dilluns, 3 de març del 2008

Día D.

El día de hoy, lunes, va a estar condicionado por el segundo debate en televisión de los dos dirigentes de los partidos mayoritarios. Es tanta la expectación creada que parece un partido de fútbol de esos de final de liga o copa. Es exagerado, pero si ello sirve para que en el futuro se admita que estos debates son un derecho de los ciudadanos y no vuelvan a hurtárseles, como hizo el PP desde 1996, se habrá prestado un servicio a la causa de la democracia.

Del debate en sí mismo se esperan pocas sorpresas y parece como si, de poder suprimirlo, todos estarían encantados de pasar al momento siguiente, el de valorar quién lo ganó, que parece lo único que importa a los medios y la opinión pública. Es curioso porque es contradictorio: se piden debates so pretexto de que la ciudadanía tenga acceso a un intercambio público de información, pero luego se desvirtúa dicho debate de dos modos. De un lado pretendiendo calcular y pactar al milímetro y al segundo movimientos, tiempos, encuadres, turnos e intervenciones lo que, como se vio en el primer debate, encorseta de tal modo el intercambio que lo vacía. De otro lado todo el mundo está ansioso por pasar al momento del postdebate en el que una miriada de periodistas, analistas, tertulianos, expertos y comentaristas rivalizan por ver quién califica mejor la situación dando ganador a uno, al otro, a los dos o a ninguno. En un país en el que prácticamente el ochenta por cien del periodismo es de partido este segundo momento es todavía más aburrido que el intento de los asesores de pactar hasta los susurros.

Pero menos da una piedra, ya se sabe. En el post que este modesto bloguero dedicó al primer debate, titulado El gana-pierde, para no marear la perdiz, ya se daba perdedor de los dos debates al señor Rajoy. Por supuesto éste, que anda por ahí diciendo que ganó el primero contra la opinión generalizada de encuestas y periodistas (no entre los de derechas, claro, para quienes el señor Rajoy ganaría aunque se hubiera quedado afásico) dirá que ha ganado el segundo. Bueno, también dice que va a ganar las elecciones aunque todas las encuestas, incluidas las suyas, le dan perdedor y su índice de popularidad sigue siendo lamentablemente bajo.

En el terreno de las realidades, las encuestas que ya van conociéndose dan de antemano ganador al señor Rodríguez Zapatero por goleada. Y efectivamente, tiene toda la pinta de ser así: trae las encuestas unánimemente favorables y le corresponde a él abrir los turnos de intervención, con lo que marcará el juego, el terreno y su ritmo. El señor Rajoy querrá ir de "positivo" pero como sus propuestas no existen o son simplemente disparatadas, al final sólo conseguirá mostrar a la audiencia que su única baza es la utilización partidista del terrorismo; su única esperanza una crisis económica que, al no materializarse, tiene que predecir como si fuera Casandra, esto es, sin que nadie lo crea; su única propuesta maltratar a los inmigrantes y enfrentarlos con la población autóctona; su único deseo, que España "se rompa". Y con esos mimbres no hará muchos cestos.

Ayer el señor Rajoy se abrazó al señor Aznar y pregonó a los cuatro vientos ser una criatura suya, esto es, del peor presidente que ha habido en la España democrática. Es curioso: los candidatos republicanos en las primarias estadounidenses marcan distancias con el señor Bush, cuyo índice de aceptación es bajísimo, ¿de dónde sacan los asesores del señor Rajoy que será beneficioso para éste aparecer como el segundo del responsable de haber metido al país en una guerra ilegal, injusta y que la inmensa mayoría del pueblo odia? Ayer en León, la guardia de hierro del aznarismo más reaccionario terminó de cavar la tumba política del señor Rajoy. Que esta noche la televisión le sea leve.

Me alegro de que me haga esa pregunta...

Muy oportuno este libro que acaban de publicar Julio César Herrero y Amalio Rodríguez Chuliá en la editorial Comunicación social (Sevilla/Zamora, 2008) sobre el tema candente en estos días: la comunicación política. Es cierto que lo abordan en las condiciones de la política ordinaria y no atendiendo a los más acelerados tiempos de las campañas, pero su relevancia es innegable.

Los autores se han propuesto -y lo han conseguido- escribir un libro eminentemente práctico, con casos concretos, en situaciones repetidas y conocidas y que además tenga valor tanto para los periodistas como para los políticos: lo que unos esperan de los otros, cómo deben relacionarse, qué es apropiado y qué no. Es decir, adoptan la doble perspectiva del periodista y del político aunque, por razón de su profesión, resultan más convincentes hablando de los primeros que de los segundos.

Si bien tratan de la comunicación política en todos los medios, era forzoso que la parte del león se la llevara el medio astro por excelencia, la televisión, que la radio tuviera una tratamiento más modesto y la prensa apenas apareciera. Con ello no hacen sino reflejar las preferencias de la población que ésta expone espontáneamente cuando se la pregunta. Como sabemos por el Estudio General de Medios, aproximadamente el 85% de la población dice mirar diariamente la tele; sólo un 50% escucha diariamente la radio y aproximadamente un 15% lee algún periódico. En cuanto a la tele, los autores especifican las cuestiones de forma acerca de cómo deben ir vestidos los políticos (nada de rayas y cuadros) , cómo comportarse hacia dónde mirar, etc.

Las entrevistas en televisión son un capítulo por sí mismas. Se entiende que el periodista pretenderá que el político "dé juego" y el político querrá "colocar su mensaje" a toda costa. Siendo esto así, es conveniente que las respuestas del político sean breves, sencillas, impactantes y familiares (págs. 46-50). En definitiva, lo que importa es dar bien en un "total" en la tele (esto es, un "corte" en la radio), el momento en que el político ocupa toda la pantalla y suelta lo que tiene interés en decir.

Hay un capítulo dedicado a las declaraciones de los políticos que los autores analizan con especial acierto ya que éstas se pueden prestar a muchos usos, según sean on u off the record, por ejemplo. Igualmente tiene interés el dedicado a las entrevistas que, además de clasificar las preguntas según el tipo de respuestas que quepa darles (cerradas, abiertas, informativas, retóricas, de control, alternativas o disyuntivas, capciosas y de integración) permite analizar algunas de las situaciones que se producen en estas interrelaciones con la complejidad de sus significados. Todo ello es territorio abonado para el interaccionismo simbólico, al que los autores no se refieren pero que obviamente es la clave explicativa de todo cuanto sucede en estas interrelaciones formales.

Luego de un capítulo sobre lenguaje verbal y no verbal en el que se adopta una actitud ecléctica respecto a las convenciones más rígidas en la materia (por ejemplo la idea de que cada gesto tenga un único significado), hay una detenida consideración de los debates y de las tertulias. Ambos sucesos afectan por igual a la tele y a la radio pero lucen más en el primer medio, al menos los debates. Acerca de estos elaboran los autores once recomendaciones sobre lo que debe hacer "el buen polemista" en conjunto bastante atinadas.

Un último capítulo versa sobre la comunicación política en internet, un territorio emergente que tiene cada vez mayor importancia. Los autores reproducen las páginas web de las tres principales formaciones políticas nacionales y hacen un somero análisis de ellas. El territorio es, sin embargo, demasiado vasto ya a estas alturas para que pueda tratarse satisfactoriamente en media docena de páginas. Basta con pensar en el alcance de la blogosfera para darse cuenta.

En conclusión un pequeño manual especialmente útil para los políticos que quieran sacar el mejor partido posible a sus inevitables relaciones con los medios en una época en que la política es mediática.

diumenge, 2 de març del 2008

Genocidio, holocausto, exterminio.

Llámenlo como quieran que por el nombre no ha de quedar. Esa matanza, esa destrucción metódica de los palestinos que lleva a cabo Israel desde 1967 es ya insoportable. Lo de menos es aquí si los palestinos radicales de Hamas (que a saber cuántos de ellos son agentes provocadores israelíes) lanzan pocos o muchos cohetes Kassam porque, si no los hubiera, Israel encontraría otra excusa para seguir machacando Gaza de momento. Más tarde continuará con Cisjordania, cuando haya conseguido masacrar a los palestinos que sigan en Gaza luego de que quien pueda la haya abandonado. Que no quede por nombres. El señor Abbas, primer ministro palestino, dice que lo que hace Israel en Palestina es un holocausto. Pudiera parecer una desmesura. Nada de eso pues con el holocausto ha amenazado un ministro israelí a los palestinos, aunque ahora diga el gobierno judío que no, que shoah sólo significa "catástrofe", lo que tiene tanto valor como cuando el señor Elorriaga se desmiente a sí mismo.

La táctica de Israel está más clara que el agua. De vez en cuando admite algo parecido a un prolegómeno de un intento de acuerdo para considerar la posibilidad de que en un futuro todavía por determinar se establezca en algún territorio de Palestina que también está por fijar algo parecido al germen de una administración de los asuntos corrientes de los palestinos en su propia casa camino de una autonomía que habrá que acordar. Cuando lo ha firmado, en menos de seis meses encuentra una excusa para ignorarlo y reanudar sus ataques. Es una política de deliberado exterminio de los palestinos hecho con los tiempos del Dios de la Biblia que son largos.

La voluntad es evidente: los palestinos nunca tendrán un Estado en Palestina. Ya pueden decir lo que quieran, reconocer el Estado de Israel, abominar de su primigenia intención de arrojar al mar a la "entidad sionista", plegarse a las condiciones que en todo momento dicte Israel: su suerte está echada y nada pueden hacer los hombres ya que el pueblo elegido quiere recuperar la tierra prometida. Pueblo elegido y tierra prometida... de Dios.

Los únicos que están en situación de frenar a los israelíes son los países occidentales, especialmente los EEUU, esto es, los que más claramente apoyan y financian al Estado israelí desde sus orígenes en 1948. Pero no quieren. Al contrario, se prestan a la farsa de hacer creer a los palestinos que median en los acuerdos a los que estos se dejan llevar y que son solamente meros paréntesis entre ataque y ataque de Israel. Es una hipocresía difícil de asimilar. Ayer mismo el Consejo de Seguridad de la ONU condenaba muy serio tanto las agresiones palestinas (los cohetes Kassam apenas alcanzan un objetivo a doce kilómetros y hace falta tirar cincuenta sobre una ciudad en hora de mercado para que muera un israelí) como la violencia israelí que sólo en el ataque de ayer causó doscientos heridos y cincuenta muertos, sin contar los destrozos materiales, procediendo así como los llamados "equidistantes" españoles entre la violencia criminal de ETA y la legal del Estado.

Estamos siendo cómplices de un genocidio. Hoy llega a la región Mr. PESC, don Javier Solana, el de los "daños colaterales". Un millón y medio de "daños colaterales". Llega a pedir paciencia a los palestinos en su sufrimiento, discreción a los israelíes en su acción de matanza sistemática y a administrar unos raquíticos fondos de ayuda humanitaria a unos palestinos carentes de agua, luz, atención sanitaria y las condiciones mínimas de subsistencia y que suponen la milésima parte de lo que los EEUU vierten sobre Israel para seguir armándolo hasta los dientes y aumentar su capacidad de destrucción.

Entre tanto poca gente se atreve a plantar cara a los sionistas, incrustados en los centros de decisión políticos y económicos más importantes del mundo y decirles lo que se merecen: que por una macabra ironía de la historia, como un gigantesco síndrome de Estocolmo, las víctimas de los nazis se han convertido en nazis.

(La imagen primera es una foto de Anomalous NYC con licencia de Creative Commons); la segunda no tiene atribución pero también está bajo licencia de Creative Commons.)

La democracia putinesca.

Las elecciones presidenciales de hoy en Rusia no tienen incertidumbre. Si acaso, el porcentaje de abstenciones. Por lo demás, todo el mundo sabe que saldrá Dmitri Medvédev, el protegé del señor Vladimir Putin. La Constitución excluye un tercer mandato del Presidente, razón por la cual el antiguo jefe de la GPU quiere que lo sustituya en la presidencia su hombre de confianza para que éste lo nombre luego presidente del Gobierno. De que esta magistratura tenga los poderes que el señor Putin quiere se encargará el propio señor Putin mediante reforma de la Constitución.

Después de setenta y cinco años de comunismo y de hombre nuevo de la sociedad soviética, Rusia ha aparecido en el siglo XXI como un país regido por una red de olgarquías más o menos locales y con una administración típicamente mafiosa, con las prácticas de este tipo de redes, basadas en el supuesto (y la realidad) de la corruptibilidad esencial del ser humano. En Moscú hay tanta huella del "hombre nuevo" como en Madrid o Nueva York, pero mucha mayor densidad de criminales por metro cuadrado. Setenta y cinco años de comunismo han dado como resultado una de las sociedades modernas más inhumanas, duras e insolidarias que hay sobre el planeta.

En los ocho años de mandato de Putin, en que se han hecho fortunas fabulosas con los procedimientos ad usum, han muerto asesinados doscientos periodistas, uno de los últimos la periodista Anna Politkóvskaya, dicen las malas lenguas que por indicación directa del Kremlin. Será verdad o no. Hoy nada es seguro en Rusia, como casi siempre por lo demás. El destino de los adversarios o antiguos aliados de Putin no puede ser más descorazonador: Boris Beresovski, que lo ayudó en Leningrado, está exiliado en Inglaterra huyendo de un proceso penal en Rusia por fraude a hacienda. Roman Abramovich, otro de primera hora, tuvo que vender sus empresas para evitar el proceso; el millonario Michail Chodorkovski, que pretendió luchar contra la corrupción, cumple en Siberia nueve años de condena por evasión de impuestos. Y ese es el poder que, al menos, emplea el aparato judicial para cometer sus fechorías. Las mafias de la sociedad civil lo hacen mediante la saneada industria del crimen organizado.

Al lado de Medveded, los otros candidatos, Ziuganov, Shirinovski o Bogdanov, son meras comparsas sin esperanza alguna. Medveded saldrá por una mayoría aplastante cercana al setenta por cien, como su maestro, sin un solo debate en la tele y sin necesidad de hacer campaña. Ya se encargan de eso los medios audivisuales de titularidad pública. Y hasta cierto punto es explicable: Rusia lleva ocho años de creciente prosperidad a causa del aumento del precio del petroleo, con crecimientos del siete por cien y niveles de consumo como los rusos no había visto jamás. El paro desciende y la población vive aceptablemente, muchas veces con estrecheces por la pérdida de poder adquisitivo de los salarios, pero dentro de lo admisible. Putin respalda públicamente a Medveded y su índice de popularidad oscila entre el setenta y el ochenta por cien. Lo previsible es que eso se transforme en votos.

El nuevo mandatario tendrá que lidiar con condiciones peores, pues se nota el impacto de la desaceleración mundial, con una inflación del doce por ciento y una deuda pública creciente. La cuestión es si podrá aplicar su política (incluso si la tiene) frente a la del señor Vladimir Putin e incluso si esto tiene el menor interés en una "democracia" en la que el poder organizado como una mafia atiende a las necesidades de las mafias que apoyan al poder, la gente sabe a quién conviene votar si quiere que sus asuntos prosperen, y lo demás no cuenta.

(La imagen es una foto de Mental Art bajo una licencia de Creative Commons).

dissabte, 1 de març del 2008

La abstención, el de la niña y la niña.

Señalaba servidor en el post de ayer las peregrinas concomitancias entre los descerebrados de ETA y los agitadores callejeros y mitineros señores Alcaraz y Aznar. Y decía asimismo que, tras el par de bombas, cabría esperar alguno de esos tostones ideológicos de la banda para beneficiarios de la primera de las ocho bienaventuranzas (Mat., 5, 3) que publica siempre gozoso Gara al que deben de parecerle profundas reflexiones que abren la vía del futuro al oprimido pueblo vasco. Pues ya está aquí el tostón de turno... llamando a la abstención.

Nueva coincidencia entre ETA y el PP. Precisamente ayer publicaba el Financial Times (gracias, Pedro) un reportaje en el que citaba textualmente al estratega electoral del PP, señor Gabriel Elorriaga diciendo que: "Toda nuestra estrategia se centra en las oscilaciones de los votantes socialistas. Sabemos que no votarán nunca por nosotros. Pero si podemos sembrar suficientes dudas sobre la economía, la inmigración y las cuestiones nacionalistas, quizá se queden en casa." Más claro, agua: de lo que se trata es de desmovilizar al electorado socialista (en general, de izquierda) porque, de otro modo, el PP no gana las elecciones.

La táctica es idéntica a la de la banda etarra aunque ésta la justifique como medida de combate revolucionario o alguna otra monserga de este tipo porque cree que así deslegitima el sistema democrático que considera en estado de excepción en Euskadi. Pues sí, es verdad, la mera existencia de esta organización de pistoleros ya supone un estado de excepción para muchísimos ciudadanos del País Vasco, sometidos a chantaje, extorsión, a la amenaza permanente. Por lo demás, la propuesta de abstención no es otra cosa que el recurso al pataleo: como no me dejan votar a los cómplices y encubridores de asesinatos, me abstengo para manifestar mi protesta. Muy bien. Como si hacen punto de cadeneta con los votos. La democracia no se resiente porque los tribunales excluyan de las elecciones a los asesinos y a quienes los amparan. Si acaso se resiente porque todavía hay gente de esa que no está en la cárcel.

La abstención que busca el PP tiene una justificación distinta: se trata de desmovilizar a los votantes de izquierda difundiendo falsedades sobre las magnitudes reales y tratando de provocar el desánimo en el adversario. El asunto es tan lamentable desde el punto de vista de las convenciones democráticas que los barandas del partido han obligado al señor Elorriaga a desmentir al Financial Times, un periódico que es legendariamente escrupuloso, con una declaración de la Oficina de Información del PP en la que el señor Elorriaga dice ahora que La campaña del PP está entre otros, centrada en atraer al votante socialista desencantado y, en ningún, modo en buscar la no participación. (sic). Esto de desmentir mintiendo es una de las raras habilidades de la derecha española, parte de su táctica del espejo. Como si el Financial Times fuera El Mundo. La autora del reportaje ya ha dicho que lo mantiene porque refleja lo que el señor Elorriaga dijo. Espero que el tal señor Elorriaga no nos obligue a decir quién nos merece más crédito, si una periodista del Financial Times o el señor Elorriaga.

Así pues, ya están juntos de la mano quienes propugnan la abstención: ETA, el PP y los sectores de la "verdadera" izquierda española. Por supuesto, la abstención es un derecho fundamental de los ciudadanos, equivalente al de votar (excepto allí en donde el voto sea obligatorio) y nadie tiene nada que decir al abstencionista. Sí, y mucho, a quienes piden o propugnan la abstención. Abstenerse uno mismo es algo que nadie puede cuestionar; predicar la abstención te mete de lleno en la refriega política y te sitúa en donde estás: con ETA y con el PP.

A este último le ocurre siempre lo mismo: dice o hace algo; se le vuelve en contra y pasa a decir con todo el papo que jamás dijo lo que dijo. Vengamos al famoso asunto del insulto del señor González al señor Rajoy, al que llamó imbécil. Inmediatamente la derecha mediática pone el grito en el cielo, los miembros del PP se rasgan las vestiduras y algunos sociatas de comunión diaria, como el señor Bono, lloriquean por los rincones diciendo que el señor González está arrepentido de lo que dijo. Es posible, pero me gustaría oírselo a él, al hombre que dijo que Aznar y Anguita eran "la misma mierda" y, que yo sepa, aún no ha pedido disculpas.

Como, por cierto, tampoco las ha pedido el señor Rajoy por haberse pasado cuatro años llamando al señor Rodríguez Zapatero Bambi, bobo solemne, incompetente, genuflexo ante ETA, agresor de las víctimas, traidor a las víctimas, rompedor de España, inútil y docena y media de lindezas más. Y si vamos a mirar la frecuencia de los insultos al señor Rodríguez Zapatero, los demás miembros del Gobierno, los del Partido, los simpatizantes y los votantes que todos los días se vierten desde la COPE, el torrente es abrumador. Así que ese apelativo de "imbécil" parece ser tan sólo una mínima parte de lo que este frente de insultadores de la derecha debiera escuchar.

¿Y cursi? ¿Es cursi un insulto? Porque el asunto de la niña que el señor Rajoy sacó a relucir la noche del debate es probablemente la mayor estupidez que vaya a escucharse en período electoral en muchos años. En el post del día siguiente al debate servidor decía: "¿Qué especie de tonto del nabo le escribió al candidato del PP la ñoñería de la niña que quiere que vaya por el mundo como caperucita roja? El mecanismo psicológico que pretendía justificar tal estupidez es elemental: muchacho, tú muestra los dientes en la primera ronda; muerde en la segunda y despídete después dando de comer a los pajaritos y besando bebés. No había terminado el señor Rajoy de hablar y yo no podía tener la risa." Bueno, por si acaso, ahí queda un ingenioso vídeo que demuestra a las claras cómo las ideas del señor Rajoy y de quienes le escriben estas sandeces están en estricta fidelidad al franquismo más ridículo. Véase:

Gracias, Pilar.

Las medidas del bienestar.

La Universidad de Alicante acaba de publicar un estupendo libro colectivo sobre el Estado del bienestar (en adelante, EB). Lo han hecho Salvador Salort i Vives y Ramiro Muñoz Haedo (El Estado del bienestar en la encrucijada, Alicante, 2007), recogiendo en él cinco trabajos de otros tantos especialistas sobre este tema de gran actualidad y trascendencia. Y cuando digo lo anterior probablemente me quedo corto. Al día de hoy, pasada la época de las confrontaciones ideológicas radicales, el debate político en las sociedades democráticas avanzadas occidentales versa casi exclusivamente sobre el EB. Si debe ampliarse, reducirse, reformarse, corregirse aquí o allá. En los programas de los partidos políticos, la mayor atención suele dedicarse a cuestiones directa o indirectamente relacionadas con él: las privatizaciones, las reformas fiscales (más o menos impuestos y qué tipos de impuestos), la atención a los servicios públicos, el régimen general de pensiones, etc son los temas prioritarios del debate actual.

Lejos quedan los tiempos en que la izquierda comunista consideraba que los EBs eran añagazas socialdemócratas para uncir al proletariado al carro de la explotación burguesa. Ahora, hasta las opciones políticas más radicales de la izquierda sostienen que es deber prioritario defender las conquistas del bienestar, la seguridad social, la contratación colectiva, etc, frente a la ofensiva desmanteladora de la derecha. Cuestiones como si el sistema de pensiones debe seguir siendo público o ha de privatizarse en mayor en menor medida son las más candentes en los actuales procesos democráticos.

Sobre todo ello contiene este libro interesantes y muy documentados trabajos que ayudan a hacerse una idea ajustada sobre la condición y el futuro inmediato del EB, con especial atención a España. Sin demérito de los demás me concentraré en los tres que me han parecido que pueden tener un mayor impacto en la controversia actual sobre esta forma de Estado.

En primer lugar, Antonio Escudero Gutiérrez publica un importante y madurado trabajo sobre La evolución del bienestar en España (1850-1991), un tema sobre el que ya tiene otras señaladas publicaciones y al que hace una aportación decisiva. El objetivo es ver si cabe llegar a un índice aceptable del bienestar. Para ello cruza el indicador tradicional de la renta por habitante, que es bastante insatisfactorio, con otros índices algo más complejos, en concreto, el Índice de Desarrollo Humano (IDH) del PNUD, el Índice Físico de Calidad de Vida (IFCV) y los datos antropométricos (en concreto, la medición de la estatura media de los mozos de reemplazo, que empezó a generalizarse a partir del Reino Unido en los años noventa) de los que disponemos series históricas que permiten observar la evolución. Como es sabido, el IDH conjuga la esperanza de vida, la tasa de alfabetización y la renta por habitante, mientras que el IFCV relaciona la esperanza de vida, la tasa de alfabetización y la renta por habitante. Si se cruzan estos índices con el primer indicador de la renta y se ordenan en aplicación del Borda rule que permite una clasificación ordenada sumando la clasificación relativa de los componentes individuales de los índices, se tiene una visión bastante ajustada de la evolución del bienestar en España. El autor reconoce que no hay un indicador sintético que recoja todas las dimensiones del bienestar (pág. 52), pero llega a una serie de conclusiones sumamente relevantes según el indicador que se emplee. Si es la renta, ésta aumentó entre 1850 y 1929, disminuyó entre 1930 y 1953 y creció considerablemente a partir de los años de 1960. El IDH muestra un crecimiento sostenido desde 1850 a 1991 (de hecho, hoy estamos entre los países de alto IDH), algo atenuado en el decenio de 1930. El IFCV muestra crecimiento atenuado en 1910 y 1930, mientras que los datos de estatura media se deterioraron en la segunda mitad del XIX (por la industrialización), luego subieron, volvieron a remitir entre 1930 y 1950 (guerra y posguerra) y están en franco crecimiento desde entonces. Añado de mi cosecha: se acabó el cliché del español cetrino y bajito.

Francisco Comín Comín publica un trabajo asimismo de sumo interés sobre El surgimiento y desarrollo del Estado del bienestar (1883-1980) que en sesenta apretadas páginas consigue dar una visión sintética de una materia tan procelosa por cuanto, como bien señala el autor, el EB no conoce obra doctrinal fundacional alguna, sino que ha ido creándose de forma empírica en distintos momentos históricos y lugares geográficos, adoptando formas muy diferentes. Toma como punto de partida la famosa obra de P. H. Lindert, Growing Public. Social Spending and Growth since the Eighteenth Century, Cambridge University Press, 2004, aceptando la clasificación de factores que el autor inglés considera decisivos en la evolución del EB: 1) democratización del sistema político; 2) envejecimiento de la población; 3) mayor afinidad de los votantes de las clases medias hacia los más pobres; 4) primera globalización; 6) cambio de actitud de los católicos hacia los programas sociales de los gobiernos (pág. 77). Pero luego lo somete a severa crítica pues cree que Lindert ignora la importancia de las guerras, no resalta la escasa función de las ideologías políticas y no explica por qué los católicos hayan de ser más importantes que los protestantes en esta cuestión. El autor aborda luego un cuadro histórico bien trabado que da cuenta del surgimiento y desarrollo del EB que, en la medida en que se le pueden poner nombres, serían los de Adolf Wagner y los "socialistas de cátedra" para el EB del período guillermino en la Alemania de Bismarck, el socialismo fabiano inglés y, por supuesto, el informe Beveridge (pág. 80), sin olvidar la influencia decisiva de Keynes. El cuadro incluye la extensión del sufragio, la crisis económica del decenio de 1930, la guerra, la globalización y la aparición de los impuestos progresivos, que considera determinante del EB (pág. 104). La evolución, pues, se articula en tres momentos: a) siglo XIX: beneficencia pública; b) 1880-1914: primeros regímenes de seguros sociales; c) segunda posguerra: la consolidación. (págs. 108-109). Si alguna crítica se le puede hacer a esto es la misma que el autor hace a Lindert pues tampoco concede gran atención al giro católico, decisivo para entender su aportación al gran "pacto de la postguerra" a partir de la formulación de la doctrina social de la Iglesia a la que Comín apenas hace referencia. No obstante, cabe subscribir su conclusión en el sentido de que es el EB el que ha garantizado la estabilidad de las sociedades industriales.

Por último, Rafael Muñoz del Bustillo Llorente publica un magnífico trabajo sobre las Perspectivas de la política social y de empleo en la UE que contribuye a refutar con contundencia empírica algunas de las falacias más generalizadas acerca de las supuestas insuficiencias del EB. Se pregunta el autor si existe un modelo social europeo, para llegar a la conclusión de que no, dado que en la UE la política social tiene muy distintas opciones en cuanto a los regímenes sociales. Procede luego a comparar ese no-modelo europeo con el de los EEUU y, por último aborda los retos de la UE. Para dilucidar el primer asunto esto es, la dispersión europea y si puede llegar a converger aplica el criterio de la convergencia sigma (que sigue el comportamiento de la desviación típica de la variable cuya convergencia se quiere estudiar) para llegar a la conclusión de que en el último decenio no se han reducido las divergencias europeas (pág. 137). En cuanto a la comparación entre el caso europeo y los EEUU, la centra en el comportamiento de los dos modelos respecto al desempleo, reconociendo que la incidencia de la alta tasa de paro en Europa (que se agudizó con la implantación de la Unión Monetaria) es una de las responsables de la euroesclerosis pero, luego de un detallado análisis, llega a la esperanzadora conclusión de que en los últimos años el empleo crece más deprisa en Europa que en los EEUU, con lo que es obvio que no se puede aceptar sin más la idea de que el EB sea incompatible con el funcionamiento del mercado (pág.140) por cuanto con los datos en la mano, tampoco cabe sostener que la política social tenga un impacto negativo sobre el crecimiento económico (pág. 147). En la tercera parte, sobre los retos, Muñoz de Bustillo muestra que la euroesclerosis no ataca por igual a todos los Estados miembros de la UE (pág. 145). En conclusión, también nuestro autor se remite a Lindert a quien cita para afirmar que los juicios respecto a la relación entre EB y desarrollo económico "responden fundamentalmente a las posiciones ideológicas, o a las predicciones sobre lo que pueda ocurrir en el futuro" (pág. 148). Pero luego añade una conclusión de su propia cosecha que este bloguero suscribe por entero: "...el objetivo de la construcción del EB nunca fue potenciar el crecimiento, sino proteger a los ciudadanos frente a determinadas contingencias como la pobreza en la vejez, la enfermedad o el desempleo y la exclusión social, de forma que es con respecto a estos objetivos con respecto a los que habría que evaluar al EB, y no en lo relativo a su contribución al crecimiento económico." (pág. 149)

La cita anterior muestra que el EB es un fenómeno complejo que debe considerarse desde una perspectiva pluridisciplinar. La mayoría de los autores de esta obra colectiva son economistas (excepto el último trabajo sobre el defensor del pueblo, que es de un jurista pero guarda escasa relación con el cuerpo central de la obra) y, salva la anterior feliz conclusión de Muñoz de Bustillo, tienden a dar una visión centrada en los factores económicos soslayando los políticos, las políticas públicas, etc. Por ejemplo, es llamativo que ninguno de los participantes en la obra cite una sola de Vincenç Navarro, probablemente la mayor autoridad española en materia de EB y políticas públicas. Por supuesto ello no desmerece en modo alguno el libro, pero pone de relieve la necesidad de que haya diálogos cruzados entre especialistas en un asunto tan complejo e importante como éste.

divendres, 29 de febrer del 2008

La votobomba.

A estas alturas, que ETA entre en campaña como suele, a bombazos, ya no es noticia. Ni comentario merece. ¿Qué va a hacer una panda de cretinos criminales sino ruido para que se les tenga en cuenta? Hace ya algún tiempo que les ha dado por avisar porque ni los suyos les aguantan más muertes. Probablemente esto quiere decir algo así como: "¡Eh, que estamos aquí! En cualquier momento causamos una carnicería. No nos olvidéis, maquetos, cipayos, gorrinos y tampoco vosotros, presos. Estamos vivos, pues que podemos seguir matando en cualquier momento." Y en el ínterin van preparando el siguiente comunicado en Gara, con sus interesantes lucubraciones sobre los perversos Estados español y francés y otras bobadas.

Así que ni caso, que es lo mejor que puede hacerse con estos pelmazos, empeñados en que los demás hagan lo que ellos quieren a punta de pistola.

¡Ah, pero un momento! A ver si es que ETA, en realidad, esté tratando de influir discursivamente en la campaña electoral. Me explico: ayer mismo, el señor Alcaraz, presidente de la AVT y hombre en total sintonía con el PP decía muy seguro que ETA "hará un gesto" para "beneficiar" a Zapatero y continuar la negociación. Lo cuenta Libertad Digital que por nada del mundo dejaría en mal lugar al señor Alcaraz. ¿Qué? ¿Cómo suena esa declaración, horas antes de dos bombazos puestos en la casa del pueblo del Partido Socialista de Euskadi de Derio, en Bizkaia? ¿Hemos de entender que el señor Alcaraz tiene información privilegiada? ETA ¿quiere fastidiar al señor Alcaraz y dejarlo por embustero? Porque estos son capaces de todo. ¿O es que un par de bombazos en realidad son "un gesto" para "beneficiar" a Zapatero? El señor Alcaraz ¿sabe de lo que habla? ¿Tiene la más remota idea de la responsabilidad en que incurre con las cosas que dice? Este hombre, ¿está en sus cabales?

Y no pierdan Vds. de vista al otro zahorí de la política, el señor Aznar, verdadero Mr. Cizaña de la vida nacional, que en un mitin en Grado (Asturias) acusa a Zapatero de seguir negociando con ETA y, para dar mayor verosimilitud a su acusación en el estilo de las "armas de destrucción masiva", que le ha granjeado fama universal de hombre honrado, añade que "Lo hizo, lo está haciendo y, si gana, lo seguirá haciendo". Lo está haciendo, dice el señor Aznar, esto es, el señor Rodríguez Zapatero está negociando en este momento con ETA, en los ratos libres que ésta tiene entre bombazo y bombazo a la sede del partido del señor Rodríguez Zapatero. De nuevo la pregunta: ¿sabe el señor Aznar de lo que habla? Acusar a alguien de estar cometiendo un delito como negociar con una organización criminal sin permiso expreso del parlamento (por cierto, como lo hizo él) ¿no es a su vez un delito de calumnia? ¿No debe intervenir de oficio el Fiscal General del Estado? ¿Es que aquí puede decirse cualquier cosa? ¿Puede decirse que el señor Aznar es el principal aliado del "Movimiento Vasco de Liberación"? No, ¿verdad? Y ¿por qué sí que el PSOE esté negociando con ETA?

Por supuesto, no descarto que ETA publique mañana unas actas supuestas con prolijas negociaciones con el Gobierno después del bombazo de la T4. Pero creeré siempre antes la versión del Gobierno que la de ETA y si el Gobierno dice que no hay negociaciones ni expectativa de que las haya, a ello me atengo.

En todo caso, las bombas ahí están, demostrando por enésima vez que ETA vive al margen de la vida política española y no actúa en función de que el Gobierno sea del PSOE o del PP, sino en función de la relación militar de fuerzas en cada momento. Siendo esto así tan claro, que ETA no distingue entre PP y PSOE, ¿cómo no entiende el PP que la política antiterrorista tampoco puede distinguir entre estos dos partidos que han de actuar de consuno bajo la dirección política del Gobierno? Quien no apoya al Gobierno en un asunto de Estado no está siendo leal al Estado. Eso pasa mucho con la derecha española.

(La imagen es una foto de Zen, bajo licencia de Creative Commons).

Inmigrantes.

El mapa que se reproduce, sacado de Wikimedia Commons tiene licencia GNU Free Documentation y refleja los movimientos migratorios en el mundo hacia 2006. Los países en marrón son países de emigración, los en azul de inmigración y los en verde ni lo uno ni lo otro. Como se ve, un fenómeno planetario, algo que afecta a toda Europa y a algunos otros países en el mundo. Otra parte muy importante de éste está tratando de cambiar de residencia, de país.

Este fenómeno mundial -son millones, decenas de millones, quizá centenas los que están en camino- no se resuelve con políticas nacionales. Se necesita un acuerdo mundial, probablemente aprobado en las Naciones Unidas y siempre que los Estados que se sirven de ellas, los cinco permanentes del Consejo de Seguridad y en especial los EEUU estén dispuestos a aceptar algo así que siempre es una limitación de soberanía. Dudoso.

Entre tanto, sólo caben medidas nacionales no para resolver el problema, sino para paliar sus consecuencias país por país, región por región. Pero esas medidas no son todas iguales. No todos los partidos enfocan de igual modo la inmigración. El escrito de los 127 profesores y expertos en asuntos de inmigración, criticando con toda dureza el enfoque del PP contrapone lo que considera el discurso tradicional de la derecha al respecto, autoritario, arbitrario, xenófobo, asimilacionista y hasta racista con otro democrático, legal, xenófilo, integracionista y antirracista. Esto los lleva a pedir que no se vote al PP.

Lo cierto es que el río suena porque agua lleva. No sé qué mando del PP en las Canarias ha vinculado directamente la inmigración con la delincuencia, como suele hacer el señor Rajoy dando incluso los pormenores de los delitos; secuestros y violaciones de muchachos menores.

En el tratamiento de este asunto no es exagerado decir que el señor Rajoy bordea la xenofobia. No lo hace descaradamente porque no se atreve, pero lo insinúa de un modo bastante repugnante. Esa idea de que "los derechos de los unos no pueden ir en menoscabo de los derechos de los otros" es una formulación más o menos apañada de otra que se repite mucho por la calle cuando los ciudadanos se quejan de que la administración los posterga en beneficio de los afuereños. Percepción falsa, pero muy popular. Lo más fácil es siempre culpar a quien, por azares del destino, sentimos en peor situación aun que nosotros. Azuzar esa inquina entre autóctonos (sobre todo los más pobres) y los "recién llegados" es de una irresponsabilidad tan grande que da que pensar si en efecto, el señor Rajoy es lo que el expresidente González dice que es. Bueno, no da que pensar. Lo es.

Firmas contra las humanadas.

No son animaladas porque los animales no hacen estas cosas, son solo humanadas. Y, en este caso, vaya por Dios, según parece humanadas de artista. Es tan asombroso lo que hace el sujeto del vídeo, Guillermo Vargas Habacuc, que tiene uno que leerlo varias veces para "realizarlo", en el sentido inglés del término. Resulta, por lo que he colegido, que el tal Vargas Habacuc presenta como obra de arte en un certamen o galería o algo así el hecho de atar a un perro en corto y dejarlo de esta guisa hasta que muere de consunción, de inanición, probablemente de sed. Y el público pasea en torno al animal y no parece prestarle mayor atención. He aquí el vídeo:

Gracias, Marita

No sé si todavía estamos a tiempo o esa exhibición contra la que se pide actuar ya se ha celebrado. Pero dejo la firma de Petitiononline, por si alguien se anima.

dijous, 28 de febrer del 2008

El voto a la izquierda.

Los de Izquierda Unida han hecho una serie de vídeos para animar al voto a su formación. Sostienen que es el voto útil de la izquierda ya que el PSOE va a ganar las elecciones de todas todas. Es buen argumento que quizá canalice algún voto hacia IU que, de otro modo podría ir al PSOE.

A mi entender, no obstante, el voto útil sigue siendo al PSOE. También yo creo que va a ganar en cualquier caso, al menos si los de la derecha siguen mostrando la estameña de que están hechos, pero prefiero que lo haga por mayoría absoluta antes que por la relativa y, para esa finalidad, todos los votos son pocos.

No obstante me parece de perlas que se vote a IU y a otras fuerzas de la izquierda. De lo que se trata es de que el nueve de marzo nadie de izquierda se quede en casa porque eso es lo que verdaderamente favorece a la derecha que siempre acude a votar en falange compacta.

He aquí el vídeo de IU:

El nueve de marzo la izquierda plural debe votar a la izquierda plural, dar una lección de civismo, hacer un corte de mangas a quienes propugnan la abstención, esto es, la derecha y sus acólitos en la "izquierda" y, a continuación, según los resultados, presionar para que el cambio avance, para que se profundice, para que haya más derechos y libertades, más justicia social, más igualdad, para que las instituciones funcionen mejor, la inmigración se integre en un país que ya es multirracial. Algunas de estas cosas las hará el PSOE por sí solo; para las otras habrá que empujarlo. Por eso es tan importante el voto de la izquierda. Y por eso es tan importante difundir la campaña del 80%.

No se cambia la sociedad por decreto sino poco a poco, paulatinamente. Quien diga que sólo admite cambios repentinos, radicales y, de no ser así, nada y que es mejor quedarse en casa, está haciendo un favor a quienes quieren no ya dejarnos como estamos, sino hacernos retroceder, anular lo ya conseguido. Un enorme favor. Conscientemente.