diumenge, 20 de setembre del 2009

Loa a la independencia.

Ha fallecido Irving Kristol, fundador del neoconservadurismo estadounidense, uno de los movimientos intelectuales más interesantes del siglo XX que luego, cual suele suceder con las doctrinas filosóficas cuando encarnan en la realidad práctica, se ha convertido en un credo para una mezcla de imbéciles y asesinos que, en su momento culminante (desde los tres de las Azores hasta el hundimiento de Lehman Brothers) ha estado a punto de destruir el sistema social y económico que dice defender, el capitalismo. (N.B.: el neoconservadurismo suele confundirse con el neoliberalismo. En sentido estricto no son lo mismo pero su uso indistinto en los medios de comunicación tampoco es tan disparatado). Kristol (no confundir con William Kristol, hijo suyo y también seguidor de la doctrina de segunda generación) fue el primero en aceptar la etiqueta de "neoconservador" que había acuñado con ánimo crítico Michael Harrington, un socialista democrático que, sin embargo, como trataré de probar en esta nota necrológica, tenía mucho que ver con su espíritu.

Irving Kristol, un hijo de inmigrantes judíos centroeuropeos nacido en Brooklyn sintetiza en su persona los rasgos característicos de la generación de intelectuales radicales neoyorquinos (bastantes de ellos, trostkistas) que en los años de 1960 y 1970, rompieron con la izquierda y se orientaron hacia posiciones conservadoras, como Norman Podhoretz, David Horowitz o Nathan Glazer entre otros. Sus curricula son parecidos y muestran diversos momentos en coincidieron o trabajaron juntos: se hacen de izquierda en los años treinta, tienen un momento decisivo en la guerra civil española, sufren su primer desengaño fuerte con el pacto germano-soviético de 1938 (al estilo de otros intelectuales comunistas europeos como Arthur Koestler, Franz Borkenau o Ignazio Silone), evolucionan hacia alguna forma de socialdemocracia ("liberalismo" en los EEUU) y, finalmente, se hacen conservadores a raíz de la revolución del 68, la "Gran Sociedad" y la guerra del Vietnam

Hay dos rasgos formales que, a pesar de mis diferencias profundas en asuntos de contenido, me hacen particularmente atractivos y cercanos a estos pensadores: su invocación de la rebeldía personal y su convicción acerca de la importancia de la lucha de la ideas y la comunicación. En cuanto al primero, confieso que mi coincidencia con ellos es absoluta. Breaking Ranks, de Norman Podhoretz, me parece un libro extraordinario. La historia es simple y consiste en darse cuenta de repente de que, cuando uno se hizo de izquierda en busca de una actitud de independencia de criterio y rebeldía frente a las estupideces y los topicazos de la sociedad burguesa, uno acababa por caer en otra forma de ortodoxia, de reglamento intelectual colectivo, de creencias compartidas, de fe y, lo que es peor: ¡voluntariamente! La sumisión colectiva de la izquierda, especialmente la comunista, es la forma que toma en el siglo XX el discurso de la servidumbre voluntaria de La Boètie. Por eso es necesario reunir energías y romper filas con esa nueva forma de obediencia y sumisión de grado a otro credo con otros dioses y milagros, esta vez, merced al marxismo, "científicos"; invocar el derecho irrestricto del individuo a cuestionar todo sin excepción, la independencia de juicio que sólo puede ser personal. Tal cosa es lo que hicieron estos intelectuales en su momento, como se lee en las Reflections of a Neoconservative: Looking Back, Looking Ahead, de Irving Kristol, también un gran libro.

El segundo punto de contacto está en relación con el primero: los neoconservadores dan una extraordinaria importancia al mundo de las ideas y los debates intelectuales, criterio que comparto con ellos (aunque en sentido distinto) y que probablemente todos hemos bebido de nuestras reflexiones sobre los conceptos gramscianos de hegemonía, bloque, príncipe moderno, etc. De hecho, el movimiento neoconservador se articula en un principio en la vieja tradición de las vanguardias, a través de la acción práctica por medio de revistas y antes de que, al ganar peso social, pasara a controlar el mundo más opaco e inquietante de las fundaciones, los think tanks, etc. Irving Kristol empleó mucho tiempo de su vida editando y fundando revistas (Commentary, Encounter, con Stephen Spender, un inglés, poeta, exbrigadista internacional y hombre fascinante, The Reporter, The Public Interest y, por último, la verdaderamente neoconservadora The National Interest).

Coincidiendo con ellos en estos dos puntos y en algún otro (el libro de Irving Kristol Two Cheers for Capitalism quizá sea una de las defensas más inteligentes, brillantes y convincentes del capitalismo que se hayan escrito, junto a las de Ayn Rand y George Gilder), difiero mucho de sus conclusiones. El relato que el propio Kristol hace de las influencias intelectuales que reconoce en su vida en Neoconservatism: the autobiography of an Idea, básicamente Leo Strauss y Lionel Trilling, a quienes cabe añadir a George Orwell o James Burnham, muestra a las claras a qué horizonte lleva su pensamiento: criticismo, postulación de valores, sana desconfianza burkeana frente a las falacias ideológicas de todo tipo, algo que suscribo con igual decisión y optimismo. Lo que no acepto es que esos valores hayan de ser los de la religión, la patria, la familia en el más angosto y mezquino espíritu burgués; el orden establecido, la explotación capitalista, la desigualdad, la negación del Estado del bienestar, la intervención imperial exterior, la conservación del statu quo internacional (nada en el mundo podrá lavar la ignominia de los neoconservadores apoyando y alentando el golpe de Estado del genocida Pinochet en 1973) o la defensa de la cristiandad, que me parece tan legítima como la del Islam, o sea, ilegítima desde el punto de vista intelectual. Es decir, me pasa con los neoconservadores como con los comunistas: que me caen simpáticos hasta que triunfan y, a partir de ahí, enfrentamiento total.

Irving Kristol fue un hombre decente, un intelectual clarividente y complejo, un buen escritor, combativo en defensa de sus ideas, que no llegó a hacer su segunda revisión, como sí la hizo en cambio Nathan Glazer, retornando a una visión más humanista, socialdemócrata.

Porque el problema del neoconservadurismo no es la reflexión inicial que lo enfrentó a la hipocresía de una izquierda instalada y ramplona sino, como se decía al principio, las consecuencias prácticas que de ella obtuvieron los seguidores y discípulos de la segunda generación, los Paul Wolfowitz, Robert Kagan o José María Aznar en España, gentes sin aventura, sin rebeldía, sin valor personal, defensores de nuevo y sin coste alguno del orden constituido, el derecho del más fuerte, la guerra, el autoritarismo de la política de seguridad y, en definitiva, el terrorismo del antiterrorismo.

Que la tierra sea leve al judío radical neoyorquino evolucionado en neoconservador Irving Kristol.

(La imagen es una foto de parl, bajo licencia de Creative Commons).

dissabte, 19 de setembre del 2009

Al final no era para tanto.

Cualquiera que vea el mundo a través de los ojos de El País y no contraste lo que lee con la realidad estará convencido de que el PSOE se encuentra al borde de la anarquía y/o la sublevación en contra de Zapatero. Las filas sociatas están llenas de ninguneados, marginados y, por tanto, resentidos que, si no fuera porque en el PSOE rige la ley del silencio, ya habrían dado rienda suelta a sus agravios. Algunos lo hacen, quejándose por los medios de que el señor Rodríguez Zapatero no cuente con ellos, con el señor Peces Barba o el señor Leguina, que ya es tener desfachatez. Pero la mayoría se calla, acobardada, temerosa de perder el momio que cada cual tenga. El Gobierno del señor Rodríguez Zapatero es presidencialista y deja mucho que desear en modales democráticos. Su acción es errática, insegura, improvisadora y ello hace que cunda el desconcierto (y el descontento) entre la militancia.

Es lo que tienen las campañas de prensa -y ésta de El País contra el señor Rodríguez Zapatero lo es-, que tienen que argumentar lo que dicen, que no basta con llamar ladrón a alguien si no que es preciso aportar las pruebas que lo demuestran. Pregúntesele al respecto a la mentirosa mayor del Reino, señora De Cospedal. Igual que sucede a la señora De Cospedal, para ocultar el hecho de que el diario carece de pruebas del diagnóstico tenebroso que ofrece, da pábulo a las historias más absurdas y acaba dibujando una caricatura de lo que se supone que es la calle, la realidad, el lugar en el que se fabrica la noticia día a día.

En el PSOE no sabían vivir enfrentados a El País; ahora ya lo han aprendido. Pero también El País está aprendiendo que el PSOE que tiene enfrente no es aquel partido acobardado por los casos de corrupción y guerra sucia que aireó sobre todo El Mundo en los años noventa sino que es una organización bien definida, consciente de su posición, segura de sus actos, coordinada con el grupo parlamentario y el Gobierno.

La noticia de que Mr. Obama recibirá al Presidente español en octubre actuará propulsando el prestigio del último. El País tendrá que poner algo de sordina en sus ataques porque ni en la más delirante de las hipótesis es pensable ver al periódico global en español razonar como seguramente lo hará la oposición, diciendo que el encuentro en la Casa Blanca carece de relevancia internacional y torpedeándolo, como haría sin dudarlo el señor Aznar si pudiera. No, no está tan cuestionado el señor Rodríguez Zapatero en el PSOE como quisiera El País, que no informa de lo que es sino de lo que él quisiera que fuera. Irónicamente el último artículo en defensa del Presidente del Gobierno lo publica hoy Juan Carlos Rodríguez Ibarra en ese periódico: PSOE: ... donde nadie se atreve a levantar la voz, en el que queda claro que la situación enunciada en el título es falsa. La existencia del artículo mismo es buena prueba de ello. Espero que no sea el último que firma el político extremeño en este medio en donde sí que las gastan de modo clientelar, jerárquico y disciplinado.

En todo caso, no estaba el paciente tan moribundo como se decía y queda claro que los siniestros augurios de El País reflejan de modo sesgado la realidad y más como un piadoso deseo del diario de que el Gobierno socialista pague al precio más alto posible su desvergüenza de abrir la TDT de pago a otros operadores, irrumpiendo en un coto que el periódico y su grupo empresarial, Prisa, reputaban exclusivamente propio.

(La imagen es un dibujo del mexicano José Posada titulado Las calaveras periodistas).

La involución del homo sapiens en Algemesí.

Ya hiede, ya indigna, ya cansa, ya satura, ya clama al cielo la estólida insistencia de los españoles en demostrar que son el pueblo más cruel y odioso del planeta. ¿Qué nos han hecho los animales (fundamentalmente toros, chotos, becerros, etc, pero también perros, gatos, cabras, patos...) para que todo el mundo celebre verlos morir muertes atroces infligidas por las manos de quienes, borrachos de sadismo, fabrican el espectáculo y gozan de él? ¿Por qué en nombre de tradiciones forjadas en épocas oscuras y brutales se celebra en España cada año en verano una hecatombe para solaz de lo más grosero de l cepa nacional?

Quien tenga estómago suficiente, que eche una ojeada al vídeo de más abajo que muestra cómo un grupo de... de lo que sean, mata a un becerro a base de banderillearlo y acuchillarlo mientras la bestia, acorralada y aterrorizada, trata de escapar. Y lo más horrible de todo es pensar que esa inmunda canallada es un espectáculo en el que se deleitan chicos y grandes. La cosa tiene lugar en Algemesí (Valencia) todos los años y forma parte de festejos tradicionales populares que la más tosca sensibiliad humana debería abolir de un plumazo.

divendres, 18 de setembre del 2009

Alejaos de la política.

Es lo que ha recomendado SS Benedicto XVI a los obispos del Brasil del Noreste II de la Conferencia Episcopal de Brasil, en visita vaticana ad limina apostolorum. Dice el Papa, por cierto en perfecto portugués, que hay que evitar la "secularización del clero y la clerización de los legos" y que así como los legos deben participar en política los sacerdotes deben permanecer afastados de um engajamento pessoal na política. Y esto lo dice uno que es jefe de Estado, de un poderoso Estado en lo espiritual (que es, a la postre, material) que actúa internacionalmente como tal, que tiene un Gobierno, una curia con el equivalente a ministros, embajadores, gobernadores, etc; uno que ejerce un cargo para el que ha sido elegido mediante un sistema electoral único en el mundo de eleción indirecta a través de compromisarios que nunca se equivocan al decidir porque están iluminados por el Espíritu Santo; un monarca electo, al estilo de los francos merovingios; uno que está en relaciones políticas con medio planeta parte importante del día, que negocia el grado de vitriolo que vierten sus emisoras en uno u otro país, que administra parte del sistema educativo de distintos Estados; uno que está en relaciones económicas también con medio planeta y dispone de un banco que se llama del Espíritu Santo (por cierto, banco de inversiones, como los de la crisis); uno que tiene las competencias de un jefe de Estado normal, incluida una excepcional: es infalible cuando habla excathedra o tal cosa dicen creer los católicos.

La contradicción no es tal si uno entiende esta recomendación o deseo del Santo Padre en el sentido de gallega ironía con que Franco recomendaba a sus ministros que hicieran como él y "no se metan en política". Si esto es así no merece ulterior comentario. Sí, en cambio, si la expresión se entiende en función de aquellos a quienes se dirige el Papa de Roma: los obispos del Brasil, patria de la Teología de la Liberación. Obsérvese que así como el Pontífice no dice nada de alejarse de la política cuando habla con monseñor Rouco Varela, es lo primero que suelta al encontrarse con sus queridos hermanos en el apostolado del Brasil. Que los curas no se metan en política y que, en cambio, lo hagan los legos. Estamos ya lejos del non expedit de Pío IX; los fieles deben dar testimonio de la verdad cristiana en la participación política; los curas, no. Los rojos, se entiende; los otros, que hagan de su capa un sayo.

El Papa dirige otra recomendación a la jerarquía brasileña que la prensa española no refleja: el celibato, bendito sea el Señor, el celibato, algo muy necesario desde el punto de vista católico pero que, al parecer, no es de arduo seguimiento en América Latina, continente de volcanes. Al presidente del Paraguay, Fernando Lugo, antiguo obispo católico, se le arraciman las mujeres que dicen que tuvieron un hijo con él cuando ejercía au autoridad episcopal. Y parece que el caso no es excepcional sino, al contrario, regular o normal, y en Brasil ya ni hablamos. Con todos mis respetos de todas las doctrinas neuróticas que tiene la Iglesia católica esta del celibato es la peor, la más neurótica. Es, además, muy peligrosa porque, cuando no follan, los hombres piensan y hacen disparates. Y cuando follan, también; pero de otra índole, menos agresiva. (La imagen es una foto de Sospensorio, bajo licencia de Creative Commons).

Unidad de discurso.

¿Quién dijo que habían desaparecido los partidos de clase? ¿Quién que lo habían hecho las propias clases? Analícense los enunciados recientes de los representantes más caracterizados de la clase capitalista y póngase luego en relacion con el último dicurso del PP.

Dice el banco suizo USB, el más afectado por la crisis actual, que para salir de la recesión España debe reducir los salarios un diez por ciento. Los salarios. No las rentas del capital ni los beneficios de las empresas ni los dividendos de las sociedades ni las primas de los banqueros. Sólo los salarios. Ser suizo tiene pinta de ser una condición cognitiva. Ser banquero suizo lo más cerca que cabe imaginar de la sapiencia absoluta. Para los suizos que vienen de vacaciones los españoles debemos de ser un pueblo primitivo que vive por encima de sus posibilidades y gasta un dinero que no es suyo. No es de extrañar. No hace mucho que todas las chachas de Ginebra eran españolas.

Item más: dice el señor Gerardo Díaz Ferrán, presidente de la patronal epañola, que hay que abaratar el despido, disminuir las cotizaciones empresariales a la seguridad social y eliminar funcionarios. Añade que jamás ha pedido el despido libre pero ¿no es cierto que el despido más barato es el libre? Lo de eliminar funcionarios es una manera desdeñosa de reducir el gasto público.

Otrosí: añade el señor Juan Manuel Quintás, presidente de las cajas de ahorros, que con esta crisis tan bestial convendrá adelantar las elecciones a fin de tener la fuerza política necesaria para aplicar medidas drásticas.

Comparése lo anterior con el contenido del discurso del PP en boca de la señora María Dolores de Cospedal cuando no difama o insulta, que es casi siempre. Dice la secretaria general del PP que hay que adelantar las elecciones pues el PP está presto para gobernar. No sé de ninguna ocasión en que, habiendo perdio las elecciones, el PP no pida de inmediato elecciones anticipadas.

Entre exabrupto y exabrupto, la señora de Cospedal añade que el PP piensa gobernar bajando los impuestos y reduciendo el gasto público. Reducir el gasto público, sobre todo el social, es reducir la parte de la renta que el Estado redistribuye en especial a los sectores más necesitados, es reducir una forma de salario es especie.

Cuando no está ocupada en enjaretar disparates, como ese de que el señor Zapatero es un "fundamentalista" y que le "falta coraje", la señora De Cospedal culmina su disertación augurando que el PP hará la correspondiente "reforma estructural" (despido libre, sin comillas) de acuerdo con los agentes sociales, sindicatos y patronal. Y si no hay acuerdo, añade Palinuro, se acude al procedimiento del "decretazo", que es el más contundente a la par que dialogante.

Se observará una notable coincidencia, de hecho una unidad de discurso entre el partido y sus partidarios.

(La imagen es un dibujo de Georg Grosz, Gegensätze, que se encuentra en la colección gráfica de la Staatsgalerie, Stuttgart, Alemania.

dijous, 17 de setembre del 2009

El Presidente lo tiene crudo.

Segunda andanada de El País en forma de editorial, llamado El embrollo fiscal en contra del presidente del Gobierno. Esta vez el periódico denuncia la errática política fiscal del señor Rodríguez Zapatero y augura que o se corrige el rumbo o el país lo pagará muy caro. En realidad, todo cuanto ha hecho el Presidente desde el comienzo de la crisis parece producto del desconcierto, empezando por el hecho de negarse obstinadamente a reconocer su existencia con lo que se perdió un tiempo precioso para precavernos de ella. Pero no recuerdo editoriales de El País poniendo en solfa esta actitud. Parece como si los malos pasos y los defectos del Gobierno socialista sólo se hubieran hecho visibles desde este verano, cuando aquél inclinó el fiel de la balanza entre dos grupos mediáticos afines en lo ideológico pero competidores en lo empresarial a favor de uno y en contra de los intereses del otro, que reultó ser Prisa. Ya se habló de esto en una entrada anterior de Palinuro. Lo que ahora se produce es una confirmación de lo dicho: El País se rige en sus opciones políticas por sus intereses de empresa. En el fondo, como todo el mundo, si bien el diario lo disimula con tacto exquisito pareciendo tan solo preocupado por la marcha general del país y el bienestar de sus habitantes.

La pregunta inevitable en este caso es si el Gobierno conseguirá sobrevivir en una situación tan difícil, sin mayoría parlamentaria garantizada y con casi todos los medios escritos del país en actitud de franca hostilidad. Añádase que las reformas aplicadas en radiotelevisión, uno de los grandes proyectos de l señor Rodríguez Zapatero, se han llevado a cabo con bastante fortuna y hoy sería impensable que, al menos este Gobierno, diera marcha atrás y empezara a emplear de nuevo los medios públicos como gabinete de imagen, cual hace il Cavaliere. De momento no es así y la mejor prueba de ello es que la oposición está callada en este terreno cuando no pararía de denunciar una situación de uso gubernamental de esos medios, aunque sólo fuera la décima parte del que el PP de Madrid hace con Telemadrid, un puro servicio de propaganda de la señora Aguirre. De forma que si el Gobierno sobrevive en tal desamparo ideológico y el PSOE vuelve a ganar las elecciones de 2012 con la economía y los medios en contra, ya puede decir el señor Rodríguez Zapatero que lo suyo no era incompetencia sino carisma.

(La imagen es una foto de Jaume d'Urgell, bajo licencia de Creative Commons).

El color de la piel de Obama.

Dice el expresidente Carter, un hombre de convicciones, que buena medida de las agrias acusaciones y los insultos que está recibiendo el señor Obama se debe al color de su piel porque todavía queda un poso de racismo en la sociedad gringa. Responde, sin embargo, el interesado diciendo que no es así, que el Presidente está inmerso en la habitual batalla política y el racismo tiene poco que ver con ello.

En mi modesta opinión lleva la razón el Presidente. Sin duda la barbaridades, procacidades, denuestos e insultos que sufrió el pasado fin de semana tienen su origen en la concentración de ultraderechistas, supremacistas blancos y simples orates que se celebró en esa fecha como parte del programa de movilizaciones de la extrema derecha en contra de la reforma del sistema sanitario. Por supuesto el color de la piel de Obama es importante y racismo hay un rato largo en Gringolandia y no sólo un poso, pero el objeto esencial del odio de la derecha está en las políticas del Presidente y muy especialmente en la dotación de un sistema integral de atención sanitaria en los Estados Unidos.

Para la derecha estadounidense, cuya representante más acabada debe de ser la exgobernadora de Alaska, la señora Sandra Palin (a quien no conviene infravalorar pues puede llegar a su vez a presidenta del país), el señor Obama, además de negro, es un socialista, cuando no un furibundo bolchevique. Este tipo de exageraciones, similar al que hace la derecha española al tildar de "radicales" al señor Rodríguez Zapatero y sus colaboradores, es muy típico de las posiciones políticas simples y maniqueas, pero tiene mucha fuerza propagandística y en un país en el que hay millones de armas de fuego en manos de otros tantos ciudadanos, extraordinariamente peligroso.

El "socialismo" del señor Obama se reduce a la pretensión de que los estadounidenses disfruten de lo que para la inmensa mayoría de los europeos occidentales constituye uno de los pilares del Estado del bienestar que da por supuesta, esto es, una cobertura sanitaria universal, cosa que también la derecha europea está tratando de destruir, como se evidencia en las políticas privatizadoras de la sanidad del gobierno de la señora Aguirre en Madrid.

El mismo Mr. Obama subrayó hace poco que los EEUU son la única democracia avanzada que no tiene un sistema similar. Los dos programas en vigor, Medicaid, para los pobres de solemnidad y Medicare para la población anciana, siendo muy necesarios, apenas pueden pasar por algo parecido a los sistemas europeos y deja desprotegida, sin seguridad médica a más de la sexta parte de la población. Este proyecto de reformar la sanidad gringa haciéndola pública y, a ser posible, gratuita, ha sido la piedra en la que han tropezado algunos intentos, el último, el del señor Clinton, merced a la feroz oposición de la mencionada derecha, en buena medida sostenida y financiada por las poderosas empresas de seguros médicos y las farmacéuticas. El negocio sanitario mueve un porcentaje apreciable del PIB estadounidense y no es de esperar que quienes se benefician de él, faciliten la tarea de hacerlo accesible sin coste o con costes mínimos a los que más lo necesitan. Esa es la razón última de la feroz oposición al señor Obama y no su negritud, aunque su negritud pueda servir también para descalificarlo ante ciertos auditorios.

Finalmente, la Comisión de Asuntos Financieros del Senado ha presentado una proposición de ley que rebaja algo las pretensiones del Presidente (singularmente, la implantación de un sistema público de salud) pero atiende a su objetivo último de conseguir la universalización de la atención sanitaria con cargo a una nueva batería de impuestos (que gravarán sobre todo a las aseguradoras, compañías farmacéuticas, médicas, etc) y racionalización del gasto de forma que, aunque el coste sigue siendo elevado, no aumentará el abultado déficit estadounidense. La administración se hará facilitando la contratación de seguros privados a través de subvenciones y ayudas para las familias que no puedan permitírselos y poniendo en pie una red de cooperativas sin ánimo de lucro. Todas las familias estarán obligadas a suscribir cobertura médica por estas vías bajo amenaza de una importante penalización económica; sólo quedarán fuera los inmigrantes ilegales, calculados en unos doce millones de personas. La ley regula de modo más estricto a las aseguradoras privadas de forma que no puedan recurrir a prácticas perversas para maximizar beneficios como la de excluir a aquellos asegurados que contraen enfermedades caras y prolongadas.

En resumen, un sistema flexible que pretende conjugar universalidad con sistema privado, todavía muy alejado de los públicos europeos pero que la prensa gringa ya celebra como un eco de la revolucionaria ley que estableció la seguridad social en la era Roosevelt, en 1935. Y por esto, que es algo de justicia elemental, la derecha berrea que el señor Obama es un peligroso comunista. Un negro comunista o un comunista negro.

(La imagen es una foto de C4Chaos, bajo licencia de Creative Commons).

dimecres, 16 de setembre del 2009

Grupo, manada, jauría.

Dejado a sí mismo el ser humano aislado es capaz de las mayores heroicidades o las mayores villanías indistintamente y sin que sea posible determinar de antemano cuál será su comportamiento. Agregado a otros de su naturaleza y condición, convertido en parte de una masa, en muchedumbre, ese mismo ser humano parece perder la capacidad heroica y sólo comete atrocidades, siendo posible predecir con relativa certidumbre su comportamiento: salvas excepciones, el hombre en grupo tiende al mal. Es como si, al interrelacionarse, las personas unificaran su comportamiento de acuerdo no con los ideales más nobles sino con las pautas más brutales que entre ellas se den. Las cazas de brujas, las lapidaciones colectivas, los pogromos, los tormentos y ejecuciones públicas, los linchamientos son fenómenos gregarios, de psicología de masas, de esas que movieron estudios como los de Le Bon, Reich y otros, allí donde el juicio moral, que es siempre individual, parece esfumarse en una embriaguez colectiva que lleva a la gente a las barbaridades que ya retrataba Eurípides en Las Bacantes, atribuyéndoselas al maligno imperio de Dionisos.

Si lo anterior es cierto desde tiempo inmemorial y referido al trato que unas personas dispensan a otras, ¿qué no sucederá con los animales? La festividad del Toro de la Vega, en Tordesillas, consistente en que una manada de bípedos implumes alancea hasta la muerte a un toro confundido, aterrorizado, agonizante entra de lleno en las consideraciones anteriores, es ejemplo palpable de los abismos de estupidez e inmoralidad en que se precipita el hombre cuando, reunido en manada y animado por los efluvios dionisiacos, alcanza la condición de jauría. Las escenas (las menos sangrientas) que se observan en el vídeo siguiente muestran claramente en qué consiste la diversión del rey de la creación cuando se anima en público y deja claro que así como llevamos ante el juez a esos imbéciles que apalean a alguien en grupo y lo graban en vídeo, habría que procesar a esa jauría de energúmenos sin mayores explicaciones. Urge reformar la legislación penal e incluir el delito de tortura a los animales.


No es necesario insistir ni malgastar el tiempo discutiendo con quienes defienden estos usos y prácticas invocando la tradición, los festejos populares y la conservación de las especies. Basura argumental para consumo de zoquetes. Sólo quisiera añadir una consideración: ¿se han fijado en que todos los que acosan al toro en el vídeo son hombres? ¿Se han fijado en que, a diferencia de Las Bacantes euripideanas, casi todos los participantes en estas brutalidades son hombres?

(La imagen es una foto de Público, bajo licencia de Creative Commons).

Crímenes de guerra.

El informe de la Comisión de Derechos Humanos de la ONU concluye que posiblemente el ejército israelí cometió crímenes de guerra y crímenes contra la humanidad en su reciente campaña de bombardeo de Gaza. Añade que también los de Hamas se pasaron, en un prurito de imparcialidad que mueve a risa. Estos informes no sirven para nada si los Estados sobre los que versan no quieren tomar medidas. De momento, el israelí ha dicho que lo estudiara con atención y, sin duda, lo archivará también con atención, como ha hecho con los anteriores. Pero está bien que se hagan, que la opinión sepa qué nombre tienen los actos de cada cual, que los Estados Unidos, con a sin Obama, se retraten una vez más en el Consejo de Seguridad vetando cualquier decisión que pueda poner en apuros a Israel, que la Unión Europea muestre también su entraña manteniendo relaciones privilegiadas con un Estado que comete crímenes contra la humanidad.

Por cierto, quede claro que llamar genocida al Gobierno o al ejército israelíes no tiene nada de antisemita; es un simple enunciado de hecho.

(La imagen es una foto de claudia vieira, bajo licencia de Creative Commons).

Los impuestos y la pañolada.

La medida de subir los impuestos para salir de la crisis y por solidaridad puede ser más o menos acertada. El señor Rodríguez Zapatero puede estar perdiendo el oremus, como sostiene El País que cada vez lo ve con peores ojos o atinar en la diana, según parecen sostener sus admiradores, pero esas señorías del PP que recurren a la pañolada en la sesión de control del Gobierno ayer en el Senado, pidiendo la oreja para ZP como en un coso taurino, dan la medida del espíritu de la derecha, su capacidad retórica y su sentido de la dialéctica.