diumenge, 1 de juliol del 2007

Informe sobre el carajal de la derecha.

Tengo un amigo de izquierda con quien acostumbro a lamentar la triste situación teórica de la orientación política que ambos suscribimos. Cuando tenemos ocasión de charlar, solemos echar de menos pensadores profundos, capaces de captar el sentido del tiempo y de ofrecer unas líneas de actuación que permitan seguir sosteniendo con algo de verosimilitud que eso de la izquierda todavía tiene algún sentido. Los dos nos rebelamos contra el predominio del eclecticismo más desenfrenado; tanto que parecemos obispos.

Pues es el caso que mi amigo trabaja en los servicios secretos de una potencia aliada, razón por la que somos prudentes en nuestros contactos; no hay que complicarse la vida. El otro día mi amigo, a quien llamaré Boris en recuerdo de uno de mis escritores franceses prefes, Vian, y cuya nacionalidad no revelaré, me hizo llegar el documento que adjunto, advirtiéndome de que se trata de un informe que hace el embajador de la potencia amiga, que es de espíritu neocon, sobre la situación de la derecha española. Advierto a mi vez de que en el informe se intercalan observaciones del propio Boris, que pondré en rojo y asimismo que, si sucumbo a la tentación de hacer yo alguna, la pondré en verde.

El documento dice así: Memorandum que eleva el embajador **** al ministro de AAEE de **** sobre el estado de la derecha española. La derecha española está desconcertada. Sus dirigentes todavía no han conseguido elaborar una interpretación aceptable de su derrota electoral en marzo de 2004 que siguen atribuyendo a una oscura conjura entre terroristas y la oposición socialista. Pero los terroristas no pueden ser islamistas (esto es, los que parece que pusieron las bombas en los trenes) porque eso vincularía el atentado con la decisión de Mr. Aznar de meter al país en la guerra del Irak. Así que quiere sustituir a los islamistas por la organización euskoterrorista ETA. La necesidad vital de negar la realidad lleva a la derecha española a actitudes que parecen surrealistas. Es sorprendente que a sus portavoces no se les escape la risa con la guasa que tiene lo que cuentan.

Los acontecimientos sociales de los últimos tres años dejan claro que la derecha ha perdido el oremus y no sabe en dónde se encuentra. Utiliza el terrorismo como única arma de hacer política. Naturalmente, es el único lugar en que puede hacer oposición porque, en los otros asuntos no se atreve. A la derecha lo que le gustaría es hacer oposición en el de la legislación permisiva con la homosexualidad, ese pecado nefando, esa lacra, esa maldita enfermedad. Pero no se puede porque pasa uno entonces por carca y pierde votos. ¡Con lo satisfactorio que sería para muchos diputados del PP salir a la calle al grito de "En España somos todos muy machos y los maricones son la antiespaña"!

Le ha puesto la proa a la nueva asignatura llamada "Educación para la ciudadanía", que es una variante de la "cultura cívica" que se enseña por todas partes y que antes solía llamarse el "Buen Juanito". Claro, no se deben perder posiciones en el terreno ideológico que es donde se convence a la gente. Pues es que la oposición a la asignatura, encabezada por los obispos y con Mr. Rajoy de monago, se hace en nombre de la "libertad de conciencia". Como no sabía que la iglesia católica tuviera un acervo acumulado en experiencias de lucha por la libertad de conciencia, he entendido que aquí de lo que se trata es de que la iglesia se quede con la mayor proporción de la educación en España en temas de programas, políticas educativas, gestión de los centros, todo lo posible. Pero no se puede decir porque ni los creyentes suscriben las pretensiones eclesiáticas en materia educativa. Los creyentes españoles no son creyentes de la iglesia, sino contra la iglesia. Con ello dicen muchos que siguen el verdadero ejemplo de Cristo quien también se tomaba a chirigota la iglesia establecida de su tiempo, los escribas, los fariseos, los saduceos...Sí señor; ahí le duele.

No será preciso relate a la superioridad de nuevo la original novela fabulada por la derecha política y mediática en relación con el atentado del once de marzo de 2004 y el subsiguiente proceso. Ya tuve ocasión de informar a VE sobre cómo el genio español ha descubierto dos nuevas figuras procesales, el acusador/defensor y el defensor/acusador, que darán mucho juego a la doctrina.

El desconcierto de la derecha se ha hecho ya majestuoso con el chusco episodio de tres policías condenados por tres jueces por detención ilegal y absueltos año y medio después del dicho delito por unos segundos jueces, esta vez, cinco. Se recordará que esta táctica de valerse de jueces y tribunales para conseguir sus objetivos políticos es propia del PP desde su origen. Ese ministerio no habrá olvidado que Mr. Aznar alcanzó el gobierno de Castilla y León enredando a su opositor un lío procesal del que éste quedo absuelto años más tarde de haber sido derrotado en las elecciones. Y lo mismo hizo con el gobierno del Estado; lo consiguió involucrando al gobierno en una malla de procesos penales, con el estridente apoyo de sus medios afines (El Mundo, la COPE), el más importante de los cuales parece será cuestionado en próxima fechas en Estrasburgo.

En este caso, el asunto era meridiano: unos policías llaman a comisaría a unos militantes del PP, a los que creen haber identificado en un video como presuntos autores de una agresión física al ministro de Defensa de entonces, señor Bono, en el curso de una manifa. Eso pude verlo cualquiera que haya visionado el video. Bueno, pues los tres policías fueron condenados a penas de privación de libertad por tres jueces que apreciaron "detención ilegal" en lo que, a todas luces, era puro cumplimiento del deber. Ahora el Supremo anula esa sentencia y, a falta de que haga pública la suya, lo que sí parece evidente es que la de la primera instancia no se ajustó a derecho. Ni a derecho ni a justicia ni a razón ni a nada. Fue una sentencia dictada desde un poder político (la Comunidad de Madrid) desaforado y unos medios de la derecha fuera de sus casillas, pidiendo a gritos la condena de los policías, a los que llamaba "gestapo". Fue un linchamiento. El Supremo ha puesto las cosas en su sitio, pero el partido de la derecha sigue desbarrando porque, además de sostener que los policías son unos delincuentes, viene a insinuar que los magistrados prevarican. La derecha minando el prestigio de las instituciones fundamentales del orden público en Occidente. Vaya una historia con el embajador. Eso es lo que hace la derecha siempre: crea instituciones y las alienta, mientras le son útiles, cuando dejan de serlo se deshace de ellas.De todas formas, ya tiene chiste que tengamos que ser las izquierdas quienes salgamos en defensa de la probidad y la eficacia de las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado, de aquella antaño detestada Guardia Civil, de la independencia judicial.

Estas circunstancias hacen que el principal partido de la oposición se encuentre en una situación de anomia. Nadie cuestiona al líder; pero nadie lo apoya, y cada cual está preparándose su parapeto para cuando llegue la justa. Los mentores mediáticos habían aglutinado a la derecha bajo la consigna de "Fuera complejos". Pero los complejos (basicamente los derivados de la continuidad con el franquismo) que se fueron por la puerta, entraron después por la ventana. No es posible hacer oposición de españolísimo porte a la normalización de la homosexualidad, llamando a las cosas por su nombre, al culo, culo y al maricón, maricón. ¡Qué lejos ha llegado la depravación de España! Caramba con el diplomático; tiene sentido del humor.

De todas formas hay que reconocer en la derecha española una capacidad histriónica que no tiene parangón en Occidente. El Ministro debería haber visto la performance de ayer del ex ministro del Interior y actual portavoz del PP, cómo compareció el mancebo y, sin despeinarse el tupé, recordó que a los policías los habían condenado los jueces, no el PP, y echó en cara al PSOE que saque a cuento el asunto de la decisión del Supremo con el innoble fin de tapar otros asuntos más graves. Creo que todos los españoles nos hemos quedado sin saber cuáles sean dichos asuntos. Probablemente, el señor Acebes está pensando en el terrorismo, ETA y la rendición zapateril. Pero lo fascinante del señor Acebes era la cara; sí, sí, la cara. No está mal el memorandum del embajador, pero le falta un poco de pesquis hispánico. Le parece extraño al diplomático que la derecha, inherentemente conservadora, tire contra las instituciones. Esa es la diferencia con las derechas europeas, que la española tiene una referencia distinta, un régimen de instituciones, esas sí, correutas, direutas y perfeutas.

(Los dibujos de Arcimboldo representan un elefante, el Cancerbero, un traje de dragón para caballo y un trineo).

dissabte, 30 de juny del 2007

El rato del señor Rato.

Veo al señor Rato en su lujoso despacho de director del Fondo Monetario Internacional, en Washington, desesperado ante el aldeanismo de su país. Es indignante: un español alcanza un lugar de preeminencia mundial como la dirección del FMI, se codea con jefes de Gobierno, de Estado y de Tribu, desayuna en Washington y cena en Singapur y pronuncia el discurso de despedida en la cena homenaje con motivo de la marcha de Mr. Alan Greenspan del Consejo de la Reserva Federal...y ni Dios te dedica una línea en la prensa patria, ni se acuerda de ti en las tertulias ni te llama para unos desayunos o bocatas televisivos. A los españoles sólo les interesan los españoles y, si van por ahí poniendo picas en lueñes tierras, siempre que lo hagan sobre una moto, un coche, una piragua, cualquier cosa menos un sillón de baranda en un organismo tan brumoso y extraño como el FMI

Algunos lo confunden con el Banco Mundial y otros lo tienen por una espcie de montepío universal. La leyenda dice que el FMI no puede tomar decisiones políticas y, si las tomara, no podría ponerlas en ejecución, que no es propiamente un banco y más bien se configura como una especie de gendarme universal de los tipos de cambio en el mundo, una vez que el afamado patrón oro se disolvió en el aire, como las cosas más sólidas en Fausto. En fin, que no tiene poder. En la realidad es una entidad que presta y que presta con rígidas condiciones de disciplina económica de la teoría más clásica; más clásica del capitalismo. Tiene poder, y mucho, como se ve en la escena de la foto en que el del extremo izquierdo es precisamente el todopoderoso Mr. Greenspan.

"Pues nada de esto se valora en mi país, España", piensa el señor Rato. Vuelve a pensar, sopesa lo pensado y toma la decisión: "dimito; me vuelvo a España". No termina de decirlo y se arma el gran alboroto en la Patria y todo el mundo se acuerda de que el señor Rato existe y que es un fenómeno, un fuera de serie, la garantía segura del éxito, el hombre providencial. Pero ¿cómo diantres se les había ocurrido arrumbar a esta lumbrera en la sospechosa bruma anglosajona del FMI?

El hombre ha dicho que dimite del FMI para dedicarse a la educación de sus hijos y a la vida privada. Nadie lo ha creído y una buena mayoría de comentaristas le atribuye el deseo de postularse como candidato del PP a la presidencia del Gobierno es de suponer cuando el electorado propine un puntapié al señor Rajoy. El registrador de la propiedad gallego tiene mala suerte pues eso contribuye a que pierda las elecciones de 2008 ya que la gente piensa que puede volver a votar al PSOE que, si lo hace mal, ahí estará don Rodrigo, que tanto vale y tanto sabe.

Lo curioso de esta reacción de los medios es que no sólo tuerce una información, la de la educación de sus hijos, sino dos, al presuponer que la intención del señor Rato sea precisamente la que él niega. Pero sea lo uno o lo otro, lo cierto es que el el señor Rato, que parecía uno de Los olvidados de Buñuel, vuelve a ser noticia en los diarios, comentario en los mentideros, objeto de profecías y apuestas y eclipsa en un abrir y cerrar de ojos al actual candidato de la derecha en las próximas elecciones generales.

Definitivamente injusto; primero Aznar, luego el tándem Gallardón/Aguirre y, de postre, la guinda de Washington. Son un agobio del que el candidato no se ve libre y, dado su carácter manso, ni lo intenta. "Sentido de la oportunidad", piensa el señor Rajoy, "este Rodrigo podía haberse callado hasta las generales". "Si me callo", piensa a su vez el señor Rato, "después de la derrota, sería tarde". Hay que postularse ahora. Si el señor Rajoy mira en torno suyo, ve un cortejo de buitres. No se menciona aquí a estos desagradables pajarracos para afear el físico de nadie, sino en recuerdo de que son los que acompañan al infeliz que no tardará en ser su comedero. Se lo dice su instinto de buitre.

El señor Rajoy, pienso, seguirá siendo candidato del PP, aunque más debilitado, si cabe. La presencia del señor Rato en el albero, que decimos quienes no tenemos ni idea de toreo, es un reto para el señor Gallardón. Que no sería de extrañar que fuera el móvil del señor Rato, a quien podemos imaginarnos en su lujoso despacho de Washington (no problema, ya lo hicimos una vez), diciendo: "oye, si se postula Alberto, también puedo hacerlo yo". "Claro, Rodrigo", lo anima su esposa al teléfono, "eres joven, y tienes una mundología que esos gañanes no tienen: en España no te conocen, Rodrigo." El señor Rato gime: "Es verdad; no me conocen". Y, dando un puñetazo sobre la mesa de caoba que suena como los "Ludwig Drums" de los Beatles de su juventud, dice: "Allí me planto y a ver quién me tose".

Y antes de desembarcar ha batido la costa, disparando desde una entrevista en el periódico El país, el panfleto radical/socialista al servicio de Zapatero, condenado al boicot y al auto de fe por la máxima jerarquía del partido. Entrevista en la que el mefistofélico señor Rato dice: "soy del PP". ¿Cómo se puede ser de un partido desoyendo las ódenes de la jefatura? Órdenes que deben mantenerse incólumes porque el citado libelo socialdemócrata y "progre" (este de "progre" es término que emplean como insulto las derechas y la extrema izquierda; otra prueba más de su similitud) no solamente no se arrepiente de lo dicho, sino que publica un artículo de Felipe González, todo él muy bueno, pero con una frase final de campeonato:

"Me entristece pensar que los líderes crean que saben adónde van sin preocuparse de saber de dónde vienen."
Mucha verdad, don Felipe. En cuanto al señor Rato pues, caramba, también es posible que sus declaraciones traduzcan sus intenciones y el hombre quiera de verdad ser el ayo o preceptor de sus hijos. Tanto si es verdad como si no, las cosas pueden ir de modo tal (y seguramente lo harán) que algún sector del PP, horrorizado de la candidatura de Gallardón/Aguirre, acuda a pedir que el señor Rato, como un nuevo Cincinato, asuma el mando absoluto. Si tal cosa sucediera, el señor Rato podría invocar como ejemplo y precedente el dulce momento en que la Patrie en danger acudió a Colombey-les deux-Églises a pedir a un enfurruñado general De Gaulle que asumiera plenos poderes. No conviene compararlo con el Gran Corso porque, aunque el comparado gana mucho, el resultado, el Imperio restaurado, tuvo breve existencia. "Oye, que si vienes a un sitio, es para estar unos añitos". Ese es quizá el problema del señor Rato, al haber dimitido mucho antes de tiempo de su última e importantísima responsabilidad. El gran estabilizador parece un poco tarambaina. Miren que si mañana dimite doña Esperanza Aguirre, diciendo que quiere ganar dinero, a ver si consigue llegar a fin de mes.

divendres, 29 de juny del 2007

El derecho a la vivienda y la realidad de la vida.

La Constitución de 1978 es taxativa. Su artículo 47 dice:
"Todos los españoles tienen derecho a disfrutar de una vivienda digna y adecuada. Los poderes públicos promoverán las condiciones necesarias y establecerán las normas pertinentes para hacer efectivo este derecho, regulando la utilización del suelo de acuerdo con el interés general para impedir la especulación".
Sí, sí, léanlo otra vez porque tiene miga: "Todos los españoles, etc". Los no españoles, no; empezamos bien. "Los poderes públicos", etc ¡de acuerdo con el interés general para impedir la especulación! Prima facie lo que parece es que si esos misteriosos "poderes públicos" han hecho algo ha sido lo contrario del mandato que reciben en la Constitución.

Porque no consigo encajar con idea alguna de "interés general", ni siquiera con la muy escuálida que pueda tener Hayek, la noticia que vi el otro día de que la mitad de los jóvenes de hasta treinta años vive con sus padres y, de la otra mitad, digo yo, el veinte o el treinta por ciento no vive con pero sí de los padres. Y ya, si quieren Vds. tener un ataque de risa sardónica, lean el segundo y último apartado de tan excelso artículo 47:

"La comunidad participará en las plusvalías que genere la acción urbanística de los entes públicos".
Lo de "risa sardónica" viene del hecho de que los sardos, para mostrar cuán rudos y machos eran, tenían que reír mientras les infligían las peores torturas, risa que sonaba como sonaba y de ahí lo de risa sardónica.

Porque ¿alguien ha visto un euro de las tales plusvalías? Son invisibles porque se materializan en billetes de 500 euros, a los que el pueblo, con su gracejo sin par, llama "binladens" porque nadie los ha visto. Gracejo, desde luego, de maldita la gracia porque resulta que en España circula algo así como el cuarenta por ciento del total de "binladens" sueltos por Europa. Ahí están las plusvalías, creando fortunas inmensas...e invisibles.

¿De qué "poderes públicos" habla el bendito artículo 47? El Estado tiene una función supervisora, meramente coordinadora, orientadora porque las competencias en vivienda se han transferido a las Comunidades Autónomas. Pero, a su vez, las competencias sobre el suelo corresponden a los ayuntamientos. O sea, que el que tiene la visión de conjunto, el Estado, no tiene medios y el que tiene los medios, los ayuntamientos, carece de visión de conjunto. Una fórmula segura para darse una castaña.

Todo el mundo está avisando del estallido de la burbuja inmobiliaria; hasta la ONU ha salido tocando a rebato. Es como una caldera en la que aumenta la presión y se está a la espera del estallido. El capitalismo es riesgo; a mayor riesgo de todo tipo, mayor ganancia y viceversa. Así que en esto de la construcción, la sociedad civil juega al alto riesgo con beneficios inmensos, que han enloquecido a las administraciones públicas. No sé si alguien conoce de un ejemplo similar al del ayuntamiento de Marbella en algún momento de la historia de la humanidad.

Además los agoreros vaticinan el estallido de la burbuja en un panorama de tipos altos de interés con hipotecas asfixiantes. Lo interesante es saber cómo hemos llegado aquí. Porque el indicador es muy claro: el capital invierte siempre donde la relación beneficio-riesgo le sea más favorable. Y, para llegar a estas elevadas tasas de beneficio se ha dejado a una generación viviendo con sus padres hasta pasados los treinta años. Con las tensiones que eso acarrea. No sé yo...

Esta situación parece contradecir el espíritu del capitalismo ya que a éste le interesaría abaratar el producto (la vivienda) para que ese cincuenta por ciento o más que no accede a ella pueda hacerlo. Y el caso es que abaratar ya no se pueden abaratar más ciertos costes, por ejemplo los de material y mano de obra porque son muy baratos. Lo que habría que hacer sería reducir el importe de los sobornos y cohechos y también de los beneficios empresariales. Pero eso no lo verán nuestros ojos. En último término, la reponsabilidad de esta situación lamentable de la vivienda, que ha hecho trizas a una generación de chavales, es la codicia. La codicia, que contagia a los mismísimos "poderes públicos". ¿Cuántos ediles están implicados en causas penales por corruptelas? Por supuesto, aquí se aplica a rajatabla el principio de presunción de inocencia. Pero ya es casualidad que el grupo más numeroso de encausados sea el de munícipes y no el de ciclistas, profesores de universidad, curas o agricultores.

Este de la vivienda es para mí uno de los dos más grandes misterios de la ciencia económica, el otro es el de los bajísimos precios en origen de los productos agrícolas. Ya sabemos que de inmediato sale alguien y nos explica que lo que pasa es que las cosas valen poco en origen y que el valor está en el "valor añadido", lo cual no es explicación alguna sino reformulación del misterio con aires de haberlo descubierto porque, ¿por qué es menor el valor de origen que el añadido? La economía (eso que llaman "la nueva economía") es una actividad fundamentalmente especulativa. Como la filosofía, qué caramba.

La bella momia.

Vaya, se ha descubierto la momia de Hatshepsut, la hija de Tutmosis I, viuda de Tutmosiss II que, en regencia por su hijastro Tutmosis III, de la XVIII dinastía (la de Tutankamon, por cierto), reinó de faraón. No de "faraona", como Lola Flores, sino de faraón, con su barbita postiza y todo, como se ve en esa imagen en forma de esfinge colosal en alabastro que saco de Wikipedia bajo licencia de Creative Commons.

Los periódicos han publicado la foto de Hatshepsut con la pinta que tiene ahora. Yo prefiero reproducirla con la que ella misma se hizo dar hace 3.600 años. Parece que no hay duda (aunque algunos aún insisten en que no hay seguridad al cien por cien) de que se trata de la misma Hatshepsut. Sale del análisis comparado de su ADN y el de su señora abuela, Ahmose Nefertari. Pues por eso precisamente, porque se trata de ella, quien yacía hasta ahora desconocida en un piso de un museo egipcio, una mujer extraordinaria, merece un respeto y la momia no es precisamente su mejor reproducción o likeness, que se dice en inglés.

Sin duda fue una hermosa mujer, a la que gustaba que la reprodujeran como tal, como se ve en la talla sedente de la derecha, también en alabastro. Manifestó su reinado mucho lujo, gran actividad constructora y vivió la recuperación de la red de relaciones comerciales, destruida por los hicsos. El hecho más sonado del reinado de Hashepsut fue el envío de una expedición comercial al Punt, en Somalia.

Pero la mujer no me interesa por eso, ni tampoco por la romántica historia que le hace amante de uno de sus asesores más encumbrados, Senmut, de forma que los admiradores de la dama se dividen en partidarios y detractores de la teoría de los amores escandalosos. Tampoco de que, al acceder al poder su hijastro Tutmosis III, ella desapareciera misteriosamente de la escena. Hasta ahora se había dicho que no se sabía si la asesinaron, la apresaron, o la dejaron marchar viva al olvido. De hecho, parece que su hijastro Tutmosis III ordenó borrar todas las referencias a Hatshepsut en el templo mortuorio que ésta se hizo construir, con lo que se causaron muchos daños que luego, sin duda, quiso él compensar haciéndose retratar en todo su poderío, como faraón reinante y la gloria de su poder en el hipogeo del templo mortuorio de Hatshepsut. Madrasta e hijastro no debían de estar en los mejores términos.

Al parecer, la momia falleció en su día de cáncer óseo metastásico. Aunque no sé yo si esta explicación excluye el asesinato. Imagino que si se asesina a alguien que tiene, digamos, un cáncer de huesos incipiente, el canceroso muere, pero el cáncer no, y sigue y sigue mientras haya huesos que colonizar. No lo sé. Soy lego en la materia.

Mi interés por Hatshepsut radica en su personalidad, en esa voluntad de renunciar a lo que era, a su apariencia de género, para convertirse en otra cosa, para re-crearse. Entra de lleno en mi afición a los dobles, los cambios de identidad, las dualidades, el anhelo del ser humano por ser otro sin dejar de ser él mismo. Hatshepsut es la madrina de esta cofradía de gente que pretende rehacerse en forma de un personaje distinto, es la madrina de la abigarrada sociedad de los disfrazados, espías, travestidos, transexuales y aquellos para quienes todo el año es carnaval. Hasta se cambió el nombre por la forma masculina de Hatshepsut y lo hizo todo como hombre con excepción de lo del amante, el asesor o canciller, quien a su propia muerte dejó la inscripción siguiente de sí mismo:

"Compañero muy amado, Guardián del Palacio, Custodio del Corazón del Rey, hacedor de la felicidad de la Señora de los Dos Reinos, garante de que todo suceda según el ánimo de Su Majestad."

Hatshepsut es uno de los primeros casos documentados en la historia en que una mujer recurre a un truco que luego se popularizará a través del teatro, especialmente del isabelino en Inglaterra o el del Siglo de Oro en España, el de disfrazarse de hombre para conseguir sus fines.

Qué vida la de la momia.

dijous, 28 de juny del 2007

La cosa de la vivienda.

Estaba pensando escribir un post sobre esto de la paternidad sexagenaria que me asalta últimamente pero me di cuenta de que aún no lo tengo claro. Como si alguna vez se tuviera algo claro, en especial en asuntos de paternidad, pues nunca se sabe de cierto qué se ha de hacer con los hijos. Así que mejor se calla uno porque de uno mismo lo mejor es callar o bien en virtud de ese otro viejo adagio que ordena "calla, a no ser que lo que tengas que decir sea mejor que el silencio" y, claro, muy presuntuoso ha de ser quien juzgue lo que tiene que decir mejor que el silencio.

Porque mira que el silencio es hermoso cuando se consigue escucharlo que en una ciudad es difícil. Aunque hermoso sólo en su terreno de sonido, de no-sonido. Porque, pasando a otros cauces sensitivos, ¿qué pinta tiene el silencio? ¿Cómo se pinta el silencio? ¿Cómo se escribe? Y realmente lo de pintar admite alguna propuesta. Por ejemplo, se me ocurre que Hopper (más arriba) lo ha pintado. ¿Cómo? Haciéndonos ver que por ahí pasa un tren de vez en cuando y ahora NO pasa. ("Casa en la vía del tren", 1925) Se piensa en el silencio que rodea la casa.

Otro que pinta el silencio es Delvaux ("lazos rosas", 1937) a fuer de reflejar escenas oníricas a la luz plata de la luna, esa luz que Van Gogh estaba empeñado en plasmar. Pero ¿cómo se escribe el silencio? Imagino que dejando la página en blanco, o en negro, como se hace en la famosa novela de Laurence Sterne, es decir, dejando de escribir. La escritura sólo puede plasmar el silencio dejando ella misma de existir. El silencio es la nada literaria y por eso el escriba está siempre emborronando cuartillas. Ahora, los felices blogueros decimos colgando posts, que es mucho más cool, si se me permite.

Y ya es difícil ser cool en una ciudad que alberga lo más cool del universo mundo, a saber, unos díitas del Europride, o Eurogay o ambas cosas a la vez, Europridegay o Eurogaypride en la muy madrileña plaza de Chueca, maestro de zarzuela. A mí, esas manifas del orgullo gay no me seducen en especial por lo estridentes que son. Esos sí que no saben lo que es silencio, porque no lo aprecian. Al contrario, están siempre armando bulla, cosa que me parece bastante cansina.

Puestos a retratar el silencio es inevitable el famoso "El grito", 1893, de Munch. Un grito helado, que suena en el interior de la cabeza y se exterioriza en el gesto; el grito del silencio. Tómese nota de los encarnados del cielo para dar forma a la idea del crepúsculo. Pues ¿qué mayor silencio espera al hombre que el de la muerte?

Lleva lejos la reflexión sobre el silencio que venía de la paternidad sexagenaria. En realidad, ninguna de las dos cosas es cierta. Me había propuesto escribir un post sobre la vivienda, lo titulé "La cosa de la vivienda", como se ve, y pensé en el cuadro de Hopper para ilustrar una vivienda. Pero en cuanto lo vi, se me fue el estro. Mañana posteo sobre la vivienda, porque el asunto tiene bemoles: un derecho cuyo ejercicio hipoteca la vida de generaciones enteras. Ya sé que no es un derecho fetén, positivo, de los que se alegan ante los tribunales, pero es un derecho en sentido moral; tanto que no sería de extrañar que los tribunales, actuando como legisladores, ordenaran al verdadero legislador proteger y garantizar el derecho a la vivienda digna. No se olvide lo de digna porque podemos acabar midiendo los pisos de oferta pública no en metros cuadrados sino en centímetros cuadrados. Pues eso, mañana toca vivienda.

Las cuentas de Gara

Venimos aquí a hablar de las "cuentas" de Gara; no de los cuentos, sino de las cuentas. De las cuentas que tienen mucho de cuento, como las de la lechera o las del Gran Capitán, por no hablar del ajuste de cuentas, que ya entra en un terreno distinto e inhóspito. Según esas cuentas, la negociación se rompió cuando las otras partes (PNV y PSOE, al parecer) se alzaron de la mesa (sobre la cual la izquierda abertzale había puesto las condiciones para la "solución definitiva del conflicto", o sea, no más tiros) sin explicar nada y sin hacer una propuesta alternativa. ¿Pero no habían los gorrinos aceptado unos compromisos que luego rompieron como eso, como gorrinos? Ahora resulta que no habían roto y que sólo rompieron al ver la muy sensata propuesta de acuerdo político.

Tengo por imposible hacer ver a estos señores de Batasuna que el hecho de que uno quiera algo vehementemente y comparta la vehemencia con el 15% del electorado no le da derecho sin más a hacerlo realidad ni mucho menos a decidir sobre los territorios y las gentes que en ellos residen en torno a una mesa sin otorgar voz y voto a esas mismas gentes porque las negociaciones habían sido secretas. Si no se entiende algo tan elemental, hay un problema de entendederas; si no hay problema de entendederas es porque a uno no le importa hacer ver que su legitimidad procede del uso de la violencia.

Así que es muy de agradecer el puñetazo sobre la mesa del señor Imaz que desmiente a ETA, a Gara, a Batasuna, a la izquierda abertzale y al sursum corda haciendo ver que la ruptura la provoca ETA, al exigir la territorialidad y la autodeterminación. A eso, por cierto, lo llama el señor Barrena (de Batasuna) "ir a la negociación a buscar la rendición del otro", se entiende, ir a que se rindan los bravos hijos de Euskal Herria. Realmente esta gente no sabe ya lo que dice.

Con el señor Otegi en chirona y por una temporada, Batasuna y la izquierda abertzale tendrán que encontrar a un dirigente que no vaya a la zaga de aquél. Por cierto, en chirona el dirigente más señalado de la izquierda abertzale y aquí no sucede nada, ni sucederá. Ser mártir es cosa que lleva su tiempo. Piénsese en el caso de Nelson Mandela: su indudable autoridad moral descansa sobre más de veinte años de prisión ininterrumpida. Me da la impresión de que estos mendas del movimiento de liberación, sector armados, están deseando que se acabe el "conflicto" porque entre rejas va a verte el abogado y poco más, y se acaban las declaraciones de prensa, los focos y las primeras de los diarios. Y no digo yo que la izquierda abertzale se reduzca al espectáculo pero no es mucho más, al menos en la dimensión de "izquierda".

dimecres, 27 de juny del 2007

Colaborar con el mal.

Dice el vicepresidente de la Conferencia Episcopal y Cardenal Arzobispo de Toledo, Antonio Cañizares, que los colegios que impartan la nueva asignatura de Educación para la ciudadanía (EpC) estarán "colaborando con el mal". La Iglesia católica no desiste en su enconada lucha contra la innovación en la enseñanza sino que, al contrario, intensifica su oposición con manifestaciones más y más agresivas. No sería de extrañar que a la vuelta del verano amenace con excomulgar a quienes impartan la diabólica materia, consistente en explicar a los chavales cómo deben convivir en una sociedad abierta, mestiza y libre en la que es forzoso respetar a los demás. Vamos a ver si entendemos esta repentina furia eclesial contra algo que, a primera vista, parece bastante sensato.

Para ello no incurriré en la socorrida práctica de negar autoridad a la jerarquía para pronunciarse sobre asuntos de interés público a causa de su sórdido pasado pues si alguien se ha distinguido en el mundo por perseguir a los disidentes, forzar las conciencias individuales, obligar bajo pena de muerte a profesar unas creencias en lugar de otras y demás barbaridades, ha sido precisamente la Iglesia católica. No lo haré, pero no está nunca de más recordarlo. Porque cuando monseñor Cañizares habla de que la asignatura de EpC violenta la conciencia moral de los niños y adolescentes lo hace a la sombra de una ejecutoria de veinte siglos de lucha contra la libertad de conciencia.

El argumento de la Conferencia Episcopal para ir contra EpC es que la materia, además de contenidos sobre la Constitución, los derechos humanos, el pluralismo cultural de nuestra sociedad, a los que dice no objetar, invade terrenos de la formación de la conciencia individual, de la moral personal, como cuando aborda los distintos modelos de familia, el homosexualismo o la regulación de la natalidad. La distinción, sin embargo, es falaz. Las cuestiones sobre la familia, la homosexualidad, etc. tienen una doble naturaleza, pues son aspectos de organización de nuestra sociedad y de convivencia cívica al tiempo que están abiertas al juicio moral de cada cual. En realidad, eso mismo pasa también con los temas que la Iglesia dice aceptar como "más asépticos". Nadie está obligado a hacer suyos los preceptos de la Constitución. Todo lo que se pide a los ciudadanos es que la acaten y la cumplan, pero no que sean sus partidarios o no traten de cambiarla por otra. Lo mismo sucede con esas cuestiones que Monseñor Cañizares considera estrictamente individuales y quiere reservar para su organización eclesiástica. No se pide a nadie que simpatice con los homosexuales masculinos o femeninos, pero sí que se respete la libertad de opción de cada cual. No se impone a nadie un tipo específico de familia, pero sí que se respeten todas sus formas.

Monseñor Cañizares acusa a las autoridades de intentar propagar una "moral laica". No se ve qué hay de malo en ello. Es claro que los obispos añoran aquellos felices tiempos en que los gobernantes imponían el catolicismo en todos los aspectos de la vida civil, desde el nacimiento a la defunción a cristazo limpio. En una democracia ¿qué otra cosa puede hacer el Estado que propagar una moral (cívica) laica?

Para imponer la católica ya están los curas de monseñor Cañizares...para imponérsela a los católicos que la acepten, claro es. A los demás, el citado Cardenal Arzobispo debe aprender a dejarnos en paz. Lo que este Monseñor se niega a reconocer es que su autoridad para imponer unas u otras observancias no pasa de sus feligreses (y siempre que estos, a su vez, cumplan la ley) y no puede extenderse salvo abusivamente a quienes no lo somos. No sé cómo reaccionará la feligresía, yo estoy ya harto de esa arrogante costumbre de los jerarcas católicos de tratar de inmiscuirse en mi vida, de decirme qué moral debo tener y cómo he de educar a mis hijos.

Por lo demás, ayer, un diputado del PP, firme baluarte de la Iglesia católica en su lucha contra la libertad, el señor Martínez Pujalte protagonizó uno de sus espectáculos favoritos de chulería, bronca y agresividad en el Congreso precisamente a cuenta de la materia EpC que el PP quiere suprimir. El señor Pujalte montó la bronca cuando hablaba la diputada de ERC, señora Laia Cañigueral. Cuando ésta pudo volver al uso de la palabra, luego de las interrupciones del señor Pujalte, dijo que los diputados del PP tendrían que haber cursado la asignatura.

Muy cierto. Estoy seguro de que cambiarían mucho. Incluido el señor Martínez Pujalte.

Viajes mundo adelante.

Mi buen amigo José María Laso, viajero impenitente, ha escrito un libro en el que narra sus correrías por el mundo, y ha tenido la gentileza de enviarme el grueso manuscrito for comments antes de su publicación. Una vez en la calle el libro se llamará Viajes exóticos y culturas diversas.

Hay un punto de ironía en la publicación de esta obra dado que, a causa de una misteriosa afección neurológica que contrajo en un viaje a Bagdad hace unos años, el autor ha perdido gran parte de la movilidad de las extremidades inferiores y apenas puede desplazarse, con lo que parece evidente que, al escribir el libro, ha decidido seguir viajando con la imaginación y el recuerdo.

La obra es muy curiosa, pues recoge viajes a lugares muy apartados del planeta, casi siempre organizados por agencias, de esas que hacen ofertas de itinerarios. Es decir, este libro no narra desplazamientos en los que lo inesperado y la aventura sean un ingrediente del relato. Y, sin embargo, algunos de los viajes que refiere Laso fueron muy accidentados. No tanto como los de Marco Polo, pero no será por escasez de vehículos. No sé si me faltará alguno, pero tengo registrados los siguientes en los desplazamientos del autor: aviones, buques, trenes, coches, autocares, lanchas, rickshaws, caballos, camellos y elefantes. No está mal.

Entre los viajes que narra tienen especial interés el del transiberiano (con el que da cumplimiento a un romántico sueño de juventud) y el de la gran ruta y la ruta de la seda. Sin perder de vista otras andanzas por la India, Jordania, Siria, Egipto y varios países iberoamericanos, como México, Brasil, la Argentina, el Paraguay y Chile y algunos europeos o semieuropeos cuales Italia, Grecia o Turquía.

El viaje del transiberiano (arriba en bonita foto), así como otros periplos del autor por las tierras de lo que entonces era la Unión Soviética son muy entretenidos. Las simpatías de Laso están con el sistema político comunista, del que presenta un cuadro muy favorable en cuanto a sus logros que recuerda los escritos de propaganda que en los años cincuenta y sesenta del pasado siglo fabricaba con verdadero entusiasmo la extinta editorial en lenguas extranjeras de la extinta URSS. Sorprende que un hombre de tan acendradas convicciones democráticas no se preguntara por la suerte de la oposición en sus visitas a Moscú, Tallin, Samarcanda u otras ciudades comunistas, ni inquiriera por la articulación de opciones políticas distintas a la comunista. En la foto, una vista nocturna del Kremlin, durante largos años Meca, centro mítico del comunismo mundial..

Como yo también he estado en algunos, no todos, de los lugares que Laso retrata, doy fe de que su relato -frecuentemente sembrado de disquisiciones eruditas históricas, demográficas, ecónómicas, etc., se ajusta a lo que había. Resalto el había porque uno de los intereses del libro consiste en articular una narración sobre una realidad sparita, que ya no existe, la soviética, escrito por alguien que no cree que su desaparición sea definitiva, como la del Imperio bizantino, sino una especie de momentáneo retroceso o reajuste de ls historia, pues el comunismo volverá a imperar en el planeta.

Es comprensible su gran entusiasmo -que comparto plenamente- por Samarcanda, en Uzbekistán. (Abajo, la más famosa de sus madrasas). Yo también recuerdo vivamente el gran contraste que creía observar entre las institciones políticas movilizdoras del comunismo y la indiferencia de aquella población mayormente musulmana. A Laso le llamaba la atención lo bien provistos que estaban los comercios y lo mismo me pasó a mí. La conclusión que saqué de mi viaje fue que el comunismo no había conseguido hacer mella en la indiferencia de aquellos uzbecos, pacíficamente dedicados a sus asuntos.

Laso. en cambio, es muy crítico con la realidad que ha sustituido al régimen soviético, de forma que la idea que saca el lector es que, en Rusia, el comunismo funcionaba, pero el capitalismo no lo hace. Me temo que eso es algo que zanja cualquier modesto sondeo que se haga hoy en Rusia o en los países de la CEI.

En los viajes a los países asiáticos (China, la India, Indonesia, etc) el autor cambia bastante de actitud; no está tan interesado en la argumentación ideológica y se deja subyugar por la belleza y el exotismo de lo que visita. Así su visión de Pekín, la plaza de Tian an men y, sobre todo, la gran muralla (en la foto, un buen trozo de la parte menos visitada), son muy ilustrativas. Como lo son sus visitas a dos centros chinos extraordinariamente atractivos, Shangai y Hong Kong, en esta última, antes de la retrocesión británica a las autoridades chinas. Es en uno de estos viajes por China en donde ocurrió un sinfín de percances que lo convirtieron en una aventura por los meandros de la burocracia comunista china y que el autor resolvió echando mano de la capacidad de organización y temple de luchador aprendidos en las cárceles franquistas. Otra ironía del destino.

Me llevaría demasiado tiempo referirme a los otros viajes emprendidos por Laso. Son muy interesantes e ilustrativos los de la India, Indonesia y Egipto. Los de América Latina parecen haber sido bastante felices porque, entre otras cosas, no había barrera lingüística. ¿Y qué decir de sus frecuentes desplazamientos a Cuba sino que nuestro autor se encuentra en su salsa?

Espero que el libro salga pronto, pues hará las delicias de chicos y grandes.


dimarts, 26 de juny del 2007

La guerra del señor Rajoy.

El publicista de Benetton, en verdad, tiene guasa. Y sentido de la oportunidad, vive el cielo. Dejo a los cabezas de huevo la tarea de murmurar que el mensaje crítico pierde sus aristas cuando se convierte en objeto de publicidad. Este invento ya lo habían hecho los situacionistas al colocar morcillas revolucionarias en los comics de Flash Gordon. Ahora es la publicidad la que se sirve del mensaje crítico.

Lo que sucede es que el "mensaje crítico" es No a la guerra. Lo que coge al señor Rajoy, como siempre, con el paso cambiado. Dice el candidato a la presidencia del Gobierno que "el ejército no es una ONG" y que el Líbano es un país en guerra, de donde deduce que el señor Rodríguez Zapatero tiene que explicarse en sede parlamentaria. Puede ser; pero no se ve qué tenga que decir, salvo hacer ver al señor Rajoy que el intento de rescatar la metedura de pata (por decirlo campechanamente) del Irak invocando el Líbano no funciona, porque no hay modo de equiparar el ir a una guerra como combatiente (y encima agresor) a hacerlo como fuerza de interposición, dentro del marco de las Naciones Unidas. Decir que sí, que son equiparables e incluso iguales, convertiría al señor Rajoy en un furibundo anarquista. Y no es, creo, el caso. El ejército no es una ONG, desde luego, pero se puede emplear como si lo fuera, que siempre será mejor que emplearlo para matar.

El señor Rajoy, como la derecha en general, es bastante belicista; en cuanto puede reconquista el islote Perejil o se va a la guerra con Johnny cogió su fusil. No hay más que ver lo que planea para el debate sobre el estado de la Nación. Planea hablar de ETA para seguir castigando el flanco gubernativo, cosa más rentable que ponerse en plan estadista a buscar un consenso y no enfrentarse al Gobierno en "asuntos de Estado". Cuando se está en guerra, los "asuntos de Estado" no significan nada. Y, así, con espíritu castrense, el señor Rajoy que siempre está en guerra exige al señor Rodríguez Zapatero explique las negociaciones con ETA en versión saga-fuga de Gara. Y, a continuación, le exigirá de modo igualmente comninatorio que revele el contenido de las negociaciones con ETA y nunca más, Oh, Never More vuelva a negociar con semejante banda de criminales. Si yo fuera el señor Rodríguez Zapatero no contaría nada de las negociaciones ni me negaría a tener otras en caso de que se presentara una ocasión propicia. A ver si el señor Rajoy entiende que lo problemático, vituperable y absolutamente rechazable no es el hecho de negociar, sino el de ceder.

Un sitio al blog.

El País no figura en las mediciones de audiencia/difusión digitales que hacen la OJD y el EGM; no recuerdo si uno de ellos en concreto o quizá los dos. Hoy sale el periódico sin embargo con una noticia de que el grupo PRISA es el cuarto en audiencia en internet, lo que es muy para felicitarlo. Cuarto detrás de los grandes buscadores, como Yahoo! o Google. En el mercado "nacional". Hablar de "nacional" en internet carece de sentido, pero es un modo de ir haciendo comparaciones. En todos los capítulos de la medición, creo, va el grupo en cabeza, excepto en el acceso diario a El País.com en comparación con El Mundo.es. del que todavía le distancian 280.000 usuarios. Ya es curioso que la relación existente entre El País y El Mundo de papel se invierta en lo digital.

Da la impresión de que El País está pagando su tardanza en incorporarse a internet y en reconocer la importancia de la interactividad. Esa vieja y correosa maquinaria reacciona con dificultad. ¡Ahora, han creado hasta una base de blogs! Como si fuera una base de polaris. Y también han abierto dominio al periodismo bloguero. Hace bien. Lo que no sé es si no es una reacción equivocada. El País se abre al bloguerío, donde no hay respeto por nada, pero quiere hacerlo manteniendo su pretensión de elitismo. Y en la blogosfera, el elitismo...para nada. Son tiempos de turbamulta, ya se sabe.

Será interesante comprobar qué sucede en la próxima oleada que presente El País, quien ha puesto su medición en manos de Nielsen/Netratings, una empresa británica de certificación de audiencias que ofrece sus datos on line