dissabte, 28 de maig del 2011

Solución in extremis.

Han hecho bien los socialistas resolviendo la crisis sucesoria con presteza y contundencia. De las varias malas imágenes que cabe dar hoy en política, la peor es la de debilidad, desconcierto, inacción. Es muy difícil gobernar cuando se titubea. El adversario pone en cuestión que el gobierno esté en condiciones de hacer su tarea, los medios amplifican los resquemores, aumenta la desafección ciudadana y crece el desánimo en las propias filas. Imagino que un cuadro de síntomas como estos es el que tuvieron muy presente los barones que levantaron una especie de fronda a raíz de la derrota electoral del PSOE con la finalidad de torcer los planes sucesorios de Zapatero a través de elecciones primarias con dos candidatos cuando menos pugnando por el relevo. Su intención obvia era cerrar cuanto antes la situación de interinidad y dejar al partido en situación de recuperar el terreno perdido pensando ya en las próximas elecciones generales.

En el proceso se ha forzado la retirada de Carme Chacón y se ha dado la impresión de escaso respeto por la democracia interna. Parece que la intención es convocar las primarias en el comité federal de hoy pero con un único candidato, de forma que se elimine toda incertidumbre respecto a los resultados. Se guardan las formas y se sacrifica el fondo a una necesidad perentoria. Es una solución prudente si se tiene en cuenta la paradójica e insólita situación de gobierno con un presidente y un partido que lo sostiene sin un liderazgo real. Porque, en definitiva, el gobierno está a término, más o menos prolongado en meses, pero fijo, mientras que el partido aspira a la continuidad en el mando y a todo esto con las encuestas abrumadoramente en contra.

Las encuestas han sido decisivas en la decisión adoptada consistente en ungir como sucesor al miembro del gobierno que viene teniendo de siempre la más alta valoración ciudadana y que presenta una hoja de servicios más consistente incluido quizá, y por ello se apuesta asimismo, el fin de ETA. La medida del acierto o el error de la solución adoptada la dará seguramente la virulencia de la reacción mediática de la derecha que promete ser intensa. Ya cuando Rubalcaba fue nombrado vicepresidente primero en octubre de 2010 el signo negativo de las encuestas pareció invertirse y se redujo la distancia en intención de voto entre PSOE y PP. Ese es seguramente el dato decisivo en la medida del PSOE: la suposición de que Rubalcaba es el único que puede hacer frente a Rajoy en las próximas elecciones. Probablemente ello no dice mucho respecto a la idea que los estrategas socialistas tienen sobre la capacidad de análisis y discernimiento del electorado pero no es el momento para ponerse a debatir sobre asuntos tan intrincados. La personalización de la política en la era de los medios tiene sus exigencias y lo más rápido es satisfacerlas.

Pero el flamante nuevo candidato Rubalcaba tiene, como el dios Jano, dos caras, la de vicepresidente y la de ministro del Interior. Y esta segunda cara o faceta o actividad es la que va a ponerse a prueba en los próximos días con el recrudecimiento de la crisis de los indignados acampados. La carga de los mossos ayer en la Plaza de Cataluña en Barcelona era el acicate que precisaba el languideciente movimiento para recuperar fuerza. Es decir, el comienzo de la cadena de acción-represión-más acción.

Hasta ahora la actitud de las fuerzas de seguridad había sido de tolerancia y comedimiento siguiendo las directrices de los departamentos de Interior de no iniciar una escalada que pudiera conducir a la violencia. Pero si, como sucede en la Puerta del Sol, se cruzan ya la quejas y exigencias de otros sectores afectados, como los comerciantes o los hoteleros, la situación puede cambiar objetivamente. Rubalcaba supo reaccionar con inteligencia después del primer desalojo del 15 de mayo. Va a necesitar ahora de toda su habilidad y experiencia para salir del paso de este nuevo desafío si, como no es de descartar, los acampados en Sol deciden prologar su estancia en lugar de levantar el campo el domingo. En el entendimiento de que todo cuanto haga ahora se le va a apuntar en el debe y el haber de su hoja como candidato a la presidencia del gobierno.

(La imagen es una foto de www_ukberri_net, bajo licencia de Creative Commons).

divendres, 27 de maig del 2011

Las peticiones de los indignados

Sobre Chacón y las primarias


El cartel de la foto es muy simpático. Está claro que para el autor sólo hay un mayo significativo, es de suponer, el de 1968. No podía ser, por ejemplo, el mayo de 1802, que inicia la lucha contra el francés o el mayo de 1871, última batalla de la Comuna de París que había empezado en marzo. Pero mayo de 1968 fue una llamarada, un fogonazo cuyas consecuencias se dejan sentir al día de hoy (la prueba, el cartel de marras) pero no porque el movimiento se hubiera puesto en práctica mediante algún tipo de reforma institucional. Al contrario, la inmediata reacción al mayo del 68 fue la movilización de la derecha. Mayo del 68 prendió en las conciencias y cambió muchos usos y costumbres de la sociedad civil pero a lo largo de los años. Nadie propuso una reforma concreta y específica de institución alguna sino que, a lo más, se formularon vagos deseos de una revolución de alcance indeterminado, incluso se hablaba de la revolución de la vida cotidiana.

El movimiento 15-M por el contrario, quiere transformar la realidad institucional aquí y ahora y, sin decirlo claramente, tiene voluntad de permanencia para lo cual habrá de dotarse de algún tipo de estructura orgánica, guste o no a los sectores más ácratas en su seno. Quizá un partido de nuevo tipo, igual que en su día hubo un ejército de nuevo modelo en Inglaterra en los tiempos de Cromwell y en la China en los de Mao. Un partido de nuevo tipo podría ser uno más participativo, todo lo asambleario que se pueda, con cargos rotatorios y revocables durante el mandato. No debe olvidarse, con todo, que estos factores suelen dificultar el funcionamiento de los partidos y que, para garantizar este, los partidos suelen recurrir a prácticas oligárquicas. Es un peligro de todos los partidos.

En Facebook ha colgado DRY un documento de mínimos, los puntos esenciales de su programa. Son mínimos en su contenido pero eso no quiere decir que no les sobre todavía algo de verborrea. Es de suponer que en su versión definitiva sean más concisos, más precisos, más completos. Los puntos son los siguientes:

  • Reforma electoral encaminada a una democracia más representativa y de proporcionalidad real. Este es el meollo de la cuestión. Ahora bien, la reforma electoral puede entenderse de dos modos: a) como cuestión que se planteará una vez elegidas las Cortes de 2012; o b) como reforma previa precisamente para elegir esas Cortes con una nueva y más justa ley electoral. Esta segunda opción debiera ser la que, a juicio de Palinuro, adoptaran IU, el PSOE y la organización que tenga a bien darse DRY. Una reforma electoral también de mínimos, que no obligue a reformar la Constitución, algo en la línea de lo ya recomendado por el Consejo de Estado: reducción a uno de los diputados de adscripción inicial a cada provincia, elevación a 400 de la cantidad de diputados y creación de una circunscripción nacional única para la adjudicación de los cincuenta diputados nuevos en proporción a los resultados de los partidos. Esta reforma, que necesita la mayoría absoluta, se puede tramitar en meses como ley orgánica y entrar en vigor a tiempo para las elecciones de marzo de 2012. La Cortes podrían tener entonces una mayoría de izquierda que permitiera abordar una revisión a fondo de la Constitución, incluida una nueva reforma del sistema electoral para hacerlo estrictamente proporcional. En principio las otras propuestas de DRY se seguirían de ésta.

  • Lucha contra la corrupción mediante normas orientadas a una total transparencia política. Aquí aparece ya la verborrea en ese "mediante normas, etc" que no quiere decir nada porque cualquier reforma se hará siempre mediante normas. De lo que se trata es de aportar propuestas prácticas y hay una que sería de eficacia probada contra la corrupción: la publicidad obligatoria de todas las transacciones económicas de las administraciones públicas. Si todos los organismos de la administración del Estado y otros entes suben a la red sus presupuestos y la información completa sobre su ejecución, las posibilidades de corruptelas disminuyen drásticamente.

  • Separación efectiva de los poderes públicos. Esto es tan problemático que el punto entero se acerca a la verborrea. En los regímenes parlamentarios es imposible separar el legislativo del ejecutivo ya que éste no es otra cosa que una especie de comité del parlamento, ante el que rinde cuentas y que, en teoría puede sustituirlo igual que el gobierno puede disolver el parlamento. Para que haya separación completa de ejecutivo y legislativo hay que pasar al régimen presidencialista, al estilo gringo. Problema añadido es el del tercer poder, el del judicial. En ninguna parte del mundo existe una garantía completa de independencia del poder judicial aunque, por supuesto, hay países donde se da mayor y países donde menor independencia. La existencia del ministerio fiscal que es del Estado y en dependencia directa del gobierno o siendo gobierno el mismo ministerio viene a complicar las cosas. Por eso lo más sensato es copiar las soluciones que dan países en donde el poder judicial alcanza los mayores grados de independencia, por ejemplo, los Estados Unidos (a los que a veces se acusa de ser un gobierno de jueces) pero sin olvidar que algunas instituciones de aquellos no son fácilmente traspasables, por ejemplo los jueces y fiscales de elección directa de la ciudadanía.

  • Creación de mecanismos de control ciudadano para la exigencia efectiva de responsabilidad política.Una pretensión bienintencionada pero también con algo de verborrea. Hay que preguntarse si hace falta crear mecanismos nuevos, cosa nada fácil, o puede bastar de momento con activar los existentes que no se emplean. La responsabilidad política se substancia en los órganos representativos que tienen delegada esa exigencia. Si alguien cree que deben instituirse otros órganos fuera del Parlamento que realicen esa función, que diga cómo. ¿Comités ciudadanos de vigilancia parlamentaria? Eso no parece realista. Esa tarea la realiza el Parlamento y la cumple razonablemente. Si el gobierno se ve abocado a plantear la cuestión de confianza, lo hará. Si la oposición puede presentar una moción de censura con visos de prosperar, lo hará. De eso no hay duda. El punto flaco está en las comisiones, sobre todo las de investigación, que no suelen servir para nada porque las controla el ejecutivo. Reformar la composición de estas comisiones es un buen punto, pero complicado. En cuanto a los mecanismos nuevos cabe considerar la implantación de la revocación de mandato por iniciativa popular, que sería una buena experiencia aunque asimismo difícil de articular.

No sé si las gentes de DRY reparan en que sus propuestas presuponen un grado apreciable de conciencia ciudadana y de disposición a participar en asuntos de interés público que no es claro sea el predominante en nuestra sociedad, cuyo comportamiento colectivo está muy condicionado por la televisión.

Lo último lleva a la observación de lo que Palinuro cree que es una ausencia clamorosa en las propuestas, incluso recordando que son de mínimos: una referencia a los medios de comunicación, especialmente a los de titularidad pública que en algunos casos (Madrid y Valencia especialmente) son meros aparatos de agitación y propaganda del partido en el poder. Y, por supuesto, otra al libre acceso a la red.

(La imagen es una foto de Visentico/Sento, bajo licencia de Creative Commons).

dijous, 26 de maig del 2011

El cáncer de la democracia.

Es cierto que la decisión de Tribunal Superior de Justicia del País Valenciano (TSJPV) de declararse competente en la causa que le ha remitido el órgano correspondiente de Madrid es una cuestión puramente competencial que no cambia la situación procesal de los imputados en el caso Gürtel. Razón por la cual, es de suponer, el PP no piensa atender a la petición de todos los demás partidos de las Corts de que no se permita a Camps tomar posesión del cargo. No es verdad que su situación no haya cambiado ya que está más cerca del procesamiento, pero sí lo es que objetivamente no ha cambiado.

Pero es que el problema no es procesal sino político. Las listas del PP, con imputados en ellas, han conseguido un triunfo clamoroso en las urnas. Los procedimientos judiciales por su parte siguen su curso. Y así resulta que en la Comunidad valenciana hay un rosario de causas penales que afectan a una multiplicidad de cargos del PP y de la administración pública en varios niveles. Y en las Baleares, misma extraña coincidencia de varios asuntos penales cuyo afectado principal es el expresidente del Consell y aluvión de votos a favor de su partido. Es incomprensible, pero es.

El New York Times hace unos días responsabilizaba a Camps en buena medida del surgimiento del movimiento 15-M. Es lógico. Contemplar que en un caso de corrupción los primeros que comparecen ante el juez como acusados son el magistrado que empezó a instruirlo y el que lo denunció públicamente en el Parlamento, indigna a cualquiera. Si los ciudadanos ya no pueden confiar en la justicia, igual que no pueden hacerlo en los políticos, sean legisladores o gobernantes, ¿en quién pueden confiar para la gestión de los asuntos públicos? Se articula un movimiento espontáneo que considera la democracia actual falsa o ficticia, dado que pide democracia real ya.

Hasta ahora este movimiento era espontáneo, virtual y acéfalo. Pero ahora puede haberle salido eso que Hessel echaba de menos hace unos días, un lider en la persona de Eduard Punset o de alguien como él. De hecho es lo que Democracia Real Ya está buscando desesperadamente, alguien que dé rostro al movimiento, lo que es muy importante en una época de reino de la imagen y que, al mismo tiempo, marque un horizonte preciso a su acción. Con Punset parecería alcanzarse aquel ideal utópico del gobierno de los científicos. Es una interesante posibilidad. Pero esa hipótesis del liderazgo que Palinuro ve muy conveniente en el camino hacia la institucionalización del movimiento tropezará sin duda con un espíritu ácrata muy extendido, que abomina de todo gobierno y jefatura, especialmente si es personal. Otra opción sería constituir una especie de comité de relevantes personalidades que dieran peso moral a la acción, ofrecieran no uno sino varios rostros y sortearan el peligro del personalismo.

Pero algo tendrá que hacer el movimiento de los indignados para mantener la fuerza de esa especie de aventura regeneracionista que es en gran parte reacción ciudadana en contra de la corrupción que es el cáncer de la democracia así como la indiferencia hacia ella o incluso su popularidad son las más claras herencias del franquismo hoy.

(La imagen es una foto de ppcv, bajo licencia de Creative Commons).

dimecres, 25 de maig del 2011

Secuelas.

La política es una actividad en la que las consecuencias de los hechos no se hacen esperar, son casi simultáneas a estos. Pierde usted unas elecciones, sobre todo si es por goleada y acto seguido tiene usted el partido hecho unos zorros, sumergido en una crisis de identidad, una polifonía discordante en la que cada cual opina de forma distinta mirando, sobre todo, por sus intereses. Aunque todos invoquen los del partido, el Gobierno, el Estado y, ya lanzados, los de Europa y el mundo. Esto es algo propio de las decisiones colectivas. Toda decisión de este tipo suele tomarse por consenso, cuando no unanimidad, pero en su seno late siempre la discrepancia que no se manifiesta por no romper el principio de unidad. No obstante, basta que haya un contratiempo, como perder las elecciones, para que las discrepancias estallen.

Es el caso del PSOE. Ahora resulta que no había acuerdo en celebrar primarias y surgen voces que piden un congreso para resolver la cuestión sucesoria. Se argumenta que, dadas las circunstancias, el partido no está para una temporada de competición interna y falta de unidad. Eso es tan cierto que realmente, de ir a primarias, desaparece la razón principal que justifica no convocar elecciones anticipadas que es la eficacia y estabilidad de las instituciones en un contexto internacional parecido a la mar bravía. Porque si la ministra de Defensa y el ministro del Interior dedican los próximos meses a pelearse agriamente por su nombramiento como sucesor/a es claro que prestarán poca atención a sus respectivos ministerios. Defensa e Interior, que no son Cultura y Deportes, sin desmerecer en absoluto estas nobles actividades. Ahora bien, la situación no tiene salida porque es impensable que el Gobierno convoque elecciones sin un candidato a la presidencia del Consejo de Ministros.

Por lo demás los dos pretendientes no tienen por qué pelear entre sí agriamente. Ambos pertenecen al Gobierno y hablarán entre ellos en los Consejos de Ministros. Los otros ministros mediarán, salvo que hagan quinielas. En verdad las primarias no tienen por qué ser más agrias que las que enfrentaron a Trinidad Jiménez y Tomás Gómez. (Por cierto, de la que se ha librado Jiménez. Aguirre la hubiera triturado). Realmente las primarias pueden reducirse a un civilizado debate en televisión entre los dos candidatos y que luego vote la militancia. Palinuro ha sostenido siempre que las primarias debieran ser abiertas, esto es, no sólo a los militantes sino también a los electores. Pero en este momento parece poco oportuno insistir en ello.

Los hay que no quieren primarias sino un congreso. Incluso cabe fundir ambas fórmulas: el congreso se televisa, los candidatos comparecen como si fuera un plató de televisión y, al finalizar el evento los militantes votan, el Congreso se da por enterado y proclama el/a candidato/a vencedor/a.

Algunas otras peticiones se me antojan estrambóticas, como esa de Fernández Vara de convocar elecciones anticipadas o la de Barreda de que el partido proceda a algo así como una refundación ideológica. La primera coincide con las del PP y, por tanto, cae dentro del apotegma maoísta de defiende todo lo que el enemigo ataca y ataca todo lo que el enemigo defiende; pura sabiduría china que Fernández Vara debiera considerar. La segunda es increíble: embarcar al partido en una profunda reflexión ideológica es algo tan factible como convertirlo al mahometanismo y más lento. ¿O cree Barreda que eso de la reflexión se improvisa?

Pero no es únicamente el PSOE el que sufre los efectos del terremoto electoral. Los ganadores también, incluso sin saberlo. El PNV ve la posibilidad de vender más caro su apoyo parlamentario a Zapatero amenazando con secundar una moción de censura del PP. Pero eso dinamitaría sus posibilidades de formar gobierno en el País Vasco tras las próximas elecciones autonómicas con una Bildu muy crecida. Así que su situación es tan imposible como la del PSOE y por eso va ligado a él.

La imposibilidad se hace casi metafísica en el caso del PP: por un lado pide elecciones anticipadas, cosa que no es ninguna novedad, pero por otro le interesa que el PSOE acabe de hundirse tomando las medidas drásticas que quedan por tomar. No es verosímil que el Gobierno disuelva las cámaras por dar gusto al PP y éste no puede quejarse mucho cuando él ha tenido instituciones no menos importantes que el legislativo, como el Tribunal Constitucional, prácticamente paralizadas durante años.

Si el gobierno no se va, piensan los conservadores, hay que obligarlo a irse vía Parlamento. Y, ni cortos ni perezosos, le piden que se someta a una cuestión de confianza, cosa potestativa del mismo gobierno. Este, a su vez, responde diciéndoles que presenten una moción de censura, cosa potestativa de la oposición. Pero una moción de censura es un arma terrible porque, al necesitar mayoría absoluta, si falla, se vuelve contra el censor y pone de manifiesto que tiene, quizá, menos apoyo parlamentario que el censurado.

La imposibilidad es manifiesta: los conservadores no se atreven a presentar una moción de censura y no pueden obligar al gobierno a pedir la confianza del Congreso. Así que seguirán exigiendo elecciones anticipadas hasta que el puro paso del tiempo haga superflua la petición, cuando queden tres semanas, por ejemplo, para las elecciones en tiempo ordinario.

(La imagen es una foto de Tomás Gómez Candidato Presidencia C.M, bajo licencia de Creative Commons).

dimarts, 24 de maig del 2011

Dry Bildu

Estas elecciones estaban cantadas desde el comienzo y, aunque algunos nos resistíamos a creerlo, así ha sido al final: ocho millones y medio de votos para el PP y seis millones doscientos mil para el PSOE. El dulce triunfo y la amarga derrota. De nada sirve recordar que la participación ha sido muy baja y que los votos nulos, los blancos y las abstenciones han sumado un pico y hace falta papo para apuntarse todas las abstenciones. La derecha se ha impuesto claramente a la izquierda en el conjunto del Estado. Como estaba previsto.

Sólo dos fenómenos han venido a perturbar la paz de la profecía feliz, los resultados de Bildu y el movimiento Democracia Real Ya (DRY). Al ver que escribiría el post sobre ambos se me ocurrió el inocente juego de palabras del título sin ánimo de ofender a nadie.

Bildu en primer lugar. Es una alegría que, por fin, el electorado independentista más radical tenga a quién votar y no se le recorte la libertad de sufragio. Esos más de 300.000 votos, con sus 1.000 concejales y junteros son un pellizco muy importante de la sociedad vasca que vuelve a las instituciones y pisando muy fuerte, inmediatamente detrás del PNV y muy por delante del PSE-PSOE. No me extraña nada que, presa del entusiasmo escénico, el portavoz de Bildu, Pello Urizar, haya dicho que los resultados de las elecciones implican la retirada definitiva de ETA. Ahora hay que estudiar qué significa implican pero no cabe duda de que el sentido es acertadísimo. ETA debiera entregar las armas ya. Está en interés del gobierno que así sea, pero también está en el interés de la otra parte, cuenta habida de que el PP no oculta su intención de ilegalizar Bildu a la primera oportunidad. Luego ya se vería lo que harían (pues si Aznar hablaba del Movimiento Vasco de Liberación, Rajoy puede reconocer una Euskadi independiente) pero de momento es la imagen que venden.

La presencia de Bildu en las instituciones (en realidad es la suma de los abertzales sin partido conocido más Eusko Alkartasuna y Alternatiba y, por tanto, los votos tampoco son tantos) abre el camino a que la izquierda española proponga un debate sobre el reconocimiento del derecho de autodeterminación. Va a ser una batalla difícil pero no imposible. En algún momento debe reconocerse ese derecho y, según Palinuro, cuanto antes, mejor.

DRY. El movimiento DRY, cuyo impacto en los resultados electorales, si es que lo ha tenido, es difícil de calibrar, es también algo inesperado, que tiene a las autoridades perplejas y hasta a los mismos participantes. Estos entran en su segunda semana de acampada en un proceso de revisión acerca de qué posibilidades tienen, qué quieren y cómo pueden luchar por ello. Los debates de las asambleas son muy intensos y apasionados, como corresponde a la naturaleza emocional de esos momentos.

Es curioso que el movimiento pida una democracia real pero lo haga por medios virtuales. La importancia de Facebook en el intercambio y difusión de información y en el debate para la adopción de decisiones es enorme. Y lo administra una gente que está acostumbrada a vivir de esa forma, perpetuamente conectada. Se trata de un grupo de Facebook que se ha puesto de acuerdo en movilizarse por una causa colectiva, política en el sentido clásico del término. Al hacerlo en Facebook están provocando réplicas en muchos puntos del planeta. El movimiento DRY tiene vocación global, como el mundo en el que vivimos.

Su problema es práctico: cómo ser eficaz en la acción. Si se pregunta a Lenin, no lo dudará: hagan un partido, dirá, y a ser posible de vanguardia. Cualquier estudioso de la política ampliará la oferta y señalará la posibilidad de constituirse en otra cosa, un grupo de presión, una asociación, una confesión, una ONG, etc. Pero la conclusión es siempre la misma: para ser eficaz hay que constituirse en algo. Y aquí es donde surgen voces de viejas resonancias ácratas contrarias a los partidos y a cualquier forma de organización y orden que, por ser tal, comportará jerarquía. Voces que piden que todo el poder recaiga sobre las asambleas. Son cuestiones sempiternas del debate político. DRY tendrá que decidir. Es un debate parecido al que se dirimió a tiros en Barcelona en mayo de 1937 con el triunfo del orden constuido, que suele triunfar a tiros.

(La imagen es una foto de Visentico/Sento, bajo licencia de Creative Commons).

Invitación.

Como la vida sigue después de estas catastróficas elecciones, hoy se presenta mi libro Memoria del franquismo con el dramatis personae, en el lugar y hora que se indican en el tarjetón adjunto (click en la imagen para agrandar). Estáis cordialmente invitados.

El franquismo ha sido el fenómeno más importante de la historia de España en el siglo XX no sólo porque duró casi cuarenta años sino porque transformó radicalmente el país en casi todos sus aspectos (no en el religioso, por ejemplo) y socializó numerosas generaciones de españoles en un espíritu, una mentalidad y unos valores peculiares que todavía hoy se hacen notar y mucho. Porque cambió el imaginario colectivo y generó dos ideas del país antagónicas y que aún lo son si bien no en el campo de batalla sino en el ámbito simbólico. Es significativo que en las manifestaciones de la izquierda no se vean banderas rojigualdas y sí en cambio republicanas, mientras que en las de la derecha sucede al revés. Un país con dos banderas, dos culturas, memorias y referentes distintos, en realidad, es dos países.

Se dice que la transición enterró esa división de las dos Españas unificándolas bajo la sombra protectora de la Constitución de 1978, primera -se afirma- de consenso, que no ha impuesto una parte a otra. Cierto, con la salvedad de que muchas imposiciones están fuera de la Constitucion, son anteriores a ella; por ejemplo, la Monarquía o la religión católica. En realidad, dentro o fuera de la Constitución, la ansiada reconciliación de los españoles se realizó bajo la imposición de todos los símbolos y valores de los vencedores y ninguno de los vencidos, salvo el Estado de derecho y la democracia a los que no había modo de oponerse so pena de perder el apoyo de las potencias extranjeras.

El franquismo ha sido también un hecho decisivo en la vida de muchos españoles entre los cuales me cuento. Pero veo que en la actualidad, para la mayoría de la población, no es siquiera un recuerdo sino un episodio impreciso que se aprende en los manuales de historia o en las series de televisión. Así que me ha parecido oportuno aportar al conocimiento de las nuevas generaciones mi visión, mi vivencia y mi juicio sobre el franquismo, de forma razonada y tranquila para que pueda contrastarse con otras en uso y ayudar así a la gente venidera a formarse una opinión. Voy recibiendo testimonios de quees lo que sucede, lo cual me llena de alegría.

dilluns, 23 de maig del 2011

El desastre de la izquierda.

Las elecciones municipales y autonómicas, sobre todo las municipales, son de naturaleza distinta a las generales y es un error proyectar la distribución del voto de las unas a las otras. Hay en ellas más pluripartidismo en las instituciones y, por tanto, posibilidades de gobiernos de coalición muy variados que, en algunos casos, mitigarán lo que a todas luces es una derrota sin paliativos de la izquierda. El PSOE pierde 8,2 puntos porcentuales; un fracaso. Izquierda Unida gana 0,8 puntos que es prácticamente nada. Ambas fuerzas deberán revisar sus planteamientos y es lo que hará Palinuro algo más abajo.

El electorado, especialmente el de izquierda, generalmente más crítico, suele aprovechar estas elecciones para castigar a su partido, darle un toque de atención, un orteguiano "no es esto, no es esto". Es una advertencia para que enderece el rumbo y poder votarlo luego en las generales, que se consideran de mayor importancia. Hasta aquí la parte balsámica de este comentario.

Las autonómicas también son especiales pero se acercan más a una prefiguración de las generales ya que las Comunidades Autónomas (CCAA) tienden a actuar como "miniestados" o "estadículos". Aquí, la derrota de la izquierda es de época. Que Aguirre y Camps hayan aumentado su mayoría a pesar de la Gürtel y Cospedal haya obtenido mayoría absoluta de escaños a pesar de Cospedal, encierra una lección ética: los casos de corrupción, la política hecha de injurias y calumnias no merman posibilidades, al menos en la derecha. Excepción hecha de Andalucía (de momento) y, si acaso, Extremadura, el PSOE gobierna España no como territorio sino como idea. Hace las leyes, pero otros hacen los reglamentos.

El PSOE ha pagado la crisis y su forma de gestionarla. Pero ha pagado más cosas. Ha pagado su arrogancia. Zapatero y su gente iban sobrados en la primera legislatura y la inercia no les dejó ver que en la segunda las cosas habían cambiado drásticamente. Siguieron en plan triunfalista hasta mayo de 2010 y, a partir de entonces, dieron media vuelta a la derecha, siempre cantando victoria, sin molestarse en explicar a la gente la necesidad de tal giro ni mucho menos admitir propuestas distintas y alternativas acerca de quiénes debieran pagar por tales medidas. Porque estaban en posesión de la verdad cuando iban hacia Málaga y en ella seguían cuando llegaron a Malagón. El lamentable resultado de tanta insensibilidad y desprecio ha sido que, de decirle a zapatero ¡No nos falles!, los jóvenes han pasado a echarle su fallo en cara en la calle. Como poco, humillante.

Izquierda Unida también ha pagado muy cara su línea. Cayo Lara puede decir lo que quiera pero ganar 0, 78 puntos con una campaña orientada a atacar al PSOE, siendo así que éste ha perdido más de 8 es un fracaso rotundo, adobado además por el ricino de una mayoría absoluta del PP en la califal Córdoba. IU no es culpable de la crisis ni de las medidas de ajuste, con lo que se impone la amarga conclusión de que la gente no la vota porque no gusta. Sin más. Añádase esa consigna tan increíble de PP y PSOE la misma mierda es o la expresión PPPSOE que, si son comprensibles en grupos de izquierda extraparlamentaria y capillas de revolucionarios de salón, son estúpidas en un partido cuyo destino es pactar con el PSOE si quiere formar gobierno. Empezar insultando a tu aliado necesario no es especialmente inteligente. La consigna es también falsa y sólo se explica en función de una antisocialismo visceral de parte del comunismo.

Por último, el Movimiento 15-M o Democracia Real Ya (DRY) irrumpió en mitad de la campaña. Quizá haya tenido alguna influencia en el desenlace, aunque es difícil saberlo ya que emitió mensajes contradictorios, predominando el de la abstención. Debe incluirse en la izquierda porque, aunque muchas vece insiste en su carácter apartidista, es más próximo a la izquierda que a la derecha. Zapatero ha expresado su simpatía por él; Rajoy, no.

En DRY el resultado disparará un debate acerca de su orientación política. Probablemente lo abandonen los votantes y también militantes socialistas que estaban a título personal. Y lo mismo debieran hacer los de IU, que son quienes más han coreado la consigna PSOE PP la misma mierda es con la esperanza de captar el voto socialista cabreado, ya que la evidente instrumentalización del movimiento, entre otras cosas, ha sido un fracaso.

La cuestión es ahora qué hace DRY. La opinión de Palinuro es que se constituya en algún tipo de ente que pueda negociar con otras fuerzas políticas la reforma de la ley electoral. Ello le permitirá además ver que hay diferencias substanciales entre el PSOE y el PP. No es pensable que un gobierno del PP acceda a tramitar esta reforma. Sí lo es en el caso del PSOE, sobre todo si alguien lo convence de lo errónea que es su posición de aliarse con el PP para bloquearla. El sistema actual beneficia a los dos, cierto, pero incomparablemente más al PP. Por tanto, al PSOE le interesa apadrinar la reforma del sistema electoral porque reducirá mucho la representación del PP y la que él mismo, el PSOE, pierda, podrá compensarla con gobiernos de coalición con IU.

El problema está en los requisitos de la reforma porque su contenido es muy sencillo: si se quiere un sistema proporcional de verdad y no el mayoritario disfrazado de proporcional que hay, basta con copiar el sistema alemán. Con él se puede conseguir un Parlamento en el que los escaños de cada cual sean proporcionales a los votos obtenidos y, por tanto, de mayoría de izquierda, para abrir un período de reforma constitucional equivalente a una nueva Constitución que se presente como revisión total de la vigente.

En buena medida eso depende de que DRY consiga mantener su presión sobre el sistema político para lo cual tiene que ser algo más que una página web.

El desarraigo mental.

El Reina Sofía ofrece una exposición muy completa de la sorprendente artista japonesa Yayoi Kusama que puede tener hoy ochenta y tres años y lleva desde los veinte produciendo todo tipo de obra artística, fundamentalmente plástica, cuadros, obra gráfica, escultura, vídeos, montajes, collages, instalaciones. Y no solo eso sino que desde que se recluyó voluntariamente en un hospital psiquiátrico en Japón en 1973 también ha producido obra narrativa y poesía.

El arte de Kusama, que es muestra de las más diversas formas y estilos, el neoexpresionismo, el minimalismo, el pop, la psicodelia y el batiburrillo de materiales que emplea, desde las últimas técnicas a los trozos de tela y la tierra, plástico, madera, metal, está centrado en las cuestiones de la identidad del individuo, sus pasiones, sus deseos de autodestrucción, de desaparición, sus incertidumbres. Como si se tratara de una búsqueda permanente de un elemento de seguridad cuando se han perdido todas las raíces y es uno como la hoja a merced del viento. Por eso el recurso al autorretrato es permanente. Tanto que suele representarse a sí misma en sus propias composiciones, como de pasada, un poco en la forma en que Hichtcock se hacía presente en sus films. Aunque a veces la investigación del autorretrato domina la obra, como ese vídeo hecho con instantáneas de la propia Kusama en atuendo tradicional japonés, con su correspondiente parasol en diversos lugares de Nueva York, siempre desiertos, como si se tratara de una intrusa, de una habitante fantasmagórica de un espacio extraño.

Educada de forma tradicional en su tierra en los secretos de no sé qué estilo pictórico autóctono, de esos de rígidas reglas, emigró a los treinta años, a fines de los cincuenta, a los Estados Unidos y se instaló en Nueva York, un lugar de cosmopolitismo absoluto, la capital del mundo. en donde rigen todas las reglas y ninguna. Su obra ha reflejado siempre la lucha entre dos visiones y la mezcla que acaba saliendo de ellas: la tradicional japonesa y la cosmopolita y de ambos ha recogido la idea de que el arte no debe tener una función meramente contemplativa, sino que debe crear ambientes, impregnar la realidad material que nos rodea. Por eso realiza instalaciones, muebles, objetos; crea espacios, habitaciones mágicas que dan la impresión de que uno se sumerge no ya en la obra del artista sino en la visión de éste, en su mismo espíritu, que uno camina por los sueños de otro.

La creación de objetos artísticos cuyo venerable antepasado es Marcel Duchamp se ha mezclado con todo tipo de visiones, escuelas y perspectivas. Esta de Kusama es característica japonesa en la medida en que los objetos (una pera gigante hecha de material plástico, en la imagen, pero podría ser una farola o un banco), armoniza misteriosamente con el conjunto y se integra en el paisaje con la naturalidad del Fujiyama.

Además de las dos características que laten en su obra, la de japonesa y la de cosmopolita, Kusama hace valer una tercera, la de ser mujer, cosa que algunos han aprovechado para hablar de la "mirada femenina" de Kusama. Mujer además de una extraordinaria y un poco excéntrica sensualidad. Es muy curiosa la cantidad de muebles (sillones, camas, etc) que creó durante una temporada casi de forma obsesiva hechos de falos, objetos erizados de falos casi como puercoespines, utensilios, muebles que producen una mezcla de fascinación y repulsión, casi como si estuvieran vivos. Esa obsesión es una forma de una creatividad compulsiva, que se manifiesta en muchas otras de sus obras. En el caso de las formas multifálicas ésta han ido evolucionando con el tiempo hasta dar en esas figuras ondulantes y ascendentes del Momento de la regeneración, 2004 que tanto recuerdan El día de los trífidos, de Wyndham Lewis, otro raro.

La propia Kusama se refugió en el sanatorio psiquiátrico para protegerse de sí misma, de su deseo de obliteration, a la que ha dedicado una de sus obsesivas series. Y desde ahí su creatividad sigue enviando al mundo esas creaciones de una belleza angustiosa y perversa.

(La primera imagen es una foto de austinevan, la segunda, de Gleam_df y la tercera, de commonorgarden, todas bajo licencia de Creative Commons).

diumenge, 22 de maig del 2011

No votar no es votar no.

"Si votas, legitimas el sistema", dicen los partidarios de la abstención. Y si no votas, también. Y además eres políticamente irrelevante.

Es difícil tragar un sistema que lleva cien imputados en procedimientos penales en las listas electorales. Es verdad que no llega al 0,5 por ciento del total de candidatos, pero así y todo, es demasiado. Hay además diferencias cualitativas importantes. Junto a muchos concejales imputados por cosas menores, aparece Camps, presidente de una Comunidad Autonoma. La presencia de Camps en la lista de Valencia ha hecho más por deslegitimar el sistema democrático que el resto de la Gürtel junto. El término candidato, debe repetirse, viene de la toga cándida, blanca, que vestían quienes optaban a cargos públicos en Roma, en señal de su pureza, esa pureza de obra y pensamiento que la leyenda artúrica exige del caballero que conquistará el Santo Grial.

La toga de Camps está llena de chafarrinadas. Puede ser que esto atraiga muchos votos en Valencia pero resulta execrable.

A pesar de todo hay que votar. La izquierda debe votar a un partido de izquierda entendiendo por tal todo lo que va del PSOE a la izquierda, PSOE incluido. El debate sobre si es o no de izquierda puede postponerse para más adelante. Hay cosas más urgentes a que atender. Una de ellas es garantizar que, en donde haya mayorías de izquierda, se formen gobiernos de coalición de izquierda. Para eso no sobra un solo voto.

La izquierda debe votar para ganar y, de no serle posible, para frenar el avance de la derecha, para que ésta no arrolle. Porque si la derecha arrolla, el lunes estará pidiendo elecciones generales anticipadas que se harán con la actual ley electoral y darán posiblemente un parlamento con mayoría absoluta conservadora. De producirse esto ya podemos prepararnos para la recristianización de España (pérdida de derechos de los homosexuales, restricción del aborto, abandono de las políticas de igualdad y cerrojazo a la memoria histórica) y el desmantelamiento del Estado del bienestar. Quienes dicen que el PP y el PSOE son lo mismo faltan tanto a la verdad como Aznar cuando dice que el gobierno socialista es un gobierno extremista y radical. Si la derecha gana abrumadoramente ahora el proyecto de cambio del sistema político se debilita y si gana igualmente en las generales de 2012, ese proyecto muere.

Parece que el 15-M decide hoy en asamblea si sigue con la acampada a partir de mañana, lunes, o la suspende. Suspender no me parece una buena idea. En Barcelona ya están convocando manifas para el mes de junio, prueba asimismo de que la opción de levantar el campo tiene fuerza. Que la decisión se tome antes de conocer el resultado de las elecciones demuestra que éstas no importan gran cosa al movimiento. Y debieran porque según cual sea el resultado, la reforma de la ley electoral tendrá un destino u otro; será o no será. Será si el movimiento mantiene su capacidad de presión mediante algún tipo de órgano objetivo, real, tangible, que sirva para negociar con los interlocutores del Parlamento y para eso ha de constituirse de un modo u otro, eligiendo entre las posibilidades que ofrece la ley.

A su vez según como sea la ley electoral será el Parlamento que salga de las elecciones de marzo de 2012. Será o no posible un Parlamento con mayoría de izquierda que sea constituyente de hecho, capaz de reformar totalmente la Constitución de 1978. Porque esta es la única forma válida de realizar cambios en democracia. Cualquier otra como un golpe de mano, o una insurrección armada, está fuera de consideración. Un Parlamento capaz de aprobar algo como este manifiesto de Democracia Real Ya. Es el primer documento programático claro, factible, sistemático que leo. Se ha avanzado mucho en dos días. El definitivo sin duda será mejor.

Abstenerse ahora es la peor de las opciones.

(La imagen es una foto de ACido, bajo licencia de Creative Commons).

dissabte, 21 de maig del 2011

Una vez en la vida.

Lo que más llama la atención, lo que más emociona de la catarata de comentarios en Twitter y Facebook a propósito del 15-M es la experiencia de estar viviendo algo extraordinario, único, maravilloso, fuera de toda comparación. La expresión que más se repite y da la clave del significado es que no basta con leer o escuchar o ver o enterarse por terceros, sino que hay que vivirlo. Cuando el verbo vivir se usa como transitivo es que algo muy importante, trascendental para bien o para mal está pasándonos, que estamos involucrados en lo que sucede y formamos parte del acontecimiento, lo hacemos nosotros. No somos espectadores; somos actores, protagonistas y si se trata de una ruptura, un corte, un cambio radical, una revolución, no hay más que decir: es el entusiasmo, la locura, la embriaguez de saber que la vida puede ser de otro modo y que depende de nosotros que así sea. Que no tiene por qué ser la odiosa rutina de las jerarquías, la obediencia, el horario, el rendimiento, la autoridad, la compraventa, el respeto, la miseria de unos y la opulencia de otros, la ignorancia, la indiferencia, el crimen con suicidio diario que llamamos vida cotidiana.

Hay momentos así de vez en cuando en la historia de los pueblos. Pero no basta con que se den para vivirlos con pasión. Tiene que haber algo más, algo que convierta esa vivencia en una experiencia única, la experiencia de la vida de cada cual y ese algo es la juventud; eso es lo definitivamente único e irrepetible. Si el momento coincide con uno de estos fenómenos colectivos de rebeldía, revolucionarios, se produce esa explosión de entrega y maravilla porque parece como si el mundo culminara y se abriera allí donde un espíritu juvenil se funde con otros sin reservas y que la vida no tiene límites y cabe hacer con ella lo que se quiera.

Es la experiencia que nos han trasmitido quienes tenían veinte años durante la segunda república, la que tuvimos quienes éramos veinteañeros en los años sesenta. Por eso la reconocemos en los comentarios de los acampados e indignados. Es la plenitud juvenil alzada que se hace su hueco al sol, toma en su mano su destino, impone sus reglas, medita su futuro que quiere arrebatar a la siniestra comandita del capital y sus siervos para determinarlo por su cuenta. Porque en el movimiento del 15-M, cierto, hay de todo, de rastas a canas, despierta simpatías en (casi) todos los sectores sociales y lo apoyamos muchos que no somos jóvenes. Pero el movimiento es de ellos y son ellos quienes lo llevarán hasta donde quieran o puedan. Porque es la experiencia de su vida. Igual que los sesenta fue la de la nuestra y la República la de nuestros padres.

Por eso produce una mezcla de perplejidad e irritación ver las reacciones de diferentes sectores que, ajenos al movimiento, opinan sobre él y hasta interpelan a sus protagonistas. Algunos ejemplos:

La derecha, como de costumbre, está rabiosa. Sus asalariados mediáticos de todo pelaje, desde los meapilas hasta los pistoleros, pasando por los señoritos, los conversos, los orates, los envidiosos, los paranoicos y los simples imbéciles, así como sus versiones femeninas, piden mano dura, represión, que se acabe con el desmadre, aprovechan la ocasión para seguir profiriendo todo tipo de insultos y calumnias contra la izquierda en general y el gobierno en particular y, si se tercia, envían matones a ver si pueden reventar el acontecimiento. Según su falsa y venenosa doctrina, este movimiento atenta contra el orden público, el Estado de derecho y la democracia. Nunca estuvo tan claro que quienes más hablan de democracia (los reaccionarios) no saben lo que es y a quienes saben lo que es (los indignados) no les hace falta hablar de ella.

Los intelectuales de superior horizonte a la violeta (los free floating intellectuals, de Mannheim) diagnostican el movimiento según las diversas ideologías que profesan y de las que dicen que son pura ciencia. Como siguen viviendo de sus mecenas, igual que en el siglo XVII (los medios en los que escriben, las empresas para las que trabajan, sus públicos lectores) fabrican teorías explicativas a gusto de sus pagadores, analizan el fenómeno con recetas entre cínicas y tranquilizadoras y aspiran a ganar fama y dinero hablando de lo que nos espera cuando pase la ola.

Un sector de la izquierda que, por razones de edad, no vive este momento en primera persona ni, probablemente, haya vivido ningún otro parecido, un sector de comisarios políticos más rancios que la mojama de Babieca, pretende influir sobre la gente que lo está haciendo y entre la cual hay militantes de todas las organizaciones de la izquierda en alegre fraternidad. Su estúpido propósito es llevar al movimiento el veneno de sus rencillas, sus odios y sus dogmas, arrogándose, como siempre, el derecho a decidir quién es de izquierda y quién no. Y no sólo eso, pretende decir a los jóvenes que están abriendo los horizontes de la política del siglo XXI qué deben y no deben hacer, a quién deben y no deben votar.

El movimiento del 15-M es la oportunidad de los jóvenes y sólo de ellos. Su responsabilidad está a la altura de su gran capacidad organizativa y la nobleza y limpieza de sus ideales. Que hagan tabla rasa del pasado y que la fuerza de su indignación barra toda la porquería acumulada en cincuenta años de una izquierda autorreferencial, caníbal, anquilosada e inútil, como Hércules limpió los establos del rey Augías.

(La imagen es una foto de RinzeWind, bajo licencia de Creative Commons).