dimarts, 11 de desembre del 2007

Va a ser una masacre.

En las próximas elecciones legislativas, y si los asesores del señor Rajoy no se lo desaconsejan, habrá debate televisivo entre los señores Rodríguez Zapatero y Rajoy, a petición del presidente del Gobierno.

En España un ochenta y ocho por ciento de la gente confiesa ver la televisión (¡y con una media de 221 minutos, o sea tres horas y cuarenta y un minutos, por persona y día!) frente a un cincuenta y cinco que escucha la radio y un cuarenta y uno que lee los diarios, todo ello según los últimos datos, hasta mayo de este año, del Estudio General de Medios. Parecería lógico que los políticos se desvivieran por realizar esos debates que hasta debieran ser obligatorios. Y, sin embargo, no es así. Pierden la chaveta, desde luego, por aparecer en la pantalla en condiciones que les sean favorables, pero huyen como de la peste de los debates prolongados, pormenorizados, en donde pueden quedar patentes sus defectos o insuficiencias. En nuestro país esto pasa con algunos políticos conservadores; no todos. Quieren la tele, pero sólo para manipularla, como hacen a mansalva en TeleMadrid y que no se sometan a fiscalización sus propuestas, sus ideas, sus planes. No porque no los tengan sino porque saben muy bien que si los explicitan antes de las elecciones las pierden.

Los dos últimos debates electorales televisados en España (el señor González frente al señor Aznar) se hicieron a insistencia del PSOE en las elecciones de 1993... y el PP las perdió cuando las creía ganadas. En las subsiguientes de 1996, el PSOE volvió a pedir un debate televisado pero los conservadores se negaron en redondo pretextando que debiera incorporar a más dirigentes, en concreto, al señor Anguita, por entonces fiel acólito suyo en la lucha contra el temible "felipismo". Los socialistas no anduvieron listos y se dejaron engañar con ardid tan tonto. Tenían que haber aceptado la presencia del señor Anguita que, al escenificar en sede televisada la famosa pinza, probablemente daría la victoria al PSOE que finalmente perdió las elecciones por un margen bajísimo.

En las siguientes consultas electorales de 2000 y 2004, una derecha firmemente instalada en el poder no aceptó debate alguno. El señor Aznar da mal en televisión y lo sabe porque carece de las luces necesarias para hilar discurso alguno que resulte atractivo y mucho menos para improvisarlo. Algo similar ocurre con el señor Rajoy quien ya ha dejado meridianamente claro en el curso de esta legislatura que sus capacidades tribunicias, oratorias, debatientes y polemizantes brillan y mucho por su ausencia. Así que es el presidente del Gobierno el que se permite romper el tabú establecido por el PP y reanudar la costumbre de estos debates que tan necesarios son para que la gente se haga una idea de qué vota.

En verdad, el señor Rodríguez Zapatero va sobrado a las elecciones. El sondeo de ayer de el pulsómetro de la SER traía muy buenas noticias para los socialistas y muy malas para los conservadores que se resumen en un dato de una contundencia incuestionable: el noventa por ciento de los españoles no cree necesario que el PP vuelva al Gobierno. Por supuesto, las otras magnitudes son las acostumbradas e incluso peores para el PP: los españoles aprueban la gestión del Gobierno socialista y a su presidente (que va por encima del cinco) mientras que suspenden sin paliativos al señor Rajoy que ronda un miserable 3,8, por debajo del señor Llamazares.

En estas condiciones, presentarse a la votación con el bagaje y las compañías del señor Rajoy es un acto de inconsciencia o de desesperación, que me parece más probable. Al día de hoy, el señor Rajoy tiene menos posibilidades de ganar las próximas elecciones que yo.

El reto del señor Rodríguez Zapatero es como un torpedo lanzado a la línea de flotación del buque de la derecha. Si el señor Rajoy acepta, apenas si es contrincante para el señor Rodríguez Zapatero que es mucho más flexible, menos dogmático y autoritario y despierta mucha mayor simpatía en la audiencia. Si no acepta, tendrá que hacer malabarismos para explicar tal negativa a la gente normal, esa a la que siempre se refiere él para calificar a los que le siguen, quedando el adjetivo de "anormal" reservado para quienes se le oponen. En cualquiera de los dos casos el resultado sólo puede ser malo para el señor Rajoy pues si el señor Rordíguez Zapatero no es Demóstenes, mucho menos lo es el señor Rajoy.

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Klossowski, el transgresor.

En el Círculo de Bellas Artes (CBA) tienen una exposición casi clandestina de dibujos de Pierre Klossowski. Casi clandestina porque no me parece que esté muy anunciada, carece de folleto explicativo, díptico o mera hojita que ilustre acerca de su muy interesante autor y obra y, para más ocultaciones, tiene un cartel a la entrada que advierte de que algunas piezas de la exposición pueden "herir la sensibilidad" de los espectadores, algo perfectamente ñoño. A cambio, el CBA permite una visita virtual a la exposición mediante quicktime que, si es como yo la he visto, es una birria; hay que ir en persona. Para quien quiera hacer la visita virtual, está aquí.

No obstante, si viviera Klossowski esta falta de resonancia probablemente le parecería normal, nada ajeno o distinto al trato que el conjunto de su obra (plástica, literaria, ensayística, de traducción y hasta cinematográfica) obtuvo durante su vida: un cortés silencio que sólo se rompió cuando Bataille y Deleuze la desenterraron en los años ochenta del siglo pasado. Para entonces, Pierre Klossoswki, que ya era septuagenario, se había retirado de muchas cosas, pero no de todas. Llegó a ser muy viejo. Nació en 1905 y murió en agosto de 2001, nonagenario y unos meses después que su mucho más célebre hermano Balthazar Klossowski, conocido como Balthus.

Lo que el espectador va a encontrar en la exposición es una serie como de docena y media de grandes dibujos a lápices de colores, ejecutados con una técnica muy característica, claramente influida por Pierre Bonnard (sobre todo en la paleta), que había sido maestro de la madre de Klossowski. Por cierto, esta señora, Baladine Klossowska, fue toda una personaje, amante una temporada de Rainer Maria Rilke en los últimos años de la vida de éste, ya enfermo de leucemia. Fue Rilke quien recomendó a Pierre a André Gide aunque al final no hicieron buenas migas.

El caso es que, con tales antecedentes y una educación tan refinada como la que tuvo, Pierre Klossowsky produjo una obra compleja, difícil casi mistérica, centrada en algunos autores decisivos, como Sade o Nietzsche, sobre los que escribió sendos estudios y en la que se perfila una clara inclinación estética por la ambigüedad, la homosexualidad, el sadismo, el incesto, en definitiva todas las transgresiones imaginables.

Klossowski ilustró sus propias obras, probablemente porque sólo con sus dibujos estaba el hombre a gusto. Quiere la leyenda que en cierta ocasión encargara las ilustraciones para su obra Roberte se soir a su hermano Balthus, éste las hizo pero Pierre las rechazó. Cualquiera que haya visto los dibujos de Balthus entenderá por qué los rechazó su hermano; en realidad Balthus había dibujado una Roberte exactamente como lo hubiera hecho Klossowski, algo difícil de tolerar para quien se cree único en el mundo..., cosa por lo demás sencilla pues cada uno de nosotros es único.

La exposición tiene temas mitológicos, dos secuestros de Ganimedes, uno de ellos el de más arriba y otros episodios, singularmente el muy famoso de Diana y Acteón que le resultaba especialmente atractivo. Hay varios dibujos correspondientes a su novela Baphomet, que toma pie en la historia de la supresión de la orden de los temnplarios para trenzar una delirante historia de homosexualidad, erotismo, androginia en la que interviene hasta Santa Teresa de Jesús, cuyo espíritu encarna en el cuerpo del héroe, Ogier de Béauséant, inicialmente encargado de corromper a los templarios y llevarlos a la práctica de la homosexualidad, singularmente al hermano Demian que luego resultará ser el propio Klossowski.

Merece la pena visitar la exposición y preguntarse por los sentimientos que lo embargan a uno al contemplar dibujos con tal carga emocional, tan ambiguos, tan eróticos y transgresores. Porque, guste o no, Klossowski es un típico hermano "de su hermano".

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dilluns, 10 de desembre del 2007

Más acosada que nunca.

Probablemente la decisión de terminar la tregua primero por vía de hecho al volar la Terminal 4 de Barajas el 30 de diciembre de 2006 y luego por vía declarativa en junio de 2007, haya sido la más estúpida y contraproducente (para ella) que ha tomado ETA en su ya larga historia. Y las ha tomado muy estúpidas; la primera de todas, emprender una lucha armada contra un Estado democrático de derecho como si siguiera siendo una dictadura cuartelaria.

En un solo acto, como dicen los juristas, al anunciar que volvía a las andadas, ETA abandonaba a sus presos a su triste suerte, dejaba sin margen de juego político a la izquierda abertzale y disipaba toda posibilidad de crear un clima más flexible, menos duro para los procesados del 18/98. Y todo para nada porque en los seis meses que han pasado desde que se anunciara el retorno a "todos los frentes" apenas ha podido llevar a cabo un par de acciones de resultado muy insatisfactorio para sus planes. ETA prometió no dejar sin respuesta las agresiones del enemigo español contra el pueblo vasco. El hecho es, sin embargo, que esas "agresiones" no solamente no han cesado sino que se han incrementado. Batasuna está descabezada con su mesa nacional encarcelada; a los del 18/98 los han condenado a casi todos y ETA no se ha movido.

Al final, fueron los dos pistoleros detenidos luego en Francia quienes tomaron la decisión de disparar contra los guardias civiles. Un gesto difícil de entender si se habla de una organización que toma decisiones para durar y sobrevivir, no para perecer. Porque el resultado del doble asesinato de Francia ha sido la decisión de poner en marcha un órgano permanente franco-español para la lucha contra ETA. Los terroristas lo tenían difícil y ahora lo van a tener superdifícil tanto que quizá pueda decirse que, con esos disparos a bocajarro a los dos agentes, ETA se ha dado el tiro de gracia a sí misma. Con esta oficina de los hombres de Harrelson en Francia los etarras se van a ver y desear para mantenerse en libertad. El señor ministro del Interior dice que la banda nunca ha estado tan acosada y tan débil. Claro que inmediatamente saldrá el señor Aznar diciendo que fue él quien puso a ETA contra las cuerdas. Es el mismo señor Aznar que atribuyó el atentado del 11-m de primeras, a la brava y de segundas con más circunloquios a la acción de ETA.

Los franceses no tienen obligación alguna de intensificar la lucha contra ETA; si lo hacen es probablemente por el rechazo que sienten hacia gente que asesina a otra por la calle y lo hace en su país. En todo caso, ese compromiso es decisivo en la lucha contra ETA. Hace ya años que Francia no es un santuario de etarras, sino que se ha convertido en un lugar incómodo para vivir. Ahora, además de incómodo, probablemente resulte imposible. ¡Qué ajetreada empieza a ser la vida de estos pistoleros, que ya no saben en dónde refugiarse!

Ante la siempre grata perspectiva de que ETA estuviera acabándose suele oírse o leerse un argumento según el cual todos los esfuerzos serán en vano pues a ETA deshecha, ETA rehecha, de forma que siempre habrá etarras dispuestos a ir a la cárcel y, si la organización es aniquilada, sólo será cuestión de tiempo para que aparezca otra y vuelta a empezar, como la rueda del Kharma, hasta tanto "España" no conceda a este puñado de iluminados vía libre a sus pretensiones. Puede que sea así y si así es, cosa será de verlo, pero, de momento, que vayan cumpliendo condena los que ya han tropezado con la justicia.

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¿Un hombre libre?

Para las gentes de mi generación, nacidas en la interminable posguerra del franquismo, Marcos Ana era un símbolo, un símbolo de voluntd indomable, el aliento mismo de la poesía que se veía entre rejas. Un militante comunista encarcelado por Franco al final de la guerra, con diecinueve años de edad, dos condenas a muerte, dos conmutaciones a treinta años y veintitrés efectivos de cárcel, Marcos Ana se había convertido en una especie de leyenda viviente.

Ahora, muchos años después de cuando pudo hacerlo (hoy cuenta con ochenta y siete) se decide a escribir sus memorias. Unas memorias que, por un lado, se ajustan bastante al término pero por el otro, no. Son memorias porque todo lo que escribe lo hace desde el recuerdo; pero no lo son en el sentido de que apenas se habla del propio escritor de las memorias. Sin embargo, éste se transparenta en lo que ha escrito, aunque no sea sobre él.

En principio, su vida se concentra en dos momentos decisivos que determinan los muchos años venideros, de un lado, los veintitrés años de cárcel de Franco y del otro, los más de cuarenta en los que su actividad consistió en ir de plaza en plaza, de país en país y de continente en continente predicando la solidaridad con los presos españoles, organizando actividades de todo tipo, narrando sus prisiones, como Silvio Pellico.

Pero, tras leer las casi cuatrocientas páginas de las memorias Decidme cómo es un árbol queda la pregunta de ¿qué tipo de hombre es Marcos Ana? Porque aunque en su libro habla de él, no lo hace con sentido de la introspección, sino como mera narración de situación de hecho. Es sorprendente cómo el autor consigue ocultarse tras un torrente de palabras.

El libro tiene una primera parte que es como una especie de documental sobre el fin de la guerra civil, los campos de Albatera y los Almendros (a dónde fueron a parar los combatientes republicanos atrapados en el puerto de Alicante) y luego las cárceles de Porlier y Ocaña. Sigue una segunda con los interminables años del penal de Burgos (la llamada "universidad de Burgos") y, por último, una tercera desde su liberación en 1961 hasta el día de hoy en que Marcos Ana se ha dedicado a la causa de la solidaridad con los presos españoles y luego a la de la memoria de la represión. Y es aquí en donde se va dibujando la imagen del autor. Marcos Ana es, sobre todo, un hombre de partido, del partido comunista, y al partido le ha dedicado su vida de forma que, cuando se leen las memorias, esa dedicación que al propio Marcos Ana le parece tan lógica que no la cuestiona, es la que se pone de manifiesto en todo el libro.

¿Qué es lo que mantiene pie a los detenidos políticos del franquismo, a los comunistas, en los primeros años de la posguerra cuando el recurso a la tortura era lo habitual en los centros de detención que no sabían lo que era el habeas corpus? Lo dice Marcos Ana en numerosas ocasiones: el hecho de estar organizados en las cárceles (pág. 83), de realizar actividades políticas, de formación, etc lo que ayudaba a no deprimirse (pág. 195). Hay en esta actitud un elemento de iluminismo, como cuando cuenta cómo una imagen de Lenin (una estampa, en definitiva) ayudaba a los camaradas a resistir las más sádicas torturas (págs. 120/121). Hay también aquí mucho prejuicio nacional (como cuando se habla de las "madres españolas", pág. 149, cual si fueran distintas de todas las demás) y puro ditirambo. En varias ocasiones habla Marcos Ana del "rostro colectivo" (págs 161 y 199) como el conjunto de sus compañeros de infortunio. sus camaradas, aquellos con quienes compartió muchas veces sus últimas horas. Algo muy duro, por cierto. De aquí, de esta fe en la bondad intrínseca de los seres humanos, que no dudo fuera genuina en el muchacho de diecinueve años, sale en un principio la voluntad y la energía de resistir en las peores condiciones de la represión, luchar contra ella, organizarse, mantenerse en el partido.

Ya es más dificil de encontrar la misma explicación para el hombre de cuarenta y dos años que sale de la cárcel. A pesar de todo, éste se enfrenta a la situación del mundo entonces y asegura haber mantenido la misma actitud de fe ciega y acrítica en las ventajas del socialismo soviético. Lleno de orgullo cuenta cómo el lanzamiento del Sputnik le había parecido el triunfo de la "ciencia soviética" (pág. 201) y con no menor satisfacción relata su amor a la URSS (pág. 223), lo que sirve de pórtico para sus observaciones acerca del hundimiento del sistema soviético que, y esto es importante, atribuye a los errores propios de los soviéticos. No obstante, afirma seguir creyendo en los mismos ideales del socialismo que, según él, habían desnaturalizado quienes estaban encargados de ponerlo en práctica (pág. 236).

En definitiva, esta peripecia intelectual es compatible con el hecho de que, al salir de la cárcel, ya convertido en mito, Marcos Ana quedó, por así decirlo, liberado, a sueldo del Partido Comunista, de cuya dirección era miembro y en cuya sede en Madrid, tenía su despacho. En el partido, su trabajo consistía en administrar su propia leyenda de "prisionero de Franco" y animar los movimientos de solidaridad con los presos españoles. A esto dedica la segunda parte del libro, que es una especie de crónica galopante por una serie de países de Europa y América, en actos, jornadas, reuniones en pro de los presos políticos españoles.

En estos viajes, que narra con detenimiento y le sirven para no hablar de sí mismo, como decía, se entrevista con los más altos dignatarios de los países, con Fidel Castro, con Salvador Allende, etc: es, sin duda, Marcos Ana, el poeta español veintitrés años en las cárceles de Franco, pero también es el alto cargo del Partido Comunista de España. Y en algunos de estos viajes pudo conocer y tratar personalmente a sus héroes, las personas que admiraba en la vida, Pablo Neruda, Rafael Alberti y María Teresa León.

Las memorias son muy interesantes por lo que dicen, por cómo lo dicen y por lo que no dicen. Y constituyen una pieza valiosa para entender esa naturaleza ambigua y dual de los comunistas en los turbulentos años treinta, cuarenta, cincuenta. Las mismas personas que habían padecido las formas más extremas de la barbarie y la injusticia, el parti des fusillés, como se llamaba al Partido Comunista francés por la cantidad de ellos que fusilaron los nazis, ese mismo partido y esas mismas gentes podían ignorar o incluso condonar que los suyos hicieran lo mismo con los adversarios. Fusilados y fusiladores; torturados y torturadores, tal es la ambigua condición de los comunistas a lo largo de su historia. En algunos, en muchos casos, sólo se era una cosa, torturado o torturador y la imagen que se daba era radicalmente buena o radicalmente mala. Sin duda Marcos Ana es una persona excelente que padeció torturas e injusticias sin cuento. Pero en nombre de las doctrinas que él como comunista profesa, se ha hecho a otros lo mismo que le hicieron a él.

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diumenge, 9 de desembre del 2007

Tiempos prometedores.

Si las potencias del cielo y de la tierra se alían en contra de ti y buscan tu perdición lo tienes crudo. Eso es más o menos lo que le pasa a ETA en los últimos tiempos. Con todo su andamiaje económico, mediático, empresarial, solidario, organizativo y sindical por los suelos merced a las condenas en el macroproceso 18/98 que enfila a casi todos los procesados camino de la trena como si fueran los condenados a galeras del Quijote, ETA no es ni sombra de lo que era, como tampoco Batasuna, ahora que su dirección nacional se encuentra, precisamente, a la sombra sin que, por lo demás, pase algo en el País Vasco, algo distinto a lo que ya pasaba antes.

Y justo en estas horas bajas truena el Padre celestial por boca del arrzobispo de Sanse de Arriba, monseñor Uriarte. Los etarras, a fuer de vascos, son muy sensibles al parecer del clero. Obsérvese que el de cura es el único oficio de entre los significados como "aparatos ideológicos o represivos del Estado" que no ha sufrido bajas en atentados. Ni un cura asesinado por ETA jamás. Y ahora sale monseñor Uriarte, mediador que fue en otras negociaciones con ETA calificando de abominable (o algo así) el retorno de los terroristas. Un disgusto, Madame la Marquise, un disgusto..., pero nada más. A lo mejor sale Monseñor Setién a precisar algo a su colega en pro de los derechos nacionales de Euskal Herria en los que Monseñor da la impresión de creer con fe parecida a la que dedica a los Evangelios. El resultado de estas realidades rocambolescas es la realidad presente en que en sordina y como no queriendo la cosa, en el seno de la Iglesia española hay dos posiciones tan nítidamente marcadas como las que se dan en la calle entre nacionalistas vascos y nacionalistas españoles, banderías propias del escenario español a lo largo y lo ancho de la patria.

Junto a la condena divina ETA cosecha también la terrena. El presidente Sarkozy ha hablado como Júpiter tonante a la puerta del Olimpo: de atentar en Francia, nada. Ya había dicho hace unos meses que ETA es un problema español o sea, que de hacer dumping de terroristas también nada. Los términos del señor Sarkozy han sido contundentes: los enemigos de la democracia española son nuestros enemigos. Da gusto oír a un europeo hablar de esta manera, sin escabullir el bulto y sin insinuar que los españoles, ya se sabe, no son tan cuidadosos en las cosas de los derechos humanos. Con un poco de suerte y de perseverancia en España pùede hablarse de ETA en pasado...siempre que el PNV no complique el panorama como parecía ayer dispuesto por boca del flamente nuevo presidente, señor Urkullu.

Madres, a veces, no hay ni una.

Que no postee no quiere decir que haya dejado de ir al festival de Ingmar Bergman del Círculo de Bellas Artes (CBA). Al contrario, siempre que puedo me escapo a ver algo. El otro día hice una "sesión doble" como las de los cines de mi barrio de chico y pudimos ver Crisis, que tiene el mérito de ser primer largometraje de Bergman y poco más y Sonata de otoño, una obra magnífica, una interpretación extraordinaria de Ingrid Bergman, que representa una madre egoísta, triunfadora en su profesión de pianista, que siempre sacrificó su familia a su carrera personal y una joven Liv Ullman en el papel de la hija postergada que creció llena de complejos y que, en el fondo, culpa a su madre por su no enteramente satisfactoria vida. Esta situación de partida se hace más intensa por cuanto la hija ha llevado a vivir con ella a una hermana víctima de una enfermedad degenerativa neurológica que necesita atención constante y a la que la madre recluyó en una residencia de niña.

Los términos del conflicto están muy claros, tanto que uno no puede más que felicitarse por la calidad de las intrerpretaciones de ambas actrices, sin ponerse muy pesado en cuanto al contenido moral de la historia, esa del egoísmo de la madre, pendiente tan solo de sus compromisos y conciertos, con lamentable abandono de su familia.

A todos los padres, supongo, nos corroe la duda de si habremos hecho suficiente por nuestros hijos pero, en este caso concreto a uno se le plantea otra duda de otro tipo: la de si esta película, rodada en 1978, hubiera podido hacerse igual con un protagonista masculino. ¿Me explico?

dissabte, 8 de desembre del 2007

La batalla por el centro.

Caramba, según dice El País hay en marcha una hoja de ruta del PSOE hacia la moderación a cargo de unos misteriosos "estrategas de La Moncloa". ¿Más moderación? preguntará algún sorprendido lector. El PSOE ha perdido ya prácticamente todo el fuelle reformista que traía en 2004. Lo que se se ha hecho hasta la fecha, hecho queda y no es moco de pavo: retirada del Irak, ley de igualdad, violencia machista, matrimonios gays, ley de dependencia. Todo eso ha estado muy bien y es digno de aplauso, pero es ya agua pasada y ahora hay que mirar qué se propone para los próximos cuatro años y aquí el panorama no es tan risueño: se ha acabado el proceso de paz sin resultado alguno, a la Iglesia ni se la toca, la ampliación del aborto se remite ad calendas graecas, se suprime el impuesto sobre el patrimonio y se mantiene una política económica basada en la moderación salarial pero no, ni por ensoñación, en la fiscalización (no se hable ya de la fiscalidad) de los beneficios.

Según relata el periódico, los suprascritos "estrategas" se basan en estudios del CIS según los cuales el PSOE tiene un voto menos fiel que el PP y pierde frente a éste con respecto al voto no ideológico, el llamado "voto del centro". Para el partido es muy importante recuperar estos electores, no abandonar el espacio del centro y no permitir que el PP lo encasille en la "extrema izquierda". Según los "estrategas" esta imagen ha podido calar y, en consecuencia, hay que preparar discursos e intervenciones del señor Rodríguez Zapatero en los que brille su centrismo. La batalla es por el corazón del centro.

Dadas las peculiares relaciones del grupo Prisa y El País en concreto con el gobierno del PSOE, es preciso ir con cautela al valorar la noticia porque es posible que no se trate de una noticia, de información en sentido estricto, sino de una recomendación o invitación normativa a adoptar cierta línea a fin de ganar las elecciones. Ya es curioso que aparezca tanto el verbo "moderar". Hay que moderar la política, dicen los "estrategas" (o dice El País que dicen los estrategas); hay que moderar los salarios, dicen los empresarios; hay que moderar la velocidad, dice el señor Director General de Tráfico, Pero Navarro, a quien han denunciado por saltarse los límites de volocidad que él impone. Obsérvese que en los tres casos "moderar" quiere decir reducir.

No parece que las aseveraciones del señor Rajoy de que el señor Rodríguez Zapatero sea un radical de izquierdas se las tome nadie en serio. Sí cabe tomarse en serio, porque son ciertas, las afirmaciones del PSOE de que el PP ha optado por la vía de la máxima confrontación es decir, el máximo radicalismo. Radicalismo de extrema derecha. El PP asegura de sí mismo ser un partido de centro o de centro-derecha. Pero eso no sirve de nada: en la vida no sólo eres lo que dices ser sino, sobre todo, lo que los demás dicen que eres. Si hay discrepancia entre un ser y otro, prevalece el impuesto desde fuera. Y desde fuera está claro: un partido fundado por un ex-ministro de Franco, repleto de franquistas y nostálgicos del franquismo así como de quienes se niegan a condenar el franquismo es definitivamente un residuo franquista. Un residuo al que vota un porcentaje muy alto de españoles con perfecto conocimiento de lo que vota: una organización neofranquista.

Durante toda la legislatura el PSOE ha tenido que desmentir graves acusaciones o injurias de sus adversarios, cosa que ha hecho recomendándole que se haga de centro. Llegado el momento electoral y, al darse cuenta de que el PP no se ha movido es razonable que el PSOE urda una estrategia para ganarse el caladero del centro tratando de no perder el voto de izquierda. Otra cosa es que le salga y que la izquierda no se le espante.

Stockhausen.

Ayer murió uno de los grandes compositores alemanes, el discípulo de Olivier Messiaen, continuador y superador de Arnold Schönberg y Alban Berg, cuyo dodecafonismo desembocaría en el expresionismo de Stockhausen y su serialismo. No voy a decir que me apasionara porque, tardo como soy, no acabo de llevar bien que lo que suene no tenga armonía. Probablemente soy una víctima típica de ese hecho, señalado por el propio Stockhausen, de que aún hoy, el predominio de la música romántica es casi absoluto. Con todo, ha de reconocerse que la suya movía sentimientos, a veces de forma tumultuosa. Sus obras son muy cansadas pues tengo que escucharlas varias veces y aun así nunca estoy seguro de haberme enterado de lo que he escuchado. Esa fría exactitud matemática requiere una nueva forma de escuchar, exige entrega completa y sin condiciones para hacerse música interior; nada de sonsonetes para acompañar diversos acontecimientos sociales más o menos importantes. Música como revelación interior, al estilo de Messiaen. Nada de extraño que influyera a los Beattles (es célebre el retrato de Stockhausen en la cubierta del LP Sgt. Pepper lonely heart club band) y, más significativamente en The Grateful Dead y Pink Floyd. Toda mi generación ha escuchado a Stockhausen a través de Pink Floyd.

He encontrado este trocito del famoso cuarteto para cuerda "Helicópteros", que forma parte del gigantesco conjunto operístico Licht. Muy típico suyo: la composición sobre el ruido de los rotores, intercalada de voz humana. Es muy breve y muy interesante.

Stockhausen hizo otras cosas además de componer y llegó a ser muy conocido en los años ochenta y noventa. Parte de esa atracción venía dada por su carácter extravagante. Decía, por ejemplo, haber nacido en Sirio y estar dispuesto a remediar muchas injusticias. En donde claramente Stckhausen se saltó todas las normas convencionales y provocó respuestas airadas de muchas partes del mundo fue en su declaración sobre los atentados del 9-11 en Nueva York, considerándolos una obra de arte y aunque luego intentó explicar que no pretendía justifica ni embellecer el atentado, nunca lo consiguió del todo.

divendres, 7 de desembre del 2007

Ponnie eta Klyde.

Ayer me quedé corto con la transcripción del Zutabe, (órgano interno de ETA) de diciembre de este año acerca del amok en que incurrieron los dos etarras escapados a tumba abierta, como si fueran Bonnie and Clyde. Hasta había pensado "euskerizar" el título en Ponnie eta Klyde. Al final me dejé llevar por el convencionalismo de estos acontecimientos, que si las operaciones de la organización armada, o sea, la panda de criminales; que si las características del movimiento vasco de liberación, esto es, la movida de los delincuentes; que si el apoyo y el eco popular, es decir, el matonismo callejero por caseríos, villorrios y barrios. Y me limité a simular un sermón teórico etarra acerca de la superioridad de la organización sobre el espontaneísmo de la acción individual. ¡Qué fuerza tiene esa perversa, oscura, canalla convicción de la superioridad de cualquier cosa colectiva sobre cualquier otra individual! Hice mal en no dejar rienda suelta a mi primera intención que fue presentar el comentario como la crónica de una escapada de pacotilla.

El A bout de souffle de los tres vascos que asesinaron a los dos guardias civiles, sobre todo de López y Sánchez, tuvo algunos elementos de la famosa de Bonnie and Clyde en los años de la depresión pero sólo en lo físico; en lo psíquico los dos presuntos asesinos resultaron ser dos mierdas (en terminología chavista) que, tras arrastrar el culo por medio sur de Francia, se dejaron detener sin ofrecer resistencia alguna. Lo de Bonnie and Clyde, en realidad, les es tan ajeno como el sentido de la diplomacia a su paisano, señor Ibarretxe. Esta pareja de presuntos granujas hizo uso de las armas a mayor gloria del pueblo vasco contra dos agentes desarmados pero, cuando tuvieron delante otra cosa, se entregaron como corderos sumisos también, sin duda, a mayor gloria del mismo pueblo, quien ya se ha acostumbrado al último encanallamiento posible, esto es, honrar como héroes a pistoleros y asesinos.

Gloria y loor a la causa que vive de asesinar gente inerme e, incluso, maniatada (como en el caso de Miguel Ángel Blanco) y de entregarse más que a paso cuando hay que demostrar que se tiene lo que hay que tener. Eso es lo que siempre me ha probado que ETA jamás conseguiría nada de lo que decía pretender: que ninguna causa triunfará jamás a lomos de cobardes.

Según parece Ponnie eta Klyde y un tercer elemento, asimismo luchador por la emancipación del pueblo vasco, tenían planeado cruzar la muga y hacer una carnicería de inocentes en algún lugar de España. Cada vez me convenzo más de la estupidez de las teorías conspiranoicas: está claro que ETA no tuvo nada que ver con el 11-M, ni lo inspiró; al contrario, está ahora probablemente inspirándose, ella, en las técnicas de los belicosos mahometinos.

Así pues, esos tres pajarracos, para otros heroicos gudaris (pues los matices morales del ser humano son infinitos), iban a atentar en España, país invasor y depredador (mayores estupideces se leen por ahí a diario) de parte de la dulce Euskal Herria. En la otra parte, la francesa, que está en mucho peor situación en cuanto a reconocimiento de derechos nacionales en lo cultural y lingüístico (en el colmo de la desfachatez jacobina, los vascos en Francia no gozan de ningún reconocimiento institucional; por no existir no hay ni departamento vasco), en la otra parte, digo, no se atenta porque ya se sabe que los franceses te arrean una chufa y te quedas con ella. Esa regla de oro es la que López/Clyde y Sánchez/Ponnie rompieron el otro día con los resultados que a la vista están.

Hay hasta quien habla de la "grapización" de ETA. Válgame el Señor, ¡qué degeneración! ETA "grapizada" es ETA españolizada. Vade retro, pikoleto.

Al hablar de ETA hay que hablar de la lucha contra ETA que, sin embargo, parecen realidades pertenecientes a planetas distintos. Allí donde las fuerzas de seguridad se coordinan y unen esfuerzos para impedir que ETA se reorganice y actúe, los políticos siguen utilizando la lucha antiterrorista como munición para las andanadas políticas. Sobre todo el PP. Cada vez que el señor Rajoy sale diciendo que promete ayuda incondicional de su partido para derrotar definitivamente a ETA quiere conseguir una carambola obvia: de un lado, quitarse el sambenito de haber negado apoyo al Gobierno en la lucha contra ETA; de otro, insinuar que ese Gobierno no tiene voluntad real de acabar con ETA sino sólo de negociar con ella, como repite el señor Mayor Oreja a cuantos quieran oírle (que son cada vez menos) en contra de todos los datos empíricos, racionales, deductivos, inductivos y mistéricos.

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El reloj de la vida y la muerte.

Mi amigo Iñaki Errazkin, del InSurGente, me hace llegar este reloj en el que se calcula un montón de magnitudes importantes para la supervivencia de nuestro planeta como enfermedades cardiovasculares, cáncer, diabetes, accidentes de tráfico, abortos, matrimonios, divorcios, etc y de hacerlo por años, por mes, por semana, por día y tal que ahora. Lo mismo para datos objetivos pero preocupantes: temperatura de la tierra, especies extinguidas, superficie deforestada, extracción de petróleo, coches fabricados, etc.

También aparecen estadísticas específicamente estadounidenses, aunque con interés general para todo el planeta: la población reclusa y la cantidad de inmigrantes ilegales. La primera alcanzaba en el momento de escribir este post 2.269.631 reclusos y la segunda 12.650.758. Es decir, el 0,75 por cien de la población está a buen (o mal) recaudo y el 1,3 % carece de papeles. Pinchando sobre la imagen o sobre el enlace más arriba se accede a la estadística viva. Pinchando luego sobre donde dice "now" (ahora) puede uno, como Dios, poner en marcha esta bomba de relojería que se llama La Creación.

Otro de los rasgos norteamericanos del reloj viene no por lo que trae sino por lo que ignora. A saber: cantidad de niños muertos por deshidratación y de inanición, cantidad de personas muertas en las guerras, cantidad de desplazados y exiliados, cantidad de mujeres maltratadas, etc.

De vez en cuando conviene mirar las cifras del cuadro. Dan que pensar. Gracias, Iñaki.

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