dissabte, 8 de desembre del 2007

La batalla por el centro.

Caramba, según dice El País hay en marcha una hoja de ruta del PSOE hacia la moderación a cargo de unos misteriosos "estrategas de La Moncloa". ¿Más moderación? preguntará algún sorprendido lector. El PSOE ha perdido ya prácticamente todo el fuelle reformista que traía en 2004. Lo que se se ha hecho hasta la fecha, hecho queda y no es moco de pavo: retirada del Irak, ley de igualdad, violencia machista, matrimonios gays, ley de dependencia. Todo eso ha estado muy bien y es digno de aplauso, pero es ya agua pasada y ahora hay que mirar qué se propone para los próximos cuatro años y aquí el panorama no es tan risueño: se ha acabado el proceso de paz sin resultado alguno, a la Iglesia ni se la toca, la ampliación del aborto se remite ad calendas graecas, se suprime el impuesto sobre el patrimonio y se mantiene una política económica basada en la moderación salarial pero no, ni por ensoñación, en la fiscalización (no se hable ya de la fiscalidad) de los beneficios.

Según relata el periódico, los suprascritos "estrategas" se basan en estudios del CIS según los cuales el PSOE tiene un voto menos fiel que el PP y pierde frente a éste con respecto al voto no ideológico, el llamado "voto del centro". Para el partido es muy importante recuperar estos electores, no abandonar el espacio del centro y no permitir que el PP lo encasille en la "extrema izquierda". Según los "estrategas" esta imagen ha podido calar y, en consecuencia, hay que preparar discursos e intervenciones del señor Rodríguez Zapatero en los que brille su centrismo. La batalla es por el corazón del centro.

Dadas las peculiares relaciones del grupo Prisa y El País en concreto con el gobierno del PSOE, es preciso ir con cautela al valorar la noticia porque es posible que no se trate de una noticia, de información en sentido estricto, sino de una recomendación o invitación normativa a adoptar cierta línea a fin de ganar las elecciones. Ya es curioso que aparezca tanto el verbo "moderar". Hay que moderar la política, dicen los "estrategas" (o dice El País que dicen los estrategas); hay que moderar los salarios, dicen los empresarios; hay que moderar la velocidad, dice el señor Director General de Tráfico, Pero Navarro, a quien han denunciado por saltarse los límites de volocidad que él impone. Obsérvese que en los tres casos "moderar" quiere decir reducir.

No parece que las aseveraciones del señor Rajoy de que el señor Rodríguez Zapatero sea un radical de izquierdas se las tome nadie en serio. Sí cabe tomarse en serio, porque son ciertas, las afirmaciones del PSOE de que el PP ha optado por la vía de la máxima confrontación es decir, el máximo radicalismo. Radicalismo de extrema derecha. El PP asegura de sí mismo ser un partido de centro o de centro-derecha. Pero eso no sirve de nada: en la vida no sólo eres lo que dices ser sino, sobre todo, lo que los demás dicen que eres. Si hay discrepancia entre un ser y otro, prevalece el impuesto desde fuera. Y desde fuera está claro: un partido fundado por un ex-ministro de Franco, repleto de franquistas y nostálgicos del franquismo así como de quienes se niegan a condenar el franquismo es definitivamente un residuo franquista. Un residuo al que vota un porcentaje muy alto de españoles con perfecto conocimiento de lo que vota: una organización neofranquista.

Durante toda la legislatura el PSOE ha tenido que desmentir graves acusaciones o injurias de sus adversarios, cosa que ha hecho recomendándole que se haga de centro. Llegado el momento electoral y, al darse cuenta de que el PP no se ha movido es razonable que el PSOE urda una estrategia para ganarse el caladero del centro tratando de no perder el voto de izquierda. Otra cosa es que le salga y que la izquierda no se le espante.