diumenge, 9 de desembre del 2007

Tiempos prometedores.

Si las potencias del cielo y de la tierra se alían en contra de ti y buscan tu perdición lo tienes crudo. Eso es más o menos lo que le pasa a ETA en los últimos tiempos. Con todo su andamiaje económico, mediático, empresarial, solidario, organizativo y sindical por los suelos merced a las condenas en el macroproceso 18/98 que enfila a casi todos los procesados camino de la trena como si fueran los condenados a galeras del Quijote, ETA no es ni sombra de lo que era, como tampoco Batasuna, ahora que su dirección nacional se encuentra, precisamente, a la sombra sin que, por lo demás, pase algo en el País Vasco, algo distinto a lo que ya pasaba antes.

Y justo en estas horas bajas truena el Padre celestial por boca del arrzobispo de Sanse de Arriba, monseñor Uriarte. Los etarras, a fuer de vascos, son muy sensibles al parecer del clero. Obsérvese que el de cura es el único oficio de entre los significados como "aparatos ideológicos o represivos del Estado" que no ha sufrido bajas en atentados. Ni un cura asesinado por ETA jamás. Y ahora sale monseñor Uriarte, mediador que fue en otras negociaciones con ETA calificando de abominable (o algo así) el retorno de los terroristas. Un disgusto, Madame la Marquise, un disgusto..., pero nada más. A lo mejor sale Monseñor Setién a precisar algo a su colega en pro de los derechos nacionales de Euskal Herria en los que Monseñor da la impresión de creer con fe parecida a la que dedica a los Evangelios. El resultado de estas realidades rocambolescas es la realidad presente en que en sordina y como no queriendo la cosa, en el seno de la Iglesia española hay dos posiciones tan nítidamente marcadas como las que se dan en la calle entre nacionalistas vascos y nacionalistas españoles, banderías propias del escenario español a lo largo y lo ancho de la patria.

Junto a la condena divina ETA cosecha también la terrena. El presidente Sarkozy ha hablado como Júpiter tonante a la puerta del Olimpo: de atentar en Francia, nada. Ya había dicho hace unos meses que ETA es un problema español o sea, que de hacer dumping de terroristas también nada. Los términos del señor Sarkozy han sido contundentes: los enemigos de la democracia española son nuestros enemigos. Da gusto oír a un europeo hablar de esta manera, sin escabullir el bulto y sin insinuar que los españoles, ya se sabe, no son tan cuidadosos en las cosas de los derechos humanos. Con un poco de suerte y de perseverancia en España pùede hablarse de ETA en pasado...siempre que el PNV no complique el panorama como parecía ayer dispuesto por boca del flamente nuevo presidente, señor Urkullu.