Es mostren els missatges amb l'etiqueta de comentaris Internacional.. Mostrar tots els missatges
Es mostren els missatges amb l'etiqueta de comentaris Internacional.. Mostrar tots els missatges

dimecres, 27 de setembre del 2017

Marca España

Por fin se aclara el misterio: Rajoy no habla inglés; lo susurra.

La jornada de ayer fue de síncope. Y nos esperan cuatro o cinco más y sin duda peores. La independencia de Cataluña empieza a verse ya en términos sombríamente contables. La Patria contante y sonante. Los agoreros han pasado de amenazar a los catalanes con la ruina a preverla para sí mismos si Cataluña se va. Ahí, en esos nobles cálculos debe de estar la raíz de esos increíbles episodios de ciudadanos onubenses, cordobeses, murcianos, santanderinos, ovetenses, etc., despidiendo las dotaciones de la Guardia Civil camino a Cataluña con los gritos de "¡A por ellos!" y "¡Soy español, oé, oé!". Son los preparativos del diálogo con los indepes que proponen los dos partidos dinásticos, PP y PSOE con la impagable ayuda de C's y Podemos, los primeros por la vía recta, los segundos, por la curva. La España fosca viene de militar y también de judicial o, cuando menos, fiscal. La fiscalía ordena a los mossos precintar las mesas antes del 1/10, para contribuir al entendimiento, sin duda.

Y el extranjero, mirando. La foto del domingo. Cataluña ocupada por las fuerzas del orden en previsión de los desmanes que puedan producirse por el hecho de que el Estado haya precintado las urnas para que la población no pueda votar. Desmanes no son de prever salvo los que involuntariamente, por supuesto, pueda ocasionar la fuerza pública. Pero sí habrá muchas otras fotografías, de muchas otras situaciones: los/as ciudadanos/as yendo a votar en grupos, pacífica y festivamente, los estudiantes en sus asambleas, las entidades sociales señalando los puntos de votación, aunque estén precintados. Aparecerán más urnas sin precintar.

A todo esto, uno de los factores que más ira enciende en el nacionalismo español es que el movimiento tiene un carácter alegre, festivo y hasta jocoso. Sin duda, la procesión va por dentro porque pocos catalanes dudan de que están viviendo un momento crucial en sus existencias. Pero, hacia fuera, reina lo lúdico con ribetes de burla. Cuando se pensaba que lo de Piolín era demasiado hasta para los gobernantes españoles, hete aquí que los que llegan a Barcelona en avión avistan el otro costado del barco, el de babor si no me equivoco, en el que también luce Piolín.

Este ridículo es el habitual de la marca España en el interior. Como los aeropuertos sin aviones, para personas. Pero proyectado al exterior suele sobrepasar todo lo imaginable. Al bochorno de ver cómo se compran unas declaraciones del Presidente "Trum" por miles de millones de € invertidos en no sé cuantos aviones que no hacen falta para nada, se añaden las declaraciones en sí y las del inenarrable co-declarante, Rajoy. "Trum" dijo y reiteró que España debía seguir "unida" porque dividirse sería una tontería. Matizó, sin embargo, que era su opinión personal. Una semana antes, la portavoz de la Casa Blanca ya había dicho que la cuestión era un asunto interno español del que ella no sabía mucho. "Trum" terminó añadiendo de su cosecha que Rajoy le había dicho (o susurrado) que no habría votación el 1/10 pero él ("Trum") creía que la gente era de otro parecer. Habiendo obtenido este universalmente respetado respaldo del emperador, el jefe de la marca España se encargó de pulverizarlo acto seguido contestando a una pregunta sobre la DUI que esta no es competencia suya, sino del Parlamento de Cataluña. Ante esto carece de importancia que el payo se lanzara muy contento a adoctrinar sobre Venezuela, teniéndoselas tiesas al señor "Madero". ¿En qué estaría pensando este majadero si es que piensa en algo?

Los socialistas se han dado cuenta de repente de la gravedad del problema que tienen delante. Se han caído literalmente del guindo. Su reacción es de ira, miedo, odio, según a qué partes del país nos refiramos. En algo están las distintas "familias" o "sectores" unidos: en no reconocer ni un adarme de responsabilidad en el hecho de que la situación haya llegado hasta aquí. Han tenido más de veinte años de gobierno para encontrar una fórmula satisfactoria para las dos partes, pero han preferido jugar al regate corto, trampeando en la cuestión territorial y manteniendo la superchería del "café para todos" en diversas propuestas. Ahora se les ha caído el cielo sobre la cabeza, como pasaba a veces con los valerosos galos y sus más aguerridos paladines salen en defensa de la Patria, una, grande, libre. Rodríguez Ibarra recomienda una "gran coalición", un gobierno de unión nacional PP-PSOE como el que proponía hace un par de años Felipe González quien ha pasado de jarrón chino a gurú. Pues no veo por qué no incorporar a C's, tan patriótico como los otros dos. Está tan convencido como Sánchez de que el referéndum no busca echar a Rajoy, sino "romper España" . No parece pasársele por la cabeza que lo que ha roto España ha sido la negativa en redondo a encontrar una solución negociada y que, curiosamente, sigue abierta, por más que en el PSOE ignoren su existencia. El fulgor de la España rota los ciega. Y ya puestos a defender la unidad de la Patria al precio que sea, quizá deban ofrecer a Podemos la posibilidad de formar parte de ese gobierno de regeneración nacional. La España que vitorea encendidamente Iglesias es la de Sánchez y la de Rajoy.

divendres, 30 de juny del 2017

Cataluña en el mundo

Es célebre la cita de Voltaire : "Cataluña puede prescindir del universo entero, pero sus vecinos no pueden prescindir de Cataluña" (La Catalogne, enfin, peut se passer de l'univers entier, et ses voisins ne peuvent se passer d'elle.). Cuando la leí hace años en El siglo de Luis XIV, decidí averiguar para hacerme un juicio, conocer a fondo la realidad catalana. Y, tras algunos otros años, he llegado a la conclusión de que la primera parte del apotegma es falsa. Cataluña no puede prescindir del universo entero ya que ella misma es, en gran parte, un cruce de factores procedentes de todos los puntos cardinales y continúa siéndolo. Es el territorio más políglota del Estado, con mucho. Cierto, sin embargo que esa propuesta es, en el fondo, una hipérbole destinada a preparar la segunda que, en cambio, es absolutamente cierta: sus vecinos no pueden prescindir de Cataluña y, muy especialmente, sus vecinos españoles o de los otros països catalans. El caso de Francia es distinto, aunque también rasca. Y el del resto del Mediterráneo, lugar que durante siglos estuvo regido por el primer código marítimo internacional, el Libro del Consulado del Mar, de origen valenciano pero que codificaba usos y prácticas principalmente catalanas así como de otras procedencias.

Los vecinos no pueden prescindir de Cataluña. Sin embargo, es pasmoso cómo el nacionalismo español, el Estado, el gobierno, gran parte de la oposición y amplísimos sectores de la opinión pública, más o menos manipulada por unos medios que parecen cuartos... de banderas, se obstinan en ignorar la gravedad de la cuestión catalana cuando no en negarla de plano como se niega la existencia del hipogrifo.

Esta semana ha venido cuajada de sombrías noticias para el Estado en el contencioso con el independentismo. Primero fue el editorial del New York Times sobre el referéndum y el interés de España. Un día más tarde, un abrumador reportaje del Financial Times sobre el mismo asunto, en los mismos términos, aunque más alarmado y alarmista. Por último, un informe de la conservadora Fundación Konrad Adenauer (CDU), avisando de que el gobierno tendrá que resolver el problema al margen de la Constitución. Es difícil decir -como se ha dicho del edito del NYT- que la Generalitat ha untado al Financial Times (que no es La Razón, precisamente, cuyo director parece dormir ya tras las rejas) o a la Fundación Konrad Adenauer. Y esos son puntales conservadores, de influencia mundial. Si hablamos de lo que piensan partidos e instituciones progresistas en Europa y occidente en general, no pararíamos.

¿Se ve cómo Cataluña no puede prescindir del universo entero? Al contrario, su defensa está en la atención que este le presta. De no ser así, la situación no sería la que es.

Y ¿qué hace el nacionalismo español ante esta presión internacional que no solamente no puede descalificarse como una locura de un 3% pujoliano sino que irá en aumento en los próximos tiempos? La derecha política, mediática, empresarial, clerical, militar y bancaria, o sea, la oligarquía nacional católica con el Rey a la cabeza no va a hacer nada, en espera de que la situación se haga insostenible y pueda así fabricarse un pretexto para justificar la represión y, acaso, la intervención del Estado en Cataluña.

¿Y la izquierda? Podemos, en principio, apoya la realización de un referéndum pactado, lo que básicamente coincide con lo que la famosa comunidad internacional recomienda. Que, además, apoye también la realización de un referéndum unilateral es más problemático. Parte lo hace y parte, no.

Pero la cuestión está en la otra parte de la izquierda, el PSOE. Hasta la fecha, Sánchez viene lanzando bravatas sobre la unidad de España (dentro de su maravillosa diversidad de "hombres y tierras") y la cerrada oposición de su partido a todo referéndum ilegal. Es un "no" lanzado al independentismo catalán y a medio mundo; un "no" que unce al PSOE al desvencijado carro de guerra de la derecha, que lo convierte en edecán del PP; un "no" tan ayuno de iniciativas constructivas y propuestas que resulta irritante, a la par que absurdo.

Que la derecha ignore la intensidad de la reacción internacional si se da algún tipo de intervención por la fuerza en Cataluña está dentro de su naturaleza belicosa y agresiva. Que lo haga la izquierda no es de recibo. Que la izquierda se niegue a reconocer, no ya el derecho de los catalanes a tener los mismos derechos que ella, sino el carácter popular, pacífico, democrático, transversal de un movimiento con un amplísimo respaldo social es más de lo que puede tolerarse dentro de la tradición democrática.

Como casi siempre, el error viene de la ignorancia y esta, con harta frecuencia en España, de la soberbia. Ya se sabe que el interés de la derecha es romper todos los puentes y vías de diálogo, coincidente en esto con la derecha del PSOE que, tras el golpe del 1º de octubre, se negó a hablar siquiera con Podemos y con los indepes catalanes. Pero esa no puede ser también la actitud del "nuevo" PSOE, que dice estar a la izquierda. Su obligación es actuar con cordura, justicia, respeto e... imaginación, como pedía el otro día el nada sospechoso de delirios separatistas Enric Juliana.

Mientras llegan esas propuestas nuevas, audaces y, sobre todo, rápidas, dado que quedan tres meses hasta el referéndum, podría hacerse un ejercicio de clarificación. Hasta ahora sabemos que, según Rajoy y Sánchez, el referéndum no va a celebrarse. La pregunta inmediata es ¿por qué no? Y la respuesta, no menos inmediata: porque es ilegal.

Aquí una pausa: ¿significa lo mismo la legalidad para la izquierda y la derecha? El gesto de Rosa Park fue ilegal y originó el movimiento de emancipación de los negros aún en curso. Ilegales fueron los colonos norteamericanos, ilegales los seguidores de Gandhi, ilegales las sufragistas que acabaron consiguiendo el voto femenino, ilegal durante largos años el PSOE.

En el fondo, ninguno de los dos, PSOE o PP cree en la excusa de la ilegalidad. Entre otras cosas porque la legalidad o ilegalidad de algo es una decisión política que puede tomar el órgano legislativo cuando le pete. La legalidad ha de ser la cristalización jurídica de la razón y la moral y poca razón y menos moral tiene negar a un pueblo el ejercicio de un derecho por el que ha luchado con más denuedo incluso que el que se lo niega por el suyo.

No es la legalidad o ilegalidad del referéndum la razón de la negativa del nacionalismo español de derecha e izquierda, sino el hecho de que carece de capacidad para articular una alternativa y se niega a reconocer que el independentismo catalán ha terminado de hundir el carcomido sistema del 78 e, histérico, teme que ese hundimiento acarree el del Estado. Que eso lo piense la derecha está en el porcentaje de sus comisiones y sobresueldos. Que lo haga la izquierda indica la falta de fe de esta en el proyecto de nación que, sin embargo, pretende encasquetar a los catalanes.

Porque, si de verdad creyera en él, no tendría inconveniente en someterlo a referéndum.

divendres, 23 de juny del 2017

Del "no" a la abstención y de la abstención al "no"

Mal empezamos. La abstención es siempre una señal de irrelevancia y, en determinadas circunstancias, una muestra de debilidad o falta de criterio. En esta abstención del PSOE ante el CETA hay dos aspectos: el de la abstención como tal y el de que sea frente al CETA.

A lo primero: no es bueno comenzar la "nueva socialdemocracia" haciendo lo mismo que se criticaba en la antigua. La crítica se basaba en que no es de recibo abstenerse en asuntos de gravedad, como la investidura de Rajoy. Sobre todo porque la abstención venía a ser un "sí" encubierto. Ambas cosas se dan hoy con la abstención de Sánchez: la votación del CETA (que es un tratado "mixto" y necesita voto favorable de los parlamentos) no es un asunto menor y, además, la abstención es un "sí" encubierto, dado que el tratado cuenta con mayoría gracias a la abstención del PSOE. 

La abstención ha sembrado el desconcierto entre los socialistas, muchos de los cuales la ven como una concesión más a Podemos, en un proceso de mimetización. Tiene, es claro, un valor simbólico. La izquierda está contra el CETA en toda Europa, si bien la socialdemocracia apoya. Y aquí viene el gesto de Sánchez, el guiño a Podemos, como dicen los analistas. El PSOE se acerca sin fundirse con él y se distancia de la derecha. Pero es un gesto y vacío, pues el Parlamento aprobará el tratado. Pero, ¿era necesario? La oposición de la izquierda al CETA, ¿es razonable?

Aquí vamos a la segunda parte. La abstención es frente al CETA, ya aprobado en la UE y pendiente de las ratificaciones de los parlamentos de los Estados miembros, cosa de la que pocos dudan porque, tras el brexit, renace con fuerza el espíritu europeísta. Basta con escuchar a Merkel y Macron, que son quienes mandan. Pero la oposición de la izquierda es muy fuerte, muy maniquea. Estar a favor del CETA te lleva a las zahúrdas de Plutón; estar en contra, a los campos elíseos. Pero, ¿en qué reside en concreto la objeción de la izquierda al CETA?

Pudiera ser en la inquina a la globalización, al menos es el argumento de Moscovici. Pero no parece cierto por lo desajustado. Convivimos con la globalización y un tratado que, al fin y al cabo, es bilateral, puede tener un impacto positivo o negativo en esa misma globalización.

Quizá se trate de un proceso inercial de la carrera que se inició en la oposición al otro tratado, el TTIP, entre la Unión Europea y los Estados Unidos. La oposición a este fue tan generalizada y profunda que consiguió hibernarlo, por no decir que lo liquidó. Y las energías sobrantes se emplean ahora contra el CETA. Pero ambos tratados son muy distintos.

La crítica real de la izquierda afecta sobre todo a los mecanismos de solución de disputas, la autonomía de los Estados, el poder de las multinacionales y los derechos de la ciudadanía. Sin embargo, una lectura del tratado permite sostener que se prevén todos esos extremos, mejor o peor, pero en un espíritu muy próximo a la regulación de estas materias en el ámbito europeo. La UE por un lado y España por otro admiten mecanismos de solución de disputas similares, por ejemplo, en la Organización Mundial del Comercio. Y el tratado reconoce expresamente la competencia de los Estados al legislar en materia de interés público, incluso cuando se vean afectados los intereses de los inversores. 

En otros términos, no parece tan absurda ni disparatada la ratificación del CETA. El gesto de la abstención está vacío desde el momento en que no la impedirá. Es un gesto no justificado.

Como también lo es la referencia al apoyo del PSOE al PP en lo referente al independentismo catalán. Es lo que Sánchez llama oposición de Estadotérmino que recuerda mucho los célebres "pactos de Estado" de Rubalcaba, y que aquí viene a ser un reconocimiento de alianza entre la derecha y la izquierda ante un adversario común, el independentismo catalán. 

Qué tenga eso que ver con el CETA es un misterio. Pero Sánchez ha colocado a Moscovici una teórica sobre la indivisibilidad de la Patria. Prueba de qué es lo que en verdad le preocupa. Aquí no hay abstención. Hay un sólido y mancomunado "no". No estoy seguro de que el CETA haga de Europa un lugar más libre y dinámico, pero sí lo estoy de que el cerrado "no" del nacionalismo español hará de este país un lugar más autoritario y paralizado.

dimecres, 5 d’abril del 2017

Cataluña y Gibraltar

Mi artículo de hoy en elMón.cat sobre el último esperpento de Gibraltar en la política española. El asunto está tan sobado ya y es tan conocido que no basta con agitarlo y hay que sacar alguna otra cuestión, como las coca-colas de Espinar en el Senado para tratar de desviar la atención de la dimisión (mal y tardíamente) del presunto delincuente del PP, Pedro Antonio Sánchez, presidente de Murcia.

Digo que el asunto está más que visto porque, mientras la voluntad de los llanitos siga siendo ser súbditos británicos en un 95%, España no tiene nada que hacer. Solo le quedan dos vías: imponer su soberanía sobre el Peñón por la fuerza de las armas o convencer a los llanitos de que prefieran ser españoles a ingleses. Lo primero es, de momento, imposible e improbable en los próximos cien o doscientos años. Lo segundo es todavía más difícil cuando, si esa misma pregunta en referéndum se hiciera en España, muchos españoles no llanitos también preferirían ser ingleses.

Aquí el texto en castellano:

Cataluña y Gibraltar

La repentina reaparición del contencioso de Gibraltar en el escenario del Brexit ha provocado una pequeña crisis internacional con batir de tambores guerreros en el viejo continente. En la confusión de las condiciones de negociación de la salida de los británicos, estos, extrañamente, han olvidado precisar la situación del Peñón. Planteado el problema, la UE hace suya la posición de la ONU respecto a la necesidad de descolonización de Gibraltar, incluido en la lista de territorios que no tienen autogobierno y la señora Merkel remacha recordando la doctrina de la integridad territorial de los Estados. De este modo, la UE advierte al Reino Unido de que cualquier cambio en la roca tendrá que darse con el acuerdo común con España.

Esta conclusión consagra una situación de co-soberanía de hecho que los británicos no habían previsto y no parecen dispuestos a aceptar sin más. Sorprendidos en su descuido, muchos se han lanzado a una campaña de ultrnacionalismo belicoso, amenazando con ir a la guerra por el Peñón y recordando el episodio de las Malvinas, hace 35 años. Por primera vez en este contencioso secular parece que han sido los ingleses los adelantados de la fanfarronería y el patriotismo de hojalata que habitualmente se atribuye a los españoles. Hasta tal punto que, a diferencia de la “Dama de hierro”, Thatcher, la actual primera ministra, May, trata de apaciguar los ánimos.

Asimismo, algunas otras voces, menos truculentas pero quizá más expeditivas políticamente, prefieren ir por otra vía y sostienen que, de perseverar España en su pretensión de retrocesión de la Roca, Gran Bretaña debe apoyar en la ONU la independencia de Cataluña. La casualidad y las complicaciones de la diplomacia juegan de nuevo a favor de una finalidad del independentismo catalán: internacionalizar el problema para tratar de obtener la independencia por implicación de la comunidad internacional. Y, desde luego, sería una gran baza contar con el apoyo de una potencia del Consejo de Seguridad para plantear la cuestión catalana en la ONU.

Como en una ironía de la historia, los destinos de Cataluña y Gibraltar vuelven a cruzarse como en los tiempos del Tratado de Utrecht en 1713 cuando Gibraltar fue parte del precio que Felipe V hubo de pagar para conseguir que la Gran Bretaña abandonara la defensa de Cataluña y permitiera que los Borbones abolieran sus libertades, como habían hecho con Valencia y las Baleares. A los efectos de la propaganda y la notoriedad internacionales, este paralelo parece conveniente, pero poco realista porque, aparte de las dificultades intrínsecas de plantear el contencioso en el campo de la descolonización, en donde la ONU no lo considera, los independentistas catalanes no deben depositar muchas esperanzas en que esta vez Gran Bretaña no vaya a abandonarlos.

Sean cuales sean las dificultades europeas, el peso diplomático de Gran Bretaña en la Unión, aunque esté fuera, es superior al de España aunque esté dentro. Además, y ello es determinante, el caso de Gibraltar no ofrece lugar a muchas dudas si se consideran dos factores encadenados. En primer lugar, el estatus de colonia es desmentido por el texto literal del citado Tratado en el que el Rey Católico español otorga a Inglaterra la propiedad de Gibraltar “absolutamente para que la tenga y goce con entero derecho y para siempre, sin excepción ni impedimento alguno”, con la sola reserva de que, cuando “le pareciere conveniente dar, vender o enajenar, de cualquier modo la propiedad de la dicha Ciudad de Gibraltar”, conceda a España “la primera acción antes que a otros para redimirla”. Dicho lo cual, hay poco más que hablar. Gran Bretaña posee legítimamente Gibraltar, a perpetuidad, si quiere, al menos mientras se reconozca la validez del Tratado de Utrecht.

¿Que será preciso adaptarse a las nuevas circunstancias geopolíticas de la UE y tomar en consideración el criterio comunitario de la soberanía compartida? Muy probablemente, pero esta actitud viene compensada con el segundo factor mencionado y tan sobrevenido desde Utrecht hasta hoy como el cambio de Europa y es el respeto al derecho de autodeterminación de los pueblos. Este segundo factor muestra la fortaleza de la posición inglesa en el contencioso. Dos referéndums se han realizado en Gibraltar sobre la retrocesión a España y en ambos más del 95% de la población ha sido partidario de conservar la ciudadanía británica y rechazar la española.

Los dos datos señalan los extremos del problema: Inglaterra no para barras en el principio de integridad territorial de los Estados (cuya aplicación a España es dudosa, cuenta habida de los enclaves de Ceuta y Melilla) y se aferra al derecho de autodeterminación de la población concernida. España. Por el contrario, sostiene el principio de la integridad territorial y no respeta el de la libre autodeterminación de los pueblos. No es difícil comprender que la posición española es perdedora de acuerdo con las convicciones contemporáneas.

Al independentismo catalán le favorece el eco internacional del contencioso por la visibilidad que otorga a su reivindicación emancipadora. Pero su fuerza no reside en las distintas interpretaciones de antiguos tratados, sino en la recta aplicación de un principio universalmente reconocido a partir del siglo XX: el del derecho de autodeterminación de los pueblos.

dijous, 9 de febrer del 2017

Lost in translation

El profundo ridículo de la conversación telefónica entre Trump y Rajoy se reduce con la crudeza de los números a esa diferencia en cantidad de palabras que cada parte emplea en su comunicado de prensa: 70 en el caso de los EEUU y 375 en el de España. El inglés es un idioma más conciso que el castellano y todos los traductores saben que cualquier texto en la lengua de Shakespeare vertido al español tiene aproximadamente un veinte por ciento más de palabras.  Los hispanos suelen ser verbosos, sobre todo cuando no tienen nada que decir, como es habitualmente el caso de Rajoy, pero no tanto como para pasar de un veinte por ciento a un 500 por ciento. No han entendido lo mismo de la conversa o no han dicho lo que dicen que han dicho, lo cual no es de extrañar pues las carencias del inglés de Rajoy son chirigota nacional, o todo ha quedado perdido en la traducción. Y no solo perdido, sino confundido. Una sucinta ojeada al contenido de ambos comunicados demuestra que, si hablaron, no se escucharon o no se entendieron porque las dos notas mencionan temas distintos.

La Moncloa dice que Rajoy se ofreció como interlocutor con América Latina y con Europa. Así, sin más, sin complejos. En el comunicado yanqui, ni sombra de la interlocución. En las redes circulaba la célebre foto de un consejo europeo allá por 2014 en la que se ve a Rajoy solo en una mesa mientras todos los demás asistentes, detrás de él, están en animadas conversaciones. Un hombre que solo conversa consigo mismo es difícil mediador. Pero ayer mismo Evo Morales, presidente de Bolivia, le respondía en un educado tuit que América Latina no requiere de interlocutores. Apañado va el oferente Rajoy: en un sitio no puede y en el otro no le dejan. Habrá empleado muchas palabras para explicar por qué ofrece algo que no tiene.

Pero eso da igual. En la nota gringa, Trump se interesa por la situación económica española y esta desgracia que tenemos de presidente sale fanfarrón afirmando muy orondo que este año crecemos un tres por ciento. En lugar de echar un llorada, asegurando que estamos en números rojos y más pobres que las ratas. Porque lo que hizo acto seguido el estadounidense al ver que nos va tan bien, fue pedir que los Europeos y España en concreto aportemos más a los gastos de la OTAN. Nosotros, hasta un dos por ciento del PIB. Una burrada. Eso no aparece en la nota española, pero hay quien dice que el gobierno estaba preparando el terreno para obedecer las órdenes del jefe transatlántico aprobando un incremento considerable en el presupuesto de Defensa.

El diálogo sobre los dineros se daba al tiempo que, según los papeles hechos públicos también ayer mismo en el proceso de Rodrigo Rato, este debe de manejar sumas considerables. Entre otras presuntas aventuras que desafiarían la sagacidad de Rouletabille y Sherlock-Holmes juntos, parece ser que, según juraba el cargo como vicepresidente del gobierno, fundaba una sociedad con sus hermanos, llamada COR que prosperó a través de las más complicadas y alambicadas relaciones entre políticos y empresarios que, en el caso de Rato se incorporaban en una sola persona con dos naturalezas, como Cristo aunque seguramente al revés. No son la naturaleza humana y la divina, sino la del buen y la del mal ladrón entendidas en sentido literal: el ladrón que roba bien y el que roba mal. Pero ladrones los dos. Podían ambos dar algún consejo al atribulado Rajoy en esta hora de necesidad; al fin y al cabo fue él quien nombró a la esposa de Rato directora de los Paradores Nacionales, con un sueldo estratosférico, de esos de 150.000 o 170.000. Y eso que hay crisis y no queda dinero para los dependientes.

No encontró momento Rajoy en su inglés para empezar a interlocutar mencionando a Trump el caso de México. Deja el asunto para mejor momento, la próxima vez que se vean a tomar unas cañas. Coincide este olvido con los que debieron aquejar al ex-número dos de la Policía, Eugenio Pino, llamado a declarar por el juez que instruye el caso Pujol a causa e un misterioso pen drive que acaba de aparecer con información nueva que podría derivar en la anulación de aquella causa. Todo en relación con este pen drive cuyo origen parece ser el propio Pino, aunque este ha intentado encasquetárselo a todos los demás. Lo está investigando Público con unas crónicas impresionantes de Carlos Enrique Bayo, de esas que te enganchan.

En el fondo, la conversación telefónica estaba patente y patéticamente desequilibrada. Para Trump, un asunto de puro trámite en el que probablemente leyó al teléfono las cuestiones que le mostraban en cartulinas los ayudantes. Para Rajoy fue un paso más en el sendero a la gloria del estadista. Nada menos que mediador entre los EEUU y América Latina y Europa y eso pesar de darse ese notorio problema con el idioma, como dice la prensa yanqui. Es una pena que la conferencia fuera solo telefónica cuando podía haber sido una vídeoconferencia en que ambos interlocutores pudieran verse. Y Rajoy podría tomar clases de desenfadada gesticulación cuando se padece dificultades con la lengua de la celebérrima intervención de Ana Botella en la candidatura de los Juegos Olimpicos.

diumenge, 22 de gener del 2017

Quedan las mujeres

Cuánto ha avanzado la causa del feminismo se ve considerando el siglo de 1917 a 2017, desde la lucha por el sufragio, pues las mujeres no podían votar, hasta organizar un acto de protesta mundial contra el presidente de los Estados Unidos al día siguiente de su toma de posesión. Es una noticia de la mayor importancia. Y lo es porque estas manifestaciones de cientos de miles en diversas ciudades de los EEUU y otros países han sido organizadas por mujeres a través de una plataforma de coordinación, Women's March con voluntad de permanencia, pues ya advierten que esta marcha no es un sprint, sino una maratón. Efectivamente, la lucha por la igualdad ha avanzado mucho, desde el derecho de sufragio hasta organizarse en sujeto político mundial con voluntad de permanencia.

Por eso debe darse a la noticia el valor que tiene. Son las mujeres quienes se han organizado y coordinado contra Trump. Lo han hecho en representación de todas las demás minorías amenazadas por el actual presidente: gays, inmigrantes, lgtbs, etc. La importancia de esto es que las mujeres no son una minoría sino, al contrario, una mayoría. Y su activismo político a nivel planetario, un fenómeno que promete mucho. El intento de El País de dar la noticia ocultando su fuerte contenido de género ("Centenares de miles de personas claman contra Trump por todo EEUU", dice en portada) no es de recibo. Lo gracioso es que el reportaje, "Una inmensa multitud clama contra TRumpo en los Estados Unidos" lo firma una mujer que solo en el subtítulo reconoce que se trata de una "marcha de las mujeres". El patriarcado es omnipresente. Han sido las mujeres las primeras en preparar la resistencia frente a lo que se avecina.

Que no es poco. A las palabras gruesas, insultantes, amenazadoras del candidato han sucedido ya sus primeros actos. Ha silenciado la cuenta de Twitter del departamento de Interior porque había informado de una escasa asistencia del público a la ceremonia de toma de posesión. El portavoz de la Casa Blanca, en su primera comparecencia, ha anunciado que van contra los medios por informar falsamente de la asistencia al acto. La asistencia fue inmensa, según el gobierno, aunque las fotografías muestren otra cosa, y eso es lo que los medios tienen que reportar. O sea, se acaba la libertad de prensa. La prensa es el gobierno. Es el momento de recordar la famosa cita de Jefferson, uno de los "padres fundadores", de que, entre una situación de un gobierno sin periódicos y otra de periódicos sin gobierno, prefería la segunda. Como cualquier demócrata.

dissabte, 21 de gener del 2017

La voz del poder

La toma de posesión del presidente de los Estados Unidos es un espectáculo mundial. Son los espectáculos unidos. El mundo entero pendiente de las palabras, los gestos del nuevo mandatario. En España puede cambiar el rey y, si acaso, se enteran en Francia y algún país de América Latina. La distancia entre uno y otro caso es la del poder. Los EEUU son el país más poderoso. Tiene tropas y bases en todo el mundo, sus flotas patrullan todos los mares, sus aviones y radares dominan los cielos y, además de controlar la realidad material, controla la digital, a través de sus corporaciones y empresas que administran dominios, etc.

En los estudios de liderazgo suele manejarse la distinción entre liderazgo continuista y rupturista, haciendo, por supuesto, muchas advertencias acerca de que a veces, las diferencias entre uno y otro no están muy claras. El de Obama se presentaba como rupturista por el hecho de tratarse de una persona de color, pero era continuista en el estilo de presidencia y su orientación liberal. Lo de Trump promete ser distinto, promete ser realmente rupturista. Por el estilo y el fondo. Desde los tiempos de la Great Society de Johnson, los presidentes han sido neoliberales o liberales. Este es el primero populista, que mezcla elementos de todos los demás discursos para fabricar una melopea estilo predicador de la tv que va mucho con el personaje.

Se percibe desconcierto en Europa por las hipotéticas consecuencias de una presidencia errática. Y lo que más cuesta entender es la alegría que por el triunfo de Trump muestran los políticos de la derecha y la extrema derecha. El nuevo presidente piensa hacer en los Estados Unidos lo que muchos de estos líderes de derechas harían en sus países europeos si pudieran: cerrarlos, atrincherarlos, prepararlos para la defensa y el ataque en un mundo inseguro. Claro que, si lo vieran correctamente, empezarían por no alegrarse ni de su propio triunfo en sus Estados.

dijous, 5 de gener del 2017

Fulminado, por fin, pero en diferido

Para los tiempos que marca La Moncloa, la destitución de Trillo ha sido fulminante. Y eso que el Consejo se demoró unos diez años en llegar a su conclusión. La lentitud de antaño es la celeridad de hogaño. Dictaminar el Consejo de Estado su responsabilidad en la tragedia del Yak 42 y declarar el gobierno zafarrancho de limpieza en 72 embajadas (entre ellas, claro, Londres) fue todo uno. Es estilo de la casa: disfrazan una destitución multiplicándola por 72. Trillo debe de sentirse como Sansón en Gaza: le han sacado los ojos, pero él muere derribando el templo sobre los filisteos o el conjunto del servicio exterior sobre el gobierno.

La exigencia de responsabilidad política ya la había excluido Rajoy, al decir que se trataba de un asunto sustanciado en sede judicial y que, además, había sucedido hacía muchísimo tiempo. Exonerado judicialmente en su día por los tribunales y ahora políticamente por quien podía exigirle la responsabilidad aparte de su conciencia, de la que parece andar escaso, Trillo se suma a una operación burocrática general sin aceptar ningún tipo de responsabilidad y en la esperanza de incorporarse a otro puesto público de relumbrón. La asociación de víctimas del Yak 42 reclaman el ostracismo para el exministro, su indignidad para ningún puesto representativo. Pero está por ver que el gobierno no lo nombre en algún destino que el interesado quizá ambicione. Con Rajoy llegó a La Moncloa un espíritu político caciquil, clientelar, corrupto, impuesto a caballo de una mayoría absoluta que lo libraba del control parlamentario. En esa especie de asociación con ánimo de delinquir (según algunos jueces) nadie dimitía, hiciera lo que hiciera. No había dimitido su jefe cuando se descubrió la Gürtel y se supo de los sobresueldos en B, ¿por qué habrían de dimitir sus subordinados? La dimisión estaba excluida por definición y, si no quedaba más remedio que aceptarla, se compensaba de inmediato a la "víctima" con un cargo en Bruselas (Mato), París (Wert), Londres (Trillo), el partido (Sepúlveda). Nadie quedará desamparado si mantiene silencio. Esa es la clave de las ambiguas relaciones entre el PP y Bárcenas al albur de algún tipo de negociación.

Está claro que a Trillo lo ha echado una opinión pública realmente harta de la arbitrariedad y la connivencia del gobierno con la corrupción. Buscar el pretexto del relevo planificado y en diferido no excusa el hecho de que el gobierno ha cedido a las reclamaciones de la opinión. La posición de Trillo era insostenible incluso para alguien tan coriáceo como él. Por cierto, es de averiguar si en el relevo general está también comprendido el embajador en la OCDE, el señor Wert, quien vive a todo lujo con cargo al contribuyente en Paris, nombrado para un puesto para el que está tan capacitado como lo estaba para el de ministro de Educación.

dijous, 10 de novembre del 2016

Amerika

Es el título que Max Brod, curioso albacea literario de Kafka, puso a un relato inédito e inacabado que este había titulado de otros modos. Brod supo ver que la enjundia estaba en América, país que Kafka jamás pisó. La Amerika de Kafka es, desde luego, América. Como lo son todas las demás Américas. Tantas que, en realidad, no existe. Como se decía en un cuento de Peter Bichsel, "America no existe". Cada cual se hace la suya. Y todas son posibles.

La América de Trump existía ya antes de su victoria electoral. El propio Trump ya era Trump mucho antes. Un ariete contra el establishment, dicen los medios. No solo ha vencido a los medios y las encuestas. También ha vencido a su propio partido. Y ha dejado a los europeos occidentales (los rusos son otra cosa) absolutamente perplejos. Clinton era su opción. Los europeos miran a América como una Europa más grande, más ruidosa e infantil, pero Europa. Hace decenios que los europeos tienen presidentas de gobierno y jefas de Estado. Apoyan y entienden una primera mujer presidenta de los EEUU. Pero América no es Europa. El presidente anterior fue un negro, cosa que en el viejo continente ni se sueña, si bien es verdad que hay a veces ministros de etnias no europeas y el actual alcalde de Londres, Sadiq Khan, es un musulmán, quien, por cierto, ya ha pedido a Trump que trabaje por el entendimiento multicultural. El Trump que ha dicho en campaña que prohibirá la entrada en los EEUU a los musulmanes. El musulmán Kahn, a su vez, sucede en el cargo de alcalde a Boris Johnson, otro maverick hoy ministro con muchos puntos en común con Trump.

Trump es la voz de una América profunda que ahora están demógrafos y sociólogos analizando en su composición. Además de profunda es una América antigua, la de las leyendas del self made man y el go west young man, la tierra de la libertad y las oportunidades. Tiene puntos de contacto con el Tea Party pero le separa la mojigatería del último que se pasa el día rezando allí donde Trump suelta procacidades sin cuento y habla de las mujeres como dicen hacen los camioneros. Asimismo puntos en común con Reagan.Trump también ha sido actor. Entre otras cosas. Y candidato por otro partido sin éxito. Pero le separa que ya no hay guerra fría. Trump es Trump. Amerika. America at its best. Los europeos de izquierda, tan atónitos como los de derecha, le llaman "fascista". La verdad es que el hombre es tremendamente verbenero, pero le separa del fascismo su falta de respeto por el orden y la disciplina. Si no me equivoco, alardea de no haber pagado impuestos federales en su vida. Toda la imagen de seriedad fiscal de los EEUU se ha venido abajo. Trump es también un show de un hombre solo, puro caudillismo, como los fascistas; pero le faltan las masas disciplinadas. Incluso las desprecia: alardea de liarse a tiros en la 5ª avenida y, no perder un voto por ello. Así que con razón están los de la Asociación de Amigos del Rifle encantados de la vida. América vuelve a los orígenes, Make America Great Again, MAGA. Los viejos valores de progresivos y populistas del XIX ("los olvidados ya no serán olvidados") vivos de nuevo y el poderoso aislamiento: fuera tratados globales, internacionales, fuera compromisos mundiales como el del cambio climático. Ya veremos qué pasa con la ONU y demás ámbitos de coordinación internacional. Y la OTAN. Amerika.

Europa, contrita, lamenta el amargo desengaño de Hillary Clinton y lo hace suyo. Sin embargo, es una derrota personal. El voto colegiado ha sido abrumadoramente para Trump, pero el voto popular está dividido por la mitad, con ligera mayoría del campo demócrata. Muchos descubren que Clinton no era la candidata más adecuada. Claro que no, pero eso no es lo esencial, sino el hecho palmario de que el país está partido en dos, que hay dos Américas. Ahora Europa ha visto la cara oculta por los ocho años de Obama, Amerika. Pero como, después de todo, Amerika es América (y por eso, seguramente, Kafka no pudo terminar su relato, convirtiéndose así en su primer antihéroe), nadie sabe qué cabe esperar. Pero todos auguran que el escenario mundial va a cambiar y mucho.

Al fin y al cabo, cada cuatro años, los americanos tienen el privilegio de elegir al presidente de un imperio. El mayor de la historia. 

dimarts, 12 de juliol del 2016

A taste of power

Con motivo del paso por España de Obama, a la vista de los preparativos, en seguida se vio que se trataba de una reedición del Bienvenido Mr. Marshall berlanguiano. El mismo sábado, 9 de julio, Palinuro publicaba un post titulado Berlanga y el Emperador, del que no tiene que tocar ni una coma.

El episodio fue puro Berlanga, pero más humillante porque si en la peli de 1953 los defraudados, burlados y meados eran un alcalde de pacotilla y cuatro garrulos, aquí lo son los máximos mandatarios del reino, con sus mesnadas de periodistas, publicistas e intelectuales y sus legiones de altos funcionarios afanosos, las instituciones, los símbolos, en definitiva, el orgullo nacional, o patrio, según corrige esta izquierda estilo Pepe Isbert.

¿Vieron ustedes al Rey Preparao correr como un conejo a recibir a Obama al pie del avión en Torrejón para estar cuatro minutos con él? Sí, bien leído: cuatro minutos. Los que tardaron los yanquis en sacar la flota de treinta coches, entre ellos, el mítico Beast, presidencial y empaquetar en él al Presidente camino de su hotel.

¿Vieron de nuevo al Borbón tembloroso al día siguiente en el Palacio Real, leyendo un papelito para no equivocarse en presencia del mandatario estadounidense?

¿Vieron que Obama interrumpió el protocolo para largarse a almorzar con su gente de la embajada, dejando a los españoles tomando el aperitivo y sin saber qué hacer?

¿Vieron después al más tembloroso Sobresueldos, tras la correspondiente espera, leyendo otro papelito en su medio lengua, mientras Obama hacía gala de paciencia?

A continuación, black out, cierre de imágenes. No más fotos de Obama. El presidente de los Estados Unidos tuvo a los tres líderes de la oposición esperando una hora en el aeropuerto de Torrejón como si fueran perritos falderos, para dedicarles luego diez minutos. Han vuelto a leer bien: diez minutos a los tres. Y los tres, tan ufanos, subieron luego tuits dándose pote de haber hablado de esto y aquello con el presidente de los EEUU. Hacen bien para que los creamos bajo palabra porque fotos, no hay ninguna de estos encuentros tan decisivos para la historia del mundo.

¡La chingada! Ni una foto. Con lo que les gusta a estos mindundis eso de la imagen que la cultivan hasta el extremo de estar dispuestos a salir por la tele aunque sea potando. Por cierto, eso quiere decir que, para dejarlos acercarse a Obama, los gringos les requisaron hasta los móviles. Si no, a ver quién impide al valiente Iglesias hacerse una selfie con un paisano de los brigadistas del batallón Lincoln.

Al grano: ninguno tuvo arrestos para negarse a esa humillación de sala de espera de dentista de barrio. Ni el bravo de Podemos a quien, en teoría, no importan los protocolos oficiales y que, además llevaba un encargo expreso de su media naranja de IU de decirle al yankee, ¡Yankee go home! Que, justamente, era lo que el yankee estaba deseando. Había venido a ver a los suyos en Madrid y Rota y estos indígenas temblorosos que se le cruzaban por el camino eran un fastidio.

Bueno, eso es el poder. Ustedes, comparsas de la nueva berlangada del siglo XXI son políticos y su vida consiste en luchar por el poder o por lo que les dejan de él. Alguno, como Iglesias, hasta sienta plaza de teórico del tema. Pero del poder no tienen ustedes ni remota idea.

Poder es esto. Es lo que el yankee ha hecho con ustedes, su reyezuelo, su presidentín el de los sobresueldos, sus líderes, sus instituciones, banderas, convenciones y usos: una pedorreta. Porque puede permitírselo y ustedes no. Porque tiene poder y ustedes son unos impotentes que bailan al son que otro les toca y solo ejercen su miserable poder delegado con los que tienen la desgracia de padecerlos a ustedes como conciudadanos.

¿No han visto ustedes ninguna película de yankees, de esas que simulan un atentado presidencial en los EEUU? El presidente de los EEUU se desplaza en una formidable máquina aérea, el Air Force One, con la que ustedes no se atreven ni a soñar. Circula en otra máquina tremenda, una limusine con una fórmula de blindaje secreta, capaz de resistir misiles y va escoltado por otros treinta coches. Muchos más de los que han visto ustedes en sus pueblos.

Cuando hay una visita de este tipo a otro país, normalmente se forman dos comisiones interministeriales, una yankee y otra del país anfitrión, que se juntan y colaboran en los preprativos. Es decir, se forma una comisión bilateral en la que ambas partes negocian sus criterios, excepto, según parece, si la parte anfitriona es de quinta regional en todos los aspectos, en cuyo caso, los receptores se quedan de calientasillas, no abren la boca y las decisiones, todas las decisiones, desde lo que se dice a lo que se bebe y se mira, las toman los yankees.

Porque son ellos los que mandan. No solo en su casa, sino en la ajena. Entre otras cosas porque también en la ajena están en su casa ya que Rota, por ejemplo, es yanquilandia.

Eso es poder, señorías. Lo suyo, lo de los cinco políticos y sus periodistas a sueldo, sus curas, sus audaces emprendedores, sus toreros e intelectuales y sus comensales con la servilleta anudada al gaznate, pura impotencia de cantamañanas.

Eso es poder, señorías: los yankees apenas han pisado suelo de la "gran nación" ni falta que les hace. Han venido a visitar a los suyos, han soportado a los nativos lo menos posible y se han largado, dejando a los comités de recepción en Madrid y Sevilla con las mesas puestas y un palmo de narices.

Eso es poder. Lo suyo, caballeros, impotencia engolada.

dissabte, 9 de juliol del 2016

Berlanga y el Emperador

El tajo a la programada visita de Obama pone broche de plomo al éxito de las relaciones exteriores de la gran nación. Una diplomacia de excelencia. La única vez que el presidente visita España en su doble mandato, la  reduce a lo que las sufridas gentes llamaban antaño "la visita del médico", un visto y no visto de circunstancias para no quedar del todo mal y get me outtahere fast, que para luego es tarde.

Vaya por delante que Palinuro no banaliza en absoluto la gravedad de los hechos de Dallas. Precisamente esa gravedad y esa trascendencia que muchos invocan para justificar la irritación que les produce haberse quedado con un palmo de narices al estilo berlanguiano es lo que prueba las diferencias abismales. No será la primera vez que algún gobernante español no haya alterado su protocolo cuando acaece una desgracia de este alcance. Aquí la gente se muere o la matan y los gobernantes se van de vacaciones o a un spa porque, en el fondo, son unos irresponsables. Allí se lo toman en serio y, si hay que cortar un proyecto por necesidad, se hace y, entre estar en Dallas y estar en Madrid, el gringo lo tiene claro.

Dicho lo cual, acompañemos en el sentimiento a los más de cien invitados que iban a compartir mesa y mantel con el Emperador y van a quedarse sin la foto de sus vidas. Ya es mala pata, desde luego. Y, al margen de la gravedad de los hechos, el presidente de los sobresueldos ha vuelto a quedar como un pichichi. Ya no hablemos de los líderes de la oposición, que estaban planchándose las camisas, mientras recitaban ante el espejo las mordaces observaciones que le harían al emperador en los diez segundos que los dejarían hablar. ¿Y qué decir de los noventa restantes zánganos y cortesanos, la patulea de logreros que merodea por la capital del Reino dándose pisto para salir por la tele y arreándose  codazos entre ellos?

Hagamos algo más que acompañarlos en el sentimiento. Indaguemos por ellos. Vamos a ver: Obama cercena el plan de la visita por fuerza mayor. Pero solo cercena la parte con las autoridades (algún nombre hay que darles) españolas, madrileñas y sevillanas. El desplazamiento a la base militar de Rota se mantiene. Y las deliberaciones con la máquina estadounidense al mando del cónsul Costos, también. El Emperador viene a visitar a los suyos en sus posesiones, y se larga.Si acaso saluda de refilón al jefe de la tribu y eso si no lo confunde con el mayordomo del cortijo.

Todo lo que los políticos españoles querían decir en presencia de Obama para entrar así en la historia podrán contárselo por whatsapp. Del trance se han liberado los catalanes y vascos porque no fueron invitados al ágape. Siempre es de agradecer que el peculiar sentido de la convivencia de la monarquía española te ahorre hacer el ridículo.

Creo asimismo que la izquierda indómita sevillana, la del No a la OTAN, o sea, IU (porque Podemos cuenta con un general otanista entre su brillante elenco) estaba preparando una manifa en Sevilla contra la presencia del gringo al grito de Yankee go home. Mira por dónde, el manifestado ha hecho caso de antemano.

Fastos de la gran nación y sus andrajos. Ceremonías de guardarropía con actores y actrices de tercera pero todos muy ceremoniosos.

dissabte, 2 d’abril del 2016

Obama no viene

Sala del Consejo de Ministros en La Moncloa. Todos los titulares sentados a la mesa, cariacontecidos, en silencio. se les ve asustados. Entra Rajoy braceando, rojo de ira, echando humo, y se sienta. Tamborilea muy nervioso. Los mira uno a uno. Por último estalla:

Rajoy. ¿Qué? ¿Nadie tiene nada que decirme?

Sáenz de Santamaría. (Mirándolo, inquieta, con una sonrisa) ¿A qué te refieres presidente?

Rajoy. ¡Obama no viene!

García Margallo. (Acojonado) ¿Cómo lo sabes?

Rajoy. Me la ha dicho Punchdemún. Los americanos lo han llamado porque dicen que es el único que sabe inglésh.

García Margallo. Bueno, inglés, inglés... Habla un pichinglish. Voy a meterle un conflicto de competencias.

Rajoy. Cállate, García. El último conflicto casi nos metes en una guerra por Gibraltar.

Sáenz de Santamaría. Tengo un amigo abogado del Estado que tiene un amigo en Washington que conoce al ujier de la Casa Blanca y dice que con dos millones de € arregla esa visita.

Montoro. ¿Y de dónde sacamos dos millones de pavos, mi niña? Como no se lo digas a tus amigos de la lista Falciani...

Sáenz de Santamaría. Oye, Nosferatu, esos serán amigos tuyos.

Catalá. Obama tiene relaciones con la ETA.

Rajoy. ¿Qué dice este? ¿Le ha dado un avenate?

Morenés. No te lo tomes a la ligera, presidente. Tengo informes de que tiene sus puntos de tráfico de armas. En mi empresa, sin ir más lejos...

Montoro. ¡Cállate ya con tu empresa, tío! Voy a tener que empurarte.

Catalá. Obama es primo segundo de Errejón y tiene un contacto con ETA que le pasa la dinamita que no usa Trehorras.

Fernández Díaz. Además, como es negro, no cree en dios ni en santa Teresita de la ingle marchita.

Rajoy. Vale, pero ¿quién me trae a mí a Obama antes de que sea de noche, que luego, como es negro, no lo distingo?

Guindos. ¡Bah! ¿Para qué lo quieres, presidente? A Obama lo ve cualquiera: Merkel, Hollande, Cameron, el Papa... mindundis, presidente. Tú, a quien tienes que recibir aquí es a Teodoro Obiang.

Sáenz de Santamaría. ¡Claro! Negro por negro, más vale uno nuestro.

Catalá. Obama tiene vínculos con la ETA.

Guindos. A ver, Fernández, aplica a este pesado la Ley Mordaza.

Morenés. Oye, me malicio... ¿Y si el tipo no viene aquí pero hace como Renzi y se va ver Puigdemont a Reus?

Montoro. No fotis!

Catalá. Un altre de la ETA. Que parlas català, noi? No seras de Terra Lliure?

Rajoy.Fernández ¿que diantresh dicen eshtosh?

Fernández Díaz. Que mañana comienza un novenario a la virgen del santo cortijo con indulgencia plenaria por año jacobeo por orden de SS si se combina con un cilicio del siete una peregrinación a Santiago a la pata coja.

García Margallo. Mañana mismo llamo a nuestro embajador Trillo y lo pongo firmes para que haga respetar la bandera nacional.

Morenés. Que estamos hablando del embajador en Washington, tío...

García Margallo. Ya lo sé tronco; pero al de Londres lo tenemos agarrado por el manda güevos.

------------------------------------------------------

(Nota: todo parecido entre este autillo y una reunión del consejo de ministros es pura, pura, pura coincidencia).

dissabte, 21 de novembre del 2015

La guerra de ida y vuelta.


Cuando uno cree que es imposible hacer más el ridículo en el exterior, llega el de los sobresueldos y demuestra que sí, se puede. A efectos de no verse obligado a entrar en la guerra de Oriente Medio que, supone él, le hará perder las elecciones, como la guerra del Irak le hizo perder las de 2004, Rajoy ofrecía sustituir a Francia en el África, en Malí, en la República Centrofricana, como si España fuera una antigua metrópoli colonial y no la nada que es gracias a él. El ministro Margallo, un sietemachos aficanista, lo daba ya por hecho: los soldados españoles garantizarían el orden público en las antiguas colonias francesas para que los franceses pudieran bombardear a su sabor el Oriente Medio. El ejército español no sirve para combatir pero sí puede ordenar el tráfico en Bamako si no es muy complicado.

Gran astucia la del presidente del plasma. Así no tendría que enviar soldados a un lugar endemoniado y no correría peligro de volver a perder las elecciones en España, que es lo único que le importa.

Eso fue el jueves. El viernes, sobre las 9:30 de la mañana unos terroristas ocuparon un hotel en Bamako, capital de Malí, tomaron 140 rehenes y, en la liberación por la policía, murieron 20 personas. A las 10:00 el gobierno desautorizaba a Margallo: jamás había hablado de enviar tropas a Malí ni a Maló. A ver, mireusté... La vicepresidenta ignoraba en dónde está el África y el amigo de Bárcenas, ese, ya tal. ¿Tropas a Mali? Pero, hombre, si el Sahel está repleto de yihadistas, obsesionados con que Rajoy pierda las próximas elecciones.

Esto es mucho peor que lo de Gila. Esto es literalmente un contubernio de auténticos imbéciles e irresponsables, coreados por otros tales que dicen ser la oposición. Esponjados en sus egos infinitos con las frecuentes llamadas telefónicas del presidente sobresueldos, los jefecillos de la oposición, Sánchez, Rivera, Iglesias, se sienten alguien en este remedo de política exterior tipo Bienvenido Mr. Marshall. Y ninguno de ellos tiene la decencia de preguntar al de La Moncloa exactamente por qué motivo no llama también a Garzón, al de la UPyD, a Urkullu y a Mas.

Bueno, lo de Mas está superclaro: el de los sobresueldos se malicia que los indepes catalanes tendrán pactos vergonzantes con los yihadistas. Que le pregunten a Albiol, que lo sabrá muy bien. Pero ¿y los demás? ¿Por qué no llama a Garzón y los otros? Todos ellos tienen representación parlamentaria, que es más de lo que Rivera e Iglesias pueden decir. ¿Por qué no, pues? Y ¿por qué Garzón no protesta?

El gran Gila se quedó muy corto.

divendres, 20 de novembre del 2015

La Gran Nación de Gila.

Hace dos días, Palinuro anunciaba que el gobierno español iba a la guerra de Gila en un post titulado Vamos a la guerra, pero poco. Se quedó corto. El asunto va haciéndose más cómico según pasan las horas. Da igual lo que suceda en el mundo. Rajoy solo piensa en las elecciones. Cuando ganó las de noviembre de 2011, retrasó cuatro meses la aprobación de unos presupuestos muy restrictivos para no afectar a sus expectativas en las elecciones andaluzas que, de todas formas, perdió. Los presupuestos del año que viene se aprobaron, en cambio, a toda velocidad antes de que se disolvieran las cámaras precisamente para todo lo contrario, para condicionar en su ejecución al gobierno que salga de las próximas elecciones del 20 de diciembre. Es lo único que cuenta para él: ganar las elecciones, o sea, mantenerse en el poder a toda costa. A ese objetivo sacrifica todo: los presupuestos, los ritmos parlamentarios, los usos democráticos y, como se ve ahora, hasta el papel internacional de España y sus compromisos con sus aliados. Lo que sea.

Siendo vicepresidente del gobierno, Rajoy aplaudió en 2003 la decisión de Aznar de meternos en una guerra ilegal, injusta, de rapiña y basada en patrañas fabuladas con sus compinches de las Azores. Aplaudió y redobló tambores de guerra en contra de la voluntad casi unánime de los españoles. Y cuando, como resultado de ese crimen, España padeció el peor atentado de su historia en represalia, el mismo Rajoy se sumó a la mentira orquestada por el gobierno de atribuírselo a ETA y hasta la intensificó publicando un artículo periodístico en la jornada de reflexión en el que afirmaba que "tenía la convicción moral" de que había sido ETA. Pero de sobra sabía él que era mentira y que el atentado de Atocha fue obra de terroristas musulmanes en venganza porque España participó en aquella guerra.

Nadie creyó las mentiras del gobierno y, en consecuencia, el PP perdió las elecciones. Las perdió él, que era el candidato.

Y ahora, a un mes de las de 20 de diciembre se le plantea la exigencia de repetir la historia de 2003 y de mandar tropas a una guerra probablemente tan impopular como la del Irak. Unas elecciones que creía ya ganadas y que ahora ve peligrar si España entra en el conflicto. Ni hablar. Antes se deja afeitar la barba. Si por él es, el Estado Islámico puede conquistar el Asia entera que él no moverá un dedo.

Uno de sus complacientes ministros apunta la posibilidad de que el gobierno no tome una decisión antes del 20 de diciembre. No es muy gallardo, pero permite engañar a la gente, llevarla a votar y, al día siguiente, meterse en otro lío bélico. Solo tiene un inconveniente: es poco probable que Francia, la cabecilla de una alianza internacional que pretende laminar en caliente el Estado Islámico a bombazos y que exige la aportación de efectivos de sus aliados, tenga paciencia para aguantar treinta días a que Rajoy gane las elecciones.

Como quiera que los franceses van a presionar, el presidente de los sobresueldos ha dado con una fórmula que lo retrata en su miseria moral, al tiempo que pone en su lugar a la Gran nación, de la que no para de hablar cuando va a su pueblo. Quiere llegar a un acuerdo de chalanes con el presidente francés: no enviará efectivos militares a Oriente medio (entre otras cosas porque, probablemente, no los tenemos) pero está dispuesto a sustituir a los franceses en sus misiones más bien policiales en el África y quiere vendérselo a Hollande con el astuto argumento de que así él dispone de más tropas para castigar al Estado islmámico militarmente.

Por no ir a la guerra (con el peligro de perder las elecciones), Rajoy/Gila está dispuesto a que el ejército español vaya de criado del francés, a hacer de mucamo, a limpiar el patio, dirigir la circulación y barrer las calles. 

La derecha no ha tenido jamás el menor atisbo de heroísmo y, siempre que habla de la Patria, es para engañar porque piensa en el dinero que tiene en Suiza, pero esta vileza del presidente de los sobresueldos es ya deprimente. 

dimecres, 18 de novembre del 2015

Vamos a la guerra, pero poco.

Es como de Gila, para morirse de la risa sino fuera porque el triste destino de un país gobernado por un  incompetente invita más al llanto. No hace mucho que este buen hombre decía y repetía que España es una gran nación. Ahora, acongojado, recomienda a sus ministros que tengan perfil bajo y eviten opinar sobre el asunto. O sea, que se callen, que disimulen, que se hagan humo, se confundan con la cretona de las cortinas o, como dice el poeta, se disfracen "de noviembre para no infundir sospechas".

Caramba con la gran nación del Sobresueldos que se esconde como los conejos cuando empiezan los tiros.

Mientras la cosa fue de llamar por teléfono -intérprete incluido, claro- a dar el pésame, iluminar con la tricolor los edificios o hablar de solidarité face à la barbarie, todo sobre ruedas. En cuanto Hollande pide activar el protocolo de defensa común de los Tratados a los que España está obligada, el asunto vira a chungo y al genio de La Moncloa se le pone el inefable gesto de ¿y la europea? La petición de ayuda, además, es legal, según los franceses, y quiere cobertura de la ONU, pero el preclaro dirigente de la gran nación reza a alguna de las vírgenes a las que condecora su ministro Fernández Díaz para que no se le pida intervención militar directa en el asunto, soldados, aviones, bombas. La guerra, en fin. Espera que la participación de España se reduzca encender y apagar las luces y limpiar el local después de la función, que bastante tiene en Cataluña si la algarabía no cesa. Que no cesará.

¡Cómo cambian los tiempos! En 2003 Aznar metió al país en una guerra absurda, ilegal y delictiva en contra de la opinión de todo el mundo excepto de este mismo Rajoy. En terrible respuesta nos costó el atentado de Atocha que estos cuates siguen atribuyendo a ETA. Nadie quería guerras entonces y nadie las quiere ahora, así que el de los sobresueldos da orden en La Moncloa de que, si llama Hollande, le digan que no está, que ha salido a comprar unos chuches. Porque, si se ve obligado a participar en la contienda, le puede costar un disgusto en las próximas elecciones que es lo único que le importa.

Es mejor que Gila: "Oiga, ¿es el enemigo? Que no se ponga."

dilluns, 26 d’octubre del 2015

¿Basta con pedir perdón?


Le ha costado ocho años porque el chico no es muy rápido pero, desde que se convirtió al catolicismo en 2007, Blair debe de haber aprendido ya el truco de la casa: no importa lo que hagas, a cuanta gente asesines, cuánto robes, destruyas, cuánto daño hagas, cuánto mientas y cuán canalla seas. Te arrepientes, dices tus pecados a un confesor, cumples la penitencia (que suelen ser unos avemarías) y quedas limpio de polvo y paja, con la conciencia como una patena y listo para empezar una nueva tanda de canalladas.

Blair sostiene que la segunda guerra del Irak fue un "error" producto de unas informaciones "falsas" que Bush y él habían recibido. De ser así, no se entiende por qué pide perdón. No se pide perdón por los errores porque se supone que son involuntarios. Cuando son voluntarios ya no son errores sino faltas, delitos y, en este caso concreto, crímenes y crímenes contra la humanidad. Y no, no basta con pedir perdón cuando se ha sido la causa de la destrucción de ciudades enteras, de la muerte de cientos de miles de personas, de la tortura de prisioneros. No basta con pedir perdón: hay que expiar, pagar por los crímenes cometidos.

Todos cuantos nos manifestamos una y otra vez en contra de aquella guerra ilegal propia de piratas, estábamos seguros de que era cosa decidida entre los dos mandatarios, Bush y Blair, que se llevaron a Aznar de perro faldero para que no pareciera una aventura de una pareja de matones. Era cosa decidida sobre la base de informaciones falsas que los dos sabían que eran falsas. Los veíamos mentir como lo que son, bellacos, y que utilizaban y manipulaban todos los medios para llevar adelante su empresa de delincuentes internacionales de invadir un país, asesinar a sus gentes, robar sus recursos. Ellos también lo sabían. Lo de las armas químicas y otros asuntos eran puras patrañas para disimular aquella agresión que ha traído las catastróficas consecuencias que hoy padecemos.

No basta con pedir perdón, como el que tira un florero al pasar. Bush, Blair y su lacayo español deben comparecer ante un tribunal internacional de justicia para responder por sus crímenes.

El mindundi español que estaba en las Azores de palanganero debe seguir los pasos de su amigo Blair y redoblados. Debe pedir perdón por embarcar al mundo en aquella guerra criminal y pedir perdón a los españoles por haber intentado engañarlos permanentemente.

Todas estas catástrofes actuales del Estado islámico y cosas así caen directamente sobre las espaldas de estos piratas internacionales. En el caso del español, también caen sobre sus espaldas los 200 muertos y casi mil heridos de los atentados de Atocha. Aunque Aznar y su tropa de sicarios en los medios estuvieron años manteniendo la teoría de la responsabilidad de ETA en los atentados, ese mismo inverosímil empeño era la prueba de su responsabilidad directa en los desastres.

Aznar probablemente duerme tranquilo porque los tarugos no tienen conciencia. Pero para el futuro el asunto está ya zanjado: un criminal que participó en una de las mayores barbaridades de la historia causando muerte y miseria a cientos de miles de personas solo para satisfacer su ego y sus ansias de poder y enriquecimiento.

Y si, además de juzgarlo la historia, también lo juzga un tribunal de justicia, miel sobre hojuelas.

dimecres, 16 de setembre del 2015

"Fuerte y unida". Sigue el ridículo.

De todos los terrenos en los que este gobierno hace aquello que mejor sabe hacer, esto es, el ridículo, el de los asuntos exteriores se lleva la palma. Para calibrar la importancia internacional de España, su peso en Europa y en el mundo y la altura de su diplomacia echemos unos números. En los siete años de mandato de Obama, este ha hecho, según mis noticias, 89 viajes al exterior, de ellos 17 a países europeos. ¿Cuántos a España? Ninguno. Ha estado cinco veces en Francia, cuatro en Alemania y cuatro en el Reino Unido, dos en la República Checa, en Rusia, en Italia, el Vaticano, Dinamarca, Bélgica y Polonia. ¿Y en España? Jamás. El presidente de los Estados Unidos, el país más poderoso, no ha venido al nuestro nunca en todo su mandato porque no pinta nada en el extranjero. Sí lo ha hecho un vez al menos a Turquía, Noruega, Suecia, Países Bajos y Bélgica y muchos otros países en todos los continentes porque la de los EEUU es una política imperial. Pero España no la ha pisado. Lo cual da una idea del peso de la gran nación en el mundo. También ha estado Obama en Irlanda, Estonia y Portugal. Pero no en España, a pesar de encontrarse a tiro de piedra de Lisboa. Como consolación, vino en algún momento su señora a pasar un par de días en la Costa del Sol y Obama afirma que su intención es visitar nuestro país antes de tomar las de Villadiego en 2017, cosa que no cree nadie.
En relación con los EEUU la diplomacia española es la de Bienvenido Mr. Marshall. Nuestros mandatarios, Rajoy y Felipe VI, han ido cada uno de ellos una vez en visita oficial. De la de Rajoy es mejor no hablar por sentido del ridículo y de la del Rey será mejor no hacerlo por caridad cristiana. Palinuro concluía su post de ayer, Perfilando el voto, con la afirmación de que el monarca va a los Estados Unidos a recibir órdenes, y en ello está este buen señor.
El País, como si fuera El berrido de Villar del Río, trae la noticia en portada a cuatro columnas con la cita que más le interesa literalmente hozando en el mundo de Ubú Rey: "Obama defiende ante el Rey una España fuerte y unida'". Como fórmula gramatical no puede ser más inepta. No es ante el Monarca ante quien debe Obama defender ese deseo que es fervoroso anhelo del Borbón, sino ante el díscolo Artur Mas. Pero como resultado de las gestiones de la diplomacia española, la fórmula es de verdadera risa. Es imposible que el deseo formulado por Obama, como los que el ministerio de Exteriores arrancó con fórceps hace unos días a Merkel y Cameron, sea más escueto y reticente por cuanto España puede ser fuerte y estar unida con o sin Cataluña. La conclusión de que esa fórmula va dirigida contra el independentismo catalán pertenece a la mentalidad delirante del director del periódico, ese demócrata que no deja que la redacción pueda votar sobre su gestión. Lógico, pues, que si no permite votar a los trabajadores de su empresa, menos se lo admitirá a los catalanes.
¿Merece la pena intrigar frenéticamente en las cancillerías para conseguir declaraciones tan sosas, pobres y a regañadientes cuando el precio que se paga es la internacionalización del conflicto? ¿No es la internacionalización de este un objetivo del independentismo catalán? ¿No es ridículo que también lo haga el gobierno central? Ir por los países extrajeros mendigando pronunciamientos de sus mandatarios en contra de ese independentismo es absurdo, miserable y humillante. ¿No ve la diplomacia española que estas fórmulas de cortesía apenas disimulan la convicción de los países extranjeros de que la cuestión catalana es un asunto interno de los españoles? ¿No ve que eso atenta contra la dignidad y soberanía de España que dice salvaguardar ante todo, aunque es evidente que no se le alcanza lo que son?
Es obvio que no, y por eso el berrido de Villar del Río lo trae en portada, cosa que, aunque su director no lo crea, no impresiona a nadie salvo, quizá, a él. Marca España.

dimecres, 9 de setembre del 2015

Entrevista sobre la cuestión catalana


Vaya, hombre, para una vez que salgo medio aceptable en la foto es una entrevista en un idioma que casi nadie entiende: neerlandés. El periódico, Het Financieele Dagblad es una publicación holandesa de temas financieros y, por tanto, grave, seria y muy conservadora. Ha sido un puntazo que el corresponsal, Lex Rietman, haya colocado una entrevista con un peligroso radical que apoya a los acratazos de la CUP. 


A mí no me hace falta traducción porque sé (o creo saber) lo que dije y, con ayuda de mi alemán e inglés, algo me entero del contenido. A quien le haga falta, que le pase el Google traductor. No es que dé un resultado en castellano cervantino, pero es bastante mejor que los prospectos de los medicamentos y las instrucciones de motosierras y se entiende bastante bien.

En la entrevista tratamos la cuestión histórica, que nos ha traído hasta aquí, pero las exigencias de la redacción han obligado a concentrarnos en los aspectos de la llamada "rabiosa actualidad". 

dissabte, 5 de setembre del 2015

De ridículo a ridículo pasando por el abalorio.


La revolución catalana provoca delirios en los líderes políticos españoles.

Rajoy, cuyo sentido del ridículo es tan hondo como su moralidad y su inteligencia, ha internacionalizado el conflicto catalán en tres días mucho más de lo que lo han conseguido los independentistas y llevan años, lustros, intentándolo. Esta técnica de hacer lo que interesa al enemigo es un descubrimiento del presidente de los sobresueldos. No tiene precedentes y seguramente tampoco consecuentes. El martes trajo a Frau Merkel y ayer, viernes, a Mr. Cameron, ambos a opinar sobre la cuestión catalana en unos términos pactados de antemano con La Moncloa. La señora Merkel tuvo que hablar del principio de integridad territorial de los Estados y Cameron recordó que el ente territorial que se independice de su Estado, saldrá asimismo de la UE. En su sumisión a todo el que hable una lengua que él no entiende, o sea, en su sumisión a todo el mundo, Rajoy oía las palabras de Cameron no como una opinión más o menos cierta, sino como una verdad incuestionable, como una orden que es cosa más afín a su espíritu. Pero no pasa de ser una opinión. Si Cataluña se independiza, ya veremos qué sucede. La situación no tiene precedentes y no se sabe qué sucederá porque ello depende también de cómo se independice.

La punta ridícula comienza a aparecer cuando se recuerda que Cameron está preparando un referéndum sobre la eventual salida de su país de la Unión Europea. Eso de vestir de amenaza una opción específica que uno mismo puede estar escogiendo resulta difícil de entender, cuando menos sin echarse a reír.

El aspecto más ridículo de esta internacionalización del conflicto, tan ridículo que hasta los estrategas de La Moncloa han pretendido desactivarlo es de otro tipo. Consiste en la intención original de Rajoy de pedir a Cameron una declaración en favor de la integridad territoral de España, como había hecho con Frau Merkel. Alguien en La Moncloa, alguno de esos más de sesenta asesores que carecen de graduado escolar, pero nos cuestan un dineral, debió de advertir el ridículo en que se incurría pidiendo al inglés suscribir la integridad territorial de España, siendo así que es el primero en romperla con Gibraltar.

A Felipe González le zumban los oídos hace ya cinco días, desde la publicación de su Carta a los catalanes, en El País, en el estilo de la epístola a los corintios, pero en la era de las tecnologías. El escrito ha provocado un alud de críticas y de muy crueles (y generalmente injustas y falsas) acusaciones. Al margen de los insultos, muchos argumentos de diferentes puntos de vista refutaron la epístola de González. La carta procedía a comparar el proceso independentista con los nazis y/o los fascistas, cosa que saca de quicio con razón a los independentistas.

Para librarse del ruido mediático levantado por sus juicios sobre los catalanes, el expresidente concedió luego una entrevista a La Vanguardia en la que decía que es partidario de resolver el problema mediante negociación y pacto y que debe comenzarse por reconocer que Cataluña es una nación. Es muy difícil no dar a este reconocimiento el valor que los conquistadores españoles daban a los abalorios y cuentas de cristal que llevaban a la Indias para engañar a los aborígenes y cambiárselas por riquezas en metales preciosos. ¿Que quieren llamarse "nación"? Que lo hagan, pero nada más. Es la doctrina del TC: son nación si quieren ser nación y se pronuncian por su derecho a serlo, pero eso carece de efectos jurídicos. Es decir se trata de contentar a los aborígenes con un mero nombre, "nación" , a modo de abalorio: brilla mucho, pero no sirve para nada. Esa condescendencia con los aborígenes también es absurda. La nación catalana no depende de que España la reconozca. Han coexistido a lo largo de los siglos pero la mayor debilidad bélica y material de aquella no la ha dejado brillar con luz propia hasta ahora. Y, desde luego, no va a dejarse seducir con abalorios. Esto es, como suele suceder, tratando González de enmendar su yerro, lo agravó. 

El ridículo no se limita a la derecha, aunque sea el terreno en que más se cultiva. También afecta a la izquierda, sobre todo si el objeto es el independentismo catalán que, repito, parece movilizar las peores y más estólidas prácticas de la dirigencia española. Ayer Errejón o el community manager que le maneje la cuenta, subía un tuit a Twitter en el que decía que Artur Mas no había conseguido llenar una plaza de Casteldefells, y pidiendo ser ellos quienes la llenaran el próximo domingo. Y eso en catalán porque es propaganda de Catalunya si que es pot".


Esta imagen permite visualizar el núcleo conceptual de la campaña de Podemos en las elecciones de 27 de septiembre, esas que no podían ser plebiscitarias y que, por lo tanto, no iban a serlo con el mismo grado de seguridad con que las elecciones de 9N del año pasado tampoco se iban a dar.  La idea fundamental de la campaña es que esta es una dicotomía entre dos grupos, los dos con posibilidades reales de llegar a La Moncloa. Grupos y personas. Se trata de contraponer al pérfido Mas, representante de todos los recortes y políticas neoliberales con el amable pueblo catalán, que no se dejará engatusar con los cantos de sirena de los independentistas, esos que inducen a la gente a pensar que lo importante no son la habichuelas sino una Patria intangible, etérea. Así que lógico es que la asistencia a los mítines de Mas flaquee, pues el político convergente no es el rostro del pueblo, sino el de su enemigo. El nacionalismo, el independentismo, son disfraces para ocultar la verdadera finalidad explotadora de la burguesía, de "los de arriba". En cuanto la gente se dé cuenta del todo,  los mítines de Mas no va ya ni él.

Una hora más tarde, otro tuitero subía un tuit en el que se veía muchísima mayor asistencia al mitin de Mas, pues la foto se hizo cuando el mitin estaba en marcha y la gente escuchando; no como en el tuit de Errejón, que se hizo antes de comenzar el espectáculo.

Y traía un comentario burlón: "Hola, Errejón: no sé quién te habrá pasado la foto pero igual el domingo haces el ridículo". Lo que la imagen revelaba es que Errejón o alguien en su nombre había pretendido engañar a la gente dando una cifra de asistentes a un mitin de Mas de muy escasa concurrencia. No está mal para quien inició su carrera política criticando las formas de organización de los poderes constituidos como una política antipopular, como la censura, la manipulación y la concentración de los medios en manos de unos cuantos banqueros que son los dueños de la información. Alguien que se revelaba contra el engaño, la censura y la mentira. Resulta, sin embargo, que, apenas tiene ocasión, recurre exactamente a los mismos medios que critica y consigue, como ellos, hacer el ridículo y entre la rechifla general.

Otro tuitero no se esperaba a ver hacer el ridículo a nuestro hombre el domingo y decidía añadirle una gota más de ácido y burla: "Si le das zoom al núcleo irradiador de tu cámara verás esta foto. La seducción de los no aliados. Saludos." El asunto está claro: como decíamos al comienzo de este post tratándose de Rajoy, no se puede recurrir a los medios de los enemigos.

n
Sobre todo si te presentas con un discurso algo pedante pero que pretende manifestar una distancia abismal entre la realidad injusta que denuncias y tus propias propuestas que, en principio, vienen a regenerar la vida pública, a desterrar el engaño, el fraude y la manipulación. Mañana, domingo, ya tiene Podemos una tarea clara en Casteldefells: reunir más gente que en el mitin del presidente Mas, so pena de quedar no solamente como unos manipuladores sino como unos fracasados.