiere mi antepasado también a alguna otra anécdota ya más picantilla y menos verosímil, así como con un relente a lo Fragonard o Watteau, y corona su obra de rigurosa investigación de archivos y legajos, distante, objetiva y crítica, preguntándose qué le había llevado a escribir un libro sobre el personaje y se contesta:

"Por otra parte, cada uno puede tener sus aficiones particulares y sus simpatías por uno u otro personaje; y principalmente del deseo de averiguar la verdad de algunos puntos oscuros de la vida de nuestro CONDE, ha brotado este libro."
Y tan oscuros los puntos, y muy altos.

Mi madre, que vivió con don Emilio mientras estudiaba bachillerato, siempre me contaba que era un hombre estricto, liberal y muy avanzado para su tiempo. Tanto que le llamó la atención la historia de la pasión del Conde por la joven Reina. Como desde entonces ha sucedido con poetas, novelistas y dramaturgos. ¿Por qué no con los eruditos que también tienen su corazón?