dissabte, 19 de gener del 2008

La economía contraataca y en España también.

Que estamos en mitad de una crisis económica es del dominio público. El nombre que se le haya de dar aún está en discusión. Nadie quiere reconocer una recesión y se habla de "probabilidad de recesión"; pero esa probabilidad es alta; Greenspan la cifraba en un 50%, o sea 1/2, una de las dos caras de una moneda. Hasta ahora he leído términos como slowdown y ralentissement, esto es, "desaceleración" y el presidente Bush ha hablado de riesgo de downturn que es algo así como "descenso".

Los especialistas dicen que para que haya recesión se precisan cuando menos dos trimestres seguidos con tasas de "crecimiento negativo". Esa expresión es un oximoron perfecto cuya razón de ser debe de ser meramente diplomática, esto es, evitar el término "decrecer". Pero eso es algo absurdo. Considérese que uno tenga una empresa de gestionar capitales de terceros que se los confían para que los haga crecer, para que los aumente. Considérese la cara que se le pondrá a un cliente al que le decimos que su capital ha tenido un crecimimiento negativo de diez por ciento. No será de alegría.

En todo caso, la economía, ciertamente. El presidente Bush, el señor Matorral, ha presentado un paquete de reducción de impuestos a personas y empresas en los EEUU por valor de unos ciento cincuenta mil millones de dólares. En algún sitio he leído que esto es una medida típicamente neoliberal. Es sorprendente. El abc del keynesianismo, la bestia negra de los neoliberales, es que, en tiempos de amenaza de crisis o crisis, el Estado, los poderes públicos intervengan para mantener elevada la demanda. Hay diversas maneras de conseguirlo y una es reducir los impuestos, lo que hace que los individuos tengan más dinero para gastar. Igual que las empresas para invertir. Podemos discrepar sobre el carácter de las medidas, sobre si son mejores las exenciones o las políticas activas de empleo, pero decir que la intervención pública en el sistema económico es práctica neoliberal simplemente es no saber lo que se dice.

No había terminado de hablar el señor Matorral explicando su plan y ya había bajado la bolsa de Nueva York, que empezara el día al alza. Y ello no porque Mr. Matorral sea gafe sino porque, como se sabe muy bien, los mercados suelen descontar las medidas extraordinarias porque, en parte, las provocan ellos mismos. Esto es, en definitiva, el solo anuncio de este tipo de medidas intensifica la conciencia de crisis y la recesión se hace más cercana. Si uno quiere provocar un sobresalto y quizá una crisis, lo primero que hace uno es salir pidiendo medidas "brutales", como el señor Arias Cañete, experto del PP en asuntos económicos hasta que el señor Pizarro lo ha dejado en la sombra.

Efectivamente, como resulta que al final en las elecciones españolas va a hablarse de economía, la derecha ha "fichado" como número dos por Madrid al señor Pizarro. Ese fichaje, que estaba pensado para eclipsar el mal efecto de la decapitación del Robin Hood de Chamberí, ha sido una clase perfecta de cinismo político, algo que parece sacado directamente de Maquiavelo. Dice el interesado que viene "como uno más", que es el "último afiliado al PP" y que "viene a sudar la camiseta". Las expresiones no pueden ser más vulgares y topicazas y, además, absurdas con absurdo surrealista, que es el que le da el tono maquiavélico en el sentido de negar con todo descaro lo que está haciéndose a la luz del día. Dice el señor Pizarro: "como uno más" y sale de la nada para ocupar el segundo lugar de la lista por Madrid. Dice el señor Pizarro que es "el último afiliado del PP" pero trae la ficha firmada por los señores Rajoy y Aznar. O piensa que quienes lo escuchan son idiotas o es un perfecto idiota.

Desde luego, el rasgo más característico de esta luminaria de la ciencia económica es que no dice más que lugares comunes y frases manidas que carecen de sentido. Eso de que "donde está mejor el dinero es en el bolsillo de los ciudadanos" es una cita de una frase de otro sin citar al otro, un expolio, vamos. O lo de que la economía se maneja como "un buen padre de familia, ahorrando más y gastando menos". La verdad, es difícil tomarse esto en serio. Debe de ser porque recuerda que allá por los tiempos de sus orígenes, los de Jenofonte, se entendía por "Economía" la ley que rige el hogar. Un país, sin embargo, es algo distinto. Un país nunca es una familia (término de comparación que encanta a la derecha) sino un conjunto de familias, muchas veces enfrentadas entre sí a muerte. Y eso ya no es fácil de explicar ni de predecir, ni hay un solo modelo que imponer, digan lo que digan los obispos o el monago.

Se hablaba en un post anterior de que un servidor no compraría un coche usado al señor Pizarro y éste afirma ahora que él se lo compraría al señor Rajoy y llegaría con él al "final del mundo". Ahí es posible, pero no algún otro lugar de la tierra menos incómodo. En fin, puede que el señor Pizarro sea la revelación en algún momento. Por ahora parece un hombre bastante limitado pero muy seguro de sí mismo, lo que mueve un poco a risa. Aunque no ya tanto el verlo usar a las víctimas del terrorismo en el primer día de su aparición pública como candidato del PP. Es de esperar que se detenga esa odiosa costumbre de poner color de partido a los muertos.

Lo más característico que he leído acerca del señor Pizarro es el propósito de la señora Aguirre de que viene a servir al Partido y no a servirse del Partido. Que cada cual entienda lo que quiera. Que no va a "servirse del partido" lo remacha él asegurando que viene "a dar el callo con pico y pala, como todos", otra vulgaridad así como de club de futbol y, además, falsa, salvo que se entienda que los ministros (éste lo será y vicepresidente, si el PP gana) trabajan a base de pico y pala. Lo dicho, aquí alguien se está pasando con la credulidad de la gente.

(Foto: presidente Bush. Fuente: omestes' photos. Licencia Flickr).

El mercader de Venecia.

Estuvimos viendo ayer la versión que de El mercader de Venecia hace en el teatro del Arenal la compañía Galo Real, bajo la dirección de Gustavo Galindo y hasta el diez de febrero. Es una compañía de gente muy joven, lo cual está bien porque la obra de Shakespeare es para gente joven, impulsiva, temperamental, pero la versión que hacen de la comedia (es su denominación originaria) no es convincente. La cuestión no es que la versión se ambiente en un no-tiempo que toma muchos elementos de lo contemporáneo sino que ha quedado reducida a su mínima expresión: se cuentan los dos episodios de las cajitas para conseguir la mano de la bella Porcia y el asunto del contrato de préstamo entre Antonio y Shylock. Todo lo que parezca distraer de esos dos temas se elimina. Y así desaparecen episodios enteros como la fuga de la hija de Shylock con el cristiano Lorenzo o los amores de Nerissa, la dama de Porcia con Graciano, un amigo de Basanio y Antonio, todo ello sacrificado ante el altar de una "interpretación libre", libre de ataduras con el texto. Y es que estos episodios no solamente no obstaculizan el entendimiento sino que sirven para contextualizarlo, matizarlo, hacerlo más rico. Por último, mi amarga queja por la manía de meter a las obras piezas musicales. Ésta arranca con un fado que podía excusarse perfectamente, o ballets que no les corresponden. Quitar texto de Shakespeare para poner estas simplezas no enriquece sino que empobrece la fábula.

En cuanto al contenido, el debate es si El mercader... debe figurar como muestra de arte antisemita o de arte tolerante. Yo tengo la pieza por claramente antisemita. El famoso monólogo de Shylock sobre si los judíos no ríen, no lloran, no sufren al igual que los demás seres humanos es muy bueno, pero es lo que el propio Shylock dice en defensa de los de su raza y lo único que muestra es que Shakespeare es genial reproduciendo formas de pensar y actuar que no son las suyas. Poco antes del monólogo Shylock cuenta la razón profunda de su desavenencia con Antonio y es que éste presta sin interés, es decir, la obra es una defensa de la prohibición cristiana del interés, algo que el judío no entiende. No obstante, Shakespeare no podía dejar de ver en torno suyo que no era la idea cristiana de préstamo desinteresado la que había triunfado sino la del judío, así que lo que hace es contraponer el capital productivo, el que emprende y arriesga, en el caso del mercader Antonio, al meramente especulativo y usurario en el del judío Shylock. Eso está muy bien, pero nadie ha conseguido demostrar que el primero pueda sobrevivir sin el otro.

El segundo asunto es el de la homosexualidad de la obra en las relaciones de Basanio y Antonio, cosa que es palmaria por cuanto Basanio sacrifica la promesa a su mujer, la bella Porcia, por el amor o la lealtad al amigo. Los personajes dan la impresión de ser bisexuales. A ello ayuda mucho que Porcia y Nerissa se disfracen de hombres para llevar adelante su designio. Ahora se pierde un elemento que era típico del teatro isabelino, una especie de ambigüedad al cuadrado porque, al estar prohibido que las mujeres actuaran, los papeles femeninos eran interpretados por muchachos. En consecuencia, cuando Porcia se disfraza de hombre se trata de un muchacho que se disfraza de mujer que se disfraza de hombre. Realmente complicado.

Por eso nadie puede ver ya El Mercader con los ojos del siglo XVII. Pero es que tampoco hace falta, siempre que el rico fluir de las razones de Shakespeare a través de sus personajes, se produzca en el adecuado marco de riqueza conceptual que caracterizaba al genio. Y es que esto tampoco es así porque la versión es desnuda y conceptista cuando Shakespeare era más bien culterano.

divendres, 18 de gener del 2008

La UNED.

Hace algo más de un año que he vuelto a ser profesor de la Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED), tras haberlo sido durante mucho tiempo de la Universidad Complutense de Madrid (UCM) y estoy muy contento por ello. La UNED es una gran universidad, su personal, tanto el docente como el de administración y servicios, tiene elevada competencia porque, además de atender a su trabajo con diligencia, ha de adaptarse a las peculiares necesidades, no siempre bien comprendidas fuera de la casa, de la enseñanza a distancia. Pero, sobre todo, lo más importante en esta Universidad es el alumnado, gente que en su inmensa mayoría está trabajando y no puede asistir a una universidad presencial, pero que se esfuerza por mejorar sus conocimientos, adquirir una titulación, ascender socialmente con un trabajo ímprobo, que hay que haberlo realizado u observado de cerca para hacerse una idea de lo que significa en términos de vida cotidiana, que es preciso compaginar con el trabajo y la familia. Un esfuerzo y una abnegación tanto mayores cuanto que la Universidad plantea niveles muy altos de exigencia que dan un mérito especial a las titulaciones que otorga.

Al igual que las demás universidades españolas, la UNED realiza una destacada labor social. Pero en su caso es su misma razón de ser: no sólo representa muchísimas veces una oportunidad en la vida para gente que careció de ella en edades más tempranas, sino que posibilita educación universitaria a sectores sociales que por motivos distintos no pueden acceder a ella o no pueden en condiciones satisfactorias, personas con cualquier tipo de discapacidad, población reclusa y nacionales residentes en el extranjero. Es cierto que las demás universidades también tienen estudiantes discapacitados y procuran atenderlos lo mejor que pueden, pero en cantidades insignificantes en comparación con la UNED. En cuanto a los alumnos reclusos y residentes en el extranjero, la UNED realiza su tarea casi en solitario.

Pues bien, a pesar de que se trata de una institución de tan fortísimo carácter social y que es la única que les resta al Estado, ya que las demás fueron transferidas a las CCAA y la Universidad Internacional Menéndez Pelayo no ofrece enseñanza reglada ordinaria, no recibe el trato que su peculiar condición requiere. Este simple cuadro comparativo, cuyas cifras, correspondientes a 2007, pueden contrastarse en las respectivas páginas güeb de ambas instituciones, esto es, la UNED (los presupuestos se encuentran en la página del Vicerrectorado de Planificación y Asuntos Económicos) y la UCM es suficientemente ilustrativo.

Con un presupuesto que es más de tres veces el de la UNED, la UCM atiende a menos de la mitad de los alumnos. Si extraemos el "coste" por alumno y año de ambas universidades, el resultado es que un estudiante de la Complutense cuesta seis veces lo que uno de la UNED. Si atendemos a las demás magnitudes, las diferencias son abismales: aproximadamente la sexta parte de los profesores y la cuarta de personal de administración y servicios. Y si nos referimos al capítulo de estudiantes en condiciones especiales, la comparación es imposible porque la UCM no tiene estudiantes en centros penitenciarios o, cuando menos, no constan en su memoria de actividades, mientras que la UNED, que carga con casi toda la tarea de rehabilitacion de los reclusos, tiene casi mil. Igualmente, la UCM no tiene estudiantes residentes en el extranjero mientras que la UNED atiende a más de dos mil. La conclusión es que la UNED, la primera universidad del país por cantidad de alumnos y la más claramente social, por atender a los sectores más desfavorecidos, está infradotada y en condiciones de penuria.

Por supuesto es muy fácil hacer demagogia con estas cosas y no caeré yo en la tentación. La comparación con la UCM es sólo a efectos ilustrativos. No se me oculta que también la UCM está muy necesitada e insuficientemente atendida, que sus instalaciones son pobres y los salarios del personal docente y administrativo bajos; aunque los de la UNED, a pesar de ser universidad estatal o quizá por ello, aun lo sean más. Esto es, la comparación no trata de señalar un agravio de la UNED frente a la UCM o las demás universidades; en absoluto. El sistema universitario español está todo él necesitado de inversiones actualizadas.

Tampoco se me oculta que la comparación está viciada en otros aspectos: en el reflejo presupuestario faltan los presupuestos de los cincuenta y tantos Centros Asociados (columna vertebral de la enseñanza a distancia) que en parte están financiados por la Sede Central de la UNED y, en parte, por muy diferentes instituciones. Faltan asimismo los más de seis mil profesores tutores (y una cantidad que desconozco de personal de administración de los centros), que no están vinculados a la Sede Central y cuyo régimen retributivo, supongo, depende exclusivamente de los centros, pero realizan labores valiosísimas, pues sin ellos la UNED sería imposible. Igualmente no ignoro que, al no haber enseñanza presencial y carecer la UNED de alguna de las facultades más "caras", como la de Medicina, sus costes son por necesidad inferiores a los de las universidades presenciales.

Con todo, un hecho se mantiene: parece ser política de Estado en España no atender como se merece a la única universidad que le queda, la que se ocupa de todo el territorio nacional y de los estudiantes españoles en todos los continentes, y la que realiza una función social de primer orden. Algo a lo que los dos partidos podrían poner remedio, ahora que estamos en tiempos de programas electorales, abriendo un apartado específico para la UNED en ellos, a fin de darle la dignidad que merece, especialmente por el esfuerzo que realizan los alumnos. Y conste que no estoy hablando sólo de cuestiones salariales, sino sobre todo, de que la Universidad tenga la dotación de medios, especialmente en materias de tecnologías de la información y la comunicación, que son su misma esencia y que al día de hoy dejan mucho que desear.

¿No cree el actual equipo rectoral de la UNED que, en atención a esas casi 180.000 personas (aproximadamente medio millón si consideramos sus familiares), cabría solicitar que la UNED albergara un debate sobre enseñanza universitaria no presencial en el siglo XXI entre los candidatos a las presidencia del Gobierno español?

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Romance de Ruiz Gallardón.

¡Gallardón, Ruiz Gallardón,
ambicionabas un puesto
y te dieron un revolcón!
Habías ganado en mayo,
colorido, manso, en flor;
creías en tu futuro:
“¿A qué más aspiraré yo?”
dijiste con aire serio
y en Génova se te oyó,
que anhelabas ser miembro
del parlamento español.

¿A dónde vas tú, pardillo,
con tus votos y tu centro
sin ver que en tu partido
te tienen por el pedrisco,
el rayo y el aguacero?
Sólo te ama el contrario,
el sociata convencido,
“El País” ya de corrido,
Gabilondo con “la cuatro”
y algún rojillo pazguato.

Los tuyos, sin un desmayo,
te han sentado la mano.
Angel te mide el cuero,
la COPE te reta a duelo,
Edu se te tira al cuello
y Espe te marca a fuego.
Te han dado para el pelo,
centrista de chicha y nabo
y ahora lloras humillado
tu derrota sin consuelo.

Levanta, rapaz, el ánimo,
sal por fin de ese nido
donde reina el caciquismo.
Devuelve ciento por uno,
define tu pensamiento,
habla a tu amado pueblo,
el que te vota sin cuento,
predica tu fe en el centro
busca de Bono consejo.
Fundad un nuevo partido,
demócrata, moderado,
con el bien bien alineado,
nacional, abanderado
de la España del consenso.

Y colorín colorado
este cuento y otro ciento
se dará por acabado.
(La foto es de Brocco Lee's Photos, licencia Flickr).


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Convocatoria.

El hostigamiento político-judicial a que se está sometiendo a las clínicas en las que se practican interrupciones voluntarias del embarazo y a las mujeres que han abortado no es de recibo. Los jueces no pueden atropellar los derechos de las justiciables, arrojarlas a la vindicta pública, quién sabe si a la insania de algún pariente. Esa maniobra huele a la legua a una colusión entre los sectores más carcundas de la sociedad civil, el poder político sectario de la Comunidad de Madrid, que tan pronto tira por tierra el trabajo de los profesionales hospitalarios como persigue con saña a unas personas que ejercen su derechos y una judicatura parcial, ideologizada, que trata de cercenar la ley aterrorizando a las ciudadanas que se amparan en ella.

Tan poco de recibo me parece que suscribo de la cruz a la fecha el manifiesto firmado por cuarenta y tantas organizaciones feministas y de diverso tipo que me han remitido los de No nos resignamos y que se titula Despenalización del aborto voluntario. En él se convoca a una manifa el próximo miércoles día 23 de enero, a las 19,00 horas en la Puerta del Sol de Madrid con el lema: ¡Fuera el aborto del Código Penal! Me parece estupendo: hay que parar el pie a los curas, a los meapilas, los carcundas, los sectarios de la ultraderecha, todos esos fariseos que tiran la piedra y esconden la mano y, en general, a esa panda de sectarios que no luchan por ampliar o consolidar sus derechos, sino por restringir y eliminar los de los demás.

Asimismo propongo que no sean solamente las mujeres quienes se autoinculpen de haber abortado, sino que lo hagamos también los hombres y, si nos parece que es un poco fuerte autoacusarnos de haber cometido un "delito" que fisiológicamente no podemos cometer, autoacusémosnos de complicidad y encubrimiento en la comisión del "delito" que ambas figuras están también penadas.

(La imagen es una foto de Gaby de Cicco, bajo licencia de Creative Commons).

dijous, 17 de gener del 2008

El ejemplo italiano.

La autoridad académica de la Universidad La Sapienza, de Roma, había invitado a S.S. Benedicto XVI a pronunciar la lección inaugural de la apertura del 705 curso académico de esta venerable institución. Pero héteme aquí que hace unos días, un grupo de sesenta y siete docentes del centro hicieron público un escrito pidiendo que se retirara la invitación debido a que en 1990 el entonces cardenal Ratzinger, que era Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe así como Presidente de la Pontificia Comisión Bíblica y Presidente de la Comisión Teológica Internacional, declaró que el proceso contra Galileo Galilei había sido "justo y razonable".

En esta situación, el Papa, muy sensatamente, ahorró al Rector el bochorno de una prohibición explícita y renunció a participar en el acto, no sin dejar claro que en su juicio de 1990 lo que hacía, al parecer, era citar o parafrasear al filósofo austríaco Paul Fayerabend, el del "anarquismo metodológico". Como era de esperar, la renuncia del Papa ha levantado todo tipo de críticas a la Universidad por faltar a su espíritu de libertad de expresión, por convertirse en un recinto intolerante y sectario, incapaz de escuchar todas las razones, especialmente las ajenas. ¡Vergüenza, vergüenza! Sí, sí, vergüenza, vergüenza, digo yo, y pasmo absoluto: ¿Será verdad que alguien impide la libertad de expresión de la Iglesia Católica?

Porque no se crea que ese grito lo ha puesto en ese cielo algún representante del oscurantismo religioso; nada de eso. Han sido el señor Napolitano, presidente de la República y antiguo teórico comunista, el señor Prodi, el señor Berlusconi, el Cardenal Bertone e così via... y da la impresión de que casi todos ellos dicen lo que creen que tienen que decir y no lo que piensan. Porque supongo que es razonable que los cristianos puedan hablar como cristianos en la Universidad, si bien luego resulta que son esos mismos cristianos los que dicen que los de la Cienciología, por ejemplo, no pueden hablar en sede académica porque son... una secta, presumiendo contra toda evidencia que ellos no lo son.

Pero dar la lección magistral de la apertura de curso no es un mero "hablar en la Universidad", sino hacerlo en un momento solemne, con especial valor simbólico y eso, se me antoja, es un disparate. Así como nadie llamaría a dar la lección magistral a un astrólogo o a un alquimista , por muy respetables que sean (y no digo ya a un Gran Rabino como Gran Rabino o al Gran Mufti de Túnez, por ejemplo), tampoco al Papa de Roma, aunque luego pueda éste -y aquellos- hablar por los pasillos lo que quieran. La charleta es libre. La doctrina desde la cátedra también es libre, pero de otra forma. Desde ella no se puede defender la superstición y la creencia en los milagros, por ejemplo; para eso ya está la Cátedra de San Pedro..

El caso es que, con una inteligencia muy papuna, Benedicto XVI ha hecho pública la lección que pensaba pronunciar en L'Osservatore romano. Es interesantísima y conviene leerla porque no tiene desperdicio y quizá así se comprenda que la inteligencia papuna es pura soberbia y que este Papa no debe de tardar mucho en ver a Dios porque, de hecho, está en Babia y cree que vive en el siglo XIV. Comienza su doctrina S.S. recordando a los estamentos docente y discente de La Sapienza que ésta fue fundada por un su antecesor, Bonifacio VIII, pero se guarda de decir que es el de la Unam Sanctam, el más firme sostenedor de la supremacía del poder papal sobre los seculares, el que se enfrentó al Emperador Alberto I de Habsburgo y a Felipe "El Hermoso", de Francia, el que afirmaba que todos los seres humanos están sometidos a la autoridad del romano Pontífice.

Y la termina (la doctrina) afirmando que (traducción de un servidor):

"Sin embargo, si la razón -engreída de su presunta pureza- deja de escuchar el gran mensaje que le viene de la fe cristiana y de su sabiduría, se seca como un árbol cuyas raíces no reciben el agua que les da la vida. Pierde el valor de la verdad y, de ese modo, no se engrandece sino que se achica. Aplicado a nuestra cultura europea esto significa que si la razón pretende construirse sólo a base de buscar sus argumentaciones propias y de lo que la convence en el momento y, preocupada por su laicidad, se separa de las raíces de las que vive, no se hace más razonable y más pura, sino que se descompone y se destruye."

Entre medias, veinte minutos de retorcidos sofismas de este frío y orgulloso intelectual que cree saber hablar el lenguaje de los no creyentes. Pero lo esencial está aquí, en esa fabulosa pretensión de convertir la fe en sub-stancia de la razón, en requisito, condición, fundamento mismo. Es lo mismo que Bonifacio VIII. La razón que se deja convencer por sus opiniones del momento (léase el evolucionismo darwinista) perece. La razón que se separa de la fe, muere. Y quiere el Santo Padre que le dejen ir a decir eso como lección magistral de una Universidad que se llama La Sapienza, no La Fede. No me extraña nada la reacción de parte del profesorado; yo hubiera hecho lo mismo y hubiera firmado el escrito.

Pero, claro, aquí los curas no quieren ir a dar lecciones magistrales a las Universidades, sino arengar a las turbas creyentes desde el púlpito y, como las turbas creyentes no van a la iglesia, desde las tribunas callejeras.

(La imagen es de Benedicto XVI. Fuente: elkit's photostream Licencia Flickr).

Poor Gallardón.

El albero amaneció ayer húmedo, húmedo de lágrimas de las muchas que se derramaron, unas más sinceras que otras, por el cruel destino que sufrió el morlaco, descabellado antes de la primera suerte a la vista y goce de la afición madrileña -siempre curiosa de ver sangre- y el susto de la hispana que toma buena nota de cómo se las gastan en la capital. El pobre señor Ruiz-Gallardón, alanceado por su Jefe, vituperado por la COPE, derrotado por la Valkiria de la Comunidad, consolado por el portavoz -portadolencia en este caso- señor Cabanillas, vio desvanecerse sus más caros sueños de alcanzar la presidencia del Gobierno dirigiendo un partido como el PP, dirigido a su vez por neofranquistas y nacionalcatólicos en la coyunda de la España eterna.

Y ya le echó sentimentalismo todo el mundo al asunto. El interesado se pilló una rabieta, se desdijo en horas, salió haciendo pucheros, confesando su amarga derrota y exhibiendo su sufrimiento de res agónica, mientras la dama del alba se regodeaba en silencio en su triunfo, yendo a un acto público al que el moribundo señor Ruiz-Gallardón no tuvo fuerzas para asistir.

¿Quién decía que la política se había burocratizado, tecnificado, convertido en una rutina? También tiene momentos para las eternas pasiones de la naturaleza humana: la ambición, la venganza, el rencor, la lealtad, la entrega... Donde menos se espera hay un Macbeth o una lady Macbeth.

Más con los pies en la tierra, el señor Ruiz-Gallardón despierta muchas simpatías y condolencias y es mucha la gente que votaría por él pero él no puede pedir el voto para él como presidente de un partido como el PP porque ni el partido lo admite -ya se ve- ni los electores le seguirían tan lejos.

Y todo es un problema del defecto más acusado del señor alcalde de Madrid: su miedo. Le faltan redaños para llegar al destino que ha estado trabajando toda su vida, desde que empezó como oposición al alcalde Tierno Galván y que consiste en separarse del PP y levantar la bandera del partido cuya necesidad ve mucha gente, el del centro-derecha. Por supuesto, de verdad, no al estilo Aznar, cuyo carácter autoritario se agudiza con el paso del tiempo y cuya influencia en el descabello del alcalde es patente.

La función lacrimógena estuvo bien pero, en mi opinión, fueron los sociatas quienes rizaron el rizo. La dirigencia dio la noticia de que ni un comentario; esto es, la militancia puede frotarse las manos, pero en silencio. Sin embargo, la consigna no afectaba, al parecer, al señor Tomás Gómez, Secretario de los socialistas madrileños quien arremetió contra el señor Ruiz Gallardón diciéndole que dimita ya pues los madrileños le importan una higa y lo que quiere es ser diputado y presidente del Gobierno. Así, en abstracto, la razón asiste al señor Gómez; pero se le notan demasiado las ganas de quitarse de delante a un enemigo temible en las urnas, alguien ante quien puede perder su reputación de alcalde más votado.

(Fuente de la imagen, Brocco Lee's photos. Licencia Flickr).

dimecres, 16 de gener del 2008

Rumores de la corrala.

En una corrala madrileña del barrio de Lavapiés, de las que el señor Gallardón cuida como de las niñas de sus ojos, se congrega un grupo de vecinos con edad media pasada la de jubilación a comentar las últimas noticias sobre la campaña del PP a las elecciones de marzo, la llegada del señor Pizarro y el puntapié en el trasero del señor Gallardón:

Señor Curro, antiguo conserje de banca, sentencioso: "Lo que digo, con esas dos decisiones Rajoy ha perdido las elecciones."

Señora Encarna, que todavía regenta un puesto de chuches en la plaza de la Cebada: "¿Ese? Si las iba a perder de todas todas...¡Menudo pasmao!

Señora Casilda, que tuvo una charcutería: "Y encima ha metido a ese randa... No le bastó lo que trincó con la cosa de la luz y viene por más; que parece que le ha cogido el gusto.

Señor Nicasio, gallego indiano venido a menos: "¡Toma, como todos! La vaina es que mi paisano Raxoy no vale pa ná."

Curro (enfático): "Ya te digo. Pa ná. Un minguillo. Cuando yo estaba en el banco...

Casilda: "No empiece usté con sus batallas, señor Curro; aquí se habla de si Rajoy puede ganar poniendo de segundo a un tiburón de las finanzas y dando esquinazo a don Alberto.

Curro (picado): "Hay que ver, Casilda, qué bien habla usté. Con quién se codeará...

Encarna: "La Casi tié razón. Si cree que vamos a votar a ese buitre, va listo; y sin don Alberto, que es tan bueno y tan de centro, que yo lo quiero mucho.

Casilda (bajando la voz): "Pa mí que ha sido la lagartona de la Comunidad, que es como el perro del hortelano."

Nicasio: "Será la perra".

Curro: "Perro o perra, ese Rajoy es un mandao que no tiene media guantá."

Encarna: "Pues yo le diría a don Alberto, (menudo disgusto tié que tener el pobre), le diría, digo: don Alberto, váyase Vd. al PeSOE, que ahí sí que le querrán.

Nicasio: "¿Al PeSOE? Quite usté, Casi; ese a dónde tié que ir es al Partido del Progreso de la Democracia pa la Unión o como se diga, que son de centro de verdá.

Casilda: "Vamos anda. ¡Si esos son tós profesores! Lo que tié que hacer don Alberto es fundar su partido que estaría más guapo y tós le votaríamos con tó lo que ha hecho por las corralas."

Curro: "Pero ¿quién manda en el PP?"

Encarna: "¿Quién va a ser? ¿Es que no se ve? La lagarta, Aznarín, la refinóstica de su señora, que los va a votar Rita la cantaora.

Nicasio: "Pues dice don Alberto que se va a su casa."

Casilda: "Ahí estará mejor. ¿Quién le manda tener tratos con golfantes que ya ve usté cómo pagan? Eso, que deje la política, que es cosa de espabilaos y trincones, que más apañao estará en su casa.

Curro: "Y Dios en la de todos. Cuando yo estaba en el banco... (Desbandada general)

(La imagen es una antigua corrala de Madrid. Fuente: JaciVico Photostream, Licencia Flickr).

Salió el mormón.

Las primarias de ayer en Michigan eran decisivas para Mitt Romney, que se jugaba seguir en la carrera por la nominación o retirarse. Una derrota en el Estado en que nació y creció y en donde su padre fue gobernador tres legislaturas hubiera sido una catástrofe, después de las sufridas en Iowa y New Hampshire. Y no se ha producido sino que ha salido ganador con una ventaja de unos diez puntos sobre su inmediato rival, John McCain, que pretendía renovar su triunfo del año 2000 sobre George W. Bush en ese mismo Estado. El tercero, con un 16% ha quedado el cura ultramontano Huckabee, pero lo suficiente para mantenerlo en la lid hasta el próximo cinco de febrero.

El resultado de Michigan ha dejado la situación más abierta que nunca en el campo republicano. Huckabee venció en Iowa, McCain en New Hampshire y Romney en Michigan y también lo había hecho en Wyoming, victoria a la que casi nadie prestó atención, pero que ahora cobra una dimensión mayor y el candidato se crece aun más si recordamos que, a diferencia de New Hampshire, las primarias de Michigan son mayoritarias, esto es, el ganador se lo lleva todo. La contienda del "supermartes" promete ser apasionante.

En el campo demócrata, de los tres candidatos con posibilidades sólo se presentaba la señora Clinton (que ha obtenido el 56,6% del voto) ya que los señores Obama y Edwards renunciaron desde el momento en que, al celebrar el Estado unas primarias tempranas ilegales, el Comité Nacional del Partido le ha arrebatado todos los delegados, de forma que la victoria de la señora Clinton es meramente nominal. En el campo republicano pasa algo parecido, aunque no idéntico. También el Comité Nacional ha castigado al Estado por el mismo motivo, pero sólo le ha quitado la mitad de los delegados, de forma que el señor Romney se ha llevado treinta, pudiendo haberse llevado cincuenta y siete.

Aquí hay otra cuestión que explica por qué las elecciones en los EEUU son tan complicadas. Al ser abiertas las primarias republicanas, muchos demócratas han acudido a votar a ellas y se calcula que lo han hecho por Romney con el objetivo de fastidiar a McCain, al que consideran un adversario más temible que el mormón millonario. Esto es lo que explica por qué muchos se niegan a admitir las primarias abiertas y por qué las previsiones y los cálculos resultan tan complicados en las elecciones yankees.

La imagen de la derecha es una divertida broma que apunta en el sentido de los que dicen que todos los candidatos son iguales, etc. No comparto el punto de vista: todos los candidatos no son iguales ni mucho menos, pero el chiste tiene gracia. Que no todos sean iguales se observa en la bronca montada en el campo demócrata con los asuntos raciales. Que si Mrs. Clinton dijo, que si Mr. Obama contestó, a propósito de Martin Luther King, de venerada memoria entre los negros estadounidenses. Ahora, la derecha cristiana salvaje yankee se ha echado encima del señor Obama a raíz de una columna de Mr. Richard Cohen en el Washington Post, titulada Obama's Farrakhan Test en la que se viene a decir que, como el señor Obama pertenece a la Iglesia Unida Trinitaria de Cristo, de Chicago que distinguió con un premio el año pasado al señor Louis Farrakhan, necesariamente compartirá los puntos de vista islamistas radicales, racistas y antisemitas del señor Farrakhan. El real peligro para el señor Obama, a quien sus enemigos llaman Osama (llamándose él mismo, recuérdese, Barack Hussein Obama) no es ser negro, sino la acusación de islamismo... en los EEUU. Y aquí es donde, por más que me digan lo contrario, tiendo a ver la larga mano de los Clanton, quiero decir, perdón, de los Clinton.

Otro martes negro.

Ayer las bolsas se dieron otro batacazo, el enésimo desde que empezó a aflorar en el verano esta crisis larvada, reptante, a cámara lenta de los créditos basura. El Ibex bajó 3,37%; la bolsa de Londres 3,06%; Frankfurt 2,14; el Dow Jones 2,17%; el Nasdaq 100 2,82 y el Nikkei japonés 0,98%. Y son bajadas que se acumulan sobre bajadas. La recesión está aquí y no parece que haya modo de evitarla. En realidad estaba soterrada desde la crisis de las subprimes pero, al ser un crisis de confianza, parecía que las medidas de los bancos centrales que, ahora se ve, en lugar de resolver las cosas, las empeoraron, junto con las declaraciones de los políticos, podrían conjurar el peligro.

Falso. Ayer, el mayor banco de los EEUU, Citigroup, reconoció haber eliminado impagados por un total de casi10.000 millones de dólares en el último trimestre. Con los miles de millones de dólares se han ido el 41% de los dividendos y cuatro mil doscientos empleos de los veinticuatro mil que tiene la corporación. Ésta ha tenido que recurrir a los capitales foráneos, concretamente a los inversores japoneses, chinos y coreanos para mantenerse a flote y lo mismo ha tenido que hacer otro gigante del mercado inmobiliario, Merryl Lynch. Entre los dos han conseguido créditos por veinte mil millones de dólares. ¿De qué sirvieron los fondos que inyectaron por dos veces en los últimos meses los bancos centrales?

Está claro: de nada. Porque además, Citigroup no es más que la última (por ahora) entidad en reconocer que la catástrofe de los créditos basura le ha pillado debajo. Además de Merril Lynch, hay que contar Stanley Morgan (con tres mil setecientos millones de dólares pillados) y la Union de la Banque Suisse, con tres mil quinientos cincuenta millones), sin contar el Northern Rock británico. Ayer mismo otro gigante inmobiliario, el alemán Hypo-Real-State reconocía impagados por eliminar de unos 390 millones de dólares, con lo que sus acciones caían un 35%. Lo que decíamos en los meses pasados: poco a poco van saliendo los villanos y se va viendo que la podredumbre de los créditos basura ha impregnado el sistema financiero y crediticio internacional mucho más de lo que se suponía en un principio.

El sector que primero y con mayor contundencia está acusando el impacto es el inmobiliario. Según el Guardian, la crisis del sector, con impagos hipotecarios y caída libre de precios es, de momento, la peor en quince años y, según dice el presidente de Citigroup, aún no ha tocado fondo.

No parece probable que en España nos libremos de la crisis que ya está aquí según algunos de los indicadores más tempranos y a pesar de las declaraciones tranquilizadoras del señor Solbes y la fe con que el señor Rodríguez Zapatero esgrime ese superávit del 2% del PIB que, cuando empiece el quebranto en serio, será como una barquilla en un mar embravecido. Por si le sirve de consuelo, es de suponer que el impacto (especialmente en el mercado inmobiliario) no le pasará gran factura en las elecciones porque es bastante claro que la crisis viene en gran medida inducida del exterior y no es probable que el señor Rajoy consiga convencer de lo contrario al electorado. Y menos teniendo a su lado al señor Pizarro a quien jamás compraría yo un coche usado y menos ahora.

(La imagen representa el edificio de la bolsa en Nueva York. Foto: brian.glanz's photostream. Flickr licence).