divendres, 9 de març del 2007

Lo que queda de Franco.

Pues nada, que a Almería nos hemos venido, a dar una conferencia en la Facultad de Derecho por invitación de mi ilustre colega, Federico Fernández-Crehuet, sobre la "iconografía política del franquismo". Así que he pensado subir aquí el esqueleto básico de mi argumentación, por si fuera de interés para más gente.

Parto de la idea de que aquel interminable régimen puede dividirse en dos etapas, a imitación de lo que se hace con la dictadura de Primo de Rivera: una primera etapa que podría llamarse "militar" o de movilización (de 1939 a 1959) y una segunda, "civil" o de desarrollo (de 1959 a 1975). El régimen no varió en lo sustancial, aunque sí en lo accesorio o superficial, lo que permitió a algunxs autorxs hablar de una primera etapa "totalitaria" frente a una segunda "autoritaria". Lo dicho, en las formas, pero no en el fondo. En el fondo, el franquismo fue fiel a su estructura totalitaria y criminal hasta el último momento. Y la prueba la tenemos en los pilares o fuerzas en que se apoyó.

En la primera etapa "militar", las tres columnas del régimen fueron la Iglesia católica, el ejército y el partido único, la Falange. En la primera foto puede verse a Franco saludando brazo en alto junto a la jerarquía eclesiástica, todos ellos fascistas, en Santiago, en 1938. El sostén de la Iglesia que legitimó la guerra civil desencadenada por el dictador como una "cruzada" y se articuló como "nacionalcatolicismo" fue esencial en la pervivencia del régimen.

El segundo pilar, el ejército (y las fuerzas de represión, Guardia Cicil y policía política, bajo mando militar) impregnó de tal modo la vida nacional con el espíritu de disciplina cuartelaria de ordeno y mando que sus secuelas todavía se aprecian en las formas autoritarias de la sociedad española. En la foto un momento de los famosos "desfiles de la victoria", con los que el ejército conmemoraba su triunfo sobre otros españoles, con gran parafernalia simbólica y exaltación del Caudillo Franco.

El tercer pilar, la Falange, el partido único, era el centro de fabricación ideológica y justificación de la dictadura. En la imagen, una portada de la revista falangista Vértice, ilustrada por Sáenz de Tejada, artista oficial del movimiento. En ella se aprecia la bandera de la Falange junto a la rojigualda y las demás enseñas del fascismo europeo, entonces triunfante: Alemania, Italia y Portugal. El apoyo falangista era demasiado estridente, rezumaba fascismo, el propio Franco, aun siendo el Jefe Nacional la despreciaba y la verdad es que empezó a ceder pronto y ya en los años 50 pintaba poco. Pero, hasta entonces había formado parte de la mise en scène de la Dictadura.

A partir de 1959, después del restablecimiento de relaciones diplomáticas (1953 en adelante), el fin de la autarquía y las relaciones bilaterales con los EEUU, que instalaron bases militares en España, pues el ingreso del país en la OTAN era impensable, se produce la "normalización" española, se somete el país a los dictados del Banco Mundial, hay un plan de estabilización y comienzan los años del "desarrollo", que se ilustran muy bien con la foto del primer camión español, fabricado por Pegaso, el famoso "mofletes", símbolo, en cierto modo, del "despegue" económico que había de permitir la modernización de España. Por supuesto, aparte del plan de ajuste (la estabilización era eso), la acumulación de capital que había de permitir este desarrollo vino de la mano de los ingresos proporcionados por el turismo y las remesas de los emigrantes españoles en Europa pues, por entonces, España era un país subdesarrollado que exportaba mano de obra, más o menos como Marruecos hoy. Ese período de modernización y crecimiento vino propiciado por la sustitución de la Falange por el Opus Dei en los mecanismos decisorios del régimen. Su representante más típico fue Laureano López Rodó (uno de los tres "lópeces"; los otros dos nombres "providenciales" eran López Bravo y López de Letona), catedrático de Derecho Administrativo, Ministro Comisario General del Plan de Desarrollo y preceptor del entonces Príncipe de España, don Juan Carlos. Fue López Rodó, autor intelectual de las dos principales leyes que reorganizaban la administración del estado en 1957 y 1958, quien elaboró una curiosa teoría que trataba de legitimar a la dictadura como un "Estado de derecho...administrativo". En el fondo, una risa, pero que mostraba bien por dónde se pretendia caminar: disfrazar la dictadura militar bajo una manto de paternalismo civil, a ver si colaba el asunto y los europeos admitían a España en el Mercado Común, hoy flamante UE.

En ese mismo espíritu "aperturista", ya en los años 60, en mitad de la contestación universitaria a la dictadura, ésta trata de perpetuarse designando a un sucesor en la persona de don Juan Carlos, hoy Rey de españa. Con ello, Franco pensaba dejarlo todo "atado y bien atado" y, aunque no pudo atarlo todo, sí una buena porción. La prueba es que el Rey que él puso, ahí sigue, en La Zarzuela, como heredero real y sepulturero presunto de la Dictadura.

Ésta, la Dictadura, seguía contando con la adhesión inquebrantable del ejército y de la Iglesia, que se mantuvo fiel al dictador hasta el fin de sus días. En la foto puede verse a Franco entrando bajo palio en un templo ya hacia el término de su vida. La Falange había sido sustituida por el Opus Dei, una organización más discreta, nada folklórica y compuesta por gentes competentes en distintos aspectos de la administración del Estado que sigue ejerciendo un enorme poder en la España de hoy siempre en favor de las posiciones más retrógradas.

No obstante, la Falange aún mantuvo cierta influencia en el campo de la legitimación. La prueba es que se recurrió a ella para arbitrar la transición.Ésta estuvo a cargo de don Adolfo Suárez, por entonces un joven político ambicioso y amigo personal del Rey, que había sido y era falangista y como tal, con su camisa azul y chaqueta blanca, había tomado posesión de su cargo de Director General de televisión con Franco, bajo los auspicios de un prohombre del régimen, Fernando Herrero Tejedor, Secretario General del Movimiento y padre de Luis Herrero, actual eurodiputado del PP y periodista de la COPE. Ese es el momento que recoge la fotografía con un Franco valetudinario y un Suárez hecho un pincel falangista.

Esa presencia ubícua de Franco presidió y dominó toda la transición en la que se desató lo que se pudo desatar y se quedó atado lo que no fue posible desatar. Desde entonces, habiendo pasado más de treinta años, la pregunta de ¿qué queda de Franco? sigue teniendo muchas respuestas: quedan calles, plazas y topónimos diversos por toda la geografía urbana y rural española, quedan instituciones como el Tribunal de Orden Público, reconvertido hoy en Audiencia Nacional, queda el Concordato con la Santa Sede, transfigurado hoy en unos "Acuerdos" de 1979 tan inaceptables y oscurantistas como el famoso Concordato, quedan usos y tradiciones autoritarias, despóticos, caciquiles incrustados en la vida pública español, queda el principal partido de la oposición, el PP, fundado por un antiguo ministro franquista y que jamás ha condenado el franquismo. Queda la sombra alargada del dictador, enterrado en la basílica de Cuelgamuros (en la foto), como si fuera un ave de presa que amenazara con cernirse sobre este desgraciado país cuando en él comienza a florecer la libertad.

dijous, 8 de març del 2007

8 de marzo.

Hoy es el día internacional de la mujer trabajadora. Supongo que en todas partes habrá actos, reuniones, conmemoraciones, congresos, etc. El Gobierno ha celebrado uno muy vistoso, con mujeres africanas y presidido en algún momento por la Reina quien no me parece el ejemplo más cumplido de mujer trabajadora. Y en todos esos eventos, así como en los artículos, glosas, páginas web, blogs (como éste) nos ilustrarán sobre el origen de esta conmemoración, la muerte de las 146 mujeres de la fábrica textil de Nueva York en 1908 o la proclamación de la IIª Internacional en 1910. De modo que me lo ahorro.

Concentro mi adhesión al ocho de marzo en dos aspectos: la violencia contra las mujeres y las burlas machistas (sobre todo en la izquierda) de lo políticamente correcto en materia de feminismo. La violencia contra la mujeres es un mal permanente, universal y mucho más extendido de lo que nos gusta creer. Por eso el nombre de violencia doméstica no es adecuado. ¿Es violencia doméstica la trata de blancas? Más adecuado, entiendo, "violencia de género" porque es la que ejercen los hombres sobre las mujeres, sobre cualquier mujer: joven, niña o anciana y en todos los órdenes de la vida. Cualquier hombre, todos los hombres, llegado el caso, que se benefician de esa violencia estructural, permanente, dentro y fuera del matrimonio. Lo ilustro con un cuadro de Frida Kahlo que, si no es de los mejores suyos, sí es bastante explícito.

La otra cuestión confieso que es una especie de manía personal: ¿no se han encontrado nunca con algunx de esxs seudoizquierdistas que truena contra la corrección política en asuntos de mujeres o contra la discriminación positiva en nombre de la igualdad, pretendiendo que se dé por supuesta su solidaridad con las mujeres pero que, caramba, ya está hasta las narices de la "cursilería" de lo políticamente correcto de decir, por ejemplo, "todos y todas"? Ni que decir tiene que la única alternativa a no incurrir en la cursilería del "todos y todas" es seguir con el "todos", es decir, perpetuar el machismo. Me recuerdan esos racistas que empiezan siempre sus observaciones con un "no soy racista, pero..."

Los ataques "izquierdistas" a la discriminación positiva en nombre de la igualdad "bien entendida" o de la independencia de la "verdadera mujer", compartidos muchas veces por algunas mujeres cipayas aun me parecen más indignantes. Y, si no lo creen, hagan una prueba: vayan a cualquier reunión de las izquierdas más bien tradicionales y dejen caer eso de que la discriminación positiva es un ataque a la auténtica independencia de las mujeres y con el que no se les hace un favor. Verán qué éxito tienen y cómo lxs aplauden.

La estrategia del espejo.

Conocemos con ese nombre de "estrategia del espejo" el curioso recurso de la derecha de rasgarse las vestiduras y acusar a grandes gritos al adversario de hacer lo que hace ella sistemáticamente. Se entiende muy bien porque es un mecanismo defensivo bastante elemental. Es como si un ladrón en unos grandes almacenes gritara a todo pulmón "¡al ladrón!", señalando a otrx con el fin de desviar la atención de su persona. Además de elemental, el mecanismo es irritante porque presupone siempre que lxs demás son idiotas.

El señor Rajoy borda esta estrategia con una cara dura de hormigón. Cualquiera pudo ver y oír ayer a los senadores del PP comportarse durante toda la intervención del presidente del Gobierno como un atajo de abroncadores, rebuznando sin parar, armando un alboroto indescriptible que no dejaba escuchar al interviniente. Cualquiera pudo oír al presidente de la Cámara llamando la atención a los gamberros del PP una y otra vez. Está registrado en todas partes. Se puede ver en los videos. Bueno, pues a media mañana sale el señor Rajoy de visita en Teruel acusando al señor Zapatero de ser un hooligan. Dejando aparte el hecho de que debiera aprender a hablar en español (él que tan orgulloso dice estar de serlo), lengua que ya tiene el vocablo de gamberro para estos menesteres, y dejando también aparte la suficiencia y la altanería con que pretende dar lecciones de cómo se comporta un presidente del Gobierno en estas u otras circunstancias, él, que no lo ha sido nunca y, a este paso, no lo será jamás; dejando todo esto aparte, digo, el señor Rajoy ¿no tiene oídos ni ojos para ver que los únicos hooligans que hay aquí son los senadores -o diputados, da igual- de su partido cada vez que les dan la orden de rebuznar?

(La ilustración es un pastel de James Ensor, llamado "Espejo con esqueleto").

El documental de la Sexta.

El próximo domingo, 11 de marzo, hará 3 años del atentado de Atocha. En buena medida, por ello convoca el PP la manifa del sábado 10 (esa sin banderas ni pancartas, para que no se advierta la cantidad de fascistas que llevan en sus filas), a ver si consigue que el día 11 sólo se hable de su manifa, la enésima contra el Gobierno, y no del bárbaro atentado que tuvo lugar en España cuando él gobernaba y lo hacía con la incompetencia que quedó varias veces (no sólo en Atocha) en evidencia.

No lo conseguirá. Me sumo a la difusión de la noticia, que recibí ayer por e-mail (gracias, Pilar), de que el domingo 11 de marzo, a las 23:15, la Sexta emitirá un documental sobre el 11-M, con una visión nueva de qué pasó aquel día y qué respuesta tuvo en la calle el asombroso gesto del Gobierno de intentar endosarle la culpa a ETA y de engañar en masa a los españoles, con el señor Acebes llamando "miserables" a quienes no se tragaran sus trolas, insulto por el que aún no ha pedido perdón, por cierto. Los "miserables" de entonces dejaron claro que el único "miserable" era y es el señor Acebes.

Será interesante ver ese documental y me permito recoméndarselo al señor Rajoy porque lo que hubo esos días en las calles de Madrid fue, precisamente, una "rebelión cívica" espontánea contra un gobierno de embusterxs. Algo que el señor Rajoy jamás conseguirá por más que se empeñe a base de mover la bolsa y la organización de su partido. Porque hay causas y causas, y gentes y gentes.


dimecres, 7 de març del 2007

Sin banderas.

Lo que servidor se maliciaba en el post de ayer ha pasado. Como lxs del PP no se fían de las banderas e insignias que lleven sus gentes a la manifa que tienen convocada para el sábado, porque aparecerán las franquistas, las de la Falange y la tradicionalista, han decidido tirar por la calle del medio y decir que en la manifa no habrá banderas. Y, como también tienen miedo a las pancartas que lleven sus seguidores porque puede aparecer algún zumbao con un letrero que diga, por ejemplo, "Zapatero = Belcebú" han decidido que no banderas y no pancartas. No sé si los fascistas y los franquistas aceptarán tanta prohibición, pero está clara la intencionalidad de los jefes del PP: que vengan todxs a la manifa, esto es, fascistas, racistas, meapilas, guerrilleros de Cristo Rey y otros grupos de energúmenos, pero que no traigan sus enseñas. Que se manifiesten y callen que, para hablar ya está el señor Rajoy. ¿Que les parece?

Pero hay un puntito en esa idílica decisión táctica de la derecha en el que no me parece que haya caído nadie. Veamos: ¿no son estxs lxs que decían que estaban orgullosxs de la bandera rojigualda, común, en principio, a todos lxs españolxs? ¿No respondían a la crítica de la izquierda, que les afeaba el uso partidista de los símbolos comunes, diciendo que se animaran a hacer lo mismo y poniendo en duda su patriotismo porque en sus manifas no hubiera banderas nacionales? Desde luego que son. Son lxs mismxs que, sin embargo, han decidido sacrificar la bandera española, de la que tan orgullosxs se sienten, a la conveniencia de que no aparezcan banderas fascistas.

Es decir, venden la bandera por un puñado de votos. Esa es exactamente la medida de su "patriotismo".

La muerte del filósofo.

La muerte de Jean Baudrillard cierra el ciclo que se abrió con la revolución de mayo del 68, de la que él fue uno de los principales inspiradores. Su pionero Sistema de los objetos, que es una crítica de la sociedad de consumo, articulada en términos marxistas, pero yendo ya más allá del marxismo, ve el consumo de objetos como el fundamento mismo de las relaciones sociales en el capitalismo. El consumidor es el ser social por excelencia, hedonista y acomodaticio. El consumo jerarquiza las relaciones sociales, de forma que los individuos ya no se clasifican por lo que producen (o como lo producen) si no por lo que consumen. Se entiende que la famosa consigna de mayo del 68, Cache-toi, objet! (¡escóndete, objeto!) era una consigan baudrillardiana, por así decirlo.

Esta importancia del consumo de los objetos para el análisis de las relaciones sociales lo llevó en la Crítica de la Economía política del signo a hacer un replanteamiento de la concepción clásica y también marxista del valor, completando las dos clases tradicionales de "valor de uso" y "valor de cambio", ya inadecuadas para la complejidad contemporánea con otras dos, el "valor simbólico" (que reaparece en su obra El intercambio simbólico y la muerte), el valor de los objetos que determinan la posición social del sujeto (un coche Mercedes, un chalet en La Moraleja) y el "valor-signo", que es el que determina el valor del objeto en relación con otros objetos. Una clasificación feliz que se ha extendido mucho y se ha aplicado a supuestos muy dispares.

Todo esto suena a la Sociedad del espectáculo, obra publicada en 1967 por Guy Debord, decisiva también en los acontecimientos de mayo del 68 y que influyó mucho en Baudrillard, animándolo finalmente a un ajuste de cuentas con el marxismo en El espejo de la producción donde sostiene que la vieja crítica marxista a la economía política debe dejar paso a la crítica de la economía política del signo. El marxismo no puede dar cuenta de la práctica social "total"; eso sólo puede hacerlo la crítica que él propone y que afecta al conjunto de la sociedad, con independencia de las clases.

Baudrillard es un francotirador, que no solamente se enfrenta críticamente al marxismo, sino también al estructuralismo, del que procedía, a Foucault, a quien se opone radicalmente, a Kant, al modernismo y al posmodernismo. En algún sitio leí que lo calificaban como "el David Bowie de la flosofía". Y, en verdad, tampoco es solamente filósofo, sino sociólogo, comentarista político, teórico del arte (aunque él gustaba de decir que no), fotógrafo de éxito y hasta "sátrapa" del Colegio de Patafísica, al que accedió en 2001.

Todos sus hallazgos, muchos, muy variados (simulacros, virilidad, transpolítica, la histeria de la producción, etc), han servido para elaboraciones de pensadores y creadores de los más diversos campos y reaparecen donde menos se lo espera uno. El otro día, cuando el señor Otegi hablaba de querer "seducir" a los ciudadanos democráticamente, no podía evitar acordarme de la seducción de los objetos de Baudrillard. Toda esta máquina conceptual, que no conforma un sistema, aunque la palabra aparezca en alguna de sus obras de juventud, toma forma en buena medida en su concepto de la hiperrealidad, condición básica de la sociedad posmoderna esto es, aquel ámbito en que se ingresa cuando la conciencia ya no es capaz de distinguir la realidad de la fantasía y todo se hace simulacro. Su ensayo Simulacro y simulaciones (con su famosa cita del Eclesiastés) arranca de la fantasía poética de Borges El rigor de la ciencia, en el que los cartógrafos del Emperador alzan un mapa del Imperio que coincide exactamente con él pero luego acaba pudriéndose en jirones. Y dice Baudrillard:

"La abstracción hoy no es ya la del mapa, el doble, el espejo o el concepto. La simulación no es ya la de un territorio, una existencia referencial o una sustancia. Se trata de la generación de modelos de algo real que no tiene origen ni realidad: un "hiperreal".El territorio ya no precede al mapa, ni lo sobrevive. De aquí en adelante, es el mapa el que precede al territorio, es el mapa el que engendra el territorio; y si reviviéramos la fábula hoy, serían las tiras de territorio las que lentamente se pudren a lo largo del mapa."
Esta especie de negacionismo, de nihilismo, lo trasladaría luego a sus juicios y análisis sobre la realidad política del tiempo, cosechando aluviones de críticas. De la primera guerra del Golfo, Baudrillard, muy coherente con sus concepciones sobre la hiperrealidad, ("si la sociedad de consumo no produce ya mitos es porque ella misma es su propio mito"), tenía que decir que "no había tenido lugar". No en el sentido en que Jean Giroudoux había supuesto que la guerra de Troya "no tendrá lugar", sino en el de un fenómeno hiperreal dado que, como tal guerra, no fue la continuación de la política por otros medios, según la fórmula de Clausewitz, sino la continuación de la falta de política por otros medios. Más polémica y más criticada fue se caracterización del atentado del 11-S en Nueva York como el "acontecimiento absoluto" y como la muestra del rechazo a la globalización y no del choque de las civilizaciones, que es la tesis oficial.

Tengo una especial simpatía por Baudrillard (como muchísima más gente), por su audacia conceptual, sus juegos de palabras, su aversión a los famosos grandes relatos, su amor por la paradoja, la penetración de su análisis; y siento fascinación por su escrito de habilitación L'autre par lui même. A la derecha, una de sus fotos. Baudrillard tiene un sentido especial para la imagen. Es muy significativo su juicio sobre Andy Warhol: con él ha dado comienzo la modernidad y nos ha librado de la estética y del arte.

Jean Baudrillard, un filósofo especial, perfectamente integrado en la tradición intelectual francesa, crítico del positivismo científico (objeto de los ataques de Sokal, que lo acusa de no comprender aspectos elementales de la física), esteta y pensador de suma originalidad. Ya no está aquí, pero sus simulacros están por doquiera.

dimarts, 6 de març del 2007

Otra manifa sabatina.

En los mentideros de la Villa se dice que en la sede del PP están lxs estrategas nerviosxs por las últimas reapariciones de la simbología fascista y franquista. Pues, sí, tienen un problema. Lo lógico sería que el partido hiciese saber en público que no se tolerará simbología de ese tenor en la manifa que el señor Rajoy ha hecho cosa suya, piedra talismán de su firme caudillaje, afirmando que es la primera que convoca el PP. Las otras también las convocó el PP, aunque por persona interpuesta como el Foro de Ermua, la Asociación de Víctimas del Terrorismo o la Fundación para la Defensa de la Nación Española, todas ellas organizaciones del mundo del PP. Pero, si se prohibe taxativamente la simbología fascista y franquista, sus seguidorxs dejarán de votarlo y, como están las cosas, no es caso de andar por ahí desperdiciando votos. Así que lo que Rajoy quiere con estos energúmenos es que lo voten, pero que no se hagan notar mucho y menos en las manifas, que luego vienen los periodistas y hacen fotos que cantan La Traviata. Cosa difícil de decir a la gente.

Por lo demás, hay que ver qué manifestonitis padece la derecha. Es un sarpullido mitinero. Unas gentes que abominaban de la reyerta callejera por creerla propia de gañanes se ha convertido en adicta al asfalto, como si viviera su mayo del 68. Sarkozy dice que, si gana, acabará con el espíritu soixantehuitard y los de aquí no andan con el adoquín en la mano porque ya no hay adoquines... en el pavimento. El señor Rajoy quiere acaudillar una rebelión cívica en contra del Gobierno de vendepatrias que detenta el poder en España, en el sentido prístino del verbo detentar. Tiene un morro que se lo pisa, cuando resulta que su gobierno excarceló, acercó, privilegió, hizo arrumacos y hasta la pelota a muchxs más etarras que el PSOE haya hecho, hace o hará.

Quien quiera conocer una cuantificación cumplida de los presos excarcelados, acercados al País Vasco y liberados, todos ellos etarras, durante el Gobierno de PP y que me ha hecho llegar una amiga (gracias, Carmen) que pinche aquí. Hay quien dice que el Gobierno debiera ocuparse menos de lo que hizo o no hizo el Gobierno anterior y más de lo que hace él. Una proposición a la que se puede dar la vuelta sin problema pues habrá quien diga que la oposición debiera ocuparse menos de frenesí del presente y más de lo que hizo ella misma en el pasado. Son puntos de vista.


El juicio de los moritos.

Ha terminado la fase de los imputados y comienza ahora otra que se prevé prolongada, la de los testigos. Los imputados han declarado, o han declarado que no declaraban o que sólo a preguntas de su abogado que es como hacer trampas al solitario. De todas formas, ETA no ha aparecido por parte alguna. Ni entre los moritos, ni traficando con drogas, ni jugueteando con explosivos. Nada, ni una esperanzadora sospecha, ni una sombra ni una duda. Cero ETA. La única vez que se mencionó el nombre de la organización fue en un dudoso intento de colar una prueba en el turno de uno de los abogados de la defensa.

A la vista está que la absurda patraña de atribuir el atentado del 11-M a ETA no ha funcionado. En realidad, lo curioso de esta fábula no es que se dé, pues la radio que la ampara es pionera en la idea de fabricarse la realidad y llegar con la fábrica al más pequeño rincón; lo curioso es el ánimo que la envuelve, el espíritu con que se hace. No se trata de pronunciarse de modo sincero y constructivo sobre lo que hay o de averiguar lo que realmente pasó, sino de construir una interpretación de la realidad que coincida con los intereses electorales del partido que pretenda imponerla y de vaticinar desgracias en el caso de que no se compartan sus puntosd e vista.

La segunda parte de la estrategia se dará ahora. Visto que no es posible probar lo improbable y que, al margen, nunca descartable, de que no se comentan tonterías, el cuento de ETA está liquidado, comenzará una fase de deslegitimación del proceso y de su resultado, una fase de sembrar dudas sobre la justicia, etc. Forma parte de la estrategia del PP, consistente en deslegitimar el funcionamiento de las instituciones del Estado del derecho, tanto cuando está en el poder como cuando está en la oposición. Es su contribución al funcionamiento de ese mismo Estado de derecho.

dilluns, 5 de març del 2007

El Anticristo.

A lo largo de su mandato han llamado muchas cosas a Zapatero, lo han insultado de mil formas: Bambi, incompetente, bobo solemne, terrorista, cobarde, Mr. Bean; y le han atribuido las más vergonzosas condiciones: genuflexo, rendido ante ETA, dispuesto desmembrar España, a traicionar a las víctimas...Creía uno que no le había quedado un hueso sano. Pero hasta ahora no había visto ni oído a nadie llamarlo el Anticristo. Bien claro está en el cartel que porta alguien en la manifa de Lorca, Murcia y que saco del 20 minutos.

Venían existiendo dudas acerca de qué forma tomaría este siniestro personaje. Cristo avisa en los Evangelios en contra de los que han de venir pretendiendo suplantarlo, de los falsos Mesías, pero no da mayores precisiones. Con todo no podía ser el caso del presidente del Gobierno, pues no solamente no se hace pasar por Mesías alguno, sino que, como todo el mundo sabe, pretende eliminar la religión de las escuelas. Pero, precisamente por eso, a lo mejor el apelativo se refiere a la versión que identifica al Anticristo con una de las figuras satánicas, la Bestia del Apocalipsis, cuyo número es el 666. ZP convertido en la Bestia.

Estos "neocons" lo mezclan todo, en especial la política con la religión y, como ambas son empeños que mueven muchas pasiones, nada de extraño que algunxs alucinen. Al fin y al cabo, también los EEUU están presididos por alguien que dice hablar con Dios. El señor Bush ha asegurado en público en alguna ocasión que fue Dios quien le ordenó invadir el Irak. Bush oficiando la guerra de Dios con ayuda de sus acólitos Blair y Aznar. Es decir, en este momento en el mundo coexisten dos figuras de trascendencia religiosa, el señor Bush que, por lo menos es caudillo del pueblo elegido, si no el mismo Mesias, a juzgar por lo que dice, y el señor Rodríguez Zapatero, el Anticristo, la Bestia. Ahora se entiende todo mejor: que el señor Rodríguez Zapatero no se levantara al paso de la bandera estadounidense y que sacara a las tropas españolas del Irak, desertando del ejército de Dios. No se sabe a qué espera el señor Bush para fulminar con un rayo al íncubo que abusa de la infeliz España.

(En el grabado de la derecha, "Combate final entre Dios y el Anticristo", de Durero).

A fuerza de leer juicios despectivos sobre el señor Rodríguez Zapatero había acabado uno por hacerlo un poquito de menos. Cuando tanta gente que tanto sabe pone sistemáticamente en solfa la capacidad intelectual y la integridad moral del presidente del Gobierno, acaba uno pensando que algo de razón llevará y que el señor Rodríguez Zapatero es un don Nadie, un cantamañanas al que la fortuna puso donde no le corresponde y al que vienen grande la responsabilidad y el cargo.

Y de pronto ve uno que lo llaman "Anticristo". Pues no será tan cantamañanas, porque Satán y sus amigos pueden ser cualquier cosa menos nulidades. Al contrario, el apelativo parece configurarlo como un Dios anticristiano, ese que, según Nietzsche conoce "la ira, la venganza, la envidia, el orgullo, la astucia y la violencia", un dios que también sabe de "los ardores de la victoria y de la aniquilación" al que rechazan los pueblos cuando entran en decadencia, pretendiendo sustituirlos por un Dios "moralizante" (El Anticristo, 16)

El apelativo es tan sorprendente que uno queda pensando si puede considerarse como un insulto o un injuria, susceptibles de ser conocidos por los tribunales. Y creo que no. Que lo llamen a uno "Anticristo" es algo desmesurado; y, según quién lo haga, una honra.

En recuerdo de Rachel Corrie.

Hace unos meses, una amiga me enviaba una presentación en pwp sobre el asesinato de Rachel Corrie (gracias, Amalia). En su momento me impresionó mucho y traté de ponerla en el blog, pero no sabía cómo. Así que me la guardé hasta aprender a colgarla. Ahora que sé cómo funciona Picasa de Google, la comparto con quien quiera verla. Basta con pinchar dos veces sobre la imagen para ver todas las diapos que, además, se pueden abrir como galería de imagen. Lo que se cuenta en la presentación es la historia de Rachel Corrie, una joven voluntaria estadounidense que fue a Palestina con ánimo de impedir que los bulldozers del ejército israelí arrasaran las viviendas de los palestinos y que muere aplastada por uno de ellos, ante el cual se había puesto valientemente para impedir que avanzara. Es una presentación dura de ver y, al mismo tiempo, una lección de grandeza moral o de cómo queda gente que muere por su ideas.

Muchas veces se ha criticado el egoísmo y el hedonismo de las nuevas generaciones. Pues ahí tienen Vds. el caso de una joven altruista, alguien que rompe la generalizada convicción de que toda acción humana esté movida por el egoísmo.