dilluns, 10 de desembre del 2007

Más acosada que nunca.

Probablemente la decisión de terminar la tregua primero por vía de hecho al volar la Terminal 4 de Barajas el 30 de diciembre de 2006 y luego por vía declarativa en junio de 2007, haya sido la más estúpida y contraproducente (para ella) que ha tomado ETA en su ya larga historia. Y las ha tomado muy estúpidas; la primera de todas, emprender una lucha armada contra un Estado democrático de derecho como si siguiera siendo una dictadura cuartelaria.

En un solo acto, como dicen los juristas, al anunciar que volvía a las andadas, ETA abandonaba a sus presos a su triste suerte, dejaba sin margen de juego político a la izquierda abertzale y disipaba toda posibilidad de crear un clima más flexible, menos duro para los procesados del 18/98. Y todo para nada porque en los seis meses que han pasado desde que se anunciara el retorno a "todos los frentes" apenas ha podido llevar a cabo un par de acciones de resultado muy insatisfactorio para sus planes. ETA prometió no dejar sin respuesta las agresiones del enemigo español contra el pueblo vasco. El hecho es, sin embargo, que esas "agresiones" no solamente no han cesado sino que se han incrementado. Batasuna está descabezada con su mesa nacional encarcelada; a los del 18/98 los han condenado a casi todos y ETA no se ha movido.

Al final, fueron los dos pistoleros detenidos luego en Francia quienes tomaron la decisión de disparar contra los guardias civiles. Un gesto difícil de entender si se habla de una organización que toma decisiones para durar y sobrevivir, no para perecer. Porque el resultado del doble asesinato de Francia ha sido la decisión de poner en marcha un órgano permanente franco-español para la lucha contra ETA. Los terroristas lo tenían difícil y ahora lo van a tener superdifícil tanto que quizá pueda decirse que, con esos disparos a bocajarro a los dos agentes, ETA se ha dado el tiro de gracia a sí misma. Con esta oficina de los hombres de Harrelson en Francia los etarras se van a ver y desear para mantenerse en libertad. El señor ministro del Interior dice que la banda nunca ha estado tan acosada y tan débil. Claro que inmediatamente saldrá el señor Aznar diciendo que fue él quien puso a ETA contra las cuerdas. Es el mismo señor Aznar que atribuyó el atentado del 11-m de primeras, a la brava y de segundas con más circunloquios a la acción de ETA.

Los franceses no tienen obligación alguna de intensificar la lucha contra ETA; si lo hacen es probablemente por el rechazo que sienten hacia gente que asesina a otra por la calle y lo hace en su país. En todo caso, ese compromiso es decisivo en la lucha contra ETA. Hace ya años que Francia no es un santuario de etarras, sino que se ha convertido en un lugar incómodo para vivir. Ahora, además de incómodo, probablemente resulte imposible. ¡Qué ajetreada empieza a ser la vida de estos pistoleros, que ya no saben en dónde refugiarse!

Ante la siempre grata perspectiva de que ETA estuviera acabándose suele oírse o leerse un argumento según el cual todos los esfuerzos serán en vano pues a ETA deshecha, ETA rehecha, de forma que siempre habrá etarras dispuestos a ir a la cárcel y, si la organización es aniquilada, sólo será cuestión de tiempo para que aparezca otra y vuelta a empezar, como la rueda del Kharma, hasta tanto "España" no conceda a este puñado de iluminados vía libre a sus pretensiones. Puede que sea así y si así es, cosa será de verlo, pero, de momento, que vayan cumpliendo condena los que ya han tropezado con la justicia.

Enviar este post a Menéame